Está en la página 1de 1

Las múltiples historias que se despliegan en Ximena de dos caminos transitan por

ese doble mundo que, en cierto sentido, contribuye a conformar las


características identitarias del Perú. Sin que Ximena lo sepa, su viaje en la
narrativa la lleva a descubrir su propia identidad a través de las experiencias que
recopila de todas las personas que la rodean, representando así la dualidad
cultural de Perú y, por extensión, de Hispanoamérica: la cultura de los indios
nativos y la cultura de los españoles. Este enfoque narrativo único no solo
enriquece la trama, sino que también proporciona una ventana a la exploración
de las dinámicas culturales y sociales en una sociedad multicultural como la
peruana, ofreciendo una mirada perspicaz y enriquecedora a través de los ojos
de una niña curiosa e imaginativa.

***

La dualidad de mundos en Ximena de dos caminos

Aunque no existe un propósito explícito de autobiografía en las narraciones de


Ximena de dos caminos, se pueden notar notables coincidencias entre la vida de
la protagonista y la de su autora. Riesco nació en una localidad minera, situada
a una considerable distancia de Lima y a una altitud de más de tres mil metros
sobre el nivel del mar. Su padre, de ascendencia española, trabajaba como
funcionario en una explotación minera, mientras que su madre provenía de una
región andina, anidada en las montañas. Al igual que Ximena, todas las criadas
que habitaban en su hogar eran indígenas que hablaban quechua.
Estos dos mundos tan distintos son precisamente los que definen los «dos
caminos» a los que se hace referencia en el título de la obra. Ximena
experimentará la convivencia de estos dos mundos: por un lado, el mundo del
habla en español, donde predominan las normas del patriarcado y la tradición
oral que le llega a través de las mujeres indígenas que la cuidan; por otro,
descubrirá otro mundo que emana del lado paterno, a través de los libros y, sobre
todo, de las ilustraciones de esos libros cuyas palabras escritas apenas logra
comprender.
La pequeña Ximena, sin embargo, se muestra resiliente ante las diferencias que
caracterizan a estos dos mundos. Los observa desde una perspectiva inocente y
positiva y, en cierto sentido, busca encontrar puntos de convergencia entre ellos.
Estas diferencias culturales no solo afectan al mundo de los adultos; también los
niños exhiben notables diferencias que se hacen evidentes incluso a través de
sus juegos. El machismo, la violencia a veces sutil, las emociones reprimidas y el
silencio impuesto a las mujeres forman parte del contexto que Ximena irá
descubriendo en su viaje a través de estos dos mundos contrapuestos pero, a su
vez, interconectados.

También podría gustarte