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Los derechos humanos y el pensamiento de Ignacio Ellacuría 105

Los derechos humanos y Los derechos humanos han estado presentes


en la historia occidental desde hace más de dos
el pensamiento de Ignacio milenios, empezando a revelarse en el pensa-
Ellacuría miento de los filósofos griegos. Sin embargo,
con mucha dificultad han logrado abrirse
camino en medio de los avatares políticos y
Beatrice Alamanni de Carrillo* sociales que han agobiado a la humanidad,
al punto de que, todavía ahora, la mayor
parte de los seres humanos —“las grandes
mayorías populares”, según el pensamiento
del padre Ellacuría— están muy lejos no solo
de gozar de estos derechos, sino más bien de
tener conciencia de ellos y, en consecuencia,
de reclamarlos debidamente. El padre Ellacuría
denunciaba constantemente esta condición
inaceptable de los pueblos oprimidos.

Su preocupación por las discrimina-


ciones en materia de derechos humanos se
revela en la mayoría de sus escritos y de sus
discursos. Un ejemplo de dicha preocupación
la encontramos en ocasión de una ceremonia
de graduación de la UCA, en especial la
Trigésima Quinta Promoción (1988). En esa
circunstancia, el padre Ellacuría se refirió a las
carencias en materia de derechos humanos,
con estas palabras:

Las causas profundas de estos tremendos


desajustes son múltiples. No se trata de falta
de recursos o de capacidad para resolver los
problemas de la pobreza, de la injusticia y
de la opresión. Se trata, inicialmente, de una
consideración puramente economicista del desa-
rrollo, que deja de lado la consideración moral
del mismo.1

* Catedrática del Departamento de Ciencias Jurídicas, UCA.


1. Ignacio Ellacuría, “Hacia un desarrollo liberador de los pueblos”, en Escritos universitarios, San Salvador:
UCA Editores, 1999, p. 276.

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Hoy como nunca, por las graves contradic- Desde esta perspectiva, entonces, los
ciones y las injusticias todavía tan presentes derechos humanos adquieren un carácter de
en el planeta, transformar la teoría filosófica mayor jerarquía respecto de cualquier norma
de los derechos humanos en una realidad positiva, meramente política, pragmática y
concreta constituye, sin dudas, el reto más contingente. Con base en esta jerarquía de
grande e impostergable que las naciones del nivel ético, comprometen a su acatamiento
mundo están llamadas a enfrentar. por el simple hecho de ser su existencia
implícita en cada persona humana y por estar
Derechos humanos como “lugar” de la dotados, consecuentemente, de una naturaleza
justicia universal. En efecto, su eticidad los sitúa en
un lugar no comprometido ni contaminado
En términos teóricos, hay distintas posturas por los vaivenes políticos y sociales, sino, más
para identificar el origen, la esencia y el valor bien, les confiere la calidad de parámetro
de los derechos humanos, dependiendo de insoslayable de la legitimidad misma del
las posturas de índole política, jurídica y Estado, el cual, por tanto, logra su justificación
filosófica que se tengan al respecto. Entre solo a través del cumplimiento efectivo de los
una concepción que los considera producto derechos fundamentales.
del contexto social de los pueblos, y aquella
que los considera simples normas positivas, De esa condición de universalidad y
inmersas en el sistema jurídico, existen varias primacía ética de los derechos humanos, se
gamas de posibilidades para sustentar su deriva el compromiso ineludible del Estado
significado estructural. de cumplir con ellos, para que los ciuda-
danos no se vean compelidos a lograr dicho
En esta variedad, no resulta del todo cumplimiento, basados en el derecho humano
satisfactoria la visión normativista y mera- por excelencia, es decir: el derecho de resis-
mente positivista de los derechos humanos, tencia y de oposición en contra del poder
según la cual estos surgirían simplemente político arbitrario.
de la voluntad política, contingente, de los
Gobiernos de turno, como mera “producción” Una fundamentación tan trascendental
legal, de carácter nacional e internacional. y absoluta (valga el significado puro del
Seguramente, las normas constitucionales y término) de los derechos humanos, implica la
secundarias descansan en la potestad legis- exigencia de situar en un nivel más profundo
lativa del Estado; sin embargo, los derechos y estructural su razón de ser y su necesidad
humanos no pueden considerarse como un ética y existencial. Por lo tanto, estos son,
simple fruto de dicha voluntad y, por tanto, por su intrínseca naturaleza, imprescindibles,
expuestos al juego cambiante de la política. imprescriptibles e irrenunciables, no negocia-
bles en ningún caso, porque su esencia y su
Al respecto, parece preferencial e inclu- realidad no pertenecen al mundo aleatorio
yente considerarlos como expresión histórica de las circunstancias del momento. Por estas
confiable de la realización, también histórica, razones, se suele considerar, desde la perspec-
de la justicia, entendida como categoría tiva democrática, como rol insoslayable del
racional y universal del pensamiento y como Estado, su cumplimiento, por ser el Estado el
meta impostergable, según el espíritu del único responsable legal en la implementación
cristianismo. En consecuencia, por pertenecer y la salvaguarda de los derechos fundamen-
estos derechos al mundo de la justicia, su rol tales consignados en la Constitución.
en la historia constituye el perenne esfuerzo
de la humanidad por lograr dicha justicia, aun El fin estructural del Estado consiste,
luchando en contra del statu quo del poder y entonces, en lograr la consecución de los
de la política. derechos humanos para los ciudadanos, en

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el entendido de que los individuos se vuelven humanos por parte del poder político, y revela
“súbditos” del Estado en la medida en que su responsabilidad insoslayable hacia los
este último asume la responsabilidad total y ciudadanos, en cuanto constituyen la base
exclusiva de la implementación de sus dere- del Estado de derecho y de la democracia
chos. Por tanto, cuando se habla de reivindica- en una sociedad política desarrollada social y
ciones de los derechos humanos, se hace refe- culturalmente.
rencia a la relación: “Estado versus personas”.
Ignacio Ellacuría y los derechos
En efecto, la legitimidad de la soberanía del humanos
Estado se mide a través del cumplimiento y del
reconocimiento de esos derechos, en cuanto Los padres jesuitas, mártires de la UCA,
el Estado se “justifica” solamente a través de vivieron para dar testimonio del Evangelio,
ese cumplimiento y, por tanto, el grado de cada uno desde su especialidad y talante,
su desarrollo democrático se relaciona con la aportando lo mejor de sí mismos para el
vigencia de estos, más allá de toda considera- pueblo salvadoreño. Pero quien, por su
ción ideológica o partidista. Por tanto, cuando profunda dimensión filosófica, trabajó sin
un Estado falla en este compromiso, se vuelve descanso a lo largo de toda la guerra, espe-
vigente el derecho humano a la “apelación a cialmente por la paz, una paz con justicia,
Dios”, tal como definía la revolución el filósofo fue Ellacuría, el cual nos dejó una herencia
político inglés John Locke. Por tal razón, los invaluable de temas sustantivos, de reflexión y
derechos humanos constituyen “un asunto análisis, para la consecución de una sociedad
político”, en el mejor sentido de la palabra, igualitaria, comprometida con la equidad
entendiéndose con dicha expresión la relación y la democracia, es decir, una sociedad en
necesaria entre Estado y ciudadano. la cual encontrasen su sitio los derechos
fundamentales.
El Estado, entonces, tiene la responsabi-
lidad de cumplir con los derechos humanos, Los derechos humanos, en el pensamiento
también con el fin de mantener la paz de Ellacuría, representaron un eje funda-
social interna para evitar que el irrespeto de mental e imprescindible. Su análisis acucioso
estos provoque una reivindicación legítima y profundo de la realidad nacional salvadoreña
—aunque a veces inevitablemente violenta— tuvo siempre como parámetro el valor y el
de los mismos, ya que, por su propia natura- espacio que debían tener, ya sea a través de
leza, son controversiales y antagónicos respecto la denuncia de sus atropellos, antes y durante
a la estructura formal del Estado, hacia la cual la guerra civil, ya sea para vislumbrar el sitio
se dirigen las expectativas y las exigencias de que, con la paz, había que construir para ellos.
cumplimiento de las garantías constitucionales.
Por cierto, una contribución valiosísima del
En efecto, toda demanda en materia de padre Ellacuría al proceso histórico salvado-
derechos humanos se fundamenta en una reño, en la búsqueda y en la instauración de
negación o en un atropello de un derecho un modelo social auténticamente democrático,
fundamental, provocado o derivado por el consistió en confrontar la realidad salvado-
mismo sistema jurídico o por las actuaciones reña y sus gravísimas carencias en materia de
de alguna institución pública, en el entendido derechos humanos, con la visión filosófica de
de que es el Estado el único responsable estos últimos, no solo para la construcción de
de dicha situación. Esta circunstancia, tan un modelo social equitativo y respetuoso de
“comprometedora” para el Estado en rela- la dignidad de cada persona, sino también
ción con las personas, reconfirma el carácter para la construcción del Reino de Dios en el
de obligatorio cumplimiento de los derechos mundo.

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En efecto, en el pensamiento de Ellacuría, política, por ser patrimonio entrañable de la


la dimensión ética de los derechos fundamen- persona en cuanto tal, despojada de toda
tales se origina y toma el espacio jerárquico parcialidad o de todo sectarismo. Por tanto, la
que le corresponde a la luz del Evangelio de “des-ideologización” implicaba no identificar
Cristo y no solo según la indudable valía de superficial y genéricamente, con teorías deter-
la sustentación filosófica. La fuerza intrínseca minadas, los anhelos de justicia y de equidad
y esencial de los derechos humanos consistía, que constituyen la esencia, la razón estructural
para él, en ser un supuesto ético impostergable y la universalidad de los derechos fundamen-
de valores sociales universales que imponía, tales. Si bien es cierto que una u otra teoría
moralmente, la exigencia y la necesidad inelu- política o filosófica podía estar más en sintonía
dible de trabajar por su cumplimiento, aun con el espíritu de los derechos humanos, esto
en medio de extremas dificultades y peligros. no significaba que estos tuviesen un carácter
Ciertamente, la muerte de Ellacuría y de sus contingente e ideológico, sino más bien encar-
hermanos jesuitas representa el testimonio más naban el esfuerzo de construir un “estado de
grandioso de este compromiso. justicia”, es decir, de alguna manera, el Reino
de Dios en la historia.
El pensamiento de Ellacuría, en cuanto al
“valor ético” de los derechos humanos, se basa Ignacio Ellacuría y el compromiso
en los supuestos cristianos y filosóficos de estos, universitario
como justificación previa a la necesidad de su
vigencia, respeto y aplicación, más allá de toda Ellacuría amaba la verdad y la proclamaba
ideología política y de manejos de poder. siempre. Trabajaba, por tanto, sin descanso,
para que la verdad viniera a la luz desde la
El marco sociopolítico perspectiva universitaria, es decir, desde una
perspectiva científica y racional, lúcidamente
En cuanto al marco sociopolítico adecuado analizada e interpretada. Por tal razón, la UCA,
a la vigencia los derechos humanos, Ellacuría bajo su liderazgo, llevó adelante, desde la
consideraba que era indispensable construir dimensión académica, con acuciosidad y rigor
un modelo político auténticamente democrá- científico, el estudio de la realidad nacional
tico e incluyente para lograr el cumplimiento salvadoreña, de las causas de su deterioro y
concreto de los mismos, por la conexión de la consiguiente trágica conflictividad, con
entrañable entre Estado y persona. Intentar el propósito de despertar las conciencias y
el diseño de ese modelo se volvía, según la inteligencia —sobre todo, de los jóvenes
él, una necesidad ética impostergable para universitarios, pero también de la sociedad
la “construcción del Reino” a través de la entera— a la exigencia de una “conversión”
consecución de las legítimas reivindicaciones ética y social a la democracia y a la consecu-
sociales, garantizadas, por cierto, por la misma ción de los derechos humanos.
Constitución, constituyendo los derechos
humanos el instrumento sociojurídico por El estudio de la realidad histórica salva-
excelencia, no solo para la superación de una doreña indicaba, sin alguna posibilidad de
época dolorosamente cundida de atropellos y dudas, cómo los regímenes perennes de
violaciones a los derechos más sagrados del injusticia social, de exclusión y de atropello
hombre, sino también para la construcción de a los derechos humanos habían conducido
una sociedad libre e igualitaria, fundada en el inevitablemente a la revolución, como expre-
respeto a la persona. sión del derecho de oposición de las personas
particulares, en contra del sistema político y
Ellacuría hablaba de la necesidad de “des- social injusto. En el marco del seminario que
ideologizar” los derechos humanos, no solo se desarrolló en la universidad entre el 31 de
desde una dimensión filosófica, sino también mayo y el 5 de junio de 1976, con el propó-

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sito de repensar el papel de la universidad en nunciable, según la visión de la educación


el contexto salvadoreño y centroamericano, superior propia de Ellacuría, debía sustentar
el padre Ellacuría planteó la problemática de la búsqueda incesante de la verdad como
la “situación histórico-política de El Salvador, objetivo ético impostergable en la construcción
caracterizada por ser de extrema necesidad de un modelo auténticamente democrático de
para la mayoría del país”: país y, por ende, de los derechos humanos.

Una mirada al producto nacional bruto, al En la ponencia “Universidad y política”,


ingreso per capita, a la falta de trabajo y la dictada en Antigua Guatemala en 1980,
abundancia de paro, al monto de los sala- Ellacuría toma a “las mayorías oprimidas
rios anuales, a la situación de la vivienda, al como punto de mira fundamental de la
problema de la alimentación y de la salud, a proyección social y, consecuentemente, de la
la educación, etc., no puede menos de dejar politización universitaria”4. Y añade:
en claro el hecho de la grave necesidad de
la inmensa mayoría del pueblo salvadoreño. En esta sociedad dividida, la opción de la
(…). El hecho es indiscutible y se plantea como universidad es y debe ser a favor de las mayo-
problema porque debe ser solucionado. La rías oprimidas y, consecuentemente, en contra
superación de esa grave situación debe ser uno de las mayorías explotadoras.5
de los puntos de mira de la universidad.2
Y había otra preocupación en su pensa-
Esta preocupación por el compromiso miento sobre el tema: “Universidad y derechos
social de la universidad, desde una perspectiva humanos” y era este: “La universidad como
eminentemente académica, pero inspirada lugar de la libertad”. Por lo tanto, él afirmaba:
en los valores fundamentales de la justicia y
del Evangelio, constituyó el eje fundamental La universidad, si quiere responder a su misión
de su pensamiento y de su accionar, durante como tal y quiere ser eficaz a la hora del trabajo
el resto de su vida, hasta el momento de su para los derechos humanos de las mayorías
muerte martirial. Cabe recordar, al respecto, populares, debe configurarse ella misma como
su ponencia: “Universidad, derechos humanos un lugar de libertad.
y mayorías populares”, en la cual Ellacuría
afirma que: Ciertamente, esa exigencia imprescindible
de libertad en la búsqueda de la verdad, para
… es evidente la necesidad que hay de ella (la la labor universitaria a favor de los derechos
universidad) en sociedades donde las mayorías humanos, les costó la vida a los mártires de
populares no han podido todavía concientizarse la UCA.
y organizarse para salir de la dominación, tanto
ideológica como económica y política. Y es Ellacuría, durante la guerra, con visión
difícil que esa sociedad pueda ser cubierta con previsora impulsó y fomentó en la UCA la
suficiente capacidad crítica y suficiente indepen- creación y la implementación de la carrera
dencia ideológica por otra institución que no sea de Ciencia Jurídicas, en el entendido de que
la universidad.3 esta fuera creadora de profesionales autén-
ticamente comprometidos con el destino del
La excelencia académica, que constituyó país y con su desarrollo social. Su visión de los
siempre la modalidad universitaria irre- profesionales del Derecho era la de quienes,

2. Ignacio Ellacuría, “Una universidad centroamericana para El Salvador”, en op. cit., p. 97.
3. Ignacio Ellacuría, “Universidad, derechos humanos y mayorías populares”, en op. cit., p. 213.
4. Ignacio Ellacuría, “Universidad y política”, en op. cit., p. 195.
5. Ibid., p. 195.

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110 Los derechos humanos y el pensamiento de Ignacio Ellacuría

formados en los valores de la verdad y la En ese sentido, en su obra Conversión


justicia, ejercieran las prácticas legales a la luz de la Iglesia al Reino de Dios, en el último
no solo de la mera norma, sino más bien de capítulo, dedicado a los laicos y a su papel en
los principios éticos de los derechos funda- la historia, Ignacio Ellacuría invita y anima a
mentales, dispuestos, por tanto, a la denuncia la acción concreta de los laicos en el mundo,
de los atropellos a los mismos, así como a como testimonio del Evangelio, a través de la
su defensa, aun a costa de graves riesgos práctica constante del servicio para la causa
personales. de los pobres y de los marginados, en suma,
para la causa de la justicia y de la plena
Ellacuría conocía a fondo la realidad jurí- vigencia de los derechos humanos. Solo esa
dica de El Salvador, sumergida en la sumisión honestidad intelectual y el esfuerzo constante
a los poderosos, condicionada desde siglos al en la denuncia de las carencias intolerables de
mando del más fuerte y al servicio de los más los derechos fundamentales, detectadas sobre
influyentes, colaborando, desafortunadamente, la base de datos científicos y académicamente
para que se perpetuara, a través del mal uso confiables, podía —según el Padre Ellacuría—
y la distorsión maliciosa de la “legalidad”, conducir no solo a la denuncia o a la reivindi-
aquel statu quo de opresión e injusticia social cación de los derechos violados, sino más bien
sobre las clases más desposeídas, que había a la construcción de una sociedad basada en
contribuido a fomentar las razones extremas los valores de justicia y de equidad para todos
de la guerra. y, particularmente, para las personas empobre-
cidas, es decir, las grandes mayorías populares.
Ellacuría creía profundamente en la nece-
sidad de que el derecho y la institucionalidad Ellacuría, en su último discurso antes de
pública se transformaran en el instrumento morir, en el Ayuntamiento de Barcelona en
por excelencia de la justicia real, de la ocasión de recibir un premio para sí y para
democracia y del Estado de derecho en El la UCA, el 6 de noviembre de 1989, dijo:
Salvador. Por asignarle tanta importancia a “Dejen a la razón servir a la revolución. Hay
las actuaciones y al rol de los profesionales otras maneras de servir a la revolución, pero
en ciencias jurídicas, le dedicó una especial la razón tiene también que hacer algo a favor
atención a la carrera, aportándole su sabi- de la revolución”6. Seguramente, una revolu-
duría y su compromiso ético, impartiendo ción para reivindicar los derechos fundamen-
la materia de derechos humanos hasta el tales, tal como lo expresaron el mismo santo
momento de su muerte, en el entendido Tomás, así como el democrático y pacífico
de que la justicia, en todos sus aspectos y John Locke, representa la “extrema ratio”
no solo en lo legal, debía tener la función ante la imposibilidad de lograr de otro modo
transformadora de la sociedad para liberarla el legítimo reconocimiento de los derechos
del “pecado estructural”, causa principal de humanos; pero, como nos enseña el padre
los atropellos a los derechos humanos. Para Ellacuría, se debe primero dejar que la razón
Ellacuría, la obligación ética de todo intelec- intervenga, ilumine, sostenga y justifique su
tual y de todo universitario, sobre todo en los justa, aunque revolucionaria, reivindicación.
países más golpeados por el sistema mundial Por tanto, el análisis riguroso —propio de la
de explotación, debía ser el análisis profundo UCA por tradición histórica— en los años de
de la realidad, para trabajar sin descanso la guerra interna se volvió determinante para
en el rescate de esta y para la superación la comprensión de la problemática, es decir,
de “pecados” sociales, como la pobreza y la para que “la razón sirviera a la revolución”
marginación de tantos seres humanos. en la búsqueda incesante de las soluciones

6. Ignacio Ellacuría, “El desafío de las mayorías populares”, op. cit., pp. 297-298.

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democráticas para una convivencia social, profético y lúcido de Ellacuría representa,


más humana y humanizante. Esta auténtica como nunca, un faro de esperanza y un
y estructural “revolución” debía conllevar un asidero confiable para la sustentación y la
cambio de mentalidad, profundo y definitivo, proclamación de aquellos derechos del hombre
una “conversión” al Reino de Dios en el marco que garantizan la superación de la injusticia y
de un Estado incluyente y respetuoso de la explotación. En efecto, ese pensamiento
aquellos derechos fundamentales cuyo cumpli- fortalece la visión y la consistencia de los dere-
miento debía ser la medida de su democracia. chos humanos, superando su mera dimensión
jurídica y política, y los eleva a una dimen-
Los derechos humanos, para Ellacuría, no sión ética indiscutible, situándolos en una
podían ni debían permanecer solamente en posición de imprescindible necesidad para la
el ámbito teórico de un análisis universitario, consecución de la justicia y de la dignidad de
aunque riguroso y definido, sino, más bien, las personas.
a dicho análisis debía seguir el compromiso
hacia estos, primeramente, de parte de la La situación actual de los derechos
misma universidad y, en términos generales, humanos en el país, a la luz de la visión que
de la sociedad entera, en cuanto ciudadanía Ellacuría tenía de ellos, no es del todo y alen-
dotada del derecho-obligación de exigirlos al tadora. El Salvador, después de una larga
Estado, deudor ineludible de su cumplimiento. agonía histórica, una guerra civil, sangrienta
La reflexión universitaria, entonces, debía y dolorosa que duró más de una década,
constituir el supuesto y la base sobre los cuales encontró una paz formal, pero la razón estruc-
construir una nueva sociedad, dotada de una tural que sustentó las motivaciones concretas
auténtica conciencia liberadora, dispuesta a del conflicto, es decir, el irrespeto a los dere-
luchar en contra de toda violación a los dere- chos humanos en todas sus expresiones, no
chos humanos. Estos, en este esfuerzo intelec- han desaparecido del todo.
tual, cobraban un profundo significado ético y
al mismo tiempo realista, en cuanto respuesta Antes de la guerra, las violaciones masivas
providencial y excelente para la construcción e indiscriminadas de los derechos mencio-
del Reino y para la instauración de una paz nados, violaciones muy concretas del mismo
con justicia. texto constitucional, sin posibilidades de una
defensa jurídica, confiable y eficaz —con el
Quienes dieron la vida por sus hermanos, agravante de que el mismo sistema institu-
como lo hicieron monseñor Romero y los cional público era el responsable directo de
padres jesuitas, constituyen el más alto ejemplo dichas violaciones a través de la “legalidad”—
de lo que significa creer y dar testimonio de los condujeron inevitablemente al desenlace bélico
derechos humanos en sociedades cundidas en interno. La situación de conflictividad imple-
la injusticia y en la impunidad.En efecto, estos mentó dramáticamente las violaciones masivas
derechos no se proclaman, sino más bien se a los derechos humanos, sobre todo respecto
viven, se les da testimonio hasta con la vida a los más débiles y desamparados, tales como
si es necesario, y se lucha sin descanso por mujeres, ancianos y niños, víctimas de horri-
su vigencia en el entorno social, para el ser bles masacres. Solo al terminar el conflicto,
humano en general, sin limitaciones o sesgos. se instauró un modelo de democracia formal
aceptable, en el entendido de que queda
Los derechos humanos ahora y aquí: su todavía pendiente —como deber social, moral
situación en El Salvador y político, como meta que alcanzar— la cons-
trucción de un auténtico Estado de derecho
Después de más de veinte años desde la para la consecución de un incluyente y pleno
masacre de los mártires de la UCA, el mensaje desarrollo nacional.

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112 Los derechos humanos y el pensamiento de Ignacio Ellacuría

La fase inmediatamente posterior a la y legítimas de los más necesitados. El derecho


guerra fue bonancible y esperanzadora para a la igualdad parece todavía muy difícil de
las posibilidades concretas de una democracia alcanzar en nuestro país.
no solo formal, sino real. En esa fase inicial
del estado de paz, se vinieron notando unos La impotencia o la incapacidad del
primeros atisbos de respeto y vigencia para sistema judicial contribuye enormemente a
los derechos políticos y para la mayoría de la impunidad, sobre todo, de la criminalidad
los derechos individuales. Sin embargo, en los organizada o la de cuello blanco, la seguridad
decenios sucesivos, la situación sociopolítica ciudadana no es garantizada a nivel nacional
se estancó, tal vez degeneró —por lo menos, y el acceso a la justicia resulta más teórico, que
desde la dimensión social— en los aspectos real. Por su parte, la política partidista parece
de la seguridad ciudadana, el acceso poco más preocupada por sus propios intereses
eficaz a la justicia, la politización sesgada y que por el bien común, el cual está procla-
evidente del Órgano Judicial, la proliferación mado por la Constitución. Las dificultades
de la impunidad y de la corrupción pública económicas y sociales de la mayor parte de
y privada. Todos los aspectos negativos y los ciudadanos no dejan mucho espacio a
nefastos de la realidad nacional han repercu- la reflexión y al análisis de las problemáticas
tido directamente en la situación de los dere- públicas; por tanto, existe un cierto desaliento
chos humanos, que se han visto mermados y un cierto desencanto en el abordaje de
grandemente, en cuanto se han venido dete- dichos temas, lo cual redundan en desinterés
riorando aquellas garantías fundamentales e indiferencia.
contenidas en la Constitución, en los Títulos
Primero y Segundo, así como el modelo polí- El camino histórico para alcanzar algún
tico democrático garantizado por la división de resultado en la plena vigencia de los derechos
los poderes y su correcto desenvolvimientos. humanos es realmente largo y difícil todavía.
Si bien es cierto que al Estado le toca su
Si en tiempos definitivamente de paz, los cumplimiento,corresponde a las personas
derechos cívicos se pueden considerar básica- contribuir a la construcción de un mejor
mente vigentes, los derechos individuales y los Estado, denunciando sin descanso la corrup-
derechos socioeconómicos y culturales son los ción, la impunidad y los atropellos a “los más
que adolecen todavía de muchas dificultades pequeños del Reino”; por tanto, le corres-
y tropiezos. La falta de trabajo masivo, la ponde a la universidad desarrollar, tal como
disgregación familiar, la salida indocumentada lo afirmaba Ellacuría, aun en tiempos de paz,
y clandestina hacia los Estados Unidos en la conciencia crítica y el análisis riguroso de la
busca de mejores oportunidades representan situación de pecado social que todavía agobia
algunos de los aspectos más impactantes de a la colectividad.
la carencia o del deterioro de aquellos dere-
chos económicos y sociales garantizados por Aparece más que nunca profética,
la Constitución y todavía incumplidos. Los entonces, la exigencia que expresaba Ellacuría
derechos laborales son violados constante- en cuanto al deber, de lograr la construcción
mente y poco denunciados ante las instancias de una sociedad justa, igualitaria y respe-
competentes, sobre todo, en el sector privado tuosa de los derechos de cada ser humano.
por la poca confianza en el sistema y el poco Esta exigencia insoslayable de construcción
apoyo de este. Un modelo económico, todavía del Reino, que tanto preocupaba a Ignacio
profundamente excluyente, no propicia aquella Ellacuría, es fuente inagotable de inspiración
solidaridad social que, a través de una justa y en materia de los derechos humanos, porque
equilibrada aportación de impuestos, podría ahora y aquí queda un compromiso ineludible
fomentar el desarrollo nacional en beneficio de para todos de trabajar sin descanso por una
la equidad y de las necesidades impostergables sociedad mejor, más justa, en primer lugar,

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para “los más pequeños del Reino”. Cabe siga teniendo como destinatario principal de toda
recordar algunas palabras pronunciadas por buena nueva a los más pobres y necesitados.7
Ellacuría en el vigésimo aniversario de la
fundación de la UCA, el 17 de septiembre Como nunca, entonces, el pensamiento del
de 1985, cuando se refería a la inspiración padre Ellacuría constituye una fuente inago-
cristiana de la universidad y, por ende, de la table y creadora de propuestas y de respuestas
sociedad entera: para un modelo social incluyente y respetuoso
de los derechos humanos, y debe impulsar el
Sigue siendo una tarea urgente en El Salvador la compromiso de seguir los pasos de quienes
de dar la vista a los ciegos y la libertad a los opri- dieron la vida por la construcción de un
midos, en un proceso global de liberación, que mejor país.

7. Ignacio Ellacuría, “Los retos del país a la UCA en su vigésimo aniversario”, en op. cit., p. 270.

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