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(Diagnóstico Enfermero Real)

Deterioro de la movilidad física relacionado con debilidad


muscular y limitaciones funcionales secundarias a una fractura de cadera.

1. Incapacidad para mantener la posición de pie o caminar sin


asistencia.
2. Dolor y rigidez en la articulación de la cadera.
3. Disminución de la fuerza y resistencia muscular.
4. Limitación del rango de movimiento.
5. Dependencia para las actividades de la vida diaria.

1. Fractura de cadera.
2. Inmovilidad prolongada durante el periodo de recuperación.
3. Pérdida de masa muscular y fuerza debido a la falta de actividad
física.
4. Dolor e incomodidad que dificultan el movimiento.

1. Mejorar la movilidad física del paciente.


2. Minimizar el dolor y la rigidez en la articulación de la cadera.
3. Restaurar la fuerza y resistencia muscular.
4. Promover la independencia en las actividades de la vida diaria.

1. Colaborar con el equipo médico en la administración de analgésicos


y antiinflamatorios para controlar el dolor y reducir la inflamación.
2. Realizar ejercicios pasivos y activos de fortalecimiento muscular,
enfocándose en los músculos de la cadera y las extremidades
inferiores.
3. Proporcionar apoyo y enseñanza al paciente sobre el uso adecuado
de dispositivos de ayuda para la movilidad, como bastones o
andadores.
4. Fomentar el aumento progresivo de la actividad física según la
tolerancia del paciente, mediante caminatas cortas y terapia
ocupacional.
5. Brindar asistencia en las actividades de la vida diaria, adaptando el
entorno para facilitar la autonomía y la seguridad del paciente.
6. Educar al paciente y a los cuidadores sobre la importancia de
mantener una postura correcta, realizar ejercicios de fortalecimiento
y evitar la inmovilidad prolongada.

(Diagnóstico Enfermero de Riesgo)

Riesgo de infección relacionado con una herida quirúrgica


abierta.

1. Herida quirúrgica abierta.


2. Presencia de cuerpos extraños o contaminantes en la herida.
3. Inmunidad comprometida debido a condiciones médicas
subyacentes.
4. Duración prolongada de la cirugía.
5. Procedimientos invasivos realizados durante la cirugía.

1. Enrojecimiento o inflamación alrededor de la herida.


2. Dolor o sensibilidad localizada.
3. Aumento de la temperatura corporal.
4. Drenaje o exudado purulento en la herida.
5. Presencia de signos y síntomas sistémicos de infección, como fiebre o
malestar generalizado.

Prevenir la aparición de infección en la herida quirúrgica y promover la


cicatrización adecuada.

1. Realizar una evaluación regular de la herida quirúrgica y vigilar la


aparición de signos y síntomas de infección.
2. Administrar profilaxis antibiótica según las recomendaciones médicas.
3. Mantener la higiene y asepsia adecuadas durante los cambios de
apósitos y curas de la herida.
4. Instruir al paciente sobre la importancia de mantener la herida limpia
y seca, y cómo realizar cambios de apósitos adecuadamente.
5. Promover una nutrición adecuada y la ingesta adecuada de líquidos
para favorecer la cicatrización.
6. Proporcionar cuidados de apoyo emocional y reducción del estrés,
ya que el estrés puede afectar negativamente al sistema
inmunológico.
7. Fomentar la movilidad temprana y adecuada para prevenir la
acumulación de fluidos y reducir el riesgo de complicaciones.
8. Coordinar y comunicar adecuadamente con el equipo médico para
informar cualquier signo o síntoma de infección y adaptar el plan de
cuidados según la evolución del paciente.

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