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TEMA 1 – LA CIENCIA DEL DERECHO

CONSTITUCIONAL

1. EL FENÓMENO JURÍDICO Y SUS DIMENSIONES


Aunque el Derecho no sea la única forma de resolver los conflictos, asistimos a
una creciente juridificación de la vida social.

- El Derecho, presente en toda sociedad humana (ubi societas ibi ius), es un


sistema de resolución de conflictos conforme a criterios de justicia
comúnmente aceptados, y recogidos en las normas por las que se rige cada
sociedad concreta.

- El Derecho impone obligaciones, deberes personales, limitando así la libertad


humana. Pero a la vez, esos deberes se establecen como contrapartida a
derechos igualmente reconocidos.

- La práctica del Derecho genera un conocimiento científico que convierte al


Derecho en una verdadera ciencia.

- Como ciencia que es, el Derecho tiene un objeto formal (el estudio de las
relaciones interpersonales desde la perspectiva de la justicia) y un método: el
análisis teórico-dogmático y abstracto de conceptos e instituciones a partir de
normas concretas, sin perder de vista la perspectiva práctica que aportan la
realidad sobre la que se aplica, la historia, la evolución de dichas instituciones,
y la jurisprudencia de los tribunales (Castellà Andreu). Ahora bien: ese objeto y
método común no impide que dentro de la ciencia del Derecho puedan
distinguirse diferentes “ramas” o sectores, que presentan singularidades en
función del objeto material que estudian.

- La reflexión en torno a lo que es justo, y la consiguiente necesidad de encontrar


un parámetro conforme al cual valorar la adecuación o no de las reglas jurídicas
al ideal de justicia, fue lo que llevó a los clásicos a plantear la distinción entre
Derecho natural y Derecho positivo. Por tanto, detrás de la distinción entre
Derecho natural y Derecho positivo se encuentra, como gran interrogante, la
búsqueda del Derecho justo. Las múltiples soluciones ofrecidas como criterio
para medir la justicia de las normas jurídicas, pueden reconducirse a dos
posturas básicas –iusnaturalismo e iuspositivismo-.

- La diversidad de enfoques y perspectivas en torno a la búsqueda del derecho


justo, se debe a la doble condición del Derecho como objeto de conocimiento
científico y, al mismo tiempo, como saber práctico que permite extraer la

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correspondiente consecuencia jurídica cuando, mediante el correspondiente
juicio o razonamiento, el acto humano es comparado con una norma
previamente proclamada.

- De acuerdo con ello, se suelen distinguir hasta cuatro niveles distintos en el


conocimiento jurídico, según el mayor o menor grado de abstracción aplicado;
es decir, en función de la mayor o menor distancia entre el proceso mental de
raciocinio y la realidad.

a) El nivel de mayor abstracción es el filosófico. La Filosofía del Derecho se pregunta


qué es el derecho, qué es la justicia. No es, pues, propiamente Derecho, sino la
reflexión filosófica sobre el mismo.

b) El nivel científico, que ordena y depura todo el conjunto de conocimientos


acumulados a lo largo de los siglos en torno a la dogmática jurídica (entendiéndose por
tal el conjunto de saberes científicos sobre el Derecho que son independientes del
Derecho positivo concreto vigente en los diversos países). Se trata de la Ciencia del
Derecho propiamente dicha.

c) El nivel técnico consiste en el desarrollo más práctico y concreto de los contenidos


del nivel científico, con un grado aún menor de abstracción. Se trata de la técnica
jurídica (al fin y al cabo, técnica de la justicia) para dotar al Derecho de efectividad.

d) El nivel prudencial, el de menor abstracción, corresponde al momento de la


aplicación de los otros tres niveles a un caso determinado, a un conflicto jurídico
concreto (real o imaginario), especialmente al dictar sentencia un tribunal
competente. Sería más un arte que una ciencia o una disciplina académica, dada su
practicidad: el arte de distinguir lo justo de lo injusto, la virtud de la jurisprudencia.

- Como se puede apreciar, el mundo del Derecho gira esencialmente en torno a


la norma, a la normatividad. Ahora bien: la variedad de posibles niveles o enfoques
que someramente han quedado expuestos termina de confirmarnos, por si alguna
duda hubiera, que el fenómeno jurídico es una realidad pluridimensional. Pueden
distinguirse, al menos, tres facetas o vertientes, inseparablemente unidas y que se
complementan entre sí: la fáctica, la normativa y la valorativa, de tal modo que el
Derecho se manifiesta a la vez como hecho, como norma y como valor

a) Dimensión fáctica: el Derecho como producto de la creatividad humana, como un


hecho social y cultural, variable pero permanente.

b) La dimensión normativa permite distinguir el Derecho actúa en la vida social con la


pretensión de implantar una determinada ordenación sobre el sistema de relaciones, y
no otra. Preside tanto el comportamiento del individuo, como la propia organización
social del grupo en el que opera.

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c) La dimensión valorativa se deduce de la anterior, pues la funcionalidad reguladora
del Derecho se apoya siempre en una previa selección de valores, optando por la
implantación de un determinado orden social en lugar de cualquier otro. Dichos
valores o criterios son, obviamente, variables según el tiempo y el lugar, pero
mantienen una coincidencia básica, convergen en un núcleo ético mínimo y
fundamental.

- Quien pretenda aplicar acertadamente el método jurídico deberá tener un


suficiente conocimiento previo de las realidades políticas, históricas, filosóficas,
históricas, sociológicas y económicas que han conducido al conflicto jurídico al que se
pretende dar respuesta.

- En este sentido, la Sociología actuaría como ciencia auxiliar, ya que


proporciona esos datos imprescindibles para el jurista

- En cuanto a la Ciencia Política, sucedería en principio lo contrario: el Derecho


aparece como subordinado a la Política (y ambas ciencias lo estarían a su vez a la
Ética), ya que toda construcción jurídica parte necesariamente de unos determinados
postulados ético-políticos. Lo cual no impide, lógicamente, que el poder político se
sirva del asesoramiento de los juristas a la hora de diseñar el contenido de las normas.

- Si hasta aquí hemos contemplado el Derecho como ciencia, técnica, arte,


disciplina académica, norma, hecho, valor, etc., tendremos ahora que considerarlo
como sistema: en cada comunidad política, el Derecho se presenta como
ordenamiento jurídico.

2. EL ORDENAMIENTO JURÍDICO COMO SISTEMA


- El término fuentes del Derecho sirve para diferenciar las distintas normas que rigen
en una determinada comunidad política estatal, en función de su procedencia y de su
forma de manifestarse o exteriorizarse (ley, decreto, tratado internacional, etc.).

- El término ordenamiento jurídico alude a la idea de orden, al articularse todas las


normas en un sistema coherente, que descansa en última instancia en una norma
suprema, la Constitución, fundamento de todas las demás.

- Los diferentes órganos a los que la Constitución dota de capacidad normativa


emanan esas disposiciones, que se organizan mediante unos principios o criterios de
convivencia interna, para evitar contradicciones, vacíos o lagunas, así como para
solucionarlas en caso de producirse, dotando así de unidad al sistema (sistema de
fuentes).

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- La idea de sistema normativo requiere que el conjunto de normas existentes formen
un todo, un conjunto: a) coherente, b) completo y c) reconducible a la unidad.

a) Coherencia: inexistencia de normas incompatibles por contradictorias.


Existen criterios para resolver esas antinomias en caso de que lleguen a producirse.

b) Plenitud o completitud: el que el ordenamiento sea completo, o al menos


completable, de modo que no haya ningún supuesto de hecho que carezca de una
respuesta jurídica (cuando se busca deliberadamente esa ausencia de regulación, se
habla de anomia). Con el fin de solventar esas posibles lagunas, se acude a técnicas de
autointegración y heterointegración. La primera busca en el propio ordenamiento una
respuesta jurídica a esa situación no regulada (acudiendo, por ejemplo, a la analogía,
que supone aplicar a un supuesto de hecho no regulado las consecuencias jurídicas
establecidas en una norma que no prevé ese supuesto, pero sí otro similar). Por su
parte, la heterointegración consiste en llenar los vacíos normativos acudiendo a
normas de un ordenamiento distinto.

c) En cuanto a la unidad, se logra cuando todas las normas del ordenamiento


responden a las condiciones formales y materiales de validez establecidas en una
norma única. Esta norma suprema es la Constitución, fuente de validez de las demás.

- El ordenamiento está compuesto por el conjunto de normas válidas y vigentes que


rigen una determinada sociedad.

a) Validez: las normas han sido creadas por el órgano competente, de acuerdo
con el procedimiento establecido y bajo la forma (fuente) adecuada. La respuesta a la
falta de validez de una norma es su nulidad, que tendrá que ser declarada por el
tribunal competente en cada caso.

b) La vigencia significa que la norma ha sido aprobada y publicada, estando por


tanto en condiciones de ser aplicada y de producir efectos jurídicos. Alude, por tanto, a
la sucesión temporal de las normas: la derogación supone la pérdida de vigencia de
una norma porque otra posterior así lo establece. Se produce de forma automática, y
su momento coincide normalmente con la entrada en vigor de la norma posterior. La
derogación puede ser total o parcial; expresa o tácita.

- Como principio general, toda situación debe estar regida por una y sólo una norma.

- Prohibición de non liquet, artículo 1.7 del Código Civil: “Los jueces y tribunales tienen
el deber inexcusable de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan,
ateniéndose al sistema de fuentes establecido”; reforzada además por la sanción penal
para el juez o magistrado que se niegue a juzgar “sin alegar causa justa legal, o so
pretexto de oscuridad, insuficiencia o silencio de la ley”, art. 448 del Código Penal).

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- Si, por el contrario, son dos o más normas las que regulan un mismo supuesto, el juez
deberá optar por una de ellas de acuerdo, fundamentalmente, con una serie de
criterios, que permiten resolver los conflictos entre normas mediante la ordenación de
las fuentes en que dichas normas se manifiestan o exteriorizan. Se trata de los
principios de jerarquía, competencia, temporalidad y especialización.

a) El principio de jerarquía normativa, expresamente recogido en la


Constitución española (art. 9.3). Las normas de superior nivel o rango prevalecen, en
caso de conflicto, sobre las de rango inferior, que en ningún caso pueden contradecir a
aquéllas. La idea de jerarquía normativa está en el origen de los conceptos de fuerza
activa (capacidad de una norma para modificar o derogar otra anterior de igual o
inferior rango) y fuerza pasiva (la que una norma tiene frente a otra de rango inferior,
que por tanto no puede derogarla ni modificarla). Básicamente son tres los grados o
escalones que pueden distinguirse en la jerarquía normativa del ordenamiento
español: constitucional, legal (leyes y normas con rango y valor de ley) y
reglamentario. El principio de jerarquía solo resulta de utilidad dentro de un mismo
ordenamiento o subsistema jurídico

b) La multiplicidad de niveles normativos viene a sustituir (o al menos a


matizar) la mencionada unidad del ordenamiento: son varios ordenamientos los que
han de articularse como uno solo. En este contexto, el principio de competencia resulta
de gran utilidad para compensar las deficiencias o dificultades con las que se
encuentra el de jerarquía. El principio de competencia significa que, en caso de
conflicto entre dos o más normas, debe prevalecer aquella que haya sido dictada por el
órgano o ente territorial a quien el ordenamiento atribuye competencia sobre esa
materia.

c) El principio de especialidad (lex specialis derogat generalis) significa que


cuando dos normas regulan un mismo supuesto de hecho, debe darse preferencia a la
más específica sobre la más general. Se prefiere la norma especial sobre la norma
generalSe trata de la simple prevalencia de la norma especial (no de la nulidad de la
norma más general), y opera cuando ambas normas en conflicto recaen sobre un
objeto al menos parcialmente común.

d) El también principio de temporalidad, o de sucesión cronológica, significa que


si dos normas regulan un mismo supuesto de hecho de forma diferente, debe darse
prevalencia a la norma posterior El criterio de temporalidad se aplica por tanto solo en
el caso de que las dos normas en conflicto se hubieran producido dentro de un mismo
ámbito de competencia, tengan el mismo rango jerárquico y regulen con la misma
generalidad el supuesto de hecho controvertido.

- El estudio de las fuentes del Derecho ha correspondido tradicionalmente al Derecho


Civil.

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a) Muchos de los principios que dotan de coherencia y plenitud al ordenamiento
jurídico están en el Título Preliminar (redactado en 1974) del Código Civil español.En dicho
cuerpo legal la enumeración de las fuentes del Derecho: la ley, la costumbre y los principios
generales del Derecho, así como los tratados internacionales, y la jurisprudencia como fuente
complementaria (art. 1, apartados 1, 5 y 6); el principio de jerarquía normativa: “Carecerán de
validez las disposiciones que contradigan otra de rango superior” (art. 1.2); la regla general de
la entrada en vigor de las leyes a los veinte días de su publicación oficial salvo que en ellas se
disponga otra cosa (art. 2.1); los criterios generales sobre la interpretación de las normas
“según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes
históricos y legislativos, y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo
fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquéllas” (art. 3.1); la equidad y la analogía como
otros dos instrumentos lícitos para la interpretación jurídica, aunque sometidos a fuertes
limitaciones (arts. 3.2 y 4); la regla según la cual la ignorancia de las leyes no excusa de su
cumplimiento (art. 6.1); la aplicación supletoria de los principios generales del Derecho a falta
de ley y costumbre (art. 1.4), o de las disposiciones del propio Código Civil para colmar lagunas
a falta de disposiciones expresas en otras leyes (art. 4.3), etc.

b) Limitaciones a la equidad en el artículo 3.2 del Código Civil, según el cual: “La
equidad habrá de ponderarse en la aplicación de las normas, si bien las resoluciones de los
Tribunales solo podrán descansar de manera exclusiva en ella cuando la ley expresamente lo
permita”. Por equidad debe entenderse el sentido natural de lo justo, el recto y natural sentido
de justicia (Gómez de Liaño). Respecto de la analogía (técnica de autointegración), el art. 4.2
CC establece que “Las leyes penales, las excepcionales y las de ámbito temporal no se
aplicarán a supuestos ni en momentos distintos de los comprendidos expresamente en ellas”.

- Sin embargo, la consolidación del papel de la Constitución como norma jurídica


suprema trae como consecuencia que el Derecho Constitucional pase a asumir el papel
de “nuevo Derecho común”, y que la propia Constitución se convierta no solo en fuente
de validez del resto de normas del ordenamiento dotando así de unidad y coherencia al
mismo, sino además en norma sobre la producción de normas (fuente de fuentes o
norma normarum), que incluye como uno de sus contenidos básicos cuáles son las
diferentes categorías o tipos normativos, los órganos que las elaboran y aprueban, los
procedimientos para ello y el ámbito y límites competenciales de cada una de esas
categorías.

3. EL DERECHO CONSTITUCIONAL EN EL SISTEMA DE LAS CIENCIAS


A. Para estudiar el Derecho Constitucional como ciencia, en primer lugar hay que
ubicarlo dentro de la distinción, tradicional en el panorama jurídico, entre Derecho
privado y Derecho público. Se establecen estas dos grandes zonas dentro del derecho
positivo en función de que los conflictos sean, respectivamente, entre los particulares
o con la organización social. No se trata, sin embargo, de una división tajante, porque

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lo que atañe al Estado también interesa a todos y cada uno de sus miembros y
viceversa.

Se han dado diversos criterios para distinguir el Derecho público del privado, si
bien hoy en día el Derecho público ha ido expandiéndose de tal modo que pocos
sectores del Derecho pueden ser considerados estrictamente privados. Por eso la
distinción resulta hoy más compleja que cuando se enunciaron esos criterios que, por
lo demás, presentan numerosas excepciones.

- Patrimonialidad o no patrimonialidad del interés defendido. Se sostiene, en este


sentido, que el Derecho privado tiene siempre un contenido patrimonial,
mientras que el Derecho público tutela intereses superiores de la persona
(vida, honor, libertad, etc.).

- Forma de protección. Por regla general, el Derecho privado se caracteriza


porque su defensa ha de ser solicitada por el titular lesionado (“acción
privada”, actuación “a instancia de parte”), mientras que lo peculiar del
Derecho público es que se restablece “de oficio”, es decir, por la acción de los
propios órganos del Estado (“acción pública”).

- Carácter necesario o voluntario de las normas que los regulan. En general, el


Derecho público es inderogable por los particulares e incluso por los órganos
públicos; en cambio, el Derecho privado es voluntario (es decir, que si los
sujetos implicados lo desean, puede no aplicarse para casos concretos).

- Posición de los sujetos en la relación jurídica: en las relaciones jurídicas de


Derecho privado, los dos sujetos están en plano de igualdad; en tanto que en
las relaciones de Derecho público, los órganos de esta naturaleza se
encuentran en posición de supremacía sobre los particulares.

- Ramas del Derecho Público y del Derecho Privado. ¿Dónde ubicar el Derecho
Constitucional?

El estudio del Derecho Constitucional y de su objeto parte de ubicar esta rama


jurídica dentro de las ciencias del Derecho público, junto con otras que tienen sus
propias características (Derecho Administrativo, Penal, Procesal…). Por ello resulta
necesario precisar las notas que, dentro del Derecho público, caracterizan
específicamente a las normas de Derecho Constitucional.

- El Derecho Constitucional es el que estudia la Constitución de los Estados. En


sentido material es la estructura esencial de un Estado, es decir, quién ejerce el
poder y con qué límites lo ejerce. En un sentido formal, la Constitución es la ley
fundamental que establece la estructura esencial de cada Estado, y a la cual
quedan sometidas todas las leyes y demás normas jurídicas.

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- Por lo tanto, el objeto fundamental de estudio del Derecho Constitucional es el
poder del Estado, porque donde hay separación de poderes y garantía de los
derechos fundamentales el poder está sometido a normas jurídicas (“Estado de
Derecho”) y por eso los gobernantes no pueden tratar a los ciudadanos de
manera arbitraria. En consecuencia, el Derecho Constitucional estudia la forma
de organización política de un país (si es monarquía o república, cuál es su
sistema político, cómo se elige al Parlamento, cómo se pone y se quita al
Gobierno, etc.) y los derechos fundamentales que se garantizan a las personas
en ese Estado (libertad ideológica, libertad de expresión, derecho a elegir a los
representantes, derecho a la vida, derecho de propiedad, derecho a la
igualdad, etc.

- El Derecho Constitucional estudia la Constitución de cada país. Pero además,


los principios fundamentales de cada rama del Derecho (Civil, Penal, Procesal,
Administrativo, Laboral, Mercantil, Financiero, etc., están en la Constitución.
Esto significa que actualmente el Derecho Constitucional, más que ser
considerado como una rama o sector del Derecho Público del Estado (como lo
ha sido tradicionalmente), debe ser entendido como el supremo Derecho
positivo, que determina y contiene las bases de todas las otras ramas del
Derecho, público o privado, y por tanto los principios del ordenamiento
jurídico general, sus instituciones y sus fuentes (García Cuadrado).

- Como conclusión, en la actualidad el Derecho Constitucional es una especie de


nuevo Derecho Común, similar a lo que en otro tiempo fue el Derecho Romano
y después el Derecho Civil. La razón de la supremacía del Derecho
Constitucional es doble: por una parte, el carácter de norma suprema del
Estado que se confiere a la Constitución (en la que se encuentran los “títulos de
los capítulos”, tétes des chapitres, del resto de las ramas jurídicas, en conocida
expresión de Pellegrino Rossi), y por otra el contenido de la Constitución como
ordenación básica de una comunidad política.

B. Contenido del Derecho Constitucional y de la Constitución: las normas de


Derecho Constitucional se caracterizan por buscar la garantía de la libertad en el seno
de la comunidad política, y regulan las materias directamente relacionadas con dicha
garantía básica de la libertad. A este respecto, hay dos tipos de normas que destacan
como “naturalmente” integradas en el Derecho Constitucional: las que reconocen y
garantizan los derechos individuales y las que organizan los poderes básicos del Estado.

- En primer lugar, integran el Derecho Constitucional las normas que declaran y


protegen los derechos de los ciudadanos en cuanto tales. Desde el comienzo del
movimiento constitucionalista, a finales del siglo XVIII (véase Capítulo 3), la
formulación de una declaración de derechos aparece como la primera tarea que llevar

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a cabo para asegurar la libertad del individuo (Ejemplo: Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, de 1789, texto ligado a la Revolución francesa).

- En segundo lugar, aparece otro tipo de normas: las que organizan los poderes del
Estado. La organización jurídica del poder supone el sometimiento de éste al Derecho y,
por ende, su limitación en garantía de la libertad. Son también, por tanto, normas de
Derecho Constitucional, aquellas que regulan las líneas básicas de las instituciones
políticas fundamentales del Estado, y la distribución del poder entre las mismas. Y ello,
tanto en cuanto al diseño de los órganos fundamentales del Estado (Parlamento,
Gobierno, Corona, Altos Tribunales) como respecto a la configuración territorial del
Estado (Estado unitario, regional, federal).

- En suma, las normas organizativas u orgánicas del Derecho Constitucional se inspiran


en el principio de limitación del poder, mediante la división y distribución de los
poderes (división del poder como garantía de la libertad). Esta definición material del
Derecho Constitucional aparece como la más directamente relacionada con su origen
histórico: en los expresivos términos del artículo 16 de la Declaración de Derechos del
Hombre y del Ciudadano leemos que “Toda sociedad en la cual la garantía de los
derechos no esté asegurada, ni la separación de poderes establecida, no tiene
Constitución”.

C. La evolución histórica del Derecho Constitucional ha hecho posible que, sin


prescindir del criterio material que acabamos de ver, se definan las normas de
Derecho Constitucional desde una perspectiva formal, como aquellas normas dotadas
de un especial rango y fuerza dentro del ordenamiento; rango y fuerza que las
protegen y diferencian respecto de las normas ordinarias. Esto es, las normas de
Derecho Constitucional son normas supralegales. A este respecto, no podemos olvidar
a James BRYCE, autor que acuña la conocida distinción entre constituciones flexibles y
constituciones rígidas (Capítulo 6).

En efecto, el carácter fundamental exige una especial estabilidad de estas


normas, así como que queden protegidas frente a eventuales ataques o vulneraciones,
siendo especialmente resistentes a tal posibilidad. Ese carácter supremo se refleja en
dos peculiaridades:

a) Las formas de elaboración y modificación de las normas de Derecho


Constitucional son distintas, y más rígidas, que las correspondientes al resto de las
normas (leyes orgánicas, leyes ordinarias, etc.). El Derecho Constitucional se integraría,
pues, por normas rígidas de difícil o incluso, en ocasiones, imposible reforma.

b) El carácter supralegal de las normas de Derecho Constitucional se ha


traducido, sobre todo a partir de la primera posguerra mundial, en la introducción de
procedimientos destinados a asegurar la efectiva preeminencia de las normas
constitucionales respecto del resto del ordenamiento; esto es, la introducción de un

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control de constitucionalidad sobre el resto de normas y actos de los poderes públicos,
para asegurar que no contradigan lo establecido en el texto constitucional. Este
control, en su forma más desarrollada, se lleva a cabo por órganos jurisdiccionales; y
más concretamente, en el modelo más extendido, por Tribunales constitucionales
como órganos especializados.

De todo ello resulta, como descripción aproximativa, que se integran en el


Derecho Constitucional aquellas normas que regulan, en garantía de la libertad del
individuo en una comunidad política organizada, las posiciones jurídicas fundamentales
de los ciudadanos frente al Estado y la distribución de poder entre los principales
órganos de éste.

D. Con independencia de lo que en cada momento histórico y en cada país


concreto se explique bajo el rótulo de “Derecho Político” o “Derecho Constitucional”,
nuestra ciencia puede estudiarse desde distintos enfoques metodológicos, desde
diversas perspectivas, dando lugar a sectores claramente diferenciados dentro de la
disciplina. En concreto puede hablarse de un Derecho Constitucional general, un
Derecho Constitucional particular y un Derecho Constitucional comparado.

- Se denomina Derecho Constitucional general (también llamado “Teoría de la


Constitución”) a la dogmática jurídica de esta rama del Derecho; es decir, al conjunto
de conceptos, definiciones, clasificaciones y categorías que son independientes del
Derecho positivo concreto de cada uno de los distintos Estados. La Teoría de la
Constitución estudia, por ejemplo, las distintas clasificaciones de las Constituciones, el
proceso de creación de una nueva Constitución, las formas de modificar las
Constituciones, las reglas de interpretación de las mismas, etc.

- El Derecho Constitucional particular es el que estudia una Constitución concreta y


determinada, y así se habla de Derecho Constitucional alemán, italiano o español, por
ejemplo. Dicho estudio puede referirse a una Constitución vigente o a alguna de las
que existieron en un momento anterior y que hoy han desaparecido o han sido
sustituidas (Historia constitucional de Francia, de España, etc.).

- El Derecho Constitucional comparado, pone en relación el de unos países con el de


otros, y puede entenderse a su vez de dos formas: como la simple yuxtaposición o
sucesión de los Derechos constitucionales particulares de los diferentes Estados (de
manera que el índice de un libro de este tipo sería: 1. Derecho Constitucional francés;
2. Derecho Constitucional alemán; 3. Derecho Constitucional británico; 4. Derecho
Constitucional norteamericano, etc.) o bien, en su versión más moderna y precisa,
como el estudio simultáneo y comparativo de las instituciones políticas comunes a
diversos Estados (como los diversos sistemas electorales que hay en el mundo, el
funcionamiento de los Parlamentos, cómo es la moción de censura en los países que la
tienen, etc.).

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La diferencia entre el Derecho Constitucional general y el comparado estriba en
que, mientras éste se interesa sobre todo por destacar el contraste entre los diversos
grupos o modelos jurídico-constitucionales, el general se preocupa fundamentalmente
de extraer las notas comunes y generales.

4. LA CONSTITUCIÓN, NORMA JURÍDICA Y SISTEMA DE VALORES


- La Constitución española de 1978 contiene su autoafirmación como norma
jurídica (y no como mero documento programático o declaración de intenciones), al
menos, en su artículo 9.1 (“Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”) y en el punto 3 de su disposición
derogatoria (“Asimismo quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan a lo
establecido en esta Constitución”).

- Además, su papel central en la ordenación del sistema de fuentes se pone


especialmente de manifiesto en el artículo 9.3, precepto de capital importancia para la
vertebración del ordenamiento jurídico. Los principios que ahí se enumeran
constituyen garantías esenciales del Estado de Derecho y, por tanto, en última
instancia, garantías también de nuestros derechos y libertades. Dichos principios
deben interpretarse de manera conjunta. De ellos, tal y como apunta Espín Templado,
algunos tienen que ver con la estructura del ordenamiento jurídico, como el principio
de legalidad o el de jerarquía normativa; otros, con la eficacia del mismo (publicidad
de las normas, e irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o
restrictivas de derechos individuales); y otros, en fin, con la actuación de los poderes
públicos: legalidad, interdicción de la arbitrariedad y responsabilidad. Mención especial
merece, de entre todos ellos, el de seguridad jurídica, principio ordenador básico del
sistema jurídico, que resulta especialmente relevante desde la perspectiva dinámica de
su aplicación. Todos ellos se proyectan, precisamente en la consecución de dicha
seguridad jurídica (verdadera síntesis de todo el precepto según el Tribunal
Constitucional, STC 227/1998 de 26 de noviembre, FJ 10), de manera que ésta debe ser
entendida como la suma de certeza y legalidad, jerarquía y publicidad normativa,
irretroactividad de lo no favorable e interdicción de la arbitrariedad.

- Como señala Salazar Benítez, desde el punto de vista del ciudadano, la seguridad
jurídica implica certeza, que todos sepamos de antemano a qué atenernos: las normas
determinan lo que está prohibido y permitido, al tiempo que arbitran los
procedimientos para resolver los posibles conflictos que pueden producirse en la
convivencia. Desde el punto de vista de los poderes públicos, supone que los mismos
no pueden actuar arbitrariamente, es decir, de manera contraria a las leyes o al
margen de lo previsto por ellas. De lo contrario, incurrirán en responsabilidad y
deberán asumir las consecuencias previstas por la ley en tales circunstancias.

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- Más allá del plano estrictamente jurídico, la Constitución es, desde el origen del
constitucionalismo (y, por tanto, antes incluso de su consolidación en Europa como
auténtica norma jurídica ya bien entrado el siglo XX) un documento político, un
instrumento encaminado a diseñar un determinado esquema institucional (conforme al
cual organizar el poder dentro de una determinada comunidad política) y a la
realización de determinados valores que dicha comunidad asume como propios, y
dignos de protección al máximo nivel. Así pues, la Constitución cumple también
funciones esencialmente políticas, como la legitimación del poder, la integración de la
comunidad política en torno a determinados valores, proporcionando además una
estabilidad a la misma. También a este último fin responden las técnicas mencionadas
en el apartado anterior; la rigidez constitucional (establecimiento en la propia
Constitución de un procedimiento específico para su reforma, más exigente que el
destinado a aprobar o modificar las leyes) y el control de constitucionalidad de las
leyes, o (depuración del ordenamiento jurídico expulsando del mismo aquellas leyes, o
partes de las mismas, contrarias a la Carta Magna).

- Como documento político que es, la Constitución pretende racionalizar, organizar


y limitar el poder, con el fin de garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos.
Desde el inicio del movimiento constitucionalista, y concretamente con la Declaración
de Independencia de los Estados Unidos de América (1776), la propia Constitución
norteamericana (1787) y la revolución francesa (1789) quedaron fijadas, positivizadas,
las bases ideológicas, esto es, los principios ético-políticos que fundan y que permiten
entender el Derecho Constitucional. Así, el famoso y ya mencionado artículo 16 de la
Declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), según el
cual “Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada ni la
separación de poderes concluida, carece de Constitución”, se considera la
quintaesencia o fundamento del Derecho Constitucional moderno. De hecho, se suele
hablar de él como técnica de la libertad).

- Esa es la razón de que solo podamos hablar de Derecho Constitucional en sentido


propio para referirnos a aquel que trata de separar los poderes y garantizar los
derechos y que con el tiempo ha cristalizado en la actual fórmula tripartita del Estado
social y democrático de Derecho (artículo 1.1 CE). Si, por el contrario, pretende servir a
otros fines, solo en sentido impropio podrá calificarse como Derecho Constitucional, y
entonces no será una técnica de la libertad, sino de la autoridad o de la tiranía.

- Cabe apreciar, en consecuencia, que el Derecho Constitucional es portador de


una evidente dimensión axiológica o valorativa, que lo aleja de la neutralidad, y lo
convierte en valedor de la dignidad de la persona. A este respecto, si tomamos como
referencia los valores superiores recogidos en el artículo 1.1 de la Constitución
española, la conexión con la dignidad proclamada en el artículo 10.1 es evidente: “no
existe ni puede existir dignidad humana sin libertad, justicia, igualdad y pluralismo

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político; además, estos valores serían indignos si no redundasen en favor de la
dignidad del ser humano” (Fernández Segado). Esa posición central y fundamentadora
de la dignidad hace que ésta se proyecte sobre el resto del ordenamiento jurídico, que
solo quedará legitimado mediante el reconocimiento de la dignidad de la persona y de
los derechos inviolables que le son inherentes.

- Estas son, en muy apretada síntesis, algunas de las aportaciones específicas del
Derecho Constitucional: la organización social y la resolución de conflictos a través,
fundamentalmente, de la articulación y cohesión del ordenamiento jurídico, la
racionalización y limitación del poder, la positivización al máximo nivel normativo de
los principios y valores considerados básicos para la convivencia, y el reconocimiento y
garantía de los derechos de la persona a partir de su dignidad.

- La Constitución es, además, fuente de unidad y validez, y regula la producción de


las demás normas del sistema jurídico. Con razón distinguen por ello algunos
constitucionalistas, entre un Derecho Constitucional entendido como estructura, y un
Derecho Constitucional concebido como sistema de garantías, con horizontes
temáticos y con problemas distintos, perfectamente diferenciables en cada uno de
ellos (De Vega García).

- Libertad, igualdad y participación política (democracia) son, como señala Rey


Martínez, los valores a partir de los cuales se construye todo el discurso de los
derechos humanos, y por tanto se encuentran en la base de la legitimación del poder.
La consecuencia que podemos extraer de ello es que, junto a lo que el Derecho
Constitucional aporta, no podemos perder de vista aquello que exige: un
ordenamiento jurídico a su medida; un Derecho que, junto al ideal de justicia,
incorpore los demás valores mencionados, no solo como cimientos sobre los que se
construye, sino como reivindicaciones irrenunciables a cuya realización aspira.

- Lo que el Derecho Constitucional aporta. Aportaciones específicas del


Derecho Constitucional a la organización social y resolución de conflictos:

- Articulación y cohesión del ordenamiento jurídico

- Racionalización y limitación del poder

- Positivación al máximo nivel normativo de los principios y valores considerados


básicos para la convivencia.

- Reconocimiento y garantía de los derechos de la persona a partir de su dignidad.

- La Constitución es fuente de unidad y validez del ordenamiento.

- Regula la producción de las demás normas del ordenamiento.

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- Por todo ello se puede distinguir entre el Derecho Constitucional entendido
como estructura y como sistema de garantías.

Únicamente se puede hablar de Derecho Constitucional en sentido propio cuando se


asienta sobre aquellos ideales ético políticos a cuyo servicio nació (y que actualmente se
resumen en la fórmula Estado social y democrático de Derecho).

Donde no hay distribución de funciones ni garantía de los derechos como base de


legitimación del poder, solo se puede hablar de Derecho Constitucional en un sentido
impropio.

Libertad, igualdad y participación política (democracia) son los valores a partir de


los cuales se construye el sistema de los derechos, y por tanto se encuentran en la base
de la legitimación del poder.

- Lo que el Derecho Constitucional exige: Un ordenamiento jurídico a su medida:


un Derecho que, junto al ideal de justicia, incorpore (como base, y a la vez como
reivindicación irrenunciable) los demás valores mencionados.

Preguntas:

1. ¿Qué dos corrientes básicas, derivadas de la distinción entre Derecho


Natural y Derecho positivo, se ofrecen como criterios para “medir” la
justicia de las normas jurídicas?

2. ¿Cuáles son los cuatro niveles que se pueden distinguir dentro del
conocimiento jurídico, y en qué consiste el nivel prudencial? ¿Qué es la
dogmática jurídica?

3. ¿Qué dimensiones o vertientes cabe distinguir dentro del fenómeno


jurídico?

4. ¿En qué se diferencian la nulidad y la derogación de una norma?

5. ¿En qué orden se aplican los principios o criterios para resolver los
conflictos o contradicciones entre normas?

6. ¿Qué significa afirmar que la Constitución es “fuente de fuentes”?

7. ¿Qué dos grandes bloques de normas integran el Derecho Constitucional?

8. ¿De qué dos maneras puede entenderse el Derecho Constitucional


comparado, y en qué se diferencia del Derecho Constitucional General?

9. ¿Qué implica el principio de seguridad jurídica desde el punto de vista del


ciudadano y del de los poderes públicos?

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10. ¿Cuándo se puede hablar en sentido propio de Derecho Constitucional?

5. LA ESENCIA CONSTITUCIONAL EN EL ORDENAMIENTO


JURÍDICO
- La unidad, coherencia y plenitud del ordenamiento, aun siendo características
definitorias y necesarias del ordenamiento jurídico, no son suficientes.

- Se necesita un Derecho al servicio del libre desarrollo de la persona, en el que


valores como la igualdad, la verdad o la transparencia, contribuyan a colmar la
aspiración de una digna calidad de vida. Desglosando esta fórmula:

a) Protección integral de la persona, de su individualidad y de todos sus bienes e


intereses, exigida, en el caso español, por el objetivo constitucional del libre/pleno
desarrollo de la personalidad (arts. 10.1 y 27.2 CE). La protección de todos esos
aspectos debe ser fomentada con el fin de lograr un progreso de la sociedad que vaya
más allá del bienestar material o del desarrollo económico.

- Los supuestos nuevos derechos y sus riesgos:

* Que se acaben incluyendo en los textos constitucionales aspiraciones de difícil


o imposible aplicación en la realidad: ello conduce a la relativización y
devaluación del significado de los derechos, poniendo además en peligro la
credibilidad y el propio valor normativo del texto constitucional y/o
internacional que los acoja.

* Que se consideren “nuevos derechos” lo que en realidad son formulaciones


actualizadas de los tradicionalmente reconocidos (ej. Algunos derechos
digitales).

* Ignorar o encubrir con “nuevos derechos” el retroceso de los más clásicos


(mirar hacia otro lado).

* Se sugieren dos criterios para identificar los que propiamente serían “nuevos
derechos”: aquellos cuyo ejercicio y protección sean necesarios para mejorar la
calidad de vida y el pleno/libre desarrollo de la personalidad exigidos por la
dignidad humana (y cuya lesión pueda afectar a ese objetivo); y aquellos cuyo
reconocimiento o aplicación no contradiga, lesione o atente contra otros
derechos humanos constitucionalmente reconocidos.

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b) Libertad e igualdad y democracia como ejes valorativos en torno a los cuales gira la
aparición y consolidación de los derechos, ya que en todos ellos encontramos
elementos de libertad, igualdad y/o democracia.

* Crisis actual de estos conceptos: libertad cada vez más subordinada a la


seguridad; crecimiento de las desigualdades a raíz de las crisis económicas; crisis de la
representación política en todo el mundo.

c) Si el Derecho es técnica, y el Derecho Constitucional eleva a objetivo prioritario la


seguridad jurídica, habrá que considerar a la confianza como la verdad en el Derecho.
No se trata de una única verdad posible y absoluta, sino de la existencia de normas y
procedimientos que aseguren el respeto y la tolerancia hacia aquellos cuya verdad no
coincida con la mayoritaria (Villaverde Menéndez).

* Por ejemplo, en el ámbito judicial, no se trata de que haya una solución única,
correcta o “verdadera” para cada caso, sino de que se respete el procedimiento
que regula la toma de decisión sobre si una norma ha sido o no cumplida.

* En el actual escenario de superinformación, las fake news, noticias falsas


carentes de rigor informativo o con finalidad de engañar, sobrepasan los límites
de la libertad de expresión.

* En cuanto a la transparencia sería, más que un concreto derecho fundamental


propiamente dicho, un valor constitucional, instrumento necesario para el
ejercicio de determinados derechos fundamentales (derecho a recibir
información, derecho a participar en los asuntos públicos), como medio para la
realización de los principios del Estado democrático y de Derecho.

d) Los diferentes mecanismos, controles, valores y categorías constitucionales conducen


al reconocimiento y respeto de los derechos, deberes y libertades del individuo en
función de su dignidad, y en el ejercicio democrático del poder, considerados ambos
como requisitos imprescindibles para que pueda existir una mínima calidad de vida
constitucional en la organización de una comunidad política.

* Estado constitucional de Derecho y democracia como conceptos tendenciales,


siempre inacabados, imprescindibles para lograr una calidad de vida, que
también es siempre mejorable [concepto recogido en el Preámbulo y arts. 45 y
129 CE].

* El debate sobre este concepto se centra en aspectos como el establecimiento de


una renta mínima, el desempeño de un trabajo decente, el disfrute de una
vivienda digna, o el acceso universal a los sistemas educativo y sanitario.

* La digna calidad de vida, unida a la consideración y defensa de la vida


humana, como base del reconocimiento y respeto de la dignidad. Esto explica la
configuración constitucional del derecho a la vida como derecho fundamental: la
vida humana es una realidad anterior al propio derecho a la vida; pero esta

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cualificación como derecho fundamental debería contribuir a reafirmar su
existencia y defensa como prius lógico y condición necesaria para el respeto de
todos los demás derechos fundamentales.

*Conclusión: la vocación universalista e integral de la protección del ser humano


es la que justifica y legitima cualquier sistema jurídico. Esta parece ser la
filosofía de preceptos como el Preámbulo y art. 1 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos (1948) o el art. 10.1 de la Constitución española.

* La protección de la vida, presupuesto necesario para lograr la calidad de la


vida (punto de partida) y la universalización de esa protección (punto de llegada)
resultan imprescindibles para evitar la brecha de dignidad entre unos seres
humanos y otros.

6. RELACIONES DEL DERECHO CONSTITUCIONAL CON


OTRAS CIENCIAS: CIENCIA POLÍTICA Y TEORÍA DEL
ESTADO
- Además del Derecho Constitucional, diversas ciencias, tanto jurídicas como no
jurídicas, se ocupan del Estado y su ordenamiento. ¿Cómo se relacionan con el Derecho
constitucional?

* En cuanto a las jurídicas, el Derecho Constitucional, ocupa, con respecto a


ellas, un papel de coordinación, al contener sus principios fundamentales
(“títulos de los capítulos”, tronco del que parten las demás ramas del
ordenamiento).

* En cuanto a las relaciones del Derecho Constitucional con las ciencias no


jurídicas, (Teoría General del Estado, Historia Constitucional, Historia de las
ideas políticas, Filosofía del Derecho, Sociología, Ciencia Política), las
resumimos refiriéndonos separadamente a la Ciencia Política y a la Teoría del
Estado.

A) LA CIENCIA POLÍTICA

1. CONCEPTO: Analiza el concreto funcionamiento de los órganos estatales, así como


el juego de fuerzas y las prácticas políticas que influyen en su actividad.

- Más allá de la regulación contenida en las normas jurídicas, se ocupa de los numerosos
factores que influyen en la formación de las mismas dentro y fuera de los parlamentos
(partidos políticos, grupos de presión, elecciones, etc.

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- Es, por tanto, una ciencia esencialmente práctica (un verdadero arte según algunos).
Valora de manera crítica las instituciones estatales, proponiendo reformas que les
permitan conseguir sus fines.

2. ORIGEN: Como precedentes pueden citarse obras esenciales, como La Política de


Aristóteles (siglo IV a.C.) o El Príncipe de Maquiavelo (siglo XVI).

- Su configuración moderna arranca en Estados Unidos en el siglo XX (Political


Science).

- Trata de separarse del Derecho y convertirse en una ciencia integrativa, es decir, que
incorpora otros saberes (Filosofía, Sociología, Historia, Geografía, Economía, etc.),
además del propio Derecho, aunque buscando diferenciarse de todas ellas.

- El resultado, a mediados del siglo XX, es la atomización (estudios muy concretos


sobre burocracia, comportamiento electoral, etc.), manteniendo su carácter
interdisciplinar a través de su conexión con otras ciencias.

- En Francia, la Ciencia Política nace vinculada al Derecho Constitucional. Autores


como Maurice y André Hauriou, o Duverger, representan esa tradición.

- En Alemania, esta ciencia se vincula a la Escuela de Derecho Público, desarrollándose


sobre todo a partir de la primera Guerra Mundial.

- En Gran Bretaña, nace y se desarrolla vinculada a la Economía [por influencia de la


London School of Economics].

- En España, se vincula al concepto de Derecho Político. El Instituto de Estudios


Políticos (actual Centro de Estudios Políticos y Constitucionales) fue la primera
institución en combinar el estudio del Derecho Político con el Derecho Constitucional.

3. CONTENIDO. La Ciencia Política abarca tres campos:

- Teoría política: estudia, desde el punto de vista filosófico, las grandes corrientes
históricas del pensamiento político (Historia de las ideas políticas). [George Sabine].

- Teoría del gobierno: estudia las instituciones y poderes del Estado, los partidos
políticos, y se mueve tanto en el ámbito interno como en el internacional (estudio
comparativo de los sistemas políticos).

- Relaciones internacionales: estudia las organizaciones políticas internacionales,


diplomacia, o conexiones entre Estados más allá de la firma de tratados.

4. OBJETO: Estudia el poder. Pero como este concepto es ambiguo, el objeto de la


Ciencia Política varía según las épocas y las escuelas.

- Más en concreto, la Ciencia Política se ocupa del estudio del Estado, lo cual es lógico,
ya que el Estado es el marco institucional de poder que ha acabado prevaleciendo: la

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forma que han adoptado las comunidades políticas. Pero no solo le interesa el Estado,
sino la totalidad de los procesos sociales en los que haya relaciones de poder.

5. RELACIONES CON EL DERECHO CONSTITUCIONAL: Lo que vincula a la


Ciencia Política y al Derecho Constitucional es, precisamente, su interés por el Estado.

- Como primera aproximación: el Derecho Constitucional analiza y expone el


ordenamiento estatal tal cual es; mientras que la Ciencia Política lo contempla
críticamente, como debería ser, en relación con un concreto programa que realizar.

- Aun así, no es que ambas ciencias abarquen campos totalmente separados, sino que
existen puntos de contacto entre ambas, se entienda la Política como ciencia teórica o
como ciencia práctica.

- Además, el Derecho Constitucional tampoco se limita a describir la realidad tal cual


es, ya que tiene una dimensión axiológica o valorativa (véase apartado 4), y combina
dos métodos jurídicos: el dogmático (de lege data), que parte de la norma como algo
dado, y el investigador (de lege ferenda), que contempla la norma como algo
susceptible de ser hecho y perfeccionado.

- En definitiva, las relaciones entre Derecho Constitucional y Ciencia Política han de


contemplarse desde su mutua subordinación: cada una de ellas necesita de la otra, y a
la vez le sirve como ciencia auxiliar:

* Hacer leyes es cosa de la Política en su búsqueda del bien común. Para ello,
los políticos necesitarán asesorarse de los juristas (supuestamente expertos en lo
justo y lo injusto) a la hora de elaborar las leyes (aunque solo sea en los aspectos
más técnicos y menos ideológicos). Desde este punto de vista, el Derecho
Constitucional sería auxiliar de la Ciencia Política.

* Pero, si se considera que la Ciencia Política no es tanto una ciencia moral (que
busque el bien común), sino más bien una ciencia social (que busca describir
hechos y comportamientos políticos), entonces la Ciencia Política será auxiliar
del Derecho Constitucional, ya que este necesitará los datos y conclusiones
aportados por aquella para encuadrar jurídicamente los fenómenos políticos.

B) LA TEORÍA GENERAL DEL ESTADO

1. CONCEPTO: [Allgemeine Staatslehre] Toma en consideración el Estado desde


puntos de vista muy diversos (jurídico, sociológico, político, económico, histórico, etc.),
pretendiendo una síntesis unitaria de todos esos enfoques.

- Tiene que ver exclusivamente con la investigación del Estado y de las instituciones
incluidas y garantizadas en él, a diferencia de la Ciencia Política (que abarca el
concepto más amplio de sistema político) y del Derecho Constitucional (cuyo objeto de
atención principal se sitúa en la Constitución).

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2. ORIGEN Y EVOLUCIÓN: Surge, lógicamente, con la aparición del Estado
moderno, pudiendo distinguirse varias ETAPAS:

a) Siglos XV-XVI: Pensadores y teóricos que pretenden legitimar la aparición del


Estado moderno como algo distinto de las estructuras políticas medievales (ejemplo: El
Príncipe, de Maquiavelo).

b) Siglos XVII-XVIII: Pensadores liberales que se oponen al Estado absolutista, y cuyas


ideas traen como resultado práctico las revoluciones constitucionalistas en Gran
Bretaña, norte de América y Francia (Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau).

c) Siglos XIX y XX: Evolución, desde una mayor juridificación, hacia una mayor
utilización de instrumentos y prácticas de la Ciencia Política. Factores que influyen:

* Los textos constitucionales van consolidando su fuerza normativa (reforzada


por la aparición de los Tribunales Constitucionales).

* El Estado absolutista da paso al liberal mediante técnicas jurídicas (separación


de poderes, declaraciones de derechos), y posteriormente evoluciona hacia el
Estado social y de bienestar.

* Experiencias traumáticas y regímenes totalitarios aparecidos en el período de


entreguerras.

d) La última etapa de esta evolución se caracteriza por la necesidad de un enfoque


sincrético (mezcla, unión de elementos diferentes). Según esta interpretación (Jellinek,
Heller), la Teoría del Estado deberá ocuparse de las relaciones del Estado con la
Economía, la sociedad, los partidos políticos, la opinión pública, etc.

3. CONTENIDO Y OBJETO: La Teoría del Estado, en la actualidad, sigue tratando de


explicar el concepto de Estado, y las incidencias relativas al Estado y en el Estado, tales
como las formas de Estado y formas de Gobierno (que se estudiarán en el Tema 4).

- El objeto central es, por tanto, el conjunto de organizaciones, normas y


procedimientos a través de los cuales se manifiesta el poder público: las instituciones
del sistema político, las relaciones entre estas y los particulares, y las relaciones entre
los poderes del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial).

- Por eso, su objeto es más amplio que el estudio de la Constitución, aunque más
reducido que el de la Ciencia Política.

- Más allá de todo ello, la Teoría del Estado trata de extraer, del estudio científico del
presente, pautas para el futuro (dimensión prospectiva). Así entendido, es una disciplina
científica crítica y constructiva, que no olvida los valores, y trata de proponer un
programa más racional de la sociedad humana desde el punto de vista político, basado
en el progresivo aumento de la libertad, la igualdad y la seguridad. Su valor reside, en
suma, en la superior realización de los individuos en comunidades libres.

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CONCLUSIONES
- No basta con que el sistema jurídico sea completo y coherente para que el Derecho
pueda cumplir eficazmente su papel regulador de la convivencia social y de la
resolución de conflictos: hacen falta: hay otras exigencias y son necesarios otros valores
(libertad, igualdad, democracia, transparencia, certeza, respeto a la dignidad y a los
derechos, etc.). Como norma básica, la Constitución aporta esos valores al resto del
ordenamiento jurídico.

- Esta característica de la norma estudiada (la Constitución) es decisiva a la hora de


caracterizar la ciencia que la estudia (el Derecho Constitucional): su peculiaridad reside
en la naturaleza jurídica y a la vez política de la Constitución, y del Estado al que ésta
constituye.

- Eso sí, el Derecho Constitucional comparte con las demás disciplinas jurídicas la
utilización del método jurídico (análisis de conceptos e instituciones a partir de normas
concretas), pero sin prescindir del estudio de la realidad en la que esas normas se
aplican, y del Derecho comparado (conceptos y experiencias aportados por otros
modelos constitucionales).

- Así entendido, el Derecho Constitucional se aproxima o recuerda al tradicional


“Derecho Político”, evitando así un excesivo tecnicismo. Sin embargo, la tendencia que
se observa es a convertir al Derecho Constitucional en un mero comentario de las
resoluciones del Tribunal Constitucional, rechazando cualquier conocimiento previo de
Ciencia Política, e impidiendo así al especialista entender la razón última de las distintas
soluciones (véase pág. 12 del libro).

- Consideraciones finales o LÍNEAS DE REFLEXIÓN ABIERTAS, tratando de


integrar la búsqueda de la justicia como fin último del Derecho, con la dimensión
valorativa del Derecho Constitucional:

1) Utilidad de otros instrumentos, diferentes del pleito judicial, para lograr la


justicia (conciliación, mediación, arbitraje, etc.). Protección integral de la
persona más allá de sus derechos. Necesario enfoque interdisciplinar, superando
así la perspectiva exclusivamente normativa e individualista de los problemas.

2) La Constitución, como norma jurídica básica, es soporte adecuado para


acoger las exigencias de nuestro tiempo, pese a la crisis que le afecta en las
últimas décadas. Factores que provocan esa crisis: creciente protagonismo del
Derecho internacional, crisis económicas, aparición de opciones políticas
radicales, creciente evolución de la sociedad hacia polos opuestos, tensiones
territoriales, incertidumbre, etc.

3) No basta con la constitucionalización de los derechos para que estos sean


realmente respetados, y para la efectiva realización de la dignidad en la que se

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fundamentan. Además, la posible existencia de contradicciones, omisiones o
incorrecciones técnicas en la Constitución puede convertir a esta en fuente de
conflictos que ella misma no puede resolver. En efecto, una vez aprobada la
Constitución, el poder constituyente desaparece (De Vega) y, por tanto, el
cumplimiento y la realización efectiva de su obra ya no dependen de él, sino de
los poderes constituidos y de los ciudadanos (art. 9.1 CE).

Preguntas:

11. ¿Qué criterios se proponen para que pueda hablarse propiamente de nuevos
derechos?

12. ¿Por qué las fake news resultan inadmisibles desde un punto de vista
democrático?

13. ¿Dónde refleja la Constitución española el concepto de “calidad de vida”, y


en qué aspectos podría concretarse en el presente y de cara al futuro?

14. Citar dos obras clave representativas del origen de la Ciencia Política.

15. ¿Qué tres campos pueden distinguirse dentro del contenido de la Ciencia
Política?

16. ¿Qué es lo que tienen en común la Ciencia Política y el Derecho


Constitucional, sirviendo de unión o vínculo entre ambas ciencias?

17. ¿En qué sentido puede afirmarse que la Ciencia Política es auxiliar del
Derecho Constitucional?

18. ¿En qué consiste la “dimensión prospectiva” de la Teoría del Estado?

19. ¿Qué valores aporta el Derecho Constitucional al resto del ordenamiento


jurídico?

20. ¿A quién corresponde el efectivo cumplimiento de la Constitución?

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