Está en la página 1de 17

Revista de Geografía Espacios Vol.

5, No9: 64-81, 2015

Artículo
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción
de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
CONTRIBUTIONS OF FRIEDRICH RATZEL AND HALFORD MACKINDER IN THE CONSTRUCTION
OF POLITICAL GEOGRAPHY IN TIMES OF CONTINUITY AND CHANGE

Abraham Paulsen Bilbao


Instituto de Geografía, Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política Pontificia Universidad Católica de Chile
Email: apaulsen@uc.cl

Resumen
En este texto se analizan y explican los aportes procedimentales y teóricos de Friedrich Ratzel y
Halford Mackinder para la construcción de la geografía política contemporánea. Sus trabajos esta-
ban orientados a la comprensión y proyección de la realidad espacial y política que caracterizaba
al mundo en el cual les correspondió vivir. Ambos autores manifiestan una fuerte influencia de
la cultura en el contexto sociopolítico de su tiempo, cuestión que es necesario considerar en el
análisis del origen y evolución de cada una de sus formas de pensamiento científico y disciplinar.
Lo anterior es especialmente válido al comprender cómo aplican sus propias concepciones a otras,
para el estudio de los escenarios nacionales y globales, la conducta espacial del poder, del Estado
y de las sociedades.
Palabras Claves: Mackinder, Ratzel, espacio vital, corazón continental, estado, geografía política,
geopolítica

Abstract
Analyzes and explains the procedural and theoretical contributions of Friedrich Ratzel and Halford
Mackinder for the construction of contemporary political geography. His works were aimed at
understanding and projecting the spatial and political reality that characterized the world in which
corresponded to live. Both authors show a strong influence of culture and socio - political of his
time, an issue that must be considered in the analysis of the origin and evolution of each of these
forms of scientific thought and discipline, especially with regard to how they apply their own ideas
as others in the study of national and global scenarios, spatial behavior of power, the state and
society.
Keywords: Mackinder, Ratzel, lebensraum, heartland, state, political geography, geopolitic

65
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

Introducción
Los pilares de la geografía política contemporá- cesario considerar en el análisis de la evolución del
nea se encuentran en los trabajos de los geógrafos pensamiento científico y disciplinar en la geografía
Friedrich Ratzel y Halford Mackinder; ambos aporta- política, geografía, ciencias sociales y en las huma-
ron modelos teóricos y métodos para la compren- nidades.
sión de la realidad espacial y política que caracteri-
Nos referiremos a continuación, al proceso de ges-
zaba al mundo en el cual les correspondió vivir. Sus
tación de la Geopolitik alemana, que debe ser com-
trabajos orientaron –y lo continúan haciendo hasta
prendida como una estrategia política global que
nuestros días– las contribuciones de cientistas po-
comenzó a ser concebida por una mirada de intelec-
líticos, cientistas sociales, politólogos y geógrafos
tuales y artistas germanos desde antes de la consti-
de todo el mundo, en la búsqueda de proyecciones
tución del Estado alemán tras la guerra franco – pru-
acerca de escenarios nacionales y globales de la
siana, de la cual Ratzel fue uno de sus teóricos más
conducta espacial del poder, del Estado y de las so-
prolíficos y aventajados. Pero este modelo no fue el
ciedades. Ambos autores combinaron en sus obras
único, también abordaremos a Mackinder y los fun-
argumentaciones científicas con otras pseudocien-
damentos de la geopolítica imperial británica. Poste-
tíficas, sólidas posturas con intuiciones, imaginarios
riormente reflexionaremos acerca de las influencias
y opiniones.
de las teorías de Ratzel y Mackinder en la evolución
De lo anterior se deduce que sus trabajos estaban de la geografía política durante el siglo XX y de las
fuertemente influenciados por la cultura y el contex- nuevas demandas a la geografía política en los pro-
to sociopolítico de su tiempo, cuestión que es ne- cesos que se están desarrollando durante este siglo.

La tesis ratzeleana acerca del Estado, de los seres humanos, de la


sociedad y los ensamblajes con la geopolítica
Como ya se señaló, Ratzel desarrolló una geografía ción de que no existía ninguna evidencia histórica
moderna; por cuanto pretendió analizar el fenó- que demostrara el predominio del individualismo
meno de la territorialidad humana a partir de una en algún pueblo o nación; al contrario, aseguraba
teoría científica que debía forzosamente incluir pre- que una de las características del ser humano ci-
guntas referidas al origen y evolución del Estado, las vilizado era su adscripción a un marco jurídico y la
relaciones entre el Estado y otras instituciones, las construcción de lógicas de coerción permitidas por
relaciones entre las distintas clases sociales y los ob- el cuerpo social (Ratzel, 1885). Esta teorización impli-
jetivos estatales. Su análisis partía de la convicción, caba que existía un modelo de Estado civilizado en
planteada claramente en su “Antropogeographie”, de oposición a otros, lo que explicaba el carácter esen-
que ningún pueblo está o estuvo imposibilitado de cialmente conflictivo que presentaban las relaciones
poseer algún nivel de organización política, fundada internacionales, cuestión que desarrolló en su obra
en razonamientos que varían en complejidad y pro- “Geopolitik” (Ratzel, 1987). Lo anterior, por cuanto el
fundidad, desde la superstición a intereses utilitarios. Estado civilizado, que era además ordenado, recibía
Fundamentaba este razonamiento con la demostra- la oposición de comunidades pre existentes, o que

66
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

se formaban en sus fronteras, las que se oponían a fenómeno ordenador y como expresión única del
ese orden y que podían evolucionar desde una con- contacto presente y futuro entre dos pueblos, cues-
dición de predadores a conquistadores, o viceversa, tión que Samuel Huntington aplicó al estudio de los
dado que ambas actividades pueden transformarse contactos entre civilizaciones (Huntington, 2005).
en la otra, proceso de gran importancia histórica y
Si nos focalizamos en los aspectos más notorios e
que explica la emergencia del Estado en este tipo
indiscutibles de la teoría de Ratzel referida al Esta-
de pueblos mediante guerras (Robert & Fernandes,
do, podemos inferir que del concepto de raza surge
1990).
un conjunto de consideraciones acerca de qué sólo
La teoría ratzeliana acerca de las guerras otorga dos algunos grupos humanos tenían la posibilidad de
posibilidades para el análisis geográfico. La primera, establecer regímenes estatales complejos; segundo,
analizarlas como elementos estructurales y estructu- de que no había ninguna institución social cuyos de-
radores de la configuración del Estado y por lo tan- rechos e intereses pudiesen superar al bien común
to, fenómenos inmanentes en la evolución histórica expresados en el Estado –que casi orgánicamente,
de los pueblos. La segunda, entender a las luchas era anterior al ser humano–, ya que representaba en
como requisito para la constitución de organiza- si mismo el salto evolutivo de algunas comunidades
ciones políticas complejas y como expresiones del desde la barbarie a la civilización y la forma como se
desarrollo organizacional entre dos naciones (Ratzel, superaba el aislamiento social y geográfico, a la vez
1885). Ambas situaciones parten de la base de que la que se configuraban mecanismos exitosos de agre-
existencia pacífica de los pueblos es una etapa entre gación (Gallois, 1990).
conflictos, lo cual eleva las guerras a un estatus de

Friedrich Ratzel y el nacimiento de la geografía política moderna


Friedrich Ratzel integró la teoría de la evolución de En 1842 fue publicado el libro de Friedrich List ti-
Darwin a las concepciones ritterianas respecto a la tulado “El Sistema Nacional de Economía Política”,
Tierra y a los continentes, especialmente lo referido basado en sus experiencias durante su estadía en
a los mecanismos de supervivencia de los individuos Estados Unidos y su labor diplomática en Alemania
biológicos y la organicidad del Estado. También apor- durante la primera mitad del siglo XIX. Este autor,
taron al desarrollo de la teoría ratzeliana los plantea- testigo directo de la declaración e implementación
mientos de Friedrich List, Heinrich von Treitschke y el de la doctrina Monroe, recomendaba a la clase po-
darwinismo de Ernst Haeckel, como se evidencia en lítica alemana el desarrollo y ejecución de una po-
la existencia en su obra de posturas evolucionistas, lítica internacional que posibilitara el incremento
positivistas y el abandono paulatino de las influen- del territorio ante eventuales aumentos del tamaño
cias románticas e idealistas de Ritter y Humboldt. En de la población. El autor defendía la tesis de que el
función de lo anterior, “el gran mérito de Friedrich crecimiento económico de los estados alemanes re-
Ratzel (1844–1904) es el de haber sido capaz de su- quería de una ampliación territorial que pusiera bajo
perar la concepción de Völkerkunde y haber llegado el control del estado el espacio contenido entre los
a la Antropogeografía” (Capel, 1981:279). mares del Norte, Báltico, Negro y Adriático; ese sec-
tor fue definido en 1897 por el historiador Heinrich

67
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

von Treitschke como el “espacio vital” o “lebensraum”. te común para defenderlo de enemigos exteriores
Este concepto, que existía previamente, adquirió (Capel, 1981). Postulaba que entre la distribución
con este historiador la connotación geopolítica que espacial de los seres vivos y el tamaño de una Tie-
mantiene hasta nuestros días y formó parte de una rra que no crece, existía un claro contraste del cual
filosofía del espacio que caracterizó a una parte im- se originaba una lucha por los espacios; los seres
portante del pensamiento geográfico de los siglos vivos intentaban ampliar sus territorios a expensas
XIX y XX y que fue un planteamiento central de los de sus vecinos y la lucha se hacía aguda cuando los
trabajos de Ratzel, Kjellen y Haushofer. organismos ocupaban completamente un espacio
restringido. Para los grupos vencidos, la disminución
En el caso de Ratzel, desde una concepción orgánica
del espacio provocaba hambre, miseria y la deca-
y materialista del espacio, surgieron teorías referidas
dencia general de su fuerza vital. Su teoría puede
a qué características y tamaño debían tener los terri-
reducirse a la idea de que a cada grupo, su espacio y
torios para asegurar la proyección de un Estado en
a cada espacio sus límites (Grenzer), que no son sólo
el tiempo, y otras que consideraban a las fronteras
líneas, sino más bien campos de lucha fijados por la
como estructuras que evolucionaban en virtud de
naturaleza (Capel, 1981).
la posibilidad de los pueblos de ampliar sus espacios
para asegurar la supervivencia de una población La potencia de un Estado para crecer se relacionaba
creciente. De lo anterior se deduce la existencia de con una serie de factores, destacando el área que
una consideración de espacio fronterizo como ins- ocupaba, el número y características étnicas y cultu-
titución consustancial a los objetivos estatales, que rales de sus habitantes, las condiciones naturales, las
al tener oposiciones internas y externas configura- aptitudes de la clase política. De acuerdo a estos fac-
ban la concepción de un Estado como institución tores, existían pueblos dirigentes que serían aquellos
en amenaza permanente. Se puede inferir de este que mandan, y pueblos rebeldes que serían aquellos
tipo de planteamiento la justificación contemporá- que obedecen; también incorpora la idea que más
nea de la guerra sucia o guerra contra el terrorismo allá de las naciones existía una ciudadanía universal,
que formó parte del discurso de los gobiernos dic- liderada por Europa y que justificaba la expansión de
tatoriales latinoamericanos que se transformaron en este continente.
entes guerreros contra sus propios pueblos durante
Ratzel explicaba la expansión territorial de los esta-
el último tercio del siglo XX, en virtud de la doctrina
dos mediante la absorción de unidades territoriales
de la seguridad nacional.
(como otros estados) menores o cambios en las
Otro aspecto de una filosofía moderna del espa- fronteras; la cultura, las ideas, la producción comer-
cio contenida en la obra ratzeliana es la teoría del cial, accesibilidad a recursos (dado que los Estados, a
lebensraum o espacio vital. Se trataba de un área causa del incremento de la producción las fronteras,
geográfica dentro de la cual se desarrollaban los incorporarían líneas de costa, cuencas de ríos, llanu-
organismos vivos, cuyo tamaño dependía de las ca- ras, entre otros espacios, en la búsqueda de insumos
pacidades soberanas del Estado, entendido como la para la economía), la actividad misionera, entre dis-
institución que unifica a los pueblos apoyado por un tintos factores. Además, sostenía que era imprescin-
territorio y la historia común. Este geógrafo alemán dible para que tuviese lugar el crecimiento territo-
participaba de la idea de que todo pueblo originaba rial la influencia desde fuera de un Estado primitivo,
un Estado, que como institución tenía un lugar pri- entendido como una civilización superior que rom-
vilegiado que lo elevaba por sobre todas las clases pía los equilibrios internos. También planteaba que
sociales, las que estaban llamadas a formar un fren- cuando un Estado crecía, seguía haciéndolo recursi-

68
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

vamente hasta alcanzar sus fronteras naturales para del espacio geográfico que superaba las propuestas
satisfacer las necesidades de espacio de su pobla- aisladas, sin articulación, que impedían el estableci-
ción (Strausz - Hupé, 1945:48) y que toda expansión miento de leyes y principios generales o la posibi-
incentivaba a otros estados a que también lo hicie- lidad de comparación, ya que si se quería obtener
sen si es que contaban con la potencia necesaria la consideración de ciencia para la geografía en ge-
para realizar tal tarea, lo cual presentaba a la guerra neral y, para cada una de sus ramas en particular, se
como un mecanismo de asignación espacial. necesitaba conformar un cuerpo teórico que no sólo
describiera sino que también explicara la realidad,
La teoría ratzeliana formó parte de la búsqueda de
cuestión que resultaba imposible si no se superaban
un proceso de interpretación global donde el terri-
los estudios y enfoques descriptivos (Capel, 1981).
torio no es el continente o escenario de acción de
Halford Mackinder cumplió en alguna medida este
fuerzas políticas, sino que en sí mismo es un poder
propósito, dado el paulatino abandono del modelo
político. Sobre la base de este precepto, la geografía
y teorías de Ratzel durante el siglo XX (Gallois, 1990).
política avanzó hacia la formulación de una teoría

Mackinder y los fundamentos de la geopolítica imperial británica


En abril de 1904 aparece publicado en la revista “The función de su localización, como el pivote sobre el
Geographical Journal” un artículo escrito por Mackin- que había girado el destino de la mayor parte de los
der titulado “The geographical pivot of history” (Mac- imperios hasta entonces conocidos, ya que la oro-
kinder, 1904), en el cual expuso los fundamentos de grafía, sistemas fluviales y otras redes de comunica-
su teoría, que había sido en buena parte construi- ciones favorecían más la formación de imperios que
da sobre la base de su participación en los asuntos de Estados (Knutsen, 2014). Los imperios, al igual
imperiales británicos desde 1899 hasta mediados que el modelo de Estados de Ratzel, estaban obliga-
del siglo XX. Uno de los pilares de esta teoría se fue dos a expandirse en superficies limitadas, de modo
desarrollando entre 1899 y 1903, consistió en una que las guerras, prácticamente inevitables, pasarían
asociación entre el sistema político y organizacional de una escala continental a otra mundial en función
del imperialismo británico y un supuesto rol de ese de la extensión territorial (y el poder de fuego) que
imperio como aglutinador de una liga marítima que alcanzasen los imperios (Mackinder, 1904).
apoyara a las democracias sobre la base de una po-
Mackinder construyó sus argumentos sobre la base
lítica exterior común entre estados de distinta natu-
de una propuesta de periodificación de la historia
raleza. No deja de llamar la atención la tesis de que
de Occidente, donde la Europa del siglo XX prove-
el imperio era una especie de defensor natural del
nía de una época de descubrimientos y conquistas
orden democrático enfrentando, mediante una flo-
que le había precedido por aproximadamente cua-
ta marítima internacional, a imperios contrarios a la
tro siglos. En este contexto, inició su artículo con la
libertad política, que además de amenazar los inte-
siguiente afirmación: “When historians in the remote
reses británicos, por extensión, también lo hacían al
future come to look back on the group of centuries trou-
resto del mundo libre (Blouet, 2004).
gh which we are now passing, and see them foreshor-
En el artículo consignado, Mackinder definió a Asia tened, as we today see the Egyptian dynasties, it may
Central como el corazón continental de Eurasia y en be well be that they will describe the last 400 years as

69
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

the Columbian epoch, and will say that it ended son Mackinder consideraba que los contactos interci-
after the year 1900” (Mackinder, 1904:421). Mackin- vilizatorios permitían la maduración de los grupos
der señalaba como inicio de la era colombina el humanos y que ninguna civilización se había desa-
descubrimiento de una ruta marítima alternativa a rrollado independientemente de otras, con prescin-
la India mediante la superación del cabo de Buena dencia de su entorno. Esto era el elemento desde
Esperanza, que permitió evitar tanto el aislamiento el cual explicó la influencia de los asuntos asiáticos
medieval del Viejo Continente como los peligros de en el destino de Europa; utilizó como metáfora de
las rutas que pasaban por el Medio Oriente. Lo ante- la interdependencia de cada una de las sociedades
rior redundó en un cambio entre un estilo de vida del resto de la población mundial, la explosión del
endógeno a otro exógeno, que resultó, a juicio del volcán Krakatoa de fines del siglo XIX (Mackinder,
geógrafo británico, crucial para entender la forma 1914:253; Knutsen, 2014).
como se fue superando la dependencia europea de
Este dominio se sustentaba en algunas teorías rea-
la constitución de imperios de alcance continental
listas de Mackinder referidas a la distribución geo-
en Asia Central, ya que en tanto tenía lugar la expan-
gráfica de recursos, los efectos de la contigüidad, la
sión mediante las acciones de los marineros portu-
interconexión, la condición de mapa de coropletas
gueses, españoles, ingleses y holandeses, los rusos
del planeta, el empleo de la fuerza en los contactos
lograban algo parecido por tierra, cuestión que se
intercivilizatorios y del hecho de que todas las civi-
repetiría en los siglos siguientes1. Se trataba enton-
lizaciones eran diferentes (Kearns, 2013). Analizare-
ces de un permanente enfrentamiento entre poten-
mos a continuación cada uno de los aspectos aquí
cias imperiales continentales y marítimas, que exigía
consignados.
el control del pivote mundial para lograr la paz, ya
que “Quien domine Europa oriental, gobernará el La desigualdad en la distribución espacial de los re-
corazón continental. Quien domine el corazón con- cursos generaba diferentes posibilidades para alcan-
tinental, gobernará la Isla Mundial. Quien domine zar el desarrollo económico y en el acceso a fuentes
la Isla Mundial, gobernará el mundo” (Mackinder, energéticas; esto tenía efectos sobre el poderío mili-
1904:422). tar de las naciones y sus posibilidades de despliegue
geopolítico. El corazón continental o Heartland con-
Según Mackinder, antes de la era colombina, el
taba con una gran cantidad de recursos mineros y
mundo medieval ocupaba un área muy reducida
agrícolas que no podían ser alcanzados por la poten-
del espacio europeo y su suerte dependía de los vai-
cia marítima dada su situación geográfica, especial-
venes de Asia; el advenimiento de la era colombina
mente aquellos recursos disponibles al Oeste y hacia
fue posible mediante la superación de resistencias
el Sur de la actual Federación Rusa, hasta el Mar Cas-
“insignificantes” (Kaplan, 2013:99) que frenaban los
pio y luego hacia el Este a través de las estepas. Por
descubrimientos y viajes hacia otros continentes
ende, la ex Rusia y Unión Soviética podía industriali-
a través de los océanos. Cuando Europa consiguió
zarse y obtener reservas de combustible que asegu-
abrirse al mundo también logró incrementar sus ni-
raran la hegemonía mundial, ya que el Heartland de
veles de autonomía, paso previo al establecimiento
la Isla Mundial podía sostener un imperio mundial
de un rol hegemónico en el sistema de relaciones
(Kearns, 2013) si se desarrollaban adecuadamente
internacionales. A diferencia de Toynbee y Spengler,

1 En opinión de Mackinder, la expansión de Rusia a principios del siglo XX (y del Imperio bolchevique después), sustituyó las que pasadas
hordas mongolas habían amenazado a Occidente (Mackinder, 1904).

70
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

las relaciones entre seres humanos y los medios de El cuarto elemento del modelo geopolítico de
producción y recursos. Mackinder era su concepción de un mundo como
mapa de coropletas, donde alternaban grandes uni-
El segundo elemento de la teoría espacial de Mac-
dades espaciales internamente homogéneas pero
kinder es que la difusión de ideas, políticas o inno-
diferentes unas de otras (Kearns, 2013). El geógrafo
vaciones es más potente cuando se comporta con
británico concebía al mundo como un conjunto de
una lógica de contigüidad o contagio; podría ocu-
áreas diferenciadas según colores que tapizaban un
rrir que desde el Heartland se generaran procesos
espacio absoluto y que en función de sus diferencias
de expansión y conquista territorial que alcanzaran
se amenazaban constantemente (Herod & Wright,
al Báltico, los Dardanelos, el Bósforo, el Mar Negro y
2002). Tales diferencias podían ser étnicas, religiosas,
sus áreas contiguas. De hecho, en 1920 Mackinder
culturales e implicaban que por la sola existencia de
intentó convencer a las autoridades británicas de
grupos humanos diversos se producía una especie
que era imprescindible enfrentarse a los bolchevi-
de amenaza existencial ineludible que afectaba a
ques, ya que estos eran una especie de “fuego en la
cada uno de los que era posible distinguir (Huntin-
pradera” que podía incluso amenazar los intereses
gton, 2005).
británicos en India. El argumento de la contigüidad
aquí presentado evolucionó a la posterior “teoría del El quinto elemento de la geografía política de Mac-
dominó”, que direccionó a la Guerra Fría durante la kinder fue la tesis de que el empleo de la fuerza y
mayor parte del siglo XX (Tovar Ruíz, 2011). la consecuente irrupción del conflicto eran caracte-
rísticos del contacto entre diversas civilizaciones. Las
Un tercer elemento en la teoría de Mackinder era la
guerras intercivilizatorias obedecían a la necesidad
idea de que la interconexión había aniquilado el es-
de crecimiento que asegura la posibilidad de que las
pacio y que las distancias se habían acortado de tal
civilizaciones sobrevivieran. Esta tesis sitúa a algunos
manera que no era posible pensar que la extensión
componentes del pensamiento del geógrafo britá-
y/o magnitud de un territorio significaba alguna
nico en el paradigma realista característico de la pri-
forma de protección contra eventos distantes. La in-
mera mitad del siglo XX (Blouet, 2004) y que se pro-
terconexión demandaba la redefinición de lo que se
yectó como una forma de comprender y actuar en
concebía como esfera de interés nacional, por cuan-
materia de relaciones internacionales (Kearns, 2013).
to un cambio político en algún lugar del mundo po-
día tener efectos en diversas y distantes sociedades Por último, las diferencias entre las civilizaciones jus-
(Castel, 1997). El interés nacional era permanente- tificaban analizarlas desde la perspectiva de la excep-
mente confrontado por acontecimientos que tenían cionalidad. Este tipo de análisis permitía identificar a
lugar en distintos sectores del globo, lo que equiva- un tipo civilizacional específico que desarrollaba la
lía a sostener que ya no existían espacios cerrados tarea de mantener y transmitir a las restantes, valo-
(Kearns, 2013:919). Este planteamiento, fundándose res de carácter universal, siendo estas civilizaciones
en la interconexión global, evolucionó posterior- de carácter indígena. Para Mackinder, esta tarea era
mente a tesis que posibilitaron el intervencionismo abordada en el siglo XX por la raza anglosajona, a la
universal de las potencias extranjeras cuando sin- cual definía como la fuente de los valores democrá-
tieran amenazados sus intereses (Fontana, 1994) y a ticos en el mundo. Escribiendo a principios del siglo
la constitución de las instituciones supranacionales XX, Mackinder sugirió que la democracia y la libertad
que organizan, coordinan y dirigen la globalización eran bienes universales que dependían de la fuerza
(Castells, 1999). de la civilización que los produjo, (que era precisa-
mente la civilización anglosajona), y que el resto del

71
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

mundo se oponía a su adecuada implementación y mundial mediante el modelo de difusión por con-
puesta en práctica. tagio. A causa de la existencia de la interconexión,
ésta potencia podía amenazar la libertad de todo
Los elementos anteriormente abordados se conec-
el mundo. Se trataba de un imaginario geopolítico
taban en una teoría general. La distribución geográ-
que concebía al mundo como un armazón de civi-
fica de los recursos producía concentraciones de
lizaciones que se amenazaban mutuamente (Cutter,
potencial geopolítico en Rusia que podían animar-
Richardson & Wilbanks, 2003).
la a desarrollar empresas de conquista de alcance

Las influencias de las teorías de Ratzel y Mackinder


La motivación de ambos autores consistía en apor- una suerte de ideal, ya que todo ser actúa motivado
tar desde la teoría, a la consolidación de los proyec- por fuerzas soberanas de distinta naturaleza y signo;
tos imperiales de sus respectivos países. Por ello, la lo anterior es claro en los postulados evolucionistas
comunidad científica alemana del siglo XIX y primer de Ratzel y en su concepción orgánica del Estado y
tercio del XX, recibió con entusiasmo el determinis- en la teoría de Mackinder, quien como el geógrafo
mo ratzeleano, dada su afinidad con los ideales de alemán, imaginaba a la guerra como la única posibi-
Estado nación y con las teorías acerca del origen lidad de contacto intercivilizatorio, en desmedro de
y dinámica de los Estados que se estaban produ- prácticas de cooperación y altruismo.
ciendo desde otros referentes. Contribuyó a la difu-
Respecto al diseño teórico geopolítico, Rudolf Kjellén
sión de los planteamientos de Ratzel su condición
y Karl Haushofer –en Suecia el primero y en Alema-
de aventajado discípulo de Haeckel, fundador de
nia el segundo– fueron quienes mantuvieron vivo el
la ecología, y de acérrimo defensor de las tesis de
fuego de la geopolítica y de la tradición realista de la
Darwin (Capel, 1981). Lo anterior hizo de su obra un
Geopolitik alemana en Europa Occidental durante la
faro al cual muchos geógrafos acudieron buscando
primera mitad del siglo XX. Kjellén temía al expan-
perfilar una geografía más científica, que fuese ca-
sionismo ruso que buscaba controlar las aguas del
paz de describir leyes y principios generales. Por otra
Báltico, ante lo cual postulaba la unidad entre Suecia
parte, al tiempo que estaba desarrollando su obra, la
y Finlandia para enfrentar tal objetivo. Su fervoroso
ciencia evolucionaba hacia el positivismo, al mismo
anti paneslavismo y la defensa de la otrora grandeza
tiempo que maduraba la ecología y el dominio de
sueca le otorgó gran prestigio entre la aristocracia
las ciencias naturales como mecanismo de análisis
y la clase media alta sueca, pero no así en la clase
y explicación de la realidad, era incontrarrestable. La
política. Por esta razón y ante el abandono de posi-
síntesis entre posturas positivistas y naturalistas deri-
ciones belicistas en Escandinavia, optó por delegar
vó en la constitución de explicaciones acerca de los
en Alemania la defensa de su mundo ante un po-
actos humanos pseudo biológicas–evolutivas (Ca-
sible avance ruso o de Gran Bretaña. Era necesario
pel, 1981). Uno de los problemas que conlleva este
para Suecia que se fundara un gran imperio alemán
tipo de aproximaciones es que se puede caer en ex-
que comprendiera el centro y este europeo, el Canal
plicaciones deterministas de la conducta humana,
de la Mancha y las costas bálticas. Tomando las ideas
cuestión que distinguió al enfoque ratzeleano. La
de Ratzel, postulaba que la grandeza de ese futuro
libertad en este tipo de enfoque se transforma en
imperio dependía de la extensión de sus conquistas,

72
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

por cuanto concebía al Estado en la lógica del Volk, manes y franceses), asociando la idea de nación al
por lo cual su suerte dependía casi biológicamente, concepto de pueblo y a la explicación de los tipos
de la posesión de espacio vital y de la raza (Kaplan, de paisaje; esta tradición entendió al paisaje como el
2013:120-121). resultado de la aplicación de técnicas y herramientas
que poseían los grupos humanos, las que les faculta-
En la obra de Karl Haushofer es posible encontrar as-
ban para dominar su entorno; este tipo de estudios
pectos tanto de las teorías de Ratzel, Kjellén y Mac-
se mantuvieron hasta la segunda mitad del siglo XX,
kinder. Sin embargo, a diferencia de éstos, construyó
bajo la forma del análisis de la preeminencia e in-
una doctrina coherente de imperio basada en ele-
fluencia de agentes tales como el Estado nación en
mentos mítico–étnicos–nacionalistas que declaraba
la producción del landschaft, en circunstancias que
a Alemania como el único Estado con derecho a la
poco quedaba de la visión estado-céntrica, determi-
autodeterminación nacional (Kaplan, 2013:123), y
nista y geopolítica del mundo.
consecuentemente, sin mayor contrapeso para do-
minar el corazón continental y desde éste al mundo. Las postrimerías del siglo XIX fueron particularmen-
Las relaciones personales de Haushofer con Rudolf te agitadas en Francia; el imperio se había desgajado
Hess y con el propio Adolf Hitler explican por una y por ello todos los quehaceres de la cultura france-
parte, el uso referencial que los nazis le dieron a sus sa, particularmente la historia y la geografía, fueron
postulados como aspecto fundamental de su políti- conmovidos y desafiados a responder a la necesidad
ca exterior, y por otra, el abandono de la Geopolitik de darle al país galo la preponderancia y grandeza
por los alemanes que sobrevivieron y vivieron tras la que había perdido. Sería en Francia donde las críticas
Segunda Guerra Mundial. a los postulados ratzeleanos resultaron en la genera-
ción de una nueva tradición y/o escuela, que signi-
Las guerras mundiales no sólo influyeron en el
ficó un impulso a la geografía cultural al amparo del
desprestigio de la geografía política alemana, sino
humanismo, cuyas consecuencias más significativas
que también significaron una instancia para que el
fueron el reemplazo del nombre Antropogeografía
mismo Mackinder revisara sus ideas, lo cual era po-
por el de geografía humana (Romero et al., 2000:18)
sible dada la firme convicción, como ya señalamos
y la disminución de la relevancia que había adquiri-
anteriormente, de este geógrafo británico del rol
do la geografía política.
preponderante que tenía el Imperio Británico en la
evolución de la historia mundial basado en su rol Un aporte que no ha sido atendido en su justo mé-
insustituible para el logro de mayores niveles de li- rito por la geografía política es el trabajo de Élisee
bertad humana. El Reino Unido actuaba como una Reclus y que puede ser integrado a las discusiones
especie de pivote moral y político que garantizaba contemporáneas acerca del llamado interés nacio-
un estándar para los individuos que los ponía por so- nal. Reclus, al igual que Mackinder, concebía la exis-
bre la realpolitik de masas de los alemanes y de otras tencia de una sociedad mundial (cuestión que tam-
dictaduras como la bolchevique. bién aparece en la obra de Ratzel), cuya expansión
era más que un objetivo militar un imperativo ético
Algunos discípulos de Ratzel, entre los que se cuen-
(Reclus, 1906 – 1909; 1980), de manera que la cen-
tan Schluter, Meitzen, Hahn, Passarge, aportaron a
tralidad estaba en la responsabilidad (nacional) con
la constitución de una suerte de tradición alema-
el resto del mundo y no en la (in) seguridad nacional
na de la geografía cultural, que se distanció de los
(Kearns, 2013). Si aceptamos esta visión, la geografía
principios puramente evolucionistas de Ratzel, (que
política debería considerar el estudio de los efectos
ya eran muy criticados por algunos sociólogos ale-

73
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

de la transformación de recursos, los costos sociales se extendía a los territorios emplazados al norte del
y ambientales de las formas de producción impe- Amazonas. Por otra parte, “Spykman identifica vaga-
rantes en una época de globalización de mercados. mente el corazón continental con el imperio soviéti-
De paso, los postulados de Mackinder respecto a co, rodeado por mares árticos helados al norte, entre
la interconexión y la excepcionalidad pueden ser Noruega y el extremo oriental de Rusia, y por mon-
confrontados con la reflexión acerca de cómo los tañas al sur, desde los Cárpatos, en Rumania, hasta
actos de una potencia afectan a otros y de cómo es las mesetas de Anatolia, Irán y Afganistán, y desde
posible amortizar dichos impactos. A propósito de ahí giraba hacia el noreste, en dirección al Pamir, el
la excepcionalidad, un contemporáneo de Reclus, macizo de Altái y la meseta de Mongolia, hasta llegar
Peter Kropotkin defendía la tesis de que existía una a Manchuria y Corea. Para él, esta era la geografía cla-
única raza, la raza humana. Cada parte del mundo ve del mundo, por la que se lucharía constantemen-
había estado conectado con otras, de modo que te” (Kaplan, 2013:137). Esa unidad geográfica estaba
cada porción era un híbrido que podía cooperar con rodeada por un anillo continental al cual denominó
los restantes estancos espaciales incrementando la Rimland, que era geográficamente más importante
sociabilidad y el progreso mutuo (Kearns, 2013:925). que el corazón, dado que se trataba del espacio que
Quedaba entonces lanzado el desafío para una nue- se comunicaba con el resto del mundo y que otor-
va o diferente geografía política que aportara a la gaba la posibilidad de dominar el mundo al poder
construcción de un futuro menos conflictivo y más marítimo.
cooperativo.
La geografía política sería desde Spykman en ade-
Nicholas Spykman profundizó y actualizó los plan- lante, el estudio de los factores fisiográficos, geohu-
teamientos de Mackinder en el estudio de la situa- manos, geoeconómicos y políticos que inciden o
ción geopolítica de Estados Unidos de Norteamérica condicionan las relaciones de poder entre institucio-
tras la Segunda Guerra Mundial. Defendía la segu- nes y actores sociales en el espacio geográfico. Se
ridad de los países como mecanismo para lograr trata del estudio de las influencias de fenómenos o
equilibrios de poder regionales y mundiales que factores geográficos sobre un Estado o sobre un área
garantizaran la paz. Adaptó el principio del pivote para deducir sus consecuencias. En cambio cuando
a la situación norteamericana concibiendo al Ca- se estudian influencias políticas en los factores geo-
ribe como el “Mediterráneo americano”; señalaba gráficos y sus consecuencias, para extraer conclusio-
que Estados Unidos “se convirtió en una potencia nes políticas, se está en el ámbito de la Geopolítica.
mundial cuando finalmente fue capaz de arrebatar A partir de los trabajos de Spykman, al que se su-
el dominio del ‘mar intermedio’, o Caribe, a los Esta- maron los modelos teóricos propuestos por George
dos coloniales europeos de manera incuestionable Kennan, Paul Kennedy, Henry Kissinger, Samuel Hun-
en la Guerra hispano – estadounidense de 1898, lo tington, Robert Strausz – Hupé, Zbigniew Brzesinski,
cual permitiría la construcción del Canal de Panamá Hans Morgenthau, Saul Cohen, Colin Gray, Ray Cline,
poco después” (Kaplan, 2013:132). En su opinión, la entre otros, se constituyó una tradición geopolítica
posición geoestratégica del país norteamericano se conservadora propiamente norteamericana que pri-
fundamentaba en el control que podía ejercer so- vilegió el análisis a escala global de la situación de
bre las islas y las costas caribeñas y que desde éste Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría.

74
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

La evolución de la geografía política desde la segunda mitad del siglo XX

Entre las características de las transformaciones te- McGowin, & Robinson, 2007). Tradicionalmente fue
rritoriales y sociopolíticas acontecidas desde me- un cuerpo de conocimientos donde el Estado tuvo
diados del siglo pasado, se cuenta la presencia de gran protagonismo (cuestión que se mantiene en
puntos de inflexión o tipping points (Gladwell, 2000) las corrientes más conservadoras), pero se ha incor-
muy cercanos unos de otros, debido a que las ca- porado al análisis tópicos tales como los sistemas
pacidades (Sen, 2000) han logrado modificar, con mundiales (Wallerstein, 1991; Taylor & Flint, 1994), la
inusitada frecuencia, el sistema de relaciones y/o ló- dinámica del capital y de la globalización (Nogué &
gicas organizadoras que las soportan (Sewell, 1996). Rufí, 2001), los movimientos sociales y antisistémicos
En cada inflexión afloraron alianzas, alineamientos, (Wallerstein, 1999; Mitchell, 2003), epistemología del
antagonismos, rivalidades que involucraron a na- espacio (Mendieta, 2006), conflictos en el uso del
ciones y a continentes, los que redundaron en la espacio (Taylor, 1999), producción de resistencias
“Gran Transformación” (Polanyi, 1989) en el Segun- (Agnew, 1987), comportamiento espacial del electo-
do Mundo, la pauperización del Tercer Mundo y el rado (Sanguin, 1981), poder (Raffestin, 1980; Herod &
ostracismo del Primer Mundo. Todos estos procesos Wright; Rodrik, 2012; Kim, Pantzalis, & Park, 2012), te-
acontecieron a distintas velocidades y con puntos rrorismo (Cutter, Richardson, & Wilbanks, 2003), geo-
de partida variables, desde la irrupción de la Moder- política de la cotidianidad (Starr, 2013), entre otras
nidad en Occidente. A contar de la llamada Guerra temáticas.
Fría se configuró un orden mundial bipolar, carac-
El seguimiento de la producción de investigaciones
terizado por la configuración de puntos calientes o
en dos aspectos permite, a nuestro juicio, aquilatar la
de tensión, intervencionismo en las contingencias
diversificación en temáticas y objetos de estudio que
interestatales por parte de potencias hegemónicas,
ha experimentado la geografía política en el presen-
guerras e inestabilidades sociales, territoriales, fron-
te siglo; nos referimos a los estudios epistemológi-
terizas, institucionales y económicas (Taylor & Flint,
cos referidos a las vinculaciones entre espacialidad,
1994). Desde la década de los ‘70 resurgieron tanto
poder y espacio y la bajada a temas geográfico – po-
la geopolítica como la geografía política (Hepple,
líticos a la escala urbana e incluso intraurbana, supe-
1986), bajo la lógica de dos tradiciones o enfoques,
rando el tradicional discurso estado-céntrico que ca-
uno conservador y otro que, sobre todo en el caso
racterizaba a esta disciplina (Flint, 2003). La reflexión
de la geopolítica, corresponde a un conjunto de
epistemológica tiene que ver con el hecho de que
líneas de investigación que algunos han definido
durante el siglo pasado las ciencias pusieron en el ta-
como una “renovación radical” (Agnew, 2005:IX), que
pete el problema del tiempo, especialmente a partir
se fue desarrollando en torno a la revista francesa
de la obra de Henri Bergson y de Martín Heidegger;
Hérodote, fundada en París por Yves Lacoste en 1976
en cambio, durante el siglo XXI se ha revitalizado el
y de la revista Political Geography Quarterly, editada
tema del espacio, entendido en la mayor parte de
por Peter Taylor desde 1982 en el Reino Unido.
los estudios como un sustrato donde acontecen
Ambas tradiciones han posibilitado que la geogra- otras acciones, como por ejemplo, las de carácter
fía política haya ingresado desde el último tercio económicas, sociales, depredadoras del hombre y
del siglo XX a la corriente principal de las ciencias la sociedad, etc., y frecuentemente como estático y
sociales diversificándose como acontece con toda carente de contenido político, una tendencia que si-
subdisciplina en expansión (Webster, Bowman, gue dando preferencia a una visión histórica frente a

75
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

una geográfica en el análisis de cambios sociales. Sin política del espacio y de las formas como el poder se
embargo, también han incrementado su presencia comporta multidimensionalmente no sólo se consti-
investigaciones que apuntan a la comprensión de la tuyeron desde imaginarios acordes con las posturas
territorialidad y de la espacialidad y que han signifi- representadas por Mackinder. Podríamos consignar
cado un incremento de la relevancia que el espacio como fundamentos de corrientes de análisis alter-
tiene en los estudios políticos y sociales, que com- nativos a las visiones mackindernianas, los trabajos
prenden al espacio como un objeto o sujeto político de John Hobson (1902), Jason Moore (2003) sobre el
(Starr, 2013). Uno de los fundadores de estas vincula- rol de los recursos en la producción de los imperios
ciones, Henri Lefebvre, afirmaba que y la obra de Henri Lefebvre sobre poder y espacio
El espacio no es un objeto científico separado de (1978, 1991, 2009). Considerando estos aportes, la
la ideología o de la política; siempre ha sido polí- geografía política contemporánea puede avanzar en
tico y estratégico. Si el espacio tiene apariencia de el estudio de cómo la concentración geográfica de
neutralidad e indiferencia frente a sus contenidos, y recursos crea las condiciones para que las empresas
por eso parece ser puramente formal y el epítome afecten y/o busquen modificar los sistemas de rela-
de abstracción racional, es precisamente porque ciones internacionales existentes (Hobson, 1902), se
ya ha sido ocupado y usado, y ya ha sido el foco
generen distorsiones en la dinámica espacial del ca-
de procesos pasados cuyas huellas no son siempre
evidentes en el paisaje. El espacio ha sido formado pital (Harvey, 1978, 2012), la producción de pseudo
y modelado por elementos históricos y naturales; neocolonialismos (Mandel, 1980), en los que explo-
pero esto ha sido un proceso político. El espacio es tan la mano de obra y otros recursos.
político e ideológico. Es un producto literariamente
lleno de ideologías (1991:31).
La caída del Muro de Berlín en 1989 derivó en el in-
cremento en el Hemisferio Norte de espacios para
La consideración política del espacio plantea nue- la expansión del capitalismo y el establecimiento de
vos desafíos a la geografía política, pero al mismo nuevas fronteras (Mandel, 1980; Moore, 2003) que
tiempo, le confiere un mayor radio de acción y pro- parecían expresar el fin de la guerra civil internacio-
fundidad explicativa. En la actualidad, esta rama de nal iniciada en 1917. La caída del muro simbolizó el
la geografía juega un rol fundamental en la investi- fin de un ciclo de luchas de clases a escala mundial,
gación de la globalización como una particular ex- iniciado simbólicamente en la revolución bolche-
presión escalar del neoliberalismo y de la circulación vique (North, 1984); culminaba una era de revolu-
del capital, lo que supone concebir al espacio como ciones y de contrarrevoluciones permanentes que
una continuidad en integración con el tiempo eco- involucraban a todo tipo de sociedades, generaban
nómico y el dilema político y a los discursos sobre proyectos políticos muy diversos que eran tanto
las escalas espaciales como dispositivos que entene- nacionales como mundiales por sus evoluciones e
brecen las problemáticas relacionadas con la movi- impactos (Wallerstein, 1999). Además, se ponía fin
lidad del capital, la consecuente pérdida de niveles a un sistema de relaciones internacionales bipolar,
de soberanía de algunos Estados naciones (Cutter, generándose en su reemplazo un orden espacial
Richardson, & Wilbanks, 2003), actos geopolíticos lo- multipolar, caracterizado por la sincronía de merca-
cales y regionales por parte de actores estatales y no dos regionales aglutinados en virtud de alianzas es-
estatales (Dahlman, 2002) y las causas, consecuen- tratégicas y pactos de integración económica. Este
cias y vinculaciones que emanan de la situación de cambio en la situación mundial desafió a la geo-
un actor en el espacio – territorio (Urry, 2011). Las grafía política tradicional, exigiendo de ésta nuevos
reflexiones contemporáneas acerca de la condición enfoques analíticos que hiciesen posible proyectar

76
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

un escenario futuro caracterizado por arreglos tran- intermedio, representado por estudios regionales
sitorios y febles. En virtud de lo anterior, esta rama y/o continentales, cuya mayor escala corresponde
de la geografía se consolidó como una de las ver- a estudios referidos a la geografía del desarrollo y
tientes investigativas más prolíficas durante la última subdesarrollo, a la geografía política de la globaliza-
parte del siglo pasado e inicios del actual (Webster, ción, entre otros. En este tipo de trabajos se analizan
Bowman, McGowin, & Robinson, 2007), gracias a que las contradicciones entre las estructuras estatales y
geógrafos, politólogos y cientistas sociales no sólo las creadas por diversos movimientos sociales, que
tocaron nuevos temas, sino que también reformula- desacoplan la política (referida a los objetivos de los
ron el objeto y método de la disciplina, para que esta partidos políticos que conviven en el Estado) de lo
pudiese dar cuenta de los desafíos que entrañaba la político (esto es, las dinámicas mediante las cuales
realidad que se estaba configurando (Nogué & Rufí, los problemas ciudadanos que pasan a tratarse en
2001). Por ejemplo, la crisis de los socialismos exigió plazas y calles). También se discuten los posibles
abordar de un modo menos estado-céntrico y me- conflictos asociados al carácter escaso de los territo-
nos dialéctico las contradicciones entre las formas rios, que son disputados por distintos entes, algunos
jurídico–políticas e ideológicas de organización de de los cuales funcionan en la lógica del mundo glo-
la sociedad y las manifestaciones de fuerzas y mo- balizado, y las pugnas en escenarios diversos de las
vimientos sociales (Rodrik, 2012). Con lo anterior se naciones capitalistas, perceptible en fenómenos so-
abrieron oportunidades para el desarrollo de análisis cio-territoriales relacionados con el despegue de la
geopolíticos a escala local o intraurbana en cone- economía germana y su aparente hegemonía en la
xión con macroprocesos asociados a la dinámica del Unión Europea, la dinámica geopolítica y económica
capitalismo global (Harvey, 2000). de China, los NIC’s y Japón, la situación geopolítica y
económica de Estados Unidos de Norteamérica, la
Así como la escala sería una construcción discursiva
dinámica geopolítica en el Cáucaso, límites de la ac-
motivada políticamente por actores significativos,
tual Federación Rusa, Golfo Pérsico y Mar Caribe. Una
la geografía política contemporánea se vale de re-
expresión de estas disputas fue la Guerra del Golfo
presentaciones culturales, históricas y políticas del
Pérsico, que mostró divergencias entre los países eu-
espacio y del poder, con el fin de explicar las rela-
ropeos y también entre éstos y los Estados Unidos
ciones entre espacios, grupos humanos organiza-
de Norteamérica, además de complicar las relacio-
dos como unidades políticas, sociedades y espacio,
nes de éste último y Europa con el mundo árabe.
siendo ese el hilo conductor que liga a las investi-
gaciones contemporáneas con los trabajos de los Respecto al problema del poder y las relaciones
geógrafos de los siglos XIX y XX, ya que el análisis de éste con la categoría espacio, se hace necesa-
geopolítico siempre ha operado mediante abstrac- rio detenernos en el problema de los escenarios
ciones y generalizaciones cuyo punto de partida es en los cuales se produce (y que condicionan y/o
la realidad política objetiva que actúa como un es- influencian) toda reflexión científica. Los aportes de
cenario y como una contraparte donde se desplie- Mackinder se sustentaban, a nuestro juicio, en una
gan fuerzas centrípetas y centrífugas que politizan pregunta fundamental, ¿Cómo asegurar la perma-
las relaciones entre ser humano–sociedad y medio nencia en el tiempo del modelo imperial británico
(Brzesinski, 1998). Surgieron otras escalas territoriales (y consecuentemente la de sus aliados)? Esta pre-
en el corpus teórico e investigativo de la geografía gunta se resolvió en el modelo de Mackinder con-
política durante su evolución reciente. Al ya consig- siderando las potenciales civilizaciones rivales y las
nado nivel urbano e intraurbano se sumó un ámbito amenazas internas a la preeminencia de los valores

77
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

anglosajones. No obstante lo anterior, la pregunta todos los tableros del ajedrez donde se compita por
sigue estando vigente, presentando otras versiones alguna cuota de poder y una especie de estrategia
que mantienen la interrogante pero que difieren en de control del estilo de “espectro completo” (Kearns,
el sujeto. Podríamos decir que buena parte de la re- 2013) o una reformulación de las doctrinas de se-
flexión geopolítica global contemporánea se sitúa guridad nacional surgidas en la Guerra Fría del siglo
en esta tradición (Kearns, 2013), buscando en un pasado (Kim, Pantzalis, & Park, 2012).
mundo ahora políticamente unipolar, el dominio de

Conclusiones
Abordaremos el planteamiento de diversas reflexio- Todo lo anteriormente expuesto nos entrega seña-
nes, las primeras referidas a la geografía política les de que una época terminó. Las tensiones y los
como tal, seguidas por otras que abordan al objeto arreglos, las cartografías geopolíticas y las polariza-
de estudio y cerraremos con algunas propuestas de ciones ideológicas, mucho a lo que ya estábamos
esta índole en el ámbito nacional e internacional. acostumbrados, pareció confundirse y deshacerse
de un momento a otro; la dialéctica de la historia
Empezamos con el análisis de la geografía política
entró a un nuevo ciclo. Un nuevo mundo debe ser
como tal. Al respeto, afirmamos que las teorías de
dilucidado, uno que funciona en diferentes tableros
Ratzel, Mackinder y Spykman, más nítidamente que
de ajedrez, no sólo al que concurren militares y polí-
otras, surgieron del miedo y la desconfianza. Por
ticos. La geografía política debe seguir la larga senda
ejemplo, Mackinder buscaba alguna forma que ga-
de transformaciones epistemológicas y estructura-
rantizase que nunca acontecería la unión forzada o
les que le han permitido permanecer en el tiempo,
negociada entre Rusia o la Unión Soviética y Alema-
aportando metodologías y modelos teóricos acor-
nia, proceso que amenazaba severamente a la segu-
des con las nuevas tecnologías, integración de mer-
ridad del Reino Unido. Recordemos que en las dos
cados y empoderamiento de la sociedad civil y de
guerras mundiales esta situación se dio y actualmen-
los movimientos sociales.
te explica, en alguna medida, los últimos procesos
acontecidos en Crimea y en Ucrania. Ratzel, por su Respecto al objeto de estudio de la geografía políti-
parte, constituyó una explicación pseudocientífica ca, comenzamos señalando que el espacio geográ-
acerca de las relaciones entre los Estados partiendo fico, en tanto continente de esperanzas y posibilida-
de la inconveniencia de fórmulas de organización des, de significantes y significados, ha desafiado la
política e institucional desde las cuales los grupos, constitución de nuevos abordajes, donde los sujetos
clases u organizaciones sociales pudieran confrontar de acción política con posibilidades de transformar
los objetivos del Estado, entendiendo a éste como el espacio, apropiarse de territorios y construir dis-
el depositario del bien común y del interés nacional. tintas espacialidades, son diversos. En la actualidad,
El territorio, desde esta postura, se transformó en un la geografía política se construye desde la conside-
ente regulador, en un objeto de control de la ciuda- ración del espacio como un objeto cargado de po-
danía que debía resignar porciones de libertad para lítica, en el cual diversos actores sociales compiten
alcanzar objetivos comunes. para lograr concretar sus utopías a distintas escalas,
ya sea aisladamente o mediante la cooperación es-

78
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

tratégica. En este mismo orden de ideas, afirmamos la nacional e internacional. Uno de los aspectos
que el espacio geográfico, a diferencia de lo que que distingue al siglo actual es la imposibilidad de
planteaban posturas neopositivistas y regionalistas, adelantar con algún nivel de exactitud escenarios
está cargado de política y nunca es (políticamente) geopolíticos futuros. Entre las causas de esta impo-
neutro. Este carácter lo transforma en un continen- sibilidad destacaremos la fragilidad de las naciones,
te de fuerzas originadas en la existencia de distintas otrora gran invento de la Modernidad: Cuando los
fuentes sociales de poder que en la búsqueda del intereses geopolíticos lo demandan se crean nacio-
logro de sus objetivos genera territorialidades y te- nes con gran facilidad y dinamismo, tal es el caso de
rritorializaciones, transformando permanentemente la naciente Crimea prorrusa, la posible federalización
la realidad, a veces de manera imperceptible y otra y consecuente generación de múltiples estados na-
mediante procesos más visibles. En tanto existen ciones de Siria, Irak y Libia, según los intereses de
fuentes sociales de poder de distinta magnitud y las naciones del Primer Mundo y no de los pueblos
signo, no existe un agenciamiento único en la trans- beligerantes. Lo anterior tensiona, en países como
formación del espacio, pero si un motor común, la el nuestro, discusiones referidas a la condición plu-
persecución de objetivos con contenido territorial, rinacional de los Estados, en tanto la existencia de
cuestión que plantea nuevos desafíos al análisis este tipo de modelo podría despertar el interés de
geopolítico de la realidad en sus diversas escalas. algunas potencias para apoyar procesos emancipa-
Por lo anterior, el geógrafo político contemporá- torios y/o separatistas, o bien, a respuestas desde el
neo debe observar dinámicas de la cotidianidad, no Estado central en sentido contrario, según dicten los
sólo documentos oficiales. Debe leer atentamente análisis referidos a las posibilidades para el acceso a
los grafitis como formas de intimidación, también recursos naturales estratégicos en espacios fronteri-
de afirmación de identidades y alteridades que de- zos en la dinámica del capitalismo global. Relaciona-
mandan mayores niveles de reconocimiento; consi- do con lo anterior, urge analizar los posibles efectos,
dera a los movimientos sociales como expresiones sobre todo en democracias con un alto grado de
de la diversificación de la esfera pública; analizar al vulnerabilidad, del Cambio Climático, que no tiene
espacio público como un capital simbólico y sinér- nada de global en tanto afecta de modo distinto a
gico; reflexionar acerca del rol del Estado y sus de- los países en función de sus niveles de desarrollo y
beres con respecto a los restantes grupos y clases cuotas de participación en el capitalismo global. En
sociales, entre otros tópicos. Por ende, lejos de haber algunos casos la pérdida de territorios y de los recur-
perdido vigencia, esta rama de la geografía humana sos que estos contienen, amenaza severamente la
se ha transformado en un estanco prolífico, ya que estabilidad de algunos Estados, la supervivencia de
atiende el estudio de problemáticas socio-espacia- grupos humanos, especialmente los más excluidos y
les concretas. profundiza la inequidad en materia de distribución
de la renta mundial.
Un tercer eje de conclusiones es el referido a iden-
tificar posibilidades de análisis geopolítico a esca-

79
Revista de Geografía Espacios Vol. 5, No9: 64-81, 2015

Bibliografía
Agnew, J. (1987). Place and politics: the geographical me- —. (2012). El enigma del capital y crisis del capitalismo.
ditation of state and society. Boston: Allen & Unwin. Madrid: Akal.
—. (2005). Geopolítica: una re - visión de la política mun- Hepple, L. (October de 1986). The revival of geopolitics. Po-
dial. Madrid: Trama Editorial. litical Geography Quarterly, 5(4), 21 - 36.
Bértola, L., & Ocampo, J. A. (2010). Desarrollo, vaivenes y Herod, A., & Wright, M. (2002). Geographies of power: pla-
desigualdad. Una historia económica de América La- cing scale. Malden: Blackwell.
tina desde la Independencia. Secretaría General Ibe- Hobson, J. (1902). Imperialism: A Study. New York: James
roamericana. Madrid: Secretaría General Iberoameri- Pott and Company.
cana. Huntington, S. (2005). El choque de las civilizaciones y la
Blouet, B. (December de 2004). The imperial vision of Hal- reconfiguración del orden mundial. Barcelona: Paidós.
ford Mackinder. The Geographical Journal, 170(4), 322- Kaplan, R. (2013). La venganza de la geografía. Como los
329. mapas condicionan el destino de las naciones. Barce-
Brzesinski, Z. (1998). El nuevo tablero mundial. Barcelona: lona: RBA Libros S.A.
Paidós. Kearns, G. (2013). Beyond the Legacy of Mackinder. Geopo-
Capel, H. (1981). Filosofía y ciencia en la Geografía contem- litics, 18(4), 917 - 932.
poránea. Una introducción a la geografía. Barcelona: Kim, C. (., Pantzalis, C., & Park, J. C. (2012). Political geogra-
BARCANOVA. phy and stock returns: The value and risk implications
Capra, F. (1991). El nuevo paradigma ecológico. Nueva of proximity to political power. Journal of Financial
Conciencia(22), 28 - 31. Economics(106), 196 - 228.
Castel, R. (1997). La metamorfosis de la cuestión social. Knutsen, T. (2014). Halford J. Mackinder, Geopolitics, and
Buenos Aires: Paidós. the Heartland Tesis. The International History Review,
Castells, M. (1999). La Era de la Información (Vol. II). México 36(5), 835 - 857.
D.F: Siglo XXI. Korol, J. C., & Tandeter, E. (1999). Historia de América Latina:
Corbo, V. (Primavera de 1988). Problemas, teoría del desa- problemas y procesos. Buenos Aires: Fondo de Cultura
rrollo y estrategias en América Latina. Estudios Públi- Económica.
cos(32), 1 - 44. Lefebvre, H. (1978). El derecho a la ciudad. Barcelona: Pe-
Cutter, S., Richardson, D., & Wilbanks, T. (2003). Geographi- nínsula.
cal dimensions of terrorism. New York: Routledge. —. (1991). The Production of Space. Malden: Blackwell Pu-
Dahlman, C. (2002). The political geography of Kurdistan. blishers.
Eurasian Geography and Economics(43), 271 - 299. —. (2009). State, space, world: selected essays. Minneapolis:
Flint, C. (2003). Political geography: context and agency in University of Minnesota Press.
multiscalar framework. Progress in Human Geography, Mackinder, H. (1914). The Modern British State: An Intro-
27(5), 627 - 636. duction to the Study of Civics. London.
Fontana, J. (1994). Europa ante el espejo. Barcelona: Crítica. Mackinder, H. (april de 1904). The geographical pivot of
Gallois, P. (1990). Geopolitique. Les Voies de la Puissance. history. The Geographical Journal, 23(4), 421 - 444.
París: Plon. Mandel, E. (1980). Las ondas largas del desarrollo capitalis-
Glacken, C. (1996). Huellas en la playa de Rodas. Naturaleza ta: la interpretación marxista. Madrid: Siglo XXI.
y cultura en el pensamiento occidental desde la Anti- Martinez Carreras, J., & Moreno García, J. (1999).
güedad hasta finales del siglo XVIII. Barcelona: Edicio- Descolonización y Tercer Mundo. Cuadernos de Histo-
nes del Serbal. ria Contemporánea(21), 147 - 160.
Gladwell, M. (2000). The Tipping Point: How Little Things McLean, M. (2007). The Cosmographia of Sebastian Müns-
Can Make a Big Difference. New York: Back Bay Books. ter. Describing the World in the Reformation. Hamps-
Harvey, D. (1978). Trabajo, capital y lucha de clases en tor- hire: Ashgate .
no al medio construido en las sociedades capitalistas Mendieta, E. (June de 2006). War the School of Space: The
avanzadas. En D. Harvey, Geografía radical anglosajo- Space of War and the War for Space. Ethics, Place and
na. Barcelona: Bellaterra: UAB Departamento de Geo- Envoronment, 9(2), 207 - 229.
grafía. Mitchell, D. (2003). The Right to the City: Social Justice and
—. (2000). Espacios de Esperanza. Madrid: Akal. the Fight for Public Space . New York: Guilford Press.

80
Los aportes de Friedrich Ratzel y Halford Mackinder en la construcción de la geografía política en tiempos de continuidades y cambios
Abraham Paulsen Bilbao

Moore, J. (2003). Nature and the Transition from Feudalism Sauer, C. (1971). The formative years of Ratzel in the United
to Capitalism. Review, XXVI(2), 97 - 172. States. Annals of the Association of American Geogra-
Nemours, D. d. (1976). Oeuvres du Turgot. París: Guillaumin. phers, 61(2), 245 - 254.
Nogué, J., & Rufí, J. (2001). Geopolítica, Identidad y Globali- Sen, A. (2000). Desarrollo y libertad. Barcelona: Planeta.
zación. Barcelona: Ariel S.A. Sewell, W. (1996). Three temporalities: Toward an event-
North, D. (1984). Estructuras y cambios en la historia eco- ful sociology. En T. McDonald, The historic turn in the
nómica. Madrid: Alianza Universidad. human sciencies. Ann Arbor: University of Michigan
Polanyi, K. (1989). La gran transformación. Madrid: La Pi- Press.
queta. Starr, H. (2013). On Geopolitics: Spaces and Places. Interna-
Raffestin, C. (1980). Pour unne géographie du pouvoir. Pa- tional Studies Quarterly(57), 433 - 439.
rís: LITEC. Strausz - Hupé, R. (1945). Geopolítica. La lucha por el espa-
Ratzel, F. (1885). Anthropogeographie öder Grundzüge der cio y el poder. México D.F: Editorial Hermes.
Erdkunde auf die Geschischite. Stuttgart: J. Engelhorn. Taylor, P. (1999). Places, spaces and Macy’s: place–space
—. (1975). Antología Geopolítica. Buenos Aires: Pleamar. tensions in the political geography of modernities.
—. (1987). La Geographiepolitique. Les concepts fonda- Progress in Human Geography, 23(1), 7 - 26.
mentaux. París: Librairie Arthème Fayard. Taylor, P., & Flint, C. (1994). Geografía Política. Economía -
Reclus, É. (1906 - 1909). El Hombre y la Tierra. Barcelona: Mundo, Estado - Nación y Localidad. Madrid: Trama
Escuela Moderna. Editorial.
Reclus, É. (1980). La geografía al servicio de la vida (Antolo- Tooley, M. (January de 1953). Bodin and the Mediaeval
gía). Barcelona: Editorial 7 1/2. Theory of Climate. Speculum, 28(1), 64 - 83.
Robert, A., & Fernandes, F. (1990). Ratzel. Säo Paulo: Atica Tovar Ruíz, J. (2011). Cuatro momentos de la doctrina en
S.A. política exterior estadounidense: ¿Entre la teoría y
Robinson, B. (1977). Some fragmented forms of space. la práctica? Revista CIDOB d’afersinternacionals(95),
Annals of the Association of American Geographers, 165-187.
67(4), 549 - 563. Urry, J. (2011). ¿Complejidades y futuros? Revista CIDOB
Rodrik, D. (2012). Who needs the nation state? Centre for d’afers internacionals(95), 11 - 20.
Economic Policy Research, 1 - 40. Wallerstein, I. (1991). El Moderno Sistema Mundial, I, Agri-
Romero, A., Orozco, M. E., Carreto, F., Mireles, P., Espinoza, cultura Capitalista y los Orígenes de la Economía
L., Cadena, I. & González, M. A. (2000). Espacio geográ- - Mundo Europea en el Siglo XVI (Vol. I). México D.F.:
fico. México D.F: Universidad Autónoma del Estado de Siglo XXI Editores.
México. —. (1999). Después del Liberalismo. México D.F: Siglo XXI.
Sanguin, A. -L. (1981). Geografía Política. Barcelona: Oikos Webster, G., Bowman, J., McGowin, D., & Robinson, H.
- Tau S.A ediciones. (2007). Research on the Political Geography of the
South. Southeastern Geographer, 47(1), 1 - 12.

Fecha de recepción: 10 de marzo del 2015


Fecha de aceptación: 30 de junio del 2015

81

También podría gustarte