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Inmersos en una manipulación invisible:

Atrapados por la tecnología en El enemigo conoce el sistema(2019), de Marta Peirano.

Ana Aguilar Merlano.


Universidad de Cartagena.

La adicción, se refiere a una dependencia psicológica o física hacia una sustancia,

actividad o comportamiento. Se caracteriza por la necesidad compulsiva y descontrolada de

consumir o participar en dicha sustancia o actividad, a pesar de los efectos negativos que

pueda generar en la salud, el bienestar y las relaciones personales. Las adicciones pueden

variar en su naturaleza, desde sustancias químicas uso como drogas y alcohol, hasta

comportamientos como el juego, la comida o el exceso de la tecnología.

La tecnología, por otro lado, se refiere al conjunto de conocimientos, herramientas,

técnicas y procesos utilizados para desarrollar productos o soluciones que facilitan la

realización de tareas, satisfacen necesidades humanas y mejoran la calidad de vida. La

tecnología puede abarcar diferentes campos, como la informática, la electrónica, la robótica,

la medicina, entre otros. Ha sido un factor clave en el avance de la sociedad, permitiendo la

creación de nuevos dispositivos y sistemas que han transformado la forma en que nos

comunicamos, trabajamos, aprendemos y nos relacionamos con el mundo.

La relación entre tecnología y adicción es compleja y multifacética. Por un lado, la

tecnología en sí misma no es adictiva, sino que el uso descontrolado y compulsivo que

algunas personas hacen de ella lo que puede generar una adicción. Las características que

posee la tecnología, como la interactividad, la personalización y la retroalimentación

inmediata, pueden estimular la liberación de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor

asociado con la sensación de placer y recompensa. De modo que su accesibilidad constante y

su capacidad para proporcionar gratificaciones instantáneas pueden llevar a un uso excesivo y

problemático. Finalmente, podríamos decir que la relación entre la tecnología y la adicción se


basa en la interacción entre el diseño de las tecnologías digitales y la vulnerabilidad humana

hacia comportamientos adictivos.

Ahora bien, en el libro “El enemigo conoce el sistema” en el primer capítulo que

lleva por título “Adicción” se presentan diversos enfoques que nos permiten entender de una

formas más amplia lo que serían las adicciones, en particular aquella hacia la tecnología.

Además, la autora aborda el tema de cómo las grandes plataformas tecnológicas manipulan

nuestros comportamientos y emociones con el objetivo de captar y mantener nuestra atención

sin que nos demos cuenta. En este sentido, se observa cómo Peirano resalta el hecho de que

las plataformas digitales tales como lo son las redes sociales(Facebook, Whatsapp, Instagram,

entre otras.) y las aplicaciones se han convertido en verdaderos expertos a la hora de crear

una interfaz adictiva. Logran captar nuestra atención utilizando técnicas de ingeniería del

comportamiento que pueden ir desde una notificación que llame nuestra atención o desde

notificaciones constantes, esto con el fin de aprovecharse de nuestra vulnerabilidad y estado

psicológico y de ese modo hacernos dependientes de sus servicios. También destaca cómo

este algoritmo permite ofrecernos una serie de contenidos que coincidan con nuestros gustos

e intereses, que a su vez resulta sorprendente cómo puede llegar a recopilar datos y

entrelazarse con otras aplicaciones para realizar esta función. Por lo que de ese modo estas

plataformas roban toda nuestra atención, creando esta adicción o dependencia hacia los

dispositivos móviles.

Entre los distintos enfoques que nos presenta la autora resulta interesante en la

primera sección del capítulo, cómo la autora analiza el método en que somos manipulados e

influenciables en relación con lo que vemos, oímos y olemos. En particular con la comida y

como nos hacemos dependientes de ésta.Por lo que cabe destacar, el concepto de mediaciones

planteado por Jesus Martin Barbero, siendo este el proceso en el cual interviene un mediador

en relación con un contexto socio cultural actuando mediante la configuración y


reconfiguración entre individuos y comunidades, y que se divide en varios tipos como: La

mediación cultural, como instancia, el mediador en los medios como intermediario, cultura de

masas y culturas populares y la massmediacion. En ese sentido y dentro de este contexto las

autora nos menciona de una forma explícita que “Nuestro mediador principal entre la comida

y nosotros es precisamente el olfato, que tiene línea directa con la central”(2019,pp.5), con

esto nos refiere a que debido a la relación directa que tiene nuestro olfato con nuestro centro

de percepción somos seres más fáciles de influenciar por aromas que nos resultan más

agradables demostrando el papel fundamental del olfato en cuanto cómo experimentamos y

nos relacionamos con la comida. Peirano hace referencia a que desde que nacemos ya

tenemos esta capacidad de elegir nuestros alimentos, teniendo en cuenta los gustos que hemos

adquirido a través del olfato, si bien es cierto que nosotros somos quienes elegimos que

consumimos y que no, no podemos negar que los estímulos sensoriales pueden tener un

impacto en nuestra dependencia y elecciones alimentarias y que adquirimos nuestros gustos

de acuerdo a la influencia que tiene la publicidad de algunos alimentos. Dentro de esta

mediación podemos encontrar un conjunto de saberes que generan un habitus, rodeado de un

conjunto de tecnicidades como aquellas herramientas que pretenden ser beneficiosas pero que

en realidad resultan ser un arma de doble filo.

De la misma forma sucede con la tecnología, Pierre Bourdieu plantea el concepto de

campo sociales como:

“espacios de juego históricamente constituidos, con sus instituciones específicas y sus

leyes de funcionamiento propias; son espacios estructurados de posiciones las cuales

son producto de la distribución inequitativa de ciertos bienes (capital) capaces de

conferir poder a quienes lo poseen”(Bourdieu)


Es decir que se trata de un espacio estructurado y simbólico en el que se desarrollan

las interacciones y las relaciones de poder entre los actores sociales. Estos campos están

compuestos por sus propias reglas y jerarquizadas por lo cual cada uno adquiere su propio

capital que puede ser cultural, económico, social o simbólico. Del mismo modo introduce la

noción de habitus como “el conjunto de esquemas generativos a partir de los cuales los

sujetos perciben el mundo y actúan en él” es decir, que el habitus son esos conocimientos que

adquirimos y vamos desarrollando a medida que crecemos teniendo en cuenta siempre el

entorno social en el que nos relacionamos. En este sentido, dentro del capítulo de este libro

podemos identificar un campo que denominaremos como el campo digital o de la tecnología,

cuyo capital resulta ser económico debido al poder que ejercerse en quienes son

consumidores, haciéndolos aún más consumidores sin que siquiera se den cuenta.

Además Peirano examina cómo las grandes corporaciones tecnológicas compiten por

el poder dentro de este campo tecnológico estableciendo entre sí, relaciones de dominación y

subordinación, estos actores compiten por controlar la recolección y explotación de datos, así

como por moldear la opinión pública y manipular cualquier tipo de proceso. Así como con la

comida, estas empresas expertas en manipulación conocen datos como “La liberación de

dopamina nos hace sentir tan bien que, cuando aparece, el córtex prefrontal le dice al cerebro:

vamos a acordarnos de esto que hemos comido para comer más en cuanto

podamos.”(Peirano, pp.5) del mismo modo pasa con la tecnología, entre más nos presenten

cosas de nuestro interés, más sumergidos nos tendrán en los dispositivos móviles.

Al mismo tiempo, se tiene en cuenta que no es el mismo caso para todas las zonas

geográficas del mundo y que esto a su vez puede ser una ventaja y desventaja y es donde

acudimos a la noción de las brechas digitales entendiendo estas como el acceso desigual a las

tecnologías digitales en el mundo. Con esto nos referimos al hecho o al cuestionamiento ¿que
tan influenciable puede ser para una población con acceso limitado a internet el manejo de

información proporcionado por este mismo?

Gracias a estas brechas y a los procesos de globalización la población que se le limita

la información producida por internet resulta ser más fácil de influenciar e incluso son

quienes crean mayor dependencia a esta, teniendo en cuenta que no tienen más fuentes para

corroborar si lo que ven allí es totalmente certero, simplemente creen sin rechistar creando

procesos de polarización donde se abarca un punto de vista entre sí que se confrontan. Por lo

que esta situación crea un terreno fértil para la propagación de desinformación, teorías

conspirativas y discursos extremistas, ya que no tienen los recursos para contrastar y evaluar

críticamente la información que reciben y los individuos se encuentran atrapados en burbujas

de información, donde solo se les presenta un punto de vista específico. La falta de

exposición a opiniones y perspectivas divergentes dificulta la construcción de una visión

amplia y equilibrada.

Finalmente, en el capítulo uno del l libro “El enemigo conoce el sistema” podemos

observar que tan influenciables y manipulables podemos llegar a ser ante estas compañías

que manejan la mayor parte de la producción global y el nivel de exposición al que nos

enfrentamos cada vez que nos registramos como usuarios o como se refiere Peirano en su

libro “super usuarios” debido a la gran información que estas plataformas obtienen de

nosotros y la cual se convierte en un arma en nuestra contra.

El análisis que Peirano aborda en este capítulo permite entender, comprender e

interpretar desde un punto de vista más amplio esta concepción que tienen estas compañías

sobre los consumidores y nos desafía a cuestionar las prácticas actuales y a tomar medidas

para proteger nuestra libertad en línea y sobre todo nos anima a ser ciudadanos digitales

responsables para evitar el quedar atrapado por la tecnología y la manipulación invisible.

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