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pi

La gestión de los grandes riesgos


Título original: Managing the Risks of Olganizational Accidenls


© James Reason, 1997

© Modus Laborandi
La Edición, marzo de 2010

Dirección editorial: Jesús Villena López Este libro está dedicado a dos pilotos y dos cirujanos que han
Traducción: Juan M anuel h'anzo Amatriain mejorado enormemente la seguridad de sus respectivos ámbitos:
Dis6io y maquetación: Sputnik produ cciones editoriales
Producción gráfica: PROCOGRAF Capitán Gordon Vette
Capitán Daniel M aurino
Dr. Lucian Leape
Sr. Marc de Leval

Reservados todos los derechos de esta edición para


Editorial Modus Laborandi , S. L.
Emilio Carrere 4,3.° B, 28015, M adrid
www.moduslaborandi.colTl

ISB~:978-84 -937 117-6-4


Depósito legal: M-8229-2010

Impreso en Tecnlcas Gráficas Forma S.A., Polígono «El Caballo»,


Ctra. M-206 -Vía de Servicio-, km 0,4.28890 Loeches (Madrid).

La editorial Modus Laborandi agradece los comentarios


de sus lectores, que pueden enviar a nuestra dirección de atención
al cliente: buzon@moduslaborandi. com
Índice

Lista de diagramas 13
Lista de tablas 17
Lista de siglas 19
fu~o TI
1. Amenazas, defensas y pérdidas 25
Accidentes individuales y organizativos 25
Encontrar el nivel de explicación adecuado 26
Protección y produ cción: dos hechos universales 27
Sacrificar la protección adicional en favor de mejoras de la prod ucción 30
Los peligros del «barco indenme» 31
La naturaleza y variedad de las defensas 32
El modelo de defensas tipo «qu eso suizo» 34
Fallos activos y condiciones latentes 35
La trayectori a del accidente 38
D e la diligencia al Jumbo 39
Fases en el desarrollo de un accidente organizativo 42
Res umen del argumento 46
2. La derrota de las defens as 49
Las cosas no sienlpre son lo qu e parecen 49
Deslizándonos a través de las gri etas del sistema de mantenimiento
de aero naves 50
Los millones dilapidados: el colapso del Banco Barings 58
El descarrilanuento de Nak.ina: un fallo latente durante 76 años 66
Rasgos comunes 68
3. D efensas peligrosas 73
Muerto por su armadura 73
Algunas paradojas 74
Automatización: irOlúas, trampas y sorpresas 74
Control de calidad frente a garantía de calidad 80
Redactar un nuevo procedinuento 83

9
p

Índice
Índice

87 La vulnerabilidad de la instalación 135


Causar el siguiente accidente por intentar prevenir el anterior
90 El predominio de las omisiones 137
Defensas en profundidad: ¿protección o peligroso encubrimiento?
92 Las características de las tareas proclives a las omisiones 139
Falsas alarmas
94 Las características de un buen recordatorio 142
Conexiones deliberadamente débiles
96 La justificación del mantenimiento 144
Resumen
Conclusiones 148
4. La contribución humana 97
97 6. Navegar por el espacio de seguridad 149
El factor humano
98 Evaluar la seguridad 149
La diversidad de los controles administrativos
101 Contar coces 150
La fase que haya alcanzado la trayectoria vital de la organización
102 Presentación del espacio de seguridad 153
Tipo de actividad
102 Corrientes internas del espacio de seguridad 154
Nivel dentro de la organización
104 ¿Qué alimenta el «motor de la seguridad»? 155
El equilibrio entre formación y procedimientos
106 Establecer los objetivos de seguridad adecuados . 158
Tres niveles de actuación
108 La prueba destructiva 159
Errores y acciones con éxito
110 Una visión de conjunto de las ayudas a la navegación 160
Infracciones y acciones que cumplen las normas
111 Programas de informes de incidentes y casi accidentes 162
Acciones correctas e incorrectas
112 El proceso de medida proactivo: las prioridades 164
La calidad de los procedimientos disponibles
114 ¿Son los accidentes realmente necesarios? 168
Seis tipos de conducta en relación con las normas
Algunos ejemplos extraídos de la vida real 116 7. Una guía práctica para la gestión del error 171
Incumplimiento erróneo 116 ¿Qué es la gestión del error? 171
Cumplimiento correcto y equivocaciones 116 Prácticas antiguas pero con frecuencia desencaminadas 172
Cumplimientos erróneos e iruÍ"acciones con éxito 117 Los errores no son causas sino consecuencias 172
Improvisación correcta 119 El ciclo de inculpación 173
El cuadro cOITlpleto 120 ¿Las personas o las situaciones? 175
5. El mantenimiento puede causar graves dal10s a su sistema 125 Una visión de conjunto de la caja de herramientas de la gestión
125 del error 177
Peligrosos encuentros a corta distancia
126 Tripod-Delta 179
Accidentes organizativos y fallos de mantenimiento
127 Review y MESH 187
Apoto XIII
127 Tecnica de evaluación y reducción del error humano (HEART) 191
Flixborough
Three Mile Island 128 El enfoque del diagrama de influencia (IDA) 196
Vuelo American Airlines 191, Chicago O ' Hare 129 Ayuda a la decisión sobre errores de mantenimiento (MEDA) 200
Bhopa] 130 Tripod-Beta 202
Vuelo JL 123 de Japan Air Lines, Monte Osutaka 130 Resumen de los principios más importantes de la gestión del error 204
Piper Alpha
131
131 8. La infeliz suerte del regulador 205
ClaphamJunction
132 Los reguladores en el punto de mira 205
Phillips 66 Company
Accidentes regulados 206
Las actividades y su probabilidad relativa de sufrir problemas
133 Challenger: cuando la desviación se convierte en la norma 206
de actuación
La estación de metro de King's Cross: una visión estrecha de la ley 209

II
ro
Índice

Piper Alpha: inspecciones sup erfi ciales y mu estreo incompleto 21 1 Lista de diagramas
El Fokker-28 que se estrelló en Dryden: la red de seguridad qu e fa lló 213
El Pip'er Cliieftain estrellado en Young, N ueva Gales del Sur 215
El ataque contra los .reguladores estadounidenses 220 U Relación entre amenazas, defensas y pérdidas. 27
Condenado tanto si lo haces como si no 223 1.2 Perfil de la relación entre producció n y protección. 28
Legislación y regulación: algunos grandes éxitos 224 1.3 C urso vital de una organización hipotética a través del espa-
Aütonomía y dependencia como constri cciones del proceso cio de produ cción-protección. 30
de regulación 227 1.4 El ideal y la realidad de las defensas en profundidad. 35
El cambio hacia la autorregulación 228 1.5 Una trayectoria de accidente atraviesa los agl~ eros alinea dos
Ventajas y desventajas del cambio hacia la autorregulación 236 en los estratos de defensas, barreras y salvaguardias . 39
Un posible modelo del proceso de regul ación 238 1.6 Fases del desarrollo y la investigación de un accidente orga-
El régulador m.erece un trato mejor 244 nizativo. 44
9. Ingeniería de una cultma de la seguridad 247 3.1 Cómo los n ecesarios procedimientos de seguridad adicio-
El alcance de este capítulo 247 nales reducen el margen de acción preciso para llevar a cabo
¿Qué es una cultura organizativa? 249 las tareas de forma efectiva. 84
Los componentes de la cultura de la seguridad 252 3.2 R esumen de la filosona subyacente a las defensas en profun-
Ingt::l1iería· de una cultura que infornu 254 didad. 90
Ingeniería de una cultura justa 264 4.1 Un co ntinuo de controles administrativos. 99
Ingeniería de una cultura flexible 275 4.2 Un proceso de control principalmente prealimentado,
282 basa do en pro cedimientos, con adiciones esporádicas. 99
Ingeniería de una cultura que aprende
La q ¡]tura de la seg~lridad: mucho más que la suma de sus partes 282 4.3 Control retroalimentado de produ cción qu e requiere com-
284 paraciones fi'ecuentes entre las metas y las realizaciones. 99
Post scríptUIT1: cl¡]tura nacional
4.4 Controles mixtos de retroalimentació n y prealimentación. 100
10. La conciliación de los diferentes enfo ques de la gestión 4.5 Situación de los tres niveles de actuación dentro de un «es-
de la seguridad 285 p acio de actividad» definido por el modo dominante de
R etorno a la distinCión entre accidentes individuales y organizativos 285 control de la acción y por la naturaleza de la situación lo cal . 106
Tres enfoques de la gestión de la seguridad 286 4.6 R esumen de los principales tipos de error. 110
Et modelo 'pe:rsollal 286 4.7 R esumen de los diversos comportamientos en relació n con
E! modelo d~ lnge.ni ería 287 las reglas. 122
IÚ modelo Q~g.i;-uza't.ivo 289
5.1 El ej emplo básico (tuercas y tornillos). 136
Ár.e.á·s ¡:le rie~~6 primarias 290 5.2 Una sencilla fotocopiadora con una elevada probabilidad de
La'; preporiderancla del riesgo en diferentes ám.bitos 291 que uno se olvide de retirar la última página del original. 141
¿PLiedet1" pted;¿:.~ir~e los accidentes organizativos a partir de los daños 5.3 Ejemplo de un sencillo recordatorio que minimiza el 01-
pe)'so~ales.? :·;'!~:·· . 297 vido de la última página. 143
C~hdicib'ñe¡ i;úen:tes: ' el riesgo universal 299 5.4 Características del deterioro de un Ítem m ecánico simple
. ¿H~9~ciIad~:/clp;~asiá40
~..•,~-.~',
. -·'-·::,+-:-"i!,:·.'h-, ', ..." .-' ',",-:.
el• péndulo? .
. 299 (basado en Kelly). 145
A,lgu'tlOS lil-§bl¡:h1a¡¡ de las ~o ndiciones latentes 301 5.5 Relación entre el nivel de mantenimiento preventivo y
E1.Píeeio. ~~lfbc:a~O"" 303 el coste total de mantenimiento -indicado por la linea
. La:·¿itin1;~;Jdb~a , ;:-~... 306 de puntos. 146
h-(;;j;:~~~;)tt:~!!¡;( • 13
~"',."'~" .... ..
,'.' ..... \'"~;.;;::':"~·¡,,¿··.:·~/·'?:;c::;. .,'
........-------------
Lista de diagramas
Lista de diagramas
5.6 Comparación de los riesgos para el sistema por un fallo
de componentes debido a (a) descuido del mantenimiento 9.1 Diagrama de fllUo del incidente del despegue desautorizado
ue
y (b) errores cometidos durante el mantenimiento. 147 q(b m uestra l,os vínculos causales que se juzgan relevantes
asa d o en O Leary).
6.1 Una distribución imaginaria del número de coces sufi·idas 264
9.2 ~os elementos básicos de la acción humana.
por los integrantes de un regimiento de caballería durante 9.3 Arbol de dec· ., d 265
un periodo de tiempo dado. 151 . lSlOn para eterminar la culpabilidad de los
actos peligrosos.
6.2 Distribución bilateral de la resistencia-vulnerabilidad entre los 270
soldados de caballería que no sufrieron ninguna coz, discrimi- 10.1 Mapade Ias «repercusiones causales» de recientes accidentes
orgamzatlvoS.
nando en función de la efectividad de sus contramedidas. 152 300
10.2 Valores relativos (altamente especulativos) de d· _ .
6.3 El espacio de seguridad. 153 d . lversos tIpOS
6.4 Corrientes y contracorrientes en el interior del espacio e p~slbles factores causales para los objetivos explicativos
predlctIvos y correctivos. '
de seguridad 155 301
6.5 Resumen de los principales factores involucrados en la na-
vegación por el espacio de seguridad. 159
6.6 Áreas candidatas a la medición proactiva de procesos, cada
una de ellas dotada de un canal separado y numerado que
las conecta al sistema de información sobre la seguridad. 165
6.7 Los subsistemas de proceso primarios que subyacen a la se-
guridad organizativa. 167
7.1 Los elementos del ciclo de inculpación. 174
7.2 Las tres «patas» de Tripod-Delta: tipos genéricos de fallo,
actos peligrosos, resultados negativos. 181
7.3 Las relaciones entre procesos sistémicos básicos y tipos ge-
néricos de fallo, y el impacto combinado de dichos GFT en
las circunstancias que fuerzan los errores. 184
7.4 Un perfil de estado de fallo Tripod-Delta que identifica los
tres GFT que más necesitan ser mejorados en el futuro inme-
diato. 186
7.5 Diagrama de influencia simplificado que muestra algunos
de los factores determinantes de la probabilidad de que una
nave encalle en un bajío fluvial . 198
7.6 Unidades básicas del análisis de sucesos Tripod-Beta. 203
8.1 Los elementos básicos del proceso regulador. 240
8.2 Incorporación de los factores organizativos y de gestión
(o & M) a los elementos básicos del proceso regulador. 241
8.3 Un perfil de factor organizativo generado por las puntua-
ciones agregadas de todos los casos. 242
8.4 El proceso regulador integrado en un ciclo de aprendizaje
más amplio. 243

I5
..........-------------
Lista de tablas

2.1 R esumen de los fallos activos y las condiciones latentes que


socavaron o rompieron las defensas del sistema de manteni-
miento de aeronaves. 57
2.2 Cóm o m anej an la información sobre la seguridad distintas
culturas organizativas . 71
4.1 Diversidad de la ac tividad organizativa (basa da en Perrow). 103
4. 2 Algunos ej emplos de los diversos tipos de actividad. 103
4. 3 Seis variedades de actuación en relación con las reglas. 114
5.1 Probabilidad relativa de problemas de actuación humana en
actividades humanas universales . 134
5.2 C0111.pilación del resultado de tres estudios que muestra las
relaciones entre actividades y problemas de actuación. 135
5.3 Resumen de los posibles procesos cognitivos implicados en
la omisión de pasos necesarios para la ej ecu ción de una
tarea. 140
6.1 C ifras n1.edias de problemas qu e contribuyeron a accidentes
fa tales en tres tipos de aeronaves. 160
6.2 R esumen de las posibles interacciones entre m edidas reacti-
vas y proactivas . 161
7.1 R esumen de herramientas de gestión del error. 179
7. 2 Gén eros de tareas y probabilidades de error asociadas
(basa do en Williams). 194
7.3 Tip os de conductas infi:actoras y probabilidades nominales
asociadas para las muj eres. 195
7.4 Pasos implicados en el cálculo de la probabilidad incondi-
cional de qu e la percepción del riesgo del patrón sea impre-
CIsa. 199
9.1 M atriz de gestión de riesgos de British Airways empleada
p ara evaluar el riesgo futuro qu e tendrá la compañía de qu e
se repita un cierto suceso. 261
9.2. R esumen de los efectos de la recomp ensa y el castigo en el
cambio conductual en el puesto de trabajo. 273
10.1 Co mparación de las estimaciones de cuatro tip os de riesgo
en diferentes ámbitos. 292
10.2 Pérdidas financieras sufi:idas por la industria petroquímica a
consecuencia de sucesos graves. 304

17
...........-------------
Lis ta de siglas

ACAA: Australian Civil Aviation Authoriy - Autoridad de Aviación


Civil Australiana.
ALARP : As low as reasonably practicable - Tan bajo como sea razonable-
mente practicable.
AMMS: Aurora Mishap Management System - Sistema de gestión de inci-
dencias Aurora.
AOe: Air Operators Certifica te- Certificado de operador aéreo.
ASR.S: Aviation Safety Report System - Sistema de informes sobre
la seguridad en la aviación (NASA).
BA: British Airways.
BASl: Bureau of Air Safety Investigation - Oficina de Investigación
de la Seguridad Aérea (Australia).
BASlS: British Airways Safety Information System - Sistema de infor-
mes de seguridad de British Airways.
BB & co.: Barings Brothers & Co.

BFS: Barings Futures (Singapur) Pte Lirnited.


BSL: Barings Securities Lim.i.ted.
C EO: Chiif executive officer - Presidente ejecutivo.
ClMAH : Control oJ Industrial Major Hazards - Control de riesgos indus-
triales graves.
COS HH: Control oJ Substances Hazardous to Health - Control de sustan-
cias peligrosas para la salud.
CR.lEPl: Central Research Institute for the Electrical Power Industry -
Instituto Central de Investigación del Sector de la Energía
Eléctrica.
CRM: Crew (cockpit) resource management - Gestión de recursos de la
tripulación (cabina).
CVR.: Cockpit Voice R ecorder - Segunda caja negra.
Ee: European Conumssion - Comisión Europea.
EM: Error management - Gestión del error.
EPe: Error-producing condition - Circunstancia generadora de error.
FAA: Federal Aviation Adlmnistration - Administración Federal de
Aviación (Estados Unidos).

19
.......---------------
Lista de siglas
Lista de siglas

FD!'l: Flight data reearder - Caja negra. MESH:


Managing Engineering Scifety Health - Ingeniería de gestión de la
FEA : Fai/ure mode and iffects analysis - Análisis delnlOdo y los efectos salud y la seguridad.
del fallo. MSA:
M arine Safety Agency - Agencia de Seguridad M arítima.
FMEA : Fai/ure rnodes and iffects analysis - Análisis del modo y los efec tos NASA:
N ational Aeronautics and Space Administration - Administra-
del fallo. ción N acional Aeronáutica y Espacial.
FMS: Flight rnanagement system - Sistema de gestión de vuelo. NCO : Non -earnmissioned <1ficer - Suboficial.
FSA: Forrna/ saJety assessrnent - Evaluación de seguridad formal . N!'lC:
Nuclear Regulatory Commission - Comisión Reguladora de
GFT : General Jailure type -Tipo gen érico de fallo. la Energía Nuclear.
HAZAN: H azards a11alysis study - Estudio de análisis de las am enazas. NTSB :
National Transport Safety Board - Oficina Nacional de Segu-
HA ZOP : H azard operability study - Estudio de operabilidad de las ame- ndad en el Transporte.
nazas. NUREG:
R eport series issued by Nuclear Regulatory Conunission _
HEA : Human error analysis - Análisis del error humano. Serie de informes publicados p or la Comisión Reguladora de
HEAIU : Hurna11. Error Assessrnent and Reduction Technique - Tecnica de la Energía Nuclear.
evaluación y reducción del error humano. NWA : Northwest Airlines.
HEMP: H azardous Elfects Managernent Process - Proceso de gestión de o &M:
O};galúzational a11.d rnanagerial - Factores organizativos y de ges-
amenaza y efecto. tlon.
Hl'lA: Hum an reliability analysis - Análisis de fiabilidad humana. PIF:
Performance-influencing factor - Factor que influye sobre la
H!'lO: High-reliability organízation - Organización de alta fiabilidad. actuación.
H ealth and Safety Commission - Comisión de Salud y Segu- PRA:
HSC: Probabilistic risk assessment - Evaluación probabilística de riesgos.
ridad. PSA:
Probabilistic scifety assessl1'lent - Evaluación probabilística de la se-
HSE: H ealth and Safety Executive - Comité Ejecutivo de Salud y guridad.
Seguridad. PWTt:
Pressurised water reactor - Reactor de agua a presión.
lAEA: International Safety Advisory Group - Grupo Asesor Interna- QA: Quality Assurance - Garantía de calidad.
cional en M ateria de Seguridad. !'lAMS:
R eliability and rnaintainability study - Es tudio de fia bilidad y
IDA : Injluence DiagramApproach - Enfoque del diagrama de influencia. mantenibilidad
IDM: Irifluence Diagrarn Methodology - M etodología del diagrama de !'lB : Rule-based - Basado en reglas.
influencia. !'lPF :
Railway proble111 jactor - Factor en un problema ferroviario.
IFSD: Iriflight engine shutdouJ/1. - Parada de motor en vuelo. l'l.BMIC
A Soviet-built nuclear power plant - Central nuclear de construc-
INPO: Institute ofNuclear Power Operations - Instituto de Opera- ción soviética .
ciones de la Energía Nuclear (Estados Unidos) . SB : Skm-based - Basado en habilidades.
JAL: Jap an Airlines. SESMA :
Special Event Search and lvIaster Analysis - Análisis de detección
KB: K11.owledge-based - Basado en conocimientos. y control de sucesos especiales.
LTI: Lost-time injury - Accidentes que conllevan p érdidas de jorna- SIMEX:
Singapore M one tary Exchange - Intercambio Monetario In-
das de trabajo. ternacional de Singapur.
MEDA : Mai11.tenance Error D ecision A id - Ayuda a la toma de decisiones SOl' :
Standard operating procedure - Procedimiento operativo estándar.
sobre errores de mantenimiento. SPC:
Statistical Process Control - Control estadístico de procesos .

20
21
Lista de siglas

SR & QA: Safet)' Reliabílít)' and Qualit)' Assurance Prograrn - Programa


de seguridad fiable y garantía de calidad.
TBR: To-be-remembered - Que debe recordarse.
TMI: Three Mile Island. Prefacio
TQM: Total Q~talit)' Management - Gestión de calidad total.
vPC:
Violation-producingfactor - Factor inductor de infracción.

Este libro no ha sido concebido como lectura académica, aunque espero


que haya profesores y estudiantes que lo lean.Va dirigido a la «gente real»
y en especial a aquellos cuya labor cotidiana consiste en pensar en los
riesgos de las tecnologías donde éstos son mayores, a fin de gestionarlos
o regularlos. El lector que imagino es alguien con formación técnica más
que en factores humanos. Con esta noción en mente he intentado -no
siempre con éxito- mantener el texto tan libre de jerga especializada
como me ha sido posible.
El libro no va dirigido a un solo sector económico, sino que intenta
identificar principios y herramientas generales aplicables a cualquier or-
ganización que afronte riesgos de uno u otro tipo. Esto incluye a los ban-
cos y las compaiüas aseguradoras tanto como a las centrales nucleares, la
exploración y producción petrolífera, las plantas de proceso químico y el
transporte aéreo, marítimo o terrestre. Cuanto más se asciende hacia las
cimas de estos sistemas, más se asemejan sus procesos organizativos -y sus
debilidades.
En un libro de esta clase es inevitable que tiendan a predominar los
ejemplos de carácter más dramático y espectacular; no obstante, aunque
he utilizado estudios de caso para ilustrar con ejemplos mis ideas, no he
pretendido convertir este libro en otro catálogo de estudios de caso de ac-
cidentes. He hecho hincapié, más bien, en los principios y en los detalles
prácticos -que deben operar hombro con hombro-o Finalmente, la ver-
dadera prueba que esta obra deberá superar es si, con el tiempo, sus ideas
pueden o no traducirse en alguna mejora de la resistencia de unos siste-
mas que son complejos y están bien defendidos frente a los infrecuentes,
pero habitualmente catastróficos, «accidentes organizativos» .

James Reason

22 23
1
Amenazas, defensas y pérdidas

ACCIDENTES INDIVIDUALES Y ORGANIZATIVOS

HAY DOS CLASES DE ACClDENTES: los que les ocurren a los individuos y los que
suceden a las organizaciones. Los accidentes individuales son, con mucha
diferencia, los más numerosos, pero no el asunto principal de este libro.
Nuestra atención se centrará en los accidentes organizativos} que, en compa-
ración, son sucesos relativamente raros, aunque a menudo catastróficos, y
que acaecen a tecnologías modernas y complejas como las centrales nu-
cleares, la aviación comercial, la industria petroquímica, las plantas de pro-
ceso químico, el transporte marítimo o ferroviario, los bancos o los estadios
deportivos.
Los accidentes organizativos tienen múltiples causas, que involucran a
numerosas personas que operan en diferentes niveles de sus respectivas
empresas. Los accidentes individuales, en cambio, son aquéllos en los que
una persona o un grupo concreto suele ser al mismo tiempo el agente y
la víctima del accidente l . Sus consecuencias para las personas afectadas
pueden ser graves, pero su extensión es limitada. De otro lado, los acci-
dentes organizativos pueden tener efectos devastadores sobre poblaciones
y bienes sin relación alguna con la organización en cuestión, y sobre el
n1.edio ambiente.Y si bien la naturaleza (pero no necesariamente la fi:e-
cuencia) de lo s accidentes individuales ha permanecido relativamente
constante a lo largo de los años, los accidentes organizativos son un pro-
ducto de tiempos recientes o, más concretamente, un producto de inno-
vaciones tecnológicas que han alterado radicalmente la relación entre los
sistemas y sus elementos humanos.

1. Los accidentes individuales pueden, y suelen, tener orígenes organizativos. De hecho,


como ha señalado Andy Pearce, de Shell Expro, un accidente mortal en una plataforma
oceánica es típicamente el resultado de una cadena de al m enos siete fallos distintos. No

25
La gesti ó n de los gra ndes riesgos
r. Am enazas, defensas y pérdi das

ENCONTRAR EL NIVEL DE EXPLICACIÓ N ADECUADO


básica de este libro es q 1 . , .
. '.' , ue e mar co teon co qu e presenta el dia ram a 1 1
Los accidentes organizativos son sucesos dific iles de entender y de con- s~rvlla p ara este Prop OSItO. El diagrama mu estra la relación ent! los tr~s
trolar. O curren muy raram ente y son dificiles de predecir y de prever. ; emen~os que dan tí.tulo al capítulo: am enazas, defensas y p érdidas. To dos
Para quienes los viven directam ente, surgen «de la nada». Pero p or dificil os acCI entes orga mzatIvos Suponen la rotura de la b "
. , s arr eras y protec-
que sea m odelarlos, debem os esforzarnos por hallar algún modo de en- CIOn es que separan a las p ersonas y los activos vulnerables - colectiva-
tender cómo se desenvuelven si h e111.0 S de lograr algún nuevo avance en
mente den omll1ados «p érdidas»- de 1
d - . . .
r.
os p e IgroS cap aces de causarles
la limitación de su frecuencia. Sin m encionar el coste humano en tér mi- dan~s ~peIJlllclOs. H ay aquí una marcada diferencia con los accidentes in-
nos de lesion es y muertes, hay muy pocas organizaciones com erciales ca- IVI u es, donde esas defensas a m enudo son inadecuadas . .
El dia . . . ' o ll1eXIstentes.
paces de sobrevivir a las repercusiones de un gran accidente de este tipo. . .' gram a 1,.1 dmge nuestra aten ción a la pregunta central de cual-
Se dice que en lógica nada es accidental. Pero, ¿es cierto lo contrario? qmer ll1VestIgaCIon de un accidente: .: qué rompió las d r ?E b
bl h 11 ' . ' elensas. s pro a-
¿Carecen de lógica los accidentes? Sus causas, ¿no ti enen principios sub- e que se a en uuplicados tres tipos de fac tores -hulu ,.
. . anos, tecnICOS y
yacentes? H e escrito este libro p orque creo que esos principios existen . orgamzatIvos- y los tres es tarán regidos p or dos procesos
di ' . comunes a
Los accidentes organizativos pu eden ser verdaderam ente accidentales en to as as orgam zacIOn es tecn ológicas: la p roducción y la protección.
el modo com o los diversos factores incidentes se combinan p ara produ-
cir el resultado pernicioso, pero la existencia de esos precursores, o de las D iagrama 1.1
circunstancias que los crearon, no tien e nada de accidental. La dific ultad, R elación entre amenazas, defensas y pérdidas
n o obstante, reside en encontrar el nivel de descripción adecuado.
Si tomam os en consideración solam ente los detalles sup erfi ciales -el
DEFE N SAS
tip o de información que recogen las noticias- los accidentes organiza-
tivos son desalentadoram ente diversos . O curren en una gran variedad de
sistem as y en lo calizacion es muy diferentes. Cada accidente tiene su pro-
pio patrón individual de causa y efecto. Aparte del h ech o de qu e siempre
PELIGRO
1111
son malas n oticias, este nivel de descripción parece desafi ar todo intento
de generalización e implica claram ente la necesidad de investigar más en
profundidad ciertas estructuras y procesos subyacentes comunes para en-
AM.ENAZAS
1111
contrar el nivel de descripción correcto.
E n el p olo opuesto, puede afirmarse que todo accidente organizativo
supon e la liberación no planeada de agencias destru ctivas tales com o masa,
en ergía, sustancias químicas u otras similares. Sin duda, esto es una gen e- PROTECCIÓN y PRODUCCIÓN: DOS HECHOS UNIVERSALES
ralización , pero no nos lleva m uy lej os. N o obstante, como los artilleros,
Todas las organizacion es tecnológicas p roducen algo -b ' r
h emos encuadrado el obj etivo. El nivel de descrip ción idóneo debe estar turad t d len es m anulac-
situado en algún punto entre los detalles superfi ciales, muy idiosincrási- . .~s, ransporte e p ersonas, servicios finan cieros o de otro tipo, ex-
tr acClOn de maten as primas etc.- Y en la ruedid .
cos, y la vagu edad de esa definición tan amplia. . d . ,. , a en que sus op eraCIOnes
El obj etivo es descubrir ideas que puedan aplicarse igualm ente bien a f ro uctIvas ~xponen a activos y a p ersonas al p eligro, todas ellas (y los sis-
un amplio abanico de ámbitos de baj o riesgo y alta peligrosidad. La tesis ema~ mayores en qu e se ll1cardinan) requieren diversas formas de p ro-
telcclO,n. que se l11terpongan entre las am enazas locales, sus posibl~s víctimas
y a p erdIda de actIVOS .
siempre es fác il trazar una línea rápida y nítida entre los accidentes individuales y organi-
. Pdoseem os una comprensión razonablem ente bu en a de los asp ec tos
zativos, pero este libro sostiene que es útil tratarlos como tip os de sucesos distintos. pro UCtIVOS de una organiz . , .
aCIOn, y sus pro cesos asoCIados son relativa-
26
27
1. Amenazas, defensas y pérdidas
La gestión de los grandes riesgos

En el otro polo, en la esquina inferior derecha, las protecciones dis-


mente transparentes; las funciones de protección, sin embargo, son más
ponibles están muy lejos de alcanzar lo necesario para la seguridad de la
diversas e intrincadas . El diagrama 1.2 presenta algunos de los temas 1111.-
producción, y las organizaciones que operan en esta zona encaran un
plicados en la compleja relación entre producción y protección. En un
riesgo muy alto de sufi.-ir un accidente catastrófico (lo que probablemente
mundo ideal, el nivel de protección debería igualar al de las amenazas de
significará también tener que cesar en su actividad comercial) . General-
las operaciones productivas -la zona de pa:'idad2-:-~ Cuanto may~r sea la
mente, es~as zonas obviamente peligrosas se evitan, aunque sólo sea por-
magnitud de esas operaciones, mayores seran tamblen la exposlclon a las
que son lI1aceptables tanto para los entes reguladores como para los
amenazas y la correspondiente necesidad de protección. La gravedad de
aCClOlUstas. Lo que más nos interesa aquí es cómo navegan las organiza-
las amenazas operacionales de diversos tipos de producción -y, por ende,
ClOnes por el espacio limitado por esos dos extremos .
de organizaciones diversas-, empero, difieren, y, así, las empresas de
Pese a las frecuentes declaraciones en sentido contrario, la asociación de
menor peligrosidad necesitarán menos protección por unidad de ~ro­
producci~n y protección rara vez es igualitaria y uno de los procesos pre-
ducto que las empresas de peligrosidad mayor, o, de otro modo, aquellas
donunara, dependiendo de las circunstancias locales. Dado que la produc-
pueden operar en la región por debajo de la zona de paridad y éstas deben
ción crea los recursos que hacen posible la protección, por lo general sus
hacerlo por encima. . nec~sidades prev~ecerán durante la mayor parte de la vida de una organi-
La amplia zona de operación (el área ligeramente sombreada del dla-
zaClOn. Esto es aSI, en parte, porque quienes gestionan la organización po-
gram.a 1.2) está delimitada por dos extremos peligrosos. En la esqmna su-
seen competencias productivas, más que protectoras, y en parte porque la
perior izquierda está la región donde la protección excede en mucho los
información relativa a la producción es directa, continua y fácil de enten-
peligros que suponen las amenazas de las operaciones productivas. La pro-
der. En cambio, el éxito en la protección se evidencia en la ausencia de re-
tección consume recursos productivos -tales como personas, matenales
sultados negativos, la información asociada a ella es indirecta y discontinua,
y dinero-, así que es probable que esas organizaciones tan sobreprotegi-
y sus indicadores son diflciles de interpretar y, a menudo, engañosos. Sólo
das se vean pronto en bancarrota. despt~és de un accidente severo o de un casi accidente aterrador la pro-
tecclOn deViene -por un breve periodo de tiempo- la preocupación
Diagrama 1.2 predonunante en las mentes de quienes dirigen la organización.
Perfil de la relación entre producción y protección Todos los gestores racionales aceptan la necesidad de algún grado de
protección, y muchos participan firmemente de la convicción de que, a
largo plazo, la producción y la protección van necesariamente a la par. Es en
Protección
el corto plazo donde surge el conflicto. Casi a diario, los encargados y su-
pervisores directos de los operarios deben decidir si recortan un poco las
Empresas con eXIgenCIas de seguridad para cumplir ciertos plazos o satisfacer otras de-
peligrosidad mandas operativas. En la mayoría de los casos, esos breves recortes no cau-
alta san efectos negativos, por lo que pueden llegar a convertirse en parte
Empresas con
peligrosidad habitual de las prácticas de trabajo rutinarias. Por desgracia, esa reducción
baja gradual de los márgenes de seguridad del sistema lo vuelve cada vez más vul-
nerable a combinaciones particulares de factores causantes de accidentes.
Producción El diagrama 1.3 -cuyo principal propósito es presentar los dos im-
portantes rasgos de la vida organizativa que más adelante describiré-
2. En las tecnologías más sünpl es, los elementos productivos y protectores eran a me-
traza el infortunado curso de una organización hipotética a través del es-
nudo estru cturas diferentes; en las tecnologías complejas la nusma entidad puede cumplir pacio de producción-protección. La historia comienza cerca de la esquina
tanto funciones productivas como defensivas -así es, por ejemplo, en el caso de los PI- mfenor Izqmerda, donde la organización inicia su producción con un ra-
lotos o de los operadores de salas de control.
29
28
I. Amenazas, defensas y pérdidas
La gestión de los grandes riesgos

protección se convierten a menudo en avances productivos, que devuel-


nable margen de seguridad. (Los puntos negros indican el avan~e de la ven a la organización a la misma situación de protección inadecuada que
zo . ., de un suceso a otro). Con el paso del tlem.po, el margen de
orga11lZaClOn .d d te predominaba antes del accidente, si es que no la llevan a otra aún peor. La
.. dad merma gradualm.ente hasta que ocurre un acCl ente ecos incidencia de las explosiones en las minas aumentó enormemente en los
~ea~~r~l suceso induce una mejora de la protección, que más adela~te se años siguientes a la introducción de la lámpara de Davy y la historia de
sacrifica ara aumentar la producción, hasta que ocurre otro acCl ente, los accidentes marítimos rebosa de colisiones asistidas por radar -por
, . p 1 anterior. El nivel de protección se eleva de nuevo Y se
mas grave que e '1 de tiempo sin acCl- citar sólo dos de los muchos ejemplos de accidentes derivados del sacri-
ve paulatinamente erosionado despues ~or un apso ficio de beneficios de protección a cambio de ganancias productivas-o
dentes. La historia termina con una catastrofe. Este proceso ha sido denominado «compensación de riesgos» u «homeos-
tasi s de riesgos»3.
Diagrama 1.3 .
·tal de una organización hipotética a través del espacIO
e uno VI .,
de producción-protecClon
Los peligros del (cbarco indernne»4

Una nutrida evidencia muestra que un periodo prolongado sin que ocu-
rra un accidente grave puede causar una continua erosión de la protec-
Protección
ción, a medida que las demandas productivas empiezan a dominar su ya
desigual relación. Es fácil olvidarse de temer cosas que raramente ocu-
Mejores defensas rren, sobre todo bajo la presión de imperativos de producción tales como
reconvertidas en el crecimiento, el beneficio y la cuota de mercado. Como resultado, las in-
aumento de la
producción versiones en una protección más efectiva disminuyen y declinan el cui-
dado y el mantenimiento precisos para preservar la integridad de las
defensas existentes. Además, la mayoría de las organizaciones considera
económicanlente esencial el crecimiento de la producción, pero el mero
hecho de incrementarla sin la consiguiente provisión de nuevas defensas
o la ampliación de las existentes erosionará también los márgenes de se-
guridad. La consecuencia de ambos procesos -desatender las defensas
existentes y no ai'íadir otras nuevas- es un gran aumento del riesgo de
Sacrificar la protección adicional en favor de mejoras sufrir un accidente catastrófico; en ocasiones, definitivo.
de la producción Más adelante volveremos sobre la interrelación entre la producción y
la protección, pero ahora debemos centrarnos en la protección -los es-
· ncia las meioras en la protección se implementan durant~ el
C on firecue, ~ .nf SU fin es eVitar
periodo üUTlediatam.ente posterior a un suceso I austO. d fi . 3. Erik Hollnagel analiza éstos y otros ejemplos de compensación de riesgos en Human
ue el accidente se repita, pero pronto se aprecia que las e ensas.meJo- Reliabilit)' Anall'sis: Context an.d Con.trol, (Londres, Academic Press, 1993, pp. 8-11) . Véase
;adas confieren ventajas productivas. A comienzos del Siglo XIX , p~,r eJenl- también G.J. S.Wilde "The theory of risk homeostasis: implications for safety and healtl1»,
'lo, los dueños de minas advirtieron rápidam.ente q:le la ll1venClOn de.l~ Risk Anall'sis, 2,1982, pp. 209-255. Leonard Evans ha ofiecido una excelente crí ti ca de la
idea de homeostasis de riesgo en su aplicación al transporte por ca rretera en Ti·qffic Sqfet)'
P, d .·d d de Davy pefluitía extraer carbon de zonas que pre
lampara e segun a . d G/Id tile Driver (Nueva York,Van Nostrand Reinhold, 1991, pp. 298-300).
viamente se juzgaban demasiado peligrosas debido a l~ presenlCla d e g~se~ 4. Constante Perin acuñó el término en L1na ponencia titulada .British Rail: the case
. nflamables. Los armadores tardaron poco en descubnr que e ra ~r nau of the unrocked boat», un come ntario sobre el accidente ferroviario de Clapham Junc-
~ico permitía a sus mercantes navegar a velocidades m~yores po~ vlas m;- tion ofrecido en el Workshop on ManagingTechnological Risk in Industrial Society ce-
lebrado del 14 al 16 de mayo de 1992 en Bad Homburg, Alemania.
rítimas muy estrechas o frecuentadas. En suma, las mejoras ten entes a a
3I
30
La gesti ó n de los g rand es riesgos
1. Am enazas, defensas y pérdidas

tratos de defensas, barreras y salvagu ardias que se levantan para resistir las mas y los avisos alertan del p eligro inm.inente y guían a los controladores
am enazas, tanto naturales como creadas por el ser humano-oSi hay un del sistema (o a los disp ositivos de seguridad ingeniados para ello) p ara de-
hecho cierto en un accidente es que las defensas fu eron rotas o evitadas. volver el sistem a a un estado seguro. Si no lo consigu en , hay barreras físi-
Identificar cómo pu eden ocurrir esos fallos es el primer paso para enten- cas que se interp on en entre las am enazas y las pérdidas potenciales . Otras
der un pro ceso común a todos los accidentes organizativos. defensas ac túan para conten er y elimjnar las am enazas.Y si todas es tas de-
Así, como la producción puede involucrar numerosas ac tividades di- fensas previas fallan, se recurre a m edidas de evacuación y rescate.
ferentes, también la protección puede lograrse de diversas formas. En el Es esta multiplicidad de defensas superpuestas y que se respaldan mu-
resto del libro reservaremos el término «protección» para el fin general de tuam ente lo qu e hace que sistemas tecnológicos complej os como las cen-
garantizar la seguridad de p ersonas y bienes, y llam aremos «defensas» a los trales nuclea res o el moderno avión com ercial sean en gran m edida
diversos medios gracias a los cuales es posible conseguir di cho fin . E n este inmunes a los fall os aislados, sea n éstos humanos o técnicos. M ás que nin-
punto convendría considerar las distintas m aneras como se pu eden des- gún otro factor, la presen cia de elaboradas defensas en profundidad ha mu-
cribir o clasificar las defensas. dado el carácter de los accidentes industriales. Las tecnologías previas sufi'ían
- y, en la medida en qu e siguen operando, continúan sufi'iendo- un nú-
mero relativamente alto de accidentes individuales. En las tecnologías m o-
LA NATURALEZA Y VARIEDAD DE LAS DEFENSAS
dernas, como la generación de electricidad m ediante energía nu clear o el
transporte aéreo, ocurren muy pocos accidentes individuales. Su mayor p e-
Las defensas pu eden clasificarse, bien según las diversas fun ciones qu e
ligro radica en los accidentes organizativos, raros pero con fi'ecuencia de-
cumplen, bien según las diversas maneras cómo las cumplen . Las funcio-
sastrosos, fruto de ap ortaciones causales de mu chas p ersonas diferentes,
nes defensivas son universales; sus modos de aplicación varían de una or-
distribuidas ampliamente p or todo el sistenla y a lo largo del tiemp o.
ganización a otra dependiendo de sus amenazas op erativas.
Las funciones defensivas arriba esboza das suelen cumplirse m ediante
Todas las defensas están diseI1.adas para cumplir una o más de las si-
una combinación de aplicaciones «duras» y «blandas» . Las defensas «duras»
guientes funciones: incluyen disp ositivos técnicos como los elem entos de seguridad automá-
- C rear conciencia y comprensión de las amenazas lo cales. ticos diseñados p or la ingeniería, las barreras físicas, las alarmas y avisado-
- Ofi'ecer una guía clara de cómo operar con seguridad. res, los m eca nismos de bloqueo de seguridad, las llaves, el equip o de
- Proporcionar alarmas}' avisos cuando el p eligro es inminente. protección p ersonal, las pru ebas no destructivas, las debilidades estru ctura-
- R estaurar el sistema a un estado seguro cuando se sitú a fu era de lo nor- les deliberadamente incluidas en el diseÍ'ío (por ej emplo, clavij as de segu -
mal. ridad en los pilones de suj eción de los m otores de los aviones) y la m ejora
- Interponer barreras de seguridad entre las am enazas y las poten ciales del diseI'i.o del sistema. Las defensas «blandas», com o suoiere
b el térmjno , se
pérdidas. basan mu cho en la combinación de pap el y p erso nas: legislación, vigilan-
- Contener y eliminar las amenazas en el caso de qu e se sup eren dichas ba- cia del regulador, reglas y procedimi entos, formación, entrenamiento, ins-
n·eras . tru cciones previas, controles admjnistrativos (p or ej emplo, sistemas de
- Proporcionar medios de evacuación y rescate para el caso de qu e la con- permjsos p ara iniciar trabaj os o protocolos de cambio de turno), licencias
tención de las am enazas fall e. de operador, certificaciones, insp ección de supervisión y - el elemento
fundamental- los opera dores de primera línea, en esp ecial en los sistem as
Implícita en la ordenación de esta lista está la idea de «defensas en pro- de control muy automatizados.
fundidad» - sucesivos estratos de protección, uno detrás de otro, cada uno Las ac tividades humanas que empleaban las tecnologías anteriores eran
de ellos ofreciendo protección frente al posible fallo del anterior-o principalmente productivas: la gente hacía o elaboraba cosas que condu-
Cuando la conciencia, la comprensión y la dirección procedimental no lo- cían direc tamente a la obtención de un beneficio comercial. La disp onj-
gran mantener las am enazas alejadas de las potenciales víctimas, las alar- bilidad gen eralizada de cap acidad de computación a muy bajo coste, sin

33
¡. Nll.enazas, defensas y pérdidas
La gestión de los grandes riesgos
. de cada estrato cambian
. . que los agujeros .
embargo, ha producido un cambio inmenso en la naturaleza de la relación D' al modo, puede 1111ag111arSe d 'espuesta a las aCClOnes
e Igll y Vl'en en n1enguan o se expan en en r
de los seres humanos con las tecnologías modernas, que es más patente en d .' v a n ' al
e SIt10, . las demandas loc es. h emOS
las centrales nucleares y en las «glass- cockpit» de la aviación com ercial. de los operadores ya . . »? Para responder a esta pregunta ..
En lugar de hallarse fisica y directamente involucrados en la tarea de pro- .e' 1110 se crean los «aguJeros.. . , . fallos activos y condlClon es
¿ o 'd . ' 0' n la dlst111ClOn entre
ducir algo (y, por consiguiente, en contacto inmediato con las amenazas . en conSl eraCl
de ton1ar
locales), los operadores de las centrales eléctricas y los pilotos actúan como latentes .6

planificadores, ges tores, agentes de mantenimi ento y controladores- su-


Diagrama 1.4 .d d
pervisores de sistemas en gran parte automatizadoss. Una parte crucial de . al 1 alidad de las defensas en profundi a
este último rol incluye la función defensiva de devolver el sistema a un es- E llde y a re
tado seguro en el caso de que se produzca una emergencia.
Las defensas en profundidad tienen sus pros y sus contras. Una de sus
consecuencias más desafortunadas es que vuelven a los sistemas más com-
plejos, y por ende más opacos, para sus gestores y operadores. En muchos El ideal
de esos sistemas, los seres humanos que ej ercen el control están cada vez
m ás alejados, fisica e intelectualmente, de los sistemas productivos que no-
nunalmente controlan. Esto favorece la proliferación de condiciones la-
tentes - que estudiaremos más adelante.

EL MODELO DE DEFENSAS TIPO «QUESO SUIZO»

En un mundo ideal, todos los estratos de defensa estarían intactos y serían


imp enetrables para las posibles trayectorias de accidente -como mues-
tra el lado izquierdo del diagram a 1.4- . En el mundo real, empero, todos
los estratos tienen puntos débiles y aguj eros del tipo que muestra el lado CONDICIONES LATENTES
derecho del diagrama. La naturaleza exacta de esos «aguj eros» será objeto FALLOS ACTIVOS y
de examen en el siguiente epígrafe ; pero antes deb emos transnutir al ienes diseñan, manufacturan, oper~n,
D ado que son los seres humanos qu lógicos complejos, no es extrano
m enos algo de la naturaleza dinámica de esas diversas defensas en pro-
mantienen Y gestionan los SlStemas tecno tén im licadas en todos los ac-
u e las decisiones Y acciones hUl11anas es contr~uyen de dos n1an eras al
fundidad .
Aunque el diagrama 1.4 muestra las capas defensivas y sus «agujeros» q . . Los seres h umano s . fi: CClones
asociados como entidades fij as y estáticas , en realidad están en flujo cons- Cidentes orgam zatlvos . .
' obVIa n1e 1
d' ante los errores e In -a
1d . s
L
fallo de estos sistemas. a mas ,. por pilotos, contra a ore
tante. Una imagen en movinuento, donde cada estrato defensivo entrase . línea» del SIstema - . n es finan
o saliese del encuadre en función de las condiciones locales, representaría cometidos en la «pnmera d d eguros o de inverslO -
li ' arre ores e s al de
m ejor la metáfora del «queso suizo» . D efensas concretas pu eden retirarse aéreos, agentes d e po Cla, c eradores de salas de control, perso n
.
Cleras, trl'pulaClon es navales, op
o inhabilitarse deliberadamente durante operaciones de calibración, man-
tenÍnLiento y comprobación, o como resultado de errores e infracciones. P ress 1990 (trad.
y, ·k Cambndge UlUvers1ty , ' [l-
, e ] R easo n , HII I11at1d ElMrOdus
6 .veas ·
l; N ueva DI d' ?009) cap. 7. El término apareclOIP , .
Laboran 1, - , Al - refiero e ter-
5. Véase N. Moray, «Monitoring behaviour and sup erviso ry contra!>' en K. Boff, L. cast.· El elTor IIU11/a110 Madn ~ IU~go se camb1ó por «fallos latentes».. l~r~ato alguno.
Kaufillan y J. Thomas (eds.) , H andbook r1 Percep tiol'l Gnd H'.JIIInI'1 Peifonnat'lCe, vol. 2 Nueva í
ll1ero CQ111.0 «errores atentes» r ue no 1111plica necesanall1ente error
'cO nd1c10nes latentes», po q
York,Wiley, 1986. nun O (' 3S

34
La gestión de los grandes riesgos
l. Amenazas, defensas y pérdidas

embargo, ha producido un cambio inmenso en la naturaleza de la relación


De igual modo, puede imaginarse que los aguj eros de cada estrato cambian
de los seres humanos con las tecnologías modernas, que es más patente en
de sitio, van y vienen, menguan o se expanden en respuesta a las acciones
las centrales nucleares y en las «glass- cockpit» de la aviación comercial. de los operadores y a las demandas locales.
En lugar de hallarse fisica y directamente involucrados en la tarea de pro-
¿Cómo se crean los «aguj eros»? Para responder a esta pregunta h emos
ducir algo (y, por consiguiente, en contacto inmediato con las amenazas
de tomar en consideración la distinción entre fallos activos y condiciones
lo cales), los operadores de las centrales eléctricas y los pilotos actúan como latentes 6 .
planificadores, gestores, agentes de mantenimiento y controladores- su-
pervisores de sistemas en gran parte automatizados 5 . Una parte crucial de
Diagrama 1.4
este último rol incluye la función defensiva de devolver el sistema a un es-
El ideal y la realidad de las defensas en profundidad
tado seguro en el caso de que se produzca una emergencia.
Las defensas en profundidad tienen sus pros y sus contras. Una de sus
consecuencias más desafortunadas es que vuelven a los sistemas más com-
plejos, y por ende más opacos, para sus gestores y operadores. En muchos
El ideal
de esos sistemas, los seres humanos que ejercen el control están cada vez
más alejados, fisica e intelectualmente, de los sistemas productivos que no-
minalmente controlan. Esto favorece la proliferación de condiciones la- Defensas en
tentes -que estudiaremos más adelante. profundidad
• ' .1 • •
••• •
• •
EL MODELO DE DEFENSAS TIPO «QUESO SUIZO»

En un mundo ideal, todos los estratos de defensa estarían intactos y serían


impenetrables para las posibles trayectorias de accidente -como mues-
tra el lado izquierdo del diagrama 1.4-. En el mundo real, empero, todos
los estratos tienen puntos débiles y agujeros del tipo que muestra el lado
derecho del diagrama. La naturaleza exacta de esos «aguj eros» será objeto FALLOS ACTIVOS Y CONDICIONES LATENTES
de examen en el siguiente epígrafe; pero antes debemos transmitir al
menos algo de la naturaleza dinámica de esas diversas defensas en pro- Dado que son los seres humanos quienes diseñan, manufacturan, operan,
fundidad. mantienen y gestionan los sistemas tecnológicos complejos, no es extraño
Aunque el diagrama 1.4 muestra las capas defensivas y sus «agujeros» que las decisiones y acciones humanas estén implicadas en todos los ac-
asociados como entidades fijas y estáticas, en realidad están en flujo cons- cidentes organizativos. Los seres humanos contribuyen de dos maneras al
tante. Una imagen en movimiento, donde cada estrato defensivo entrase fallo de estos sistemas. La más obvia, mediante los errores e infracciones
o saliese del encuadre en fimción de las condiciones locales, representaría cometidos en la «primera línea» del sistema -por pilotos, controladores
mejor la metáfora del «queso suizo». Defensas concretas pueden retirarse aéreos, agentes de policía, corredores de seguros o de inversiones finan-
o inhabilitarse deliberadamente durante operaciones de calibración, man- cieras, tripulaciones navales, operadores de salas de control, personal de
tenimiento y comprobación, o como resultado de errores e infracciones.

6.Véase J. Reason, Human Enm; Nueva York, Camb ridge University Press, 1990 (trad.
5. Véase N . Moray, «Monitoring behaviour and sup ervisory co ntro],) en K. Boff, L.
cast.: El error humano, Madrid, Modus Laborandi, 2009], cap. 7. El término apareció pri-
Kaufillan y J. Thomas (eds.), Handbook of Perception and Hum an Peifonnance, vol. 2 Nueva
mero como «errores latentes» y luego se cambió por «fallos latentes».Ahora prefiero el tér-
York,Wiley,1986 .
nuno «condicion es latentes», porque no implica necesariamente error o fallo alguno.

34
35
La gestión de los grandes ri esgos 1. Amenazas, defen sas y pérdidas

manteninuento y otros como ellos-o Es probable que sus actos peligro- dores, los fabricantes, los diseñadores y los gestores de las organizaciones.
sos tengan impacto directo sobre la seguridad del sistema; debido a la in- El impacto de estas decisiones se extiende a través de la organización, co n-
mediatez de sus efectos adversos se los denomina fallos activos. figura una cultura de empresa característica (véase el capítulo 9) y crea fac-
Si se tratase de accidentes individuales, es probable que el descubri- tores productores de errores en los lugares de trabajo concretos.
miento de los actos peligrosos inmediatamente anteriores al resultado ne- Las condiciones latentes están presentes en todos los sistemas. Son una
gativo constituyese el final del asunto. De hecho, que la identificación de parte inevitable de la vida de las orgaluzaciones.Y no son necesariamente
los fallos activos no cierre el dossier de la investigación de un accidente producto de malas decisiones, aunque también pueden serlo. Por ejemplo,
importante es algo que sólo viene ocurriendo desde mediados de la dé- es raro que los recursos se distribuyan equitativamente entre los distintos
cada de los setenta , aproximadamente. Antes, limitar la responsabilidad a departamentos de la organización. La decisión original de su asignación
los errores de individuos que se encontraban en la primera línea de las puede haberse basado en sólidas razones mercantiles, pero todas esas des-
operaciones era algo que convenía tanto a los investigadores como a las igualdades crean problemas de calidad, fiabilidad o seguridad a alguien, en
organizaciones afectadas -por no hablar de los abogados, que siguen te- alguna parte del sistema, en algún momento posterior. Ningún grupo de
niendo dificultades para establecer nexos causales entre las decisiones al altos directivos puede prever todas las ramificaciones futuras de sus deci-
m áximo nivel y los sucesos con cretos. siones actuales.
Hoyes improbable que los investigadores o las organizaciones res- Así pues, la importantísima distinción entre fa llos activos y condicio -
ponsables den por acabada la búsqueda de las causas de un accidente or- nes latentes se basa en dos factores de carác ter principalmente organiza-
ganizativo con la mera identificación de los fallos humanos ocurridos en tivo. El primero tiene que ver con el tiempo que tardan en ocasionar un
«primera línea» . Esos actos peligrosos se ven ahora más como consecuen- impacto negativo. Los fallos activos suelen tener efectos inmediatos y de
cias que como ca usas principales 7 . Veremos el desarrollo de esta nueva vida relativamente corta, mientras que las condicio nes latentes pu eden
perspec tiva y los episodios que la conformaron en el capítulo 4. Aunque permanecer inactivas durante un tiempo, sin causar ningún dafio partiCll-
la falibilidad es una condición inevitable de la naturaleza humana, hoy se lar, hasta que interac túan con las circunstancias locales de modo que su-
reconoce que las personas que trabajan en sistemas complejos cometen peran las defensas del sistema. Su segunda diferencia tiene relación con la
errores o quebrantan sus pro cedimientos por razones que, por lo general, localización de sus instigadores humanos dentro de la organización. Los
trascienden el ámbito de la psicología individual. Estas razones son las con- fallos activos los com eten quienes se sitúan en la interfaz ser humano-sis-
diciones latentes . tema -el personal de «primera línea»-. En cambio, las condiciones la-
Las condiciones latentes son a las organizaciones tecnológicas lo que los tentes se gestan entre sus cuadros directivos, y en el interior de agencias
patógenos residentes al cuerpo humano. Como éstos, las condiciones la- de fabricación, co ntratación, regulación o de la ad ministra ció n pública
tentes -tales como un diseI'io pobre, una sup ervisión incompleta, los de- relacionadas con ellos.
fectos de fabricación o los fallos de mantenimiento inadvertidos, los Los fallos activos particulares tienden a ser exclusivos de un suceso
procedimientos impracticables, una automatización tosca, una formación concreto, mientras que unas mismas condiciones latentes -si no se las
insuficiente o unas herramientas y equipos por debajo de lo que sería ade- descubre y corrige- pueden contribuir a cierto número de accidentes di-
cuado- pueden estar presentes durante muchos años antes de combinarse ferentes. Las condiciones latentes pueden aumentar la probabilidad de fa-
con circunstancias locales y fallos activos para traspasar las numerosas ca- llos activos por medio de la creación de factores lo cales que promuevan
pas de defensas del sistema. Su origen radica en decisiones estratégicas, y la comisión de errores e infi:acciones y pueden también agravar las con-
otras de alto nivel, adoptadas por las administraciones públicas, los regula- secuencias de los actos peligrosos a través de sus efectos sobre las defen-
sas, barreras y salvaguardias del sistema.
7. DavidWoods y sus colegas de la O hi o State University han desa rrol.lado la idea de
qu e los errores son consecuencias más que causas.Véase, por ejemplo, D.Woods el ni., Be-
Ililld HlllllnII Error: Cogn ili/le S)'stellls, COlllpllters nn.d HÍI'ldsiglrl. Slate-ofllre-A rl Reporl, (Day-
ton , Ohio, CSE RIAC, Wright-Patterson Air-Force Base, 1994) .

37
La gestión de los grandes riesgos 1. Amenazas, defensas y pérdidas

LA TRAYECTORIA DEL ACCIDENTE D iagrama 1.5


Una trayectoria de accidente atraviesa los aguj eros alineados en los sucesivos
La condición necesaria de un accidente organizativo es la rara reunión estratos de defensas, barreras y salvaguardias
de un conjunto de aguj eros en sucesivas defensas qu e permite a las ame-
nazas entrar en contacto dañino con personas y bienes. Estas «ventanas
de oportunidad» son raras gracias a la pluralidad de las defensas y la mo-
Algun os «agujeros»
vilidad de los agujeros. El diagrama 1.5 muestra una trayectoria de acci-
debidos a fa llos activos
dente. Los fallos activos pu eden crear orificios en las defensas al m enos de
dos formas. Primero, el personal de primera línea puede desactivar deli-
beradamente ciertas defensas para cumplir objetivos operativos locales. El
ejemplo más trágico de una decisión de este tipo sucedió cuando los ope-
radores de la sala de control de C h ernóbil desactivaron los sucesivos ni-
veles de defensa del reactor nuclear RBMK a fin de completar la tarea de
Defe nsas en
probar un nuevo generador de voltaje. Segundo, los operarios de primera profundidad
línea pueden, sin darse cuenta, falla r en el desempeño de su rol como una
de las lineas de defensa más importantes del sistema. Un ejemplo común
sería el diagnóstico erróneo de un estado anormal del sistema, que in-
duce una secu encia incorrecta de acciones de recuperación. Esos errores Otros «aguj eros»
de «primera linea» desempeñaron un papel significativo en el accidente de debidos a
la central nuclear de T hree Mile Island, en el desastre del iso cianato de condiciones laten tes

metilo de Bhopal, en las fatales avalanchas humanas de los estadios de fút-


bol de Heysel y Sheffield8 y en muchos otros accidentes organizativos.
Nadie puede prever todos los posibles escenarios de desastre; en con-
secu en cia, es inevitable que desde el comienzo mismo de la vida pro- Los agujeros pueden ser produ cto de fallos activos o latentes.

ductiva de un sistema tenga éste algunas debilidades defensivas, o que se


desarrollen inadvertidas -o, al menos, sin ser corregidas- durante sus
operaciones subsiguientes. Tales condiciones latentes pueden adoptar di- que llevó tanto al desastre ferroviario de Clapham Junction como a la
quiebra del Banco Barings.
versas formas: son ejemplos el diseño que hacía al Herald if Free Enterprise
propenso a zozobrar, las juntas tóricas defectuosas de los cohetes auxilia- Los fallos activos y las conriiciones latentes pueden provocar de dife-
res del Challenger, la inadecuada contención de incendios y los aspersores rentes maneras la superación parcial o total de las defensas de un sistema.
corroídos de la plataforma de extracción de gas Piper Alpha, la incapaci- El capítulo 2 presentará tres casos de estudio que ilustran algunas de ellas.
dad para advertir el riesgo de incendio en las estaciones del metro de Lon- Pero antes debemos examinar las fases que conforman la historia de un
accidente organizativo.
dres y la erosión gradual de las inspecciones por parte de la supervisión

8. En uno u otro lu gar de este libro analizaremos los demás accidentes citados en esta DE LA DILIGENCIA AL JUMBO
lista (y citaremos las fuentes) pero no volveremos a hacer mención de los desastres ocu-
rridos en es tadios de fútbo l. El m ejor análisis de estos accidentes posiblemente sea el ofre- Podemos reflexionar acerca de la historia de los accidentes organizativos
cido por DOlninic Elliot y Denis Sm.ith en su artículo «Football stadia disasters in the
United Kingdom: learning from tragedy», In dl/stria! and EnvirO/l/nenta! Crisis Quarterly, 7,
empleando dos marcos temporales distintos: uno que abarque la historia
1993, pp. 205-229. de una organización en particular; otro que comprenda la historia de un

39
La gestió n de los grandes riesgos 1. Amenazas, defensas y pérdidas

accidente organizativo concre to. Nu estro principal interés se centra en el mantenimiento de la compañía revelan que el aparato acababa de pasar
segundo, pero merece la pena conceder algo de atención al primero, aun- una revisión general que incluía una prueba no destructiva de las clavijas
que sólo sea para iluminar un poco más la distinción entre accidentes in- de seguridad y también que las arandelas de fijación de las clavijas de ese
dividuales y accidentes organizativos. avión en concreto no habían vuelto a colocarse después de la revisión y
Imaginemos una organización cuya vida dio comienzo ha ce más de que el inspector no había detectado su ausencia. A la zona de la clavija de
un siglo, en el Oeste Americano, transportando pasajeros y correo de una suj eción, que estaba mal iluminada, se accedía a través de una plataforma
ciudad a otra de la fi·ontera en diligencia. Asumamos también que la misma de trabajo baj o el ala inestable. El desmontaje y reposición de las fijacio-
compúi.Ía gobierna hoy con éxito un negocio de transporte aéreo de al- nes era responsabilidad de un mecánico con escasa formación y que no
cance mundial que utiliza reactores de carga modernos y toda la parafer- veía la necesidad de usar etiquetas rojas de advertencia para indicar la re-
nalia de alta tecnología que ahora acompa l1a a tal empresa. (Cualquier tirada no rutinaria de alguna pieza, etc.
parecido con una organización real es pura coincidencia). Los investigadores podrían entonces proceder a preguntar por qué los
Al comienzo, los padres fundadores reunirían el dinero necesario para mecánicos no habían recibido ningún curso formal de formación, por
comprar una diligencia y algunos caballos; probablemente, conducirían qué en aquel momento estaba vacante el puesto de director de formación,
ellos mismos -al menos, al inicio-o Su negocio les expondría a nume- por qué eran inadecuadas las condiciones del lugar de trabajo y p or qué
rosas amenazas: indios hostiles, bandidos, desiertos, carninos en mal estado, los fabricantes del aparato creyeron necesario instalar clavijas de seguri-
barrancos y diversas condiciones meteorológicas extremas. Podían prever dad, dado qu e, a pesar de haber sido concebidas como dispositivo de se-
algunos de estos peligros, pero otros habrían de aprenderlos a través de guridad (que posibilitaría que el motor se separase rápidamente del ala
amargas exp eriencias. Con el tiempo, su protección aumentaría gradual- en caso de explosión o colisión), su fallo había estado involucrado en nu-
nlente -de proveer a los conductores con un revólver y un abrigo de merosos incidentes y accidentes.
cu ero de oveja pasando por contratar personal adicional, armado con es- En suma, el suceso no tuvo el fallo de una persona en particular como
copetas, y procurarle mejores armas, hasta conseguir una escolta de caba- causa suficiente. Fue un accidente organizativo cuyos orígenes podrían
llería para atravesar territorios peligrosos, etc. retrotraerse a muchos ámbitos del sistema de transporte aéreo, del opera-
Si en aqu ellos días pioneros ocurría algún desastre, la culpa -si se la dor al fabricante y -por implicación- al ente regulador. Y si alguien
puede llamar así- era casi por entero de quienes estuvieran en el lugar cree que semejante conjunción de sucesos desafortunados es demasiado
del suceso. Un conductor podía ignorar las advertencias locales y elegir improbable para ser verosímil, cabe señalar que todos los fallos individua-
una ruta peligrosa, o tomar una curva demasiado deprisa y volcar; el des- les mencionados en esta narración han ocurrido realmente, aunque nunca
cuidado Winchester del escolta podía encasquillarse, o quedarse sin mu- reunidos en un único accidente de aviación.
nición, o simplemente podía no apuntar recto. El mensaje de este estudio de caso hipotético es que si bien puede ser
En esta etapa de la historia de la organización todos esos contratiem- idóneo que quienes se preocupan de los accidentes individuales en siste-
pos serían accidentes individuales, con causas y consecuencias muy loca- mas de tecnología sencilla centren su atención en los actos peligrosos de
lizadas. Veamos ahora un escenario contempo ráneo. Supongamos que uno agentes inmediatos, ese enfoque sería totalmente incapaz de descubrir
de los Jumb o de la compa l'iía despega del aeropuerto de una gran ciudad causas remediables de un accidente organizativo. Virtualmente todas las
y más tarde se estrella contra un edificio de viviendas, de modo que fa- causas de cualquier contrariedad que le suceda a una diligencia serán fa-
llece la tripulación y numerosos residentes. La primera posibilidad en que llos activos. Si se encu entra el modo de corregir esos fallos -mejores
se piensa tras un accidente semejante es la de un «error del piloto». En este armas, mejor suspensión, mejores mapas, mejor protección contra las in-
caso, sin embargo, los investigadores del accidente aéreo establecen pronto clemencias del tiempo-los márgenes de seguridad aumentarán, o lo ha-
que una clavija de suj eción de uno de los motores falló justo después del rían si estas mejoras en las defensas no induj eran a los conductores a tom ar
despegue; eso causó que el motor se desprendiera, lo que volvió in con- atajos a través de territorios considerados hasta entonces como demasiado
trolable al avión. Las subsigui entes inspecciones de las instalaciones de peligrosos (y éste es un «sí» con mayúsculas).

40 41
La gesti ón de los grandes riesgos I. Amenazas, defensas y pérdidas

D ebería ser obvio ya que una investigación similar, centrada en el indi- mente del desastre a los errores e infi'accion es de los op eradores. M ás tarde
viduo, en el caso del accidente del Jumbo, tendría escasas o nulas probabi- confesó a sus amigos que «en Viena dij e la verdad, p ero no toda la verdad».
lidades de mej orar la seguridad del sistem a. Mientras los sistemas En abril de 1988, exactam ente dos años después del desastre, se ahorcó col-
tecn ológicos modernos empleen personas, habrá siempre fallos activos gándose del balcón de su apartamento. Antes de suicidarse, grabó sus sen-
-muy pocos de los cuales tendrán consecuencias pelj udiciales porque las timientos m ás profundos acerca del accidente en una cinta magnetofónica.
defensas neutralizarán la mayoría de ellos-oN o podemos cambIar la con- Tras visitar Chernóbil, llegué a la inequívoca conclusión de que el accidente
dición humana, pero sí las condiciones de trabaj o de las personas. Ahora era ... el resultado agregado de toda la incorrecta gestión de la econonúa que
bien, el único m odo de lograr mej oras radicales de este tipo es mediante imperaba en nuestro país desde hacía tantos años 9 .
una mejor comprensión de la naturaleza de los accidentes organizativos.
Es muy p osible que la evaluación de Legasov fu era correcta, p ero ¿de
M ás adelante presentaremos algunos pasos preliminares hacia este obJ ebvo.
qué nos sirve esa inform ación ? N o p odemos volver a 1917 y vivir de o tro
modo los úios que siguieron a la R evolución Soviética. Aunque el vere-
FASES EN EL DESARROLLO DE UN AC CIDEN TE ORGANIZATIVO dicto de Legasov sea correcto es improbable que lleve a mejoras tangibles .
A los m odelos causales de accidentes cabe juzgarlos sólo por la medida en
El relato del accidente del reactor de carga que acabam os de leer ofi'ece al- que sus aplicacion es m ej oran la seguridad del sistem a. Las defi ciencias
gunos atisbos de las dific ultades que afi'ontan quienes intentan rastrear las económi cas y sociales que Legasov identificó están fu era del alcance de
causas últimas de un accidente organizativo. ¿D ónde trazar la línea?, ¿en las los gestores del sistema, desde cuya p ersp ectiva esos problemas so n he-
lindes de la organización?, ¿en el fabricante?, ¿en el regulador?, ¿en los fac- chos dados e inmutables. Por el contrario, nuestro interés principal debe
tores sociales que conformaron esas diversas ap ortaciones causales? Luego orientarse hacia lo que es posible cambiar y controlar.
veremos que las actuales investigaciones de accidentes toman en conside- Por estas razones, y porque la cantidad y fiabilidad de la información
ración todas esas influencias, cada vez más remotas. En teoría, las diversas relevante declinará rápidamente con la creciente distancia del suceso, el
cadenas causales se podrían retrotraer hasta el Big Bang. Pero, entonces, modelo de pro ceso causal de un accidente que ofrece el diagrama 1. 6
¿qu é reglas indican dónde ha de detenerse el análisis de los accidentes or- debe necesariam ente mantenerse, en gran m edida, dentro de los límites de
lo que la organización afectada puede gestionar. Además, debería adver-
ganizativos? , .
D ado qu e el tiempo y la causalidad son continuos, carecen de línutes tirse también que todas las organizaciones tecn ológicas tienen estrech os
naturales; hay sólo imp osiciones artificiales. Al analista de accidentes, como lazos con otras organizacion es. El sistema aéreo en conj unto, p or ej emplo,
al historiador, lo limitan sus recursos y la disponibilidad de evidencia fia- incluye a aerolíneas, autoridades aerop ortu arias, mantenimiento, fab ri-
cantes, controladores aéreos, reguladores, sindicatos, departam entos de la
ble. D ej ando a un lado las preocupaciones legales sobre la responsabilidad,
administración pública, ministros del gobierno y organismos in ternacio-
hay dos motivos principales para efectuar investigaciones . de accidentes:
nales com o la Asociación Internacional del Transporte Aéreo o la O rga-
determinar qu é pasó y evitar que algo así vu elva a ocurrIr en el futuro.
nización Internacional de Aviac ión C ivil - todos los cuales pueden
Ambos obj etivos se alcanzan mej or limitando el alcance del análisis a aque-
desemp eñar algún papel en un accidente organizativo.
llas cosas sobre las qu e cabe esperar razonablem ente que las personas Im-
El diagram a 1. 6 mues tra las principales fases del desarrollo de un ac-
plicadas -y, muy en especial, los gestores del sistema- pu edan ej ercer
cidente organizativo. Este modelo intenta con ec tar los diversos elem en -
algún control. Una pequeña y triste historia ayudará a cla rifica~' este punto.
tos qu e inciden en una secuencia coherente, qu e va de abaj o hacia arriba
Valeri Legasov, académico de la Unión Soviética, fue el l11vestlgador
en la influ encia causal y de arriba hacia abaj o en la investigación.
principal del desastre del reactor nuclear de C h ernóbil, ocurr!do el 2~ .de
abril de 1986. Él fu e también el principal portavoz de la Umon SovletlCa
9. La cita procede de las C intas L egasov, una trascripción preparada por el D eparta-
en la conferencia internacional sobre el accidente, que se celebró en Viena mento de Energía de los Estados U nidos en 1988. El ma terial original apareció en Pral/da
en septiembre del n1.ism o año. En ese encu entro, Legasov culpó plena- poco desp ués de la muerte de Legasov.

42 43
La gestió n d e los gra ndes ri esgos
1. A m en azas, d e fen sas y pérdidas

D iagrama 1.6 nes de mantenimiento, etc.-, donde se revelan como factores con cierta
Fases del desarrollo y la inves tigació n de un accidente organizativo probabilidad de inducir actos peligrosos. Esos factores incluyen la presión
temporal, las h erramientas y los equip os inadecuados, deficien tes interfa-
DEFENSAS ces operario-máquina, la formació n insuficiente, la escasez de p erso nal,
una mala ratio supervisor-trabajadores, los salarios bajos, el bajo estatus, una
PELIGRO
1111 cultura de machotes, los pro cedimientos ambiguos o impracticables, las
malas comunicaciones, etc.
AMENAZAS
1111 En el luga r de trabajo, estos factores locales se combinan con las natu-
rales tendencias humanas a produ cir errores e infi:acciones -denomina-
dos, en conjunto, «actos p eligrosos»-, que com eten los individuos y
equip os situ ados en «primera línea» o en la intelfaz directa persona-má-
quina. Se cometerán m uch os de estos actos p eligrosos, p ero sólo unos
Vías
de las condiciones pocos, m uy po cos, provocarán aguj eros en las defensas. Analizaremos en
latentes detalle la naturaleza de es tos actos en el capítulo 4. Aunque esta clase de
actos estén implicados en la mayoría de los accidentes organizativos , no
son una condición n ecesaria. En algunas ocasiones, las defensas fallan sim-
plem ente como resultado de condiciones latentes -como, por ejemplo,
en los desastres del Challenger y en el incendio de la estación de metro de
King's Cross-. El diagrama 1.6 muestra esta posibilidad mediante las vías
de las condiciones latentes, que conectan directamente el lugar de trabajo
y los factores organizativos con el fallo de las defensas.
Hasta aquí h emos visto la secuen cia causal de los accidentes, desde los
E l rectá ngul o superior represe nta los elem entos prin cipales de un suceso ; el tri ángulo inferior, fac tores organizativos, p asando por las condiciones del lugar de trabajo y
el sistema qu e lo produce, dividido en tres niveles: las personas (actos peLigrosos), el luga r de tra- los actos peligrosos de un individuo (o un equipo) hasta el fallo de las de-
bajo (circunstan cias que provocan errores) y la orga nizació n. Las fl echas negras en dirección as-
cendente in dica n la dirección de la ca usalidad; las flechas blancas en direcc ió n descendente, los
fensas y los resultados adversos. En su análisis o su investiaación
o la direc-
pasos de la investigación. ción se invierte (sigu e las flechas blancas del gráfico 1.6) . La investigación
comienza por el resultado aciago (qué sucedió) e indaga luego cuándo y
cómo fallaron las defensas. D ebe establecerse qu é fallos activos y qu é con-
Aceptando el marco temporal discutido antes, la historia ca usal co- diciones latentes estuvieron implicadas en ca da defensa rota o eludida; y
mienza con los factores organizativos: decisiones estratégicas y procesos en cada acto contrario a la seguridad que se identifique, qué condiciones
organizativos generales -predicción, elaboración de presupuestos, asig- lo cales pudieron hab erlo configurado o provocado; y para cada una de
nación de recursos, planificación, programa ción temporal, comunicación, éstas , qué factores organizativos «corriente arriba» pudieron haber con-
gestión, auditoría, etc.-. Estos procesos estarán co nfigurados y colorea- tribuido a crearlas. Cada condición local puede ser producto de varios
dos por la cultura de la empresa, por las ac titudes tácitas y las reglas no es- factores organizativos diferentes, pues es probable que existan múltiples
critas relativas al modo como esa organización lleva a cabo sus asuntos conexion es entre los elementos organizativos del modelo y los diversos
(véase el capítulo 9 para un análisis más extenso de la cultura organizativa). emplazamientos de trabajo.
Las consecuencias de estas actividades se transmiten desp ués a través
de toda la organización hasta los lugares de trabajo individuales - salas de
control, cabinas de vuelo, centros de control del tráfico aéreo, instalacio-

44 45
La gestión de los grandes riesgos I. Amenazas, defensas y pérdidas

RESUMEN DEL ARGUMENTO son el elemento singular con mayor responsabilidad en el surgimiento de
los accidentes organizativos. Hemos clasificado las barreras y salvaguar-
Este capítulo empezó por distinguir entre accidentes individuales y orga- dias de dos maneras: por su función (conciencia, comprensión, aviso, di-
nizativos. La frecuencia de los accidentes individuales en el lugar de tra- rección, restauración, interposición, contención, evacuación y rescate) y
bajo ha disminuido radicalmente con los años, pero su naturaleza básica por sus modos de aplicación (defensas «duras)) y «blandas))). Ningún estrato
-deslices, lapsus, tropiezos y torpezas fi·ente a los que no se estaba pro- defensivo está nunca totalmente intacto; empero, todos ellos tienen res-
tegido- ha permanecido más o menos constante en cuanto que es pro- quicios y aguj eros creados por combinaciones de fallos activos (errores e
bable que un individuo, o un equipo de trabajo, sea al mismo tiempo el infi.·acciones cometidos por el personal de primera línea) y condiciones la-
agente y la víctima del accidente. En cambio, los accidentes organizativos tentes (consecuencias de decisiones de alto nivel con efecto retardado
-el tema de este libro- son un fenómeno relativamente nuevo, surgido sobre la integridad de los diversos estratos defensivos) .
de desarrollos tecnológicos que han aumentado en gran medida las de- El capítulo concluyó con dos perspectivas sobre el desarrollo de los ac-
fensas del sistema a la vez que han cambiado el rol de las personas de pro- cidentes organizativos. La primera esbozó el desarrollo de una organiza-
ductores o transformadores distribuidos a p ensadores y controladores ción hipotética desde sus h eroicos días iniciales, cuando es probable que
centralizados. todas sus contrariedades consistiesen en accidentes individuales, hasta los
En contraste con tiempos pretéritos, los elementos humanos de las tiempos actuales, en los que el riesgo mayor proviene de los infi·ecuentes
tecnologías modernas suelen hallarse alejados de las amenazas cotidianas pero catastróficos accidentes organizativos. La segunda perspectiva trazó la
de sus respectivas operaciones. En los sistemas de alta tecnología ocurren historia de un accidente organizativo concreto y siguió su desarrollo desde
muy raramente accidentes organizativos pero, cuando ocurren, es proba- los factores sistémicos situ ados «corriente arriba)), a través de los factores
ble que sus resultados sean desastrosos y que no afecten sólo a los impli- locales inductores de errores e infracciones, hasta el nivel del individuo
cados inmediatos sino también a personas y bienes muy alejados del que incurrió en actos peligrosos. Muchos fallos activos serán inocuos, pero
suceso, tanto en el espacio como en el tiempo. La lluvia radiactiva de es probable que algunos tengan efectos adversos inmediatos sobre las de-
C h ernóbil, por ej emplo, sigue constituyendo una amenaza para las gene- fensas locales. Cuando los resquicios abiertos por fallos activos se «alinean))
raciones futuras en grandes áreas de Europa. con los creados por las condiciones latentes, surge una «ventana de opor-
Entender los accidentes organizativos y reducir su frecuencia son los tunidad)) a través de la cual una trayectoria de un accidente puede hacer
mayores retos que afi·ontamos al inicio del nuevo milenio. Sus costes hu- que alguna amenaza entre en contacto pernicioso con activos y personas.
manos, ambientales y económicos son inaceptables. Pero, ¿cómo desarro- El propósito principal de este capítulo ha sido presentar las ideas bá-
llaremos un conj unto de conceptos igualmente aplicables a todos estos sicas y preparar el camino para un análisis más exhaustivo de estos temas
sucesos, extremadam.ente infrecuentes y singulares y -lo más imp or- en los siguientes capítulos. El capítulo 2 inicia este análisis más refinado
tante- que contribuyan a mejorar la prevención? He propuesto dos con- examinando las varias «grietas en el sistema)) que revelan los estudios de
juntos de términos: el primero aporta un marco para entender los detalles caso de tres accidentes organizativos. Aquí nuestro propósito es dar con-
de un suceso particular -amenazas, defensas, pérdidas-; el segundo -la creción a esta estructura abstracta. Debo reiterar que éste no es otro libro
tensión entre producción y protección- ofrece un medio para entender más sobre estudios de caso de accidentes. Los he incluido aquí por el
los procesos que desembocan en el fallo de las defensas. Mencionamos dos único motivo de comprender mejor los accidentes organizativos en ge-
de esos procesos: el sacrificio de mejoras protectoras para obtener ventajas neral, más que sus ejemplos particulares.
productivas y el deterioro gradual de las defensas a lo largo de periodos en
los que la ausencia de sucesos adversos crea la impresión de que el sistema
funciona con seguridad -el caso del «barco indemne» .
Las defensas en profundidad han logrado que los sistemas tecnológi-
cos modernos sean en gran medida inmunes a fallos aislados. A su vez,

47
2
La derrota de las defensas

LAS COSAS NO SIEMPRE SON LO QUE PARECEN

LA MENTE HUMANA T IENE PRO PENSiÓN a emparej ar aquello que se asemeja!.


Es natural, pues, que creamos que los accidentes desastrosos se deban a
errores igualmente monstruosos . Sin embargo, la investigación minuciosa
de las catástrofes organizativas ha invertido ese saber convencional: las de-
fensas pueden ser p eligrosas; el mejor personal puede cometer los peores
errores; las organizaciones más concien zudas y mejor dirigidas pu eden
sufi'ir las p eores calamidades. Como el camino al infierno, la mayoría de
las secuencias de accidentes están empedradas de buenas intenciones -o
de lo que en su día parecieron buenas ideas .
En el capítulo anterior presentamos las ab erturas que los fallos ac tivos
y las condiciones latentes crean en las defensas del sistema. Cuando en-
gendran un resultado particularm ente malo, asumimos naturalmente que
sólo puede hab er sido fi'uto de unos inmensos aguj eros debidos a una tre-
menda n egligencia o a una mala práctica habitual. Puede que las malas
prácticas formen p arte del cuadro, pero la realidad suele ser mucho m ás
ordinaria. Las trayec torias de los accidentes organizativos pueden desli-
zarse con la misma facilidad a través de grietas diminutas y en aparien cia
insignifica ntes qu e a través de los más inmensos agujeros.
Este capítulo analiza tres casos de estudio recientes extraídos de tres
ámbitos muy diferentes. El primero, un casi accidente qu e se deslizó a tra-
vés de grietas núnimas en el sistema; el segundo, un desastre que p asó por
unas aberturas enormes en las defensas; el tercero, cosa infrecuente, tuvo
su origen en una sola p ero prolongada condición latente. Muchos otros

1. Sir Francis Baco n lo expresó co n más elega ncia en 1620: «La mente humana es pro-
pensa a sup oner la existencia de más orden y regularidad en el mundo de los qu e halla en
él» (Tll e New O lga/IOII). Una man era de simplificar consiste en suponer la simetría de mag-
nitud entre ca usas y consecuencias.

49
p

La gestión de los grandes riesgos 2. La derrota de las defensas

estudios de caso bien documentados habrían servido igualmente bien a casi total pérdida de aceite durante el vuelo. La noche anterior los inge-
nuestros propósitos, pero la mayoría han sido ya exhaustivamente anali- nieros de mantenirniento de la aerolínea habían efectuado una inspec-
zados en otros trabajos. ción programada de ambos motores usando un boroscopio (inspección
Nuestro propósito es intentar identificar patrones recurrentes en las obligatoria cada 750 horas de vuelo).
formas en que fallan las defensas. ¿Existen, incluso en sucesos tan dife- Esas inspecciones debía efectuarlas el turno de noche de manteni-
rentes como éstos, suficientes rasgos comunes como para permitirnos abs- miento en línea. La noche víspera de aquélla en que había de realizarse
traer algunos principios generales sobre el desarrollo de los accidentes esa tarea, el ingeniero de mantenimiento en línea a cargo del turno ex-
organizativos? El científico social estadounidense Karl Weick expuso con presó su preocupación por el personal disponible para ocuparse de la carga
gran acierto el meollo del problema: de trabajo prevista para la noche siguiente, que sabía incluía las inspec-
ciones con el boroscopio.Alllegar esa noche a su trabajo, sin embargo, se
Sabemos que las causas únicas son raras, pero desconocemos cómo pueden
llegar a encadenarse algunos pequeños sucesos hasta producir un resultado encontró con que no se había asignado personal de mantenimiento extra
desastroso. Sin ese conocimiento, hemos de esperar a que, en efecto, suceda a su grupo. De los seis hombres que nominalmente lo constituían sólo es-
una crisis para poder diagnosticar un problema, ya que no estamos en condi- taban de servicio cuatro esa noche y dos de ellos - incluido el propio in-
ciones de detectar un problema potencial antes de que sUlja .Anticipar y pre- geniero de mantenimiento en línea- estaban trabajando noches extra
ver desastres equivale a entender las regularidades existentes en las formas para cubrir insuficiencias de personal.
que tienen de combinarse los pequeños sucesos hasta tener efectos despro- El ingeniero se apercibió de que debería efectuar las inspecciones con
porcionadamente grandes 2 •
el boroscopio él mismo, pues era el único ingeniero de ese turno en la
línea en posesión de la necesaria autorización. Como la inspección debía
DESLIZÁNDONOS A TRAVÉS DE LAS GRIETAS DEL SISTEMA realizarse en un hangar a cierta distancia de donde se hacía el grueso del
DE MANTENIMIENTO DE AERONAVES trabajo de mantenim.iento en línea, pero muy cerca del hangar de man-
tenimiento en base, decidió poner la inspección a la cabeza de su lista de
Nuestro primer caso de estudio es un ejemplo de primera categoría de un tareas de esa noche.
accidente aéreo que casi se abrió paso a través de los dim.inutos resquicios Después de organizar el trabajo de su equipo para esa noche, recogió
de la vasta armadura del sistema. No ocurrió una catástrofe, por fortuna, de la oficina de mantenimiento en línea la documentación referente a la
pero estuvo muy cerca, y sólo la evitó, en la última trinchera, la pronta ac- inspección y se dirigió al avión, donde empezó a preparar uno de los mo-
tuación de las defensas humanas 3 . tores para esa operación. Hecho esto, cruzó al cercano hangar de mante-
Al poco de despegar del aeropuerto de East Midlands hacia Lanzarote, nimiento en base, donde se guardaba el boroscopio. Allí encontró al
en las Islas Canarias, los pilotos del Boeing 737-400 detectaron pérdida de controlador de mantenimiento en base (a cargo del turno de noche de
aceite y caída de su presión en ambos motores; emitieron un «Mayday» y este servicio) y le pidió el equipo de inspección, y también si había al-
se dirigieron al aeropuerto de Luton, donde tan pronto tomaron tierra los guien disponible que pudiera echarle una mano, porque necesitaba una
apagaron. No hubo heridos. Luego se descubrió que las cubiertas de la s~gunda persona que girase la bobina del motor mientras él efectuaba la
transmisión a alta presión del rotor faltaban en ambos motores y de ahí su inspección.
En el turno de noche también andaban escasos de personal. Al llegar
esa noche a su oficina el controlador de mantenimiento en base había re-
2.Véase K . E. Weick, «The vulnerable system: an analysis of the Tenerife air c!isaster»,
en PJ. Frost et al. (ed.) Riframil'lg Olganiz ational Culture, Londres, Sage Publications, 1991.
cibido una petición de los remolque en rampa para que sacase otro avión
Kad Weick es uno de los científicos sociales más perspicaces en el ámbito de los accidentes de su área (un Boeing 737-500) porque estaba estorbando, y no podía res-
organizativos, y su trabajo aparecerá citado en relación con diferentes temas a lo largo de ponder de inmediato a su demanda por falta de personal en su equipo.
este libro.
Pero al escuchar al ingeniero de línea vio el modo de matar dos pájaros de
3. Report 01'1 the Incident to Boeing 737-400, C-OBMM, Near Dallentr)' 0/'1 23 February 1995,
Aircraft Incident Report 3/96, Department ofTransport, Londres, HMSO, 1996. un tiro. Las normas de la empresa exigían que, para conservar su autoriza-

50 51
La ges ti ó n de los grand es ri esgos 2. La derrota de las defe nsas

ció n para usarlo, el perso nal debía realizar al úio dos inspecciones con bo- El trabaj o continuó a lo largo de las siguientes horas , aunque con nu-
roscopio de las obligatorias cada 750 horas4 . Su autorización estaba próxima merosas interrupcion es debido a qu e el controlador de mantenimiento en
a caducar porque muy raram ente se le asignaba esa tarea.Tamhén sabía que base telúa que resolver los problem as urgentes que surgían por todas par-
el turno de mantenimiento en línea debía ocuparse de ocho aviones esa tes en su propio ámbito de responsabilidad. El resultado fue que no vol-
no che y le faltaban dos hombres. Así que ofi:eció un truequ e. Él efectua- vieron a colo carse las cubiertas de la transmisión del rotor, qu e no se
ría la inspección con el boroscopio si el ingeniero de m antenimiento en efectuaron pruebas de m otor en tierra (comprobación que habría reve-
línea se encargaba de traer el B737-500 de la plataforma de operacion es a lado la pérdida de aceite) y que en el libro de partes de vuelo del avión
la zona de mantenimiento en base. se firn'ló qu e se había completado la insp ección con boroscopio de ambos
El ingeniero de mantenimiento en línea estuvo de acuerdo con este lnotores.
arreglo tan conveniente para ambos y puso al controlador de manteni- Avanzada la noch e, el ingeniero de mantenimiento en línea regresó
miento en base al corriente del trab<u0 preparatorio de los m otores que ya con un equipo de su sección p ara prep arar el avión para el vuelo del día
había efectuado. D ado que el ingeniero de línea no había ido al hangar de siguiente. El controlador de mantenimiento en base y él debatieron si des-
mantenimiento en base con intención de transferir la inspección a otra co n ec tar los disyuntores de los circuito s de ignición e hidráuli co del
persona, no llevaba consigo ningún documento escrito o nota donde cons- motor. El controlador no lo creía necesario p orque n o tenía inten ción de
tasen qué operaciones h abía terminado ya. D e h echo, la do cumentación trabajar en el aparato con los sistemas de energía hidráulica y eléc trica
que usaba el mantenimiento en línea no incluía ningún espacio apto para activos; no obstante, el ingeniero de línea los desactivó de todos m odos,
registrar esa clase de detalles. El controlador de mantenimiento en b ase, confia ndo en que el controlador se había dado cuenta de ello. Cuando más
sin embargo, se dio por satisfecho con las instrucciones verbales que reci- tarde el avión fu e devuelto a la línea, los pilotos advirtieron que los dis-
bió. Su siguiente paso fu e elegir un lnecá nico que le ayudase a preparar y yuntores no se habían vuelto a activar y se quej aron de ello al ingeniero
comprobar el equip o del boroscopio. de mantenimiento en línea del turno de maiiana. Éste resp ondió qu e pro-
Con estos ino centes y bienintencionados preliminares quedó dispu esta bablem ente había sido un desliz y los activó. D e vuelta en la oficina de
la escena para un casi desastre. El controlador de man tenimi ento en base mantenimiento en línea se preguntó en voz alta delante de un compañero
envió al m ecánico a preparar el segundo motor p ara la inspección y de- cómo p odían haberse comp robado los motores con los circuitos de igni-
dicó luego un tiemp o considerable a orga nizar el trab<u0 de su reducido ción desac tivados.Todavía estaban hablando de ello cuando oyeron qu e el
p ersonal para aquella noch e. C uando al fin se reunió con el ITlecánico aparato había tenido que efectuar un aterrizaj e de emergencia en Luton .
junto al avión traía su copia personal del manual de formación p ara el N o sabemos exactam ente por qué no se volvieron a colo car las cu-
uso del boroscopio, donde había anotado varios detalles qu e le ayudarían biertas en los motores ni p or qu é se firmó que la insp ección se había com-
a juzgar ciertas m edidas a lo largo de la insp ección. Aunqu e las instru c- pletado cuando faltaban partes tan vitales, y sin hab er realizado la prueba
ciones de la tarea no le eran familiares -pues se trataba de documenta- de motores. Sabem os, no obstante, que las omisiones durante el proceso de
ción de m antenimiento en línea, no en base- , y no contaba con fi ch as reinstalación son el fallo de mantenimiento individual más común -así en
de procedimiento de Boeing para la tarea, no juzgó necesario hacerse con aviación como en el sector de la energía nuclear-o D e hecho, estas omi-
otro material de consulta. Mientras el m ecánico preparaba el segundo siones de mantenimiento probablem ente sean el tip o singular de problema
motor para el examen, el controlador de mantenimiento en base comenzó de actuación humana m ás extendido en el m arco de las tecnologías de alta
la inspección del primer motor. peligrosidad (véase el capítulo 5). Sabemos asimismo qu e había habido al
menos nueve casos previos en otras aerolíneas en que no se repusieron las
cubiertas del rotor de alta potencia tras los procesos de mantenimiento. La
4. El boroscopio es un instrumento diagnóstico de fibra ó ptica em pleado pa ra detec- eviden cia disponible indica también que mu chos trabajos de manteni-
tar signos de defectos estru cturales en los álabes de las turbinas dentro de las áreas de alta
miento de aparatos se firman como terminados sin efectuar una verifica-
y baj a presió n de un motor a reacción . Es una pa rte importante del conju nto de técnicas
de comprobació n no destru ctivas (NDT) de un in ge niero aero náuti co. ción exhaustiva. Es m ás probable que se tomen estos ataj os en la realización

53
La gestión de los grandes riesgos 2, La derrota de las defensas

de tareas cuando se está bajo presión temporal-por ejemplo, cuando hay En el caso de las cubi ertas de motor ausentes, sin embargo, había aún
que devolver un avión a la línea antes de su hora de partida prevista. otra grieta m ás sutil en el sistema: la diferencia entre las prácticas de tra-
Saber con exactitud qué pasó en la m ente de las personas implicadas bajo del mantenimiento en base y en línea. La división del trabajo entre
en el momento en que cometían esos errores nos ayudaría po co a en- ambas ramas de una instalación de mantenimiento de aeronaves suele estar
tender cómo acontecen los accidentes organizativos o cómo podríamos delimitada con claridad. Los ingenieros de mantenimiento en línea están
evitar que sucedan en el futuro. Esos fallos humanos ocurren co n fre- acostumbrados a ej ecutar tareas aisladas, a m enudo no programadas (re-
cuencia y seguirá siendo así mientras los seres humanos sigan retirando y paración de defectos), tanto en solitario como en p equeños grupos. Estas
restituyendo a su lugar los millones de piezas extraíbles que forman un tareas suelen completarse en un solo turno. El mantenimiento en base, en
avión moderno. En este caso, como en el de otros accidentes organizati- cambio, efectúa las revisiones programadas. C uando un aparato entra en
vos, nuestra preocupación fundamental son los factores sistémicos que fa- el hangar de mantenimiento en base es probable qu e permanezca allí du-
vorecen que esos errores ocurran y, además, permiten que pasen rante un tiempo relativam ente largo; los distintos turnos que rotan reali-
inadvertidos. En aviación, la falibilidad humana, com.o la gravedad, la m e- zarán en él un gran número de tareas diferentes y cada turno transferirá
teorología o el estado de la pista es sólo otra amenaza previsible. La cues- al siguiente el trabajo inconcluso.
tión no es por qué ocurrió un error, sino por qué no se fue capaz de Así pu es, los entornos del mantenimiento en línea y del manteni-
subsanarlo a tiempo. Para rep etir un tema constante de este libro: no po- m.iento en base requieren tipos de planificación e instrucciones de apoyo
demos cambiar la condición humana, pero podemos cambiar las condi- diferentes. En el caso del primero, la documentación se gen era justo antes
ciones de trabajo de la gente. de iniciar el trabajo y está suj eta a cambios en función de las nec esidades
¿Cuáles fueron, pues, las pequeñas grietas del sistema que permitieron operacionales. Las fichas de tarea, por tanto, ofrecen sólo una breve des-
que estas desviaciones habituales estuvieran a punto de provocar una gran cripción de la labor a realizar. En nurcado contraste, la planificación del
catástrofe aérea? El primer factor, y el más obvio, es que tanto al eqUIp o trabajo del mantenimiento en base co mi enza varias semanas antes de
de mantenimiento en línea como al de mantenirniento en base les faltaba poner manos a la obra y se entrega al responsable en forma de un enorme
personal, aunque no tanto como para que tuvieran que suspender las ta- rimero de documentación que incluye amplias secciones de apoyo y ex-
reas que tenían asignadas . Estas insuficiencias temporales de personal de plicación. La vida en la sección de línea está llena de sorpresas, mientras
m antenimiento, debidas a bajas y permisos, no son infrecuentes. Un pro- que el m antenimiento en base es mu cho más regular y predecible.
blema similar, en otro incidente distinto, contribuyó a que saltase de su La inspección con boroscopio obligatoria cada 750 horas fue diseñada
marco el parabrisas de una cabina de mando, fij ado con pernos del ta- como una tarea del mantenimiento en línea y su documentación no in-
mal'ío equivocados. En este caso, como en el anterior, una insuficiencia cluía ninguna de las fichas de operación paso a paso ni las secciones del
temporal de p erson al obligó a los sup ervisores a ocuparse de tareas para manual de mantenimiento que normalmente se facilitan con las instruc-
las qu e carecían de las habilidades y la experiencia precisas. Y en ambos ciones del mantenimiento en b ase; co ntenía solam ente referencias a la
su cesos su capacidad para efectuar dichas tareas con fiabilidad se vio m er- documentación detallada disponible en algún otro sitio. La tarea era fa-
mada por la continua necesidad de dedicar atención a sus deberes de ges- n1.iliar para el ingeniero de línea, por lo qu e no juzgó ne cesario llevar
tión. Para complicar aún más estos problem as, además, los jefes de turno consigo esa do cumentación adicional y por eso las instrucciones qu e dio
implicados en ambos accidentes estaban en situación de dar ellos mismos al controlador de mantenimiento en base eran relativam ente parcas, en
el visto bueno a tareas que habían dej ado incompletas, eliminando así una comparación co n la documentación usual en la sección de éste. En par-
importante oportunidad de detectar el error. ticular, las instruc ciones generadas por la ingeniería de línea no mencio-
naban el trabajo de reposición - volver a colocar las suj ecion es y las
5. Véase Report 0/1. the A ccidel'lt to Blle One-Eleven., G- BJRT, ove/' Didcot, Oxfo/'dshi/'e Ofl 10
jUI'le 1990, Aircraft Ancident R eport 1/ 92, Departl11ent oITransport, Lor1dres, HMSO, 1992.
cubiertas- ni exigía que se firmase la terminación de cada paso de estas
Véase también D. Maurino,]. Reason, N . Jo hnston y R. Lee, Beyond AV/atlO/1. Human. Fac- tareas, qu e sería lo esperable en las instru cciones generadas por el m ante-
to/'s: SaJety in High Teclu'/Ology Systellls, Aldershot, Avebury Aviation 1995, cap, 4, nimiento en base. Tampoco había ninguna de las acostumbradas adver-

54 55
La gestión de los grandes ri esgos

tencias, recalcadas en el manual de mantenimiento, que señalaban que la Tabla 2.1


seguridad del avión se vería seriamente amenazada si el trabajo de reen- R esumen de los fallos ac tivos y las condiciones latentes que socavaron
samblaje no se llevaba a cabo como estaba especificado. o rompieron las defensas del sistema de m antenil11.iento de aeronaves
Dada la escasez de personal en su turno, que inevitablemente com-
portaría demandas adicionales de su propio tiempo, probablemente fue un Fallos ac tivos C ondiciones latentes
error por parte del controlador de lTlantenim.iento en base ofi'ecerse a lle- El in geni ero de mantenimi ento en lín ea La aerolín ea no disponía de una forma
var a cabo la inspección con el boroscopio. Pero esto es algo que difícil- qu e devo lvió el aparato a su tripulación efectiva de co nocer el personal dispOluble
mente podría clasificarse como un disparate de gran magnitud y, desde dej ó pasa r la oportunidad de descubrir y la carga de trabajo, y de aju star uno a
qu e [LItaban las cubi ertas de la otra , en parti cular en los turnos de no che,
luego, era una acción permisible dentro de los procedim.ientos de la em-
tra ns nusió n cuando reactivó los sabiénd ose qu e están suj etos a los efec tos
presa. A la vista de su falta de experiencia reciente con la tarea, el con- disy untores del circuito de igni ción y se adversos de trabaj ar a esas horas.
trolador se equivocó claramente al suponer que podría realizarla sin preguntó cómo se había podido efec tuar
una pru eba de m o tor con ellos apagados. La vigilancia de este problema de personal
emplear fichas de procedim.iento detalladas y orientándose sólo por su por parte del organismo regul ador era
memoria y por unas notas de formación no oficiales. Hasta que el inge- La tripula ción aceptó qu e los disy untores inadec uada.
niero de línea le pasó sus instrucciones seguramente no sabía que le fal- de la cabina de mand o es tu vieran
desac tiva dos como algo '<n o rma]" y no Tanto el turno de noche de
taba el m aterial de apoyo detallado. En ese momento pudo cruzar a la indaga ron m ás en el asunto. mantelumi ento en lín ea co mo el de
oficina de m antenimiento en línea, o ir a mantenimiento en base, y co- mantelunuento en base tenían escasez de
En del libro de partes de vuelo del avió n perso nal, situación que se repetía co n
gerla, pero hacía mucho fi'ío aquella noche de invierno y él estaba seguro se firmó qu e la insp ección se había bastante frec uencia.
de conocer el procedimiento.Y hasta el investigador del accidente admi- concluido, sin una ad ecuada inspecció n
del trabajo efectu ado en los mo to res. Un a investigación interna reveló qu e las
tió que si él mismo hubiera recogido ese material no le habría sido fácil inspeccio nes co n boroscopio solían
usarlo. Todos los manuales se corrigen y actualizan continuam.ente, y a El co ntrolado r de mantelunu ento en base llevarse a ca bo sin seguir los
menudo es complicado, para quienes no están familiarizados con su con- estaba en posición de dar el visto bu eno a procedinu entos aprobados. Esto era un
su propi o trabajo incompleto, sin efec tuar fall o del sistema de ga rantía de calidad de
figuración, seguir el hilo del texto que describe una determinada tarea. ulterior inspecció n. la compúiía.
Otra pequeña rendija en el sistema fue la ausencia de un procedi-
El co ntrolado r de manteninuento en base N o exis tían procedinuentos para transferir
miento formal para transferir tareas del mantenim.iento en línea al man- no sup ervisó co n sufi ciente m eti cul osidad un trabajo parcialmente temu nado del
tenimiento en base. Com.o resultado, no existían hojas de fase del proceso el trabaj o de un m ecá nico qu e carecía mantelumiento en lín ea al de
(que indican el trabajo previo completado) y las instrucciones de la trans- relati va m ente de experiencia. Esto fu e así, mantelumiento en base. Co mo res ultado,
en parte, a ca usa de las mu chas no se disponía de lungún fo rmulario para
ferencia se transmitieron verbalm~ente en lugar de por escrito. Aquí no es interrupcion es qu e se derivaron de sus registrar en qu é f.1se se hallaba el trabaj o y
que la defensa fuera defectuosa sino que estaba completamente ausente. deberes adnulustrativos . el inge lu ero de mantelunu ento en lín ea
Ahora bien, esas delegaciones de tareas son hechos relativamente infi'e- N o se efec tu ó lun guna prueba de dio sólo instru cciones de transferencia .
cuentes y, si bien en retrospectiva es fá cil apreciar la necesidad de proce- moto res . verbales al controlador de manteninuento
en base.
dimientos de transferencia, no es fácil imaginar por qué su creación debía El co ntrolador de mantelumi ento en base
figurar en un lugar prominente en la agenda de nadie antes de que ocu- realizó el trabajo sin utilizar co mo La doc umentación qu e se entregó al
referencia fi chas de pro cedinu ento o el controlador de manteninu ento en base no
rriera el suceso. La tabla 2.1 resume estas diversas grietas en las defensas. incluía la (para él) habitual
manual de manteninu ento. En lugar de
En julio de 1996 la aerolínea implicada en este accidente fu e conde- ello, co nfió en su mem o ria y en un a do cum entació n de consulta. En particular,
nada a pagar una multa de 150000 libras, más otras 25000 libras de costas referencia sin la debida aprobación -sus carecía de toda referencia al trabajo de
nota s de fo rm ación. reposició n y de cualqui er medi o qu e
judiciales por poner en peligro «imprudente y n egligentemente» la aero-
obligase a firmar que esa tarea concre ta se
nave y sus pasajeros6 Fue la primera vez en el Reino Unido que la Civil había finaLiz ado.

6. Th e Ti/l/ es, 26 de julio de 1996 .


La gestión de los grandes riesgos 2. La derrota de las defensas

AviationAuthority presentó cargos contra una aerolínea basándose en los competencia, los motivos o la moral de la principal amenaza de este caso:
artículos 50 y 51 de la Ordenanza de Navegación Aérea de 1989. Los dos Nick Leeson, el sedicente trader granujas. Daremos por supuesto que cual-
ingenieros de mantenimiento directamente implicados en el accidente quiera que comercie diariamente por valor de millones está expuesto a
fueron despedidos .Tras el veredicto, el presidente adjunto de la aerolínea numerosas tentaciones y en posición de cometer errores muy costosos.
declaró a la prensa: «Hoy ha sido un día duro para nosotros, pero hemos Nuestro interés, como en el caso previo, se centra en saber cómo es que
aprendido de la experiencia. Hemos cambiado completamente nuestros el sistema bancario carecía de ciertas barreras, salvaguardias y defensas, y
procedimientos». En el capítulo 3 analizarenlOs si ésta fue o no la res- qué otras fueron traspasadas o eludidas. Inevitablemente, haremos un re-
puesta idónea . lato muy resumid0 9 , y limitado al periodo del colapso final, aunque sus
El capitán del avión, cuya rápida actuación evitó la catástrofe, declaró orígenes posiblemente puedan retrotraerse un siglo o más.
que forma parte del trabajo de un piloto resolver lo inesperado. «Debe- El 26 de febrero de 1995, la Corte Suprema de Londres designó un
mos prever el peor escenario posible. No estamos ahí arriba sólo para pul- equipo de administradores judiciales para hacerse cargo de la gestión de
sar botones y confiar en las maravillas de la tecnología moderna . Debemos Barings PLC, la empresa matriz del Grupo Barings. La decisión obedecía
estar preparados para esta clase de eventualidad)/. Esta frase define con al descubrimiento de que Barings Futures (Singapur) PTE Limited (BFS)
gran claridad el papel de la tripulación como defensa del sistema. En el había perdido 869 millones de libras en las bolsas de Singapur y Tokio. Ba-
capítulo 5 nos plantearemos la siguiente pregunta: ¿es la tarea principal de rings Brothers & Co., Limited (BB & co.) era el banco de inversiones más
los pilotos de la aviación contemporánea hacer fi·ente a las emergencias antiguo de la city de Londres. Desde la fundación original de la sociedad,
producidas por los errores de mantenimiento que no han sido detectados? en 1792, había permanecido independiente yen manos privadas.
Barings Securities operaba en Singapur desde 1987, pero sólo en 1992
entró en el Intercambio Monetario Internacional de Singapur (Singapore
Los MILLONES DILAPIDADOS: EL COLAPSO DEL BANCO BARINGS
Monetary Exchange, SIMEX), con el propósito de negociar en el mercado
de futuros y opciones, que crecía con gran rapidez. La nueva compañía
Para quienes trabajan en la minería, la construcción, el transporte, las cen-
creada para encargarse de este negocio fue BFS. Leeson fue nombrado jefe
trales nucleares, las plantas de proceso químico y similares, el término
de liquidación. Y algo extraordinariamente inusual: se le pidió que hlese
«am.enaza» suele significar un peligro inanimado asociado a la liberación
también el trada de BFS en SIMEX. Esta decisión quebrantó un principio bá-
incontrolada de masa, en ergía o sustancias tóxicas. Sin embargo, conviene
sico del sector de inversión: mantener las actividades de compraventa y li-
que recordemos que «defensas en profundidad» es un término militar re-
quidación estrictamente separadas. El trabajo del trader es ganar dinero; el
lacionado con situaciones en las que las amenazas de las que hay qu e pro-
del empleado de liquidación es asegurarse de que no se producen errores
tegerse son otras personas.
en la contabilidad y enmendarlos cuando los detecta . Los investigadores
La gente constituye una amenaza de muchas maneras distintas. Para
del caso en Singapur describieron más tarde el hecho de que se confiriera
los militares es «el enemigo». Para una multitud en un estadio de fútbol
a Leeson este doble rol como «una decisión desacertada»lO.
es la aglomeración de otros cuerpos. Para la aviación comercial adopta la
D e julio de 1992 a febrero de 1995, el Grupo Barings efectuó una re-
form.a de secuestradores y terroristas. En las grandes ciudades son los la-
estructuración radical de sus negocios hasta entonces autónomos, cada
drones, los atracadores y los asesinos. Para los bancos pueden ser traders que
resultan ser unos gral1l~as.
Nuestro segundo estudio de caso se refiere a la quiebra del grupo ban- 8. Nick Leeson narró su participación en la bancarrota de Barings en un libro titu-
cario Barings -o al menos a la parte de la historia relacionada con el lado Roglle Tinder [El trader gra nuj a], Londres, Little, Brow n and Compa ny, 1996.
fallo de sus defensas-o Fieles al enfoque adoptado, no ahondaremos en la 9. Quienes deseen informarse más extensame nte sob re la quiebra del Banco Barings
deberían leer el libro de Stephen Fay The Collapse of Barings, Londres, Arrow Business
Books, 1996,del qu e he extraído el grueso de la historia aquí expuesta.
10. Barings Futures (Singapur) PTE Ltd, T/¡e Report of th e l/'/spectors Appointed by the Mi-
7 . Ibid. /lis ter of Finance, Singapur, Ministry for Finance, 1995.

59
La gestión de los grandes ri esgos 2. La derrota de las defensas

uno de ellos con culturas y operaciones diferentes. Había surgido un parqué. En su libro Rogue 7i'ader (El trader granuja) nos da una clara idea
conflicto entre BB & co., que se dedicaba a operaciones bancarias más de la impresión que esto le causó:
convencionales, y su subsidiaria, Barings Securities Limited (BSL). BSL se La primera vez que entré en la sala de contratación pude ver y oler el dinero.
había formado a partir de la adquisición en 1984 de una agencia de in- Durante todo el tiempo que llevaba en Barings había estado acercándome a
versiones bursátiles con base en el Reino Unido y fuertes conexiones en él pulgada a pulgada, y en Singapur, de pronto, estaba allí. Había estado tra-
Asia. BSL había prosperado en la embriagadora atm.ósfera financiera de bajando en las trastiendas del negocio durante casi seis años , n1.oviendo bille-
finales de la década de 1980, pero su salud, en 1992, había em.peorado tes de aquí para allá y solucionando los problemas de otra gente. Ahora, de pie
sobre el parqué, podía trab~ar con dinero instantáneo - estaba suspendido en
mucho. Su consejero delegado, ChTistopher Heath (por algún tiempo, el
el aire,justo delante de nú, invisible pero con una imnensa carga eléctrica, es-
empleado mejor pagado de Gran Bretaña) se enfrentaba a unos merca- perando sólo que alguien lo hiciera descargar a tierra!3
dos en descenso con una plantilla numerosa y h ambrienta de sustancio-
sas pnm.as. La confusión en torno al doble rol de Leeson como empleado de li-
La situación llegó a un punto crítico el domingo 26 de septiembre quidación y como trader está en el corazón mismo del desplome de Ba-
de 1992, un día que Heath describiría luego como el «aquelarre»!!. Heath rings. Lesson pasó a través de las hendiduras de la matriz de la estructura
dim.itió como consejero delegado y se nombró a Peter Norris director de gestión de Barings igual que el cigarrillo encendido qu e cayó a través
general de operaciones. En marzo de 1993, Heath abandonó Barings y de las grietas de una escalera mecánica causó el incendio de la estación d e
Norris fue ascendido a consejero delegado. A finales de 1993, BB & co. metro de K.ing's Cross. En esa estructura, cada línea de negocio -banca,
y BSL se fusionaron para formar el Investment Bank Group, luego re- compraventa de acciones, comercio de valores y divisas , etc.- era una de
bautizado como Barings Investment Bank (ElB) . Esta entidad se subdi- las columnas de la matriz y las diversas oficinas y estructuras regionales re-
vidió en cuatro secciones. Las dos relevantes para su futuro derrumbe partidas alrededor del mundo eran las filas. La teoría era que todo em-
fu eron el Grupo de Correduría y Compraventa de Valores, presidido pleado se hallaba conectado tanto con la dirección local como con la
por Norris , y el Grupo Bancario, dirigido por George Maclean - oficina de Londres . La realidad, en este caso, era que nadie vigilaba d e
quien, más adelante, declararía ante los investigadores del Banco de In- cerca las actividades de Leeson. Sus superiores inmediatos no sólo fueron
glaterra: incapaces de colegir qué competencias le confería la definición de su
puesto, sino que además eran reticentes a supervisar su trabajo. Todo el
Creo qu e las semillas de esto Da quiebra] se sembraron cuando entranlOS en
mundo lo consideró siempre responsabilidad de algún otro. A quién debía
BSL para fusionar las dos comparuas y supusimos que los controles de calidad
que noso tros te¡úamos [en BB & co.] se podrían il1l.plel1l.entar allí rápidamente. informar de sus actividades era una cuestión confusa, o que no se plante-
A la vista de los resultados, parece qu e nos equivocal1l.os!Z aba. No ayudaba a resolver problema que las oficinas de la alta dire cción
de Singapur estuvieran en la planta 24 del nu evo edificio Ocean Tower,
Después de superar los exámenes del mercado financiero local, Lee- mientras que Leeson trabajaba en el piso 14.
son comenzó a negociar en el parqué del SIMEX. Pronto fue nom.brado En julio de 1992, BFS abrió una cuenta de errores, un procedimiento
gerente general y trader jefe de BSF, aunque según se vio después parecía estándar para retener valores o divisas objeto de un intercambio sobre el
haber bastante confusión en Londres acerca de las com.petencias co rres- que existe desacuerdo hasta que éste se resuelve, habitualmente en menos
pondientes a este cargo. Heath, que era quien lo h abía nombrado origi- de 24 horas. Se le dio el número 88888 (la cuenta «cinco ochos»). Cinco
nalm.ente, creía que se trataba meramente de un empleado que transmitía días después, Leeson ordenó a un asesor informático independiente de
las órdenes recibidas por teléfono o por fax al trader presente en el SIMEX . Singapur que cambiase el software de BSF, con el fin de excluir la cuenta
Leeson, sin em.bargo, tenía otras ideas. Ser un operador le daba acceso al «cinco ochos» de los informes sobre intercambios de valores y divisas,

11. S. Fay, op. cit.


13. N. Leeso n, op. cit.
12. Ibid.

60 61
La gestión de los g rand es riesgos
2. La derro ta de las defensas

posición y precios, que a diario se remitían a Londres, y que sólo se en- All11ismo tiempo, ocultaba sus huellas remitiendo a Londres informes fal-
viase el archivo diario de avales -que se refi ere al efe ctivo o los valores sos que hinchaban los beneficios de BSF y falsificando transacciones de com-
depositados en la Bolsa como ga rantía de solvencia o como m edio de li- praventa y entradas contables.
quidar b enefi cios y pérdidas. Eso significaba que cuando ese archivo E n julio y agosto de 1994, un equipo de auditoría interna de BSL vi-
diario ll egase a Londres, el sistema automático de clasificación no reco- sitó Singapur p ara revisar las operaciones de las oficinas de Barings en la
noc ería el número de cuenta y, como resultado, no se transmitiría infor- región. Su informe, entregado en diciembre de 1994, expresaba cierta
m ación alguna al sistem a interno de informes de Barings, llamado First preocupación por la ausencia de separación entre las oficinas «delanteras»
Futures. (comercio de valores y divisas) y «traseras» (contabilidad) de BS F. El miem-
La información disponible en Londres aparecía en dos pantallas de or- bro de ese equipo que auditó la oficina de Singapu r escribió qu e, si bien
denador. Una mostraba los balances de avales del sistema informático de no existía evidencia de que Leeson es tuviese abusando de su doble rol
SIMEX e incluía el archivo de avales de la cuenta «cinco ochos» . La segunda «. .. debe examinarse el potencial de que así suceda» 14. El informe reco~
mostraba los balan ces transferidos al sistema First Futures y era la única mendaba qu e Leeson dej ase de ser el único responsable de la sup ervisió n
que la oficina de Londres estudiaba minu ciosamente de forma regular; en de la oficina de liquidación, pero esto n o le privaba de los poderes que
ella no aparecía ninguna información de la cuenta «cinco ochos». Londres necesitaba p ara seguir cometiendo sus engal10s. Una de las principales ra-
sólo se percató de este pequeño secreto contable tres días antes del des- zon es de la auditoría era investigar los grandes ben eficios de Leeson. El
plome. Fue a través de este aguj ero por donde se esfumaron cientos de inform e llegó a la conclusión de que esos ben efi cios se debían a sus ex-
millones de libras. cep cionales habilidades y expresaba su inquietud, porque «los m árgen es
Leeson se embarcó entonces sin autorización en una fren ética com- de ben efi cio de BFS se verían erosionados de forma imp ortante» en el
praventa de op ciones y futuro s. En diciembre de 1992 sus p érdidas se ele- caso de qu e fu era fi chado por un comp etidor. Al igual que la dirección
vaban a 208 millones de libras. Tanto entonces, como durante los meses de Londres, los auditores qu edaron hipnotizados por los benefi cios de-
qu e siguieron, a Leeson se le co nsideraba en Londres como un empleado clarados de Leeson.
sobresaliente. E n 1993 se le concedió una prima de 130000 libras; al año Por esa época, sin embargo, la ofi cina de Londres ya era consciente de
siguiente recibió otra de 450000. Barings sup onía que sus ben eficios de- que había decenas de millones de libras que no podían asentarse en la
clarados provelúan del arbitraj e - compraventas que aprovechaban las di- contabilidad debido a compraventas qu e no se correspondían entre sí
ferencias de precios entre los m ercados j ap on eses y el SIMEX- . La oficina -a la imp osibilidad de hacer corresponder lo que debería haber en una
de Londres creía que los valores y divisas obj eto de ese intercambio te- cuenta con lo que en efecto había en ella- oA Tom H awes, el tesorero del
nían una paridad perfecta -que se compensaba mutuam ente- , p or lo Grupo BIJ3, el informe de la auditoría le tranquilizó algo : «Creímos qu e no
que no parecía que el ban co corriera ningún riesgo real. E n febrero de podía estar ocurri endo nada demasiado malo o lo habrían descubierto».
1985 las pérdidas acumuladas alcanzaban ya los 830 millones de libras . Posteriormente declararía que no había ninguna excusa p ara no hab er
Leeson financiaba sus pérdidas de tres m aneras. Primero, tomaba dinero concedido a la recon ciliación contable la máxima prioridad. «Pero siem-
en préstamo de las subsidiarias de Barings Securities en Tokio y Londres, pre parecía haber algún otro asunto más urgente». Es te sentimiento apa-
quienes creían que lo utilizaba para hacer negocios por cuenta de ellas. Se- rece con fi'ecu en cia en la historia de los accidentes organizativos.
gundo, BSL de Londres le prestaba dinero para pagar los márgenes necesa- A principios de febrero de 1995 hubo rumores en los m ercados acerca
rios como garantía de los intercambios - fondo s para cubrir pérdidas no de los negocios en Japón y sobre posibles problemas con algunos clien-
realizadas- .Y no se dieron los pasos adecuados para verificar las cuentas o tes . La oficina de Londres incluso recibió una preo cupada llam ada del
para contrastad as con los registros de transacciones de los clientes. Tercero, Banco de Pagos Internacionales, sito en B asilea. N ada de esto inquietó a
a medida que sus pérdidas aumentaban más y más, en enero y febrero de los direc tivos de B arings, sin embargo, porque creían - equivocada-
1995, Leeson creó compraventas artificiales en el sistem a de ordenadores de
SIMEX para reducir el nivel de los pagos de avales exigidos por la Bolsa. 14. S. Fay, op. cit.

62
63
La gestión de los grandes ri esgos 2. La derrota de las defensas

mente- qu e su posición en los m ercados japoneses estaba cubi erta por BSF, del Grupo Barings, en el al10 cerrado el 31 de diciembre de 1994». Las
posiciones equivalentes y de signo opuesto en el SIMEX. repercusiones, sin duda, continuarían.
Pero el ritmo de los desc ubrimientos se aceleró en febrero de 1995. Al usar la cuenta «cinco ochos» tanto para ocultar sus pérdidas COIT10
El 6 de febrero, Tom H awes y otro colega, Tony R ailton, visitaron Singa- para declarar falsos ben eficios a la oficina de Londres, Leeson creó un agu-
pur co n la esperanza de aclarar diversos asuntos. Poco a po co fu eron des- j ero inmenso en las defe nsas del sistema. C laramente, el propio Leeson fu e
cubriendo lo suficiente para hacerles sentir una creciente alarma. El 23 de el principal arquitecto de esos fallos activos. Podemos hacernos una idea
febrero Leeson no acudió a su oficina. Ese mismo día Hawes enco ntró un de estas destructivas transacciones contemplando un instante el p eriodo
documento impreso por ordenador en el que descubrió «L1l1a cuenta lla- que siguió üU11ediatamente al terremo to de Kobe, el 17 de enero de 1995
mada "cuenta de errores" donde constaban dios sabe cuántas transaccio- - el suceso que desencadenó su ruina final-o Leeson apostó a qu e los va-
nes, todas, al parecer, saldadas con tremendas pérdidas»15. Al día siguiente, lores j aponeses subirían en lugar de bajar y el 20 de enero adquirió una po-
viernes, Pe ter Baring, presidente de Barings se entrevistó con el director sición a largo plazo (cuyo valor se apreciaría si su precio de merca do subía)
adjunto del Banco de Inglaterra y le informó de que Barings había sido mediante la compra de 10 014 contratos de futuros del Nikkei 225. El lunes
víctima de un gigantesco fi·aude. A lo largo de ese fin de semana el Banco 23 de enero el Nikkei 225 - un índice basado en 225 valores negociados
de Inglaterra intentó infructuosam ente salvar el Barings. El domingo por en la Bolsa de Tokio- cayó 1175 puntos, pero Leeson siguió comprando.
la tarde se convocó a los administradores. D esp ués de 203 a110S de histo- El 27 de enero sus compras ascendían a 27158 contratos.
ria, el viejo banco de inversiones quebraba . Sólo el 23 de enero la posición de Leeson en el m ercado de futuro s
H asta aquí nos h emos centrado en el fallo de los controles internos; del Nikkei p erdió 34 millones de libras; su cartera de opciones había per-
p ero, ¿qué hay del fallo del papel regulador del Banco de Inglaterra? El in- dido 69 millones desde el terremoto. Leeson respondió usando transac-
fOrIlle de la investigación qu e el Banco de Inglaterra l 6 realizó sobre la ciones cruza das (un m edio de transferir órden es de compraventa entre
quiebra criticó la supervisión ej ercida por uno de sus altos direc tivos, bajo dos clientes de una misma firma a través de la Bolsa) con la cuenta «cinco
cuya responsabilidad estaban los bancos de inversiones, y afirmó qu e este ochos» para declarar grandes dividendos a favor de Barings . Entre el 23 y
direc tivo había cometido un error de juicio en 1993 cuando, informal- el 27 de enero, mientras afirmaba hab er ganado cinco millones de libras
m ente, había concedido perlTllSO a Barings para que sus transacciones en mediante su arbitraj e, en realidad había perdido 47 millones.
la Bolsa de Valores de Osaka sup erasen el 25% de su capital. Efecto in- Es extremadamente dificil dar una resp uesta preventiva al fraud e, y un
m ediato del informe fu e la dilTllsión de dicho directivo, aCOlTlpal1ada de fraude por incomp etencia de estas proporciones es aún más dificil de pre-
la de Pe ter Baring y Andrew Tuckey, presidente y presidente adjunto, res- decir o de resistir. En abril de 1994 el mundo banca rio interna cional fue
pectivamente, de Barings PLe. Nick Leeson cumplió en una cárcel de Sin- sacudido por la noticia de qu e el j efe de un trader de Wall Street había
gapur su condena de seis a110s y medio por fraude. ¡NG, un gran grupo descubierto que éste había declarado un beneficio completamente falso
bancario y asegurador holandés, compró los activos y pasivos de Barings de 350 millones de dólares. La reacción de la alta dirección de Barings fu e
por el precio simbólico de una libra -aunque el coste real fu eron 660 mi- efec tu ar una revisión de sus propios controles de riesgo, y descubrió qu e
llones de libras-o En junio de 1996, el Bussines Tirnes de Singapur infor- debía mejorarlos radicalmente. El consejo de direcció n fu e informado de
maba de la mayor demanda judicial nunca interpuesta en Singapur (por qu e se estaba desarrollando un sistema de gesti ón de riesgos más estricto,
más de 2000 Imllones de dólares), contra Coopers & Lybrands Singapore pero nada volvió a oírse de ese plan hasta enero de 1995, cuando era de-
y Deloitte & Touche, la compa11ía que suministraba servicios de audito- masiado tarde p ara evitar el desas tre. A lo largo de 1994 se nombraron
ría externa a BSF, por dar «L1l1a acreditación injustifica da a los informes de controladores de ri esgos en Hong Kong y Tokio, pero la dirección de Sin-
gapur dijo qu e ellos no los necesitaban .
El informe del Banco de Ingla terra identificó cierto número de sel1ales
15. [bid.
16. R eport cif fh e Board cif Bankir¡g SlIpelVisioll IlIqlliry illto fhe Cim llllsfallces of fh e Collapse de advertencia que deberían haber alertado a la dirección de Barings de las
of Barillgs, Londres, HM SO, 1995. actividades no autorizadas de BSF. El informe admite que ninguno de esos
La gestión de los grandes ri esgos 2. La derrota de las defensas

indicadores por separado habría constituido un aviso suficiente, pero todos cidente de otros descarrilamientos es que su causa última se retrotrae a
en conjunto deberían haber hecho sonar la alarma tanto en Londres como 1916, al momento en qu e se tendió el trazado.
en Singapur. Entre esos indicadores se incluyen los siguientes: Nada más rebasar una curva a la velocidad reglamentaria de 35 millas
- La ausencia de separación entre las oficinas «delanteras» y «traseras» des- por hora, el personal de un tren de mercancías de Canadian N ational vio
cubierta por la auditoría interna realizada entre julio y agosto de 1994. que los raíles que te¡úan justo delante estaban suspendidos en el aire. El
- El alto nivel de financiación necesario para costear las actividades de agua había arrastrado completamente el firme que debía estar debajo. In-
contratación de BSF. capaz de frenar a tiempo, el tren descarriló y cayó a un estanque adyacente.
- El balance de fondos transferidos de Londres a Singapur para cubrir Dos miembros de su dotación murieron y el conductor resultó gravemente
avales y qu e no cuadraba. herido.
- El insólito contraste entre los altísimos beneficios aparentes y el bajo La investigación subsiguiente, ll ~vada a cabo por la Oficina Canadiense
nivel de riesgo que percibía la dirección de Barings en Londres. para la Seguridad en el Transporte, determinó a partir del proyecto origi-
- El descubrimiento de un supuesto adeudo por un monto de aproxi- nal qu e el firme discurría por la ribera de un embalse de castores: los raí-
madamente 30 millones de libras con cargo a uno de los clientes de les se habían tendido sobre una presa de cas tores -una m ezcla inestable
BSF, Spear, Leeds & Kellogg, que Leeson había falsificado en diciem-
de turba y sedimento aluvial-o La parte superior del firme tuvo las m e-
bre de 1994. joras y el mantenimiento apropiados a lo largo de las décadas siguientes,
- Una carta enviada por SIMEX a BSF el 11 de enero de 1995 y que incluía pero nunca se rectificó la inestabilidad básica de sus cimientos.
referencias con cre tas a la cu enta «cinco ochos». En aquel ITlOmento la Los accidentes organizativos implican la interacción de condiciones
carta no fu e reenviada a Londres. latentes con factores lo cales desencadenantes. Dos de estos sucesos loca-
- y otra carta, con idénticos remitente y destinatario, fechada el 27 de les precipitaron el accidente. Primero, la compañía ferroviaria implel11.entó
enero de 1995, en la que SIMEX solicitaba confirmación de que BSF es- una política de exterminio de los castores en la vecindad de las vías férreas
taba en condiciones de financiar sus peticiones de avales en el caso de -para minimizar los problemas de inundaciones y riadas destructoras de
que ocurriera un movimiento adverso del m ercado. Esta carta sí se re- infraestructura ferroviari a asociados a la ac tividad de los castores-o Esto
mitió a Londres, pero no se actuó en consecuencia por las razones ya significó que los castores dejaron de mantener la vetusta presa. Segundo,
señaladas. aquél había sido un verano inusualmente lluvioso y el nivel del agua tras
la presa había cre cido, sobresaturando el firme colindante. La presa que
los castores ya no podían reparar fu e debilitándose gradualmente bajo la
EL DESCARRILAMIENTO DE NAKlNA: UN FALLO LATENTE creciente presión del agua acumulada y se desplomó cuando una m asa
DURANTE 76 AÑos crítica del estrato de lodo que formaba su base se deslizó al fondo de la
presa .
Si hay un elem ento defensivo que predomine sobre todos los demás en Los investigadores construyeron un modelo informático de la presa
las actividades ferroviarias es la estabilidad del firme -el suelo sobre el levantada por los castores y probaron su estabilidad en diversos escenarios.
que se tienden los raíles-o Si éste fallase, los raíles perderían su alineación El ej ercicio evidenció que la carga temporal ej ercida sobre la presa por un
y su capacidad de sustentación, y un tren que circulase por un segmento tren de carga en tránsito no bastaba para causar el derrumbe. La desesta-
en tales condiciones probablemente descarrilaría. Así su cedió enjulio de bilización catastrófica del firme se debió por entero a una rápida caída de
1992 en una curva cerca de Nakina, Ontario l7 . Lo que diferencia a este ac- dos metros del nivel del agua a un lado del terraplén del ferrocarril. No
hubo indicios visuales previos de que el firme estuviera socavado ni el

17 . Estoy profundamente agradecido a Peter H arl e,jefe de prevenció n de acciden-


tes de la oficina para la seguridad del transporte (de Ca nadá) po r proporcionarme una un a exposició n co mpleta del accidente en el siguiente info rme: TSB Ocwrrence R epo rt ,
sin opsis de este accidente titulada Nak ina: A/l. Organiz atio/lal Accident. Puede co nsultarse n.OR92T0183 , Ottawa , Transport Safety Board, 1992 .

66
La ges ti ó n de los grandes ri esgos 2. La derrota de las de fensa s

hecho podía haberse predicho sin un detallado análisis geo técnico. Como l11unicación, selección, form.ación, sup ervisión y gestión. La lista está in-
la vía parecía estable a quienes realizaban las inspecc iones rutinarias de completa , pero bastará para evidenciar qu e son elem entos genéricos esen-
sus características externas, no se llevó a cabo ningún análisis de esa clase ciales de cualqui er pro ceso produ ctivo -de h echo, son las ocupaciones
ni se tomaron m edidas para reforzar el lecho subyacente. cotidianas de la dirección.
Así pu es, y co ntra lo que suele ser habitual, en es te accidente no hubo Esto nos lleva a dos generalizaciones importantes. Prim.ero, la calidad
fallos ac ti vos (errores o inE:accio nes) por parte de la dota ción del tren ni de la producción y la calidad de la protección dependen de los mismos
del mantenimiento de la vía. Su causa última fue un fallo latente de cons- pro cesos organizativos subyacentes . La seguridad no es un aspecto sepa-
trucción - permitido por los estándares de 1916- qu e había permane- rado del res to. Segundo, no podemos prevenir qu e el sistema co ntenga
cido inactivo durante 76 años hasta que un co njunto de condiciones condiciones latentes porque son el resultado inevitable de la toma de de-
locales desencadenantes hizo que su debilidad intrínseca se pusiera de ma- cisiones estratégicas. La única acción útil a nuestro alcance es ha cerlas vi-
nifiesto co n resultados fa tales. sibles a qui enes dirigen y operan la orga ni zación, de manera qu e, en todo
momento, sea posible co rregir al menos las peores de ellas. No podem.os
esperar resolver todos nu estros problemas de un golpe. Los recursos siem-
RASGOS COMUNES pre son limitados. Pero podemos identifica r y lu ego abordar aquellas con-
diciones latentes qu e, en un mon1.ento dado, demandan una atención más
Al ofi'ecer estos tres estudios de caso nu estro propósito es doble: primero,
urgente. Por supuesto, mientras arreglamos éstas, otras cosas pu eden ir mal.
mostrar en detalle la diversidad de formas en qu e las defensas de un sis-
La gestión del riesgo, co mo la vida, consiste en «una p11l1etera cosa detrás
tema pu eden ser debilitadas y sup eradas, hasta ca usar un accidente orga-
de otra». En el capítulo 7 describiremos algunas de las herramientas de
nizativo ; segundo, ver qu é principios com.unes, si existe alguno, pueden
diagnóstico proactivo m ediante las qu e podemos poner en prác ti ca este
aplicarse legítilTlamente a tres sucesos tan diferentes como éstos. Será la se-
«programa de manteninuento en forma» a largo pla zo.
gunda cuestión la qu e nos ocupe en esta sección final. En este sentido, vale En los tres sucesos estudiados falló el proceso esencial de revisión y
la pena recordar que, en las ciencias de la seguridad, la prueba de todo comprobación de las defensas. En el desca rrilanuento del tren, el pro-
principio general es m uy práctica: ¿indica alguna apli cación co rrec tiva blema subyacente era virtualmente indetectable antes de que se produj era
factible? Las abstracciones teóricas son de escaso interés a menos qu e nos el suceso. Es, por lo tanto, un caso especial. Más a menudo, las debilidades
ll eve n a co nseguir una seguridad m ejor. latentes de las defensas so n potencialmente -e incluso realmente- evi-
El hecho primero y más obvio en los tres ac cidentes es la preexisten- dentes antes de que tenga n un efecto adverso. Los dos primeros estudios
cia de co ndiciones latentes, a menudo desde antiguo, qu e contribuyeron de caso revela ron un motivo muy co mún por el qu e no se detec taron ni
al fallo de las defensas del sistem.a. Los errores e infracciones qu e come- repararon las debilidades defensiva; del sistema: la ge nte encargada de ello
ten qui en es trabajan en primera línea so n lTlUy frecuentes en los acci- se había olvidado de temer lo que pudiera ocurrir.
dentes organizativos, pero no constituyen ca usas necesarias ni sufi cientes, Es mu y fácil qu e quienes tienen en mente co mo prioridades absolu-
como evidenció claramente el descarrilamiento de Nakina. En cambio, en tas los objetivos de produ cción o de b en eficios pierdan de vista los peli-
los sistemas complejos existen condiciones latentes siernpre; y existen ahora. gros. Los sucesos infaustos son nuserico rdiosamente infi:ecuentes en los
Podemos no saber qué co ndiciones latentes concretas estarán implica das sistemas bien defendidos. Muy pocas personas han tenido experiencia di-
en algún suceso futuro, pero sí sabemos que alguna lo estará, y a partir de rec ta de ell os. Las demandas de produ cció n, en ca mbio, son inmediatas,
los ya amplios análisis de accidentes organizativos podemos también ha- continuas y perennes. También va rían co nstantem ente y por ello exigen
cernos una idea bastante aproximada de los tipos de condiciones latentes atención permanente, nuentras que el func ionanuento seguro genera un
que constituirán una amena za má s probable para la seguridad del sistema . resultado co nstante -y, en consecuencia, relativamente ca rente de inte-
No hay en ello ningún misterio.T ienen relación con los procesos básicos rés- co nsistente en que no sucede nada. Los mecanismos m erced a los
de la organización: disello, constru cción, operación, mantenimiento, co- que se consigue esta fiabilidad pueden resultar impenetrables a qUlenes

68
La gestión de los grandes riesgos 2. La derrota de las defensas

operan y dirigen el sistema . Una vez más, Karl Weick nos ha facilitado Tabla 2.2
una elegante síntesis de este problema1S. Cómo manejan la información sobre la seguridad
distintas culturas organizativas
La fiabilidad es invisible en el sentido de que los resultados fiables son cons-
tantes, lo que significa que no hay nada a lo que prestar atención. Los ope-
Cultura patológica C ultura burocrática C ultura generativa
radores no ve n nada y no ver nada les lleva a sup oner que nada está
sucediendo; y si no sucede nada y continú an actuando como hasta ahora, se- No quiere saber P uede no detectar La busca activamente
guirá sin ocurrir nada. Este diagnóstico es engañoso y puede indu cir a error
A los mensajeros (<<Pepitos A los mensajeros se les A los mensaj eros se les forma y
porque los resultados estables pueden ser producto de insumas dinám..icos. Grillo») se les «liquida» escucha, si surgen se les recompensa
La idea de Weick es que la seguridad es un no suceso dinán'IÍco: lo que La responsabilidad se elude La responsabilidad está La responsabilidad se comparte
produce el resultado estable no es una continua repetición, sino un cam- compartimentada

bio constante. Para obtener esta estabilidad, el cambio en un parámetro del El fallo se castiga u oculta A los L1!lOS se responde con A los fallos se responde con
sistema debe ser compensado por cambios en otros parámetros. reparaciones locales refo rmas de largo alcance

Si una vigilancia eterna es el precio de la libertad, el precio de la se- Se desmotiva activamente la L1s uuevas ideas suelen generar Las nuevas ideas son bien
sugerencia de nuevas ideas problemas recibida~
guridad es una inquietud crónica . Los estudios de las organizaciones de
alta fiabilidad -sistemas con menos accidentes de lo que «en justicia» les
corresponderÍa- muestran que las personas que los operan y dirigen
tienden a asumir que todos los días serán problemáticos, y actú an en con- tudios de caso- figura de forma destacada en las fases de desarrollo de
secuencia. Éste no es un estado mental fácil de sostener, emp ero, en par- un accidente organizativo.
ti cular cuando lo que a uno le inquieta es algo que no ha sucedido nunca En retrospectiva, casi siempre se puede identificar la presencia de se-
o que sucedió hace mucho tiempo, y quizás incluso en otra organización. üales de advertencia previas a un desastre que, de haber sido atendidas y
y, como veremos luego, es probable que esta actitud tipo «Casandra» sea haberse actuado en consecuencia, podrían haber fi'ustrado la secuencia
mal recibida en ciertas culturas organizativas. del accidente. La pregunta que a menudo surge después de un suceso es:
Ron Westrum, uno de los principales sociólogos industriales de Esta- ¿cómo es posible que en ese momento no se percibieran o se pasaran de-
dos Unidos, ha clasificado las culturas organizativas en función del modo liberadal11.ente por alto esas seüales? Las posibles causas de que eso ocu-
en que manejan la üúormación relacionada con la seguridad19. Westrum rra son numerosas, pero la mayoría tienen que ver con el hecho de que
identifica tres tipos de cultura -patológica, burocrática y generativa-, los observadores «a toro pasado » y co n un conocimiento retrospectivo
cuyas características principales resume la tabla 2.2. petfecto ven las cosas de manera muy diferente a com.o las veían los par-
Westrum sostiene que las organizaciones que desarrollan operacio- ticipantes ac tivos, con una visión i>rospectiva limitada ~ Saber cómo resul-
nes potencialmente peligrosas necesitan de «imaginación indispensable» taron las cosas - lo que los psicólogos han denom..inado conocimiento de
- una diversidad de pensamiento e imaginación a la altura de la diver- los resultados- sesga profundamente nuestro juicio sobre las acciones de
sidad de los posibles escenarios de fallo. Poseer esa imaginación indis- quienes las afi'ontaron in situ. Diversos estudios2o han mostrado qu e:
pensa ble no sólo caracteriza a las organizaciones de alta fiabilidad (o - La gente sobreestima enormemente lo que cree que habría podido
generativas), sino que su ausencia - CO UlO vimos en los dos primeros es- prever.
- También sob reestima lo que otros eran cap aces de prever.

18. K. E. Weick, «Organizational culture as a source ofhigh reliability», Califorl'lio Mo-


noge/lle/1.t Rwiew, 29, pp. 112-127. 20. El más importante de los cuales quizá sea el artículo de Barllch Fischhoff «Hind-
19. R .Westrum, «Cultures with requisite imaginatioll», en ].Wise, D. H opkin y P. Sta- sight do es not equal foresigh t: the effect of outcome knowledge OI\ j udgement under un-
ger (eds.), Verifica/ion ond [¡á/ida/ion ofComp/ex Systel/ls: Hunw/'I Fac/ols Issues, Berlín , Sprin- certain ty»,jo /./rna/ ofExperil/le/1.tal Ps)'cholog)': HUlllan Perforlllance and Perception , 1, 1975, pp.
ge r-Verlag, 1992, pp. 401-416 . 288-299 .

7° 7I
La gestió n de los g randes riesgos

- Sus recuerdos de lo que ellos nusm os eran capaces prever no son fi-
dedignos.

Uno de los hechos que más fácilmente pasamos por alto cuando repa-
samos la historia causal de un accidente es que un indicador previo del 3
desastre sólo es una verdadera advertencia cuando se sabe qu é clase de de- Defensas peligrosas
sas tre se va a sufi·ir. Sin embargo, muy raramente es así, como han expli-
cado los psicólogos holandeses Willem Albert Wagenaar y JoP Groeneweg:
Los accidentes parecen ser el resultado de coincidencias muy complejas que
raramente podrían haber sido previstas por los participantes involu crados. Esa
impredecibilidad es consecuencia del gran número de causas y de la disper-
MUERTO POR SU ARMADURA
sión de la información entre los participantes [... l.Los accidentes no ocurren
porque la gente se la juegue y pierda, sino porque esa gente no cree qu e el
EN UNA HÚMEDA MAÑANA de finales de octubre de 1415, una considerable
accidente que está a punto de oc urrir sea posible en absolut0 21.
fi.¡erza de caballeros franceses cubiertos con pesadas armaduras avanzó con-
En po cas palabras, muchos accidentes so n accidentes irnposibles -al tra un pequeño y débil ejército inglés formado por 5000 arqueros sin ar-
m enos desde la persp ec tiva de los implicados 22- . Ése fue probablemente madura y unos 300 hombres de armas. (El ejército francés era al menos
el caso del accidente debido al fallo de mantenimien to del avión, pero cinco veces más numeroso). Los caballeros franceses cargaron a caballo sobre
quizá no tanto el de la bancarrota del Banco Barings. En este caso, la di- un terreno flanqueado por densos bosques a ambos lados y, aunque inten-
rección del Barings se había asustado lo suficiente a ca usa del fraude p er- taron atacar los flancos del contingente inglés para evitar la amenaza de sus
petrado por el agente de Wall Street en abril de 1994 como para ordenar arcos largos, que conocían pelfectamente, la naturaleza del terreno hizo que
la revisió n de sus propios controles de riesgo. Advirtieron las defici encias las dos alas del ataque convergieran en el centro del campo. Una vez a su
y comenzaron a corregirlas, pero no lo bastante rápido para escapar al de- alcance, los arqueros ingleses lanzaron una tormenta de flechas de casi un
sastre. Tal vez, co mo observó el tesorero del grup o, «siempre había alguna metro de largo y punta de acero, que mataron a algunos caballeros fi·ance-
otra cosa que parecía m ás urgente». Un epitafio idóneo para la mayoría de ses en el acto ; p ero muchos otros sólo cayeron de sus caballos heridos.
los accidentes organizativos. A comienzos del siglo xv, la armadura de planchas qu e llevaban los ca-
balleros casi había alcanzado su cénit en cuanto a complejidad y peso. Es-
taba fa bricada a pru eba de la m ayoría de las armas de punta o filo de la
épo ca, pero te¡úa un defecto fatal. Era tan pesada que si su ocupante era
descabalga do tenía graves dificultades para volver a ponerse en pie, espe-
ciahnente en circunstancias como las que co ncurriero n en el campo de
batalla de Azincourt: un espacio estrecho, atestado y embarrado l . Caídos
en el suelo, yacían indefensos, y los desembarazados peones ingleses, ar-
mados con mazas, puñales y dagas, los m asacraron. (Hubo algunos prisio-
neros, pero m ás tarde fueron asesinados). El ej ército inglés perdió en torno
a 100 hombres y nü'ios en la batalla; los muertos franceses, la mayoría no-
21. WA . Wagenaa r y J. Groeneweg, «Accidents at sea : mu ltiple ca uses and impossible
bles, ascendieron a muchos miles.
co nseq uences», Jntema/ional Jo l/rila I of Man-i\lJacliin e S/I/dies, 27,1987, pp. 587-598.
22.Véase ta mbién el muy influ yente lib ro de C harl es Per row No rI l/al Acciden/s: Lil/ing
Illitll Higli-Risk Tedl/l ologies, Nu eva York, Basic Books, 1984 [trad. cast. : Acciden/es nOrll/ales. 1. Para saber más sobre qué se sentía al enco ntrarse un o en la diana de una llu via de
COlll/ivir con las tewologías de al/o riesgo, Madrid , Modu s Laborandi , 2009]. flechas , véase John Keegan , Tlie Pace cifVlkir, Nueva York,Viking Press, 1976.

72 73
La gestió n de los grandes riesgos 3· Defensas peligrosas

Este sangriento episodio de una larga guerra -que los ingleses, final- se deben a fallos humanos y sólo el 20% a fallos técnicos- ha consistido
mente, perdieron- sirve para presentar el tema principal de este capítulo, en implantar más automatización aún en el interfaz ser humano-sistema.
a saber, que unas defensas diseñadas para proteger frente a un tipo de ame- Por supu esto, el deseo de alejar a los falibles seres humanos del lazo de
naza puede hacer víctimas de otras clases de peligros a quienes debían sal- control no es la única razón de este rápido crecimiento de la automatiza-
vaguardar; peligros que normalmente no previeron quienes las crearon y ción. La disponibilidad de capacidad de computación barata desde co-
que sus usuarios ni siquiera llegaron a comprender.Y esto es tan cierto hoy mienzos del último cuarto del siglo xx -una tecnología de vanguardia
- en la época de los sistemas de alta tecnología- como lo era en los tiem- cuyo uso ofi·ece considerables ventajas com erciales- ha constituido un
pos de Azincourt. poderoso incentivo.
C uando, a comienzos de la década de los setenta, se formó el consorcio
europeo Airbus Industrie, la cuota de Europa en el mercado global de re-
ALGUNAS PARADOJAS actores cOlnerciales de transporte era prácticamente cero. Para competir con
los fabricantes estadounidenses dominantes,Airbus decidió usar en el diseño
La historia de las defensas, barreras y salvaguardias abunda en paradojas, de cabinas de mando automatizadas las últimas tecnologías disponibles.Aun-
con frecuencia dolorosas. Las medidas de protección pueden causar daños. que otros fabricantes, como Boeing y M cDonnell Douglas, siguieron su
A la inversa, pequeñas dosis de un ente dañino pueden proporcionar una ejemplo,Airbus Industrie continuó a la vanguardia de la división del trabajo
protección duradera, como en el caso de la vacunación o inoculación. entre pilotos y sistemas informáticos de gestión de vuelo. Batir a la compe-
Algo análogo a la inoculación, en el mundo de las tecnologías de alta pe- tencia exigió una agresiva política de diferenciación - sobre todo en el
ligrosidad, es la oportunidad de reformar el sistema que procuran los inci- punto hasta el qu e se estaba dispuesto a llegar para hacer que los aparatos
dentes, los casi accidentes y otras lecciones gratuitas -sucesos que podrían dependieran menos del control humano-o La filosofía radical de la auto-
haber sido desastrosos, pero que en esa ocasión no lo fi..¡eron-. Hasta cierto matización de la cabina de vuelo les hizo ganar una porción sustancial del
punto, es posible «(vacunar» un sistema contra los accidentes organizativos, mercado de reactores de transporte, pero también creó una nueva hornada
aprendiendo m ás sobre las fortalezas y debilidades de sus defensas a partir de dificultades con el factor humano. Dificultades que en absoluto son ex-
de esos casos en que salió bien librado por los pelos (véase el capítulo 6). clusivas de los aparatos de Airbus, ni siquiera de la aviación2 .
El presente capítulo analiza algunas de esas irolúas y paradojas relativas Antes de ver en detalle estos problemas en el ámbito de la aviación,
a las defensas en tanto afecten a sistemas vulnerables a los accidentes orga- vale la pena considerar, en términos generales lo que la psicóloga britá-
nizativos. En ningún momento sostendré que las defensas sean intrínseca- nica de la ingeniería, Lisanne Bainbridge, ha llamado, con gran acierto, «las
mente malas. Sin duda, la provisión de defensas diversas y redundantes ha ironías de la automatizacióm>3.
reducido mucho la cifra absoluta de su cesos adversos; pero también
ha cambiado radicalmente tanto la naturaleza de los accidentes que ocu- - Al asumir las partes fáciles de la labor de un operador humano, la au-
rren como el carácter de los sistemas que protegen --sobre todo, han trans- tomatización puede hacer que las partes difíciles del trabajo resulten
aun más difíciles.
formado la relación entre sus componentes humanos y técnicos-o Es
esencial, por tanto, que quienes dirigen y operan tecnologías complejas - Muchos disel1adores de sistemas juzgan a los seres humanos ineficien-
entiendan tanto las ventaj as como los peligros de las defensas multicapa. tes y poco fiables; pero aún dejan algunas p ersonas para que resuelvan
precisam ente aquellas tareas que el diseñador no sabe cóm o automa-

AUTOMATIZACIÓN: IRONÍAS, TRAMPAS Y SORPRESAS


2. Gran parte de la información contenida en esta sección procede del volumen AlJia-
tioll Week a/1.d Space Teclmology, parte 1, dedicado al tema «Automated cockpits: who's in
Una de las formas en que los diseñadores de sistemas han procurado re- charge?», 30 de enero de 1995.
ducir lo que h a llegado a conocerse como el problema 80:20 -el fi·e- 3. L. Bainbridge, «lronies of automation», en J. Rasmussen, K. Duncan y J. Leplat (eds.)
cuente descubrimiento de que en torno al 80% de las causas de accidentes New Techn.olog)' alld HUl/1an Error, Chichester, Wiley, 1987, pp. 271-283.

74 75
La gestión de los grandes riesgos 3. Defensas pe]jgrosas

tizar -muy especialmente, la de restaurar e! sistema a un estado seguro La navegación vertical es complej a porque está controlada por la com-
después de un fallo imprevisto. binación de las acciones de! timón de profundidad y la propulsión de los
- En sistem as altamente automati zados, la labor de los operadores huma- motores. Un sistema de gestión de vuelo {flight I'nanagernent s)'stem} FMS)
nos es vigilar e! sistema para asegurarse de que la «automática» funciona oh'ece al menos cinco modos distintos de variar la altitud, cada uno con
como debe. Pero es bien sabido que incluso las personas más motiva- un grado diferente de automatización. El piloto seleccionará algunos de
das tienen problemas para mantener la vigilancia durante largos perio- esoS modos; otros entrarán en funcionamiento automáticaluente. En uno
dos de tiempo. Así pues, son inadecuadas para vigilar la aparición de unas de ellos, por ejemplo, e! FMS controlará la velocidad vertical de! aparato;
circunstancias anormales que son extraordinariamente infrecuentes. en otro, mantendrá la trayectoria de! avión en un ángulo dado. Una com-
- Para conservar las habilidades hay que practicarlas continuamente. Sin plicación adicional consiste en que e! FMS cambiará de modo automáti-
embargo, un sistema automático que sólo falla muy ocasionalmente camente atendiendo a la situación 10ca15 Por ej emplo, si e! piloto
niega a los operadores humanos la oportunidad de practicar las habi- selecciona una altitud final de 5000 pies, e! modo de ascenso permane-
lidades a que deberán recurrir en una emergencia. Así, los operadores cerá activo sólo hasta alcanzarla; logrado esto, e! aparato se nivelará y e! FMS
pueden perder su cualificación precisamente en aquellas habilidades cambiará automáticamente al modo de «mantenimiento de la altitud».
que justifican la continuidad de su marginal existencia. Además, algunos FMS tienen envolturas de protección «duras», diseí1a-
- Y, C011'lO seí1ala Bainbridge, «quizá la ironia final es que son los siste- das para prevenir que la velocidad del aparato y la tolerancia a la tensión
mas automatizados con más éxito, aquellos que raramente precisan in- de su armazón exceda ciertos valores críticos. El término «duro» signifi ca
tervención manual, los que pueden requerir las mayores inversiones qu e el FMS impondrá esas barreras automáticamente sin acción alguna de!
en la formación de los operadores». piloto. La idea es que si, por error, éste lleva e! avión más allá de esos lí-
Aunque los sistemas de control automático y sus problem.as no son mites de protección «duros», e! FMS cambiará por sí solo a la configura ción
exclusivos de la aviación, éste es e! sector más exha ustivamente estudiado de un modo «seguro». Si, por ejemplo, la velo cidad de un apa rato cayese
y que aporta las mejores descripciones de incidentes y accidentes re!ati- por debajo de cierto valor crítico durante la aproximación al punto de
vos a la automatización - gra cias a la grabación a bordo de datos de destino, el FMS podría iniciar e! modo de «efec tuar una vuelta de 360°» ac-
vuelo-o Además, los sistemas de gestión de vuelo son una de las formas tivando automáticamente los aceleradores. Este elemento defensivo se h a
más avanzadas de auto11'latización disponibles en la actualidad. Por estas ra- revelado peligroso en varias ocasiones, cuando los pilotos, ignorantes de
zones -y porque muchos de los problemas con que se enfi.-entan los avio- la transición, han luchado contra el FM S por el control de! aparato -en
nes son comunes a otras tecnologías- en lo que resta de esta sección nos ocasiones, sin éxito.
centraremos principaln'lente en la automatización de las aeronaves. El meollo del problema -desde una perspectiva de factores huma-
La automatizació n de la cabina de vuelo ha demostrado tene r sus pros nos- es que e! FM S puede cambiar de modo por efec to de una interven-
y sus contras. Por una parte, ha simplificado mucho la tarea de la navega- ción de! piloto o siguiendo su propia lógica interna. No es extrúío, pues,
ción horizontal -sa ber dónde se es tá respecto al suelo- gracias a un que los pilotos acaben confundidos acerca de qué modo está activo o qué
mapa electrónico que no sólo mu estra la posición de! aparato en rela ción va a pasar a continuación. Para mantenerse «por delante» de! aparato, las tri-
con la geografia debajo de él, sino también e! tiempo atmosférico que pulaciones no sólo deben saber en qué modo están, sino también cómo se-
encontrará a lo largo de su ruta -los pilotos lo juzgan uno de los ele- lecciona el FMS los nuevos modos. En ocasiones, esto puede ser pedir
mentos más útiles de los apara tos con «glass cockpit»-. De otra parte, ha demasiado, sobre todo cuando esa denunda ocurre, como suele suceder,
habido muchos problemas co n los cambios de altitud, o navegación ver-
tical, algunos de los cuales han llevado a accidentes fatales 4 . 5 . D. D.Woods, «The price of flexibility », en W. Hefley y D. Murray (eds .), Proceenil7gs
ol IlI temational /lVo/'kshop 0 11 Inte/lige/'/t Use/' IlIteifaces, ACM, enero de 1993. Véase tambi én N.
B. Sarter y D. D. Woods, «Mod e error in the supervisory co ntrol of automated systems»,
4. D. Hu ghes, «Incidents reveaJ mod e co nfusion.Automated Cockpits Special R eport, en Proceeni/'/gs 01 the Hllman Facto/'s Societjl 36th A I'/IIlIol Nleeti/'lg, Atlanta, CA, octubre de
Part h, A "iatioll Hleek 0111/ Space Tecllllologjl, op. cit. , p. 5. 1992.

77
La gestión de los grandes riesgos ). Defensas peligrosas

durante lapsos de elevada carga de trabajo mental. He aquí otra irOIúa de la seguridad, puede, en ciertas circunstancias, aumentar sensiblemente.
la automatización: los FMS, diseñados para aligerar la carga mental del piloto, Además, estos problemas añadidos referidos a cambios de altitud ocurri-
tienden a ser más oscuros y a exigir más atención en los lapsos de más rán durante los despegues y los aterrizajes - los momentos de mayor carga
carga de trabajo -una característica que Earl Wiener, psicólogo de la avia- de trabajo para los pilotos.
ción en la Universidad de Miam.i, ha llamado «automatización chapucera»6. En su detallado estudio sobre las cOIúusion es de modo (conocidas tam-
Un reciente estudio del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) bién como «errores de modo))) en varios sistemas de control automatizado
analizó 184 casos de co nfusión de modo -algunos de los cuales desem- -incluyendo la aviación, la anestesia, las centrales nucleares y los vuelos
bocaron en accidentes fatales- ocurridos entre 1990 y 19947 . El 74% de espaciales8- , David Woods y Nadine Sarter identificaron varios proble-
ellos estaba asociado a maniobras de navegación vertical; sólo el 26% tenía mas de factores humanos relevantes en todos estos ámbitos. Los sistemas
relación con la navegación horizontal. Los errores de modo se clasificaron automatizados pueden:
en diversas categorías. La más numerosa (45% del total) se debía a que los
_ Aumentar las demandas sobre la memoria de sus usuarios.
pilotos habían introducido datos de forma incorrecta o en el modo equi- _ Causar que no estén seguros de cuándo y hacia dónde deberían enfo-
vocado, lo que había producido un modo de FMS que no esperaban o un
car su atención.
cambio de modo desconcertante. La segunda categoría más numerosa _ Dificultarles trabajar en equipos que compartan una nusma compren-
(20%) tenía que ver con problemas de transición entre modos en los que
sión de la situ ación (sítuatíol1al awarel1ess) .
cundió la cOIúusión entre los pilotos (o se produjo una desviación no in- _ Afectar negativamente a sus modelos mentales del sistema.
tencionada del aparato) porque el FMS ejecutó una transición de modo _ Aumentar su carga de trabajo en momentos en que la exigencia ya es
inesperada o no ej ecutó la que sí se esperaba. Una categoría ligeramente
alta.
más pequeña (18%) surge del hecho de que la tripulación no entendía del _ Linutar su habilidad para desarrollar estrategias efectivas para solven-
todo la automatización y, en consecuencia, introdujo datos incorrectos -
tar las demandas de sus tareas.
o no los introdujo cuando era necesario-, dando lugar a una maniobra in-
- Aumentar su estrés y su ansiedad.
esperada del aparato o simplemente desconcertándolos sobre su _ Incrementar el potencial de confusión debido a una mayor flexibili-
comportam.iento. De todas estas confusiones, el 14% se debió a un fallo en dad (esto es, por la existencia de muchos niveles y tipos de automati-
la coordinación de la tripulación -uno de sus nuembros üució una se-
zación posibles).
cuencia de acciones que indujo a error a otros acerca del modo activo, un
cambio de modo o una desviación-.Y en el 12% de los casos fue un fallo Woods y Sarter señalan, luego, las propiedades de los sistemas auto-
por parte del FMS lo que causó la co¡úu sión o la desviación indeseada del matizados que fomentan esos problemas:
aparato. - Pueden ocultar sucesos, cambios o anomalías de interés.
Estos descubrim.ientos revelan otra iro¡úa más de la automatización. - Poseen múltiples modos.
Los sistemas de control informático, cuyo fin es elinunar la posibilidad de - Obligan al acceso secu encial a información muy interrelacionada.
que ocurran deslices, lapsus y torpezas puntuales en la cabina de vuelo, - Ofrecen una visión exigua de un espacio virtual ilimitado.
pueden aumentar la probabilidad de errores en un nivel más alto y con ca- - Contienen secuencias de operaciones y modos que son complejas y ar-
pacidad para causar la destrucción total del aparato y sus ocupantes. La bitrarias.
carga mental de la navegación horizontal ha disminuido mucho, pero la - Suprimen información importante acerca de las actividades de otros
relacionada con la navegación vertical, más compleja y deternunante para nuembros del equipo.

6. E. L. Wiener, Hllman Factors a/'¡.d Ad¡mnced TeChll0logy ((Glass Cockpit¡¡) Ti'arlSport A ir-
crafl, TechnicaJ Report 117528, (Washington De.: NASA, 1989). 8. N. B. Sarter y D. D. Woods, oJ!. cit. Véase también D. D. Woods el al., Behind Hllrnan
7. El autor del trabajo fue R .John Hansman, profesor del Departamento de Aeroná u- Error: Cogrlitille Sysfems, COll1puters and Hindsight. State of file Arl Reporf, Dayton, OH , CSEKIA,
tica y Astronáutica del MIT. Los datos ofi-ecidos aquÍ provienen de D. Hughes, OJ!. cit, Wright-Patterson Airforce Base, 1994.

79
La ges ti ó n de los gra ndes ri esgos 3. Defensas peligrosas

En resumen, las confusiones de modo pueden ocurrir por una de estas En la década de los veinte, mientras trabajaba en los laboratorios Bell
dos ca usas principales: el usuario valora equivocadamente el modo activo de Nu eva York , Walter Shewhart y su equipo idearo n el control estadís-
en un momento dado o no se apercibe de las transiciones entre modos. tico de pro cesos (Statistica l Process Control, spc). Una característica crucial
El primero es un fallo de perc epción (o de interpretación); el segundo, es de esta téc nica era qu e exigía qu e las m edidas de calidad se tomaran, no
un fallo de atención. En ambos casos, las causas pueden retrotraerse a una al final de la cadena , sino en el punto de fabricación. Más tarde, en la dé-
automatización «chapucera». En sus esfu erzos por contrarrestar la falta de cada de los cincuenta, W . Edwards D eming adoptó el spc y lo llevó a
fiabilidad de las actuaciones humanas, los diseñadores de los sistemas Japón. El siguiente párrafo describ e la situación que D eming encontró
de control automatizados han creado inadvertidam ente opo rtunidades en elJapón de posgu erra 10 :
para nuevos tipos de error, que pueden ser incluso m ás graves que aque- En gestión,Japón tambi én se encontraba atrasado. En ciertos secto res aún se
llos que estaban intentando prevenir. usaba el llan,ado m étodo Taylor [ . . .]. El control de calidad dependía total-
mente de la inspección , y no todos los productos era n suficientem ente ins-
peccionados. En aquellos días,Japón era competitivo en costes y precios, pero
CONTROL DE CALIDAD FRENTE A GARANTÍA DE CALIDAD no en calidad. Era todavía, literalmente, la época de los produ ctos «de calidad
pobre, pero baratos».
El paso del control de calidad a la garantía de calidad, ¿ha abierto una bre-
cha en la protección de las tecnologías de alta p eligrosidad? Para com- D em.ing desarrolló el ciclo de acción «planear-ha cer- comprobar» para
prender esta pregunta, h emos de pasar revista primero, muy brevem ente, dirigir una mejora continua de la calidad. En una sociedad orientada a la
a los hitos de la historia de los logros y de la medición en el terreno de acción, la tendencia general es a concentrarse en el segmento «hacer» del
la calidad9 . ciclo y a esca timar atención y recursos a las fas es de planificación y com-
En la Antigüedad, babilonios, egipcios, griegos y romanos iniciaron el probación.
proceso de calidad al establecer unidades de p eso y medida. Durante toda En la década de los setenta, D eming reimportó estas ideas a los Esta-
la Edad M edia, los gremios de artesanos y lTlercaderes fij aron estándares de dos Unidos. Por entonces, otros «gurús» de la calidad como Joseph Juran,
calidad, así como normas relativas a las condiciones de trabajo y los sala- Armand Feigenbaum y Kaoru Ishikawa, estaban causando tam.bién un
rios. Con la llegada de la Revolución Industrial a Gran Breta11a, sin elTl- profundo efec to en las creencias y actitudes de los directivos estadouni-
bargo, y con la subsiguiente difusión de los m étodos de producción masiva denses. El resultado fu e el movimiento por la gestión de la calidad total
en los Estados Unidos, la fabricación de cosas dejó de ser una prerroga- (Tota l Quality Managem.ent, TQM), qu e posteriormente se extendió por
tiva exclusiva de los trabaj adores de oficio expertos. El uso de moldes y todo el mundo industrializado. Un rasgo clave de la TQM es que todo el
plantillas, en conjunción con una maquinaria propulsa da por las nu evas personal de la en,presa comparte la responsabilidad de la calidad. Esto no
fu entes de energía, significó que un personal relativamente poco cualifi- es algo que un inspector deba «controlar» al final de la cadena, sino algo
cado pudiera realizar trabajos de fabricación complejos. Durante este pe- que deb e «garantizarse» a través de todo el proceso de trabajo, desde las
riodo, la responsabilidad principal de la vigilancia de la calidad recayó en decisiones de la alta dirección hasta las acciones individuales en el ámbito
los supervisores. M ás tarde, debido al impacto del taylorismo (gestión cien- del taller. D e ahí que ahora hablemos de garantía de calidad, en lugar de con-
tífica) y a un sustancial aUlTlento de la ratio entre trabajadores y supervi- trol de calidad. En otras palabras, la calidad no es algo que se pu eda infun-
sores, estos últimos se co ncentraron m ás en los asuntos de producción y dir en una tarea inspeccionando su resultado; es algo que deb e convertirse
dejaron el control de calidad en m anos de una nueva variedad de sup er- m ediante «ingeniería» en parte intrínseca de ella.
visor, el insp ec tor. Para describir esta función de inspección especializada, H asta aquí los antecedentes. Veamos ahora qu é efecto ha tenido este
al final de la cadena de producción, se acuño el término control de calidad. desarrollo en una actividad concreta -el mantenimiento de aeronaves-

9. A. Bend ell ,j. Kelly, E . M erry y F. Sims, Qllalil)': !\I[easllrillg and Monitoring, Londres, 10. C itado en Bendell el al., OjJ. cit., p. 47. La fu ente es el libro de N ancy R. M an n The
Century Business, 1993. Ke)'s lo Excellel1ce:The Slor)' oflhe Dellling Phi/osojJh)', Londres, Mercury, 1985.

80 81
La gestión de los grandes riesgos 3. Defensas peligrosas

donde la calidad y la seguridad están inextricablemente unidas. Debo su- En el ám.bito individual, las prácticas de QA ofrecen a un ingeniero so-
brayar, no obstante, que el siguiente análisis es relevante para todos los brecargado de trabajo la vía del núnimo esfuerzo: a saber, dar el visto
ámbitos laborales donde se empleen técnicas modernas de garantía de ca- bueno a distintos pasos de una tarea - antes o después de abordarla- sin
lidad y la calidad del trabajo tenga un impacto directo sobre la seguridad comprobar en realidad la calidad del trabajo. Uno de los descubrimientos
del sistema. más sólidos de la psicología del trabajo es que las personas sentimos la
En el capítulo 2 analizamos el caso de la ausencia de las cubiertas del tentación de recurrir a atajos siempre que se presenta la ocasión. Así pues,
rotor de transmisión del motor que casi causó un desastre. En su informe, no es casual qu e «firmar sin comprobar» sea una de las infracciones de
el investigador del accidente señaló varias similitudes entre las acciones procedimiento detectadas con más frecuencia en el mantenimiento de
precursoras de este suceso y las de otros accidentes relacionados con el aviones.
mantenimiento ocurridos en Gran Bretaña. Dos rasgos comunes a estos in- No estoy insinuando que la organización o el individuo rebajen delíbe-
cidentes eran, primero, que un ingeniero exp erto dio el «visto bueno» a su radamente la calidad o la seguridad. De hecho, es probable que ambos ase-
propio trabajo cuando éste no lo ameritaba, y, segundo, que durante los tur- veren su genuino compromiso con esas metas y señalen su adopción de las
nos de noche no había nadie del departamento de garantía de calidad qu e técnicas de garantía de calidad más recientes como clara evidencia de ello.
pudiera evaluar la idoneidad de las prácticas de trabajo. En una disciplina en continua evolución, como la ingeniería aeronáutica,
Cuando no existe un departamento de inspección separado, un indi- es dificil advertir que no todos los cambios son para mejor. Aunque el em-
viduo adecuadamente autorizado debe firmar o estampar su sello perso- perador no vaya completamente desnudo con sus nuevas ropas, puede que
nal en la declaración de que el trabajo ha sido efectuado con un alto nivel haya sido despojado de una parte importante de su vestimenta.
de calidad. Ésta es la única «prueba» de que la tarea ha sido terminada; y La vida en el mundo del trabajo es muy complicada. Está sometida a
el conjunto de todas esas firmas y sellos debe estar completo para atesti- numerosas fuerzas, y no todas ellas la im.pulsan en la mism.a dirección al
guar que un aparato está preparado para volver a volar después de las ope- mismo tiem.po. Como vimos antes, los conflictos entre las presiones de
raciones de mantenimiento. producción y de protección tienden a resolverse a favor de la primera -al
¿Constituyen estas medidas de garantía de la calidad (QualityAssurance, menos hasta que ocurre un accidente grave.
QA) confirmación suficiente de que un aparato está en co ndiciones de
volar? Estos incidentes sugieren que la respuesta es no. La inexistencia de
un departamento de inspección separado y la ausencia de personal de QA REDACTAR UN NUEVO PROCEDIMIENTO
hicieron posible que alguien firmarse como terminados y ap tos para el
servicio trabajos inacabados o mal efectuados. Todas las organizaciones sufren cierta tensión entre la natural variabilidad
Una importante lección a extraer de estos sucesos es que debemos ser de la conducta humana y la necesidad del sistema de que las activida-
prudentes respecto a los desarrollos defensivos diseii.ados para mejorar des de sus miembros tengan un alto grado de regularidad. Los gestores de
- o, al menos, asegurar- la calidad y la seguridad cuando pueden servir los sistemas de alta peligrosidad deben intentar restringir las acciones hu-
también a otras metas sin relación con, o hasta antagónicos de, éstas. Pen- manas a cursos de acción que no sólo sean eficientes y productivos, sino
semos, por un momento, qué ofi-ece la QA a la organización y al indivi- también seguros. El medio más usado para lograr ambos objetivos son los
duo. Desde la perspectiva de una empresa, la eliminación de una función procedimientos escritos. Ahora bien, entre los procedimientos de pro-
de inspección independiente (al menos para la mayoría de los puestos de ducción y los de protección existen algunas diferencias importantes.
trabajo) confiere como núnimo dos ventaj as comerciales: primero, eli- Aunque no sean en absoluto inmutables, los procedimientos diseñados
mina las demoras, a menudo prolongadas, que acompúi.an a las inspec- para garantizar un trabajo eficiente suelen surgir de forma bastante natu-
ciones separadas; segundo, permite que una mayor parte de la fuerza de ral de las características del equip o productivo y de la tarea a la que se
trabajo esté ocupada en el obviamente productivo «hacer», en contraste aplica. De otro lado, los procedimientos operativos seguros se emniendan
con las labores de «comprobación». continuamente para prohibir las acciones implicadas en algún incidente

82
La gestión de los grandes riesgos 3. Defensas peli grosas

o accidente reciente ll . Co n el tiempo, esas adiciones al «reglamento» de- Por ejemplo, el reglamento de British Rail prohíbe a los operarios de
vienen cada vez más restrictivas y a menudo reducen el abanico de ac- maniobras ~as perso nas que unen los coches y vagones que formarán el
ciones permitidas a muchas menos de las necesarias para que el trabajo tren) permanecer entre los vagones durante las maniobras de composición
pu eda realizarse únicamente bajo las condiciones óptimas. -esto es, cua ndo la locomo tora de cabecera propulsa un conjunto de va-
El diagrama 3.1 ilustra esta contracción de la acción permitida a lo largo gones hacia otros detenidos a los que ha de unirse- ' 2 . Sólo cuando los
de la historia de un sistema dado -podría ser una planta de proceso quí- vagones se han detenido puede el operario introducirse entre ellos para
mico, un ferrocarril, una empresa de aviación comercial o cualqui er tec- realizar la necesaria conexión. A veces, sin embargo, el enganch e es de-
nología de alta peligrosidad con riesgo de sufi-ir accidentes organizativos- . masiado corto para poder efectuarlo cuando los topes están totalmente ex-
El espacio entre las áreas sombreadas representa el margen de la acción pres- tendidos. La tarea sólo es factible cuando el primer impacto de los vagones
Cl-ita. Con el transcurso del tiempo, la organización inevitablemente sufi-e comprime los top es momentáneamente. El mejor modo de efec tuar la
accidentes e incidentes en los que se identifican acciones humanas como conexión es, ento nces, permanecer entre los vagones durante la manio-
factores con currentes. Tras cada suceso, los procedimientos se modifican bra de composición. Ser operario de maniobras es un trabaj o peligroso.
para proscribir las acciones implicadas. Como consecuencia, el margen de Muchos operarios mueren aplastados entre los topes o al caer bajo las
las acciones autorizadas se contra e graduah11ente hasta que su espacio es ruedas . Pero no mueren por vulnerar el reglamento. Hay suficiente hol-
m enor del que requiere la ej ecución de todas las tareas necesarias . La única gura entre los topes y entre los vagon es . Lo que a veces resulta fatal es
forma de llevar a cabo esos trabajos es infringiendo los procedimientos. algún error subsiguiente del operario mientras infringe el reglam.ento
quedándose entre dos vagones. Puede distraerse un instante y situarse in-
Diagrama 3.1 advertidamente entre dos topes o resbalar y caer bajo las ru edas del vagón .
Cómo lo:; necesarios procedimientos de seguridad adicionales reducen el En un trabajo peligroso, un error sumado a una infracción es, co n fi-e-
margen de acción preciso para llevar a cabo las tareas de forma efectiva cuencia, una fórmula petfecta para provocar un desastre '3
No obstante, la mera repetición de estas accio nes aisladas -a pesar de
haber estado implicadas en algún accidente- no suele redundar en un re-
sultado adverso. Su aportación a un accidente anterior fue sólo una causa
Margen más -necesaria, quizá, p ero casi nunca suficiente- en la complej a inter-
de la acción regulada Actualizació n acción entre condiciones latentes, desencadenantes lo cales y otros fallos
~---,._ _...,
contin ua de los
procedimientos activos. Como esta combinación de factores rara vez -si es que alguna-
~--+---l para evitar que se repite exactamente de la misma forma, la fuerza de trabajo aprende rá-
incidentes y acci-
dentes ocurridos
pidamente que, por lo general, esas transgresiones ocasionales no conlle-
~---;----I vuelvan a suceder van desventajas; de hecho, no suele tardar mu cho en descubrir también
que posibilitan una forma de trabajar más fácil y eficiente.
Irónicamente, pues, uno de los efec tos de aumentar continuamente la
Acciones necesa- severidad de la constri cción de las prácticas de trabajo seguras es aumen-
rias e n oGl.siones para
tar la probabilidad de que se cometan transgresiones. El margen de acción
poder ll evar a cabo
el trabajo permitido se reduce a tal punto que los procedimientos se infi-ingirán rLl-
tinariamente, o cuando las necesidades operativas lo demanden. Mientras

12. R . Free, Til e Role of Procedllml Vio lntio/"lS in Rnilwny Accidenls, tesis doctoral, Univer-
11.]. Reaso n, D. Parker y R. Free, Bending lile RlIles :Th e [¡(¡rieliel; Origins nl"ld Mn nage- sidad de Manchester, 1994.
lII ent cif Srifely Violntions, Leiden, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Leiden, 1994. 13. [bid.

85
La gestión de los grandes riesgos 3. Defensas peligrosas

que los errores nacen de la insuficiente especificación de diversas opera- CAUSAR EL SIGUIENTE ACCIDENTE POR INTENTAR PREVENIR
ciones mentales; muchas infracciones surgen del exceso de especificación EL ANTERIOR
procedimentaP4.
Pero la historia no acaba aquí. A p esar de que la comisión ocasional de Los investigadores de accidentes no sólo deben establecer las causas de un
estos actos prohibidos carezca de consecuencias negativas en la mayoría de suceso sino también aconsejar m edidas que ayuden a prevenir su recu-
los casos, el hecho de que en el pasado hayan estado implicados en algún rrencia. A m enudo, estas m edidas preventivas toman la forma de apaiios de
suceso adverso indica que pueden aumentar el riesgo que asumen los in- ingeniería o de regulación diseñados para corregir un problema en par-
fractores, aunque como regla general salgan bien librados. ticular o una debilidad del sistema que haya sobresalido conspicuamente
Un modo por el que las infracciones aumentan el riesgo es haciendo entre los factores causales. Por desgracia, a veces esos mismos «apaños»
más probable que ocurra un error ulterior. Conducir un coche a 180 km/h, desempeñan un papel causal protagonista en un accidente posterior. Dos
por ejemplo, no basta por sí solo para causar un accidente. Sin embargo, ej emplos ilustrarán esta idea.
como, casi con certeza, esa velocidad será superior a la usual en ese con- En la década de los cincuenta, a consecuencia de varios accidentes aé-
ductor, hará más probable que juzgue erróneamente la distancia de frenado reos en los que el estado de la pista, enfangada o contaminada de algún otro
o las características de control del velúculo.Y como, en ese momento, los modo, hizo que algunos aviones se estrellaran durante el desp egue, se aña-
márgenes de tolerancia de esos errores están considerablemente reducidos, dió a la cabina de vuelo un nuevo instrumento - el monitor de despe-
es menos probable que un error no tenga infaustos resultados. En suma, las gUe-15• El piloto debía ajustar el ángulo de ascenso del avión hasta hacerlo
infracciones pueden tener dos consecuencias: pueden aumentar la proba- coincidir con un indicador de obj etivo que le señalaba el instrumento. El
bilidad de un error posterior y también la de que su resultado sea adverso. piloto operaba los controles de la propulsión y el timón de profundidad
La cuestión decisiva en el marco de muchas tecnologías de alta peli- hasta que el cursor que indicaba el ángulo de ascenso actual del aparato
grosidad no es si transgredir o no las normas, sino cuándo hacerlo -o, quizá coincidía sobre una escala vertical con el indicador de objetivo. Era un
aún más importante, cuándo cumplirlas- oSi para realizar un trabajo es «instrum ento de mando» relativamente novedoso, que calculaba el ángulo
preciso recurrir a acciones prohibidas, se infi:ingirán las normas. Casi todas de ascenso idóneo en las circunstancias presentes y acto seguido «orde-
las operaciones peligrosas conllevan la ej ecución de acciones que están naba» a la tripulación ajustarse al ángulo-obj etivo siguiendo el movimiento
más allá de los límites prescritos, pero dentro de los límites de lo que la del cursor, que se11alaba, a lo largo de la escala, su ángulo real en cada mo-
gente que comparte unas competencias laborales comparables juzga acep- 1TIento.
table. La mayoría de los trabaj adores experimentados saben aproxim ada- Poco después de introducirse el nu evo instrumento, un avión desp egó
mente dónde está el «borde» entre la seguridad y el desastre, y no lo trazando un ángulo de elevación insólitamente agudo ' 6 . In capaz de man-
cruzan, salvo en circunstancias extremas. Lo que no siempre perciben con tenerlo, perdió velocidad y cayó sobre la pista. Los investigadores del ac-
precisión, sin embargo, es dónde se encu entran con respec to a él en un cidente descubrieron luego que el fallo de un pequeño tornillo que debía
momento dado. H ay ocasiones en que lo más prudente es retroceder den- hacer de tope dentro del monitor de despegue había causado que éste
tro de los estrechos límites de la acción permitida, o incluso detener com- «ordenase» un ángulo de ascenso totalmente inadecuado. Pese al hecho de
pletamente las operaciones. La decisión de cuándo obrar así, sin embargo, que los demás instrumentos de vuelo funcionaban correc tam ente, los pi-
se basa en un juicio delicado y en ocasiones falible. lotos siguieron la indicación del instrumento defec tuoso. COlTlO han des-
cubierto otros inves tigadores, lo s instrumentos que asumen parte del
trabajo m ental de los pilotos parecen acaparar su atención -en esos días,

15. El más famoso de estos accidentes fu e el sufi.. ido en febrero de 1958 por un aparato
de BEA, a bordo del cual viajaban, entre otros pasajeros, el equipo de fútbol del Manches-
14.]. Reason, "A systems approach to organizational errors», Elgollomics, 38, 1995, pp. ter United y su manager, sir Matt Busby.
1708-1721. 16.]. Reason, iV/an in Molion, Lo ndres,Weidenfeld, 1974.

86
La gesti ón de los grandes ri esgos 3. Defe nsas peligrosas

el problem a se denominaba «fascinación» 17- incluso aunque haya en la atú ie son las m edidas qu e tomó la C omisión R eguladora de la Energía
cabina de vuelo fu entes de información alternativas, aunque m enos fáci- Nu clea r de los Estados Unidos para prevenir que esa acción pudiera rep e-
les de procesar. tirse en cualquier futuro accidente en una ce ntral nu clear.
El segundo ejenlplo parte de un «suceso-centinela» en la historia de D espu és de Three Mue Island (T MI) , los reguladores de la energía nu-
la gen eración eléc trica nuclear. A las 4 de la madrugada del 28 de marzo clear estadounidense prescribieron estrictam ente qu e los operadores de las
de 1979, una turbina de uno de los dos reactores de agua a presión (Pres- centrales no reduj eran la inyección de agua a alta presión durante los es-
surísed water reactor, PW R) que M etropolitan Edison op eraba en la ce ntral tadios de recuperación de un suceso fu era de lo normal.Tres años después,
de Three Mue Island -cerca de H arrisburg, Pensilvania- se paró (se en este caso en Ginna l9 , el equipo de la sala de control de o tro PWR hubo
trabó) automáticamente l 8 . La causa fu e que, durante la realización de ta- de hacer frente a una emergencia en la qu e reducir la inyección de agua
reas mantenimi ento, se produjo una fu ga de agua - una ca ntidad equi- a alta presión habría sido la decisión correcta; p ero, p erfec tamente cono-
valente a una taza de café- a través de una junta defec tu osa . La humedad cedores de la restricción normativa promulgada a resultas del accidente de
afec tó al sistem a neumático qu e co ntrolaba dos válvulas del sistem a de TM I , no lo hicieron. C omo co nsecuencia, la duración de la emergencia se

alimentación de agua e hizo que se cerraran automáticamente, lo cual alargó varias horas.
cortó el flujo de agua al generador de vapor y detuvo la turbina: con las Es tos ej emplos ilustran algunos de los dal'ios potenciales que pu eden
bombas paradas, el calor del sistema primario de refrigeración -que cir- seguirse de lo qu e, a primera vista, parecen ser intentos perfectamente ra-
cula a través del núcleo del reactor- no podía transferirse al agua frí a del zo nables de «enmendar» las causas de accidentes previos . H ay aquí dos
circuito secundario. En ese instante, cientos de alarmas e indi cadores so- pro blem as princip ales. Co mo muestra el cas o del m onitor de desp egu e,
n oros se ac tivaron simultáneam ente en la sala de control y las bombas de introdu cir nuevos elem entos defensivos produ cto de inge niería aumenta
alimentación de agua de em.erge ncia entraron asimismo en funciona- la co m.plejidad al sistcma. En pa rticular, ú i.ade comp onentes qu e pu eden
miento, automáticamente. Estas bombas habían sido diseñadas para ex- fallar. Adem ás, en este caso, co mo, en general, en las for mas más moder-
traer agua de un tanque de almacen amiento de em ergen cia y hacerla nas de automatización, los inten tos de alejar a los op eradores de sala del
circular por el sistema de refrigeración sec undario p ara co mp ensar el lazo de control direc to pueden crea r tip os imprevistos de error humano.
agua que hi erve hasta evaporarse cuando deja de circular. El caso de Ginna ilustra el segundo problema : que ni los reguladores
La em ergencia duró 16 horas y provocó la emisión de p equeñas ca nti- ni los diseñadores del sistema pu eden prever todos los escenarios de fallo
dades de material radiactivo a la atmósfera circundante. Los op eradores de posibles en sistem as complej os, fu ertem ente acoplados y altamente inter-
servicio al inicio del incidente cometieron varios errores bien documen- ac tivos, como las centrales nu cleares; y, por ende, no pu eden proscribir
universaln,ente determina dos tip os de respues ta humana. Lo qu e dem os-
tados, pero el m ás relevante aquí para nosotros fil e redu cir la inyección de
tró ser un error en el accidente de TM I resultó ser una acció n vital en
agua a alta presión en el sistema de refi:igeración del reactor, reduciendo
Ginna. E n el capítulo 4 veremos que las regulacion es y los procedimien-
así su fluj o neto de casi cuatro mil litros por minuto a algo m enos de cien .
tos comparten con otros dispositivos de control prealimentados el pro-
Ese «estrangulamiento» provocó graves daños en el núcleo del reactor. No
blema de ser insensibles a las circunstancias locales.
es preciso que nos detengamos aquí a examinar por qué razones se tomó
esa decisión-otros autores las han debatido extensam ente-o Lo que nos

17. FI' P.. C, Fasci/1alion., Flying Personnel R esea rch ConuTlittee R eport, Lo ndres, Ministry
ofDefence, 1960 .
18.J. Ke meny, T he Need Jo r Clw/1ge: The Legac)' oJ TMI. R eporl oJ Ihe Presidel/ lial COl/l/l/is-
siO/1 0 1/ Ihe Accidel/ I oJThree !VIile Islm'ld, Nu eva York, Pergamon, 1979 .Véase también, C har-
les Perrow, No rlllal Accidenls: LiI)i/1g /./Jith High-Risk Teclmologies, Nu eva Yo rk, Basic Books, 19. D. D. Woods, Operalor Decisiol/ Belwviol/r dl/ril/g Ihe Stealll Cel/eralor Tilbe R llpll/re al
1984 [trad. cast.: Accidentes I/oflll ales. COflf)ivir CO II las tewologías de alto riesgo, Madri d, Modu s Ihe Gil/l/a N I/clear POlf)er Slaliol/, Resea rch Report 82-1C57- CONRM-R2, Pittsburgh, PA:
Laborandi ,2009]. Westinghouse R&D Cen ter, 1982.

88
La gesti ón de los grandes riesgos 3. D efe nsas peli grosas

DEFENSAS EN PROFUNDIDAD: ¿PROTECCIÓN O PELIGROSO Queda patente, pu es, que las defensa s en profundidad están cimentadas
ENCUBRIMIENTO? en la redundancia (muchas capas de protección) y la diversidad (muchos
tipos de protección diferentes). Sin embargo, estos mismos rasgos -alta-
El diagrama 3 .2 resume la filos afia de las defensas en profundidad. Aquí, la mente deseables desde el punto de vista de la ingeniería- generan tam-
seguridad depende de la independencia causal entre los errores y las averías bién diversos problemas en los sistemas sociotécnicos complejos - hasta el
técnicas que afectan, respectivamente, al equipo de proceso, a los sistemas punto de que Jens Rasmussen, ingeniero y destacado filósofo de la tecno-
de protección producto de la ingeniería -normalmente inactivos-, a las logía, ha acuñado la expresión «falacia de las defensas en profundidad»21 .
barreras fisicas levantadas contra la emisión involuntaria de sustancias pe- Uno de los principales problemas que esta clase de defensas plantean a
ligrosas y a la proximidad de las víctimas probables de un suceso adverso. los controladores y gestores de un sistema es que pueden ocultar tanto que
Los accidentes graves ocurren cuando es te supu esto de independen cia ocurren errores como sus consecuencias a largo plazo; una de sus caracte-
mutua de los distintos estratos defensivos no se cumple. En el desastre de rísticas es que no siempre responden ante fallos individuales: pueden ser
Bhopal, por ej emplo, fallaron a un tiempo tres defensas supuestamente in- contrarrestados o qu edar ocultos, y en ninguno de los dos casos los indi-
dependientes: una chimenea de seguridad de quemado de gases que debía viduos directamente interesados ser conscientes de que han ocurrido. Este
haber quemado el isocianato de metilo, el filtro absorbente-neutralizador rasgo permite la insidiosa acumulación de condiciones latentes -patóge-
de una torre de lavado que debía haber depurado el aire de cualesquiera nos residentes- qu e pueden luego combinarse con condiciones locales y
emisiones, y el sistema de aspersores de agua que debía haber neutralizado errores de «primera línea» para romp er o eludir las capas de defensa.
las emanaciones restantes 20 . Un sistema con pocas defensas - co nducir un coch e, por ej emplo-
no suele mantenerse tan imperturbable ante una acumulación de fallos.
Los errores son detectables de inmediato y el aprendizaje subsiguiente li-
Diagrama 3.2
nutará su recurrencia. Pero eso no es necesariamente así en el caso de las
Resumen de la filosofía subyace nte a las defensas en profundidad
defensas con múltiples luveles. Una peligrosa desventaj a fi'uto de ese ocul-
tanu ento es que IU los individuos IU las orgaluzaciones pueden sacar pro-
Equipo de proceso Sistemas de Contención Zona de
seguridad seguridad vecho de sus errores con facilidad. Y tanto más probable es qu e esa
desventaja se transforme en pérdidas cuanto m ás tiendan quienes diseñan
Funcio nantiento Situaciones fuera o gestionan esos sistem as a atribuir sus ocasionales fallos catastróficos a la
norl1lal de lo normal falibilidad individual antes que a las debilidades intrínsecas del sistem a.
El teórico de las organizaciones Charles Perrow publicó en 1984 un
libro de gran rep ercusión, Accidentes normales. Convivir con las tecnologías de
Perturbación Pérdida de Emisión Difusión alto riesgo, donde proponía la onunosa tesis de que en los sistemas com-
control plejos y férreamente acoplados, como las centrales nucleares , y co n inde-
pendencia de la competencia de sus operadores y gestores, los accidentes
Las lín eas hor izo ntales entre los recuadros indi ca n las co nsecuencias del fa llo en cada una de son inevitables 22 . De ahí su título : los accidentes en esos sistemas son «nor-
SllSfases. Para qu e los estratos defensivos preserven la seguridad, es necesari o qu e los fa ll os que
afecten al recuadro 1 ca rezca n de toda relación con los fallos qu e afecte n a otros recuadros (a males». De acuerdo co n Perrow, las redundancias que constituyen las de-
partir de R asmu ssen). fensas en profundidad poseen tres características peligrosas:

20. D. A Liho u y S.]. Li hou, Bhopa/: SOllle Huma n Factors Co/'/s irlemtio/'/~, Binningham , 21.]. R asmussen , «Lea rning rrom experi ence? Som e resea rch issues in industrial risk
Lihou Loss Prevention Services, 1985 .véase también L J. B ellamy, Th.e Sajel)' Matwgement mana gem ent», en B. Wilp ert y T. Q val e (eds,) , Re/iabi/il)' anrl SaJely i/1 Haz ardo/./s Work
Factor:An A/'/a /)'sis rf the HI/m an Error Aspects oJ the Bhopa/ Disaster, Londres, Tec hni ca Ltd ., Sl'slel/ /s, Hove, LEA, 1993,
1985. 22. lbirl.

91
La ges ti ó n de los grand es ri esgos 3. Defensas peligrosas

- Las m edidas de respaldo defensivo redundantes aumentan la comple- pean Airways, desp egó del aerop uerto de Londres-H eathrow en direc-
jidad interactiva de las organizacio nes de alta tecnología y, con ello, la ción a Bruselas y se estrelló 120 segu ndos despu és en un campo a las afue-
probabilidad de que sucedan fallos de modo-co mpartido imprevisi- ras de Staines 23 . No hubo sup ervivientes . Fu e el peor desastre aéreo
bles. El supu esto de indep endencia de los estratos defensivos pued e ocurrido en las Islas Británicas y el primer accidente fatal de un Trident
ser adec uado para el caso de las averías puram ente técnicas; en cam- en funcionami ento regular como parte de la fl o ta d e una aerolínea. Y
bio, los errores humanos en «primera linea» y en los ámbitos del m an- sigue siendo uno de los más misteriosos. Una de las cajas negras (flight
teninuento y la ges tión tienen una capacidad única para engendrar data recorder, FDR), se recup eró intacta y reveló exactamente qué le ocurrió
fallo s que pueden afec tar a varios estratos defensivos al mismo tiempo. al aparato, pero no sabemos con certeza cómo ni por qué sucedió, dado que
- Añadir redundancia v uelve más opaco el sistema para quienes, no mi- en esos días aún no había a bordo una CV R , la segunda caja negra (Cock -
nalmente, lo controlan y dirigen. Co n el tien"lpo, los errores inadver- pit T/o ice R eco rder, cvn..).
tidos, así como otros problem as latentes, se acu m ulan y aumenta la Cosa insólita, en la cabina de vuelo había cuatro pilo tos: un veterano
probabilidad de que los «aguj eros» de los estratos defensivos se alineen capitán de la BEA, de 51 úios, en el asiento izquierdo ; un piloto novel, de
y p ermitan el paso de una trayec toria de accidente (véase el diagrama 22 al'los, en el asiento derecho; y detrás, entre ellos, u n piloto de 24 ai10s,
1.5) . Este alineamiento puede ser fruto de fallo s de modo-compartido con al go m ás de experiencia, cu ya misión era estar atento a los instru-
interactivos o de la inhabilitación si multánea de unas defensas que se mentos y a las acciones de los otros dos. Más atrás, ocup aba el asiento su-
creían independientes, como sucedió en C hernóbil. plementario otro capitán de la BEA. La acción qu e desencadenó el desastre
- Como consecuencia de este peli g roso ocultamiento, y de bido a su está fuera de discusión: en torno al nunuto y m edio despu és del desp e-
obvia complicación ingenieril, las defensas redundantes pu eden lleva r gue, los alero nes del borde de ataq ue de las alas del Trident se retraj eron
a que los operadores y gestores del sistem a se olvid en de temer lo que prematuramente, cuand o la velocidad de ascenso era todavía insuficiente,
y el aparato com enzó a entrar en pérdida. No sabemos quién accionó el
pueda ocurrir. Este falso sentimiento de seguridad les impulsa a in-
nundo ni porqué lo hizo.
tentar lograr niveles de producción aún más elevados (véase el capítulo
El Trident estaba equipado co n varios sistemas de alerta de entrada en
1). En palabras de Perrow: «Esos arreglos, dispositivos de seguridad in-
pérdida. Junto a alarmas sonoras había también un sistema de aviso que
cluidos [ . . .] a m enudo sólo sirven para permitir a quien es gobiernan
hacía vibrar la palanca de mando y un sistema neumático de recuperación
el sistema incrementar su velocidad, operar co n peo r tiempo o hacerlo
de la entrada en pérdida qu e empujaba la palanca de ma ndo. Este último
con explosivos más poten tes».
dispositivo desco necta automáticam ente el piloto automático e inclina
hacia abajo el morro del aparato para favo recer la recup eración de la in-
FALSAS ALARMAS cipiente parada. Había tambi én a la izqui erda del panel de control ce ntral
una palanca que p ermitía desactivar el sistema de al erta mediante vibra-
A quienes haya n llega do a enfurecerse a causa del repetido pitido de la ción de la palanca de m ando.
alarma del coche de algún vecino, no les chocará la idea de qu e las alar- La evidencia aportada por la FDR reveló qu e los dos mecanismos de vi-
mas pu ed en m entir. Las falsas alarmas pu eden ser fuente de una intensa bración y tracción de la palanca de mando entraron en acción tan pronto
irritación en nuestra vida co tidiana. En el marco de las tecnologías de alta como el aparato se aproximó a la velocidad de entrada en pérdida. El morro
peligrosidad p ueden ca usa r un desastre. Es la situación del «pastor m enti- del apa rato bajó, pero con el efecto de nivelación del timón de profundi-
roso» que grita «¡que viene el lobo! » Las falsas alarmas frec uentes hacen dad m al ajustado la cola del aparato ej ercía demasiada resistencia hacia
que la gente les retire su co nfianza y haga caso omiso d e ellas, o no crea abajo. Como consecuencia, el m orro del avión volvió a elevarse y ocho se-
las advertencias que indican la inminencia de una em ergencia auténtica.
Ju sto desp ués de las cuatro de la tarde del domingo 18 de junio de 23. M .Job, A ir Disasfer, vol.l ,Weston C reek,AcT,Aerospace Publications Pty Ltd,1994,
1972, un avió n de pasajeros (Papa India) tipo Trid ent, de British Euro- cap. 11, pp. 88-97.

92 93
La gestión de los grandes ri esgos 3· Defensas peligrosas

gundos después del primer tirón de la palanca de mando el sistema de re- troZOS de la estructura de las alas. Un avión sobrevivirá a la pérdida de un
cuperación de entrada en pérdida actuó por segunda vez. Tres segundos motor muchísimo mejor que a la pérdida de una parte sustancial de la
después se repitió la misma pauta y de nuevo el sistema que empuj aba la estructura que le proporciona su capacidad de sustentación, el ala.
palanca hizo que el morro descendiera. En ese momento alguien en la ca- Quizá cuando se comenzó a sujetar los motores a reacción bajo las
bina de vuelo cometió un error fa tídico: desactivó el mecanismo de alarma alas, las clavijas de seguridad cumplían la función prevista y nada m ás, pero
de la palanca. El morro del avión se inclinó hacia arriba con un ángulo que recientemente su fallo improcedente ha estado implicado en varios inci-
excedía en 30° lo que el ap arato podía resistir y entró en pérdida real- dentes y accidentes graves, muy notoriamente en Schiphol en 199224 . Muy
mente. Cayó en picado, y 22 segundos después se estrelló contra el suelo. a menudo, esos fallos se debieron a que las clavijas de seguridad se insta-
¿Por qué se desactivó el mecanismo que hacía vibrar la palanca de laron o aseguraron mal durante alguna operación de mantenimiento.
mando cuando actuó por tercera vez? Nunca lo sabremos con certeza, El uno de marzo de 1994, uno de los motores de un Boeing 747-251B
pero entre la comunidad de pilotos comerciales británica está muy ex- de Northwest Airlines (NWA) que acababa de aterrizar en el nuevo aero-
tendida la convicción de que las razones decisivas fueron, primero, que la puerto internacional de Narita, en Tokio, se soltó mientras el avión rodaba
tripulación no creía hallarse en una situación de entrada en pérdida (pro- para dejar la pista y, medio descolgado, fue arrastrando por el pavimento
bablemente porque desconocía la retracción de los alerones delanteros) y, hasta que el aparato se detuv0 25 . La causa inmediata del accidente fue la
segundo, que desconfiaba profundalTlente del sistema de alarma que hacía rotura de la riostra a la conexión superior en el interior del pilón del
vibrar la palanca de mando; en suma, creía que indicaba una falsa alarma. motor, que, a su vez, se debió a que, en una exh austiva revisión general en
N o sólo había habido muchas alarmas espurias durante la fase de desa- las instalaciones de m antenimiento de NWA en Minneapolis-St. Paul, no se
rrollo del sistema de recuperación, algunos ati.os atrás, sino que también habían colocado las suj eciones adecuadas del tirante diagonal hacia popa,
había ocurrido un bu en número de incidentes bien documentados en los a causa de lo cual, algún tiem.po desp ués, se soltó. El motivo de haber
que se había producido una falsa activación de este sistema durante el abierto el motor era posibilitar la comprobación no destructiva de las cla-
vij as de seguridad. Posteriormente, las sujeciones correctas aparecieron en
funcionamiento normal del avión.
el hangar donde se efectuó la revisión, ocultas bajo un trozo de plancha
de madera dentro de una bolsa de tela sin indi cación alguna, encima de
CONEXIONES DELIBERADAMENTE DÉBILES la plataforma utilizada para trabajar bajo las alas.
Este accidente ilustra cómo las medidas adoptadas para prevenir un pro-
Una forma de limitar el dati.o de un accidente o una avería técnica es di- blema de seguridad pueden contribuir a otro. Antes del accidente del avión
seti.ar puntos deliberadamente débiles en el sistema para qu e falle de ma- de NWA en N arita se había informado en cinco ocasiones de casos de des-
neras más seguras y predecibles. Los fusibles de un circuito eléctrico son plazamiento de clavijas de seguridad de los pilones de los motores del
un consabido ejemplo de este principio: si ocurre una sobrecarga en un B-747.En una de ellas el accidente ocurrido fue similar al de Narita.Todos
circuito, «quemará» el filamento del fu sible en lugar de algún aparato eléc- fueron atribuidos a una colo cación defectuosa - a despecho de que los
trico, minimizando así el riesgo de que se desencadene un incendio en defectos de disei'ío deben h aber desempe11ado también algún papel-o
algún lugar donde acaso nadie pueda advertirlo. Estos incidentes llevaron a Boeing a exigir la adició n de unas fijaciones
Un principio similar se aplica en la construc ción de grandes aviones secundarias para las clavijas de seguridad. En la fecha del accidente de N a-
comerciales cuyos motores van sujetos bajo las alas mediante pilones. En rita dichas fijaciones secundarias habían sido instaladas en la clavija-tirante
un típico 747, por ejemplo, el pilón de cada motor contiene dos tipos de
clavija de seguridad (o riostra): una riostra a la conexión superior y un ti- 24. «B-747 Accident, Schiphol Airport,Amsterdam, 4 October 1992», Flight Deck, 21,
rante en diagonal hacia popa. Si se ejerce una fuerza indebida sobre el Londres, British Ailways Safety Services, OtOllO de 1996, pp. 13-22.
25. NTSB, !\llainte¡¡anceAnomaly Reslllti/lg in Dragged E'·'gine dllring Úlnding ROI/Ollt, North-
motor y el pilón, el ensamblaje está diseti.ado para romperse limpiamente lIIest Air!ines F/ight 18, New Tokyo Inlernational Airport, March 1, 1994, NTSB/SIR-94/02 ,
por las clavijas, evitando así la posibilidad de que se arranquen grandes Washmgton De., National Transport Safety Board, 1995.

94 95
La gestió n de los gra ndes riesgos

diagonal a popa de 7 de los 41 B-747 de la flota de NWA. Es probable que


esta novedosa variante de suj eción contribuyese a los mal entendidos y las
confusiones procedimentales qu e posteriormente posibilitaron que se co-
metieran errores de instalación qu e pasaron inadvertidos. 4
Los dispositivos de seguridad, como la adición de cualquier otro com-
ponente, aumentan la complejidad de los sistemas, especiahTlente durante La contribución humana
su mantenimiento. Por consiguiente, crean nuevas oportunidades de que
sucedan errores humanos de un tipo especiah11ente determinante para la se-
guridad. Así pues, estamos una vez más ante un ejemplo de un elemento
de seguridad que se convierte en un punto de vulnerabilidad. La principal
amenaza a qu e se enfrentan los 111otores de un avión moderno no es tanto EL FACTOR HUMANO
una carga excesiva cuanto un excesivo contacto con la mano humana.
SON LOS SER.ES HUMANOS QU IENES disel1an, construyen, operan, mantienen,
gestionan y defienden las tecnologías de alta peligrosidad. No es extrallo ,
RESUMEN pu es, que el factor humano desempel1e el papel principal tanto entre las
ca usas co mo en la prevención de los accidentes organizativos . Este capí-
En es te capítulo hemos identificado al m enos seis forma s en que las de- tulo explora la aportación humana a la seguridad -o a lo contrario- de
fensas pu eden ser peligrosas: los sistemas co mplejos y bien defendidos.
- M edidas defensivas diselladas para redu cir las oportunidades de que Está de moda afirmar que el error humano está implicado en el 80- 90%
suceda un tipo particular de error humano pu eden desviar las opor- de todos los accidentes graves. Si bien probablem ente se acerca a la verdad,
tunidades de error a alguna otra parte del sistema, donde los errores esta proposición mejora muy poco nu estra comprensión de có mo y por
pu eden ser incluso más costosos . qu é ocurren accidentes organiza tivos. Primero, apenas podría ser de otro
- Unas defensas mejores se convierten a m enudo en mejoras produ cti- modo dado el grado de participación humana en los sistemas de alta peli-
vas, en lu gar de protectoras, lo qu e vuelve al sistema menos seguro de grosidad. Segundo, el término «error hum ano» conno ta la impresión de
lo que era antes. que todos los actos peligrosos entran en la misma ca tegoría; pero los erro-
- Las defensas en profundidad, qu e se basan en la redundancia y en la di- res adoptan diferentes formas, tienen orígenes psicológicos dife rentes, oc u-
versidad, hacen al sistema más opaco para sus operadores; de ahí que rren en diferentes partes del sistema y requieren n'létodos de aes ti ón
posibiliten la acumulación insidiosa de condiciones latentes. diferentes. o

- Los dispositivos de advertencia y alarma qu e adquieren reputación de Además, esa afirmación pasa por alto que en los sistemas de alta peli-
indicar peligros inexistentes reducen la probabilidad de que se atienda grosidad la condu cta de las perso nas está mucho más constrel1ida que en
a sus sei'iales y se actúe en consonancia con ellas en el caso de una la vida diaria. Las acciones de los pilotos, las tripulaciones navales, los ope-
emergencia real. radores de salas de control y otros similares están estrictam ente oO'oberna-
- Las medidas diseñadas para eliminar una causa notoria de un accidente das por controles de gestión y de regulación. Estos controles administrativos
anterior pueden contribuir a que ocurra el siguiente. constituyen una parte principal de las defensas de cualqui er sistema de alta
- Las defensas, las barreras y las salvaguardias at'iaden componentes y co- peli grosidad y son de dos clases L
nexio nes adicio nales al sistema, elementos que no sólo lo vu elven más
complejo sino qu e, además, pu eden ellos mismos fallar también catas-
tróficam ente.
1. P Jo hn so n y J. C ill , i\!Iollogelll elll COlllral oml Olgolliz oliollOI BellO/liollr, Londres, Palll
Chap ham PlIblishing, 1993.

97
""'o

La gestión de los grandes ri esgos

- Controles externos h echos de reglas, regulaciones y procedimientos que Diagrama 4 .1


prescriben minuciosamente qué acciones pu eden realizarse y cómo se Un continuo de controles administrativos
las debería llevar a cabo. Esta clase de controles basados en pap eles en-
carnan la sabiduría colectiva del sistema acerca de cómo se debería Controles prescriptivos Controles mLxtos Controles d iscrecio nales
ha cer el trabajo. basados qu e conuan basados
en proced imientos ~ en la fo rmación ~ en la fo rmac ión
- Controles internos deriva dos de cono cimientos y principios adquiridos y reglas y en los procedimien tos y la experiencia
a través de la formación y la experiencia.
Los controles externos son escritos, que quienes realizan las tareas pres-
Cl'itas deben ten er muy a mano. En cambio, los controles internos existen
Diagram a 4.2
sobre todo en el interior de la mente de cada individuo. C ualquier intento
Un proceso de control principalmente prealimentado, basado en
de clasificar las conductas organizativas debe comenzar por analizar cómo
procedimientos, con adicio nes espo rádicas
operan diversas combinaciones de controles administrativos para confinar
la natural variabilidad de la acción humana a cursos seguros y produ ctivos. Co ndu cta
Estándares Proceso In cidentes
prescrita
y obj etivos
organiza tivos
r.- por reglas
. . . Actuació n
hU111ana
sometido
a co ntrol
y accidentes
ocasio nales
y procedimientos
LA DIVERSIDAD DE LOS C ONTROLES ADMINISTRATIVOS

Los co ntroles administrativos van desde los que son mayormente pres-
criptivos hasta los que son en gran lTledida discrecionales . Aquéllos de-
• Aiiadidos esporádicos a los procedinuentos
I
I

penden principalmente de pro cedimientos externos, mientras qu e éstos se de seguridad, resultado de los incidentes . . - - ~
y accidentes sufi' idos
nutren de la interiorización de conocimientos y experiencias -o, en una
palabra, de formación-; existen diversas combinaciones de amb os. El dia-
grama 4.1 resume este continuo de modos de control.
El diagrama 4.2 ilustra un modo de control principalmente prescrip- Diagram a 4 .3
tivo. El diagrama 4.3 ilustra el polo opuesto, predominantem ente discre- C ontrol retroalimentado de producció n que requiere comparacio nes
cional, de es ta dimensión. El diagrama 4.4 mu estra una combinación de frecuentes entre las m etas y las realizaciones
nlOdos de co ntroP.
En los diagramas 4.2- 4.4 pu ede apreciarse qu e los diferentes modos de Fo rmació n y
control administrativo comparten tres características comunes: experiencia

- Estándares y objetivos organizativos qu e definen las m etas de producción Co mparador


Resultados
y seguridad del sistema y especifican también los estándares de actua- Estándares P roceso
Actuació n Medicio nes
ción necesarios para alcanzar esas m etas . y objetivos so metido
h UI11ana de resultados
orga niza tivos a co ntrol
- La actuación hurnana, o las actividades que llevan a cabo los elem entos
humanos del sistema.
Comparacio nes frec uentes
I
de las mediciones de los resultados I
co n los obj etivos de la organizació n. . . __ ~
La actuación q ue se desvía de lo deseado
2.]. R easoll , D. Parker, R . Law toll y C. Polloc k, Olganizatiol'/a l Con/mis ami th e fmrie- se corrige. La actuació n cong ru ente
fies of Rllle-Relafed Behaviollr, ponencia prese ntada al encuentro del UI< Ecollomic and So- se refuerza
cial Research Council sobre Riesgos en Escenarios O rganizativos, Londres, mayo de 1995.
La gesti ó n de los grand es ri esgos
4. La co ntribu ción humana

Diagrama 4.4 de la organización . La actu ación que se desvía se reajusta para reducir la
Controles mixtos de retroalimenta ción y prealimenta ción discrepancia y la ac tuación congru ente se refu erza.
En cualquier tecnología o sistema dado, la proporción entre modos de
Prin cipi os, reglas FOrnlJció n y control m ediante prealimentació n o m ediante retro alimentación depen-
y procedinuelltos ex pe rie nc ia
derá de va rios fac tores :

DesvIacIó n c~
eo R esultados
- La fase en qu e se encuentre la trayectoria vital de la organización.
- El tipo de trabajo o las actividades qu e realiza.
Estondales Proceso
~-----,

y obJetivos ....
Actu ac ió n Medi cio nes - La posición de un individuo dentro de la j erarquía de la organización.
sometid o
humana de resul tados
OI g;1I11 Z.ltl VOS a co ntrol - El grado de forma ción propo rcionado a los individuos.
..
Comparacio nes frecuentes de las medi-
cio nes de los resul tados con los obj etivos
LA FASE QUE HAYA ALCANZADO LA TRAYECTORlA VITAL
I
de la o rgani zació n. La actuació n qu e se DE LA ORGANIZACIÓN
desvía de lo desead o se corrige. La ac-
~ --~
tuació n co ng ru ente se al.m 3cena en
fo rma de reglas y procedinu elltos probablem ente sean el ensayo y el error, o los controles de retro alimen-
tación, los qu e gobiernen en buena m edida las etapas primeras de una
tecnología o un proceso de m anufactura . Durante ese p eriodo inicial, con
todo, ges tores y sup erviso res detec tarán las ocasiones en qu e las acciones
- El proceso sOl'/'I etido a control - qu e, obviam.ente, variará en funció n de
y las circunstancias resulten precisamente en el resultado deseado. E n o tras
la naturaleza de la tecnología de que se trate.
palabras, buscarán qu e no exista desviación alguna entre los obj etivos or-
En el di agrama 4 .2, la actua ción humana - y, por consigui ente, el ganiza tivos y las m edidas de sus resultados. C uando tal situación se observe
proceso bajo control- es tá estri ctamente estandariza da l11.ediante reglas co n suficiente frecu encia -suponi endo qu e el proceso sea razonabl e-
y pro cedimientos. El lenguaj e de la teoría del control habla de disposi- mente predecible- es probable qu e se la exprese en forma de pro cedi-
tivos de prealimentac ión cuando los medios condu ctuales de lograr los mientos, lo que dará origen a los controles nux tos del tipo qu e resume el
obj etivos de la organización se esp ecifi ca n previam ente y se expresan diagram a 4.4.
m ediante reglas y pro cedimientos, sin considerar las condicio nes lo cales . A m edida qu e ava nce el aprendizaj e orga niza tivo y el trab ajo vaya
En el ámbito de las accio nes rela cionadas con la seguridad existe, no obs- siendo estandarizado cada vez m ás , los controles prealimentados acabarán
tante, un bucl e de retro alimentación esporádico: en el capítulo 3 vimos predominando sobre los retroalic lentados . D espu és de todo, es mu cho
qu e mu ch as organi zaciones buro cráti cas responden a sus in cidentes y ac- más barato qu e haga el tr;:¡bajo una m ano de obra relativamente p oco cua-
cid entes ocasionales «reda ctando otro pro ce dimiento» qu e prohíb e las lificada, controlada por procedimientos, que ten er que co nfiarse al juicio
acciones implicadas en el últim.o episodio adverso. El resultado, como de individuos altam ente cualificados y experimentados .
mu es tra el di agrama 4. 2, es el crec imiento lineal del corpus de pro cedi- E n ciertas profesiones, la transició n de la retroalimentación a la preali-
mi entos. mentación pu ede durar un tiemp o muy largo. E n medicina , por ej em.plo,
El control basado en la retro alimentació n a partir de lo s resultados, la formación de los do ctores los ha preparado durante siglos para actuar
que mu es tra el dia grama 4 .3, define el polo opu esto del continuo pres- sobre una base en gran m edida discrecio nal, según la convicción de que la
criptivo-discrecional. Aquí se asume que la fu erza laboral comprende los dolencia particular de cada paciente concreto planteaba un conjunto Ú¡U cO
obj etivos de la organizació n, y qu e ha interiorizado los conocimientos, pe- de problem as clínicos que exigía que su diagnósti co y tratami ento viniese
ricias y habilidades precisas para, sirviéndose de diferentes m edios, alcan- determinado por una combinació n de principios basados en conocinuen-
zarlos. Los resultados se miden y com.paran a m enudo con los obj etivos tos formales y experiencia clínica. Hoy, sin embargo, debido a diversas ra-
100
lOl
La gestión de los grandes ri esgos 4. La co ntribu ción humana

zones de tipo político, económico, legal y de gestión, ese enfoque tradi- Tabla 4.1
cional está mudando hacia un sistema donde, cada vez más, la atención sa- Diversidad de la actividad organizativa (basada en Perrow)
nitaria se presta sobre la base de procedimientos específicos de cada
Número de casos excepcionales
patología. Es curioso que ese tenaz bastión de la acción discrecional que (esto es, sucesos, situaciones y problemas nu evos)
es la medicina esté derivando hacia un modo de control prealimentado
Pocos Mu chos
cuando mu chos otros ámbitos hasta no hace mucho dominados por las
Tareas rutinarias , repetitivas , bi en Tareas no rutinarias, pero el análisis
normas -notoriamente, los ferrocarriles y la exploración y extracción de Fácil estructuradas y predecibles. Es posible de los numerosos casos excepcionales
crudo- están adoptando controles basados en la actuación y alejándose de preprog ramar los procesos y su control es relativam ente sim ple. R equiere
mediante reglas y procedimi entos. una co mbinación de co ntrol
los modos de control prescriptivos.
Natura leza de prescriptivo y control de la actuació n
la indagació n discrecional.
para solucionar
Trabajo ru tinari o, pero los problemas Tareas no rutinarias, pobrenl en te
TIPO DE ACTIVIDAD los problemas
son a veces vagos y están pobremente estru cturadas e impredecibles. No es
conceptualizados. Exige una mezcla posible aplicar reglas y procedimientos.
Con independencia de la etapa de desarrollo de un sistema, la naturaleza Dificil de control prescriptivo mediante La ejecución de las tareas qu eda
reglas y procedimientos y co ntrol a la discreción del individu o.
de las tareas que lleva a cabo la organización configurará en gran m edida de la actuación discrecional individual.
la proporción entre controles de procesos (o prealimentados) y de resul-
tados (o retro alimentados). Es fácil expresar en forma de procedimientos
ciertas actividades; pero no otras. Charles Perrow identificó dos aspectos
de la ac tividad de una organización que determinan el grado en que se la Tabla 4.2
Algunos ejemplos de los diversos tipos de ac tividad
puede preprogramar3 :
- El número de «casos excepcionales»: esto es, en qué medida es proba- Número de casos excepcionales
(esto es, sucesos, situaciones y problemas nu evos)
ble que durante el curso del trabajo sllljan sorpresas, situaciones nue-
Pocos Mu chos
vas y sucesos inesperados.
- La naturaleza del «proceso de indagacióm pre ciso para resolver los Cadenas de p rod ucció n Arq uitectura
Fácil Ferrocarriles Jnvestigación científica
problemas. Algunos pueden resolverse fácilmente mediante el análisis Serv icios postal es Gestión de proyectos
y la aplicación de soluciones basadas en reglas ; otros, poco compren- Co nstru cc ión Mantenjnuento y reparación
Naturaleza de Banca tradicional Exploración pe troli fera
didos aún, requieren una extensiva elaboración basada en conOCI-
la indagación Transporte por G lITete r a , et ::. Trabajo policial, etc.
mientos. para solucionar
los problem as D ifíci l Operaciones militares modernas
La tabla 4.1 enuncia las características de los cuatro tipos de actividad Centrales nu cleares Banca de inversión
Plantas de proceso químico Macroecononúa
organizativa. La tabla 4.2 ofrece ejemplos de cada uno de ellos. Dificil Aviac ión moderna Políti ca
Manufactura avanzada Recuperación de accidentes
Organizaciones de 1+ D improbables respecto de lo
Anestesia contemplado en el disello.
NIVEL DENTRO DE LA ORGANIZACIÓN
Medicina geriátrica, etc. Gestió n de crisis, etc.

Cuanto más alta es la posición de un individuo dentro de una organiza-


ción, más dificil es procedimentar su trabajo. La tarea de un conductor de
tren, por ejemplo, consiste en arrancar, condu cir y detener un tren de
acuerdo con los dictados del sistema de seúalización de la vía y el crono-
3. C. Perrow, "A framework for th e co mparati ve analysis of o rganiza tion s», A merican
Sociological R e/liew, 32, 1967, pp. 194-208. grama de su trayectoY los procedinuentos de la compañia ferroviaria pres-

I02 I03
La ges ti ó n de los g rand es ri esgos 4. La co ntribu ció n hum ana

criben claramente cómo debería hacerlo. Pero no existen pro cedimientos éstos les infligieron, p ese a qu e la sup erioridad aérea aliada en el campo
qu e expongan cómo el equipo de alta dirección de una firma debería al- de batalla era abrumadora en los aJ'íos finales del co nfli cto. La W ehrmacht
canzar los objetivos estratégicos. Así pues, en las organizaciones relativa- hizo a los rusos, en promedio, seis baj as por cada una que éstos le infii-
. 4
nlente burocratizadas cabe esperar qu e los altos ej ecutivos operen gleron.
fundamentalmente por retroalimentación a partir de los resultados; y el Mu chas autoridades han especulado sobre las bases de esa superioridad
nlOdo opuesto regirá las acciones de los empleados de «prin'lera línea». Los militar. ¿Obedecía a la valentía, la calidad y la tenacidad de los soldados
gestores intermedios y los supervisores de primera línea ocuparían posi- alemanes individuales o era fi'uto del carácter de sus instituciones milita-
ciones intermedias en el continuo prescriptivo-discrecional. res? Sin negar la primera posibilidad, la mayoría de los autores prefi ere la
La amplia variación de la medida en que los trabajos individuales pue- hipótesis organizativa.
den ser redu cidos a pro ce dimientos ti ene implicaciones no sólo para el Existen argumentos convincentes según los cuales Alemania habría
tipo de controles que les son apli cables sino también para la dificultad con conseguido crear una organización militar más efec tiva que la de sus ene-
qu e es posible identificar o incluso definir errores o infrac cion es . Si el migos. Esta efec tividad telúa muchas fac etas, pero una de ellas es particu-
conductor de un tren rebasa una seIi.al de peligro, co mete un error in- larmente relevante aquí. En la instrucción de sus mandos inferiores, sobre
voluntario o u na infracción delib erada. Tanto los errores como las in- todo de los suboficiales, la Wehrmacht siguió el antiguo principio del A ¡,i f-
fracciones se definen en términos de la desviación de una acción respecto tragss)'stem (literalm ente «sistema de misióm) , cuya esencia era que un
a un estándar de ac tuación al qu e se aspira o qu e se exige. En la «primera mando subalterno debía ser capaz de perseguir los objetivos tácticos de sus
línea» de cualquier industria suele haber po cas dudas acerca de las varas superiores con o sin órdenes, lo cual presupOlúa un co nsiderable grado de
con qu e se miden esas desviaciones. Pero, ¿quién decide si una decisión iniciativa y comprensión táctica por parte de estos m andos inferiores.
es tratégica de alto nivel es correcta o no ? Habitu almente, esos asuntos Como seii.aló Alistair Horne:
sólo pu eden fallarse al cabo de mu cho tiempo, e incluso entonces la cues- Lejos de ser una horda de rígidos e inflexibles robots (qu e fu e siempre, entre
tión de si una decisión dada fue co rrecta o no es a menudo objeto de de- las co ncepcion es erróneas que los aliados terúan de los alemanes, una de las
bate. más insidiosas), la Wehrmacht te¡úa una capacidad de reacción y de recupe-
ración de la iruciati va -especialmente en momentos de derrota- mu y su-
perior, en particular, a la del ejército británico de 1944 s
EL EQUILIBRIO ENTRE FORMACIÓN Y PROCEDIMIENTOS
Sustituyendo el grado de «suboficia1» por el cargo de «sup erviso r» y
Cuanto más prolongada e intensiva sea la formación de un individuo, pensa ndo en la seguridad en lugar de en la guerra, sería interesante com-
menos probable es que éste se vea gobernado por rígidos controles pre- probar si la idea del «sistema de misión» puede emplea rse para m ejorar la
alimentados, y a la inversa . Ciertamente, hay excepciones . Los pilotos de dirección de la conducta segura en las tec nologías de alta peligrosidad.
aerolínea reciben una formación muy extensa, tanto antes de iniciar su ca- Volveremos sobre esta cuestión de la descentralización en el capítulo 9.
rrera co mo tripulantes como a lo largo de ella, y, no obstante, sus activi- H asta aquí hemos contemplado los procedimientos desde una pers-
dades están muy suj etas a regulaciones y procedimi entos. Lo mi smo es pectiva organizativa.Ahora debemos adoptar una actitud más psicológica
cierto en la mayoría de las ramas de un ej ército profesional. y analizar algunas formas de diferenciar las acciones en relación con las re-
Las culturas militares difieren en la autononúa que conceden a man- glas. Emp ezaremos por identificar tres niveles de actuación humana.
dos subalternos y subofi ciales. La capacidad de co mbate del ej ército ale-
mán - desde la guerra franco-prusiana de 1870, pasando por la Primera
Gu erra Mundial, hasta la defensa de Alem ania en 1945- era legendaria.
A lo largo de la Segunda Guerra Mundial , las tropas de infantería alema- 4. A. H o rne, Th e Lonel)' Lende/': iVlol'l f)' J944-45, Londres, Ma cmillan, 1994.
nas causaron a las fu erzas de los aliados un 50% más de baj as de las que 5. [bid., pp. 191-192 .

105
La gestión de los grandes riesgos 4. La contribución humana

TRES NIVELES DE ACTUACIÓN El modo de control automático es el opuesto en todo sentido. Es en


gran parte inconsciente -acaso nos damos cuenta del producto (una pa-
El diagrama 4.5 resume la principal subdivisión de la actuación humana labra, una acción, una idea, una percepción), mas no del proceso que lo
entre tres niveles según se base en habilidades (skill-based, SB), reglas (ru/e- creó-, su capacidad es virtuahnente ilimitada -al menos, ningún psicó-
based, R..B) o conocimientos (knowledge-based, KB). Estos niveles de actua- logo ha descubierto aún sus límites- es muy rápido y opera en paralelo
ción, propuestos inicialm.ente por Jens Rasmussen 6 , se diferencian en -es decir, hace muchas cosas a la vez en lugar de tener que hacer una de-
función de variables psicológicas y situacionales que, combinadas, defi- trás de otra-, no requiere esfuerzo y es esencial para manejar las recu-
nen un «espacio de actividad» sobre el que pueden cartografiarse los tres rrencias de la vida diaria. Pero forma una comunidad muy especializada de
niveles de actuación. estructuras de conocimiento: sólo sabe lo que sabe; no es un instrumento
universal para resolver problemas, como el modo consciente. Naturahnente,
preferimos operar en el modo automático siempre que sea posible.
Diagrama 4.5
Situación de los tres niveles de actuación dentro de un «espacio de actividad» La segunda dimensión que define el espacio de actividad es la natura-
definido por el modo dominante de control de la acción y por la naturaleza leza de la situación inmediata. Los dos polos de esta dimensión son las si-
de la situación local tuaciones cotidianas altamente familiares y los problemas enteramente
nuevos, con los problemas para solucionar sobre los cuales se ha recibido
Situaciones Modos de control formación -o para los que existe un procedimiento escrito- en una
Consciente Mixto Automático posición intermedia.
Rutinarias Los tres niveles de actuación pueden resumirse de la siguiente manera:
- Al nivel basado en habilidades (SB) realizamos tareas rutinarias, muy
Problemas practicadas, de un modo en gran parte automático, con ocasionales

,
para solucionar
sobre los que se ha Basado en reglas comprobaciones conscientes de sus progresos. Esto es lo que a la gente
recibido formación se le da mejor -la mayor parte del tiempo.
- Cambiamos al nivel basado en reglas (R..B) cuando apreciamos la nece-
Problemas sidad de modificar nuestra conducta, en gran medida preprogramada,
nuevos
porque hemos de tener en cuenta algún cam.bio en la situación. Es
probable que se trate de un problema al que nos hemos enfrentado
antes, o que se nos ha enseñado a solventar, o previsto en los procedi-
Los seres humanos controlan sus acciones gracias a diversas combina- mientos. A este nivel se le llama basado en reglas porque aplicam.os
ciones de dos modos de control: el consciente y el automático. El modo reglas escritas o memorizadas del tipo: si (tal situación) entonces (tales
consciente tiene capacidad limitada, es lento, secuencial, laborioso y pro- acciones). Al aplicar estas reglas conectamos automáticamente los sig-
penso al error, pero, potencialmente, muy inteligente. Es el modo que nos y síntomas del problema a alguna estructura de conocimiento
usamos para «prestar atencióm a algo. Pero la atención es un recurso li- almacenada. Podríamos usar el pensamiento consciente, luego, p ara ve-
mitado : si se enfoca sobre una cosa, se la retira n ecesariamente de otras. rificar si esa solución es, o no, adecuada.
- Al nivel basado en conocimientos (1m) recurrimos con la mayor re-
6.]. Rasmussen, "Human errors: a taxonomy for describing human malfu nctio n in in- nuencia. Solamente cuando h emos sido repetidamente incapaces de
dustrial installations»,Jo~lr/l.al r!f Occupatiollal A ccidents, 4,1982, pp. 311-333.Véase también encontrar alguna solución preexistente, nos volvemos hacia la lenta y
]. Rasmussen, "Skills, rul es, knowledge: signals, signs and symbols and other distinctions in
human performance models», IEEE T¡'ansactions: S)'sterflS, Man and Cyvernetics, SMC-13,
penosa operación de pensar las cosas con detenimiento y minuciosi-
1983, pp. 257-267 . dad. Cuando se dispone de tiempo y se está en un entorno «indul-

106 107
La gesti ón de los grand es ri esgos 4. La co ntribu ció n hum ana

gente» que tolera el aprendizaj e por prueba y error, a menudo damos de forma qu e impacta casualmente co n un árbol y rebota hasta entrar en
con bu enas solu ciones . Pero los humanos n o solemos responder de el «greem puede que haya alcanza do su propósito, pero no por eso su ac-
forma óptima en una emergencia -aunqu e hay algunas notables ex- ció n dej a de ser errónea.
cepciones- . Muy a menudo, nu estra comprensión del problema es Esta definición contiene tres elementos: un plan o intención qu e in-
fi:agmentaria , imprecisa o ambas cosas al mismo tiempo. Asimismo, la co rpora tanto un objetivo como los m edios para lograrlo, una secuencia de
capacidad de ahllacenam..iento de información de la conciencia es muy acciones iniciadas por ese plan, y la medida en que esas acciones tienen
limitada; no pu ede retener más de dos o tres cosas a la vez. Tiende a éxito en alcanzar lo que se proponían. Lógicam ente, las acciones pu eden
funcionar COlUO un tamiz con varias roturas, por las qu e se pierden las fi'acasar en la consec ución de su obj etivo por una u otra de las siguientes
cosas mientras dirigimos nu estra atención de un asp ec to a otro del causas:
problem a. Además, simplem ente, pu ede que es temos aterrados y el
- El plan es adec uado, p ero no se logra efec tuar las acciones como se
miedo, como otras emociones intensas, de algún modo desplaza la ac-
había plan ea do. Estos fallos de ej ecución involuntarios se llaman co-
ción razonada y la suplanta con reacciones «reflej as» o estereotipadas .
lT1Úmuente deslices) lapsus) tropiez os o torpez as. Los deslices tienen que ver
En el diagram a 4.5 , esta reacción a la situación se situ aría en la esquina
con acciones observables y suelen atribuirse a fallos de atención o de
inferior derecha del espacio de actividad.
percep ción. Los lapsus son su cesos de cará cter más interno qu e gen e-
D eb e subraya rse qu e estos niveles de actividad no son mutuam ente ralmente involucran fallos de m emoria.
excluyentes. Los tres pueden coexistir simultán eamente. Pensemos en el - Las acciones se ajustan exactamente a lo planea do, pero el plan es in-
proceso de condu cir un coch e: el control de la velo cidad y la dirección adecuado para obtener el resultado p erseguido. El fallo está aquí en un
del coche se realizan al nivel SB; la negociación de las normas de tráfi co y nivel más alto -en los procesos mentales implicados en la evaluació n
los usos de la carretera con o tros conductores o peatones tiene lugar al de la información disponible, la planificación, la formulación de inten-
nivel FU3; y, al m..ismo tiempo qu e estos dos niveles están en operación, po- ciones y la ponderación de las probables consecuencias de las acciones
demos estar nleditando algún nuevo y dificil problema vital en el nivel leB. planea das-oA estos errores se les llama equivocaciones y se los ha sub-
C omprender los niveles de ac tividad nos sirve para clasificar la diversidad dividido en dos subcategorías: equivocaciones basadas en. reglas y equivoca-
de errores e infracciones qu e analizaremos algo m ás adelante. ciones basadas en conocimientos. Las primeras obedecen a la apli cación
incorrec ta de reglas normalmente adecuadas, a su no aplicación (in-
fi'acción) o a la aplicación de reglas inadecuadas . Las equivocaciones
ERRORES y ACCIONES CON ÉXITO basadas en conocimientos sobrevienen cuando nos quedamos sin solu-
ciones preexistentes y hemos de resolver problemas en el acto. C omo
El error humano puede definirse como el fracaso de las acciones planeadas
señalamos antes, es un proceso muy propenso al error. El diagrama 4.6
para alca nz ar determinados fi nes deseados - sin qu e h.aya intervenido en ello
resume los diversos tipos de errores.
algún suceso irnprel,isible-7 La oración entre guiones es importante por-
que separa la acción controlable del h echo de haber tenido buena o mala Como dij e antes, todos los errores implican algún tipo de desviación.
suerte. Alguien que mu ere por el impacto de un trozo de basura espacial En el caso de los deslices, lapsus, tropiezos o torp ezas, las accion es se des-
mientras acudía a sus asuntos probablem ente no logrará los obj etivos in- vían de la intención vi gente. E n el caso de las equivocaciones, en ca mbio,
mediatos qu e perseguía , pero dificilmente cabrá atribuirlo a un error por la desviación se produce con resp ec to al camino adecuado para alcanzar
su parte. Asimismo, alguien qu e golpea oblicuamente una p elota de golf el obj etivo deseado.

7. ]. R eason, HI/IIl aJ/ Error, N ueva Yo rk , Ca mbridge University Press, 1990 [trad . cast.:
El error !l/l/lIaIl O, Madrid, M odus Laborandi , 2009].

lO S lO9
La gestión de los grandes riesgos 4. La contribu ción hum ana

Diagrama 4.6 relativo de influ encia de unos y otros varía en función de la clase de in-
ResuI11.en de los principales tipos de error fi·acción.
Las infracciones rutinarias implica n , típicamente, el recurso a una
Deslices forma m ás rápida, cómoda, económica o expeditiva de hacer las cosas al
en la acción
nivel de actividad basada en habilidades -seguir la vía del núnimo es-
I debidos a fallos
de atención fÍJerzo entre dos puntos relacionados de una tarea- oEsos atajos pueden
Deslices y lapsus convertirse en parte habitual del repertorio comportamental de una p er-
basados en
habilidades sona, especialmente cuando ésta se halla inserta en un entorno de trabajo
qu e raram ente castiga las infracciones de las normas o recomp ensa su
T
Errores
Lapsus de
memoria
l cumplimiento. Los procedimientos «chapuceros», que guían las acciones
siguiendo vías qu e parecen más largas de lo necesario, promueven tam-
bién las infracciones rutinarias.
Equivocac iones Las infracciones optimizadoras -o quebrantar las reglas por el placer
basadas en reglas de hacerlo- reflejan el h echo de que las acciones humanas contribuyen
I
Equivocaciones l a una pluralidad de fines motivacionales, algunos de los cuales están esca-
samente relacionados con los asp ectos funcionales de la tarea en cuestión.
Así, el objetivo funcional del conductor profesional es llegar de A a B,
Equivocaciones
I basadas
en co nocimientos
pero en el trayecto puede optimizar el placer de la velo cidad o dejarse
llevar por sus instintos agresivos. La tendencia a optimizar metas no fun-
cionales puede llegar a convertirse en parte del estilo de actuación de un
individuo.
Las infracciones rutinarias y op timiza doras están claramente relacio-
INFRACCIONES y ACCIONES QUE CUMPLEN LAS NORMAS
nadas con el logro de fines personales (o sea, menos esfuerzo o más emo-
ción) , mientras qu e el origen de las infracciones necesarias se encu entra
Las infracciones son desviaciones de los procedimientos, estándares o re-
predominantem ente en las situaciones de trabaj o concretas. En este caso,
glas idóneos p ara operar co n seguridad8 . Las desviaciones pueden ser de-
d incumplimiento de las normas se ve como esencial para poder realizar al
lib eradas u ocurrir por error (por ejemplo, exceder el límite de velocidad
trabajo. Las infi'acciones necesarias suelen estar provocadas por fallos or-
sin reparar en haber acelerado o en una limitación local). No obstante, las
ganizativos relativos a la lo calización del trabajo, o a las herramientas o al
infracciones que más nos interesan son las deliberadas, donde las acciones
equipo a él destinados -véase el ejemplo de los operarios de maniobras
- aunque no sus posibles co nsecu en cias adversas- son inten cionadas.
del capítulo 3-. Además, cabe que ofi'ezcan asimisl11.0 un modo más có-
Estos actos, realizados sin mala intención, deben diferenciarse del sabotaje,
modo de trabajar. El efec to combinado de ambos factores lleva con fi'e-
donde tanto el acto como su resultado pernicioso son intencionados.
cuencia a qu e estas contravencion es lleguen a ser rutinarias, en lugar de
Se distinguen tres grandes categorías de contravenciones de las nor-
ser excepcionales.
mas de seguridad: infracciones rutinarias, optimizadoras y necesarias. En
los tres casos, factores organizativos e individuales configuran la decisión
de conculcar los procedimientos de operación seguros - si bien el grado
ACCIONES CORRECTAS E INCORRECTAS

S.VéaseJ. R easoll, D. Pa rker y R. Free, BeI'/ding the Rllles:Th e Várieties, Origins a/1d Ma -
nagel'/"Ient of SaJety Vio latio/1s, Leiden , Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Leiden, Aquí los términos «correcto» e «incorrecto» significan la exactitud en la
1994 . percepción del riesgo. Una acción correcta es la que se realiza sobre la base

no III
La gestió n de los grandes riesgos 4. La co ntribució n h umana

de una evaluación del riesgo exacta. Una acción incorrecta es la qu e se basa fren de una limitación en la consideración de la va riedadVirtuall1"lente en
en una evaluación inexac ta o inadecuada de los riesgos asociados. to das las operaciones de eleva da peligrosidad la diversidad de las conduc-
Las acciones coronadas p or el éxito -con respec to a los fines p erso- tas peligrosas posibles es mu chísimo m ayor qu e la de las conductas pro-
nales- n o son necesariamente acciones correctas - respecto a la exacti- du ctivas prescritas. Por eso, si bi en las prescrip ciones prealimentadas
tud de la evaluación del ri esgo-o Como vimos antes, co ndu cir a 150 pu eden bastar para co ntrolar la actu ación produ ctiva (véase de nu evo el
km/h puede satisfacer los fines p ersonales de llegar antes y experimentar diagrama 4.2), la diversidad indispensable de los pro cedimi entos precisos
la excitación de la velocidad, pero, claram ente, no es una acción «correcta», para gobernar la condu cta segura será siempre m en or qu e la posible di-
dado el increm ento de los riesgos asociados a un régimen fisico relativa- versidad de las situacion es inseguras. Com o dij o el teórico del control
mente descono cido y sus dismi nuidos márgenes de error. D e la misma R oss Ashby, «sólo la diversidad puede destruir la diversidad». E n otras pa-
man era, cUlTlplir las normas no es automáticamente «correcto»; ni come- labras, sólo la diversidad de la agencia de control puede reducir la diver-
ter una infi-acción, incorrecto. Todo depende de las condicion es locales y sidad del resultado a co ntrolarlo.
de la idoneidad de los procedimientos. Podemos ilustrar este p roblem a mediante un sencillo ej emplo dom és-
Co n frec uen cia es im p osible saber anticip adam ente qu é es lo «co- tico. Los procedimientos necesarios para guiar la prep aración de, digamos,
rrecto» y a m enudo se desco noce en el momento de actuar. Pero, en prin- una sopa minestrone pu eden transmitirse en unas p ocas frases. Pero los
cipio, se podría expresar en términos probabilísticos. Por ej emplo, la procedimientos necesari os para garantizar qu e esa tarea se realizará de una
probabilidad de verse involu crado en un accidente fatal cuando se viaja forma absolutam ente segura podrían llenar varios libros y aun así es im-
por una autopista británica sin superar el límite de velocidad puede calcu- probable que abarcasen todos los peligros y todos los escenarios de acci-
larse a partir de los datos sobre la frecuen cia de accidentes en relación dentes posibles. Por supuesto, podemos prever algunas de las am enazas más
co n las millas de exp osición 9 . Asimismo, la m edida en que es te riesgo probables (bacterias nocivas, cuclM os afilados, la posibilidad de escaldarse
crece co nforme lo hace el exceso de velocidad es algo que, en principio, o electrocutarse, la presencia de gases inflamables o venenosos, etc.) y pro-
también puede determinarse. curar regular la conducta de nu estro cocinero respecto a esos p eligros ob-
vios. Y eso mismo es lo que intentan las organizacion es resp ecto a sus
riesgos de op eración concretos. Pero es imposible prever todas las posibles
LA CALIDAD DE LOS PROCEDIMIENT OS DISPONIBLES
combinaciones de peligros y sus correspondientes escenarios de accidente.
Así pu es, en esencia, nunca se po drá lograr una condu cta completam ente
H asta aquí hemos contemplado los comportamientos en relación con las
segura emplea ndo exclusiva mente prescripciones prealimentadas. Siem-
normas desde una perspectiva psicológica y desde una visión organizativa.
pre habrá situaciones qu e las normas no cubren o a las que son localmente
Ah ora adoptaremos la perspectiva de la teoría del control y examinare-
inaplicables. En otras palabras, siempre habrá situaciones en las que las nor-
mos la efectividad de los procedimi entos de seguridad. H ay tres posibili-
mas resulten «malas» y situaciones en las que «no hayal) prescrip ciones.
dades: que las normas sean buenas, que sean malas o que no existan - sin
Po r supu esto, esto no significa que las organizaciones deban cej ar en
normas-o Aquí «bueno» comp or ta tanto corrección como el fom ento
sus esfuerzos por formular normas de seguridad . Esas normas son impor-
de obj etivos personales aceptables (esto es, la efi ciencia, la redu cción del
tantes no sólo porque guía n el comportamiento seguro en relación con
esfu erzo, etc.) . Las normas m alas son o bien inadecuadas en las circuns-
amenazas identificadas y bien conocidas; constituyen, además, un impor-
tancias concretas o incor rectas, o ambas cosas.
tante registro del aprendizaje de la organización sobre sus peligros opera-
A diferen cia de los pro ce dimientos que gobiernan las actividades pro-
tivos. Las p ersonas cambian más deprisa que sus trabaj os, por lo cual ese
ductivas, los qu e se elaboran para garantizar que el trabaj o sea seguro su-
registro es crucial para difundir el conocimiento relativo a la seguridad a
través de todo el sistema. N o obstante, el problema de la diversidad indis-
9. D. E Finc h, P. Ko mp fi1er, C. R . Lockwoo d y G. Maycock, Speed, Speed Lilllils nlld
Accidwts, Project Report n .o 58, Crowthorne, Transpo rt Research Laboratory, 1994. 10. W. R. Ashby, A I1 [Il!rodllclioll lo C)'bemetics, Londres , C hap man & H all,1956.

II2 II3
La gestión de los grandes riesgos 4. La contribución humana

pensable significa que esa compilación de procedimientos op erativos se- - Cumplimiento erróneo: conducta que implica el cumplimiento equivo-
guros nunca será omnicomprensiva ni podrá aplicarse universalmente. cado de unas normas de seguridad inadecuadas o unos procedimien-
tos operativos inexactos, lo que lleva a un resultado no seguro.
- Equivocación: un resultado no seguro que resulta de un plan de acción
SEIS TIPOS DE CONDUCTA EN RELACIÓN CON LAS NORMAS
inadecuado ejecutado sin disponer de proceslimientos idóneos (esto es,
una equivocación basada en conoc,irniento).
Sobre la base de las diversas distinciones analizadas hasta aquí, podemos
identificar ahora seis tipos de comportamiento en relación con las nor- Hay una categoría de acciones peligrosas que la lógica de la tabla 4.3
mas, tal como recoge la tabla 4.3. La tabla se crea cruzando los tres tipos no abarca: la trasgresión errónea, pero con éxito, de unas normas adecua-
de situaciones según su relación con las normas y los dos tipos de actua- das". En este caso se alcanzan las metas personales como se había planea-
ción. En cuanto a estos últimos , la «actuación correcta» se refiere a ac- do, pero a despecho de una evaluación errónea de sus p eligros. Estas
ciones que son correctas (respecto a la evaluación del riesgo) y además infracciones con éxito -que no hay que confundir con las infracciones
tienen éxito (en el logro de fines personales). La «actuación errónea», en correctas- son el caldo de cultivo del que ocasionalmente surgen los in-
cambio, se refiere a acciones que son incorrectas y, además, fi-acasan. cumplimientos erróneos. Las infi-acciones con éxi to, aunque no suelen
tener derivaciones lesivas de por sí, crean las condiciones que promueven
Tabla 4.3 los peligrosos incumplimientos erróneos, condiciones que incluyen el ex-
Seis variedades de ac tuación en relació n con las reglas ceso de confianza en las propias habilidades y una subestimación crónica
de los riesgos.
Buenas l1or11135 Malas normas Sin normas ¿Cuál es la fi:ecuencia relativa de la probabilidad de que ocurran estos
diversos tipos de conducta? Puesto que habitualmente las normas de se-
Actuación Cumplimiento Infracción Improvisación guridad evolucionan por un proceso de selección natural, podemos con-
correcta correcto correcta correc ta
fiar razonablemente en que las buenas normas serán mucho más numerosas
Actuación Incumplimi en to C umplimi ento Equivocac ión que las malas y que las situaciones «sin reglas» serán infi-ecuentes. Es tam-
errónea erróneo erróneo
[illislICllliollJ [I/Iisplinllce]
bién muy probable que el cumplimiento de las normas sea mucho más
fi-ecuente que su vulneración. Así pues, es probable que el cumplimiento
correcto sea el modo de conducta más común, y que las infi:acciones co-
rrectas, el cumplimiento erróneo y las improvisaciones - con o sin éxito-
Las principales características de estas seis conductas se resumen a con- sean los tipos menos fi-ecuentes. La evidencia de los estudios de campo in-
tinuación. En la sección siguiente ofreceremos ejemplos ilustrativos de dica que los actos de incumplimiento erróneo con éxito son relativamente
todas ellas extraídos de la vida real. comunes, aunque su número es muy inferior al de los actos de cumpli-
miento correcto. Los incumplimientos erróneos incluirían un subconj unto
- Cumplimiento correcto: actuación correcta (y segura) obtenida gracias al mucho más pequeño de infi-acciones erróneas pero con éxito.
cumplimiento de unas normas de seguridad adecuadas.
- Irifracción correcta: actuación correcta conseguida gracias al incumpli-
miento de unas normas o procedimientos inadecuados.
- Improvisación correcta: un curso de acción adoptado en ausencia de pro-
cedimientos adecuados y que conduce a un resultado seguro.
- Incumplim.iento erróneo: conducta que implica el incumplimiento de
. 11. Tony Musc hara, del Institute of Nuclea r Power Operations de Atlanta, ha suge-
unas normas de seguridad adecuadas y, además, incurrir en uno o más ndo otra adición a esta lista : mal-c umplinu ento, cumplinu ento malintencionado de unos
errores, lo que conduce a un resultado no seguro. procedimientos que so n malufiestamente erró neos o inaplicables.

II4 II5
La gestió n de los g randes ri esgos 4. La contribu ción humana

ALGUNOS EJEMPLOS EXTRAÍDOS DE LA VIDA REAL


mitad fu eron califi ca dos como rec uperaciones con éxi to y los restantes
como recup eraciones con m enos éxito. Todos los sucesos terminaro n con
Incumplinúento erróneo el retorno a una si tu ación segura, pero en 11 casos los operadores se sin-
tieron confusos o inseguros acerca de sus condiciones causales y cometie-
El accidente de Chernóbil se originó casi enteram ente a ca usa de in- ron errores en sus intentos de devolver la central a un estado seguro. En
cumplimientos erróneos l2 D e los siete actos peligrosos, bi en documenta- cambi o, los actos de los grupos de operadores qu e lograron recup eracio-
dos, qu e llevaron a la explosión del reactor nuclear RBMK ucrania no en nes con éxito fu eron ejemplares -en algunos casos, verdaderamente ins-
abril de 1986, seis fueron incumplimientos erróneos de un tipo u otro. El pirados-o Un im.portante factor discriminante entre las recup eraciones
primero de ellos (y quizás el más determinante) fue la decisión equivo- con pleno éxito y las de m enos éxito fu e el estado de la planta en el mo-
cada del operador de co ntinuar la pru eba del genera dor de voltaje a p esar mento en que surgieron las circunstancias anormales.
de qu e un error opera tivo inicial había ocasionado que el nivel de po- En la mayoría de las recup eraciones con éxito las centrales estaban
tencia cayese a sólo un 7% de la potencia máxim a. Las características del fun cionando a plena po tencia, o casi. Ésa es la si tuación <<normal» en una
reactor P...BMK hacían qu e su funcionamiento en un régi.men de baj a po- central de en ergía nuclear -verter megavatios a la red- oLa m ayoría de
tencia como ése crease un coeficiente de vacío positivo en el núcleo del los procedimientos operativos de em ergencia es tán escritos p ensando en
reactor, que podía derivar en una reactividad fuera de control. Los pro- esa circunstancia como telón de fondo. Esos pro cedimientos y la forma-
cedimientos operativos de la central prohibían estrictam.ente toda opera- ción correspondiente del personal facilitaron casi todas las recup eraciones
ción por debajo de un 20% de su potencia máxima. (La inten ción inicial qu e concluyeron co n pleno éxito. La m ayoría de las recuperaciones con
era realiza r el experimento al 25% de esa potencia). Luego, para comple- menos éxito, en cambio, ocurrieron en circunstancias de baja potencia o
tar el experim.ento, los operadores apagaron sucesivam ente varios siste- durante paradas, es tados perfec tamente normales de la central, por lo
mas de seguridad específi cos e hi cieron así inevitable la explosión demás, y necesarios para realizar el mantenim.iento, las reparaciones y la
subsigui ente. Nos enco ntramos aquí ante un caso, triste pero muy signi- recarga de com.bustible, pero qu e constituyen una proporción relativa-
ficativo, en el que un grupo de op eradores galardonados y muy motiva- mente pequeúa del tiempo de su vida útil total. Se dispone de pocos pro-
dos se las arreglaron para destruir un reactor vetusto, pero relativa mente cedimientos qu e cubran emergencias que sUljan en esos estados especiales.
bien defendido, sin la ayuda de fallo técnico alguno. Como res ultado, los operadores no tuvieron otro remedio que «ingeniár-
selas» y, en varios casos, incurrieron en errores qu e agravaron la enler-
Cumplinúento correcto y equivocaciones gencia original y retrasaron la rec up eración. Los equipos obraron al
margen de las normas porque no se les había dado ninguna para man ejar
Por lo general, no se registra el cumplimiento correcto, ya que raramente emergencias en esas circunstancias atípicas, p ero igualmente peligrosas .
se ve implicado en un accidente. R ecientemente, sin embargo, la Comi- Como co nsecuencia, hubieron de improvisar en situaciones que no en-
sión R eguladora de la Energía Nuclear de los Estados Unidos patro cinó tendían plenam ente, En último término, no fracasaron (finalmente logra-
un programa de insp ección orientado a los fac tores humanos cuyo obj e- ron devolver las centrales a un estado seguro), p ero muchas de las acciones
tivo era indagar las circunstancias qu e rodearon a algunos sucesos opera- que efectuaron en el curso de esas operaciones encaj an en la categoría de
tivos potencialmente significativos ocurrido s en centrales nucleares «equivocacióm, tal como la identifica la tabla 4.3.
estadounidenses 13 . D e los 21 informes de inspección, aproximadamente la
Cumplinúentos erróneos e infracciones con éxito
12. J. Reason, «The Chernobyl errors», BlIlletill of fhe Brifisll Ps)'chological Socief)', 40,
1987, pp. 2201-2206. . . El desastre de la plataforma Piper Alpha, el 6 de julio de 1988, ofrece
13 . NUR.EC/CR-6093, An Anal)'sis of Opera fional Expe/"l e/lce dllrmg Lo/'/! PO/,ller and S/¡/./ t
Down and a Pla/l forAddressillg Hum an. R eliav ilit)' Assess/ll el'lf Iss/./es, Wash.ington DC, US Re-
ej emplos tanto de cumplimi ento s erróneos co mo de infra cciones con
gulatory COlTlm.ission , 1994. éxito. Los pro cedimientos de em ergencia exigían qu e el perso nal de la

II6 II7
La gestión de los grandes riesgos
4· La co ntribución humana

plataforma se concentrase en la cocina del área de alojamiento. Ed Pun-


Si es seguro que el combate se saldará con una victoria, debes luchar, aunque
chard describe su comportamiento: el gobernante lo prohíba; si el combate no ha de acabar en victoria, no debes
En toda la plataforma la gente seguía instintivamente su entrenamiento y las lu char, aunque el gobernante así lo ordene 1s
instrucciones de emergencia. Ante la ausencia de toda otra información, la
mayoría intentaba llegar hasta la cocina para comprobar si faltaba alguien y Improvisación correcta
recibir instrucciones. Después de todo, se les había entrenado para hacer exac-
tamente eso 14
Uno de los ejemplos más dramáticos de improvisación afortunada ocu-
Lamentablem.ente, los aloj amientos estaban directamente en la trayec- rrió el 19 de julio de 1989 a bordo del United Airlines 232, un DC-lO
toria de la bola de fuego que estalló a las 11:22 de la noche. La mayoría McDonnell Douglas a cuyo mando estaba el capitán Alfi·ed C. Haynes. El
de los que habían cumplido el procedimiento de emergencia murieron avión volaba a altitud de cru cero cuando la turbo-hélice del motor nú-
quemados o por asfixia. mero dos, situado a cola, se desintegró y sus fi·agmentos destrozaron los tres
Cuando se produjo la primera explosión (hacia las 9:58 de esa tarde), sistemas hidráulicos del aparato. Los diseñadores habían calculado que la
Ed Punchard, superintendente de submarinismo, estaba en la oficina de probabilidad de quedarse sin los tres sistemas hidráulicos era inferior a
su sección, en una de las cubiertas inferiores de la plataforma, con algu- una entre mil millones (10- 9 ) y no se había diseiíado ningún procedi-
nos de sus submarinistas. Su primera reacción fue correr escaleras arriba miento de emergencia que previese esa posibilidad casi inimaginable. Al
hasta el nivel de 26 metros con la esperanza de llegar hasta el bote salva- Haynes describió así la gravedad de su situación:
vidas situado en el nivel de los 32 metros. En su camino se toparon con Estábamos a más de once mil metros, sin los alerones que controlan el ba-
una densa humareda y pudieron oír el sonido de una fuga de gas, de lanceo del avión, sin timones verticales para coordinar los giros, sin timones
modo que volvieron a baj ar y con ayuda de una cuerda alcanzaron la cu- de profundidad para controlar el ángulo de inclinación, sin los slats de las alas
bierta de red del pilar noroccidental. Desde allí Punchard descendió por para ayudarnos a reducir la velocidad, sinjlaps que pudiéramos usar en la ma-
una escalera de mano de acero y saltó a un bote de rescate. No está claro niobra de aterrizaje y sin los alerones restantes de las alas que nos ayudasen a
si esta forma de escapar fue una trasgresión deliberada o fruto de la ne- reducir velocidad en vuelo o a frenar una vez llegados al suelo, sin rueda de-
lantera y sin frenos. La verdad, no nos quedaba gran cosa que pudiéramos
cesidad; es evidente, en cambio, que la mayoría de los supervivientes fue- u tilizar16•
ron hombres que incumplieron las instrucciones de congregarse en la
COCIna. C uarenta y cinco minutos más tarde el aparato aterrizó violentamente
La historia militar es muy rica tanto en cumplimientos errados como en Sioux City, Iowa. D e los 285 pasajeros y los 11 tripulantes que viaj a-
en felices desobediencias, aunque sólo estas últimas tienden a ser glori- ban a bordo sobrevivieron 174 pasajeros y diez miembros de la tripula-
ficadas, como la insubordinación de Nelson en Copenhague, cuando ción. Unos catorce segundos tras ocurrir la emergencia, el aparato se
optó por leer la orden de retirada que le transmitía el telégrafo de ban- había escorado lateralmente 38° a la derecha , y de seguir así se daría com-
deras mirando por el catalejo con su ojo tuerto. C laro que si hubiera pletamente la vuelta y se precipitaría en picado. En ese momento Hay-
perdido la batalla la historia habríajuzgado su decisión bajo una luz muy nes tomó el control del aparato, cortó en seco la potencia al motor
diferente. Las contravenciones con éxito suelen juzgarse como el sello de número uno (el mo to r izquierdo) y aceleró al máximo el número tres (el
un gran líder militar, mientras los cun"lplimientos erróneos se estiman motor derecho), consiguiendo que el ala derecha comenzase a regresar
carac terísticos de los más incompetentes. En su tratado El arte de la gue- a su posición normal. Después de eso, los dos pilotos -más otro que
rra, escrito hace 2500 años, Sun-Tzu aconsejaba desobedecer con buen
jUlClO :
15. L. Giles, Slm Tz u 011 tite Art ofWar, Singapur, Graham Brash, 1988 (edición origi-
nal, 1910).
16.A. C. Haynes, "United 232 : Coping with the loss of all ilight controls», Flight Deck,
14. E. Punchard, PiperA lpha:A SlIrvÍlJOr~ Stor)', Londres,W. H .Allen & Co. , 1989, p.128.
3, 1992, pp. 5-21, véase p.7.

IIS
II9
La ges ti ó n de los grandes ri esgos 4. La co ntribu ción humana

volaba CO IT10 pasajero- aprendieron sobre la ntarcha có mo utili zar la tas e in correctas en función de si implicaban o no una evaluación adecuada
diferencia de aceleración de los dos motores restantes, situados en las alas, de los peligros que conlleva el curso de acción que se planea ej ecutar.
para h acer qu e el avión se deslizase a la derecha o a la izquierda , traza ndo A co ntinuación planteamos la cuestión de qu e los pro cedimientos de
giros desce ndentes. Así fueron llevándolo hacia Sioux C ity y habrían seguridad nunca pu eden prever todas las formas en qu e las p ersonas pue-
conseguido aterrizar sanos y salvos si en la aproxim.ación final , al llegar a den sufrir algún dúio en el curso de su trabajo. Ca recen de la variedad
baja altura, el aparato no se hubiera visto afec tado por maniobras inco n- indispensable para igualar peligros tan numerosos. D e resultas, las situa-
trolables (fu goides). Salvar las vidas de 184 de las 296 personas a bordo ciones de trabajo pertenecerán a una de estas clases: las regidas por bue-
-todas las cuales , casi con certeza, habrían muerto en un choque in- nos procedimientos, aqu éllas cuyos pro cedimi entos disponibles so n
controlado- fue una extraordinaria h azúia de pilotaj e y de gestión de inadec uados o impro ce dentes y aqu éllas otras para las qu e no se ha re-
recursos humanos (la tripulación). dactado ningún pro cedimiento. Estas tres circunstancias - norma s bu e-
nas, normas malas y ausen cia de normas-, combin adas con la actuación
correcta o errónea , generan seis tipos de comportamiento, según su re-
EL CUADRO COMPLETO lación con las normas: cumplimiento corre cto, infracción correcta, im-
provisación correc ta, incumplimiento erróneo, cumplimiento erróneo y
Este capítulo ha examinado algunas de las op ciones comportamentales equivocaciones (fallos de improvisación).
de que disponen quienes trabajan en sistemas de tecnología co mplej a. Tanto las organizaciones como el comportami ento humano so n co m-
Dado qu e todo este comportamiento está gobernado por controles ad- plej os; no es extraño, pues, que este capítulo haya presentado un descon-
ministrativos, con'lenzamos viendo los principales m edios qu e usan los certante número de distinciones. Ahora es el momento de compon er con
sistentas para constreñir a sus operarios a seguir cursos de acción seguros ellas, bas tante literallllente, el cuadro completo: para representarlo, el dia-
y productivos. Representamos dichos medios a lo largo de una dimensión grama 4.7 mu estra dos rutas de acción principales: una ll eva directa mente
que abarca desde los procedimientos prealimentados externos, que pres- a una actuación co rrec ta y cuhnina co n éxito; la otra dibuj a diversos ca-
criben rígidamente las acciones permisibles, hasta los controles retro ah- minos a lo que en su mayoría so n co nductas peligrosas. En ambos casos,
mentados, en gran medida discrecionales, basados en el cono cimiento, las el punto de partida es la pregunta «¿ habían previsto los procedimientos o
habilidades y la experiencia interiorizadosVarios factores inciden en cuál la formación esa tarea (o situa ción) ?». Las acciones humanas sólo pu eden
de estos dos modelos predomine: la fase alcanzada en la trayectoria vital entenderse dentro de un contexto dado que, en este caso, es una tarea o
del sistema, el tipo de op eraciones qu e lleva a cabo, el nivel jerárquico de situación de trabaj o. E nlos sistemas bien establecidos, la mayoría de las ac-
un individuo dentro de la organización y la cantidad de formación que tividades se habrá previsto de un modo u otro, pero a veces surgen situa-
se estima necesaria para su desempeño. ciones totalmente nu evas en las qu e los trabaj adores tienen qu e improvisar
La siguiente sección del capítulo examinó varias formas de clasificar la un curso de acción viable pro cesa ndo el conocimiento a su alca n ce.
actuación humana. Identificamos tres niveles de actuación -basados en las Cuando los individu os que afi-ontan esa coyuntura poseen eleva das habi-
habilidades (SB), en las reglas (RB) y en el conocimiento (KJ3), respectiva- lidades y una vasta experiencia (como el capitán Al H aynes) parece hab er
mente-, definido s todos por la interacción entre los modos de control de aproximadam ente un 50% de probabilidades de qu e den con las respues-
la acción (consciente o automático) y la naturaleza de la situación iIU11e- tas acertadas. En la mayoría de los casos, sin embargo, las probabilidades
diata (rutinaria o problemática). Tres tipos principales de errores, o accio- son mu cho más baj as .
nes desafortunadas, van unidos a estos niveles de actuación: desli ces y Aunque exista n pro cedinuentos escritos para una tarea concreta, no
lapsus basados en habilidades, equivocaciones basa das en reglas y equivo- tienen por qué ser necesariamente idóneos para , o aplicables a, la situación
caciones basadas en conocimientos. Señalamos luego tres formas en que las lo cal. En el sec tor de la energía nuclea r, por ej emplo, en torno al 60% de
personas pueden infi-ingir los procedimientos -infi-acciones rutinarias, op- los probl em as de actuación humana ti enen relación co n pro cedimientos
timizadoras y necesarias- y distinguimos también entre acciones correc- defi cientes . Los procedimientos inadecuados o inaplicables so n co ndicio-

12 1
120
4. La co ntribu ción humana

Diagrama 4.7 nes latentes que harán que la fuerza laboral pierda su confianza en los pro-
R esumen de los diversos comportamientos en relació n con las reglas cedimientos oficiales y los ignore por completo o siga procedimientos no
oficiales de su propia cosecha - llamados en algunos sectores «libros ne-
M ás del 50% groS» - . Ante un mal pro cedimi ento, el p ersonal ti ene dos opciones: se-
¿H abían previsto Improvisación, de probabilidad guirlo (un cumplimiento erróneo) o no (una infracción correcta).
los procedimi entos ¡"-_-.I elaboració n basada ~
de equivocaciones,
o la forma ción esa No en conocimientos El siguiente nivel del diagrama 4. 7 plantea esta pregunta: los bu enos
co n una alta proporción
tarea o situación?
de co misión de errores procedirnientos, ¿se cumplieron como se pretendía? Si la respu esta es «sí»,
hemos completado todas las etapas de una actu ació n correcta y con éxito.
Pero hemos visto que hay varios caminos por los que las acciones huma-
Sí nas pueden desviarse del que resulta preferible. Podemos come ter una

r
C umplimiento equivocación relacionada con las normas. Por ej emplo, podemos malin-
erróneo terpretar la situación, no ser capaces de recono cerla como una excepción,

Condi cio nes y aplicar una norma o pro cedimi ento adecuado p ara la mayoría de las si-
orga niza ti vas late ntes tuacio nes de este tipo pero no para ésta en particular. Segundo, podemos
¿Eran adecuados qu e suscitan falta de
los procedimi entos co nfianza en los
¿Se siguió seguir alguna práctica informal de trabajo y cometer un incumplimiento
o la formac ión ~ el procedimiento erróneo. Por último, podemos tener un desliz o sufrir un lapsus de m e-
procedimi entos y un a
para la ta rea deficiente?
confianza mu cho mayor moria , de modo que las acciones, aunque se prop onían seguir el pro ce-
en cuestió n?
en las prácticas de dimiento, no salen com o se había planeado.

N°~I
trabajo informales,
Infracción Con esto hemos abarcado la mayor parte de los comportamientos hu-
,, correcta rfll
,, manos implicados en los accidentes organizativos. En el próximo capítulo
,, ~
·, ~~F nos centraremos en un solo tip o de error - las omisiones durante la ins-
,,

\r
Sí talación o recolocación de un dispositivo durante una operación de man-
,,
tenimiento- . Como veremos, la fi'ecuencia con que este tipo de error
" Desliz o lapsus
\ basado en contribuye a que sucedan accidentes organizativos justifi ca sobradam ente
~.:' esta detenida atención .
\~o
habilidades
\---____,_-...___ ,f:>.H
¿Se sigu ió algún ¿Se siguió alguna o tra
¿Fuero n seguidos ¡..-_. .I otro procedimi ento ~ práctica info rmal
como se pretendía? No fo rmal? No de trabaj o'



I , [ Incumplimiento

.......... [ erró neo l.
Equivocación
Actuación basada en reglas:
correc ta y co n aplicación
éxi to equivocada de
una regla
acertada ~!!

12 3
5
El mantenimiento puede causar graves daños
a su sistema

PELIGROSOS ENCUENTROS A CORTA DISTANCIA

EN EL CAPÍTULO 3 ANALIZAMOS algunos de los problemas qu e crean los sis-


temas automatizados en el marco de las tecnologías modernas. Alejar a las
perso nas de los procesos qu e, en principio, controlan reduc e la cantidad
de conta cto «directo », y con ello los desli ces, lapsus, tropiezos o torp ezas,
pero aumenta también la probabilidad de cierto tipo de equivocaciones
-especialmente, las confusiones de modo- qu e pueden tener conse-
cuencias aún más desastrosas que las qu e los diseñadores intentaban pre-
Ve 11lL
En este capítulo analizamos el polo op uesto del espectro «llU11ediato-
distante», las actividades relacionadas con el mantenimiento, donde la can-
tidad de co nta cto direc to entre seres humanos y sistema ciertamente no
ha disminuido; en algunas áreas , de h ech o, ha aumentado. El término «ac-
tividades relacionadas co n el mantenimiento» inclu ye las reparaciones no
programadas, las inspecciones, el mantenimiento preventivo programado,
la calibra ción y las pru ebas y comprobaciones.
Sostendré que estos encuentros cercanos con los componentes técni-
cos de un sistem a probablemente constitu yen el mayor problema indivi-
dual de actuación humana a que se enfrentan la mayoría de las tecnologías
de alta peligrosidad. Por eso mismo, ofi:ece también la mayor oportuni-
dad de mejorar los facto res humanos. Los errores de los pilotos, los ope-
radores de salas de co ntrol u otro personal de «primera línea» pu eden
alladir los toques finales a un accidente organiza tivo p ero, a menudo, son
las co ndi ciones latentes creadas por lapsus de mantenimiento las que o
bien ponen en marcha la secuencia del accidente o desbaratan los inten-
tos de recuperación.
Este capítulo ofi'ecerá evidencia en apoyo de las siguientes afirmaciones:

125
La gestión de los g randes ri esgos 5· Elmanteninu ento puede ca usar graves daños a su sistema

- H a habido un gran número de accidentes organizativos donde los fa- Illiento han tenido parte. Basta para nuestros propósitos presentar algunos
llos de m antenimiento han constituido una causa significa tiva o un ej emplos bien do cumentados procedentes de distintas tecnologías de alta
factor agravante. peligrosidad.
- De los tres tipos de actividad humana que son universales en las tec-
nologías de alta peligrosidad,el control en condiciones normales, el Apolo X III
control en circunstancias de emergencia y las actividades relacionadas
con el mantenimiento, es el último el que constituye el mayor pro- Poco después del lanzamiento del Apata X III, el 11 de abril de 1970, ocu-
blema en relación con los fa ctores humanos. rrió una explosión en el módulo de servicio que abrió una brecha en su
- D e los dos componentes principales del mantenimiento, el desmon- costado ' . La explosión se originó en el interior de un depósito de oxígeno
taj e de los componentes y su subsiguiente remontaje, es este último el líquido. La provocó el hecho de que la tripulación activase un conjunto
que concita, con gran diferencia, el mayor número de errores. de paletas rotatorias diseñadas para remover esa sustancia a intervalos a lo
- De los diversos tipos de errores posibles asociados al remontaje, la ins- largo de la misión. Poco antes del inicio de la misma, las paletas habían su-
talación o recolocación de componentes, las omisiones, el fallo con- perado una comprobación, en cuyo curso habían sido conectadas a una
sistente en no realizar algún paso nec esario de la tarea, constituye el fuente de suministro eléctrico equivocada, cuyo efecto hl e que se quemase
tipo de error más frecuente e imp ortante. el material aislante de los cables de la alimentación eléctrica del disposi-
tivo, lo cual, a su vez, convirtió el depósito de oxígeno en una bomba a
Dedicaremos principalmente nuestra atención a la aviación y la gene-
la espera de detonar tan pronto como alguien pulsara el interruptor de en-
ración eléctrica m ediante energía nuclear porque estos dos sectores ofre-
cendido de las paletas; cuando así ocurrió, una chispa hizo defla grar el
cen los datos m ej or docul11.enta dos sobre fa llos rela cionados con el
oxígeno líquido. El resto, como suele decirse, es historia. La nave espacial
mantenimiento. Pero no son casos especiales. No hay motivo para sup o-
circunvaló la luna y la tripulación - los astronautas Lovell, H aise y Swi-
ner que los mismos patrones de sucesos no estén presentes en todas las tec-
gert- usó el sistema de soporte vital del módulo lunar durante la peli-
nologías de alta p eligrosidad. Con independencia del sector, las actividades
grosísima reentrada en la atmósfera de la Tierra. Éste fu e uno n'lás de los
relacionadas con el mantenimi ento comparten un gran número de ca-
mu chos episodios en que la p ericia de la tripulación, ac tu ando como úl-
racterísticas, en particular la retirada y recolocación de componentes; ade-
tima línea de defensa, evitó el desastre que podía haber seguido a la emer-
más, por supuesto, todas ellas comportan encuentros cercanos con la mano
gencia iniciada por un fallo de mantenimiento.
humana.Y es la fi'ecuencia de ese contacto, y por ende la mayor oportu-
nidad de error, más que cualquier posible falta de competencia por parte
del personal de m antenimiento, la que constituye el núcleo del problema. Flixborough
Exploraremos luego algunas de las formas en qu e es posible gestionar
En 1974, en la N ypro Factory de Flixborough una tubería provisional falló
esos frecu entes fallos. No obstante, existe un remedio más básico: que los
y lib eró 50 toneladas de ciclohexano a alta temperatura que al mezclarse
diseñadores y los fabricantes adviertan que hoy el riesgo de que un com-
con el aire hicieron explosión, destruyendo la fábrica y matando a 28 p er-
ponente «débil» falle por falta de mantenimiento puede ser considerable-
sonas 2 . N ormalmente, el proceso de producción empleaba seis reactores en
m ente m enor que el riesgo de que un componente «sano» resulte dañado
serie, unidos entre sí por una línea corta de unos 70 centímetros de diá-
u omitido durante alguna operación de m antenimiento.
metro con hlelles de expansión en los extremos. Dos meses antes del de-
sastre apareció una grieta en una vasija - la número cinco de la serie- y
ACCIDENTES ORGANIZATIVOS y FALLOS DE MANTENIMIENTO

1. Euciclopedia Británica, Macropaedia , vol. 17, p. 367, 1980.


No es posible ni necesario ofi-ecer una lista exhaustiva de todos los acci- 2.T.A. Kletz, HIlIat Hlent Wrol1g: Case Histories cif Process Pla/1.t D isasters, Houston, Gulf
dentes organizativos en los que los fallos relacionados con el m anteni- Publishing Company, 1985.

126 12 7
La gesti ón de los g randes ri esgos 5. El manterlllTll ento puede ca usa r graves dalios a su sistema

hubo que retirarla; se la sustituyó por una tub ería improvisa da de unos Vuelo American Airlines 191, Chicago O'Hare
50 centímetros de dián'letro que conectaba las vasijas cuatro y seis. La sus-
tentación de la nu eva tub ería era inadecuada y, además, como se la encajó La tarde del 25 de mayo de 1979, víspera del Día de los Caídos un DC-
en los fuelles existentes, de mayor diámetro, teIna holgura para desplazarse 10 de American Airlines salía hacia Los Ángeles 4 .Justo antes de adop tar el
o «culebrear» cuando la presión se elevaba por encima de lo normal - lo ángulo de despegue, algunas piezas del motor de babor salieron despedi-
qu e fue la causa de la emisión del ciclohexano a la atmósfera. das del aparato; poco después el motor entero y su pilón de fijación se des-
prendieron y cayeron sobre la pista. El DC-lO continuó su ascensión, pero
a 90 metros de altura comenzó a escorarse marcadamente hacia la iz-
Three Mile Island
quierda . La escora aumentó y el morro del avión empezó a inclinarse rá-
En el accidente de la central nuclear de Three Mile Island, ocurrido el 28 pidamente hacia abajo. Segundos después el aparato se estrelló contra el
de marzo de 1979, concurrieron dos fallos de mantenimiento indepen- suelo y explotó. Murieron las 271 personas que viajaban a bordo. Los in-
dientes entre s? Uno desencadenó la emergencia, el otro retrasó la recu- vestigadores del accidente descubrieron grietas y fi·a cturas de fatiga en el
peración. El primero ocurrió cuando una brigada de mantenimiento pilón del motor. Una deformación en forma de media luna en el reborde
intentaba renovar la resina usada en el tratamiento del agua de la central. superior de un panel del pilón sugería la fuerte sospecha de que alguien .
Una pequeña cantidad de agua se filtró al interior del sistema de aire a pre- lo había dúiado al retirarlo o al volverlo a montar en el ala durante una
sión de algunos ins trumentos de la central, causando que se p arasen las operación de mantenimiento. La investigación descubrió que el motor y
bombas de alimenta ción de agua. Eso cortó el suministro de aaua al bae- el pilón de babor habían sido desmontados ocho semanas antes para sus-
~ b

n erador de vapor e hizo que se detuviese la turbina y que el calor del sis- tituir sus cojinetes autodireccionables, ob edeciendo a un boletín de man-
tema de refri ge ra ción primario dejase de transferirse al agua fría del tenimiento de McDonnell Douglas . Como resultado de este hallazgo, la
sistema secundario. En ese mismo instante entraron en funcionamiento Agencia Federal de Aviación tomó la medida sin precedentes de prohibir
automáticamente las bombas de alimentación de aaua de emeraencia· el despegue de todos los DC-l0 matriculados en los Estados Unidos para
b ti'
pero el agua no podía circular por las tuberías co nectadas a los depósitos profundizar la investigación. Su insp ección reveló que seis DC-lO su-
de almacenamiento de agua de em ergencia porque sus válvulas estaban pu estamente en condiciones de servicio tenían fi·acturas similares en el
cerradas; las habían dejado así, por error, durante unos trabajos de mante- reborde sup erior de los paneles traseros de sus pilones. Cuatro de esos
nimiento efectuados dos días antes. Sin refi·igeración alguna, se produjo un aparatos pertenecían a American Airlines, los otros dos a Continental Air-
rápido aumento de la temperatura y la presión en el núcleo ca usó qu e el lines. Posteriormente se descubrió que ambas compúiÍas habían elabo-
reactor entrase en parada -las barras de control descendieron automáti- rado procedimientos especiales para efectuar la sustitución de los cojinetes
camente entre las barras de combustible del núcleo, absorbiendo los neu- autodireccionables de los paneles delanteros y traseros , tal como exigía el
trones emitidos y deteniendo la reacción en ca dena-o No obstante, como boletín de manteninuento del fabricante. Aunqu e éste aconsejaba que los
los materiales radiactivos siguen produ ciendo calor naturalmente, la tem- motores fueran desmontados antes que los pilones, ambas aerolíneas ha-
peratura y la presión del núcleo continuaron aumentando, lo que hizo bían diseI1ado una téCluca qu e creían más efici ente: desmontar motor y
que entrase en acción una válvula automática de alivio de presión. Su pilón como una sola Uludad. Los investigadores llegaron a la conclusión
apertura debía haber sido temporal, pero se atascó; se creó así un agl~ e ro de qu e la caída del motor y el pilón fueron resultado del daño infligido
en el sistema primario de refrigeración por el qu e el agua radiactiva a alta por esos pro cedinuentos de manteninuento inadecuados.
presión pasó al área de contención, y desde allí al sótano. Hicieron falta
aún otras 16 horas para devolver la central a un estado seguro.

3.Johl1 Kem eny" The Neerlfo r C!wllge:Th e Legac)' ofTMI. Reparl aflhe Presirlelllia/ COII/- 4. M.Job, Air Disasler, Vol. 2,Westo n Creek, ACT: Aerospace Publications Pty Ltd, 1996,
lI/issiOIl al Three lVIi/e ls/allrl, Nueva Yo rk , Pergamon , "1979. cap. 4, pp. 47-60.

128 12 9
La gestió n de los grandes riesgos 5. El mantenimiento puede causar graves dat'i.os a su sistema

Bhopal lo que redujo su resistencia a la fatiga en torno a un 70%. Los controles


efectuados en las revisiones de mantenimiento posteriores no detectaron
La noche del 2 al 3 de diciembre de 1984 una fuga de iso cianato de me- estos problemas, principahnente porque la zona donde se realizó esa unión
tilo en una p equ eña fábrica de plaguicidas devastó la ciudad india de Bho- era inaccesible a las inspecciones visuales.
pal, matando a 2500 personas y causando lesiones a muchos miles más s.
La causa inmediata de la emisión fue la entrada de agua en un depósito
de almacenaje de iso cianato de metilo. La alambicada historia de cómo
Piper Alpha
llegó allí incluye un mantenimiento chapucero, tuberías de conexión im- El desastre de la Piper Alpha, ocurrido la tarde del 6 de julio de 1988,
provisadas, defensas fallidas, sequía y deficiente toma de decisiones por provoCó la muerte de 165 de las 226 personas a bordo de esa plataforma
parte de la dirección de la empresa y de los responsables políticos. Los fa- de extracción de petróleo y gas en el M ar del Norte, Junto con dos trI-
llos de mantenimiento que contribuyeron al desastre incluyeron una chi- pulantes de uno de los barcos de rescate 7 . La explosión fue consecuencia
m enea de seguridad de quemado de gases desconectada, una planta de de una fuga de condensado ocurrida cuando los trabajadores del turno de
refi:igeración que no funcionaba y la incapacidad de limpi ar tuberías y noche intentaron volver a poner en marcha una bomba que había sido
válvulas con regularidad. apagada para efectuar labores de mantenimiento. Los operarios descono-
cían que se había retirado una válvula de presión de seguridad de la tu-
Vuelo JL 123 de Japan Air Lines, Monte Osutaka bería de alivio de presión de la bomba y que la plancha plana que se había
encajado en su lugar no era estanca. Su desconocimiento era fruto de fa-
El 12 de agosto de 1985 un Boeing 747 de JAL, en vuelo nacional, se es- llos de comunicación en el cambio de turno, ocurrido unas horas antes,
trelló en un costado del lTlOnte Osutaka, unos 100 kilóm.etros al oeste del sumados al fallo del sistema de autorización para iniciar trabajos respecto
aeropuerto Huneda de Toki0 6 . La cifra de fallec idos fue la más alta de la al mantenimiento de la válvula.
historia en el accidente de un solo avión. Tras una larga y penosa investi-
gación, se demostró que la causa principal del accidente había sido una
Clapham Junction
reparación chapu cera del fuselaje efectuada más de siete años antes . Al
ajustar en su lugar la sección reparada de un mamparo de presión, parte A las 8:10 de la mañana del 12 de diciembre de 1988 un tren procedente
del montaje se realizó incorrectamente. En una pequeI'ia sección de la del extrarradio norte de Londres chocó contra otro tren detenido en una
unión se emplearon como refuerzo dos planchas distintas en lugar de una zanja justo al sur de la estación de ClaphamJunction. Poco después, un ter-
sola plancha sólida . La separación entre las dos planchas supuso que la cer tren que se dirigía hacia el sur se estrelló contra los restos del primeros.
unión estuviese sujeta por una sola hilera de remaches, en lugar de dos, Hubo 35 muertos y 500 heridos. La causa inmediata del choque fue una
señal que no debía estar en verde y que ocultó la presencia del convoy de-
tenido al maquinista del tren procedente del norte hasta que flle demasiado
5.Véanse las fu entes citadas en el capítulo 3, p. 90 Para dos exposiciones contrapues-
tarde. Ese fallo se debió directamente al modo de trabajar del mecánico en-
tas del mismo suceso, véanse también Union Carbide, Bh.opal jVfeth.yl Isocynate II'lcident In-
vestigation Teal1l R epo rt, Danbury, Uníon Carbide Corporation, marzo de 1985, y W cargado de renovar el cableado de la señal el día anterior. En lugar de des-
Morehouse y M.A. Subramanian, The Blwpal Tingedy, Nueva York, COllncil on International conectar o agavillar los cables viejos, se limitó a echarlos a un lado. También
and PublicAffaires, 1986Véase iguaLllente P. Shrivastava, Bhopal:Anatol'l1Y of a Crisis, Cam-
bridge, MA, Ballinger Publishing Company, 1987. Para una exposición co mparativa lTlL1y
perspicaz véase asimismo N. M eshkati, "An etiological investigation of micro- and macro- 7. The Hon. Lord. C llllen, Public Inquiry irlto the Piper Alplw Disoster, Department of
economic factors in the Bhopal disaster: lessons for industries of both industrialized and Energy, Londres, HM SO, 1990.
developing countries», Inter/'/Otional journal of Inml5lrial E lgonomics, 4,1989, pp. 161-175, Y N. 8. A. Hidden, Irwestigatiol1 into the Clapham jlll'lction Railway Accident, D epartment of
Meshkati, "Human factors in large-scale technological systems' accidents: Three Mile Is- Transport, Londres, HM SO, 1989.Véase tambi én C. Perin, "British Rail: the case of the un-
land , Bhopal, Chernobyl», Industrial Crisis Qllarterly, 5,1991 , pp. 133-154. rocked boat» , comentario orrecido en un taller celebrado del 14 al 16 de mayo de 1992 en
6. M .Job, Air Disaster, vol. 2, op. cit. , cap. 10, pp. 136-153. Bad Hamburg bajo el lema l\lfanaging Technological Risks il1 Industrial Societ)'.

130 13 1
La gesti ó n de los gran des ri esgos 5. El mantenimi ento puede causa r g raves dúi.os a su sistema

telúa la costumbre de reutilizar cinta aislante usa da , si bien en esta ocasión brayar qu e los errores de mantenimiento - como los fallos humanos en
prescindió por completo de ponerla alrededor de las terminaciones ex- cualquier otra esfera- son algo más qu e causas aisladas; son, a su vez, con-
pu estas de un cable. Como resultado, ese cable entró en contacto co n parte secuencia de fac tores organizativos o de condi ciones latentes.
del equipo próximo causando un fallo de la señal, que indicó lo qu e no
debía.
LAS ACTIVIDADES Y SU PROBABILIDAD RELATIVA DE SUFRIR
PROBLEMAS DE ACTUACIÓN
Phillips 66 Company
Hay muchas maneras de clasificar la actuación humana y sus errores aso-
A la una de la tarde del 23 de octubre de 1989 una gran explosión y el
ciados, cada una con sus propios usos y limitaciones . En el capítulo 4, por
m cendio que le sigui ó arrasaro n la planta de producción de gasolina de
ejemplo, identificamos tres ca usas principales del error humano: los des-
la Phillips 66 Company en el co mplejo quírni co Houston, en la localidad
lices y lapsus basados en habilidades, las equivocaciones basadas en las nor-
de Pasadena, Texas 9 Muri eron 23 trabajadores y más de 130 resultaron h e-
mas y las equivocaciones basadas en conocimiento. Esa taxonornía causal
ridos. Las pérdidas en cuanto a valor de la propi edad ascendieron a más
es útil para identificar los procesos m entales subyacentes , p ero es dificil
de 100 millones de dólares. La causa del accidente fu e una fuga de gases
de aplicar para los no esp ecialistas. Es mucho lTl.ás probable qu e, siguiendo
extremadam ente inflamables ocurrida durante unas operaciones regulares
su propio criterio, los inge nieros y los inspectores de calidad clasifiqu en
de mantenimiento en uno de los reactores de polietil eno de la fábr ica.
los problemas de ac tuación humana por sus consecuencias para el sistem a
En menos de dos minutos la nube de vapor entró en contac to con una
(por ej emplo, sl~ eci ones que faltan , instalaciones incorrectas, h erramien-
fu ente igni ción y explotó con una fuerza equivalente a 2,4 toneladas de
tas olvidadas y cosas así). Aunque los m eca nismos cognitivos subya centes
TNT. El personal de mantenimiento co ntrata do se ocupaba en retirar los
pueden resultar menos patentes, es ta clase de informa ción está fác ilmente
«tapones» de polietileno solidifica do qu e hubiera en las condu cciones de
disponible y su interpretación es sencilla.
la instala ción. E n el punto donde éstas se unían a las tub erías del reactor
Una de las ventaj as de las clasificaciones consecu en.cia/es es qu e suele
había una válvula de bola. Esas válvulas se mantenían abiertas durante la
hab er p ocas dudas sobre lo que estaba haciendo la p erso na en cues tión
produ cción para que las partículas de polietileno pudieran asentarse en las
cuando ocurrió el error. Como veremos luego, esta división p or actividad
condu ccion es, y se cerraban durante las operaciones de mantenimiento.
de los problemas de actuación puede ser muy reveladora.
En es ta ocasión la válvula estaba abierta por error: se había conectado al
Al examinar la diversidad de la actuación humana resulta útil com en-
revés la mangu era de aire que suministraba el aire a presión que abría y
zar por un conjunto de actividades prese ntes en todas las instalaciones de
cerraba la válvula (sus dos extremos eran idénticos) y cuando se puso el
tecnologías de alta peli grosidad . A quí ofrezco una lista preliminar:
mterruptor de accionamiento en posición de cierre la válvula se abrió.
A través de ella se produjo el escape de gases inflamables . - Control en circunstancias 1l0rn1.ales.
- Control en circunstancias fu era de lo normal o de emergencia.
En estas breves relaciones de accidentes organizativos inducidos por fallos - Mantenimiento, calibra ción y pruebas.
de m antenimiento hemos sacrificado deliberadamente el detalle en favor
En puridad, deb eríamos alladir a esta lista las actividades de prep ara-
del alcance. Nuestra intención ha sido transmitir cierta idea de la m edida
ción y aplicación de pro cedimientos, instrucciones, normas, regulaciones
en qu e los errores de mantenimiento han estado im.plicados en una gran
y controles administrativos, pero, puesto qu e los analizamos ya en el ca-
variedad de accidentes en muchos sectores diferentes. Pero debemos su-
pítulo anterior, aquí limitaremos nues tra atención a las tres actividades
arriba señaladas.
9. Occ upati o nal Safety and H ealth Admin istration (OSI-lA), The Phillips 66 CO II/patl)'
HO/lstol1 Chell/lcal CO II/plex Exploslol'l ami Fire, Washington DC, U S Department ofLabor A partir de esta lista de actividades humanas universales es posible rea-
(OSHA), 1990 . lizar una evaluación preliminar de la probabilidad relativa de que padez-

13 2 133
La gestión de los g randes ri esgos 5. El mantenimiento pu ede ca usa r graves daJ'ios a su siste ma

can problemas de actuación humana. Para ello, hemos de plantear tres Atlanta, y el tercero por el Instituto Central de Investigación del Sector
preguntas: de la Energía Eléc trica (Central Resea rch Institute for the Electrical
power Industry, CRlEPI) de Tokio. La fu ente de datos de las investigaciones
- La pregunta por la «manipulación directa». ¿Qué actividades comportan dell NPO fu ero n los informes de sucesos significativos prese ntados por las
más contacto humano direc to con el sistema y, por ende, ofrecen ma-
centrales eléctricas nucleares estadounidenses . En el primer estudio del
yores oportunidades de que ocurran fallos activos (errores e infrac- 1N1'O, 87 sucesos significativos se retrotraj eron a 182 causas primordiales lO;
ciones) que tengan efectos adversos sobre el sistema?
en el segundo, se identificaron 387 causas primordiales a partir de 180 in-
- La pregunta por la criticidad. ¿Qué actividades, en el caso de qu e se las formes de su cesos significativosl 1 . Los datos del estudio japonés se extra-
efectúe menos que adecuadamente, conllevan mayores riesgos para la ·eron de 104 informes estándar de sucesos pro cedentes de las centrales
seguridad del sistema? J !?
vinculadas al c RJEPI -.
- La pregunta por lafrecuencia. ¿Con qué fre cuen cia se llevan a cabo estas Los datos avalan el análisis anterior. En los tres estudios , más de la mitad
actividades en el curso del funcionamiento cotidiano del sistema en su de los problemas de actuación identificados estaban relacionados con ac-
conjunto?
tividades de mantenimiento, comprobación o calibración.
Sería razo nable suponer que una actividad qu e puntúe «alto » en cada
una de estas tres preguntas tendrá la mayor probabilidad de sufrir pro- Tabla 5.2
blemas de actuación humana. La tabla 5.1 resume los resultados de este Compilación del resultado de tres estudi os que mu estra las relaciones entre
análisis. ac tividades y problemas de actuación

Tabla 5.1 Proporciones medias de problemas


Actividades Intervalos (%)
de actuación (% del total)
Probabilidad relativa de problemas de actuación humana en actividades
humanas universales Relacionadas con 60 55-65
el mantenimiento
Operaciones 16 8- 22
«Manipulación
Actividad Criticidad Fre cuencia no rmales
directa"
Operaciones de 5 2-8
Control en Baja Moderada Alta emergencia
normalidad
Control en M oderada Alta Baja
enlergencia
Relacionado con Alta Alta Alta
el mantenimiento
LA VULNERABILIDAD DE LA INSTALACIÓN

La siguiente pregunta inquiere en qu é asp ectos del mantenimiento, la


Las labores relacionadas con el m antenimiento -que puntúan «altO»
comprobación y la calibración es más probable que ocurra una actuación
en los tres criterios- aparecen como la actividad con mayor probabili-
humana por debajo de la adec uada. En todos los sectores, las actividades
dad de generar problemas de actuación humana de alguna clase. ¿Hasta
relacionadas con el mantenimiento exigen quitar suj eciones y desmontar
qué punto confirma esta predicción la evidencia disponible?
Los datos más relevantes provienen del funcionamiento de las centra-
10. INPO, A l/ Analysis oJ Root Ca l/ses in 1983 Significant EVel/1 Reporfs, IN PO 84- 027,
les nucleares . La tabla 5.2 ofrece una síntesis de los resultados de tres es- Atlanta, CA, [nstitute ofNu clear Power Operations, 1984.
tudios, dos de ellos llevados a cabo por el Instituto de Operaciones de la 11. INPO, A n Analysis cf Root Causes i/11983 al/d '/ 984 Significal/f Evenf R eports, INI'O 85-027.
Energía Nuclear (Institute of Nuclear Power Operations, INPO) , sito en 12. K. Takano, co mun.icación perso nal, 1996.

134 135
La gestión de los grandes riesgos 5· El mantenjmjento pu ede ca usar g raves daJ'ios a su sistema

componentes, para después volver a montarlos e instalarlos. En conse- La evidencia disponible respalda la predicción de que la instalación
cuencia , una ba ran parte de las actividades relacionadas con el manteni- será especialmente vulnerable a los errores.Véase a continuación la lista de
miento entran en las categorías de desmontaje o de instalación. las siete primeras causas de 276 paradas de motor en vu elo (iriflight engine
De nuevo, hay bases a priori para identificar una de estas tareas -la slwtdown, IFSD) en aparatos Boeing '4 .
instalación- como la que con más probabilidad concitará problemas de
- Instalación incompleta (33%).
actuación humana. El diagrama 5.1, que muestra un tornillo con ocho
- Dúíos infligidos durante la instala ción (14,5%).
tuercas marcadas cada una con una letra distinta, clarifica por qué es así.
- Instalación inadecuada (11%).
Esa imagen representa, en m.iniatura, las labores de mantenim.iento: aquí
- Equipo no instalado o ausente (11%).
la tarea consiste en retirar las tuercas y volver a colo carlas en un orden pre-
- Dúío causado por un obj eto extrúío (6,5%).
determinado. En principio, sólo hay una forma de sacar las tuercas y cada
- Aislamiento, inspección o comprobación inadecuadas (6%).
paso viene dado naturalmente por el anterior. Se trata de una tarea para
- Equipo no activado o desactivado (4%).
cuya realización todo el conocimiento necesario se encu entra «en el
mundo » n'lás que «en la cabeza»'3. Los datos muestran que las cuatro categorías causales más frecuentes las
ocuparon diversas formas de instalación deficiente que,juntas, suman más
del 70% de los factores que contribuyeron a causar los accidentes. Pratt y
Diagrama 5.1 Whitney (1992) llegaron a resultados comparables en su inves tigación de
El ejemplo básico (tuercas y tornillos) 120 IFSD ocurridas en aparatos Boeing-747 en 1991 15 . En este estudio, los
tres factores causales más fi.-ecu entes fueron las piezas ausentes, las piezas
inadecuadas y la instalación incorrecta. En un estudio de la Autoridad de
Aviación C ivil británica sobre toda clase de deficiencias de manteni-
miento, el problema más frecuente fue la instalación incorrecta de com-
ponentes, segu ida por la colocación de piezas inadecuadas, los errores en
el cableado eléctrico y los objetos sueltos (como por ejemplo herra-
lIlientas) olvidados en el aparato l6 .

EL PREDOMINIO DE LAS OMISIONES

En el caso de la instalación, en cambio, existen más de 40 mil mane- ¿Qué tipo de error es más probable que ocurra durante las actividades re-
ras (factorial de 8) de volver a colocar las tuercas en un orden equivocado, lacionadas con el mantenimiento y, muy especialmente, durante las labo-
sin co ntar la posibilidad de una o más posibles omisiones.Y empeora aún res de instalación? Como mencionamos antes, la respuesta es las omisiones:
más la probabilidad de error el hecho de que muchas posibles omisiones no realizar todas las partes necesarias de la tarea. Las omisiones pueden
u ordenaciones erróneas pueden escapar a la detección durante el proceso consistir en olvidarse de reinstalar un componente o en no llevarse los ob-
de remont;0e. En suma, la probabilidad de cometer errores durante la ins- jetos ;0enos (herramientas, trapos y cosas así) tras terminar el trab;0o.
talación es muchísimo mayor que durante el desmontaje, al tiempo que
las posibilidades de detectarlos y corregirlos son mucho menores.
14. Boeing, Mailltenallce Error Decisioll Aid, Seattle, Boeing CO ll1ll1ercial Ajrplan e
Group, 1994.
13. La distinción entre conocimiento en el mundo y conocimiento en la cabeza pro- 15. Pratt yWhitney, OpeJ/ COI/JI, número de marzo de 1992 .
cede del excelente Libro de Don Norman, The Ps)'cholog)' oj EIJeryda)' TllÍl'lgs , Nu eva York, 16. United I(jn gdoll1 Civil Aviation Authority (UI< CAA) «Maintenance erron), Asia Pa-
Basic Books, 1988 [trad. cast.: La psicología de los objetos cotidiallos, Nerea, Madrid, 1990]. cificA ir Sajet)', sep ti embre de 1992.

13 6 137
5. El mantenimiento pu ede ca usar graves daños a su sistema
La gestió n de los g randes riesgos

- Dejar elementos sueltos o desconectados (11%).


Jens Rasmussen l7 analizó 200 informes de sucesos significativos publi-
- C omponentes ausentes (10%).
cados en Nuclear Power Experience e identificó los siguientes como los cua-
- Dejarse olvidadas herranuentas o suj eciones de repuesto (10%).
tro tipos principales de errores:
- Falta de lubricación (7%).
- Omisión de actos funcionalmente aislados (34%). - Paneles sin colo car (3%).
- Otras omisiones (9%).
Parece innecesario elaborar más la cuestión. Las onusiones represen-
- Efecto(s) colateral(es) no tenido(s) en cuenta (8%) .
tan la categoría m ás numerosa entre los errores relacionados con el man-
- Variabilidad manual, falta de precisión (5%).
teninuento, que constituyen a su vez la clase más nutrida de problemas de
Rasmussen identificó también las actividades asociadas más a m enudo actuación humana en las centrales nucleares y probablem ente también en
con las omisiones, a sab er: la aviación - si bien todavía no disponemos de datos comparables que
pernutan contrastar es ta opinión.
- R eparación y modificación (41%).
- Comprobación y calibración (33%).
- Control de inventario (9%). LAS CARACTERÍSTICAS DE LAS TAREAS PROCLIVES A LAS OMISIONES
- Operación y control manuales (6%).
D esde un punto de vista analítico hayal m enos dos enfoqu es orientados
La investigación del INPO antes citada descubrió qu e las omisIOnes
a obtener un m ejor conocinuento de las omisiones de mantetunuento:
constituían el 70% de todas las causas últimas de fallos de actuación hu-
uno busca identificar sus m ecanismos cognitivos subyacentes, el otro in-
man a y el 64 ,5% de los errores en tareas relacionadas con el manteni-
tenta dilucidar qué aspectos de una tarea ocasionan que sea especialmente
nuento l8 . Y halló también que el 96% de los procedinuentos defi cientes
proclive a las omisiones. Dificulta el primero el h echo de que una omi-
incluían onusiones de algún tipo.
sión pueda surgir en muy variados pro cesos cognitivos que intervienen en
Por mi parte, he analizado los informes de 122 lapsus de manteni-
la planificación y ej ecu ción de una acción, como resume la tabla 5.3. Los
nuento ocurridos en una gran aerolínea a lo largo de un periodo de tres
mecanismos subyacentes no son fáciles de establecer, tU siquiera por in-
aii.os. Su clasificación prelinunar dio como resultado la siguiente propor-
trosp ección cuando es uno mismo quien incurre en la onusión; y cuando
ción de tipos de errores:
fu e otra p ersona, en algún momento del pasado, pu ede ser imposible des-
- Onusiones (56%). cubrir las razon es subyacentes. La vía del análisis de la tarea, en cambio, es
- Instalaciones incorrec tas (30%) . más prometedora.
- Piezas incorrectas (8%). El acto de copiar un do cumento contenido en varias hojas sueltas en
- Otros (6%). una simple máquina fotocopiadora nos ofi-ece una ilustración cotidiana de
¿Y qué se onute? Un análisis más detallado de los errores por onusión los p asos de una tarea proclive a las onusiones (véase el diagrama 5.2).
Existe eviden cia convincente de que la onusión m ás probable consiste en
produjo los siguientes resultados:
olvidar bajo la tap a la última p ágina del original cuando uno se m arch a
- Suj eciones total o parcialmente sin fijar (22%). con su copia completa - y el original incompleto.
_ Dejar componentes bloqueados y/o pasadores de seguridad sin reti- H ay al m enos cuatro carac terísticas distintivas de la tarea de foto copiar
rar (13%). que se conj u gan p ara hacer muy probable esta onu sión - sin que im-
- Tapas sueltas o ausentes (11%) . porte quién realice la tarea.
- El paso está aislado funcionalmente de las acciones precedentes . Antes,
17.]. Rasmusse n, «What can be lea rned from human error reports?», en K. Duncan, la necesidad de retirar la página recién copiada para fotocopiar la si-
M . Gruneberg y D. Wallis (eds.), Cha/'lges i/'l Work i/'/g Lije, Londres,Wiley,1980 . guiente inducía este ac to. Ahora, no hay página siguiente.
18. INPO 85-027, op. cit.

139
La gestión de los g randes ri esgos 5· E l mante nim.i e nto puede causar g raves daJ'i os a su siste ma

- La necesidad de retirar la última página del original ocurre cuando ya Diagrama 5 .2


se ha conseguido el fin principal de la acción -hacer una copia com- Una sencilla foto copiadora co n una elevada probabilidad de que uno se olvid e
pleta del documento- pero antes de terminar la tarea en sí. de retirar la úl tima página del original
- El paso ocurre cerca del final de la tarea. Los estudios sobre descuidos
por despiste en la vida cotidiana han mostrado que esos «finales pre-
maturos» son una forma corriente de omisión que puede ser inducida
por la preocupación por la tarea siguiente. Ahora bien, en un trabajo de
mantenimiento organizado en torno a una pauta de turnos de ocho o
doce horas no hay ninguna garantía de que el individuo que comienza
una tarea sea el nusmo que la ternune. E incluso cuando es la nusma
persona quien efec tú a la tarea completa siempre existe la posibilidad
de qu e le reclamen para otras obligaciones o le distraigan antes de aca-
bar la tarea.
- La última página del original está oculta bajo la tapa de la foto copia-
dora -el fe nómeno «fu era de la vista, fuera de la m ente».
La lista podría ampliarse con otros rasgos qu e, en el caso de caracteri- - Pasos que incluyen acciones o elementos que en otras tareas muy si-
zar a un paso dado de la tarea, podrían cOlTlbinarse entre sí y con los an- nlliares n o son necesarios.
teriores y aumentar la probabilidad de que dicho paso se onuta. Entre esas - Pasos que incluyen cambios introdu cidos recientemente en las prácti-
otras carac terísticas capaces de provocar omisiones se incluyen las si- cas preVIas.
guientes: - Pasos que incluyen la rep etición de acciones previas, dep endiendo de
las condiciones lo cales .
Tabla 5.3 - Pasos que incluyen la instalación de n'lúltiples componentes (por ejem-
Resumen de los posibles pro cesos cognitivos implicados en la omjsión de pasos plo, suj eciones, cojinetes, arandelas, separadores, etc.).
necesarios para la ej ecución de una tarea - Pasos que dep enden de alguna acción, circunstancia o estado ante-
nores.
Nivel de l fa llo Na turaleza del [.1 11 0 Tipo de faU o - Pasos que no siempre son necesarios en la ej ecución de esa tarea con-
creta.
Planificación a) Inadvertidamente se pasa por alto Error
un C0111pOnente necesario. Las actividades de m anteninuento están muy pro cedimentadas. Por lo
b) El componente se deja Infracción
deliberadamente fu era del plan tanto, será posible, en principio, identificar los pasos concretos más vulne-
de acción. rables a las onusiones deternunando el número de características proclives
Almacenaje de la La intención de Ueva r a cabo Lapsus a provocar onusiones qu e posee ca da paso discreto. Una vez id entificados
inten ción la acción no se recuerda
en el 111 0 111ento oportun o.
los pasos más propensos al error, pueden emprenderse acciones correcti-
vas para redu cir la probabilidad de que se los onuta .
EjeCllción Las accio nes no se siguen COIll0 Desliz
se tenía intención de que ocurriera
e in advertidamente se omite de la
secuenc ia un C0111pOnente necesario.

Vigilan cia El actor no detecta nj corrige la Desliz


o misió n precedente.
La gestión de los grandes riesgos 5. El mantenimi ento puede ca usar graves daños a su sistema

LAS CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN RECORDATORIO La presencia de recordatorios no es una solu ción garantizada para el
problema de las omisiones. Pero -en el espíritu del kaizen"/9- sin duda
Diversos procesos cognitivos pueden contribuir a que se incurra en una ayudará a reducir sustancialmente su frecuencia. Piense, p or ejemplo, cuál
omisión, y su naturaleza concreta puede quedar oculta tanto para el actor· podría ser el impacto del recordatorio que muestra el diagrama 5.3 sobre
como para el observador externo, mientras que los m edios para limitar su la probabilidad de que usted se olvide de retirar la última página de un
futura recurrencia pueden ser relativamente sencillos y fáciles de aplicar original.
una vez que los pasos propensos al error han sido identificados. La con-
tramedida m ás simple es un recordatorio adecuado. ¿Qué características Diagrama 5.3
debe poseer un buen recordatorio ? La lista que sigu e ofrece algunas su- Ej emplo de un sencillo recordatorio que nunimi za el olvido
gerenClas. de la última página

- D ebe ser cap az de atraer la atención del actor en el momento crítico


(ser notorio).
RECO(jER.
- Debe estar situado tan próximo como sea posible, en el tiempo y en
LA ÚLTIMA
el esp acio, al paso de la tarea que debe recordarse (to-be-remembered, P¡((jINA
TBR) (ser contiguo).
- Debe suministrar información suficiente sobre cuándo y dónde debe
1 .......
realizarse el paso TBR (ifrecer contexto). ....
- Debe informar al actor d e lo que debe hacer (¡frecer contenido).
- Debe permitir que el actor repase y compruebe todas y cada una de las
acciones o componentes discretos que deberían formar parte de una
correcta ejecu ción de la tarea (comprobar) .

Estas cinco características son criterios universales de un buen recor-


- -
datorio y so n aplicables virtualmente a cualquier situación. Existen, no Cualquier redu cción semej ante en la mayor categoría individual de
obstante, varios criterios secundarios que podrían apli carse también en error humano en el m antenimiento podría rendir sustanciales beneficios,
muchas situaciones: en vidas y en costes. Según un análisis de Boeing, el mantenimiento y los
- Debería funcionar de manera efectiva en un amplio abanico de pasos fallos de inspección fu eron el segundo factor en la lista de causas de muer-
TBR (ser comprehensivo). tes en vuelo -por detrás sólo de los accidentes en que, a pesar de contar
- Debería (cuando esté justificado y sea posible) bloqu ear la continua- con control aéreo, el avión se estrelló contra el terreno- y causaron la
ción de la tarea hasta que se haya completado el paso previo necesa- muerte de 1481 personas en 47 accidentes entre 1982 y 199120. No obs-
rio (ser constrictivo). tante, es m ás probable que los costes de los fallos de mantenimiento se ex-
- Debería ayudar al actor a saber cuándo ha completado ya los pasos presen en términos d e dinero que de vÍctimas.Y las p érdidas pueden ser
necesarios. En otras palabras, debería co ntinuar existiendo y siendo muy altas. Una gran aerolínea ha calculado que sus pérdidas anuales atri-
visible durante algún tiempo tras la ej ecu ción del p aso en cuestión
(confirrna/) . 19. Palabra japonesa que signifi ca "proceso de li berado, paciente y continuo de refina-
- Debería ser fácil de retirar cuando el momento de la acción y de su mi ento». Para una explicació n del significado profundo de la palabra , véase la novela de
Mi chael C ric hton, Risil'lg S/I/'I, p. 214 [trad. cast.: Sol naciente, Madrid, Debolsill o, 2004] .
comprobación ha pasado -por ejemplo, uno no quiere enviar m ás de 20. R.A. Davis, "Human factors in the globalmarket place. Keynote Address» Anl1 /1al
una felicitación navideña a cada p ersona (finalizar). Meeti/1g of tite Human Factors a/'ld E /gonO/nics Societ)', Seattle, WA, 12 de octubre de 1993.

I43
La gesti ó n de los g randes riesgos 5. El man tenimiento puede causa r g raves da iios a su sistema

buibles a lapsus de mantenimiento ascienden a unos 38 millones de dó- tado de equivocaciones en su diseúo o de una inadec uada manipulación
lares 21. Se ha estimado, asimismo, qu e una parada de motor en vuelo puede operacionaL Esto co nstituye la «carga de mantenimiento n o esp erada» .
suponer pérdidas de hasta m edio millón de dólares en ingresos p erdidos Am bas están interrelacionadas: si no se logra atender a la carga de m an-
y reparaciones; la cancelación de un solo vu elo puede costar hasta 150 mil tenimiento esperada, se necesitará una inversión mayor y más costosa de
dólares; cada hora de retraso en la platafo r ma de operacion es puede cos- recursos en m antenimiento para afrontar los fallos inesp erados . El dia-
tar 10 mil dólares 22 . grama 5.4 resume esta interacción .
D ebe advertirse que los recordatorios arriba descritos no son una so-
lución permanente al problema de las omisiones, sino, en el m ej or de los Di agrama 5.4
casos, medidas de «primeros auxilios» con las que hacer frente a las dificul- Característi cas del deterioro de un ítem n1.ecánico simple (basado en Kelly)
tades qu e sufre la actual generación de sistemas de alta peligrosidad - cuya
vida útil se prolongará todavía muchos úios en el futuro-oUna solución I
Recursos necesari os
más duradera sería el diseI'ío de componentes que sólo pudieran instalarse Fallo de la unidad
para devolver la unidad
de la forma correcta. Otra consistiría en que el sistem a se desactivase au- a un nivel acep table
tomáticamente cuando detectase la ausencia de determinadas piezas. Una Zona
tercera solución, y más fundamental, estribaría en rediseúar las inspeccio- Zo na de mantenimi ento de mantenimie nto
preve ntivo (mante nimie nto correctivo
nes de mantenimiento de modo que desapareciese la necesidad de contacto
plani fica do, servicios en rampa,
humano directo. Como primer paso en la dirección de esta última posibi- inspección , aj ustes meno res)
lidad, pasaremos revista a algunas de las razones económicas y de ingenie-
ría por las que no se efectúan tareas de mantenimi ento en absoluto.

Tiempo q ue lleva opera tiva la unidad


LA JUSTIFI C AC IÓN DEL MANT ENIMIENTO (desde su prilll.era instalación o su último mantenimi ento)

¿Por qu é no diseúar sistemas qu e no precisen mantenimiento ? ¿Por qué


Una vez se rebasa la «curva de recursos» el coste de devolver la uni-
no hacer que todas las piezas qu e componen un sistema duren exacta-
m ente lo mism.o -un lapso de tiempo igual a la vida planificada del sis- dad - y, por ende, el sistema- a un nivel aceptable crece espectacular-
tema co mo un todo- ? La respuesta estándar es que n o sería económico, mente. Trabajar en la zona de mantenimiento preventivo tiene muchas
dada la complejidad y el coste de un sistema tecnológico moderno 23 . Por ventaj as: es m ás económico, atiende la carga de mantenimi ento esp erada
eso, mu chos de sus comp on entes habrán sido diseúados co n una vida útil y, al prevenir fallos, redu ce mu cho la carga de m antenimiento no esperada.
mayor qu e la duración de su ciclo de producción más largo pero m enor El diagram a 5.5 resume la visión ortodoxa en ingeniería: muestra cóm o
l'

qu e la vida plan eada del sistem a en su conjunto. A estos componentes determinar el nivel óptimo de mantenimiento preventivo: coincide con
«débiles», identificados en la fase de diseúo, se los habrá hech o accesibles el nivel más bajo del coste de mantenimiento co njunto (suma de los cos-
y sustituibles; se llama a esto «carga de ma ntenimiento esp erada». Otros tes respectivos de ambas fo rmas de mantenimiento).
con1.ponentes fallarán de forma no planificada, sin embargo, como resul- Por desgracia, es ta ortodoxia da p or supues to que todas, o cu anto
menos la m ayoría de las actividades de m antenimiento, son esencialmente
benignas ; mas supongamos que el mantenimiento preventivo no siempre
21. Boeing, oj!o cit. prevenga los fallos y que el mantenimiento correctivo no siempre los co-
22. R. C. Graeber, «T he value of human fac to rs awareness for ai rline managem ent», rrij a; que, en realida d, ambas actividades tengan un alto p otencial p ara
po nencia presentada al congreso sobre Human Fac tors fo r Aerospace Leaders, Royal Ae-
ro nautical Soci ety, Londres, 28 de mayo de 1996.
ca usar serios daúos, tornando inoperantes componentes previam ente fi a-
23. A. Kell y, Mnill lellnl/ce Plalll/illg al/ d Cor¡trol, Londres, Butterworths, 1984. bles o sim plem ente no reponiéndolos.

144 145
La gestión de los g randes riesgos 5· El mantenimiento puede ca usar graves dailos a su sistema

Diagrama 5.5 Diagrama 5.6


Relación entre el nivel de mantenimiento preventivo y el coste total de COlTlparación de los riesgos para el sistema por un fallo de componentes
mantenimiento -indicado por la línea de puntos debido a (a) descuido del mantenimiento y (b) errores cometidos
durante el mantenimiento

I
Coste
\
\

\~~~---, I Probabilidad de que


un compone nte fall e
Probabilidad
\ Nivel óptitno debido a descuido del P robab ilidad de que un
de fallos de
"\ de ll1an teninuento mantenimiento compone nte falle o falte
\ " preventivo debido a un error de
mantenimiento
,-------,::---"'----, "
Coste Coste
de mantenimiento de mantenimi ento
correctivo preventivo

Nivel de manteni mi ento preventivo


Nivel de actividad de mantenimiento (cantidad de contac to humano directo)

La serie de diagonales que se acercan progresivamente a la esquina inferior izquierda representan


El diagrama 5.6 contempla la cuestión del m antenim.iento desde una la creciente fiabilidad de los compon entes co n el paso del tiempo.
perspectiva más amplia -que incluye los factores humanos, además de los
técnicos- oEl diagrama representa (de forma muy especulativa) los ries-
gos qu e suponen para el sistema (a) el descuido del mantenimiento y (b) por las consideraciones económicas y de ingeniería arriba mencionadas-
la probabilidad de errores en el mantenimiento preventivo o correctivo. permanece relativamente constante en el tiempo, pronto se alcanzará un
La segunda dimensión se basa en el supuesto de que la probabilidad de punto en el que los peligros del sistema vendrán a estar dominados por
error aumentará como una función lineal de la cantidad de actividad una tasa de error incluso relativamente baja.
de mantenimiento. Como sólo una proporción relativamente pequeña de Los datos antes citados sobre p aradas de motor en vuelo muestran que
las acciones humanas son erróneas, el riesgo de fallo humano nunca su- todos los factores contribuyentes más comunes están asociados a fallos
p erará un valor bastante bajo. No obstante, como veremos luego, no es el humanos, más que a fallos técnicos «no asistidos» . Por supu esto, podría
valor absoluto lo que importa, sino la proporción relativa entre el des- alegarse que la aplicación de las pruebas no destructivas y otras técnicas
cuido del mantenimiento y el riesgo de errores de mantenimiento. Su- avanzadas de diagnóstico permiten a los ingenieros aeronáuticos identifi-
pongo también que el riesgo de estos errores no cambiará de forma car fallos técnicos poten ciales antes de que sucedan durante el vuelo, lo
sistemática con el paso del tiempo : la tecnología progresa, pero la falibi- que convierte a los errores humanos en la primera categoría residual de
lidad humana sigu e siendo la misma. fallo. Bien puede ser así, pero eso no altera el hecho de que el contacto
D e otro lado, en m arcado contraste, es probable que los riesgos deri- humano regular con los entre 4 y 6 millones de piezas extraíbles de un
vados del descuido del mantenimiento disminuyan constantem ente con aparato moderno comporta un nivel de riesgo inaceptable.
la mejora de las técnicas de fabricación y de la fiabilidad intrínseca de los Irónicam ente, una de las presiones que sostiene este elevado nivel de
materiales. Las diagonales y la flecha punteada que apuntan hacia la es- contacto en el mantenimiento es el carácter decisivo de la seguridad en
quina inferior izquierda del dibujo representan esto en el diagrama 5.6; estos sistemas. Para la aviación comercial, para la generación eléctrica que
cada línea de la serie corresponde a una fase en la mejora de la tecnolo- emplea energía nuclear o para las plantas de proceso químico sufrir una
gía. Queda claro que si un nivel de mantenimiento dado -determinado avería catastrófica es inaceptable. Debe hacerse todo lo posible -y cons-

1 47
t
La gestión de los grandes riesgos

tatar que se ha hecho- para preservar la integridad y la fiabilidad de estos


sistemas. Pero, como hemos visto, el contacto con el operario de mante-
nimiento puede dañar tanto como sanar y en algunos sistemas modernos
parece haberse alcanzado el punto en que los riesgos de lo primero pue- 6
den superar a los beneficios de lo segundo.
N avegar por el espacio de seguridad

CONCLUSIONES

Los rápidos avances tecnológicos experimentados por los sistemas de alta


peligrosidad no han traído sólo la sustitución del control humano por or- EVALUAR LA SEGURlDAD
denadores, sino también mejoras sustanciales en la fiabilidad del equipo
y los componentes, algo que se ha logrado gracias a materiales y proce- E STE C APÍTULO TRATA DE LOS PRIN C IPIOSsubyacentes a la medición de la se-
sos de fabricación mejores y a la amplia difusión de técnicas de diagnós- guridad. (Examinaremos las propias medidas y su aplicación en el próximo
tico refinadas. No obstante, el cronograma de mantenimiento de un avión capítulo). En particular, se ocupa de la evaluación de la «salud» de la segu-
moderno o de una central nuclear continúa exigiendo el desmontaje, ins- ridad de los sistenus tecnológicamente complejos que - en virtud de sus
pección y remontaje repetido de millones de piezas extraíbles a todo lo defensas multiestrato- sufren un número relativamente bajo de acciden-
largo de la extensa vida útil del sistema. Hace 20 o 30 aÍlos, el resultado tes graves. Volveremos también sobre una distinción que introduj e en el ca-
probable de estas inspecciones habría sido la frecuente detección y susti- pítulo 4, y que discrimina entre procesos y resultados.
tución de componentes estropeados . Es casi seguro que en aquellos días En lo referente a la constricción del comportamiento humano a cur-
el riesgo debido a defectos intrínsecos de ingeniería era mayor que los pe- sos de acción seguros y productivos, la mayoría de las organizaciones se
ligros creados por el hecho de perm.itir el acceso a las vulnerables entra- inclinan por los controles de procesos basados en reglas , regulaciones y
ilaS del sistema a verdaderas legiones de falibles humanos . Hoy en día la procedimientos (véase el capítulo 4). Sin embargo, en la gestión de la se-
balanza se inclina del lado opuesto. guridad del sistema, lo op uesto es la norma. La mayoría de las organiza-
La mayor amenaza que encaran las tecnologías modernas proviene de ciones que efectúan operaciones peligrosas se apoyan en gran parte en
las personas y muy especialmente del bien intencionado pero con fre- medidas de resultados o, más concretamente, en medidas de resultados ne-
cuencia innecesario contacto físico que exigen unas agendas de mante- gativos que registran los sucesos adversos como las pérdidas de tiempo de
nimiento anticuadas. N ecesitamos urgentemente, por parte de los operación o las víctimas.
diseiiadores y de los fabricantes de sistemas, una mayor conciencia de la Desdichadamente, los datos de resultados son un indicador poco fia-
diversidad de la falibilidad humana y de la naturaleza inductora de erro- ble de la fiabilidad intrínseca de un sistema. Así es, especialmente, cuando
res de gran parte de las tareas de mantenimiento - en particular durante el número de sucesos adversos ha caído hasta un valor asintótico bajo, en
la instalación o el renlOntaje-. Sobre todo, han de convencerse de que torno al cual las pequei1as fluctuaciones que se producen en sucesivos pe-
el mantenimiento puede ser, además de una defensa necesaria, una seria riodos de registro son más (,ruido» que «sei1al». En muchos sistenlas bien
amenaza. Hasta que los sistemas se diseñen y construyan con estas cues- defendidos , esos datos son demasiado escasos, y llegan demasiado tarde
tiones en mente, un buen p ersonal de mantenimiento seguirá contribu- para guiar con efectividad la gestión de la seguridad. De hecho, algunas
yendo a provocar lamentables accidentes organizativos. tecnologías modernas se han convertido en víctimas de su propio éxito:
ha prescindido en buena parte de las medidas convencionales de resulta-
dos que solían orientar la seguridad del sistem.a. En la aviación comercial,
por ejemplo, el riesgo de accidente se ha mantenido virtualmente cons-

149
La gesti ón de los grand es ri esgos 6. N avega r por el espacio de seguridad

tante durante los últimos 25 años en torno a una media mundial de una durante un periodo de tiempo dad0 2 . Las cifras exactas no importan, pero
víctima (pasajero) por cada millón de millas de vuelol . el diagram a 6.1 da una idea aproximada de lo qu e descubrió.
Si queremos mejorar, hemos de repensar la naturaleza de la seguridad.
Las definiciones de diccionario son de escasa ayuda. La mayoría equiparan
Diagrama 6.1
la seguridad con estar libre de riesgo o peligro, dos cosas siempre presen-
Una distribu ción im aginaria del número de coces sufridas p or los integrantes
tes en las tecnologías de alta peligrosidad. El indicador más extendido es
de un regimiento de caballería durante un periodo de tiempo dado
el número de resultados negativos, que sólo es útil cuando las tasas de ac-
cidentes son lo bastante altas, e incluso en ese caso hay que contar con el P ropo rción del
regimiento
problema de la distorsión que introduce el azar - la combinación fortuita
de elem entos causales en un momento y lugar concretos.
Los datos de resultados negativos aportan un indicador válido de la se-
guridad intrínseca del sistema sólo cuando sus gestores tienen pleno con-
trol de todos los p osibles factores desencadenantes de accidentes; sólo en
ese caso pueden vincularse directamente las tasas de accidentes con la ca-
lidad de la gestión de la seguridad. Pero ninguna tecnología de alta peli-
grosidad puede lograr ese grado de control total. Es posible defenderse de
las amenazas naturales y reducir en cierta m edida los actos p eligrosos, pero
ni unas ni otros pueden ser eliminados por completo. Condiciones laten-
tes, patógen os, h abrá siempre. La probabilidad de su funesta conjunción o 2 3+
N úmero de coces
siempre será mayor que cero. El importante componente aleatorio de la
causalidad de los accidentes significa que las organizaciones «seguras» pue-
den , aun así, sufrir accidentes, y que las organizaciones «inseguras» pueden
La mayoría del regimiento, con gran diferencia, no sufrió ninguna coz.
librarse de ellos durante largos periodos de tiemp o; la mala suerte puede
Un pequeño número de soldados recibió una coz, una cifra m enor reci-
abatir a los virtuosos y la buena su erte proteger a los indignos.
bió dos y un número aun más pequeño recibió tres coces. Sobre la base
Una salida a este impasse pasa por el empleo de medidas de proceso de la
de esos datos y otros similares, Poisson desarrolló un modelo teórico -la
seguridad. Para aplicar estas medidas con efectividad debemos asumir que
distribución de Poisson- para determinar la probabilidad aleatoria de un
la seguridad tien e dos caras, una positiva y otra negativa. C omo sucede
accidente entre un grupo de personas que comparten la misma exposi-
con la salud, las ocasionales ausencias de seguridad son más fáciles de cuan-
ción a una am enaza particular. La distribu ción de Poisson contesta a esta
tificar qu e su presencia prolongada. Para acercarnos a la cara positiva de
pregunta: ¿cuántas p ersonas podem os esperar que sufran cero, uno, dos o
la seguridad, h emos de reflexionar sobre las coces .
más accid entes cuando n o existe ninguna razó n especial para qu e una
persona sea víctima de m ás accidentes que otra?
CONTAR COCES Incluso en la cuestión relativamente im11ediata de las coces, es improba-
ble que todas las personas tengan la misma prop ensión a sufrir esos dolo-
A comienzos del siglo XIX, el gran m atem ático fi-ancés Simeón Poisson rosos contactos. El diagrama 6.1 muestra que la mayor parte del regimiento
contó el número de coces recibidas por soldados de caballería prusianos entraba en la categoría de «cero coces». No obstante, puede haber muchas

1. R .W H oward, «Breaking through the 106 barrier», Proceedillgs oJtlle Internatiollol Fe- 2. W H addon, E. A. Suchman y D. Klein , A ccident R esearch: Metil ods ond Approaches,
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I SO I 5I
La gesti ó n de los g randes riesgos 6. N avega r por el espacio de seguridad

razones diferentes para ello. Algunos de los hombres que no recibieron coz yándonos en principios fiabl es, en lugar de permanecer a m erced de las
alguna sencillam ente pu eden haber tenido su erte, otros pueden haber es- corrientes dominantes.
tablecido una buena relación con sus monturas, otros pueden haber ex-
tremado la precaución y, por fin , otros pueden hab er sido amables con sus
caballos y, además, precavidos respecto a la zona más p eligrosa. R azones PRESENTACIÓN DEL ESPACI O DE SEGURIDAD

similares, pero opu estas, podrían explicar p or qué algunas personas fu eron
El espacio de seguridad es una ampliación natural del continuo resisten-
más coceadas que otras. Así pues, podemos imaginar un continuo qu e va
cia-vulnerabilidad presentado en la sección anterior; es un espacio teórico
de los soldados a pru eba de coces a los propensos a las coces, de los indi-
donde p odemos representar la resistencia o la vulnerabilidad de un indi-
viduos relativam ente seguros a los relativam ente peligrosos.
viduo o una organización. El diagrama 6.3 mu estra su forma elípti ca, con
Much os fac tores dife rentes operan para determinar la posición de un
la máxi ma resistencia en el extrem o izqui erdo y la máxima vulnerabili-
individuo a lo largo de la dimensión seguro-p eligroso. En algunos casos,
dad en el derech o - esa forma reflej a qu e la mayoría de las personas y las
será simplen"lente cuestión de buena o mala suerte; pero en otros se deberá
organizacion es ocuparán alguna posición interm edia en dicho espacio-o
al éxito de contramedidas deliberadas. Los soldados de caballería más in-
En lo que sigu e, nu estra atención se centrará en las organizaciones más qu e
munes a las coces serán aquellos que empleen las m ejores m edidas de pro-
en los individuos.
tección (amabilidad, precaución, etc.) de la forma más constante y efectiva.
En suma, como muestra el diagrama 6.2, podemos discriminar grados de
Diag rama 6.3
seguridad, así como de «peligrosidad».
El espacio de seguridad

Diagrama 6.2
Distribu ció n bilateral de la resistencia-v ulnerabilidad entre los soldados
C rec ien te resistencia
..
Crecien te vuln erabili dad

de caballería qu e no sufrieron ninguna coz, discrimi nando en fun ción


de la efectividad de sus contralTledidas
•••
•••••••••••••
•••••••••••••••
••• ••• •••
" t /
Organi zacio nes

El diagrama muestra la pos ibl e distribución en un momento dado de 40 orga nizaciones hip o-
C reciente resistencia Creciente vulnerabilidad téticas dentro del espacio de seguri dad. Sus posiciones en este espacIO vIenen deter mmadas por
su resistenc ia o vuln erabilidad in tr ínseca a los riesgos de SllS operac iones.

La calidad de los procesos que una organización utiliza para combatir los
El ej emplo de las coces demu estra que los da tos de resultados sólo riesgos de sus operaciones determina su situación dentro del espacio de se-
pu eden revelar la cara negativa de la seguridad. Esas m edidas registran guridad. En otras palabras, su posición en la dimensión resistencia-vulne-
m omentos de vulnerabilidad; n o pueden discriminar los ingredientes, más rabilidad será función de la amplitud e integridad de sus defensas en
dilatados en el tiempo, de la resistencia. C omo luego veremos, para eva- cualqu ier momento del tiem po. H ay que advertir, empero, qu e la seguridad
luar directam ente estos últimos es preciso usar m edidas de proceso -Ín- absoluta no existe. Mientras co ntinúen existiendo las amenazas naturales, la
dices qu e miden la «salud de la seguridad» gen eral del sistema en su falibilidad humana, las condiciones latentes y la posibilidad de c ot~uncio­
conjunto mediante el muestreo regular de diversos signos vitales-o Sólo nes aleatorias de fac tores generadores de accidentes, hasta las organizacio-
así podemos navegar el espacio de seguridad (véase a continuación) apo- nes más intrínsecam ente resistentes - las situ adas cerca del extremo

I5 3
La gestión de los grand es ri esgos 6. Navegar por el espacio de seguridad

izquierdo- seguirán estando suj etas a la posibilidad de sufi-ir accidentes. Diagrama 6.4
Por la misma razón, organizaciones no seguras, pero «con suerte», situadas Corrientes y contracorrientes en el interior del espacio de seguridad
en el extremo derecho seguirán librándose de sufi-ir accidentes durante pe-
riodos de tiempo bastante largos.
Por supu esto, las organizaciones pueden fOljar su propia suerte hasta .. C reciente resistencia C reciente vulnerabilidad

cierto punto -pero nunca completame nte-o Esto tiene dos implicacio-
nes para las medidas de resultados. Primero, habrá cierta correspondencia -..-.. Corrientes en acción . . - -..--
entre la posición de una organización en el espacio de seguridad y el nú-
~ - . . en el espacio de seguridad ..---::=
m ero de resultados nega tivos que le hayan sucedido. A lo largo de un p e-
riodo de muestra, es probable que las organizaciones en el polo resistente
del espacio sufran m enos sucesos adversos que las situadas en el pol o vul-
nerable; pero esta correlación nunca será pelfecta debido a las imprevisi- Fuerzas opuestas entrarán en juego tan pronto como la organización
bles intromisiones de la bu ena y la mala fortuna . Segundo, cuando en un entre en las regiones más resistentes del espacio. Las iniciativas de seguri-
ámbito concreto las tasas de accidentes caen a niveles muy bajos, como ha dad pierden empuj e y gen eran rendimientos decrecientes. Los ges tores ,
ocurrido en la aviación y en las centrales nucleares, que ocurran o no re- una vez más, se olvidan de sentir aprensión y empiezan a desviar una parte
sultados negativos (en un periodo de registro concreto) revela muy poco cada vez m ayor de su atención y de sus recursos hacia los obj etivos de
sobre la posición de una organización en el espacio de seguridad -y, sin producción.y, como vimos en el capítulo 1, las nuevas y m ejores defen-
embargo, esas diferencias de ubicación continuarán existiendo. sas se emplean para impulsar obj etivos productivos, más que protectores.
En otras palabras, las orga¡úzaciones se acostumbran a su estado de segu-
ridad aparente y se pernúten derivar -como el bote indenme- hacia re-
CORRIENTES INTERNAS DEL ESPACIO DE SEGURIDAD
giones de mayor vulnerabilidad.
Muy pocas organizaciones ocupan posiciones fij as en el espacio de segu- Si las organizaciones se guiasen solam ente por las medidas de sus re-
ridad. La mayoría de ellas está en constante movimiento, unas impulsa das sultados, probablemente se moverían pasivamente, como los restos flotan-
activam ente h acia el polo resistente del espacio por la enérgica imple- tes de un naufragio, hacia uno y otro lado de la zona central del espacio
mentación de medidas de seguridad efec tivas, otras descuidadas, al punto de seguridad. Una gestión efectiva de la seguridad sig¡úfica navegar por
de derivar pasivamente hacia el extremo inseguro. Esas corrientes natu- ese espacio activamente con la núra puesta en alcanzar la zona de m áxima
rales flu yen en sentidos opuestos dentro del espacio y tanto más crece su resistencia y mantenerse en ella. Para lograrlo, los directivos deben enten-
fu erza cuanto lTlás se acerca una organización a uno de los extremos. El der la naturaleza de las fuerzas que actúan sobre la orga¡úzación, así como
diagrama 6.4 ilustra esas corrientes . C uanto más cerca del polo peligroso las clases de información que necesitan para establ ecer su posición actual.
del espacio deriva una organización, más probable es que sufi-a acciden- Para llegar hasta la región obj etivo y lu ego m~ntenerse en ella son n ece-
tes. Esto, Ulúdo a las presiones del público y las agencias reguladoras, aporta sarias dos cosas: un «motOD> interno que impulse la orga¡úzación en la di-
un poderoso impulso para implementar m ejores m edidas de seguridad. rección correcta y «ayudas a la navegación» para trazar su avance.
A pesar de que los accidentes son indicadores relativamente poco fiables
de la seguridad intrínseca de una organización, tienen la virtud de enfo- ¿QUÉ ALIMENTA EL «MOTOR DE LA SEGURIDAD»?
car las mentes de la alta dirección hacia las cuestiones de protección en
lugar de hacerlo hacia las de producción, al menos por un tiempo. Esto Tres son los ingredientes vitales para hacer funcionar el motor de la se-
suscita una pregunta que debatiremos en un apartado posterior: ¿son ne- guridad, los tres patrimonio de la alta dirección -o lo que el teó rico de
cesarios los accidentes graves para la sup ervivencia de las organizaciones? la organización H . Mintzberg h a denominado el vértice estratégico del

154 155
La gesti ó n de los grandes ri esgos 6. N avega r po r el espacio de seguri da d

sistemaJ- . Estas tres fu erzas impulsoras son: el compromiso, la comp e- Ni el compromiso ni la comp etencia serán suficientes a menos que
ten cia y el conocimiento -«las tres ces» . la orga ni zació n p osea una conciencia adec uada -o co nocinu ento- de
El compromiso tiene dos componentes principales : la motivación y los peligros que amenaza n sus op era cion es. Dos rasgos son sintomáticos
los rec ursos. El asp ecto motivacional es tá relacionado con el hecho de si de las orga luzaciones qu e carece n de este ne cesario nivel de conciencia.
la organización persigue ser el modelo de su sector en lo que a buenas El primero es la paradoja posicional, qu e consiste en qu e quienes están si-
prácticas de seguridad se refi ere o se contenta simplem ente con ir un paso tu ados en la cúspide de la organización, y tien en el máximo grado de
por delante de los las agencias reguladoras - la diferen cia sei'ialada en el autononúa para la toma de decisiones, culpan de la m ayoría de sus pro-
capítulo 2 entre organizaciones generativas y patológicas- oLos niveles blemas de seguridad a las linutaciones personales de quienes se encuen-
altos de mo tivac ión son relativam ente raros, y diuciles de sos tener. Por tran en primera linea, que, por lo general, simpl emente se linutan a seguir
eso es tan importante la cultura de la seguridad de la organización: los los pro ce dinu entos y a trabaj ar con el equipo qu e se les proporciona . El
altos directivos vienen y va n -y se contrata más a líderes orga niza tivos segundo síntoma es el f enómeno equis, algo qu e pu ede aqu ejar a los ges-
para revitalizar fortunas comerciales languidecientes que para mejorar una tores téc nicos asignados a cargos de seguridad: tratan las m edidas de se-
trayectoria de seguridad qu e no es ni buena ni mala- , mientras qu e una guridad como si fueran pi ezas de equipo, las implem entan en su lugar y
bu ena cultura de la seguridad es algo qu e perdura a través de esas revolu- ponen una equis al lado de su nombre en la lista de tareas p endientes
ciones palaciegas y, merced a ello, aporta la fu erza impulsora que se nece- para indicar un trabaj o ternunado más. La mayoría de las piezas de equipo
sita, al margen de las inclinaciones del último co nsej ero del ega do. El hacen lo qu e se supone qu e tienen que hacer; se las enciende y funcio-
segundo aspecto ataiie a los recursos qu e se destinan a alcanzar obj etivos nan como di cen sus especificaciones. Sin embargo, las medidas de segu-
de seguridad. N o es sólo cuestión de dinero; importa la calid ad tanto ridad comportan tanto un produ cto como un pro ceso. No bas ta con
como la ca ntidad y tiene qu e ver co n el calibre y el estatus de las perso- implem entarl as. H ay que observa rlas, preocuparse por ellas, afinarlas y
nas a quienes se encomienda dirigir la seguridad del sistema. En algunas aju starlas. Los elementos del equipo suelen ser casi completamente pro-
orga nizaciones, los puestos en el ámbito de la seguridad se ven CO lTlO ex- ducto y muy poco pro ces o. En cambio, las medidas de seguridad se pa-
cel entes oportunidades para una promoción rápida; en demasiadas em- recen más a la religión: hay qu e rezar muchísimo (proceso) y suceden
presas, sin emb argo, se los considera co m o zonas de es tacionami ento poquísimos nUlagros (producto) .
prolongado donde situ ar a ejecutivos co n po co poder o quemados. Las organizaciones cono cedoras entienden la verdadera naturaleza de
Pero el compromiso solo n o basta. La orga nización debe poseer tam- la «gu erra de la seguridad». La ven como realmente es: una larga guerra
bién la cOlnpeten cia técnica necesaria para lograr sus obj etivos de segu- de guerrillas sin ninguna victoria decisiva final. Para ellas, un lapso pro-
ridad. La comp etencia está muy estrechamente relacionada con la calidad longado sin ningún accidente grave no sei'iala la llegada de la paz. Lo ve n,
del sistema de informa ción acerca de la seguridad de qu e disp one la or- correctam ente, como un p eriodo de creciente p eligro y, por ende, refor-
ganización. ¿R eúne la información correcta? ¿La difunde bien? ¿Actúa en man y refu erzan sus defensas en consecuencia. En cualquier caso, y pu esto
función de ella? Estudios comparativos pareados - qu e es tudian pares de qu e la victoria fin al corresponde a la entropía , el último helicóptero aban-
empresas similares en todos los aspec tos excepto en su historial de segu- donando Saigón sería una m etáfora más idón ea para la conclusión de la
ridad- han m ostrado que las dos ca racterísticas con más probabilidad de gu erra de la seguridad qu e una gran batalla decisiva como Yorktow n,Wa-
discriminar entre organizaciones seguras e inseguras son, primero, el com- terloo o Appomatox .
promiso al m áxi mo nivel y, segundo, la posesión de un sistema de infor-
m ación relativo a la seguridad adecuad0 4 .

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Nu eva Yo rk, Free Press, 1989.
4.Véase M .]. Smith , H. Co hen,A. Co hen y R .]. C leveland , «C hara cteristi cs ofsuc- llen, «A n eva lu ati o n of sa fety info rlll ati o n system s o f six lll ediul11-size d and Iarge firl11s»,
cessful safety progra m s» ,jol/wal qf Sajet)' R esearcll, 10, 1988, pp. 5-14.Véase tambi én U. T<je- JOl/rnal qf OCC/ljJa tional Accidel/ts, 3,1983, pp. 273-288.

156 157
La ges tión de los grandes ri esgos 6. Navegar por el espacio de seguridad

ESTABLECER LOS OBJETIVOS DE SEGURIDAD ADECUADOS ayudas a la navegación, que analizaremos más en profundidad en las sec-
ciones siguientes.
La clave de la navegación por el espacio de seguridad consiste en apreciar
qué es posible gestionar y qué no. Muchas organizaciones tratan la ges- Diagrama 6.5
tión de la seguridad como un proceso de producción n egativo: se propo- R esumen de los principal es factores involucrados en la navegación
nen, para el siguiente periodo contable, objetivos consistentes en menores por el espacio de seguridad
resultados n egativos (por ejemplo, «el año que viene reduciremos a la Creciente resistencia Creciente vu lnerabilidad
..
mitad los accidentes que supu sieron pérdidas de jornadas de trabajo»).
Pero los accidentes, por su misma naturaleza, no son susceptibles de con-
trol directo. Es tanto lo que de su diversidad causal cae fu era de la esfera
de influencia de la organización que ésta no pu ede suprimir ni evitar sus
amenazas, sólo defenderse contra ellas; pero es consiguiendo esto como
Zona
o bjetivo • ..•
I
I
I
---
Fuerzas
impulso ras
Co mpromiso
Co mp ete ncia
Conocimiento
!'

logra continuar su actividad. De la misma manera, una organización sólo


Ayudas a la navegación
puede esforzarse por minimizar los actos peligrosos; nunca eliminarlos i
M edidas M edida s t[
por completo. de resultados de proceso
Una gestión efectiva de la seguridad se parece más a un programa de reactivas proactivas ¡ll,

mantenimiento físico a largo plazo que a una producción negativa. En


lugar de luchar en vano por ejercer control directo sobre incidentes y ac- (a) Las nlerzas impulsoras y (b) las ayudas a la navegac ión de las que co nsta en co njunto el sis-
tema de informació n. ' ,
cidentes, los gestores deberían medir y mejorar regularmente aquellos
procesos -diseño, hardware, formación, procedimientos, planificación, ela-
boración de los presupuestos, comunicación, conflictos de objetivos, etc.- LA PRUEBA DESTRUCTIVA
~u e se sabe están causalmente implicados en los accidentes organizativos.
Estos son los procesos que es posible gestionar y que determinan la salud En el caso de que las ideas de resistencia y vulnerabilidad a las amenazas
de la seguridad de un sistema. Son, en cualquier caso, los procesos para parezcan demasiado abstractas, véanse los resultados del siguiente estudio.
cuya gestión se contrata a los directivos. Vista así, la gestión de la seguri- Un modo de determinar la capacidad relativa de resistencia y resiliencia
dad no es algo añadido, sino una parte esencial del núcleo de negocio del de diferentes sistemas es co nstatar cuántas cosas hubieron de ir m al para
sistema . qu e sufi:ieran un accidente grave. Esto equivale, en efecto, a lo que, en in-
geniería, es una prueba destru ctiva.
Como señalé antes, el único objetivo que la gestión de la seguridad
puede alcanzar no es no tener ningún accidente sino situarse en la región En este caso, los sistemas eran tipos de aeronaves: helicópteros, aparatos
del espacio de seguridad caracterizada por la máxima resistencia -y per- ligeros (aviación general) y grandes reactores comerciales. La fu ente de
manecer ahí-o Simplemente moverse en dirección a una mayor seguri- datos fueron 90 investigaciones de accidentes fatales llevadas a cabo por la
dad no es difícil; pero mantener las mejoras es muy arduo. Mantener esa Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos del Reino Unido entre las
posición a despecho de las fuertes corrientes contrarias requiere disponer décadas
.
de los setenta y los noventaS.Todas esas investiaaciones
b
fueron rea-
lizadas y sus informes confeccionados siguiendo la forma estándar estable-
de ayudas a la navegación. Más concretamente, requiere un sistema de in-
cida por la Organización Internacional de Aviación Civil para
formación acerca de la seguridad que no sólo sea capaz de sacar las con-
ll1vestlgadores de accidentes.
clusiones correctas sobre sucesos ya ocurridos (medidas reactivas) sino que
proporcione también «chequeos de salud)) regulares de procesos organiza-
tivos básicos (medidas proactivas) que puedan usarse para guiar acciones co- 5. D. Stephens, T/¡ e «Rllle ofT/¡ree)) as Applierl fo A ircmJt Accirlents, M anchester, D epar-
rrectivas dirigidas a objetivos específicos. El diagrama 6.5 muestra estas tam ento de Psicología , Universidad de M anchester, 1996.

159
La gestió n d e los gra ndes ri esgos 6 . Navegar por el espacio de seguridad

Primero, se postularon 16 posibles factores causales: problemas de Usadas adecuadamente, tanto las m~edidas reactivas como las proactivas
motor, problelTlas de fuselaje, problemas sistémicos, problemas de C0111- pueden facilitar información valiosa sobre el estado de los procesos orga-
bustible, horas de vuelo del piloto en el tipo de aparato, periodos de des- nizativos subyacentes. El modelo de desarrollo causal de un aCCIdente or-
canso, error del piloto, materias propias del operador, cambios de plan, ganizativo presentado en el diagrama 1.6 llama nuestra atención sobre dos
hora del día o de la noche, condiciones de formación de hielo , visibilidad , temas importantes: las condiciones lo cales y organizativas que promueven
viento, precipitaciones, control del tráfico aéreo y comuni caciones por los actos peligrosos y las defensas, barreras y salvaguardias que mantienen
radio. Se averiguó el número de causas concurrentes en cada uno de los la separación entre las amenazas y las pérdidas potenciales. La tabla 6.2 re-
accidentes mortales y la tabla 6.1 resume los resultados. Como se esperaba, sume las diversas interacciones entre ellas y los tipos de ayudas.
los helicópteros fueron el tipo de aparato más vulnerable. En contraste,
hizo falta más del doble de factores causales concurrentes para provocar Tabla 6.2
un accidente fatal en los grandes reactores comerciales, mucho mejor de- Resumen de las posibles interacciones entre medidas reactivas y proactivas
fendidos.
Tipo de ayuda a la navegación

Medidas reactivas Medidas proactivas


Tabla 6.1
Cifras ITledias de problemas que contribuyeron a accidentes fatales Condiciones locales El análisis de un gran número Identifica aquellas circunstancias
y organizativas de incidentes pu ede revelar que luás se necesita corregir,
en tres tipos de aeronaves lo que genera olejoras constantes
patrones recurrentes de causa
y efecto. de resistencia o «([0 [111<1 física l) .
Tipo de aparato Número de accidentes Cifra media
de problemas Defensas, barreras Cada suceso ll1uestra una Las comprobaciones regulares
y salvaguardias trayectoria que atraviesa parcial o revel an dónde existen agujeros
H elicópteros 22 1,95 ahora y dónde es más probable
co mpletamente las defe nsas.
qu e aparezcan a co ntinuación.
Aparatos ligeros 29 3,38

Grandes reactores 39 4,46

Uno de los usos equivocados más frecuentes de las medidas reactivas


Fu ente : datos procedentes de los informes de la UK M m.
consiste en prestar atención de un modo denusiado estrecho a los suce-
sos singulares: conduce a contramedidas dirigidas principalmente a pre-
UNA VISIÓN DE CONJUNTO DE LAS AYUDAS A LA NAVEGACIÓN venir la recurrencia de los fallos individuales, en particular los de origen
hununo. Pero los accidentes organizativos tienen causas n1.últiples. Nin-
Las ayudas a la navegación se dividen en dos categorías: rnedidas reactivas gún factor es necesariamente más importante que otro. Fue su combina-
que sólo cabe aplicar después de ocurrido un su ceso adverso y medidas pro- ción lo que causó el suceso.
activas que pueden ponerse en práctica antes de que eso suceda para eva- Para aprender del pasado las lecciones apropiadas, lo mejor es analizar
luar la «salud de la seguridad» del sistema en su conjunto. Una gestión de muchos sucesos relacionados con un mismo sector tecnológico em-
la seguridad efectiva requiere emplear anlbos tipos de m edidas. Debemos pleando un mismo marco de clasificación, que revelará patrones de causa
aprender del pasado las lecciones apropiadas y traducir lu ego ese conoci- y efecto rara vez evidentes en las investigaciones de un solo caso. Además,
miento en una mayor resistencia . Al mismo tiempo, debemos hacer visi- esos patrones señalan también qué factores lo cales u organizativos desem-
bles a quienes dirigen y operan el sistema las condiciones latentes y los peñan regularmente algún papel en la causalidad de los sucesos adversos.
patógenos residentes que son una parte inevitable de cualquier tecnolo- Esto, a su vez, guía la selección de los procesos organizativos que se mues-
gía compleja, no importa lo bien gestionada que esté, y que la experien- trearán pro activa y regularmente. Hay muchos candidatos posibles para
cia ha demostrado que pueden suministrar los ingredientes de futuros una evaluación regular, pero pocas organizaciones tienen los recursos
accidentes organizativos. necesarios para muestrearlos todos, ni sería conveniente que lo hicieran.

r60 r6r
La gestión de los g randes riesgos 6. Navegar por el espacio de seguridad

El ~nálisis de múltiples episodios nos dice cuáles de los mu chos procesos parcial de las defensas hasta situaciones en que todas las salvaguardias dis-
posIbles tIen en la mayor probabilidad de aportar una medición, válida ponibles fueron vencidas pero no se produj eron p érdidas. En otras pala-
· ,. d Y bras, abarcan toda la gama de su cesos, desde los m ás benignos, en que una
etiectlVa en ternunos e costes, de la salud actual de la seguridad.
Una técnica reactiva efectiva debería ofi-ecer un retrato preciso de la o más defensas evitaron, como estaba previsto, un resultado n ega tivo po-
debilidades y ausencias que existan en las defensas. Estas «instantáneas» re~ tencial, hasta aquéllos en que faltó el grosor de un cabello para que ocu-
velan las formas, con frecuencia improbables, en que incluso las defensas rriera una catástrofe. Los primeros suministran información proactiva útil
más elaboradas pueden ser derrotadas_ Una vez más, el análisis de nume- sobre la resistencia y la capacidad de resiliencia del sistema, mientras que
rosos sucesos del mismo ámbito puede sacar a la luz patrones recurrentes los segundos son indistinguibles de un accidente de pleno derecho en
y a menudo sorprendentes, de debilidad defensiva. ' todo excepto en el resultado negativo y, por lo tanto, entran plenamente
Las ayudas a la navegación más impo rtantes, sin embargo, están en el en el ámbito reactivo.
lado derec~o de la tabla 6.2_ Son las medidas de pro ceso proactivas, que Las ventaj as de reunir y analizar casi accidentes son claras . En la bonita
pueden aplicarse antes de que ocurra un suceso adverso. Su propósito es frase que em.plea Exxon, facilitan «lecciones gratis»6.
ofi-ecer comprobaciones regulares tanto del estado de las defensas del sis-
_ Si se extraen las conclusiones correctas y se actúa sobre esa base, pue-
tema com o de sus «signos vitales» en el ámbito de la organización y en el
den funcionar como «vacunas» y movilizar las defensas del sistema con-
lu ~ar de trabaJo. Como en medicina, no hay una medida compreh ensiva
tra sucesos futuro s más graves -y, como las buenas vacunas, cumplen
y uruca de la salud de la seguridad, sino que se basará en el muestreo de
esta función sin causar daüo a nadie ni a nada en el proceso.
un sub conjunto de un agregado potencialmente mayor de índices que
_ Proporcionan vislumbres cualitativos de cóm o pueden alinearse pe-
reflejan el estado actual de varios procesos organizativos. El número de
qu eüos fallos defensivos hasta crear grandes desastres.
esos controles diagnósticos, que diferirá de un tip o de sistem.a a otro varía
_ Gracias a que ocurren con más frecuencia que los accidentes graves,
típicam ente entre unos ocho y dieciséis, y su propósito es identifi~ar los
suministran cifi-as en la cantidad requerida para efectuar análisis cuan-
dos o tres procesos que necesitan atención con la máxima urgencia. La fi-e-
titativos de mayor profundidad.
cu en cia co n que se efectúen estas comprobaciones dependerá de la tasa
_ Y, quizá lo más importante, aportan un poderoso recordatorio de las
de cam.bio probable del pro ceso en cuestión . Los factores propios del ta-
am enazas a que se enfrenta el sistema, frenando así el proceso de ol-
ller cambian con más rapidez que los organizativos y por esa razón han
vidarse de ten er miedo. No obstante, para qu e tengan ese efecto, debe
de estar s l~ etos a control a intervalos más frecuentes.
darse amplia difusión a los datos, sobre todo en la alta dirección de la
, Volverem,os a estos procedimientos en una sección posterior y en el
organización, entre los gerentes obsesionados con las cifras . Consta que
prox;mo capItulo ofreceremos una guía práctica para su selección y apli-
estos gestores adoptan una actitud de especial alerta cuando la infor-
caClOn. Entretanto, debemos detenernos brevemente en los informes
mación relativa a cada suceso incluye una estimación realista de su
sobre incidentes y casi accidentes; un tipo de medición de la seguridad que
coste financiero potencial para la organización _
no sólo es tá desarrollándose rápidamente en diversos sec tores sino que
además, suministra datos tanto reactivos como proactivos.' , Los programas de informes de casi accidentes afrontan, por supuesto,
diversos problemas, el menor de los cuales no es que dependan de la vo-
luntad de los individuos para informar sobre su cesos en los que ellos mis-
PROGRAMAS DE lNFORMES DE INCIDENTES Y CASI ACCIDENTES
mos puede que hayan desempeüado un papel significativo. Analizaremos
extensam ente los factores qu e contribuyen a crear una «cultura qu e in-
Para algunas personas, los términos «casi accidente» e «incidente» signifi-
can cosas dIstmtas, pero puesto que no es una práctica universal, emplea- forma» en el capítulo 9.
remos «caSI aCCIdente» para cubrir toda esa clase de su cesos. Un casi
accidente es cualquier suceso que pudo haber tenido malas consecuencias 6. Escuché esta exp resión a John Sleigh, antes j efe de organización de servicios de la
pero que no las tuvo. Los casi accidentes pueden ir desde una penetracióI; seguridad en la refinería Esso en Fawley.

16 3
162
La gestión de los grandes ri esgos
6_ Navegar por el espacio de seguridad

Un üúonnante pu ede estar bien dispu esto a üúormar sobre un suceso


Diagrama 6.6
pero no ser capaz de ofi-ecer una exposición suficientem ente detallada d: Áreas candidatas a la m edición proa ctiva de procesos, cada una de ellas dotada
los factores causales concurrentes_ En ocasiones los informantes no Son de un canal separado y numerado que las conecta al sistema de información
conscIentes de las causas precursoras «corriente arriba» de la organización. sobre la seguridad
En otros cas os, puede qu e no adviertan la significatividad de los factores
Canales
lo cales de su luga r de trabajo: si están acostumbrados a trabajar con Un
proactivos
eqlllpo mfenor al nivel estándar pu ede que no informen de ello como
un factor incidente; si efec túan habitualmente una tarea qu e deb ería ser
sup ervIsa da, pero que nunca lo es, pu ede qu e no recono zcan un pro- ~1!~....,..A.C.t.o.s.pe.l.i ·g.r.os.o.s~""~IIIP'~
bl ema en esa falta de sup ervisión, etc.
Sistema
Es probable qu e los factores de la voluntad y la capacidad de informar de información
combinados, tenga n dos efectos: que no se informe de todos los casi ac~ sobre la
cidentes y que la calidad de la informa ción acerca de ellos sea insuficiente seguridad i;

~ara identificar prec urso res decisivos. No obstante, el muy considerable i·


exIto de los m ej ores programas (que veremos en el capítulo 7) indica que ~". . . .F.a.ct.o.re.s.o.r.g.al.u.za.t.iv.o.s.d.e.t.ra.b.~.o"~~~~ ~II~~~II~!¡ :
sus ventajas sup eran co n mucho estas dificultades_ Parece haber pocas
dudas de que los programas de informes de casi accidentes pu eden cons-
tItUIr una ayuda a la navegación de inestimable valor.

Es casi imposible determinar la cifra real de actos peligrosos que se co-


EL PROCESO DE MEDIDA PROACTIVO: LAS PRIORIDADES meten. Lo único cierto es que es muy alta _M ás útil que las cifras bru -
tas -más o m enos incalculables, en cualquier caso- es la información
H emos expuesto antes ya las razo nes para realizar evaluaciones regulares so bre la naturaleza y variedad de los ac tos peligrosos, en particular
de los pro cesos organizativos qu e subyacen tanto a la seguridad como a cuando viene desglosada por el tipo de actividad desarrollada (véase el
la calidad. Nuestro propósito es ahora exa minar en detalle qu é puede me- capítulo 5). Diferentes actos p eligrosos piden diferentes tipos de ges-
dIrSe y los pro~ables benefi cios de invertir ese esfuerzo en cada una de las tión (véase el capítulo 7). Los errores son , esencialmente, problem as de
posibles áreas. Estas figuraban a grandes rasgos en la base del diagrama 1.6 procesamiento de la üúormación y requieren un n1.ejor suministro de la
y a continua ción se muestran por separado en el diagrama 6.6. Se trata de misma, bien en la cabeza de la persona en cuestión, o bien en el lu gar
los actos p eligrosos, los factores locales del lugar de trabajo y los factores de trabajo. Los orígenes de las infi-acciones, en cambio, radican en fac-
organiza tivos. Los tres existen independientemente de que ocurran o no tores motivacionales, actitudinales, grupales y culturales, qu e deb en
sucesos adversos. No considero las defensas como una entidad separada a combatirse con contramedidas más dirigidas al corazón que a la cabeza.
ca usa de lo estrechamente entretejidas que están con los factores huma- - Factores locales del luga r de trabajo. (,Co rriente arriba» de los actos peli-
nos, locales y orgaruzativos que ya recoge el diagrama 6.6. grosos se encuentran sus prec ursores mentales y físicos inmediatos,
A continuación examinaremos los m éritos relativos de cada tipo de cosas tales como un deficiente disefio del lu gar de trabajo, una auto-
m edIda proactlVa de pro ceso: matización chapucera, h errami entas y equipos inadecuados, procedi-
mientos impra cticables, ausencia de sup ervisión efectiva, elevada carga
- Actos peligrosos. Los actos peligrosos so n la materia prima de que están
de trabajo, presión temporal, una formación y una experiencia inade-
hechos los accidentes. Las numerosas teorías «iceberg» de la ca usalidad
cuadas, horarios intempestivos, un sistema de relevos mal con cebido,
de los accidentes presuponen varias - y muy diferentes- ratios entre
pobre planificación del trabajo, falta de p ersonal, una percepción del
sus cifi-as y las de mu ertos y heridos_H ay serios problemas de m edida.
ri esgo mal calibrada, un equipo de protección del p erso nal inco rrecto,
r64
r 65
La gestión de los g randes ri esgos 6. Navega r por el espacio de seguridad

un trabajo en equipo deslavazado, defectos del liderazgo, etc. Es pro- _ Factores técnicos: por ej emplo, la gestión del mantenimiento, los niveles
bable que su número sea m enor que el de los actos p eligrosos que ge- de automatización, las intelfaces ser humano-sistema, los controles de
neran. Por eso son más fáciles de gestionar que la naturaleza humana. ingeniería, el diseño, el hardware, etc.
Con todo, n o son más que expresiones lo cales de problemas organi- _ Factores procedimentales: por ejemplo, los estándares, las normas, los con-
za tivos de alto nivel. troles administrativos, los pro cedimientos operativos, etc.
- Factores organiz ativos. Sólo en los niveles sup eriores del sistema empe- - Formación: por ej emplo, los métodos formales fi-ente a los informales,
zamos a trabar contacto con los tipos de fallos «p adres» - los procesos la existencia de un departamento de formación, las habilidades y com-
que crean, corriente abajo, los problemas «hijos»-. Si no cambian, los petencias requeridas para efectuar ciertas tareas, etc.
esfuerzos por mejorar las cosas a nivel del lugar de trabajo y de los tra- En el núcleo de todos estos conglomerados, e impregnándolos a todos,
baj adores serán, en gran medida, estériles. Puede que se rnitiguen los está la cuestión de la cultura. Por el momento, podemos vincular los fac-
efectos lesivos de ciertas clases de actos peligrosos y se mejoren algu- tores culturales con las tres «ces» analizadas más arriba: compromiso, com-
nas circunstancias del lugar de trabajo, pero la existencia ininterrum- petencia y conocimiento - pero tal como existen en la organización en
pida de fallos «padres» en los estratos más altos de la organización hará su conjunto, no como puedan plasmarse en la m ente de este o aquel alto
inevitable que los reemplacen otros tipos de problemas lo cales y hu- directivo-o El diagrama 6.7 resume la imagen de conjunto de las prin-
manos. Claramente, por tanto, los factores organizativos representan cipales dimensiones de la medición de pro cesos.
el área prioritaria para la m edición de procesos. Ahora bien, ¿cómo
seleccionar los procesos que h an de medirse?
Diagrama 6.7
Las organizaciones están h echas de n1.u chos elementos. Si cada ele-
Los subsistemas de proceso p rimarios que sub yacen a la seguridad organizativa
mento fu era del todo independiente del resto sólo se podría evaluar la
seguridad general de una empresa midiéndolos todos individualmente.
Factores específicos
Al contrario, si todos los elementos estuvieran estrechamente relaciona- de la seguridad
dos entre sÍ, el estado de cualquiera de ellos ofi-ecerÍa un indicador glo-
bal de la seguridad intrínseca de la organización . La realidad se sitúa en
algún punto entre ambos extremos, probablemente, con los elementos in-
dividuales agrupados de forma modular y parcialmente coincidente. Un Formación Formació n

reciente estudio sobre varias medidas de pro cesos relacionados con la se-
Factores
guridad identificó los cin co amplios conglomerados que se enumeran a cl'! turales
Factores Factores
continuación 7 : COI11.promiso
procedim entaJes
de gestió n
Competen cia
- Factores especificos de la seguridad: p or ej emplo, la elaboración de infor- Co nocimiento
mes de incidentes y accidentes, la política de seguridad, los recursos y
procedimientos de emergencia, la seguridad fuera del trabajo, etc. Formació n Formación

- Factores de gestión: por ej emplo, la gestión del cambio, el liderazgo y la


administración, la comunicación, la contratación y asignación de per-
sonal, los controles de compras, las incompatibilidades entre produc-
Factores
ción y protección, etc. técnicos

7. J. Reason , «The dimensions of safety», en J. Patrick (ed. ), Cogllitille Sciellce Approa- Se apreciará que la form ación se representa co mo un a caracter ística universal más que co mo
ches to Cognitille COl/tro /, Tercer Congreso Eu ropeo, Cardiff, Unive rsidad de WaJ es, 1991. un conglomerado locali zado de Ítems relacionados.

r66 r67
La gestió n de los grandes r iesgos 6. Navegar por el espacio de seguridad

El mensaje de este diagrama es muy sencillo: los tipos de pro cesos que Hemos examinado algunos de los principios mediante los que pueden
puedan medirse proactivamente variarán much o de un sector a otro; no lograrse mediciones de la seguridad con buena relación coste-efectividad.
obstante, esto no supondrá ningún problema siempre que se p reste una Efectuar evalu aciones proactivas de los signos vitales del sistema y actuar
atenció n suficiente y equitativa a los principales subsistem as que susten- a tenor de sus resultados y aplicar inteligentem.ente los informes de casi
tan la seguridad organizativa. Hay muchas formas posibles de evaluar la ca- accidentes no garantiza que no ocurrirán más accidentes pero acercará a
lidad de la formación, los procedimientos, los elementos de seguridad la organización a la única meta de seguridad alcanzable: adquirir el má-
fi'uto de ingeniería específica, etc. Lo importante es que se haga un es- ximo grado de resistencia intrínseca a sus amenazas locales y sostenerlo en
fuerzo, basado en sólidos principios, por muestrear cada una de las seis el tiem.po. La segunda parte es la más ardua.
dimensiones arriba identificadas: la cultura, la formación, la gestión, las En el prÓXiITIO capítulo pasaremos de los principios orientadores a las
cuestiones específicas de la seguridad, los procedimientos y los factores prácticas del mundo real. Los errores humanos suponen la m ayor amenaza
técnicos. El propósito de cada ejercicio de m edición es doble: primero, individual para las tecnologías de alta peligrosidad. El capítulo 7 ofi:ece una
identificar los procesos que, en ese momento, suponen mayor motivo de guía práctica para la gestión del error y pasa revista a algunos de los ins-
preocupación; segundo, realizar un seguimiento de la efectividad de me- trumentos y h erramientas de medida de que disponemos actu almente
didas correctivas previas. Las mediciones que no vayan a usarse para guiar para llevar a cabo este propósito.
la mejora de la «fo rma llsica» del sistema no merece la pena efectuarlas.

¿SON LOS ACCIDENTES REALMENTE NECESARIOS?

La historia muestra que la causa de la seguridad florece en la estela del de-


sastre, aunque sólo brevemente. ¿H emos de concluir que h acen falta ca-
tástrofes de la m.agnitud de Piper Alpha, Chernóbil o Bhopal para que
políticos y altos ejecutivos entiendan que invertir en seguridad es un buen
negocio? ¿Es que las organizaciones deben despeñarse por el precipicio
para saber dónde está? ¿Son necesarios los accidentes, incluso los más pe-
que¡'ios y frecuentes, para calibrar la efectividad de las medidas de seguri-
dad? ¿Están condenadas las empresas a luchar contra su incendio más
reciente o a intentar prevenir su último aparato estrellado? La respuesta
debe ser «sí» -mientras las organizaciones complejas y de alta peligrosi-
dad continúen apoyándose principalmente en m edidas de resultados para
navegar por el espacio de seguridad.
Este capítulo ha esbozado una alternativa practicable - la evaluación
regular de los procesos organizativos comunes a la calidad y la seguri-
dad-o Las condiciones latentes que generan accidentes ya están presen-
tes. N o hace falta esperar a que ocurran sucesos adversos para descubrirlas.
Pero tam.poco podemos tener la expectativa de corregirlos todos de una
vez. Los sisteITlas necesitan formas firm.emente fundamentadas de identi-
ficar los problemas más urgentes de sus procesos para desplegar sus limi-
tados recursos correctivos a tiempo y de la forma más efectiva.

168 169
7
Una guía práctica para la gestión del error

¿QUÉ ES LA GESTIÓN DEL ERROR?

LA GESTIÓN DEL ERROR (error m.anagement, EM) tie"ne dos componentes: la re-
ducción de errores y la contención del error. La reducción de errores comprende
las medidas diseñadas para limitar que sucedan errores. Como su éxito nunca
puede ser total, se necesita también la contención del error -las medidas
diseñadas para limitar las consecu encias adversas de los errores que conti-
núen ocurriendo-o En este ámbito general, la EM es indistinguible de la ges-
tión de la calidad o, en realidad, de toda clase de buena gestión.
La gestión del error incluye:
- Las medidas dirigidas a minimizar la propensión de un individuo o un
equipo a cometer errores.
- Las medidas dirigidas a reducir la vulnerabilidad al error de determi-
nadas tareas o elementos de tareas.
- Las medidas dirigidas a descubrir, evaluar y a continuación eliminar los
factores generadores de errores (o de infracciones) localizables en el
lugar de trabajo.
- Las medidas dirigidas a diagnosticar los factores organizativos que crean
factores generadores de errores en el caso de un individuo, un equip o,
una tarea o el lugar de trabajo.
- Las medidas dirigidas a mejorar la detección de errores.
- Las medidas dirigidas a incrementar la tolerancia al error del lugar de
trabajo o del sistema.
- Las medidas dirigidas a hacer más visibles las condiciones latentes a
quienes operan o dirigen el sistema.
- Las medidas dirigidas a mejorar la resistencia intrínseca de la organi-
zación a la falibilidad humana.

171
La gestión de los gra nd es ri esgos
7- Una guía práctica para la gestión del erro r

PRÁCTICAS AN TIGUAS PERO CON FRECUENCIA DESENCAMINADAS sectores, el error humano figura en una provecta lista de «causas» qu e los
investigadores de accidentes y la prensa usan. Sin embargo, el error hu-
La idea de la gestión del error no es nada nu evo. La soga de ahorcar y el mano es una consecuencia, no una causa . Como hemos visto en los capí-
látigo estuvieron probablemente entre sus primeros instrumentos, p ero la tulos anterio res, los errores son configurados y provocados por factores
implementación de un programa comprehensivo y basado en principios precedentes radicados en el lugar de trabajo y en la organización. Identi-
sólidos es algo excepcionalmente raro. La mayoría de los intentos de ges- ficar un error es simplemente el comienzo de la búsqueda de las causas, no
tión del error son fi'agmentarios m ás que planeados , reactivos más que su final. El error, ni más ni m enos que el desastre que pu ede precipitar, es
proactivos, y los impulsan los sucesos adversos m ás que los principios. En algo que precisa explicación. Solamente si comprendemos el contexto que
gran m edida, ignoran también los sustanciales desarrollos que en los últi- lo provocó podremos tener alguna esperanza de limitar su repetición.
mos 20 o 30 años han tenido lugar en las ciencias del comportamiento en Si esto es así, ¿por qué la gente está tan dispu esta a aceptar el error hu-
la comprensión de la n aturaleza, diversidad y causas del error humano '. mano como explicación, en lugar de COU10 algo que ha de ser explicado ?
Entre los problemas asociados con las formas actuales de EM se en- La respu esta está profundamente arraigada en la naturaleza humana. Los
cuentran las siguientes: psicólogos lo denominan error de atribución fundal'nentaP.
C uando vemos a, u oímos de, alguien que actúa mal, tendemos a atri-
- «Combaten» contra el error más reciente en lugar de prever y preve-
buir su conducta a algún aspecto estable de la personalidad de ese indivi-
nir el próximo.
duo. D ecimos que es descuidado, tonto, estúpido, incompetente, temerario
- Centran su atención en los fallos activos m ás que en las condiciones
o inconsciente. Pero si preguntásemos a esa persona por qu é se comporta
latentes.
así es casi seguro que nos respondería señalando a la situa ción local y afir-
- Centran su aten ción en el personal más qu e en la contribución de la
mando que no te¡úa elección -que las circunstancias le obligaron a obrar
situ ación al error.
así-oLa realidad, por supu esto, se sitúa en algún punto entre ambos ex-
- Se apoyan demasiado en exhortaciones y sanciones disciplinarias.
trenlOS.
- Emplean términos sesgados hacia la culpabilización, y esencialmente
sin sentido, como «falta de cuidado», «mala actitud» o «irresponsabili-
dad» - incluso en la gestión de la calidad total (Total Quality Manage- EL C ICLO DE INCULPACIÓN
ment, TQM)2 .
- D entro de los factores causantes de errores no distinguen adecuada- ¿Por qué estamos tan dispuestos a culpar a las personas antes que a las si-
mente entre los de carácter aleatorio y los de naturaleza sistemática. tuaciones? Parte de la respuesta radica en la ilusión del libre albedrío 4, que es
- Por lo general, desconocen el conocimiento actual sobre factores hu- lo que hace del error de atribu ción fundamental algo tan intrínseco a la na-
manos en lo qu e con cierne al error y la causalidad de los accidentes. turaleza humana.
Las personas, esp ecialmente en las culturas occidentales, confi eren un
gran valor a la creencia de qu e son agentes libres, dueilos de su propio des-
Los ERRORES NO SON CAUSAS SINO CONSECUENCIAS tino. Pu eden llegar a enfermar fisica y mentalm ente cuando se les priva de
esa sensación de autononúa personal. Al valorar tanto como lo hacemos esa
En el momento de escribir estas líneas tengo ante mí un titular de perió- sensación de lib ertad personal, naturalmente suponemos que los demás
dico que reza: «La causa del siniestro del avión se atribuye al error hu- también controlan sus resp ectivos destinos; les vemos también como agen-
mano». Esto confunde más que aclara. En aviación, como en todos los tes libres, capaces de escoger entre el bien y el mal, así como entre cursos

1.]. Reaso n, Hu man Error, Nu eva York, Cambridge Uni ve rsity Press, 1990 [trad. cast. 3. S.T. Fiske y S. E.Taylor, Social Cogll ilioll, Reading, MA,Addison-Wesley, 1978.
El error lu ulJaNO, Madrid, Modus Laborandi, 2009]. 4. H . M. Lefco urt, «The fUl1ctiol1 of the illusions of control and fie edo J11», Alllericall
2. K. Ishikawa, Cuide lo Quali!)' Control, Tokio,Asian Productivity Organization, 1976. Ps)'c/¡ologis!, mayo de 1973, pp. 417-425.

17 2
173
La gestión de los g randes riesgos 7. Una guía práctica para la gestió n del error

de acción correctos o proclives al error. Cuando a la gente se le da a leer pequeño o nulo, los errores continúan estando implicados en incidentes y
informes de accidentes y se le pregunta qué factores causales serían más accidentes. Entonces los jefes se sienten doblemente agraviados: han ad-
evitables, casi invariablemente señala a los factores humanos; se los ve cama vertido y castigado al personal, pese a lo cual, persiste en cometer errores;
algo mucho menos fijo o constreñido que cualquier co ntribución causal parece que se mofa deliberadamente de la autoridad de la dirección. En
situacional u organizativa. Es esto, unido a la ilusión del libre albedrío, lo consecuencia, quienes cometen los siguientes errores reciben admonicio-
que impulsa el ciclo de inculpación que muestra el diagrama 7.1. nes más severas y sufren sanciones más p enosas.Y el ciclo se perpetú a.
Por supu esto, las personas pueden comportarse de manera descuidada
y estúpida; todos lo hacemos en algún momento. Pero un acto estúpido
Diagrama 7.1
o descuidado no convierte a una p ersona en estúpida y descuidada. Todo
Los elem.entos del ciclo de inculpación
el mundo es capaz de un amplio abanico de acciones, geniales en ocasio-
nes, otras veces tontas, pero casi siempre algo intermedio. Uno de los
Las acciones humanas
se ven como las causas principios básicos de la gestión del error es que el mejor personal puede
menos constreñidas cometer a veces los p eo res errores . Así pues, ¿cómo em anciparnos del
de los accidentes y, por
ciclo de inculpación? Debemos admitir los siguientes h echos básicos sobre
ende, como las m ás
evitables. la naturaleza y el error humanos:
- Las acciones humanas están constreñidas casi siempre por factores que
¿Por qué? Porque se ve se encu entran más allá del control inmediato del individuo.
Los errores se consideran a las personas com o - La gente no pu ede evitar fácilmente acciones que no tenía inten ción
ahora incluso más age ntes libres, capaces
previa de realizar.
culpables, puesto que de elegir entre acciones
parecen ignorar correctas y erróneas. - Los errores tien en múltiples causas: factores personales, relacionados
deliberadamente con la tarea, situacionales y organizativos.
admoniciones, sanciones - En el caso de una fuerza de trabajo exp erta, exp erimentada y en gran
y exhortaciones .
medida bien intencionada, las situaciones son más susceptibles de me-
Dado que los errores se
jora que el personal.
co nsideran intencionados
en parte, atrae n sobre
sí la atribución
de culpabilidad. ¿LAS PERSONAS O LAS SITUACIONES?
Estas medidas son A las acciones
ineficaces y, en consideradas culpables El comportamiento humano está gobernado por la interacción entre fac-
co nsecuencia, los errores se respond e con
~ admo niciones, sanciones tores psicológicos y situacionales. El libre alb edrío es ilusorio porque las
siguen implicados en los
y exigencias de «ser más circunstancias locales limitan siempre nuestro margen de acción. Esto vale
sucesos adversos.
cuidadoso en el futuro». para los errores igual que para cualquier otra acción humana. Estas afir-
maciones plantean una pregunta cru cial a todos aquellos cuyo oficio es
minimizar los errores peligrosos potenciales: ¿qué es m ás fácil de enmen-
dar, la persona o la situación?
Al considerar a las personas como agentes libres, sus errores se ven, al El sentido común y la práctica general harían p ensar que se trata de la
menos en parte, como acciones voluntarias. Las transgresiones deliberadas persona. Después de todo, a una persona se la puede volver a formar, dis-
reciben admoniciones, sanciones, amenazas y exhortaciones a no reincidir, ciplinar, asesorar o advertir de manera tal que se consiga que en el futuro
pero como el efecto de éstas sobre los factores generadores de errores es se comporte de forma más adecuada -o ésa es al m enos una creen cia

174 175
La gesti ón de los grand es riesgos 7- Una guía práctica para la gestión de! error

muy extendida-oEsta visión de las cosas es especialmente predominante UNA VISIÓN DE CONJUNTO DE LA CAJA DE HERRAMIENTAS
en aquellas profesiones qu e se enorgullecen de su voluntaria aceptación DE LA GESTIÓN DEL ERROR
de la responsabilidad p erson al -médicos, pilotos, ingenieros y simila-
res-o Las situaciones, en cambio, aparecen como algo dado: parece que No entra dentro del alcance de este libro ofi"ecer una revisión definitiva
tenemos que resignarnos a cómo son. Pero, ¿realmente es esto así? de todas las técnicas disponibles directa o indirectamente relacionadas con
En realidad, no. La mayoría de la opinión científica se inclina clara- la gestión del error -en el sentido más amplio del término-o No me
mente a favor del enfoque situacional, en lugar del personal, de la gestión ocuparé, por ejemplo, de muchas medidas que han evoluclOnado a lo largo
del errors. Hay much as razones para que así sea. de los años y cuyo uso es hoy muy amplio, como la selección, la fonTla-
ción la concesión de licencias y certificados, la evaluación de habilidades,
- La falibilidad humana puede moderarse hasta cierto punto, pero no la g~stión de recursos humanos, el seguimiento y la auditoría de la. cali-
puede eliminarse del todo. Es una parte constante de la naturaleza hu- dad, las auditorías de la seguridad técnica, las auditorías de actos p eligro-
mana, en parte porque los errores, en muchos contextos, tien en una sos, los sistemas de gestión de amenazas, los procedimientos, las listas de
función útil (por ej emplo, el aprendizaje por prueba y error en situa- comprobación, las normas y regulaciones, los controles administrativos
ciones basadas en el conocimiento). (por ej emplo, los sistemas de p ermisos para iniciar trabajos), la TQM, etc.
- Diferentes tipos de errores ob edecen a diferentes mecanismos psico- Tampoco examinaré instrumentos pertenecientes pnnCIp almente al te-
lógicos, suceden en partes diferentes de la organización y demandan rreno de los ingenieros y los especialistas técnicos en fiabilidad , como la
métodos de gestión diferentes. evaluación probabilística de la seguridad (probabilistic saJety assessment, PSA) ,
- Los errores que pueden ser determinantes para la seguridad ocurren los análisis basados en árboles de fallos y eventos, el análisis de la fiabilidad
en todos los niveles del sistema, no sólo en la primera línea. humana (human reliability analysis, HRA), el análisis del error humano ~~uman
- Las m edidas que implican castigos , amenazas, amedrentamiento, peti- error analysis, HEA), los estudios del riesgo y la operabilidad (haz ard operabi-
ciones de cooperación, etc., sólo tienen una efectividad lTlUy limitada. lity studies, HAZOP) , los análisis del modo y los efectos del fallo (failure modes
y, en muchos casos, pu eden ocasionar más p eljuicios que beneficios and effects anal}'sis, FMEA) y medidas similares. No es que consldere que estas
- a la moral, al respeto por uno mismo y al sentido de la justicia. técni cas no son importantes -por el contrario, constituyen una parte
- Los errores son producto de una cadena de causas donde los factores esencial de la caja de herramientas del gestor de la seguridad-, pero ya
psicológicos precipitantes - una momentánea falta de atención, un han sido extensamente analizadas en varios excelentes libros recientes .
6

error de juicio, un fallo de memoria, una preocupación absorbente- Aquí concentraremos nuestra atención en aquellas técnicas de EM di-
suelen ser los eslabones finales, y los más difíciles de gestionar, de la ca- rectamente relacionadas co n los temas analizados a lo largo de este libro,
dena. y muy en especial con las m edidas que siguen los principios de evaluación
- La evidencia pro cedente de nUlTlerosas investigaciones de accidentes de la seguridad expuestos en el capítulo 6. Albergo la esperanza de que lo
indica que los episodios adversos son más a m enudo resultado de si- que la selección resultante pu eda adolecer en cuanto a falta de amplitud
tu aciones y actividades pro clives al error que de perso nas propensas al lo compense su novedad y su utilidad práctica. La gestión comprehenslva
error. Por supuesto, esas personas existen, pero raramente p ermanecen del error puede y debería dirigirse a varios niveles diferentes de la orga-
mu cho tiempo en la peligrosa primera línea. Con bastante fi'ecuencia, nización -el individuo y el equipo, la tarea, el lugar de trabajo y los pro-
se las asciende a puestos directivos.

6. E. H ollange!, HI/l"ll an R eliabi/if)' A I/al)'sis: COl'ltexl (J1l.n Control, Londres, Academic


Press 1993. Center for C hemical Process Safety, CI/inelines jor Pre/Jenll/lg Hl/l1l an Error 111
Proce;s Scifet)', Nueva York, Center for C hel1l.ical Process Safety of the American Institute
5. D. Meister, «Human error in man- mac hine sys tems», en S. Brown y J. Martin (ed.) of C hel1l.ical Engineers, 1994 . B. Kirwan, A CI/ine lo Practical HI/I/Jal/ R elwbJil ly Assess1'llent,
HI/I/lnfl Aspals oj 1\IIal/ -Mane S)'slems, Milton Keynes, The Open Ull.iversity Press, 1977, Londres, Taylor & franci s, 1994. A. 1. Glendon y E. F. M cKell.na, HI/lll al'l. Sajet)' afln R1Sk
pp. 299-324.Véase también el artículo de S. C. Brown en elITllsmo volumen (pp. 44-53). i\llmwgel/lel/t, Londres, C hapm an & Hall, 1995 .

177
7. Una guía práctica para la gesti ón del error
La gesti ón de los grandes riesgos

cesos organizativos- . Como señalamos antes, muchas organizaciones ya Tabla 7.1


Resumen de herramientas de gestión del error
orientan la mayoría de sus recursos de EM h acia el individuo. Por esta razón,
y por consistencia con el acento que este libro pone en los factores COn- Reactivo-proactivo
Herramientas de Sectores originales Niveles organizativos
textuales, más que personales, no profundizaremos más en las medidas de gestión del error de aplicación a los que va dirigido
carácter individual. Tampoco nos ocuparemos de las medidas relativas a , Proactivo'
'ñipod-Delta Exploración y Factores del lugar
los equipos -han sido analizadas ya con gran amplitud en otras obras-o producción petrolífera. de trabaj o y de la
Transporte marítimo organjzacjón
Durante los últimos quince años las grandes aerolíneas han formado a sus
Operaciones Factores del lu gar de Proactivo
pilotos -y, más recientemente, a sus ingenieros de mantenimiento- en Review
ferroviarias trabajo y de la
gestión de recursos de tripulación (crew resources managel'nent, CRM), o ges- o rganización
tión de recursos de cabina. Esta técnica ha tenido mucho éxito en la me- Ingenjería de gestión Mantenimiento de Factores del lugar de Proactivo
jora de la actuación de los tripulantes , en particular en lo referente a de la salud y la aero naves trabaj o y de la
seguridad (MESH) organjzación
compartir mejor la conciencia de la situación, a la mejora de las comuni-
Lecrllca de evaluación Potencialmente Factores de la tarea , el Proactivo
caciones y a la potenciación de las habilidades de liderazgo. No obstante, y reducción del error aplicable a todas las lugar de trabajo y la
las técnicas de CRM, sus puntos fuertes y sus débiles, han sido ya obj eto de humano (HEART) operaciones peligrosas organización

varios libros recientes y, por lo tanto, no ahondaré más en ellas aquí 7 . Potencialmente Factores de la tarea, el R eactivo y proactivo
Metodología del
diagrama de influencia aplicable a todas las lugar de trabaj o y la
Esto nos deja sólo tres niveles que considerar: la tarea, el lugar de tra- operaciones peligrosas organización
(IDM)
bajo y la organización. En el capítulo 5 describí una técnica para identi- Mantenimjento de Factores de la tarea, el Reactivo
Ayuda a la toma
fic ar los pasos proclives al error en tareas de mantenimiento, por lo que de decisiones sobre ae ronaves lu gar de trabajo y la
organización
no la repetiré aquí.Y esto nos lleva a las principales áreas de análisis: las he- errores de
mantenimiento (MEDA)
rramientas reactivas y proactivas diseñadas para revelar y corregir los fac- R eactivo
Tripod-Beta Exploración y Factores de la tarea, el
tores generadores de error tanto al nivel del lugar de trabajo como al de producción petrolífera lugar de trabaj o y la
la organización. La tabla 7.1 resume las m edidas que examinaremos. organización

En las descripciones que siguen a continuación examinaremos Tri-


pod-Delta con m ás detalle que los otros instrumentos proactivos de me-
di ción de procesos. Existen para ello diversas razones:
TRIPOD-DELTA
- Es el «ancestro» tanto de Review como de MESH . Como tal, encarna
todos los principios que subyacen a las técnicas posteriores . Un equipo de investigación conjunto de las universidades de Leiden y
- Lleva en uso ya varios años, por lo que sabemos m ás de sus puntos Manch ester creó Tripod-Delta para las operaciones de exploración y pro-
fuertes y débiles que en el caso de otras técnicas. ducción petrolera de Shell Internacionale Petroleum M aatschappij (hoy
- Ha sido puesto a prueba en una amplia variedad de continentes, cul- Shell International Exploration and Production BV)8. El proyecto Tripod
turas y operaciones, desde Norteam érica y el norte de Europa, pa- comenzó en 1988. La técnica se desarrolló en varias compañías de opera-
sando por Oriente Medio y Áfi:ica, hasta el sudeste asiático y Australia. ciones de Shell entre 1989 y 1992. La primera versión fue editada para
También ha sido aplicado con éxito en instalaciones m arítimas. toda la Shell en 1993, y la actual versión revisada -conocida ahora como
Tripod-D elta para distinguirla de su pariente próximo,Tripod-Beta- fue
puesta en circulación en 1996 .

7. E. Wiener, B. Kanki y R . H ehnreich, C rew Resollrce Mm"/agel'/'lent, Nu eva York,Aca-


8. P. Hudson,]. Reason,W.Wagenaar, P. Bentley, M . Primrose y].Visser, «Tripod-Delta:
dem.i c Press, 1993. N.]ohnston, N. M cDonald y R. Fuller, Aviation Ps)'cholog)' in Practice,
proactive app roach to enhanced safety», journol 01 Petrole/./ll/ Technolog)', 40,1994, pp. 58-62.
AJdershot, Avebury, 1994.
179
7. Una guía práctica para la gestió n del erro r
La gestión de los grandes ri esgos

Tripod-Delta tiene tres elementos: que subyace a Tripod-Delta . La «pata,) inferior der:cha del diagrama 7 .2
representa la preocupació n tradicional de la .gestlOn de la segundad: la
- Una filosofía de la seguridad coherente que conduce al establecimiento realización de actos peligrosos en circunstanCIas peligrosas. En ocaSlOnes
de objetivos de seguridad alcanzables. estos actos traspasan las defensas y causan resultados adversos. En el pasado,
- Una manera de pensar integrada sobre los pro cesos que perturban las la mayoría de las medidas correctivas iban dirigidas a la dos «patas» infe-
operaclOnes seguras. riores. Se hicieron enérgicos esfuerzos por formar y motivar al person al
- Un conjunto de instrumentos para medir estos pro cesos perturbado- para que trabajase de for ma segura, las defensas fueron inspeccionadas y
res - denominados tipos genéricos de fallo (genera lJailure type, GFT)- mejoradas con regularidad y se investigaron los sucesos adversos p a r~ eVI-
que no dependen de las estadísticas de incidentes o accidentes (es decir, tar qu e volvieran a su ceder.Tripod-Delta aI1ade una tercera dimenslOn, de
de medidas de resultados). la máxima inLportancia : la medición y control de los GFT, a los que se Iden-
Durante el desarrollo de Tripod-Delta, la principal magnitud de la se- tifi ca, en parte, a partir de las condiciones latentes recurrentes unidas a su-
guridad que empleaba Shell era la tasa de accidentes que ocasionaron pér- cesoS anteriores (indicado en el gráfico por la flecha que une los sucesos
didas de jornadas de trabajo por millón de horas/ hombre de trabajo. El con los GFT). Éstos, a su vez, crean las condiciones que fomentan o exa-
principal objetivo del program a Tripod era la reducción de los acciden- cerban los actos peligrosos (indicado en el gráfico p or la flecha qu e une
tes con pérdida de j ornadas de trab;0o (Lost-time iryuries, LTI) . No obstante, los GFT con los actos peligrosos). Veremos la naturaleza, la m edición y el
Tripod-Delta no pretendía reducir los LT I directam ente, sino que operaba co ntrol de los GFT un poco más adelante.
un nivel más arriba, al apuntar a los tipos genéricos de fallo, esto es, a los
factores situacionales y organizativos qu e provocaban los LTI. La filo sofía Diagrama 7.2
subyacente puede resumirse del siguiente modo: Las tres "patas» de Tripod-Delta: tipos genéricos de fallo, actos peligrosos,
resultados negativos
- La gestión de la seguridad es esencialmente un problema de control or-
ganizativo.
- La clave radica en sab er qué es controlable y qué n o lo es.
- Los actos peligrosos, los LTI y los accidentes so n engendrados por la T ip os ge néri cos
unión de dos conjuntos de progenitores: los tipos genéricos de fallo de fallo
(véase más adelante una descripción completa) y los fac tores desenca- ,1
denantes locales.
- Sin embargo, sólo uno de ellos puede conocerse por adelantado y, por '1
ende, es potenciah11ente corregible antes de causar daI10, a saber, los GFT,

-
las condiciones latentes asociadas a pro cesos organizativos concretos.
Los LTI son como mosquitos. Es inútil intentar acabar con ellos uno a
1 Inspeccion ar
y m ej ora r
I

uno. Sencillamente, otros ocupan el lu gar de los eliminados. La única


solución a largo plazo es drenar los pantanos donde se reproducen
-esto es, los tipos genéricos de fallo.
- Una gestión efectiva de la seguridad depende de la m edición regular incide ntes,
pérdidas
y la corrección selectiva de los GFT. Los instrumentos de Tripod-Delta
están diseI1ados para guiar este proceso. Defensas
Tripod toma su nombre de la estru ctura tripartita que muestra el dia- Ta mbién se id entifica n las acciones de gestión de la seguridad necesar ias en cada etapa. La más
gram a 7.2, que resume también los elementos principales de la filosofía importan te de todas es la med ición y control de los CFT.

181
1 80
La gestión de los grandes ri esgos 7. Una guía práctica para la gestió n del error

Tras observar operaciones en varias compañías de op eraciones y estu- insuficiente personal, incentivos insatisfactorios, una deficiente defi-
diar sus registros de accidentes, se escogieron 11 GFT como los que mejor nición de las responsabilidades o un equipo flsico pobre.
reflejaban los factores del lugar de trabajo y organizativos con mayor pro- _ Objetivos incompatibles. Los conflictos de obj etivos pueden ocurrir en
babilidad de contribuir a que se cometieran actos peligrosos y, en conse- cualquiera de estos tres niveles:
cuencia, de causar LT I. La lista es la siguiente: • Conflictos de objetivos individuales causados por alguna preocupa-
ción o por asuntos domésticos .
- Hardware. Incluye todo lo relacionado con la calidad y disponibilidad
• Conflictos de objetivos grupales, cuando las normas informales de un
de herramientas y equipo. Sus componentes principales incluirían las
grupo de trabajo son incompatibles con los objetivos de seguridad de
políticas y las responsabilidades sobre las compras, la calidad del sis-
la organización.
tema de almacenaje, la calidad de los suministros, el robo y extravío de
• Conflictos en el nivel organizativo, cuando h ay incompatibilidad
equipo, el alquiler a corto plazo, el cumplimiento de las especificacio-
entre los objetivos de seguridad y los de produ ctividad.
nes, la edad del equipamiento, el uso heterodoxo de éste, etc.
Comunicaciones . Los problemas de comunicación pueden clasificarse
- Diseño. El diseño se convierte en GFT cuando conduce directamente a
dentro de tres categorías:
que se cometan errores e infi·acciones. Hay tres clases principales de
• Fallos sistémicos consistentes en que los canales de comunicación
problemas: la incapacidad del diseñador para aportar orientación ex-
necesarios no existen, no funcionan o no se los usa regularmente.
terna (abismo de conocimiento), la frecuente opacidad para el opera-
• Fallos de m ensaj e, en que los canales existen, pero la información
dor del funcionamiento interno de los objetos diseñados, así como del
necesaria no se transmite.
abanico de acciones que es seguro efectuar con ellos (abismo de eje- • Fallos de recepción, en que los canales existen y los mensajes se en-
cución), y el hecho de que los objetos diseñados no procuren infor- vían, pero el receptor los m.alinterpreta o llegan dernasiado tarde.
mación de retroalimentación a su usuario (abismo de evaluación). _ Organización. Se refiere a las deficiencias de organización que desdIbu-
- Gestión del mantenimiento. Este GFT se preocupa de la gestión, más que j an las responsabilidades en relación con la seguridad y hacen posIble
de la ejecución de las actividades de mantenimiento (comprendidas qu e se pasen por alto las señales de advertencia. Sus tres. componentes
en otros GFT). ¿Se planificó el trabajo para que fu era seguro? ¿Originó principales son la estructura organizativa, las responsabilidades orgarn-
el trabajo de mantenimiento, o la parada a él asociada, algún tipo de zativas y la gestión de la seguridad de las subcontratas.
peligro? ¿Se llevó a cabo el mantenimiento a su debido tiempo? _ Formación. Esta clase de problemas incluye el no ser capaz de com-
- Procedimientos. Atañe a la calidad, precisión, relevancia, disponibilidad prender las n ecesidades de formación, la insuficiencia de la fOl~mación
y factibilidad de los procedimientos. con respecto a lo que las op eraciones requieren, la obstruCClOn de la
- Circunstancias capaces de forzar un error. Se refiere a circunstancias rela- formación, la insuficiente evaluación de los resultados, una combma-
cionadas con el lugar de trabajo o con el individuo que pueden indu- ción desafortunada de trabajadores con y sin experiencia, un análisis
cir actos peligrosos. Pueden dividirse en dos amplias categorías que, defici ente de las tareas, la inadecuada definición de las competencias
hasta cierto punto, se solapan: las circunstancias que promueven erro- necesarias, etc.
res y las circunstancias que promueven infraccion es. Como muestra el _ Difensas. Comprende los fallo s en la detección, la alerta, la protección
diagrama 7.3, las circunstancias que fu erzan la comisión de errores re- del personal, la recuperación, la contención, la evacuación y el rescate.
ciben la influencia de numerosos G FT «corriente arriba» de la organi-
zación. Las evaluaciones Tripod-Delta de cualquier tipo de op eración con-
- Gobierno domésúco ~10usekeepil1g). Constituye un GFT cuando los pro- creta (por ejemplo, la peI{oración, la exploración sismológica, la. ingenie-
blem as llevan presentes mucho tiempo y varios niveles de la organi- ría, el transporte por carretera, el transporte marítimo, etc.) denvan de la
zación son conscientes de ello, pero nada se ha hecho para corregirlos. aplicación de listas de comprobación basadas en indicadores -o sínto-
Sus influencias «corriente arriba» incluyen: una inadecuada inversión, mas- específicos de la presencia y grado, de GFT. Estos mdIcadores se ob-

1 83
La gestión de los grandes ri esgos 7. Una guía práctica para la gestión del erro r

Diagram_a 7 .3 -¿Están situadas las válvulas de corte a una altura superior a los 2 metros?
Las relaciones entre procesos sistémicos básicos y tipos genéricos de f.111o, y el -¿Se han señalizado las conducciones con un có digo estándar (el de la
impac to combinado de dichos GFT en las circunstancias que fu erzan los errores compa11Ía) ?
Procesos GTF
- ¿Hay en es ta plataforma puntos donde las cubiertas y las pasarelas están
a diferente altura?
Establecimiento de obj etivos Objetivos inco mpatibles
I -¿Ha habido que efectuar durante la semana previa más de dos opera-
Organización Deficiencias organizativas ciones de mantenimiento no programadas?
Gestión Comunicaciones deficientes -¿Salen m alos olores del sistema de ventilación a baj a presión?

Diseño Fallos de diseI'io Expertos en determinada tarea, con una experiencia profesional sinu-
D efe nsas insuficientes lar, crean los indicadores. El software de Tripod-D elta, implementado en un
Construcción Fallos de hardware ordenador p ersonal, almacena las bases de datos de los indica dores (una

Funcionamiento
D efe nsas insuficientes
Formació n deficiente
Procedimientos inadecuados
--i~
,I por cada GFT y cada tipo de op eración) y construye el instrumento de
lnedida para cada comprobación que se requiera seleccionando 20 indi-
cadores para cada GFT y generando con ellos una lista de comprobación
Gobierno doméstico pobre C irCllllstanc ias
aptas para forzar de 220 Ítems que un nuembro de la fu erza de trabajo (por ej emplo, un su-
M antenimiento Formación deficiente
la comisión de pervisor de pel{oración) debe cumplimentar. Sólo una pequeña porción
Procedimientos inadecuados --l ~
errores
Pobre gestión del de Ítems se repite entre una lista y la siguiente. El formulario del listado
mantenimi ento puede contestarse en pantalla o sobre papel. Una vez com.pleto, el software
analiza los datos y genera un perfil de estado de fallo -un gráfi co de ba-
rras- qu e mu estra el grado relativo de preocupac ión que inspira cada
tienen directamente de especialistas en cada una de las actividades y ta- uno de los 11 GFT (véase el diagrama 7.4). En particular, identifica los dos
reas concretas, es de cir, de quienes es tán im_plicados diariamente en su o tres GFT qu e más n ecesitan de atención inmediata. El software analiza
gestión y operación. Quienes tienen experiencia directa de un tipo par- también las tendencias a lo largo del tiempo y archiva los datos de mu -
ticular de trabajo poseen un conocimiento vital (y habitualmente sin ex- chos lugares. Las sesiones de comprobación Tripod-Delta suelen realizarse
plotar) de lo que es seguro y lo que es peligroso hacer en él.Tripod-Delta trimestralmente; si bien esto se puede modificar para acomodarse al ritmo
ha sido co nfeccionado específicamente para que sean ellos mismos quie- de cambio de cada lugar de operaciones concreto.
nes lo usen, asegurándose así de que vean la información que proporcio- La clave del uso de Tripod-Delta radica en gestionar los perfiles en
nan como relevante para su trabajo. Esto significa qu e quienes efectúan el lugar de los indicadores individu ales. Éstos son meros síntomas y, por lo
núcleo de la actividad so n también quienes construyen estos instrum_en-
tanto, corregirlos individualmente raramente «cura» la «enfermedad» sub-
tos y los tienen en sus manos.
yacente. La tarea de los gestores de áreas estratégicas y operativas consiste
Cada indicador se refiere a un Ítem tangible -algo que puede obser-
en revisar los p erfiles de estado de fallo para sus respectivas áreas y plani-
varse directamente en las instalaciones o encontrarse en el sistema de ar-
ficar e implementar acciones correctivas para los dos o tres «p eores» GFT
chivo de información- sobre el qu e hay que responder simplemente con
se11alados en cada operación de comprobación. La gestión de la seguridad
un «sh) o un «no». A continuación, a modo de ej emplo, ofi-ezco una lista
comporta así una mejora proactiva consta nte de los procesos causales sub-
de algunos Ítems indicadores relacionados con el dise110 de una plata-
yacentes en lugar de «arreglos») reactivos dirigidos a prevenir el último ac-
forma de explotación de hidrocarburos en alta mar:
cidente ocurrido.
- Esta plataforma, ¿fue diseñada originalmente para funcionar de forma D ebería advertirse asimismo qu e sólo uno de los GFT - las defensas-
automática? está específi cam ente conectado con la seguridad. Los restantes tienen que
La gestión de los grandes riesgos 7. Una guía práctica para la gestión del error

Diagrama 7.4 su atención en los factores humanos y organizativos que afectan a las prác-
Un perfil d e estado de fallo Tripod-Delta qu e identifica los tres GFT
ticas de trabajo seguras; en su funcionamiento, va de abajo arriba: se crea
que más n ecesitan ser mejorados en el futuro inmediato (en este caso,
procedünientos, objetivos incompatibles y comunicación)
en el lugar de trabajo usando el conocimiento de oficio de los especialis-
tas en la tarea y es descriptivo -esto es, dice cómo es realmente el mundo,
Motivos de preocupación, tal co mo revelan las no cómo debería ser- y deliberadamente no comprehensivo: muestrea
puntuaciones de las listas de comproba ción solamente un número limitado de las dimensiones posibles de la salud de
Tipos genéricos de fallo la seguridad. En una palabra, cada proceso potencia y complementa el
Hardware otro. El objetivo es que los dos trabajen en paralelo.
Diseño Las más
Gestión del mantenimiento ,-, necesitadas de
Procedimientos , - corrección
I
REVIEW y MESH
Circunstancias capaces de forza r '-'
un error
Gobierno dom és ti co Aunque se aplican en sectores diferentes, es oportuno examinar conjun-
Objetivos incOlnpatibles
Organización
Comunicación
:1: J ' ,,
I
tamente Review10 y MESH II porque ambos se guían por los mismos prin-
cipios fundamentales y usan el nüsmo método de evaluación. Estos
Formación '-' instrumentos son los descendientes naturales de Tripod-Delta, si bien para
Defensas medir el impacto adverso de las condiciones latentes usan escalas de opi-
nión en lugar de indicadores. Los dos fueron desarrollados por la Uni-
o 5 10 15 20
versidad de Manchester -en colaboración con British Rail Research y
Número de indicadores a los que se ha respondido
en un sentido "preoc upante» (20 Ítems por cada GFf)
British Airways Engineering respectivamente- a comienzos de la década
de los noventa y llevan ya varios años en uso. Como señala la tabla 7.1, Re-
view investiga los factores locales y organizativos que afectan a la actua-
ción humana en operaciones ferroviarias, en tanto que MESH evalúa las
ver con procesos generales que cimentan tanto la calidad como la segu-
ridad. Por eso el perfil de estado de fallo constituye una parte importante mismas cuestiones en el contexto del mantenimiento de aeronaves.
Los indicadores Tripod-Delta tienen muchas ventajas obvias: son ob-
de la caja de herramientas de cualquier gestor estratégico u operativo. La
servables directamente, es bastante dificil que las inclinaciones o sesgos de
seguridad no es un «añadido ».
quien contesta el cuestionario influyan en sus respuestas y tienen validez
Existe una estrecha sinergia entre Tripod-Delta y los tipos de sistemas
tanto de contenido como formal, esto es, por un lado, están directamente
de gestión de la seguridad que las compañías de exploración y producción
relacionados con los GFT individuales de un contexto operativo particular
petrolífera han venido desarrollando en respuesta al Inform.e Cullen sobre
y, por otro lado, cualquier usuario especialista puede considerarlos rele-
el desastre de la plataforma Piper Alpha9 Un sistema de gestión de la se-
guridad proporciona las estructuras administrativas necesarias para im- vantes para las cuestiones locales significativas para sus tareas correspon-
dientes (ya que los indicadores fueron generados por agentes idénticos a
pulsar buenas prácticas de seguridad; se centra en los factores técnicos y
ellos). Pero no carecen de problemas: crear una base de datos de indicado-
de gestión asociados con los peligros; funciona de arriba abajo, liderado
por la gestión; es prescriptivo y normativo, es decir, enuncia como debe-
rían ser las cosas; comprehensivo como es, abarca todas las amenazas del
10.]. Reason, R eview. I. OlJeflliew. 11. Theor)', Derby, British Railways Board, 1993.véase
sistema y los requisitos para su gestión. De otro lado, Tripod-Delta centra también, S. Tozer, Reviel.l!, Su mlrlar)' of Pilol Study, Londres, Railtrack Safety & Standards
Dlrectorate, 1994. D ebe señalarse que Railtrack ha cambiado recientemente el nombre de
Review por el de Target.
9. The Han. Lord Cullen, PlIblic inq/./ir)' il'llo the Piper A lpha Disasler, Department of 11.]. Reason, ComprehensilJe Error Management il'lAircrcift Engineering:A Ma/'Iager's Cuide,
Energy, Londres, HMSO, 1990. London Heathrow, British Ailways Engineering, 1995.

r86
La gesti ó n de los grand es ri esgos
7· Una guía práctica para la gestió n del error

res es un pro ceso largo, caro e intensivo en trabajo. Adem ás, aunq ue se gel: promedio. ASÍ, las visiones sesgadas de uno y o tro signo se compensan
asume que todos los Ítems de la rela ción de indicadores de un GFT poseen recIpro ca m ente. Además, este m étodo ayuda a preservar el anoIumato de
acerca del estado de éste la rnisma «capacidad diagnóstica», no sien"lpre es quienes responden (véase el capítulo 9 para una discusió n más extensa de
así en la práctica: algunos Ítems pueden discriminar m ejor qu e otros el es- los requisitos necesarios para conseguir una cultura que información de los
tado de la situació n; otros pu eden adolecer de efectos «techo» o «suelO» problemas <9usta» o «núnimamente culpabilizadora»).
-es decir, recibir siempre la nusma respuesta, sea «sí» o «no », y por tanto R eview evalúa 16 facto res de problem as ferroviarios (rai[way problernJac-
ap ortar escasa información. tor5, I,"PF) seleccIO nad~s sobre la base de extensos estudios de campo. Las
Por estas y o tras razo nes, tanto Review co mo MESH emplean escalas evaluaCIOnes las efectuan regularmente (la periodicidad va ría en func ión
subj etivas de cinco puntos en lugar de indica dores obj etivos «sí o no». de la localización) m ediante un program a informático, sup ervisores de
Mu ch os ingeIueros nuran con desco nfianza toda cifra que no sea fácil de dIferentes ac tIVIdades y lugares a los que se pide qu e estimen en qu é m e-
precisar hasta cuanto m enos u n par de decimales, p ero es ta actitud no dIda cada uno de esos RPF ha constituido un probl em a en el ámbito de su
siempre aprecia qu e estas escalas «basa das en meras impresiones» explotan trabajo durante el último p eri odo contable. El programa analiza y archiva
un talento natural humano: a los seres humanos se nos da muy bien esti- los datos por localización y por tarea. Los 16 factores se enumeran a con-
mar las frecuencias relativas de tipos particulares de sucesos -empleando tinuació n:
para ello una escala de m edida o rdinal, más que intervalo continua-;
- H errami entas y equipami ento.
codificamos automáticam ente, sin esfu erzo consciente, los datos sobre la
- Materiales .
frec uencia con que algo ocurre. C uando estas estimaciones ordinales de
- Supervisión.
la fi'ec u encia de ciertos sucesos se comparan con la realidad (c uando ésta
- Entorno de trabajo.
es conocida) los coeficientes de correlación se sitú an en torno a, o por en-
- Actitudes del p ersonal.
cima de +0,9 .
- Gobierno doméstico.
Los problem as definidos con cla ridad no son sucesos distintos a los
- Co ntratistas.
demás y su frecuencia se pu ede estimar delnusmo modo. Tanto R eview
-Diseúo.
como MES H piden a especialistas en tareas concretas -personas que, de
- Comll1ucación entre el p erso nal.
hecho, llevan a cabo directam ente el trabajo correspondi ente, o bien ges-
- Comll1ucación entre departamentos.
tores de primera línea- qu e estimen, sobre una escala de 1 (nunca o casi
nunca) a 5 (muy a m enudo) , con qu e frecuencia han afectado negativa- - Asignación de personal y distribu ción de tareas .
- Formación.
mente a su trabajo determinados tipos de problemas organizativos o del
- Plaluficación.
lugar de trabajo en el curso de un periodo de tiempo breve, claramente
- Normas.
delinutado, o en rela ción co n un núm ero redu cido de tareas concretas .
- Gestión.
Otro mo tivo de preocupación para las perso nas formada s en las cien-
- M anteninuento.
cias «duras» es su convicción de que estas escalas son m uy susceptibles a los
sesgos subj etivos. Los descontentos, piensa n, usarán las escalas como un Mientras qu e las operaciones ferroviarias se distribuyen a lo larao de
pretexto para qu ejarse, nuentras que las personas en el extremo opuesto del miles de kilómetros de vías, las actividades de la ingeniería aeronáutic: sue-
esp ectro afirmarán qu e todo va de la m ejor manera en el nlejor de los len conc~ntrarse en un conglomerado centraliza do de talleres, hangares y
mundos posibles; y ninguno de los dos informará de la realidad. Esas per- Oficll1as. Este era CIertam ente el caso de British Airways Engineering en
sonas ciertamente existen , por supu esto, p ero las ciencias del comporta- H~athrow c uando se desarrolló MESH, que, por ello, pudo co nfigurarse con
nuento lleva n m ás de un siglo enfi"entándose al problem a de la subj etividad. mas dIverSIdad que R eview: diversos tipos de p ersonal evaluaban fa ctores
Una solució n co nsiste en agregar los datos procedentes de un eleva do nú- t~nto locales como orgaIuza tivos y si bien los primeros diferían entre los
m ero de personas a fin de generar, en cualquier momento dado, una ima- dIStll1tos lugares de trabajo (hanga res en línea, áreas de m anteIumiento en

188
7. Una guía práctica para la gesti ón del error
La gestió n de los grandes riesgos

- Molestias e inconvenientes.
base, talleres y oficinas de evaluación de condiciones para el vuelo, etc.) se
- Elementos de seguridad del p erso nal.
midieron los mismos ocho factores organizativos en toda la organización:
Review y MESH (como Tripod-Delta) sintetizan las evaluaciones en
- Estru ctura organizativa.
diagramas de barras. En MES H, por ej emplo, cada evaluador ve primero el
- Gestión de personal.
diagrama de sus propias valoraciones y a continuación el de los valo-
_ Suministro y calidad de herrami entas y equipo.
res medios de su lugar de trabajo a lo largo de las cuatro semanas previas .
- Formació n y selección.
Al igual que en el caso de Tripod-Delta, el prop ósito de estos perfiles es
- Presiones comerciales y operativas.
identificar los dos o tres factores m ás necesitados de corrección y seguir
- Planificación y program ación temporal.
su evolución en el tiempo.
- M antenimiento de edificios y equipo.
D ebe subrayarse qu e el éxito de téc nicas como Tripod-Delta, R eview
- Comunicación.
y MESH depende de forma crucial de que los evaluadores perciban que la
Son gestores técnicos -personal situado en la intelfaz entre el sistema gestión actúa basándose en sus valoraciones. La direcció n deb e mantener
en su conjunto y sus lugares de trabajo concretos- quienes realizan men- a la fuerza de trabajo continuamente informada de los progresos de las ta-
sualmente (en ocasiones trimestralmente) las estimaciones de los factores reas de corrección. Si se percibe que no se hace nada, se esfuma todo in-
organizativos. En cambio, las evaluaciones de los factores locales las llevan centivo para aportar evaluaciones y el sistema muere.
a cabo entre el 20 y el 30% de la fuerza de trabajo directamente involu-
crada en las operaciones en la localización correspondiente. Los evalua-
dores se seleccionan aleatoriamente y efec túan sus estudios regularmente, TÉCNICA DE EVALUACIÓN Y REDUCC IÓN
por lo general, cada semana, pero en algunos casos con un intervalo mayor, DEL ERROR HUMANO (HEART)

directamente en un ordenador, moviendo el cursor con el ratón a lo largo


HEART fue desarrollado por Jeremy Williams, un ergónomo británico con
de una escala de valoración. Las respu estas son anónimas; quien contesta
amplia experiencia en muchas tecnologías de alta peligrosidad. Su aplica-
identifica únicamente su rango, su oficio y la localización donde trabaja.
ción detallada ha sido minuciosamente descrita en otro lugar 12 • En esta
En cada evaluación, el program a de MES H pide a quienes responden que
sección esbozaremos sus característi cas b ásicas, describiremos de qué
evalúen en qué m.edida cada uno de una serie de factores lo cales han
modo pueden ordenarse las circunstancias gen eradoras de error en fun-
constituido un problema en el caso de un número limitado de tareas con-
ción de su grado relativo de influencia y presentaremos un aspecto nu evo
cretas o dentro de un periodo de trabajo dado (por ejemplo, un día en
-un modo fundamentado de evaluar el imp acto de varios factores in-
particular) . A continuación se enumeran los factores locales definidos para
ductores de infraccio nes (violation-producing conditions, vpc) sobre la pro-
el mantenimiento en línea:
babilidad de que una persona se desvíe de los procedimientos operativos
- Conocimientos, habilidades y experiencia. seguros.
- M oral de trabajo. HEAJU ofi.·ece un conjunto de tipos de tareas gen éricas junto con sus
- H erramientas, equipo y piezas. probabilidades nominales de error asociadas (véase la lista de la tabla 7.2).
-Apoyo (de otros sectores). El punto de partida del análisis de HEART es establecer una corresponden-
- Fatiga. Cla entre la actividad que se pretende evaluar y uno de los géneros de ta-
- Presión.
- Momento del día. 12. ]. C.Williams, «HEAIU : a proposed method fo r assessi ng an d reducing human erron>,
- Entorno. en Proceedings 01 the N inth A dl){II'ICeS in Reliability Teclmology S)'lIIposilllll, Bradford: Univer-
- Ordenadores . Sidad de Bradford, 1986 .]. C. Williams, «A data- based m ethod fo r assessing and reducing
human error to improve operatio nal performance», en Proceedings 01 lEE Fourtlz CO I'iference
- Instrucciones, m anuales y procedimientos. 011 Hlllnall Factors in Power Plants, Monterey, CA, 6-9 de junio de 1988.

I90
l'
La gesti ón de los grandes ri esgos 7. U na guía práctica para la gestión del error

reas enumerados en la tabla 7. 2 . El paso siguiente, y el m ás impo rtante ( _ Ausencia de una confirmación clara, directa y a tiemp o de la ejecució n
el que da a HEART su preerrunencia en este área), es consultar la lista de cu~ de una acción intencionada por parte d e la secció n del sistem a sobre
cu nstancias generadoras de error (error-producing conditions¡ EPC) y decidir la que se deb e ej ercer control (X 3).
qué circunstan cia (s) es probable qu e tenga(n) impacto sobre la ej ecución _ Inexp erien cia del op erador (p or ej emplo, un técnico recién cualifi-
de la ac tividad en cuestión . H echo esto, la probabilidad nominal de error ca do) (X 3).
del género de tarea se multiplica por la prop orció n correctamente esti- _ Unos procedimientos y una interacción de persona a persona que em-
m ada del fac tor adecuado de cada EPC . pobrecen la calidad de la inform ación (x 3).
C uando se pide a diversas personas que realicen una es timación de la _ Escasa o nula comp robación o prueba d e los resultados (x 3).
probabilidad absoluta de que suceda un tipo particular de error, las valo- _ Conflicto entre obj etivos inmediatos ya largo plazo (x 2,5).
raciones pu eden diferir en varios órden es de m agnitud entre una y otra. _ Ausencia de diversidad en el input de informació n para comproba-
Pero una extensa revisión de la literatura sobre fac tores hu manos ha re- ciones de veracidad (X 2,5).
velado que los efectos de diversas clases d e m anipulació n de las tasas de _ D esaj uste entre el nivel de logro edu cativo de u n individu o y las exi-
error exhiben un alto grado de co nsistencia a través de una amplia varie- gencias de la tarea (X 2) .
_ La presencia de algún incen tivo para emplear otros pro cedimientos
dad de situaciones exp erimentales. La siguiente lista ordena las principa-
les circunstancias inductoras de error conforme a la m edida de su efecto. más peligrosos (X 2).
_ Escasa oportunidad de ej ercitar el cuerpo y la m ente fu era de los co n-
Las cifras entre paréntesis indican la m agnitud po r la que debe multipli-
fines inmediatos del trabaj o (x 1,8).
carse la probabilidad nominal de erro r para reflej ar la influencia de cada
_ U na instrumentación p oco digna d e confian za y que así se p ercib e
fac tor :
(X 1,6).
- Falta d e familiaridad co n una situació n que es p o tencialmente im- _ N ecesidad de realizar juicios absolutos que están m ás allá de la capa-
p o rtante p ero qu e es nu eva o bi en o curre sólo infrec uentem ente cidad o de la exp eriencia de un operador (X 1,6) .
(x 17). - Falta de claridad en el reparto de funcio nes y respo nsabilidades (X 1,6).
- Escasez de tiemp o para la detección y correcció n de errores (x 11) . - Ausencia de toda forma clara de seguir el progreso de la tarea al tiempo
- B aj a razón seiial-ruido - cuando es realmente pobre- (x 10). que se la ej ecuta (X 1,4).
- Supresión de informació n sobre características qu e es dem asiado ac- - Peligro de qu e las capacidades fisicas se vean sup eradas (X 1,4).
cesible (x 9) . - La tarea tien e escaso o nulo significado intrínseco (X 1,4).
- Ausencia -o p obreza- de infor m ación espacial o funcio nal (x 8). - Alto nivel de tensió n em ocion al (X 1,3).
- Falta de coincidencia entre el modelo del sistema del diseñador y el de - M ala salud, esp ecialmente fi ebre (X 1,2).
su usuario (X 8). - D esmoralización de la fu erza d e trabaj o (x 1,2) .
- Ausencia de medios evidentes para revertir una acción no in tencionada - Inconsistencia entre la lec tura d e los indicadores y la esp erada p or los
(x 8) . p rocedimientos (X 1,15).
- Sobrecarga de la capacidad de u n canal, en particular la causada por la - Inactividad prolongada o ciclos repetitivos (X 1,1 para la primera m edia
presentación simultán ea de informació n no redundante (x 6). hora, X 1,05 por cada h ora ulterior) .
- La n ecesidad de desechar una técnica e implem entar o tra qu e requiere - Perturbación de los ciclos no rmales de trabajo-su eño (X 1,1) .
la aplicación de una fil osofia opuesta (x 6). - Alteraciones del ritmo de la tarea causados por la interven ción de otros
- La necesidad de transferir sin pérdidas conocimiento específico de una (X 1,06) .
tarea a o tra (X 5,5). - Miembros del equipo adicio nales por encim.a d e los n ecesarios para
- Ambigüedad de los estándares de actuación exigidos (X 5). efectuar las tareas de m anera n ormal y satisfacto ria (X 1,03 p or cada
- D esajuste entre el ri esgo real y el p ercibido (x 4). persona adicional).
- Una retroalimentació n sistémica pobre, ambigua o m al aj ustada (X 4) . - La edad del personal que realiza tareas de percep ción (x 1,02) .

I9 2 I93
La gestión de los grandes ri esgos 7- Una guía prác tica para la gestión del error

Tabla 7.2 La tabla 7.3 recoge dichos tipos de situaciones y sus valores nominales
Géneros de tareas y probabilidades de error asociadas (basado en Williams) para las mujeres. . . .
Hasta la fecha Williams ha estableCIdo el Impacto relatIvo de ocho vpc,
Géneros de tareas Probabilidades nominales de qu e, junto con sus factores de ponderación, conforman la siguiente lista:
error (en el intervalo
percentil entre 5 y 95)
_ La probabilidad de detección se percibe como baj a (X 10).
A. N ada familiar, ej ecutada aceleradam ente y sin la menor 0,55 _ Molestias e inconvenientes (X 7).
idea de las consecuencias probables. (0, 35- 0,97)
_ Estatus o autoridad aparente para infringir, hacer caso omiso o invalidar
B. Cambia el sistema a un estado nuevo o lo restaura a su 0,26
estado or iginal en un solo intento, sin supervisión ni (0,14-0,42) de recom endaciones, peticiones, procedimientos o instrucciones (X 3) .
proced imientos. _ Conducta imitativa (X 2,1).
C. Tarea compleja que requiere un nivel elevado de 0,16 _ No desaprobar a la figura de autoridad presente (X 2).
comprensión y pericia. (0,12- 0,28)
D. Tarea basta nte simple pero ej ecutada ráp idamente o 0,09
prestando escasa atenció n. (0,06-0,13)
E. Tarea ru tinaria y rápida, en la que se tiene mucha práctica 0,02
Tabla 7.3
y que requiere un nivel de habilidad relativam ente baj o. (0,007-0,045) Tipos de condu ctas infractoras y probabilidades nominales asociadas
F. Cambia el sistema a un estado nuevo o lo restaura a su 0,003 para las muj eres
estado original siguiendo proced imientos y con algun a (0 ,0008-0,007)
comproba ción. Tipos de conductas infractoras Probabilidades nominales de
error para las muj eres (en el
G. Tarea completamente familiar, bi en diseñada, rutinaria y 0,0004 intervalo percentil entre 5 y
en la que se tiene mu cha práctica , efectuada y repetida a (0,00008-0,009) 95) x 1.4 para los varones)
menudo por un individuo bien motivado y
A. Es claram ente inconveniente cumplir las normas. El 0,42 (0,28-0,58)
competentemente formado, con tiempo para corregir los
f.111os pero sin ayudas signifi ca tivas para el desempeño de infractor potencial no se siente obligado a cumplir las
su trabaj o. normas por ningún requerimiento implicado en la tarea.
Son fáciles de infringir. La probabilidad de ser descubierto
H_ Responde correctamente al sistema incluso cuando existe 0,00002
es baja.
un sistema supervisor ampliado o automático qu e ofrece (0,000006-0,00009)
B. El cumplimi ento es relativamente poco importante. Las 0,35 (0,20-0,59)
una interpretación prec isa del estado del sistema.
normas so n fá ciles de infringir. Hay escasos o nulos
M. Tareas misceláneas para las que no se ha podido encontrar 0,03 incentivos para cumplir las normas.
descripción. (0,008-0, 11) 0,38 (0,21- 0,54)
C. El cumplimiento puede ser bastante importante, pero la
probabilidad de que la in fracc ión sea descubierta es baja.
Los benefi cios de la trasgresión son elevados y dlfectos.

D. La trasgresión ofrece beneficios personales, si bi en la 0, 18 (0, 11-0,25)


A lo largo de los dos últimos al10SJerry Williams ha recopilado una probabilidad de detección es moderada o alta . O bi en el
lista similar de circunstancias generadoras de infracciones (vpc) basán- cumplimi ento es bastante importante, pero la probabilidad
de detección es baja.
dose de nuevo en un rastreo exhaustivo de la literatura psicológica y 0,03 (0,007- 0,05)
E. El cumplimiento es importante, habitualmente exigido
sobre factores humanos'3 . Como en el caso anterior, ha creado una lista legalmente, pero las probabilidades de detección son bajas
limitada de tipos de conductas infractoras, cada uno de ellos asociado a o moderadas.
una probabilidad nominal para las muj eres -errores improbables; el gé- F. N o hay incentivo inmediato para transgredir y la 0,007 (O,OO l -O,Ol)

nero tiene un notable efecto sobre el incumplimiento normativo: para los probabilidad de detección es moderada o alta.
G. Socialmente inaceptable, probabilidad de detección baja y 0,007 (0,003- 0,02)
hombres, las prob abilidades nominales deben multiplicarse por 1,4-. probabilidad de resultado pernicioso para el infractor baj a.
H. Socialmente inaceptable, probabilidades de detección 0,000 1 (0,00002-0,003)

13.]. C.Williams, Assessing (he Likelihood ofViola(io/1 Beha"iollr:A Prelil/lilMr)' b1.llestiga- elevadas, probabilidad de resultado pernicioso para el
( iO/'I, Manches ter, Departamento de Psicología, Universidad de Manchester, 1996. infi-actor alta.

195
194
La gestión de los grandes riesgos 7. Una guía práctica para la gestión del error

- Obligación percibida de obedecer a una «figura de autoridad» (x 1,8). itnprobable que las maneras en que el desastre pueda sobrevenirle a una
- Género (X 1,4 para los varones). nave -o las modalidades de fallo- vayan mucho m ás allá de los incen-
- Presión del grupo (x 1,07 por cada individuo que anima a la desvia_ dios, las colisiones, los varamientos, los hundimientos, la piratería y los
ción, hasta un máximo de cinco personas). actos de guerra. EliDA cartograna las influencias sobre una modalidad de
fallo particular -veremos el ejemplo de un barco que encalla en un bajío
En conj unto, estas listas de circunstancias generadoras de errores o de
infi'acciones constituyen la mejor descripción disponible de los factores fluvial- en diferentes niveles:
promotores de dichas conductas en el lugar de trabajo. El hecho de que _ El nivel del factor incidente: que incluye los actos peligrosos o los fallos
se los pueda ordenar de forma fiable -de una manera que hace posible técnicos inmediatamente responsables del suceso.
evaluar los efectos relativos de los diferentes factores- representa un gran _ El nivel del factor que irifluye en la actuación (peiformance-irifluencingfactoJ;
avance y una incorporación extremadamente valiosa a la caja de herra- PIF) : que son las condiciones inmediatas del lugar de trabajo que con-
lTlientas del gestor preocupado por la seguridad. forman el hecho mismo de que ocurran fallos técnicos o humanos.
_ El nivel de implementación: que son los factores organizativos subya-
centes que crean los PIF.
EL ENFOQUE DEL DIAGRAMA DE INFLUENCIA (IDA)
_ El nivel de políticas: que comprende los factores de política y regula-
ción que determinan los procesos organizativos que se desarrollan al
El enfoqu e del diagrama de influencia (Injluence Diagram Approach, roA)
tiene dos aspectos importantes. Primero, proporciona herramientas que nivel de implementación,
permiten modelar cualitativamente las influencias existentes en diversos lli- El diagrama 7 .5 muestra un esquema de influencia referido al caso de
veles de la orgallización que afectan a los resultados adversos - ya sea eva- una nave qu e encalló en un bajío fluvial. Para simplificar, hemos combi-
luando su contribución a episodios pasados, ya la probabilidad de algún nado los niveles de los factores PIF e incidente - la m etodología del dia-
suceso futuro-o Segundo, este lTlOdelo cualitativo puede utilizarse asi- grama de influencia permite tales abreviaciones-o Se advertirá también
mismo para generar medidas cuantitativas de la influencia de diversos fac- qu e el diagrama de influencia es enteramente consistente con el marco
tores técnicos, humanos y organizativos sobre los riesgos a que se enfi'enta teórico del desarrollo de los accidentes organizativos expu esto en los pn-
una tecnología de alta peligrosidad concreta. Una vez más, estas m edidas meros capítulos de este libro.
cuantitativas pueden elaborarse bien reactivamente, en respuesta a un ac- En términos prácticos, el IDA se lleva a cabo por etapas. Primero, se
cidente particular, o bien proactivamente, para medir la probabilidad de desarrolla el diagrama de influ encia a partir de una discusión estructurada
que algún suceso adverso posible se actualice en el futuro. M erced a estas con un grupo de expertos -en este caso, especialistas en transporte ma-
aportaciones, el IDA puede desempeñar un papel muy informativo tanto en rítimo; otros sectores requerirían éxpertos análogos- qu e poseen un co-
la investigación de accidentes con1.O en la elaboración de análisis forma- nocimiento detallado tanto de las realidades operativas como de las
les de la seguridad. Aunque el ejemplo con el que lo ilustraremos un poco cuestiones políticas más amplias. Habiendo identificado los factores impli-
más adelante provenga del sector del transporte marítimo, el IDA es apli- cados a cada nivel y sus respectivas iIilluencias sobre la modalidad de fallo
cable, en principio, a toda clase de tecnologías de alta peligrosidad'4 . en cuestión, el paso siguiente consiste en cuantificar esas iIillu encias.
Puede que las formas concretas en que pueden acaecer los resultados Nornulmente,la labor de asignar cifi'as a las probabilidades de fallo hu-
negativos sean dinciles de prever, pero la diversidad misma de tales resul- mano es poco más que una forma de arte, pero los pasos implicados en la
tados adversos es bien conocida, en su mayor parte, para todos los secto- cuantificación de los elementos del diagrama de influencia -y, en conse-
res de alta peligrosidad. En el transporte marítimo, por ejemplo, es cuencia, la probabilidad del «suceso más importante»- son relativamente
sencillos, factibles, elegantes y se basan en la mejor iIúormación disponi-
14. D. Embrey, «lncorporating Management and Organizational Facto rs into Proba- ble. El proceso comienza con una de las «iIillu encias de fondo » (nodos ex-
bilistic Safety Assessme nt», Reliabilit)' Engineering, 38,1992, pp. 199-208. ternos o <<nodos hoja») -es decir, un factor sobre el que no parecen l11CldlI

197
7. Una guía práctica para la gestión del error
La gestión de los grandes riesgos

Diagrama 7.5 dos y los que no llegaron a ocurrir por POCo»; el extremo opuesto de la es-
Diagrama de influencia simplificado que muestra algunos de los factores cala podría describir el peor caso posible del siguiente modo: «Los capita-
determinantes de la probabilidad de que una nave encalle en un bajío fluvial nes de los navíos no disponen de información alguna sobre la experiencia
operativa de su sector» . El equipo de evaluadores puede necesitar la guía
Nivel de la
modalidad del fallo
de una persona con experiencia que les asesore en esta tarea.
Supongamos que la evidencia de que disponen indica que la retroa-
limentación no se usa efectivamente para mejorar la percepción del
Nivel del factor riesgo del patrón. Así pues, en respuesta a la pregunta «¿cuál es el peso de
influyente la evidencia en cuanto a la disponibilidad de retroalimentación a partir
de la experiencia operativa como ayuda para mejorar la percepción del
riesgo del patrón?» , el equipo de evaluación propone una razón de in-
Nivel de
iJllplcmcnración
fluencia (un balance de probabilidades) de 0,20 (alto): 0,80 (escaso). Su-
pongamos que cuando se formula la misma pregunta sobre el uso del
reglamento de operaciones el equipo estima que la razón es 0,20 (usado):
Nivel de políticas 0,80 (no usado). La siguiente fase consiste en combinar ambas influen-
cias para obtener la probabilidad de que la percepción del riesgo del pa-
trón sea exacta o inexacta. La tabla 7.4 muestra cada uno de los pasos
Normalmente, el diagrama de influencia ti ene muchos más elementos a todos los niveles . El implicados en esta operación.
gráfico ha sido simplificado para ajustarse a la exposición del proceso de cuantificación que se
ofrece a continuación (elaborado a partir de Embrey, 1996).

Tabla 7.4
otras influencias externas-o En el caso del ejemplo simplificado que mues- Pasos inlplicados en el cálculo de la probabilidad incondicional de que la
percepción del riesgo del patrón sea imprecisa
tra el diagrama 7.5, pertenecen a esta categoría todos los factores del nivel
de implementación, excluyendo la dotación de personal, y el único factor Si ... y ... entonces ... Peso de la evidencia Peso combinado
en el nivel de políticas (normalmente, suele haber muchos más factores). de que la percepción (retro alitl1en taci ón
del riesgo por parte x reglamento
Como en el caso de la creación de un diagrama de influencia cualitativo, de operaciones)
del patrón es ...
la cuantificación de las influencias individuales y combinadas es un proceso
la retroalüne ntación el reglam ento exacta in exacta
iterativo que requiere insumos de información del equipo de evaluadores a partir de la de o perac io nes
expertos. Para explicar cómo se llevan a cabo dichos cálculos, empezare- experiencia es cla ro
operativa es
1110S con una pequeña fi-acción del diagrama de influencia -la percep-
buena se usa ~ 0,95 0,05 (0,20 x 0,20) - 0,04
ción del riesgo por parte del patrón y los dos factores influyentes en él: su
experiencia operativa y el reglamento de operaciones-o En el primer paso, buena no se usa ~ 0,80 0,20 (0 ,20 x 0,80) = 0,16
el equipo de evaluación valora la evidencia sobre si la experiencia opera-
tiva del patrón retro alimentará su percepción del riesgo, bien positiva o pobre se usa ~ 0, 15 0,85 (0 ,80 x 0,20) = 0, 16
bien negativamente. Para ayudar a los expertos a formular este juicio se les 0,10 0,90 (0,80 x 0,80) = 0,64
pobre no se usa ~
facilita una escala graduada de indicadores que especifica la naturaleza de
la evidencia que han de tomar en consideración. En el extremo ideal de la La probabilidad incondicional (suma ponderada)
escala podría figurar el siguiente enunciado: «Los capitanes de los navíos re- de que la percepción del riesgo por parte del
patrón sea inexacta es: 0,25 0,74
ciben regularmente información de los incidentes de varamiento ocurri-
199
La gestión de los grandes riesgos 7. Una guía prácti ca para la gestión del error

Los pasos implicados en el cálculo de la probabilidad incondicional de principios básicos son aplicables a cualquier actividad donde el manteni-
un factor que tenga dos o más influencias «corri ente arriba» so n los si- miento sea de importancia decisiva para la seguridad. La investigación se
guientes: lleva a cabo en dos niveles:
- Elaborar un listado de las posibles combinaciones de factores influyentes. _ Investigación de la línea . MEDA comienza con una investigación basada en
- Se pide al equipo de evaluación que valore el peso de la evidencia sobre documentación escrita que aporta al personal de mantenimiento en
si la exactitud de la percepción del patrón será alta o baja para cada una línea una forma estandarizada de investigar los errores de manteni-
de esas combinaciones de influencias . En la tabla 7.4 puede verse que miento, sus orígenes y sus consecuencias. Además, ofrece a los inge-
se estima que el efecto combinado de una retroalimentación pobre y nieros de primera línea un n1.edio teóricamente fundado para detectar
un reglamento de operaciones poco claro degrada la precisión de la
y eliminar los factores generadores de errores tanto en el lugar de tra-
percepción del riesgo más que cada uno de los fac tores por separado.
bajo como en el ámbito organizativo.
- Cada evaluación condicional es modificada por un factor de ponde-
- Análisis de tendencia organizatÍJla . MEDA suministra asimismo un proce-
ración agregado obtenido del producto de las probabilidades de los
dimiento de análisis informático de tendencias para la organización
factores individuales correspondientes.
del mantenimiento.
- La probabilidad incondicional total es la suma de los valores obteni-
MEDA se divide en cinco secciones. Las tres primeras atienden a la pre-
dos del producto de multiplicar cada una de las probabilidades condi-
gunta «¿qué ocurrió?». La sección 4 indaga cómo y por qué ocurrió el
cionales por su ponderación adecuada .
error. La sección 5a identifica las defensas que fallaron y la 5b esboza po-
Los mismos pasos básicos se aplican a todas las demás influ encias que tenciales soluciones.
muestra el diagrama 7.5. La probabilidad total de encallar en un bajío flu- - Sección 1. Reúne información sobre la aerolínea, el tipo de aeronave, el
vial se obtiene de sumar las probabilidades incondicionales de los tres fac- tipo de motor, la hora del día, etc.
tores influyentes inmediatos: la percepción del riesgo del patrón, la - Sección 2. Describe la naturaleza del su ceso (por ejemplo, retraso del
percepción del riesgo de la tripulación y la probabilidad de que el bene- vuelo, cancelación, regreso al parking, parada de motor en vuelo, etc.).
ficio se anteponga a la seguridad. Aunque laborioso para el equipo de - Sección 3. Clasifica la naturaleza del lapsus: instalación incorrecta, asis-
evaluación, el rOA puede producir análisis cualitativos y estimaciones cuan- tencia en tierra incorrecta, reparación incorrecta o insuficiente, aisla-
titativas del riesgo que se basan en sólidos principios teóricos y en un co- miento, inspección o comprobación de una deficiencia incorrectos,
nocimiento actualizado en el nivel del estado del arte de las técnicas de daño causado por un objeto extraño, por el equipo circundante o por
mgeniería. un miembro del personal. El error se define como «la condición re-
sultante de las acciones de una persona, cuando existe un consenso
general acerca de que sus acciones deberían haber sido distintas de las
AYUDA A LA DECISIÓN SOBRE ERRORES DE MANTENIMIENTO
(MEDA) que fueron».
- Sección 4. Adopta la forma de una lista de comprobación de los facto-
La ayuda a la decisión sobre errores de mantenimiento (Maintenance Error res contribuyentes que se ha de completar para cada error identificado
Decision Aid, MEDA) es una herramienta dise11ada por Boeing en colabora- en la sección 3. Esos factores incluyen: información, equipo, herra-
ción con la Administración Federal de Aviación (Federal Aviation Admi- mientas o piezas, diseño y configuración del aparato, trabajo o tarea,
nistration, FAA) y Galn.), Scientific Corporation para investigar los errores cualificaciones y habilidades, desempe110 personal, entorno e instala-
de mantenimiento l 5 Aunque se diseñó para el contexto de la aviación, sus ciones, entorno organizativo, supervisión, comunicación.
- Sección 5a. Indaga si el sistema disponía en ese momento de algún pro-
15. Boeing, fvIal /l/enance Error D ecíslDI? Airl, Seattle, Boeing Commercial Airplane cedimiento, proceso o política que debería haber prevenido el acci-
Group, 1994. dente pero que no lo hizo.

200 20I
7- U na guía práctica para la gesti ón de! er ror
La gesti ón de los grandes riesgos

fensivo. C omenzando por el resultado final, una pérdida de algún tipo, el


- Sección 5b. Inquiere qu é m edidas correctivas se han tomado o deberían
analista remonta el curso causal para establecer la naturaleza de la(s) de-
haberse tomado a nivel local para prevenir qu e el accidente vuelva a
fensa(s) que falló (o fallaron) y de la amenaza que se materializó. En el in-
suceder.
terior de cada recuadro, o nodo, se escrib e un breve párrafo de texto
Boeing ha distribuido MEDA gratis a todas sus aerolíneas clientes. Uno
descriptivo del suceso en cuestión. El paso siguiente consiste en estable-
de sus obj etivos principales es facilitar un lenguaj e común qu e posibilite
cer qué defensa concreta falló, algo que pudo deberse a fallos tanto acti-
el aumento de la comunicación y la coop eración entre operadores, agen-
vos con1.O latentes (los recuadros situados bajo los modos de fallo latente,
cias reguladoras, fabricantes y personal de mantenimiento. R ecientemente
con signos de interrogación en su interior, recogen la identificación de
se ha desarrollado u na versión para ordenador p ersonal para Singapore
cuál o cuáles de los 11 GFT estuvo/ estuvieron implicados en el fallo -véa-
Airlines E ngineering Company, que la usa en conjunción con MESH .
se la página 179 de este capítulo-l . En el caso de un fallo activo, es pro-
bable que ex.istieran precondicion es en el lugar de trabajo. Al igual que los
TruPOD-BETA fallos activos, éstas se especifican m ediante breves descripciones. Es pro-
bable que las precondiciones fu eran producto de fallos latentes identifi-
Tripo d-B eta es una h erramienta informáti ca creada internam ente por cables qu e, asimismo, deb erán ser descritos y sus GFT asociados
Shell Exploration and Production para llevar a cabo un análisis de inci- identificados. El procedimiento continúa hasta que todos los factores iden-
dente en paralelo con la investigación de un suceso l 6 . La interacción entre tificables h an sido identificados y descritos. A m edida qu e el an alista
ambas actividades procura a los investigadores orientación acerca de la re- avanza, unirá en la pantalla del ordenador los nodos y recuadros relacio-
levancia de su recogida de datos al tiempo que ilumina líneas de indaga- nados causalmente mediante líneas.
ción qu e llevan a la identificación de condicion es latentes implicadas
- tipos gen éricos de fallo en la j erga de Tripod- . Tripod-B eta nació del
D iagrama 7.6
maridaj e entre la teoría Tripod (expuesta anteriormente en este capítulo)
Unidades básicas del análisis de sucesos Tripod-Beta
y la respuesta de Shell a las ex.igencias de las recom endacion es de seguri-
dad post Informe C ullen . En Shell esta combinación adoptó la forma del
pro ceso de gestión de am enaza y efecto (Haz ard and Effect Ma nagemen.t I D efensas fallidas I
Process, HEMP) , diseñado para proporcionar un enfoque estru cturado al aná-
lisis de los riesgos para la salud, la seguridad y el m edio ambiente a lo
largo del ciclo vital de una instalación, y que se basa en cuatro procesos:
identificación , evaluación , control y recup eración . Tripo d-B eta fu e dise-
ñado para ser compatible tanto con Tripod-D elta com o con HEMP.
I Amenaza J.
,
I
Nodo de
I O bjetivo I
El diagrama 7 .6 muestra los elem entos básicos de la caj a de herra- fallo activo
mientas analíticas de Tripod-B eta. C omo señalé en el capítulo 1, un su-
ceso adverso consiste en la dañina entrada en contacto de unas amenazas
co n unos objetivos (p ersonas, activos, entorno) por efecto de un fallo de-

16.Tripod-Beta fu e diseñado por el doctor Miles Benson, un consultor independiente


en materia de fac tor humano y de software. Fue él también quien escribió el software de
Tripod-De!ta, R eview y MEsH.Véase asimismo J. A. Doran y G. CVan der Graaf, «Tripod-
Beta: incident investigation and analysis» , Proceedings oj lile ln tw'/a tional Coriference 0/1 He-
altil , Sajet)' & Enviwn/ll ent (Socie/)' oj Petrole,." " E"'gineers), Nu eva O rl eans, LA, 9-12 de
junio de 1996.
20 3
202
La gestión de los grandes riesgos

En resumen, el sciftwareTripod-B eta ofrece un medio de compilar los


hechos que la investigación ha descubierto, y manipularlos en pantalla
para producir una imagen gráfica del suceso y sus causas -un árbol del
incidente-o El programa comprueba también si la lógica de la estructura 8
arbórea (sus etiquetas y conexiones) se ~usta a la teoría Tripod y a HEMP.
Una vez solucionadas las anomalías, se genera automáticamente un bo-
La infeliz suerte del regulador
rrador de informe de accidente para su corrección y redacción definitiva
en una aplicación de procesanuento de textos.

RESUMEN DE LOS PRINCIPIOS MÁs IMPORTANTES DE LA GESTIÓN Los REGULADORES EN EL PUNTO DE MIRA
DEL ERROR
LA SUERTE DE LOS REGULADORES -como la del policía- no es feliz. No
1. El mejor personal puede, en ocasiones, cometer los peores errores. sólo es raro que gocen de la estimación de aquéllos a quienes regulan,
2. Los estados mentales fugaces -preocupaciones, distracciones, lapsus de sino que hoyes cada vez más probable que se les culpe de los accidentes
meITlOria, fallos de atención- constituyen la parte final, y la menos organizativos. Durante los últimos 30 años la investigación de la causas de
susceptible de ser gestionada, de una secuencia de error. las grandes catástrofes ha expandido constantemente su amplitud y se h a
3. No podemos cambiar la naturaleza humana. La gente siempre come- remontado más y más en el tiempo para descubrir contribuciones causa-
terá errores e infra ccion es. Pero podemos cambiar sus condiciones de les cada vez más remotas. En este «elenco» ampliado de causas figuran fre-
trab~o para hacer menos probables los actos peligrosos .
cuente y destacadamente las decisiones y acciones de las autoridades
4. Culpabilizar a la gente por sus errores - aunque emocionallTlente gra-
reguladoras. Este capítulo estudia el difícil y complejo papel que el regu-
tificante- tendrá un efecto escaso o nulo sobre su fiabilidad futura .
lador desempeila en la linutación de la frecuencia y gravedad de los acci-
5. La gran mayoría de los errores no son deliberados. Es muy difícil que
dentes organizativos.
la gestión pueda controlar unas acciones que, para empezar, la gente no
Veremos primero, brevemente, cinco trágicos sucesos en los que hubo
telúa intención de hacer.
fallos de regulación involucrados -o, cuanto menos, defectos en el pro-
6. Los errores surgen de problemas de naturaleza informativa. La mejor
ceso de regulación- y lo haremos con el propósito de mejorar nuestra
manera de abordarlos es mejorar la información disponible - en la
comprensión de cómo pueden contribuir los reguladores (o el proceso de
mente del personal o en el lugar de trab~o.
regulación) al fallo fatal de unas tecnologías que son complejas pero están
7. Las infi:acciones, en cambio, son problemas sociales y motivacionales.
bien defendidas. Los cinco estudios de caso son los siguientes:
La mejor forma de enfrentarse a ellas es, por un lado, cambiar las nor-
mas, las creencias, las actitudes y la cultura de la gente y, por otro lado, - La explosión de la lanzadera espacial Challenger (28 de enero de 1986).
mejorar la credibilidad, la aplicabilidad, la disponibilidad y la precisión - El incendio de la estación de metro de King's Cross (18 de noviembre
de los procedinuentos. de 1987).
8. Las infracciones actúan de dos formas: primero, aumentan la probabi- - La explosión de la plataforma Piper Alpha (6 de julio de 1988).
lidad de que los infi-actores COITletan errores a continuación y, segundo, - El Fokker-28 estrellado en Dryden, Ontario (10 de marzo de 1989).
aumentan también la probabilidad de que las consecuencias de esos - El Piper Chieftain estrellado en Young, Nueva Gales del Sur (11 de
errores tengan consecuencias lesivas. junio de 1993).

204 205
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suer te del regulador

ACCIDENTES REGULADOS Verdaderamente pu ede decirse que la decisión de lanzar el Challenger fiJe una
decisión basada en normas. Es sólo que las formas culturales de comprensión,
Challenger: cuando la desviación se convierte en la norma las reglas, los procedimientos y las norl1l.as que habían funcionado bien en el
pasado no lo hicieron en esta ocasión. La responsabilidad de la tragedia no
La Comisión Presidencial que investigó la destrucción de la lanzadera es- recae sobre unos gestores amoralmente calculadores que conculcaron las nor-
pacial Challengery la muerte de sus siete astronautas, cuyo informe se hizo mas, sino sobre la conformidad.
público en junio de 1987, llegó a la conclusión de que la causa de la ex- Más aun,Vaughan descubrió que la tragedia del Challenger no respon-
plosión fue una arandela de goma, o junta tórica, defectuosa de uno de los dió a una anomalía peculiar de la NASA, sino que fue configurada por fac-
cohetes secundarios: el fallo de aislamiento permitió una fuga de llamas tores que muchas otras organizaciones comparten.
que incendió un depósito de combustible externo l . Posteriormente, este Lo que llevó inexorablemente a la NASA al trágico resultado fue la in-
accidente ha sido objeto de un estudio intensivo por parte de Diane Vaug- sidiosa erosión de los estándares con respecto a los cuales ella misma se
han, una socióloga del Bastan College. Su trabajo, recientemente publi- autorregulaba. La Comisión Presidencial se mostró asombrada por la fre-
cado, representa uno de los análisis más detallados y convincentes cuencia con que la NASA usaba la expresión «riesgo aceptable», pero el
realizados hasta la fecha sobre un accidente organizativ0 2 . Además, desafia análisis de Vaughan reveló que volar con «riesgos aceptables» era parte in-
la convicción, muy extendida, de que el accidente sucedió porque la NASA tegral de la cultura de la NASA -y, en realidad, de toda cultura relacionada
y su principal sub contratista, Morton Thiokol, no hicieron su trabajo con la aviación-o De hecho, el «riesgo aceptable» referido a la lanzadera
como hubieran debido : el informe de la Comisión Presidencial y los re- espacial ocupaba seis volúmenes.
portajes de prensa transmitieron la impresión de que los gestores de rango
En la NASA, los problemas eran la norma. La palabra «anomalía» era parte del
intermedio presentes esa noche en la dramática teleconferencia en que se habla cotidiana [.. .].Todo el sistema de la lanzadera funcionaba sobre el su-
decidió el lanzamiento tomaron «decisiones erróneas». Se daba por sen- puesto de que la desviación podía ser controlada, pero no eliminada.
tado que esos gestores, forzados por presiones de producción y por pre-
En resumen, la NASA había creado una cultura cerrada que, en palabras
ocupaciones políticas referentes a la NASA, hicieron caso omiso de los
de Diane Vaughan, «normalizaba la desviación). Lo que para el mundo
defectos de las juntas tóricas, infringieron las normas de seguridad y si-
exterior era una forma temeraria de asumir riesgos, les parecía a los ges-
guieron adelante con el lanzamiento para cumplir los plazos establecidos
tores de la NASA un modo razonable y sensato de hacer su trabajo. El hecho
en programa. Estos análisis se centraron en los fallos individuales y, en pa-
preocupante con respecto a este y otros accidentes organizativos es lo di-
labras de Diane Vaughan, «... transmitieron la imagen de unos gestores
ficil que resulta identificar con precisión cuándo em.pezaron a torcerse las
inicuos, de modo que el accidente parecía una anomalía, una rareza pro-
cosas, dado que cada paso y cada decisión se derivaron naturalmente de
ducto de los individuos que ocupaban las posiciones responsables de la
toma de decisiones en aquel momento» . los precedentes.
Las conclusiones de Vaughan son, en buena medida, opuestas: sostiene En la NASA ninguna decisión fundamental se tomó con intención maliciosa.
que el accidente sucedió porque quienes participaron en la decisión del Al contrario, lo que ocurrió fu e que se adoptó una serie de decisiones apa-
lanzamiento hicieron precisamente lo que se suponía que debían hacer. rentemente inocuas que empujaron crecientemente a la agencia espaClal haCla
un resultado catastrófico.
1. Report of th e Presidential COl/Il'llissio/1 0/1 the Spaee Shuttle «Challmger» Aecident, Wa- Tres unidades de seguridad supervisaban las operaciones de la lanza-
shington DC, Government Printing Agency, 1986.véase también el excelente relato de H. dera3 , la más relevante de las cuales era el departamento interno de la pro-
S. F Cooper, «A letter fi'om the Space Center», The New Yorker, 10 de noviembre de 1987.
pia NASA -el Programa de Garantía de la Seguridad, la Fiabilidad y la
2. D. Vaughan, The Chal/ellger La/meh Decision, Chicago, Chicago University Press,
1996. En un artículo titulado «Blowup», Malcolm Gladwell reseña el libro en The New Yor-
ker, 22 de enero de 1996, situándo lo en un co ntexto teórico más amplio. La publicación
m ás reciente de Vaughan sobre este tema es «The trickle-down effect: policy decisions, 3. D.Vaughan, «Auto nomy, interdependence, and social control: NASA a"nd the Space
risky work, and the Chal/e/7ger tragedy», California Managell1e/1t R elliew, 39, 1997, pp. 8-102. Shuttle Chal/engep>, A dministratille Scienee Quarterl)', 35,1990, pp. 225-233.

206 2°7
La gestión de los grandes ri esgos 8. La infeliz suerte del regulador

Calidad (SaJet)" Reliabilít)' and Qua/it)' Assurance Program, SR & QA)-. La seguridad. ¿Cuál fu e la razón de esa ausencia? N adie pensó en invitar-
Comisión Presidencial detectó tres fallos principales en las responsabili_ les a participar.
dades de inspección y vigilancia del SR & QA: Un tema que enlaza todos los problemas de regulación que aquí ana-
lizaremos es la falta de recursos. Entre 1970 y el desastre del Challenger la
1. No descubrió ni rectificó la confusión que rodeaba a la asignación de NASA redujo su personal de seguridad y control de calidad en un 71%. El
«grado crítico» a los componentes de la lanzadera en función de la personal del SR & QA en el Marshall Space Center, qu.e tenía, la responsa-
gravedad de las consecuencias en caso de que fallasen. La junta del bilidad de supervisar el proyecto del cohete secundano, habla SIdo redu-
cohete secundario se etiquetó inicialmente como C1-R. La C1 era la cido de unas 130 personas a 84. En conjunto, el personal de seguridad,
categoría de máximo «grado crítico» -significaba «pérdida de vidas o fiabilidad y control de calidad supOlúa sólo el 2% de las 22000 personas
del aparato»-, pero la «R» significaba que había redundancias, o ele- que formaban la plantilla de la NASA . Tanto el director como el direct.or ad-
mentos de seguridad auxiliares, en el caso de su posible fallo. Poste- junto del SR & QA telúan otras obligaciones, por lo que ambos dedIcaban
riormente, su «grado crítico» se elevó al más grave Cl. Pero después entre el 10 y el 25% de su tiempo al programa de la lanzadera, lo que les
del accidente se descubrió que muchos documentos internos seguían dejaba muy poco tiempo para ocuparse de las cuestiones de seguridad.
calificando la junta como C1-R, lo que llevó a algunos gestores de la
NASA (incluso a parte del personal del SR & QA) a creer que existía al-
guna redundancia defensiva.
La estación de metro de King's Cross: una visión
estrecha de la ley
2. El personal del SR & QA no fue capaz de recopilar y difundir datos de
tendencia relativos a la erosión de la junta tórica por efecto del vuelo. Justo después de la hora punta de la tarde, una cerilla o un cigarrillo en-
Entre la décima y la vigésimoquinta misión (la del Challenger) la mitad cendido pasó a través de una grieta en una escalera mecánica de madera
de los vuelos tuvieron problemas con esas juntas. De haber dado difu- y prendió fuego al montón de pelusa y basura cubierto de grasa ~ue había
sión a esos datos los administradores de la NASA habrían dispuesto de una debaj 0 4Veinte minutos después las llamas se elevaban desde el tunel de la
información esencial sobre la historia y el alcance de las debilidades de escalera mecánica hasta el techo de la zona de taquillas. Murieron 31000
la junta.
personas. . ., .
3. La Comisión detectó tres problemas en relación con los informes de Desmond Fennell, el miembro del Consejo Real que presldlO la 111-
fallos. Primero, el SR. & QA no estableció un medio adecuado para in- vestigación subsiguiente, dedicó un capítulo de su informe al papel del re-
formar de los problemas de la lanzadera a eslabones superiores de la je- gulador, la Inspección de Ferrocarriles, que comienza afirmando que éste
rarquía de la NASA. Segundo, no file capaz de crear un conjunto preciso había adoptado una visión demasiado restringida de sus responsabilidades.
de exigencias para que se informase de las anomalías ocurridas du-
En mi opinión, la Inspección de Ferrocarriles lTl,alinterpretó la ley al creer
rante los vuelos. Tercero, no fue capaz de detectar las vulneraciones de
que si el Metro de Londres cunl.plía con su obligación de tener el debIdo
sus normas de información sobre esos problemas. cuidado en la seguridad de las operaciones, había cu mplido ya todos sus de-
Además, ningún miembro del SR & QA estuvo presente en la tele- beres reglamentarios respecto a la salud y la seguridad ~e los pasajeros [',-;l.
Aun asumiendo con comprensión la mala interpretaClon que la InspecclOn
conferencia entre el M arshall Space Flight Center y los ingenieros de
de Ferrocarriles hizo de sus responsabilidades de acuerdo con la ley, es 1111
MOl·ton Thiokolla noche previa al lanzamiento. En aquella ocasión, los
opinión que el nivel de recursos y el grado de alúnco que dedicó a h.~cer
ingenieros de Mm-ton Thiokol se mostraron muy intranquilos por el cumplir las normas [... ] fue insuficiente. Fue este clima lo que pernutlo la
hecho de proceder al lanzamiento tras una noche tan insólitamente fría . persistencia del descuido en la limpieza y otras CIrcunstancIas potenCIalmente
No obstante, en lugar de pedírseles que probasen que el lanzamiento era peligrosas en las estaciones de metro.
seguro se les desafió a probar que no lo era. La ausencia de todo repre-
sentante del SR. & QA en esa tonn de decisiones decisiva significó la pér- 4. D. Fennell, Ilwesfigation il'lto fhe King's Cross Unrfelgrol/nrf Fire, Department ofTrans-
dida de otra oportunidad de expresar preocupaciones referentes a la port, Londres, HMSO, 1988.

208 209
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

En los aiios previos al desastre, los incendios habían sido frecuentes en Piper Alpha: inspecciones superficiales y muestreo incompleto
el Metro de Londres, aunque usualmente de naturaleza ínfima -plan-
chas de cartón y cosas así-o Se los etiquetaba con el tranquilizador tér- Lord Cullen, un veterano juez escocés, presidió la Investigación Oficial del
mino de «brasas». Tres años antes del desastre de King's Cross, la desastre de la plataforma Piper Alpha (véase el capítulo 5 para una breve
Inspección de Ferrocarriles, confiando en que las inspecciones rutinarias descripción del suceso)6. Su Ílúorme constaba de dos volúmenes. El pri-
de la Brigada Antiincendios de Londres se ocupaban adecuadamente de mero se ocupaba de los antecedentes, naturaleza y consecuencias del de-
estos sucesos aparentemente triviales, decidió que no continuaría reci- sastre. Uno de sus capítulos estaba dedicado a las deficiencias de la
biendo copias de los informes correspondientes que realizaba la Brigada. regulación -en particular, al marcado contraste entre lo que detectaron
Fennell consignó que el Inspector Jefe «... reconocía [ahora] que fue las inspecciones del Departamento de Energía y lo que luego reveló la In-
una decisión desafortunada». vestigación-. El segundo volumen miraba hacia el futuro y delineaba
A pesar de que la inspección creía que la responsabilidad principal del un nuevo régimen de la seguridad que posteriormente ha revolucionado
riesgo de incendios correspondía a la Brigada Antiincendios de Londres la regulación y la gestión de la seguridad de las instalaciones marítimas.
reaccionó a dos fuegos en escaleras mecánicas ocurridos en 1973 escri~ La plataforma Piper Alpha recibió en tres ocasiones la visita de un ins-
biendo al Director Jefe de Operaciones de la (entonces) Dirección del pector de la Dirección General de Seguridad del Departamento de Ener-
Transporte de Londres para sugerir una campaña de limpieza de la basura gía durante el año anterior al desastre. La primera fue una inspección
inflamable acumulada b ajo las escaleras mecánicas . No obstante, no se rutinaria que identificó algunas cuestiones menores que no requerían se-
mencionaba en absoluto que hubiera riesgo para los pasaj eros . Ni el Ins- guimiento inmediato. La segunda siguió a un accidente fatal y detectó
pector Jefe ni su personal habían «concebido nunca la posibilidad de que deficiencias en el sistema de cambio de turnos y de permisos de mante-
el ll1CendlO de una escalera mecánica pudiera extenderse rápidamente y nimiento. La tercera tuvo lugar 10 días antes del desastre y se concentró
llegar a amenazar vidas». Empero, cabe disculpar su omisión por dos ra- en zonas donde se estaban desarrollando trabajos de construcción.
zones. Primero, no había ningún precedente obvio -el «fogonazQ) que Era el informe de esta última el que contrastaba tan marcadam.ente con
provocó la catástrofe en el área de taquillas fue un fenómeno relativa- los hallazgos de la investigación. En particular, asul1Úa que Occidental había
mente nuevo-o Segundo, como en otras operaciones ferroviarias, los re- «arreglado» las carencias del programa de autorización para iniciar traba-
guladores -de forma en absoluto poco razonable- consideraban que jos y los cambios de turno, mientras que posterioí-mente se descubrió que
los mayores ri esgos para los pasajeros iban asociados al movimiento de los las deficiencias en estas áreas tuvieron un papel protagonista en el desastre.
trenes y no a las estáticas estaciones. Existía una lista de comprobación para facilitar la evaluación de los siste-
Fennell concluía su exposición del papel de la Inspección de Ferroca- mas de autorización para iniciar trabajos, pero el inspector no dispolúa de
rriles en el desastre señalando que no había hecho bastante uso de su au- ella ni telúa experiencia en el uso de esos procedimientos. No inspeccionó
toridad ni había dedicado al Metro de Londres la atención suficiente el manual de procedimientos operativos de O ccidental en lo referente al
«... para crear la tensión necesaria para garantizar la seguridad»5. Criticó sistema de permisos para trabajos de mantenimiento porque estimó que no
también la «indulgente» relación de la Inspección con el Metro y su falta dispolúa de tiempo para llevar a cabo una auditoría completa, que h abría
de diligencia a la hora de comprobar la implementación de las mejoras de requerido dos o tres días de trabajo, cuando el caso es que sólo fue capaz
seguridad acordadas. En secciones posteriores de este capítulo volvere- de dedicar a esta inspección 10 horas.
mos sobre el tema del estilo de regulación. El inspector desconocía también la práctica de poner en modo manual
las bombas antiincendios diesel durante los turnos en los que se realiza-

,
ban inmersiones. No inspeccionó el sistema de inundación ni concretó la

6. The H on. Lord Cullen, Pllulic lflqIlir)' i/1.lo the Piper A lpha Disaster, Department of
5. Ibid., pp. 146-147. Energy, Londres, HMSO, 1990.

2IO
2II
1'1

La gesti ón de los grandes ri esgos 8. La infeliz suer te del regulador

frecuen cia con que se realizaban simulacros con los botes salvavidas. En El Fokker-28 que se estrelló en Dryden: la red de seguridad
una palabra, fue incapaz de detectar muchos de los factores que unos que falló
pocos días después contribuyeron al desastre.
EllO de marzo de 1989,justo después de mediodía, un Fokker-28 de Air
Cuando durante la investigación oficial se señalaron estas discrepancias
Ontario despegó del Aeropuerto Municipal de Dryden con 65 pasajeros
al director general de seguridad, éste, con considerable justificación, res-
y 4 tripulantes a bordo. El aparato no logró ganar altura y se estrelló a
pondió: (,Creo que existe una completa diferencia de enfoque entre el
po co m enos de un kilómetro del final de la pista. Murieron 21 pasajeros
contexto en que se lleva a cabo una inspección y la amplisima investiga-
y 3 miembros de la tripulación. El pronóstico meteorológico había pre-
ción que se está desarrollando aquÍ »7 . El director de la seguridad descri-
visto lluvia y temperaturas bajo cero, y el despegue se produjo en medio
bió del siguiente modo la naturaleza de la inspección:
de un fu erte temporal de nieve. No se había limpiado el hielo acumulado
[Una inspección es ,] esencialmente, un ejercicio de mu estreo. El inspector sobre la superficie de las alas el avión y esa contaminación fue la causa in-
mu estrea y audita el estado del equipo y los procedimientos de gestión. Habla
mediata de la caída.
co n el personal e intenta ha cerse una idea general de hasta qué punto se
A primera vista, podría p arecer qu e estamos ante un caso evidente de
opera, mantiene y gestiona bien la instalación. Un inspector debe ej ercer su
criterio profesional para establecer el alcance y profundidad de su inspección
error del piloto, ya que obviamente el capitán se equivocó al decidir con-
y nu estra dirección operativa lo selecciona, forma y supervisa para que así tinuar el despegue en esas condiciones. Sin embargo, la investigación pre-
sea. No se le da una lista fija de procedimientos, equipo y otros elementos a sidida por el comisionado Virgil Moshansky, un juez de Alberta, duró dos
los que debe dar su visto bu eno, como en una lista de col11.probación. Algo afios, reunió 34000 páginas de testimonios y escuchó a 176 testigos antes
así crearía considerables dificultades, dada la variedad de operaciones, proce- de llegar a la siguiente conclusión9 :
dimientos operativos e instalaciones de que hablamos; llevaría a los operado-
res a poder prever qué áreas com.probaría siempre el inspector. El accidente de Dryden [.. .] no fu e resultado de una sola ca usa , sino de una
combinación de varios factores relacionados. Si el sistem a hubiera fun cio-
Dadas las naturales constricciones del proceso de inspección, esta vi- nado efica zm ente, todos esos fac tores habrían sido detectados y corregidos
sión suscitaría considerable simpatía en muchos. No así en Lord Cullen, antes de adquirir significación [ . .. ] el accidente fue el resultado de un fallo
qu e emitió el siguiente juicio sobre el proceso de regulación 8 : del sistem a de transporte aéreo [en su conjunto].

Aun mostrando comprensión por el hecho de qu e las inspecciones se basaran Entre estos factores causales figuraban prominentemente las deficien-
en el mu estreo, me parece claro que eran superficiales hasta el punto de ser de cias identificadas a muchos niveles distintos en el regulador, Transport Ca-
escasa utilidad como comprobaciones de la seguridad de la plataforma, pues nada, una agencia que se encontraba en una posición difícil en el momento
no detectaron diversas deficiencias bi en definidas y f.ícilmente determinables . del accidente, atrapada en un clásico doble vínculo: de un lado, la desre-
Si bien la efectividad de las inspecciones se ha visto afectada por una continua gulación había resultado en una carga de trabajo mucho mayor y, al mismo
insufi ciencia de personal y una dirección inadecuada, la evidencia m e lleva a
tiempo, los recortes presupuestarios impuestos por el gobierno canadiense
preguntarme, en un sentido fundamental, si el tipo de inspección prac ticada
por el D epartamento de Energía podía ser un m edio efectivo de evaluar o vi- significaban que el número de p ersonas cualificadas disponibles para des-
gilar la gestión de la seguridad que llevaban a cabo los operadores . empe11ar sus responsabilidades, muy aumentadas, se había reducido mucho.
Transport Canada se hallaba atrapado además en una pesadilla burocrática:
Lord Cullen dedicaba a continuación gran parte del segundo volu- la aprobación de aumentos de presupuesto, por ejemplo, requ ería remitir
n1.en a proponer un nuevo modo de regulación que, como veremos más informes distintos a once niveles del ministerio correspondiente. Las ini-
adelante en este capítulo, posteriormente ha sido implementado.

9.V P. Moshansky, COllllllissioll oJ I/1 f}lIiry illto lile Air Olllnrio Cmsll ni Dryrlell, Onlnrio.
Fillnl Reporl, vol. 1, Ottawa, Ministry ofS upply and Services, 1992, pp. 5- 6.véase también
7 . Ibirl. , vol. 1, pp. 239-24 1. el análisis del capitán D an Maurino en D. M aurino el ni. , Beyollrl A IJinlioll HlIl/lnll Fnclors,
8. Ibirl ., vol. 1, p. 253 . AJdershot, Avebury, 1995 , pp. 57-85.

2 12 213
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

ciativas en pro de la seguridad habían sido sistemáticamente rechazadas o crónica» de la alta dirección de Transport Canada. Finalmente, la inves-
recortadas durante muchos años. El resultado de esas constricciones fue tigación reconoció que, en su mayor parte, el personal de Transport Ca-
que la red de seguridad de la inspección y la supervisión del transporte nada estaba compuesto por «personas competentes y dedicadas que
aéreo falló. La Investigación Moshansky identificó como causas concu- sinceramente lo hacen lo mejor que pueden para garantizar un sistema
rrentes del accidente de Dryden varios factores relacionados con Trans- de transporte aéreo seguro para el público, a veces en circunstancias di-
port Canada, entre los que se incluían: llciles y frustrantes»11.
Demos al Comisionado Moshansky la últim.a palabra sobre la tragedia
- La ausencia de indicaciones a las aerolíneas sobre la necesidad de qui-
de Dryden: «Después de dos años de audiencias públicas e investigación
tar el hielo.
- La ausencia de auditorías de las operaciones del F-28. intensiva, creo que este accidente no sucedió por mera casualidad: se per-
mitió que ocurriera»12. En este caso, el fallo de la red de seguridad regu-
- No se había aprobado un manual operativo del avión o un manual de
ladora era sólo una parte, pero una parte significativa, de la dolencia que
operaciones de vuelo.
- Seis meses después de la entrada en servicio del aparato, no existía una aquejaba a todo el sistema de transporte aéreo canadiense.
lista de equipo mínimo.
- El reglamento de navegación aérea (la regulación vigente) era incom- El Piper Chieftain estrellado en Young, Nueva Gales del Sur
pleto, contradictorio y ambiguo.
- La formación y certificación de los operadores estaba enteramente en Hacia las 19:18 horas del 11 de junio de 1993, un pequeiío aparato de vue-
manos de las aerolíneas. El operador responsable aquel día de los vue- los a corta distancia procedente de Sídney, con cinco pasajeros y dos pilo-
los del F-28 estaba insuficientemente cualificado, preparó una infor- tos a bordo, tocó unos árboles de una colina baja en su aproximación al
mación de despacho de vuelo incorrecta, no notificó a la tripulación aeródromo de Young, Nueva Gales del Sur, y se estrelló. Seis personas mu-
las condiciones de llu via helada ni tampoco las condiciones de sobre- rieron en el impacto o en el posterior incendio. El único superviviente fa-
vuelo en Dryden. lleció en el hospital a la mañana siguiente. Para lo que puede llegar a ser un
accidente de aviación, éste fije un desastre relativamente pequeño, pero que
El informe de la investigación resumió la participación de Transport iba a tener consecuencias de gran alcance para el regulador, la Autoridad de
Canada en la secuencia del accidente del siguiente modo: Aviación Civil Australiana (Australian Civil Aviation Authority, ACAA)13.
Transport Canada, en tanto que regulador, te¡úa el deber de prevenir las gra- Llevó a cabo la investigación la Oficina de Investigación de la Seguri-
ves deficiencias operativas del programa de los F-28 [... l. Si el regulador hu- dad Aérea (Bureau of Air Safety Investigation, BAS¡), una agencia que
biera sido más diligente y minucioso en la inspección de la im.plementación recientemente había adoptado como marco teórico para descubrir con-
de los F-28 en Air Ontario, muchas de las deficiencias operativas que inci- tribuciones causales organizativas y sistémicas el modelo de causalidad de
dieron en el accidente del vuelo 1363 podrían haber sido subsanadas 10 los accidentes delineado en el capítulo 114 . Además de identificar defensas
Apenas pueden caber dudas de que estos fallos de regulación fueron fallidas o ausentes, fallos activos y factores locales inductores de errores, el
consecuencia de fallos sistémicos profundamente enraizados, no de la ac- modelo dirige a los investigadores a considerar también los factores or-
tuación inadecuada de algunos individuos situados en la «primera línea». ganizativos y los fallos latentes. Entre éstos, el informe de BASI sobre el ac-
Los problemas de raíz residían en las altas esferas de Transport Canada y
en el clima financiero impuesto por el gobierno de entonces. Los regula-
11. lbid. , vol. 1, p. Jo,.'viii.
dores operativos que testificaron para la investigación fueron muy explí- 12. lbid., vol. 1, p. 7.
citos en su condena tanto de las regulaciones vigentes como de la «inacción 13. Para evitar confiJsiones con o tras autoridades aéreas civiles, en este texto nos re-
feriremos a la CAA australiana como ACM .
14. Bureau of Air Safety Investigation (BAS1), Pipe/" PA31-350 Chiiftain YOUI'lg NSW 11
jlll'l e 1993, Investi gation Report 9301743, Canberra, ACT, Bureau of Air Safety Investlga-
10. V P Moshansky, op. cit., vol. 3., p. 914. tion, 1994.

214 215
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

cidente señaló varias contribuciones de carácter regulador, que incluían los - Comunicaciones inrifectivas. Una regulación efectiva requiere una buena
siguientes factores: comprensión de la organización supervisada. Sin embargo, la mayor
parte de la comunicación entre Monarch y la oficina del distrito de
- Objetivos en coriflicto. Las actividades de la división de seguridad y es-
ACAA tenía lugar de modo formal; no n1.ostraba indicación alguna de
tándares de ACAA tendían más a favorecer la viabilidad del operador
que hubiera una estrecha relación de trabajo entre ambas partes. Había
(MonarchAir, una pequeña aerolínea de viajes a corta distancia en di-
escaso contacto personal entre el inspector asignado y los responsa-
ficultades económicas) que a atender las necesidades de la seguridad del
bles de las operaciones de vuelo de Monarch.
público que utilizaba el transporte.
- Control dificiente. Los investigadores no hallaron evidencia alguna de
- Difidente división de responsabilidades. Las responsabilidades, así como la
que la oficina de distrito de la ACAA ejerciera un control efectivo sobre
información crucial, estaban repartidas entre la oficina central de ACM
la supervisión de Monarch. Es más, el inspector asignado carecía del
en Canberra y las oficinas locales de distrito -donde radicaban los
apoyo y la supervisión adecuados por parte de su dirección operativa.
inspectores de operaciones de vuelo que efectuaban materialmente la
- Procedimientos operativos dificientes. La división de seguridad y estándares
supervisión requerida legalmente-o Esto significaba que «a nivel re-
carecía de los procedimientos necesarios para garantizar que Monarch
gional, no había una sola persona que tuviera una visión general y ex- continuaba satisfaciendo las exigencias requeridas al poseedor de un
haustiva de la salud de la seguridad de Monarch». Aoc.A pesar de que unos meses antes del accidente se habían detectado
- Difidente planificación. La oficina de distrito responsable de Monarch no deficiencias de las operaciones de vuelo de Monarch, la ACAA parecía re-
formuló ni emprendió un programa efectivo para supervisar las ope- nuente a tomar medidas t~antes para mejorar los estándares operativos
raciones de la aerolínea. El inspector de operaciones de vuelo al que de la compañía. En ausencia de una estrategia coordinada de vigilan-
se había asignado esa función tenía una elevada carga de trab~o, por cia, aunque se luantuvo una serie de reuniones con Monarch, no se
lo que su enfoque era más reactivo que proactivo. En consecuencia, su consiguió que se materializasen las significativas mejoras requeridas.
supervisión de Monarch se reducía en gran medida a la inspección de
documentos. BAS! estim.ó que, dado el número de horas de vuelo que La investigación de Monarch recibió considerable atención en los me-
el aparato había acumulado durante el año anterior al accidente, de- dios de comunicación australianos y suscitó una gran preocupación pú-
bería haber pasado un mínimo de 14 horas, y una media de 17 horas, blica por la seguridad de las pequeñas aerolíneas que cubrían distancias
de revisión en ruta. En realidad, no pasó ninguna. Eso significa que el cortas y por la efectividad del programa de supervisión y vigilancia de la
regulador desconocía el estándar real de operaciones de vuelo de Mo- ACAA. Esa preocupación alcanzó su punto cuhninante en mayo de 1994,
cuando el portavoz de la oposición en materia de transporte en el Parla-
narch. Un indicador que podía haber sido significativo en este caso
mento Federal acusó airadamente de trasgresión en materia de seguridad
eran las circunstancias financieras de la empresa, pero en la ACAA no
a Seaview Air, una pequeña aerolínea de alquiler que operaba entre Lord
existía ningún mecanismo que la indujese a tomar en consideración la
Howe 1sland y el continente australiano. El anterior piloto jefe de Seaview
posible conexión entre el estado financiero de una organización y su
Air era la fuente de unas acusaciones que la compañía propietaria de Sea-
capacidad para volar de manera segura.
view Air negó enérgicamente y tachó de «... infundadas, calunmiosas, di-
- Recursos inadecuados. El inspector local de operaciones de vuelo estaba
famatorias y totah1.1.ente incorrectas». Ese mismo día, la empresa recibió el
sobrecargado de trab~o e infradotado de recursos. Era responsable de
decidido apoyo del director de la seguridad aérea de la ACAA I5 .
la supervisión de unas 40 compañías en posesión de un certificado
En octubre de 1994, un Aero Conmunder propiedad de Seaview Air
de operador aéreo (air operators certifica te, AOC) y, además, se le exigía que
cayó al mar entre Newcastle, en Nueva Gales del Sur, y Lord Howe 1s-
se ocupase de sus deberes administrativos y de gestión durante largos
land. Murieron ocho pas~eros y el piloto. Poco después del accidente, el
periodos, sin dej ar de atender por ello la supervisión de los poseedo-
res de AOC que te¡úa asignados. BAS! llegó a la conclusión de que se-
mejante carga de trabajo era inabarcable. 15 . Editorial del The Sydney Momillg Hemld, el7 de octubre de 1994.

2I6 2I7
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeli z suerte del regulador

Sydney Morning Rerald publicó un artículo que citaba la siguiente decla- de presupuesto a una nueva agencia de seguridad aérea independiente,
ración del director de regulación de la seguridad aérea de la ACAA: «Hemos que sustituiría al departamento de regulación de la seguridad aérea de la
estado observando muy activamente cómo realiza operaciones Seaview ACAA I7 , por considerar que ésta era la forma idónea de resolver «el conflicto
Air y consideramos que lo hace de forma totalmente satisfactoria». El inherente entre las funciones económicas y políticas de la ACAA».Anunció
miSlTlO artículo revelaba a continuación que en enero de 1994 la ACAA también que la financiación pública para la regulación de la seguridad au-
había advertido a Seaview Air que se arriesgaba a ver suspendido su per- mentaría un 20%. Entre tanto, el ministro Brereton resistía las peticiones
miso de vuelo a menos que corrigiese «serias deficiencias operativas». La de dimisión por su gestión de la ACAA (la oposición lo llamó «Poncio Pi-
carta de la ACAA describía esos problemas como «L1l1a causa importante de latos en la nieve» cuando se confirmó que había continuado sus vacacio-
preocupación desde la perspectiva del cumplimiento de la regulación y la nes de esquí después de ser informado de la tragedia del Seaview). Al año
seguridad». Dichas deficiencias incluían: siguiente, la ACAA fue disuelta y sustituida por dos agencias, la Civil Avia-
- Que la sobrecarga de los aparatos venía siendo «la nornu desde hace tion Safety Authority, encargada de regular la seguridad aérea, y Air Ser-
algún tiempo» . vices Australia, que se ocuparía del control del tráfico aéreo y aspectos
- Volar sin ayudas a la navegación de emergencia. similares de las anteriores competencias de la ACAA. Cómo funcionará esta
- Anunciar la aerolínea COlT10 un servicio regular de pasajeros cuando en nueva organización tras el reciente cambio de gobierno es algo que habrá
realidad era un servicio de alquiler. que ver.
- Que la formación de algunos pilotos era deficiente. La desregulación del sector de la aviación en Australia había producido
- Que un piloto había efectuado un trayecto sin plan de vuelo. un ramo de corta distancia, un tercer grupo de aerolíneas, que incluía un
gran número de operadores con un solo avión y un solo piloto y que em-
El editorial del S)'dne)' Morning R emld del 7 de octubre de 1994, seis barcaban hasta una docena de pasajeros desde y con rumbo a los centros
días después de la tragedia del Aero Commander, informaba que la ACAA regionales de Australia. La mayoría operaba bajo las normas, relativamente
había modificado su posición anterior y admitía que, en efecto, había in- laxas, que gobernaban las operaciones chárter. A diferencia de los Estados
dicado a Seaview que estaba conculcando las normas de seguridad, pero Unidos, donde los nuevos operadores deben demostrar que cuentan con
que esas infracciones habían sido rectificadas satisfactorianlente. El mismo recursos suficientes para mantener su aparato, en Australia «cualquiera que
editorial señalaba también que cuando en el mes de mayo se había dis- pueda conseguir prestado, mendigar o robar un avión lo bastante decente,
cutido el tema en el Parlamento Federal, el sei'íor Brereton, ministro de puede convertirse en el magnate de su propia aerolínea»18.
transporte, se había limitado a remitir las preguntas de la oposición a una Esta situación podría haber sido manejable si la ACAA hubiera dispuesto
comisión parlamentaria. El editorial comentaba: «Esta respuesta fue esen- de los recursos necesarios para mantener la seguridad aérea, y el decidido
cialmente un reajuste doméstico, cuando, a la luz de los acontecimientos propósito de hacerlo, pero se trataba de una agencia comercial, financiada,
subsiguientes, habría sido necesaria una actuación mucho más directa en en parte, por aquéllos a quienes regulaba . Como resultado, la ACAA sentía
el sentido de una reorganización del servicio». una natural preocupación por sostener la viabilidad comercial de sus ope-
La reorganización no tardó en llegar. Una semana después del acci- radores-clientes en el sector del transporte de corta distancia. Fue este
dente, el ministro cesó al director de seguridad de la ACAA. Doce días des- conflicto de objetivos el que, con el tiempo -y probablemente de forma
pués del accidente, y como consecuencia de él, se ordenó a la policía inevitable-, provocó su desaparición.
federal que abriera una investigación sobre presuntos hechos constituti-
vos de delito de corrupción en la ACAA I6 . La misma semana, el ministro
Brereton anunció que el Gabinete Federal había acordado instituir y dotar

17. M. Taylar, «Brereto n strips CAA safety rol e», Th.e Ca/1berm Tin/es, 13 de octubre de
16. M. Riley, «Police to investigate CAA link to Seaview», The Synne)' lVlo fl'li/'/g H eraln,
1994.
14 de octubre de 1994. 18. Financial Re/Jiew, 11 de octubre de 1994.

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La gestió n de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

EL ATAQUE CONTRA LOS REGULADORES ESTADOUNIDENSES guro un neumático desgastado mientras no explote_La contumaz nega-
tiva de la FAA a reconocer qu e existían aguj eros en su red de seguridad
El siguiente titular apareció en el New York Ti/'nes en noviembre de 1995: llegó a irritar al senador William S. Cohen, presidente del Comité del
«El laxo sistem.a de inspección de la Administración Federal de Aviación Congreso encargado de inves tiga r el sistema de insp ección de la FAA. «La
(Federal Aviation Administration, FAA) convierte el espacio aéreo en Un actitud de la FAA», afirmó, «ha consistido en negar las acusaciones, defen-
lugar más peligroso». El artículo de fondo que venia a continuación, es- der su actuación y desviar las cues tiones» .
crito por Adam Bryant, recogía la crónica de algunos de los problemas que Como muchas agencias comparables en otros países, el servicio de ins-
acosaban a la FAA, uno de los organismos reguladores más grandes y pres- pección de la FAA no anda sobrado de recursos . Cuenta con 2500 inspec-
tigiosos del mundo. tores de seguridad para sup ervisar 7298 aparatos perten ecientes a
La investigación del New York Ti/'I'l es -basada en do cumentos oficia- aerolíneas, 184434 aparatos de aviación general, 682959 pilotos en activo,
les y entrevistas a insp ectores, funcionario s de la age ncia y expertos del 4817 instalaciones de reparación, 656 esc uelas de formación de pilotos y
sec tor- identificó dos defectos del sistema de inspe cción de la FAA que 192 escuelas de mantenimiento. Cada aI'ío, un inspector realiza más de
juzgó graves l9 . Primero, no parecía que pudiera imputarse responsabilidad 400 inspecciones, cuya duración oscila entre los cinco minutos y las cinco
alguna a los inspectores por no desc ubrir o realizar el seguimi ento de de- semanas. El salario medio anual es de 57500 dólares.
fici encias que posteriormente estuvieran implicadas en accidentes fatales. Como en otros países, la desregulación del sector aéreo en 1978 no ha
La Oficina N acional de Seguridad en el Transporte (National Transport hecho más fácil, en absoluto, la tarea de los reguladores . Antes estaban
Safety Board, NTSB), la agencia que investiga los accidentes aéreos en Es- convencidos de qu e podían confiar en que los trabaj adores del sector ha-
tado s Unidos , identificó la incapacidad de la FAA para ac tu ar agresiva- rían bien su trabajo ; pero ahora, cuando una de ca da cuatro aerolíneas
mente contra las sup ervisiones laxas como un fa ctor incidente en tres quiebra cada año y otras nuevas ocupan su lugar, hay fu ertes presiones
accidentes aéreos con víctimas mortales, así como en un accid ente sufi-ido comerciales para reco rtar costes en seguridad. En palabras de un inspec-
por un aparato de la propia FAA. Segundo, un número significa tivo de ins- tor veterano: «Te encuentras con mecánicos que falsifi can docum.entos y
pec tores ca recía aún de la forma ción necesaria para ha cerse cargo de los pasan por alto cosas qu e para ellos so n obvias porqu e tienen miedo a las
aviones y el equipo qu e se les había encomendado sup ervisar. Por ejem- represalias de sus j efes.Ya no hay co nfianza».
plo, muchos inspe ctores declararon que se les había asignado sup ervisar La FAA no es la única agencia reguladora estado unidense acosada. El
flotas de Boeing 737 sin hab er recibido nunca formación sobre ese apa- 4 de marzo de 1996 la revista Ti/'n e publicó un extenso artículo sobre la
rato. En el año 1994-95 sólo unos pocos de los 143 inspectores qu e su- Comisión R eguladora de la Indu stria Nuclea r (Nuclear Regulato-
pervisaban a los pilotos que volaban en un avión turbohélice de uso muy ry Commission, NRC), la agencia responsable de supervisar la seguridad
extendido, el ATR, estaban plenam ente cualificados ellos mismos para pi- de los 110 reac tores com erciales existentes en Estados Unidos. Su titu-
lotar esa clase de avión. La NTSB seI'íaló esa falta de formación del perso- lar decía así: «Dos valientes ingenieros de Connecticut denuncian el pe-
nal regulador como factor causal concurrente en tres accidentes aéreos ligroso juego de la NRC: no exigir, de forma habitual, el cumplinúento
desde 1983. de la normativa de seguridad para permitir qu e las centrales m antengan
En respuesta a estas críti cas, los funcionarios de la agencia señalaban la bajos sus costes y sigan conec tadas a la red»20.
tasa na cional de accidentes aéreos - una de las más baj as del mundo- El problema te¡úa que ver con el uso de una gran masa de agua de-
co mo prueba de que el sistema funcionaba. Sus críticos, sin embargo, re- nominada piscina de co mbustible gastad0 21. Hay un tipo de central nu-
plicaron que confiar en un historial de seguridad medido por una tasa clear que debe parar cada 18 meses para sustituir las barras de combustible.
baj a de resultados negativos es una equivocación similar a co nsiderar se-

20. E. Pooley, «Nuclear warriors», Tim e, 4 de marzo de 1996.


19. A. Bryant, «Marginal safety: a special repo rt», T/¡ e Nel/J York Til/l es, 13 de noviem- 21. La piscina (pool) puede denominarse también «estanqu e» (po/ld), como en el R eino
bre de 1995 . Unjdo, por ejemplo.

220 22I
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

Las barras gastadas -radiactivas y a muy alta temperatura- se disponen guridad corresponde a las empresas . .. La NRC es esencialmente una agen-
sobre parrillas en el interior de la piscina. Debido a que el gobierno fede- cia de auditoría» . Con sólo cuatro inspectores por cada tres centrales,
ral no ha construido un lugar de almacenamiento para los desechos de alta «hemos de concentrarnos en las cu estiones con mayor significación para
radiactividad, estas piscinas se han convertido, de facto, en vertederos nu- la seguridad. Se nos pueden pasar por alto cosas».
cleares, mu chas de ellas casi al limite de su capacidad. Si el sistema fallase Como ocurre en otros lugares, la NRC recibe ataques desde todos los
las piscinas se transformarían en calderos hirvientes de los que se elevaría~ flancos . El senador por Delaware Joseph Biden, que presiona para crear
nubes de vapor radiactivo. Peor aún, si una piscina perdiera el agua que una oficina de seguridad nuclear independiente, al margen de la NRC, des-
contiene a consecuencia de un terremoto, un fallo técnico o un error hu- cribió el estilo de regulación de ésta como el de «el zorro al cuidado del
mano se produciría el equivalente a la fllsión de varios núcleos fuera del gallinero». Los críticos de la NRC señalan también que la industria nuclear
área de contención, lo que liberaría cantidades masivas de radiactividad estadounidense pu ede vetar la designación de candidatos a ingresar en su
que harían inhabitables grandes extensiones de Estados Unidos. comité de dirección si los juzga demasiado hostiles, mientras que los re-
Para controlar estos riesgos, las regulaciones federales exigen que las guladores complacientes «encuentran la puerta abierta para oc upar bue-
centrales más antiguas, que no disponen de los sistemas de refrigeración nos empleos» en las empresas del sector nuclear. El director ejecutivo de
más recientes, lleven a la piscina sólo una tercera parte de las b arras al un grupo de apoyo a quienes denuncien irregularidades llamado «No-
mismo tiempo. En la central en cuestión, uno de los ingenieros de más alto sotros, el pueblo» comentó: «Todo se reduc e a dinero ... C uando un
rango descubrió que se estaba llevando a la piscina todo el combustible a asunto de seguridad es demasiado caro para el sector, la NRC simplemente
alta tempera tura a la vez; y también que esa práctica llevaba vigente al lo arrumba». Al mismo tiempo, el propio sector nuclear se queja de que
menos 20 años. Además, en lugar de cumplir con el periodo de enfria- muchas de las normas de la NRC disparan sus costes sin mejorar la seguri-
miento de 250 horas prescrito, el combustible se retiraba sólo 65 horas dad porque «el sistema de regulación no se ha mantenido al día de los
después de la parada. M erced a este expediente, la central reducía en dos avances tecnológicos»22.
semanas el tiempo sin actividad que suponía cada recarga de combustible, Como sus homólogos de otros países, este organismo regulador se en-
lo que constituía una ahorro de siete millones de dólares aproximada- cuentra entre la espada y la pared.
mente en los costes de la operación.
Así dio comienzo una lucha, que duró tres años, para enmendar las
CONDENADO TANTO SI LO HACES COMO SI NO
cosas. Durante 18 m eses los superiores del ingeniero negaron que existiera
el problema y rehusaron informar a la NRC. M ás adelante, la dirección Por todo el mundo las agencias reguladoras parecen atrapadas, sin espe-
contrató consultores externos para demostrar que el ingeniero estaba ranza de salvación, en un embrollo de dobles vínculos . Considérense los
equivocado, pero que acabaron mostrándose de acuerdo con él. Final- siguientes:
mente, el ingeniero llevó el asunto directamente a la NRC y descubrió que
los reguladores nucleares estaban al tanto de esa práctica cuando menos - La carga de trabajo ha aumentado a la vez que se han recortado drás-
desde hacía 10 años, sin que hubieran adoptado ninguna medida para po- ticamente sus recursos.
nerle fin . La NRC se defendió diciendo que se trataba de una práctica muy - Con frecuencia, se acusa a los reguladores de sup ervisión indulgente
extendida , y segura, siempre que el sistema de refi·igeración de la central y de relaciones de colusión co n sus clientes, mientras que estos mis-
hubiera sido diseñado para asumir esa carga de calor -lo que no era el mos los consideran a menudo intrusivos, obstructivos, amenazantes,
caso en la central en cuestión- oAsimismo se descubrió que existían cen- rígidos, anticuados, ignorantes y, por lo general, hostiles a sus presio-
trales con problemas similares en la gestión de sus piscinas de combusti- nes de carácter comercial.
ble gasta do en otros tres Estados.
En su respuesta escrita a un cuestionario que Time le había enviado por
fax, el director ejecutivo de la NRC afirmó que «la responsabilidad de la se- 22. E. Pooley, op. cit.

222 223
La gestión de los grandes ri esgos 8. La infeliz suerte del regulador

- Las investigaciones de accidentes declaran a los reguladores culpables de plo, los ferrocarriles estadounidenses empleaban a 821415 personas, de las
no estar plenan'lente familiarizados con los detalles de las operaciones cuales 30821 resultaron heridas o fallecieron a consecuencia de acciden-
de sus clientes y de pasar por alto factores causales importantes; pero el tes laborales. De éstos, el 35% estuvieron relacionados con operaciones
único modo que tienen los reguladores de obtener esa información es de enganche de vagones de carga y otros. Antes de esa fecha, entre 1877
que los propios operadores se la proporcionen, o bien realizando ins- y 1887, el 38% de todos los accidentes sufridos por los trabajadores ferro-
23
pecciones y seguimientos periódicos. Después de un accidente, estas viarios estuvieron relacionados con las maniobras de enganche .
omisiones adquieren una significación siniestra, pero para los regula- Hasta que el Congreso aprobó la Safety Appliance Act, en 1893, la
dores, pertrechados únicamente con su capacidad de previsión, esos tarea de enganche implicaba introducir una barra de conexión en una
factores no son sino otras más de las posibles contribuciones a un fu- mordaza de acoplamiento y luego insertar un pasador a través de un ori-
turo accidente. Como ya dijimos, una advertencia sólo lo es reah1'lente ficio de la barra para fijarla en su sitio. Para efectuar esta operación, los
si se sabe qué clase de contingencia sufrirá la organización. operarios debían situarse entre los vagones en movimiento durante el en-
- Los reguladores de primera línea son generalmente técnicos especia- ganche y a menudo resultaban heridos y, en ocasiones, muertos .
listas. Sin embargo, los accidentes más graves surgen de interacciones En 1873 , EliJ.Janney -empleado de un negocio tex til y antiguo ofi-
imprevistas -y con frecuencia imprevisibles- entre factores huma- cial confederado- patentó un enganche a modo de nudillo que p ermi-
nos y organizativos, cuya importancia sólo han comenzado a recono- tía a los trabajadores ferroviarios enganchar y desenganchar los coches sin
cer los legisladores en materia de salud y seguridad en fechas muy necesidad de estar entre ellos para dirigir la barra e insertar el pasador. El
recientes y en los términos más generales. mercado se vio inundado de pronto por miles de enganches p atentados,
pero el diseño de Janney era claramente el mejor. En 1888, la Asociación
En resumen, los reguladores están en una posición imposible : se les de maestros constructores de vagones adoptó como estándar el enganche
pide que prevengan los accidentes organizativos en ámbitos de alta tec- de Janney. El Congreso, convencido de que el dispositivo podía efectuar
nología a pesar de lo poco que se conoce todavía de la etiología de estos la tarea con seguridad, aprobó la Safety Appliance Act en 1893, convir-
raros y complejos sucesos -como este libro trata de dejar claro. tiendo el enganche de JaImey en obligación legal para toda la industria fe-
Pero esto no siempre fue así. Algunas de las más espectaculares reduc- rrOVIana .
ciones de accidentes -generalmente relacionadas con individuos que se El impacto fue aso mbroso. La tasa de accidentes cayó espectacular-
enfrentaban a peligros claramente definidos en situaciones concretas- mente durante los 10 años siguientes, y hacia 1902 (sólo dos años después
han sido fi:uto de la introducción de legislación sobre seguridad, unida a de que terminase el periodo de gracia de siete años concedido por la Ley)
una regulación y un esfuerzo efectivos por hacer cumplir las normas. los accidentes en maniobras de enganche representaron sólo el 4% de los
A continuación dedicaremos una breve sección a estas historias de éxito accidentes sufridos por los empleados. En términos absolutos, los acci-
con objeto de reequilibrar la balanza. dentes relacionados con el enganche cayeron de unos 11 000 en 1892 a
poco más de 2000 en 1902, a pesar del continuo aumento de la cifra de
empleados en los ferrocarriles durante esa década -de 873602 en 1893
LEGISLACIÓN y REGULACIÓN: ALGUNOS GRANDES ÉXITOS
a 1189315 en 1902-. Es interesante que no hubiera una reducción en la
proporción de empleados ferroviarios que sufrieron accidentes: co nti-
Tras una de las batallas del general Grant, durante la guerra civil estadou-
nuaron siendo en torno a un 3-4% de la fuerza laboral total año tras año.
nidense, un político de Washington, descontento con las elevadas bajas
(unas 19000) que habían sufi'ido las fuerza s de la Unión, acusó a Grant de
matar más hombres que los ferrocarriles. Aunque, a primera vista, esto pa-
23. La informació n relativa al descenso de los accidentes durante las maniobras de
rece poco más qu e mera retórica política, una mirada más atenta alnú- enganche procede de The Un ited S tatus Law Week, 27 de febrero de 1996, 64, p. 411 2 .
mero de empleados muertos en operaciones ferroviarias en el siglo XIX Estoy enormemente agradecido a M.ichael Baram por hab erm e facilitado este texto, aun-
revela que no era en absoluto una exageración. En el año 1892, por ejem- que no estoy seguro de qu e ap robase enteramente el uso que hago de él aquí.

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224

1I1
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

Otras leyes de seguridad de éxito visible han tenido por objeto la in- AUTONOMÍA y DEPENDENCIA COMO CONSTRICCIONES
troducción de límites de velocidad en las carreteras. La imposición de1lí_ DEL PROCESO DE REGULACIÓN
mite de 30 millas por hora en las carreteras británicas en la década de los
treinta produjo la mayor reducción de las muertes por accidente de ca- Las autoridades reguladoras son agentes de control social. La bibliografía
rretera debida a un solo factor. La reducción del límite nacional de velo- sobre organizaciones es rica en exposiciones teóricas sobre dicho proceso
cidad de 70 a 55 millas por hora aprobada en los Estados Unidos en 1974 de control, pero aquí daremos preferencia al ofrecido por Diane Vaughan
4
en respuesta a la crisis del petróleo, redujo la tasa de accidentes mortales el; en su minucioso análisis del accidente del Challenger _ Lo que hace a las
un 34%. La posterior elevación de ese límite a 65 millas por hora en los nociones de Vaughan sobre autonomía e interdependencia organizativas
tramos rurales de las autopistas interestatales condujo a un aumento del articular mente relevantes para las cuestiones que ahora nos conciernen
16% en los accidentes mortales. ~s que las elaboró para dilucidar los problemas de regulación que pueden
En Gran Bretaña, la obligatoriedad de que el conductor y el pasajero contribuir -y que así lo hicieron- a un accidente orgamzatIvo.
del asiento delantero lleven puesto el cinturón de seguridad entró en La esencia de su argum.ento es que el proceso regulador -descubri-
vigor el 31 de enero de 1983. La comparación de los meses de febrero a miento, vigilancia, investigación y sanción- está constreñido inevitable-
diciembre de ese año con el mismo periodo del al10 anterior reveló una mente por las relaciones interorganizativas entre la agencia reguladora y
reducción de los fallecimiento s del 23% y del 26% de los h eridos graves. la empresa regulada, lo cual, a su vez, lleva a que sus relaciones se basen
Un estudio posterior concretó que el descenso de las muertes y los daños más en la negociación y el compromiso que en amenazas y castigos. El
graves había sido del 23% para los conductores y del 30% para los pasa- hecho de que tanto el regulador como el regulado sean autónomos, que
jeros del asiento delantero -los individuos directam.ente afectados por existan como entes separados e independientes, plantea al primero pro-
la Ley. ble111.as especiales . Su estructura física, su cultura y las m edidas adoptadas
Por supuesto, podríam.os continuar con el catálogo de efectos benefi- para limitar la filtración de hechos sensibles -la información que se trans-
ciosos de otras leyes de seguridad, como la obligatoriedad del casco para mite al exterior se criba- aíslan, en diferentes m.edidas, delmedlO exte-
los motociclistas -y los efectos adversos de su derogación en algunos Es- rior a todas las organizaciones, y, además, éstas tienden a ser muy selectivas
tados de Estados Unidos-, pero la idea está clara. La legislación dirigida en sus intercambios de información con organizaciones externas, y espe-
a coartar determinados tipos de actos peligrosos ha tenido un impacto cialmente con los reguladores.
muy grande. Pero siem.pre en el caso de accidentes individuales, en los que Éstos, por su parte, intentan atravesar las fronteras de las organizacio-
las personas amenazadas, los riesgos y las situaciones peligrosas eran todos nes que regulan solicitando ciertas clases de informaciones y efectuan,do
bien conocidos. visitas periódicas a sus instalaciones. No obstante, estas estrategIas solo
Por desgracia, no existe el mismo nivel de concreción - o incluso de pueden procurar atisbos aislados de las actividades de una organización_ El
comprensión- en el caso de los accidentes organizativos. Así pues, la cues- tamaño, la com.plejidad, las peculiaridades de la jerga organizativa (como
tión sigue en pie: ¿qué podrían hacer los reguladores para ser más efecti- en el caso de la NASA, por ejemplo), el rápido avance de la tecnología y, en
vos en la limitación de la fi-ecuencia y gravedad con que ocurren estos ocasiones, la opacidad intencionada se combinan para dificultar qu e el re-
infrecuentes pero catastróficos sucesos? Para responder a esta pregunta ne- gulador adquiera una visión profunda, general y exhaustiva de cómo lleva
cesitamos primero reflexionar sobre la naturaleza del proceso de regula- realmente sus asuntos la organización.Y es probable qu e los reguladores
ción y analizar cómo acontecimientos clave, como la Ley de Salud y individuales que afrontan estas dificultades, siendo ellos mismos miem-
Seguridad en el Trabajo británica (1974) y el Informe Cullen sobre Piper bros de una organización autónoma con su propia agenda, transmitan a sus
Alpha, han cambiado el modo de elaborar y hacer cumplir las leyes sobre superiores inmediatos la impresión de que saben más de lo qu e realmente
seguridad.
24. D.Vaughan, "Autonomy, interdependence, and social contro~: NASA and the space
sl1Uttle C/¡ alIel'lgw> , A dl'l,;nistmtilJe Sciel'lce QI.Ia/·terly, 35,1990, pp. 22;)-233.

227
226
La gesti ó n de los g rand es ri esgos 8. La infeli z suerte del regulado r

saben sobre la organización que regulan. Confesar que no pueden p ene- aíses industrializados. Di cho de! modo más sencillo, se ha pasado de leyes
trar hasta el corazón de los asuntos de la organización que tienen asignada ~ue especificaban los m edios por los que debía conseguirse qu e se traba-
significa adm.itir que carecen de las habilidades investigadoras necesarias jase de forma segura, a leyes que disponen e! logro de dete~nunados o.bJe-
o que no están llevando a cabo su trabajo con la suficiente diligencia, o tivos de seguridad; en lu gar de normas que dlCtan los requlSltos concretos
am.bas cosas. A los reguladores también les preocupan sus carreras. que individuos u organizaciones han de cumplir, dejándoles escasa o nula
En su esfuerzo por vencer esos obstáculos, los reguladores tienden pau- discreción para apartarse de lo prescnto, la tendenCIa actual apunta hacra
latinamente a depender de la ayuda que las organizaciones reguladas les normas que subrayan los resultados que se exigen a la gestión de la s~gu­
prestan para obtener e interpretar la información. Esa interdependencia ridad y conceden a los operadores de las tecnologías de alta pehgr~sldad
puede socavar e! proceso regulador de diferentes maneras. A través delma- considerable libertad para determinar los m edios por los qu e alcanzaran dI-
terial que escoge comunicar y de la forma de presentarlo, la organización chos resultados.
regulada puede manipular el conocimiento del regulador acerca de la na- Lograr obj etivos de seguridad presupone dos funciones organizativas
turaleza y gravedad de un problema de seguridad. Los reguladores son seres básicas26. Primero, exige disminuir la probabilidad de que sucedan aCCI-
humanos, y como tales tienden a establecer relaciones personales con los dentes, mediante la identificación y eliminación de las circunstancias que
regulados - la gente que supervisan acaba por caerles bien y llegan a sen- los causan. Segundo, requiere reducir las consecuencias dúi.osas de los ac-
tir simpatía por sus problemas en el ámbito personal- y esto, a veces, com- cidentes qu e aún sucedan -estableciendo procedimientos de mitigación
promete su capacidad para identificar, informar de, o sancionar infi..acciones. de accidentes y de respu esta de emergencia, reduciendo aquellos factores
Las malas relacion es consumen recursos escasos, gastan un tien"lpo va- causales que tengan mayor probabilidad de aumentar los daños materia-
lioso y son desagradables y, con fi·ecuencia , contraproducentes -en par- les y personales y trasladando las potenciales víc timas y los activos ame-
ti cular cuando se secan las fu entes internas de información-o Como nazados fuera de la zona de peligro-oSobre ambas funCIOnes mfluye de
resultado, generalmente ambos, regulador y regulado, tienden a evitar los forma determinante qué juzgu e una sociedad, o una tecnología, «sufi-
encuentros antagónicos y a favorecer la negociación y e! rega teo frente al cientemente seguro». Existen varios enfoques diferentes:
conflicto y la confrontación. Diane Vaughan resume la situación con las si- _ El enfoque defactibílidad o ALARP (los riesgos deben mantenerse tan bajos
guientes palabras: como sea razonablemente factible, as loUl as reasonably practicable). Se-
Es probable qu e las situaciones de lTlutua dependencia engendren continua- guridad es lo logrado en e! punto a partir del cual para la organización
mente negociaciones y regateos en lugar de tácticas de confrontación en un no es ni tecnológica ni comercialmente factible hacer más.
proceso en que cada parte intenta controlar el uso que la otra hace de sus re- _ El enfoque de riesgo comparatilJo. La seguridad se determina sobre la base
cursos alnusmo ti empo que procura conservar los suyos. Interpretar las con- de compara ciones con otros riesgos qu e la sociedad acepta volunta-
secuencias de estas negociaciones y regateos (por ejelTlplo, que la sanción sea
riamente (por ejemplo, la decisión de utilizar el transporte aéreo, de
el análogo de un tirón de orejas, o que no haya sanción alguna) como «fallos»
de regulación es no cOl11.prender la cuestión. El comprom.iso es un patrón de viajar por carretera, de fumar, etc.). .
logro del cumplinuento de las normas que la estructura de las relaciones in- _ El enfoque de rnínirnos. Existe seguridad cuando los riesgos se consIde-
6
terorgan.izativas de regulación genera sistemáticamente 25 ran insignificantes, comúnmente cuando su probabilidad es 10- o
n"lenor.
_ El erifoque de riesgo cero. Existe seguridad sólo cuando no hay riesgo al-
EL CAMBIO HACIA LA AUTORREGULACIÓN guno de que suceda un accidente con consecuencias perJudICIales.

Las dos o tres décadas pasadas han sido testigos de una drástica transfor-
mación en la forma de elaborar la legislación sobre seguridad en muchos
26. M. Baram, «The use of rules to achieve safety: introductory remarks», ponencia
presentada al Workshop 011 the Use ofRules to Achieve Safety, Bad Homburg, Alemama,
25 . ¡birl. , p.227. 6 de m ayo de 1993.

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228
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

Como ha señalado Michael Baram, profesor de derecho en Boston: Trabajo (Hea lth and SaJety at Work Act, Ley HSW) de 1974. Esta ley inició
Con independencia del concepto que en un momento particular de la his-
el movim.iento en dirección a la autorregulación.
tona se II1voque para defil11r lo que sea la seguridad, a medida que una so- La Comisión Robens identificó varios defectos graves en el sistema
ciedad progresa demanda un nivel más alto de ella. Así pues, la seguridad es legal vigente para la promoción de la salud y la seguridad en el trabajo. El
un obJetiVO en ITlOvllruento que se desplaza continuamente hacia el riesgo primero, y el más fundamental, era que había demasiada legislación, si-
cero, excepto ?or ll1terrupclOnes que sobrevienen durante periodos de ad- tu ación que tenía por efecto «condicionar a la gente a creer que la salud
versidad econonuca o de elevado desemple0 27 y la seguridad en el trabajo eran primeramente y por encima de todo un
La breve relación del movimiento hacia la autorregulación que ex- asunto de normas m.inuciosas impuestas por agencias externas»29. El se-
pondremos a continuación se centrará en la escena británica, pero gundo defecto era que gran parte de la legislación existente era insatisfac-
desarrollos comparables han tenido lugar en otros países. Véase, por ejem- toria. Era ininteligible, estaba obsoleta en muchos puntos y se preocupaba
plo, la Ley de Planes de Emergencia y Derecho de la Ciudadanía a Saber principaln"lente de las circunstancias fisicas y no de «las actitudes, capaci-
aprobada por el Congreso de los Estados Unidos en 1986 y las enmien- dades y actu aciones de las personas y de la eficiencia de los sistemas or-
das a la Ley de Aire Limpio promulgadas por el Congreso en 1990. ganizativos en los que trabaj aban»30. El tercer problema era la
A lo largo de la primera m.itad del siglo xx, la legislación británica fragmentación de las jurisdicciones administrativas y la inexistencia de
sobre seguridad estuvo firmemente asentada en el «Modelo de la Le una política oficial de amplio alcance en materia de salud y seguridad en
de Fabricas»28, y se caracterizó por su fi-agmentación y por la ausencia d~ el trabajo. El informe afirmaba:
participación de la fuerza laboral. Desde mediados del siglo X IX, la ten- Necesitamos un sistema que se autorregule con más efectividad ... Esto re-
dencia había favorecido la aprobación por parte del Parlamento de le es quiere mejores sistemas de organización de la seguridad, más iniciativas de
muy específicas cuya redacción incluía regulaciones prescriptivas de~a­ gestión y nl.ás participación de los trabajadores nUSlTIOS. Por lo tanto, los ob-
lladas de actividades laborales concretas. La falta de participación de los j etivos de la futu ra política laboral deben incluir no sólo un aumento de la efi-
cacia de la contribución del Estado a la salud y la seguridad en el trabajo, sino
trab~Fdores era un legado de la tradición de la Ley de Fábricas, que im-
también, y de manera mucho más importante, la creación de las condiciones
poma obligaCIOnes a los empleadores y veía la participación de los tra-
propi cias para una autorregulación m ás efectiva 3 ].
baJadores en el esfu erzo por mejorar la seguridad principalmente como
una cuestión de disciplina que era responsabilidad de los empleadores Muy pertinentemente, el segundo capítulo del informe Robens hacía
hacer cumplir. asimismo la siguiente observación:
Hacia finales de la década de los sesenta este rígido edificio legislativo La promoción de la salud y la seguridad en el trabajo es una función esencial
-una gran pila de colecciones de normas relativas a cada sector amon- de una bu ena gestión [ ... l. Las buenas intenciones alluvel del consejo de di-
tonadas unas sobre otras- comenzaba a desmoronarse. El rápido aumento rección serán inútiles nl.Í entras los gestores de los eslabones inferiores de la ca-
de la tasa de accidentes, junto a los arrolladores cambios que se estaban dena, y más próximos a lo que sucede en el lu gar de trabajo, sigan
prodUCIendo en las tecnologías y los materiales, induj o la exigencia ge- preocupándose exclusivamente de problemas de producción 32 .
neralizada de una nueva legislación sobre salud y seguridad. El gobierno La Ley HSW puso en marcha la progresiva sustitución de la legislación
creó una comisión de investigación presidida por Lord Robens, hasta en- sobre salud y seguridad existente por un sistema de regulaciones y códi-
tonces presidente de la Oficina Na cional del Carbón. Las recomendacio- gos de prácticas recomendados; impuso al empleador el deber de «asegu-
nes del Informe Robens se promulgaron - con sorprendentemente pocos
retoques por parte del gobierno- en la Ley de Salud y Seguridad en el
29.The Hon. Lord Cullen, op. cil., p. 256 .
30 . Ibirl., p.257.
27. Ibirl. , p.3. 31. Ibirl., p.257.
28 . S. Dawson,PWillman, M. Bamford y A. Clinton, Scifet}' at Work:Tile Lilllits of Se!f 32. Lord Rob ens, Saje!}' a/"lrl Henllil al Work, Reporl of tile COl/I/I/iUee 1970-72, Vol. 1,
Regl/la!lOl/, Cambridge, Cambridge University Press, 1988. Londres, HM SO, 1972, p. 41.

230 23I
La ges ti ó n de los g randes riesgos
8. La infeliz suerte del regul ado r

rar, en la m edida en qu e sea razonablemente fac tible, la salud, la seguri_ operadores la entrega al HSE de un inform.e escrito sobre la seguridad de
dad y el bienes tar en el trabajo de todos sus empleados» y «llevar a cabo sU instalación, comúnmente cono cido como recom endación de seguri-
sus ac tividades de man era qu e garan ticen, en la medida en qu e sea razo_ dad. El desastre de Flixborough, ocurrido en 1974, fu e el origen de estos
nablem ente fac tible, que las personas que, no siendo sus empleados, pue- reglamentos, incorporados en 1982 por la Directiva de la Comisión E u-
dan verse afec tadas por ellas no se vean por ello expu estas a riesgos para ropea (CE) relativa al control de los riesgos inherentes a los accidentes gra-
su salud y su seguridad» (ss . 2 y 3); creó dos nu evos organismos, la Conu_ ves en ciertas actividades industriales, usualm.ente denominada Directiva
sión de Salud y Seguridad (H ealth and Safety Conmussion, HSC), respon_ Séveso. Sus exigencias incluían:
sable del logro de los obj etivos generales de la Ley, y el Comité Ej ecutivo
de Salud y Seguridad (H ealth and Safety Executive , HSE) , en cargado de _ La demostración de la seguridad de las operaciones.
hacer cumplir la p olítica de salud y seguridad. Las operaciones m arítimas _ La notificación de los accidentes graves .
la seguridad alimentaria y del consumo y el transporte, excepto el de sus~ _ Un infor me escrito (la recomendación de seguridad).
tancias peligrosas, quedaron entonces fu era de las comp eten cias del HSE. - La actualización del informe a resultas de cualquier cambio signifi ca-
E n 1976 la Ley fue ampliada para incluir a los trabajadores del sector de tivo.
extra cción de petróleo y gas desde plataformas m arinas, p ero la respon- - La obligación de facilitar al HSE infor mación ulterior.
sabilidad de su regulación fu e encomendada al Müusterio de Energía (cre- - La preparación de un plan de em ergencia local para las instalaciones.
ado en 1974) habida cuenta de su co n ocimiento y su exp eriencia - La comunicación de información relevante al público.
especializados en esta área de operaciones relativam ente nu eva. - Un plan de em ergencia elaborado por la autoridad local.
En resumen: a diferencia de la Ley de Fábricas, la Ley HSW ap enas en- Tras recibir la recom endación de seguridad, el HSE reunía un equipo
traba en detalles sobre gen eradores concretos de accidentes (por ej emplo, multidisciplinar de expertos para establecer si se aportaba toda la infor-
maquinaria, montacargas y ascensores, depósitos de gas, etc.) . En lugar de mación requ erida e identificar motivos de preocup ación inmediatos, de
eso, facilitó unas directrices generales sobre los deberes de los empleado- los que después se realizaba un seguimiento por carta o m ediante visitas
res, los empleados, los proveedores y los usuarios, y, asimism o, instituyó los a las instalaciones. Una vez convencido de qu e la recomendación de se-
procesos para la futura elaboración de reglamentos y códigos de prácticas guridad cumplía los requisitos, el H SE lo usaba p os teriormente como base
y estableció los marcos generales para el funcionamiento de un orgalusmo para elaborar su estrategia de supervisión subsiguiente. D eb e subrayarse
encargado de disei'iar políticas (la H SC) y otro de carácter regulador (el HSE) . qu e esto no constituía un proceso de aprobación o concesión de licen-
D e 1971 a 1980 las cifi-as globales de accidentes mortales y no morta- cias interpretable como transferencia de parte de la responsabilidad de la
les evidenciaron una clara tenden cia descendente, esp ecialmente marcada salud y la seguridad al H SE . La responsabilidad recaía plenamente en el
después de 1973 y desde 1978 en adelante; se p ro dujo una reducción pa- operador, y el HSE concedía considerable importancia a las cuestiones or-
tente y m ás o menos continua en el número de accidentes industriales. ganizativas y de gestión.
D ebe señalarse, no obstante, qu e este declive era también parte de una Una de las fuentes de derecho más importantes del R eino Unido tras
disminu ción a largo plazo de los accidentes industriales, en curso desde la aprobación de la Ley HSW han sido los Reglam entos de Control de Sus-
co mienzos de siglo. Sin embargo, a partir de 1980- 81 la tasa de acciden- tancias Peligrosas para la Salud (Control oi Substances Hazardous to Health
tes industriales del R eino Unido se estabilizó y p oco después empezó a Regulations, COSHH) , promulgados en 1988 a requ erimiento de una direc-
elevarse. E n la industria y en la construcción hubo más h eridos graves al tiva de la CE sobre agentes peligrosos, y que ofl-ecenlas directrices para la
final del periodo 1981-85 qu e al principio. Las causas de esta inversión de implementación de las m edidas necesarias para proteger la salud no sólo de
tenden cia so n todavía oscuras . los empleados sino también de terceros. Los reglamentos COS I-II-I afectaron
En 198 4, el H SE promulgó los R eglamentos de Control de Riesgos In- virtualmente a todos los lugares de trabaj o y adoptaron una estrategia que
dustriales Graves (Control if Industrial lVlaj or H azards, C IMA H), qu e afecta- contrastaba marcadam ente con la Ley I-1SW en tanto que, entre otras cosas,
ban a todas las instalaciones terrestres de alta p eligrosidad y exigían a los exigían a los empleadores conocer las propiedades de más de 5000 sus-
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233
8. La infeliz suerte del regulador
La gestión de los gra ndes riesgos

tancias e identificar las relevantes en sus resp ec tivos lugares de trabajo ; asi-
mismo, dictaba un «procedimiento escalonado» para la identificación, eVa_
:Eelusiva a la seguridad industrial mar adentro». Proponía también que el
emplease insp ectores especializados con «una identidad clara y una
influencia fu erte en el HSE» y a cuyo fi·ente debería estar un directodr eJ ~-
luación y control de riesgos qu e implicaba los siguientes p asos:
. que l· nformase directamente al director general y que fu ese a emas
cutlVO
- Elaborar una lista de todas las sustancias peligrosas emplea das, identi_ niembro del consejo de altos directivos del HSE.
ficar los puntos donde se las utiliza y realizar evaluaciones de riesgo ¡ Este modelo de evaluaciones formales de la seguridad (formal saf ety as-
-recurriendo a expertos externos, en caso necesario. sessments) FSA), presentadas en forma de recom endaciones de seguridad, se
- Controlar la exposición a estas sustancias mediante la ventilación, me-
~e t ndió posteriormente a otros sectores. Por ejemplo, motlvada
.
en parte
.dd
jores instala ciones de lavado y el empleo de sustan cias m enos p eligro- al' el desastre del Estonia} ocurrido en 1994, la AgenCla de Segun a
sas donde sea posible. ~arítima (Marine Safety Agen cy, MSA) creó en septiembre de 1995.:111
- Comprobar los equipos de respiración, ventilación y similares, y man- rograma de investigación bien financiado para investigar la evaluaclOn
p ·d '
tener un registro m eticuloso de estas inspec ciones. formal de la seguridad de los buques . La MSA conS1 ero que su FSA com-
-Vigilar la exposición m edian te la utilización de técnicas de higiene la- ,. 34
pren dena cmco pasos :
boral idóneas.
_ Identificación de amenazas .
- Realizar un seguimiento de la salud de los empleados expuestos al
_ Evaluación de los riesgos asociados a ellas .
nesgo.
_ Consideración de las formas alternativas de gestionar eso s riesgos.
- Formar a los empleados en la n aturaleza de los riesgos y las precau-
. . _ Evaluación coste-beneficio de las opciones alternativas para la gestión
Clones que reqmeren .
de los riesgos.
El siguiente desarrollo importante surgió directa111.ente de las reco- _ Decisiones acerca de qué opciones seleccionar.
m endaciones recogidas en el segundo volumen del Informe C ullen sobre
Un desarrollo ulterior merece una breve mención: el recrudecimiento
el desastre de la plataforma Piper Alpha, publicado en noviembre de 1990.
de la «ideología d e la desregulación» en Gran Bretaña. En 1992 el pri:ner
Apoyándose en la legislación reciente, Lord Cullen propuso p ara las ope-
ministro pronunció un discurso en el que urgía a los regula~~res bntam-
raciones m arítimas un nuevo modelo de regulación que describió como
cos a adoptar una actitud m ás relajada respecto a la 1mpos1cIOn del cum-
SIgue:
plimiento del «excesivo detalle» de los reglamentos d e la UE. Tres meses
M e satisface que los operadores de instalaciones [... ] estén obligados a efec- después , el secretario de estado de comercIO e mdustna puso en march a
tuar una evaluación formal de la seguridad en relación con los riesgos graves, dos investigaciones sobre la «burocracia». La prim.era, a la busca de opor-
cuyo propósito sería demostrar que se han identificado las principales ame- tunidades p ara reducir la «carga» de las normativas europeas; a la segunda
nazas de la instalación y los consiguientes riesgos para el personal y que se han
se le encomendó revisar, simplificar y, donde fuese pOSIble, derogar algu-
provisto los controles adecuados. La finalidad de esta evaluación es que los
nas de las 7000 normativas existentes sobre alguna actividad comercial.
operadores tengan garantías de que sus operaciones son seguras . No obstante,
los trabajadores y el público tienen la legítima expec tativa de que se exija Menos de dos meses después, el HSE anunció su intención d e revisar m ás
a los operadores que prueben su seguridad ante el organismo regulador. La de 400 normativas de salud y seguridad con el propósito de aminorar la
presentación de una evaluación formal de la seguridad debería tomar la forma carga que suponían para las pequeñas empresas. Al mismo ti~mpo, el P ar-
de una recomendación de seguridad, que sería actualizada a intervalos regu- lamento aprobaba la Ley d e Subcontratación y DesregulaClon, que con-
lares y siempre qu e acaeciera un cambio de circunstancias importante3] cedía al secretario de estado de em.pleo nuevas atribuciones para abrogar
El Informe C ullen recom endaba que la regulación de la seguridad in- legislación sobre seguridad.
dustrial en el m ar recayese en «una división discreta del HSE dedicada en
34. Marine Safety Agency (MSA), Formal Sajet)' Assess/II e/'It oj Shipping: Prograr/'llrle O ller-
vielll, Londres, Marine Safety Agency, 15 de septiembre, 1995.
33.The Han. Lord e ullen, op. cit. , vol. 1, p. 3.
235
234
La gestión de los grand es riesgos 8. La itúeliz suerte del regulador

E n paralelo a estos pasos hacia la desregulación, ha habido -predeci_ han encontrado provech oso el ejercicio de elaborar una recom endación
blem ente- una constante erosión del presupuesto del Hsch-JSE - redUc- de seguridad: «A menudo, ha sido la primera vez qu e se ha elab orado un
ciones del 2,6% Y el 5% en años su cesivos, una pérdida de unos 15 n, ;l1 o informe sobre los aspectos de la organización relacionados con sus pnn-
. . l l l l l1es
de cipal es amenazas. Muchos op eradores han declarado que ese eJerCIcIO les
. libras- oD e forma Igualmente predecible' una comisión parlamelltana.
mtegrada por todos los partidos ha criticado recientemente al HSE por lle- evado a introducir cambios en su enfoque y m.eJoras en los sIstem.as
1la ll ·· 35
var a cabo un número excesivam ente reducido de inspecciones y, muy es- Ylos pro ce dll1uentos» .
pecialmente, por no conseguir cumplir sus obj etivos en cuanto al examen pocas dudas puede h aber de que este impulso legislativo hacia la au-
de recomendaciones de seguridad pendientes, requeridos por las normas torregulación tiene ciertamente la mejor voluntad en lo referente a la re-
del C IMAH sobre instalaciones de alta peligrosidad. ducción de la probabilidad de los accidentes organizativos, p ero es menos
Lo expuesto aquí no constituye en modo alguno una revisión defini_ seguro que beneficie a los organismos reguladores. Veamos algunos pro-
tiva, pero probablemente se h a dicho lo suficiente para abarcar los pasos blemas.
principales del cambio hacia la autorregulación -y la desregulación- en Tradicionalmente, los reguladores trabajaban para garantizar el cumpli-
miento de las normas de seguridad dictadas por alguna autoridad legisla-
el Reino Unido. Ahora debemos considerar las implicaciones de estos
tiva. No importa lo fragmentarias, obsolescentes y ajenas que fueran las
cambios para las autoridades reguladoras. Estas m edidas, ¿serán efectivas en
normas; representaban, en todo caso, un estándar consensuado -al m enos
la limitación de los accidentes organiza tivos?, ¿han facilitado en alguna
en ese mOlTlento- respecto al cual podía determinarse si una práctica la-
m edida la tarea del regulador?
boral concreta o una instalación de riesgo infringían o no esta o aquella
normativa. En el nuevo clima de autodeterminación, los reguladores deben
VENTAJAS y DESVENTAJAS DEL CAMBIO HACIA continu ar su búsqueda de desviaciones, p ero de un tipo totalmente dis-
LA AUTORREGULACIÓN tinto. Ahora deb en detectar alejamientos de una recom endación de segu-
ridad que se expresa en términos mucho más generales, que puede variar
Cualquier medida que sitú e la responsabilidad del mantenimiento de unas mucho de una organización a otra (en función de sus medios) y del cual
prác ticas de trabajo seguras en las organizaciones directamente implicadas deben asumir una responsabilidad parcial pero direc ta -pues, de entrada,
en ellas tiene que representar una enorme «ventaj a» en la lucha por la li- no existiría como marco de referencia si la autoridad reguladora no la hu-
nutación de los accidentes organizativos.Y otro tanto cabe decir de la de- biera aprobado-o Como ya vim.os , detectar, vigilar y sancionar infraccio-
m anda co nexa de qu e pongan un interés atento, continuo y proactivo en nes ya era bastante dificil en el pasado, p ero la responsabilidad qu e hoy
todos los diversos factores que afectan a la seguridad de sus instalaciones. recae sobre los reguladores es realmente muy grande. No sólo deben vigi-
La mayoría de las op eraciones tecnológicas, hasta las más complejas, son lar el cumplimiento de recomendaciones de seguridad muy diferentes, sino
relativam ente sencillas comparadas con la tarea de mantener unas condi- que necesitan también una idea muy clara de qu é constituye una reco-
ciones de trabajo seguras. Como se señaló en el capítulo 4, no hay en la mendación de seguridad adecuada, tarea ni mucho n1.enos fácil en ellinu-
selva árboles suficientes para fabricar el papel de los procedimientos ne- tado estado actual de nuestro cono cimiento.
cesarios para garantizar unas operaciones seguras. La seguridad, como Para juzgar la idoneidad de una recomendación de seguridad de otro
h emos visto, es un «no- suceso dinámico » que depende de forma crucial modo que repasando son1.eramente una lista de comprobación, a los re-
de una comprensión clara de las interacciones entre muchos procesos sub- guladores se les exige hoy poseer una comprensión exh austiva - cabría
yacentes diferentes . Los b enefi cios a largo plazo para la seguridad de ver- decir que casi divina- de cada uno de los numerosos factores que pue-
nos forzados a afrontar estos problemas sociotécnicos enormemente den contribuir a que ocurran accidentes, tanto individuales como orga-
dificiles -y todavía sin solu ción- son, sin duda, superiores a los de cual- nizativos. La legislación previa abarcaba en buena medida los orígenes
quier cantidad de «arreglos» puramente técnicos. El proceso es más valioso
que el producto . Y, como señala el Informe C ullen, muchos operadores 35. The Han . Lord C ullen, op. cit., p. 277 .

237
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

En paralelo a estos pasos hacia la desregulación, ha habido - predeci- han encontrado provechoso el ej ercicio de elaborar una recom endación
blem ente- una constante erosión del presupu esto del HSC/HSE - reduc- de seguridad: «A menudo, ha sido la primera vez que se ha elaborado un
ciones del 2,6% y el 5% en años sucesivos, una pérdida de unos 15 millones informe sobre los asp ectos de la organización relacionados con sus prin-
de libras-o D e forma igualmente predecible, una comisión parlam entaria cipales am enazas. Muchos operadores han declarado que ese ej ercicio les
integrada por todos los partidos ha criticado recientemente al HSE por lle- ha llevado a introducir cambios en su enfoqu e y mejoras en los sistemas
var a cabo un número excesivam ente reducido de inspecciones y, muy es- y los procedinuentos»35.
pecialmente, por no conseguir cumplir sus objetivos en cuanto al examen Pocas dudas pu ede haber de qu e este impulso legislativo hacia la au-
de recom endaciones de seguridad p endientes, requeridos por las normas torregulación tiene ciertamente la mejor voluntad en lo referente a la re-
del C lMA H sobre instalaciones de alta peligrosidad. ducción de la probabilidad de los accidentes organizativos, pero es menos
Lo expuesto aquí no constituye en modo alguno una revisión defini- seguro que ben eficie a los organismos reguladores. Veamos algunos pro-
tiva , pero probablemente se ha dicho lo suficiente para abarcar los pasos blemas.
principales del cambio hacia la autorregulación -y la desregulación- en Tradicionalmente, los reguladores trabaj aban para garantizar el cumpli-
el R eino Unido. Ahora debemos co nsiderar las implicaciones de estos nuento de las normas de seguridad dictadas por alguna autoridad legisla-
cambios para las autoridades reguladoras. Estas medidas, ¿serán efectivas en tiva. No importa lo fl-agmentarias, obsolescentes y ajenas que fueran las
la limitación de los accidentes organizativos?, ¿han facilitado en alguna normas; representaban, en todo caso, un estándar consensuado - al m en os
medida la tarea del regulador? en ese momento- respecto al cual podía deternunarse si una práctica la-
boral concreta o una instalación de riesgo infringían o no esta o aqu ella
normativa. En el nuevo clima de autodeternunación, los reguladores deben
VENTAJAS y DESVENTAJAS DEL CAMBIO HACIA continu ar su búsqu eda de desviaciones, p ero de un tipo totalmente dis-
LA AUTORREGULACIÓN tinto. Ahora deben detectar alej anuentos de una recomendación de segu-
ridad que se expresa en términos mu cho más generales, que puede variar
Cualquier m edida que sitúe la responsabilidad del mantenimiento de unas mucho de una organización a otra (en función de sus medios) y del cual
prácticas de trabajo seguras en las organizaciones direc tamente implicadas deben asunur una responsabilidad parcial pero directa -pues, de entrada,
en ellas tiene que representar una enorme «ventaja» en la lucha por la li- no existiría como marco de referencia si la autoridad reguladora no la hu-
nutación de los accidentes organizativos.Y otro tanto cabe decir de la de- biera aprobado-o Como ya vimos, detec tar, vigilar y sancionar infl-accio-
manda con exa de que pongan un interés atento, continuo y pro activo en nes ya era bastante dificil en el pasado, p ero la responsabilidad que hoy
todos los diversos factores que afectan a la seguridad de sus instalaciones. recae sobre los reguladores es realmente muy grande. No sólo deben vigi-
La mayoría de las operaciones tecnológicas, hasta las más con"lplej as, son lar el cumplinuento de recomendaciones de seguridad muy diferentes, sino
relativamente sen cillas comparadas co n la tarea de mantener unas condi- que necesitan también una idea lTll1y clara de qué constituye una reco-
ciones de trabajo seguras . Como se seí'íaló en el capítulo 4, no hay en la m endación de seguridad adecuada, tarea IU mucho menos fácil en ellinu-
selva árboles suficientes para fabricar el papel de los procedinuentos n e- tado estado actual de nuestro conocinuento.
cesarios para garantizar unas op eracion es seguras. La seguridad, como Para juzgar la idoneidad de una recomendación de seguridad de otro
h emos visto, es un «no-suceso dinánuco» que dep ende de forma crucial modo que repasando someramente una lista de comprobación, a los re-
de una comprensión clara de las interacciones entre muchos procesos sub- guladores se les exige hoy poseer una comprensión exhaustiva - cabría
yacentes diferentes. Los benefi cios a largo plazo para la seguridad de ver- decir que casi divina- de cada uno de los numerosos fac tores que pue-
nos forzados a afrontar estos problemas sociotécnicos enormeme nte den con tribuir a que ocurran accidentes, tanto individuales con"1O orga-
difíciles - y todavía sin solu ción- son, sin duda, superiores a los de cual- luzativos. La legislación previa ab arcaba en bu ena medida los orígenes
quier cantidad de «arreglos» puramente técnicos. El proceso es más valioso
que el producto. Y, com o señala el Informe Cullen, muchos operadores 35.The H an. Lord C ull en, op. cit., p.277 .

23 6 237
La gestión de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

físicos de aquéllos, pero aún no se conocen totalmente las diversas formas autoridad legal que les confiere acceso para investigar allí donde sea pre-
en que los factores humanos, técnicos y organizativos pueden combinarse ciso y para imponer las sanciones necesarias p ara hacer cumplir sus deci-
para producir los segundos -y quizá sean incognoscibles en último tér- siones.
mino, a la vista de que cada accidente organizativo grave parece engen- Carecen a menudo, sin embargo, de las herramientas, la formación y
drar un nuevo conjunto de sorpresas-.Y esa carga evaluadora añadida no los recursos para enfrentarse con los fac tores humanos y organizativos,
resulta aliviada por el hecho de que la mayoría del personal regulador sea que son determinantes, y para vigilar la insidiosa acumulación de condi-
experto en cuestiones técnicas y operativas, más que en factores humanos ciones latentes que posteriormente se asocian para atravesar las defensas
y organizativos. La regla 80:20 puede que se ajuste a las causas de los ac- del sistema. Otro tanto cabe decir de los diseñadores de politicas. La pa-
cidentes (80 humanas/organizativas frente a 20 técnicas), pero, cierta- sada década fue testigo de rachas aisladas de legislación a resultas de algún
mente, no refleja la proporción de saberes expertos en la mayoría de las desastre, cuando lo que hacía falta eran las estructuras legales y regulado-
autoridades reguladoras. Incluso las mayores entre éstas cuentan sólo con ras necesarias para intentar prevenir futuros accidentes, no los anteriores.
unos pocos individuos con formación formal en estas disciplinas «blandas» Esta penúltima sección se basa ampliamente en los principios y técni-
-y probablemente es correcto que así sea, dado que aún tienen que pro- cas presentados en los capítulos 6 y 7, con el propósito de esbozar un mo-
ducir lo que se les demanda conforme a la teoría y la práctica vigentes-o delo del proceso de regulación que, creemos, puede ser efectivo en la
De ahí que, aunque se lograse entre los saberes expertos la ratio causal- reducción de la frecuencia y gravedad de los accidentes organizativos. El
mente idónea de 80:20, eso no garantizaría la solución del problema. modelo regulador perfilado algo más abajo está configurado por tres preo-
La situación de la autoridad reguladora podría tornarse aún más difí- cupaclOnes:
cil si alguna de las organizaciones que supervisa sufriera un accidente
grave. La investigación subsiguiente descubriría una de estas dos cosas: o -¿Cómo pueden desplegar los reguladores sus limitados recursos del
que la actuación de la organización cumplía su recomendación de segu- modo más efectivo en términos de costes y mejor dirigido a la con-
ridad, o bien que el accidente se había debido, en parte, a contravencio- secución de sus objetivos?
nes de éste. El primer caso podría atribuirse a defectos en el proceso de -¿Cómo pueden lograr los reguladores que las organizaciones comple-
evaluación del regulador -para empezar, no debería haber aprobado esa jas y bien defendidas que supervisan lleven a cabo las reformas orga-
recomendación de seguridad-, en tanto que es probable que el segundo nizativas necesarias para alcanzar, y a continuación sostener, niveles
se juzgase como un fallo de vigilancia por parte del regulador. Condena- óptimos de «salud de la seguridad».
dos lo hagan como lo hagan. - D ado que los criterios absolutos para operar de forma segura rara-
m ente se conocen por adelantado, ¿cómo podem.os dise11ar un proceso
de regulación que capacite al legislador, al regulador y al regulado para
UN POSIBLE MODELO DEL PROCESO DE REGULACIÓN
ser todos partes integrales de un ciclo de aprendizaje efectivo?

Situados cerca de las fronteras del sistema que sistematizan pero sin ser El diagrama 8.1 resume los elementos básicos del proceso regulador tal
parte de él, los reguladores se hallan en una posición única para funcio- como se verían desde la p erspectiva de los inspectores de primera linea.
nar como una de las defensas más efectivas contra a los accidentes orga- Las visitas a las instalaciones generan diversos indicadores -tales como
nizativos. Esta posición les asegura la perspectiva precisa para identificar casos de incumplimiento o desviación de las prácticas de trabajo segu-
prácticas insatisfactorias o el empleo de equipo deficiente a los que la or- ras- que son los datos brutos del proceso de regulación, y que pueden
ganización se ha habituado o que de algún modo sortea. Los reguladores incluir, por ejemplo, ítems de equipo mal mantenidos o inservibles, falta
son especialistas en la tecnología de que se trata - de hecho, muchos de de información preparatoria o de prácticas de entrenamiento, un sistema
ellos han sido reclutados en los sectores que regulan-; han recibido for- insuficiente de permisos para (re)iniciar trabajos o una organización in-
mación y poseen una vasta experiencia en la identificación de insufi- satisfactoria del cambio de turnos. Cada problema genera dos tipos de
ClenClas técnicas y debilidades sistémicas formales. Poseen también la ítem de actuación: los que efectúa la organización regulada para enmen-

239
La gesti ó n de los grandes riesgos 8. La infeliz suerte del regulador

darlo (hexágonos oscuros) y los que lleva a cabo el regulador para vigilar pequeii.a aerolínea, los factores o & M podrían incluir factores relaciona-
esa rectificación y, en el caso de que no se efectúe de forma satisfactoria dos con la tripulación, la gestión de operaciones, la gestión del manteni-
imponer la sanción correspondiente (hexágonos blancos). ' miento, la gestión de la seguridad, la estructura organizativa, y las presiones
comerciales y operativas.
Diagrama 8.1
Los elementos básicos del proceso regulador Diagrama 8.2
Incorporación de los factores organizativos y de gestión (o & M)
Indi cadores lo cales, casos de acción de la
a los elementos básicos del proceso regulador
particulares, etc. organización del regulador

Fa ctores organiza ti vos


y de gestión

Valoración de la contribu ción de cada


factor organizativo a cada caso
Mientras que los casos particulares genera n aspectos a enmendar localm ente, los Ítems de ac-
ción (por parte de ambos, regulado y regulador) generados por los factores o & M exigen re-
El diagrama 8.2 muestra la siguiente fase de desarrollo del modelo. formas más fundamentales del sistema . Los rectángulos oscuros de la nutad superi or representan
Aquí, los elementos básicos de la regulación se han ampliado para iden- Ítems de acción de la organización regulada para reformar un factor o & M específico. Los rec-
tá ngulos blan cos asociados son Ítems de acción del regulador para vigilar y, de ser necesario, co-
tificar los factores organizativos y de gestión (orga11.izational and rnanagerial,
laborar en estas reformas.
o & M) localizados «corriente arriba» y que determinan los casos locales
de desviación. La naturaleza concreta de los factores o & M variará de un
sector a otro, pero la cifi·a de factores evaluados será siempre inferior al nú- Se supone que cada caso particular es producto de diferentes aporta-
mero total de factores posibles (como vimos en el capítulo 7). En este ciones de cada uno de los factores o & M . Los nodos circulares situados
caso, el análisis contempla sólo siete factores o & M (representados por los en la mitad inferior del diagrama son puntos en los que el regulador debe
rectángulos oscuros). Si, por ej emplo, la organización regulada fuera una evaluar el impacto de cada factor o & M sobre el caso particular. El regu-

240
8. La infeliz suerte del regulado r
La gestión de los grandes ri esgos

Finalmente, el diagram a 8.4 intenta mostrar cóm o el proceso de re-


lador valora la contribución relativa de cada fa ctor o & M sobre cada caso
gulación aquí m odelado podría formar parte de un círculo de aprendizaje
particular en una escala de cinco puntos donde 1 = muy p oca influencia,
más amplio que incluyera a legisladores, reguladores y tecnologías de alta
5 = influencia muy considerable. Los rectángulos blancos asociados re-
peligrosidad. Alb ergamos la esperanza de que las m ej oras sistémicas que
presentan acciones que el regulador emprende para vigilar y, en caso n e-
estas reformas organizativas focalizadas generen llegu en a representar nue-
cesario, cooperar en cualquier reforma.
vos estándares de salud y seguridad en el trabaj o, que podrían incorporarse
Esas valoraciones se suman para todos los casos particulares de este
a una nueva legislación que, a su vez, cambiaría los criterios de inspección
conglom erado concreto (procedentes de una o más inspecciones) y se ge-
y supervisión del regulador, y así sucesivamente. El lector advertirá que las
nera un perfil de factor organizativo (véase el diagrama 8.3). El propósito
del perfil es indicar tanto al regulador como al regulado cuál de los di- correcciones locales que se exigen a las organizaciones reguladas quedan
versos factores situados «corriente arriba» de la organización es el más ne- relegadas a un bucle secundario ; el énfasis principal de todo el proceso
cesitado de reforma urgente. C omo vimos en el capítulo 7 , n o es recae en la refo r ma continua de los fac tores que constituyen la fu ente de
razonable esperar que ninguna organización resuelva efectivamente todos influencia original sobre la resistencia intrínseca del sistema a sus am ena-
sus problem as de una vez. En inspecciones posteriores surgirán nuevos zas op eracionales.
casos qu e, a su vez, gen erarán nu evos p erfiles de factor organizativo. Una La filosofía que subyace a este modelo es idéntica a la descrita para Tri-
serie de estos perfiles permitirá al regulador y al regulado seguir el pro- pod-Delta (véase el capítulo 7). Los casos locales -por ej emplo, los actos
greso de sus esfuerzos de corrección . peligrosos- son meros síntomas de la patología organizativa y de gestión

Diagrama 8.3 D iagram.a 8.4


Un perfil de fac tor organizativo generado p or las puntuaciones agregadas El proceso regulador integrado en un ciclo de aprendizaj e más am.plio
de todos los casos

Perfil de facto r organizativo que mu estra el grado


relativo de preocupació n que merece cada facto r
Reformas Legislación
organizativo o de gestió n

o
acumulativas

DD
t t Factores
prioritarios organizativo
Política de
regul ació n

Criterios de
Sup ervisión y inspecció n y
vigilancia sup ervisió n

Correcciones
locales
El obj etivo de este pe,rfil es identi ficar los dos o tres fa ctores más necesitados de refo rma por
parte de la orgaJ1lzacIO n (y el subSIgUI ente seglll llu ento y co ntrol por parte del regulador).
243
8. La infe]j z suerte del regulador
La gestión de los grandes riesgos

subyacente. Eliminar esos casos uno a uno no mejorará la salud de la se- desastre, no antes. Poco o ningún prestigio político se gana por producir
guridad de la organización. Esto sólo puede conseguirse remediando los una ausencia de sucesos, si bien, probablemente responder con éxito a ese
problemas que están en su raíz. desafio depare, a largo plazo, una recompensa lTll1cho mayor. Cada socie-
Como vimos en el capítulo 6, mantener la seguridad, como la vida, dad sufi'e los desastres que merece. Confiemos en que, en las próximas dé-
consiste en atender a «LlI1a pui1etera cosa detrás de otra». Cabe esperar qu e cadas, se considere que los reguladores merecen algo mejor de lo que
al mismo tiempo que se reforma un factor o & M sei1alado como obj etivo, hasta ahora ha sido el caso. Entonces, tal vez, viviremos todos un poco
o tros estarán deteriorándose. No obstante, este modelo ofrece una forma más seguros .
fundamentada de seguir el curso de esos cambios y abordar los «grandes
problemas» más recientes a medida que el patrón vigente de indicadores lo-
cales los vaya revelando.

EL REGULADOR MERECE UN TRATO MEJOR

A juzgar por los fallos expuestos en la primera parte de este capítulo, las
autoridades reguladoras no siempre logran prevenir los accidentes orga-
nizativos; pero un examen más meticuloso evidencia que, como muchas
otras personas en primera línea de la guerra de la seguridad, son más a me-
nudo víctimas que villanos. Sí, cometen errores; pero, ¿por qué habrían de
ser diferentes al resto de la especie humana?Y, al igual qu e otras personas,
no cometen sus errores solos. Este capítulo ha intentado mostrar que la
mayoría de los defectos de regulación tienen origen en niveles muy por
encima del inspector individual.
Dada la tendencia actual a buscar contribuciones cada vez más remo-
tas a los accidentes organizativos, es inevitable que quienes poseen un co-
nocimi.ento retrospectivo pelfecto juzguen las presuntas deficiencias del
regulador como aportaciones causales importantes a los grandes desastres.
La posición del regulador respecto a la organización afectada significa que
es probable que se le culp e desde todas las direcciones. Estando, como
están, en la frontera organizativa de todas las tecnologías de alta peligro-
sidad, es inevitable que su esfera de responsabilidad esté involucrada en
una gran variedad de fac tores causales. No obstante, si los reguladores han
de ser algo distinto a convenientes cabezas de turco, habrá que propor-
cionarles la legislación, los recursos y las herramientas que necesitan para
hacer su trabajo con efectividad, pu es, potencialmente, son una de las de-
fensas más importantes frente a los accidentes organizativos.
Las sociedades, exactamente igual que los operado res de sistemas de
alta peligrosidad, anteponen la producción a la protección. Como hemos
visto, la legislación sobre seguridad se promulga después de que ocurra un

245
244
9
Ingeniería de una cultura de la seguridad

EL ALCANCE DE ESTE CAPÍTULO

POCAS FRASES SE PRONUNCIAN con más fi-ecuencia en los estudios sobre las
tecnologías de alta peligrosidad que la de cultura de la seguridad. Pocas cosas
hay que se persigan tanto y se comprendan tan poco. Ahora bien, en el
caso de que se crea que la actual preocupación por la cultura de la segu-
ridad no es sino otra moda pasajera, atiéndase a los siguientes hechos. La
aviación comercial es un sector con un infrecuente nivel de unifonnidad
a escala mundial. Las aerolíneas de todo el mundo usan, en gran medida,
los mismos tipos de aparatos y en circunstancias comparables. Los están-
dares que deben satisfacer la formación y la titulación de las tripulacio-
nes , los controladores aéreos y los ingenieros de mantenimiento son muy
similares.Y, no obstante, en 1995, el riesgo para los pasajeros (la probabi-
lidad de sufrir un accidente con al m enos una víctima mortal) difería
entre las compal1Ías aéreas del mundo en un factor de 42, desde una pro-
babilidad de resultar herido o muerto de 1/260000 en los peores casos a
otra de 1/11 000 000 en los mejores l . Factores como los recursos naciona-
les y los de la compañía tendrán su peso, p ero pocas dudas pueden exis-
tir de que probablemente las diferencias en la cultura de la seguridad
expliquen la mayor parte de esa enorme disparidad.
Nos en contramos con el término «cultura de la seguridad» primero en
el capítulo 2, al introducir la distinción entre organizaciones patológicas,
burocráticas y generativas, y volvió a surgir en el capítulo 6 en relación
con las fuerzas motrices que impulsan a una organización hacia un estado
de máxima resistencia a las amenazas que acompañan a sus operaciones. El
presente capítulo se centra principalmente en responder a tres preguntas:

1. Los datos proceden del Flight Safety FOLlndation Icarus ConUTuttee, citados por
Skandia International.Agradezco a Lars Hiigberg de la Inspección Nuclear Sueca (SKI) que
me facilitase esta información.

247
9. Ingeniería de una cultura de la seguridad
La gestió n de los g randes riesgos

¿Qué es una cultura organizativa? ¿Cuáles son los ingredientes principales ¿QUÉ ES UNA CULTURA ORGANIZATIVA?
de una cultura de la seguridad? y, la más importante, ¿cómo pu ede ser ésta
objeto de ingeniería? El término «ingeniería » es deliberado, pero no lo A quienes poseen una formación «dura» en ingeniería deb e parecerles
empleo con el significado tradicional de desarrollo de mejores m áquinas, qu e muchos intentos de describir la naturaleza de la cultura de la s:gun-
dispositivos u obras. Lo que discutiremos, más bien, es la aplicación de la dad tienen la precisión definitoria de una nube. No hay una defimclOn ca-
ingeniería social. nónica, p ero ésta reúne la mayoría de sus características esenciales con los
Este libro ha qu erido defender la idea de que la m ayoría de las solu- mínimos circunloquios:
ciones efectivas a los problemas de actuación humana proceden del ámbito Valo res (qué es importante) y creencias (cómo fun cionan las cosas) compar-
del gestor técnico, y del regulador, más que del psicólogo, y que es así por- tidos que al interactuar con las estructuras y sistemas de control de una o r-
que aquéllos se ocupan de las condiciones en que trabaja la gente, no de ganización producen normas de compo rtamiento (la man era como hacemos
la propia naturaleza humana. El mensaje cardinal de este capítulo es que las cosas po r aquíf
este mismo principio general es válido también para la co nsecución de H asta la década de los och enta, «cultura» era un término qu e se apli-
una cultura de la seguridad efectiva. (De aquí en adelante se entenderá que caba más a las nacionalidades que a las organizaciones. La «cultura orga-
la expresión «cultura de la seguridad» se refiere a una cultura de la seguri- niza tiva» se convirtió en parte esencial de la (~ e rga de los gestores» como
dad efectiva). Las culturas nacionales surgen en gran Inedida de valores resultado de dos libros muy leídos: Corporate Culture (de Terrence Deal y
compartidos, mientras que a las culturas organizativas las configuran las AlIan Kennedy) 3 e In Search of Excellence (de Thomas J. Peters y Robert
prácticas compartidas - desarrollaré esta afirmación en la sección si- Waterman)4, ambos publicados en 1982. _ ,
guiente-. Esas prácticas serán el centro de atención de este capítulo. Este último libro introduj o la noción de fortale za cultural y senalo que
Mu ch as personas hablan de la cultura de la seguridad cOlno si fuera «la coherencia y el iInp erio de su cultura demostró ser una cualidad esen-
algo que sólo puede conseguirse por m edio de una formidable transfor- cial de todas las com.pañías de excelencia, sin excepción»5 . Quince años
mación, algo semejante a una experiencia religiosa. Este capítulo asume después , habrá quizá quienes pongan en duda esta afirmación (en p ar-
la tesis contraria y sostien e que una cultura de la seguridad es algo que ticular, si h an sido despe didos de compañías «de excelenCIa»), pero pocos
puede ser obj eto de ingeniería social, que se puede producir identificando discutirán la idea de qu e una cultura fuerte es aquélla en la que todos los
y fabricando sus componentes esenciales y ensamblándolos luego en un niveles de la organización comparten las mism.as m etas y valores. C itando
todo que funcione. Sin duda, es verdad que un serio accidente organiza- a Peters y Waterman de nuevo, «en estas empresas [de cultura fuerte] , el
tivo pu ede produ cir algunas conversiones espectaculares a la «fe de la se- personal en los niveles inferiores del organigranu sab e lo que se s u~ o ne
guridad» -que tienen , con h arta frecuencia, una vida breve-o Una que tiene que hacer, en la mayoría de las SituaCIOnes, porque el puna do
cultura de la seguridad no es algo qu e brote completo y acabado del equi- de valores que les guía es claro como el agua»6 .
valente organizativo de una experiencia próxima a la muerte, sino que Los teóricos de las organizaciones han descrito varias culturas negati-
em erge gradualmente de la aplicación perseverante y con éxito de medi- vas o disfuncionales. Una de esas «malas» culturas se caracteriza por lo que
das prácticas y realistas . No tiene nada de nústico. Conseguir una cultura
de la seguridad es un pro ceso de aprendizaj e colectivo como cualquier
otro. Una cultura de la seguridad no es una entidad simple; se compone 2. B. Uttal , «The co rporate culture vu1tures», Forhlne, 17 de octubre de 1983. .
3.T. E. Deal y A.A. Kennedy, Corporafe C lllfllres:Tll e Rifes ami Rlfll als 01 Corporate Life,.
de una pluralidad de elementos, o formas de actuar, pensar y gestionar, que Readi ng, MA,Addiso n-Wesley, 1982 [trad. cas t.: Las elllpresas COII IO SlStelll as CIIltllrales. Ritos
interactúan entre sí y qu e, com o subprodu cto natural, han m ejorado la )' rituales de la vida o/gal/izaciona l, Buenos Aires, Sudam erIca na, 1985]. , , '
salud de la seguridad. 4, T. ]. Peters y R, H ,Waterman, In Sea rc¡' 01 Excellence. Lessol'/S frOIll Amenw s Best-Rlln
CO/'llpall ies, Nu eva York, H arper & Row, 1982, [trad, cast.: En Vllsca de la excelenCia, Lecc:o-
l/ es de las empresas mejo rgestiol/adas de los Estados U/ lldos, Barcelona, EdICIones Follo, 1984].
5, lvid,
6, lvid" p,76,

249
La gestión de los grandes riesgos 9. In geni ería de un a cultura de la seguridad

los psicólogos han llamado impotencia aprendida, término que describe un la segunda. Este capítulo toma partido por los gestores y se muestra de
estado de cosas en la que la gente aprende que los intentos de cambiar su acuerdo con el antropólogo Geert Hofstede cuando escrib e que:
situación son estériles y, en consecuencia, sen cillamente, dej a de inten- Sobre la base de [nu estro] proyecto de investigación, propugnamos qu e las
tarlo : «la energía y la voluntad para resolver problem as y alcanzar metas prácticas son rasgos que una orgaluzación tiene. Debido al importante papel de
se disipa» 7. Otra estrategia organizativa contraproducente es la evitación de las prácticas en las culturas orgaluzativas, el enfoque «tIene» puede consIde-
la ansiedad. Cuando una organización de esa naturaleza descubre una téc- rarse como algo, al menos parciahnente, susceptible de gestión. Cambiar los
ru ca para reducir su ansiedad colectiva, es probable que recurra a ella una valores colectivos de personas adultas en una dirección predeternunada es ex-
y otra vez al m argen de su efectividad real . tremadamente dificil, si no imposible. Los valores cambian, pero no conforme
al plan rector de nadie. Las prácticas colectivas, en cambio, dependen de ca-
La razón es qu e la organización qu e ha aprendido a con"lportarse así no sen- racterísticas orgaluzativas como las estructuras y los sistemas y se puede mflUlr
9
tirá ningún deseo de analizar la situación para deternunar si la causa de su an- sobre ellas de manera más o menos predecible transformando estos últimos .
siedad sigu e operando. En consec uencia, todos los rituales, las pautas de
pensanu ento y sentinuento y los comportanu entos que originahnente pu- Aunque la idea de cultura de la seguridad existía desde 1980, su auto-
dieran haber estado motivados por la necesidad de evitar una situación do- ridad recibió un enorme impulso en 1988 cuando la Agencia Internacio-
lO1'osa y generadora de ansiedad se repetirán , incluso si las ca usas del malestar nal de la Energía Atómica publicó un informe en el qu e elaboraba el
original han dejado de actuar; y será así porque la evitación de la ansiedad se concepto en detalle. En él definía la cultura de la seguridad como «. . .
refu erza positivamente por sí nusma 8 una combinación de características y actitudes, en las organizaciones y en
Es probable qu e tanto la impotencia aprendida como la reiterada evita- los individuos, que instituyen que, como prioridad absoluta, los asuntos de
ción de la ansiedad contribuyan a impulsar el ciclo de inculpación descrito la seguridad recibirán en las centrales nucleares la atención exigida por : u
en el capítulo 7. La gente se siente impotente ante peligros perm anentes; y importancia»IO. Por desgracia, se trata de alguna m anera de una declaraClon
si bien puede qu e las reacciones adyacentes a incidentes y accidentes, como de principios: esp ecifica un ideal, pero no los m edios para alcanzarlo. La
«redactar otro procedimiento» y «culpar y dar formación», no sirvan real- Comisión de Salud y Seguridad (Health and Safety COlwmssion, HSC) del
Reino Unido propuso en 1993 una definición m ás útil, y que m erece la
mente para aumentar la resistencia del sistema frente a hlturOS accidentes or-
ganizativos, satisfacen al menos la función de reducir la ansiedad haciendo pena reproducir completa:
ver que se hace algo - y culpar a los operarios de primera línea desvía la La cultura de la seguridad de una organización es el producto de los valores ,
responsabilidad de la organización en su conjunto. actitudes, competencias y patrones de comp ortanuento individuales y colec-
Existe controversia entre los científicos sociales sobre si una cultura es tivos que deternunan el compronu so con, y el estilo y la competenCla de, los
algo que una organización «tiene» o algo que una organización «es» . La programas de salud y seguridad de una orgaluzación. Las orgamzaclOnes qu e
poseen una cultura de la seguridad positiva se caracterizan por que sus co-
primera concepció n subraya el poder de la dirección p ara cambiar la cul-
municaciones se basan en la confianza mutua, por sus percepClOnes compar-
tura mediante la introducción de prácticas y m edidas nuevas, en tanto que tidas sobre la importancia de la seguridad y por su confianza en la eficacia de
la segunda ve la cultura com o una propiedad global que em erge de los va- las medidas preventivas" .
lores, creencias e ideologías de todos los mi embros de la organización.
Los directivos y los consultores de gestión son partidarios de la primera
perspectiva, mientras que los profesores y los científicos sociales prefieren 9. G. Hofstede, C I/ltl/res and Olgm'liz atiol'l5: In.terwltl/ral Cooperatioll and its IIrIportal1ceJor
S/.Irvil/(/I, Londres, H arper Collins, 1994, p. 199 [trad. cast.: O,{turas y olganiz aciones. El soft-
ware mel/ ta l. La cooperación il/tewacional )' SI/ importallcia para la sl/pervillellcia , Alianza Edito-
rial , Madrid , 1996]. .
7. P Bate, «The impact of organizational culture on approaches to orga nizational pro- 10. International Nuclear Safety Advisory Group ( IAEA), SaJet), Culture, VIena, lAEA,

blem-solving», en G. Salaman (ed .), Hl/lIlal/ Resol/rces Strategies, Londres, Sage, 1992, 1991 . li
p. 229, citado por N. T hompso n, S. Stradling, M . Murphy y P O 'Neill, «Stress and orga- 11. Citado por R . Booth , «Safety culture: co ncept, measurement and training imp -
nizational culture» , British j Ol/ mal oJ Socia l Work, 26,1996, pp. 647- 665. cations», Proceedil1gs oJ Britisll Health m'ld SaJety Society Spring Colljerellce: SaJety C llltl/re m'ld
8. Citado porThompso n et al. , op. cit., p.651. the Mal/agell1e11t oJ Risk, 19-20 de abril de 1993, p. 5.
La ges ti ó n de los gra nd es riesgos 9. Ingeniería de una cultura de la segurid ad

. Sin perder la sintonía con esta defini ción, el presente capítulo subraya - Todo sistema de información de la seguridad depende de manera cru-
la ImportancIa declSlva de contar con un sistema de informa ción sobre la cial de la buena disposición a participar de la fu erza de trabajo, de las
seguridad efectivo - la base principal de una cultura il'iforl'nada-. Debo su- personas en contacto direc to con las am enazas. Para obtener esa par-
brayar una vez más qu e la preoc upación primordial de este libro no son ticipación, es necesario implem entar una cultura que il'iforrn.a -un clima
las medidas de salud y seguridad tradicionales, orientadas principalmente organizativo en el cual los trabajadores estén dispuestos a informar de
a prevenir los accidentes de trabajo individuales, sino la lim..itación de los sus errores y sus casi accidentes.
accidentes organiz ati/los. Es este objetivo el que conforma los argumentos - Una cultura que informa efectiva depende, a su vez, de cómo maneja
expuestos a continu ación. la organi zación la culpa y el castigo. Una cultura «sin culpa» no es fa c-
tible ni deseable. Una pequ eña proporción de las acciones humanas pe-
li grosas so n demasiado notorias (por ejemplo, el abuso de sustancias
Los COMPONENTES DE LA CULTURA DE LA SEGURIDAD
tóxicas, el incumplimiento temerario, el sabotaj e, etc.) y m erecen cas-
tigos, en algunos casos muy severos. Una üm1Unidad general para todas
D escribiremos ahora brevemente los elem entos principales de una cultura
las acciones humanas peligrosas carece ría de credibilidad a ojos de la
de la seguridad y sus diversas interacciones. A co ntinua ción, en las si-
fu erza laboral. Más importante aun, parecería ü' contra todo sentido de
guientes secciones, nos ocuparemos pormenoriza damente de cada uno
de estos subcom.ponentes. la justicia natural. Lo que se necesita es una cultura justa, una atmósfera
de confianza en la que se motive, incluso se recompense a las personas
- Como sei1alamos en el capítu lo 6, la ambición de impl ementar una por suministrar información ese ncial en relación con la seguridad
cultura de la seguridad ideal es el motor que, indep endi entem ente de -pero en la que también sea patente para todo el mundo dónde ha de
la personalidad de los líderes de la organización o de las preocupacio- trazarse la línea entre el comportamiento aceptable y el inaceptable.
nes mercantiles del momento, impulsa incesantemente el sistema ha cia - La evidencia mues tra que las organizaciones de alta fiabilidad - las lí-
la meta de maximizar la salud de la seguridad. Ese ideal es dificil de al- deres de su sector en temas de salud, seguridad y medio ambiente-
canzar en el mundo real; no obstante, es un objetivo por el que me- poseen la habilidad de reconfigurarse cuando tienen qu e enfrentarse
rece la pena esforzarse. a operaciones urgentes o a ciertos tipos de p eligro. Una cultura flex ible
- La potencia de este motor depende en gran medida de un sentimiento adopta diversas formas, p ero en mu chos casos implica un cam.bio del
constante de respeto hacia las numerosas entidades que pu eden tras- modo j erárquico convencional a una estructura profesional más plana,
pasar y romp er las defensas. En una palabra, su potencia depende de no donde el control pasa a los exp ertos en la tarea en cuestión que se ha-
olvidarse de tener miedo. llan en el lugar de la acción, y luego retorna al modo buro crático tra-
- En ausencia de resultados adversos, la mejor manera -tal vez la única dicional una vez que la emergencia ha pasado. Esta adap tabilidad es
manera- de mantener un estado de inteligente y respetuosa cautela es un rasgo esencial de la organización preparada para afrontar una crisis
reunir los tipos apropiados de datos. Eso significa crear un sistema de in- y, de nu evo, dep ende de manera crucial del respeto -en este caso, el
formación de la seguridad que recopile, analice y difunda información respeto por las habilidades, la exp eriencia y las destrezas de la fu erza de
sobre incidentes, casi accidentes y comprobaciones proac tivas regulares trabajo y, muy especialmente, de los supervisores de primera línea-o
de los signos vitales del sistema (véase el capítulo 7). Puede decirse que Pero el resp eto debe ganarse, yeso ha ce necesario que la organización
todas estas actividades componen una cultura il'iforrnada -una cultura en realice una im.portante inversión en formación.
la qu e quienes dirigen y operan el sistema tienen un conocimi ento ac- - Finalmente, una organización debe poseer una cultura que aprenda -la
tualizado de los factores humanos, técnicos, organizativos y del entorno disposición de ánimo y la co mpeten cia para sacar las co nclusiones
que determinan la seguridad del sistema en su conjunto-o En la ma- correctas de su sistema de información de la seguridad, y la voluntad
yoría de los aspectos importantes, una cultura informada es una cultura de implem entar refo rmas de gran calado cu ando éste sei1ala su nece-
de la seguridad. sidad.

253
La gestión de los gra ndes riesgos 9· Ingeniería de una cultura de la seguridad

Los puntos precedentes han identificado cuatro componentes de im- doctora Sheryl Chappell, de la NASA, y el capitán Mike O'Leary, de Bri-
portancia crítica para una cultura de la seguridad: una cultura que iriforma tish Aüways (BA) 12. Aquí no nos proponemos analizar los programas mis-
una cultura justa) una cultura flexible y una cultura que aprende. Juntos, inter~ mOS en detalle, p ero sí abstraer de ellos las «m ejores p rácticas» para crear

actúan para crear una cultura iriformada qu e, para nuestros propósitos, equi- una cultura que informe; toda esta sección se centra en la cuestión de
vale al término «cultura de la seguridad» en lo que concierne a la reducción cómo fomentar la elaboración de informes válidos.Y, si bien sólo nos re-
de los accidentes organizativos. feriremos a programas de informes en aviación, los principios básicos de
«ingeniería» pueden aplicarse a cualqui er otro sector. De h ech o, los pro-
gramas de informes de otros sectores -particularmente en m edicina-
INGENIERÍA DE UNA CULTURA QUE INFORMA han tomado como modelo en p arte programas pioneros en el sector de
la aviación como los informes de incidentes críticos.
A primera vista, persuadir a los trabajadores para qu e presenten informes
El estudio de estos programas, que fun cionan con éxi to, mu es tra que
críticos de incidentes y casi accidentes no es tarea fácil, especialmente
hay cinco fac tores importantes en la determinación tanto de la cantidad
cuando pu ede que conlleve tener qu e divulgar sus propios errores. Las
como de la calidad de los informes de incidentes . Algunos son esenciales
reacciones humanas ante los errores que uno mismo ha com etido Son
para crear un clima de confianza, otros son necesarios para motivar al p er-
muy diversas, pero su franca confesión no suele ser una de las más ümle-
sonal a elaborar los informes. Dichos factores son:
diatas. Incluso cuando no surgen tales cuestiones p ersonales, los poten-
ciales informantes no siempre aprecian el valor de elaborar esos informes, - Inmunidad frente a cualquier diligen cia disciplinaria -en la medida
en particular cuando son escépticos acerca de la probabilidad de que la di- en que sea factible.
rección actúe basándose en su información. ¿M erece la pena el trabajo - Confidencialidad o desidentificación.
extra cuando no se espera que fi·uctifiqu e en nada bueno? Además, incluso - Separación de la agencia o departamento qu e recopila y analiza los in-
cuando el p ersonal está co nven cido de que esc ribir una relación sufi- formes respecto de quienes poseen autoridad para instruir procesos
cientem ente detallada está justificado y de que se tomarán medidas ba- disciplinarios e imponer sanciones .
sándose en ella, queda el problema fundam ental de la confianza. ¿Meteré - R etroalimentación rápida, útil, accesible e inteligible a la comunidad
en líos a mis compañeros? ¿Tendré problemas yo? de quienes informan.
Existen algunos poderosos elementos disuasorios para participar en un - Elaboración se ncilla del informe.
programa de informes: el trabajo extra, el escep ticismo, quizás un natural Los primeros tres puntos p ersiguen fomentar un sentimiento de con-
deseo de olvidar que el incidente sucedió alguna vez y -sobre todo-la fianza. O'Leary y C h appell explican esta necesidad:
falta de confianza y, con ella, el miedo a las represalias. No obstante, exis-
ten muchos programas de informes altam ente efectivos. ¿Qué podemos Para que un programa de informes de incidentes consiga efectivamente hacer
aflo rar los fallos que contribuyen a que ocurran accidentes es prim.ordial que
aprender de ellos? ¿Cuál ha sido la ingeniería de su éxito ?
se gane la confianza de quienes han de elaborar los informes , algo aun m ás
A continuación, examinaremos su cintamente los co mponentes de importante cuando ello requiere una sincera exposición de los errores del
«ingeniería so cial» de dos programas de informes que operan con éxito propio informante. Sin esa confianza, el informe será selectivo y probable-
en el sec tor de la aviación, uno a nivel nacional y otro en una aerolínea, mente encubra info rmación fundame ntal sobre los fac tores humanos . En el
el sistema de informes sobre la seguridad de la aviación de la NASA (A via- caso p eor -cuando los informantes potenciales no confían en la organiza-
tion Safety R epo rting Systerl'l) ASRS) y el sistema de información sobre la ción de la seguridad- puede qu e nadie informe nunca . C rear confi anza
seguridad de British Airways (British Airways Safety Information Syste/1'l)
BASIS) .
12. M . O 'Lea ry y S. L. C happelJ , «Confidential incident repo rting systems crea te vital
Para ello nos basaremos ampliamente en el trabajo de dos personas es- awareness of safety problems», {CAO J ou ,.,w /) 51, 1996, pp. 11-13. La doc tora C happell es
trechamente involucradas en el diseño y gestión de dichos programas, la ahora gerente de progra ma en los servicios de facto res humanos de TransQuest Inc., en
Atlanta, Georgia.

254 255
La ges tión de los gra nd es riesgos 9. Ingeniería de una cultura de la seguridad

puede ser un proceso lento. Los individuos pu eden dudar si informar o La fó rmula p arece funcionar. La tasa d e informes del ASRS fu e alta , in-
hasta qu
. e el sistema de infonnes haya demostrado que es sensible a sus p reo- . no cluso al con1.ien zo.Ya entonces emp ezó a recibir una m edia aproximad a
cupaclOnes.
. La confianza
. es el fundamento más importante de Ul1 pr·og ralUa de unos 400 info rmes al m es. En este momento ronda los 650 por se-
de ll1formes que funclOne y debe ser protegida activamente, incluso tras lUu-
man a, m ás d e 2000 al m es. E n 199 5 el ASRS recibió m ás de 30 000 in-
chosaños de .operación satisfactoria. Un solo caso de un informante que sufra
medIdas dlsclplinanas a resultas de haber informado puede socavar la con- formes .
fianza y secar el fluj o de inform.es útiles 13 . A lo largo de los años, EAS IS se h a ampliado p ara ab arcar una amplia va-
riedad de program as de informes. Todas las tripulaciones tien en la obli-
La justificación racional de todo sistem a de informes - y un tema
gación d e informar d e cu alquier su ces o relacionado con la seguridad
recurrente a lo largo d e todo este libro- es qu e importa mucho más
utilizando informes de seguridad aérea (A íl" SaJet)' R eports, ASR). Los ASR
lograr una re troalimentación válida sobre los fac tores locales y organiza-
no son anónimos. P ara promover la cumplimentació n de ASR, la Orden
tivos que promu even errores e incidentes que atribuir culpas a los indi-
para Tripulantes de British Airways n .O 608 asevera qu e:
vidu os. Con este fin, es fundam ental proteger a los informantes y a sus
compañ eros, tanto como sea posible, de las acciones disciplinarias que se N o es normalmente la política de British Airways incoar diligencias discipli-
decidan sobre la base de sus infor m es. Pero esa inmunidad tendrá sus lí- narias en respu esta al inforl1l.e de ningún incidente qu e afecte a la seguridad
aérea . Únicamente en la infrecuente circunstancia de qu e un empleado haya
mites, límites qu e defin e con la m ayor claridad la exoneración de acción
efectuado una acción o asumido riesgos qu e, en opinión de la CompallÍa,
disciplinaria prom ulga da en relació n con el sistem a de informes sobre ningún em.pleado razonablemente prudente con su forma ción y su expe-
seguridad de la aviación de la NASA . El sigui ente extrac to de la circular riencia hubiera debido efectuar o asumir, considerará British Airways la po-
oficial de la Administración Federal d e Aviación (Federal Aviation Ad- sibilidad de emprender acciones disciplinarias l ".
ministration, FAA), AC n. o 00-46C , describ e cómo se aplica el concepto
D e nu evo , la fórmula parece fun cionar. Dos estadísticas inv itan a
de inmunidad a los pilotos que presentan informes de incidentes .
creer en su éxito. Primero, el número de ASR presentados m ás que se tri-
La FAA co nsidera que la presentación a la NASA de un informe concerniente a
plicó entre su puesta en march a, en 1990 , y 199 5 . Segundo, la cifra d e
un incidente o a un suceso que implique un qu ebrantamiento de la Ley de
R eglam.entos de la Aviación Federal indica una actitud constru ctiva, que con- informes clasificados en las categorías d e riesgos graves y altos h a dis-
tribuye a prevenir futuras infracciones. En consonancia con ello, aunqu e se re- minuido en dos tercios entre el primer semestre de 1993 y el m ismo se-
velara en él una infracción, no se impondrá condena civil ni certificado de m estre de 1995 16 •
suspensión alguno en el caso de qu e: Otro impo rtante componente de EAS IS es el program a confiden cial d e
- La infi:acción haya sido involuntaria y no deliberada. informes sobre fac tores humanos de British Airways, instituido en 1992 .
- La infracción no comporte un delito criminal, o un accidente, o [... ] El ASR suministrab a buen a información técnica y procedimental, p ero se
revele falta de cualificación o competencia. sentía la n ecesidad de un canal de informació n qu e fu era m ás sensible a
- La persona informante no haya sido declarada culpable de haber que- las cu estiones relacionadas con los fac tores humanos. A cada piloto que
bra ntado la Ley de R eglamentos de la Aviación Federal o cualquier
entrega un ASR se le invita ahora a rellen ar un cu estionario confiden cial
normativa promulgada al am.paro de dicha ley por alguna acción dis-
ciplinar previa de la FAA dictada en los cinco años anteriores al suceso sobre fac tores human os relacionados con el incidente. La entrega del cu es-
de que se informa. tionario es voluntaria. Los altos directivo s a cargo d e los servicios de se-
- La persona informante dem.uestre qu e elaboró y presentó personal- guridad de EA ofrecían la siguiente garantía en la portada de la versión
mente o por correo a la NASA , a través del ASRS, un informe escrito del inicial del cu estionario :
incidente o suceso, en el plazo de los diez días posteriores a la comi-
sión de la infracción l4 .

13. Ibid., p. 11.


14. S. L. C happell, (,Avia tion Safety R epo rting System : program overview», en R epo/" t 15.J.A. Passmore, «Ai r safety report form», Fligh-t Deck, primavera de 1995, pp. 3-4.
of tile
SelJentil tClJO Fliglt t SaJet), and Hut Han Facto/"5 R egional SC/"/"Iina/", Adís Abeba, Etiopía, 16. M. O'Leary y N . Pidgeo n, «Too bad we have to have co n6denti al reporting pro-
18- 21 de octubre de 1994, pp. 312-353 . grammes», Fliglt t Deck, verano de 1995 , pp. 11-16.

25 7
La gestión de los grandes ri esgos
9. Inge ni ería de una cultura de la seguridad

Le doy mi absoluta garantía de qu e los servicios de seguridad tratarán confi_


Chappell , esto no siempre es p osible o incluso d eseable19 . Los principales
denciahnente cualquier información qu e usted nos facilite y de que este cu _
problem as de un completo anonimato son los siguientes :
tionario será destruido tan pro nto como se hayan pro cesado sus dat~s
Solamente mi unidad tI ene acceso a este programa. - Los analistas no pu eden contac tar co n el informante p ara res olver
En su primer aii.o d e funcio nam.i ento, el programa de informes sobre dudas.
fac tores humanos recibió 550 respu es tas útiles l 7 . Las cu es tio nes qu e los - Es m ás p robable que los gestores descalifiquen los informes anónimos
informes suscitan se comuni can regularmente a la dirección, p ero se com o obra de agitadores y desafec tos.
tiene much o cuidado d e sep arar los asuntos de seguridad importantes de - E n las empresas p equ eii.as es casi imposible garantizar el anonimato.
los incidentes en sí, con el fin d e proteger el anonimato de los info r - O 'Leary y C h app ellllegan a la co nclu sión de qu e eliminar las identi-
¡nantes.
dades de los itúormes en una fase p osterior de su pro ceso - como se des-
Otra fu ente d e información importante de BAS IS es el análisis de de- cribe arriba en el caso del ASRS- es probablemente el modo m ás factible
tección y co ntrol de sucesos esp eciales (Specia l Event Search and Master de prese rvar la confiden cialidad. A nivel nacional, una desidentificación
Análisis, SESMA) , que evita la necesidad de informes humanos p orque re- completa significa no sólo eliminar el nombre de las p ersonas, sino tam-
visa directam ente las caj as negras (flíght da ta reCOrdeY5, FOR) de las diversas bién la fec ha, la h ora y el número d el vuelo, así como el nombre de la ae-
flotas de aparatos de BA, sin dej ar de garantizar p o r ello un completo ano- rolínea. Todos los iJúormantes p o tenciales deben conocer y comprender
nimato a las tripulaciones. Las FDR de cada vuelo se exploran en busca de los criterios de desidentificación.
sucesos que se juzgue se sitúan fiJ era de las normas de seguridad. Todos Otra m edida in1portante para generar confian za es separar la organi-
los sucesos se ahnacenan en una base de datos d e BAS IS y los gestores téc- zación que recibe los informes tanto del o rganismo regulador como d e
nicos y los representantes sindicales de los pilotos debaten los m ás graves la compañia empleadora. C omo en el caso del ASRS, idealmente, los ana-
en una reunió n m ensual. Si el inciden te se considera lo bastante grave, se listas del sistema de informes no deberían tener autoridad legal ni op era-
pide al representante sindical que lo discuta con los tripulantes involu- tiva alguna sobre los informantes p o tenciales. Los sistem as de informes
crados - sin dejar de o cultar sus identidades a la dirección. gestionados por un tercero desinteresado - como una universidad- tam-
C uando el p ersonal del ASRS de la NASA recib e un informe, lo procesa, bién pueden ayudar a ganarse la confian za de los info rmantes. Si, co mo
teniendo g ran cuidado de preservar el anonimato del informador, de la si- BASIS, el sistem a de informes es interno a una comp añía, los emplead os
guiente m an era l8 :
deben percibir una completa indep endencia del dep artam ento recepto r
- Un análisis inicial filtra los info rmes que implica n accidentes, con- con resp ecto a la direcció n operativa, para poder ofrecer así la necesaria
ducta criminal o «carentes de contenido referente a la seguridad». garantía de confidencialidad.
- El info rme se codifica y el informante es desidentificado. E n esta fase Aparte de una ausencia (o p érdida) de confian za, p ocas cosas pued en
se co ntacta por teléfon o con el informante para confirmarle la recep- desalentar m ás cuando se üúo rma sobre incidentes qu e la percepción de
ción y la desidentificació n . una completa ausen cia de resultado útiles. Tanto ASRS como BA SIS hacen
- Tras un co ntrol de calidad, la info rmació n se introduce en la base de mu cho hincapié en una rápida retroalimentación de la información rele-
datos del ASRS y se destruye el info rme o riginal. vante a sus resp ectivas comunidad es. Si un üúo rme del ASRS describe una
situación de p eligro continuada -por ej emplo, una ayuda a la navegació n
La fo rma m ás obvia de asegurar la confidencialidad es que los infor- defectuosa, un procedimiento COlÚU SO o un m apa equivo cado- se envía
m es se entregu en an ó nimam en te, p ero, como han seÍ'í.alado O 'Leary y de inmediato un m ensaj e de alerta a las auto ridades correspondientes para
que puedan investigar el problema y adoptar las acciones correctivas ne-
17. M . O'Leary y S. Fisher, British A irways CO/ifirlential HUllla n Factors R eporting Pro-
cesarias . (Como m encioné antes, el ASRS n o tiene ninguna autoridad legal
gm/"ll 1"11 e. First Yenr Repon, April 1992-!\I[a rch 1993, H ounslow, British Ai rways Safety Ser-
vices, 1993.
18. S. C happell, op. cit.
19. M . O'Leary y S. L. C happell, op. cit.

259
La gesti ón d e los gra n des ri esgos
9. Inge ni ería de una c ultura d e la seguridad

u operativa propia) . El equipo del ASRS ha enviado 1700 bol etines y notas
Tabla 9.1
de alerta desde el comienzo del programa , en 1976. En 1994 la tasa de
Matriz de gestión de riesgos de British Airways empleada para evalu ar el riesgo
respuesta a los boletines de alarma y las notas FYI (for your il'iformatio1'/., para futuro que tendrá la compaIi.ía de qu e se repIta un CIerto suceso
su informa ción) fu e del 65%.
La comunidad de aviación y la co munidad académi ca pu eden acceder Gravedad Matriz d e riesgos
a la información que acopia la base de datos del ASRS de diversas maneras. e B A
Alto
Primero, pu eden realizarse búsqu edas co ncretas a petición de empresas, (grave)
agencias públicas o investigadores . La información se difunde también, Medi o
D e B
(alto)
además de a través de otros informes del ASRS, m ediante un boletín infor-
mativo, Callback, cuyo número total de lec tores se calcula en más de cien Bajo
E D e
(mínj¡"o) (bajo) (medio)
mil. Este bol etín describ e asuntos de seguridad y destaca las m ejoras in-
Baja Media Alta
troducidas como resultado de los informes de accidentes, lo cual cumple
la doble función de informar a los informantes y de felicitarles por su Probabilidad de recurrencia
contribución colectiva a la seguridad aérea .
Los servicios de seguridad de British Airways difunden también de di- La matriz genera categorías de riesgo en una escala qu e va de A (ri esgo grave) a E (riesgo núnimo).

ferentes formas la información de BAsls. Además de los informes de la uni-


dad y de artículos en revistas, publican FlJ'wise, un boletín m ensual de Si el formulario es largo y con1.pletarlo exige mu cho tiempo, es menos proba~
18-20 páginas qu e incluye análisis de tendencias relacionados con deter- ble que los informantes hagan el esfúerzo; si es demasiado corto, resulta dlficil
minados sucesos y breves descrip ciones de incidentes, uesglosados por flo- obtener toda la información necesaria sobre el lI1.C1dente. En general, cuanto
tas. A cada incidente se le asigna una ca tegoría de riesgo (basada en una más concretas sean la preguntas, más fácil será contestar el cuestiona,rio; sin en;-
m atriz de riesgo; véase la tabla 9.1) y una de las siguientes categorías de bargo, la información que proporcione estará limitada por la elecclOn de aque-
acción: llas . Las preguntas abiertas sobre las percepciones,J UlClos, deCISIOnes y aCCIones
del informante no están sometidas a esta lirnitación, y le ofi-ecen una mayor
- Investigación actilla. Acciones para prevenir una recurrencia qu e no se oportunidad de contar toda la historia. Este método es más efe ctivo ,en la ob-
comprende plenamente. tención de toda la información sobre el incidente, pero reqUIere mas tIempo
- Se precisa acción . Se han identificado m edidas preventivas, pero aún no y suele demandar del sistema de infor mes mayores recursos analíticos 20
se las ha implementado. Será necesaria una cierta medida de aprendizaje por prueba y error
- Acción bajo obserllación. Se h an implementado m edidas preventivas y se antes de que la organización encu entre el formato que mejor se adecua
están observando sus efectos . tanto a sus propósitos como a sus potenciales informantes. A tal resp ecto,
- Iriform.e bajo observación. Los servicios de seguridad han emprendido podemos aprender de la expen encia de los servicios de segundad de Bn-
acciones si n necesidad de más investigación. Se está observando la fre- tish Ailways con su cuestionario confidencial sobre factores humanos_ En
cuencia con que ocurre de nuevo el suceso. su forma inicial, hacía un número limitado de preguntas muy concretas, al-
El último factor qu e examinaremos aquí es la facilidad de elaboración aunas de las cuales intentaban establecer si había ocurrido un desliz o una
del informe. El formato, extensión y contenido del formulari o o cues- : quivocación (véase en el capítulo 4 la descripción técnica de estos actos
tionario son extraordinariamente importantes, como lo es el contexto en peligrosos) y, de ser así, cuáles eran los factores causales ;nCIdentes. Una
que se esp era que los informantes lo respondan. La privacidad y un m e- lista de estos venía a continuación del enunCIado, y p edla una respuesta
sí/no a cada uno de ellos: en el caso de los deslices y lapsus de ej ecución,
carlismo de entrega có modo son incentivos importantes -o, dicho a la
inversa , su ausencia puede ser disuasoria-o En relación co n el diseúo del
formulario de informe, O 'Leary y C happ ell seúalan lo siguiente:
20. [bid. , p. 12.
260
La gestión de los grandes riesgos
9. In geniería de una cultura de la seguridad

la lista incluía el cansancio, la presión temporal la r~ Ita de t' 1 El formato multirrespuesta del anterior formulario del cuestionario
g ononlla ' d 1 b' , l,u es 1I11U os y 1
e a ca 1I1a de vuelo' en el caso dI ' . . a er-
al - ' e as eqllIvocaclOnes 111 1 ' de factores humanos hacía que fuera relativamente sencillo transformar las
nu es engan osos, ins trumentos engan-os r . C ella l11a-
. , os una 10rnla ' . fi ' respuestas «sí/no » en diagramas de barras, Con la segunda versión, más
una m suficiente cooperación entr'e la t, ' 1' . , CIOn 1I1SU clente y
A ' ' npu aClOn, abierta, para identificar las cuestiones significativas para los factores hu-
. pesar de que una de las preguntas inquiría ué se hi b ' manos los analistas de BA tuvieron que desarrollar una estructura de cla-
mformantes se qu eiaron del tono . d 1q zo len , muchos
~ negatIvo e as preg t . sificación consensuada. Su principal interés recaía en dos categorías: la
Y se comprendió que es to bien pod' d' d' un as en conjunto
la Isua Ir a algl . 1fc actuación de la tripulación y las influencias sobre su conducta, El com-
completar el formulario Adell1a's 1 ali d ' 1I10S 11 ormantes de
, , os an stas e BA e t b d portamiento de la tripulación se subdividió en descriptores de errores
con la validez de algunos de los d t . s a an es COntentos
no entendían bien la diferenci t ,a os, ya que los tnpulantes-informantes (deslices o equivocaciones de acción), habilidades de trabajo en equip o, y
. a ecm ca entre deslrces 1 . tareas específicas (como la operación automática o manual). Las influen-
Clones, Así pues, los servicios de ,'d d d . . ' apsus y equlvoca_
segun a e Bntlsh Ai 1 cias se dividiero n también en tres grupos: factores organizativos (forma-
en 1995 un nuevo cuestionario ex ' d d . Iways anzaron
preguntas abiertas que abar'cab purgba o e jerga, en el que formulaban ción, pro cedinuentos, presiones comerciales, etc), fac tores de entorno
. ' an un a amco de fa t 'b (instalaciones aeroportuarias, condiciones meteorológicas, etc.) y factores
1I1fluencias locales en la cabina d dI ' c ores qu e 1 an desde
m ación. O'Leary ofi'ece d~s P ' o- e man o lasta la efectividad d e la for- perso nales (automatización, autosatisfacción, moral, etc) . Lo s futuro s
foqu e: rebuntas como ej emplos de este nuevo en- desarrollos se orientan a establecer nexos causales entre los diversos fac-
tores -un cambio de intentar responder a la pregunta «¿cómo?» a en-
-¿ Cómo respondieron inicialmente usted y su trip 1 . , frentarse a la pregunta «¿por qu é?»-. Aquí la meta es identifi car los
ceso, y cómo establ ecieron qué elem ent t ' . u aCIOn ante el su- «patógenos residentes» que pueden incidir en el surginuento de toda una
ban involucrados ?' os eCl1lCOS y p ersonales esta- panoplia de diferentes problem.as en la cabina d e nu ndo.
-¿Estaba claramente disponible tod 1 . f(' ., El diagrama 9.1 da una idea de lo que este desarrollo pued e rendir en
el vuelo, el FMS (el sistema d a, a Idn ormaCIOn relevante sobre el campo del análisis causal. El diagrama resume un incidente ficticio con-
e gestIOn e vuelo) y 1 .
coqjunto? Los contr'oles 1 ti e slstelna en su sistente en un despegue fallido. En este caso, el estrés operacional se había
y se ec tores . u e' ' il ~
a mbiguos~ En el caso d e h ' e. ron ut es. ¿No resultaron generado por un aeropuerto con much o tráfi co y por la comunicación
. , qu e no aya SId '. '1 '
rarse?21. o aSI, ec ua es podnan mejo-
con la compal1Ía para concretar las cifi'as de la hoja d e carga a la vez qu e
el avión se dirigía hacia la pista de despegue. El clima d e coop eración en
Como sel1ala O 'Leary, el estilo d '.
de trabaj o analítico del res:pondente al ael1ealis~setaCLdles~lOnanohtransfiere la carga la cabina de vuelo era pobre. El copiloto se sentía desbordado pero no fu e
b10· 1 " b ,' e lacto res 1Imanos. El cam- capaz de transnutírselo al capitán . Se con centró en realizar primero una
la incrementado la dern d d
. an a e tra aJo sob' 1 li . d tarea y despu és otra, y no co mprol ó qu é hacía el capitán. Como resultado,
dIsponibles para pro cesar los d t ' ., re os nllta os recursos
. . a os, p ero tambl en ha h 1 1 pasó por alto las comprobaciones «previas al d espegu e». El vuelo obtuvo
tlOnan o sea más sensible a d ' , . ec 10 que e cues-
, ' ¡versas cuestIOnes qu " pernuso para despega r cuando llegó a la pista y al encender la poten cia d e
bna. Adem ás, la fiabilidad d 1 áli" h e pr evIamente no cu-
. e an SIS a aumentado d f( , desp egu e, la sirena de alarma de configuración indicó que no se habían
«PreVIamente unos 3500 pil t '. e orma espectacular:
, o os e Ingem eros p d ' . r configurado losjlaps p ara el despegue. La maniobra fu e suspendida.
cesos de m anera idio ' ," 1 o Ian 1I11Ormar de los su-
SlI1CraSlca' a l ora emple .
sólo una do cena de tripulant~s qu: trab . al:os ~1I~ eqllIpo formado por Finalmente, en el contexto d e la ingeniería de una cultura que in-
analistas»22 ajan e onna voluntana como forma, es insoslayable preguntar si existe alguna evidencia científica qu e
resp alde la efi cacia de los informes de casi accidentes. En un estudio
sueco 23 , relacionado principalrllente con los accidentes individuales, la im-
, 21. M . O 'Lea ry, «New developments in the British Ai!w .
tors R eport1l1g Prograll1Jl1e» Flio!Jt D k . . ays Confidentlal Human Fac-
22. lbid. , p. 21. ' ó ' ec, verano de 1996, pp. 19-22. 23. C itado por S. ]. Guastell o, «Do we really know how well our occupatio nal acci-
dent prevention progra ms wo rk?», SaJe!), Scie/lce, 16,1993, pp. 445-463.
262
263
La ges ti ón de los grandes ri esgos
9. Ingeniería de una cultura de la seguridad

plem entación de un programa de informes de incidentes dio COmo re-


sultado un aumento del número de sugerencias correctivas por parte de conlpl etamente
' inaceptable castigar todos los errores y actos p eligrosos
, . sin
la fu erza laboral, pero no un descenso significativo de la tasa de acciden_ ten el' en cuenta sus orígenes y circunstancias. Segundo,. . que sen ., a 19Ual-
J11en te ·
l naceptable conceder üU11L1ludad general y eXll1ur de
.. sanClon .a todas
tes. E n el estudi o que siguió a éste, los participantes recibi eron formación
las acciones que hayan co ntribuido o pudieran contnbUIr a accIdentes
sobre cómo recono cer e interpretar incidentes críticos, cuyo efecto fu
organizativos. Este libro ha destacado con fuerza los fa ctor:s sltuacIOnales
una disminución del 56% en la gravedad de las h eridas y lesion es, per~
y sistén"licos que llevan al fallo catastrófico de las t~cnologlas de alta peli-
mnguna en la frecuencia de accidentes. El mensaje principal de estos ha-
arosidad, pero sería pueril no recono cer que, en CIertas ocasIOnes, relatl-
llazgos es que los informantes potenciales deben tener una idea muy clara
~amente raras, pu eden ocurrir accidentes por efecto de la co ndu cta
de qué constitu ye un incidente. En determinadas circunstancias, esto no
siempre es intuitivamente obvio. irracionalmente tem eraria, negligente e incluso malintencionada de ll1dl-
viduos con cretos . La dificultad radica en discrinunar entre estas pocas
( 1alas conductas» auténticas y la imnensa mayoría de los actos peligrosos,
Diagrama 9.1 In . . , il
Diagrama de flujo del incidente del despegue desautorizado qu e m uestra a los que atribuir alguna forma de culpabilidad no es m oportuno m. ut .
Un prerrequisito de la ingeluería de una cultura justa es un cOI1Junto
los vínculos causales que se juzgan relevantes (basa do en O 'Leary) 24
de principios consensuado que trace la frontera entre acciones aceptables
e inaceptables. Con este fin, com enzaremos p or p erfilar algunas de las
cuestiones psicológicas y legales que deben tenerse en cuenta al pro ceder
a dicho juicio. El diagrama 9.2 disp one el escenario.

Diagrama 9.2
Los elem entos básicos de la acción humana

INGENIERÍA DE UNA CULTURA JUSTA


Todas las acciones humanas constan de tres elementos esenciales:
- Una intención que especifica su objetivo imnediato y - cuando estas
El ideal de una cultura totalmente justa es, casi con certeza, inalcanzable. acciones orientadas a metas no son totalmente automáticas o habitua-
No obstante, una organización en la que la mayoría de sus nuembros com- les- la co ndu cta necesaria para alcanzarlo.
parte la creencia de que habitualmente se hará justicia, entra dentro de los - Las acciones desencadenadas por esa intención -que pueden o no con-
lírnites de lo posible. Dos cosas están claras de partida. Primero, que sería formarse al plan de acción.
- Las consecuencias de esas acciones -que pueden conseguir o no el ob-
24. M . O'Leary, op. cit., p.22 .
jetivo deseado. A este resp ecto, las acciones pueden constituir éxitos o
fi·acasos .
La gestión de los grandes riesgos 9. Ingeniería de una cultura de la seguridad

Las flechas de preahmentación que muestra el diagrama 9 2 . d' negligente también con respecto a una circunstancia: «Una p ersona actúa
_ ' ., . . In Ican negligentemente con respecto a una circunstancia cuando un hombre ra-
que, a1 formular una mtencIOn, las aCCIOnes se seleccionan en la .
. , . . ' creenCIa
de qu e consegmran su obJetIVO (o cuando menos suministrarán u zonable hubiera sido consciente de la existen cia de esa circunstancia y,
. , ' il na re- debido a dicha existencia , habría evitado actuar de esa forma»26. En este
tro,ah m entacIOn ut para asegurar el éxito de acciones futuras) p .
ti. ' " ' ero esa caso, que esa persona fuera inconsciente de la circunstancia e incapaz de
e no SIempre esta JustIficada . Las ~~chas de retroalimentación completan
el bucle al proporcIOnar mformacIOn sobre el grado de éxito o fracaso de prever el resultado adverso es irrelevante. Por ej emplo, X toma un arma,
las aCCIOnes precedentes y sus consecuencias. Las acciones humanas ' creyéndola descargada, apunta con ella a Y y aprieta el gatillo. Si cualquier
. d' d estan persona razonable se hubiera dado cuenta de que cabía la posibilidad de
m car ma as en un contex to que incluye el contexto físico inmedi t
, . dI aoy que el arma estuviera cargada y, en consecuencia, hubiera evitado actuar
e1 propoSIto e a secuen cia comportamental de la que una acción
ti con- así, entonces X se comportó de forma negligente con respecto a la cir-
cre ta arma parte: Los tres marcos de acción precedentes, situados detrás
del actual, sImb olIzan, en el diagrama 9.2, el contexto histórico. cunstancia. Si el arma estaba cargada e Y resultó muerto, entonces X fu e
Estas dos cuestiones tienen una estrecha relación con la responsabili_ negligente con respecto a la consecuencia. Ante un tribunal, no es nece-
dad mdlvldual: en el caso de las tecnologías de alta p eligrosidad es inevi- sario que la acusación pruebe nada en absoluto acerca del estado mental
table, por definición, que todas las situaciones físicas contengan un del acusado en el momento de la acción. Basta con que demuestre qu e se
elemento de nesgo; pero tambi én es probable que los actores individua_ llevaron a cabo ciertas acciones en determinadas circunstancias. Históri-
les hayan sido -o deberían haber sido- formados p ara prever y mini- camente, la negligencia ha sido un concepto de derecho civil más que de
nuzar,esos n esgos. Esto nos retrotrae a la distinción qu e introdl~ünos en derecho penal, y se sanciona con penas muy inferiores a las correspon-
el capItulo 4 entre acciones con éxi to y sin él, por un lado, y conducta co- dientes a la temeridad27 .
rrecta o incorrec ta, por otro. El éxito viene determinado exclusivamente Con frecuencia, se considera que quienes participan en el funciona-
por el h echo de s~ las acciones planeadas consiguieron o no sus objetivos miento de las tecnologías de alta peligrosidad tienen una carga de res-
mmediatos; p ero eXlto no necesariamente significa corrección. Acciones ponsabilidad adicional en virtud de su formación y de los graves riesgos
con éxito pueden ser incorrectas; esto es, pueden alcanzar sus objetivos lo- asociados al fallo humano. Por ejemplo, en el caso de Alidair vs. Taylay, en
cales y, no obstante, ser temerarias o negligentes. 1978, Lord D enning falló que:
Según el D erecho, una persona que obra temerariamente es alguien H ay actividades en las que el grado de p ericia profesional que debe exigirse
que delib eradamente asume un riesgo injustificable (esto es, previsible, y es tan elevado, y las consecuencias potenciales del menor alejamiento de ese
cuyo mal resultado, aunque incierto, es probable). Sin embargo, como han elevado estándar tan graves, que la actuación de un modo que no se ajuste a
señalado Smith y Hagan: dicho estándar en una sola ocasión es suficiente para justificar el despid0 28

El piloto de una aeronave, el ci ruj ano qu e lleva a cabo una operación y el em- Esta sentencia, en el espíritu de «que los cuelguen a todos», es insatis-
presano de cIrco que ofrece un número de equilibrio en la cuerda floja no factoria en muchos aspectos: ignora la ubicuidad del error, así como los fac-
pueden depr de antIcIpar que sus actos pueden causar la muerte de alguien; tores situacionales que lo inducen, y es insensible a la variedad de los fallos
y, S111 embargo, no deberíamos calificarlos de temerarios, a menos que los ries- humanos y a sus diversos orígenes psicológicos. Llevando lógicamente esta
gos que acepten asumir estén injustificados. Ahora bien, la justificación de un sentencia h asta una conclusión absurda, podría afirmarse que, pu esto que
nesgo depende del valo r social de la ac tividad de que se trate, así como de la
probabIlidad de que el peIjuicio previsto ocurra 25
todos los pilotos, los operadores de salas de control y otros empleados en

De otro lado, la negligencia comporta ocasionar una consecuen cia que


una persona «razonable y prudente» habría previsto y evitado; se puede ser 26. lbid., pp. 45-46.
27. D. Marx, comu nicación personal, 9 de enero de 1997. Estoy muy agradecido a
David Marx por su beneficioso asesoramiento acerca de la distinción en tre temeridad y
negligencia .
25 .]. C. Smúh y B. H ogan, Crinlil'lal Lnw, 3.' edi ción, Londres, Buttelworths, 1975, p. 45. 28 . Citado por M. O'Leary y N. Pidgeon, op. cit. , p. 16.

266 267
9. Ingeniería de una cultura de la seguridad
La gestión de los grandes riesgos

puestos determinantes para la seguridad de las tecnologías de alta peligro_ or supuesto que las acciones examinadas han contribuido a que ocu-
sidad son seres humanos falibles que, en un momento u otro, inevitable_ ~riera un accidente o a un incidente grave en el que se evitó por muy
mente, defraudarán las expectativas de Lord Denning en cuanto al oco un resultado funesto. Es probable que en un accidente orgarllzatlvo
cumplimiento íntegro de esos «elevados estándares» deberían, por consi- ~oncurran varios actos peligrosos; el árbol de decisión h a de aplicarse por
guiente, ser despedidos. Ni siquiera los jueces más sabios y distinguidos separado a cada uno de ellos. En este punto, nuestra preocupación son los
aciertan siempre. actos peligrosos cometidos individualmente, bIen por una sola persona,
La prueba de S>/stitucíón de Neil Johnston constituye una guía mucho bien por diferentes personas en mom.entos distintos de la secuenCIa de
más sóli da29 , y es consistente con el principio de que el mejor personal un accidente.
puede cometer los peores errores. Frente un accidente o un incidente grave Las preguntas clave tienen que ver con la intención. Si tanto las ac-
en el que estuvieron implicados los actos peligrosos de una persona con- ciones como las consecuencias fueron intencionadas, posiblemente este-
creta, deberíamos efectuar la siguiente prueba mental: sustituyamos a la mOS en el terreno de la condu cta criminal y es probable que responder a
persona en cuestión por otra procedente del mismo ámbito de actividad ella internamente exceda el alcance de la organización. Las acciones no
y en posesión de una cualificación y una experiencia comparables y haga- intencionadas definen deslices y lapsus -en general, los errores m.enos
mos la siguiente pregunta: «A la luz de cómo se desarrollaron los sucesos culp ables-; las consecuencias no queridas definen equivocaciones e in-
y de cómo los percibieron quienes los vivieron en tiempo real, ¿es proba- fracciones. El árbol de decisión suele tratar del mIsmo modo todos los
ble que este otro individuo se hubiera comportado de forma diferente?» tipos de errores, excepto en lo que se refiere a la pregunta sobre las I.n-
Si la respuesta es «probablemente no», entonces, como afirma Johnston, fracciones. Para las equivocaciones, la pregunta es la que figura en el dIa-
«... atribuir culpas no aporta nada sustancial, oculta las deficiencias sisté- grama 9.3, pero para los deslices y lapsus lo que se inquiere es qué estaba
micas y culpa a una de las víctimas». Un complemento útil a la prueba de haciendo esa persona cuando ocurrieron dichos lapsus y deslI ces: SI el 111-
sustitución consiste en preguntar a los iguales del individuo: «Dadas las cir- dividuo estaba contraviniendo conscientemente unos procedllTuentos
cunstancias que concurrieron en aquel momento, ¿puede usted estar seguro operativos seguros, entonces el error resultante es más culp able, ya ~ue
de que no habría cometido el mismo acto peligroso u otro similar?» Si, de debería h aber sido consciente de que la infra cción aumenta la probabili-
nuevo, la respuesta es «probablemente no», es inapropiado culpar a nadie. dad tanto de cometer un error como de que resulten consecuencias ne-
En cuanto a los antecedentes, basta con lo dicho. Pasemos ahora a la gativas de él (véase el capítulo 4). . .
tarea de ordenar los actos peligrosos conforme a su grado de culpabilidad. La pregunta sobre las «sustancias no autorizadas» 111tenta establecer SI
Como en el marco de la jurisprudencia, un criterio discriminante crucial en el momento en que se cometió el acto peligroso el111dlvlduo estaba o
es aquí la naturaleza de la intención. Un delito tiene dos elementos clave: no bajo los efectos del alcohol u otras drogas que se sab e petjudican la ac-
la mens rea, o «mente culpable», y el actus reus, o «acto culpable», ambos ne- tuación. Dado que la ingestión de sustancias no autorizadas suele ser un
cesarios para su comisión. Excep to en casos muy con cretos (como, por acto voluntario, su implicación indicaría un nivel de culpabIlIdad alto.
ejemplo, en caso de negligencia), sin el elemento mental el acto en sí no Pero el asunto no es tan obvio. En 1975, durante el descenso hacia Nai-
es delito. La conducta delictiva no es el tenIa que aquí nos ocupa princi- robi, el copiloto de un Boeing 747 oyó malla orden del controlador aéreo:
palmente, pero adoptaremos el principio del «elemento mental» como en lugar de «siete, cinco, cero, cero», entendió «cinco, cero, cero, cero » 3r
directriz básica; no obstante, a partir de este momento abordaremos la programó el piloto automático para volar a una al~ltud de, 5000 pIes .
cuestión desde una perspectiva psicológica en lugar de legal. Pero para volar a esa altura sobre el nivel del mar el aVlOn habna terudo que
El diagrama 9 .3 esboza los elementos mínimos esenciales del árbol de hacer un túnel bajo tierra, dado que está nada menos que 300 metros por
decisión usado para discriminar la culpabilidad de un acto peligroso. Se da
30. Air Accident Investigation Branch (AAm) Boeillg 747-136 G-A WNJ. Repor' 01'1 the
29. N.Johnston, «Do blame and punishment have a role in organizational risk 111ana- I,.,cide,.,' I'Iear Nairobi Ah'porl, Ke"l'a 011 3 Septe",ber 1974, Aircraft ACCldent R eport 14/75,
gement?», Fliglrt Deck, primavera de 1995, pp. 33-36. Londres, HM SO, 1975 .
269
268
9. Ingeniería de una cultu ra de la seguridad

debaj o de la inusual altitud a la que está emplazado el aeropuerto de N ai-


robi. C uando el avión salió de entre las nub es, la tripulación vio que vo-
laban a poco más de 200 pies de altura sobre el su elo. La rápida reacción
del capitán evitó el que pudo h aber sido el primer gran desastre de un
<1umbo» j et de Boeing. Luego se sup o que el copiloto, que recientem ente
había estado de vacacion es en la India, tenía la solitaria, y no en un estado
leve, y que había estado tratándose co n medicamentos no autorizados qu e
producían, entre otros efectos secundarios, somnolencia y náuseas. Tom ar
medicación no autorizada como resultado de una enfermedad , aunque
~
8 claramente reprensible, lo es menos que consumir drogas o alcohol con
vo..~ «propósitos recreativos» y, p or lo tanto, se ha asignado a la categoría de
«abuso de sustancias, con atenuantes». El grado de atenuación dep enderá,
Bu por descontado, de las circunstancias locales .
'"' Excepto cuando el incumplimiento se ha convertido en gran m edida
..8
"O
l1J en una forma automática de trabaj ar (como ocurre a veces en el caso de
"O los ataj os rutinarios), las infi-acciones implican, por parte de quien las p er-
"O'"' petra, una decisión consciente de romp er o relaj ar las reglas. Con todo,
]
C'")
'"' aunque las acciones puedan ser deliberadas, las p osibles consecuencias n e-
0\ E<~
'"' u gativas n o lo son - en contraste con el sabotaj e, en el que tanto el acto
S
....'"' ~
bJ) .... com o las consecuencias son in tencionados- oLa mayoría de las infi.-accio-
'Q"' ' ;els::'"' nes no ob edecerán a una intención maliciosa, de m odo que el grado en
....s:: que sean reprobables dependerá en gran parte de la calidad y disponibili-
~
"O
l1J dad de los procedimientos relevantes, los cuales, com o vimos en el capí-
'...."' tulo 4, no siempre son adecuados para una situación determinada. C uando
'o.."'
,g:
se juzga que ése es el caso -cuando así lo juzga, quizás, un (~ urado» de
~~ iguales del p erpetrador-, el problema recae más en el sistema qu e en el
Tl individu o. Ahora bien, si existían buenos pro cedimientos inmediatam ente
~- " '"ro '"
l1J
"O
o ü c: '"i1 disp onibles y fueron deliberadamente conculcados, debe plantearse la pre-
/' "O :g c: uo
rl '"
;:l
c: gunta de si la conducta fue temeraria en el sentido legal del término. Tales
/' "O
..o....
.D
~ a 1:l
ro
acciones son claram ente m ás culpables que las infracciones «n ecesarias»
'<G
- esto es, las acciones de incumplimiento n ecesarias para poder llevar a
cabo el trabaj o cuando los procedimientos relevantes son erróneos, inade-
1 cuados o impracticables.
Parece correcto aplicar la prueba de sustitución de ] ohnston una vez de-
cididas las cuestiones de posible abuso de sustancias e incumplimiento de-
liberado, si bien una pru eba similar tien e claram ente un papel qu e
desempeñar en la evaluación de la culpabilidad de las infi'acciones indu ci-
das por el sistema (que en el diagrama 9.3 viene representado p or la línea
de puntos). La idea es razonablem ente im11ediata: alguien bien motivado,

27 1
9. Ingeniería de una cultura de la seguridad
La gesti ón de Jos grandes riesgos

de equiparable competencia y una cualificación comparable, ¿podría co- tancias, co n atenuantes» y el «posible error por negligencia» hay una zona
m eter (o h a cometido) la mism a clase de error en esas o m uy similares gris en la que debe ej ercerse el juicio con cuidado. Las restantes categorías
circunstancias? Si la respuesta del jurado de pares es «sí», entonces, proba- deben conceptualizarse como exentas de culpa -a menos que involucren
blem ente, el error es disculpable. Si la respuesta es «no», habrá que ver si fac tores agravantes que n o h emos contemplado aquí-o La experien cia
había habido deficiencias inducidas por el sistem a en la formación, selec- lleva a pensar que la m ayoría de los actos peligrosos -quizás el 90% o
ción o experiencia de esa persona. En el caso de que no se identifiquen más- entran en esta categoría de inocencia.
tales condiciones latentes, habrá que contemplar la posibilidad de un error ¿Qué debe esperarles a la pequ eña proporción de individuos cuyos
por negligencia. Si se las encuentra, es probable que el acto peligroso sea actos peligrosos son considerados, con justicia, culpables? No es compe-
un error, en buena n1.edida inocente, inducido por el sistema. tencia de este capítulo aconsej ar sobre la naturaleza de las sanciones . N o
En esta categoría habría que clasificar al op erario cuyo deficiente ca- obstante, aunque el asunto concierne exclusivamente a las organizaciones
bleado de una garita de señales contribuyó de forma significativa al de- en cu estión, sí podemos decir algo sobre el valor - o lo contrario- de los
sastre ferroviario de Clapham ]unction (véase el capítulo 5) . Sus acciones castigos.
no pasarían la prueba de sustitu ción, ya que era en gran m edida auto di- D esafortunadam ente, una gran parte de la investigación psicológica
dacta y había adquirido sus malas prácticas de trabaj o en ausencia de una sobre el tema de la recompensa y el castigo ha estudiado a la rata de labora-
formación y una supervisión adecuadas. Tal y como estableció la investi- torio y no es especialmente relevante para la conducta humana. La tabla 9 .2
resume de forma muy sim plificada qué saben los psicólogos sobre los efec-
gación oficial, los problemas subyacentes correspondían al sistema y no al
individuo, que era un trabaj ador muy laborioso y estaba muy motivado tos de la recompensa y el castigo en el lugar de trabaj 0 31. El asunto prin-
por la idea de hacer bien su trabajo. cipal es aquí la efectividad de «el palo y la zanahoria» para aumentar la
En j erga legal, la última pregunta importante, en la esquina superior probabilidad de la conducta desea da y reducir las posibilidades de la con-
derecha del diagrama 9.3, podría reformularse así: «¿H abía precedente?» ducta indeseada. Las recompensas son el m edio más poderoso para cam-
La susceptibilidad de las personas a los deslices y lapsus cotidianos difiere biar la conducta, pero sólo son efectivas si se dan de forma inmediata o muy
próxim a a la conducta que se desea. Los castigos demorados tienen efec-
mu cho, y de forma duradera. Algunos individu os son co nsiderable-
tos negativos: en general, no mejoran la conducta y pueden inducir resen-
m ente más distraídos que otros, por ej emplo. Que la persona en cuestión
cuente con un historial previo de actos peligrosos no implica necesaria- timiento tanto en las personas castigadas como en las que podrían serlo. Las
m ente nada acerca de su culpabilidad en el error cometido en esta ocasión celdas etiquetadas como «efectos dudosos» significan que, en ambos casos,
con creta, pero sí indica la necesidad de formación correctiva o incluso de op eran fu erzas contrapu estas ; en consecuencia, los resultados son inciertos.
asesoramiento profesional en la línea de: «¿no crees que le harías un favor
a todo el mundo si considerases la posibilidad de ocupar un puesto dife- Tabla 9.2
rente dentro de la empresa?». Así es como la dirección recluta a algunos de R esumen de los efectos de la reco m.pensa y el castigo en el cambio conductual
sus más distinguidos miembros. La competencia y la inteligencia no tienen en el puesto de trabaj o
ninguna relación con el hecho de ser distraído, pero éste sí que es un rasgo
Imnediato s D emorados
que no resulta particularmente útil para el desemp el10 profesional de un
Efectos Efectos
piloto o un operador de sala de control. R ecompensa dudosos
positivos
¿D ónde deberíam os trazar, pues, la línea entre la conducta aceptable y
Efec tos Efectos
la inaceptable en el diagrama 9. 3? El lugar más obvio sería entre las dos ca- Castigo
dudosos positivos
tegorías de abuso de sustancias. Tanto el daño malintencionado como el
consumo peligroso de alcohol o drogas son totalmente inaceptables y de-
b erían recibir sanciones m uy severas , de las qu e posiblem ente deberían 31. ]. M. G eorge, «AsynU11etri cal effects of rewa rds and pu nishment: th e case of social
ocuparse los tribunales más que la organización. Entre el «abuso de sus- loa6 ng», j oumal oJ Ocwpational and Olga/liz lltio/11l1 Ps)'cI/Olog)', 68,1995, pp. 327-328.

27 3
27 2
La gestión de Jos grandes riesgos
9. Ingen.iería de una cultura de la seguridad

Pero hay otros factores que aconsejan vivamente la aplicación de cas- tión de incidencias Aurora (Aurora Mishap Mal1agemel1t S)'stem, AMMS).
tigos a los pocos que cometen actos peligrosos flagrantes . En la mayoría AMMS está formado por diversos elementos; pero su aspecto m ás impor-
de las organizaciones, el personal en primera línea sabe muy bien quie- tante, para nuestros presentes propósitos, es su metodología estructurada
nes son los «vaqueros» y los que «flexibilizan» las normas habitualmente. para establecer la aplicabilidad de una acción disciplinaria. El consejo de
Verles salir bien librados un día sí y otro también beneficia poco a la moral evaluación disciplinaria de una organización emplea esta herramienta
de trabajo o a la credibilidad del sistema disciplinario; verles llevarse «su de investigación como ayuda para la toma de decisiones . El AMMS aplica
merecido» no sólo es gratificante, sirve también para reforzar la posición un mismo enfoque consistente a la cuestión de si la acción disciplinaria
de la fi·ontera de la conducta aceptable. Además, las personas ajenas a la está justificada o no. Hasta la fecha, varias aerolíneas estadounidenses lo
empresa no son las únicas víctimas potenciales. El despido justificado pro- vienen utilizando en el ámbito del mantenimiento de aeronaves y cuenta
tege a los compañeros del infractor; es probable que sea a éstos, quizá m ás con el respaldo de los sindicatos del sector.
que a cualesquiera otras posibles víctimas, a quienes más pone en peligro
la reiterada temeridad o negligencia de esa persona. Su marcha hace del
entorno de trabajo un lugar más seguro y, además, favorece que la fuerza INGENIERÍA DE UNA CULTURA FLEXIBLE
de trabajo perciba la cultura de la organización como justa. La justicia
funciona en dos sentidos: los castigos severos a unos pocos pueden pro- La flexibilidad organizativa significa poseer una cultura capaz de adap-
teger la inocencia de los m ás numerosos. tarse con efectividad a demandas cambiantes. La flexibilidad es una de las
D avid Marx, un ingeniero aeronáutico que fue uno de los principales propiedades definitorias de lo que un grupo de investigación muy influ-
arquitectos de la ayuda a la toma de decisiones sobre errores de manteni- yente de Berkeley -dirigido porTodd La Porte, Karlene Roberts y Gene
miento (MEDA) de Boeing (véase el capítu lo 7), hizo el siguiente comen- Rochlin- ha llamado organizaciones de alta fiabilidad ~1Ígh-reliabilit)' oy-
tario sobre la relación entre informes de sucesos y sistemas disciplinarios gal1izations, HItO). El grupo ha llevado a cabo trabajos de campo en varias
-aunque escribe sobre el sector de la aviación, sus ideas son de aplica- organizaciones intensivas en tecnología y altamente complejas que deben
ción general: funcionar, hasta donde es humanamente posible, con un estándar impe-
cable -cero fallos-o Los sistem as que aquí nos interesan son el control
Muchos de nosotros hemos descubierto que los sistemas disciplinarios actua-
del tráfico aéreo y las operaciones aeronavales militares.
les son un obstáculo significativo a la hora de pedirle a un empl eado que dé
un paso adelante y hable de su equivocación . Consecuentemente, como sec-
Los retos operativos a que se enfi·entan estas organizaciones (y otras
tor, hemos empezado a reevaluar la interrelación entre la disciplina del em- comparables) son dos:
pleado y la investigación de sucesos adversos. Las aerolíneas, internamente o - Gestionar unas tecnologías complejas y muy exigentes asegurándose
en colaboración con la FAA, han desarrollado muchos programas [... ]. Se le
de evitar fallos graves que pudieran incapacitar seriamente a la orga-
llame inmunidad, anmistía o «incentivo relacionado con la actuación», todos
los programas intentan animar al empleado que ha cometido un error a salir nización, quizás incluso destruirla.
a la luz. Sin embargo, a medida que más y más programas de incentivos entran - Al mismo tiempo, m antener su capacidad para hacer frente a p eriodos
en el mercado de las ideas, el paisaje disciplinario deviene cada vez más C0111- de demanda y produ cción muy altos, m áximos, cuando quiera que
pIejo y desorientador. Con todos los programas que hoy existen, el empleado estos se produzcan 33 .
individual tendría que ser abogado para ponderar si es seguro o no dar la cara32
Las organizaciones estudiadas por el grupo de B erkeley poseían las si-
David Marx ha obtenido recientemente un título en derecho y uno guientes características:
de los fi·utos más interesantes de ese marid<0e entre la ingeniería y la ley
ha sido el investigador de incidentes informático llamado Sistema de ges-
33 . T. R. LaPorte y P. M. Co nsolin.i , "Working in practice but not in theory: theore-
tical challenges of " high-reliability" organizations», j ollrnal 01 Pllblie Administration Rese-
32. D. Marx, comunicación personal, 1 de octubre de 1996. are/¡ alld Theory, 1,1991, p. 21.

274
275
"1

La gestió n de los gra ndes ri esgos


9. In ge ni ería de una cultura de la seguridad

- Eran grandes, internamente dinámicas y, de forma intermitente, in- toma de decisiones proactiva y preventiva. Efectúan indagaciones y análisis
tensamente interactivas. tanto antes como después de los errores. Procuran ser sinópticos, aun sabI endo
- Todas realizaban tareas complejas y diflciles b~o una considerable pre- qu e nunca lo conseguirán por compl eto. En su intento de eVItar los. peh.gros
sión temporal. de esta lu cha, sus patron es de toma de deCISIOnes parecen prom~ve r estrate-
gias aparentem.ente contradictorias de aumento de la producclOn y redu c-
- Todas han llevado a cabo esas exigentes actividades, a lo largo de un
ción de los errores. Esos patrones fomentan:
buen número de úios, con una tasa de error muy baja y una ausen cia
casi completa de fallos ca tastróficos. - Informar de los errores, sin alentar un a actitud laxa hacia su comisión.
- Tomar la iniciativa de seil.alar deficiencias en los sa l' y proponer y validar
A primera vista, las dos organizaciones que aquí examinaremos -el modificaciones en aquéllos que se demu estre qu e son inadecuados.
portaaviones nuclear de la m arina estadounidense y el centro de control - Evitar erro res sin sofocar la iniciativa o crear rigidez en el operador.
del tráfico aéreo- tenían estructuras organizativas muy j erárqui cas y bu- - La vigilancia mutua , sin induci,r una co ntraprodu ce nt~ p é~'d~~a de auto-
rocráti cas, con una clara línea de autoridad y mando. Ambas organiza- nonúa , confianza y seguridad en SI nllsmos entre los operadores .
ciones confiaban en muy alto grado en proc edimi entos operativos Y, ¿cómo responden las HRO a la súbita necesidad de operar a u~ ritmo
es tándar (s tandard operating procedures, SO l') comprobados, y realizaban un extremadamente rápido? Bajo la superficie del modo de operaCl,on ruti-
enorme esfuerzo para formar a su personal en la ejecución de esos pro- nario, burocrático y basa do en los SO l', subyace, a la espera, un patron com -
cedimientos. E s casi cierto que, en condiciones de funcionami ento ruti- ple tamente diferente de comportamiento organizativo. Esto es lo qu e
nario, la única decisión necesaria era qué SOl' aplicar. sucedió a bordo de un portaaviones cu ando unos 70 de sus 90 aparatos
En estas HRO las acciones estaban sujetas a estrecha vigilancia, y en el estaban volando en distintas misiones:
momento en qu e ocurría un error se realizaba una investigación irune-
Los patrones de autoridad mudan y pasan a basarse en las habilidades fun-
diata - denominada «lavado en caliente» en la j erga de la marina esta-
cionales. La autoridad , y las pautas de decisión coleglddas sustItuyen a las bu-
dounidense- . Con los años, estas organiza ciones han aprendido que hay
rocráticas a medida qu e el tempo de las operaciones se acelera. El ra~go y el
ciertos tipos de error, con fre cuencia bastante nimios, que pueden con- estatus formal se devalúan como razón para la obediencia. El rango Jerarql1lco
vertirse rápidamente en fallos graves que amenazan el sistema. En estas cede el paso a la cOlnpetencia técnica, co n frecuencia en manos de ql1lenes
áreas determinantes, a diferencia de otras, no se alentaba el aprendiz~e tienen un rango formal inferior. Las clases (subofiCiales veteran os) aconseJan
por prueba y error, para evitar qu e se convirtiera en una práctica que a los oficiales al mando, dan órdenes cortésmente a los tel1lentes y avasallan a
«crease h ábito ». Además, y cito la descripción de La Porte y Consolini, los alféreces. La situación crítica, las amenazas y la conl.plejidad de las opera-
«existe una sensación palpable de que es probable que ocurran sucesos ciones hacen que smj a una suerte de disciplin a funcional, una profeslOnali-
zación de los equipos de trabajo. La información y las negoCIacIOnes (a veces
semejantes qu e sea imposible prever con claridad , imposibles de imaginar
conflictivas) sobre los resultados aumentan en importanCIa; la retro alimenta-
incluso. Es una nube qu e se cierne siempre sobre las operaciones, una pre- ció n sobre «cómo va la cosa» . se demanda y se va Iora . 36 .
ocupación permanente»34. Dicho brevemente, estas organizaciones sufi'en
inquietud crónica. La siguiente cita, de la misma fuente, capta muy elo- Un tipo similar de fle xibilidad fu e evidente en un centro de control
cu entemente esa inteligente ca utela y sus consecuencias culturales: del tráfico aéreo. Los cambios de viento repentinos pu eden Imponer una
carga adicional sobre unos controladores ya de por sí bastante ocup a~~s.
Las personas que trabajan en estas orga nizaciones saben casi todo lo qu e se
R eorientar las rutas de vuelo de un gran número d e aparatos en relacJOn
pued e saber técnica mente sobre las tareas que realizan -y tem en qu e
eso pu eda inducirles a suponer qu e están preparados para responder a cual- co n nada m enos qu e, en este caso, tres aeropuertos importan,tes, dos gran-
quier contingencia-o Con todo, un ínfimo fallo de comprensión, un instante des bases militares y cinco p equ el1.os aeródromos d e aVlacJOn gen eral, se
de indecisión , puede desencadenar el desastre. Por eso usan una estrategia de

35. ¡bid. , p. 29 .
34. ¡bid. , p. 27 .
36. ¡bid., p. 32.

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9. Ingeni ería de una cultura de la seguridad
La gesti ó n de los gra ndes ri esgos

ton'la de decisiones proactiva y preventiva. Efectúan indagaciones y análisis


- Eran grandes, internam ente dinámicas y, de forma intermitente, in- tanto antes como después de los errores. Procuran ser sinópticos, aun sabIendo
tensamente interactivas. qu e nunca lo conseguirán por completo. En su intento de evItar los p eli~ros
- Todas realizaban tareas complejas y dif1ciles bajo una considerable pre- de esta lu cha , sus patrones de toma de deCISIOnes parecen prom~ver estrate-
sión temporal. gias aparentem ente contradictorias de aumento de la producclOn y reduc-
- Todas han llevado a cabo esas exigentes actividades, a lo largo de un ción de los errores . Esos patrones fomentan:
buen número de años, con una tasa de error muy baja y una ausencia _ Informar de los errores, sin alentar una actitud laxa hacia su comisión.
casi completa de fallos catastróficos. _ Tomar la üuciativa de señalar deficiencias en los SO l' y proponer y validar
modificaciones en aquéllos que se demuestre qu e son inadecuados.
A primera vista, las dos organizaciones que aquí examinaremos -el
_ Evitar errores sin sofo car la üuciativa o crear rigidez en el operador.
portaaviones nuclear de la marina estadounidense y el centro de control _ La vigilancia mutua, sin inducir una contraproducente pérdida de auto-
35
del tráfico aéreo- tenían estructuras organizativas muy j erárquicas y bu- nonua , co nfianza y seguridad en sí nusm os entre los operadores
rocráticas, con una clara línea de autoridad y mando. Ambas organiza-
ciones confiaban en muy alto grado en proc edinü entos operativos Y, ¿cómo responden las HRa a la súbita necesidad de operar a :l~'l ritmo
estándar (s tandard operating procedures) sap) comprobados, y realizaban un extremadamente rápido? Bajo la sup erficie del modo de operaCl,on rutI-
nario buro crático y basado en los sap, subyace, a la espera, un patron com-
enorme esfuerzo para formar a su personal en la ejecución de esos pro-
cedimientos. Es casi cierto que, en condiciones de funcionamiento ruti- pleta:n ente diferente de comportam.iento organizativo. Esto es lo .que
nario, la única decisión necesaria era qu é sal' aplicar. sucedió a bordo de un portaaviones cuando unos 70 de sus 90 aparatos
En estas HRO las acciones estaban sujetas a estrecha vigilancia, y en el estaban volando en distintas misiones:
momento en qu e ocurría un error se realizaba una investigación inme- Los patrones de autoridad mudan y pasan ~ basa rse en las habilidades fun-
diata -denominada «lavado en caliente» en la jerga de la marina esta- cion ales . La autoridad, y las pautas de declSlon colegladas sustItuye n a las bu-
dounidense-. Con los años, estas organizaciones han aprendido que hay rocráticas a m edida que el tempo de las operaciones se acelera . El ran,go y el
estatus formal se devalúan como razón para la obediencia. El rango Jerarqmco
ciertos tipos de error, con fi:ecuencia bastante nimios, que pueden con-
cede el paso a la competencia técluca, con fi·ecuencia en manos de qmenes
vertirse rápidamente en fallos graves qu e amenazan el sistema. En estas tienen un rango formal inferior. Las clases (subofiCIales veteranos) aco nsejan
áreas determinantes, a diferencia de otras, no se alentaba el aprendizaje a los oficiales al mando, dan órdenes cortésm ente a los tem entes y avasallan a
por prueba y error, para evitar qu e se convirtiera en una práctica que los alféreces. La situación crítica, las amenazas y la complejidad de las opera-
«crease hábito». Además, y cito la descripción de La Porte y Consolini, ciones hacen que surja una suerte de ilisciplina funcio nal, una profeslOnall-
«existe una sensación palpable de que es probable que ocurran sucesos zació n de los equipos de trabajo. La información y las negOCIacIOnes (a veces
sem ejantes que sea imposible prever con claridad, imposibles de imaginar conflictivas) sobre los resultados aumentan en importanCIa ; la retro alImenta-
. al . 36
incluso. Es una nube que se cierne siempre sobre las op eraciones, una pre- ció n sobre «cómo va la cosa» se demanda y se v ora .
ocupación permanente»34. Dicho brevem ente, estas organizaciones sufren Un tipo similar de flexibilidad fu e evidente en u n centro de control
inquietud crónica. La siguiente cita, de la misma fuente, capta muy elo- del tráfico aéreo. Los cambios de viento repentinos pueden Imponer una
cuentemente esa inteligente cautela y sus consecuencias culturales: carga adicional sobre unos controladores ya de por sí bastante ocupad~s.
Las personas que trabajan en estas organjzaciones saben casi todo lo qu e se R eorientar las rutas de vuelo de un gran número de aparatos en relaclOn
puede sab er técnicamente sobre las tareas qu e realizan -y temen qu e con nada m enos que, en este caso, tres aeropuertos ll11.portan,tes, dos gran-
eso pueda inducirles a suponer que están preparados para responder a cual- des bases militares y cinco pequeños aeródromos de aVIa CIon general, se
quier contingencia-o Con todo, un ínfimo fallo de comprensión, un instante
de indecisió n, puede desencadenar el desastre. Por eso usan una estrategia de

35. ¡bid. , p. 29.


36. ¡bid. , p. 32.
34. [bid. , p. 27.
277
La gestión de los grandes riesgos 9. Ingeniería de una cultura de la seguridad

convierte para los controladores de servicio en un programa de acción operen sus propias unidades, las operaciones descentrali.zadas sean equivalen-
prioritario. La Porte y Consolini describieron lo que sucedió: tes y estén coordinadas. Esto es precisamente lo que hace una cultura: crea un
El tempo para llevar a cabo el control de aproximación y el centro de con- conjunto homogéneo de supuestos y premisas de decisión que, cuando se [,e-
trol en ruta aumenta, y los controladores se reúnen en pequeños grupos al- curre a ellas sobre una base local y descentralizada, preservan la coord111aclOn
rededor de las pantallas de radar relevantes, trazando las maneras óptimas de y la centralización. Aún más importante, cuando la centralización se reali.za
gestionar el tráfico a medida que el cambio de viento se torna inminente. Se vía supuestos y premisas de decisión el cumplimiento ocurre S111 neceSIdad de
intercambian consejos, se proponen sugerencias, y el tráfico real se COITlpara supervisión, lo que contrasta agudamente con la centrali.zación basada en n~r­
con las simulaciones usadas en las muchas horas de formación que siguen los mas y regla111.entaciones o con la centralización basada en la esta~danzacI~n
controladores [. . .]. Aunque existen normas generales y hay controladores y y la jerarquía, que requieren ambas un elevado 111vel de supervlSl0n.Ademas,
ni las normas ni la estandarización están bien dotadas para afrontar e111.er-
supervisores en posición de autoridad, es el equipo el que se congrega en
. d
genClas e as queino 'eXlste prece dente 38 .
torno a los controladores que ocupan los «asientos cali.entes». Serán los con-
troladores experimentados, los «virtuosos», [y no los supervisores,] quienes Probablemente no es ninguna coincidencia que las HRO que estudió
dominen el curso de la decisión. La «pérdida de la separación» -el indica- el grupo de Berkeley fueran militares o buena parte de su personal clave
dor clave del fallo de un controlador- es algo demasiado terrible para que
tuviera experiencia militar -algo cierto también de la tercera HRO no ana-
evitarlo se confíe exclusivamente a las normas 37
lizada aquí, una central nuclear californiana donde muchos de sus ope-
Cuando el periodo de tempo acelerado se va ralentizando, la autori- radores y supervisores habían estado previamente en la fuerza naval
dad revierte sin brusquedades a su forma burocrática previa, determinada nuclear-oLa aceptación de una manera disciplinada de abordar el trabajo,
por el rango. Un tipo muy similar de flexibilidad es evidente en una anéc- una confianza bien fundada en los soP y la familiaridad con los usos y cos-
dota que me contaron acerca de una de las unidades mejor valoradas del tumbres de las estructuras basadas en la graduación serían todas ellas de
ejército estadounidense durante la Guerra de Corea: los suboficiales de la ayuda para fOljar los valores compartidos sobre la fiabilidad que harían po-
unidad reconocían que carecían de las cualidades necesarias para mandar sible una acción descentralizada efectiva cuando la ocasión lo exigiera.
a los hombres en una situación de acción. Cuando la unidad entró en Weick aporta otra idea de considerable relevancia aquí: todas las tec-
combate, el mando local pasó a un pequeño grupo de soldados rasos. Des- nologías de alta peligrosidad se enfrentan al problema de la variabilidad
pués, fuera ya de esa situación, estos «líderes de combate» no tuvieron intrínseca -la diversidad interna del sistema excede la del personal que
ningún problema en obedecer las órdenes de los suboficiales, cuyas habi- debe controlarlo (véase el capítulo 4)-. Como consecuencia, ese perso-
lidades en la organización cotidiana de la vida militar reconocían plena- nal «pasa por alto inform.ación importante, realiza diagnósticos incomple-
mente. tos y aplica remedios miopes que pueden empeorar en lugar de remedIar
Así pues, existe evidencia convincente de que la capacidad de una or- el problema». Pero una cultura que fomenta los «relatos de guerra» puede
ganización para pasar de un modo de gestión burocrático y centralizado nutigar ese problema. Puesto que la naturaleza de estos sistenlas deja escaso
a otro más descentralizado y profesional es un determinante importante margen para el aprendizaje por ensayo y error, mantener la fiabilidad de-
de su fiabilidad - o incluso de su capacidad de supervivencia-o Pero, pende en ellos del desarrollo de alternativas al ensayo y el error, entre las
¿cómo puede ser objeto de ingeniería? Karl Weick -cuya obra he citado que se incluirían la imaginación, la experiencia vicaria, la simulación, los
en diversos momentos a lo largo de este libro- ha apuntado varias ob- relatos y su narración.
servaciones importantes a este respecto. Para lograr una descentralización
Un sistema que valora los relatos y su narración es potencialmente más fia-
efectiva -del tipo descrito más arriba-, Weick sostiene que: ble porque su personal sabe más sobre el sistema, sabe más sobre los errores
[... ] primero hay que centrali.zar, para socializar al personal en el uso de su- potenciales que podrían ocurrir, y tiene más confianza en ser capaz de ma-
puestos y premisas similares en su toma de decisiones, de modo que cuando

38. K. E.Weick, «Organizational culture as a source ofhigh reliability», California Ma-


37 . [bid ., p. 34.
Iwgemel1t ReiJiew, 24, 1987, pp. 112-127, véase p. 124.

279
La gestión de los gran des riesgos 9. Ingeniería de un a cultura de la seguridad

nejar bien los que sucedan porque sabe qu e otras personas han sabido solu- del comportamiento exige mucho de las cualidades personales de los su-
cionar errores simiJares 39 pervisores. Uno de sus requisitos es una amplia experiencia en las tareas que
se realizan en el lugar de trabajo y en las condiciones en las que es proba-
Otras formas de reducir la distancia entre la diversidad del sistema y la
ble que se lleven a cabo. Los supervisores han de ser «expertos locales» tanto
de sus controladores humanos incluyen:
en las demandas productivas locales como en el espectro de sus amenazas
- Una cultura que favorece la comunicación cara a cara. «Una forma (cierta- obvias, y menos obvias. De igual importancia es una autoridad personal
mente estereotipada) de describir a los ingenieros es como personas in- derivada por igual del respeto de la fu erza de trabaj o y del respaldo de la
teligentes que no conversan. Dado que sab emos que la gente tiende a dirección-una característica fundamental en el éxito del ej ército alemán.
minusvalorar lo que no hace bien, y dado que los sistemas de alta fia- No todas las ac tividades de las tecnologías de alta peligrosidad se reali-
bilidad necesitan conversaciones ricas y densas para mantener su com- zan en grupos bajo supervisión. C uando las personas operan en relativo ais-
plejidad, resulta que pueden tener dificultades para generar esa riqueza lamiento, la responsabilidad pasa del grupo a los auto controles; entre éstos,
si la conversación es una actividad poco valorada por su personal o si son de capital importancia las técnicas diseñadas para mejorar la concien-
éste es incapaz de encontrar sustitutivos de la co nversación (el correo cia de las amenazas y la percepción del riesgo, es decir, las medidas que
electrónico podría ser uno de esos sustitutivos, por ejemplo) )40. persiguen fomentar la actuación «correcta», más que la n1.eramente «exi-
- Grupos de trabajo cOI'/'Ipuestos de personas diferentes. «Un equipo de indi- tosa». Varios programas de evaluación de riesgos se están desarrollando en
viduos diferentes posee más diversidad indispensable que un equipo de este momento o han sido implementados ya. Sin embargo, como ha ob-
individuos homogéneos»41. Importa menos en qué consista esa diver- servado WillemAlbert Wagenaar, la formación en evaluación de riesgos es
sidad -que difieran en su especialidad, su exp eriencia, su género, de escasa utilidad una vez que las acciones incorrectas se han co nvertido
etc.- que el hecho de que exista. «Si la gente busca cosas diferentes, en habituales 43 . C uando eso ocurre, el personal no está asurniendo riesgos
cuando ponga sus observaciones en común verá más de lo que cual- deliberadamente, sino que está corriendo riesgos de una forma en gran me-
quiera de ellos habría visto soI0 »42. Por la mism a razón , los grupos dida irreflexiva y automática. Para ser efectiva, esa formación debe tener
compuestos por personas muy similares tienden a ver cosas muy si- lugar en la fase inicial de la ocupación del puesto ; y la orientación provista
milares y, por ende, carecen de diversidad indispensable. in situ por la sup ervisión, consolidarla y ampliarla posteriormente. Por la
misma razón, es principali11.ente a través de la intervención de la supervi-
La descentralización de la autoridad en ciertas circunstancias fu e un
sión local que cabe la posibilidad de modificar pautas incorrectas de co n-
rasgo crucial del concepto militar alemán de A ¡,iftragss)'stem - (sistema de
du cta que llevan largo tiempo asentadas.
misión) , expuesto en el capítulo 4-, cuya esencia consistía en entrenar a
E n resumen, las organizaciones de alta fiabilidad son capaces de cam-
los mandos subordinados, los suboficiales subalternos y de mayor grado,
biar de la modalidad de co ntrol centrali zado al modo descentralizado en
hasta el punto de que ellos (o, muy raramente, ellas) fu eran capaces de al-
el que la dirección de las operaciones locales depende en buena m edida
canzar los objetivos tácticos de sus sup eriores, con o sin órdenes. Traducido
de la profesionalidad de los sup ervisores de primera línea. Paradójica-
a un contexto civil, significa seleccionar y formar a los supervisores de pri-
mente, quizás, el éxito de esta transformación depende del establecimi ento
mera línea para que sean capaces de dirigir el trabajo de forma segura y pro-
previo de una cultura j erárquica fuerte y disciplinada. Son los supuestos y
ductiva sin necesidad de sOPo Este sistema localinente situado de dirección
valores crea dos por esta cultura los qu e posibilitan la coordinación de los
grup os de trabajo descentraliza dos. Los equipos efectivos, capaces de ope-
rar autónomamente cuando lo exigen las circunstancias , necesitan líderes
39 . lvid. , p. 113.
de alta calidad, lo cual, a su vez, requiere que la organización invierta ge-
40 . lvid., p. 11S.véase también K. M. Eisen hardt,]. L. Kahw;uy y L.]. Bourgeois, "Con-
fli ct and strategic choice: H ow top manageme nt tea ms di sagree», Califom ia Ma llagemellt
Rwiew, 39, 1997, pp. 42-62 .
41.K.E.Weick, op.cit. , 1987,p. 1l6. 43.W.A.Wagenaar, «l<..isk-taking and accident ca usation», enJ.Yates (ed.) Risk-Taking
42. lvid ., p. 116 . Be/¡Qlliollr, C hichester, W iley, 1992.

281
280
La gestión de los grandes riesgos
9. Ingeniería de una cultura de la seguridad

nerosamente en la calidad, la motivación y la experiencia de sus supervi-


sores de primera línea. blemente medido en función a la tasa de accidentes con pérdida de jorna-
das de trabajo por millón de horas/hombre) que empieza a repasar los com-
ponentes culturales que hemos examinado hasta aquí. Sí -puede decidir
INGENIERÍA DE UNA CULTURA QUE APRENDE él, o ella- , puede decirse que tenemos un sistema para informar de los in-
cidentes. Sí, disponemos de un método razonablemente justo y directo
De todas las «sub culturas» consideradas hasta aquí, la cultura capaz de para decidir si procede o no emprender acciones disciplinarias. Sí, en oca-
ap:"ender.es probablemente la más fácil de hacer objeto de ingeniería y la siones, hemos permitido considerable discrecionalidad a los sup ervisores
mas dIfícil de hacer que funcione" La mayoría de sus elementos constitu- de primera línea y hemos respaldado después sus decisiones -cuando las
yentes han sido descritos ya: observar (darse cuenta, poner atención, tomar cosas han salido bien, por supuesto-.Y, sí, hemos implementado diversas
en cuenta, seguir la trayectoria), reflexionar (analizar, interpretar, diagnos- mejoras en la seguridad, bastante caras, sobre la base de información tanto
tIcar), crear (imaginar, diseúar, planificar) y actuar (implementar, obrar,
reactiva como proactiva, así que podría decirse que tenemos una cultura
comprobar). Los primeros tres no son tan difíciles; es el último el que po-
que aprende. ¿Significa todo esto que tenemos una cultura informada, o, en
sIblemente origine la mayoría de los problemas. Haciéndonos eco del
términos más corrientes, una cultura de la seguridad?
arrepentido lamento del directivo del Banco Barings después de la quie-
Como sabe cualquier ingeniero, montar las piezas de una máquina no
bra, siempre parecía haber algo más urgente que hacer.
es lo mismo que hacerla funcionar.Y lo mismo es aun más verdad si cabe
Después de todo lo que se ha escrito ya 44 , poco más puede hacer un
en la ingeniería social que en sus homólogas mecánicas. Para contestar a
libro para insuflar en la alta dirección la voluntad de implementar las re-
nuestro hipotético gestor deberíamos, por nu estra parte, formularle algu-
formas que indican sus sistemas de información sobre la seguridad, ex-
na s otras preguntas:
cepto llamar su atención sobre esta estremecedora observación del teórico
de las organizaciones Peter Senge: - ¿Qué miembros del consejo directivo tienen la responsabilidad de la se-
Que un niño sufra una discapacidad que entorpezca su aprendiz;tie es trá- guridad organizativa (a diferencia de la preocupación co nvencIOnal
gICO, pero cuando le ocurre a una organización es fatal. Ésa es la causa de por la salud y la seguridad en el trabajo)?
que pocas corporaciones vivan ni siquiera la mitad que las personas - la ma- - La información sobre la seguridad organizativa, ¿se debate en todas las
yoría mu ere antes de cumplir los cuarenta45. reuniones regulares del consejo, o su equivalente de alto nivel?
No debería hacer falta recordar a los altos directivos que un accidente -¿Qué sistema, si es que existe alguno, se utiliza para valorar el coste de
organizativo puede acortar brutalmente incluso esa breve esperanza de vida. las pérdidas ocasionadas por los actos peligrosos, los incidentes y los ac-
cidentes?
-¿Quién coteja, analiza y difunde la información relativa a la seguridad
LA CULTURA DE LA SEGURIDAD: MUCHO MÁs QUE LA SUMA organizativa? ¿Cuántos escalones j erárquicos de información separan
DE SUS PARTES
a esa persona del consejero delegado? ¿Qué presupuesto anual se asigna
a su departamento? ¿Qué volumen de plantilla supervisa?
Al llegar a este punto, me represento mentalmente a un imaginario gestor
- El nombramiento para un puesto relacionado con la seguridad orga-
técnico de una organización con un buen historial de seguridad (proba-
nizativa, ¿se ve como una recompensa al talento o como un pudridero
organizativo para fuerzas agotadas?
44. R eco m.iendo al lector interesado comell2ar por la lectura de B.Toft y S. Reynolds, -¿Cuántos especialistas en factores humanos y organizativos emplea la
Learl'lll1gfrom Dlsaster: A MnJ'Iagel1leJ1t Approach, Londres, Buttelworths H einemalUl , 1994. empresa?
45. P. M. Senge, Th e F!fth Discipline: The Art al'/(( Pmctice of the Learning Olganiz ation, - ¿"Quién decide qué acción disciplinaria se impone? ¿Participan los pares
Londres, .~entury Bussll1ess, 1990 [trad. cast., La qlli/1.ta disciplina: el arte y la práctica de la . .
O/gamzac/OI'/ abIerta al aprendIz aJe, Barcelona, Graruca, 2004] . y los representantes sindicales del «acusado» en el proceso de enJUl-
ciamiento? ¿Existe algún procedimiento interno de apelación?
La ges ti ón de los gra ndes ri esgos

La lista potencial es interminable. La idea es ésta: la mera posesión de


los elementos «externos» fiuto de la «ingeniería» no es suficiente. Una cul-
tura de la seguridad es mu ch o más que la suma de las partes qu e la Com-
ponen. y aquí -perversamente tal vez, habida cuenta de lo qu e dijimos
10
al comienzo de este capítulo- debemos reconocer la fu erza del argu-
mento qu e afirma que una cultura es algo que una organización «es», más La conciliación de los diferentes enfoques
que algo qu e «tiene». Pero para que una organización logre algo que se de la gestión de la seguridad
aproxime a un estado de «ser» sa tisfactorio debe primero «tenen> sus COm-
ponentes esenciales.Y éstos, como hemos intentado demostrar, pueden ser
obj eto de ingeniería. El resto dep ende de la química orga niza tiva. Ahora
bien, utilizar y h acer - especialmente en una organización técnica- con-
du ce a pensar y creer.
RETORNO A LA DISTINC IÓN ENTRE ACCIDENTES INDIVIDUALES
Por último, m erece la pena m encionar aquí que si usted está conven- Y ORGANIZATIVOS
cido de que su organización posee una buena cultura de la seguridad es casi
seguro que se equivo ca. Como el estado de gracia, una cultura de la segu- REC IENTEMENTE HE PUESTO A PRUEBA algunas de las ideas de este libro con
ridad es algo que uno se esfu erza por alcanzar, p ero que raramente se logra. profesionales de la seguridad que se enfren,tan a las realidades CO tI~lal~S
Como en el caso de la religión, el proceso es m ás importante que el pro- de la exploración y la produ cción de p etroleo en el M ar _del Norte, ~
du cto. La virtud - y la recomp ensa- consisten en la lucha, más que en odo qu e soy consciente de que existe caSI un abIsmo entre su ac tual fo
su resultado.
m
calización en los accidentes co n danos _ persona1es y 1m énfaSIS _ en los I-enr
- "
compar acron, I'nfi-eCllentes- accidentes orgamzatlvos
, a gran r-
d 1escala , Po
su u esto , los profesionales son plenam ente co nSCIentes : ~s p e Igras
ec~nómjcos, co_m~
POST SCRÍPTUM: CULTURA NACIONAL
humanos y medioambientales que _supon: n catastrafes
Toda cultura organizativa está co nfigurada por el co ntexto nacional donde la de Piper Alpha, pero durante los últimos 15 anos, mas o menos, el_PIll~
radica -y es to es especialmente cierto en el caso de las organizaciones ' 1 paral11.e
Clpa ' t r-o de evalllación
" de la seguridad en" la mdustna p1etralera, '
multinacionales-o El alcance de este capítulo excluye Ocuparnos de las di- COlTlO en m uchos otros ámbitos de alta p eligrosIdad, han sIdo 1 os abc~I;
ferencias entre las culturas nacionales. Sobre es te tem a, rernito al lector a dentes con p érdida de Joma , d as d e tra b'
aJo por- 1nillón de horas/10m
-1 re ,
los libros germinales de Geert Hofs tede 46 . Aconsejo viva mente también En consecu encIa, ' parece oportuno,
- en es te capítulo final, retomar
,._ a cues-
al lec tor interesado qu e consulte el trabaj o de Robert Helnu'eich 47 y sus tión, examinada muy brevemente en el capítulo 1, de las dIferencIas entr e
colegas de la universidad de Texas, y el de Najmedin M eshkati 48 , de la los accidentes individuales y organizativos. ' _ 'd
Universidad de California del Sur. Otro problema que es necesario afro ntar es la creenCIa, compartI a
por nlu c1lOS ges t or-es te' CIU'COS , de que la principal amenaza para la mte-
ridad de sus activos radica en las deficiencias comportamentales y mo-
g , 1 del p ersonal situ ado en «primera línea» , Para ellos, la tan
tlvaClOna es " , ' r dos en
manida estadística según la cual los errores humanos estan lmp lca
46. G. H ofstede, op. cit. 1994.Véase tambi én G. Hofstede, Cllltllrd COl/seqllellces: In ter-
natiolla! D{tJereuces in f!f/ork-Re!ated f¡(¡!¡¡es, BeverJy Hills, CA, Sage PubJications, 1980.
47. R . L. Helmreich,A. Merritt y P. Sherman, "Research project evaluates th e efJect , a A n dy Pea rcpe,
- de Shell
of national cul ture on fli ght crew behaviour», {C.~o j Oll l'lla!, 51,1996, pp. j 4-16 (y mu chas 1, Estoy particularm ente agradeCIdo _ d Expro,
Gas poar Richard Clark,
hacer posibles
otras fue ntes). de BP E xp Iorat'10 11 , y a Rob Pinchbeck
. 'de.
Atl antlc ower an "

48 . N. M eshkati, "Cultural f.1c tors infl uencing safety need to be addressed in design estos y otros valiosos contactoslcon lo~ pr~~~I~;l~~~~aio resulta en una ause ncia de éste,
2, C uando un pe1JlllclO re aCiana o. "
and opera ti on of techn ology», {CAO j Olll'lla!, 51, 1996, pp, 17-1 8 (y mu chas otras fuentes) , usualmente durante más de uno o dos dJas.
La gestió n de los grandes ri esgos
ro. La co nciliació n de los diferentes enfoq ues de la ges tió n de la seguridad

el 80- 95%.
de
.
todos los su cesos adversos significa, por lo gen eral , que 1 ~ accidentes con daños personales. Este e¡úoque ve a las p ersonas COlT10 agen-
causas pnnclpales de todos los accidentes son la ineptitud humana in di- tes libres capaces de elegir entre el comportamiento seguro y el peligroso.
v~dual y las acciones equivocadas. Cuando buscan la ayuda de un espe- Eso significa que se percib e que son factores psicológicos como la falta
CIalista en factores humanos, lo que esperan es alguien o algo que «arreale» de atención o de m emoria, la desmotivación, la falta de cuidado, la falta de
los orígenes psicológicos de estas conductas desviadas e indeseadas . P:ro destrezas de conocimiento o de experiencia, la negligencia y, en ocasiones,
esa demanda - como con60 que haya qu edado claro- va a contraco_ la tem eridad dolosa los qu e dan forma predominantem ente a los errores.
rriente del m ensaj e principal de este libro: los lugares de trabajo y las Sus principales aplicaciones se dan en sectores donde la interacción con las
orga mzac~ones son más f.kiles de ges tionar que las m entes de los trabaj a- amenazas es muy próxima. Por ello, es el modelo de aplicación más exten-
dores mdlvlduales . No se pu ede cambiar la naturaleza humana, p ero se dido de los tres. Es también el e¡úoque con una historia más larga, que se
pueden cambIar las condiciones en que trabajan las p ersonas . En una pa- remonta hasta los inicios de la industrialización. Su gestión suele corres-
labra, las solucIOnes a la mayoría de los problemas de actuación humana ponder a departamentos y profesionales de la seguridad, si bien - en fec has
son técni cas, m ás que psicológicas.
más recientes- se ha hecho más hincapié en la responsabilidad personaL
Otra forma de emp ezar a resolver estos aparentes conflictos es reco- Las contram edidas más amplian"lente utilizadas son las campañas de
no cer que existen tres modelos distintos de gestión de la seguridad -el p asquines «que apelan al miedo», las recompensas y los castigos, la audi-
modelo personal, eImodelo de ingeniería y el modelo organiz ativo-- y que toría de los ac tos p eligrosos , la redacción de un nuevo protocolo, la
cada uno de ellos tIene una perspectiva diferente sobre el error humano. formación y la selección. Las mejoras se miden m ediante indicadores es-
D eborah Lucas, que ahora trabaja para el ConlÍté Ej ecutivo de Salud y Se- tadísticos de daños p ersonales, como fallecimientos, accidentes con p ér-
gundad del R emo Umdo, fu e la primera en proponer esta importante dida de jornadas de trabajo, casos que precisaron tratamiento médico, casos
distinción 3 .
de primeros auxilios, etc. A m enudo, se fundam enta en la visión de las
El obj etiv o principal de es te capítulo final es mostrar que, a pesar de causas de los accidentes com o un «iceberg» o una «pirámide» . El análisis
sus dIferenCIas en cuanto a tradición, énfasis y dominios de aplicación, no de Frank Bird sobre 1753498 accidentes, de los que informaron 297 em-
hay mnguna razón para que estos diversos modelos y sus prácticas aso- presas qu e representaban a 21 sec tores in dustriales diferentes, propor-
cla~as no puedan coexistir armónicam ente en una mism a organización cionó la base empírica de tales creen cias 4 . Su estudio produjo la razón
- sIempre que se reconozcan los puntos fuertes y débiles de cada enfoque. 1:10:30:600 (véase abaj o), ampliamente utilizada h oy, aunque también se
emplean otras razones comp arables :
TRES ENFOQUES DE LA GESTIÓN DE LA SEGURIDAD - 1 herido grave o de importancia.
-10 heridos leves .
El modelo personal
- 30 accidentes resultantes en daños a la propiedad.
- 600 incidentes sin heridos o daños visibles.
El enfoque tradicional de la seguridad laboral ej emplifica el modelo p er-
sonal: el acento principal recae en los actos peligrosos individuales y en los
El modelo de ingeniería

3. D. A. Lucas, «Wise m en learn by o th ers' harl11s, fools by their own: o rga niza ti onal El modelo de ingeniería se origina en la ingeniería de la fiabilidad, en la
barners to learmng the lesso ns fi:ol11 m;ti or accidents», ponencia presentada al Safety & Re- ergononúa tradicional (yen su variante moderna, la ingeniería cognitiva),
liabih tySooety SymposlLl ll1 so bre «Safety & R eliabili ty in the '90s: Will past exp erience
01: predlctlO~l l11eet O L![ needs?», 19- 20 de septiembre de 1990, Altrincham , M anchesteI.
en la gestión de riesgos y en la evaluación de la fi abilidad humana.Ve la
Vease tambl en D.A. Lucas, «Understanding th e hum an fac tor in disasters», Interdisciplinary
SC/ el'lce R evlews, 17, 1992, pp. 185-190 . Véase asimism o Center fo r C hemical P rocess Sa-
fety, G llldehnesJor Preven/il'lg HI./I'I/al'l Error in Process Saje/y, Nu eva Yo rk, Center for C he-
4. F Bird JI. , Practica! L oss COI·/tro! Leadership, Lo ngaville, GA, Internatio nal Loss Co n-
nu cal Pro cess Safety of the Ameri ca n Institu te of C hemi cal E ngineers, 1994, pp. 44- 101 .
trol Institute, 1969 .
286
La gestión de los grandes ri esgos 10. La co nciliación de los difere ntes enfoq ues de la gestión de la seguridad

s~gt.l,ridad como, algo que hay que «instalar» en el sistema mediante inge- El modelo organizativo
mena y que, allí donde se pueda, debe cuantificarse con tanta precisión
como sea posible.Vale decir que se centra en la fiabilidad del sistema pro- Si el modelo organizativo, el más reciente de los tres, tiene algún vínculo
ducto de la ingeniería, con fi-ecuencia expresada en términos probabi- disciplinar, probablemente sea con la gestión de crisis. Aunque a sus prac-
lísticos. A diferencia del modelo personal, los errores humanos no se ticantes no siempre les resulte patente, este enfoque tiene sus orígenes in-
consideran simplemente el producto de lo que ocurre entre las orejas del telectuales en dos libros. El primero, Man-Made Dísastel; del fallecido (y
mdlvlduo, smo como algo que emerge de los desajustes entre el ser hu- muy añorado) Barry Turner, publicado en 19786 . La segunda influencia
mano y la máquina, o a causa de una pobre ingeniería humana -es decir fundamental fu e Accidentes norrnales, de Charles Perrow7 . En retrospectiva,
porque los diseii.adores del sistema no fueron capaces de adecuarlo acer~ debe acreditarse también al Honorable Peter Mahon por su extraordina-
tadamente a los puntos fuertes y débiles de sus controladores humanos- rio informe sobre la tragedia del Monte Erebus, ocurrida en 19798 . Como
Típicam ente, este modelo enfoca su atención en cómo las características' ha señalado Neil ]ohnston, el Informe M ahon se adelantó 10 años a su
del lugar de trab;0o o, más específicamente, las propiedades informacio- épo ca 9 . La mayoría de los accidentes que han conformado nuestro pen-
nales de la intelfaz ser humano-máquina influyen en la actuación de los sami ento actual sobre los factores organizativos aún no habían sucedido.
operadores de primera línea -por ejemplo, operadores de salas de con- Como vimos en el capítulo 8, el extenso informe del juez Moshansky
trol, pilotos, etc.-. Traté con cierta extensión estos temas en el capítulo 3, sobre la tragedia de Dryden ha conferido un respaldo más reciente al en-
en el contexto de la «automatización chapucera ». foqu e organizativo lO .
Fueron la industria de la energía nuclear, las fuerzas armadas, las agen- El modelo organizativo contempla el error humano más como una
cias espaciales, la industria de procesamiento químico y la aviación -terre- consecuencia que como una causa; en buena medida, los errores son sín-
nos en los que la seguridad del sistema depende de manera determinante tomas qu e revelan la presencia de condiciones latentes en el sistel11.a en ge-
de la fiabilidad de un pequeño número de controladores humanos- neral; son importantes sólo en tanto en cuanto afectan negativamente a la
quienes inicialmente impulsaron esta línea de investigación. Más recien- integridad de las defensas. El modelo subraya la necesidad de m edidas pro-
temente, no obstante, su ámbito de aplicación se ha visto muy ampliado activas de «salud de la seguridad» y de continuas reformas de los procesos
debido a la obligatoriedad legal de que las empresas de petróleo y gas pre- básicos del sistema. Todo esto tiene mucho en común con la gestión de ca-
senten evaluaciones formales de la seguridad como parte de sus reco- lidad total; de hecho, el modelo organizativo difumina deliberadamente la
mendaciones de seguridad (véase el capítulo 7). Las aplicaciones prácticas distinción entre los factores relacionados con la seguridad y los deterrni-
de este enfoque incluyen: estudios de la operabilidad de las amenazas ~1a­ nantes de la calidad: a ambos se los juzga importantes para aumentar la re-
z ard operability studies, HA ZOPS), estudios de análisis de riesgos (haz ard analy-
sis studies, HAZANS) , evalua ción probabilística de riesgos (probabílistic l'ísk
herty Jr. y J. R. Fragola , HI/lllan Reliabilily AI/alysis: A S)'slel/Is E/'Igil/ eering Approach I/,il/¡
assessment, PI~), auditorías técnicas de la seguridad, estudios de fiabilidad N I/clear POllJer Plant Applications, Nueva York , Wiley, 1988.
y mantenibilidad (¡'eliability and maintanibility studies, RAM S) , análisis de fia- 6. B. Turner, Man-Made Disasler, Londres, Wykeham, 1978. E n la actualidad , el doc-
bilidad humana ~1Ul'l1an reliabílí ty analysís, HRA) , análisis de tareas cogniti- tor Nick Pidgeon, de la Universidad de Gales, en Bangor, está preparando una segunda
edi ción .
vas, directrices ergonómicas, bases de datos y la aplicación de sistemas de
7. Charles Perrow, Nonna l Accidellls: LiIJil'¡g wit/¡ Higll-Risk Tecl111010gies, Nueva York,
apoyo a la toma de decisiones. Pueden encontrarse excelentes exposicio- Basic Books, 1984 [trad. cast.: A ccidentes normales. COI'I/JÍlJir con las temologías de alto riesgo,
nes de la naturaleza y aplicaciones de estas herramientas en varios textos Modus Laborandi , M adrid, 2009).
recientes s. 8. R eporl oJ I/¡e Ro)'al Commissiol/ to Inq/lire into t/¡e Cras/¡ 01'1 i\lIol./I11 Erebl/s, Anlarlica oJ
a D C-1 OA ircraJt Oj!eraled by A ir NellJ Z ealand Limiled, Wellington, 1981 .Véase tambi én G.
Vette, III/pact Ereb/ls, Wellin gto n, Aviation Consultants Ltd, 1983 y S. McFarlane, The Ere-
5. E. Hollnagel, Hu man Re/iabi/it)' Ana/ysis: Conlext a/1{/ Control, Londres, Academic bl/s Papers, Auckland, Avon Press, 1991.
Press, 1993; Center for C henll cal Process Safety, Oj!ocit.; A. I. Glendon y E. F. McKelm a, 9. D. Maurino, et al., Beyol/d Avialion HIIII/an Factors, Aldershot, Avebury, 1995, pp. 30-56.
HUl/lal/ Sqfety ami Risk Managelllel/t, Londres, Chapman & Hall, 1995; B. Kirwan , A GI/ide 10.V P. M oshansky, Cornrnissioll oJ [lIql/ir)' il/lo Ihe Air Ol/Iario Cras/¡ al Dr)'dm, 01'110-
to Practlcal Human Re/iabilit)' Assemne/lt, Londres, Taylor & Francis, 1994; E. M . Doug- rio. Final Report, vol. :1 , Ottawa, Ministry of Sup ply and Se rvices, 1992.

288
La gestión de los g randes riesgos
ID. La conciliación de los diferentes enfoques de la gestión de la seguridad
sistencia intrínseca del .
'. sIsten1a a sus anlena ' .
consIdera Implicados en los'd zas operatIvas y a ambos se 1 - Riesgos debidos a la insidiosa acurnulación de condiciones latentes dentro de las
E h acCI entes orgal1Izativos Os
. .n muc os aspectos, el modelo or a " . esferas del mantenimiento, la gestión)' la olganiz aáón. Estos riesgos están es-
pliacIón del modelo de inge ..' g I1IZatIvo es slI11plemente una an
'1 L ' l1Iena y no es el b l ' l- trechamente asociados con sistemas que poseen varias defensas dis-
e. os desajustes ser humaIlO ' . 1 a so uto lI1compatibl e co
puestas en profundidad. Como vimos anteriormente, el resultado
. . ' -maqulI1a se c 'd' n
SlOnes preVIas, tomadas en 1 al . onsI eran resultado de de .
os , tos I1Iveles d 1 . CI- indeseado es la rotura o elusión de las defensas decisivas, lo cual pone
madas, a su vez, por factores d , e sIstema, que están confo r _
a las amenazas (que no necesariamente han de causar daños físico s) en
regulación y la sociedad. e mayor amplItud relacionados COn la
contacto petjudicial con personas o activos, provocando pérdidas. En
Este Iibro ha oti'ecido una combinación d este caso, puede producirse incluso la destrucción de toda una instala-
y orgal1Izativo, con un énfasis alg e los enfoques de ingeniería
d 1 d o mayor en el d ción o un sistema. Son los accidentes organizativos por antonomasia.
e to o evidente que ambos SOl . segun o. No obstante es
, d 1 necesanos p , ' - Riesgos para terceros. Son riesgos que amenazan las vidas, el sustento y el
gIa e los accidentes organiz t' . .ara comprender la etiol o_
a IVOS y para lInut '1 ti bienestar físico y mental de individuos no directamente empleados por
suce d en y su gravedad D d ' . ar a 'ecuencia con qu
d . on e SI eXIste confli e la organización, así como la probabilidad de que sus activos, o el medio
elos y el enfoque, en gran arte diri . cto es entre estos dos mo-
ldo ambiente en general, sufi-an pérdidas o daños. Tales «terceros» inclui-
sionales tradicionales de la sePgU ,'d d 1gb a los lI1dividuos, de los profe-
. r I a a oral SI b rían a los pasajeros, los pacientes, los inversores, los contribuyentes, las
estas dIferencias son una cuestión de " . n em argo, con fi-ecuencia,
CltcUnstanCIas, no sustanciales. personas que viven en la vecindad de una instalación de alta peligrosi-
dad o, en realidad, cualquiera que pueda ser afectado adversamente por
ÁREAS DE RIESGO PRIMARIAS el funcionamiento de una tecnología concreta, por una actividad fi-
nanciera (por ejemplo, la banca, los seguros, la gestión de fondos de
En toda tecnología de alta peligrosidad . , pensiones y similares) o por los servicios públicos (por ejemplo, las fuer-
nesgo, cuya significatividad nat 1 eXlste~l cuatro areas primarias de zas armadas, las fuerzas de seguridad, etc.).
. ' ura ITIente, vana de un sector a otro Estos cuatro tipos de riesgos pueden clasificarse en dos grupos. Los
- Riesgos d d - . .. '
e anos o pel]uIClos personales Est' . riesgos de petjuicios personales se identifican estrechamente con los ac-
en las que la fuerza de traba' " an asoCiados con actividades
~o esta en estrecho cidentes individuales y el modelo personal. Los otros tres tipos de riesgos
nazas. Los resultados indeseabl . contacto con las ame-
mitado de algún activo E . es : on un trabajador herido o el daño li- están todos asociados con los accidentes organizativos y constituyen la
. n I1Ingun caso SlI1 emb' . l' preocupación principal tanto del modelo de ingeniería como del modelo
extensos en una instalación l" argo, UTIp Ican daños
'b '
d escn lI110S estos episod' o en e sIsten1a
.
en g 1 E
en era . n el capítulo 1 organizativo.
lOS como aCCidentes ' di .d
tan a trabajadores individuales o a el lI1 VI uales, porque afec-
material. ementos lI1dlVlduales del equipo
LA PREPONDERANCIA DEL RIESGO EN DIFERENTES ÁMBITOS
- Riesgos debidos a errores cometidos .
E" . .. por controladores 1 d .
stan aSOCiados más estrecha .. CalJe e pnmera línea. Todos estos riesgos están presentes, cuanto menos en alguna medida, en
ITIente con aquello .
mas ) en los que el Cont' l ' . s SIstemas (o subsiste- todas las operaciones de alta peligrosidad -en este sentido, los tres mo-
10 esta centralizado e 1
mente pocos individuos E l . n as manos de relativa- delos de gestión de la seguridad pueden aplicarse a todas ellas-; pero al-
1 '. . n os sIstemas mode ' .
a actIvIdad de control t, ' . rnos, caSI con seguridad gunos riesgos predominan sobre otros, y su proporción relativa varía de
es ara automatIzada en al . '
sul tado no querido p d " , . guna medIda. El re- un sector a otro (véase la tabla 10.1). Además, esa preponderancia no viene
_ o na ser un aCCidente or . . ..
senalamos anteriormente es iI 'b bl gal1Izatlvo SI bIen, como dada de una vez y para siempre por la naturaleza del sector; puede variar
, l1pro a e que UI .
na como resultado de 11 1 1 Suceso Senlejante ocu- a causa de nuevos desarrollos tecnológicos e incluso sociales. Las técnicas
n so o error 'd
radores. COmetI o por uno o varios ope-
avanzadas de fabricación, por ejemplo, han desviado la preocupación de
los deslices, lapsus, tropiezos o torp ezas de los trabajadores individuales

291
La ges ti ó n d e los g ralldes
<
.'
lIesgos
10. La co n cili ació n de los difere n tes e n foq u es de la ges ti ó n d e la seguri da d
en la ca dena de prod .,
UCClOn conven cional 1
po cos op eradores clave q . ' a os costosos errores de La historia de la tecnología moderna es rica en ej emplos en los que
El ' ue programan 1 h ' unos
b n os hospitales, las mayores preocu .as erranu entas informatizadas nuevos descubrimientos han pillado a los gestores de riesgos a contrapié.
Ienestar de los pacientes y 1 . P: Clones fu eron en otro tiemp l' En los sistem as de transporte, pongam os por caso, el énfasis se ponía tra-
a protecclOn d I O e
con las enfermedades pero l'¡lt ' e p ersonal frente al Conta t dicionalmente en la seguridad de los pasaj eros o la carga y en los riesgos
1 ' unamente 1 b' co
a os ges tores de rieso-os a t0111~ . . os cam lOs sociales han forzod qu e suponía la falibilidad del personal situado en primera línea -los pi-
1 b . ,,1 en consId . . , 1 " o
n en e creciente número de agresione fi . ela ClOn os p eligros que supo_ lotos, los m aquinistas y las tripulaciones de los buques-oSólo en fechas
de la sa nidad . s SlCas que suti-en los trob1i d
a ,~ a ores relativam ente recientes, por ejemplo, se han p erca tado las aerolíneas de los
riesgos asociados al mantenimiento o de las enormes pérdidas derivadas de
los daI10s que suti-e el personal de tierra - y que en algunas grandes aero-
Tabla 10.1 líneas estadounidenses ascienden a 30 millones de dólares al aI1o-. Hizo
Comparación de las estimaciones de cuatro tipo d . falta el desastre de Clapham Junction para que British Rail fu era co ns-
e n d'fc '
1 erentes ambitos
s e n esgo
<

ciente de los riesgos asociados al trabajo técnico en el sistema de se11aliza-


Sector de operación
Riesgos de daños
Errores de ción, y sólo a consecuen cia de él empezó a registrar los accidentes con
p ersonales Condiciones
operadores Riesgos para daI10s perso nales que sufría su personal de infraestru cturas (por ej emplo,
latentes terceros
clave
Generación eléctri ca los operarios de m.a niobras y los trabajadores que se ocupan de las vías); y,
muy b;tio
nuclear alto alto sin embargo, se trataba de una organizació n con 160 aI10S de tradición en
(en estado normal) Oluyalto
Plantas de proceso innovación en m ateria de seguridad tanto en la esfe ra de la ingeniería
b;tio-moderado
gUÍJn ico alto alto como en la humana (donde humano equivalía a condu ctor o guardavías).
(en es tado normal) mu y alto
Avü ción COJ11ercial Sólo durante la p asada déca da ha llegado el sector de la energía nucl ea r a
moderado-alto
alto alto darse cuenta de los ri esgos asociados a las circunstancias de baj a p otencia
(personal de tierra) muy alto
Ma nu factura avanzada
muy b;tio
o de parada; la formación y los procedimi entos de los op eradores de las
alto alto variable salas de control estaban dirigidos casi exclusivam ente a manej ar em ergen-
Exploración y
alto
cias en las situaciones, más típicas, de pl ena potencia. Hizo falta la tragedi a
producción petrolífera alto alto muy alto de la estación de m etro de King's C ross p ara revelar qu e las estaciones, al
Transpo rte marítinlO
alto igual que los trenes, podían ser lu ga res p eligrosos para los pasaj eros y para
alto alto mu y alto el p ersonal. E hizo falta el Informe C ullen para qu e las empresas del pe-
Ferrocarriles tróleo y el gas del M ar del Norte se ap ercibieran de las técnicas de eva -
alto
alto alto
(infraestru ctura) alto luación formal de la seguri dad, a pesar de que hacía tiempo que eran un
Constru cción elem ento ca rdinal de la agendd de la gestión de riesgos en las fuerzas ar-
mu y alto
moderado-alto alto aJto m adas y en los sectores de la energía nuclear y el proceso químico.
Minería El riesgo es fimción de la probabilidad de qu e ocurra un suceso y de la
llJ uyal to
moderado-al to alto b;tio- posible extensión de su resultado nega tivo. Las estimaciones qu e ofrece
Medi cina moderado
moderado la tabla 10.1 varían mucho a tenor de las diversas m aneras como pu ede ob-
mu y alto alto mu yaJto tenerse una calificación de alto (o muy alto) riesgo. En la columna de ac-
Servicios fi nancieros
lUuy b;tio
muy alto
cidentes personales, por ej emplo, las consecuencias lesivas de un suceso
alto alto adverso se lim.itarán habitualmente a un individuo, a un pequeúo grup o
Estadios deportivos y
control de masas
alto
alto o a su entorno inmediato. Aquí, la calificación de alto ri esgo se asigna m ás
alto aJto sobre la base de la prob abilidad qu e del resultado - que, por supues to,
dependerá también del número de víctimas potenciales-o Pero el hecho

293
10. La co nciliación de los diferentes enfoq ues de la gestión de la seguridad
La gesti ón de los grandes ri esgos

¿Por qué es tan seductor el m o delo perso.nal? M ere:e la pena ech~r un


inverso es cierto para, digamos, la evaluación de «muy altO » riesgo adscrita
vistazo a algunas de las razones de la extendida atracClOn que despierta el
a los riesgos para terceros asociados con la generación de electricidad em-
pleando energía nuclear. Aquí , la probabilidad de una fu ga radiac tiva im- enfoqu e personal de la gestión de riesgos:
portante es sobremanera pequeI'i a, pero sus consecuencias adversas, en el _ Existe desde hace m.ucho tiempo. La m ayoría de los altos directivos ha
p eor de los casos, serían verdaderamente terribles. desarrollado su carrera en este paradigm a y se siente a gusto con sus
Incluso si los lectores discrepan de las estimaciones de riesgo concre- doctrinas. Para muchos gestores, gestión siglufica «gestión de personal»,
tas que ofrece la tabla 10.1, hay algo que continúa siendo dificil de cues- de modo que el enfoque orientado a la persona se ajusta a la descnp-
tionar: hay m enos variabilidad entre los distintos sectores en los riesgos ción del puesto. . ..
asociados a las condiciones latentes que en los otros tipos de riesgos. En _ Algunas orgaluzaciones, notablem ente Du Pont, han temdo ~l~ vlSlble
este aspecto, el riesgo de todos ellos debe evaluarse, al m enos, como «altO». éxito en la consecución de unas tasas de aCCIdentes COl~ p erdida de
D escubrir las razo nes no es dificil. Cuanto m ás se alej a uno del espacio de jornadas de trabajo por nullón de h oras/ hombre muy b aj as . En 1990,
las operaciones de primera línea, m ás parecidas se tornan las organizacio- po r ej emplo, los accidentes con pérdida de Jornadas de trabajo (que
n es. Los sistem as técnicos, del tipo que sea, comparten inevitablem ente im.plicaron ausen cia del trab ajo durante n"lás de un día) por ca da
gran número de procesos ordinarios: previsió n , planificación, programa- 200 000 horas de exposición, en sus ram as global y europea, fuer~ n de
ción temporal, elab oració n de presupuestos, esp ecificació n del nuevo O 03 2 y O 023 respectivam ente; esto es, 0,16 y 0,12 por nullon de
equipo (y, en o casiones, su diseilo y construcción) , operación, m anteni- h~ras/hon~bre, o 0,32 y 0,23 por cada 1000 empleados. A Du Po nt se
nuento, gestión, comunicación, etc.Y es en el seno de esos procesos donde la considera, con justicia, líder del m ercado en este aspecto,. y vanas
se siembran las semillas de los desastres futuro s - sin importar el sector- o comparuas importantes han intentado emular, sus logr~s, espeClalmel~te
En resum.en , todos los ámbitos de alta p eligrosidad comparten la amenaza en el sector de la explo ración y la explotacion petrolífera. Estas cifras
de los accidentes orgaluzativos, nuentras que sus riesgos de accidentes in- prop orcionan un obj etivo muy claro al qu e apuntar ; y unas metas tan
dividuales son extrem adam ente variados. A p esar de ello, el modelo per- bien definidas son bienve nidas en el, a m enudo, b astante nebuloso
sonal sigue siendo el enfo que m ás utilizado en la gestió n de la seguridad. asunto de la gestión de la seguridad. .
Además, con resp ecto a la aplicación y utilidad del enfoqu e p ersonal, _ Es mucho m ás fácil atribuir la respo nsabilidad legal de un aCCIdente a
por un lado, y de los enfoques de ingeluería y orgaluzativo por otro, existe los actos peligrosos del personal situ ado en «primera lín.ea»~ ya que es
una m arcada asimetría: estos dos enfoques pueden aplicarse de forma útil n1.UCh o n13's 1:'
lacil pr-obar-la
' conexión entre esas aCCIo nes mdlvlduales
, .y
a la linutació n del riesgo de dú ios p ersonales (y, p or lo tanto, prevenir ac- el resultado desastroso que cualquier posible nexo entre este y de:l-
cidentes individuales), mientras qu e el modelo personal no sirve en ab- siones previas de la dirección -véase, por ej emplo, la fallida acusaCl~n
soluto para responder a los riesgos de error de op eradores clave, o co ntra los directivos implicad os (por la C omisión de Investlga~lOn
deriva dos de condiciones latentes, o para terceros -todos los cuales p er- Sheen)11 en el caso del hundimiento del Herald 0 1 Free Entelpnse - .
tenecen netam ente al área de los accidentes organizativos- . D e h echo, su En este proceso, el ju ez Turner orden ó al jurado ex culpar a los acusa-
predonuno en la m ente de much os gestores téClucos sup o ne un induda- dos incluso antes de qu e la defensa expusiera su eVidenCIa, afirmando
ble obstáculo p ara la m ejora de la seguridad. Aplicados a los riesgos idó- qu e n o existía evidencia directa de que (<una p ersona razonablem ente
neos, este enfoque y sus herramientas h an demostrado ser valiosos. La prudente» que ocupase el pu esto de cualqmera de ~os acusados l: u=
dificultad reside en que algunos directivos son incapaces de re cono cer biera percibido que el riesgo era obvIO o grave. N o era sufiCiente, ana
que existen o tros tip os de riesgos y otras herranuentas para hacerles frente.
C uando todo lo que tienes es un martillo, casi todo lo que ves te parecen
11. B. Sheen, IvI. V Hemld oJ Free Enterprise. R eport oJ CO llrt 11 . ' 8074, D epartment of
clavos. O, para expresarlo m ás directam ente, cuando el modelo personal
Transport Londres, H MSO, 1987. I l ·d d t 20
es el único enfo que con el que uno se siente cómodo, todos los proble- 12. N: Cohen, "Zeebrugge manslaughter prosecuti on collapses», ~ ·, e 1/. . epe/l en,
mas parecen ser problem as concenuentes a alguna p ersona. de octubre de 1990.
295
294
La gesti ón de los grandes riesgos
10 . La conciliación de los diferentes enfoq ues de la gestión de la seguridad

dió, con hacer pa tentes los fallo . ,


s, S1l10 que h abla que d
acusados habían obrado COl1 te -'d d N ' emostrar que los ¿PUEDEN PREDECIRSE LOS ACCIDENTES ORGANIZATIVOS A PARTIR
m ell a o era d . 'bl
denar p or homicidio a una e _. a nUSI e, afirmó, COn- DE LOS DAÑOS PERSONALES?
, , mpr esa m erced a la .,
actos de unos individuos cuy ' , a gregaclOn de los
. as accIO nes no fu eron ,.
m eran as . En este punto la legO 1 . , . 1 en SI 111ISn1as te- Para mantenernos fieles a los argumentos básicos expuestos en este libro
., ' IS aClOn Ino- esa contrad ' 1
d aClOn emitida en 1988 por el e . b ' Ice a recon1en_ deb emos estar bien dispu estos a reconocer que fa ctores organizativos y de
onseJO d e Europa 1 .
que 1os actos individuales sí d b _' en e sentido de gestión «corriente arriba» de la organización constituyen la raíz tanto de
_. . . e ellan aCLlIl1ularse cuand _ .
r1I11Ir SI una empresa ha comer" d c~ I . o se trate de di- los accidentes individuales como de los organizativos. Ambos tipos de su-
_ C. 1 o una l,uta o un delito
omo menCIOnamos ya en el ca ítulo 7 . cesos se deben a condiciones latentes.
nuestra libertad personal o a l il P , d ' con cedemos un alto valor a No es dificil encontrar ej emplos de dat'íos personales que tuvieron cau-
, , a USlOn e nuestro libre alb d ' p
qu e también se lo atribuimo. ' e no. uesto sas organizativas. En su excelente libro Al'/. Engineer's View oJ Human Error,
s a otros, teneIl10S una ti d
a asumir que los actos pelio- _ . ' uerte ten encia Trevor Kletz l4 divide sus capítulos en dos grupos: aquéllos en los que las
brosoS se come tieron porq 1 . d '
en cues tión eligieron seo-uir L _ d ., ue os 111 Ividuos causas de los accidentes con dat'íos perso nales fueron fallos individuales
- 1
na an10S en un apartado
b
t _.
111 Clu SO e aCClOn peli -
.
e
glOSO. omo se- (deslices, falta de habilidad, falta de motivación, etc.) y aq uellos que fueron
. ., , an euor, esto VIen e agra d - 1
atnbuClon Júndarnental-la. ' . ,va o por e error de fruto de defectos organizativos. Entre éstos están los accidentes que podrían
.. . , creenCIa Ul1lversal de .
malas acciones son malas . qu e qlll enes cometen haberse prevenido co n mejor formación, m ejores instrucciones, un disei'io
" perso nas .
- El modelo p erso nal co ncuerda también mejor, una construcción mejor, mejor mantenimiento y mejores métodos
modo como la mayoría de 1 _ muy es trechamente con el de operación.
, as personas trata d bl '
no es lugar para embrollarnos 1 fil fi' e esta ecer causas. Este Si tanto los accidentes individuales como los organizativos hunden
en a oso a de la l'd d
rece la p ena tomar nota de 10 1 ' ca usa 1 a , pero m e- sus raíces en procesos sisténu cos co munes, podría sostenerse qu e las tasas
. ' que os expert . _. .
dIcho sobre el tema: os enjlUlsprudenCIa h an de accidentes con pérdida de jornadas de trab~o por nUllón de horas/ hom-
bre -o estadísticas comparables de dai'ios personales- serían indica tivas
La explicación ca usal de un suceso concreto se de .
phcado por referencia a un acto d lib . d tiene cuando se lo ha ex- de la vulnerabilidad (o resistencia) del sistema a los accidentes organiza-
los antecedentes de éste cont .' e era o' en el sentid o de que mnguno .
de tivos. La cifra de dat'íos personales sufridos en un periodo dado segura-
ara
lib era do es, por tanto mu y a 111e d como ca usa del suceso U I
, , nu o un a barrera . n acto lumano de- mente ha de ser un síntoma diagnósti co de la «salud» del sistema en su
retrospecti vo de las ca usas [J 'fí. < < . < y una meta en el trazado conjunto. Por desgracia, no es así. La relación es asim étrica. Una tasa in-
. . ... es, con recuenCIa alg ' ]l ' d
retrotraemos la causa de Ul1 . ' o mas a a e lo cual no
suceso postenor y al I d usualmente alta de accidentes con pérdida de jornadas de trabajo es, casi
mos la ca usa a través de causas' t. d' go lasta ond e sí retrotrae-
<
< < 111 er me las de otras clases 13 con certeza, co nsecu encia de un sistema «enferm.o» qu e, de hecho, podría
- Finalmente, hay otros dos factores _. ser susceptible de sufrir un accidente organizativo inminente. Pero lo
macía del modelo p erson 1 1 que contubuyen a afianzar la pri- co ntrario no es n ecesariamente cierto. Una tasa baja de accidentes con
. a en a mente de much E
lI1dividual, cuando las cosas s I l a gente. n un nivel pérdida de j ornadas de trab~o (del orden de 2 a 5 por n1.illón de
. ' a en ma obtenem b
sa tisfacción emocional si p d l' os una uena dosis de horas/hombre) -como ostentan muchas tecnologías de alta peligrosidad
o emos cu par de ello a l '
a algo.y, en el nivel de 1 _ . . , . a gUlen, m ejor qu e bien gestionadas- revela muy po co acerca de la probabilidad de un ac-
. a orgal1lzaclOn eXIsten ob . .
Cleras y legales en la p 'b'l 'd d d ' Vlas ventdjas finan- cidente organizativo.
OSI 1 1 a e desacoplar 1 falibilid .
de la responsa bilidadj'urídic dI ' ,a, ad lI1dividual El problema se divide en dos partes . Primero, una tasa tan baj a y a m e-
d' . . a e a empresa. En amb _
e clrcunscnbu- la culpabilid d _ os casos, ser cap az nudo asintótica de accidentes co n pérdida de jornadas de trab~o por mi-
a a per sonas con cretas ofi-ece vent~a s _
llón de horas/hombre inco rpora más ruido qu e set'íal. En un p eriodo
13. H. LA. H art yAH·' e . .
Press 1985 p 43 . onole, al/sa/IO/'I I/'l. fhe Law, 2.' ed Oxford' Tl1 Cl .
e
d
aren on
I ) ' . ' ')
14.T. A. Kletz, An Engil1 eer's f/iew of H,.l/lIall Error, Rugby,The [nstitution of Chem.i-
cal Engineers, 1985.
296
297
La ges ti ón de los grandes ri esgos
10. La conciliación de los diferentes enfoques de la ges ti ó n de la seguridad

contable, por ejemplo, gran parte de los expedientes de accidentes con


CONDICIONES LATENTES: EL RIESGO UNIVERSAL
pérdida de jornadas de trabajo reflej arán sólo cosas como que un nuem-
bro del p ersonal adnunistrativo se cayó de la bicicleta al resbalar sobre
Al m argen de las am.enazas que p ara las p ersonas albergue su lugar de tra-
una placa de hielo delante de la oficina y se fracturó una muñeca. En el
bajo, todas las orgaluzaciones son vulnerables a condiciones latentes y al
caso del sec tor del petróleo y el gas, por ej emplo, ¿qué nos dice es te dato
fallo de sus defensas. A este resp ecto, el modelo orgaluzativo aquÍ presen-
acerca de la integridad de una instalación en alta mar? Nada.Y esto nos
tado, aunque se derive en gran medida del estudio de sucesos que pro-
lleva al segundo problema. Para las muchas organizaciones preo cupadas
dujeron daños fisicos, es relevante para todos los sectores, algo qu e, sin
que han disnunuido sus episodios de accidentes con p érdida de jornadas
embargo, no siempre se aprecia. Este problema se deb e, en p arte, a la es-
de trabajo a lo qu e podría ser un mínimo irreducible (dadas las amenazas
trecha asociación que existe en la m ente de muchas p ersonas entre la se-
p erennes en su sector), el dato que los registra ya no será ningún indicio
guridad y el riesgo de dafios personales -si su sistema no está sl~eto a
de dónde acechan los peligros reales. Llegados a este punto, los sucesos sin
padecer sucesos fisicamente dañosos, esas personas tienden a sentir la más
h eridos -como el número de fugas de material es combustibles- ti enen
profunda falta de interés por cualquier cosa que lleve la palabra «segun-
una capacidad diagnóstica mucho mayor acerca de la integridad del sis-
dad» en el tÍtulo-o Sin embargo, como este libro ha procurado demos-
tema en su conjunto. Son estos sucesos precursores, junto con las com-
trar, los desastres fisicos y los econónucos tienen vías causales comunes: los
probaciones regulares de la calidad de los procesos subyacentes (véase el
nusmos principios básicos y las mismas contramedidas puede aplicarse a
capítulo 7), los que muestran donde se localizan los mayores riesgos po-
tenciales. un banco o una compallÍa aseguradora, no n1.enos qu e a las plantas de
pro ceso quÍnuco y a las compañías petroleras.
Para una gestión del riesgo efectiva, el compromiso al más alto lUVel
es un requisito necesario, pero no es suficiente. De hecho, un cO!npronuso
ciego con el modelo p ersonal puede resultar contraproducente. Por ejem- ¿HA OSCILADO DEMASIADO EL PÉNDULO?
plo, el visitante de una torre de perforación (u otra instalación compara-
ble) suele encontrarse con un gran cartel anunciador que proclama que Las críticas que acabo de expresar respecto al modelo personal no deb en
ese lugar lleva tantos nUles de horas sin sufrir un accidente qu e haya con- tomarse como indicativas de que el enfoque organizativo está exento de
llevado p érdida de jornadas de trab;uo -muy a m enudo se trata de va- problemas. Como hemos visto en varios puntos a lo largo de este libro, los
lores muy próximos a algún umbral, como, por ejemplo, 999970 horas-o últimos 20 años han sido testigos de una búsqueda cada vez m ás vasta de
Claramente, la inten ción de esos carteles es motivar a la fuerza de trab;uo los orígenes de los grandes accidentes. Investigadores y analistas se han
a mantenerse fiel a sus prác ti cas de trab;uo seguras, pero transnuten tam- remontado desde el resultado funesto, pasando por los ac tos p eligrosos
bién otros dos mensajes, m enos útiles. El primero es qu e ése es un lugar m ás próximos (en caso de ser identificados), el lugar de trab;uo y los fac-
seguro -lo qu e no es así (como m e dijo un peliorador de Texas en cierta tores orgaluzativos , hasta el regulador y el sistema en su conjunto -y, en
ocasión: «No hay una jodida cosa en este sitio con la que no te puedas algunos casos, hasta el clima econónuco y la naturaleza de la sociedad en
hacer daño»)-. El segundo mensaj e es : «¡Ay del sup ervisor que íl'ifol'l'ne general-o El diagrama 10.1 muestra dónde se sitúan algunos de estos su-
de un accidente con p érdida de jornadas de trabajo ahora!». Como sos- cesos de mayor importancia con respec to a dicha búsqu eda ampliada de
tuve en el capítulo 6, el compron-uso necesita el complemento de las otras causas.
dos «ces» -la competencia y el co no cinuento-. Su combinación crea La pregunta que plantea el encabezanu ento de esta sección la suscita la
una con ciencia inteligente e informada tanto sobre la diversidad de los sospecha de que el péndulo puede haber oscilado demasiado lejos en nues-
riesgos como acerca de las diferentes formas de co mbatirlos . tros actuales intentos de rastrear posibles errores y contribuciones a los ac-
cidentes, que se encuentran muy distantes, tanto en el tiempo como en el
espacio, de los sucesos mismos. El valor relativo de las varias categorías cau-
sales puede evaluarse por referencia a tres preguntas centrales en la bús-

299
La ges tió n de los gra ndes riesgos 10 . La co ncili ació n de los di fere ntes enfoqu es de la gestió n de la seguridad

Diagrama 10.1 Diagrama 10.2


M apa de las «repercusiones causales» de recientes accidentes organizativos Valores relativos (altam ente especulativos) de diversos tipos de posibles factores
causales para los objetivos expli cativos, predictivos y correctivos

Valor explicativo Valor predictivo Valor correctivo

Individuos

Lugar de trabaj o

Procesos orga niza ti vos

C ultura orga niza tiva

R egulación

Sociedad

Valores relativos (especul ativo)

Moviénd onos desde el interior hacia fu era, el ce ntro de la "dian a» represe nta a los indi vidu os Los fa ctores individuales, por sí solos, son sólo de pequeilo a moderado valor para los tres ob-
en primera lín ea, el círcul o "in terioP) es el lu gar de trabaj o, el círcul o medio correspo nde a los j etivos. En conjunto, el lu ga r de trabajo y los fac tores organi zativos apo rtan la mayor parte del
factores orga ni zativos, el sigui ente a los reguladores y al sistema en general , y el anillo exte rior val or ailadido. Las influ encias más remotas ti enen rendimientos decreCientes, sobre todo en lo
a los fac tores societa les. qu e se refiere a las co ntramedidas y a la gesti ón del riesgo.

queda de la seguridad del sistema (véase el diagrama 10.2) . ¿H asta qué tentes que son capaces, en raras ocasiones, de romper las defensas del sis-
punto tomar en cuenta los fa ctores individuales, contextuales, organiza ti- tema. El capítulo 5, por ejemplo, ofreció un fuert e alega to a favor de
vos, sistémicos y societales úiade valor: conceder una atención mucho más minuciosa a las actividades de mante-
nimiento. Los nlOdelos causales de los accidentes sólo pueden juzgarse por
- a nuestra comprensión de las causas de los accidentes y otros sucesos
la m edida en que sus aplicaciones mejoran la seguridad del sistema . Las
emparentados?
defici encias económicas y societales identificadas por Legasov -por ej em-
- a nu estra capacidad para predecir la probabilidad de futuro s acciden-
tes y sucesos análogos? plo- (véase el capítulo 1) están fuera del alcance de los gestores de siste-
- (lo que es más importante) a nu estros esfu erzos correctivos para dis- mas; desde su perspectiva , esos problemas están dados y son ilU11Utables .
minuir su futura fi:ecuencia y gravedad? En cambio, nuestro interés principal debe apuntar a lo modificable y lo
controlable.
Si bien es patente que la situación actual representa un avance signifi-
ca tivo con respecto a la irreflexiva atribu ción de todos los males al «error
humano», es necesario expresar cierta inquietud sobre la utilidad teórica y ALGUNOS PROBLEMAS DE LAS CONDICIONES LATENTES
práctica de la continua expansión de esta búsqueda de factores causales.
Hemos alcanzado, e incluso rebasado, al parecer, el punto de rendimientos En exposiciones anteriores's, describí estas «bombas de relojería» de ac-
decrecientes, especialmente en lo que concierne a la gestión del riesgo. ción retardada como errores o fallos latentes; pero, en sentido causal, el tér-
NecesitalT10S también encontrar, un término medio factible que reconozca
tanto las influencias psicológicas como las contextuales sobre la actuación 15. J. R eason , HlIl/wl/ EITor, Cambridge, Ca mbrid ge Uni versity Press, 1990, cap. 7
humana, así como las interacciones entre fallos activos y condiciones la- [trad. cast.: El erl'or J¡III/WnO, Modu s Laborandi , M adrid , 2009].

301
300
La gestión de los grandes riesgos 10. La co nciliación de los diferentes enfoques de la gestión de la segll[idad

mino «condición» es mucho más apropiado. Hart y Honoré distinguen En suma, identificar y eliminar proactivamente las condiciones laten-
entre «causas» y «condiciones»: las causas so n lo que «hace que algo cam- tes, a pesar de los problemas inherentes a la tarea, sigue siendo el mejor
bie», mientras que las «m eras co ndiciones» so n: camino para mejorar el «estado físico» del sistema. Sin embargo, éste ha de
ser un proceso constante. Así, aunque se aborde un problema, surgirán
[... ] justamente esas [cosas] que están presentes por igual tanto en el caso de
que ocurran accidentes como en el caso normal, en el que no ; y es esta con-
otros en su lugar. En la guerra de la seguridad no hay victorias final es.
sideración lo que nos lleva a rechazarlas como causas del accidente, a pesar de
que es cierto que sin ellas el accidente no habría ocurrido [ ... ] citar factores
que estaban presentes tanto en el caso de un desastre como en el del funcio- EL PRECIO DEL FRACASO
namiento normal no explicaría nada: esos factores no «hace n que algo cam-
bie»16 En el capítulo 5 tocamos la cuestión de los costes de los fallos de mante-
nimiento en la aviación comercial. Los temas analizados en este capítulo
En el caso de un incendio, por ejemplo, una «mera condición» sería el surgieron en gran medida por impulso del sector del petróleo, por lo cual
oxígeno del aire. En un accidente ferroviario, «serían factores tales como serán los costes de las pérdidas derivadas de accidentes que afectan a ese
la velocidad normal y la carga y peso del tren, y las paradas y aceleracio- sector los que ocupen aquí el centro de nuestra atención. Otra buena
nes rutinarias». Las condiciones latentes que hemos examinado en este razón para ello es que, probablemente, el proceso de «reducción de cos-
libro no son en absoluto de esta naturaleza, pero sí están presentes en el tes» se ha llevado en este sector más lejos que en cualquier otro.
sistema al margen de que ocurran o no accidentes. Todos los sistemas al- La tabla 10.2 muestra los costes financieros estimados derivados de va-
bergan condiciones latentes; el accidente simplemente las hace manifies- rios sucesos graves ocurridos en el sector petroquímico. Me facilitó estos
tas. En una palabra, su presencia no discrimina entre estados normales y datos Eric Brandie, director de prevención de pérdidas de Chevron UK
sucesos adversos. Además, la medida en que se las revele no dependerá Ltd 17 •
tanto del grado de «enfermedad» del sistema, cuanto de los recursos de El H SE y Chevron llevaron a cabo un estudio conjunto de evaluación
que disponga el investigador. Cuanto más exhaustiva sea la investigación, de pérdidas durante 13 semanas de funcionamiento normal de una de las
más condiciones latentes descubrirá. plataformas de la compañía en el M ar del Norte. Aunque no hubo nin-
Así llegamos forzosamente a la siguiente conclusión: sólo los sucesos gún incidente grave en ese periodo, los costes acumulados derivados de
más próximos -los actos peligrosos y los desencadenan tes lo cales- de- toda una panoplia de pequeiios incidentes que entraban en una u otra
terminarán si ocurre o no un accidente. Si esto es así, ¿por qué debemos categoría de clasificación ascendieron a un millón de libras, dato que, pro-
contemplar en absoluto estos factores m ás distantes? H ay tres razones con- yectado para todo el año en ese yacimiento, se elevaba a cuatro millones
vincentes de la importancia de las condiciones latentes: de libras -el equivalente al cese de actividad de la plataforma durante un
- Indudablemente, entran en combinación con factores locales y rom- día a la semana a lo largo de todo el año.
pen las defensas. En muchos casos, consisten en la debilidad o ausencia En 1993, el H SE estimó que por cada libra que se recuperaba gracias a
de defensas. los seguros, una amplia variedad de otras pérdidas financieras añadían a la
- Es posible identificar y eliminar los «patógenos» residentes en el inte- factura final entre cinco y cincuenta libras más. Como en un iceb erg, por
rior del lugar de trabajo y en la organización antes de que ocurra algún cada libra visible (recup erada cobrando los seguros), los costes indirec-
suceso adverso. tos sumergidos bajo la superficie podían alcanzar hasta cincuenta veces
- Los desencadenantes lo cales y los actos peligrosos son difíciles de pre- esa suma. AqUÍ están incluidos:
ver y es casi imposible defenderse contra algunos factores inmediatos
(por ejemplo, los olvidos, la falta de atención y otros semejantes).
17. E. F Brandie, "The cos t of accidents - an operator's view» , ponencia presentada en
la Safety Co nfere nc e de 1996 "People & C hanges, Costs & C hallenges», Institute ofPe-
16. H . Hart y A. Honoré, op. cit., p. 34. trol euI11 , Londres, 26 de septiembre de 1996 .

302 30 3
La ges ti ó n d e los g randes riesgos
lO. La co n ciliación de los diferentes enfoqu es d e la gestión de la segu r idad

, . Tabla 10.2
Perdidas financieras suEi'idas por la indLSt .· . ,. y a éstos habría que aJ'íadir intangibles como el daño a la reputación
i !la p e tlOgulll11Ca a consecuen cia
d e Su cesos g raves de la compañía (que probablemente se reflejará en el valor de sus accio-
Suceso País
nes), la pérdida de oportunidades de negocio, las dificultades para reclutar
Pérdida finan ciera (millo nes de dó lares) personal y un descenso general de la moral de trabajo. Los accidentes no
Piper Alpha
Reino Unido 2500* sólo cuestan vidas , son también económicamente desastrosos. Muy pocas
Exxon Valdez Esta dos Unidos organizaciones pueden soportar semejantes niveles de pérdidas financieras.
3500
Phill.ips 66 Pasadena Estados Unidos
La verdadera pregunta, por supuesto, no es cuánto nos cuesta la segu-
Entre 1 300 Y 2100**
Sleipn er A ridad, sino cuánto nos ahorra. Este libro ha descrito cómo surgen los ac-
Noruega 300
cidentes organizativos y ha delineado medidas prácticas para reducir la
La Mede Noru ega 250 probabilidad de que ocurran. Pero esos accidentes pueden acaecer incluso
Saga 2/4-14 Fran cia 260 en los sistemas mejor gestionados; por eso, no basta simplemente con pla-
Sodega Llra J apón 171 nificar su prevención, es asimismo esencial planificar la recuperación de la
G rangemouth R eino Unido actividad económica tras un accidente a fin de rninimizar las irU11ensas pér-
100
Croatzcoalcas M éxico
didas que origina. Dan Stover 18 nos proporciona un ejemplo de lo que
98
Pembroke puede lograr un procedimiento efectivo de recuperación tras pérdidas. Mu-
R ein o Unido 79 chas organizaciones sufi'ieron las consecuencias del gran atentado con ca-
Dacea
Bangladesh 76 mión-bomba de Bishopsgate, en la city de Londres, en 1993. Entre dichas
Ras Tanura Sudáfrica 35 organizaciones, el Saudi Internacional Bank abrió y reanudó sus activida-
des normales el lunes siguiente. Ese banco disponía de un programa de re-
* No incluye el coste incalculable de 167 mu ertos El C ',. . cuperación tras pérdidas bien concebido y que había sido puesto a prueba
(Henil/¡ and Snfe/)' Execu/i1le, estima el coste tot~1 d o nlJte Ej ecutIvo de Sa lud y Seguridad
HSE
IIl cuantlfi cables) en 2066 milJo nes d I·b. l' e Plpel ~pha (Slll Contar dichas pérdidas por otro atentado en la cercana zona de Sr. Mary Axe. El coste total de los
., e I las este r lilas Adem as I I .,
pro d UCClOn del M ar del Norte resto' I ' .. , , a a teraclon resultante de la daños infligidos por el atentado se estimó en 1500 millones de libras.
1a pro d ucclon., a m enos un pUnto po' t 1 1 . '
** L . .,durante el p eriod o alec e d
ta o.
Icen ua a a tasa de crecmti ento de
Para terminar, un pensamiento que invita a la reflexión: cuatro de cada
a estunaclOn superi or file ofrecida po r D an Stover de Brown & Ro t E · S .
, o nelgy ervlces. cinco organizaciones que sufren un gran desastre sin disponer de proce-
dimientos de recuperación nunca reanudan sus actividades. Más aun, el
80% de los planes de recuperación tras un desastre no funcionan la pri-
- D años a materiales y productos.
mera vez que se necesita recurrir a ellos l 9 . Estudios recientes 20 han mos-
- Da~os a la instalación de la planta.
trado que las organizaciones preparadas para afi'ontar crisis hacen planes
- Da~os a la construcción de la plataforma.
para al menos cinco clases de crisis diferentes, y dichos planes de crisis
- D anos a h erramientas y maquinaria .
- Costes legales. . están estrechamente vinculados a los planes de recup eración de la activi-
dad económica. Además, esas organizaciones tienen una estructura flexi-
- Gasto en suministros de em ergencia.
- LImpIeza del sitio. ble y adaptable y en ellas son raras las racionalizaciones y la negación de
la realidad. En palabras de David Smith, de la Escuela de Negocios de la
- Retrasos en la producción.
- Necesidad de horas extras.
- Tiempo de investigación. 18. D. Stover, «The costs of faiJure », Proceedings oj the 1996 Sajety Conjere/lce, Londres,
- Tiempo q h d d . . . 26 de septi e mbre de 1996.
ue an e eJar su actIvIdad normal los superviso ' 19. Ibid .
- Coste de los paneles de investigación. res. 20 . L Mitroff, T Pau chant, M. Finney y C. P earson, «Do some organizations ca u se
- Esfuerzo adrninistrativo. their own crisis? The cultural profiles of crisis- prone 115. crisis-pre pared organizati o n s», In-
dustrial Crisis Q/larterly, 3,1989, pp. 269-283.

30 5
i
La gestión de los grandes riesgos

Universidad de Durham, «toda negación de la naturaleza cardinal de la


gestión de crisis es una manifestación de una cultura propensa a las crisis
y, en tanto que tal, un caso que necesita tratamiento»21.

LA ÚLTIMA PALABRA

En este capítulo hemos buscado reconciliar tres enfoques diferentes de la


gestión de la seguridad: el modelo personal, orientado a reducir los suce-
sos que provocan daños personales, el modelo de ingeniería, centrado en
la interfaz ser humano-máquina y en la fiabilidad del sistema, y el modelo
organizativo, que atiende a la integridad de las defensas y a los factores sis-
témicos más amplios. Cada uno de ellos tiene sus propios instrumentos de
medición y sus contramedidas. En tanto en cuanto un sector esté expuesto
al riesgo de sufrir tanto accidentes individuales como organizativos, los tres
enfoques tendrán algún papel que desempeñar en su programa general de
gestión de la seguridad.
Los conflictos que existen surgen principahnente de la preponderancia
del modelo personal en situaciones que demandan un análisis más minu-
cioso de los factores técnicos y sistémicos. Mientras que la aplicación
de los modelos de ingeniería y organizativo puede ser útil en la reduc-
ción de los accidentes individuales, el modelo personal, en solitario, (y espe-
cialmente la actitud que lo acompaña) tiene un valor muy limitado en
ámbitos donde los riesgos derivan principalmente de la insidiosa acumula-
ción de condiciones latentes y su rara conjunción con desencadenantes lo-
cales de un modo capaz de superar defensas multiestrato. Por supuesto, esto
no significa que debamos ignorar los riesgos de daños personales o el com-
portamiento de individuos y equipos. Pero sí significa que los gestores de
riesgos deberían ser conscientes de los orígenes sistémicos más amplios
de los accidentes organizativos y conocer las diversas técnicas de que hoy
en día se dispone para frustrar su desarrollo. Una gestión del riesgo efectiva
requiere la aplicación de diferentes contramedidas que apunten simultánea
y continuamente a diferentes niveles del sistema. Basta un solo accidente or-
ganizativo para poner fin a todas las disquisiciones acerca de qué es lo fun-
damental.

21. D. Smith, "Crisis management and strategic management», A dvances il'l Strategic
MIlI'1agel/lent, 8, 1992, p. 268.

306

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