Está en la página 1de 3

EL OJO DE LA CERRADURA

Pablo Moreno García

Experiencias en enseñanza – aprendizaje e investigación en arte en el entorno virtual.

El 2020 ha significado un sacarnos de la comodidad de la butaca o del aula física para


llevarnos o introducirnos en un entorno diferente, no pensado, creo que nunca para
realizar una actividad que necesita de la presencia: el Teatro. Con la pandemia del
Covid 19, nosotros los artistas y docentes que como parte de nuestra labor teatral
enseñamos en instituciones educativas, como es mi caso, este año formo parte de la
plana docente (por contrato) de la Escuela Superior de Arte Dramático de Trujillo
“Virgilio Rodríguez Nache”, la cual ha cumplido recientemente 61 años de vida
institucional al servicio del arte teatral y danzario. Hablando solo del área teatral, la
ESADT tiene dos carreras, la de Artista y Educación artística, especialidad Teatro.

Y ahora viene la pregunta ¿Cómo enseñar teatro y darle herramientas a un futuro


profesor de teatro a través de un entorno desconocido e inexplorado? Simplemente
haciendo. No queda otra.

Si es teatro o no lo que realizamos a través de este desconocido entorno virtual, es una


discusión que ha de dejarse descansar por el momento, más luego, nosotros mismos
sacaremos las conclusiones que hoy, cuando uno está inmerso, como personaje en la
obra, como diría Stanislavski, solo tiene que vivir el papel.

El inicio, como cualquier principio, se llena de incertidumbres y dudas-¿Funcionará?-


revolotea en mi cerebro. Es hora de prender el zoom, saludar y presentarse a los
alumnos. Son alumnos del segundo año de la carrera de educación artística,
especialidad Teatro. Subárea de Expresión actoral. Futuros docentes que replantearán
más adelante los conceptos del arte. La teoría y la práctica.

Cada uno en su espacio personal va presentándose y yo miro a través del ojo de la


cerradura, como llamo al ojo de la cámara instalada en mi laptop, ese minúsculo punto
que se ilumina y así, voy descubriéndolos uno a uno y ellos a mí. A partir del dialogo,
vamos encontrando una forma de comunicación horizontal y flexible que nos ayudará
en todo ese proceso creador. Es una nueva experiencia, ambos bandos lo sabemos, hay
resistencia también sobre el punto, anteriormente citado, que aún no tocaremos.
Trabajaremos a partir de la imaginación, es decir, pensar que estamos en un mismo
espacio, tratando de eliminar la barrera concreta de la no espacialidad.

Cómo enseñar a actuar desde la virtualidad, sabiendo que no es el audiovisual y que


tampoco será teatro, según la tradición histórica del convivio o banquete. Es explorar
simplemente y ver que va pasando en el camino, no obsesionado en el resultado. Solo
es cuestión de caminar este nuevo sendero y dejar que las leyes naturales y artificiales
lo guíen a uno.

Al principio, ha sido dificultoso, entablar los códigos de comunicación, pues implicaba


mantener los sentidos alerta, lo cual no fue posible todo el tiempo por algunos
problemas de conexión que tenían los estudiantes al momento de realizar sus
performances. Se relentaba la señal, así que no se podía evaluar si estaba actuando bien
o no. O como saber si al actuar solo/a podría comunicarse con el otro.

Vivir, es lo que queda, así que empezamos a trabajar la vivencia, y cómo a través de
este ojo de la cerradura se puede llegar a experimentar. Es posible. Si. Cuando el
alumno comienza a centrarse en su trabajo, en actuar, apropiándose del espacio escénico
que tiene: su cuarto, parte de su sala, terraza o pasillo. Eso sí, necesita soledad.
Intimidad, confianza, para que pueda develarse. Sino, aun en la presencia, nunca, ello,
lo logrará.

El camino a recorrer ha sido largo. Plantearnos un objetivo, ¿qué queremos lograr? Por
un lado, el docente: Enseñar a actuar a través de la virtualidad. Por el otro, el estudiante:
Aprender a actuar a través de ella. Qué herramientas poseemos: nuestra creatividad.

Y como personajes en conflicto nos vamos rodeando de todas las circunstancias dadas
con las cuales trabajar. Los alumnos dentro de una caja de pandora empiezan a trabajar
un texto, en parejas, que solo incluye diálogos. No más. No hay indicaciones. Dicen el
texto sin ponerle contenido. ¿De qué hablan? ¿Qué sucede en esa pequeña escena?
Llegamos a la conclusión que las palabras no significan nada aun. Se construyen las
escenas dándole una situación. Por ejemplo, son parejas que han discutido por que
alguien traicionó al otro, dos hermanos que matan a alguien y…Van explorando.
Profe…nos desconectamos para poder trabajar haciendo videollamada entre nosotros
nomás. El momento tecnovivial ha comenzado Bien dentro de treinta minutos
regresamos con las propuestas. Se apagan las pantallas.(no podemos decir luces) Salen.
El tiempo transcurre…

La hora de la presentación, esperemos no se cuelgue la señal. Los alumnos presentan


sus escenas por pares. Luego la discusión, el resto es espectador virtual. Todos, los
demás han abierto su cerradura para espiar. ¿Qué sucedió en la escena? Observando y
opinando también aprendemos. ¿Es creíble la actuación? Vienen los comentarios. Los
actores solo oyen. No hay discusión. Retroalimentación. Repetimos la escena., haciendo
indicaciones durante la misma, todo a través del ojo que nos separa y conecta al mismo
tiempo. Acercarme por medio de la voz y palabra y el gesto y obtener una
comunicación con el actor/actriz, sin perder lo alcanzado, que continúe explorando en
vivo la acción y lograr la organicidad corporal.

La repetición, la paciencia y la voluntad del docente-alumno, son importantísimos. El


alumno tiene que participar activamente y el docente lograr la confianza con él/lla si
queremos ver aparecer los resultados.

En conclusión, esta nueva forma de abordar la actuación y su enseñanza ha de


plantearse con un Si…. Qué haría; y dejar que la imaginación nos conduzca en este
juego virtual adentrándonos sin bloquear la experimentación. Es un juego de aceptación.
Teatro o no Teatro. Queda para una posterior reflexión.

Para finalizar, como recomendaciones, primero, no juzgar si lo que hacemos es teatro o


no, ahora es tiempo de explorar, observar y registrar qué pasa en el proceso, no
buscando un resultado con parámetros anteriores, pues sería frustrante creo.

Segundo. No dejar de presentarse virtualmente, en vivo, no grabado, eso llena de


emoción, de adrenalina, comparable a lo presencial.

Tercero, buscar la teatralidad, esa magia que el teatro nos brinda, a partir de este
entorno, limitado por el contacto entre los otros en escena, pero que si es capaz de
traspasar la pantalla, conectar y hacer emocionar al virtual-espectador.

También podría gustarte