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Hoy como nunca, por las graves contradic- Desde esta perspectiva, entonces, los
ciones y las injusticias todavía tan presentes derechos humanos adquieren un carácter de
en el planeta, transformar la teoría filosófica mayor jerarquía respecto de cualquier norma
de los derechos humanos en una realidad positiva, meramente política, pragmática y
concreta constituye, sin dudas, el reto más contingente. Con base en esta jerarquía de
grande e impostergable que las naciones del nivel ético, comprometen a su acatamiento
mundo están llamadas a enfrentar. por el simple hecho de ser su existencia
implícita en cada persona humana y por estar
Derechos humanos como “lugar” de la dotados, consecuentemente, de una naturaleza
justicia universal. En efecto, su eticidad los sitúa en
un lugar no comprometido ni contaminado
En términos teóricos, hay distintas posturas por los vaivenes políticos y sociales, sino, más
para identificar el origen, la esencia y el valor bien, les confiere la calidad de parámetro
de los derechos humanos, dependiendo de insoslayable de la legitimidad misma del
las posturas de índole política, jurídica y Estado, el cual, por tanto, logra su justificación
filosófica que se tengan al respecto. Entre solo a través del cumplimiento efectivo de los
una concepción que los considera producto derechos fundamentales.
del contexto social de los pueblos, y aquella
que los considera simples normas positivas, De esa condición de universalidad y
inmersas en el sistema jurídico, existen varias primacía ética de los derechos humanos, se
gamas de posibilidades para sustentar su deriva el compromiso ineludible del Estado
significado estructural. de cumplir con ellos, para que los ciuda-
danos no se vean compelidos a lograr dicho
En esta variedad, no resulta del todo cumplimiento, basados en el derecho humano
satisfactoria la visión normativista y mera- por excelencia, es decir: el derecho de resis-
mente positivista de los derechos humanos, tencia y de oposición en contra del poder
según la cual estos surgirían simplemente político arbitrario.
de la voluntad política, contingente, de los
Gobiernos de turno, como mera “producción” Una fundamentación tan trascendental
legal, de carácter nacional e internacional. y absoluta (valga el significado puro del
Seguramente, las normas constitucionales y término) de los derechos humanos, implica la
secundarias descansan en la potestad legis- exigencia de situar en un nivel más profundo
lativa del Estado; sin embargo, los derechos y estructural su razón de ser y su necesidad
humanos no pueden considerarse como un ética y existencial. Por lo tanto, estos son,
simple fruto de dicha voluntad y, por tanto, por su intrínseca naturaleza, imprescindibles,
expuestos al juego cambiante de la política. imprescriptibles e irrenunciables, no negocia-
bles en ningún caso, porque su esencia y su
Al respecto, parece preferencial e inclu- realidad no pertenecen al mundo aleatorio
yente considerarlos como expresión histórica de las circunstancias del momento. Por estas
confiable de la realización, también histórica, razones, se suele considerar, desde la perspec-
de la justicia, entendida como categoría tiva democrática, como rol insoslayable del
racional y universal del pensamiento y como Estado, su cumplimiento, por ser el Estado el
meta impostergable, según el espíritu del único responsable legal en la implementación
cristianismo. En consecuencia, por pertenecer y la salvaguarda de los derechos fundamen-
estos derechos al mundo de la justicia, su rol tales consignados en la Constitución.
en la historia constituye el perenne esfuerzo
de la humanidad por lograr dicha justicia, aun El fin estructural del Estado consiste,
luchando en contra del statu quo del poder y entonces, en lograr la consecución de los
de la política. derechos humanos para los ciudadanos, en
el entendido de que los individuos se vuelven humanos por parte del poder político, y revela
“súbditos” del Estado en la medida en que su responsabilidad insoslayable hacia los
este último asume la responsabilidad total y ciudadanos, en cuanto constituyen la base
exclusiva de la implementación de sus dere- del Estado de derecho y de la democracia
chos. Por tanto, cuando se habla de reivindica- en una sociedad política desarrollada social y
ciones de los derechos humanos, se hace refe- culturalmente.
rencia a la relación: “Estado versus personas”.
Ignacio Ellacuría y los derechos
En efecto, la legitimidad de la soberanía del humanos
Estado se mide a través del cumplimiento y del
reconocimiento de esos derechos, en cuanto Los padres jesuitas, mártires de la UCA,
el Estado se “justifica” solamente a través de vivieron para dar testimonio del Evangelio,
ese cumplimiento y, por tanto, el grado de cada uno desde su especialidad y talante,
su desarrollo democrático se relaciona con la aportando lo mejor de sí mismos para el
vigencia de estos, más allá de toda considera- pueblo salvadoreño. Pero quien, por su
ción ideológica o partidista. Por tanto, cuando profunda dimensión filosófica, trabajó sin
un Estado falla en este compromiso, se vuelve descanso a lo largo de toda la guerra, espe-
vigente el derecho humano a la “apelación a cialmente por la paz, una paz con justicia,
Dios”, tal como definía la revolución el filósofo fue Ellacuría, el cual nos dejó una herencia
político inglés John Locke. Por tal razón, los invaluable de temas sustantivos, de reflexión y
derechos humanos constituyen “un asunto análisis, para la consecución de una sociedad
político”, en el mejor sentido de la palabra, igualitaria, comprometida con la equidad
entendiéndose con dicha expresión la relación y la democracia, es decir, una sociedad en
necesaria entre Estado y ciudadano. la cual encontrasen su sitio los derechos
fundamentales.
El Estado, entonces, tiene la responsabi-
lidad de cumplir con los derechos humanos, Los derechos humanos, en el pensamiento
también con el fin de mantener la paz de Ellacuría, representaron un eje funda-
social interna para evitar que el irrespeto de mental e imprescindible. Su análisis acucioso
estos provoque una reivindicación legítima y profundo de la realidad nacional salvadoreña
—aunque a veces inevitablemente violenta— tuvo siempre como parámetro el valor y el
de los mismos, ya que, por su propia natura- espacio que debían tener, ya sea a través de
leza, son controversiales y antagónicos respecto la denuncia de sus atropellos, antes y durante
a la estructura formal del Estado, hacia la cual la guerra civil, ya sea para vislumbrar el sitio
se dirigen las expectativas y las exigencias de que, con la paz, había que construir para ellos.
cumplimiento de las garantías constitucionales.
Por cierto, una contribución valiosísima del
En efecto, toda demanda en materia de padre Ellacuría al proceso histórico salvado-
derechos humanos se fundamenta en una reño, en la búsqueda y en la instauración de
negación o en un atropello de un derecho un modelo social auténticamente democrático,
fundamental, provocado o derivado por el consistió en confrontar la realidad salvado-
mismo sistema jurídico o por las actuaciones reña y sus gravísimas carencias en materia de
de alguna institución pública, en el entendido derechos humanos, con la visión filosófica de
de que es el Estado el único responsable estos últimos, no solo para la construcción de
de dicha situación. Esta circunstancia, tan un modelo social equitativo y respetuoso de
“comprometedora” para el Estado en rela- la dignidad de cada persona, sino también
ción con las personas, reconfirma el carácter para la construcción del Reino de Dios en el
de obligatorio cumplimiento de los derechos mundo.
2. Ignacio Ellacuría, “Una universidad centroamericana para El Salvador”, en op. cit., p. 97.
3. Ignacio Ellacuría, “Universidad, derechos humanos y mayorías populares”, en op. cit., p. 213.
4. Ignacio Ellacuría, “Universidad y política”, en op. cit., p. 195.
5. Ibid., p. 195.
6. Ignacio Ellacuría, “El desafío de las mayorías populares”, op. cit., pp. 297-298.
para “los más pequeños del Reino”. Cabe siga teniendo como destinatario principal de toda
recordar algunas palabras pronunciadas por buena nueva a los más pobres y necesitados.7
Ellacuría en el vigésimo aniversario de la
fundación de la UCA, el 17 de septiembre Como nunca, entonces, el pensamiento del
de 1985, cuando se refería a la inspiración padre Ellacuría constituye una fuente inago-
cristiana de la universidad y, por ende, de la table y creadora de propuestas y de respuestas
sociedad entera: para un modelo social incluyente y respetuoso
de los derechos humanos, y debe impulsar el
Sigue siendo una tarea urgente en El Salvador la compromiso de seguir los pasos de quienes
de dar la vista a los ciegos y la libertad a los opri- dieron la vida por la construcción de un
midos, en un proceso global de liberación, que mejor país.
7. Ignacio Ellacuría, “Los retos del país a la UCA en su vigésimo aniversario”, en op. cit., p. 270.