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Quintas moradas: la transformación por 

amor
Publicado el 01/05/2020 por MJ

En las quintas moradas santa Teresa nos explica, por medio de la comparación del
gusano que se convierte en mariposa y la invitación a la bodega del vino, cómo el amor
de Dios transforma.
– Claudia Morales Cueto

Santa Teresa inicia la redacción de la quinta morada expresando su limitación para


poder expresar con palabras o razonamientos la experiencia de transformación por amor
que se da en esas estancias. Sin embargo, lo hará acertadamente con ayuda de
comparaciones. La Santa nos lleva de la mano a aposentos más privados del castillo,
más íntimos, donde comienza la unión de Dios con el alma.Comienza pidiendo luz a
Dios para poder comunicar la experiencia, pues ni el entendimiento lo sabe entender, ni
las comparaciones pueden servir de declararlo, porque son muy bajas las cosas de la
tierra para este fin. (5M1,1).

 Escucha el audio.
 Mira el video.

Te invito a leer el libro de Las Moradas

En este sencillo curso que estamos ofreciendo en línea, no podemos abarcar todo lo que
santa Teresa explica en el libro de Las Moradas. Así como no podrías conocer París en
7 horas, las 7 entradas al blog no pueden explicar la riqueza de este libro, que es todo un
tratado de la experiencia mística. Te invito a leerlo a tu ritmo, con ayuda de las pistas
que estamos compartiendo. Descárgalo aquí.
Las quintas moradas tienen una gran riqueza doctrinal, literaria y simbólica. Están
estructuradas en cuatro capítulos:

 5M1- La bodega del vino.


 5M2- El gusano se transforma en mariposa.
 5M3- La unión verdadera.
 5M4- Las vistas.

Ahora Dios lleva la iniciativa

Dios regala al alma diferentes manifestaciones de que desea una unión verdadera con
ella. Aunque no podemos provocar o causar las experiencias de las quintas moradas,
pues son regalo del Señor, nuestra maestra nos aconseja no descuidar las virtudes que
hemos ido aprendiendo en nuestra experiencia de amistad creciente con Jesucristo:

“En la virtudes para llegar aquí, hemos menester mucho, y
no nos descuidar ni poco ni mucho” (5M1,2).

 En la primera morada, la valentía y decisión para entrar.


 En la segunda morada, la determinación para no salir del castillo y perseverar.
 En la tercera morada, la humildad y la confianza en Dios.
 En la cuarta morada, Dios nos ensancha el corazón para que podamos amar con
más libertad.

Poco a poco, este recorrido hacia el interior nos va haciendo comprender que la oración
no es un ratito de silencio o de rezar, sino que la oración como amistad con Dios nos
hace vivir de una nueva manera, con más libertad y con más disposición al servicio.

Dios no te pedirá más de lo que te ha dado

En la cuarta morada descubrimos que Dios nos da a cada uno lo que necesitamos, no lo
que merecemos. Santa Teresa nos dice ahora que “el Señor no imposibilita a ninguno
para comprar sus riquezas; con que dé cada uno lo que tuviere, se contenta” pero “todo
lo quiere para Sí, y conforme a lo que entendiereis de vos que habéis dado, se os harán
mayores o menores mercedes”. 5M1,3).

Dios nos va regalando a cada uno las experiencias que necesitamos, por eso no es
sensato ni útil compararnos con los demás. Cada uno tenemos una historia y talentos,
capacidades y fortalezas de carácter diferentes, con las que podemos servir a Dios de
distintas maneras. ¿Has pensado a qué te invita el Señor hoy, en tus propias
circunstancias? ¿Cómo puedes ser signo de su Amor?

Llévome el Rey a la bodega del vino…


La bodega del vino es una imagen que santa Teresa toma del Cantar de los Cantares.
Cuando comenzamos una relación con alguien, no lo invitamos a nuestra casa de un día
para otro. Quizá las primeras veces nos vemos en un café o en un restaurante. La
imagen de la bodega, en el que el Rey guarda sus mejores vinos, nos presenta un
espacio reservado para recibir y agasajar a quienes son muy cercanos. El acceso es solo
por invitación, no podemos forzar la entrada.

“Su Majestad nos ha de meter y entrar Él en el centro de nuestra alma y, para mostrar
sus maravillas mejor, no quiere que tengamos en esta más parte de la voluntad que del
todo se le ha rendido” (5M1,12).

¿Cuál es el efecto de esta unión?

La persona queda con la certeza de que ha estado en la presencia de Dios:

“Fija Dios a sí mismo en lo interior de aquel alma de manera que cuando torna en sí, en
ninguna manera pueda dudar que estuvo en Dios y Dios en ella” (5M1,9).

Nos dice santa Teresa que no puede explicarse, que es un “no entender
entendiendo” (V18,14). Son experiencias inefables, como el amor mismo, que requieren
de comparaciones, como en la poesía, pero las palabras nunca serán suficientes para
comunicar la profundidad de la experiencia.

En la bodega, Dios ordena el amor

Nuevamente, evocando el Cantar de los Cantares, santa Teresa pregunta:


“¿No habéis oído de la Esposa, que la metió Dios a la bodega del vino y ordenó en ella
la caridad?” (5M2,12).

En el camino hacia el interior del castillo hemos ido descubriendo que nuestros apegos y
nuestro egocentrismo no son cristianos, nos atan y nos hacen sufrir. Ahora que el alma
ya está más libre, Dios le comparte de su vino y ordena en ella el amor. Quizá antes nos
cuidábamos de ser lastimados y reservabamos el amor para unos cuantos elegidos. Al
renunciar al amor propio y al egoísmo, entregando nuestra voluntad a la de Dios y
queriendo lo que Él quiere, podemos vivir nuestra vida de acuerdo al amor a Dios y al
prójimo, que es el mandamiento principal. La palabra “ordenar” también significa
jerarquizar y el Señor le regala a la persona la gracia de comprender que cuando el amor
a Dios es el más importante, todos los demás amores se ordenan, toman un lugar
adecuado en nuestra vida y podemos dejar de vivir con dependencias emocionales.

Para Dios no hay nada imposible:

El Dios creador, quien hizo el cielo y la tierra con sólo decirlo, manda la caridad en el alma-Esposa,
jerarquiza los afectos y ella queda transformada.

Una experiencia de pura receptividad

La experiencia de entrar en la bodega, gozar del amor de Dios y que esta experiencia
ordene en nosotros el amor, tiene también otro símbolo, el del sello que el Señor
imprime en el corazón de la persona como un signo de pertenencia. Así, esta se
reconoce como suya. El alma-esposa solo debe ser cera blanda, es decir, estar dispuesta
y receptiva, haber entregado la voluntad. Dios la estampa para siempre con sus
distintivo: el amor.

La transformación del gusano a mariposa

Esta es una de las comparaciones más memorables y pedagógicas del libro de Las
Moradas. Así como el gusano debe encerrarse en un capullo oscuro y misterioso por un
tiempo antes de poder salir transformado en mariposa, la persona debe encerrarse en
Cristo, por medio de la oración y la práctica de la virtud, para que poco a poco, de
forma misteriosa, Dios la transforme por medio del amor.

“Ya habréis oído sus maravillas en cómo se cría la seda, que sólo Él pudo hacer
semejante invención… y allí con las boquillas (los gusanos) van de sí mismos hilando
la seda y hacen unos  capuchillos muy apretados adonde se encierran; y acaba este
gusano que es grande y feo, y sale del mismo capucho una mariposica blanca, muy
graciosa” (5M2,2).

El gusano crece en las tres primeras moradas, cuando descubre que es posible
comunicarse con Dios, acepta la invitación de Jesús a seguirlo y lo toma por Maestro. El
proceso de transformación, es decir, de tejer el capullo, comienza cuando “con el calor
del Espíritu Santo se comienza a aprovechar del auxilio general que a todos nos da
Dios” (5M2,3). Encerrarse en el capullo, que es Cristo, es meditar la Palabra, dedicar un
tiempo diario a la oración, vivir una vida nueva a partir de los criterios evangélicos. La
oración de unión no puede causarla el orante, pero como dice la Santa “podemos hacer
mucho disponiéndonos” (5M2,1).

¡Muera, muera este gusano!

Para poder transformarse en mariposa, el gusano necesita morir a su vida anterior, de


otra forma comenzará a “roer las virtudes” con las siguientes actitudes:

 Amor propio o egocentrismo;


 Propia estimación o vanagloria;
 Juzgar o criticar al prójimo;
 Falta de caridad o amor con el prójimo.

“Aunque arrastrando (como gusanos) cumplimos con la obligación para no ser


pecado, no llegamos mucho a lo que ha de ser para estar del todo unidas con la
voluntad de Dios” (5M3,6).

De la oscuridad del capullo, surge una nueva criatura


 El gusano tiene en sí mismo, desde que nace, el DNA para convertirse en
mariposa.
 Tú tienes en ti mismo, desde que naces, el DNA de la transformación por amor;
esa es tu esencia.

El camino espiritual es un camino hacia la vida en plenitud. La persona que une su


voluntad a Dios, no deja de ser humana, al contrario, es capaz de más humanidad y
compasión consigo misma y con los demás.

Las vistas

Para enamorar más a la persona, Dios de muestra de manera más evidente, por un
instante. En la oración-trato con Dios, las vistas se
dan “en  un brevísimo tiempo. Allí no hay más dar  y  tomar, sino un ver el
alma, por una manera secreta, quién es el Esposo que ha de tomar” (5M4,4). Esta
vista entre el alma y Dios, aunque es muy breve, la deja “más digna de que
se vengan a  dar las manos”.  El Rey viste de hermosura al alma enamorada de Él:
devela la belleza original de la persona, la perfección con la que fue creada a imagen de
Dios y que antes quedaba oculta por el pecado.

La unión verdadera

Aunque no podemos provocar la unión mística o regalada, en las quintas moradas


podemos vivir la unión activa con Dios. Santa Teresa, siempre práctica y realista,
advierte que ensimismarse mucho en la oración o estar “encapotado” no garantiza la
unión con Dios, pues el Señor quiere obras concretas de amor: sufrir con los adoloridos
y alegrarse con quienes celebran (5M3,11).

 Ante una enferma, “Si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te
dé nada en perder esa devoción y te compadezcas de ella, si tiene algún dolor,
te duela a ti; y si fuera menester, lo que ayunes, porque ella lo coma, no tanto
por ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello”.
 Si elogian a alguien más: “Si vieres a loar mucho a una persona, te alegres
mucho más que si te loasen a ti”.
 Cuando alguien tiene defectos o se equivoca: “Si vieres una falta en alguna,
sentirla como si fuera en nosotras y encubrirla”.

La unión activa con Dios ocurre siempre que vivimos de acuerdo al mandamiento del
amor y no de acuerdo a nuestros impulsos o criterios. En la quinta morada, la invitación
más importante es a permanecer en el amor por medio de la práctica de la virtud.

Los cuatro capítulos de las quintas moradas tienen profundas enseñanzas que aquí
hemos descrito brevemente para que tengas pistas para la lectura del libro de Las
Moradas y para animarte a vivir en oración-amistad con Dios.

Orientaciones bíblicas

 Juan 12, 20-28. Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto.


 Lucas 22, 14-38. La Última Cena de Jesús.
 Marcos15, 21-37. Jesús es crucificado.
 Cantar de los Cantares 2, 1-6. Recibe la insignia del amor.
 Mateo 25, 1-13. Las diez jóvenes.
 Lucas 14, 7-13. El banquete del Rey.

Recursos

 Escucha el audio.
 Mira el video.
 Este video es un resumen del libro de Las Moradas.

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