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En Lima, a los 19 días del mes de abril de 2022, el Pleno del Tribunal
— Constitucional, integrado por los magistrados Ferrero Costa, Sardón de Taboada,
Miranda Canales, Blume Fortini, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera,
pronuncia la siguiente sentencia; con el fundamento de voto de la magistrada Ledesma
Narváez y el voto singular del magistrado Blume Fortini, que se agregan.
ASUNTO
CEDENTES
emanda
Manifiesta que el árbitro, lejos de actuar con justicia y amparar su demanda arbitral,
consumó la arbitrariedad al desestimarla y prácticamente despojarla de un bien de su
propiedad, al acoger las reconvenciones del emplazado don Moisés Martín Rodríguez
Ureta, pues reconoció que por aplicación de una cláusula penal leonina y abusiva, su
representada le adeuda USD 225 000.00. Agrega que las emplazadas han desestimado
su demanda vulnerando sus derechos fundamentales al debido proceso, de propiedad y a
la libertad contractual.
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
EXP. N.° 01987-202 I -PA/TC
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egfaciones de la demanda
Con fecha 9 de enero de 2018, el procurador público adjunto a cargo de los asuntos
judiciales del Poder Judicial contesta la demanda y solicita que se la declare
improcedente (f. 231). Refiere que las cuestionadas resoluciones no han vulnerado
derecho constitucional alguno, pues la decisión adoptada es legal y racionalmente
justificada.Por un lado, manifiesta que la demandante no ha cumplido con determinar
las razones por las cuales considera que las emplazadas han vulnerado sus derechos
constitucionales, y por otro lado, que el recurso de anulación de laudo no puede dar
o
o cabida a reclamos por disconformidad con lo resuelto. Agrega que contra lo resuelto por
o la Sala superior no cabía interponer recurso de casación, y que por ello la resolución
LL casatoria es plenamente válida.
Con fecha 4 de junio del 2018, don Moisés Martín Rodríguez Ureta contesta la
da y solicita que se la declare improcedente o infundada (f. 557). Básicamente su
entación está referida a sustentar lo decidido en el cuestionado laudo arbitral.
FUNDAMENTOS
3. Así, en el fundamento 20f de la citada sentencia se estableció, entre otras reglas, que
tra lo resuelto por el Poder Judicial en materia de impugnación de laudos
itrales sólo podrá interponerse el proceso de amparo contra resoluciones
diciales, conforme a las reglas del artículo 4del Código Procesal Constitucional y
su desarrollo jurisprudencial". Al respecto, cabe precisar que las reglas del artículo 4
del Código Procesal Constitucional, se encuentran ahora recogidas en el 9 del
Nuevo Código Procesal Constitucional.
6. Llegado a este punto, es necesario añadir que según el artículo 45 del actual código,
el plazo prescriptorio, en el caso de demandas de amparo contra resoluciones
judiciales, es de 30 días hábiles, y su cómputo se inicia con la notificación de la
resolución que tiene la condición de firme. Sin embargo, el artículo 44 del anterior
código añadía que dicho plazo concluía 30 días hábiles después de la notificación de
la resolución que ordena se cumpla lo decidido.
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HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
FERRERO COSTA
SARDÓN DE TABOADA
MIRANDA CANALES
LEDESMA NARVÁEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
z .
_o que certifico
Luego, el Tribunal Constitucional, con tres votos que no tenían mayor justificación y
alegando un argumento sin fundamento, convalidó dicho accionar del Poder
Legislativo. Serán la ciudadanía, la opinión pública o la academia, entre otros, los que
emitirán su punto de vista crítico para que estas situaciones no se repitan. Un Código
Procesal Constitucional, que se debería constituir en una de las leyes más importantes
del ordenamiento jurídico peruano, dado que regula los procesos de defensa de los
derechos fundamentales y el control del poder, tiene hoy una versión que está vigente
por el poder de los votos y no de las razones jurídicas. Es claro que ello deslegitima
el Estado de Derecho y en especial la justicia constitucional.
Este nuevo código es inconstitucional, irrefutablemente, por vicios formales (más allá
de los vicios materiales). Lo voy a exponer de modo breve:
La Ley 31307, Nuevo Código Procesal Constitucional, por ser una Ley Orgánica
(artículo 200 de la Constitución), no de debió ser exonerada del dictamen de comisión.
El artículo 73 del Reglamento del Congreso regula las etapas del procedimiento
legislativo así como la excepción para que la Junta de Portavoces pueda exonerar a
algunas etapas de tal procedimiento, pero además, y esto es lo más relevante, establece
de modo expreso que "Esta excepción no se aplica a iniciativas de reforma
constitucional, de leyes orgánicas ni de iniciativas sobre materia tributaria o
presupuestal".
Asimismo, concordante con el artículo antes citado, el artículo 31-A, inciso 2, del
Reglamento del Congreso de la República, regula, entre otras competencias de la Junta
de Portavoces, "La exoneración, previa presentación de escrito sustentado del Grupo
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Parlamentario solicitante y con la aprobación de los tres quintos de los miembros del
Congreso allí representados, de los trámites de envío a comisiones y prepublicación", y
luego, expresamente, establece que "Esta regla no se aplica a iniciativas de reforma
constitucional, de leyes orgánicas ni de iniciativas que propongan normas sobre materia
tributaria o presupuestal, de conformidad con lo que establece el artículo 73 del
Reglamento del Congreso".
Como se aprecia, el Reglamento del Congreso, en tanto norma que forma parte del
bloque de constitucionalidad, dispone que en los casos de leyes orgánicas, la Junta de
Portavoces no puede exonerar del envío a comisiones en ningún supuesto.
Por tanto, ante las observaciones del Presidente de la República a una proposición de
ley correspondía tramitarla como cualquier proposición de ley y, como parte de dicho
trámite, enviarla a la respectiva comisión, resultando prohibido que la Junta de
Portavoces exonere del trámite de envío a comisión cuando se trata de leyes orgánicas.
Carece de fundamento el argumento de los tres magistrados que salvaron esta ley. Ellos
sostienen que conforme al último párrafo del artículo 79 del Reglamento del Congreso,
el trámite de una autógrafa de ley observada por el Presidente de la República debe
pasar a comisión sólo si fue exonerada inicialmente de dicho trámite, de modo que en el
caso del Nuevo Código Procesal Constitucional, al haber pasado ya por una comisión
dictaminadora [antes de su primera votación], podía exonerarse a la autógrafa observada
de dicho código.
Este argumento de los tres magistrados es incorrecto pues dicho párrafo es aplicable
sólo cuando se trata de leyes distintas a las leyes orgánicas o de reforma constitucional,
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entre otras.
Lo digo una vez más. En el caso de las leyes orgánicas la Junta de Portavoces del
Congreso de la República está prohibida de exonerar el envío a comisiones. Las
observaciones del Presidente de la República a la autógrafa del Nuevo Código Procesal
Constitucional debieron recibir un dictamen de la comisión respectiva y, por tratarse de
una ley orgánica, no podían ser objeto de ninguna exoneración sobre el trámite a
comisión.
En ese sentido, como lo he precisado, considero que en este caso corresponde declarar
IMPROCEDENTE la demanda.
LEDESMA NARVÁEZ
nrinn le pretebte resolución, *In recuntt
e la firma digital, como se había dispuesto
por Acuerdo de Pleno del 13 de mayo
de 2022, toda vez que ese mismo día el
magistrado Ferrer) t ^ntD
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Imposibilitó continuar con
Lo que certific a.
......
%si° Reátegui Apaza
Secretario Relator
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1. Antecedentes.
2. Delimitación del petitorio.
3. El estado actual de la jurisprudencia en materia de amparo arbitral.
4. Sobre la necesidad de cambiar de precedente en materia de amparo arbitral.
5. Las nuevas reglas que deberían darse en materia de amparo arbitral.
6. Dilucidación de la controversia.
7. El sentido de mi voto.
1. Antecedentes
1.2 Manifiesta que el árbitro, lejos de actuar con justicia y amparar su demanda
arbitral, consumó la arbitrariedad al desestimarla y prácticamente despojarla de un
bien de su propiedad, al acoger las reconvenciones del emplazado don Moisés
Martín Rodríguez Ureta, pues reconoció que por aplicación de una cláusula penal
leonina y abusiva, su representada le adeuda USD 225 000.00. Agrega que las
emplazadas han desestimado su demanda vulnerando sus derechos fundamentales
al debido proceso, de propiedad y a la libertad contractual.
1.3 Con fecha 9 de enero de 2018, el procurador público adjunto a cargo de los
asuntos judiciales del Poder Judicial contestó la demanda y solicitó que se la
declare improcedente (f 231). Refiere que las cuestionadas resoluciones no han
vulnerado derecho constitucional alguno, pues la decisión adoptada es legal y
racionalmente justificada. Por un lado, manifiesta que la demandante no ha
cumplido con determinar las razones por las cuales considera que las emplazadas
han vulnerado sus derechos constitucionales, y, por otro lado, que el recurso de
anulación de laudo no puede dar cabida a reclamos por disconformidad con lo
resuelto. Agrega que contra lo resuelto por la Sala superior no cabía interponer
recurso de casación, y que por ello la resolución casatoria es plenamente válida.
1.4 Con fecha 4 de junio del 2018, el árbitro don Moisés Martín Rodríguez Ureta
contestó la demanda y solicitó que se la declare improcedente o infundada (E
557). Básicamente su argumentación está referida a sustentar lo decidido en el
cuestionado laudo arbitral.
3.5 Más allá de encontrarme persuadido sobre la necesidad de otorgar una respuesta
constitucionalmente razonada a las pretensiones planteadas, considero que la
forma como ha venido asumiendo la jurisprudencia constitucional el tratamiento
del llamado amparo arbitral no ha sido precisamente la más adecuada. En otras
palabras, y si bien no ha sido cuestionable la idea de incorporar un precedente
sobre amparo arbitral y unas reglas que lo sustenten, la práctica del mismo, como
consecuencia de las restricciones impuestas, ha traído consigo una inoperancia del
modelo a estas alturas bastante difícil sino imposible de disimular.
4.1 Si bien es cierto que los precedentes que establece el Tribunal Constitucional
tienen carácter vinculante para todos los poderes públicos. incluyendo, desde
luego, al citado Colegiado, ello no supone que llegado el momento no pueda
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existir un apartamiento formal del precedente por parte del mismo órgano que los
estableció. Tal posibilidad, incluso, se encuentra expresamente prevista por el
Artículo VI del Título Preliminar del nuevo Código Procesal Constitucional, cuyo
párrafo pertinente deja claramente establecido que
4.4 En efecto, una de las premisas en las que se sustenta la citada sentencia postula
que el recurso de anulación previsto en el Decreto Legislativo 1071 no forma
parte integrante del proceso arbitral (fundamento 17). Esta toma de posición es
cuando menos discutible pues omite considerar que este último siempre se
caracterizó por estructurarse sobre la base de dos fases o etapas; una estrictamente
arbitral (que culmina con la emisión del laudo) y otra propiamente judicial (que
culmina con la expedición de sentencia, tras la interposición del recurso de
anulación), siendo cada una de ellas secuencial respecto de la otra. En otras
palabras, procesalmente hablando, no hay una nueva litis sino continuación de la
misma, siendo que la anulación no es ni tiene las características de una demanda,
sino más bien las de un recurso, tanto por las funciones que cumple como por los
alcances que posee.
4.5 La sentencia antes referida también ha pretendido abogar en pro del carácter
autónomo que tendría el recurso de anulación, para luego pasar a calificarlo como
vía procedimental igualmente satisfactoria en los términos a los que se refería el
artículo 5.2 del anterior Código Procesal Constitucional (actual artículo 7.2 del
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nuevo Código Procesal Constitucional), es decir, como aquella vía procesal que
oficiaría como sustituto ideal del amparo (fundamento 18). Tal postura, a mi
juicio es errónea pues el recurso de anulación no sirve ni puede utilizarse en todos
los casos para reponer las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de
violación de los derechos fundamentales, o para la ejecución de un acto o
conducta indebidamente omitida (que son precisamente los objetivos principales
de los procesos constitucionales de la libertad y, en particular, del amparo). Su
finalidad resulta más correctora que restitutoria y tampoco puede utilizarse frente
a omisiones o abstenciones que perjudiquen derechos o respecto de amenazas que
los coloquen en una situación de riesgo probable y, además, inminente. En las
circunstancias descritas, si no cumple con la necesaria dosis de intensidad tutelar
propia de los procesos considerados vías procedimentales igualmente
satisfactorias, resulta inviable o poco técnico atribuirle una naturaleza de la cual
carecen.
4.6 No es tampoco el recurso de anulación una vía que cumpla con las mismas
garantías procesales que rodean al proceso constitucional, pues dicho medio
impugnatorio carece, entre otras cosas, de tutela cautelar anticipada al no permitir
o posibilitar que los actos reclamados puedan ser provisionalmente suspendidos o
levantados, salvo depositando una garantía económica, lo que, dista del carácter
socializador del proceso constitucional, vital, sobre todo, en escenarios en los que
se carece de recursos económicos.
4.8 Conviene recordar, en medio del panorama descrito, que el concepto actual que
maneja nuestra jurisprudencia en torno a lo que representa una vía procedimental
igualmente satisfactoria, deja perfectamente en claro que la ausencia de
presupuestos elementales respecto de la idoneidad de un proceso, revela en
definitiva que no nos encontramos frente a una vía alternativa al amparo
constitucional.
4.9 Los aspectos que aquí he descrito, permiten considerar que el esfuerzo de
analogar el recurso en mención a lo que representa una vía procedimental
igualmente satisfactoria, neutraliza una eventual revisión en sede constitucional.
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4.11 Una cosa es que la justicia arbitral, como todo ámbito especializado, no pueda ni
deba ser distorsionado como mecanismo autónomo de resolución de conflictos y
otra, completamente distinta, es sobreprotegerla. No es compatible con un Estado
Constitucional, y debo reiterarlo, reconocer zonas liberadas de control. Ello
definitivamente desvirtúa la imagen que se tiene de la supremacía de la
Constitución y por sobre todo del elenco de derechos destinados a garantizarse.
4.12 En las circunstancias descritas, se hace necesario replantear lo dicho en su día por
el precedente establecido en la sentencia recaída en el Expediente 0142-2011-
PA/TC, pues este último, en su aplicación práctica, no parece haber ofrecido las
garantías debidas en relación a lo que debe esperarse de un auténtico amparo
arbitral. La adopción de esta postura, por cierto, tampoco ha de suponer convertir
a este último (al amparo arbitral) en un mecanismo que desvirtúe esta variante de
jurisdicción especializada, pero tampoco, y mucho menos, asumirlo, tal y cual
viene ocurriendo hasta ahora, como un instrumento estrictamente formal y
virtualmente ineficaz.
6. Dilucidación de la controversia
6.1 Como antes ha sido señalado, nos encontramos en el presente caso ante una
demanda de amparo arbitral promovida por la Cooperativa de Servicios
Especiales La Victoria Ltda. contra la Segunda Sala Civil con Subespecialidad
Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima y la Sala Civil Permanente de
la Corte Suprema de Justicia de la República, solicitando la anulación del laudo
arbitral de fecha 8 de junio de 2016 (f. 86), recaído en el caso arbitral 3157-2015-
CCL; así como de las siguientes resoluciones judiciales: la Resolución 12, de 9 de
marzo de 2017 (f. 122), que declaró infundada su demanda sobre anulación de
laudo arbitral respecto de la causal del artículo 63.1 de la Ley de Arbitraje, y
válido el laudo arbitral de derecho de fecha 8 de junio de 2016, contenido en la
Resolución 7; y, el Auto calificatorio del recurso de casación 2024-2017, de fecha
17 de julio de 2017 (f. 137), que declaró improcedente su recurso porque contra lo
resuelto por la Corte superior solo procede recurso de casación cuando el laudo ha
sido anulado total o parcialmente, lo que no ocurrió en el caso.
6.5 En ese orden de ideas, debo señalar que, habiéndose efectuado un análisis integral
de las mismas, no observo en ellas vulneración de derecho fundamental alguno. El
laudo arbitral resuelve la controversia promovida por la Cooperativa de Servicios
Especiales La Victoria Ltda. N° 2012 contra Moisés Martín Rodríguez Ureta,
sobre diversos aspectos que nacen de lo pactado en un contrato civil; controversia
en la que hubo reconvención. Así, tal laudo declaró infundadas en todos sus
extremos la primera, segunda, tercera y cuarta pretensiones invocadas por la
amparista; fundadas, por otro lado, la primera, la segunda y la tercera pretensiones
principales de la reconvención interpuesta en tal proceso; y, finalmente, resuelve
que los costos sean asumidos por cada una de las partes (ff. 119-120).
6.7 La amparista señala en su demanda que el laudo que resolvió tal controversia
vulnera su derecho al debido proceso y a la propiedad (f. 182). Se afecta el debido
proceso, alude, porque no se ha emitido "conforme a Derecho", violándose
"normas constitucionales e infraconstitucionales", y es que, añade, "al permitirse
mediante el laudo arbitral la vigencia de una penalidad a favor del co demandado
MOISÉS MARTÍN RODRIGUEZ URETA como la consignada en la cláusula del
contrato de modificación de precio contenida en la escritura pública de fecha
14MAR11, está significando la vigencia y perpetuación del Abuso del Derecho"
(f. 183). Se vulnera el derecho a la propiedad, porque, arguyen, la ejecución de la
cláusula leonina hará que el monto de la penalidad llegue a una suma abismal e
impagable, al punto que se ha embargado un bien de su propiedad que
posteriormente será rematado, no pudiendo hacer nada para evitarlo (f. 185).
6.9 Revisado el laudo (ff. 86 a 120), se aprecia que este analiza y se pronuncia sobre
cada una de los puntos controvertidos a partir de su fundamento 24. En cuanto a la
contradictoria interpretación de las partes respecto de la cláusula que contiene la
penalidad, sostiene tal laudo que las estipulaciones contractuales se interpretan a
partir de la voluntad declarada y no en base a la intención o motivación interna de
los contratantes (se ampara en los artículos 168 y 1361 del Código Civil). En ese
sentido, a partir de ahí el intérprete puede conocer la intención expresada por las
partes, por lo que en atención a esto, la cláusula que establece la penalidad
controvertida' debe interpretarse según su texto. De ahí que concluyera el laudo
en lo siguiente:
42.2 Que podrá cobrar (...) la penalidad pactada de USS 500 diarios por
cada día de retraso respecto del plazo para el levantamiento de la
servidumbre." (Cfr. Fundamentos 41 y 42 del laudo arbitral, fojas 106
y 107 del expediente)
de 2017 (f. 137), que también han sido cuestionados. La primera, de fojas 125 en
adelante, motiva porqué razón no aprecia que el laudo deba declararse nulo y
presenta una justificación razonable, señalando que el laudo impugnado contiene
una secuencia de ideas concatenadas que conforman el razonamiento integral del
árbitro único, habiéndose pronunciado este con claridad y suficiencia (f. 133). Por
tal motivo, declara infundada la anulación del laudo arbitral. El segundo, expresa
porqué el recurso de casación que interpuso la cooperativa amparista no satisface
el requisito de procedencia previsto en el artículo 64, numeral 5, del Decreto
Legislativo 1071, Decreto Legislativo que Norma el Arbitraje, ya que el laudo no
fue anulado. Todo ello, a mí consideración, de forma razonada y suficiente.
7. El sentido de mi voto
S.
BLUME FORTINI
Lo que certifico: