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ANTIPSIQUIATRÍA Y ANTIDIAGNÓSTICO

PSIC. MOHAMED ARCE MUÑOZ

“Soy una loca fabricada”

Madame C., hospitalizada por doce años

De la necesidad del orden han nacido todas las clasificaciones.


Levi-Strauss dijo: “Toda clasificación es superior al caos”.
Establecer un diagnóstico es reconocer y nombrar una enfermedad para determinar, si es
posible, las causas, el pronóstico y el tratamiento.
Sydenham dice: “Los síntomas son a las enfermedades lo que las hojas y troncos a las
plantas”.
En la “Nosografía filosófica”, Pinel menciona que la neurosis consiste en lesiones del
sentimiento.
En la medicina el síntoma se convirtió en el signo.
El síntoma psiquiátrico, la perturbación mental, es eminentemente cambiante; varía según
las épocas, las culturas y el momento de la historia del sujeto.
Cuando un servicio es etiquetado como psiquiátrico, ¿qué otra cosa pueden ser los que ahí
permanecen sino enfermos mentales?
La etimología de la palabra “psicopatología” se entiende como enfermedad psicológica. El
ejemplo más relevante de aportación al terreno de la conceptualización de las llamadas
enfermedades lo tenemos en Thomas Szasz, quien aclara el error de tipificación en que se
incurre al considerar como enfermedad algo que no lo es, lo cual se podría entender de la
siguiente manera: una enfermedad es algo patente y tangible en el organismo de las
personas, y por lo tanto se tiene que proceder en su cura para remediar la situación
indeseable, pero qué sucede cuando los “expertos” pretenden encontrar enfermedades
nerviosas o psicológicas; simplemente incurren en un error de tipificación lógica porque lo
psicológico se manifiesta a través del comportamiento y no hay manera de evidenciar
físicamente un comportamiento insano o enfermo, en todo caso se podría hablar de
enfermedades de tipo viral, bacteriana, por parásitos o atrofias del cerebro debido a
lesiones.
Thomas Szasz explica que la anormalidad es la consecuencia de la manera como algunas
personas intentan enfrentarse con nuestra sociedad (problemas del vivir).
El modelo médico manifiesta la conducta anormal, como sinónimo de enfermedad. Se basa
en cuestiones médicas, hay que revisar y analizar su aplicabilidad a la Psicología clínica
antes de casarse con él. El modelo médico tiene la siguiente secuencia: etiología,
diagnóstico, pronóstico, tratamiento y cura.
Casos
En 1973 el Psicólogo David Rosehan y un equipo de colaboradores deciden, como parte de
un diseño experimental, hacerse pasar por “enfermos mentales” para ingresar al hospital, lo
único que hacían era decir que escuchaban voces. Todos fueron diagnosticados como
esquizofrénicos, a pesar de que en la entrevista narraban hechos de su vida. Dentro del
hospital tomaban notas de lo observado y sorprendentemente los únicos que lo notaron
fueron los internos. Esto demostró la fragilidad y desconfianza que hay que tenerle a este
modelo.

A un servicio de medicina llegó una joven que salía del servicio de locos peligrosos, la
división Henri-Colin, del hospital de Villejuif, en Inglaterra, donde había permanecido
varios meses. Su peligrosidad estaba ampliamente comprobada por la observación y los
certificados médicos con los que la trasladaron. De todo esto no se informó al cuerpo de
médicos y enfermeros que cuidarían a la joven. La paciente pudo permanecer ahí largo
tiempo sin el menor incidente. Las autoridades del nuevo hospital pensaron que si hubieran
informado a los médicos y enfermeras de esta condición de la joven, ella se habría
convertido nuevamente en su diagnóstico.

Allí, donde la Psiquiatría no existe, la locura no es enfermedad, sólo una desviación de las
normas.
En los Mundugumor, estudiados por Margared Mead, en 1935, el loco es aquel que carece
de agresividad y que se rehúsa a cortar cabezas. En la Edad Media, algunos locos eran
arrojados de las ciudades, las brujas quemadas, los poseídos exorcizados; pero el “loco en
Dios”, portador de verdad y milagros, era halagado y respetado.
La agresividad de los unos es admitida, pero no la de otros. La prensa también ha decidido
quien está loco y quien no.
Felizmente, cada época ve nacer ciertos individuos poco preocupados por estos criterios,
capaces de impugnar las verdades establecidas, de desafiar las normas y rehusar la
conformidad, hablamos de estos desviados que son los sabios, filósofos y artistas de toda
clase, de los que un gran número han sido o podían haber sido clasificados en alguna
especie de locura.
Sólo el Psiquiatra parece beneficiarse del diagnóstico que él ha establecido, y este beneficio
es inmenso. Establecer un diagnóstico es crear una utilidad -la enfermedad-, nombrándola y
clasificándola. Desde que el diagnóstico se establece, el psiquiatra trata con la enfermedad,
no con el paciente, ¿no se nombra a los pacientes por su diagnóstico?
Con el diagnóstico también se cierra la puerta a las miles de preguntas del paciente acerca
de su realidad, arrojándolo a la incertidumbre de tener que soportar un diagnóstico del que
él es un ignorante y su psiquiatra un experto, así que el “doc”, será quién tenga la razón
siempre. ¡Vaya condena!, ¡Vaya forma de arrebatar el control de la vida! A final de cuentas
se puede decir que, para el médico de locos, el diagnóstico no es más que un tratamiento
preventivo que él se administra.
Suprimiendo el diagnóstico suprimimos al culpable que el doctor debe eliminar con sus
drogas.
Apenas marcado, etiquetado, el loco queda encerrado en un pronóstico del cual le será muy
difícil salir, aunque llore y sufra, o se retuerza de rabia, los locos no lloran, demuestran su
locura, no están enojados con razón, sino desquiciados. El paciente no puede nunca rebasar
el diagnóstico.
Psiquiatría = Medicina = Ciencia = Sanación
Locura = Peligro
Desde el nacimiento hasta nuestra muerte los psiquiatras nos vigilan. La psiquiatrización de
la sociedad debía, tarde o temprano, engendrar su antídoto: la antipsiquiatría.
No debemos nunca:
Desconfirmar: Negar la presencia de alguien, hacer como que no estás, frases como
“creo que alguien habló, ¿no?, no es nadie”. Se ofende a la persona.
Descalificar: Negar o invalidar el pensamiento o idea de alguien. Como decir “está
mal lo que dices, yo soy el que tiene la razón, no hables de esa manera, ya cállate”. Se
ofende a las ideas de las personas.

Thomas Szasz
(Nacido el 15 de abril de 1920 en Budapest, Hungría – Muerto el 8 de septiembre de 2012
en Nueva York)

Fue profesor emérito de psiquiatría en la Universidad de Siracusa en Nueva York. Szasz es


un crítico de los fundamentos morales y científicos de la psiquiatría y uno de los referentes
de la antipsiquiatría.

Es conocido por sus libros El mito de la enfermedad mental y La fabricación de la locura:


un estudio comparativo de la inquisición con el movimiento de salud mental, en los que
planteó sus principales argumentos con los que se le asocia.

Argumentos de Szasz

Los argumentos de Szasz pueden resumirse como sigue:

 El mito de la enfermedad mental: Es una metáfora médica para describir un trastorno de


la conducta, tal como la esquizofrenia, como si fuera una "enfermedad". Aunque la
gente se comporte de manera perturbada, no significa que tengan una enfermedad. Para
que exista una verdadera enfermedad, la entidad debe ser capaz de medirse o probada
de manera científica. Según Szasz, una enfermedad debe detectarse en una autopsia y
cumplir con las definiciones de patología en lugar de ser decretada por votos por los
miembros de la Asociación Psiquiátrica Americana. Las enfermedades mentales no son
enfermedades reales, arguye Szasz, quien las coloca en la categoría de lenguaje
metafórico. La psiquiatría, afirma Szasz, es una seudociencia, que parodia la medicina
al usar terminología que suena a medicina: terminología que ha sido inventada los
últimos cien años. Además de seudociencia, la psiquiatría es un sistema de control
social, no una rama de la medicina de acuerdo a Szasz. La noción que la psiquiatría
biológica es una verdadera ciencia ha sido cuestionada también por otros críticos.

 Separación de la psiquiatría del Estado: Si aceptamos que la 'enfermedad mental' no es


una entidad bio-médica, alega Szasz, el Estado no tiene derecho a forzar ‘tratamientos’
físicos en quienes la padecen.

 Derecho a morir: En una analogía del derecho a la vida, Szasz arguye que el individuo
debe ser libre de escoger cuándo morir sin interferencia de la institución médica o el
Estado. Szasz cree que el suicidio es uno de los derechos más fundamentales.

 Abolición de la hospitalización involuntaria: Nadie debe ser privado de su libertad a


menos que haya sido encontrado culpable de una ofensa criminal. Según Szasz, privar a
una persona de su libertad ‘por su propio bien’ es inmoral. Szasz es a veces identificado
con el movimiento antipsiquiátrico. Para Szasz la hospitalización involuntaria es un
crimen contra la humanidad.

En la formación médica de los psiquiatras se les enseña a pegar etiquetas en la frente de los
pacientes, y es un placer repartir etiquetas, es la demostración de cuanto se sabe.
La Antipisiquiatría es una ciencia que antepone la persona al diagnóstico.
Sobre la vieja psiquiatría hay que construir otras formas de tratamiento, que, a su vez, otros
se encargarán de destruir.

Tarea. Responder las siguientes cuestiones:


¿Qué es lo normal y lo patológico en Psicología clínica?
¿Se puede prescindir de la Psquiatría?
¿Se le puede reemplazar por la Psicología clínica?
¿Necesitamos crear nuevos términos?

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