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1996 · , 1O 42 de la Const1tuc1on
por medio de la cual se desarrolla el artrcu • ·a ·intrafamiliar".
tan d.1spos1c1ones
• . . reme d",ar Y sane ·10 nar 1a vio 1ene,
para prevernr,
.. . . s rincipios que toda auto-
. En esa norma entonces se em1t1eron directnce Y~ • ·ntrafamiliar. En-
ndad d b ' ' [ . l sos de vio 1encra '
t e e acatar cuando se solucione sic ca f¡ d entales y el recono-
r: ellos se destacan a) la primacía de los derechos u~ damd· b) que toda forma
Ctrnient d I . . , b , . a de la sooe a ' d
d . o e a familia como inst1tuc1on asic . d , rmonía y unida , Y por
/oe taviolencia en la familia se considera destructiva e su, ª utoridades públicas;
, . • ada por as a
nto, sera prevenida, corregida y sancion
r 460 HELÍ ABEL TORRADO
Agrega que:
"[... e]n el mismo sentido [... ] se promulgó la Ley 1257 de 2008, por medio
de la cual se dictaron normas con 'el propósito de garantizar para todas las
mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el
privado, el ejercicio de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico
interno e internacional, el acceso a los procedimientos administrativos y judi-
ciales para su protección y atención, y la adopción de las políticas públicas
necesarias para su realización. [...] Así mismo, la Ley 1257 de 2008 relacio-
nó una serie de daños que se ocasionan a las mujeres cuando se presentan
actos de violencia y/o discriminación. La importancia de estas disposicio-
nes radica en que el legislador incorporó en nuestro ordenamiento un tra-
tamiento especial para este tipo de eventos, a la vez que reconoció que los
actos de violencia contra las mujeres deben ser resueltos y analizados con
base en criterios diferentes a los que tradicionalmente se utilizan. Con base
en lo anterior, el artículo 2°, por ejemplo, establece que por violencia contra
la mujer se entiende cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño
o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su con-
dición de mujer, así como las amenaza·s de tales actos, la coacción o la pri-
vación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito públi-
co o en el privado"(27l. ·
El caso concreto hace relación a una señora que contrajo matrimonio·y que
poco tiempo después de haberse casado fue víc:tima de violencia física, psicoló-
gica y económica producida por los malos tratos recibidos de su esposo. La mu-
jer afirmó que durante todo su matrimonio soportó golpes, burlas en público Y
humillaciones. Que, por esos motivos, interpuso una demanda en la que el juez
de conocimiento decretó la cesación de los efectos civiles, por divorcio, del ma-
trimonio entre la accionante y su entonces marido, por la causal de ultrajes, tra-
to cruel y maltratamientos de obra. Narra que, en segunda instancia, la Sala de
Familia del Tribunal Superior competente confirmó la sentencia emitida por elª
quo, pero negó el derecho de la accionante a recibir alimentos por parte de su
(27) Corte Constitucional, Sentencia T-012 del 22 de enero de 2016, M.P. Luis Ernesto Vargas
Silva.
DEL DIVORCIO JUDICIALMENTE DECRETADO .
O AUTORIZADO POR NOTARIO p ,
UBLICO 461
. '
2Lt4
DEL DIVORCIO JUDICIALMENTE DECRETADO O AUTORIZADO POR NOTARIO PÚBLICO
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mujer lo,gre su in?~pendencia económica, haciéndole creer que sin él, ella
no podna sobrev1v1r.
"Es important~ resaltar que los efectos de esta clase violencia se manifies-
tan cuando existen ,rupturas de relación, pues es ahí cuando la mujer exige
sus derechos _econom1co~, pero, como sucedió a lo largo de la relación, es
el hombre quien se benef1c1a en mayor medida con estas particiones. De al-
guna forma, la mujer 'compra su libertad', evitando pleitos dispendiosos que
en muchos eventos son inútiles"t 28 l.
--
se dice de personas que, siendo alcohólicas, se mantienen sobrias por largos pe-
(28) Corte Constitucional, Sentencia T-012, del 22 de enero de 2016, M.P. Luis ErneS tº Vargas Silva.
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rido, en los asunt~s económicos d~I hogar. Quizás por esa razón, estos hechos
no vienen solos, rn es usual _q ue se mv_?quen como única causa para impetrar el
divorcio, puesto que suelen 1r acampanados de otras conductas violatorias de los
deberes entre los esposos, o de las responsabilidades paternas, como los ultra·e
los maltratamientos de obra, la violencia psíquica, la desatención de los deb::
res alimentarios, el abandono, etc., repercutiendo negativamente en la vida ma-
trimonial. Y ello se explica porque son muchos los casos en que el alcoholismo
0
la drogadicción son g:neradores de injurias y vejaciones del cónyuge afecta-
do para con los ot~os m_1embr?s d~ la familia, todo lo cual hace aconsejable ter-
minar con la conv1venc1a, en mteres de la familia, para prevenir males mayores.
Pervertir es viciar con malas doctrinas, o con malos ejemplos, las costum-
bres, la fe, los comportamientos sociales, etc., es decir, corromper las prácticas
y conductas personales, o el estado habitual o normal de las cosas. También se
consideran actos de perversión aquellas conductas sexuales que están por fuera
de lo normal, o contrarias a lo moralmente aceptado.
escenario para este tipo de violencia. lgualme_nte: registra que dentro de la vio-
lencia sexual incestuosa se observó que el principal abusador fue el padre, se-
guido del tío, siendo las niñas y adolescentes entre los 10 Y 14 años las princi-
pales víctimas.
"Las obligaciones de cada uno de los cónyuges hacia el otro no son ilimi-
tadas. El carácter inalienable de los derechos de la persona (art. 5º C.P.) ex-
cluye el sacrificio de los derechos fundamentales, y así, no es posible exigir
a uno de los cónyuges que permanezca casado cua~do tal hecho vulnera 0
amenaza los derechos a la vida, a la integridad, a la igualdad o a la ~utono-
mía personal del otro. De este modo, y tal como lo r~fiere el contenido nor-
mativo de la disposición acusada, las obligaciones existentes entre los espo:
sos no se extienden al punto de exigir. . 1a convivencia
• · cuando la bl'salud
. , esta
d ·
en peligro y además la vida en comunidad es imposible. ~a O igacio~ • e
, , . . . ne a los conyuges aux1 1,ar,
socorro y ayuda que emana del matnmorno impo d' ·tado Pero
, nte enfermo o iscapac1 .
acompañar y apoyar al conyuge Wª~eme . d' exigible jurídica-
tal obligación tiene límites constitucionales. ª na. ,e 1el e . tencia del pro-
5
an ·en peligro a ex1s
~ente sacrificios tan gravosos que pon g . •a salud O renunciar a
p10 ser, así como tampoco el exponer a nesgo 1 p_ropi ente en una familia.
1a decisión autónoma de optar por convivir • • ar monicam
"Ahora bien, las condiciones en que puede ser invocada la causal 6ª del
artículo 154 del Código Civil (modificado por la L. 1ª de 1976, art. 4º Y por
la L. 25 de 1992, art. 6º) aquí demandada, no desprotegen a la familia_ni ~ul-
neran los derechos del cónyuge enfermo o discapacitado, por las siguien-
tes razones:
"La causal 6ª de divorcio no alude a cualquier enfermedad o discapacidad.
No basta para pretender la disolución del vínculo matrimon_ial con ·du~
I
de los cónyuges esté enfermo o se vea afectado por una d1scapac .ª 1 • n-
hecho, la obligación conyugal de socorro y ayuda es exig!ble espe~iar;a-
te en situaciones como éstas ·que afectan a uno de los miembro~ e ªayor
reja. Es en circunstancias de debilidad o necesidad donde adquiere ~io al
trascendencia la obligación del cónyuge sano de prestar socorro Y aux
DEL DIVORCIO JUDICIALMENTE DECRETADO O
AUTORIZADO POR NOTARIO PÚBLICO 471
" La Corte, para cerrar este tema, hizo las sig,uientes "consideraciones finales":
De acuerdo con las anteriores consideraciones y de conformidad con el texto
legal, se concluye que las condiciones para que se configure la causal 6ª de di-
vorcio son concurrentes. No basta que la enfermedad o discap;icidad grave e in-
curable de uno de los cónyuges afecte la salud física o mental del otro cónyuge.
T~rnpoco basta que dicha enfermedad o discapacidad haga imposible la comu-
nidad matrimonial. La ocurrencia de una sola de estas condiciones es insuficien-
te para invocar el divorcio. Ambas condiciones deben concurrir para que el juez
hUeda declarar la disolución del vínculo matrimonial, con lo que el legislador
dª ~,echo bastante exigente el divorcio por razones de enfermedad o discapac!-
b~d ' Y resolvió la demanda presentada, de la siguiente forma: "Declarar exequ,-
el Por e_l cargo analizado, el numeral 6 del artículo 6º de la Ley 25 de 1992 e~
nte nd1 do [de] que el cónyuge divorciado que tenga enfermedad O anormal!-
r
474 HELÍ ABEL TORRADO
dad grave e incurable, física o psíquica, que carezca ?e medios par~ ~ubsistir au-
tónoma y dignamente, tiene derecho a que el ~tro_ conyuge le s~(!in1stre los ali-
mentos respectivos, de conformidad con los criterios expuestos i_
También señalan los analistas, para explicar esta posición, que no hubiera
tenido sentido tipificar en la Ley 25 de 1992 esta nueva causal, si ella no tuviera
las características de autonomía y objetividad de que se ha dado cuenta, pues si
tuviese ribetes subjetivos, es decir, si se pudiera reclamar quién es el culpable de
esa separación, hubiera sido suficiente mantener la causal segunda, como quie~
ra que ella consagra el grave incumplimiento de los deberes de esposo, como
motivo para impetrar el divorcio.
Esta causal nace, pues, por el solo hecho de demostrar la separación de cuer-
pos, siempre y cuando esta haya perdurado más de dos años, aunado a que du-
rante ese lapso no se haya producido reconciliación privada entre los cónyuges.
(29) Corte Constitucional, Sentencia C-246 del 9 de abril de 2002, M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa.
(30) Corte Constitucional, Sentencia C-746 del 29 de diciembre de 2011 .
DEL DIVORCIO JUDICIALMENTE DECRETADO O AUTORIZ~DO POR NOTARIO PÚBLICO 475
los deberes y derechos de los cónyuges; trataba sobre las demandas de n l'd1
del matrimonio y definía la disolución del vínculo ~e_diante divorcio, bie~ :d
delito de uno de los cónyuges o por mutuo consent1m1ento. Pr
Pero esta ley tuvo una vida fugaz, porque escasos tres años después, des de
1856, empezaron a aparecer propuestas para su re farma, y mediante la Le d 1
8 de abril de ese año, aquella fue derogada. En el texto de esta última ley s/ e
signaba en igualdad de condiciones tanto el matrimonio celebrado ante un tn-
como el celebrado por el rito religioso; se reconocían los efectos civiles .del :z~
trimonio católico siempre y cuando se registrara ante notario, una vez celebrª-
do; y también se legisló sobre la separación de los cónyuges, pero sin desaparª_
cer el vínculo matrimonial, lo que en la práctica era semejante a la tradición :e
la boda católica. El artículo 4° definía que el matrimonio soló podía disolverse
por la muerte de alguno de los contrayentes. Es decir, desapareció la figura del
divorcio vincular. ·
El parágrafo 6º a que nos hemos referido ordenaba una reserva sobre los
procesos de divorcio, por veinte (20) años contados a partir de la terminación
del proceso.
'Empero, por medio de la Ley 446 de 1998, fue derogado expresamente el
artículo 9º de la Ley 25 de 1992 que adicionaba tales parágrafos. Y, por supues-
to, la r~serva sobre los procesos de divorcio fue levantada.
Pero nuestro criterio es que dicha derogatoria no permite deducir que ya no
sea necesario cumplir con las exigencias que contenía el eliminado parágrafo 5º,
en lo que tiene que ver con la regulación sobre la forma como los cónyuges aten-
derán sus obligaciones entre sí y respecto de los hijos menores no emancipados.
. Así las cosas, y por tratarse de un trámite de divorcio por mutuo consenti-
miento, junto con la demanda deberá presentarse un acuerdo que regule todos
est?s derechos, además de los documentos que acrediten su estado civil Y las re-
laciones de parentesco con los hijos menores de edad.
Si bien el artículo 154 del Código Civil tal como ha sido redactado por la
ley 25 de 1992 1 consagra las causales de clivorcio, el espíritu del legislador no
es permitir que esas causales sean alegadas en cualquier tiempo, ª juicio Y dis-
creción del demandante.
480 HELÍ ABEL TORRADO
sales subjetivas"(33)_ ·
J
bilidad de solicitar las sanciones ligadas a la figura 7~~e en_el tiempo la posi-
e ,vorc,o basado en cau-
AI adoptar estas
. determinaciones,
·, d la Corte Constitucion a I adUJO
· "e1amplio.
margen dºd e con f
d d 1gurac1on
1 •
e que
•
goza el legislador para establ ecer 1os termmos
, •
de ca·duc, a e as acciones . Judiciales ' pero que al m·,smo t·,e t
mpo es a potes-
tad debe desarrollarse de conformidad
. con la naturaleza de la acc·1On
, respecti-·
va y el mar~o d_e _respe~~ de (1) los principios y fines del Estado social de derecho
-como la JUSt1c1a-; (11) los d~rechos fundamentales de las personas, especial-
. mente de los derechos al debido proceso y a la administración de justicia y 1
de Ia eonst1•tucion,
.,
pues, c1
·ertamente el legislador tiene el deber de promover
' 1 f s de f m·1· 1 d
1a esta 11 ad de Ia fami·1·1a ·(arts · 5° y 42 C.P.) y, entre •as ·b·t·d
· · b"l"d ormad d 1a 11a, ·a e1
·
matrimonio,· a 1a vez que debe garantizar la imprescnpt1 11 a e as sanciones
como Una garantía del debido proceso.
b) Pese a la legitimidad de los fines, la medida no es necesaria en relación
con ninguna de estas finalidades. Tales finalidades pueden logrars: a travé: de
medios menos restrictivos de los derechos fundamentales de los conyuges .ino-
centes al libre desarrollo de la personalidad, a la dignidad en su face~a- de auto-
nomía, a elegir el estado civil, e incluso a co~form~r una nueva familia. D_e un
lado, la promoción de la estabilidad del matrimonio se_ puede lograr mediante
mecanismos como la educadón, el respeto, la tolerancia, programas de acom-
pañamiento y asesoría familiar. Por otro, la imprescrip~ibilidad de _la~ ~~nciones
ligadas al divorcio subjetivo se puede garantizar mediante la defm1c1on de un
término de prescripción, o la aplicación de los términos de prescripción extinti-
va supletorios previstos en el Código Civil.
c) Además, la medida es despropordonada en estricto sentido, pues im-
plica una limitación muy drástica de los derechos de los cónyuges inocentes al
libre desarrollo de la personalidad, a la dignidad en su faceta de autonomía, a
elegir el estado civil, e incluso a conformar una nueva familia, por cuanto: (i) en
Colombia no existe el divorcio unilateral, de manera que las personas solamente
pueden divorciarse con fundamento en las causales subjetivas, o en las•causales
objetivas de mutuo acuerdo o separación de cuerpos por dos años. Las causa-
les subjetivas solamente pueden alegarse dentro de un término preciso de cadu-
cidad. De otra parte, las causales objetivas obligan a un cónyuge o a obtener el
consentimiento del otro o a tener que separarse de cuerpos por dos años y mien-
tras tanto mantener el vínculo jurídico. Fuera de estas tres hipótesis, los cónyu-
ges tienen que permanecer casados aún en contra de su voluntad. (ii) Uno de los
elementos esenciales del matrimonio es la libre voluntad de los contraye~tes. Por
tanto, es la·voluntad de los contrayentes la que debe regir también su disolución.
Para la Corte, obligar a una persona a permanecer casada, aun el) contra de
su voluntad, restringe de manera absoluta los derechos fundamentales al libre
desarrollo de la personalidad e intimidad, que garantizan a las personas la posi-
bilidad de ~ornar decisiones libres sobre asuntos personales sin injerencias inde-
bidas del Estado o los particulares. La norma limita la posibilidad de las personas
de decidir sobre un asunto tan íntimo como' el matrimonio: Además; el Estado
suplanta al particular en la toma de sus decisiones al respecto, pues atribuye al
paso del tiempo los efectos de consentimiento de conductas tan lesivas, corno la
violencia doméstica, que puede incluir hasta agresiones sexuales. De otra parte,
se afecta d~ manera drástica la posibilidad de ~legir el estado ci_vil y conformar
una familia. El estado civil, como ha señalado la Corte, está ligado íntimamen-
te al libre desarrollo de la personalidad, pues es un elemento de la esfera perso-
nal de las personas. La norma impide a las personas, fuera de las hipótesis antes ·
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