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El SIDA ha cambiado la forma en que muchas personas en Estados Unidos ven y practican la
sexualidad. En algunos otros países ha afectado toda la estructura social debido a la cantidad de
huérfanos que ha creado y su impacto en la fuerza laboral. De igual forma, la violencia juvenil
cambia los puntos de vista y acciones de muchas personas que no corren el riesgo de ser sus
víctimas y pueden colocar a la comunidad en una desventaja económica al hacerlo menos
atractiva para nuevos negocios o la industria. Casi cualquier otro tema podría servir igual de bien
como ejemplo de la gran envergadura de los problemas comunitarios (o ventajas, en cualquier
caso).
Aun cuando estas son buenas razones para utilizar el modelo PRECEDER-PROCEDER,
también son buenas razones para utilizar algunos de los otros modelos en este capítulo.
Ésta es la razón por la que estamos presentando varios - para que el grupo pueda decidir
cuál entre ellos, si alguno, le parece más sensato y puede ser el mejor para sus
circunstancias y la comunidad. La mayor fortaleza de PRECEDER-PROCEDER puede ser su
estructura comprensiva y rigurosa (cubre todas las bases).
Encuestas comunitarias
Grupos de opinión
Entrevistas telefónicas
Entrevistas personales
Cuestionarios en lugares públicos
Conocimiento. Por ejemplo, es más probable evitar broncearse si se sabe que esto
puede causar cáncer a la piel.
Actitudes. Las personas que han sido deportistas en su juventud normalmente
consideran el ejercicio parte integral de la vida, tan necesario y obvio como las
comidas regulares.
Creencias. Éstos pueden ser conocimientos erróneos - creer que cualquier cosa
baja en grasa también es baja en calorías - o creencias celosamente guardadas
basadas en la religión o la cultura - la Biblia dice usar con los hijos “la vara de la
instrucción” por lo tanto, es importante castigar físicamente a los hijos por sus
errores o fechorías.
Valores. Un sistema de valores que renuncie a la violencia reduciría la probabilidad
de que un padre le pegue a su hijo o de que maltrate físicamente a su cónyuge o a
otro miembro de la familia.
Confianza. Muchas personas no cambian su comportamiento riesgoso
simplemente porque no se sienten capaces de hacerlo.
Disponibilidad de recursos. Por ejemplo, es mucho más probable que las personas
con problemas de salud mental obtengan ayuda si los servicios están disponibles
fácilmente.
Accesibilidad de servicios. Los servicios no hacen ningún bien si tienen una lista de
espera de años o no están adecuados físicamente para las personas con
impedimentos físicos que los necesitan (para ver más acerca de la disponibilidad y
el acceso a los servicios.
Leyes comunitarias y/o gubernamentales, políticas, prioridad y compromiso con el
asunto. Las leyes y políticas gubernamentales pueden forzar cambios en el
comportamiento y en el ambiente, y también enfatizar la importancia de esos
cambios.
Habilidades relacionadas con los asuntos. Las personas que, por ejemplo,
comienzan con una ética laboral y una comprensión del lugar del trabajo, son más
aptas para beneficiarse de programas de inserción laboral.
Los factores de refuerzo, son las personas y las actitudes comunitarias que apoyan o
dificultan que se adopten comportamientos sanos o se fomenten condiciones ambientales
sanas. Éstos son, en gran parte, las actitudes de las personas influyentes: familia, pares,
profesores, empleados, asistentes de servicios sociales o de salud, medios de
comunicación, líderes de la comunidad, políticos y otros responsables de la toma de
decisiones. Una intervención podría dirigirse hacia estas personas y grupos - debido a su
influencia - a fin de alcanzar de forma más efectiva el grupo objetivo real.
Las fases 2 y 3 comprenden la parte del modelo en las que se debe llevar a cabo la
planificación real de una intervención. ¿Qué se está intentando cambiar y cuáles son los
factores que ayudarán a lograr ese cambio? Responder estas preguntas debería
proporcionar una noción acerca de a quiénes y a qué debería dirigirse una intervención,
quién podría llevarlo a cabo de la mejor forma y cómo debería ser la intervención a fin de
llegar efectivamente al blanco.
Fase 4: Identificar las mejores prácticas (o prácticas prometedoras) y otros recursos de
ayuda para el diseño de la intervención, así como también cuestiones administrativas,
regulatorias y políticas que pueden influenciar la implementación del programa o
intervención. La Fase 4 ayuda a ver temas organizativos que podrían tener un impacto en
la actual intervención. Se toman en cuenta los efectos de la estructura y política
administrativa interna en la intervención, así como los de las políticas y reglamentos
externos (de financiadores, agencias públicas y otros).
La discusión sobre las formas en que los temas organizativos, específicamente los
internos, afectan una intervención sugerida, generalmente no se lleva a cabo. Por esta
razón, la Fase 4 es especialmente importante. Este tipo de discusiones puede evitar
incongruencias entre una organización y su propuesta de intervención (una organización
estrictamente jerarquizada intentando implementar una intervención pensada para dar
fuerza a un grupo sin voz, por ejemplo) o para alertar a una organización acerca de una
regulación o política interna o externa que necesita ser cambiada o evadida para que una
intervención se lleve a cabo de acuerdo a lo planificado.
Los asuntos administrativos incluyen la estructura, procedimientos y cultura de la
organización; y la disponibilidad de recursos necesarios para la intervención.
Los asuntos de política y regulatorios tienen que ver con las reglas y restricciones - tanto
internas como externas - que pueden afectar una intervención y sus niveles de flexibilidad
y aplicación.
Políticas internas:
Las políticas y regulaciones externas que pueden afectar una intervención pueden existir
en varias formas:
EN RESUMEN
PRECEDER-PROCEDER proporciona un modelo lógico que puede servir como base para
una intervención única individual o para un programa o proyecto de desarrollo
comunitario de décadas. Aunque fue diseñado para programas de salud, también es
adaptable a otros asuntos comunitarios. Como en varios modelos, tiene la intención de
ser una guía, no una receta médica.
PRECEDER-PROCEDER está basado en la comunidad y en la participación, y parte de la
premisa de que los cambio que promueven la salud (y otros asuntos comunitarios) son
principalmente voluntarios, y por lo tanto, requieren de la participación de quienes
necesitan cambiar y de otras personas que podrían influenciarlos o ser influenciados por
ellos.
Una razón importante para utilizar PRECEDER-PROCEDER es que se trata de un modelo
lógico. Por ello, proporcionará una estructura con la cual planificar el trabajo y organizar
tanto las ideas como las acciones, a fin de que la intervención sea un todo
cuidadosamente planificado y coherente, en vez de improvisado. Como modelo lógico,
también proporciona una guía para analizar los asuntos involucrados y escoger tanto las
áreas más probables hacia dónde dirigirse como los caminos más probables para llegar a
ellas.
También existen otras razones para utilizar específicamente PRECEDER-PROCEDER:
Primero, es un modelo de participación. Al comprometer a la comunidad, brindará más y
mejores ideas acerca de los asuntos en cuestión y cómo resolverlos; y creará en la
comunidad un sentido de pertenencia sobre la intervención. Segundo, ya que incluye la
planificación y la evaluación de múltiples niveles (ecológicos) PRECEDER-PROCEDER
incorpora el monitoreo de la intervención, permitiendo el ajuste y una mayor
efectividad. Y finalmente, el modelo permite la libertad de adaptar la estructura a
cualquier contenido y método que cumpla con las necesidades de la comunidad.
PRECEDER es la parte de diagnóstico del modelo. Comienza con la idea de que el enfoque
de cambio debe ser en el resultado deseado, y trabaja hacia atrás a partir de ese
resultado, para crear una intervención que llevará a él. Tiene cuatro fases:
Fase 1: Diagnóstico social - determinar lo que quiere y necesita la comunidad para mejorar
su calidad de vida.
Fase 2: Diagnóstico epidemiológico - determinar los problemas de salud u otros asuntos
que afectan la calidad de vida de la comunidad. También incluye factores de
comportamiento y ambientales que deben cambiar a fin de abordar estos problemas o
asuntos. Los factores de comportamiento incluyen patrones de comportamiento que
constituyen estilos de vida. Al considerar los factores ambientales, se deberían incluir los
entornos físicos, sociales, políticos y económicos.
Las fases 1 y 2 identifican los objetivos de la intervención.
Fase 3: Diagnóstico educativo y organizativo - determinar qué hacer para cambiar los
factores ambientales y de comportamiento en la fase 4, tomando en cuenta los factores
de predisposición (conocimiento, actitudes, creencias, valores y confianza); factores
facilitadores (disponibilidad de recursos, accesibilidad de servicios, leyes y políticas
gubernamentales, habilidades relacionadas al tema) y factores de refuerzo (en gran
medida la influencia de los pares en el ambiente social).
Fase 4: Diseñando programas o intervenciones y el apoyo para ellos a través de un
diagnóstico administrativo y de políticas - determinar (y abordar) los factores
administrativos internos y factores políticos internos y externos que pueden afectar el
éxito de la intervención. Lo anterior incluye la estructura organizacional, los
procedimientos, la cultura y los recursos; el último comprende tanto políticas internas
como requerimientos de los financiadores, supervisión de regulaciones de las agencias,
leyes estatales o federales u ordenanzas locales, y políticas comunitarias tácitas.
Las fases 3 y 4 determinan la estructura y objetivos para la planificación y diseño de la
intervención.
PROCEDER es, en términos médicos, la parte del tratamiento del modelo y comprende la
implementación y evaluación de la intervención. Consiste en cuatro fases:
Fase 5: Implementación - Llevar a cabo la intervención.
Fase 6: Evaluación del proceso - determinar si la intervención está realmente tomando las
medidas previstas.
Fase 7: Evaluación del impacto - determinar si la intervención está teniendo los efectos
deseados en los comportamientos y/o el ambiente.
Fase 8: Evaluación de resultados - determinar si la intervención finalmente provoca las
mejorías en la calidad de vida identificadas por la comunidad como su resultado deseado.
Una parte de la modelo no mencionada, pero importante, es que, en cualquier momento,
el plan o intervención puede y debería ser replanteado y corregido, de acuerdo a un
análisis continuo y a los resultados de las diversas evaluaciones.
Recursos impresos
Gielen, A. C., & McDonald, E. “The PRECEDE-PROCEED Planning Model.” In Health
Behavior and Health Education, edited by Glanz, K., Frances M., Lewis, & Rimer, B. San
Francisco : Jossey-Bass, 1996.
**Green, Lawrence W., & Marshall W. Kreuter. Health Promotion and Planning: An
Educational and Environmental Approach. (1999) (4 th edition). Mountain View, CA :
Mayfield Publishing Co.