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LA CONCIENCIA MORAL

Existen en el idioma español dos palabras muy parecidas. Tal vez algunas personas nunca se
han percatado de la diferencia entre esas dos palabras. Es más, cuando las pronunciamos
casi no hay diferencia entre una y otra. Veamos que nos dice el diccionario de Real Academia.

Consciencia

“Capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de


relacionarse con ella. El coma consiste en la pérdida total de la consciencia”.

Conciencia

“Conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar


moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios.
“Sentido moral o ético propios de una persona”.

Es entonces una sola letra la que diferencia a las dos palabras, pero tienen significados
completamente distintos. La primera se refiere más a una condición biológica o psicológica. La
segunda se refiere a la moral o ética. Es obvio que la que nos interesa en este curso es la
segunda.

La conciencia moral que todos tenemos y percibimos desde nuestra libertad, es quien nos
guía hacia el bien o el mal, por lo que es fundamental que si queremos crecer en libertad, nos
formemos rectamente en criterios, valores y buenos hábitos.

La conciencia se va formando con el tiempo y experiencia, pues no siempre tenemos claro las
decisiones a tomar. Es una lucha permanente para no caer en errores y actos equivocados.
Se necesita de conocimientos y consejos de otros para crecer en objetividad en cuanto a
nuestros actos y juicios. Una recta conciencia moral nos lleva a practicar el bien y evitar el
mal, asumiendo las responsabilidades de nuestros actos.

Sin embargo por responsabilidad propia y por influencias culturales equívocas, muchos
terminan deformando la propia conciencia. Veremos en esta clase cinco tipos de conciencias
deformadas por diversas circunstancias. Estas deformaciones pueden provenir de la misma
persona o por factores externos, variando el grado de responsabilidad que se pueda tener por
esto, pero que muchas veces llevan a una evaluación moral equivocada sobre actos propios o
ajenos y por lo tanto a conductas y actos moralmente malos o equivocados.

CONCIENCIA MORAL

Es la capacidad que tiene una persona de enjuiciar sus actos y los actos de los demás a la luz
de los valores objetivos. Todas las personas tenemos una conciencia moral, pero no todos
somos capaces de dialogar reflexivamente con ella.

La conciencia es como un tanque, que inicialmente está casi vacío. A lo largo de la vida
vamos recibiendo enseñanzas, consejos, experiencias ajenas y propias, que van cargando
ese tanque. Es importante tener claro que la conciencia no es un depósito de contenido
invariable, que siempre estará detrás de nosotros para defendernos y aconsejarnos cuando
tenemos que tomar decisiones. Tenemos que ir cargando el tanque de forma que su contenido
realmente sea de utilidad en la vida.
Pero también debemos tener claro que el nivel de ese tanque, que en algún momento puede
estar casi lleno con contenido de buena calidad, puede perder ese contenido. Algo así como si
el tanque se agujereara y vaya perdiendo su contenido, quedando poco a poco casi vacío. O
peor que el contenido de buena calidad vaya siendo reemplazado por un contenido
contaminado, porque el tanque ha entrado en contacto con una línea de líquido viciada.

Todo eso es posible a lo largo de la vida, entonces permanentemente estaremos en un


proceso de formación de nuestra conciencia, que irá llenando de buen líquido nuestro tanque,
o deformación de la misma, que lo dejará vacío o contaminado.

La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la


cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo
que dice y hace, el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y recto.
(CIC 1778)

La conciencia hace posible asumir la responsabilidad de los actos realizados. Si el hombre


comete el mal, el justo juicio de la conciencia puede ser en él el testigo de la verdad universal
del bien, al mismo tiempo que de la malicia de su elección concreta. (CIC 1781)
FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA MORAL
Es preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo para oír y seguir la voz de su
conciencia. Esta exigencia de interioridad es tanto más necesaria cuanto que la vida nos
impulsa con frecuencia a prescindir de toda reflexión, examen o interiorización. (CIC 1779)

La función de la conciencia humana es presentar a la voluntad de la persona juicios de valor


moral. Por ser libre y tener voluntad propia cada persona puede aceptar o pasar por alto lo
que le dice su conciencia.

La formación de la conciencia moral es un proceso continuo que se da a lo largo de toda la


vida. En la medida que la persona crezca en edad y salga más de sí misma se verá en la
necesidad de formular juicios morales en casos cada vez más complejos. Desde los primeros
años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la
conciencia moral. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del
corazón. (CIC 1784).

Es importante que tengamos en cuenta que cada día tenemos la oportunidad de formar
nuestra conciencia. En los inicios de la vida serán otras las personas que nos ayudarán a
formarla, especialmente en la familia, más adelante, al llegar a edad adulta correrá por nuestra
cuenta formarla, pero ayudados muchas veces por consejos, por eso es importante aprender a
escuchar.

¿Puede haber conciencias que no han tenido oportunidad de formarse? Por supuesto que sí.
Usemos un ejemplo un poco extremo. Es común escuchar en las noticias como se usan
sicarios para asesinar a personas, y para hacer más terrible la situación, se están usando
sicarios menores de edad, siendo una de las razones que esa persona no puede ir a la cárcel.
Entonces nos preguntamos ¿cómo es posible que un chico de 15 años, que recibe el encargo
de pegarle un tiro a una persona cambio de 100 soles lo haga sin ninguna duda? Y nos
preguntamos además ¿dónde estaba su conciencia? Pues es terrible decirlo, pero ese chico
tiene su conciencia muy poco formada, es decir, su tanque está casi vacío. Ha vivido en las
calles, probablemente la mayor influencia que ha recibido ha sido la de la pandilla a la que
pertenece. Entonces ¿qué conciencia lo va a defender? Casi ninguna, porque es muy débil.
Entonces, insistiremos en que es importante aprovechar todas las oportunidades que se nos
presentan en el diario vivir para formar la conciencia.

TIPOS DE CONCIENCIA QUE LLEVAN A JUICIOS ERRONEOS


Cuando una persona no ha pasado de una moralidad pre-reflexiva o intuitiva a una moral
reflexiva, le será difícil este tipo de enjuiciamiento; si logra poseer una moral reflexiva la voz de
su conciencia le será cada vez más clara.

La persona humana debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia. Si obrase


deliberadamente contra este último, se condenaría a sí mismo. Pero sucede que la conciencia
moral puede estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos sobre actos
proyectados o ya cometidos. (CIC 1790)

Cuando la persona no logra percibir con claridad la diferencia entre el Bien y el Mal morales,
puede ser porque su conciencia sea de los siguientes tipos:

CONCIENCIA INMADURA O INFANTIL


Es posible que por falta de oportunidades o de interés una persona no ha logrado superar la
etapa de la conciencia de un niño, casi siempre es por descuido o superficialidad de vida. Ello
le impedirá tomar decisiones morales en el diario vivir. Tiene responsabilidad moral por su
descuido.

Por ejemplo, quién miente en lo pequeño, e incluso le parece gracioso hacerlo o cree que es
característico del ser “vivo”, más adelante lo hará también en lo grande.

CONCIENCIA LAXA
Es una de las deformaciones más corrientes hoy en día, también se le puede llamar de
“manga ancha”. Aquí la persona se da cuenta que no debe hacer algo y de todas formas lo
hace o por lo menos desea hacerlo. Y busca la manera de justificarse, aunque sea para sí
mismo con frases como: “todo el mundo lo hace”, “otros hacen cosas peores” etc., Como
saben que está mal y se auto-disculpan, estas personas tienen responsabilidad moral. No es
fácil superar esta deformación, ya que implica una mala escala de valores y el haberse dejado
envolver por el relativismo y permisivismo imperantes en la sociedad de hoy.

Es común para muchas personas ser muy crítico con ese ex presidente o autoridad, a quien
se acusa de haber robado algunos millones de dólares, entonces digo que dicho personaje es
un corrupto, un “gran corrupto”, que por su culpa el país está como está. Pero cuando el
policía me detiene y me anuncia que me otorgará una infracción de tránsito, inmediatamente
busco en mi billetera un billete de 20 soles para solucionar el problema. ¿Cuál es la diferencia
entre el de 20 millones y el de 20 soles? Solamente unos ceros, pero el acto es el mismo, es
corrupción. También es posible que acuse al policía de ser un corrupto, pero no soy capaz de
autocensurarme o auto inculparme al haber participado también en ese acto de corrupción.

Tal vez damos un “incentivo” al empleado de una municipalidad para que el trámite se agilice y
se tramite antes que los del resto de contribuyentes. Pero en la autocrítica nos decimos que
no hay otro remedio, que lamentablemente la administración pública está así y lo hacemos por
necesidad, no por corruptos. Los corruptos son los otros.

Tal vez adquirimos destreza para plagiar en los exámenes, y ante la autocrítica nos decimos
que es para poder obtener buenas notas en los cursos teóricos, pues no importan tanto como
los técnicos. Nos convencemos que para ser buenos profesionales debemos adquirir buenos
conocimientos técnicos, pero en los cursos teóricos está justificado ser deshonesto. O copio
los trabajos de determinado curso, pues yo soy muy creativo, pero siempre he tenido
problemas para expresarme y escribir, por eso es justificable que copie, de un compañero o
de internet.

Tal vez considero que no es muy criticable en mí ser deshonesto con mi pareja. Total, casi
todos los amigos o amigas que conozco lo hacen, y finalmente si mi pareja no se entera no
habrá problema. Sería tonto no aprovechar las oportunidades que se presentan. Pero no soy
infiel, son solo “canitas al aire” que se dan inocentemente de vez en cuando. Los
verdaderamente infieles son los otros. Tal vez piense que es justificable pues sospecho que
mi pareja lo ha hecho alguna vez.

Tal vez trabajo en un lugar donde tengo acceso a los almacenes de productos y al estar estos
expuestos a un pobre cuidado, es posible que los tome sin que nadie se dé cuenta. Pero yo no
soy ladrón, solamente tomo algunos productos para compensar en algo la baja remuneración
que tengo, se justifica, los ladrones son otros.

Estos y muchos más son ejemplos de conciencia laxa. Podríamos llenar páginas con ejemplos
de nuestra vida diaria. De lo que hacemos o vemos hacer a nuestro alrededor.

CONCIENCIA VOLUNTARIAMENTE CIEGA


Es la de aquellas personas que rehúsan revisar la moralidad de sus actos. Puede tenerla en
todas las situaciones de su vida, o sólo en algunas áreas específicas. Si alguien le trata de
hacer ver su error, responde con “¿y tú qué sabes de mí?”. En el fondo saben que lo que
están haciendo está mal, pero por temor a cambiar muchas cosas en su vida se niegan a
revisar la moralidad de sus actos y son responsables moralmente por esta negación. Son
personas cobardes, que no enfrentan sus errores y que en el fondo caminan hacia la
mediocridad.

No es fácil tampoco superar esta deformación ya que detrás de ella existen muchos Valores
distorsionados. Sólo un cambio profundo en la persona permitirá superarla.

CONCIENCIA CEGADA POR VALORES MORALES DISTORSIONADOS POR LA


SOCIEDAD
En toda sociedad o cultura existen algunas obligaciones morales que no son percibidas como
tales o son percibidas en forma distorsionada. Cuando una persona no logre darse cuenta de
su obligación moral en alguna área de su vida, no porque se niegue a analizar la moralidad o
inmoralidad de sus actos, sino simplemente porque ha asimilado la distorsión que lo envuelve
en su cultura, adolece de esta deformación. Y por supuesto esta persona no es responsable
de la moralidad de esos actos. Sin embargo cuando se dé cuenta de la situación o alguien se
lo haga ver, y no cambia de proceder, sí es ya responsable moralmente. Ya no podrá
argumentar “pero las cosas son así….o hay que actuar de acuerdo a las costumbres
establecidas”, ya que estos son argumentos de las conciencia laxa o de la voluntariamente
ciegas.

La persona puede superar esta deformación con fuerza de voluntad y decisión. Un ejemplo de
este tipo de deformación son los llamados pecados sociales que existen hace tanto tiempo
que ya no llaman la atención a casi nadie, y la mayoría los ve como algo natural.

Por ejemplo las injusticias que se producen a partir de la discriminación de cualquier tipo. Se
discrimina por la apariencia física y cuando se solicita postulantes a un trabajo se dice que
debe tener “buena presencia” ¿qué es buena presencia?
O se discrimina por edad, o por sexo, y se da por sentado que para determinado puesto mejor
es un hombre, porque las mujeres, especialmente si son jóvenes, pueden tener un embarazo
y eso es perjudicial para la empresa desde el punto de vista económico.

Y lo hacemos así porque todos lo hacen en la sociedad en la que vivimos.

CONCIENCIA ESCRUPULOSA
Es el tipo de conciencia que se inventa obligaciones morales que en realidad no existen, y
también se da cuando la persona exagera la responsabilidad que tiene al cumplir sus
obligaciones. Es todo lo contrario a la Conciencia Laxa y es un tipo de conciencia que en la
actualidad ya no es muy corriente encontrar. La persona que adolece de esta deformación no
es moralmente responsable de ella, pero si tiene la obligación moral de buscar ayuda y
consejo para superarla.

RESUMEN

Todos los días de nuestra vida tenemos la oportunidad de formar o deformar nuestra
conciencia, con las situaciones pequeñas que se presentan, cada día, cada momento. Pueden
parecer simples, pero ayudarán a que el tanque se llene un poco más o se vaya vaciando.
Cuando en realidad nos tengamos que enfrentar a situaciones complejas, será muy bueno
para nosotros que tengamos una conciencia que nos proteja.

Las personas de la edad de ustedes no han vivido esos tiempos, pero deben haber leído la
historia. En los tiempos del apogeo del gobierno de Alberto Fujimori, fueron muchas las
personas que fueron llamadas a la oficina de Vladimiro Montesinos. Personas que podían
tener influencia sobre entidades, grupos empresariales o medios de comunicación. Está
registrado en los videos, (pues era una de las formas de luego poder extorsionar a esas
personas), que se les ofrecían cantidades grandes de dinero, en efectivo, sobre la mesa, para
aceptar determinado tipo de comportamiento favorable al gobierno. Alguna vez, en
conversaciones con otras personas, alguien me dijo, “es imposible que alguien se niegue a
aceptar lo propuesto si le ponen por delante 30,000 dólares en efectivo”. La persona que me
dijo eso probablemente lo hubiera aceptado, ante esa creencia de que es “imposible negarse”.
Esas personas, las que dijeron SI, vendieron su vida. Pero hubieron personas que dijeron que
NO, personas íntegras, cuyos videos por supuesto no se han difundido. Claro que se puede
decir NO cuando hay que decir NO. O decir SI cuando hay que decir SI. Pero depende de
cuán lleno esté el tanque de tu conciencia.

Para terminar algunas ideas adicionales en este video del profesor Ricardo Narvaez.
https://youtu.be/SCne4Nxx_Kw

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