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STRATE
DIBLIOTECA
LASICA.
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ENEIDA .
R782.974 6.4 FA
BIBLIOTECA CLÁSICA . 354
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ENEIDA
POR
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TOMO I.
BIBLIOTECA UCM
4900812812
MADRID
IMPRENTA CENTRAL A CARGO DE VÍCTOR SAIZ
Colegiata , núm . 6
1879
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BISLIOTECACOM
:
ÁLA
ACADEMIA ESPAÑOLA,
EN PRENDA DE AGRADECIMIENTO
Y TESTIMONIO DE ADHESION ,
argüia á los paganos con el altar erigido por ellos al Dios des
conocido , y aun con los anuncios sibilinos, al decir de Cle
mente de Alejandría ,verdades imperfectas con cuyo auxilio
venian ellos como preparándose , áun en medio de su corrup
cion, para recibir finalmente la verdad cabal : la de Santo
Tomás , cuando observa que sólo el hombre conoce a Dios por
la fe y por la esperanza ; esperanza de que la antigüedad gen
tilica exhibe pruebas irrecusables: la de San Ireneo, en fin, y
demas Padres que satisfaciendo a los paganos sobre por qué
habia dejado el Señor correr tanto tiempo ántes de enviar su
Verbo, lɔ explicaban suponiendo en Dios la intencion de des
pertar en el hombre , junto con las consiguientes ideas de lo
justo y de lo bueno , un vivo deseo de regenerarse por favor
del cielo .
¡Y no palpita este deseo en Platon entre los griegos y en
Virgilio entre los romanos? ¿Y no vemos por otro lado , hoy
despues de tantos siglos , la obcecacion de muchos que repu
dian ingratos el beneficio recibido? Lejos de mi ánima hacer la
apologia del paganismo : del paganismo al cristianismo va la
diferencia que média entre la noche y el dia ; pero no debemos
disimular que en el paganismo brillaba la luz en medio de las
tinieblas, como sucedia en los primeros dias de la Creacion
ántes que al sol se apropiase el ministerio de iluminar este
mundo terrestre . La Confesion de Ausburgo , en su cegue
dad , niega las luces del paganismo, impotente para explicar
las: el Concilio de Trento , al hablar del pecado original , lejos
de negar tales luces , esparce claridad sobre aquellas mismas
tinieblas .
Recordando el doctor Newman en su reciente Apologia las
diferentes opiniones que , nacidoy criadoél en el protestantis
mo , fueron apareciendo en su espíritu , y encadenadas unas á
otras le trajeron a las puertas del Catolicismo , consigna ésta
que viene á mi propósito : « A mis ojos-dice ,-el mundo exte
rior, físico é histórico , aparecia como la exterior manifesta
cion de realidades más grandes que el mundo mismo : yo veia
en la naturaleza una parábola: en la literatura , la filosofía , la
mitologia paganas, bien comprendidas, se me dibujaban los
preámbulos del Evangelio . Reputaba á los sabios y poetas de
Grecia por profetas en cierto modo, convencido de que sólo á
XII ESTUDIO PRELIMINAR .
llevar una cruz más pesada como tambien una corona más
noble . La historia de su vida es la de sus sufrimientos y es
peranzas : sale de una ciudad inmediata , con sus dioses en
brazos , su padre en hombros , y en torno escasos restos de su
pueblo ; y tras largos años de contratiempos, echa por fin en
tierra extranjera los cimientos de un porvenir glorioso para
los suyos . El reposo es su objeto , pero no un reposo gratuito ,
sino remuneratorio de fatigas. Resucitar á Troya es el obje
to de sus constantes esfuerzos:
una sola palabra dura , sin tener tampoco que recoger ó violar
promesas , se da á la vela , y sin saberlo , ocasiona la desastrada
muerte de la amante desgraciada . Hay faltas que censurar en
la imprudente mansion de Enéas en Cartago; hay dureza en
su conducta posterior , pero es la dureza del que sacrifica
afectos en aras del deber religioso. El lector cristiano, admi
tiendo como santa toda inmolacion decretada por Dios, se
resistirá con todo á ver este carácter de sacrificio agradable
en el procedimiento de Enéas . Defecto es éste más de la falsa
religion que conocia el poeta , que del poeta mismo . Si en vez
de Júpiter viésemos á Jehová , la escena cambiaria de as
pecto. Nada más duro , y sin embargo , nada hay tampoco
más sublime, que la obediencia de Abraham al alzar la cuchi
- Ila sobre la cabeza de su hijo muy amado . Virgilio sintió la
insuficiencia del motivo capital , ocasionada sólo, como he
dicho, de la falta de un fundamento religioso más sólido, y
apoyó con razones más sensibles la conducta de Enéas :
no sólo le hablan los dioses , sino tambien la sombra de su
padre ; un poder fatal le cierra los oidos y le embota la sensi
bilidad , á fin de dejar expedito el imperio de la razon . Pasado
el trance doloroso, cuando baja el héroe al infierno y se en
cuentra con la sombra de Dido , vuelven á abrirse las fuentes
del llanto que habia cegado la fuerza del destino . El hombre
es naturalmente o duro ó tierno ; sin un sentimiento religioso
muy profundo , no puede hermanar la severidad en el deber
con la blandura en el afecto. Esta doble naturaleza , que se
descubre en el juez íntegro que llora al delincuente á quien
condena, es la del hombre que gimiendo se separa de la
mujer a quien ama, y que alternativamente , ' obra del poeta
que le inspira , halla la voz elocuente del deber cuando con
los ojos fijos, immota lumina , dice :
Sed nunc Italiam magnam Grynæus Apollo,
Italiam Lyciæ jussere capessere sortes :
Hic amor, hæc patria est ;
y el acento de la ternura , dulci amore, cuando con llorosos
ojos exclama:
Invitus, Regina , tuo de litore cessi .
Siste gradum , teque adspectu ne subtrahe nostro.
Quem fugis? extrémun fato, quod te adloquor, hoc ets.
XLII ESTUDIO PRELIMINAR .
A propósito de Dido, notan todos los críticos la esplendidez
con que el autor expone la historia del amor, la exactitud con
que señala sus rasgos característicos y el calor con que copia
su lenguaje. Pero hay otra cosa que notar , no ajena al punto
en que venía ocupándome : me parece que Virgilio no da al
amor de los sexos carácter moral alguno, á diferencia de los
mil afectos humanos en que se resuelve la caridad ; no consi
dera al amor como sentimiento racional , sino como una pasion
cruel , una enfermedad á un tiempo física y mental. Por lo
ménos asi pinta á Galo en la Égloga X, así á Dido en la Eneida.
Cupido la envenena, fallasque veneno: fuego , herida, llaga,
son las notas con que el poeta determina su estado, é infeliz
el epíteto con que la designa. Esta me parece ser la razon por
qué al señalar en el infierno su lugar á las mujeres que su
frieron penas de amor , incidiendo en una confusion que los
críticos no aciertan á explicarse , las reune todas, buenas y
malas, en un mismo bosque de mirtos . Ello es que las consi
dera á todas ellas como almas enfermas y corazones lacerados
de una llaga sempiterna :
Hic quos durus amor crudeli tabe peredit
Secreti celant calles , et myrtea circum
Silva tegit: cursæ non ipsa in morte reliquunt !
Dícese tambien que la conquista del Lacio es odiosa, y que
el lector se siente dispuesto a tomar parte con Juno en contra
de Enéas . Mas įhay conquistas ordenadas por la Providencia
para bien de los hombres? Como tal se justifica á nuestros
ojos la conquista de Canaan por los hebreos , lo mismo que
la de América por los cristianos europeos. Con este mismo
carácter presenta Virgilio la del Lacio , y si nos sentimos in
clinados en favor de los latinos , lo hacemos por el mismo sen
timiento de lástima que nos mueve en favor de los araucanos
y de todo pueblo destinado á sucumbir para que se cumpla
la divina justicia. Mitigase un tanto este sentimiento si nos
elevamos á las consideraciones que sugiere la filosofía de la
historia. En el Lacio , lo mismo que en Méjico cuando la inva
sion de Hernando Cortés, existia la esperanza de un anunciado
extranjero . La conquista es una de esas formas violentas con
que manifestaba Dios a menudo su voluntad antes de la ley
ESTUDIO PRELIMINAR . XLIII
M. A. C.
INTRODUCCION .
dilatar los límites del Imperio hasta igualarlos con los del
mundo conocido . Las artes del cultivo fueron en los buenos
tiempos honradas al par que las de la guerra . Habian culti
vado las unas y conjuntamente ejercitádose en las otras los
varones más ilustres y las más nobles familias de la Repú
blica. « Nuestros mayores-decia Catonel Viejo (De R.R. I)
cuando querian alabar á alguno de buen ciudadano , apelli
dábanle buen labrador y buen colono. » El guerrero victorioso
sosiega sus ambiciones radicando su pujanza en la posesion
de la tierra sometida ; y si aspira á perpetuar en sus suceso
res el adquirido predominio, está obligado, por ley providen
cial de justicia , á sanear su fundo y cultivarlo. Sólo el asiduo
trabajo (« labor improbus ») da valor á la ocupacion. Desde
tiempos remotos « la política guerrera y conquistadora de los
Romanos, -dice Mommsen (H. R. I , XIII ) ,- se apoyó , lo
mismo que su constitucion , en la propiedad territorial ; la
guerra tenía por objeto acrecer el número de propietarios,
únicos que gozaban de consideracion en el Estado. » « Muchos
pueblos ,-prosigue el mismo historiador , - ha habido victo
riosos y conquistadores ; pero ninguno supo, tanto como el
Romano, apropiarse la tierra, y regándola con el sudor de su
frente despues de la victoria, conquistar segunda vez por el
arado lo que ganó primero por la espada . Puede la guerra
recobrar lo que ha perdido; pero el arado no devuelve el ter
reno que fecundiza . El labriego romano aferrábase á su
campo y á brazo partido lo defendia . El dominio del suelo
constituye la fuerza del hombre y la del Estado . La grandeza
romana se asento , como en basa inconmovible , en el dere
cho absoluto é inmediato del ciudadano sobre su tierra , y en
la compacta unidad de la privilegiada clase labradora. » En
los tiempos mismos de Virgilio , el conquistador romano,
como siglos despues el español , dejaba en sólidos monumen
tos testimonio inmortal de su grandeza de espíritu y del ca
rácter irrevocable de la apropiacion consumada . En varias
provincias del Imperio, Augusto distribuyó campos á sus ve
teranos , quienes de esta suerte , en gran número esparcidos,
se trocaban en labradores .
Así la agricultura coronaba la conquista . Mas las guerras
civiles amenazaban la prosperidad interior arruinando el cul
XC INTRODUCCION .
tivo , y minaban en el exterior el poder y prestigio de Roma .
Por tanto , si impulsar la cultura devolviéndole su lustre y
sus esperanzas , y cebar el ardor bélico de las legiones en
guerras extranjeras , corriendo los hábitos de ocio y de ra
piña alimentados en discordias intestinas , eran dictados de
la hábil política de hombres tan entendidos como Mecenas y
el propio Octavio, no eran otros tampoco los sentimientos
del más puro patriotismo que animaba á Virgilio . Si desde la
Égloga I (71 sqq.) lamentó la contienda doméstica, no deja de
volver á detestarla en las Geórgicas I, (489 sqq.), quejándose
acá tambien de la expropiacion que sufrieron los Mantuanos
sus conterráneos (II , 198 ); y alusiones en idéntico sentido
asoman hasta el libro postrero de la Eneida ( 1 ) . Dolia al or
gullo patrio , mal avenido con la libertad omnimoda del co
mercio internacional , tener que recibir producciones de
vendimias y cosechas ultramarinas , cuando no bastaban al
consumo los esquilmos de los campos italianos ; y así Virgi
lio , en la particion que hizo Naturaleza de sus bienes a las
diferentes naciones , supone que otras fueron dotadas con
aquellos productos que corresponden á industrias extracti
vas, mientras Italia fué privilegiada con la fertilidad de su
tierra y excelencia de sus frutos ( 2). Mas como condicion ne
cesaria para beneficiar los dones naturales y dar indefinidas
creces á la riqueza nacional , el sabio poeta recomienda á sus
paisanos la virtud del trabajo , instituida y honrada por los
Dioses (3). Esta virtud , que hace sufrido al labrador , es mo
ralmente la misma con que , fuerte bajo el peso de armas y
provisiones , coronaba sus rápidas campañas el soldado ro
( 1) Este crítico inglés idea que la alusion de los vv. 32 , 33, puede
referirse á la rota de los Cántabros en 729; y ve en el anterior, 31 .
ó una alusion á la victoria Accíaca, 725 , ó bien ( suponiendo el pa
saje cosido más adelante ) á la sumision de los Armenios, y á los
estandartes de Craso recobrados de los Partos. Una referencia á
este suceso , el cual corresponde al año 734 , se registra en el libro
VII de la Eneida: «Parthosque reposcere signar ... ( 604 sqq. ) Vir
gilio murió en el siguiente año de 735 .
(2) Edit. min,, p . XXVII .
(3) Conservado por Macrobio (I Sat. 24 , 11) . Las palabras á que
alude Ribbeck son estas : « ... Cum praesertim , ut scis, alia quo
que studia ad id opus, multoque potiora, impertiar. »
INTRODUCCION . XCV
(1) Aen . VIII , 491, dice Virgilio que la Etruria entera se levan
to contra el tirano Mezencio « furiis iustis; » en el lib . X , 714, pin
tando cómo le atacan los Tirrenos, cual á feroz jabalí, al hallarle
en el combate , repite la expresion « iustae irae . , Del primero de
estos pasajes dice Gibbon (Misc . Works , II , 316) que no habria
Virgilio complacido á Augusto y á Mecenas, cual ya con el famoso
episodio de Marcelo , si como les leyó el VI , les hubiese leido el
lib. VIII . Pero el sagaz crítico inglés olvidaba que , muerto Virgi
lio, Augusto ordenó terminantemente á Vario y á Tuca publicasen
la Eneida sin adulteraciones , y que , con gloria suya y del poeta , la
dejó correr como ha llegado hasta nosotros .
(2) Ecl . IV , 17. Aen . I , 291, IX , 612 .
CII INTRODUCCION .
fusas » ; y así los que han intentado hallar el hilo de las alu
siones de las Églogas, persiguiendo la unidad en ajustadas
alegorías, intrincanse en un laberinto de dudas y contradic
ciones , y no aciertan á compaginar, ó imaginan hacerlo con
extravagantes conjeturas , como , por ejemplo , el pastor Ti
tiro representa al joven Virgilio y aparece al mismo tiempo
con la barba encanecida ( Ecl . I , 28 ), ó cómo Galo, amigo del
poeta , está combatiendo en Italia , y simultáneamente muere
de amor tendido bajo desierta roca en Arcadia (Ecl. X, 14, 44 ).
Aplicando esta observacion á la Eneida, no hallaremos
>
LIBRO PRIMERO .
I.
III .
IV .
VI .
IX .
XII .
XV .
XVIII .
XX .
XXI .
XXII .
XXIII .
XXIV .
XXVII .
XXIX .
XXX .
XXXIII .
XXXVI .
XXXIX .
XLII.
XLIII.
XLV .
XLVIII .
L.
LI .
LIV .
LV .
LVII .
LX .
LXIII.
LXIV .
LXV .
LXVI .
LXVII .
LXIX.
LXXII .
LXXIII .
LXXV .
LXXVIII .
LXXX .
LXXXI .
LXXXIV .
LXXXVII .
XCIII .
XCV .
XCVI .
XCVIII .
XCIX .
CI .
CII .
>
»Hay de antiguo un país, con apellido
De Hesperia por los Griegos señalado,
Pueblo en trances de guerra asaz temido,
Tierra asaz grata á la labor de arado :
Fué primero de Enotrios poseido;
Y hora Italia se nombra, por dictado
De famoso caudillo procedente ,
Si ya constante tradicion no miente .
1
36 VIRGI
LIO
. [534
CV .
CVI .
CVIII .
CIX .
CXI .
39
579
]
.
{
CXIV .
ma
CXVI .
41
.
]
1
CXX .
CXXIII .
CXXVI .
CXXIX.
CXXXII .
CXXXIII .
CXXXIV .
CXXXVII .
CXXXVIII .
CXLI.
CXLIV .
CXLVII .
I.
III .
VI.
IX .
XIII .
XV .
XVIII.
XIX.
))
» Y parte á mí de su esplendor me cupo .
XX .
XXI .
XXII .
XXIV .
XXV .
XXVII .
XXX .
)
» De hoy más , quienquier tú seas, nuestro eres .
XXXII .
XXXIII .
XXXV .
XXXVI .
XXXVIII .
XXXIX .
XLII .
66 VIRGILIO . [ 223
XLV .
237] ENEIDA .
67
XLVIII.
XLIX .
LI.
LIV .
LVII .
LX .
LXIII .
LXV .
LXVI .
LXIX .
LXXI .
LXXII .
LXXVI .
LXXVIII .
LXXIX .
LXXXI .
LXXXII .
LXXXIII.
LXXXIV .
LXXXVI .
LXXXVII .
>
» De tales armas su defensa fian ,
Áureas trabes lanzando en su despecho
Que de antiguos monarcas dado habian
Noble decoro al admirado techo .
Otros abajo á resguardar se alían
Las puertas, y tras ellas en estrecho
Grupo, puñal en mano , se aglomeran ,
Y apercibidos la avenida esperan .
LXXXIX .
XC .
XCIII .
XCVI .
XCVIII .
XCIX .
C.
CII .
CVIII .
CIX .
CX .
CXII .
CXIII .
CXIV .
CXVII .
CXX .
CXXIII .
CXXVI .
CXXIX .
CXXXII .
CXXXIV .
CXXXV .
CXXXVI .
CXXXVIII .
CXLI .
CXLII .
CXLIV .
CXLVII.
CL.
CLIII .
1.
III .
)
» Era allí un cerro , y en su cimahabią
De puntas erizado un mirto: atento
La ara á vestir de verde lozanía,
Acudo , y ramas arrancar intento .
Miéntras raíces desvolver porfía
Mi mano (ioh singular , oh atroz portento! )
Brotar contemplo de las ramas rotas
Sangre que el suelo empapa en negras gotas .
39] ENEIDA . 405
VI .
VII .
XII .
XV .
XVIII .
XXI .
XXIV .
XXV .
XXVI .
XXVII.
XXX .
XXXIII .
XXXVI .
XXXIX .
XLII .
XLIII .
XLV .
XLVI .
XLVIII.
LIV .
LVII .
LIX .
LX .
LXI.
LXIII .
LXVI .
LXIX .
LXXII .
LXXV .
LXXVI .
LXXVIII .
LXXIX .
LXXX .
LXXXI .
LXXXIV .
LXXXV .
LXXXVII.
LXXXIX .
XC .
XCII .
XCIII .
XCV .
XCVI .
XCIX .
CII .
CIV .
CV .
CVIII .
CIX .
CXI .
CXIV .
)
» El antro de un Ciclope . El monstruo hiende
» (Oh , qué monstruo cien veces maldecido! )
>>Las nubes , si la frente alza espantosa ;
» Y nadie hablarle ni áun mirarle osa .
142 VIRGILIO . [622
CXVII .
CXVIII .
CXIX.
!
» Ojo , al metal que á Argivos combo escuda,
» 0 al gran disco de Febo semejante ;
» Ojo único , bajo hosca ruga oculto ;
» Y así vengámos su brutal insulto .
639 ) ENEIDA . 143
CXX .
CXXIII .
CXXVI .
CXXIX .
CXXXI .
CXXXII .
CXXXIV .
1.
III .
VI .
1
1 40] ENEIDA . 151
IX .
XII .
XIII .
XV .
XVIII .
XXI .
. XXIV .
XXVII ,
XXVIII .
XXX .
XXXI .
XXXIII .
XXXVI .
XXXIX.
XLII.
XLV .
XLVII .
XLVIII.
LI .
LIV .
LVII .
LX .
LXIII .
LXIX .
LXX .
LXXII .
LXXIV .
LXXV .
L
174 VIRGILIO . [ 388
LXXVIII .
LXXXI .
LXXXIII.
1
176 VIRGILI .. [419
LXXXIV .
LXXXV .
LXXXVII .
Él aí de querellas golpeado,
Cuando su angustia divertir no pueda
Tenaz resiste de constancia armado ;
Inútil llanto de los ojos rueda .
Mas Dido , á quien temblar hace su hado,
Morir quiere que el cielo la conceda ;
Ni la bóveda espléndida celeste
Torna á mirar sin que pesar le cueste .
TOMO I. 12
178 VIRGILIO . [452
XC .
XCII .
XCIII .
XCV .
XCVI .
XCIX .
CII .
CV .
CVIII .
CXI .
CXIV .
CXVI .
CXVII.
CXX .
CXXI .
CXXIII .
BIBLIOTECA CURTE
190 VIRGILIO . [641
CXXVI .
CXXIX .
CXXXII .
CXXXV .
CXXXVII .
I.
II .
III.
VI .
IX .
X.
XII .
XV .
XVIII .
XXI ,
XXIII .
XXIV .
XXVII,
XXX .
XXXII .
XXXIII .
XXXV.
XXXVI .
XXXIX .
LX .
XLII .
XLIII .
XLV .
XLVIII.
LI .
LIV .
LVII .
LX .
LXI .
LXIII.
LXVI .
LXIX .
LXXII .
LXXV .
LXXVIII .
LXXXI .
LXXXIV .
LXXXVII .
XC .
XCI .
XCII .
XCIII .
XCVII.
XCIX .
CI .
CIV .
CV .
CVIII.
CXI.
CXII .
CXIV .
CXVII .
CXXIII .
CXXVI .
CXXVIII .
CXXIX .
CXXX .
CXXXII .
)
»Quienquier de tu alta empresa lleve enfado,
Las matronas, cansadas de los mares ,
Los ancianos ; en fin , cuanto á tu lado
Mezquino, flojo , inválido notares ,
Quede todo de Acestes al cuidado :
Funden ellos aquí muros y altares ,
Y de Acestes merced , de Acesta el nombre
Al nido que afiancen , grato asombre.»
CXXXIII .
CXXXV .
CXXXVI .
))
»Harás, en pos de mí yendo , hijo mio ,
Cruzando el hondo Averno, oficio grato
Que yo no habito el Tártaro sombrio ,
Mas los campos Elíseos moro y trato,
Deliciosa comarca , gremio pio :
Una maga de púdico recato ,
Si hartas víctimas negras inmolares ,
Te llevará á los místicos lugares .
CXXXVII .
CXXXVIII .
CXXXIX .
CXLI .
CXLIV .
CXLVII .
CXLVIII .
CXLIX .
CL .
CLIII .
CLIV .
CLVI .
CLVII .
CLIX .
CLXI .
CLXII .
CLXIV .
I.
II .
III .
VI .
IX .
XII .
XIV .
XV .
XVIII .
XXI .
XXIV .
XXVII .
XXX .
XXXIII .
XXXVI .
XXXVII .
XXXIX .
XLII .
XLV .
XLVIII .
LI .
LII .
LIV .
LV .
LVI .
LVII .
LX .
LXI .
LXV .
LXVI .
LXIX .
LXXII.
LXXV .
LXXVIII .
LXXIX .
LXXXI .
LXXXIV .
LXXXVII .
XC .
XCIII .
XCVI .
XCVII .
XCIX .
CII.
CIII .
cv .
CVIII .
CIX .
CXI .
CXIV .
CXVI.
CXIX .
CXX .
CXXII.
-
CXXIII .
CXXVI .
CXXIX .
CXXXII .
CXXXV .
CXXXVIII .
CXXXIX .
CXLI .
CXLIV .
CLXVII .
CL .
CLIII.
CLVI .
CLVIII .
CLIX .
CLXI .
CLXII .
CLXV .
CLXVIII .
CLXX .
CLXXI .
CLXXIV .
CLXXV .
CLXXVI.
CLXXVII .
CLXXX .
Ro
p
D
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