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KLAUS HEMMERLE

23L
H35r

TRAS LAS HUELLAS


DE DIOS
Ontología trinitaria y unidad relacional

EDICIONES SIGUEME
SALAMANCA
2005
LO I-INO DIFERENCIANTE
Observaciones sobre la comprensión
cristiana de la unidad
PREFACIO

«La revelación de 1o Santo como acontecimiento


en la historia no se atestiguará en la proclamación de
una estrucitra de ser humano y humanidad, de mundo
y mundos. Sino que los diversos testimonios mostra-
rán diversas características, pero se mostrarán de tal
manera que la comunidad en todos los mundos y en
todos los tiempos, tenga conciencia de estar enviada,
no para modificar esos mundos y esos seres humanos
-ellos son cierfamente; ellos deben y pueden ser; ellos
son los tiempos y los seres humanos en los que pensó
el Santo-, sino para llamar a los hombres en sus mun-
dos y para hacerlo con el nuevo nombre>>. Asi leemos
en la parte final de la tesis para el acceso a una cátedra
universitaria, escrita por Peter Hünermann en el año
19671. La labor teológica y filosófica de Peter Hüner-
mann, que tuvo lugar desde entonces, pero también su
actividad para el encuentro entre la cultura y la teolo-
gía en América Latina y en Alemania, y finalmente
sus indicaciones para el uso teológico del Denzingel,

1. P. Hünermann, Der Durchbruch geschichtlichen Denkens im


I 9.Jahrhunderl. Johann Gustav Droysen, Il¡ilhelm Dilthey, GrafYork
von Wartenburg lhr Weg und ihre Weisung.fiir die Theologie, Frei-
burg-Basel-Wien 1967, 407 .

2. Cf. H. Denzinger-P. Hünermann, El magisterio de la lglesia.


Enchiridion symbolonrm, deJinitionum et declarationum de rebus.fi-
dei et morum, Barcelona 'z2000,42-46.
Lo uno diférencionte

que él publicó en nueva edición, justifican y me


sugie_ I
ren dedicarle, con motivo de su .sesenta
y cinco cum_
pleaños, unas ideas que contraponen El mensaje de la unidad
una comprensión
cristiana de la unidad a otras comprensiones
de este
término que ha llegado a ser hoy ií,
turactual como
sospechoso.
Ante todo, debo hacer a los lectores
dos observa_
ciones previas. En primer lugar,
una montaña se ve de
manera diferente si se la contempla
de cerca y si se la
contempla de lejos. Contemplada Las expresiones <<el uno» y <<lo uno», <<el primero»
a distancia, se esca_
pan importantes detalles, pero y «lo primero>>, «el único» y «únicamente>>, y otras ex-
se ve la totalidad de la
figura, que no resulta posible ver <lesde presiones correspondientes ocupan un extenso espacio
la cercanía. No
se Ru-ed9 afirmar que una de
las dos perspectivas sea la en la totalidad del Nuevo Testamento. En no pocos lu-
<<verdader»>, por contraposición
u ia ot u. En una fe- gares, en diversos estratos del texto bíblico, hablar
nomenología del ver aparece claramente acerca del uno y de la unidad posee una elevada cuali-
que ambos
movimientos -ver de cerca y ver de ficación teológica parala manifestación y la acentua-
lejos_ constituyen
fundamentalmente cualquiár miradaitanto ción del mensaje como tal. El examen de muchos lu-
partir del
detalle para llegar a la totalidad, gares pertinentes, en diferentes contextos temporales y
como.par,i. d. lu ,o_
talidadparallegar al detalle. Acepto hermenéuticos, hace que adquiera sus perfiles el men-
uqui tu pérdida de
detalles y de diferenciaciones puiu saje acerca de la unidad en el Nuevo Testamento.
qu" me sea posible
echar una mirada sintetizadora
sobrá la totaliOa¿.
En segundo lugar, sería atractivo abordar
.
de la unidad a partir de.la historia
el tema
l. Lo Uno necesario
del pensamiento y
de la situación hermenéutica actual.
Si, ÁUu.go, yo
prefiero el enfoque que comien za Lo primero que hay que decir es que sólo una Co-
inmediatamente
por el mensaje cristiano, a fin de presentar sa y sólo Uno son importantes en la perspectiva de
inicial_
mente, a partir de é1, lo que ese Jesús y de su mensaje. Jesús nos trae el mensaje de
mensaje puede decir
aceÍca del problema de la unidad, que el reino de Dios está llegando (Mc 1, l5). Ahora
quá acuciante
parala Iglesia y para el mundo. ", bien, esto significa: Dios no sólo es una meta supre-
ma, una razón profundísima o un horizonte amplísi-
mo de nuestra vida, sino que Dios viene a estar inme-
diatamente con nosotros; Dios se adentra en nuestra
¿J8 Lo uno di,ferenciante El mensaje de la unidad 89

vida. Todo, nosotros mismos, estamos determinados tóricamente actuales; porque «el tiempo se ha cumpli-
por ello. Es necesario corregir el rumbo; más aún, es do» (Mc l, 15). Lo que tiene vigencia por principio, es
preciso invertir el camino. Hay dos frases bien signi- ahora historia y da ahora a la historia un sentido defi-
ficativas, tomadas de diferentes contextos, que seña- nitivo que no puede ya revocarse. Los tiempos corren
lan en esta misma dirección: <<Una sola cosa es nece- hacia su síntesis y unión, hacia el único acontecimien-
saria>> (Lc 10, 42), y: <<Buscad ante todo el reino de to en el que Dios se entrega a ellos y con su propia cer-
Dios y su justicia; luego, todo lo demás se os dará por canía, con su propia existencia les da cumplimiento.
añadidura» (Mt 6, 33). La unidad tiene su primero y elemental sentido en
Sin embargo, ¿todo eso es tan «nuevo>>? Cierto que el Nuevo Testamento, precisamente en el hecho de
existe una orientación humana universal hacia lo uno, que ahora es la hora del reino de Dios, de que ahora
que da sentido a la totalidad. Especialmente en el An- una sola cosa (Uno solo) cuenta y, por tanto, todo se
tiguo Testamento, con la unidad y la unicidad de Dios pone <<al revés>».
se vincula una reorientación de la multitud de preocu- La una y única prioridad absoluta arroja por la bor-
paciones e intereses humanos hacia Aquel de quien da el cosmos entero de las prioridades fijadas por los
toda la historia depende y en Quien toda la historia en- hombres. Sólo los pequeños llegan al reino de Dios
cuentra su cumplimiento. Jesús, cuando le preguntan (Mt 18, 1-3). El que quiera ser el primero ha de ser el
<<cuál es el primero de todos los mandamientos»>, cita esclavo de todos (Mc 10, 44;9,35). Muchos últimos
aquellas palabras del Deuteronomio (6, 4s) según las serán primeros y viceversa (Mc 10, 31).
cualesYahvé es el único Señor, a quien, por tanto, se ¿Cuál es larazón de tal reordenación del todo? Si
le debe tributar a é1 sólo- el amor con todas las ener- el Uno y Único, si 1o único necesario irrumpe en la
gías de nuestra existencia (Mc 12, 29-30). La sabidu- historia con tanta pujanza y con carácter tan definiti-
ría, según la entiende el Antiguo Testamento, es pre- vo, entonces las realizaciones y cualidades humanas
cisamente la inteligenciay la energía para orientarlo no son ya el principio estructurante, sino que lo es la
todo hacia esta unidad y unicidad de Dios, y para ver- acción amorosa de Dios, la cual se muestra precisa-
lo todo alalttz de ella. El permanecer en la Casa del mente allá donde el hombre no es capaz de nada por
Padre expresa lo uno y lo único que interesa a la per- sí mismo ni <<es» nada por sí mismo. La suprema y
sona piadosa en Israel (cf. Sal 27, 4). Estas circuns- extrema unidad que se alcanzará, si Dios es todo en
tancias fundamentales y siempre vigentes, que cierta- todo (l Cor 15, 28), se nos apropia en el orden del
mente encuentran su razón de ser en la Alianza que reino de Dios que está llegando en Jesús, en la pree-
Yahvé concierta con su pueblo, adquieren ttn matiz minencia de las últimas cosas sobre las primeras; el
más acentuado en la venida de Jesús; llegan a ser his- cero se convierte en la fuente del uno.
Lo uno diferencianfe El mensaje de la unidad 9t

2. El Primero y el Unico siguiente, la unidad de la humanidad sobrepase el ám-


bito de aquellos que se encuentran en relación inme-
Lo Uno y Único es acontecimiento clel Uno y Úni- diata con Jesús. Pero esa voluntad salvífica universal,
co, más aun, es el \)no y Único. Claro que esta exclu- esa presencia de Dios en la historia, se halla presente,
sividad de Dios como del Único y Uno incluye preci- no obstante, en Jesús. Y en el encuentro con Él esa
samente a Aquel en quien Dios se muestra como el presencia es a la vezkrisis y charis que lo decide todo.
Uno y Único, en quien Dios hace que llegue su Reino. El Uno y Único, Yahvé, el solo Dios, se muestra,
Esto se halla indirectamente presente, pero de ma- actúa, está presente en el solo y único Jesús como
nera impresionante, en la perícopa acerca del joven ri- Proclamador y Aportador que es Él del reino de Dios.
co según la versión de Marcos (10,17-22). En ninguna Jesús, como el Uno y el Único, es la apropiación, el
otra parte como allí aparece Jesús desviando tan radi- acontecimiento del Uno y Único: de Dios.
calmente la atención de sí mismo para dirigirla hacia el La expresión, la historia interna, el abrirse y el
Padre sólo. El personaje habla a Jesús aplicándole el tí- prometerse de esta realidad acontece en múltiples pa-
tulo de <<Maestro bueno». Pero Jesús parece rechazar- sos y niveles, a los que sólo concisamente podemos
le, cuando le responde: «¿Por qué me llamas bueno? hacer referencia.
Nadie es bueno sino Dios, el Uno>> (Mc 10, 10-18). Sin Está en primer lugar la pretensión inmanente de re-
embargo, cuando Jesús conduce al interlocutor por el velación del mensaje de Jesús, tal como aparece, por
solo camino de Dios y de sus mandamientos, y relati- ejemplo, en las antítesis del Sermón de la montaña, en
viza todo lo de ese personaje y también precisamente la frase de Jesús «Pero yo os digo» (Mt 5,21-48). Por
sus grandes posesiones, refiriéndose al Único bueno, a tanto, en Jesús se muestra Dios mismo como el ha-
Dios mismo, el diálogo adquiere su punto culminante blante y el actuante (véase también la plena potestad
en el llamamiento que Jesús hace: «¡Sígueme!» (Mc para el perdón de los pecados en Mc 2, 1-72, y la lo-
10,21). La vinculación que se efectúa en Mc l,15-20 calización de la acción y de las palabras de Jesús en su
entre el anuncio del reino de Dios y el llamamiento singularísima relación con el Padre en Mt 11,27).
para seguir a Jesús señala hacia la misma dirección: Una segunda línea, no menos importante, se halla
el reino de Dios, la llegada del Reino y la llegada de en el plano del suceso, del acontecer. Aquel que anun-
Dios suceden concretamente, no pueden desligarse cia el reino de Dios es, con su propia existencia, el
del determinado acontecimiento histórico, de Jesús, de proclamador y el comienzo de la nueva unidad de la
su mensaje, de su destino, de su persona. humanidad en Dios y del reino de Dios: por medio de
Esto no deja en absoluto a un lado el que la volun- la resurrección de Jesús de entre los muertos. En el
tad salvífica de Dios lo abarque todo; el que, por con- contexto de aquel testimonio original de la resurrec-
Lo uno diferenciante El mensaje de la unidad 93

ción expresado en 1 Cor 15, se vincula también mate- se nos apropia en la unicidad y singularidad histórica
rialiter la resurrección de Jesús con el comienzo del de la venida de Jesús, de su mensaje, de su resurrec-
reino de Dios y con la resurrección de todos. Y así, en ción. La exclusiva unicidad de Dios incluye conjunta-
diferentes contextos del Nuevo Testamento, el Resuci- mente la unicidad de Jesús, se comunica en ella y la
tado aparece como el Primogénito de entre los muer- constituye a la vez. Podemos afirmar: la unicidad de
tos, como el Primer Resucitado (Rom 8, 29; Col l, l8; Jesús es la unicidad de Dios; la unicidad de Dios es la
Hch26,23). Por ser el Primero entre los resucitados, unicidad de Jesús. Esto conduce al conocimiento de
Jesús es el origen y el principio de la nueva humani- que Dios en Jesús se nos apropia enteramente; de que,
dad el nuevo Adán (1 Cor 15, 22.45; Rom 5, 12-21). por consiguiente, no hay ningún misterio de Dios que
A partir de la resurrección se ve de manera lumi- nos quede sustraído y no manifestado «detrás» del
nosa la originalidad y la inicialidad de Jesús mismo, acontecimiento de la venida de Jesús. Dios es esto: en-
que le anclan en el más íntimo misterio de Dios. En el viarnos a su Hijo y concedérnoslo graciosamente. No
Primogénito de entre los muertos resplandece aquel es que se suprima la libertad y el carácter nada obvio
«que según el Espíritu de santidad ha sido instituido de esta acción, expresada en tal enunciado, sino que
como el Hijo de Dios con poder desde la resurrección esta acción pertenece además esencialmente a la com-
de entre los muertos» (Rom l, 4). A Jesús se le de- prensión del misterio de Jesús. Pero en tal conversión
signa incluso como el «Primogénito de toda la crea- bondadosa, libre y nada obvia de Dios hacia nosotros
ción» (Col 1, 15), y finalmente el Primogénito de en- en Jesús, Dios mismo está en ella. Aquel a quien Él en-
tre los muertos se manifiesta como el «Unigénito del vía, no pertenece a Él tan sólo a consecuencia de este
Padre» (cf. Jn l, 14 y I 8, 3.6. I 8; I ln 4,9). envío, sino que este envío tiene su misterio en que
A pesar de toda la diversidad de imágenes y tradi- Dios nos envia a Aquel que pertenece de tal manera a
ciones, que se encuentran en los enunciados sobre el É1, que en Él se halla presente Él mismo. Esto se nos
carácter primero y la unicidad de Jesús y sobre la nue- trasmite en el «temprano» enunciado de Rom 8, 32:
va unidad fundamentada en É1 de la historia y de la hu- «El que no se ahorró a su propio Hijo, sino que lo en-
manidad, se ve en todo ello una conexión que dilucida tregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
1o específico de la unidad en el mensaje del Nuevo gratuitamente todas las cosas juntamente con Él?». To-
Testamento. La unicidad de Dios y la unidad del todo do se halla sobrepujado y, por tanto, incluido en la en-
en Él solo irrumpen de manera elemental en el reino trega del Hijo, en la entrega que Dios hace de sí mismo
de Dios que Jesús anuncia y que él viene a traer. Aho- (Rom 8, 38). Un lugar «tardío)), en consonancia con
ra bien, este anunciar y aportar no son únicamente una ello (Jn 10, 28-30), nos dará también que pensar en
acción externa, instrumental, sino que el reino de Dios otro contexto (Jn 10,28-30).
Lo uno diferenciante El mensa.je de la unidad 95

y precisamente así lo hace Él mismo. En Jesucristo se


Se comprende, pues, que nosotros -de nuevo en
diferentes contextos- encontremos en el Nuevo Tes- forma la nueva unidad del género humano; en Jesu-
tamento enunciados confesionales que, como funda- cristo se halla todo sintetizado y unido. Pero ¿cómo
mento de la unidad eclesial e histórica, mencionan al sucede tal cosa? ¿Cómo actúa Dios en Jesús? ¿Cuál
mismo tiempo la unicidad de Dios y la de Jesús, y las es la acción, la operación, la existencia que establece
vinculan internamente entre sí: «Para nosotros no hay la unidad? Intentaremos ofrecer en primer lugar una
más que un solo Dios: el Padre de quien proceden to- aproximación indirecta. El Reinado, el Reino. exigen
das las cosas y para quien nosotros existimos; y un una existencia indivisa, consistente, el que se impon-
Señor, Jesucristo, por quien han sido creadas todas ga una voluntad unificadora. Un reino internamente
las cosas y por quien también nosotros existimos» (l dividido no puede subsistir (Mc 3, 24). Si Dios quie-
Cor 8, 6); además, <<un solo Señor, una fe, un bautis- re hacer que llegue su Reino, su Reinado, entonces no
mo; un Dios que es Padre de todos, que está sobre to- existe ningún otro camino que no sea el de vencer lo
dos, actúa en todos y habita en todos>> (Ef 4, 5-6); fi- que se opone a él (Mt 12,27-29).Y, sin embargo, en
nalmente, <<Dios es único, como único es también el este punto precisamente tropezamos con la alteridad y
Mediador entre Dios y los hombres, a sabe¡ el hom- la novedad del mensaje de Jesús, con la alteridad de la
bre Cristo Jesús» (l Tim 2, 5). lógica interna y del dinamismo del reino de Dios. Es-
Al estar consumada en Jesús la unidad de Dios, ya te Reino se impone precisamente haciendo que quien
que ésta «se halla presente)) en É1, se encuentra tam- trae el reino de Dios se deje vencer y someter. Des-
bién allí la unidad de todo. Jesús es la anakephalaio' pués de la confesión de Pedro y de la autorrevelación
sis del todo: Dios «decidió llevar la historia a su ple- de Jesús, tiene lugar una triple predicción de la pa-
nitud al constituir a Cristo en cabeza de todas las sión, la cual tropieza con la incomprensión, más aún,
cosas, las del cielo y las de la tierra» (Ef 1, l0). con la contradicción de los discípulos (Mc 8, 3l-33;
Claro que a esta inclusividad, a esta unidad del to- 9,30-32;10,32-34). La autorrevelación de la digni-
do en Jesús, le corresponde la exclusividad Ce Jesús: dad mesiánica de Jesús va seguida por la autorrevela-
<<Porque no hay otro nombre bajo los cielos dado a los ción de xt kénosis, de su entrega de sí mismo y de la
hombres, por el que podamos ser salvos>> (Hch 4, l2)- renuncia a sí mismo: <<Porque el Hijo del hombre no
ha venido para hacer que le sirvan, sino para servir y
entregar su vida en rescate por muchos» (Mc 10, 45).
3. Lo que estoblece unidad
La entrega de sí mismo (Gal2,20), el ser entregado
Dios viene, instaura su Reino; É1 se da como el por el Padre y, por tanto, la autoentrega de Dios (Rom
Uno y Único, que lo une todo. Lo hace en Jesucristo, 8,32; Jn 3, l6) son el camino por el cual Dios no só-
9ó Lo uno diJérenciante El mensaje de la unidad 97

lo crea su Reino, sino que además en el Reino y como tiene así ala vez la consecuencia de la glorificación
Reino crea una nueva unidad. Los grandes textos so- de Jesús por el Padre (Flp 2,6-11). Por tanto, la <<tras-
bre la reconciliación por medio de la muerte de Jesús formacióru>, observada ya inicialmente, del todo por
enla cruz desarrollan esta idea (por ejemplo, Rom 5, la irrupción del reino de Dios se impone también y
6-ll; 2 Cor 5, 14-21). En la Carta a los hebreos se sobre todo en el mensaje -instaurador de unidad- de
encuentra desarrollada de la manera más extensa la la muerte de Jesús en la cruz.
concertación de la Alianza definitiva entre Dios y los
hombres mediante la muerte de Jesús en la cruz (cf.
4. Una sola cosa con É1, una sola cosa en Él
Heb 2,14-18, así como los capítulos 8 y 9, y el pasaje
de 10, l-18). El motivo del unir resalta expresamente La entrega de Jesús por nosotros en la cruz y
enla Carta a los efesios: Jesús mata a lo que divide, a nuestra aceptación en la cruz de Jesús, el cual por no-
la enemistad y lo hace en su propia carne y une a los sotros se convirtió en «maldición» (Gal 3, 13) y en
dos que estaban separados (los judíos y los griegos), <<pecado» (2 Cor 5, 2l), instauran no sólo nuestra
constituyéndolos en «un nuevo hombre»; los inserta nueva unidad con Dios, sino también nuestra unidad
en el «único cuerpo» (Ef 2, ll-22, especialmente los con Jesús y, en É1, la unidad de unos con otros.
versos 14-16). La nueva relación con Jesús es, como quien dice, el
El gesto unificador de Dios en Jesús es aquel ges- lugar y la manera, donde y como se realiza nuestra
to de entrega que, en Juan, se dilucida como agape, orientación hacia solo Dios, hacia lo único necesario.
como amor que se enajena a sí mismo (cf. los capítu- Y así, descubrimos en Pablo: Lo que él tenga que vivir
los l3 y l5 de Juan en su totalidad). Dios se entrega a todavia en la carne, lo quiere vivir en Ia fe en el Hijo
lo que divide y lo acepta en sí, trasformándolo me- de Dios, que le amó personalmente y se entregó a sí
diante tal amor en lo que une. Y así, a la entrega co- mismo por él (Gal 2,20). El estar integrado en la for-
rresponde la aceptación: la humanidad llega a ser una ma de vida de Jesús, el estar unido con Él por medio
sola cosa en el reino de Dios, ya que todos los hom- de la fe y del bautismo, no es una simple mística sen-
bres son aceptados por Dios (cf., a propósito, espe- tida en la conciencia, sino una realidad óntica, la reali-
cialmente Rom 15,7 con el contexto 15, 5-13; Heb 2, dad de que la vida de Pablo no es ya únicamente y de
l4-18). Lo que en la perspectiva desde Dios y desde manera primordial su vida, sino la vida de Jesús en é1
Jesús en relación con los hombres significan la entre- (ibid.). De qué modo esto caracteriza a la vida, la ha-
gay la aceptación, eso mismo, en la relación de Jesús ce nueva y la une, eso se hace patente, de manera es-
con Dios, tiene el carácfer dela kénosis, de la radical pecialmente impresionante, en la Carta a los filipen-
enajenación, en la cual Dios es todo en todo, y la cual ses (cf. Flp 3, 7-l l). De manera más contenida, pero
Lo uno diJérenciante El mensaje de la unidad

no menos intensa, se expone esto mismo en el discur- y singular, pero a la vez sobrepasamos en ella el yo
so en que Jesús pronuncia su despedida en el Evange- convirtiéndolo en el túy enel nosotros.
lio de Juan:A aquel que ama al Hijo, Él se le revelará; La unidad como nueva convivencia en Jesús en-
a aquel que guarda su palabra vendrá el Hijo junta- cuentra diferentes formas de expresión, que no se ex-
mente con el Padre para morar en él (Jn 14,21.23). cluyen, pero que tampoco se ofrecen únicamente para
Esta nueva unidad con Jesús y, por medio de É1, ser elegidas según el contexto cultural o la inclinación
con el Padre significa ala vez unidad ez Jesús, es de- espiritual. Desarrollan la riqueza interna de aquel
cir, nueva unidad recíproca. acontecimiento de unión que en Jesús- nos une a Él
Al reconciliarnos Jesús en su muerte con Dios, cae y nos une a unos con otros.
por tierra el muro divisorio entre judíos y griegos, ad- Se halla en primer lugar aquella comunidad de
quiere forma el nuevo acontecimiento de una unidad unos con otros, en cuyo centro vital se encuentra Je-
no posible humanamente: Todos están siendo amados sús mismo (Mt 18, 19-20). El symphonein, el estar en
por el único amor de Dios; todos han sido incluidos consonancia unos con otros por la unidad que existe
en la única entrega y aceptación; todos ellos están en Jesús, hace que Él mismo esté entre nosotros y ha-
unidos en aquel tercero, que contiene y decide lo más ce que nuestra oración común al Padre sea cosa de Je-
íntimo de ellos, su relación con Dios, en la muerte de sús, de tal manera que nuestra relación con Dios es
Jesús en la cruz (Ef 2,11-20). asumida en la relación de Jesús con el Padre; de ahí
Al llegar a unirnos con Dios, al llegar a unirnos nace la certidumbre interna del cumplimiento. En el
los unos con los otros, nos convertimos en una casa y mismo contexto de Mateo experimentamos aquella
en el único cuerpo en el que Jesús y, por medio de Je- igualdad de unos con otros, que en la unidad disuelve
sús, el Padre y el Espíritu habitan. El texto dela Car- las diferencias de rango, porque la mirada común se
ta a los romanos 15, 5-13 fundamenta su exhortación dirige al único Padre, al único Señor y al único Maes-
a la alabanza unánime de Dios en que nosotros, ju- tro (Mt 23,8-12).
díos y gentiles, hemos sido aceptados en Jesús y, por Otra forma fundamental la presenta el libro de los
tanto, no podemos menos de realizar también en esa Hechos de los apóstoles'.la comunidad que es un so-
aceptación nuestra aceptación recíproca. El que Dios 1o corazón y una sola alma; en ella se da vigorosa-
en Jesús se nos conceda graciosamente, el que él nos mente el testimonio de la resurrección; en ella todos
acepte en Jesús, no son únicamente determinaciones sus miembros lo poseen todo en común, y en ella no
accidentales, sino que nos afectan en lo más íntimo existe ya la diferencia entre personas que padecen ne-
de lo que somos. Y así, la reconciliación con Dios, la cesidad y personas que viven en la abundancia (Hch
unión con Dios, es plena y totalmente unión personal 4,32-34;2, 42-47).
t00 Lo uno díferenciante El mensaje de la unidad 10t

Otro camino más nos lo muestra la aplicación de En tal pertenencia a Jesús, el Espíritu aparece de
las relaciones entre Yahvé como esposo y el pueblo manera especial en primer plano, el Espíritu que por
de Israel como esposa a las relaciones entre Jesús y la medio del único amor y de los numerosos dones nos
Iglesia. Esto mismo se escucha en la reflexión que une a unos con otros y nos une con Jesús (l Cor 12,
hace la Carta a los efesios (cf. Ef 5,21-33) sobre el 4-ll). Se trata sobre todo de vivir y realizar en Mu-
matrimonio cristiano (cf., también,2 Cor ll,2 y Ap chos lo que es Uno, y de desplegar al Uno y lo Uno
21,2.9;22, l7). en la multitud existente de rasgos vitales.
Finalmente se efectúa una identificación entre la La relación con Jesús y la relación de unos con
comunidad creyente y Jesús mismo, la cual, por su otros en Jesús nos hace llegar también a aquel plano
parte, se presenta nuevamente en diferentes tradicio- en el cual, según el uso teológico corriente, nos resul-
nes de ideas e imágenes. ta familiar lapalabra «unidad». Como vocablo, la pa-
La pregunta que el Exaltado dirige a Saulo: «¿Por labra unidad (henotes) aparece sólo dos veces en el
qloé me persigues?», muestra en un nivel muy elemen- Nuevo Testamento, las dos, por cierto, enla Carta a
tal la <<comunidad de destino»», más aún, la «unidad de los efesios (cf. Ef 4, 3.13). Ahora bien, si desplega-
destino» que existe entre Jesús y aquellos que creen en mos el mensaje neotestamentario en su totalidad des-
Ét lUctr 9, 4). La Carta a los gálatas (cf. Gal 3, 28) ve de la perspectiva de la unidad, entonces descubrimos
como tan radicalmente superadas todas las diferencias que en realidad el factor «unidad» tiene importancia
que escinden a la sociedad -judíos y griegos, esclavos decisiva parala identidad interna de este mensaje. Así
y libres, varón y mujer-, que nosotros en nuestra con- que no hay que asombrarse de que entre los pasajes
vivencia no somos designados como una sola cosa si- parenéticos más intensos, más evocadores, <<más so-
no como Uno: una nueva personalidad colectiva, que lemnes>> del Nuevo Testamento se cuenten aquellos
tiene su fundamento a partir de Jesucristo. Ahora bien, que insisten en lo de ser uno.
aquí se unen la imagen y la experiencia de la unidad Enla Carta primera a los corintios, los tres capí-
en el hecho de que ((se es un solo cuerpo». En todo tulos que sirven de introducción están inspirados por
ello hay que tener en cuenta la diferencia existente en- la persuasión de que las escisiones y los partidismos
tre la concepción Cristo como Cabeza, los creyentes pervierten de manera sumamente íntima el único
como miembros (Ef 4, 16 en el contexto de Ef 4, 1-16 Evangelio y su núcleo, la palabra de la cruz. En toda
en total y Col 1, l8; también Ef 5,23), y la otra con- la carta este tema fundamental reaparece incesante-
cepción en la que Cristo como totalidad se manifiesta mente (por ejemplo, en 1 Cor 10,17; ll,17-22; enla
en los creyentes que son su cuerpo (Rom 12, 3-8; I totalidad de los capítulos 12,13 y 14). La introduc-
Cor 12 en su totalidad, especialmenfe 12, 12-31). ción del capítulo cuarto de la Carta a los efesios (.cf.
t02 Lo uno diferenciante

Ef 4, l-6), con un sentimiento fundamental positivo, 2


hace referencia no menos encarecidamente a la nece-
«Unitas quaerens intellectum»
sidad fundamental de la unidad. En la Carta a los /i-
lipenses (cf. Flp 2,1-ll) el Apóstol enlaza su petición
sumamente íntima y personalísima en favor de la uni-
dad de la comunidad, con el himno a Cristo; la unidad
de los miembros de la comunidad entre sí se enlaza
con la unidad de Jesús con el Padre en medio de su
humillación y exaltación, y hace que la unidad de los En el informe acerca de la unidad, cuyos elemen-
cristianos se derive de ella. tos hemos tratado de presentar en una perspectiva
Finalmente, la síntesis y la quintaesencia del len- sumaria y de esclarecer en su conexión mutua, no he-
guaje bíblico sobre la unidad se halla en el capítulo l7 mos pretendido llegar a un <<sistema»>. Semejante co-
del Evangelio de Juan, texto que sintetiza el mensaje sa precisamente no haría justicia a lo peculiar de la
total de Jesús dentro de la perspectivajoánica y que unidad, que en tal informe se manifiesta. Sin embar-
desemboca en el testamento de Jesús, que es la ora- go, dicha unidad impulsa a adquirir y mantener desde
ción que Jesús dirige al Padre en favor de los suyos. dentro aquella luz, en la cual la unidad existe y en la
En todos estos textos no se trata primariamente de que se manifiesta cómo es. Al igual que la fe, por sí
salvaguardar una credibilidad y eficacia externas, que misma, busca y alcanza st intellectus, así también la
no podrían garantizarse sin la unidad sino que se unidad busca y alcan.za su luz. Claro que el intellec-
busca ante todo no traicionar «un punto» en el cual tus unitatis, al que aqui nos referimos, no podemos
resplandece /o nuevo y propio del mensaje: el que desarrollarlo suficientemente en el marco del presen-
Dios se une con nosotros en Jesús, lo cual nos permi- te estudio. Bastará con indicar algunas orientaciones
te participar en la vida total y única de Dios, una vi- en las cuales puede seguir latiendo el empeño por ad-
da que vive únicamente en nosotros, cuando vive en- quirir una idea clara. Nos orientaremos en primer lu-
/re nosotros. El que el mundo pueda creer es algo que gar hacia los rasgos fundamentales del pensamiento
está prometido en el Nuevo Testamento, pero única- joánico acerca de la unidad; trataremos de mencionar
mente si todos están unidos, como el Padre y el Hijo a continuación algunos rasgos fundamentales del in-
son uno. tellectus unitatis; seguirá después una observación
sobre el tema de la unidad y la pluralidad, que par-
tiendo del intellectus de la unidad nos lleve de retor-
no al actus de la unidad. No en vano, dicho actus uni-
quaerens int lechtm » t05
« (J nitas eI
Lo uno diferenciante

tatis es lo único que es capaz de recibir y trasmitir el clada en lo más íntimo y 1o más principal de Dios mis-
intellectus unitatis , la htz de la unidad. mo y pertenezca a ello' El lugar en que este ser uno
claramente'
arrtr, Padre y e1 Hijo insta a que se vea
"t mismo' Con-
es más bien la acción salvífica de Dios
l. confiarse plena-
Rasgo,s fundamentales del pensamiento joanico fiarse plenamente a Jesús significa
y la operación'
acerca de la unidad mente al Padre' Es realmente la acción
lo que experimenta aquel que
la existencia del Padre,
más salvación y
Un ssfuerzo detallado por conocer los rasgos fun- se sitúa enteramente en Jesús' No hay
damentales del mensaje joánico en general podrá con- no hay más luz que aquellas que se
nos han revelado
ducirnos a entender la totalidad de ese mensaje en la :"*t. .o*o .i Hijo que es' Por consiguiente' en l.a
unidad en el ser uno solo. Abreviando de forma es- "r
i-ug.r, del pastor (la totalidad de Jn l0)' esto culmi-
y
quemática, podemos decir que existe una trayectoria ,u á qu" Jesús posee la dignidad -inconfundible
de vinculación entre tres puntos centrales, los cuales a ,.r".ruiu para solo Dios- de ser pastor de hombres'
su vez reúnen en sí múltiples trayectorias. Estos tres En su unidad más íntima con el Padre
y en la relación
puntos son el enunciado: «Yo y el Padre somos uno)) .t Padre, han sido confiados a Jesús los seres hu-
(Jn 10, 30), después: «En aquel día conoceréis que yo "o,
,ruror, para que Él les conceda graciosamente
todo el
estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros)) pios, Él les trasmita la vida en plenitud y los
u*o, á"
dignidad
(Jn 14,20), y finalmente: <<Para que todos sean uno; .ong."grr. reuniéndolos de la dispersión' La
como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que tam- divi"na áel de Jesús, pero también la inaliena-
".t"a.go fe en Jesús'
bién ellos sean en nosotros; para que el mundo crea ble dignidad de quienes se entregan a la
y el Padre' Lo
que tú me enviaste. Y la gloria que me diste les he da- tiene sus raices en la unidad entre Jesús
que Jesús ha-
do; para que sean uno, así como nosotros somos uno; que vive en el Padre, vive en Jesús, y lo
yo en ellos, y tú en mí» (Jn 17,21-23). ce, eso lo hace el Padre en El'
Unidad del Padre con el Hijo: el Evangelio de Juan Ya en esta imagen del pastor y luego
en la de la vid
acentúa constantemente la inseparabilidad entre el Pa- (Jn 15, 1-8) y en las palabras de Jesús acerca
d"l':l
El'
dre y el Hijo, el ser íntimo del Hijo en el Padre, y del ie vida -que hace que los que son suyos vivan de
Ét vive del Padre y porque Él vive del
Padre en el Hijo. En todo ello no se trata en primer lu- b ñ;ñe
Padre (Jn 6, especialmente el verso 57)-'
gar de una igualdad de esencia que estuviera desli- sehafraza-
punto: el
gada del acontecimiento de la salvación, y por consi- d; t, i. línea iesde el primero al segundo
interno del Pa-
guiente no se trata en primer lugar de la unidad entre serinterno de Jesús en el Padre y el ser
que además tien-
el Padre y el Hijo, por mucho que esta unidad esté an- dre en Jesús no sólo se reflejan, sino
106 Lo uno diférencio.nte « (Jnitas q uaerens inte I I ectum » 107

den al ser interno de Jesús en nosotros y a nuestro ser Jesús- una sola cosa con é1, y de hacerle participar en
interno en Jesús. Nosotros somos y vivimos como no- la vida que es precisamente unidad, ser interno mu-
sotros mismos, cuando Jesús vive en nosotros y noso- tuo, un concederse graciosamente el uno al otro del
tros vivimos en É1. De la misma manera precisamen- Padre y del Hijo en el Espíritu. Tan sólo este ser uno
te Jesús es Él mismo en su majestad y singularidad, del Padre y del Hijo es vida verdadera, y esta vida
porque Él «no es otra cosa» sino que el Padre vive en verdadera puede trasmitirse únicamentep or medio de
Ét y Ét vive en el Padre. Esta unidad de Jesús con vida, precisamente cuando Jesús vive en el hombre, y
quienes viven de É1, se expres a alavez de manera in- de este modo lo adentra en la vida de Dios, es decir,
dividual y colectiva (la forma individual, por ejemplo, en la unidad interna de Dios. Esta vida del hombre
en Jn 14, 21.23; la forma colectiva, por ejemplo, en Jn adquiere forma del mundo, presencia como vida, co'
14,20). Sin embargo, este ser una sola cosa de los in- mo signo de salvación, y la adquiere en Jesús y por
dividuos y de los creyentes en la comunión con Jesús medio de Él en el Padre; pero precisamente en el he-
adquiere su plenitud y consumación en aquel ser una cho de que el amor reina entre el Padre y el Hijo y de
sola cosa de los creyentes entre si, que es a lo que se que el Hijo nos 1o regala, ese amor nos une, nos con-
refiere el capítulo l7 en su totalidad. Este ser una so- duce a que seamos una sola cosa unos con otros'
la cosa es, ciertamente, un ser interno en Jesús y, por Hemos descubierto el elemento decisivo de ese ser
medio de Jesús, en el Padre; el ser en Jesús «impreg- una sola cosa, y ese elemento es el amor: amor que se
na)) en cierto modo a los muchos que en Él creen, con desliga de sí y se entrega, como entrega hasta lo últi-
la participación en aquella unidad que vive entre el Pa- mo, hasta hacerse entrega de la propia vida (Jn 6, 51;
dre y el H,jo y que es la vida del Hijo mismo. Ahora 13, l; 15, 13). Nos encontramos dentro de aquella pa-
bien, este ser una sola cosa como ser interno en Jesús radoja que caracteriza ala totalidad del mensaje cris-
es a la vez relación mutua entre los creyentes, como lo tiano: El reino de Dios como lo único necesario y lo
demuestra el mandamiento nuevo del amor recípro- que lo une todo, irrumpe por parte de Dios y es acep-
co (Jn 13, 34s), que es alavez «su> mandamiento, el tado por parte del hombre, pero únicamente enla ké-
mandamiento de Jesús (Jn 15, 12.17). nosis, enel vaciamiento y enajenación, en el «llegar a
La existencia aislada, situada en si misma, cerrada hacerse nada>>. Pero este llegar a hacerse nada no es
con respecto a Dios y a los demás, es la situación de otra cosa que el amor, que se identifica consigo al dar-
perdición en que se halla el <<mundo>> y la situación sey «abandonarse)) a sí mismo. Lo que nos une --con
de los hombres que han caído en é1, según la perspec- Dios y a unos con otros- es la entrega de Jesús a la
tiva joánica. Dios no deja al hombre en este hallarse muerte como la forma más extrema de su amor (Jn 10,
desligado; Dios irrumpe hacia é1, a fin de hacerse -en 11.16; ll, 5l-52; 13, 1).
« (Jnita s quaerens inte I lectum » t09
Lo uno diferenciante

En esta visión de conjunto de enunciados joánicos Estos modi de la unidad cuyo carácter aporético
reaparecen sustancialmente los elementos que se ha- podemos observar en modelos prácticos y también,
llan en la <<lectura a través» de todo el mensaje del en parte, en modelos teóricos de la sociedad, quedan
nuevo Testamento, elementos que caracterizanla alte- excluidos en el mensaje bíblico acerca de la unidad:
ridad lo diferenciante de la unidad entendida cristia- Dios es el que se concede graciosamente y el que nos
namente. acepta. Él se está dando graciosamente y se está acep-
tando a sí mismo. Hay glorificación mutua del Padre
y del Hijo en aquella doxa, en aquella glorificación
2. Rasgos fundamentales del «intellectus unitatis» que los Padres de la Iglesia identifican no sin razón
con el Espíritu santo. La unidad desde su misma raí2,
De los datos que acaban de exponerse se deducen es relacional, se halla en una relación que, comuni-
cuatro rasgos fundamentales de lo «Uno diferencian- cando lo Uno y Mismo, y participando en ello, pone
te>>, que son importantes para el intellectus unitatis. a sus polos no sólo en relación con ello, sino también
El primer rasgo fundamental es el de la relaciona- en relación mutua inmediata: lo común se desvela en
lidad.La unidad se fundamenta, sí, en que Dios es la relación mutua; la relación mutua acontece con un
uno, y todo va aparar a ese uno: toda unidad que no ser interno en lo común.
se alcanzara por medio de Él y en É1, no se manten- El significado que tiene este carácter relacional de
dría a sí misma. Sin embargo, la unidad no se deduce la unidad para nuestro mundo y nuestra Iglesia, pue-
precisamente de Dios como el Uno y el Primero. Por- de medirse drásticamente por el fracaso de otros mo-
que de lo contrario, el proceso del deducir o el princi- delos de unidad y por las estrecheces que originan'
pio del deducir sería el verdadero <<Dios»>, lo determi- Con la relacionalidad entendida en sentido cristia-
nante de la unidad; y no Dios mismo. La unidad no es no se vincula, como segundo rasgo fundamental, el
tampoco un absorber la diferencia, un disolverla en carácter periiorético, es decir, el mutuo ser interno y
un principio unificador. La estación final de tal uni- el hallarse contenidos recíprocamente de sus polos'
dad sería la nada y el cero de los que se unen. El he- Cada polo <<es>> la totalidad y lleva en sí los demás
cho de perecer los polos de la unidad en su unidad se- polos. Las fórmulas joánicas (y en principio también
ría una nivelación a ras de tierra de la unidad misma. paulinas) del recíproco ser interno (tú en mí, yo en ti,
La unidad en el sentido en que la entiende el mensa- vosoffos en mí, yo en vosotros, nosotros unos en otros)
je, no es tampoco un simple acuerdo o convenio pos- no son juegos de ideas, sino que son una respetable
terior, algo que se realiza e/? sus polos, pero sin que descripción de la realización de la unidad de una rea-
los incluya a ellos en su totalidad. lizaciln entendida y vivida en la fe. La unidad que
1 10 Lo uno diferenciante «Llnitas quaerens intellectum» I II

careciera de este mutuo ser interno y del ser interno de damente anclado en el ser mismo el carácter kenótico
la totalidad en el individuo y del individuo en la tota- que el verlo únicamente en la finitud de lo finito. Po-
lidad, carecería de lo unificador y vinculador, sería ner en relación mutua ambas perspectivas, la de la im-
una mera composición externa. La aceptación y la en- posibilidad de perder la identidad y la de perderse co-
trega, como el ritmo fundamental trinitario, encarna- mo identidad,refiriéndolas la una a la otra (relacional),
torio, que caraclerizael acontecer de la Pascua, tienen es algo que puede lograrse únicamente cuando se lo-
también como consecuencia la perijóresis en nuestra gra, en sentido estricto, una ontología del amor. Aqui
relación mutua, en la fisonomia realizada de la Igle- reside un impulso bíblico, que el pensamiento teológi-
sia. El sacerdocio universal de los creyentes y el sa- co y el pensamiento filosófico que se efectúa alaluz
cerdocio del ministerio, la diversidad de los carismas de la revelación no han recogido todavía hasta llegar a
y la unidad de la misión, la relación entre la Iglesia lo- sus consecuencias y princiPios.
cal y la lglesia universal, para mencionar tan sólo al- Ahora bien, con lo que acabamos de decir queda
gunos puntos, deben interpretarse y exponerse de nue- ya esbozado, como cuarto rasgo fundamental de la
vo a partir de este caracter periiorético de la unidad. comprensión cristiana de la unidad, el carácter funda-
Esto nuevamente no en el sentido de una deducción, mentalmente histórico de la misma. Si la unidad acon-
sino en la concreta penetración en lo que en cada ca- fece en la relacionalidad, si la relacionalidad acontece
so se halla en relación mutua. como un darse y abandonarse a sí mismo, como una
El «precio» por la plenitud y la riq.ueza de la peri- kénosis entendida básicamente, entonces la unidad sí,
jóresis es la kénosis. Tal es el tercer rasgo fundamen- se encuentra ya siempre fundamentada, pero nunca
tal. La unidad, según la comprensión cristiana, tiene «ha trascurrido» ya. Yo, existiendo históricamente, me
un carácter kenótico. Ser en el otro como ser-si-mismo encuentro ya siempre en aquella fundamentación de la
es posible únicamente en el salir de sí mismo, en el unidad sin la cual yo no podría ser y yo no podría ex-
abandonarse y vaciarse a sí mismo, en el ser a partir tenderme hacia esa unidad. Pero esa unidad en todo
del otro. Un pensar en el ser, que partiera únicamen- su ser donada, es lo que ha de esperarse, lo futuro, y
te de la sustancia, se compagina dificilmente con este ese futuro es más que el mero resultado de lo que se
rasgo fundamental. El carácter relacional de la unidad encuentra ya presente. El absoluto hallarse cobijado
es carácter relacional del seq y la relacionalidad signi- en la acción salvífica, acontecida de una vez para
fica sobrepasarse a sí mismo. Hay una forma errónea, siempre, de Aquel que es el amor, la irrevocabilidad
pero hay también una forma verdadera y dilucidadora de ese amor es algo enteramente diferente de la de-
de insertar en el pensamiento de la unidad el No y el gradación de la historia hasta convertirse en el mero
Más. Por consiguiente, esto significa ver más profun- ejemplo que se va repitiendo del principio ya institui-
113
u2 Lo uno diJérenciante « lJnitas quaerens inte I I ecfum »

do. El amor es la aventura de lo inamisible, la unidad palabra de Dios, sin las palabras humanas' no tendría
a fin de
es el acontecimiento incesantemente nuevo, la sorpre- áonde poder reclinar su cabeza en esta tierra'
pala-
sa incesantemente nueva, en la cual se cumplen el pri- habitar con nosotros y estar entre nosotros' La
la palabra
mer y fundamentante anhelo, el primer y fundamen- bra de Dios hace que ella misma necesite
hu-
tante resultado. También aquí hay que contemplar con humana, porque quiere expresarse entre los seres
todavía:
la mirada consecuencias eclesiológicas y sociales, que manos y paralos seres humanos' Y hay más
las palabras a la
todavía no han sido deducidas de los modelos existen- putáUru de Dios, conduciendo a
"ru
decisión interna, quiere alavezredimirlas
y ganárse-
tes hasta ahora del pensar y del actuar.
inter-
las, descubrir y dar cumplimiento a su adviento
no. Pero de esta manera no produce un lenguaje
de

3. Unidad y pluralidad unidad sino una unidad entre los lenguajes' la unidad
son
del diálogo, en el cual los numerosos lenguajes
Hay un único mensaje que está contenido en el ser nuevos
retados para que, ellos mismos, lleguen a
que
Nuevo Testamento y, por consiguiente, en la fe de la y diferentes en el escuchar el mensaje, pero para
Iglesia. Pero este único mensaje se halla tan sólo en perciban en ello su «nuevo nombre>>' Claro que del
las
múltiples fisonomías. Y esto no es una deficiencia, álatogo de los lenguajes, de la diferenciación de
sino un carácter esencial de ese mensaje y de la uni- de1 acontecer de la mutua aceptación
y entrega
ideas,
y
dad que él anuncia. de los lenguajes (que se produce en la aceptación
La pluralidad de teologías en las que aparece y se trasmisión de la palabra) nace luego la concreción de
redacta el único mensaje del Nuevo Testamento, re- la confesión común en el enunciado común' Ahora
vela en sí lo Uno de lo que se trata en la definitiva y bien, este enunciado común no es todavía la
forma fi-
extensa autorrevelación de Dios en Jesucristo. Ésta nal consumada, que agotaru la palabra y la condujera
a un denominador, de tal manera que fueran
no deja sencillamente intacta y desvinculada la plura- super-
lidad de maneras de pensar; no se desliza, sin ser vis- un ulterior preguntar y plas-
fluos un ulterior diálogo,
ta, en las vestiduras que ya están dispuestas, sino que mar. Los símbolos, dogmas y definiciones doctrinales
y defi-
es provocación, destroza las imágenes de los ídolos expresan de manera vinculante lo permanente
que
-también las imágenes de los ídolos construidas por niiivo de lapalabra; pero lo hacen de tal manera'
y la exposición a
conceptos (cf. Gregorio de Nisa)-, invierte las formas siguen sienáo actuales la traducción
de pensar, diferencia y determina representaciones e nuevas preguntas y nuevas maneras de
pensar y de

ideas. Pero en esta krisis, que ella aporta, es a la vez .*p...uir.. Un impresionante testimonio de esto lo
palabra a las palabras y palabra en las palabras. La ofrece precisamente la nueva edición del Denzinger'
114 Lo uno diferenciante « Unitas quaerens intellectum» 1t5

realizada por Peter Hünermann como una labor teo- se puede lograr la tarea que tenemos planteada hoy
lógica de alto rango. día, tanto por causa del mensaje como por causa del
El problema de la unidad en la pluralidad dificil- mundo.
mente habrá sido tan actual desde los tiempos inicia- En todo ello resulta fundamental y esencial el ser-
les de la historia cristiana como lo es hoy día. Vivimos vicio prestado a la unidad por el ministerio eclesiásti-
en el mundo único, que se desintegraría si se nivelara co hasta llegar al ministerio de Pedro, no como diso-
su pluralidad en ideologías o pragmáticas tecnológi- lución del proceso del diálogo y de la inculturación
cas o simples «derechos de mercado>». Este mundo (como diríamos recogiendo una expresión de Chiara
puede lograrse solamente como un mundo uno, cuan- Lubich), sino como garantia de la <<escucha en co-
do la pluralidad de lenguajes y culturas ni perece en múru> y de la pertenencia común de todos: la perte-
una cultura de la unidad dispuesta desde dentro o des- nencia al origen, la pertenencia de unos a otros, y la
de fuera, ni es desplazada forzosamente a guetos que pertenencia -diacrónica y sincrónica- al todo.
funcionen como museos, entre los cuales se produje- Ahora bien, ¿cómo puede acontecer semejante diá-
ra únicamente una coordinación técnica, funcional o logo debido ya, semejante crisis mutua debida ya, la
de mercado, en vez de llegarse a un diálogo que a la aceptación y la entrega? ¿Dónde <<está>> aquella uni-
vez modificara y conservara. dad que es mayor que todas sus figuras y que, por tan-
Esta situación del mundo es a la vez y et medida to, incluye la pluralidad, aunque en foda pluralidad
especial una <<situación de la Iglesia». La disolución hay una figura que es capaz de lunir?
de la Iglesia universal en mundos particulares que se No se trata precisamente de reprimir la ortodoxia
toleran, en el archipiélago de islas de inculturación reduciéndola a ortopraxis, cuando se hace referencia a
sin relación alguna entre ellas, sería precisamente tan la sola y única realización del amor mutuo, tal como el
equivocado como el recortar la pluralidad lingüística Señor nos ha amado, del aceptarse mutuamente, tal co-
y cultural en la expresión de la fe, reduciéndola a dis- mo Él nos aceptó, del mutuo <<hacerse-todo-a-todos»
tintos empaquetamientos etiquetados en diversos y en el sentido paulino. Liberarse de una cultura que es
di ferentes lenguaj e s. La palabr a una dilucida crítica- sólo propia, prestar oídos sin obstrucción al Evange-
mente las palabras plurales, pero a la vez las acoge lio, y prestar oídos, también sin obstrucción, a 1o que
amorosamente, confiándose valientemente a ellas y el otro tiene que decir y que dar: tal es la realización
preserva así lo precioso de las palabras plurales, al del misterio de Pascua desde la entrega de Jesús a la
mismo tiempo que preserva la conciencia de que ellas muerte hasta su resurrección, de la encarnación, más
tienen únicamente su verdad en lo uno, y de que eso aún, del ser-uno según la medida y el sentido de la
uno es siempre mayor que su expresión. Tan sólo así Unidad trinitaria. Estos misterios fundamentales se
I t6 Lo uno di.ferenciante

dan cuando los vivimos. No se agotan en el hecho de INDICE GENERAL


que nosotros los vivamos; no pueden ser <<sustituidos»
por nuestra vida. Pero únicamente en nuestra vida -en
communio- pueden hallar un signo, de tal manera que
puedan hablar a la pluralidad de nuestros contextos
actuales de vida y de comprensión. Se necesita algo
así como un «icono social>> del Evangelio, la Iglesia Presentación, de Ángel Cordovilla 9

como «pueblo unido por la unidad del Padre y del Hi-


jo y del Espíritu santo)) (Lumen gentium,4), para que Tgsts pene uN¡ oNrolocÍA TRINITARIA

la pluralidad de los lenguajes alcance la unidad y se Prefacio 21

realice, para que en la necesaria y vinculante forma 1. La nueva ontologia como postulado teológico y filosó-
unificadora de la unidad pueda vivir la pluralidad y fico ............... 23
pueda mostrarse como la plenitud de la unidad. l. La cuestión acerca de una nueva ontología 23
2. El campo de la respuesta. Correlación entre filoso-
Al final de esta reflexión sería útil sencillamente fia y teología 27
volver a leer el mencionado texto de la tesis de Peter 3. Acceso: 1a palabra de Dios en la palabra humana .. 28
Hünermann, escrita para el acceso a una cátedra uni- 4. Destino de la palabra de Dios en la palabra humana,
versitaria. destino de la palabra humana en la palabra de Dios . 30
5. Eldoble apriori delateología 32
6. Dos tipos fundamentales: teología traductora y teo-
logía atestiguadora .............. 32
7. Contribución histórica de la teología a la ontologia . 33
8. El déficit histórico de una ontología cristiana ........ 34
9. Moderna
Situación modificada al final de la Edad 35

2. El enfoque de lo diferenciadotamente cristiano .......... 37


10. Acceso a lo diferenciadoramente cristiano ........... 37
I 1. El contexto de la religión 38
12. El contexto de la experiencia del Logts ................ 40
13. Larespuestaprovisional: laAntiguaAlianza........ 42
14. La respuesta de la Nueva Alianza a la religión y a
la experiencia del Logos 43
15. El centro interno de lo cristiano: el triple aconteci-
miento .......... 45
16. La consecuencia: ontología trinitaria 47
17. Primeros impulsos de la tradición 47

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