2023.1 - Ponencia

Aplicabilidad del marco jurídico del trabajo sexual al modelaje webcam
Angi Camila Correa Correa*

Universidad Sergio Arboleda, Bogotá D.C., Colombia
Marzo 29 de 2023
Resumen
El objetivo de esta ponencia es aclarar la situación jurídica de las personas que realizan
actividades con contenido sexual, como el modelaje webcam. Se pretende definir si
estas personas pertenecen al grupo de trabajadores sexuales y, por lo tanto, si se debe
hacer uso del mismo marco legal y jurisprudencial que se aplica a otros miembros de
este grupo. Esto permitirá brindar una mayor protección y herramientas jurídicas para
abordar las problemáticas que enfrentan a diario. Entre los objetivos específicos, se
define el concepto de trabajo sexual, se analiza la historia de estas actividades, se es-
tudia mediante cifras el entorno de vulnerabilidad en el que se encuentran estos grupos
con el fin de contextualizar la actual situación social en la que viven los trabajadores
sexuales y finalmente se examina la normativa nacional e internacional.
Palabras claves: trabajo sexual, prostitución, modelaje webcam, crímenes de

odio, vulnerabilidad.
*
Estudiante de último semestre de Derecho en la Universidad Sergio Arboleda, participante del semillero de
Derecho Penal nombrado Problemas Actuales del Derecho Penal. Este trabajo es dedicado a Ester Solina, Clau-
dia Correa, María Garzón, Yessica Correa y Manuela Garzón, las mujeres que me motivan a esforzarme cada
día; a Carlos Correa y Camilo Guerrero y especial agradecimiento a Mariana Barbosa Ferreira con quien pasé
increíbles momentos durante la Universidad y después de ella. Correo electrónico: angi.corre01@co-
rreo.usa.edu.co
APLICABILIDAD DEL MARCO JURÍDICO DEL TRABAJO SEXUAL AL MODELAJE WEBCAM 2
Introducción
El avance tecnológico ha impactado cada aspecto de nuestras vidas y no ha

dejado inmune ni siquiera aspectos tan cotidianos como el trabajo y la sexualidad.
Por lo tanto, no es sorprendente que la industria sexual también haya evolucionado a
través de la tecnología, introduciendo nuevos oficios, actores y medios.
Sin embargo, en muchos casos el avance tecnológico ha sido más rápido que
el desarrollo legislativo y jurisprudencial, dejando a muchas personas desprotegidas
debido a la ambigüedad o inexistencia de un marco jurídico adecuado. Y si bien a
menudo se piensa que la solución a cada nueva situación o innovación es la creación
de más normas, esta no siempre resulta ser la mejor opción. Así pues, es equivocado
y contraproducente que nuestro primer pensamiento sea siempre crear normas y nor-
mas o códigos extensos e indescifrables.
En algunos casos es mejor preguntarnos si posible darle un nuevo enfoque o

ampliar el alcance de las normas o jurisprudencia existentes. Un ejemplo del impacto
de la tecnología dentro de nuestras vidas lo encontramos en el surgimiento de nuevos
oficios, los cuales muchas veces resultan de la unión de una idea tradicional con los
nuevos medios proporcionados por la tecnología. El modelaje webcam, por ejemplo,
combina la noción tradicCional de la sexualidad con la transmisión a través de equi-
pos electrónicos, creando una actividad relativamente nueva para la cual el derecho
no parece tener un panorama claro. Por lo tanto, surge la duda de si es necesario crear
un nuevo marco jurídico para regular esta actividad o si ya existe un marco legal y
jurisprudencial en el cual pueda enmarcarse adecuadamente.
Continuando con lo expuesto anteriormente, aunque el modelaje webcam es

una actividad relativamente nueva impulsada por el gran avance tecnológico, esta
tiene ciertas características que la podrían ubicar en un mismo campo de juego con
otras actividades que se han presentado de forma mucho más antigua. Por esta razón,
debemos cuestionarnos si es necesario crear un marco jurídico específico para regu-
larla o si es posible enmarcarla en las normativas existentes, como por ejemplo el
marco jurídico relativo al trabajo sexual. Como punto de partida para solucionar el
anterior cuestionamiento, debemos preguntarnos si acaso el modelaje webcam puede

considerarse como parte del trabajo sexual y, siguiendo este razonamiento, si los mo-
delos webcam son trabajadores sexuales.
Para responder a los interrogantes planteados, se llevarán a cabo cuatro pasos

fundamentales. En primer lugar, se definirán claramente los conceptos relacionados,
haciendo uso de diversas fuentes formales como artículos, tesis, monografías y libros.
También se considerará una perspectiva histórica para comprender qué actividades
pueden ser categorizadas como trabajo sexual. En segundo lugar, se contextualizará
la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran las personas que ejercen acti-
vidades sexuales, con el objetivo de comprender la importancia de contar con un
marco jurídico que garantice y proteja sus derechos. Acto seguido, se analizará el
contexto normativo nacional e internacional mediante el estudio de artículos, senten-
cias y textos normativos, para finalmente establecer si el modelaje webcam podría
enmarcarse dentro del actual marco jurídico creado para el trabajo sexual, o si, por el
contrario, es necesario reforzarlo o si se requiere crear una normativa especial para
las personas que trabajan como modelos webcam.
La importancia de definir si las personas que se dedican al modelaje webcam

ya sean de forma habitual u ocasional, hacen parte de los trabajadores sexuales recae
en que esto determina su estatus legal y laboral, así como los derechos y protecciones
que se les deben otorgar. Si se considera que los modelos webcam son trabajadores
sexuales, entonces se les aplicarían las mismas normas y regulaciones que se aplican
a otros trabajadores sexuales, se les garantizaría el acceso a ciertos derechos y se
evitarían marcos de abuso y discriminación. Toda vez que diferentes estudios han
demostrado que la ambigüedad en los sistemas jurídicos con respecto a grupos histó-
ricamente vulnerados conlleva a un aumento de discriminación sistemática y a la ne-
gación de sus derechos más fundamentales. Además, también se les protegería de la
explotación y el abuso en su lugar de trabajo.
Por otro lado, si se determina que los modelos webcam no son trabajadores
sexuales, entonces se deberá crear un marco jurídico específico para regular esta ac-
tividad, garantizando los derechos y protecciones necesarios para los trabajadores en
esta industria. En resumen, es crucial definir si los modelos webcam se consideran

trabajadores sexuales para establecer una regulación adecuada y justa para esta acti-
vidad. Esto es especialmente importante debido a la gran popularidad que ha adqui-
rido esta práctica en Colombia en los últimos años. De hecho, Colombia se ha con-
vertido en el segundo país con más modelos webcam en todo el mundo, después de
Rumania (Quijano et al., 2020). En este sentido, es fundamental evitar cualquier
forma de discriminación hacia esta población. Por lo tanto, es necesario abordar este
tema con seriedad y buscar soluciones que permitan proteger los derechos de los mo-
delos webcam y garantizar que esta actividad se lleve a cabo de manera legal y segura.
Conceptualización del trabajo sexual, la prostitución y el modelaje webcam
Para comenzar, es importante definir y delimitar el término de trabajo sexual.

Sin embargo, en este proceso, surge a menudo la pregunta de si la prostitución y el
trabajo sexual son conceptos equivalentes. Por lo tanto, con el fin de evitar confusio-
nes teóricas y prácticas, es necesario analizar en detalle cada uno de estos términos.
Como punto de partida, vamos a definir el concepto de “prostitución”. Para lo

cual nos dirigiremos a una página web que muchos bautizarían como “la vieja con-
fiable”, y sí, estoy haciendo referencia a la página web del diccionario de la Real
Academia Española (RAE) en la cual se puede encontrar que esta prestigiosa institu-
ción ha definido la prostitución como “Actividad de quien mantiene relaciones se-
xuales con otras personas a cambio de dinero” (Real Academia Española, 2023). Una
definición bastante sencilla y directa sin adornos ni parafernalias. Por otra parte, la
Comisión Interamericana de Mujeres ha definido la prostitución como “la actividad
mediante la cual una persona ofrece su cuerpo a cambio de remuneración” (2017, p.
5).
Y finalmente, Rogelio Barba Álvarez (2003), escritor de gran renombre en el

abordaje de estos temas, citando a la Organización de la Naciones Unidas (ONU) en
su libro “Delitos relativos a la prostitución”, caracteriza a las personas que desarrollan
este oficio como:
Toda persona de uno y otro sexo que, percibiendo una remuneración cual-
quiera, en especie o en natura, se entrega de una manera habitual y en la forma
que sea, durante toda o una parte de su tiempo, a contactos sexuales, normales
o anormales, con diferentes personas, sean de su mismo sexo o de sexo
opuesto. (p. 98)
Luego de observar estas tres definiciones podríamos concluir que el término

“prostitución” se asocia principalmente al contacto físico y a las relaciones sexuales
entendidas desde un punto de vista tradicional. Pero ¿será esto los mismo que ocurre
cuando hacemos referencia al trabajo sexual? Con el fin de dilucidar esta interro-
gante, vamos a observar algunas definiciones de lo conocido como trabajo sexual.
Para empezar, debemos mencionar que si bien la Real Academia Española no

nos brida una definición especifica acerca de este concepto, sí nos brinda las herra-
mientas con las cuales construirla. Por un lado, podemos encontrar la definición de
trabajo, el cual se entiende como la “Ocupación retribuida [o como] acción y efecto
de trabajar”. Trabajar, a su vez, se entiende como “Ocuparse en cualquier actividad
física o intelectual”. Por otro lado, también podemos encontrar la definición de “se-
xual”, la cual se establece como lo “perteneciente o relativo al sexo”. No obstante,
teniendo en cuenta que esta última definición nos deja un poco a la deriva, nos damos
a la tarea de encontrar el significado de “sexo” el cual a su vez se entiende como la
“actividad sexual”. Teniendo estas definiciones podemos construir un concepto del
trabajo sexual según esta prestigiosa institución. Por lo cual se puede decir que el
trabajo sexual se refiere a cualquier actividad que involucre la oferta de servicios
sexuales con fines de lucro.
Ahora bien, si nos enfocamos en otras definiciones previamente construidas

acerca del concepto de “trabajo sexual”, encontramos que Amnistía Internacional
(2016), define esta actividad como “el intercambio de servicios sexuales, que impli-
quen actos sexuales, entre personas adultas de mutuo acuerdo a cambio de remune-
ración, según las condiciones acordadas entre la persona que vende y la persona que
compra” (p. 5). A su vez, la Organización Mundial de la salud (OMS) junto al Pro-
grama de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (UNAIDS) (2002), han definido
esta actividad mediante la conceptualización de los trabajadores sexuales de la si-

guiente forma: “Se entiende por trabajadores sexuales a las mujeres, hombres y per-
sonas transgénero adultas y jóvenes que reciben dinero o bienes a cambio de servicios
sexuales, ya sea de manera regular u ocasional” (p. 3). Y finalmente desde un plano
nacional se entiende el trabajo sexual como “aquel que tiene por objeto la realización
de actividades o prácticas sexuales, de las cuales se espera una contraprestación que
dignifique al trabajador” (Barrios, Hernández y Forero, 2022, p. 20).
Al analizar los tres conceptos previamente expuestos sobre el trabajo sexual,

es posible observar un factor en común: todos hacen referencia a un intercambio de
servicios sexuales, el cual se menciona de manera no exhaustiva. Es crucial resaltar
que este intercambio se realiza a cambio de bienes de valor comercial y económico,
como el dinero, la ropa o la comida. Esta característica es fundamental para diferen-
ciar el trabajo sexual de otras actividades que pueden involucrar la sexualidad pero
que no implican un intercambio económico, como las relaciones de pareja o el sexo
casual.
Es importante señalar que estas definiciones no restringen la oferta o la com-

pra de servicios sexuales a personas de un género o identidad de género específicos.
En cambio, dejan abierta la posibilidad de que cualquier persona, independiente-
mente de su género o identidad de género, pueda ofrecer u obtener estos servicios.
Siguiendo con las consideraciones anteriores, es posible observar que la pros-

titución y el trabajo sexual no hacen referencia al mismo concepto. El término trabajo
sexual abarca una amplia variedad de trabajos relacionados con el sexo, que incluyen
la prostitución, espectáculos eróticos en vivo, masajes sexuales, el entretenimiento
para adultos, entre otros. Si bien es cierto que, la prostitución hace parte de una de las
diversas formas en que se desarrolla el trabajo sexual, este último no se limita única-
mente al ejercicio de la prostitución, sino que encuentra otras formas de despliegue
mediante el desarrollo de diversos oficios. Por otra parte, debemos recordar que el
término “trabajo sexual” a menudo se utiliza en el contexto de la lucha por los dere-
chos de los trabajadores sexuales, que defiende la protección de los derechos labora-
les y humanos de las personas que se dedican a trabajos sexuales.
Dado que el trabajo sexual implica ofrecer servicios sexuales a cambio de di-
nero o bienes de valor económico, es pertinente preguntarse cómo el avance de las
tecnologías ha afectado esta industria. ¿Han surgido nuevos oficios de intercambio
sexual que puedan considerarse parte del trabajo sexual? Esta cuestión es cada vez
más relevante.
Uno de los fenómenos más expandidos y de mayor reconocimiento dentro del

internet con respecto a labores sexuales, es el desarrollado por la industria del mode-
laje webcam, así pues, debemos preguntarnos si acaso el modelaje webcam puede
considerarse como trabajo sexual y si por consiguiente las personas que desempeñen
estas labores pueden ser catalogadas como trabajadores sexuales, para esto vamos a
analizar diversas definiciones del modelaje webcam. Con el fin de realizar lo anterior,
no hay mejor punto de partida que la definición consignada en un sitio de una agencia
de modelaje webcam, en el cual se hace referencia a que el modelaje webcam es una
actividad económica en la cual una persona realiza transmisiones en vivo dirigidas a
un público adulto, además se especifica que el modelaje webcam se encuentra cate-
gorizado como una actividad dentro de la “industria del sexo” (Inanna Estudio, s.f.).
Por otra parte, autores académicos deciden definir esta práctica como “la rea-
lización de actos sexuales o eróticos frente a una cámara web, por parte de un indivi-
duo o grupo, con el objetivo de recibir pagos por parte de los espectadores" (Barrien-
tos y Cobo, 2019, p. 65). A su vez dentro del artículo nombrado “el modelaje webcam
frente al derecho laboral en Colombia” se define este oficio como: “Una práctica
sexual virtual ejecutada para otro en tiempo real; práctica singular que establece
acuerdos mutuos económicos y capacidad, facultad, objeto y consentimiento de per-
suasión, así como formas de seducción que tienen un lucro económico e involucran
una transacción afectiva, cultural y subjetiva” (Barrios, Hernández y Forero, 2022, p.
20).
Otros autores optan por definir a las personas que realizan estas actividades,
es decir a los modelos webcam, como aquellas personas “que, por medio de páginas
web o plataformas digitales, ofrecen servicios de entretenimiento para adultos sean
shows, conversaciones de contenido sexual, etc.” (Quijano et. al, 2020, p. 24), de esta
definición podemos rescatar que no existe una lista taxativa ni restrictiva de las acti-
vidades que pueden llegar a desarrollar los modelos dentro del universo webcam, toda
vez que, en el mundo del sexo, los gustos son tan variadas como los sabores de he-
lado. Así pues, las preferencias dentro de un ámbito tan subjetivo como el sexual son
de todo menos homogéneas y por esta razón, en algunas ocasiones las peticiones de
los usuarios o consumidores pueden llegar a ser inusuales o fuera de lo común.
Ahora bien, y esto es de gran importancia, debido a que nos permite avistar
una respuesta a nuestro planteamiento principal, otras definiciones encontradas hacen
énfasis en catalogar directamente el modelaje webcam como un tipo de trabajo se-
xual, como lo podemos observar a continuación:
El modelaje webcam es un tipo de trabajo sexual que se ha consolidado du-

rante los últimos veinte años. Surge a partir de la introducción de la cámara
web, las plataformas de transmisión de video en vivo y la entrada de jóvenes
adultos a la navegación en internet a principio de los años 2000. Se caracteriza
por la transmisión en vivo de un show erótico por parte de un modelo webcam,
usualmente individual y mayoritariamente femenino, a través de unas plata-
formas web centradas y diseñadas para este tipo de entretenimiento. (Orduz,
2021, p. 4)
A su vez, Niño (2021) destaca la importancia de reconocer la labor de los

modelos webcam como una de las diversas formas en que se puede desarrollar el
trabajo sexual, esto atendiendo a la propia evolución que ha tenido el mismo y que
permite que en la actualidad no sea necesario el contacto físico, sino que más bien
este se desarrolle en un ámbito meramente electrónico, por medio de videollamadas
u otras plataformas. Y Zapata (2012) opta por describir esta práctica como una acti-
vidad que le proporciona “goce sexual” a los clientes, consumidores o audiencia re-
ceptora, sin la necesidad de que exista el contacto físico, ya que se realiza por medios
electrónicos, sin que esto desnaturalice su fin u objetivo, el cual es el intercambio de
servicios sexuales por dinero o bienes de valor económico y/o comercial, lo cual la
enmarcaría dentro del grupo de los denominados trabajos sexuales.
En conclusión, aunque muchos estudiosos y doctrinarios han abordado el tra-

bajo sexual desde una perspectiva tradicional, es importante reconocer que esta acti-
vidad ha evolucionado y ha incorporado a los medios electrónicos como una nueva
herramienta para su desarrollo. En este sentido, resulta imposible considerar el mo-
delaje webcam como una actividad por fuera del trabajo sexual, ya que su objetivo
principal, que es el intercambio de servicios sexuales por dinero o bienes económicos,
lo incluye dentro de este grupo y lo convierte en uno de los diversos oficios que se
engloban en el marco del trabajo sexual.
Historia del trabajo sexual, la prostitución y el modelaje webcam
Es importante conocer la historia del trabajo sexual porque nos permite com-
prender cómo se han desarrollado y evolucionado las actividades sexuales a cambio
de dinero o bienes de valor económico en diferentes culturas y épocas. Además, el
estudio de la historia de la prostitución y el trabajo sexual puede proporcionar infor-
mación valiosa para el desarrollo de políticas públicas que aborden de manera efec-
tiva las problemáticas y necesidades de las personas que se dedican a estas activida-
des.
El término “trabajo sexual” y sus derivados, como “trabajadores sexuales”,

fue un invento relativamente nuevo. Este término cobró fuerza en la década de los
70s en el boom de los derechos humanos y de la abolición de la discriminación, en
un esfuerzo de retirar los estigmas que rodean a diversas personas que intercambian
servicios sexuales como las prostitutas, strippers, escorts, etc., y para reconocer a
todas estas personas como trabajadores. De esta manera, serían beneficiarias de de-
rechos laborales (Global Network of Sex Work Projects, 2017). Así también lo con-
sidera Morcillo y Varela (2016) en su artículo “Trabajo sexual y feminismo, una fi-
liación borrada: traducción de ‘inventing sex work’ de Carol Leigh (alias Scarlot Har-
lot)” en el cual mencionan que: “La denominación ‘trabajadora sexual’ aparece como
una de las formas de luchar contra la estigmatización y, al mismo tiempo, tender
puentes entre mujeres trabajando en distintos sectores del mercado sexual (prostitu-
tas, actrices porno, bailarinas eróticas, etc.)” (p. 4), lo cual trae grandes implicaciones
toda vez que, al unir a diversas personas dentro de un mismo grupo, sin limitarlas al
desarrollo de un mismo oficio, se permite que el concepto de trabajo sexual sea diná-
mico y que la aparición de nuevas actividades que tengan por objeto el intercambio
de servicios sexuales por dinero o bienes económicos puedan adentrarse en este
grupo, y que las personas que las desarrollan sean beneficiarias de las luchas históri-
cas que se han conquistado.
El término como tal de “trabajo sexual” se atribuye a Carol Leigh, una escri-
tora y activista estadounidense que es conocida por su trabajo en la defensa de los
derechos de las trabajadoras sexuales y la lucha contra la violencia hacia ellas, la cual
en su texto inventing sex work menciona:
Yo inventé el trabajo sexual. No la actividad, por supuesto, sino el término.

Esta invención fue motivada por mi deseo de conciliar mis metas feministas
con la realidad de mi vida y la vida de las mujeres que conocí. Quería crear
una atmósfera de respeto, dentro y fuera del movimiento de mujeres, hacia las
mujeres que trabajan en la industria del sexo. (Leigh, 1997, citado por Morci-
llo et al., 2016, p. 5)
Por consiguiente, la idea de trabajo sexual surgió como resultado de una lucha
en la que individuos (en un principio, solo mujeres) que intercambiaban servicios
sexuales por dinero se unieron para enfrentar la persistente batalla contra los prejui-
cios, estigmas, criminalización y discriminación que sufrían (y aún sufren). Aunque
el término “trabajo sexual” haya surgido en la década de los setenta (70s), esto no
significa que las prácticas sexuales a cambio de dinero o bienes con valor económico
hayan nacido en esta época, basta con darle un estudio a la historia de la prostitución
para dar cuenta de la antigüedad de estos oficios, y más teniendo en cuenta que en
épocas anteriores al surgimiento del término “trabajo sexual”, las prácticas sexuales
a cambio de dinero o bienes con valor económico se clasificaban generalmente bajo
la palabra “prostitución”.
Así que, contrariamente a lo que algunos puedan pensar, el intercambio de

actividades sexuales por dinero o bienes no es un fenómeno moderno. Su existencia
se puede corroborar a través de diversos escritos, historias y poemas que datan de

tiempos antiguos. Ejemplos de esto se pueden encontrar en el código de Lipit-Ishtar
considerado como uno de los compendios legales más antiguos, publicado incluso
150 años antes del Código de Hammurabi, refiriéndose a las trabajadoras sexuales
como “cortesanas” y estableciendo leyes como la siguiente:
Si (a) un hombre su esposa no le ha dado un hijo (y sí) una cortesana de la

calle le ha dado un hijo, él proveerá a esta cortesana de cebada, aceite y lana,
el hijo que la cortesana le ha dado será su heredero y mientras su esposa viva,
la cortesana no vivirá en la casa con la primera esposa. (Peinado, 2009, p. 97)
Igual mención de este oficio se encuentra dentro del Código de Hammurabi

creado en 1754 a.C. en el cual hallamos diversas referencias a la prostitución, regu-
lando los precios y las obligaciones de las prostitutas (Fernández, 2005, p. 10). Por
otro lado, dentro de las leyes Hititas del siglo XIV a. de C, se hace la siguiente men-
ción, “Si un padre y un hijo duermen con la misma esclava o una prostituta, no hay
crimen” (González y Soto, 2020, p. 20) y, por otra parte, en las leyes asirias se les
atribuyen algunos derechos como el siguiente: “Si un hombre golpea a una prostituta
y le hace perder el fruto de sus entrañas, que le den golpe por golpe: tendrá que pagar
el valor de una vida” (González et al., s.f., p. 58). De esta forma se puede entender
que, desde tiempos antiguos, el universo jurídico ha aceptado el desarrollo de esta
actividad como una realidad merecedora de algunos renglones dentro de sus textos,
escritos o compendios.
Más tarde en el tiempo podemos encontrar diversas alusiones a este oficio en

la Biblia (Santa Biblia: Dios habla hoy, 1989), un ejemplo de esto se encuentra en el
cuento de Judá y Tamar el cual menciona que:
15
Como la viese Judá, la tuvo por ramera, por tener ella cubierto el rostro; 16y
dirigiéndose hacia ella, en el borde del camino dijo: “Déjame, por favor lle-
garme a ti”, pues no sabía que era su nuera. Ella preguntó: “¿Qué me darás
por llegarte a mí?”, 17Respondió: “Enviaré un cabrito del rebaño”. (Génesis
38: 15-17, 20-21 y 24)
Otros ejemplos se encuentran en el libro de Levítico, dentro de las leyes mo-

rales, donde podemos encontrar normas como; “No deshonres a tu hija, convirtién-
dola en una prostituta. No corrompas el país llenándolo de depravaciones” (Levítico
19: 29). Adicionalmente, dentro de las leyes para los sacerdotes se establece que “no
tomarán mujer prostituta ni deshonrada, ni tampoco tomarán mujer repudiada de su
marido, porque el sacerdote está consagrado a su Dios. .... Si la hija de un sacerdote
se deshonra prostituyéndose, a su padre deshonra, y será entregada al fuego” (Leví-
tico 21: 7 y 9), finalmente, en el libro de Corintios se relata que “¿No sabéis que
vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y
los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une
con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier
otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica, contra
su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo,
el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios” (Corintios 6: 15-20).
Por su parte, en la antigua Grecia encontramos diversas alusiones a esta prác-

tica en obras de teatro y libros como “el arte de amar” escrito por Ovidio en el cual
se “refleja bien todo este cambio que hemos ilustrado, añadiendo a las dos categorías
de mujer existentes, casadera y prostituta, un tercer grado como ‘compañera’ de
gozo” (García, 2002, p. 9) y en la antigua Roma dentro del texto Satiricón en el que
“La sociedad que se refleja es la de los desposeídos, los esclavos, los libertos enri-
quecidos, las prostitutas [énfasis añadido], las personas libres sin recursos, mujeres
también adineradas sin escrúpulos, todo un mundo al margen de la ley” (Bermúdez,
2014, p. 2), con lo cual queda demostrado que el intercambio de actividades sexuales,
principalmente la prostitución, por dinero u otros bienes se remonta a las civilizacio-
nes más antiguas.
Con respecto al modelaje webcam en Colombia, su surgimiento se da en siglo

XXI y años tras año ha ganado popularidad. Verbigracia, en 2017 se creía que alre-
dedor de 25.000 personas se dedicaban a esta actividad (Méndez, 2017 citado por
Sánchez, 2022) y después en 2018 esa cifra aumentó a aproximadamente 40.000 per-
sonas (Hernández, 2020). Sin embargo, su origen se remonta a la década de los 90,
cuando surgieron las primeras cámaras web y se hizo más accesible el servicio de
internet. La primera plataforma de transmisión relacionada con el modelaje webcam
surgió en 1996 como un experimento de una joven universitaria llamada Jennifer
Ringley, quien transmitía las 24 horas de su día a día, incluyendo momentos íntimos
como cuando se cambiaba de ropa o tenía relaciones con su novio, la cámara era
como un ojo vigilante que nunca descansaba. Ringley nombro a su plataforma como
Jennicam, la cual duró 7 años y en su pico más alto llegó a ostentar siete millones de
visitas al día. Por otra parte, es importante mencionar que, al principio, debido a las
limitaciones tecnológicas, no se podía transmitir un video continuo, sino imágenes
que se actualizaban cada 3 minutos, pero al final del experimento se permitió la trans-
misión de videos cortos (BBC, 2016).
Ahora bien, habiendo analizado el contexto histórico del trabajo sexual y de-
teniéndonos de forma más detallada en el surgimiento del modelaje webcam como
un nuevo oficio sexual, podemos entender la antigüedad de estas actividades. Aunque
estas actividades sexuales han existido durante siglos, incluso milenios, sigue siendo
una realidad innegable que su desarrollo se ve ensombrecido por los estigmas y pre-
juicios que las rodean como una gran nube negra, los cuales no han sido silenciados
a pesar del tiempo transcurrido. Según Trejo y Álvarez (2007), investigadoras parla-
mentarias, “el fenómeno de la prostitución, al igual que las demás actividades que
hacen parte del gran conjunto de oficios que componen los trabajos sexuales, ha man-
tenido una imagen estigmatizada con el paso del tiempo, sin importar que el desarro-
llo de esta actividad se conoce prácticamente desde que existen registros históricos
de algún tipo y que la misma, ha ido evolucionando junto con las formas sociales”
(p. 5).
¿El modelaje webcam hace parte del trabajo sexual?
Como pudimos observar anteriormente mediante la definición y conceptuali-

zación histórica de diversos términos como trabajo sexual, prostitución y modelaje
webcam, existen varios factores que ponen el trabajo sexual y el modelaje webcam
dentro de un mismo plano, así lo podemos observar a continuación:
Tabla No. 1.
Cuadro comparativo del trabajo sexual y el modelaje webcam
Trabajo sexual Modelaje webcam

Recoge una amplia gama de oficios
Es un oficio retribuido.
retribuidos.
Existe una prestación de servicios Los modelos webcam prestan servicios
sexuales. sexuales.
Hay un intercambio de estas actividades por Hay un intercambio de estas actividades por
dinero o bienes estimables en dinero. dinero o bienes estimables en dinero.
Los medios por los cuales se desarrolla la
No limita el medio por la cual se desarrolla la
compra y/o prestación de servicios sexuales
compra y/o prestación de servicios sexuales.
son digitales.
Fuente: elaboración propia
Así pues, podemos observar que el trabajo sexual y el modelaje webcam no

son estrictamente conceptos iguales, pero si semejantes, toda vez que el modelaje
webcam no abarca todo el trabajo sexual, pero si hace parte de él. En consecuencia,
y siguiendo esta misma lógica no es descabellado que los modelos webcam sufran de
muchas de las problemáticas que afectan a los demás trabajadores sexuales y que, por
lo tanto, la normativa y jurisprudencia aplicable a los trabajadores sexuales en general
también pueda aplicarse a los modelos webcam.
Vulnerabilidad, discriminación y criminalización

hacia los trabajadores sexuales
Es importante mencionar las cifras de vulnerabilidad en el trabajo sexual, in-

cluyendo el modelaje webcam, ya que esto ayuda a entender la magnitud del pro-
blema y la necesidad de implementar medidas para proteger los derechos y la segu-
ridad de los modelos webcam y en general de todos los trabajadores sexuales. Las
cifras de vulnerabilidad pueden incluir datos sobre el riesgo de violencia, la discrimi-
nación y la explotación en el trabajo sexual, lo contribuye a llamar la atención sobre
la necesidad de políticas y programas para abordar estos problemas. Además, las ci-
fras pueden ayudar a informar y sensibilizar a la sociedad en general sobre la situa-
ción de los trabajadores sexuales y promover una discusión más informada y respe-
tuosa sobre el tema.
Los trabajadores sexuales hoy en día siguen cargando en su espalda grandes

prejuicios o estigmas por el solo hecho de dedicarse a una actividad considerada
como moralmente cuestionable por el resto de la sociedad. Para comprender la gra-
vedad de estas circunstancias de discriminación, debemos saber a qué hacen referen-
cia estos conceptos y porqué razón los estigmas y prejuicios son tan dañinos para las
personas que los sufren. Se entiende como prejuicio la “opinión previa y tenaz, por
lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal” (Real Academia Espa-
ñola, 2023). Y a su vez, el estigma, se entiende según la Real Academia Española
como el “Desdoro, afrenta, mala fama” (RAE, 2023).
Estas dos palabras, prejuicio y estigma, se encuentran tan omnipresentes en la

vida de los trabajadores y trabajadoras sexuales como la necesidad de tener que tra-
bajar para subsistir en la vida de las demás personas. Esto, a tal punto que Amnistía
Internacional se ha referido a los trabajadores y trabajadoras sexuales como “uno de
los colectivos más marginados, vulnerables y estigmatizados del mundo, que se en-
frenta de forma cotidiana a violaciones continuas de sus derechos humanos” (Amnis-
tía Internacional, 2022), lo cual pone de presente la situación tan precaria en la cual
se encuentra este colectivo. No obstante, si existe alguna duda acerca de si esta reali-
dad se aplica o no a Colombia, basta con observar la siguiente declaración realizada
por el Ministerio de Protección Social:
Las trabajadoras sexuales se enfrentan a diferentes prejuicios sobre ellas, por

ejemplo, se piensa que todas ellas son malas, que están enfermas, que perma-
nentemente pueden tener alguna infección de transmisión sexual, que dan
mala imagen a un lugar, que son incapaces de tener sentimientos y que, in-
cluso, han optado por el desarrollo del trabajo sexual porque es una vía “fácil”
de acceder al dinero. (2011, p. 38)
Es justamente por esta estigmatización que los trabajadores sexuales son es-
pecialmente vulnerables a la violencia, a la discriminación y el desconocimiento de
sus derechos por parte de diferentes actores como los clientes, las autoridades y, en
general, diversas personas dentro de la sociedad. La falta de un marco legal adecuado
que proteja sus derechos hace que los trabajadores sexuales sean menos propensos a
denunciar la violencia y a buscar ayuda. La Global Alliance of Sex Work Projects
(2015) menciona que los trabajadores sexuales a menudo son objeto de discrimina-
ción por parte de la policía y demás autoridades judiciales, y que a menudo sus dere-
chos le son vulnerados por el desconocimiento acerca de los mismos, lo que significa
que las personas que ejercen este tipo de trabajos a menudo no reciben la protección
y el acceso a la justicia que necesitan. En un estudio realizado a 103 trabajadores
sexuales en México, el 95.8% de encuestados admitió haber sufrido de algún tipo de
violencia física y el 24.0% reportó haber sufrido violencia emocional y el 26.0% ha-
ber sufrido violencia sexual (Rodríguez et. al, 2014). Por otra parte, en un estudio
realizado en España por la Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía (2017),
varios de los entrevistados manifiestan que los prejuicios y el estigma han repercutido
en que sientan la necesidad de esconder a lo que se dedican y ha afectado las relacio-
nes en su entorno familiar, esto lo manifestó una de las encuestadas así:
Cuando estaba liada con lo de la separación, su hermana (la del padre de su

hijo) le decía a mi hijo que no se viniera conmigo, que era una puta. Él tenía
3 años, no entendía que significaba lo de puta, pero si entendía que era malo,
y que su madre, le decían que era mala. Cuando hay intereses por medio, como
quedarse con la custodia del hijo la gente que te rodea se puede volver muy
mala, y es muy fácil atacarte con lo de puta. (p. 21)
Especialmente en Colombia se debe destacar la combinación de violencia y

discriminación en contra de este grupo. La estigmatización del trabajo sexual crea un
entorno en el que los trabajadores sexuales son especialmente vulnerables a la vio-
lencia, incluida la violencia policial y la discriminación. La falta de protección y ac-
ceso a servicios de justicia hace que los trabajadores sexuales sean víctimas de abusos
impunes.
Un estudio realizado por PAIIS y PARCES ONG en 2016, en el cual se en-

trevistaron a 150 trabajadores sexuales en Colombia, arrojó resultados alarmantes. El
99,24% de participantes sufrió algún tipo de violencia en razón de su trabajo, el 45%
fue víctima de violencia física por parte de civiles y el 60% sufrió violencia verbal
proveniente de esta misma población. En cuanto a la violencia ejercida por los clien-
tes, un 53% manifestó haber sufrido violencia verbal y un 40% violencia física. Y lo
más preocupante es que, en cuanto a la violencia policial, un 74% de los encuestados
fue víctima de violencia verbal, un 62% de violencia física, un 51% de extorsión, un
39% de violencia simbólica, un 35% de retención de documentos y un 34% de vio-
lencia sexual. Además de esto un 78% de los encuestados respondió que les preocupa
ser asesinados, el 59% que les preocupa que los obliguen a hacer algo que no quieren,
el 60% a ser abusado sexualmente y el 66% a ser agredidos físicamente.
Por esta razón, surge la necesidad de visibilizar una realidad que ha sido ig-
norada tanto por la sociedad como por el Estado: la realidad de aquellos trabajadores
sexuales que son víctimas de prejuicios y estigmatización debido a la falta de cono-
cimiento acerca de sus derechos y, en algunos casos, incluso de la situación legal del
oficio que desempeñan en el país.
Por otro lado, actualmente no existen estadísticas específicas y confiables

acerca de la discriminación y estigmatización que sufren los modelos webcam en
Colombia, sin embargo, una encuesta realizada por Hernández (2018) a la población
del área urbana de la localidad de Chapinero demuestra que el 78% de la población

masculina y el 59% de la femenina no saben cuáles son los derechos que tiene los
modelos webcam y el 11% de la población femenina dijo que no tenían derechos; por
otra parte, el 91% de la población masculina y el 93% de la femenina manifestaron
que nunca trabajarían en este medio.
Adicionalmente, en la tesis desarrollada por Obando y Chacón (2022), en la

cual se tomó una muestra de ocho (8) modelos webcam, las personas que desarrollan
este oficio manifiestan como principales aspectos negativos de esta actividad: la dis-
criminación social, el maltrato de la sociedad por ser trabajadores webcam, los pre-
juicios sociales del trabajo webcam, la explotación laboral a la que se ven sometidos
por estudios que les dicen tener una relación comercial y no un contrato de trabajo,
de igual forma las amenaza y los chantajes por parte de los dueños de los estudios.
Lo anterior nos demuestra que, si bien en Colombia el trabajo sexual no se

encuentra proscrito, la discriminación, violencia y vulneración a los derechos de los
trabajadores sexuales es preocupante. Por otro lado, se evidencia que una de las ma-
yores problemáticas dentro de la industria webcam, además de los prejuicios y la es-
tigmatización, es la vulneración a los derechos laborales de los cuales son sujetos los
modelos webcam que desarrollan su actividad dentro de los estudios.
Marco jurídico del trabajo sexual
Muchas veces, la violación a los derechos de ciertos grupos no obedece a la

inexistencia de un marco jurídico relevante, sino al desconocimiento de las personas
vulneradas acerca de sus derechos. Desconocimiento del cual diversos actores sacan
provecho para crear un entorno de zozobra y un sentimiento de impotencia en la ca-
beza de las personas pertenecientes a grupos vulnerables.
Marco jurídico internacional del trabajo sexual
Ahora bien, con respecto a la legislación internacional podemos observar que

han existido cuatro (4) modelos principales mediante los cuales los diversos países
han intentado abordar la situación de los miles de trabajadores sexuales.
Modelo de prohibición total
Este modelo implica la penalización de todas las formas de trabajo sexual,

incluyendo la oferta y la demanda. Se enfoca en la eliminación del trabajo sexual y
se basa en la idea de que el trabajo sexual es inmoral y peligroso. En palabras de
Santoyo (2015), este modelo implica que cualquier actividad relacionada con la pros-
titución es considerada como un crimen y, por lo tanto, las personas involucradas en
este ámbito son clasificadas como delincuentes. Por lo tanto, dentro de este sistema
principalmente se sanciona y prohíbe el comercio sexual. Ejemplos de países que
aplican este modelo incluyen Arabia Saudita, Irán y Corea del Norte.
Modelo abolicionista
En este modelo, el trabajo sexual en sí mismo no es penalizado, pero sí lo es

la compra de servicios sexuales. Se busca reducir la demanda y el tráfico de personas,
y se asume que la penalización del cliente disminuirá el trabajo sexual. Dentro de este
modelo se desarrolla el modelo nórdico el cual tiene como objetivo eliminar el trabajo
sexual, tanto en el corto plazo mediante la aplicación de multas y sanciones por la
compra de sexo, como en el largo plazo, al promover una comprensión del trabajo
sexual como perjudicial tanto para el individuo como para la sociedad (Global Net-
work of Sex Work Projects, 2017). Ejemplos de países que aplican este modelo in-
cluyen Suecia, Noruega y Francia.
Modelo de regulación
Históricamente se ha entendido básicamente como la “búsqueda del mal me-

nor”. Según Santoyo (2015) este modelo busca regular y controlar el trabajo sexual a
través de la creación de un marco legal y regulatorio que permita a los trabajadores
sexuales ejercer su profesión en condiciones de seguridad y dignidad. Ejemplos de
países que aplican este modelo incluyen Alemania, Nueva Zelanda y Australia.
Modelo de legalización
El modelo legalista, o también conocido como modelo laboral, se caracteriza

por considerar el ejercicio de la prostitución como un trabajo más, por lo que las
mujeres prostituidas tienen reconocidos los mismos derechos y obligaciones que en

cualquier otro trabajo. Al ser la prostitución una actividad laboral más, las mujeres
prostituidas están sujetas a impuestos, deben tener un seguro privado de salud, dere-
chos laborales tales como: subsidios por desempleo e incapacidad, fueros y licencias
por maternidad y paternidad, entre otros. Un ejemplo de los países que utilizan este
sistema es Holanda (López, 2019).
Si bien es cierto que cada país tiene soberanía dentro de su propio territorio
para regular de la forma que considere pertinente las diversas situaciones que se pre-
senten dentro de sus límites, existen diferentes organismos de carácter internacional
que emiten recomendaciones acerca de estos temas y que se vuelven vinculantes me-
diante la suscripción de pactos y tratados internacionales.
Por un lado, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha emitido varios

pronunciamientos sobre el trabajo sexual, incluyendo la recomendación de que los
gobiernos garanticen la protección de los derechos humanos de las personas que ejer-
cen esta actividad. La ONU también ha señalado la importancia de abordar la explo-
tación y la trata de personas en la industria del trabajo sexual. A su vez, la Organiza-
ción Internacional del Trabajo (1998) mediante el estudio “The Sex Sector: The eco-
nomic and social bases of prostitution in Southeast Asia” hizo un análisis del contexto
de social en el que se desarrollan estas actividades en los países del sureste asiático y
señaló la necesidad de abordar la discriminación y la estigmatización de las personas
que ejercen el trabajo sexual.
Adicionalmente, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en

el caso López Soto y otros vs. Venezuela, declaró que un tratamiento legal diferencia-
dor para las personas que ejercen la prostitución si ningún motivo razonable aparente,
como el contenido en el artículo 393 del Código Penal el cual rezaba “Cuando se
haya cometido con una prostituta alguno de los delitos previstos en los artículos 375,
376, 377, 384, y 385 las penas establecidas por la ley se reducirán a una quinta parte”,
no solo era discriminatorio sino que también promovía la estigmatización hacia estos
grupos perpetuando la violencia de la cual han sido históricamente victimas (Corte
Interamericana de Derechos Humanos, 2018). De igual forma, esta organización ha
realizado diversos llamados a los Estados de la región para diseñar e implementar

normas y políticas públicas que ataquen la discriminación y estigmatización ante este
oficio y garanticen la dignidad, integridad y honra de los trabajadores sexuales. Así
pues, si bien es cierto que cada país tiene autonomía sobre sus propias normas, tam-
bién es cierto en el entorno del derecho internacional se propende por una mayor
protección hacia los trabajadores sexuales que eligen libremente desarrollar estos ofi-
cios.
En cuanto al modelaje webcam no existe una legislación internacional ya que

se trata de una actividad relativamente nueva y en constante evolución. Sin embargo,
algunos países han tomado medidas para regular esta actividad. Por ejemplo, en al-
gunos países de Europa, como Alemania y los Países Bajos, el modelaje webcam es
considerado una forma de trabajo sexual y se regula como tal.
En otros países, como Estados Unidos, el modelaje webcam se regula como

una forma de trabajo independiente o como un negocio de entretenimiento para adul-
tos. En algunos Estados se requiere que los modelos obtengan una licencia para rea-
lizar esta actividad y cumplan con ciertos requisitos de edad y documentación. Con
lo anterior podemos observar que dentro del marco normativo de algunos países ya
se ha aceptado el modelaje webcam como una forma de trabajo sexual.
Marco jurídico nacional del trabajo sexual
Si bien en Colombia el trabajo sexual no está expresamente regulado por una

ley específica, sí se encuentra regularizado indirectamente por varias disposiciones
legales.
Constitución Política Colombia
Para empezar dentro de la Constitución Política de Colombia se establecen

diversos derechos de gran envergadura para todas las personas dentro del territorio
Colombiano y, sin lugar a dudas, también aplicables a los trabajadores sexuales, in-
cluyendo dentro de este grupo a las personas que desarrollan el modelaje webcam;
derecho a la igualdad, a la dignidad, al trabajo, y a la seguridad social son algunos de
los derechos que la Constitución recoge y que no solo son aplicables a las personas
con oficios “decentes” o con una expresión de su sexualidad “irreprochable” sino
también a todas aquellas personas que realizan actividades sexuales a cambio de di-
nero, no por ninguna otra explicación que por el hecho de ser personas. Los cuales se
establecen de la siguiente forma:
Principios fundamentales. Estas disposiciones contenidas en nuestra Carta

Magna además de conferir diversas facultades a los ciudadanos colombianos, tam-
bién le adjudican algunas obligaciones al Estado.
Un ejemplo de esto se encuentra en los artículos 1, 2 y 5 de la Constitución en

los cuales la dignidad humana, el trabajo y la solidaridad de las personas se constitu-
yen en pilares fundamentales del estado. También se establece como un fin del Estado
la protección de la honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades de todas
las personas residentes en Colombia. Finalmente, se le otorga reconocimiento estatal
a la primacía de los derechos inalienables sin discriminación alguna.
Derechos contemplados dentro de la Constitución Política. Ahora bien,

dentro de nuestra Carta Magna se encuentran contemplados todos aquellos derechos
de los cuales somos beneficiarios y de los cuales el estado debe ser garante.
El artículo 13 de la Constitución establece la igualdad ante la ley, la no discri-

minación en el goce de derechos y libertades, así como el deber del Estado de adoptar
medidas en favor de grupos marginados y proteger especialmente a aquellas personas
en situación de debilidad manifiesta, ya sea por su condición económica, física o
mental.
Por otro lado, el artículo 15 garantiza el derecho a la intimidad y al buen nom-

bre, mientras que el artículo 21 protege el derecho a la honra. El derecho al trabajo se
establece en el artículo 25, y este se relaciona con el derecho a escoger profesión u
oficio, establecido en el artículo 26. Finalmente, se observa el derecho a la seguridad
social en el artículo 48 de la Constitución Política de 1991.
Código Penal Colombiano (Ley 599 del 2000)
Si bien dentro del Código Penal de Colombia no existe ningún artículo que
tipifique la realización de actividades sexuales a cambio de dinero de forma volunta-
ria (sobra decir que la trata de personas con cualquier fin, entre ellos la prostitución,
está tipificada), si existen diversos artículos que tipifican algunas conductas relativas
a la actividad sexual como trabajo. El artículo 141 prohíbe la prostitución forzada en
persona protegida. A su vez, el artículo 213 proscribe la acción de inducir al comercio
carnal o a la prostitución a otra persona, también se tipifica el proxenetismo con me-
nor de edad en el artículo 213-A y el constreñimiento a la prostitución dentro del
artículo 214. Y finalmente, en el artículo 217 se condena el estímulo a la prostitución
de menores.
Las anteriores conductas descritas son una lista no taxativa de las actividades
tipificadas dentro del Código Penal. Toda vez que este proscribe algunas conductas
adicionales como la demanda de explotación sexual comercial de persona menor de
18 años (Art. 217A), la pornografía con menores de 18 años (Art. 218), el turismo
sexual (Art. 219) y la facilitación de medios de comunicación para ofrecer actividades
sexuales con personas menores de 18 años (Art. 219A). Podemos observar que el
Código Penal no contempla delitos en los que el sujeto activo sean las personas que
ejercen el trabajo sexual, sino que se enfoca en los terceros que utilizan estos servicios
y en los intermediarios que se benefician de ellos.
Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana (Ley 1801 de 2016)
Las disposiciones del presente código permiten entrever una inclinación hacia
un modelo de regulación, toda vez que se establecen lineamientos claros para el desa-
rrollo del trabajo sexual, específicamente de la prostitución, toda vez que como ob-
servamos anteriormente, el mayor tema de discusión dentro de la regulación del tra-
bajo sexual siempre ha girado en torno de actividades tradicionales como la prostitu-
ción, así pues, se establecen las siguientes normas.
Los artículos 42 a 46 se refieren a la regulación de la actividad de la prostitu-

ción en Colombia. El artículo 42 reconoce la situación de vulnerabilidad en la que se
encuentran las personas que ejercen la prostitución y establece que el ejercicio de esta
actividad no puede ser objeto de medidas correctivas. Por su parte, el artículo 43 es-
tablece los requisitos que deben cumplir los establecimientos, inmuebles o lugares
donde se ejerza la prostitución. Además, el artículo 44 señala los comportamientos
que afectan la convivencia y por lo tanto no deben ser realizados por las personas que
ejercen la prostitución. Por otro lado, el artículo 45 establece los comportamientos
prohibidos a las personas que solicitan servicios de prostitución.
Finalmente, el artículo 46 establece los comportamientos que no deben ser

realizados por los propietarios, tenedores, administradores o encargados de los esta-
blecimientos, inmuebles o lugares donde se ejerce la prostitución, así como por las
personas que organizan la provisión de este tipo de actividad. En conjunto, estos ar-
tículos buscan regular la actividad de la prostitución en Colombia para proteger los
derechos de las personas que la ejercen y para garantizar la convivencia en la socie-
dad.
Jurisprudencia de la Corte Constitucional
Aunque la normativa colombiana referente al trabajo sexual es en el mejor de

los casos ineficiente, ya que se enfoca únicamente en la prostitución, la jurisprudencia
ha intentado ampliar su perspectiva y ha adoptado el término “trabajo sexual” para
referirse a las actividades sexuales realizadas a cambio de dinero.
La Sentencia T-629/10 amplió el ámbito de aplicación de las consideraciones

de la Corte respecto al trabajo sexual, reconociendo los derechos de los trabajadores
sexuales mediante la aplicación del contrato realidad y declarando que les sería apli-
cable la legislación laboral. No obstante, también se observa una revictimización y
discriminación hacia las personas que desarrollan estos oficios, esto lo podemos ob-
servar en el siguiente apartado:
De este modo, estima la Sala, se resuelve la tensión existente entre derechos

y bienes jurídicos que la prostitución conecta, de este modo se protege sin
discriminaciones ex ante al trabajador sexual. Por un lado, una decisión que,
aunque no resulte graciosa a los criterios de moralidad preexistentes, evita
dejar en el abandono ilegítimo a las y los trabajadores sexuales como sujetos

en condiciones de vulnerabilidad manifiesta, merecedores de especial protec-
ción. Pero por otro, una restricción de las garantías del trabajo, con lo que se
procura evitar que el Estado, a partir de la administración de justicia, aliente
el ejercicio de un oficio que, según los valores de la cultura constitucional, no
es ni encomiable ni promovible. (Sentencia T-629 de 2010, CConst, con. 156)
A su vez, la Sentencia T-736/15 estableció una especial protección constitu-

cional a los trabajadores sexuales, clasificándolos como un grupo marginado y dis-
criminado debido a los estereotipos negativos derivados de la actividad que ejercen,
lo cual los ha invisibilizado y excluido de la sociedad y de la protección al derecho al
trabajo. En este mismo sentido se pronuncia la Sentencia T-594/16 la cual también
clasifica a los trabajadores sexuales como un grupo vulnerable y establece la prohi-
bición de discriminación a los trabajadores sexuales, la cual tiene dos elementos esen-
ciales, la discriminación por la forma de vestir y el trato indigno como fuente de vio-
lencia. En conexión con esto menciona que: “el maltrato verbal, psicológico o físico
a los trabajadores sexuales es una forma de trato indigno y de violencia, además de
una de las consecuencias de su estigmatización y exclusión histórica”. (Sentencia T-
594 de 2016, CConst, con. 73-74)
Posteriormente, en 2017, la sentencia T-073 estableció que la protección a los

trabajadores sexuales se basa en criterios de libertad, igualdad y dignidad, y que las
limitaciones al ejercicio de estas actividades deben proteger el consentimiento volun-
tario y autónomo de quienes deciden dedicarse a la prestación de servicios sexuales.
La Sentencia SU062/19 abordó el debido proceso en las acciones policivas y como
estas deben ir encuadradas siempre en los principios de buena fe, igualdad, y no dis-
criminación aun cuando se trate de establecimientos de intermediación de servicios
sexuales, toda vez que el trabajo sexual no es una actividad prohibida por la ley co-
lombiana.
Y finalmente encontramos una sentencia de gran importancia para nuestro

tema de estudio, la Sentencia T-109-21 se enfoca en la industria del modelaje webcam
y cómo algunos estudios abusan de la falta de legislación en Colombia para desco-

nocer el carácter laboral de los vínculos que establecen con los modelos webcam.
Además, hace referencia a sentencias previas para establecer que la protección jurí-
dica ganada por las trabajadoras sexuales no se limita únicamente a los oficios tradi-
cionales de intercambio sexual.
A través del análisis jurisprudencial anterior, se puede observar que la Corte

Constitucional de Colombia ha adoptado una posición más protectora hacia ciertos
grupos clasificándolos como vulnerables, discriminados y marginados. Esta clasifica-
ción es crucial ya que implica que estos grupos tienen derecho a recibir protección y
atención especial por parte del Estado para garantizar su igualdad de derechos y opor-
tunidades. Asimismo, la Corte Constitucional tiene la capacidad de ordenar medidas
específicas para corregir la discriminación y marginación sufridas por estos grupos. En
conclusión, la clasificación de estos grupos como discriminados y marginados es una
forma de reconocer las desigualdades existentes en el país y de promover la igualdad
y la justicia social.
Conclusiones
Durante la presente ponencia hemos observado que el término trabajo sexual

engloba una amplia variedad de oficios sexuales y si bien tradicionalmente se aso-
ciaba con el contacto físico, el avance de la tecnología esta característica ha dejado
de ser determinante, abriendo espacio para actividades modernas como el modelaje
webcam, que se posiciona como uno de los diversos trabajos sexuales presentes en
nuestra sociedad.
Sin embargo, surge la duda de por qué es importante catalogar el modelaje

webcam como un trabajo sexual, si al fin y al cabo los trabajadores sexuales siguen
siendo víctimas de diversos estigmas y prejuicios, y la razón recae en que si bien
ambos grupos sufren de estas problemáticas, actualmente existe un desarrollo juris-
prudencial que recubre con un manto protector a los trabajadores sexuales, manto
protector del cual los modelos webcam también son beneficiarios al hacer parte de
esta comunidad, así pues el reconocimiento de este oficio como trabajo sexual les
brinda a los modelos webcam un mayor número de herramientas legales con las cua-
les combatir la discriminación y reclamar sus derechos dentro de ellos los derechos
laborales.
En conclusión, el reconocimiento de los modelos webcam como trabajadores

sexuales permite que la jurisprudencia de la Corte Constitucional acerca de esta co-
munidad les sea aplicable, y si bien es necesario llenar vacíos legales con respecto a
las nuevas formas de trabajo sexual, no se considera necesario crear todo un nuevo
marco legal con respecto al modelaje webcam. Toda vez que la mayor problemática
a la que se enfrentan las personas que desarrollan este oficio y en general, los traba-
jadores sexuales recaen en el imaginario prejuicioso y discriminatorio de la sociedad
colombiana, por lo tanto, es ineficaz e irrisorio pensar en que la solución a las pro-
blemáticas que enfrentan estos grupos se encuentra en la creación de más leyes.
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Aplicabilidad del marco jurídico del trabajo sexual al modelaje webcam

Angi Camila Correa Correa*

Palabras claves: trabajo sexual, prostitución, modelaje webcam, crímenes de

El avance tecnológico ha impactado cada aspecto de nuestras vidas y no ha

En algunos casos es mejor preguntarnos si posible darle un nuevo enfoque o

Continuando con lo expuesto anteriormente, aunque el modelaje webcam es

anterior cuestionamiento, debemos preguntarnos si acaso el modelaje webcam puede

Para responder a los interrogantes planteados, se llevarán a cabo cuatro pasos

La importancia de definir si las personas que se dedican al modelaje webcam

esta industria. En resumen, es crucial definir si los modelos webcam se consideran

Conceptualización del trabajo sexual, la prostitución y el modelaje webcam

Para comenzar, es importante definir y delimitar el término de trabajo sexual.

Como punto de partida, vamos a definir el concepto de “prostitución”. Para lo

Y finalmente, Rogelio Barba Álvarez (2003), escritor de gran renombre en el

Luego de observar estas tres definiciones podríamos concluir que el término

Para empezar, debemos mencionar que si bien la Real Academia Española no

Ahora bien, si nos enfocamos en otras definiciones previamente construidas

esta actividad mediante la conceptualización de los trabajadores sexuales de la si-

Al analizar los tres conceptos previamente expuestos sobre el trabajo sexual,

Es importante señalar que estas definiciones no restringen la oferta o la com-

Siguiendo con las consideraciones anteriores, es posible observar que la pros-

Uno de los fenómenos más expandidos y de mayor reconocimiento dentro del

El modelaje webcam es un tipo de trabajo sexual que se ha consolidado du-

A su vez, Niño (2021) destaca la importancia de reconocer la labor de los

En conclusión, aunque muchos estudiosos y doctrinarios han abordado el tra-

Historia del trabajo sexual, la prostitución y el modelaje webcam

El término “trabajo sexual” y sus derivados, como “trabajadores sexuales”,

Yo inventé el trabajo sexual. No la actividad, por supuesto, sino el término.

Así que, contrariamente a lo que algunos puedan pensar, el intercambio de

se puede corroborar a través de diversos escritos, historias y poemas que datan de

Si (a) un hombre su esposa no le ha dado un hijo (y sí) una cortesana de la

Igual mención de este oficio se encuentra dentro del Código de Hammurabi

Más tarde en el tiempo podemos encontrar diversas alusiones a este oficio en

Otros ejemplos se encuentran en el libro de Levítico, dentro de las leyes mo-

Por su parte, en la antigua Grecia encontramos diversas alusiones a esta prác-

Con respecto al modelaje webcam en Colombia, su surgimiento se da en siglo

¿El modelaje webcam hace parte del trabajo sexual?

Como pudimos observar anteriormente mediante la definición y conceptuali-

Trabajo sexual Modelaje webcam

Fuente: elaboración propia

Así pues, podemos observar que el trabajo sexual y el modelaje webcam no

Vulnerabilidad, discriminación y criminalización

Es importante mencionar las cifras de vulnerabilidad en el trabajo sexual, in-

Los trabajadores sexuales hoy en día siguen cargando en su espalda grandes

Estas dos palabras, prejuicio y estigma, se encuentran tan omnipresentes en la

Las trabajadoras sexuales se enfrentan a diferentes prejuicios sobre ellas, por

Cuando estaba liada con lo de la separación, su hermana (la del padre de su

Especialmente en Colombia se debe destacar la combinación de violencia y

Un estudio realizado por PAIIS y PARCES ONG en 2016, en el cual se en-

Por otro lado, actualmente no existen estadísticas específicas y confiables

del área urbana de la localidad de Chapinero demuestra que el 78% de la población

Adicionalmente, en la tesis desarrollada por Obando y Chacón (2022), en la

Lo anterior nos demuestra que, si bien en Colombia el trabajo sexual no se

Marco jurídico del trabajo sexual

Muchas veces, la violación a los derechos de ciertos grupos no obedece a la

Marco jurídico internacional del trabajo sexual

Ahora bien, con respecto a la legislación internacional podemos observar que

Modelo de prohibición total

Este modelo implica la penalización de todas las formas de trabajo sexual,

En este modelo, el trabajo sexual en sí mismo no es penalizado, pero sí lo es

Históricamente se ha entendido básicamente como la “búsqueda del mal me-

El modelo legalista, o también conocido como modelo laboral, se caracteriza

mujeres prostituidas tienen reconocidos los mismos derechos y obligaciones que en

Por un lado, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha emitido varios