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Contaje de Carbohidratos con Bomba de Insulina


El método de contar carbohidratos aporta más
autonomía y más flexibilidad al paciente a la hora de
gestionarse la dieta.
Se basa en la cuenta total de los carbohidratos que se
ingieren durante las comidas y meriendas. Es el enfoque
nutricional más idóneo para los pacientes con diabetes de
tipo I que utilizan la bomba de insulina o que se regulan con
varias inyecciones diarias, ya que una vez se establezca la
dosis de la insulina basal, el/la paciente/a puede adecuar/
administrar la insulina en base al contenido de
carbohidratos que piensa consumir durante una comida
determinada. Por otro lado, para los pacientes que
requieren una cantidad fija de insulina en las comidas, el
objetivo debería ser el de mantener un consumo diario
regular de hidratos.

¿Por qué hay que contar los carbohidratos?


Por dos razones:

1 Entre los tres tipos de nutrientes presentes en los alimentos (carbohidratos, proteínas y grasas), los
. carbohidratos son los que más contribuyen la subida de los niveles de glucosa sanguínea después de las
comidas y por lo tanto constituyen el factor principal que determine las necesidades de insulina en relación con
el consumo de los alimentos.

2 Además, las mismas cantidades de carbohidratos, sean de absorción rápida o de absorción lenta, aumentan el
. azúcar sanguíneo más o menos de la misma forma (1 gramo de carbohidratos aumenta la glucosa sanguínea
más o menos 3-5 mg/dl). Eso quiere decir que es más bien la cantidad que el tipo de hidrato de carbono que
juega un papel importante y es clave al determinar las necesidades pre-ingesta de insulina.

Por lo tanto, para calcular la cantidad de insulina necesaria para una comida o un tentempié determinado,
sencillamente hay que contar los gramos de carbohidratos a consumir.
Una vez que el/la paciente haya aprendido a contar los carbohidratos es posible establecer un ratio insulina/hidratos
personalizado. Dicha proporción insulina/carbohidratos se puede utilizar para calcular la dosis pre-ingesta de insulina.

Cuántos carbohidratos hay que comer


No se puede recomendar a todos los pacientes una cantidad precisa de los carbohidratos, ya que al planificar la
comida hay que tomar en cuenta las necesidades y los requisitos alimenticios del individuo. Se puede variar el
consumo habitual para alcanzar los requisitos de carbohidratos necesarios para asegurar una dieta sana o para
adecuar la dieta o facilitarla para el/la paciente.

Aprender a contar los carbohidratos


Para desarrollar la capacidad de contar los carbohidratos, el/la paciente tendrá que aprender a:
1. reconocer los macronutrientes de la dieta y su impacto en la glucosa sanguínea;
2. identificar los alimentos que contienen carbohidratos;
3. aprender el contenido carbohidrático de una variedad de diferentes alimentos; y
4. calcular correctamente las raciones de comida.

1. Reconocer los macronutrientes de la dieta…


Se pueden dividir los nutrientes en tres categorías – carbohidratos, grasas o lípidos, y proteínas.
Los carbohidratos, o la glucosa, contienen 4 calorías por gramo, y la energía que resulta de ellos se puede absorber
rápidamente. Hay carbohidratos de rápida absorción (tales como azúcares), así como otros que se absorben más
lentamente. El consumo diario recomendado de carbohidratos debería ser entre el 45-60% del consumo calórico total,
prefiriéndose los carbohidratos de lenta absorción. Las grasas o lípidos aportan energía de reserva (1 gr = 9 cal). Para
evitar los problemas de sobrepeso y las enfermedades cardiovasculares, las grases no deberían constituir más del
35% del consumo calórico total y deberían derivarse principalmente de aceites vegetales. Las proteínas, que
contienen 4 calorías por gramo, son imprescindibles para la construcción y la función del organismo y pueden
derivarse de animales o vegetales. El consumo diario recomendado de las proteínas debería constituir el 10-20% del
consumo calórico total diario.
…y su impacto en los niveles de la glucosa sanguínea
Los carbohidratos afectan casi de forma inmediata los niveles de glucosa sanguínea, subiéndola sólo 15 minutos
después del comienzo de una comida. A pesar de las diferencias en cuanto a la absorción de los distintos tipos de
carbohidratos, se puede decir que casi todos los carbohidratos que se consumen (90-100%) se transforman en
glucosa a las 2 horas después de una comida.
Las grasas y las proteínas también se convierten en muy pequeñas cantidades de glucosa, aunque lo hacen durante
un período más largo. Concretamente un 60% de la proteína consumida se transforma en glucosa a las 3-4 horas
después de una comida, pero como las proteínas suelen constituir solo un 10-20% del total consumo calórico, su
efecto sobre la glucosa sanguínea es mínimo. Asimismo, una pequeña parte de las grasas consumidas se convierte en
glucosa (10%), y el efecto sobre la glucosa se puede ver entre 4-8 horas después de ingerirse.¡.
Por lo tanto, las grasas y las proteínas no afectan la glucosa sanguínea de forma inmediata, por lo influyen muy poco
en las necesidades insulínicas. Si se consumen en grandes cantidades, sí, pueden afectar la glucosa sanguínea
muchas horas después de la comida, y pueden dar lugar a problemas como la obesidad, la enfermedad cardiovascular
y la hipertensión.

2. La identificación de los alimentos que contienen carbohidratos


Existe una creencia generalizada de que los únicos alimentos que contienen carbohidratos son los cereales, las pastas,
y los panes, y a menudo se ignora el hecho de que también contienen carbohidratos las legumbres, los tubérculos, las
frutas, la leche, las bebidas comerciales y los rebozados.
Además, hay que tener en cuenta que los términos hidrato de carbono, almidón y azúcar en esencia representan lo
mismo, ya que dichos alimentos, una vez consumidos, se convierten en glucosa. En cambio, hay que excluir la fibra
alimenticia de la cuenta de carbohidratos, ya que no es digestible.
Los carbohidratos se encuentran en los cereales y derivados, legumbres, ciertas verduras, frutas, leche y
derivados, dulces, bebidas, así como en algunos edulcorantes artificiales. La siguiente tabla contiene una lista
de algunos alimentos que contienen carbohidratos.

Tabla 1. Los alimentos que contienen carbohidratos.

Cereales y derivados Leche y productos lácteos

Pasta (blanca o integral) Leche y yogur entero o semi-desnatado

Pan (blanco o integral) Dulces

Arroz (blanco o integral) Caramelos o pasteles

Galletas saladas, palillos de pan, tostadas secas Galletas o helado

Maíz (granos, polenta, palomitas, harina de maíz) Mermelada, gelatina de fruta

Otros cereales (cebada, centeno integral, mijo, Miel


avena…)
Bebidas
Legumbres
Bebidas endulzadas
Alubias, lentejas, garbanzos, guisantes, habas
(tiernas o secas) Refrescos gaseosos

Soja (alubias o leche) Zumos de frutas con o sin azúcar añadido

Verduras Aperitivos no alcohólicos

Patatas Bebidas alcohólicas (vinos dulces, cervezas, licores,


aperitivos)
Verduras
Edulcorantes
Frutas
Sacarosa, glucosa, fructosa, lactosa, maltosa,
Frescas, secas o frutas en almíbar dextrosa, maltodextrina, jarabe de maíz

3. Aprender el contenido carbohidrático de los alimentos


Para identificar el contenido carbohidrático preciso de un alimento determinado, se hace indispensable consultar las
tablas de contenido nutritivo, en las cuales se detallan los gramos de carbohidratos por cada 100 gr de cada alimento.
Como estas tablas pueden resultar difíciles de interpretar, es mejor referirse a las tablas nutricionales simplificadas
que detallan los carbohidratos por 100 gr de los alimentos de frecuente consumo (véase la Tabla 2).

Tabla 2. Gramos de carbohidratos por 100 gr del alimento.

Carbohidratos Carbohidratos
Alimento por 100 gr
Alimento por 100 gr

Cereales Leche y productos lácteos

Arroz 81 gr Leche semi-desnatada 5 gr

Pasta 79 gr Yogurt de fruta (endulzado) 13 gr

Tortellini 50 gr Yogurt de fruta (sin endulzar) 6 gr

Pizza 53 gr Yogur natural semi-desnatado 4 gr

Pizza de harina blanca 58 gr Postres

Pan blanco 67 gr Tarta de manzana 39 gr

Pan integral 48 gr Tiramisú 52 gr

Pan de leche 48 gr Pastel Sacher 68 gr

Palillos de pan 68 gr Tarta San Honoré 36 gr

Galletas saladas 80 gr Crostata con mermelada 65 gr

Tostadas de desayuno 82 gr Crostata con nata 67 gr

Copos de Maíz 87 gr Galletas secas sencillas 84 gr

Muesli 72 gr Galletas de trigo integral 71 gr

Frutas Bollería rellena 67 gr

Piña fresca 10 gr Bollería de chocolate 50 gr

Melocotón 6 gr Croissant 58 gr

Kiwi 9 gr Cannoli con nata 43 gr

Melón 7 gr Krapfen con crema 56 gr

Plátano 15 gr Legumbres

Manzana 10 gr Alubias frescas 23 gr

Pera 9 gr Garbanzos secos 47 gr

Fresas 5 gr Guisantes congelados 13 gr

Higos 11 gr Verduras

Macedonia de frutas endulzada 17 gr Patatas fritas 30 gr

Zumo de frutas 14 gr Lechuga 2 gr

Zumo de frutas sin azúca 10 gr Tomates 3 gr

Azúcar Zanahoria cruda 8 gr

Zumo de naranja natural 8 gr

Bebidas

Vino tinto traza

Cerveza 3.5 gr

También se pueden preparar tablas más sencillas (de las dimensiones de una tarjeta de crédito) con información
sobre la cantidad de carbohidratos. Estas tablas se diseñan como una clase de “chuleta” para los pacientes. Algunas
personas prefieren utilizar las tablas en las que se agrupan los alimentos en raciones que contienen 5, 15, 25 gramos
de carbohidratos (Véase la tabla a continuación).

Alimentos a base de almidón: Lácteos:


Raciones con 25 gr de carbohidratos Raciones con 5 gr de carbohidratos

30 gr. tostada seca de desayuno 100 gr. leche

30 gr. galletas saladas 1 taza de yogur natural (125 gr)

35 gr. palitos de pan 1/2 taza de yogur con fruta (125 gr)

30 gr. pasta cruda

30 gr. arroz crudo Frutas:


Raciones con 15 gr de carbohidratos
40 gr. pan blanco
100 gr. plátano, mandarinas o uvas
50 gr. pan integral
150 gr. manzana, pera, piña, kiwi, ciruelas secas o cerezas
150 gr. patatas sin cocer
200 gr. naranjas, albaricoques o melón
170 gr. patatas chafadas
250 gr. melocotones, pomelos o frutas del bosque
80 gr. patatas fritas
300 gr. fresas
30 gr. harina
400 gr. sandía
120 gr. polenta

30 gr. copos de maíz

50 gr. pizza

50 gr. legumbres secas

200 gr. guisantes congelados

El contenido preciso de carbohidratos también se encuentra en las etiquetas de los productos alimenticios, los cuales
incluyen la información nutritiva total de los correspondientes alimentos. En estos casos hay que prestar especial
atención al tamaño de la ración y los gramos de carbohidratos que contiene cada ración.

Ejemplo de la etiqueta de un producto alimenticio: galletas integrales

Valores Por Por galleta


nutritivos 100 gr (10 gr)

Calorías 445 Kcal 45 Kcal

Proteínas 7.5 gr 0.8 gr

Grasas (total) 19.5 gr 2 gr


- saturadas 8.9 gr 0.9 gr
- monoinsaturadas 9 gr 0.9 gr
- poliinsaturadas 2 gr 0.2 gr

Carbohidratos (total) 60 gr 6 gr
- azúcares 21 gr 2.1 gr
- almidones 39 gr 3.9 gr

Fibra (total) 8.5 gr 0.9 gr


- soluble 2 gr 0.2 gr

Cómo contar los carbohidratos en las comidas complejas


Hay que prestar especial atención a los alimentos que contienen carbohidratos como una parte añadida, como por
ejemplo los rebozados, ya que se incluye en la cantidad total de los carbohidratos. Hay recetas que a primera vista no
parecen contener carbohidratos, aunque los incluye entre los ingredientes, como puede ser el uso del pan, patatas o
harina en la preparación de albóndigas, las verduras rellenas, el rosbif o el pollo relleno. Entre estos tipos de platos
destacan los canelones, las lasañas y aquellos tipos de alimentos que contienen bechamel (que contiene harina). El
mejor método de calcular el total de los carbohidratos de dichos platos es prepararlos en casa al menos una vez para
poder calcular los carbohidratos de la receta entera, y luego dividirlo por raciones individuales. Una vez hecho esto, se
puede determinar la cantidad de carbohidratos presente en una ración determinada.

Cómo calcular los tamaños de cada ración


Cuando se aprende a contar los carbohidratos, es esencial poder calcular la cantidad de cada ración, ya que si ésta es
incorrecta, el cálculo de los carbohidratos será poco preciso. De poco nos sirve saber que 100 g de pan contiene 67 g
de carbohidratos si no podemos reconocer un trozo de pan de 100 g. Por eso es importante usar una báscula de
cocina (capaz de pesar hasta 2 o 3 kilos y con incrementos de 1-2 gramos) o unas tazas de medida de líquidos, ya
que nos ayudan a aprender a contar los carbohidratos. Como no es realista siempre tener a mano una báscula de
cocina, la práctica con objetos comunes de cocina como tazas, cucharas, vasos y otros utensilios puede ayudarnos a
aprender a calcular las raciones que consumimos habitualmente. Y aunque existan medidas estandarizadas para los
utensilios de cocina como pueden ser tazas y vasos, al principio nos conviene pesar o medir la cuantidad de comida
que nuestros utensilios pueden acomodar en realidad. También podemos practicar al visualizar el tamaño de los pesos
y raciones. Siempre conviene primero aprender a calcular los gramos de los carbohidratos en los alimentos que
consumimos más a menudo y luego pasar a los alimentos más complejos y los que consumimos con menos
frecuencia. Además, es importante ser constante al practicar el cálculo de los carbohidratos, ya que llegar a dominar
este método nos puede costar varias semanas. Sin duda, la práctica en casa nos ayudará a calcular las raciones no
sólo en las comidas que preparamos en casa, sino también en restaurantes, pizzerías, en las casas de nuestros
amigos y en los establecimientos de comida rápida. Se recomienda que durante la etapa de aprendizaje el paciente
intente mantener una cantidad fija de carbohidratos para cada comida mientras practique incluir una variedad de tipos
de alimentos.

Cantidades habituales equivalentes en los utensilios de casa

1 vaso de leche 250 ml

1 taza de té 150 ml

1 vaso de agua 200 ml

1 copa de vino 100 ml

1 cuchara 5 gr de azúcar

1 cuchara sopera 10 gr de azúcar

1 cuchara de servir (llena) 120 ml

Nota: las cantidades detalladas arriba se basan en los utensilios habituales


y cada paciente tendrá que verificar dichas cantidades con los utensilios
particulares que tiene en casa.

Una vez calculado el peso de una ración, se puede multiplicar por el porcentaje de carbohidratos de un alimento
determinado (utilizando la tabla arriba mencionada) y luego dividir por cien. El resultado es la cantidad de
carbohidratos que se contiene en una ración en concreto.

Ejemplo:
Peso del alimento (ración) X porcentaje de carbohidratos / 100 = Carbohidratos en una ración determinada
Al sumar todos los carbohidratos de una comida determinada, se puede llegar a un cálculo razonable de los
carbohidratos consumidos en una comida. Véase el siguiente ejemplo

Pasta con salsa de tomate 90 gr 90 x 72 : 100 = 64,8

Queso parmesano 1 cucharada

Pollo asado 120 gr

Patatas fritas 200 gr 200 x 30 : 100 = 60

Aceite de oliva 1 cucharada

Pan 50 gr 50 x 60 : 100 = 30

Vino tinto 1 vaso

1 pera 150 gr 150 x 9 : 100 = 13,5

Carbohidratos en Total 168,3

Si se utilizan tablas estandarizadas de contenido de carbohidratos, hay que calcular la medida de la ración del
alimento en cuestión.

Ejemplo:
Si un paciente consume 60 gr de pan blanco, él sabe que 40 gr contiene 25 gr de carbohidratos. Para determinar
cuántos carbohidratos hay en 60 gr hay que tomar en cuenta que 60 g de pan = 1 1/2 raciones. Por lo tanto, el
contenido de carbohidratos seria 25+25/2= 37,5 gr.

Otros factores a tomar en cuenta


Además de contar los carbohidratos, es importante que la persona diabética tome en cuenta otros factores que
influyen en el metabolismo de los carbohidratos, como pueden ser las grasas, las fibras, las proteínas y el índice
glucémico de los alimentos. El consumo en exceso de las grasas y fibras ralentiza la absorción de los carbohidratos y
su efecto en los niveles de glucemia postprandiales. Los alimentos que son ricos en grasas también pueden contribuir
a la resistencia insulínica 8-16 horas después de su consumo. Un consumo de proteínas más elevado de la cantidad
diaria recomendada (10-20%) también puede contribuir a aumentar el nivel de glucosa sanguínea varias horas
después de una comida. Por ejemplo, una cena que consiste en grandes cantidades de varios tipos de carne puede
resultar en una glucosa sanguínea elevada a la mañana siguiente.

El índice glucémico
El índice glucémico de los alimentos es un número que indica cómo un alimento determinado afecta los niveles de
glucosa sanguínea postprandiales. En concreto, el número indica hasta qué punto un alimento determinado puede
elevar el nivel de la glucosa sanguínea, utilizando como punto de referencia el pan blanco, un hidrato de carbono de
rápida absorción, y asignándole a dicho alimento el número 100. A los alimentos se les asignan un número de 1 a
100, y cuanto más alto el número, más rápido se digiere y se absorbe el alimento y por lo tanto repercute en el nivel
de glucosa sanguínea. La Tabla siguiete detalla los índices glucémicos de algunos alimentos en comparación con el
pan blanco. Las patatas, los copos de maíz y el arroz blanco tienen un índice glucémico alto y entran en la sangre en
la forma de glucosa más rápido que las legumbres, que tienen un índice glucémico bajo y se absorben y entran en la
sangre más lentamente.
El índice glucémico de algunos alimentos, utilizando como punto de referencia de rápida absorción el pan blanco.
Para calcular el índice glucémico respecto a la glucosa, hay que multiplicar por 0,73

Glucosa 137 Guisantes 68

Arroz inflado 128 Uvas 66

Copos de maíz 119 Melocotones 66

Miel 104 Macarrones 65

Patatas hervidas 104 Naranja 63

Zanahorias 101 Manzana 54

Mashed potatoes 100 Spaghetti 53

Pan Blanco 100 Pera 52

Gnocchi 95 Yogurt (natural) 51

Piña Cebada/centeno 48

Sandía 93 Leche semi-desnatada 46

Sacarosa de caña pura 92 Albaricoques 44

Helado 86 Alubias secas 42

Arroz Blanco 83 Lentejas 42

Muesli 80 Pomelo 36

Plátano 77 Fructosa 32

Chocolate 70 Cerezas 32

El índice glucémico sólo contempla los tipos de carbohidratos y no incluye la cantidad, y por lo tanto no influye en la
dosis de insulina pre-ingesta. Por ejemplo, los cincuenta gramos de carbohidratos de un determinado alimento se
deberían calcular con la dosis de insulina antes de comer, sin tener en cuenta que el índice glucémico sea 25 o 98. Es
más, sean lo que sean los gramos de carbohidratos que se consumen y la cantidad de insulina que se administre, hay
que anticipar valores de glucemia sanguínea más altas 1-2 horas después de consumir un alimento con un alto índice
glucémico.
Entre cuatro y cinco horas después de consumir una comida de bajo índice glucémico, la glucosa sanguínea debería
volver a los niveles pre-ingestos. Para evitar una glucosa alta 1-2 horas después de una comida, el paciente debería
consumir alimentos de bajo índice glucémico o añadir grasas o fibra alimenticia a la comida para ralentizar la
absorción y la digestión de los alimentos consumidos. Para los pacientes que utilicen la bomba de insulina, es posible
utilizar distintos tipos de bolos en función del contenido de la comida: para las comidas de alto índice glucémico, es
mejor utilizar un bolo estándar; y para las comidas de bajo índice glucémico se recomienda un bolo de onda cuadrada.

El índice glucémico no es un número exacto, ya que puede variar de caso a otro en función de la cantidad de grasa o
proteína presente en una comida, el tipo de fibra y su cantidad, y la tasa o el orden en que se consumen los alimentos
de una comida. El hecho de que algunos carbohidratos se pueden comer crudos y otros cocidos, la zona geográfica en
que se produce el alimento, y el momento de la cosecha (fruta madura versus fruta verde) también influyen en el
índice glucémico de dichos alimentos. Con la experiencia y los autocontroles de glucemia, el paciente puede aprender
a reconocer su propia respuesta sanguínea a los distinto alimentos, y por lo tanto su propio índice glucémico. El
paciente podrá ver que pequeñas cantidades de ciertos alimentos como la pizza puede dar un efecto no esperado en
la glucemia sanguínea y por lo tanto pueden ajustar sus dosis de insulina, la cantidad que comen o incrementar la
actividad física para poder acomodar dichos alimentos. Aunque el índice glucémico no es un sustituto para la cuenta
de los carbohidratos, sí se puede utilizar para alcanzar un mejor control de la glucosa sanguínea.

La carga glucémica
Se propone la carga glucémica para ayudar a anticipar la respuesta glucémica a las comidas. Se obtiene la carga
glucémica de un determinado alimento al multiplicar el índice glucémico por la cantidad de carbohidratos que contiene
una determinada ración de dicho alimento. Se calcula la carga glucémica total de una comida al sumar la carga
glucémica de cada uno de los alimentos que componen dicha comida. El uso de la “carga glucémica” ayuda a entender
mejor la importancia de las cuantidades de los carbohidratos. Por ejemplo, compare 400 gr de uvas con 50 gr de
panes de desayuno sin mantequilla. Las uvas tienen un índice glucémico de aproximadamente 55, mientras el de los
panes llega a 65. Dado que 400 gr de uvas contiene unos 60 gr de carbohidratos, la carga glucémica es 60 x 55 =
3300
Por otro lado, 50 gr de panes de desayuno contienen unos 35 gr de carbohidratos, por lo que su carga glucémica es
35 x 65= 2275, más baja que la ración de uvas. Este sencillo ejemplo demuestra lo engañoso que puede ser una
generalización basada estrictamente en el contenido de carbohidratos y el tipo de alimento, lo cual podría llevarnos a
pensar erróneamente que la fruta siempre es mejor que el pan, sin especificar el tipo y la cantidad consumida.
Ya que es difícil en práctica tomar en cuenta a la vez el índice glucémico y la cantidad de carbohidratos de un alimento
determinado, se le aconseja al paciente aprender a contar los carbohidratos y luego recordar por ejemplo, que la
misma cantidad de patatas sube la glucosa sanguínea más rápido que el pan, que se absorbe más rápido que las
frutas y legumbres.

La aplicación de la cuenta de carbohidratos


Una vez que el paciente haya aprendido a identificar los alimentos que contienen carbohidratos, y que pueda calcular
el contenido en raciones individuales y mantener este equilibrio dentro de una comida, es hora de aprender sobre las
proporciones entre la insulina y los carbohidratos. Las proporciones de insulina-carbohidratos indican la cantidad de
carbohidratos que una persona puede metabolizar por unidad de insulina administrada y permite la adecuación de la
dosis de insulina pre-ingesta a la cantidad de carbohidratos a consumir. En la mayoría de los casos, el ratio insulina-
carbohidratos se equivale a 1 IU de insulina por 10-15 g de carbohidratos. Dicho ratio puede variar en función del
peso de la persona, su sensibilidad a la insulina, sus niveles de actividad física y la presencia de otras enfermedades o
condiciones crónicas.
Por eso se aconseja que sea un médico el que determine la proporción insulina/carbohidratos y se haga de forma
personalizada. Aunque hay muchas maneras de determinar dicha proporción, si el objetivo es un óptimo control
metabólico, se recomienda utilizar el mismo método cada vez para una persona determinada.

Las ventajas de contar los carbohidratos


Al calcular los carbohidratos resulta más fácil mantener un buen control glucémico, y a la vez el método proporciona
cierta flexibilidad en términos de la dieta y el estilo de vida. Seguramente en esta característica positiva reside la
razón por la que éste es el método más ampliamente aceptado por los pacientes diabéticos tipo I. Aunque el éxito de
este método requiere el compromiso del paciente, son considerables las ventajas en cuanto a una mayor flexibilidad a
la hora de planificar las comidas y la satisfacción de poder gestionarse la dieta para un buen control de la glucosa
sanguínea.

El compromiso del paciente


El paciente que decide aprender a contar los carbohidratos debería estar preparado para hacerse autocontroles de su
glucemia sanguínea varias veces al día (antes y después de las comidas, a media mañana, a media tarde, a las 3 de
la madrugada), mantener un diario de los niveles de glucosa sanguínea y las comidas consumidas, la hora de
consumo y la cantidad de insulina administrada a las horas de las comidas (la insulina basal se suele mantener fija).
Estos registros permitirán la detección por parte del dietista o especialista de los posibles errores del paciente, sean
relacionados con la dosis de insulina, la selección del alimento o si hay que modificar la insulina, y permite verificar
que el paciente se alimente de manera equilibrada. Y más importante aún, estos registros ayudarán a entender
cuántos gramos de carbohidratos se metabolizan por unidad de insulina.

Riesgos y desventajas de contar los carbohidratos


Existen unos cuantos riesgos y desventajas de contar los carbohidratos, que hay que tomar en cuenta:

•la correcta aplicación de este método requiere la asistencia de un equipo sanitario calificado y con
experiencia;
•es necesario tener cierta aptitud al hacer los cálculos; y
•existe la posibilidad de aumentar de peso si no se controla el consumo de grasas y proteínas.

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