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Preferencias y pensamiento
Crítico
9/6/2019 Spanish PHTLS 9e: Soporte Vitalde de Trauma Prehospital
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Principios y preferencias
Un ejemplo del manejo de la vía aérea puede ilustrar la diferencia entre principio y
preferencia. El principio es que el aire, que contiene oxígeno, debe moverse a través de
una vía aérea abierta hacia los alvéolos de los pulmones para facilitar el intercambio de
oxígeno-dióxido de carbono con los eritrocitos (RBC, por sus iniciales en inglés), de modo
que puedan entregar oxígeno a otros tejidos. Este principio es verdadero para todos los
pacientes. La preferencia es cómo se realiza el manejo de la vía área en un paciente
particular. En algunos casos los pacientes manejarán su propia vía aérea; en otros, el
proveedor de atención prehospitalaria tendrá que decidir cuál accesorio es mejor para
facilitar el manejo de la vía aérea.
En otras palabras, el proveedor determinará el mejor método para garantizar que los
pasajes de aire estén despejados para llevar oxígeno a los pulmones y de manera
secundaria, extraer dióxido de carbono. El arte, o preferencia, es cómo el proveedor toma
esta determinación y la realiza para lograr el principio. Gran parte de este arte se basa en
la experiencia y la anécdota, aunque existen estándares de atención que todos deben
seguir para aplicar principios científicos a la atención de pacientes individuales.
Las preferencias de cómo lograr los principios depende varios factores: la situación; la
condición del paciente; el conocimiento base, las destrezas y experiencia del proveedor;
los protocolos locales y el equipo disponible
Situación existente
Condición del paciente
Fondo de conocimientos, destrezas y experiencia del proveedor de atención
prehospitalaria
Protocolos locales
Equipo disponible
La filosofía del programa PHTLS es que cada situación y paciente son diferentes. El PHTLS
enseña la importancia de tener una fuerte comprensión de la materia y las destrezas
necesarias para lograr las intervenciones necesarias. Los juicios y decisiones tomadas en
la escena deben ser individualizadas a las necesidades del paciente específico a manejar
en ese momento específico y en esa situación particular. Los protocolos son útiles para
guía y dirección, pero deben ser flexibles cuando hay variabilidad en un evento. Pueden
tomarse decisiones adecuadas al comprender los principios involucrados y usando
destrezas de pensamiento crítico para lograr la meta final.
Situación
La situación involucra todos los factores en una escena que pueden afectar qué atención
se proporciona a un paciente. Estos factores incluyen, mas no están limitados a, los
siguientes:
Riesgos en la escena
Número de pacientes involucrados
Ubicación del paciente
Posición del vehículo
Preocupación por contaminación o materiales peligrosos
Incendio o potencial de incendio
Clima
Control y seguridad de la escena por parte de las fuerzas del orden
Tiempo/distancia a la atención médica, incluidas las capacidades del hospital más cercano
contra el centro para traumatizados más cercano
Número de proveedores de atención prehospitalaria y otros posibles ayudantes en la
escena
Espectadores
Transporte disponible en la escena
Otros transportes disponibles a cierta distancia (helicópteros, ambulancias adicionales)
Todas estas condiciones y circunstancias, así como muchas otras, pueden cambiar
constantemente y afectarán la forma en que un proveedor de atención prehospitalaria
pueda responder a las necesidades del paciente.
Por ejemplo, considere la siguiente situación: un solo vehículo choca contra un árbol en
un camino rural en un área boscosa. El clima es claro y oscuro (0200 horas). El tiempo de
transporte por tierra hacia el centro para traumatizados es de
35 minutos. Con la aprobación del control médico, los proveedores de atención
prehospitalaria en la escena pueden solicitar un helicóptero médico. El tiempo de
arranque del helicóptero es de 5 minutos, y el tiempo de recorrido es de 15 minutos; un
centro hospitalario para no traumatizados está a 15 minutos de distancia y tiene
helipuerto. ¿Usted transporta por tierra y se detiene en el helipuerto, o permanece en la
escena y espera al helicóptero?
Manejo:
Paciente examinado en el automóvil: se observan dolor significativo en la
espalda y debilidad en las extremidades inferiores
Colocación de collarín cervical
Paciente asegurado a la tabla corta
Rotado sobre la tabla larga
Removido del automóvil
Colocado sobre la camilla
Valoración física completa
Paciente transportado al hospital
Situación 2:
Igual que la situación 1, excepto que gotea gasolina del tanque de combustible
Preocupación por incendio
Manejo:
Utilización de técnicas de extracción rápidas
Paciente movido una distancia significativa desde el vehículo
Paciente examinado y requiere la implementación de restricción de movimiento
espinal
Valoración física completa
Paciente transportado al hospital
Situación 3:
Casa completamente en llamas
Paciente incapaz de moverse
Manejo:
Sin valoración
Paciente arrastrado del fuego
Colocado sobre la tabla
Movido rápidamente hacia una distancia segura lejos del fuego
Valoración del paciente completa
Paciente transportado rápidamente hacia el hospital, dependiendo de la condición
del paciente
Situación 4:
Situación de combate con perpetrador o combatientes enemigos cercanos que
disparan activamente
Oficial (o soldado) con herida de bala en la rodilla y sangrado significativo
Manejo:
Valoración desde distancia (binoculares)
Presencia de otras heridas
Paciente todavía capaz de disparar su arma
Indica al paciente aplicar torniquete en la parte superior de la pierna
Indica al paciente arrastrarse hacia una posición protegida
Rescate del paciente cuando las condiciones lo permitan
El siguiente componente del proceso de toma de decisiones tiene que ver con la condición
médica del paciente. La principal pregunta que afectará la toma de decisiones es: ¿cuán
enfermo está el paciente? Cierta información puntual que facilitará esta determinación
incluye la edad del paciente, factores fisiológicos que afectan la perfusión del órgano
diana (presión arterial, pulso, tasa ventilatoria, temperatura de la piel, etcétera), la causa
del trauma, la condición médica del paciente antes del evento, medicación que use el
paciente, uso de drogas ilegales y de alcohol. Estos factores y más requieren pensamiento
crítico para determinar qué debe hacerse antes y durante el transporte y qué método de
transporte debe emplearse.
Regresemos al escenario del choque de un solo vehículo contra un árbol: el paciente
respira con dificultad a un ritmo de 30 respiraciones/minuto, su frecuencia cardíaca es
110 latidos/minuto, su presión arterial es de 90 milímetros de mercurio (mm Hg) por
palpitación y su calificación en la Escala de Coma de
Glasgow (ECG; GCS, por sus siglas en inglés) es 11 (E3V3M5); tiene una edad aproximada
de 25 años, no usaba cinturón de seguridad y su posición está contra el tablero, lejos de la
bolsa de aire del lado del conductor; tiene la pierna derecha deformada a la mitad del
muslo y una fractura abierta en el tobillo izquierdo, con hemorragia significativa. Hay
aproximadamente un litro de sangre en el piso cerca del tobillo.
Equipo disponible
Una vez más regresemos al paciente en el choque de un solo vehículo: hay equipo
paramédico completo que se revisó al comienzo del recorrido. Incluye tubos ET,
laringoscopios, torniquetes y otro equipo y suministro incluidos en la lista de equipo del
American College of Surgeons/American College of Emergency Physicians (ACS/ACEP:
Colegio Americano de Cirujanos/Colegio Americano de
Médicos de Emergencia). Los paramédicos tienen todos los medicamentos apropiados,
incluidos agentes hemostáticos. Aplican presión manual al tobillo sangrante y son capaces
de controlar la hemorragia. Inmoviliazan el fémur del paciente y lo transportan hacia el
centro para traumatizados más cercano.
Otro ejemplo es cuando se encuentra un paciente que no respira, el principio es que la
vía aérea debe estar abierta y el oxígeno debe entregarse a los pulmones. La preferencia
elegida depende de los factores de preferencia (situación, condición del paciente, fondo
de conocimientos, protocolos y experiencia/destreza, equipo disponible). Un espectador
en la calle sólo con capacitación en reanimación cardiopulmonar (RCP) puede realizar
ventilación boca a mascarilla; el PAP puede elegir una vía área oral y ventilación con un
dispositivo bolsa mascarilla; el paramédico puede elegir colocar un tubo ET o puede
decidir que es más adecuado usar el dispositivo tipo bolsa mascarilla con transporte
rápido; el médico del ejército en combate puede elegir una cricotiroidotomía o nada en
absoluto si el fuego del enemigo es muy intenso; y el médico en el departamento de
emergencia (DE) puede elegir medicamentos paralizantes o colocar un tubo ET guiado
con fibra óptica. Ninguna de estas elecciones está equivocada en un punto específico del
tiempo para un paciente dado; al aplicar la misma lógica al revés, ninguna es correcta
todo el tiempo.
Este concepto de principio y preferencia para la atención del paciente traumatizado tiene
su aplicación más notable en la situación de combate en el ejército. Por esta razón, el
Comité de Atención Táctica a Víctimas de Combate (TCCC, por sus siglas en inglés) escribió
el componente militar del programa PHTLS.
Para el proveedor militar, la situación de escena incluirá si hay o no hay combate activo, la
ubicación del enemigo, la situación táctica, las armas en uso y la protección disponible
para proteger a las víctimas. Aunque se hacen modificaciones evidentes en la preferencia
para la atención de pacientes en situaciones de combate, existen consideraciones
similares en el escenario civil para los proveedores de apoyo táctico en emergencias
médicas y los proveedores de atención prehospitalaria que trabajan en ambientes
peligrosos, como en escenas de incendio. Por ejemplo, en medio de una casa que está
completamente envuelta en llamas, un bombero paramédico descubre un paciente
tirado. No puede detenerse a revisar los principios básicos de valoración del paciente,
como vía aérea o hemodinámica. El primer paso es retirarlo del peligro inmediato del
fuego y sólo entonces revisar la vía aérea y el pulso.
Pensamiento crítico
Las destrezas de pensamiento crítico son cruciales para lograr exitosamente el principio
necesario para un paciente particular y elegir la mejor preferencia para implementarlo. El
pensamiento crítico en medicina es un proceso en el cual el proveedor de atención a la
salud valora la situación, al paciente y todos los recursos disponibles (Recuadro 2.2). Esta
información se analiza y combina rápidamente para proporcionar la mejor atención
posible al paciente. El proceso de pensamiento crítico requiere que el proveedor de
atención a la salud desarrolle un plan de acción, inicie este plan, lo revalore conforme
avanza el proceso de atención al paciente, y le haga ajustes conforme cambia la condición
del paciente hasta que dicha fase de atención esté completa (Recuadro 2.3). El
pensamiento crítico es una destreza aprendida que mejora con el uso y la experiencia. Si
los proveedores de atención prehospitalaria han de funcionar exitosamente, deben estar
equipados con las destrezas de aprendizaje y pensamiento crítico necesarias para
adquirir y procesar información en un mundo que cambia rápida y constantemente.
Evaluar la situación.
Evaluar al paciente.
Evaluar los recursos disponibles.
Analizar las soluciones posibles.
Seleccionar la mejor respuesta para manejar la situación y al paciente.
Desarrollar el plan de acción.
Iniciar el plan de acción.
Revaluar la respuesta del paciente al plan de acción.
Hacer los ajustes o cambios necesarios al plan de acción.
Continuar con los pasos 8 y 9 hasta que esta fase de atención esté completa.
Valoración de la escena
Identificación de cualquier riesgo hacia el paciente o hacia el proveedor de atención
prehospitalaria
Condición del paciente
Rapidez requerida para la resolución
Ubicación de la atención (en el campo, durante el transporte y después de llegar al hospital)
Número de pacientes en la escena
Número de vehículos de transporte requeridos
Necesidad de transporte más rápido
Destino del paciente para la atención adecuada
Análisis
Cada una de estas condiciones debe analizarse individual y rápidamente, y deben
compararse con el fondo de conocimiento y los recursos disponibles del proveedor de
atención prehospitalaria. Los pasos deben definirse para proporcionar la mejor atención.
Elaboración de un plan
El plan para lograr el mejor resultado para el paciente se desarrolla y revisa críticamente.
¿Hay algún paso en falso? ¿Todos los pasos planeados son asequibles? ¿Hay recursos
disponibles que permitirán que el plan avance? ¿Probablemente conducirán a un
resultado exitoso?
Acción
El plan inicia y se pone en movimiento. Esto se hace de manera decidida y con asertividad,
de modo que no hay confusión en cuanto a qué necesita lograrse o quién está al mando y
toma las decisiones. Si las decisiones no son efectivas para el resultado del paciente, el
proveedor de atención prehospitalaria al mando debe hacer los cambios adecuados. Las
sugerencias para cambiar pueden provenir del comandante o de otros participantes.
Revaluación
¿El paciente progresa correctamente? ¿La situación en la escena cambió? ¿Algo en el plan
de acción debe cambiarse? ¿Cuál es la condición del paciente y ésta ha cambiado? ¿El plan
de tratamiento mejoró la condición del paciente o ésta empeoró?
El proceso de pensamiento crítico no puede ser dogmático o ingenuo; debe ser de mente
abierta con escepticismo. El proveedor de atención prehospitalaria debe cuestionar la
precisión científica de todos los enfoques. Ésta es la razón por la que debe tener un fuerte
y sólido fondo de conocimientos que pueda usar para tomar decisiones adecuadas. Sin
embargo, el cuestionamiento no debe ser prolongado como para demorar la atención.
Aristóteles sugería que uno no debe requerir más certeza de la que el tema permite.
Cuando un proveedor evalúe y atienda a un paciente, sería insensato aplazar la acción
con la esperanza de asegurar la certeza absoluta en el diagnóstico del paciente; tal certeza
es imposible, y buscarla solamente demoraría las intervenciones necesarias. Un
proveedor debe hacer la valoración y tomar la decisión más acertada posible dada la
información disponible en el momento.
Todos los proveedores de atención a la salud tienen prejuicios que pueden afectar el
proceso de pensamiento crítico y la toma de decisiones acerca de los pacientes.
Por lo general, los prejuicios surgen de varias fuentes. Una fuente podría ser una
experiencia previa que resultó en significativo impacto positivo o negativo. Dos procesos
de pensamiento ayudan a proteger a los pacientes: (1) suponga el peor escenario hasta
que se demuestre lo contrario, y (2) respete el Juramento Hipocrático ( primum non
nocere, o “primero, no hacer daño”).
El plan de tratamiento del paciente se diseña sin importar la opinión del proveedor de
atención prehospitalaria acerca de las condiciones “aparentes” que pudieran haber
conducido a las circunstancias actuales. Por ejemplo, la impresión inicial de que un
conductor está intoxicado puede ser correcta, pero también pueden existir otras
condiciones. El hecho de que un paciente se encuentre intoxicado no significa que no esté
lesionado también. El que el paciente esté discapacitado por la intoxicación no significa
que algunas de las alteraciones en su estado mental no puedandeberse a lesión cerebral
o a disminución en la perfusión cerebral
Con frecuencia, el cuadro completo no puede verse en la presentación inicial; por tanto, el
pensamiento crítico y la respuesta del proveedor de atención prehospitalaria deben
basarse en el peor escenario. Los juicios deben hacerse sobre la mejor información
disponible. El pensador crítico constantemente busca “otra información” conforme se
vuelve disponible y actúan sobre ella. El proceso de pensamiento crítico debe continuar a
lo largo de la valoración del paciente, la situación y las condiciones. El proveedor siempre
debe anticiparse y pensar en varios pasos por adelantado.
La información puede recopilarse usando cuatro de los cinco sentidos: vista, olfato, tacto y
oído. (Esto se enseñará en el capítulo de Evaluación y manejo del paciente.)
Entonces el proveedor de atención prehospitalaria analiza esta información o datos
obtenidos con base en la revisión primaria y determina el plan global de atención para el
paciente en tanto se entregue a un proveedor hospitalario.
La fase prehospitalaria
La fase inicial (de reanimación) en el hospital
La fase de estabilización y atención definitiva
La resolución y rehabilitación a largo plazo para regresar al paciente a un estado funcional
Todas estas fases usan los mismos principios de atención al paciente en cada paso.
Todos los proveedores de atención a la salud, a lo largo de las fases de atención al
paciente, deben usar pensamiento crítico, el cual continúa desde el momento de la lesión
hasta que el paciente se va a casa. El personal de SEM está directamente involucrado en la
fase inicial de atención prehospitalaria, pero debe usar pensamiento crítico y estar atento
de todo el proceso para prestar atención uniforme al paciente conforme éste avanza a
través del sistema. El proveedor de atención prehospitalaria debe pensar más allá de la
situación actual hacia las necesidades de atención definitiva y el resultado final del
paciente. La meta es manejar las lesiones del paciente de modo que sanen y éste pueda
regresar a su nivel de función más alto posible —idealmente, tal como antes de
lesionarse, o incluso mejor—. Por ejemplo, el pensamiento crítico involucra reconocer
que, aunque inmovilizar el antebrazo fracturado de un paciente con traumatismos
múltiples no es una de las prioridades iniciales de atención, cuando se considera el
resultado definitivo del paciente y su capacidad para llevar una vida productiva, la
preservación de la función de la extremidad (y por tanto el inmovilizado de la misma) es
una preocupación importante en el tratamiento prehospitalario del paciente.
Ética
Principios éticos
Todo el mundo usa algún conjunto de valores, creencias o reglas sociales para tomar
decisiones. Estas reglas, en general aceptadas acerca del comportamiento moral, con
frecuencia se conocen como principios. La ética es usar un conjunto de principios morales
para ayudarse a determinar qué es lo correcto por hacer. En medicina, el conjunto de
principios sobre los que usualmente ésta se apoya para asegurar el comportamiento
éticamente adecuado, guiar la práctica clínica y ayudar en la toma de decisiones éticas
incluye elementos de autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. El uso de estos
cuatro principios, con frecuencia conocidos como principialismo (Recuadro 2.4),
proporciona un marco de referencia dentro del cual uno puede sopesar y equilibrar
beneficios y cargas, por lo general dentro del contexto de tratar un paciente específico,
con la finalidad de hacer lo que está en el mejor interés de éste.
Autonomía
La palabra autonomía proviene de las palabras griegas auto y nomos que significa “auto-
regla”. En medicina, se refiere al derecho del paciente para dirigir su propia atención a la
salud libre de interferencia o influencia indebida. En otras palabras, los adultos
competentes toman sus decisiones acerca de la atención a su propia la salud. El respeto
de la autonomía es la fuente a partir de la cual se desarrollaron el consentimiento
informado y la confidencialidad. Sin embargo, la naturaleza desconocida y emergente del
encuentro del proveedor de atención prehospitalaria con un paciente puede
comprometer la autonomía de este último. El proveedor debe tomar la mejor decisión
posible por el paciente con la información que esté disponible. No toda pieza de
información estará disponible en la presentación inicial.
Valorar cualquiera de estos elementos puede ser muy difícil de lograr en un escenario
clínico controlado, pero en una situación de emergencia es especialmente difícil. A pesar
de que muchas personas usan los términos competencia y capacidad de toma de
decisiones de manera intercambiable, la competencia es un término legal que se refiere a
la capacidad general de una persona para tomar buenas decisiones por sí misma, y
capacidad de toma de decisiones se refiere a la capacidad del paciente para tomar
decisiones acerca de un conjunto específico de opciones de tratamiento médico o
terapias.
Valorar la capacidad de un paciente es particularmente difícil en una situación de
emergencia. Rara vez existe conocimiento de la evaluación de base del paciente en la
presentación inicial, y con frecuencia la valoración se realiza cuando el paciente está
enfermo, asustado o tiene dolor. Cuando se valore la capacidad de toma de decisiones de
un paciente adulto es necesario intentar determinar su nivel de comprensión. ¿El paciente
puede entender las opciones médicas y ponderar los riesgos y beneficios asociados con
ellas? Los pacientes también deben tener la capacidad de apreciar los resultados
anticipados de sus elecciones, así como poder expresar sus deseos al proveedor de
atención a la salud. Aunque el proceso de consentimiento informado respeta los derechos
de los pacientes para tomar sus propias decisiones, en situaciones de emergencia, bajo
ciertas condiciones, puede pasarse por alto el requisito de consentimiento informado:
Privacidad y confidencialidad
Decir la verdad también puede presentar retos éticos. La veracidad es tanto una
expectativa como una parte necesaria en la construcción de una relación
pacienteproveedor confiable. Comunicarse con honestidad muestra respeto por el
paciente y permite la toma de decisiones con base en información confiable. Sin embargo,
especialmente en el escenario prehospitalario, hay situaciones en las cuales decir la
verdad a un paciente puede causar gran daño, como en los casos de múltiples víctimas de
trauma que preguntan por la condición de sus seres queridos que no sobrevivieron o
están severamente lesionados. En esos momentos, la obligación inmediata de decir la
verdad a veces puede ser sobrepasada por la obligación de no hacer daño, dependiendo
del nivel de lesión y la condición del paciente que pregunta.
Voluntades anticipadas
Una orden médica extrahospitalaria, u orden médica de no reanimar (DNR, por sus siglas
en inglés), es una orden dada por un médico para garantizar que los paramédicos u otro
personal de emergencia no intenten realizar RCP en un paciente con enfermedad terminal
en casa, o en algún otro escenario comunitario o no clínico, contra los deseos
previamente expresados por el paciente. En Estados Unidos, la orden DNR debe
completarse en el formato especificado por el estado donde ocurra la emergencia. Cada
estado tiene su propio formato, y la mayoría de los estados no reconocen las órdenes
DNR de otros estados. A diferencia de las voluntades anticipadas, las órdenes DNR entran
en efecto inmediato al ser firmadas por el médico o profesional de atención a la salud
autorizado, y siguen siendo válidas sin importar el escenario.
Mientras que la forma DNR aborda sólo la detención de RCP, una orden médica para
tratamiento de sostener la vida (POLST, por sus siglas en inglés) tiene un ámbito más
amplio y la intención de “mejorar la calidad de la atención que reciben las personas hacia
el final de la vida. Se basa en la comunicación efectiva de los deseos del paciente,
documentación de órdenes médicas en una forma brillantemente colorida y una promesa
de los profesionales de atención a la salud de honrar dichos deseos”. La POLST permite la
aceptación o el rechazo de una gran variedad de tratamientos para sostener la vida, como
RCP, nutrición médica, hidratación y soporte ventilatorio, y permite a los proveedores de
atención prehospitalaria acceder a la orden activa de un médico acerca de los deseos al
final de la vida de las personas con enfermedades terminales y los ancianos frágiles.
Note que distintos estados pueden usar diferentes nombres y abreviaturas para esta
forma, como órdenes médicas acerca del ámbito del tratamiento (MOST, por sus siglas en
inglés) y órdenes del médico acerca del ámbito de tratamiento (POST, por sus siglas en
inglés).
No maleficencia
Así como los proveedores de atención a la salud están legal y éticamente obligados a
respetar la autonomía de un paciente, también existe una obligación de evitar ponerlo en
riesgo. El principio de no maleficencia obliga al practicante médico a no tomar acciones
que probablemente dañen al paciente. La máxima “no dañar”, con frecuencia atribuida al
médico griego Hipócrates, y reflejada en el Juramento Hipocrático, es la esencia del
principio de no maleficencia. Si una paciente le dice a un proveedor de atención
prehospitalaria que es alérgica a un medicamento particular y el proveedor no hace caso
de esta advertencia y le administra el medicamento de todas formas y la paciente tiene
una reacción alérgica, el proveedor la dañó físicamente.
Además, los proveedores de atención prehospitalaria tienen una obligación de no sólo “no
dañar”, sino también de evitar poner a los pacientes camino al daño.
Cuando se transporta a un paciente traumatizado con lesiones menores desde la escena
de un accidente hacia el hospital, el principio de no maleficencia dictaría que el conductor
proceda con cautela y sin usar las luces y sirena de emergencia mientras conduce.
Beneficencia
La beneficencia involucra tomar una acción para beneficiar a otro. Beneficencia significa
“hacer bien” y requiere que los proveedores de atención prehospitalaria actúen en una
forma que maximice los beneficios y minimice los riesgos al paciente. Por ejemplo, quizás
un proveedor tenga que colocar una línea intravenosa para administrar medicamentos o
líquidos. El pinchazo de la aguja inflige dolor, pero es necesario para beneficiar al
paciente. Adicionalmente, cuando lo hacen con cuidado, los proveedores pueden reducir
el riesgo de daños adicionales tales como moretones, inflamación o múltiples pinchazos
de aguja.
La beneficencia también puede incluir ir más allá de lo que requieren los estándares de la
práctica profesional para beneficiar al paciente. Por ejemplo, asegurarse de que éste es
transportado a una temperatura agradable y proporcionar frazadas adicionales para
mantenerlo cómodo puede no estar incluido en un protocolo prehospitalario, pero son
acciones que se hacen para cuidar y beneficiar al paciente.
Justicia
La justicia, por lo regular considerada como aquello que es justo, en general se refiere a
cómo se distribuyen los recursos médicos cuando se trata de la atención a la salud. La
justicia distributiva es la repartición justa de los bienes o servicios con base en un
conjunto de lineamientos o reglas morales socialmente consensuadas.
Aunque muchos suponen que la justicia, o el tratar a otros justamente, significa tratar a
todas las personas por igual sin importar edad, grupo étnico, género o capacidad para
pagar, el tratar a todos de igual manera no siempre es éticamente justificable. Por
ejemplo, cuando se realiza un triage en un incidente con múltiples víctimas, quienes
tienen mayores necesidades médicas se priorizan sobre aquellos que tienen necesidades
menos cruciales. Por ende, con frecuencia a los más vulnerables se les da mayor porción
de bienes y servicios de atención a la salud con base en el valor comunitario compartido
de atender al enfermo y marginado.
Hay una “hora dorada” entre la vida y la muerte. Si tienes una lesión severa, tienes menos de 60
minutos para sobrevivir. Puede que no mueras en ese momento, puede ser tres días o dos
semanas después, pero algo pasó en tu cuerpo que es irreparable. El Dr. Cowley tuvo el
concepto correcto; sin embargo, es importante darse cuenta de que un paciente no
siempre tiene el lujo de una “Hora dorada”. La “hora” es figurativa y no una descripción
literal de un periodo de tiempo. Un paciente con una herida penetrante al corazón puede
tener sólo algunos minutos para llegar a atención definitiva antes de que el shock causado
por la lesión se vuelva irreversible, pero alguien con una lenta hemorragia interna
continua a partir de una fractura de fémur aislada puede tener varias horas o más para
llegar a atención definitiva y reanimación.
El manejo del trauma prehospitalario debe reflejar estas contingencias. Sin embargo, las
metas no cambian:
Gran parte de las técnicas y principios discutidos no son nuevos, y la mayoría se enseñan
en los programas de capacitación iniciales. PHTLS es diferente en las siguientes formas: