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CLEMENTE ALEJANDRINO

Nació probablemente en Atenas, de padres paganos. Tras la con-


versión viajó mucho, hasta que, llegado a Alejandría, se hizo discípu-
lo de Panteno, al que sucedió en el Didaskaleion hacia el 200. Durante
la persecución de Septimio Severo abandonó Egipto refugiándose en
Capadocia, donde murió antes del 215.
La atención de Clemente se dirige sobre todo al aspecto divino de
Cristo-Logos: cf. Introducción, pp. LXXXIX; CV-CVIII.

Protréptico (cap. 1)

6, 5. Pero, porque el Logos existía desde el principio (cf.


Jn 1,1), era y es el principio divino de todas las cosas; y, por-
que ahora 1 tomó un nombre, Cristo, antiguamente consagra-
do y digno de poder, ha sido llamado por mí «Cántico nuevo».
7, 1. Por tanto, el Logos, Cristo, es causa no solo de que
nosotros existamos en el pasado (pues Él estaba en Dios),
sino también de que estemos bien 2, pues ahora se manifestó
a los hombres este mismo Logos, el único que es a la vez es-
tas dos cosas: Dios y hombre, responsable de todos nuestros

Protrepticus (cap. 1)

6,  ਝȜȜࡑ੖IJȚȝ੻Ȟ਷Ȟ੒ȜȩȖȠȢਙȞȦࢡİȞਕȡȤ੽ࢡİȓĮIJ૵ȞʌȐȞIJȦȞ਷ȞIJİțĮ੿
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Clemente Alejandrino 283

bienes. Por él, después de aprender el vivir rectamente, somos


conducidos a la vida eterna. 2. Según el apóstol inspirado
del Señor: «la gracia salvadora de Dios se ha manifestado a to-
dos los hombres, para enseñarnos a renunciar a la impiedad y
a los placeres mundanos y a vivir con prudencia, justicia y pie-
dad en el tiempo presente, aguardando la bienaventurada es-
peranza y la manifestación de la gloria del gran Dios y salva-
dor Jesucristo» (Tit 2,11-13). 3. Este es el cántico nuevo, la
manifestación del Logos, que existía desde el principio y que
preexistía, que ahora ha brillado en nosotros. Se manifestó
hace poco el Salvador que existía desde el principio; se mani-
festó el maestro, el que es en el que es, porque «el Logos esta-
ba junto a Dios» (Jn 1,1), se manifestó el Logos por el que han
sido creadas todas las cosas. Y el que desde el principio como
creador había dado la vida junto con la creación, manifestán-
dose como maestro, nos enseñó a vivir rectamente, para con-
ducirnos finalmente, como Dios, a la vida eterna 3. 4. Y no
es ahora la primera vez que se compadeció de nuestro extra-
vío, sino ya antes, desde el principio; ahora manifestándose
nos salvó a nosotros que estábamos ya perdidos 4.

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284 Jesús, el Cristo

Protréptico (cap. 10)

98, 3. Solamente el creador del universo, el «padre sumo


artista» 5, plasmó esta estatua viviente 6, que somos nosotros,
el ser humano. En cambio vuestro Zeus Olímpico, imagen de
una imagen 7, desentonando mucho con la verdad, es una obra
vana de manos áticas. 4. «Imagen de Dios» (cf. 2 Cor 4,4;
Col 1,15) es de hecho su Logos 8 (el hijo legítimo del intelecto 9,
el Logos divino, la luz arquetipo de la luz); imagen del Logos
es el hombre verdadero, el intelecto que está en el hombre 10,
del que se afirma por esto que fue creado «a imagen y semejan-
za» (Gen 1,26) de Dios, porque está hecho a imagen del Logos
por la inteligencia de su corazón y por ella es racional 11.

110, 1. ... Pues, sin una providencia divina no habría podi-


do ejecutar en tan poco tiempo esta obra tan grande el Señor 12,
despreciado en cuanto su apariencia 13, digno de adoración por
sus obras, el purificador, salvador, pacificador, el Logos divi-
no, el Dios verdaderamente manifestado (cf. Sal 49,2), que fue
igualado al Señor del universo, porque era su Hijo y «el Logos

Protrepticus (cap. 10)

98,  ȂȩȞȠȢ ੒ IJ૵Ȟ ੖ȜȦȞ įȘȝȚȠȣȡȖȩȢ ੒ ©ਕȡȚıIJȠIJȑȤȞĮȢ ʌĮIJȒȡª


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Clemente Alejandrino 285 302 Jesús, el Cristo

estaba en Dios» (Jn 1,1). 2. Él fue creído, cuando fue anun- gación sobre Dios, edición bilingüe preparada por M. Merino (FuP 15;
ciado por primera vez 14, y conocido, cuando, habiendo tomado Ciudad Nueva, Madrid 2003); ÍD., Stromata VI-VIII. Vida intelectual
la máscara humana y revestido de la carne, representó el dra- y religiosa del cristiano, edición bilingüe preparada por M. Merino
(FuP 17; Ciudad Nueva, Madrid 2005); ÍD., El Protréptico, edición
ma salvador de la humanidad. 3. Porque él era un genuino bilingüe preparada por M. Merino (FuP 21; Ciudad Nueva, Madrid
luchador y compañero de lucha del hombre; y habiendo sido 2008); ÍD., Extractos de Teódoto. Éclogas proféticas. ¿Qué rico se sal-
difundido muy rápidamente a todos los hombres 15, más veloz va? Fragmentos, edición bilingüe preparada por M. Merino (FuP 24;
que el sol, en cuanto que salió de la misma voluntad del Padre, Ciudad Nueva, Madrid 2010).
con facilidad brilló sobre nosotros, mostrándonos por lo que
enseñó y por lo que hizo, a Dios, del que provenía y que él era;
el Logos portador de la alianza, nuestro heraldo, mediador 16 y
salvador, fuente de vida 17 y de paz, que se derrama por toda la
faz de la tierra, por medio del cual, por así decir, todo ha llega-
do a ser un mar de bienes 18.

Protréptico (cap. 11)

111, 2. El Señor quiso librarlo entonces de las ataduras y


atándose a la carne (¡misterio divino!), sometió la serpiente
y esclavizó al tirano, es decir, la muerte, y, lo que es más asom-

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Protrepticus (cap. 11)

111,  IJ૵Ȟįİıȝ૵ȞȜ૨ıĮȚIJȠ૨IJȠȞ੒țȪȡȚȠȢĮ੣ࢡȚȢ਱ࢡȑȜȘıİȞțĮ੿ıĮȡ-


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Clemente Alejandrino 301 286 Jesús, el Cristo

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Las expresiones «revestir, desvestir al hombre» pa- broso, a aquel hombre extraviado por el placer y atado por la
ra indicar la encarnación y la muerte de Cristo son usuales corrupción, con sus manos clavadas en la cruz lo mostró libera-
desde el siglo II al IV y no presentan implicaciones docetistas do 19. 3. ¡Oh, admirable misterio! El Señor se abaja mientras
(cf. Novaciano, nt. 1). Solo más tarde serán sospechosas por- el hombre es ensalzado 20 y el que cayó del paraíso recibe por la
que parecían distinguir en Cristo dos sujetos: el divino, que re- obediencia un premio más grande, el cielo 21.
viste, y el humano, del que se reviste.
43 120, 2. Este eterno Jesús, único gran sumo sacerdote 22 del
La imagen de la libación evoca el sacrificio según el ri-
Dios único y Padre suyo ruega en favor de los hombres y les ex-
tual pagano y recuerda a la vez la ofrenda de la sangre de Cristo
horta: «Escuchad, tribus innumerables» 23, o mejor, cuantos en-
en la Última Cena. En tiempos de Clemente ya era tradicional:
tre los hombres sois racionales 24, ya bárbaros o griegos. Llamo
cf. 2 Tim 4,6; IGNACIO, Ad Romanos, 4, 1.
a todo el linaje humano del que soy el creador por voluntad del
44
La interpretación de la muerte de Cristo como pre- Padre. 3. Venid a mí para ser colocados bajo el único Dios y
cio del rescate pagado al diablo, que mantenía prisione- bajo el único Logos de Dios, y no solo seréis superiores a los ani-
ro al hombre a causa del pecado, es ya neotestamentaria (cf. males irracionales por estar dotados de razón, sino que solo a vo-
1 Pe 1,18-19; Ap 5,9) y es usual en tiempos de Clemente: sotros, de entre los seres mortales, os concedo gozar de inmorta-
cf. p. ej. Paedagogus II, 19, 4; TERTULIANO, De fuga in persecu- lidad. Pues quiero, quiero también que participéis de esta gracia,
tione, 12, 8; ORÍGENES, Homiliae in Exodum, 6, 9. confiriéndoos el beneficio completo, la inmortalidad. Y os doy
45 como gracia la razón (el Logos), el conocimiento de Dios, final-
El concepto expresado aquí por Clemente —el sacrificio
mente me doy a mí mismo. 4. Esto soy yo, esto quiere Dios,
de Cristo presentado como libación— encuentra paralelo en
esto es la concordia, esto la armonía del Padre, esto el Hijo, esto
Filón (De ebrietate, 149ss), que interpreta 1 Sam 1,15.
ʌȠȞIJઁȞਲįȠȞૌʌİʌȜĮȞȘȝȑȞȠȞIJઁȞIJૌijࢡȠȡઽįİįİȝȑȞȠȞȤİȡı੿ȞਲʌȜȦȝȑȞĮȚȢ
਩įİȚȟİȜİȜȣȝȑȞȠȞ  ੳࢡĮȪȝĮIJȠȢȝȣıIJȚțȠ૨ǜțȑțȜȚIJĮȚȝ੻Ȟ੒țȪȡȚȠȢਕȞȑ-
Bibliografía: QUASTEN, Patrología, I, 320-350. Sobre la doctri- ıIJȘį੻ਙȞࢡȡȦʌȠȢțĮ੿੒ਥțIJȠ૨ʌĮȡĮįİȓıȠȣʌİıઅȞȝİ૙ȗȠȞਫ਼ʌĮțȠોȢਛࢡȜȠȞ
na cristológica, cf. S. R. C. LILLA, Clement of Alexandria: A Study in Ƞ੝ȡĮȞȠȪȢਕʌȠȜĮȝȕȐȞİȚ
Christian Platonism and Gnosticism (Oxford University Press, Londres
1971); LADARIA, Espíritu Santo, sobre todo, pp. 41-112. El texto griego 120,  ਝȓįȚȠȢ Ƞ੤IJȠȢ ੉ȘıȠ૨Ȣ İੈȢ ȝȑȖĮȢ ਕȡȤȚİȡİઃȢ ࢡİȠ૨ IJİ ਦȞઁȢ IJȠ૨
es el de O. Stählin. Para la traducción española se ha tenido presente: Į੝IJȠ૨țĮ੿ʌĮIJȡȩȢਫ਼ʌ੻ȡਕȞࢡȡȫʌȦȞİ੡ȤİIJĮȚțĮ੿ਕȞࢡȡȫʌȠȚȢਥȖțİȜİȪİIJĮȚ©țȑ-
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, El Pedagogo, trad. de J. Sariol Díaz (BCG țȜȣIJİȝȣȡȓĮij૨ȜĮªȝ઼ȜȜȠȞį੻੖ıȠȚIJ૵ȞਕȞࢡȡȫʌȦȞȜȠȖȚțȠȓțĮ੿ȕȐȡȕĮȡȠȚ
118; Gredos, Madrid 1998); ÍD., El Protréptico, trad. de M. C. Isart țĮ੿ਰȜȜȘȞİȢǜIJઁʌ઼ȞਕȞࢡȡȫʌȦȞȖȑȞȠȢțĮȜ૵ੰȞਥȖઅįȘȝȚȠȣȡȖઁȢࢡİȜȒȝĮIJȚ
Hernández (BCG 199; Gredos, Madrid 1994); ÍD., El Pedagogo, edi- ʌĮIJȡȩȢ  ਾțİIJİ੪Ȣਥȝȑਫ਼ijࡑ ਪȞĮIJĮȤࢡȘıȩȝİȞȠȚࢡİઁȞțĮ੿IJઁȞਪȞĮȜȩȖȠȞ
ción bilingüe preparada por M. Merino y E. Redondo (FuP 5; Ciudad IJȠ૨ࢡİȠ૨țĮ੿ȝ੽ȝȩȞȠȞIJ૵ȞਕȜȩȖȦȞȗ૴ȦȞʌȜİȠȞİțIJİ૙IJİIJ૶ȜȩȖ૳ਥțį੻IJ૵Ȟ
Nueva, Madrid 1994); ÍD., Stromata I. Cultura y religión, edición bi- ࢡȞȘIJ૵ȞਖʌȐȞIJȦȞਫ਼ȝ૙ȞਕࢡĮȞĮıȓĮȞȝȩȞȠȚȢțĮȡʌȫıĮıࢡĮȚįȓįȦȝȚਫࢡȑȜȦȖȐȡ
lingüe preparada por M. Merino (FuP 7; Ciudad Nueva, Madrid ਥࢡȑȜȦ țĮ੿ IJĮȪIJȘȢ ਫ਼ȝ૙Ȟ ȝİIJĮįȠ૨ȞĮȚ IJોȢ ȤȐȡȚIJȠȢ ੒ȜȩțȜȘȡȠȞ ȤȠȡȘȖ૵Ȟ IJ੽Ȟ
1996); ÍD., Stromata II-III. Conocimiento religioso y continencia au- İ੝İȡȖİıȓĮȞਕijࢡĮȡıȓĮȞǜțĮ੿ȜȩȖȠȞȤĮȡȓȗȠȝĮȚਫ਼ȝ૙ȞIJ੽ȞȖȞ૵ıȚȞIJȠ૨ࢡİȠ૨IJȑ-
téntica, edición bilingüe preparada por M. Merino (FuP 10; Ciudad ȜİȚȠȞਥȝĮȣIJઁȞȤĮȡȓȗȠȝĮȚ  ȉȠ૨IJȩİੁȝȚਥȖȫIJȠ૨IJȠȕȠȪȜİIJĮȚ੒ࢡİȩȢIJȠ૨IJȠ
Nueva, Madrid 1998); ÍD., Stromata IV-V. Martirio cristiano e investi- ıȣȝijȦȞȓĮਥıIJȓIJȠ૨IJȠਖȡȝȠȞȓĮʌĮIJȡȩȢIJȠ૨IJȠȣੂȩȢIJȠ૨IJȠȋȡȚıIJȩȢIJȠ૨IJȠ੒

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Clemente Alejandrino 287 300 Jesús, el Cristo

Cristo, esto el Logos de Dios 25, brazo del Señor, fuerza del uni- pasaje Clemente quiere sostener que la virtud divina del Verbo,
verso, voluntad del Padre. ¡Oh, vosotros todos que sois imáge- permeando el cuerpo humano, le transmitía propiedades que
nes!, no todas semejantes, quiero corregiros conforme al mo- lo elevaban por encima de las cualidades físicas. Cf. ORBE, «El
delo, para que también seáis semejantes a mí 26. 5. Os ungiré Hijo del hombre...», a.c., 529ss.
con el ungüento de la fe 27, por el que arrojáis la corrupción, y 39
os mostraré sin velo la figura de la justicia, por la que ascendéis Clemente se refiere al episodio de la transfiguración
hasta Dios. (cf. Mt 17,1ss). Subiendo, Jesús es cuarto por la presencia de
Pedro, Santiago y Juan; en el monte es sexto por la aparición
de Moisés y Elías, a los que se añade como séptima la voz divi-
Pedagogo I, 5 na. Como los gnósticos, Clemente da a los números valor sim-
bólico: seis indica la humanidad de Cristo, en cuanto el hom-
23, 1. Y ¿dónde estaba la ventana por la que se mostraba el bre, en el relato de Gen 1, había sido creado el sexto día. El
Señor? (cf. Gen 26,8). La carne, por la que se había manifesta- siete indica el premio del reposo final, ya que Dios en el sépti-
do 28. El mismo Isaac... es tipo del Señor Niño 29, en cuanto hijo mo día descansó después de la obra de la creación. Cristo en
(pues también era hijo de Abrahán como Cristo lo es de Dios) la Héxada, es decir, en la humanidad, revela la Ogdóada, esto
víctima, como el Señor. Pero no fue sacrificado, como el Señor. es, su divinidad. Ocho indicaba para los valentinianos el mun-
Pues, Isaac llevó solo la leña del sacrificio, como el Señor el ma- do divino, pero era número perfecto también para los católi-
dero de la cruz (cf. Gen 22,6; Jn 19,17). 2. Su risa 30 tenía un cos: cf. J. DANIÉLOU, Sacramentos y culto según los Santos Padres
valor misterioso, profetizando que el Señor nos llenaría de ale- (Madrid 1964) 296ss.
gría al ser liberados de la corrupción por la sangre del Señor. 40
Clemente está tratando todavía del valor simbólico de
los números: la sucesión «creación del hombre en el sexto
ȜȩȖȠȢIJȠ૨ࢡİȠ૨ȕȡĮȤȓȦȞțȣȡȓȠȣįȪȞĮȝȚȢIJ૵Ȟ੖ȜȦȞIJઁࢡȑȜȘȝĮIJȠ૨ʌĮIJȡȩȢ
੷ʌȐȜĮȚȝ੻ȞİੁțȩȞİȢȠ੝ʌ઼ıĮȚį੻ਥȝijİȡİ૙ȢįȚȠȡࢡȫıĮıࢡĮȚਫ਼ȝ઼ȢʌȡઁȢIJઁ
día / reposo de Dios en el séptimo» indica que el hombre que
ਕȡȤȑIJȣʌȠȞȕȠȪȜȠȝĮȚ੆ȞĮȝȠȚțĮ੿੖ȝȠȚȠȚȖȑȞȘıࢡİ  ȋȡȓıȦਫ਼ȝ઼ȢIJ૶ʌȓ- cree en Cristo encarnado recibe en seguida el premio del re-
ıIJİȦȢਕȜİȓȝȝĮIJȚįȚૅȠ੤IJ੽ȞijࢡȠȡ੹ȞਕʌȠȕȐȜȜİIJİțĮ੿ȖȣȝȞઁȞįȚțĮȚȠıȪȞȘȢ poso. La relación de la creación del hombre con la crucifixión
ਥʌȚįİȓȟȦIJઁıȤોȝĮįȚૅȠ੤ʌȡઁȢIJઁȞࢡİઁȞਕȞĮȕĮȓȞİIJİ que lo ha regenerado, es decir, recreado, se destaca aquí tam-
bién numéricamente, en cuanto Cristo a la hora sexta estaba en
la cruz (cf. Mt 27,45).
Pedagogus I, 5
41
La fecundidad por la que el Padre engendra al Hijo es
23,  ȀĮ੿ ʌȠ૨ ਙȡĮ ਷Ȟ ਲ ࢡȣȡ઀Ȣ įȚૅ ਸȢ ੒ ț઄ȡȚȠȢ ਥįİ઀țȞȣIJȠ ਲ ı੺ȡȟ presentada como su dimensión femenina, que recuerda el ele-
įȚૅ ਸȢ ʌİijĮȞ੼ȡȦIJĮȚǹ੝IJઁȢ į੻ ੒ ੉ıĮ੺ț țĮ੿ Ȗ੹ȡ ਩ıIJȚȞ ਦIJ੼ȡȦȢ ਥțȜĮȕİ૙Ȟ
IJ઄ʌȠȢ੖ȢਥıIJ੿IJȠ૨țȣȡ઀ȠȣʌĮ૙Ȣȝ੻Ȟ੪ȢȣੂંȢ țĮ੿Ȗ੹ȡȣੂઁȢ਷ȞਝȕȡĮ੹ȝ੪Ȣ
mento femenino de la sizigia gnóstica. En el Pleroma gnós-
੒ ȋȡȚıIJઁȢ IJȠ૨ ࢡİȠ૨  ੂİȡİ૙ȠȞ į੻ ੪Ȣ ੒ ț઄ȡȚȠȢ ਝȜȜૅ Ƞ੝ țİț੺ȡʌȦIJĮȚ ੪Ȣ ੒ tico esta dimensión femenina es el Espíritu; Clemente pru-
ț઄ȡȚȠȢ ȝંȞȠȞ ਥȕ੺ıIJĮıİ IJ੹ ȟ઄ȜĮ IJોȢ ੂİȡȠȣȡ Ȗ઀ĮȢ ੒ ੉ıĮ੺ț ੪Ȣ ੒ ț઄ȡȚȠȢ dentemente lo sustituye por el amor, que subraya igualmente
IJઁȟ઄ȜȠȞ  ਫȖ੼ȜĮį੻ȝȣıIJȚț૵ȢਥȝʌȜોıĮȚਲȝ઼ȢʌȡȠijȘIJİ઄ȦȞȤĮȡ઼ȢIJઁȞ la apertura de Dios al mundo: cf. ORBE, Estudios valentinia-
ț઄ȡȚȠȞIJȠઃȢĮ੆ȝĮIJȚțȣȡ઀ȠȣਥțijࢡȠȡ઼ȢȜİȜȣIJȡȦȝ੼ȞȠȣȢȅ੝ț਩ʌĮࢡİȞį੼Ƞ੝ nos, IV, 82ss.

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Clemente Alejandrino 299 288 Jesús, el Cristo

36
Espíritu indica la divinidad de Cristo que, encarnándose, Pero no padeció, no solo, como es lógico, porque Isaac cedía el
santifica y hace celeste su carne. El Verbo, hecho alimento de primado de la pasión al Logos, sino también al no ser inmolado
los cristianos, es también llamado leche del Padre (cf. Odas de se indicaba la divinidad del Señor. Porque Jesús sin haber su-
Salomón, nt. 1 y 2), en relación a la imagen del creyente visto frido la corrupción resucitó después de su sepultura, igual que
como niño. Como aquí niño no tiene sentido restrictivo, tam- Isaac fue librado del sacrificio 31.
poco lo tiene la leche, que, sin embargo, en 1 Cor 3,2 es desig-
nada simbólicamente como alimento de los cristianos todavía
incipientes e imperfectos. Pedagogo I, 6
37
Los valentinianos no afirmaban, como por el contra-
25, 2. En cuanto fue bautizado el Señor, se oyó desde el
rio otros gnósticos, que el cuerpo de Cristo encarnado hubie-
cielo una voz que daba testimonio del amado: «Tú eres mi
ra sido un mero fantasma, sino que le atribuían un cuerpo de
Hijo amado, yo te he engendrado hoy» (Lc 3,21; cf. Sal 2,7) 32.
sustancia psíquica especial, que, si bien no era material, esta-
Preguntemos a los sabios 33: ¿el Cristo que vuelve a ser en-
ba en condiciones de realizar las funciones biológicas usuales
gendrado hoy es ya perfecto o, lo que sería totalmente ab-
(cf. Tolomeo, nt. 7). Cristo encarnado comía y bebía, pero no
surdo, defectuoso? Si fuese esto último, le sería necesario
evacuaba los alimentos: asimilar y evacuar habría comportado
aprender. Pero no es verosímil que aprenda algo siendo Dios.
corruptibilidad, de la cual Cristo estaba exento. Valentín qui-
Pues, nadie hay mayor que el Logos ni maestro del único
zás ha hecho uso de una interpretación judía de la visión de
maestro. 3. ¿No reconocerán, entonces, forzados, que el
Abrahán en Mambré (cf. Gen 19,1ss), que explicaba cómo los
Logos, nacido perfecto del Padre perfecto, fue reengendra-
ángeles aparecidos al patriarca podían comer: cf. Testamentum
do de forma perfecta según la prefiguración de la economía?
Abrahae, 4, 210ss (ed. de M. Delcor); A. ORBE, «El Hijo del
Y si él era perfecto, ¿por qué se bautizó, siendo perfecto? 34.
hombre come y bebe»: Gregorianum 58 (1977) 527ss.
38 ȝંȞȠȞİੁțંIJȦȢਙȡĮ੒੉ıĮ੹țIJ੹ʌȡȦIJİ૙ĮIJȠ૨ʌ੺ࢡȠȣȢʌĮȡĮȤȦȡ૵ȞIJ૶ȜંȖ૳
Es la respuesta de Clemente a la cuestión planteada en
el pasaje precedente: ni siquiera el gnóstico (también Clemente ਕȜȜ੹țĮ੿IJȠ૨țȣȡ઀ȠȣIJ੽ȞࢡİȚંIJȘIJĮĮੁȞ઀IJIJİIJĮȚȝ੽ıijĮȖİ઀ȢǜਕȞ੼ıIJȘȖ੹ȡȝİIJ੹
IJ੽ȞțȘįİ઀ĮȞ੒੉ȘıȠ૨Ȣȝ੽ʌĮࢡઆȞțĮࢡ੺ʌİȡੂİȡȠȣȡȖ઀ĮȢਕijİȚȝ੼ȞȠȢ੒੉ıĮ੺ț
define así al cristiano perfecto, precisamente en polémica con
los gnósticos herejes) puede librarse de las pasiones, en el sen-
tido de funciones necesarias para la conservación del cuerpo. Pedagogus I, 6
También Cristo, modelo del gnóstico, estaba sujeto a ellas, pe-
ro no por necesidad, sino solo para evitar que se pudiese creer 25,  ǹ੝IJ઀țĮ ȖȠ૨Ȟ ȕĮʌIJȚȗȠȝ੼Ȟ૳ IJ૶ țȣȡ઀૳ ਕʌૅ Ƞ੝ȡĮȞ૵Ȟ ਥʌ੾ȤȘıİ
en una condición no real de su cuerpo, como, sin embargo ijȦȞ੽ȝ੺ȡIJȣȢ਱ȖĮʌȘȝ੼ȞȠȣ©ȣੂંȢȝȠȣİੇıઃਕȖĮʌȘIJંȢਥȖઅı੾ȝİȡȠȞȖİȖ੼ȞȞȘ-
—observa Clemente— ha sucedido (docetismo de los gnósti- ț੺ıݪȆȣࢡઆȝİࢡĮȠ੣ȞIJ૵ȞıȠij૵Ȟǜı੾ȝİȡȠȞਕȞĮȖİȞȞȘࢡİ੿Ȣ੒ȋȡȚıIJઁȢਵįȘ
IJ੼ȜİȚંȢਥıIJȚȞਵ੖ʌİȡਕIJȠʌઆIJĮIJȠȞਥȜȜȚʌ੾ȢǼੁį੻IJȠ૨IJȠʌȡȠıȝĮࢡİ૙ȞIJȚĮ੝IJ૶
cos). Su explicación puede parecer infectada también de una įİ૙ਝȜȜ੹ʌȡȠıȝĮࢡİ૙Ȟȝ੻ȞĮ੝IJઁȞİੁțઁȢȠ੝į੻ਨȞࢡİઁȞ੕ȞIJĮȅ੝Ȗ੹ȡȝİ઀ȗȦȞ
pizca de docetismo; por lo demás, Focio, que leía las perdidas IJȚȢİ੅ȘIJȠ૨ȜંȖȠȣȠ੝į੻ȝ੽ȞįȚį੺ıțĮȜȠȢIJȠ૨ȝંȞȠȣįȚįĮıț੺ȜȠȣ  Ȃ੾IJȚ
Hypotyposeis, afirma (cf. Biblioteca, cod. 109) haber leído que Ƞ੣Ȟ੒ȝȠȜȠȖ੾ıȠȣıȚȞਙțȠȞIJİȢIJઁȞȜંȖȠȞIJ੼ȜİȚȠȞਥțIJİȜİ઀Ƞȣij઄ȞIJĮIJȠ૨ʌĮ-
«el Logos no se ha hecho carne sino en apariencia». En nuestro IJȡંȢ țĮIJ੹ IJ੽Ȟ ȠੁțȠȞȠȝȚț੽Ȟ ʌȡȠįȚĮIJ઄ʌȦıȚȞ ਕȞĮȖİȞȞȘࢡોȞĮȚ IJİȜİ઀ȦȢ ȀĮ੿

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Clemente Alejandrino 289 298 Jesús, el Cristo

Dicen: «Debía cumplirse la promesa hecha a los hombres». interpretación alegórica, como era costumbre en la tradición
Excelente, también lo afirmo yo: «Entonces, ¿en el instante exegética alejandrina.
en que fue bautizado por Juan se hizo perfecto?». «Es evi- 31
El sufrimiento de Cristo es real, pero no afecta a la divi-
dente que sí». «Por tanto, ¿no aprendió nada de él?». «No». nidad. Isaac prefigura a Cristo con su sacrificio; el hecho de que
«¿Se hizo perfecto solo por el bautismo y santificado por el evite la muerte indica justamente que la muerte no había tocado
descenso del Espíritu?». «Así es». la divinidad de Cristo. Cf. T. RÜTHER, «Die Leiblichkeit Christi
nach Clemens von Alexandrien»: Theologische Quartalschrift
43, 2. Escucha esta interpretación: la carne significa pa- 107 (1926) 235-236.
ra nosotros alegóricamente el Espíritu Santo (cf. Jn, 6,53),
32
ya que la carne ha sido creada por él. La sangre simboli- Cf. Lc 3,21 (Sal 2,7).
za para nosotros el Logos, porque como sangre generosa el 33
Son los valentinianos: cf. A. ORBE, «Teología bautismal
Logos se derrama sobre nuestra vida. La unión de ambos es de Clemente Alejandrino según Paed. I, 26, 3–27, 2»: Grego-
el Señor, alimento para niños pequeños; el Señor es Espíritu y rianum 36 (1955) 410ss.
Logos 35. 3. El alimento, esto es, el Señor Jesús, o el Logos 34
de Dios, es espíritu encarnado, carne celestial santificada 36. El El bautismo de Jesús por parte de Juan planteaba difi-
alimento es la leche del Padre, con la que solo son amamanta- cultades a cuantos, como Clemente y los católicos en general,
dos los niños pequeños. Y él, el amado, el Logos que nos ali- afirmaban que en Jesús estaba presente el Verbo divino perfec-
menta, derramó sobre nosotros su propia sangre, salvando a to y que por eso no tenía necesidad del bautismo de penitencia
la humanidad. (cf. Justino Mártir, nt. 26). Clemente interpreta el acto en fun-
ción de la economía de la Iglesia, en el sentido que la regenera-
ción bautismal de Jesús prefigura aquella a la que habrían sido
llamados los fieles por medio del bautismo cristiano. Esta rege-
neración es en sí perfecta y no necesita de iniciación ni de sa-
İੁIJ੼ȜİȚȠȢ਷ȞIJ઀ਥȕĮʌIJ઀ȗİIJȠ੒IJ੼ȜİȚȠȢ©ਯįİȚªijĮı઀©ʌȜȘȡ૵ıĮȚIJઁਥʌ੺Ȗ- cramentos posteriores, sostiene Clemente en polémica con los
ȖİȜȝĮ IJઁ ਕȞࢡȡઆʌȚȞȠȞª ȆĮȖț੺ȜȦȢ ĭȘȝ੿ Ȗ੺ȡǜ ©ਚȝĮ IJȠ઀ȞȣȞ IJ૶ ȕĮʌIJ઀ȗİ- gnósticos: estos, en efecto, consideraban el bautismo cristiano
ıࢡĮȚĮ੝IJઁȞਫ਼ʌઁ੉Ȧ੺ȞȞȠȣȖ઀ȞİIJĮȚIJ੼ȜİȚȠȢª©ǻોȜȠȞ੖IJȚª©ȅ੝į੻ȞȠ੣ȞʌȡઁȢ solo como un grado elemental de iniciación, inferior al que se
Į੝IJȠ૨ʌȡȠı੼ȝĮࢡİȞª©ȅ੝Ȗ੺ȡª©ȉİȜİȚȠ૨IJĮȚį੻IJ૶ȜȠȣIJȡ૶ȝંȞ૳țĮ੿IJȠ૨ confería a los espirituales con el crisma y la cámara nupcial.
ʌȞİ઄ȝĮIJȠȢIJૌțĮࢡંį૳ਖȖȚ੺ȗİIJĮȚª©ȅ੢IJȦȢ਩ȤİȚª
Cf. Evangelio de Felipe, nt. 6 y 7; ORBE, «Teología bautismal...»,
43,  ਡțȠȣİțĮ੿IJĮ઄IJૉǜı੺ȡțĮਲȝ૙ȞIJઁʌȞİ૨ȝĮIJઁਚȖȚȠȞਕȜȜȘȖȠȡİ૙ a.c., 413-416.
țĮ੿Ȗ੹ȡਫ਼ʌૅĮ੝IJȠ૨įİįȘȝȚȠ઄ȡȖȘIJĮȚਲı੺ȡȟǜĮੈȝĮਲȝ૙ȞIJઁȞȜંȖȠȞĮੁȞ઀IJIJİIJĮȚ 35
La carne y la sangre de Jn 6,53 (comer la carne y beber la
țĮ੿Ȗ੹ȡ੪ȢĮੈȝĮʌȜȠ઄ıȚȠȞ੒ȜંȖȠȢਥʌȚț੼ȤȣIJĮȚIJ૶ȕ઀૳ǜਲțȡ઼ıȚȢį੻ਲਕȝijȠ૙Ȟ sangre de Cristo) simbolizan los dos componentes de la esencia
੒ț઄ȡȚȠȢਲIJȡȠij੽IJ૵ȞȞȘʌ઀ȦȞǜ੒ț઄ȡȚȠȢʌȞİ૨ȝĮțĮ੿ȜંȖȠȢ  ਺IJȡȠij੾
IJȠȣIJ੼ıIJȚȞ੒ț઄ȡȚȠȢ੉ȘıȠ૨ȢIJȠȣIJ੼ıIJȚȞ੒ȜંȖȠȢIJȠ૨ࢡİȠ૨ʌȞİ૨ȝĮıĮȡțȠ઄ȝİ-
divina de Jesús, el Verbo y el Espíritu, en virtud de los cuales él
ȞȠȞਖȖȚĮȗȠȝ੼ȞȘı੹ȡȟȠ੝ȡ੺ȞȚȠȢ਺IJȡȠij੽IJઁȖ੺ȜĮIJȠ૨ʌĮIJȡંȢમȝંȞ૳IJȚ- es Dios y alimento para los niños. Los niños no indican aquí a
IJࢡİȣંȝİࢡĮȠੂȞ੾ʌȚȠȚǹ੝IJઁȢȖȠ૨Ȟ੒਱ȖĮʌȘȝ੼ȞȠȢțĮ੿IJȡȠijİઃȢਲȝ૵ȞȜંȖȠȢIJઁ los cristianos incipientes, sino en general a todos los creyentes:
Į੝IJȠ૨ਫ਼ʌ੻ȡਲȝ૵Ȟਥȟ੼ȤİİȞĮੈȝĮı૴ȗȦȞIJ੽ȞਕȞࢡȡȦʌંIJȘIJĮ cf. LADARIA, Espíritu Santo, 41ss.

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Clemente Alejandrino 297 290 Jesús, el Cristo

siguiendo Jn 1,1-3, su función cosmológica, creación y gobier- Stromata III, 6


no del mundo; pero aquí Clemente señala también el significa-
do mismo del término: Logos es la palabra, y en este sentido el 59, 3. En la carta de Valentín a Agatópodo dice: «So-
Logos es revelador de Dios, él mismo es la revelación de Dios. portando todo era dueño de sí mismo; Jesús actuaba de forma
26
En Gen 1,26 Dios dice querer crear al hombre a su ima- divina; comía y bebía de una manera particular, no evacuando
gen y semejanza; en Gen 1,27 lo crea solo a imagen. Mientras los alimentos. Tanta era en él la fuerza de la continencia, que el
algunos escritores identifican sin más imagen y semejanza alimento en él no se corrompía, pues él no estaba sometido a la
(p. ej. AGUSTÍN, De Genesi ad litteram III, 20, 30-31), otros, corrupción» 37.
sin embargo, distinguen la semejanza como superior a la ima-
gen. Para Ireneo el cuerpo del hombre es a imagen, el espíritu
a semejanza (cf. Adversus haereses V, 6, 1); para Clemente, co- Stromata VI, 9
mo para Orígenes, mientras la imagen de Dios ha sido concedi-
da al hombre en la creación, la semejanza se la debe conquistar 71, 1. Pues el gnóstico es tal, que se ve aquejado solo por
el hombre, como estado final, mediante la imitación de Dios: las pasiones que tiene para la conservación del cuerpo, como el
cf. Stromateis II, 131, 5 (donde la distinción se atribuye a «algu- hambre, la sed y otras semejantes. 2. Pero sería ridículo que
nos de los nuestros»); ORÍGENES, De principiis III, 6, 1. en el Salvador el cuerpo reclamara, como un cuerpo, los servi-
cios necesarios para la subsistencia. Pues comía no por causa de
27
Es decir, con el Espíritu Santo, que es dado a cuantos su cuerpo, sostenido por una fuerza santa, sino para que no die-
creen, tienen fe en Jesús: cf. LADARIA, Espíritu Santo, 74-75. se pie a pensar a los que estaban con él de modo diferente acer-
28
Clemente interpreta Gen 26,8 (el rey Abimelec obser-
va desde la ventana a Isaac que está acariciando a Rebeca) y
propone varias interpretaciones alegóricas. Según una de estas, Stromata III, 6
Isaac y Rebeca simbolizan a los fieles y a la Iglesia, que Cristo
59,  ȅ੝ĮȜİȞIJ૙ȞȠȢį੻ਥȞIJૌʌȡઁȢਝȖĮࢡંʌȠįĮਥʌȚıIJȠȜૌ©Ȇ੺ȞIJĮªijȘ-
(o sea, Abimelec) observa y vigila; la ventana a través de la cual ı੿Ȟ ©ਫ਼ʌȠȝİ઀ȞĮȢ ਥȖțȡĮIJ੽Ȣ ਷Ȟǜ ࢡİંIJȘIJĮ ੉ȘıȠ૨Ȣ İੁȡȖ੺ȗİIJȠ ਵıࢡȚİȞ țĮ੿ ਩ʌȚ-
observa el rey Isaac es la carne de Cristo. Según una interpre- ȞİȞੁį઀ȦȢȠ੝țਕʌȠįȚįȠઃȢIJ੹ȕȡઆȝĮIJĮȉȠıĮ઄IJȘ਷ȞĮ੝IJ૶ਥȖțȡĮIJİ઀ĮȢį઄ȞĮ-
tación más tradicional, Isaac, en virtud de su sacrificio, es sím- ȝȚȢ੮ıIJİțĮ੿ȝ੽ijࢡĮȡોȞĮȚIJ੽ȞIJȡȠij੽ȞਥȞĮ੝IJ૶ਥʌİ੿IJઁijࢡİ઀ȡİıࢡĮȚĮ੝IJઁȢ
bolo de Cristo mismo. Ƞ੝țİੇȤİȞª
29
En efecto, ʌĮ૙Ȣ significa tanto hijo como siervo. El título
cristológico Siervo de Dios, derivado de la aplicación a Cristo Stromata VI, 9
de Is 52,1 y pasajes semejantes, se encuentra ya en Hch 3,13.26;
4,27-30. Cf. GRILLMEIER, Jesus der Christus, I, 41-43 (de la tra- 71,  ȉȠȚȠ૨IJȠȢ Ȗ੹ȡ ੒ ȖȞȦıIJȚțંȢ ੪Ȣ ȝંȞȠȚȢ IJȠ૙Ȣ įȚ੹ IJ੽Ȟ įȚĮ!ȝȠ-
ducción española). Ȟ੽ȞIJȠ૨ıઆȝĮIJȠȢȖȚȞȠȝ੼ȞȠȚȢʌ੺ࢡİıȚʌİȡȚʌ઀ʌIJİȚȞȠੈȠȞʌİ઀Ȟૉį઀ȥİȚțĮ੿IJȠ૙Ȣ
੒ȝȠ઀ȠȚȢ  ਝȜȜૅ ਥʌ੿ ȝ੻Ȟ IJȠ૨ ıȦIJોȡȠȢ IJઁ ı૵ȝĮ ਕʌĮȚIJİ૙Ȟ ੪Ȣ ı૵ȝĮ IJ੹Ȣ
30
Isaac en hebreo significaba, según el conocimiento del ਕȞĮȖțĮ઀ĮȢ ਫ਼ʌȘȡİı઀ĮȢ İੁȢ įȚĮȝȠȞ੾Ȟ Ȗ੼ȜȦȢ ਗȞ İ੅Șǜ ਩ijĮȖİȞ Ȗ੹ȡ Ƞ੝ įȚ੹ IJઁ
momento, «risa»; Clemente aprovecha esta etimología para la ı૵ȝĮįȣȞ੺ȝİȚıȣȞİȤંȝİȞȠȞਖȖ઀઺ਕȜȜૅ੪Ȣȝ੽IJȠઃȢıȣȞંȞIJĮȢਙȜȜȦȢʌİȡ੿

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Clemente Alejandrino 291 296 Jesús, el Cristo

19
ca de él, como sin duda más tarde algunos supusieron que él se Esta expresión retoma la contraposición inicial: Cristo
había aparecido solo en apariencia 38. ha liberado al hombre perdiendo su libertad en la cruz. Cf.
también Oracula Sibyllina V, 255-258; G. Q. REIJNERS, The
Terminology of the Holy Cross in Early Christian Literature
Stromata VI, 16 (Nimega 1965) 67-68, 74, 127, 213.
20
Para la correlación țȜȓȞİıࢡĮȚ/ਕȞĮıIJોȞĮȚ para indicar la
140, 3. Así pues, el Señor que sube al monte el cuarto, lle-
muerte y la resurrección de Jesús y del hombre en general, cf.
ga a ser el sexto 39 y es rodeado por una luz espiritual, revelando
también Justino (?), De resurrectione, 4; J. DANIÉLOU, Études
la fuerza que sale de él en cuanto es posible verla a los escogi-
d’exégèse judéo-chrétienne (París 1966) 99ss.
dos para la visión. Es proclamado por la voz, que es la séptima,
21
que era el Hijo de Dios, para que los que habían puesto su fe Clemente considera el reino celeste, donde los justos re-
en él descansaran, y él, a través de la generación, que mostra- cibirán el premio final, como un lugar más excelso en compara-
ba la héxada, manifestara ser una Ogdóada ilustre, como Dios ción al paraíso de los orígenes. Pero en su tiempo estaba tam-
que revela su poder en la carne; siendo contado como hombre, bién difundida la opinión que el lugar del premio final sería
y ocultando quién era. precisamente el paraíso originario: cf. p. ej. IRENEO, Adversus
haereses V, 5, 1; Orígenes, Homiliae in Numeros, 12, 3.
141, 3. Por eso se dice que fue creado en el sexto día el 22
El tema de Cristo único sumo sacerdote, de quien el su-
hombre que se hizo creyente en el (Dios) que se ha revelado, pa-
mo sacerdote judío había sido solo una prefiguración simbóli-
ra recibir al punto el reposo de la heredad del Señor. 4. Esto
ca, es tratado en la carta a los Hebreos 4–10. Para Clemente, cf.
sobre todo Excerpta ex Theodoto, 27; ORBE, Estudios valentinia-
Į੝IJȠ૨ijȡȠȞİ૙Ȟਫ਼ʌİȚı੼ȜࢡȠȚ੮ıʌİȡਕȝ੼ȜİȚ੢ıIJİȡȠȞįȠț੾ıİȚIJȚȞ੻ȢĮ੝IJઁȞʌİ-
nos III, 559ss; cf. también Clemente de Roma, nt. 3.
ijĮȞİȡ૵ıࢡĮȚਫ਼ʌ੼ȜĮȕȠȞ 23
HOMERO, Iliada XVII, 220.
24
La invitación se dirige a los hombres de parte de Cristo
Stromata VI, 16 Verbo, principio de racionalidad universal, de ahí que invoque
su racionalidad. Sobre esta base Clemente, como ya Justino
140,  IJĮ઄IJૉ IJȠȚ ੒ ț઄ȡȚȠȢ IJ੼IJĮȡIJȠȢ ਕȞĮȕ੹Ȣ İੁȢ IJઁ ੕ȡȠȢ ਪțIJȠȢ Ȗ઀Ȟİ-
(cf. nt. 12), busca el punto de encuentro entre cristianos y pa-
IJĮȚțĮ੿ijȦIJ੿ʌİȡȚȜ੺ȝʌİIJĮȚʌȞİȣȝĮIJȚț૶IJ੽Ȟį઄ȞĮȝȚȞIJ੽ȞਕʌૅĮ੝IJȠ૨ʌĮȡĮ-
ȖȣȝȞઆıĮȢİੁȢ੖ıȠȞȠੈંȞIJİ਷Ȟੁįİ૙ȞIJȠ૙Ȣ੒ȡ઼ȞਥțȜİȖİ૙ıȚįȚૅਦȕįંȝȘȢਕȞĮ- ganos, porque los paganos, en cuanto dotados de razón como
țȘȡȣııંȝİȞȠȢ IJોȢ ijȦȞોȢ ȣੂઁȢ İੇȞĮȚ ࢡİȠ૨ ੆ȞĮ į੽ Ƞ੄ ȝ੻Ȟ ਕȞĮʌĮ઄ıȦȞIJĮȚ los cristianos, pueden conocer parcialmente esa verdad que los
ʌİȚıࢡ੼ȞIJİȢ ʌİȡ੿ Į੝IJȠ૨ ੔ į੼ įȚ੹ ȖİȞ੼ıİȦȢ ਴Ȟ ਥį੾ȜȦıİȞ ਲ ਦȟ੺Ȣ ਥʌ઀ıȘ- cristianos conocen ahora completamente gracias a la revelación
ȝȠȢ ੑȖįȠ੹Ȣ ਫ਼ʌ੺ȡȤȦȞ ijĮȞૌ ࢡİઁȢ ਥȞ ıĮȡț઀૳ IJ੽Ȟ į઄ȞĮȝȚȞ ਥȞįİȚțȞ઄ȝİȞȠȢ directa del Verbo.
ਕȡȚࢡȝȠ઄ȝİȞȠȢȝ੻Ȟ੪ȢਙȞࢡȡȦʌȠȢțȡȣʌIJંȝİȞȠȢį੻੔Ȣ਷Ȟ
25
Sobre los títulos de Cristo, cf. Justino Mártir, nt. 31. El
141, ǻȚઁ țĮ੿ ਥȞ IJૌ ਪțIJૉ ੒ ਙȞࢡȡȦʌȠȢ Ȝ੼ȖİIJĮȚ ʌİʌȠȚોıࢡĮȚ ੒ IJ૶ ਥʌȚ- título de Logos (Verbo) que Clemente, como era común en su
ı੾ȝ૳ʌȚıIJઁȢȖİȞંȝİȞȠȢ੪Ȣİ੝ࢡ੼ȦȢțȣȡȚĮțોȢțȜȘȡȠȞȠȝ઀ĮȢਕȞ੺ʌĮȣıȚȞਕʌȠ- tiempo, aprecia más que los otros títulos, subraya sobre todo,

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Clemente Alejandrino 295 292 Jesús, el Cristo

imagen de Dios). Cf. H. CROUZEL, Théologie de l’image de Dieu manifiesta la hora sexta de la economía del Salvador, en la que
chez Origène (París 1956) 67ss; A. MEYER, Das Gottesbild im el hombre fue consumado 40.
Menschen nach Clemens von Alexandrien (Roma 1942) 24.
12
El texto se refiere a la obra de Cristo encarnado.
¿Quién se salva, siendo rico?
13
Cf. Stromateis II, 22, 7; III, 103, 3. Sobre la amplia difu-
sión del concepto de la fealdad física de Jesús, por influencia de 37, 1. ¿Qué debemos hacer ahora? Contempla los mis-
Is 53, 2, cf. Justino Mártir, nt. 27. terios del amor, y entonces verás el seno del Padre, que so-
14 lo reveló el Hijo unigénito (cf. Jn 1,18). Dios mismo es amor
Clemente se refiere a la predicación de los profetas del
Antiguo Testamento, que había sido acogida por los judíos. La (cf. 1 Jn 4,8.16) y por el amor se nos manifiesta. 2. Lo que en
posterior presentación de la encarnación en términos teatrales él es inefable es el Padre, en cambio lo que compadece con no-
se dirige a los lectores paganos. En el Protréptico Clemente re- sotros se hace madre. Amando el Padre se hace femenino 41, y
curre ampliamente a imágenes y expresiones características de este es su gran signo que él engendró de sí mismo. El fruto na-
la cultura helenística de su tiempo. cido del amor es amor (cf. Col 1,13). 3. Por esto también él
bajó, por eso se revistió de hombre 42, por esto soportó volunta-
15
La rápida difusión de la nueva religión en la cuenca del riamente la condición humana, para que, después de haber si-
Mediterráneo, a pesar de la hostilidad de los paganos, era con- do medido conforme a nuestra debilidad que él amó, nos mi-
siderada por los cristianos signo del favor divino y por tanto de diera a su vez conforme a su propio poder. 4. Cuando iba a
la verdad de su mensaje. De ahí que aludan de buen grado a ella ofrecerse en libación 43 y entregarse en rescate 44, nos dejó un
con fin apologético: cf. TERTULIANO, Adversus Marcionem III, nuevo testamento: «Mi amor os doy» (Jn 14,27) 45.
20, 10; ORÍGENES, Contra Celsum I, 27. 64; III, 51; VI, 2.
16 ȜĮȕİ૙Ȟ  ȉȠȚȠ૨IJંȞIJȚțĮ੿ਲਪțIJȘ੮ȡĮIJોȢıȦIJȘȡ઀ȠȣȠੁțȠȞȠȝ઀ĮȢਥȝijĮ઀ȞİȚ
Mediador designa la actividad con la que el Verbo rela-
țĮࢡૅ਴ȞਥIJİȜİȚઆࢡȘ੒ਙȞࢡȡȦʌȠȢ
ciona Dios y el mundo, in primis su actividad creadora, funda-
mento de la redentora: cf. L. F. LADARIA, Espíritu Santo, 106ss.
Sobre la acción mediadora desempeñada por el Verbo antes de Quis dives salvetur?
la encarnación, cf. Orígenes, nt. 112.
17 37, ȉ઀Ȗ੹ȡ਩IJȚįİ૙ࢡİ૵IJ੹IJોȢਕȖ੺ʌȘȢȝȣıIJ੾ȡȚĮțĮ੿IJંIJİਥʌȠʌIJİ઄
El Verbo es «Fuente de vida» (cf. Jn 4, 14) probablemente ıİȚȢIJઁȞțંȜʌȠȞIJȠ૨ʌĮIJȡંȢ੔Ȟ੒ȝȠȞȠȖİȞ੽ȢࢡİઁȢȝંȞȠȢਥȟȘȖ੾ıĮIJȠਯıIJȚ
en cuanto dispensador del Espíritu Santo: cf. Paedagogus I, 83, 3; į੻țĮ੿Į੝IJઁȢ੒ࢡİઁȢਕȖ੺ʌȘțĮ੿įȚૅਕȖ੺ʌȘȞਲȝ૙Ȟਥࢡİ੺ࢡȘ  ȀĮ੿IJઁȝ੻Ȟਙȡ-
JUSTINO, Dialogus, 114, 4; ORÍGENES, In Ioannem XIII, 4, 20ss. ȡȘIJȠȞĮ੝IJȠ૨ʌĮIJ੾ȡIJઁį੻İੁȢਲȝ઼ȢıȣȝʌĮࢡ੻ȢȖ੼ȖȠȞİȝ੾IJȘȡਝȖĮʌ੾ıĮȢ੒
18 ʌĮIJ੽ȡਥࢡȘȜ઄ȞࢡȘțĮ੿IJȠ઄IJȠȣȝ੼ȖĮıȘȝİ૙ȠȞ੔ȞĮ੝IJઁȢਥȖ੼ȞȞȘıİȞਥȟĮਫ਼IJȠ૨ǜ
«Mar de bienes» parece inspirado en el «mar de belleza»
țĮ੿੒IJİȤࢡİ੿ȢਥȟਕȖ੺ʌȘȢțĮȡʌઁȢਕȖ੺ʌȘ  ǻȚ੹IJȠ૨IJȠțĮ੿Į੝IJઁȢțĮIJોȜࢡİ
de Platón (Symposium 210 d), donde «Sócrates es invitado por įȚ੹IJȠ૨IJȠਙȞࢡȡȦʌȠȞਥȞ੼įȣįȚ੹IJȠ૨IJȠIJ੹ਕȞࢡȡઆʌȦȞਦțઅȞ਩ʌĮࢡİȞ੆ȞĮʌȡઁȢ
Diotima a superar las bellezas particulares de un cuerpo, de un IJ੽ȞਲȝİIJ੼ȡĮȞਕıࢡ੼ȞİȚĮȞȠ੠Ȣ਱Ȗ੺ʌȘıİȝİIJȡȘࢡİ੿Ȣਲȝ઼ȢʌȡઁȢIJ੽ȞਦĮȣIJȠ૨į઄-
alma, de una actividad y a contemplar “el dilatado mar de la be- ȞĮȝȚȞਕȞIJȚȝİIJȡ੾ıૉ  ȀĮ੿ȝ੼ȜȜȦȞıʌ੼ȞįİıࢡĮȚțĮ੿Ȝ઄IJȡȠȞਦĮȣIJઁȞਥʌȚįȚ-
lleza”» (BRONTESI, Soteria, 294ss). įȠઃȢțĮȚȞ੽Ȟਲȝ૙ȞįȚĮࢡ੾țȘȞțĮIJĮȜȚȝʌ੺ȞİȚǜ©ਕȖ੺ʌȘȞਫ਼ȝ૙Ȟį઀įȦȝȚIJ੽Ȟਥȝ੾Ȟª

Cristo.indb 295 09/01/2023 9:18:50 Cristo.indb 292 09/01/2023 9:18:50


Clemente Alejandrino 293 294 Jesús, el Cristo

5
Comentarios La expresión es de Píndaro (cf. fr. 57 Schröder): lo re-
cuerda el mismo Clemente en Stromateis V, 102, 2, donde re-
1 fiere este texto como nacido de una sabiduría escondida. En el
Clemente se refiere probablemente a la encarnación. El
Protréptico, que es una invitación a la conversión dirigida a los
Verbo asume ahora el nombre de Cristo, es decir, en el momen-
paganos, Clemente aduce el pasaje en polémica con la religión
to en que se revela como tal a los hombres. El nombre es llama-
olímpica.
do «antiguamente consagrado y digno de su fuerza» en referen-
6
cia a la unción del Antiguo Testamento, que consagraba reyes, La misma definición del hombre está en Stromateis VII,
sacerdotes y profetas. En cuanto ungidos, es decir, cristos, ellos 52, 2-3. En ambos contextos Clemente contrapone el hombre,
han prefigurado simbólicamente la triple unción del Verbo, el obra viviente de Dios, a las estatuas inertes de los dioses paganos.
Cristo por excelencia. Cf. también Pseudoclementinas, nt. 1 y 2; 7
La expresión de Clemente retoma el concepto famoso
Justino, nt. 9 y 10.
de Platón, del arte como imitación de la imitación. Clemente
2
Clemente acoge la distinción aristotélica (cf. Politica I, 2, quiere decir que la estatua de Zeus es imagen de hombre, el
1252 b 29) de la doble existencia, natural y divina, que orien- cual a su vez es imagen de Dios. En cuanto tal, la imagen de la
ta al hombre hacia la vida definitiva en Dios. De todo el con- imagen está muy alejada de la verdad.
texto se deduce que el Verbo, mientras ha dado al hombre «el 8
Clemente precisa en qué sentido el hombre es imagen de
ser» ya en pasado, en su cualidad de Dios, le ha comunicado sin
Dios. Imagen de Dios es el Verbo, según la definición de Col
embargo el «ser bueno» manifestándose a él en la encarnación,
1,15. El hombre ha sido creado a imagen de Dios, es decir, ha
con su obra de maestro.
sido hecho tomando como ejemplar al Verbo, imagen direc-
3
Nótese la gradación: vivir, vivir bien, vivir eternamente. ta de Dios. Cf. también ORÍGENES, Homiliae in Genesim, 1, 13.
A la intensidad creciente corresponde la disminución de exten- 9
Con nous Clemente designa al Padre, Intelecto que en-
sión: el vivir ha sido dado al hombre en común con todo lo crea-
gendra al Verbo. En la tradición platónica, una corriente sos-
do, el bien vivir se ha ofrecido a todo hombre; el vivir eterna-
tenía la identificación del Dios supremo con el Nous, como
mente será solo para los elegidos que hayan seguido al Verbo.
hace aquí Clemente, y otra lo consideraba trascendente tam-
4
La encarnación no es, como para Marción, un acto im- bién respecto al Nous: cf. H. J. KRÄMER, Der Ursprung der
previsto con el que el Dios supremo, hasta entonces descono- Geitsmetaphysik (Ámsterdam 1964) 193ss.
cido, irrumpe en la persona de su Hijo en el mundo, para sal- 10
Que la imagen de Dios en el hombre estuviese represen-
varlo. Para Clemente, como para Justino, Ireneo y los otros
tada por su racionalidad (intelecto, alma, etc.) era un axioma
teólogos católicos, la encarnación es el momento supremo de
generalizado en la tradición platónica alejandrina: además del
una amplia acción pedagógica precedente del Verbo, destinada
texto de Orígenes citado en nt. 8, cf. FILÓN, Legum allegoriae
a recuperar al hombre caído a causa del pecado, que se desa-
II, 4; III, 96; De opificio mundi, 25.
rrolla a través de toda la economía veterotestamentaria. La atri-
11
bución de las teofanías al Verbo (cf. Justino Mártir, nt. 37) es Cf. Stromateis V, 94, 5; VII, 16, 5-6 (en ambos pasajes el
uno de los varios temas en que se articula este gran argumento. intelecto humano es imagen de la imagen, es decir, del Verbo

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