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ARTE Y LIBERACIÓN

El 30 de mayo del año 1961, cae abatido por las balas de un grupo de patriotas el dictador
dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien había gobernado el país con manos de
hierro durante 31 años.

Se inicia entonces un interesante periodo para el movimiento intelectual, cultural y artístico


en el país, se vive el fervor de la esperanza de hacer un cambio radical de una dictadura a una
democracia en la que imperaran las libertades y el derecho.

Pero también los obreros, los campesinos y los estudiantes se aferraron a esa esperanza. En
esa circunstancia, Silvano Lora, es enviado a su país por el Movimiento de Liberación
Dominicana, al cual pertenecía en Francia, con la encomienda de organizar un frente de
intelectuales y artistas que, por medio de la acción socio-cultural y artística, se insertara en
el movimiento social para echar del poder lo que quedaba de la dictadura y avanzar hacia el
objetivo anhelados por todos.

De inmediato se dio a la tarea de contactar a pintores, poetas, actores, escultores, músicos y


escritores, algunos de los cuales recién habían salido de la cárcel donde habían sido
encerrados por haber participados en movimientos conspirativos clandestinos.

“Yo venía con un proyecto, con un plan, a sabiendas de que se puede perfectamente el
compromiso de artistas y de creador con el compromiso social y el compromiso político. De
que, sin salirse de los lenguajes de la vanguardia, se puede hacer una acción, hasta desde el
punto de vista abstracto y conceptual, que modifique las estructuras férreas que construyen
las dictaduras, que construyen los poderes establecidos.” ( )

Silvano venia ya con experiencia de Francia, de trabajar con intelectuales y artistas, y esa fue
la tarea principal que asumió: aglutinar a los intelectuales en Santo Domingo que estaban
dispersos como el movimiento revolucionario. Como tenía una claridad de la necesidad de
los frentes unitarios, hizo grandes esfuerzos en ese sentido, rompiendo obstáculos, prejuicios
y hostilidades.
Los primeros en ser reclutados por Silvano Lora fueron los poetas, Jeannette Miller, Jacques
Viaux, Miguel Alfonseca, René del Risco y Bermúdez y Juan Ayuso, los pintores José
Ramírez Conde, Lepe, Ada Balcácer e Ivan Tobar, José Cestero y Antonio Toribio. También
la actriz Delta Soto. Un grupo disidente y multidisciplinario unificado por las inquietudes
políticas y sociales del momento.

Las primeras reuniones las realizaban en el Café Sublime y en el patio del Palacio
Consistorial de la Zona Colonial. Allí se Fraguó la idea de militancia cultural: la poesía y la
plástica de la mano, “remontando el vuelo de la paloma socialista, la Picasso.” (José del
Castillo. Silvano Luz y Nicolás Guillén)

Elaboraron un manifiesto que fue leído en una casucha del barrio Gualey. La idea era hacer
un ejercicio de desarrollo del arte público, comprometido, del arte bajo consigna. El grupo
fue bautizado con el nombre Arte y Liberación. En el manifiesto se expresaba la necesidad
del que arte estuviera vinculado a la problemática de los marginados y la búsqueda de la
libertad, un instrumento de lucha a favor de las causas sociales.

La razón por la que aquel manifiesto fue leído en un barrio pobre se debió a que la idea era
que, si bien al principio el público sería un espectador que iba a escuchar poesía a ver una
exposición, a presencial la pintura de un mural, en una segunda etapa pasaría hacer el
protagonista de la acción cultural. Se le instruiría para que pusiera en movimiento su
potencial capacidad creadora con el fin de que pudiera producir cambios sobre él mismo y
en la sociedad.

Lora tomo la decisión en aquel momento de abandonar las exploraciones que venía
realizando sobre algunos movimientos estéticos vanguardistas y concentró toda su atención
y toda su energía en desarrollar una vinculación estrecha entre arte y pueblo.

En ese periodo inicio la elaboración de murales efímeros en espacios públicos hechos sobre
cartón piedra o papel de estraza, con pintura corriente y colores primarios.

“Eran los días de la primavera libertaria y las calles abrían su espacio a la pisada
multitudinaria. La gente, la simple gente, asomaba su rostro en cada esquina de debate, en
cada plaza de manifestación, en cafeterías locuaces, en galerías y balcones embanderados, en
el grito de redención de paredes y octavillas. Vino con el canto, trajo el pincel y la brocha
gorda, levanto fuerzas solidarias, armo jornadas culturales, aunó el entusiasmo juvenil. Arte
y Liberación fue su antorcha de retorno al “inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol”
desde un país de exilios y vanguardias. (Del Castillo, J. Silvano Luz)

En poco tiempo, Arte y Liberación, siempre liderado por Silvano Lora, se convirtió en el
espacio en el que convergía la gran mayoría de los intelectuales y artistas de la generación
del sesenta. Realizaban sus actividades en plazas públicas y en los locales de los sindicatos,
en medio de grandes multitudes, enfrentaban las bombas y tiroteos con su arte que exaltaba
un ser humano no solo redimido de la opresión de la dictadura, sino en la búsqueda de mejores
condiciones de vida para los desposeídos.

Durante los siete meses del gobierno constitucional del demócrata Juan Bosch en el año 1963,
Arte y Liberación alcanza su mayor auge.

“Se hizo la Primera Exposición de Arte Primitivo y Popular de Santo Domingo. Recuerdo
que fuimos a una carnicería y le solicitamos un letrero de esos con el precio de la carne,
fuimos a un prostíbulo y le intercambiamos un biombo de una cantina en Villa Francisca. Se
lo desmontamos y le pusimos uno nuevo. Y para sorpresa nuestra, cuando le pusimos uno
nuevo nos dijeron: No, es que nosotros nos gusta el paisaje que estaba pintado ahí. Y tuvimos
que pintarles el paisaje con sus palmitas y su barquito en el biombo nuevo. Es decir, en
aquella gestión nosotros nos íbamos adentrando en el alma del pueblo, en la capacidad crítica
y creadora de nuestro pueblo.” ( )

La mencionada exposición se hizo en el Palacio de Bellas Artes con la presencia del


presidente constitucional de entonces. Al ser derrocado el gobierno de Juan Bosch por medio
de un golpe de estado en Septiembre del 1963, Arte y Liberación se vio en la obligación de
pasar a la clandestinidad debido a que sus miembros fueron perseguidos por los organismos
represivos del gobierno golpista.

Entonces se refugiaron en la Universidad Autónoma de Santo Domingo que era territorio


libre y desde allí elaboraron un nuevo manifiesto y mantuvieron una publicación llamada
Hoja Libre, mimeografiada, cuyo primer número tenía un linóleo del pintor José Ramírez
Conde en la portada, y que contenía poemas de Miguel Alfonseca, Abelardo Vicioso y otros
poetas. Allí permanecerán a resguardo a la espera de nuevos acontecimientos, aunque
siempre activos.
Frente cultural
El 24 de abril del año 1965 dio inicio en Santo Domingo, República Dominicana, un
acontecimiento velico en el que se enfrentaron militares y civiles que procuraban
reponer el derrocado gobierno constitucional del demócrata Juan Bosch, por un
lado, y por los otros militares conservadores que se oponían a tal propósito.
El cuarto día de combate, las fuerzas conservadoras estaban al borde de la derrota.
En esas circunstancias, el gobierno de los Estados Unidos dispuso el desembarco
en la Republica Dominicana de 42,000 soldados, cuya misión era evitar el inminente
triunfo de las fuerzas constitucionalistas e imponer una solución negociada. A tal fin,
forzaron la concentración de estas fuerzas en la Zona Colonial y parte del sector de
Gascue de Santo Domingo, y las cercaron.
En ese momento, Silvano Lora, que combatía arma en mano en la trinchera
constitucionalista, convoco a un grupo de artistas plásticos y poetas, entre ellos
algunos antiguos militantes de Arte y Liberación, para apoyar por medio del arte la
lucha por el retorno a la constitución y la expulsión de las tropas imperialistas.
Nace así el Frente Cultural Constitucionalista capitaneado y promovido por Silvano
Lora. Los trabajadores de la Cultura echaron mano al pincel y la brocha gorda para
imprimir en carteles, cruza calles, murales y vallas las consignas que expresaban
el sentido de aquella gesta. También lo hacían por medio de recitales poéticos y
exposiciones pictóricas.
En el Frente Cultural estaban los pintores, Silvano Lora, Elsa Núñez, Ada Balcácer,
Ramon Oviejo, José Cestero, Asdrubal Domínguez, Julio Susana, José Ramírez
Conde, Dionisio Rodríguez, Candido Bidó, Soucy de Pellerano, Manolo Quiroz,
Gisela Risk, Virgilio García, Gilberto Hernández Ortega y Leopoldo Pérez, entre
otros. El grupo de poetas lo integraron: Pedro Mir, Miguel Alfonseca, René del Risco,
Jacques Viau Renaud, Jeannette Miller, Grey Coiscou, Abelardo Vicioso, Ramón
Francisco, Juan José Ayuso, Máximo Avilés Blonda, Víctor Villegas, Pedro Caro y
Rafael Astacio Hernández.
“Silvano Lora es la persona que nos agrupó a todos para que cada uno de nosotros
que pudiera hacer un afiche, una pancarta, cualquier grafica que sirviera para
incentivar a los soldados y a los que estábamos allí en la zona constitucionalista,
contribuyera. Porque eso se convirtió en un área de un grupo de mujeres y hombres
que vivimos unos días, unos meses, como si fuéramos familia” ( )
La calle el conde se convirtió en una galería permanente abierta a todos. El grito de
sus paredes avivaba el espíritu de lucha de los combatientes, elevaba su nivel de
conciencia política, producía un enlace entre arte y sociedad, acrecentaba el repudio
hacia la intervención del imperio y estimulaba la solidaridad entre los combatientes.
Todo eso solo se podía lograr con el cartel, expresión artística con un mensaje
directo que posibilitaba una lectura rápida y efectiva.
“Nunca se me olvida aquel momento en que yo pegaba un cartel, una promoción
bastante grande, porque todo eso se tenía que hacer en papel de royo y se pegaba
en las paredes; pegaba unos de esos dibujos que yo había hecho de un soldado
con un caído en los brazos y levantando el fusil como en posición de conminar a los
demás a que continuaran la lucha”. ( )
Así, sobre el edificio de la Shell frente al Baluarte, ambientando una manifestación
política realizada en el parque independencia el 12 de julio, al cumplirse el 41
aniversario de la salida de los marines durante la ocupación norteamericana del
1916-24, una tela colgante proclamaba: “12 de julio Otra Vez Fuera Yanquis”.
Mientras una caricatura mural en el edificio Marranzini de El Conde, titulada “La
Imparcialidad Yankee, mostraba un inmenso Tío Sam en medio de un soldado del
Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) y un civil armado que
simbolizaba al pueblo golpeado éste en el rostro por el puño portentoso del
compasivo y arbitral” Tío Sam.
Otros carteles enfatizaban el valor de la constitución del 63, conceptuada como
“Base de nuestros Hogares”, garantía del ejercicio de las libertades públicas y del
disfrute de derecho sociales y económicos (trabajo, sindicalización, educación,
acceso a la tierra vía reforma agraria). Marco normativo para el respeto mutuo entre
soldados y civiles, la unidad nacional, la justicia y la paz. “Ni chantajes ni morteros
¡Constitución!”, rezaba un cartel, en tanto que en otro se consignaba que la misma
era “Fruto de dura Lucha”.
Uno más, de corte antiimperialista, presentaba al Tío Sam junto a la inscripción:
“con tropas pisotean los pueblos y tratados internacionales”. “La marcha hacia la
libertad los Yanquis no la detendrán”. “OEA no encubras la muerte”, “Ni un paso
atrás”. “Triunfaremos”, expresión de optimismo acompañada por la imagen de un
combatiente con un fusil en alto.
“Todo lo compartíamos, los momentos críticos de los tiros, los momentos de la
comida que se puso en un momento escasa. El caso es que Silvano Lora nos agrupa
y, dentro de pocos días después de haberse iniciado la revolución de abril, Silvano
consigue un local en la calle Santomé casi esquina Conde. Allí tomamos ese local
como el comendo de la propaganda”.
Los carteles, pancartas y vallas y murales del Frente Cultural, generalmente se
confeccionaban sobre papel periódico, y la pintura, acrílica y en ocasiones de aceite,
era siempre de colores primarios. Para el texto se usaba el color negro. Cuando
escaseaba la pintura, se recurría al alquitrán.
Pero también se hicieron exposiciones graficas con fotografías de héroes y de
combatientes de la guerra, de afiches y recortes en el Café Sublime y en la Galería
Auffant; dos de ellas de Silvano Lora exclusivamente de afiches. Otra exposición
afichística de Silvano se hizo en la casa del Nuncio Apostólico.
“Durante la Lucha armada del 65, la hipérbole, el gripo alto de su obra mural y
afichistica de esa época, explican a los auditorios una protesta inusual, un llamado
al corazón, un gripo a la conciencia. Porque nunca antes en la Republica
Dominicana, la práctica y la teoría del arte de habían saludado como en aquel
momento. La coyuntura de abril como antes lo fue la del 61-62, abría a lora la
posibilidad de una praxis, de una actividad subjetiva, en que niveles y categorías se
sintetizaban alrededor del gripo”. ( )

La primera exposición se llevó acabo en la Galería Auffant el 16 de agosto, en


conmemoración de la fecha de la restauración de la independencia de la república.
Esta exposición fue muy concurrida porque la gente que estaba en las zonas bajo
dominio de las tropas estadounidenses y de los soldados del CEFA, los de Ciudad
Trujillo, como se les llamaba, bajaba hasta la zona colonial a ver la exposición,
porque sentía gran simpatía por los combatientes constitucionalistas.
Minutos antes de la inauguración de la exposición se dio lectura a estas palabras
impresas en el catálogo.

“La dramática lucha del pueblo dominicano por romper los círculos viciados,
representar por lo más retrograda de la oligarquía criolla y lo peor del explotador
extranjero, que lo aprisiona desde su nacimiento mismo, ha aglutinado a hombres y
mujeres de quehaceres diversos, desde el honesto militar que lanzó el grito
memorable el 24 de abril del presente año hasta el más humilde de los obreros que
respondió pronto a este grito, armado con el fusil y con su esperanza. Todos
aquellos dominicanos que creemos en el hombre, todos aquellos se han lanzado
resueltamente contra las oscuridades de nuestro amado continente latinoamericano
para buscar el fondo de estas oscuridades el origen de tanta explotación, de tanta
miseria, con el objetivo de estrangularlas en su origen mismo, levantamos hoy
nuestras armas y nuestras cabezas en este capítulo de la larga batalla contra las
fuerzas tenebrosas del mal. Repentinamente todos los objetivos han sido
convertidos en armas poderosas en las manos de nuestros soldados de la
esperanza. Se combate con la pluma, con el pincel, con la máquina de coser, con
el rifle, con palos, con piedra. Y empuñando uno de estos objetos, y a veces varios
a la vez, los artistas dominicanos que creemos en el hombre nos hemos aglutinado
en el Frente Cultural y desde allí luchamos, y no descansaremos hasta que la
victoria sea lograda.

El Frente Cultural presente hoy el trabajo de los pintores integrados en su seno.


Trabajo hecho durante La Revolución Constitucionalista, entre lágrimas, risas y
morteros. Esfuerzo para llevar a nuestro pueblo el mensaje de esta lucha para abril
el entendimiento a aquellos que no han querido comprender por qué, en esta
pequeña isla, ha cundido el soplo de la redención. Damos hoy estas muestras
públicas. Muestras que amamos sobremanera, como una prueba más de que el
HOMBRE ESTÁ LUCHANDO.
Los pintores participantes en esta exposición y las obras expuestas fueron: Silvano
Lora, Ascensión del Poeta; Gilberto Hernández, Mujer de luto; José Cestero,
Evasión de angustia; Ada Balcácer, Paz Sorprendida; Ramón Oviedo, 15 de junio
del 1965; Leopoldo Pérez (Lepe), Antropófagos del siglo 20; Jaime Colson,
Combatiente; Paul Giudicelli, Cabeza del Soldado; Gisela V. Risk, Noche de
Morteros; Aquiles Azar, Cabeza; Asdrúbal Domínguez, Aplastado por el Imperio;
Guillo Pérez, Oleo; Saturrio, Paisaje gris; Dionisio Pichardo, Hacia la luz; Marcial
schootborgh, Sabana de esperanza.”
Pocos días después de aquella exposición el Frente Cultural difundió un manifiesto
en el que expresaba su determinación de continuar luchando desde la trinchera del
arte a favor “del destino del país”
Panamá Soberanía
En el año 1970, Silvano Lora, que se encontraba exiliado en París, decide retornar a
Latinoamérica e insertarse en la lucha que libraban los pueblos del área por la recuperación
de sus recursos naturales en poder de los Estados Unidos.
Como estaba impedido de ingresar en su país por disposición del Presidente Joaquín
Balaguer, decide irse a panamá, con el apoyo de su Presidente General Omar Torrijos, estaba
en marcha un movimiento popular y cultural que demandaba la salida de las bases militares
estadounidenses y la entrega del canal de Panamá.
Inmediatamente llego a aquel país se integró como líder de varias brigadas de artistas que
tomaban las paredes para plasmar su demandante grito visual bajo la consigna “Soberanía” ·
Toda aquella experiencia adquirida en Europa en la lucha contra la agresión imperialista a
Vietnam, por la independencia de Argelia, en contra del franquismo, en la guerra de abril del
65 en Santo Domingo y en El Mayo del 68, en París, la pondría en práctica Silvano en este
proceso panameño.
Pero Silvano no solo contribuyó notablemente para que Panamá, al igual que la Zona
Colonial de Santo Domingo en 1965 se convirtiera en una inmensa galería, en un inmenso
muestrario de murales y carteles que demandaban el desmantelamiento de las bases militares
estadounidense y la entrega del canal, sino que también impartió talleres de arte infantil,
fundó la Asociación de Trabajadores de la Cultura de Panamá y produjo la serie de pinturas
Panamá – canal zone.
“ La iconografía de su producción en Panamá , se valió del uso de materiales de desechos de
la sociedad de consumo , dentro del marco conceptual planteado por el arte povera, logrando
una importante producción de collages ,en las que el paisaje bucólico de la flora panameña
era violentada por la presencia de los equipos bélicos del ocupante , en una ordenación de
imágenes compositivamente inquietantes y dinámicas , en las que muchas veces se integraban
iconos textuales y numéricos para reforzar el discurso avistados en estos trabajos. Dentro de
esas creaciones, Silvano realizo también un importante grupo de dibujos a tintas, en los que
valiéndose de plantillas de cartón recortados a manera de esténciles, creo una serie grafica de
notables fortaleza”. ( )

Con la serie de pinturas y dibujos a tintas Panamá-canal-zone, Silvano realizó exposiciones


en el Instituto Panameño de Arte, en la Galería de la Asociación de Escritores y Artistas
Peruanos, en el Club Internacional de Prensas de Madrid y en la Casa del Escritor de Moscú,
en el marco del Congreso Mundial por la Paz. A demás realizo varias exposiciones de afiches
hechos en Panamá. “La serie realizada en Panamá en la década del setenta, con su geometría
sensible, sus letras-mensajes, sus signos insulares, es impresionante” ( ).
En la lucha por la recuperación del canal de Panamá y la retirada de las bases militares
estadounidenses de su territorio, el arte jugó un importante rol. Contribuyó con la elevación
del espíritu nacional y la combatividad del pueblo panameño, y con la internacionalización del
tema. Cuestión vital para el logro del decisivo internacional.

Taller de la Cultura
Después de 10 años de exilio forzoso, Silvano Lora logra ingresar en su país. Durante ese
periodo lo había intentado varias veces, pero las autoridades se lo impedían. De inmediato el
Partido Comunista Dominicano, al cual pertenecía, lo designo como su Encargado de Cultura
y de Asuntos Internacionales. Al poco tiempo creo un nuevo proyecto orientado hacia la
integración del arte con la sociedad: el Taller de la Cultura.

“Silvano Lora, cual hechicero poseía la magia de crear en la esquina en donde concluían la
calle El Conde y la Arzobispo Meriño, a un costado del Palacio Consistorial, un improvisado
escenario con tela de gran formato, mural de fondo en donde artistas visuales convocados
por el anfitrión plasmarían sus creaciones, mientras poetas, músicos, bailarines o cantautores
deleitaban con su arte al público que allí se daba cita. Una mezcla de arte público,
“performance y happening”, en la que participaron diversos artistas visuales dominicanos y
extranjeros, que dejaron sus improntas sobre los improvisados “lienzos”, que el ingenioso
Silvano se agenciaba en las tiendas de la Duarte arriba, para con la ayuda de su amigo Alberto
Lara, dejarlo dispuesto para la hora prevista del encuentro” (in Memoriam Carlos
Sangiovanny murales de 6 artistas de los sábados poéticos del Conde peatonal).

Silvano Lora, sin esperar nada a cambio y desprendiéndose de sus escasos recursos,
emprendía cada sábado esta jornada cultural al igual que una celebración mayor para la
concurrencia. Este arte público al mismo tiempo de constituirse en un espacio citadino de
esparcimiento intelectual, servía como tribuna de denuncia en favor de las causas más justas
de la sociedad.

La jornada de cada sábado del Taller de la Cultura en la calle El Conde comenzaba en el


parque independencia. Allí, el grupo de colaboradores se encontraba con Silvano, su esposa
Marianne y su pequeña hija Quisqueya. Estos cargaban tela, latas de pintura, brochas y
pinceles. Entonces partían hacia El Conde. En el camino se le es iba sumando decenas de
jóvenes artistas que también colaborarían colocando en su lugar los altoparlantes, los
micrófonos, el amplificador, y montando las telas. Una vez organizado el escenario se
procedía a difundir canciones de la Nueva Trova. Entonces Silvano les entregaba la pintura,
las brochas y los pinceles a los artistas plásticos invitados Elsa Nuñez, Sousy de Pellerano,
Dionicio Pichardo, Freddy Javier, Cándido Bidó, Fernando Ureña Ribi, Timoteo Santos,
entre otros. Paralelamente a la producción de estos, los jóvenes poetas, a través de los equipos
de sonido difundían sus creaciones.
Pero además de las jornadas sabatinas en El Conde, Silvano y su taller de la cultura realizaban
actividades en los pueblos. Tenían el Cine Taller a cargo de Alberto Lara que se encargaba
de las proyecciones de la película con una vieja cámara Bell and Howell, la lectura de
poemas, las interpretaciones a cargo del grupo de poesía coreada y, por supuesto, la pintura
de murales efímeros a cargo de Silvano lora e inspirados en la subcultura de cada pueblo.
Estas actividades que se realizaban obedeciendo a una programación, tenían por objetivos:
educar la mirada del espectador llamar la atención sobre el proceso de creación, desmitificar
el arte y al artista en tanto objeto y sujeto sagrados, elitistas, acercar el arte a la sociedad,
ofrecer un espacio den libre expresión a veteranos y jóvenes creadores, denunciar por medio
del arte la opresión y las desigualdades sociales.

“Me preguntaba por qué una de las principales figuras del arte nacional, viajero y
conocedor de las vanguardias cosmopolitas, no parecía estar interesados en la fiesta de los
marchando que bailaban los demás artistas plásticos. Mientras tantos él seguía con la
mirada puesta en la crítica al establishment, y su práctica orientada a acercar la obra de arte
verdaderamente al pueblo no solo en su resultado táctico y ultimo, sino también en la
“fabricación” integrando materiales no industrializados y convirtiendo el hacinamiento en
muralismo. La respuesta estaba en su visión del mundo y en sus sueños de transformación.
Bienal Marginal

Desde finales de los años cincuenta, Silvano Lora mostró un gran interés por el arte popular
el arte pobre, el realizado anónimas, un arte discriminado. Le interesaba también el derecho
de estas personas a la participación. Ese interés no solo lo expresaría Silvano por medio de
Arte y Liberación, cuyo manifiesto fue leído en los barrios Gualey y Guachapita, y por medio
del Frente Cultural, sino además por medio de su defensa en ponencias de importantes foros
nacionales e internacionales como Foro por un Circuito de la Marginación, en la Bienal de
Sao Paulo (1985), Arte Marginal, en la Fundación Gubernkigss, Lisboa, Circa (1979), y
Espantapájaros del Sur, en el Simposio Escultura en Santo Domingo (1985), ponencias estas
que generaron encendidas discusiones.

Todos estos esfuerzos, y otros esfuerzos más hechos en el mismo sentido, se concretaron en
la Bienal Marginal, inaugurada en el año 1992. Un evento alternativo que, a diferencia de la
Bienal oficial, no tiene un jurado seleccionador, no está enclaustrado entre las paredes de un
museo sombrío, no otorga premios en metálico (el premio es la participación), no discrimina
ningún tipo de expresión artística.

Es una Bienal incluyente, multidisciplinaria, popular, abierta a todos y a toda expresión. El


lugar escogido para la realización de la Bienal Marginal fue el barrio de Santa Bárbara, primer
barrio marginal de Santo Domingo. Allí estaba la cantera que sirvió para la construcción de
los edificios coloniales. Allí se concentraba a los esclavos africanos antes de trasladarlos al
mercado de las verduras para ser subastados.

“Silvano escogió Santa Bárbara como forma de protesta por la conmemoración del V
centenario de lo que se ha denominado como Descubrimiento de América, lo escogió también
porque el gobierno había amenazado con desalojar a los moradores de Santa Bárbara y
consideró que por medio del arte se podía crear un movimiento que garantizara que al
desalojarlos se les ubicara en un lugar adecuado, y por estar estar este barrio dotado de las
condiciones propias para desarrollar la tesis de la marginación absoluta, la exclusión
combinada con la concentración en un centro donde solo se sobrevive con un esfuerzo de
organización y ordenamiento espontaneo al límite de la autodefensa, entre la vida y la
muerte.” (Lora S. 1993 el Arte Marginal. Ediciones MSC amigo del hogar 1993).

Aunque la Bienal Marginal es una propuesta del Taller de la Cultura, fundado y liderado por
Silvano y cuenta con un comité organizador compuesto por artistas, críticos de artes y
representantes de organizaciones participantes en el Forum Científico-Cultural 500 años, la
comunidad de Santa Bárbara se integraba a la organización por medio de su Junta de Vecino.

“El evento tiene por objeto poner de relieve la capacidad creadora y de valoración estética
que tienen los pueblos que viven en baja condición de pobreza, los hombres y las mujeres y
niños que a pesar de vivir en el límite de las posibilidades de subsistencia conservan un
potencial imaginativo capaz de sobreponerse a la impotencia que los somete el entorno
deteriorado. Al mismo tiempo, la actividad plantea a artistas profesionales y aficionados el
reto de producir obras y exponer sus creaciones en un ambiente no museístico donde debe
imponer su valor indiscutible.” (Lora S. Bienal Marginal).

Contrario a la Bienal oficial en la que solo tiene cabida las artes visuales, en la Bienal
Marginal confluyen la pintura, el cartel, el mural, el performance, la instalación, el canto, la
danza, el teatro, la escultura, la poesía, el cine, la docencia, la música, el reciclaje, el grafiti,
el rap, en fin, todas las manifestaciones del arte contemporáneo.

“Este espectáculo convirtió el barrio de Santa Bárbara de la ciudad intramuros, en una zona
liberada, habitada por pintores y artistas donde la cultura asumía un rostro y contenido
humano esencial para el disfrute de sus moradores y los excluidos” (Tony Raful).

Cada día de la Bienal, temprano en la mañana, al llegar los talleristas, los miembros del
Comité Organizador, los estudiantes de Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo y de la Escuela de Bellas Artes, moradores del barrio los esperaban en las calles.

Se formaban grupos de niños, de mujeres, de hombres. En el suelo y sobre unas mesas se


colocaban latas de pinturas, los pinceles, las brochas, el papel periódico, la cola de pegar, los
envases plásticos desechables, las planchas de cartón, el alambre, los trozos de metales, la
tela, electrodomésticos inservibles, todo lo posible de ser transformado en una obra de arte a
partir del concepto de lo marginal.

En la panadería del barrio los moradores hacían una galleta enorme en la que se escribía con
mermelada un poema de Neruda, la propietaria del salón de belleza hacia un peinado artístico
a un voluntario, otra estilista del mismo salón maquillaba artísticamente a una señora, niños
construían juguetes con materiales reciclados, el soldador del barrio hacia escultura con
trozos de mofles, aquí unas mujeres pintan paisajes, allá unos jóvenes pintan murales, otros
hacen grafitis, aquellos construyen espantapájaros, todos en el barrio poniendo de manifiesto
su potencial creador, asumiendo el rol de protagonistas de la cultura.

“Lo que nosotros queremos es desafiar esas fuerzas que tienen en sus manos la obligación,
el deber de patrocinar el desarrollo de las artes, de la cultura entre las masas populares y en
todos los sectores” (Silvano Lora).

Al llegar la noche crecía la concurrencia compuesta no solo por dominicanos, sino también
por extranjeros. Entonces, artistas consagrados, aficionados y debutantes se turnaban para
ofrecer sus danzas, poemas, canciones, música, teatro, la muestra de cortometrajes de cine
pobre y todo lo imaginable en aquel marco festivo y abierto. Las pinturas creadas durante el
día colgaban ahora en los muros de las casas como expresión de “una curaduría social”. Y
durante todo el día y la noche, y en cada espacio a la vez, como un fantasma, atento a todo,
Silvano Lora.

Pero la Bienal Marginal no era solo Santa Bárbara, se extendía hasta la cárcel de najayo y el
Hospital Psiquiátrico Padre Billini. Hasta estos lugares llegaba Silvano acompañado de
algunos artistas plásticos, llevando tela, pintura y pinceles para darles la oportunidad a
presidiarios y enfermos mentales de expresar por medio del arte sus conflictos interiores.

“Nuestros equipos fueron a najayo a trabajar con los seres más excluido de nuestra sociedad
que son los presos de las cárceles donde hay individuos que sí han cometidos graves errores,
quizás errores horripilantes, pero que para nosotros son el resultado de una sociedad viciada,
corrompida. Y hay allí pobres seres humanos que, por hambre, por el desempleo, arrastrado
por la injusticia, han tomado quizás la justicia en sus manos. Y esos seres humanos no deben
ser aplastados como cucarachas, sino que hay que darles la oportunidad de que se
reivindiquen de alguna manera. Y de que, en su ostracismo, en su encerramiento, encuentren
en el arte una forma de soñar y de pensar que un día fueron buenos y quizás algún día serán
buenos integrados a la sociedad”. ( )

La Bienal Marginal, que se inauguró en el año 1992, constó de seis ediciones que culminaron
en el 2002. Todas realizadas en el barrio de Santa Bárbara.
El Museo Rural de los Ríos
En el año 1984, por iniciativa de Silvano Lora, se fundó en la comunidad de Los Ríos de la
provincia Bahoruco, el primer y único museo rural de la Republica Dominicana. Este
proyecto fue posible debido a la integración de los comunitarios con su líder Pedro Mendez
a la cabeza.

Los Ríos es una comunidad de agricultores pobres y de ganaderos a muy pequeña escala. Los
objetos que se exhiben en el museo fueron donados por los miembros de la comunidad y se
componen de herramientas agrícolas, utensilios del hogar y muebles, entre otros. Destacan
un antiguo trapiche que servía para extraerle el guarapo a la caña para la fabricación de
azúcar, dos pailas en las que se hervía el guarapo, un cocodrilo disecado, una bala de cañón,
planchas para planchar la ropa de las que se calentaban al carbón, una máquina de coser
manual, un molino de café, un radio de los que funcionaban con batería, un burro con su
colador de colar café y una cama antigua de caoba.

El local donde funciona el museo fue hecho por la propia comunidad. Tiene una arquitectura
propia de la región con tablas de palma y techada de cana.

Pero no se trata, como en los museos tradicionales, de un espacio donde se conservan y


exponen objetos y documentos fríos, muertos, dentro de una vitrina, totalmente
desvinculados de las comunidades que los producen, sino de un espacio cultural vivo, que
genera un interés por la historia, los valores y el patrimonio cultural de la comunidad, que
fomenta la creatividad y la solidaridad. Un museo que al tiempo que valora el pasado habla
sobre el presente y se proyecta hacia el futuro. Que promueve la puesta en valor del
patrimonio cultural en función de la mejora de la calidad de vida de los comunitarios; que
promueve el cambio social.

En un encuentro con la comunidad, cuando había transcurrido poco más de una década de la
fundación del primer Museo Rural de país, Silvano Lora le comunicaba la dimensión de esa
obra: “Esta casa puede considerarse como un ejemplo que muestra que cuando el pueblo se
une puede hacer grandes obras, y puede hacer grandes transformaciones. Porque nos parece
que de 11 a 12 años atrás hasta hoy este es un pueblo que ha avanzado, este es un pueblo que
ha progresado, este es un pueblo que se mantiene unido, y sus hijos son cada vez más cultos,
más preparados, más decididos, y le tienen más amor a su tierra. Esto hace la cultura, y por
eso el museo de los ríos es un instrumento de cultura hecho por las manos de sus propias
gentes” (Solange De La Cruz Matos Listín Diario 27 de junio 2013 El Museo de Los Ríos
está abandonado).

En el Museo Rural de Los Ríos funciona una biblioteca, se dictan conferencias, se realizan
eventos y se imparten talleres de artes. En las paredes de su local cuelgan obras realizadas
por miembros de las comunidades al lado de las de artistas consagrados y glorias del arte
nacional como Sousy de Pellerano, Guillo Perez, Amílcar Sierra y el propio Silvano Lora.

En la parte trasera del local del museo está el único espacio para la recreación infantil de la
comunidad.
Muralismo
COLLAGE, ENSAMBLAJE Y RECICLAJE

De la diversidad de técnicas empleadas por Silvano Lora en la creación de sus obras a partir
de sus contactos con la vanguardia europea, destaca su particular empleo del collage y su
derivado el ensamblaje.
Esta técnica creada por los pintores Pablo Picasso y George Braque a principios del siglo XX
consiste en la colocación, adhesión o superposición en una sola superficie de fragmentos,
materiales estéticos, carentes en sí mismos de valor artístico, pero cuya asimilación en una
forma específica crea una obra de arte.
Pero el collage no puede ser definido solo con una simple técnica del cortar y pegar. Es un
recurso que se instaló en el ámbito artístico en contra de la obra de arte que apela a los ideales
clásicos del orden, unidad y homogeneidad, para afirmar y proclamar la presencia de lo
fragmentario, heterogéneo, contradictorio y confuso, aspecto de la realidad que
tradicionalmente fueron invisibilizados por la lógica del pensamiento racional.
Tanto Picasso como Braque perseguían, tras la infiltración de fragmentos físicos extra
pictóricos, otorgan a la obra una noción de alta de la simple factura plástica, crear un objeto
tridimensional en el que la descontextualización de los materiales utilizados creara una
imagen total, capaz de explorar otras posibilidades estéticas.
Silvano Lora, sin embargo, le otorgó al collage una dimensión que trascendía lo estimado por
Picasso y Braque. Por medio de la tridimensionalidad alcanzó posibilidades infinitas, le
imprimió a la obra una alta dosis de dramatismo, energía y belleza, la situó en el plano hibrido
en el que se entremezclaban la pintura y la escultura, la transformo en una más poderosa arma
de denuncia social.
“En Silvano el collage no es collage, es un ensamblaje, el ensamblaje era increíble con esos
alambres de púa como espaguetis, dentro de un plato. Es, como dice la expresión popular “el
hombre que se está tragando un cable”, pero en este caso un cable como metáfora. Y cuando
se habla de reciclaje, Silvano fue el primer artista dominicano del reciclaje. Pero hay dos
enfoques del reciclaje; el enfoque del artista que utiliza materiales encontrados por que no
tiene otros medios, que es algo puramente artístico informal, y el enfoque del artista, como
el caso de Silvano, que utiliza como un medio de integrar al pueblo, es la pobreza del pueblo.”
(De Tolentino. M )
Cuando Silvano integra a la obra las ruedas viejas de un triciclo, una placa oxidada, no es
casual, no es para crear belleza en el sentido tradicional, sino una belleza cargada de
significado.
Las series de obras, Memorias Insurgentes, Palma Mutante y Levántate Juan, son solo
algunos ejemplos de la capacidad de Silvano Para manipular la materia, los objetos
encontrados, la chatarra, la basura, y reivindicarlos, transformarlos, imprimirles un nuevo
significado; convertidos en obras de arte, en un arte alternativo, transgresar, en constante
renovación.
No importa si se trata de cartón, tela, hojalata, tierra, aserrín, plástico, acero; nada escapaba
a su ingenio, su creatividad. “Objeto que tocaba llevaba su sello.” (De Tolentin. M )
Es su viejo sueño, su viejo anhelo de que se distribuyan los panes equitativamente, los panes
y los peces multiplicados, como manda Dios.
ARTE CONTEXTUAL

En la medida en que avanza el tiempo. Silvano Lora, interesado en abrir nuevas causas hacia
la integración Arte y Sociedad, se aparta cada vez más de las formas y los lugares
tradicionales de representación del arte, para profundizaren “un arte que se produce en la
relación con la realidad, un arte que se apodera en diferentes formas del espacio urbano y del
paisaje, una parte del mundo encontrado. Un arte contextual” (Ardene P. 2006. )
El performance, esta forma de arte contextual, introducida en el país por Silvano, encuentra
su máxima expresión a nivel local en la acción llevada a cabo por este en el Rio Ozama, a
propósito de la conmemoración del V centenario, del denominado descubrimiento de
América.
Es España, la Comisión Nacional del V centenario, construyó réplicas de la nao y las dos
carabelas de Cristóbal Colon, para reproducir la ruta que siguió el almirante en el año 1492,
desde que zarpó de Puerto Palo hasta llegar al Caribe.
Para recibir las naves al arribar a puerto dominicano, el gobierno organizo un pomposo acto,
en la avenida del puerto, cerca de la rivera occidental del Rio Ozama. El acto, que sería
transmitido por televisión a todo el país, conto con la presentación del Presidente de la
Republica y de los demás altos funcionarios del gobierno, así como del público en general.
Era una celebración que partida de la mirada colonialista, que otorga a los conquistadores la
condición de mensajeros de la civilización y el cristianismo, que excluía la opresión, el
despojo y el exterminio padecido por los nativos.
En el momento cumbre del evento, cuando arribaban las naves al puerto de Santo Domingo,
apareció Silvano Lora, con un acompañante, caracterizado como un aborigen, conduciendo
por el Rio Ozama una yola o cayuco, al encuentro de los extraños para entregarles flores y
frutos, introduciendo de ese modo el elemento indígena ausente de la programación oficial
del evento.
“La acción provoco inmediatamente la reacción de los cuerpos de seguridad, la canoa (el
cayuco) se voltea y sus ocupantes caen al agua del Rio Ozama.
El fracasado intento de llegar a los barcos provoco el incidente que rompió con el elaborado
protocolo el introdujo el elemento cuestionador al Quinto Centenario.”
Empapado de agua, Silvano declaraba a la prensa que lo rodeaban: “Nosotros pensamos que
no se trata de una celebración, sino de una conmemoración de un evento que puedo ser más
feliz, y que desgraciadamente se llamó civilización, se llamó la conquista. Nosotros
pensamos que el pueblo español, los pueblos de Europa, los pueblos del mundo, podemos
contar una forma de convivencia mejor echar al basurero de la historia, las formas de
colonización y de opresión.” (Hey, viernes 31 de enero 1992).

Silvano no solo deslució aquel evento, sino que se apropió de él resignificándolo, dotándolo
de un mudo contenido, un contenido de denuncia.
Performance, Happening, Acto Político, Acción, son algunos de las definiciones que usan los
críticos de arte para referirse a esta innovadora forma de arte contextual introducido por
Silvano Lora.
EL ACTO CREADOR

Las inquietudes sociales y estéticos que gestaron en Silvano Lora por influencia de sus
maestros en la Escuela de Bellas Artes en Santo Domingo, se acrecentaron en Europa al
vincularse con las nuevas vanguardias y con el Partido Comunista Francés, al grado de llegar
a convertirse, por vía de la constante experimentación, en un renovador del Arte
Contemporáneo.
El cartelismo, el muralismo, la pintura de caballete, la performance, la relación Arte y
Sociedad y Arte Política, son aspectos a los que Silvano les imprimió su impronta y
renovadora.
A mediados de los años 50, Silvano Lora presento en las escalinatas del Museo Nacional de
Arte Antiguo de Copenhaguen, un espectáculo que integraba diversos medios visuales y
sonoros con la pintura, el rasgado de un mural por parte de una pareja de bailarines,
acompañamiento de música de Jazz y filmación bajo la dirección de un cineasta.
En el año 1958 este experimento se diversifico y concreto en el Acto Creador, representado
en Paris en la Meson Pour Tous con el título proposición Pour un jardín y que consistía en la
realización de una obra que se construía y destruía en el curso d la creación. Y con el que se
buscaba hacer participar al espectador en el instante y proceso del Acto Creador era un
cuestionamiento a la producción artística como objeto de cambio, como mercancía.
Este espectáculo incluía formas practicables activadas por personas recubiertas por unos
amplios vestuarios, una bailarina, proyección de textos sobre la tortura o licial y cinta
magnética con sonorización, ruidos y música concreta.
Espectáculo total, acción que toca varios aspectos de la investigación artística y estética.
“Durante su viaje a Europa en el año 1980 y en la conversación con su amigo Cristian Megert,
Silvano pudo Constatar que su experiencia de hacía 25 años, había sido constituido un aporte
a las manifestaciones contemporáneas según la expresión de críticos de arte de la Reputación
de Pierre Restany, Raoul Jean Maolin, y se encontraban a la orden del día en las bienales,
encuentros y formulaciones de los jóvenes artistas.
Silvano quedo convencido entonces de la importancia que revestían los montajes, las
acciones-espectáculos, el Acto Creador, los performance, mural efímero y mural instantáneo
cuyos planteos conceptuales iniciados por él en décadas anteriores, valía la pena retomar.”
(Silvano Lora. Mural efímero…)
En efecto, Silvano retomaría esa forma de pintura publica que toma el muro de soporte o
escoge deliberadamente lo efímero para ofrecer su Acto Creador.
El centro de la Cultura de Santiago, el Club Arroyo Hondo Inc. de Santo Domingo, la Galería
de Arte Moderno de Santo Domingo, el gran Palacio de Paris, la Bienal de la Habana, el
Salón Hodler del Kunstmuseum, de Berna, son algunos de los escenarios que acogieron este

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