La ética es una disciplina de la filosofía que estudia el comportamiento humano y su relación con las nociones del bien y del mal, los preceptos morales, el deber, la felicidad y el bienestar común. La función de la ética como disciplina es analizar los preceptos de moral, deber y virtud que guían el comportamiento humano hacia la libertad y la justicia. Para cumplir con su función, la ética se subdivide en un conjunto de ramas especializadas. Entre las ramas de la ética se reconocen las siguientes: Metaética: estudia las teorías éticas en sí mismas y analiza los significados atribuidos a las palabras éticas. Por ejemplo, a qué se refiere la gente cuando habla del bien, de la felicidad o de lo deseable. Ética normativa o deontología: establece principios para guiar los sistemas de normas y deberes en ámbitos de interés común. Por ejemplo, la llamada regla de oro (tratar a los demás como nos gustaría ser tratados). Ética aplicada: analiza la aplicación de las normas éticas y morales a situaciones concretas. Por ejemplo, la bioética, la ética ambiental, la ética comunicacional, etc. La moral es un conjunto de normas, costumbres, creencias y valores que forman parte de la tradición histórica y cultural de un individuo o una sociedad. Por su rasgo cultural, se puede hablar de un conjunto de morales distintas, cada una acorde a la sociedad en la que se manifiesta. En este sentido, la moral es aquello que se da en el comportamiento individual o colectivo orientado a un valor vigente en la sociedad. En muchos casos, esta acepción se relaciona con la moral en sentido estricto, en referencia a un comportamiento adecuado a la autoridad de una tradición. En relación a la moral en sentido estricto, en distintas sociedades se puede observar, de manera general, una moralidad que se apoya en la ley o en un conjunto de leyes y códigos civiles. Esta forma de moral es la moral histórica de cada pueblo o cultura a lo largo del mundo. Se llama moralidad a la correspondencia de nuestras palabras y acciones con los dictados de la moral. La palabra proviene del latín moralĭtas, moralitātis. La moral está constituida por el conjunto de normas y valores que representan el modelo de conducta que debe ser seguido por los individuos en su vida social, también es aquello que permite diferenciar aquello que está bien de lo que está mal. En filosofía, la moral es el objeto de estudio de la ética, de este modo, conducirse con moralidad implica el respeto y el acatamiento de todos esos códigos que orientan nuestra forma de actuar en la vida cotidiana. 2.2 Valores y valoración moral Los valores son los principios, virtudes o cualidades que caracterizan a una persona o una acción, y que se consideran positivos o de gran importancia para un grupo social. Los valores motivan a las personas a actuar de cierta manera porque forman parte de su sistema de creencias, determinan sus conductas y expresan sus intereses y sentimientos, valores como la honestidad, la responsabilidad y el respeto, definen los pensamientos de los individuos y la manera en que desean convivir con su entorno. Existe una serie de tipos de valores compartidos por la sociedad, que establecen cómo deben ser los comportamientos y actitudes de las personas para alcanzar el bienestar colectivo. La valoración moral parte del análisis de la persona que es el sujeto de la moralidad, de quien puede afirmarse que obró bien o mal, pero ha de tener en cuenta también el grupo en el que esa persona desarrolla su vida, pues las normas y valores morales no son una total creación individual, sino que tienen un origen social. La valoración moral general se formula en las categorías del bien y mal, descansa en el criterio objetivo de la moralidad, que tiene un carácter histórico y cambia en dependencia del régimen social, la lucha de clases, pero la valoración moral se apoya en el conocimiento de la significación social de los actos, sobre esta base puede regularse con ayuda de la valoración moral la conducta de los individuos. 2.3 Perspectivas éticas fundamentales