Carmen Curquejo Otero

Intervención. Segundo parcial.

TEMA 2. INTERVENCIÓN EN SITUACIONES DE RIESGO Y MALTRATO

INFANTIL

1. Caracterización del maltrato infantil.

-Las necesidades infantiles-

Las podemos clasificar en cuatro ámbitos:

- Necesidades biológicas: Aquellas que garantizan el desarrollo físico.

Alimentación, higiene, sueño, etc.
- Necesidades cognitivas: Aquellas que facilitan el conocimiento del entorno y los
mecanismos de comunicación que se consiguen a través de la realidad física y
social y la estimulación sensorial.
- Necesidades emocionales: Comprenden los elementos que facilitan la
elaboración de estrategias de expresión y compresión. Sentirse querido,
valorado, etc.
- Necesidades sociales: todas las conductas relacionadas con la interacción con los
demás.

Se cubren sobre todo en el seno familiar, pero también en la escuela, centros de ocio,
etc. El tener estas necesidades cubiertas, proporciona en el menor seguridad y bienestar.

-Qué entendemos por maltrato-

El maltrato infantil es toda acción, omisión o trato negligente, no accidental, que prive
al niño de sus derechos o de su bienestar, que amenace su desarrollo físico, psíquico o
social ordenado o interfiera en él, y cuyos autores pueden ser personas, instituciones o la
propia sociedad.

Hay tres hechos susceptibles de causar maltrato: la acción, la omisión o el trato

negligente (desatención). Dos condiciones que determinarán la existencia de maltrato:
priven al menor de sus derechos y bienestar y amenacen su desarrollo físico, psíquico,
etc. Y por último, unos causantes o autores: las personas, instituciones o la sociedad en
general.

-Tipos de maltrato-

- Maltrato físico: Acciones voluntarias y no accidentales que provoquen o puedan

provocar lesiones o daño físico al menor, o derivar en ellos.
- Negligencia y abandono: Se produce cuando no se atienden las necesidades
básicas del menor, ni los deberes de guarda y protección, ni los cuidados que el
menor requiere, ya sea de forma temporal o permanente.
- Maltrato emocional y psicológico: Aquellas actuaciones que provoquen en el
menor sentimientos negativos hacia su propia persona, con lo cual se mina su
autoestima y se le pueden ocasionar daños psicológicos.
- Abuso sexual: Se produce cuando una persona adulta utiliza a un menor para
estimularse o gratificarse sexualmente. En estos casos siempre se produce una
situación de superioridad física o psíquica. Se puede dar de tres formas: ausencia
de contacto (voyeurismo, pornografía, etc.); contacto sin penetración;
penetración.

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- Explotación laboral e inducción a la mendicidad: se utilizan niños para obtener
beneficios económicos de su trabajo, a menudo en la venta ambulante, o bien a
través de la mendicidad.

2. Causas y efectos del maltrato.

-Factores de riesgo-

Son una serie de condiciones que aumentan la probabilidad de que se produzca un

maltrato:

- Derivados de la propia familia: suelen ser los más evidentes. Destacamos los
siguientes:
 Desestructuración familiar, falta de afecto, hijos no deseados, etc.
 Situaciones de ludopatía, alcoholismo y drogadicciones.
 Déficit de habilidades parentales.
 Déficit de habilidades sociales.
 Trastornos psicosomáticos o emocionales.
- Los individuales del niño o niña: tener alguna discapacidad, algún defecto
congénito o enfermedad crónico, problemas de conducta, etc. Se asocian a dos
hechos:
 Derivados de la incapacidad de los menores de cumplir con las
expectativas que su familia se había creado con ellos.
 Los derivados de la atención y cuidados que requieren, que suelen ser
mayores que los de niños sin discapacidad ni problemas específicos.
- Factores socioculturales:
 Relacionados con el entorno social: pobreza, desempleo o inestabilidad
laboral.
 Relacionados con los hábitos sociales.

-Factores de protección-

Son unas condiciones que reducen o atenúan la posibilidad de que se produzca el

maltrato. Distinguimos dos grandes grupos:

- Individuales: gozar de buena salud, tener sistemas de creencias y valores que

contribuya a afrontar con entereza las situaciones negativas, tener buena
autoestima, etc.
 Capacidad de resiliencia: superar circunstancias difíciles gracias a sus
cualidades mentales, de conducta y de adaptación.
 Capacidad de empoderamiento: las personas ganan confianza, los
recursos y la fuerza necesaria para tomar sus decisiones y controlar su
propia vida.
- Contextuales: disponer de relaciones familiares consistentes o, también, de una
red de apoyo social, amplia y favorable, con la que se pueda contar.

-Consecuencias del maltrato-

- Reacciones de victimización: manifestaciones que aparecen como consecuencia

directa de los episodios traumáticos: síndrome de estrés postraumático,
trastornos en el desarrollo, distorsiones cognitivas, emociones negativas, etc.
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- Reacciones de acomodación y adaptación: mecanismos que los niños suelen
activar para lograr cierto sentimiento de seguridad o para disminuir los efectos
dolorosos de la victimización.
- Secuelas interiorizadas: afectan al mundo interior del individuo como son
efectos postraumáticos, distorsiones cognitivas, alteraciones emocionales o
trastornos en la propia percepción.
- Secuelas psicosociales o exteriorizadas: interfieren en la relación con otras
personas, como la desconfianza hacia los demás, temor hacia las figuras de
autoridad, trastornos en los vínculos de intimidad, trastornos en la sexualidad,
agresividad y conflictividad en las relaciones, conductas evitativas, etc.

3. Intervención en situaciones de maltrato.

El conocimiento o la detección de situaciones de maltrato activa una serie de protocolos

o procedimientos de actuación que es imprescindible conocer y aplicar cuando se den
las circunstancias previstas en dicho protocolo. Estos protocolos están destinados a
garantizar la protección del menor y la satisfacción de las necesidades que no tiene
cubierta.

Se agrupan en cinco fases:

- Detección del maltrato.

- Notificación del maltrato.
- Valoración y diagnóstico de la situación.
- Actuaciones.
- Evaluación y seguimiento.

4. Detección y notificación del maltrato.

El maltrato generalmente se produce en la privacidad, por lo que es muy complicado

detectar al no observarse directamente. Todos los elementos que nos alerten de un
posible maltrato se pueden concretar de una manera precisa en unos indicadores que nos
ayudarán a detectar indicios de este tipo de situaciones.

A la detección de indicios o situaciones claras de maltrato la seguirá la notificación o

comunicación de la situación observada a los servicios sociales de atención a la
infancia. Se suelen seguir estos cauces:

- Ante casos graves y no urgentes: se notifica a los servicios sociales básicos para
que hagan una valoración más profunda de la situación.
- Ante situaciones graves y urgentes: se notificará a los servicios sociales
especializados en atención a la infancia. Si son situaciones muy evidentes, se
avisa directamente a la policía o se presenta una denuncia en el juzgado de la
zona.

La notificación se efectúa mediante una hoja de notificación de riesgo y maltrato

infantil.

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5. Valoración y diagnóstico.

Se realizan las siguientes valoraciones por parte de los equipos especializados en la

atención a la infancia:

- Veracidad de la notificación.
- Existencia de riesgo de maltrato.
- Causas o factores de riesgo que originaron la situación.
- Grado en el que están cubiertas las necesidades básicas.

Niveles en función del daño que la situación puede provocar a la víctima:

- Riesgo leve: las pautas educativas de cuidados y relación familiar no son las más
adecuadas, pero no suponen un riesgo inminente.
- Riesgo moderado: En alguna o varias áreas se da un nivel de desprotección
amplio y persistente que pueden provocar un daño significativo para la
integridad de la víctima.
- Riesgo grave: Se entra en una desprotección generalizada que amenaza con
convertirse en una situación de alta probabilidad de daños físicos, psicosociales
o emocionales.
- Desamparo: supone la imposibilidad temporal o definitiva de la familia para
garantizar la protección del menor y atender sus necesidades básicas.

Se determina el nivel de riesgo a partir de un análisis de la historia de la víctima, de un

examen médico y psicológicos y de la valoración de la red social.

6. Actuaciones.

El plan de intervención es el documento que recoge las actuaciones que se pondrán en

práctica para atender adecuadamente los requerimientos del menor. Los principios sobre
los que parte la planificación y ejecución son los siguientes:

- Partir del principio del interés prioritario del menor.

- Considerarle como una persona en su totalidad.
- Coordinación con un equipo de profesionales.

Las líneas de actuación estarán orientadas a incidir en estas variables:

- Controlar y disminuir los factores de riesgo.

- Favorecer y reforzar los factores de protección.
- Reparar o atenuar daños.

-Mantenimiento al menor en su núcleo familiar-

Se busca siempre que el menor continúe con su núcleo familiar, aunque manteniendo el
control de la situación. Algunas de las actuaciones son:

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- Programas de prevención: destinados a todas las familias en general, pero de
manera especial a las más vulnerables.
- Programas de capacitación en habilidades parentales.
- Terapia familiar.
- Mediación familiar.

-Separando al menor de su núcleo familiar-

Si el nivel de riesgo es más alto, puede decidirse la separación transitoria, con la doble
finalidad de proteger al menor y mejorar las condiciones de la familia para cumplir su
rol parental. Se opta por recursos de acogimiento familiar o residencial en alguna de
estas modalidades:

- Atención familiar simple en familia extensa. Se confía la guarda del menor, de

forma temporal, a algún familiar de la familia extensa.
- Acogimiento familiar simple o indefinido: el menor pasa a convivir con una
familia preparada para ello.
- Acogimiento preadoptivo: se aplica cuando los padres biológicos del menor
quedan imposibilitados para poder ejercer la potestad. Es la medida previa a la
adopción.
- Atención en un centro de acogida o residencial. Pasa a residir en una institución
con otros menores en situación semejante.
- Adopción: por medio de una decisión judicial, se crea entre adoptante y
adoptado un vínculo de filiación. Es irrevocable una vez instituida.
- Pisos tutelados.

7. Evaluación y seguimiento.

La evaluación es un componente esencial en todas las fases de intervención, pues las

decisiones que se toman están directamente relacionadas con las situaciones que se van
produciendo y estas avanzan o retroceden en función de múltiples factores.

Se lleva a cabo en los momentos siguientes:

- Una primera evaluación, tras la notificación. Actuación rápida que sirve para la
toma de decisiones sobre la activación de medidas de urgencia, la derivación a
servicios sociales o la desestimación.
- Una segunda evaluación, durante el proceso de valoración y diagnóstico,
destinada a:
 Identificar factores individuales, familiares y sociales.
 Identificar los recursos de la familia.
 Valorar las consecuencias físicas, psicológicas o emocionales y sociales
de la desprotección.
 Determinar las necesidades de la víctima para orientar la intervención.
- Evaluación continua, orientada a dos frentes:
 Valorar la evolución de la dinámica familiar.
 Valorar la evolución de la víctima del maltrato.
- Evaluación de los resultados de las medidas adoptadas.
- Seguimiento, tanto en el transcurso como con posterioridad.

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Con la evaluación se comprobará si se ha reconducido la situación a partir de las

siguientes variables:

- En qué medida los factores de riesgo se han reducido.

- En qué medida los factores de protección se han reforzado.
- En qué medida las consecuencias de la desprotección sobre la víctima se han
atenuado.

Si los cambios están bien encaminados, se reforzarán y se seguirá avanzando con

nuevos objetivos. Si no se han alcanzado, se analizarán las razones y se buscarán nuevas
estrategias o medidas de protección, siempre partiendo del interés del menor.