Está en la página 1de 3

SÉ HOMBRE CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS

1 Reyes 2:1-4.

INTRODUCCIÓN:
En Hechos 13 leemos que el apóstol Pablo se encontraba predicando en la ciudad de
Antioquía de Pisidia, explicándoles a los israelitas cómo Dios en el pasado les dio
jueces, luego reyes. Acerca de los reyes, primero les refiere a Saúl como rey, luego les
habla de David el segundo rey, pero al respecto de David les explica a sus oyentes que
Dios en algún momento dijo: “He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi
corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22). Entonces, es natural
que alguien que ha vivido conforme al corazón de Dios, esté interesado en que su hijo,
especialmente el que le va a suceder en el trono, sea también un hombre conforme al
corazón de Dios; es por eso que dice en la historia de este rey, que “Llegaron los
días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo, diciendo: / Yo sigo
el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre” (1 Reyes 2:1,2). Sino que
me enfocaré en el final del mandamiento de David que después de decirle a su
hijo: “esfuérzate”, le dice: “sé hombre”.

Cuando le dice a su hijo que este sea hombre, no le estaba instruyendo que sea un
machista o un mujeriego, sino que le estaba instruyendo para que no sea solamente
una persona que presuma su masculinidad, sino que verdaderamente sea un hombre
conforme al corazón de Dios.

No es nada tan benéfico que un hombre sea y se sienta tan hombre, pero no sea un
hombre de Dios. Le diría el apóstol Pablo como le dijo a Timoteo: “…el ejercicio
corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues
tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Timoteo 4:8).

La primera manera de cómo se puede ser un hombre conforme al corazón de


Dios, es:

I.- COMPORTÁNDOSE CON MADUREZ.


Ser hombre tiene que ver especialmente con el comportamiento que se deriva del
carácter que uno se construye.

Me tomé el tiempo de comparar tres traducciones, y encontré que acertadamente


también se traduce de la siguiente manera:
1) Según la Nueva Versión Internacional: “pórtate como hombre” (1 Reyes 2:2;
NVI).
2) Según la versión Dios Habla Hoy: “pórtate como un hombre” (DHH).
3) Y según la Traducción al Lenguaje Actual: “compórtate como hombre” (TLA).
Determinantemente, sin contradecir el sentido de la RV60, se puede apreciar en
estas traducciones que ser “hombre” implica el desarrollo de un
comportamiento maduro.
En la experiencia personal del apóstol Pablo, les comparte a los Corintios: “Cuando yo
era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas
cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” (1 Corintios 13:11).

Esto es madurar para ser un hombre conforme al corazón de Dios. Es el tipo de


madurez que el mismo Jesucristo experimentó en su condición de humano, que San
Lucas describe diciendo: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia
para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). Es la madurez estándar que
corresponde al crecimiento, en realidad tanto de hombres como de mujeres, pero
especialmente del hombre.

El apóstol Pablo, instruyendo a toda una iglesia de una ciudad, les dijo: “Velad, estad
firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos” (1 Corintios 16:13).

Al decir “portaos”, es claro que la evidencia de la madurez se ve en el


comportamiento.
El anciano de iglesia o el presbítero que esencialmente es lo mismo, se trata de una
persona que por su firmeza en la fe en Jesucristo para salvación, puede ser un hombre
que se porta varonilmente, es decir, con madurez. Y estos hombres maduros
espiritualmente y en conducta debemos ser y somos nosotros los pastores y ancianos
de iglesia que hoy estamos en esta reunión, y tenemos la responsabilidad de ayudar a
otros hombres a que alcancen la madurez de un hombre de Dios.
.

La segunda manera de cómo se puede ser un hombre conforme al corazón de Dios,


es:

La segunda manera de cómo se puede ser un hombre conforme al corazón de Dios,


es:

II.- CONSTRUYENDO SU ESPIRITUALIDAD.


Inmediatamente de que David le dio a su hijo Salomón, el mandamiento: “Sé hombre”,
le dio también la siguiente instrucción de cómo lograr serlo. Le dijo: “Guarda los
preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus
estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que
está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en
todo aquello que emprendas; / para que confirme Jehová la palabra que me
habló, diciendo: Si tus hijos guardaren mi camino, andando delante de mí con
verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón en el
trono de Israel” (1 Reyes 2:3,4).
Estas últimas palabras de David a Salomón revelan su más grande deseo para su hijo,
que era que él viva para complacer al Señor. David no dijo nada a
Salomón sobre ganar fama para su reino, pero enfatizó la importancia de guardar los
mandamientos de Dios para complacerle. La preocupación de David no era que
Salomón obtuviera riquezas materiales, sino que prosperara espiritualmente viviendo
en armonía con la Palabra de Dios.
Esto mismo debió haber llevado a Salomón a que más tarde le pidiera Dios no fama, ni
riquezas, ni otra cosa, sino sabiduría (cf. 1 Reyes 3:5-15).

Una buena espiritualidad depende la relación que una persona tenga con “los
preceptos de Jehová, […] sus caminos, […] sus estatutos, […] sus
mandamientos, sus decretos, y sus testimonios”, también identificado como “la ley
de Moisés” (cf. 1 Reyes 2:3,4). En otras palabras, los hombres debemos desarrollar
una espiritualidad fundamentada en la palabra de Dios.

Muchos hombres de la iglesia no leen la palabra de Dios ni en compañía de su familia


como en un devocional familiar, pero tampoco como un devocional personal, y es
evidente que les falta mucha espiritualidad en muchos aspectos de su vida. No cabe
duda que la lectura de la biblia que escuchan o hacen cada vez que acuden a las
reuniones, estudios, o cultos de la iglesia, producen en ellos, lo que el poder de la
palabra quiere hacer en sus vidas; sin embargo, es necesario que lean, estudien,
memoricen, y pongan en práctica la palabra de Dios. Esto les dará una mejor
espiritualidad. La palabra de Dios puede sacar de la pasividad a los hombres que se
encuentran en indiferencia ante las responsabilidades de la obra de Dios, y puede
prepararles para tomar una responsabilidad activa en la obra de Dios. “para la obra
del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, / hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; / para que ya no
seamos niños fluctuantes” (Efesios 4:12, 13, 14a).
.

CONCLUSIÓN: Amados consiervos en esta gran labor de anunciar el evangelio de


Cristo a toda criatura, hoy más que nunca tenemos que trabajar con los hombres que
están en las iglesias y congregaciones que servimos, hombres que se encuentran
pasivos con relación a su servicio a Dios, a la iglesia, a su familia, y hasta al prójimo.
Dios nos use para ministrarles y formar a grandes hombres de Dios. Eso debe ser más
fácil para nosotros los hombres de Dios, pues dice un proverbio: “Hierro con hierro se
aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo” (Proverbios 27:17). Somos los
siervos de Dios más apropiados para formar a otros hombres de Dios. Jesús desde el
comienzo de su ministerio, llamó principalmente a hombres a quienes les dijo: “Venid
en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateos 4:19). Nuestro deber es
el mismo.

También podría gustarte