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TRABAJANDO

PARA OTRO
UNA CONTRACULTURA AL YO

LUIS SALAZAR
TRABAJANDO PARA OTRO

Prólogo
Conozco al pastor Luis y a su esposa, la pastora Sharon, hace algunos años,
y puedo dar testimonio de que son gente entendida en el propósito eterno,
y vendida a la causa de Cristo. En este libro, el pastor Luis expone un
mensaje que me parece sumamente necesario y contingente para nuestra
generación, que tiene que ver con nuestras motivaciones a la hora de servir
al Señor. El contenido de estas páginas puede redimirnos años en el proceso
de edificación, y exhortarnos a que nos libremos de edificar con los
materiales incorrectos en el Edificio de Dios. Es por eso que recomiendo su
lectura a todo el Cuerpo de Cristo.

Siendo un adolescente, el Espíritu Santo comenzó a llamarme al ministerio


e imprimió en mí la clara convicción de que Él me había escogido para
servirle. A raíz de eso, comencé a inquirir y a preguntarle en qué deseaba
que le sirviera y cuál era mi llamado específico. Recuerdo que por esos días,
leía la historia del primer misionero que fue a predicar a cierta tribu de
caníbales que estaba aislada en África. ¿Cuál fue el resultado? Se lo comieron
antes de que pudiera decir una sola palabra. ¡Qué triste!, pensé en ese
momento. Él había dejado a su prometida en Inglaterra, a la que le dijo que
sólo se iría de misionero por un año, y luego se casarían. ¡Tantas ilusiones
rotas! Desde la óptica del mundo, esa es sin duda una historia de fracaso.
Sin embargo, su testimonio impactó tanto a la juventud de las iglesias de su
país, que decenas de misioneros fueron enviados los próximos años a África
inspirados en su historia, y finalmente, muchos de aquellos caníbales se
convirtieron a Cristo. Así, desde la óptica divina, aquel misionero fue
sumamente exitoso. Había un deseo ardiente dentro de mí por servir a Dios,
y este tipo de historias eran leña para el fuego en mi corazón. Fue entonces
que el Espíritu Santo me preguntó: "Y si mi llamado para ti fuese que vayas
a predicar a una tribu lejana y perdida, y que nunca nadie más en el mundo
occidental sepa de ti y de tu éxito en la obra? o aún más, ¿y si mi llamado
para ti fuese ir a predicar a una tribu, y morir como mártir antes de poder
predicar ni siquiera un sermón, con tal de inspirar a otros? ¿Todavía querrías
servirme?" Fue entonces cuando, con lágrimas en mis ojos, le firmé un
cheque en blanco a Dios, y le dije: "Señor, sin importar qué sea lo que tengas

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para mí, para bien o para mal, para vida o para muerte, yo quiero servirte".
Hasta ahora aún no he sido enviado a ninguna tribu en África, y no sé si
ocurra en el futuro (por parte nuestra, con mi familia estamos dispuestos).
Pero para Dios el punto aquí no se trata de lo que hagamos, sino de nuestro
corazón.

Para el ojo de los hombres el ministerio se trata de lo que puedas construir.


El hombre que se lleva todos los aplausos es el que pueda construir la torre
más grande con su nombre, tal como en Babel lo intentaron hace tanto
tiempo. Pero para Dios el ministerio no se trata principalmente de nuestras
acciones, sino de nuestras motivaciones. ¿Cuál es el motivo que me mueve
a servir a Dios? ¿Es el ministerio la plataforma de poder, fama y validación
que siempre busqué? ¿Estoy intentando construir mi propio imperio personal
bajo el disfraz de una actitud servicial y abnegada, o estoy edificando la
Casa de Dios? Estoy convencido de que cuando Cristo venga, la mayoría de
los tronos serán ocupados por "anónimos", aquellos que no fueron conocidos
por los hombres, pero estuvieron dispuestos a seguir al Cordero donde quiera
que va, y servirle en lo que Él les mandó; ni un poco más, ni un poco menos.
Yo quiero ser uno de esos. Necesitamos examinar nuestras motivaciones más
ocultas, porque no hay ninguna motivación humana que sea válida para
servir al Señor. Debemos llegar al punto en que servimos a Dios no porque
queremos servirle, sino simplemente porque Él lo quiere así. Entonces, como
plantea el pastor Luis en este libro, estaremos preparados para ser un
Ananías de nuestro tiempo, que levante a los Pablos que nuestra generación
necesita.

En Cristo,

Esteban Briones

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TRABAJANDO PARA OTRO

Introducción
NOS DIJERON MAL

Fue toda una generación que por años escuchó mensajes, que más que una
instrucción al espíritu para volverse en parte de la edificación de los planes
eternos, apuntaron al alma de muchos. Las frases motivacionales tales
como: “persigue tus sueños”, “sé el protagonista”, “esfuérzate por lo tuyo”,
entre otras, fueron el pan de cada día en congresos, convenciones, eventos
y en el sistema actual.
Pero la pregunta es ¿Qué, si tu papel no fuera principal? ¿Qué tal si no fueras
el siguiente Ap. Pablo, sino el Ananías quien fue usado para ingresarlo al
camino? ¿Qué si nuestro nombre no ocupa lugar en las tarimas y plataformas,
pero si un lugar muy especial en el corazón de Dios? Este es un desafío a
renunciar a cualquier otra fuente de valoración y plenitud en nuestra vida,
que no sea Dios y su amor en Cristo Jesús.

Siempre me llamó la atención la historia de Juan el bautista, cómo fue visto


a los ojos de Cristo y cómo sería visto hoy en día desde el mal lente llamado
“éxito”. Un hombre sin posesiones, ni títulos, ni trayectoria; toda una vida
apartada, desértica, lejos de toda fama y comodidad humana, con un
ministerio corto y muriendo como un mártir del reino. Aún con todo esto
Jesús habló de él lo siguiente:

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Mientras los discípulos de Juan se iban, Jesús comenzó a hablar acerca de
él a las multitudes: «¿A qué clase de hombre fueron a ver al desierto?
¿Acaso era una caña débil sacudida con la más leve brisa? 8 ¿O esperaban
ver a un hombre vestido con ropa costosa? No, la gente que usa ropa

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costosa vive en los palacios. 9 ¿Buscaban a un profeta? Así es, y él es más


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que un profeta. Juan es el hombre al que se refieren las Escrituras
cuando dicen:

“Mira, envío a mi mensajero por anticipado, y él preparará el camino


delante de ti”].11 »Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie
es superior a Juan el Bautista. Sin embargo, hasta la persona más
insignificante en el reino del cielo es superior a él. (Mateo 11:7-11)

¿Logras ver a Cristo llamando a Juan mayor que Moisés; quien subió al Sinaí
y bajó con las tablas de la ley, abrió el mar rojo, vio a Dios cara a cara,
recibió el diseño del tabernáculo y además considerado el hombre más
manso de la tierra? ¿Logras ver que le llamó más grande que a Abraham;
padre de la fe, amigo de Dios, el hombre escogido para iniciar un pacto de
Dios con la humanidad y a quien se le hizo las más grandes de las promesas?
¿Logras ver que fue considerado más grande que Elías; que por su palabra se
detuvo la lluvia por tres años, hizo descender fuego del cielo al confrontar
a cientos de profetas de Baal en el monte Carmelo, que corrió más rápido
que los carros de caballos y que fue llevado al cielo sin ver muerte, subiendo
en un torbellino de fuego, habiendo antes preparado a Eliseo un profeta de
gobierno sin precedentes? Y la lista podría seguir con el gran José
administrador y profeta de gobierno; Daniel, el muy amado quien fue librado
de bocas de leones, Isaías quien vio la gloria del Señor, David dulce cantor
de Israel tipo de Cristo y Salomón el hombre más sabio de la tierra, etc.
Si nos dieran a escoger entre cualquiera de los ministerios de estos hombres
de Dios y el de Juan el Bautista y descartáramos a Juan por cualquiera de
ellos, sin duda tenemos un problema de medir grandeza de acuerdo a los
parámetros eternos. Nuestros sentidos nos han engañado y no entendemos

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lo que Dios considera grande. ¿Qué si dijéramos que lo que es grande a los
ojos de los hombres, no es grande a los ojos de Dios?
Sin duda, no hay mayor gloria que conocer a Cristo ni nada más grande que
eso, 1 por esta razón Juan es más grande que cualquier otro nacido de mujer
antes que él, por causa de haber visto y tocado al Cristo (a diferencia de los
anteriores que sólo hablaron acerca de él), pero por la misma razón el más
pequeño en el reino es más grande que Juan, porque más que tenerlo en
frente nuestro, vive en nosotros impartido como vida.

Entonces podemos concluir que grandeza tiene que ver con Cristo, con su
vida impartida, en cuanto de Él hay en nosotros, cuanto ha crecido y
conquistado nuestra alma. Como dice al apóstol Pablo, ahora a nadie
conocemos desde un punto de vista humano o según la carne, sino desde
Cristo (2 Corintios 5:16).

No medimos grandeza por parámetros humanos y terrenales, Cristo en


nosotros es la esperanza de gloria. Por esta razón podemos ver a un hombre
lleno de títulos y doctorados, pero vacío en la vida de Cristo y no causará
ninguna admiración en cuanto al propósito, eso está bien para el mundo, no
para nuestro linaje.
Siempre he pensado que los títulos terrenales pueden significar un buen
acceso a ciertos lugares por causa del avance e influencia del reino, lo cual
es necesario; pero las funciones del reino son los que realmente valen a la
hora de edificar la iglesia, el cuerpo de Cristo. Con esto no estamos hablando
que sea malo capacitarse y entrenarse en todo, sino al igual que Pablo le
dijo a Timoteo, el ejercicio de la piedad es el verdaderamente importante.

Ahora también, la grandeza de Juan el Bautista no radicó en su título, ni


trayectoria, ni fama ni gloria humana, sino en cumplir con su parte del
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proyecto divino, el haber acabado la obra que se le encomendó,


independientemente si sería tan grande, gloriosa o extensa. Por esta razón,
a los ojos de Dios son grandes los que abrazan su diseño, lo aman y lo
ejecutan.

Tal como Pablo abrazó su diseño en su tiempo, aun cuando no fuera tan
estimado a los ojos de muchos de su época, él mismo se consideraba un
abortivo y su ministerio le trajo muchos males, pero fue fiel a la visión
celestial y a su aporte al propósito eterno.
Nuestra gloria será acabar la obra que se nos encomendó, ser fieles al
pedazo de construcción que nos toca ejecutar y en algunos casos, ser
protagonistas y en otros no, siendo esos miembros del cuerpo que no tienen
gloria, sin embargo cumplen funciones vitales, eh aquí un gran tesoro y un
principio de vida.

Necesitamos ser descontaminados de toda sed de protagonismo y fama


terrenal para volvernos en verdaderos edificadores del propósito, que hacen
lo que Dios les mandó a hacer, no importando si es grande o pequeño a los
ojos de los hombres, sino si tendrá trascendencia en la eternidad. Sin duda,
todo esto sólo es posible en aquellos que han conocido la plenitud de Dios
en Cristo Jesús, no dependiendo del aplauso de terceros, sino de un corazón
pleno en el amor del Padre. Sí, en su ancho, profundo, alto y extenso amor.

Quiero terminar haciéndote la misma pregunta que el Señor nos hizo por
medio del predicador el día que Cristo me llamó y apartó para servirle.
¡¿Cuántos quieren servir al Señor y su propósito?! Antes que dijera una
palabra más aquel predicador, mi mente ya volaba pensando en servirle
predicándole a muchos o haciendo música en una plataforma.

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Pero el predicador añade ¿Pero qué si Él quiere que le sirvas haciendo el


aseo en tu auditorio o limpiando los baños, le servirías? Enseguida entendí
que Él me estaba llamando a servirle, no a servirme a mí mismo. A lo cual
de igual modo respondí Sí Señor, quiero servirte.

¿Y tú? ¿Quieres servirle?

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Enseñanza aprendida del apóstol Lucas Márquez

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Capítulo 1
EL CASO DE ONÁN

Comenzaremos este libro estudiando un caso muy particular en la Palabra,


este es “el caso de Onán”, donde veremos algunas enseñanzas que
confrontarán, sin duda, aspectos de nuestra alma que podrían encontrarse
escondidos.

Nunca pensé que esta historia, que desde el momento en que la leí llamó mi
atención, terminaría marcando de manera tan vital mi vida, y no de la
manera que esperaba, sino exponiendo un aspecto muy misterioso pero
detestable que anidaba este corazón.

No pretendo exponer esta enseñanza como única interpretación válida, sino


compartir contigo aquello que el Señor me mostró, reveló, quebrantó y sigue
quebrantando en mí hasta hoy por su Espíritu.

ESTA ES LA CONTROVERSIAL HISTORIA DE ONÁN:

1 En esos días, Judá dejó su casa y se fue a Adulam, donde se quedó con un
hombre llamado Hira. 2 Allí vio a una mujer cananea, la hija de Súa, y se
casó con ella. Cuando se acostaron, 3 ella quedó embarazada y dio a luz un
hijo, y le puso por nombre Er. 4 Después volvió a quedar embarazada y dio
a luz otro hijo, y le puso por nombre Onán. 5 Además, dio a luz un tercer
hijo y lo llamó Sela. Cuando nació Sela, ellos vivían en Quezib.6 Con el

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transcurso del tiempo, Judá arregló que Er, su hijo mayor, se casara con
una joven llamada Tamar. 7 Pero Er era un hombre perverso ante los ojos
del Señor, y el Señor le quitó la vida. 8 Entonces Judá dijo a Onán, hermano
de Er: «Cásate con Tamar, como nuestra ley exige al hermano de un hombre
que haya muerto. Tú debes darle un heredero a tu hermano».9 Pero Onán
no estaba dispuesto a tener un hijo que no fuera su propio heredero. Por
eso, cada vez que tenía relaciones sexuales con la mujer de su hermano,
derramaba el semen en el suelo. Esto evitaba que ella tuviera un hijo de su
hermano. 10 Así que el Señor consideró una maldad que Onán negara un
hijo a su hermano muerto, y el Señor también le quitó la vida a
Onán.(Génesis 38:1-10)

LEY DEL LERIVATO

Existía en la ley judía una ley llamada la del Lerivato. Ésta consistía en que
si un hermano mayor moría sin dejar descendientes, el hermano que seguía
debía tomar a su cuñada viuda por mujer, para no dejar a su hermano sin
descendencia y su nombre no fuera borrado de la historia; el primer hijo que
naciera debía llevar el nombre del difunto y además, recibir su herencia.
Esta ley era tan importante y determinante para el pueblo de Israel, que
aquel hermano que se negara a tomar a su cuñada por mujer para darle hijos
a su hermano muerto, sería deshonrado públicamente y ante los ancianos de
la ciudad. La mujer desechada le quitaría una sandalia a este hombre y le
escupiría la cara frente a todos diciendo: “este hombre se ha negado a
levantarle descendencia a su hermano muerto”. Tal hombre sería llamado,
junto a toda su familia, la “familia del hombre descalzo o del que se le quitó
la sandalia” (Deuteronomio 25:5-10)

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Podemos ver en esta historia como este hombre llamado Onán se niega a
levantar hijos para otro, para su hermano mayor, siendo desagradable a los
ojos de Dios. Fue tal el desagrado de Dios por esta acción, que también le
quitó la vida a él, viéndolo Dios tan perverso como al primer hermano.

Podrías preguntarte, ¿Por qué Dios le quitó la vida? ¿Acaso no bastaba la


deshonra que la mujer podía hacer públicamente? El tema aquí es que Onán
tenía un ego demasiado grande como para negarse a tomarla como esposa y
aceptar la deshonra de por vida, así que frente a todos dijo que tomaba a
aquella mujer por esposa para redimir el nombre de su hermano, pero no lo
hizo en su corazón, ya que tal como cuenta la historia, al momento de acabar
la relación sexual, él se quitaba derramando la semilla en tierra.

Creo que la principal razón que motivó la acción de Onán fue el egoísmo, el
amarse demasiado como para ser deshonrado, pero también como para que
el hijo que tuviera fuera para el nombre de su hermano y no para él. Esto es
realmente fuerte, ya que habla de una de las ideas centrales a confrontar
en este libro: “sólo haré, trabajaré y fructificaré en aquello que tenga una
directa recompensa para mí, no estoy dispuesto a dar mi semilla para el
beneficio de otros, para que se levante el nombre de otro, para que crezca
el ministerio de otros, el negocio de otros”. Esta es la acción principal de
Onán, sólo pondré mi semilla en aquello que lleve mi nombre, que tenga mi
propia marca, mi propio sello.

Tal caso de egoísmo no puede tener lugar en nosotros, en una generación


que está llamada a edificar la Iglesia y no torres de Babel personales, una
generación llamada a levantar a Jesucristo y a su Cuerpo y no nuestros
propios nombres.

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MI IDENTIFICACIÓN CON ONÁN

Recuerdo que leí esta historia casi en los primeros años de conocer al Señor
y por mucho tiempo pensé que tenía que ver sólo con un asunto de moralidad
sexual; dicha interpretación ha tenido validez en los años, incluso algunos
padres de la Iglesia usaron esta historia y el nombre “Onanismo” para atacar
la masturbación. Por otra parte, usaron el mismo ejemplo para decir que la
sexualidad sólo debía ser practicada para asuntos de fecundación y no para
el placer en el matrimonio, contradiciendo lo que enseña la palabra y la
propia naturaleza de la creación. Estas interpretaciones, creo que desviaron
la raíz más oculta de Onán, que no tenía que ver principalmente con un tema
moral y pureza sexual, sino un asunto de ego y un problema del corazón.

En lo personal tomé tan literal esta palabra (sin entender que era una
sombra y figura de una acción mucho más importante en nuestra vida de hoy
como cuerpo de Cristo), que trajo muchos temores y culpas en mis primeros
años de casado, malentendiendo totalmente el propósito de lo que el Padre
quería enseñarme.

Pero antes de seguir quiero volver un poco atrás, al comienzo de todo...

Conocí al Señor el año 2010, en el mes de julio, en medio de un fuerte


proceso familiar. Cómo contaba en la introducción, mi deseo de servir al
Señor fue intenso y radical, cautivado por su amor, perdón y el gozo de la
salvación. Aún en medio de debilidades, sabía que iba a hacer esto de por
vida y no quería nada más que a Jesús, su propósito y su reino.

En ese tiempo vivía junto a mis padres en la comuna de Mulchén, un pequeño


pueblo de la octava región. Recuerdo que todos mis planes y agendas

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comenzaron a cambiar; mi admiración por ancianos en la fe y también por


mi hermano mayor quien ya hace años pastoreaba en la ciudad de Pucón,
comenzó a tomar lugar ahora en mi vida. Viajaba regularmente a Pucón a
estar con él, familia y la Iglesia, una hermosa congregación sin religiosidad
que crecía en amor constante, hermanos que se volvieron en mi primera
familia y quienes vieron mis primeros pasos en la fe y el ministerio.

Pero fue hasta seis meses después aproximadamente, cuando fui de


vacaciones a su casa, donde una palabra iba a determinar la dirección de mi
vida para siempre. Un día antes de irme a vivir con mi hermano Andrés a
Santiago, donde debía matricularme en la universidad, la Ap.Damaritz de
Salazar, me pregunta si quería quedarme en Pucón, (renunciando a ese año
de estudios) para ser formado y entrenado para el ministerio, ya que habían
identificado llamado en mí; tal palabra fue la respuesta a un clamor interno
sobre cuál sería el destino de mi vida en ese año. Honestamente, me
conmuevo dentro mí al recordar todo esto, al ver la fidelidad de Dios y al
pensar en qué hubiera pasado si ese día no hubiesen lanzado el manto sobre
mí, como Elías con Eliseo. Cuánto amor y violencia en esta acción: arrebatar
hijos discípulos para el reino y para el propósito. Sólo me queda dar gracias
a Dios y honrarlos a ellos, por dedicarme esos valiosos años de vida, abrir la
puerta de su casa, comer de su mesa, aumentar las cuentas de luz, agua y
otros, para invertir y regar la vida de Cristo en mí.

Aún con todo esto, la historia de Onán no estuvo muy lejos de mí en esos
años; el querer desarrollar lo que creía que el Señor me había dado, el ser
impaciente con los tiempos, celoso, pero muchas veces sin entendimiento,
me llevaron poco a poco a disociar mi corazón de la formación. La inmadurez
espiritual y la juventud, en ocasiones produjeron menosprecio en mi corazón
al ver sus errores (o lo que yo creía que fueran errores). Quiero hacer una

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mención importante en este punto: mis padres en la fe son de aquellos


mentores cercanos (demasiado cercanos para muchos), de aquellos que al
estar cerca te dejan sentir el calor de un padre, pero también ver de cerca
aquellas imperfecciones que a distancia no se logran percibir. Aun cuando
han tenido suficientes razones para aislarse, por causa de la traiciones,
juicios, entre otras cosas, han determinado ser fieles al diseño que el Padre
les dio formando hijos en la intimidad de una casa y en la libertad de una
parrilla. Eso les ha permitido no sólo formar discípulos desde una
plataforma, sino hijos discípulos como Timoteo. El conocernos, vernos lo
bueno y lo malo, nos ha permitido elevar nuestros niveles de paciencia,
amor, perdón y comprensión, tanto de ellos por nosotros, como de nosotros
por ellos (en el tercer capítulo hablaremos acerca de cómo los primeros
cristianos no podían cambiarse de iglesia cuando no estaban de acuerdo con
algo, sino que obligadamente debían soportarse en amor).

¡SIGAMOS!

A los pocos meses de casarme con mi esposa Sharon, comenzamos a realizar


una obra misionera en la comuna de Mulchén, viajábamos desde Pucón todas
las semanas a estar con un grupo de hermanos y confirmarlos en la fe. Hasta
que llegó el día de nuestra ida definitiva en noviembre del 2013.

Muchos no saben esto, pero el irme a Mulchén delató cosas de mi corazón


que se encontraban ocultas. Sin darme cuenta estaba levantando mi
pequeño y diminuto reino, siendo un lugar donde podía hacer las cosas a mi
manera y fructificar en mis propias ideas y concepciones del reino. Pero
como era de esperarse, nada de eso funcionó, Mulchén en vez de convertirse
en la tierra de mi pequeño reino, se transformó en la tierra de mi quebranto

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(la gente que nos conoce sabe cuántas cosas vivimos); pero Dios usó todo
esto para purificar las motivaciones del corazón. Primero, nos llevó a honrar
nuevamente a nuestros padres en la fe y luego, comenzar a amar al cuerpo
de Cristo entrañablemente y no nuestro propio nombre, llamado o
ministerio. Dios usó distintas cosas para revelarnos el amor y la gracia del
Padre, pero también traer un entendimiento más claro acerca del Cuerpo,
sus miembros y funciones. No quiero decir que puedo dar cátedra de estos
asuntos, no me considero un maestro, pero sí pude entender que esto no se
trata de mí, de mi legado, de mi gloria humana, sino de Cristo y de su iglesia.
Si Dios quiere levantar a alguien más que a mí o quiere que trabaje para
otro, que sea un aporte a la visión de una casa y entregue todo lo que soy
en Cristo para fructificar la iglesia del Señor y no mi pequeño e insignificante
reino, no importa. Nuestro amor y meta están en ejecutar fielmente nuestra
parte del plan, sabiendo que del Señor viene la recompensa y que Dios no
me juzgará o recompensará por los logros humanos o por el nombre que me
hice, sino por ser fiel a la encomienda de la edificación y a mi asignación en
el cuerpo. Mi comida y bebida es hacer la voluntad del que me envió y que
acabe su obra. (Juan 4:34)

Creo que las competencias, celos y envidias nacen de un corazón que no


está pleno en Jesucristo y que necesita de agentes externos para sentirse
más valorado (más adelante profundizaremos respecto a esto). Sólo alguien
pleno en Jesucristo podrá servir a otros desinteresadamente, no importando
si eso incluirá honra o aplausos a otros y no al él mismo.

Esos años de quebranto permitieron que me enfocara nuevamente en Cristo


y en su gracia, dejando de derramar en tierra mi semilla, no mirando para
quién trabajo o para quién levanto descendencia.

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Recuerdo el día cuando esta palabra de Onán me confrontó fuertemente,


sentí al Espíritu decirme qué tal como Onán, yo no estaba dispuesto a
levantar hijos para otro, que no estaba dispuesto a renunciar a mis sueños e
ideas para servir a la visión de otro. Fue realmente un golpe por el cual tuve
que humillarme. Creo que esta lucha está en el corazón de muchos ministros
(sobre todo jóvenes), más aún cuando ves que Dios puede usarte, hablarte
y mostrarte ciertas cosas, sin embargo, debemos pedir al Señor que nos lleve
a entender nuestra ubicación en el cuerpo o en el tiempo que nos
encontramos.

Si vamos a quedarnos en una casa o al lado de un hombre de Dios u honrar


una amistad de pacto, no tenemos que comprometernos aparentemente y a
la hora de fructificar en el terreno de otros, derramar la semilla en tierra.

Bajo este concepto se ha escrito toda la historia y el propósito eterno, bajo


la mentalidad y espíritu de cuerpo, cada uno aportando su parte en el
proyecto, vieran o no en vida la recompensa de su trabajo o servicio.

A muchos se les honró una vez que murieron, además, creo que hay miles
sin nombre ni rostro que veremos en la eternidad y tendrán una alta estima
en el corazón del Padre, aun cuando sus hechos no fueron registrados y
honrados, pero sí considerados en el proyecto eterno.

Si es el plan de Dios levantar a otro, amén. Yo ya soy pleno en Jesucristo.

PLACER SIN FRUTO

No podemos dejar atrás el hecho de que Onán tomó a Tamar por esposa,
pero no le dio hijos. Esto es aún más delicado, ya que no se negó a disfrutar
de ella, pero no estaba dispuesto a fructificar. ¡Wow! esto es fuerte y

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revelador, ya que hay gente que sencillamente se va de casa o de un


ministerio, haciendo ver públicamente que no está dispuesto a trabajar para
esa casa o para la visión que Dios dio a ese determinado hombre. Casi
siempre estas personas como dice la ley, llevan su deshonra y son conocidos
por muchos en su acción. ¿Pero qué hay de aquellos que aparentemente se
quedan en casa como comprometidos, pero en lo más profundo del corazón
no quieren dar fruto y al igual que Onán, disfrutan de todos los privilegios
de participar de una casa o amistad, pero a la hora de fructificar vierten en
tierra?

Yo sé que muchos pensamos que por el hecho de estar en casa, no somos


Onán, pero Onán no se fue de casa. Aparentemente estaba comprometido
con su hermano, su viuda y el redimir su nombre, aunque cuando disfrutaba
del hecho de estar casado con ella, se negaba a darle hijos. ¡Cuidado!
podemos disfrutar de todos los beneficios y placeres de pertenecer a una
casa, estar cerca de un hombre de visión, pero en lo más profundo luchar
aún con la idea de imponer mi visión, lo que me puede llevar, lo más
probable, a ser infructífero en lo que realmente importa en la eternidad o
terminar edificando mi propia torre de Babel que Dios no tendrá reparo en
hacerla caer. Al fin de todo, esto se trata y siempre se ha tratado de Cristo.
Todo de es él, por medio del él y para él. A él sea la gloria por los siglos de
los siglos, amén. (Romanos 11:36)

Vuelvo a decir, por mucho tiempo fui un Onán, dando fruto y peleando sólo
por aquello que tenía que ver conmigo. Así quizá todavía hay muchos
peleando una batalla que Dios nunca les mandó a pelear. Es por esto que
creo que necesitamos estar rindiendo constantemente el corazón a Cristo, a
su amor y señorío.

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TRABAJANDO PARA OTRO

Me da gusto pensar que muchos hombres que marcaron la historia y que hoy
son conocidos por todos, todo lo que hicieron, lo hicieron por amor a Cristo
con el deseo de edificar a los santos, extender el reino y para hacer famoso
Su nombre. Nunca olvidaré la frase dicha por los jóvenes moravos, que
decidieron venderse como esclavos para predicarles a más de seis mil
esclavos que no tenían la posibilidad escuchar el evangelio ni ser salvos.
Cuando subieron al barco para nunca más volver, sus familias angustiadas
les preguntaron gritando ¿Por qué? ¿Por qué están haciendo esto? a lo cual
ellos respondieron: ¡para que el Cordero reciba la recompensa debida por
su sacrificio! … mientras se perdían entre la neblina del mar. Hoy todos
sabemos de ellos, pero ellos sólo querían hacer famoso a Cristo. ¡Gloria a
Dios!

EL LERIVATO DE CRISTO

Hay uno que es digno y que no podemos dejar de honrar, ¡Cristo! Cada vez
es más cautivante su persona y creo que nos faltará vida para descubrir todas
sus riquezas, su increíble naturaleza, amor, corazón y carácter tan
distintivo.

Para mí nunca había cobrado tanto valor el hecho que Cristo se hubiera
hecho hombre (la verdad no sé muy bien si por deseo propio o por obediencia
al Padre), pero lo único que sé es que se hizo hombre, decidió obedecer y
entre otras muchas y miles de cosas, enseñarnos el verdadero lerivato. Él
fue el lerivato de Adán, quien vino a redimir al primer hombre que murió
por su pecado y desobediencia.

Quiero mencionar que lo que estoy hablando, no es una interpretación mía,


sino algo que Él mismo me reveló hace no muchos días en medio de un

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TRABAJANDO PARA OTRO

“discipulado Alba”. Estaba meditando en este libro y en su primer capítulo


cuándo habló fuerte a mi corazón quebrantándome y enseñándome que Él
redimió al primer Adán, y me encanta, porque Onán no podía llevarse el
protagonismo de este libro, nada puede sacar a Cristo como el eje de la
historia.

Él me mostró cómo Cristo en su humildad dejó su gloria, su naturaleza


completamente espiritual (como la del Padre y el Espíritu Santo) para
llamarse a sí mismo el Hijo del Hombre y aceptar que le llamaran el segundo
Adán.

¿Acaso Él no merecía su propio nombre? ¿Su propio legado como Hijo de Dios?

¿Quién era el hombre, pecador y desobediente, para que Dios mismo tomara
su naturaleza y le redimiera? ¿Acaso nuestro Dios no es lo suficientemente
sublime, omnipotente, glorioso, todosuficiente como para “rebajarse” a
hacerse hombre y llamarse a sí mismo el Hijo del Hombre? ¿Acaso no podía
destruir a toda una humanidad fallida y luego implantar un nuevo plan? ¿Por
qué hacerse cargo del error de otro? ¿Por qué ser el segundo Adán y no ser
simplemente el primero? Por el contrario, se hizo hombre para redimir el
nombre del primer hombre, no inventó una nueva humanidad complemente
espiritual, redimió al hombre, lo resucitó y le compartió su naturaleza
divina.

Porque él no es como nosotros. Su amor, sencillez y humildad no se puede


entender.

Bendito Hijo de Dios que se negó a sus privilegios para someterse al plan de
su Padre, para cooperar con el propósito eterno, para alegrar y complacer
su corazón, porque sabía que era el amado.

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TRABAJANDO PARA OTRO

Y ya que Cristo vive en nosotros hoy también nos toca negarnos a todo para
levantarle descendencia a Cristo, a quien no murió por su maldad, sino que
dio su vida por el rescate de muchos. Haya en nosotros este sentir,
levantémosle hijos a Dios, dejando toda gloria humana, para someternos a
los planes y deseos de nuestro Padre eterno. Dispuestos a servir y levantar
a otros si es necesario, Dios honrará a los que le honran.

¡Por favor leamos esto como la primera vez!

3 No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es


decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. 4 No se ocupen
solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los
demás.5 Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.6 Aunque era Dios,
no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse.7 En
cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un
esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de
hombre,8 se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz
como morían los criminales.9 Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo
honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres10
para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la
tierra y debajo de la tierra,11 y toda lengua declare que Jesucristo es el
Señor para la gloria de Dios Padre. (Filipenses 2: 3-11)

Seguiremos estudiando en el siguiente capítulo, qué engendra o fortalece


esta actitud de Onán en el corazón.

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TRABAJANDO PARA OTRO

Capítulo 2
UNIONES DE PACTO Y LA RAÍZ DE ONÁN

Esto es realmente importante.

La verdad, este capítulo no estaba incluido en la idea inicial. Como contaba


anteriormente, la historia de Onán siempre me siguió en los años, pero no
fue hasta estos días escribiendo que noté el detalle de la unión incorrecta
de su padre Judá y pude ver que las uniones incorrectas, que no se basan en
el pacto de lo que Dios está edificando hoy, Cristo y su iglesia, dan a luz
onanes que menosprecian el pacto, sin revelación del propósito eterno de
Dios.

1 Esos días, Judá dejó su casa y se fue a Adulam, donde se quedó con un
hombre llamado Hira. 2 Allí vio a una mujer cananea, la hija de Súa, y se
casó con ella. Cuando se acostaron, 3 ella quedó embarazada y dio a luz un
hijo, y le puso por nombre Er. 4 Después volvió a quedar embarazada y dio
a luz otro hijo, y le puso por nombre Onán. (Génesis 38:1-4)

Otro punto importante es ver qué fue lo que dio a luz a Onán. No es una
casualidad que él y su hermano mayor fueran considerados hombres
perversos a quienes Dios les quitó la vida. Algo en común tuvo que
engendrarlos como para compartir la misma genética.

Judá pasó por alto un principio de vida muy importante para su pueblo y su
linaje: no tomar mujer cananea como esposa, en otras palabras, no aceptar
relaciones que no fueran basadas en el pacto.

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TRABAJANDO PARA OTRO

LA CULTURA DE LOS PATRIARCAS

Aunque la cultura de los patriarcas tenía muchos aspectos, tales como: los
altares, la ofrenda, la circuncisión, el hospedar, etc. La cultura con respecto
a “las uniones de pacto” era realmente fuerte. Abraham, el padre de la fe
e iniciador de este primer pacto (a quien se le dio la promesa), fue muy
cuidadoso a la hora de escoger esposa para su hijo Isaac, ya que tal promesa,
pacto y propósito, no podía verse amenazado con una unión incorrecta. En
Génesis 24 vemos como Abraham da claras instrucciones a su siervo con
respecto a esto:

2 Cierto día Abraham le dijo a su siervo más antiguo, el hombre que estaba
a cargo de su casa:—Haz un juramento poniendo tu mano debajo de mi
muslo. 3 Jura por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que
mi hijo se case con una de esas mujeres cananeas. 4 En cambio, vuelve a mi
tierra natal, donde están mis parientes, y encuentra allí una esposa para
mi hijo Isaac. (Génesis 24:2-4)

Ellos sabían que la semilla no podía caer en cualquier vientre, Abraham le


dice: “busca para mi hijo una nacida en mi casa, de la casa de mi padre”.

Aún recuerdo una experiencia en el verano del 2012 que marcó mi vida.
Estábamos en un campamento de jóvenes estilo militar, en la ciudad de
Santiago. En medio de una de las formaciones que hacíamos por equipo,
fuera de todo programa y protocolo, el Espíritu Santo tomó su lugar en medio
de todos, convenciendo de pecado a muchos y otros siendo ministrados por

21
TRABAJANDO PARA OTRO

Él. En ese momento el pastor Carlos Malhue (hoy un gran amigo de pacto y
que en momentos también ha sido como un pastor para mi) se dirigió hacia
mí y me dijo con fuerza: “Pon tus manos en tus genitales”, al instante
obedecí y luego me dice nuevamente con fuerza: “tu semilla no caerá un
vientre incorrecto”. Recuerdo que eso me marcó profundamente. Para un
joven soltero que en sus años de adolescencia había luchado fuertemente
con la lujuria, promiscuidad y falta de propósito, esas palabras tenían mucho
sentido. Creo que aunque esta enseñanza es sombra de una verdad espiritual
muy fuerte en la vida natural de la iglesia, el unirnos correctamente en
pacto y propósito matrimonial o noviazgo en los jóvenes, determinará
radicalmente la consumación del llamado que el Señor ha puesto sobre cada
uno de sus hijos. Como hemos aprendido de nuestros padres en la fe, una
mujer tiene el poder de sacarte del Edén o dejarte allí consumando el plan
(obviamente esto también ocurre en las mujeres con respecto a los
hombres). Alguna vez me ha tocado ver hombres de Dios socavados en su
espíritu por causa de una unión incorrecta o tremendas mujeres
desconcentradas, desgastadas en los años, intentando ver cambios en sus
maridos. En ninguna medida esto es una apología al divorcio o las
separaciones, sino más bien un consejo a los jóvenes que aún son solteros,
jóvenes que respetarán el pacto y su semilla, que honrarán la genética de
Cristo en ellos y la herencia espiritual recibida de sus padres.

Luego Isaac, hijo de la promesa, replica el mismo principio con su hijo Jacob.
¿Por qué con Jacob y no con su primogénito Esaú? Porque Esaú (tipo del
primer Adán), hizo lo malo al tomar para sí mujer cananea menospreciando
el pacto. La palabra dice que esto trajo gran angustia al corazón de Isaac y
Rebeca, quienes también creían y caminaban bajo este principio de vida.

22
TRABAJANDO PARA OTRO

Por esta razón, cuando Jacob (tipo de Cristo) consigue la primogenitura para
cuidarla y así honrar el pacto que su hermano no honró, sus padres le dan la
siguiente instrucción:

1Entonces Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: —No te cases con


ninguna de estas mujeres cananeas. 2 En cambio, vete de inmediato a
Padán-aram, a la casa de tu abuelo Betuel, y cásate con una de las hijas de
tu tío Labán.(Génesis 28:1-2)

¿Puede notar aquí la similitud de la orden? ¿Puede notar otra vez la


instrucción de no tomar mujer cananea, sino una nacida en casa? Aquí el
asunto no era un tema de casarse con la familia ni mucho menos, no
queremos que nadie lo piense así y vaya a casarse con una prima por
ejemplo. Ese no es el caso, sino un entendimiento que, cuando hay
propósito, destino y pacto, es muy importante vivir y compartir los mismos
códigos de reino (sólo basta observar todo el capítulo 24 de Génesis, cuando
Eliezer fue a buscar esposa para Isaac. Rebeca, después de tener un servicio
agresivo para el siervo y sus camellos, accede a irse con él, con una violencia
poco convencional, dejando a su familia y su tierra).

Tal celo en ellos, era porque estos patriarcas y gente de Dios no estaban
construyendo un pasatiempo, no estaban jugando a la vida o al placer, ni
mucho menos al tan conocido “Carpe diem” actual. Ellos estaban
construyendo un reino, caminando sobre una promesa, honrando un linaje
que trascendería en las edades.

Pregunto… ¿Cuánto más nosotros hoy deberíamos celar este glorioso pacto?
Celarlo de las mezclas extranjeras que puedan corromper la semilla, como
la parábola de la cizaña que creció cuando el sembrador se durmió.

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TRABAJANDO PARA OTRO

RAÍZ DE ONÁN

Estamos diciendo que Onán nace de una mezcla fuera del pacto, por causa
de Judá que no respetó el principio generacional al tomar mujer cananea
para sí.

Debemos cuidarnos de todo agente extraño que quiera mezclarse con la vida
y con lo que el Señor está edificando. Las uniones incorrectas no basadas en
el pacto del Espíritu, pueden corromper el corazón y dar lugar a onanes que
menosprecian el cuerpo y comienzan a velar por sus propias ideas
personales. Hay que ser celosos de lo que Dios nos ha confiado por causa del
reino eterno que estamos construyendo.

COMUNIÓN DEL ESPÍRITU

Cuando Abraham e Isaac les dicen a sus hijos que busquen mujeres nacidas
en casa, estaban hablando de algo más profundo, estaban hablando de las
uniones nacidas en el espíritu, donde tenemos la procedencia en Cristo y el
Padre. Tales uniones traerán verdadero avance al reino de Dios y a la
consumación de sus planes, en cambio, toda relación nacida en el alma se
transformará en un opositor del propósito y una distracción.

Los prohibidos cananeos eran conocidos como los mercaderes, los que
negociaban; así también por lástima en el Cuerpo de Cristo hay quienes
negocian, aquellos que no tienen un verdadero, puro y legítimo amor por la
iglesia de Cristo, sino más bien han encontrado en ella una oportunidad de
ganancia, de posicionamiento, de alimentar un ego y se han vuelto
verdaderos mercaderes.

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TRABAJANDO PARA OTRO

Recordemos el celo de nuestro Señor, nada le hizo enojar más que aquellos
mercaderes en el templo que aprovechaban la fe para consumar sus propios
fines. Aquí no sólo tiene que ver con un tema de dinero, sino de desconocer
el propósito original y el para qué de Dios en todas las cosas; por esto Jesús
recalca, “mi casa, casa de oración será llamada”. Él estaba afirmando el
propósito original de aquel templo y exponiendo las motivaciones ocultas de
aquellos mercaderes, los cananeos.

Siempre voy a recordar el día que conocí a mi esposa y lo que ligó mi espíritu
a ella. Fue cuando le escuche decir: “dejé todo para servir al reino.” Eso
fue más que suficiente para mí, un joven que también no quería a nadie más
que a Él.

Nuestros espíritus saltan con aquellos hermanos, amigos y servidores que


tienen un vivo deseo por edificar los planes eternos con corazón puro.

RELACIONES DEL ALMA

Ahora también, debemos identificar las relaciones del alma, para cuidarnos
de ellas y evitar que nos distraigan o nos aparten del propósito. Las
relaciones del alma siempre alimentarán algún aspecto necesitado de ella.
Necesidad de promoción, de validez, de finanzas, protagonismo, etc.

Casi siempre son ladrones y salteadores, es decir, gente que no entra por la
puerta, sino por la ventana. Ellos no entrarán por medio de la puerta de tus
mentores y formadores. Por ejemplo: te adularán o compadecerán en
secreto cuando tus padres en la fe quieren formarte. Te ofrecerán finanzas
cuando tus padres te dicen, todo vendrá a su tiempo hijo. Te llamarán por
teléfono y se abrirán algunas veces a una amistad a espaldas de tus

25
TRABAJANDO PARA OTRO

formadores, te escucharán y dejarán que hables acerca de tus


disconformidades con tu casa, tu mentor u otras. Tales salteadores, como
son ladrones, robarán poco a poco en ti el amor por tu casa, por tus
mentores, la horna, la lealtad y si sigues dejándolos actuar, te terminarán
sacando completamente. Una vez fuera, (como son asalariados y no
verdaderos pastores) no se harán cargo de ti, te dejarán a la deriva y aún
podrías perderte.

Por todo esto, decimos ¡Cananeos no! ¡Mercaderes no! ¡Asalariados no!
¡Perros mutiladores del cuerpo no! (si esto último le suena fuerte, los
reclamos directamente al apóstol Pablo).

QUÉ HAREMOS CON LOS CANANEOS

Los cananeos nunca pudieron ser expulsados de la tierra prometida y fueron


precisamente éstos los que significaron mayor tropiezo una y otra vez para
el pueblo de Israel. No los filisteos, amorreos, jebuseos, etc. Aunque todos
estos representaron difíciles enemigos para Israel, fueron los cananeos
quienes terminaron mezclados una y otra vez con el pueblo, llevándolos a
corromperse.

Sus dioses “El”, “Asera” y “Baal”, constantemente hicieron fornicar al


pueblo, a los reyes y aún a sus sacerdotes.

Tenemos que cuidarnos de aquello que “se parece”. Esto era lo que hacía
más peligroso a este pueblo.

Baal, era su dios principal, su nombre significa “señor o dueño”, fue el


primer ídolo adorado por Israel en el desierto, representado por un
becerro. Además, su historia cuenta que era un dios que murió, descendió

26
TRABAJANDO PARA OTRO

a las profundidades y después resucitó. Baal también, era hijo de “El”, dios
con el mismo nombre para el Dios de los hebreos (de ahí los nombres Peniel,
Betel, Daniel, entre otros) e hijo de Asera, madre de Baal y figura femenina
de esta “trinidad” de dioses. Toda esta similitud podía ser muy confusa

¿Habrá sido ésta la razón de la prohibición de hacer alianza con este pueblo
en particular?

Por esto digo que lo más peligroso para el avance del evangelio y su reino,
no es el satanismo como tal, o la política o el sistema, sino aquello que “se
parece, pero no es”. Usted saque sus conclusiones, lo único que puedo decir
es que la iglesia que se corrompió del diseño, se volvió a las fábulas, a las
tradiciones y doctrinas de hombres, han hecho más daño de lo que
imaginamos. Un “evangelio” que se vive desde el alma, con sus caprichos e
ídolos y no desde el Espíritu de vida. Por esto no debemos aceptar ni un poco
de su levadura, la Iglesia es espiritual y se edifica en el espíritu, con el
Espíritu y desde el Espíritu; la carne y el alma no tienen lugar aquí en la
edificación de los santos y el reino.

Una clara revelación del nuevo pacto en Cristo Jesús, del evangelio de la
gracia y del reino, es la única sobreedificación legal y duradera, todo lo
demás es heno, madera y hojarasca que se siguen consumiendo y
corrompiendo en el tiempo.

Por esta causa, creo que nuestra determinación debe ser la de Cristo,
voltear sus mesas, exponerlos y expulsarlos de casa. No permitamos que
aniden nada en nuestro corazón. Debemos cuidarnos de los mercaderes, de
los cananeos.

27
TRABAJANDO PARA OTRO

Algunos párrafos de la palabra para meditar:

·2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo,
para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3 Pero temo que como la
serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna
manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. ( 2 Corintios 11:2-4)

· ¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado? Pues el significado de la


muerte de Jesucristo se les explicó con tanta claridad como si lo hubieran
visto morir en la cruz (Gálatas 3:1)

·Cómo me gustaría que esos perturbadores que quieren mutilarlos a ustedes


mediante la circuncisión se mutilaran ellos mismos. (Gálatas 5:12)

LA REDENCIÓN DE ONÁN

Pero esta historia no termina mal, en Cristo siempre hay una redención y mi
pasado no puede atarme de por vida. Hace años entendí que “algo peor que
caer, es quedarse en el suelo”. Erróneamente pensamos que Dios disfruta
nuestro dolor, nuestras lágrimas y autoflagelación.

Hablando como padre, si un día mi hijo se saca una mala calificación por
causa de desobedecer mi instrucción de estudiar, no me gustaría que llorara
una semana entera por su error, me gustaría que reconociera su error, para
la próxima vez estudiara y luego obtuviera la calificación que corresponde
¿sencillo cierto?

Honestamente si de alguna manera descubrimos o somos expuestos por una


verdad, no es para quedarnos lamentando. Sin duda el arrepentimiento
genera a veces dolor profundo y está bien, pero lo más importante es que

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TRABAJANDO PARA OTRO

tenemos la oportunidad de redimir, cortando las relaciones incorrectas que


alimentan el alma y abocarnos por completo a la comunión que existe en el
Espíritu.

En mi experiencia, ha sido más de una vez que he tenido que cortar con
relaciones que alimentaron o alimentan mi alma, aprender a cerrar mis oídos
a la adulación y a las voces que me quieren sacar de casa. Aprender a esperar
la promoción de Dios y aprobación de los ancianos en la fe, dejando de
pelear por mi propia promoción. Y al igual que Jesús, cuando volvió a casa
a los doce años para sujetarse a sus padres y crecer en sabiduría, estatura y
gracia para con Dios y los hombres, (Lucas 2:51-52)

Crecer bajo sujeción y amor al cuerpo, siendo una piedra en el gran edificio
de Dios llamado Iglesia.

Creo que todos hemos luchado con construir nuestra propia torre alguna vez,
no valorando ser una piedra escondida en el edificio de Dios.

David dijo: Un solo día en tus atrios, ¡es mejor que mil en cualquier otro
lugar! Prefiero ser un portero en la casa de mi Dios que vivir la buena vida
en la casa de los perversos. (Salmos 84:10)

Hoy sería como decir: Prefiero ser una piedra perdida entre el gran edificio
de Dios, que construir mi propio edificio de maldad y egoísmo.

Si lees el capítulo completo de Génesis 38 (recomiendo hacerlo) te darás


cuenta que aunque Judá hizo mal en tomar mujer Cananea y después ser
injusto al negarle su tercer hijo a Tamar, su nuera, finalmente termina
haciendo un acto de justicia, redimiéndola y tomándola como esposa.
Producto de esa unión engendra gemelos, Fares y Zerah, hombres justos que
entraron al pacto y a la historia. Fares, que significa “el que se abre brecha”,

29
TRABAJANDO PARA OTRO

entró a la genealogía de David y también a la del mismo Jesús, abriéndose


brecha entre un pasado vergonzoso e ilegal. Por esto, profetizamos en el
nombre de Jesús que: “donde hubieron onanes, se levantarán Fares que se
abrirán brecha en el camino, hijos que amarán el pacto, al Cuerpo de Cristo,
sus asignaciones y a sus iglesias locales”.

Esto se necesita; hijos que amen su casa, que amen a sus pastores, que
honren a los miembros del cuerpo, que aprendan a beber y recibir de la
multiforme gracia de Dios hallada en cada hermano y amigo en la fe, y de
la misma manera compartan con amor y humildad lo que han recibido en
Cristo. ¡Este es el tiempo de la Iglesia, de los hijos, del Cuerpo!

Los onanes que estaban levantando sus propios imperios, están siendo
redimidos por una generación de Fares que entran al plan eterno de Dios y
a la historia de Cristo, como piedras vivas en el gran edificio de Dios.

¡Siempre hay redención en Cristo! ¡Gloria a Dios!

Estamos a la puerta de un tiempo glorioso en la iglesia, donde el Espíritu


poco a poco nos está llevando al “hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13)

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TRABAJANDO PARA OTRO

Capítulo 3
NO SE PODÍAN CAMBIAR DE IGLESIA

Quiero poner el siguiente escenario: el hermano Juan de la Iglesia de


Colosas, no se lleva bien con el hermano José, y al mismo tiempo el diácono
Ignacio no está de acuerdo con el liderazgo del obispo Mateo, a ellos les
gustaría cambiarse de iglesia y lo han pensado, pero el problema es que sólo
existe una por ciudad y la ciudad más cercana está a cientos de kilómetros.
Finalmente han decidido morir a sus sentimientos para sanar, perdonar y
hablar en amor sus diferencias, excepto el hermano José que no estuvo
dispuesto a perdonar y prefirió volver a su antigua vida en el mundo.

ME CAMBIÉ DE IGLESIA

“Me cambié de iglesia” ¿No le parece familiar esta frase?


Aunque sólo llevo 10 años activo y siendo edificado en la vida de la iglesia,
toda mi vida estuve familiarizado con ella y he podido darme cuenta de una
serie de comportamientos en algunos de sus integrantes.
Cuando una iglesia en particular no satisfacía completamente la visión, los
deseos y las expectativas de alguien, entonces era el momento de decir
adiós. Era en esa instancia donde comenzaba la “búsqueda implacable” de
una iglesia que estuviese a la altura de sus expectativas y donde se sintiera
cómodo (si es que no la tenía mirada y “pretendida” ya hace un tiempo).

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TRABAJANDO PARA OTRO

Ahora bien, si no lograba encontrar una que fuera todo lo que él o ella creía
y contaba con algo de liderazgo, influencia y discurso, entonces era el
momento preciso de levantar una nueva congregación, con su
propia interpretación y visión acerca del evangelio.

Un estudio realizado en Chile el año 2017, arrojó que cada 38 horas se


generaba una nueva inscripción de una iglesia Evangélica en el Ministerio de
Justicia, siendo más de 3000 inscritas desde al año 1999 al 2017. A pesar de
esto,como dice el apóstol Lucas Márquez, “tenemos templos llenos de gente
y ciudades cada vez más vacías de Dios”. O tenemos más templos o “iglesias”
para todos los gustos, pero menos trascendencia en un mundo que urge de
la libertad de Jesucristo.

Lo anterior es alarmante si pensamos que en los primeros años de la iglesia


sólo había una por ciudad. Sí, una por ciudad… una familia que luchaba por
mantenerse unida, viviendo y aplicando las palabras de Cristo y los apóstoles
de amarse unos a otros.
Parece que la oración de Jesús en Juan 17 pidiendo que todos fueran uno se
fue alejando cada vez más con el tiempo.
Esto de ninguna manera es una mirada pesimista. Como terminábamos en el
capítulo anterior, creemos fielmente que este es y será un tiempo glorioso
para la Iglesia, pero es necesario identificar el problema, porque Cristo y su
amor siguen siendo la cura.

EL MUNDO EN LA IGLESIA

La carta de Santiago expone de manera muy precisa algunos aspectos en la


iglesia local y es además quien dice una de las frases más populares usadas

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TRABAJANDO PARA OTRO

en el mundo evangélico “acaso no sabéis que la amistad con el mundo es


enemistad contra Dios”. Pero ¿Qué realmente quiso decir aquí el apóstol?
Aunque hay muchas maneras en que el mundo o cultura del sistema se puede
infiltrar en nuestras filas, Santiago no se está refiriendo a asuntos de música,
ropa, y cosas externas que por años se ha dicho con respecto al “mundo en
la iglesia”.

¿QUÉ QUIERE DECIR REALMENTE SANTIAGO?

En primer lugar hace referencia a la acepción de personas, ya que al parecer


la iglesia a quien iba dirigida la carta, cuando venía a congregarse alguien
rico y bien vestido le daban las primeras filas, pero cuando venía un pobre
lo dejaban de pie, o le decían “siéntate por allá”. Lo segundo que Santiago
menciona es que la fe sin obra es muerta. No bastaba sólo creer en Dios, ya
que aún hasta los demonios creían y temblaban, sino que la fe de cada uno
debía ser evidenciada por los frutos u obras (entiéndase obras aquí no como
un medio para ser salvos o aceptos, sino como un fruto de la salvación y de
la verdad en Cristo).
Después sigue hablando de tan conocido capítulo acerca de la lengua, que
al parecer nos es muy difícil de domar, puede estar llena de “veneno mortal“
y que no pueden salir dos tipos de fuente o tipos de agua de nuestra boca,
o sea bendición y a la vez maldición.
Luego sigue hablando de la sabiduría terrenal o celestial, diciendo que la
sabiduría celestial se manifestaba en mansedumbre, amabilidad, benignidad
y en buenos frutos; pero la sabiduría terrenal se manifestaba en celos y
contenciones en el corazón.
Siguiente a todo esto, comienza el capítulo cuatro de la siguiente manera:

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TRABAJANDO PARA OTRO

1¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no
surgen de los malos deseos que combaten en su interior? 2 Desean lo que no
tienen, entonces traman y hasta matan para conseguirlo. Envidian lo que
otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por eso luchan y les hacen la guerra
para quitárselo. Sin embargo, no tienen lo que desean porque no se lo piden
a Dios. 3 Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con
malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer.
(Santiago 4:1-3)

Y son los versículos siguientes que dicen: “¡Oh Almas adúlteras! ¡No sabéis
que la amistad del mundo es enemistad contra Dios!” (Santiago 4:4)

Hasta aquí todo lo que Santiago ha hablado es con respecto al trato entre
ellos, acerca de la lengua y las ofensas, los celos, envidias, soberbias,
contiendas, divisiones y malos deseos de sólo vivir en el deleite personal.
Luego que todo esto es expuesto, el apóstol añade que la amistad del mundo
es enemistad contra Dios. Para él, el mundo en ellos se expresaba en todas
estas prácticas.
Qué distinta aplicación le dimos muchos de nosotros a esta palabra,
refiriéndose sólo a aspectos externos, juzgando a otras congregaciones o
ministros del Señor, cuando era precisamente lo que Santiago estaba
confrontando.

Es fuerte lo que voy a decir, pero hemos podido observar que las iglesias que
más han predicado acerca del mundo en la iglesia, son las congregaciones
que más manifiestan un gran espíritu de juicio y se han dividido en los
últimos años, también las que aportan el mayor porcentaje en la estadística

34
TRABAJANDO PARA OTRO

de nuevas iglesias evangélicas que se abren. Por lástima muchas de ellas no


se abren con nuevos convertidos, sino dividiendo y cercenando el cuerpo,
arrastrando a otros con ellos.

EL VERDADERO PROBLEMA

Santiago nunca dice que las divisiones o disputas nacen de una diferencia de
opinión, doctrina o entendimiento, sino que nacen de “los malos deseos que
combaten en el interior”, ya que siempre será más fácil para la carne
desechar, que amar y soportar.
¿Sabía usted que todas las denominaciones que han nacido en la iglesia los
últimos 400 años nacieron persiguiendo la “verdadera doctrina” y que
comenzaron con la idea de mejorar el cristianismo actual? Si viéramos la
historia de tres grandes ramas como los Testigos de Jehová, mormones y
adventistas veríamos este mismo síndrome. Todas comenzaron con una idea
de que algo, a sus ojos, no se estaba considerando del verdadero evangelio.
La pregunta es ¿Hasta dónde llegaremos? ¿Seguiremos aportando a la
estadística por cada desacuerdo que exista?
El problema no es doctrinal, el problema está en el interior, el no conocer
el amor de Dios y el vínculo perfecto que es en el espíritu. Esto nos llevaría
a quedarnos a amar, soportar, construir, hablar, orar, sanar y perdonar, pero
para el alma es más fácil juzgar, desechar, huir y buscar algo que satisfaga
totalmente sus deseos e ideas.
¿Acaso no pasa el mismo problema con los matrimonios que se separan? (a
excepción donde existe violencia, infidelidad y maltrato). ¿Acaso no es
común ver al hombre dejando a su esposa que perdió su figura en los años,
por una chica joven y escultural? Puede ser un claro ejemplo de lo que nos
sucede a menudo hoy; preferimos buscar una iglesia joven, hermosa y

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TRABAJANDO PARA OTRO

escultural que sacie todos nuestros deseos, o buscamos una iglesia que ya
cumpla con todas las expectativas, en vez de sembrarnos para ver un cambio
en ella basado en el respeto, la honra y el amor.

Por esto Santiago dice en el versículo, “no reciben porque piden mal, para
gastar en vuestros propios deleites” (Santiago 4:3), o sea no se busca una
iglesia para amarla y sembrarse, sino una para ser amado.

Sin duda la iglesia también es para ser amado, esta es una necesidad básica
en nuestra infancia y lactancia espiritual. El problema es cuando han pasado
los años y se supone que ya debería haber madurado, no buscando una iglesia
para mí, sino una para servirla, edificarla e ir “mejorándola” con mi vida
para los nuevos lactantes que se unan a ella.

Por esto digo, que todo aquel que se va de una congregación diciendo “aquí
no hay amor” ¡puede tener razón! Pero empezando por aquel que se fue y
prefirió huir antes que amar, perdonar y unir. Por otra parte, existe una
diferencia en aquellos que pueden tomar un nuevo rumbo respondiendo a
una asignación de Dios, obedeciendo una palabra y dirección de caminar
junto a alguien en el propósito.

Por todo esto, necesitamos urgentemente tener un encuentro con la


plenitud del amor de Dios, esta será la única salida a nuestros corazones que
DEMANDAN de otros, los vacíos internos que cada uno puede tener. También
este encuentro con el amor de Dios en Cristo Jesús, nos llevaría a tener la

36
TRABAJANDO PARA OTRO

actitud del Hijo que estuvo dispuesto a hacerse hombre y siervo para dar
vida a lo que había muerto.

Pablo habla de este tipo de amor en 1 Corintios 13, precisamente a una


iglesia que se dividía, competía y se celaban amargamente entre ellos. Tal
amor según Pablo, los podía llevar a soportar, amar, esperar, creer y
perdonar.

EL MENSAJE DE LA CRUZ

El apóstol Gustavo Lara en el sermón “Representantes y no sustitutos”,


enseña que el único mensaje que Pablo se limitó a predicarle a la iglesia de
Corinto fue a “Cristo y a éste crucificado”. En otras palabras decía que el
único mensaje para una iglesia que se divide o hermanos que disputan, no
es un mensaje de unidad, sino el mensaje de la cruz. Podemos tener
desacuerdos por distintos motivos, pero la división es por falta de “un
bocado de madera” (como lo dice Jim Goll) o sea, por falta de la revelación
de la cruz. Antes de la cruz somos muchos, después de la cruz somos uno en
Cristo. La única posibilidad de ser verdaderamente uno y manifestar al
Cuerpo de Cristo en la tierra, es con gente nacida no de una denominación,
sino nacida de la cruz. La cruz que anuncia muerte al yo, para que viva Él.

El mensaje de unidad que se ha dado, sin duda con un buen deseo, no tiene
el poder de traer verdadera unidad si no tiene incluida la palabra de la cruz,
ya que tratará con las ramas de las divisiones pero no con la raíz. El mensaje
de la cruz va directamente a la raíz, ya que aniquila al viejo hombre que
vive en una enemistad constante con Dios y por ende, con los demás,

37
TRABAJANDO PARA OTRO

mientras planta una nueva vida y naturaleza en semejanza con el Señor y en


armonía con el cuerpo.
La Palabra nos dice que nadie rechazó jamás a su propio cuerpo, sino que lo
alimenta y sustenta (Efesios 5:29), enseñando acerca del matrimonio. Pero
también somos todos miembros los unos de los otros, conformando un sólo
cuerpo donde Cristo es la cabeza.
En relación a esto, hay dos razones para que exista algún tipo de rechazo.
La primera, es cuando ese “miembro” rechazado o quitado no
forma realmente parte de la vida orgánica y natural del cuerpo. Juan habla
de esto cuando dice:

Esas personas salieron de nuestras iglesias, pero en realidad nunca fueron


parte de nosotros; de haber sido así, se habrían quedado con nosotros. Al
irse demostraron que no eran parte de nosotros (1 Juan 2:19).

Por otro lado, cuando somos de los que constantemente estamos rechazando
a otros hermanos, condenando, juzgando y no amando, es porque a nosotros
no se nos ha revelado verdaderamente la vida de Cristo y la vida del cuerpo.

Juan también habla de esto:


Si alguien dice: «Amo a Dios», pero odia a otro creyente,[a] esa persona es
mentirosa pues, si no amamos a quienes podemos ver, ¿cómo vamos a amar
a Dios, a quien no podemos ver? (1 Juan 4:20)

En palabras más sencillas y prácticas, cuando alguien en el cuerpo se


contaminó, muchas veces será quitado naturalmente si no se abre a ser
sanado y no hay arrepentimiento. Por esta causa la Palabra, por medio de

38
TRABAJANDO PARA OTRO

Jesús, dice que cuando un creyente se niega a la reprensión de la iglesia, el


tal sea tenido por gentil y publicano.
O el mismo Pablo le dice a Tito que:
Si entre ustedes hay individuos que causan divisiones, dales una primera y
una segunda advertencia. Después de eso, no tengas nada más que ver con
ellos. Pues personas como esas se han apartado de la verdad y sus propios
pecados las condenan. (Tito 3: 10-11)

También, si constantemente estoy juzgando a hermanos o líderes,


aborreciéndolos en el corazón, siempre enfocado en los errores y detalles,
necesito tener un encuentro con el verdadero amor de Dios que me da
revelación de su cuerpo y amor por él, y así no dañarlo voluntariamente o
soberbiamente.
La verdad nunca estaremos libres de dañar de alguna manera al cuerpo
(todos fallamos), el problema es cuando voluntariamente me aferro a una
posición de soberbia que afecte de manera constante a la vida de la Iglesia.

Por esta causa, a la dividida iglesia de Corinto Pablo no le habla la revelación


que habla a iglesias como la de Éfeso, ya que en corazones sin cruz aún la
revelación es motivo de disputas y divisiones (la revelación como idea en
vez de vida). El único mensaje que Pablo tenía para ellos era el sencillo pero
poderoso mensaje de la cruz y a la vez, expone su vida como ejemplo de
una vida de cruz y negación al yo.

Si el mensaje de la cruz, de muerte al yo y resurrección por medio del


Espíritu sigue tomando el lugar que ha venido tomando en el último tiempo,
creo que la tan anhelada unidad de la fe y conocimiento del Hijo de Dios,

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TRABAJANDO PARA OTRO

será una realidad cada vez más próxima. Tal mensaje nos debe llevar a una
experiencia de muerte al yo.

LA UNIDAD DEL ESPÍRITU

¿Cómo puede ser que más de ocho mil nuevos convertidos en Jerusalén, sean
de un sólo corazón como lo dice la Palabra en el libro de los Hechos? La
razón es que aunque eran muchos y distintos en cuanto a su alma, podían
ser uno por causa del Espíritu que se había derramado sobre ellos.
La unidad no es un asunto de esfuerzo ni de proponérselo, sino un asunto
natural en aquellos que viven en el espíritu por causa de llevar cada día su
alma a la cruz. Siempre que se viva en el alma existirán divisiones o
“motivos” para hacerlo. En cambio en el espíritu la unidad trascenderá más
allá de las diferencias, ya sean sociales, temperamentales, etarias, gustos,
formas, etc.

Por esta causa es necesario que la comunión del Espíritu nos sea revelada.
Saber qué y quienes somos realmente en Cristo y por causa de Cristo.

Aquí quiero dejar algunos consejos prácticos que nos pueden ayudar a
fortalecer el vínculo del Espíritu y al mismo tiempo nos pueda llevar a negar
el alma con algunos de sus caprichos:

 No siempre estarás de acuerdo en todo con tus líderes y algunas ideas,


no te ofendas ni te alejes por eso. Acércate con identidad de hijo y
habla con respeto y honra. Esa es una acción de amor.

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TRABAJANDO PARA OTRO

 No busques cual es la mejor iglesia para asistir, siémbrate y entrégate


en amor a tu iglesia local y a tus pastores. Lo que hace hermoso algo
no es la perfección ni la falta de errores, sino el amor. Sino pregúntale
a cada padre con respecto a sus hijos o a los enamorados; o aquellos
que aman su trabajo, ellos lo verán hermoso aun cuando otros no lo
vean.
 Recuerda que la iglesia es corporativa y global, formamos parte de
una manifestación completa, Cristo no vendrá por una sola iglesia que
ha llegado a la medida, sino cuando toda su iglesia sea una
manifestación plena. Sé un aporte a dicha edificación y plan.

 No siempre te llevarás bien con todos, sin duda existen afinidades,


pero la Palabra dice que en cuanto dependa de nosotros debemos
estar en paz con todos (Romanos 12:18) y nos debemos el amarnos
(Romanos 13:8).
 Lo último, estamos llamados a comer el cordero y no todas sus partes
son igual de sabrosas, aprende a no separarlas. Cuando éramos niños
dejábamos a un lado la comida que no nos gustaba, no vaya a ser que
repliquemos esta actitud y nos alejemos de lo que realmente nos
nutre. Que la madurez se manifieste comiendo todo lo necesario, a
ninguno nos gusta la reprensión o la crítica, pero muchas veces es lo
que más nos lleva a crecer.

AMADOS QUE AMAN

Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus
hijos queridos. Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de

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TRABAJANDO PARA OTRO

Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como
aroma agradable a Dios. (Efesios 5:11)

No fuimos llamados a quebrar o a huir de la primera relación donde exista


desacuerdo, la enseñanza apostólica y la de Cristo fue: exhortar, soportar,
perdonar y sanar, en otras palabras: “amar”.
Experimentar continua y perpetuamente el amor de Dios, nos llevará a amar
como Él ama, incluso con un amor sacrificial. Amar desde su amor no es algo
que podamos producir ni aún proponernos, es un fruto que fluye de una vida
de amor en Dios, una vida que una y otra vez se deja inundar y cautivar por
el perfecto amor del Padre.

Necesitamos abrirnos y vivir una y otra vez este amor.

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TRABAJANDO PARA OTRO

Capítulo 4
EL AMOR DEL PADRE COMO FUENTE DE PLENITUD

Aun cuando se ha expuesto el problema en los primeros capítulos, creo que


estamos en el centro neurálgico de todo el asunto. La cuestión del amor de
Dios puede ser a la vez tan básico como completo y tan rudimentario como
perfecto, tan sencillo como glorioso. Pablo habla de él como algo que tiene
altura, anchura, longitud y profundidad, en otras palabras, que expresa una
plenitud.
En la carta a los Corintios Pablo nos habla de cruz, cruz que marca el final
de nuestra propia vida, para dar inicio a una nueva y gloriosa ¿Qué es esta
gloria? En la carta a los Efesios, el apóstol nos habla de toda la aplicación
que tiene la sublime gracia de Dios manifestada en Jesucristo para con
nosotros los creyentes. Nos habla de riquezas, misterios, aceptación,
ubicación, gloria, etc. Todas aplicables en nosotros por causa de estar con
Dios Padre en Cristo. Pero aún con toda la grandeza que Pablo nos habla y
su enardecido corazón por darlo a conocer, todavía le queda un deseo en el
capítulo 3, el desea que “experimenten junto a todos los Santos el amor de
Cristo, que excede todo conocimiento” ¡¿Cómo?! ¿Acaso el amor de Dios no
es sólo lo inicial y simplemente lo que nos lleva a experimentar la cruz?
¡Claro que sí! Pero este amor es tan inicial como final, es tanto el origen
como el destino.

Como la vara de Aarón que reverdeció en la presencia de Dios, floreciendo,


dando fruto y luego llevada nuevamente dentro de la presencia de Dios,

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TRABAJANDO PARA OTRO

necesitamos entender que el amor del Padre o el Padre mismo, es tanto el


origen como el destino final de esta gloria. Es glorioso todo lo que se produce
al ser engendrados por el Padre en Cristo, pero aún más glorioso es el Padre
en sí mismo.

“Ahora, Padre, llévame a la gloria que compartíamos antes de que


comenzara el mundo.”(Juan 17:5)

¿Cuál es esta gloria que compartían antes que el mundo fuese?


Sin duda, es el amor de un Padre y un Hijo, un vínculo perfecto de amor que
impulsó la creación.

La mayor gloria del Hijo era el Padre mismo, la fuente de su plenitud. Y


cuando Dios es la fuente de nuestra plenitud, entonces ya no es relevante
lo que hacemos, la posición que tenemos, ni la tarea encomendada, sino
vivir plenos en Él.
Esto nos permitirá hacer cualquier tarea encomendada, disfrutar cual sea
nuestra asignación terrenal en el propósito; porque sabemos cuál es nuestra
posición en Él: somos hijos amados.

¿Alguna vez hemos visto con atención el siguiente versículo que habla el
apóstol Juan?
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre,
él le ha dado a conocer. (Juan 1:18)

Tal como la vara que salió de la presencia para manifestar algo a los
hombres, pero luego volvió al lugar del que había salido, Juan dice que Jesús
salió del Padre, consumó su obra y hoy está en su seno.

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TRABAJANDO PARA OTRO

Pensaríamos que es un poco raro que el Hijo resucitado y glorioso hoy esté
en el seno de su Padre, pero la verdad es así y quiero decir lo siguiente:
“nunca seremos lo suficientemente maduros como para no necesitar el amor
del Padre”. Si el Hijo lleno de plenitud está hoy ahí, debería darnos un
mensaje a nosotros, quienes por deseos de crecer y madurar, vemos que el
amor del Padre es un asunto necesario en los inicios de la fe, pero no cuando
se ha alcanzado madurez.

Hay una canción de un cantante brasileño que constantemente me recuerda


que para Dios siempre seremos sus hijos, aún sus pequeños, por más avances
que pudiéramos tener aquí en la tierra.

Abrázame / David Quinlan

Quiero ser como un niño


Y amarte por lo que eres
Volver a la inocencia
Y creer en ti
Pero a veces soy llevado
Por las ganas de crecer
Y me vuelvo independiente
Y dejo simplemente de creer

No puedo vivir lejos de tu amor, Señor


No puedo vivir lejos de tu cariño, Señor
No puedo vivir lejos de tu abrazo, Señor

/Abrázame/
Con tus brazos de amor
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TRABAJANDO PARA OTRO

Si nos damos cuenta en la Palabra de Hebreos, respecto a ir a la perfección


dejando los rudimentos de Cristo (Hebreos 6:1-2), nunca habla acerca del
amor de Dios como un rudimento a dejar, ya que incluso según Pablo este
era el camino más excelente que quería mostrar (1 Corintios 12: 31)

MAL ENTENDIDO

Qué triste es la incomprensión de algo o de alguien.


Recuerdo claramente la noche de mi fiesta de gala al graduarme de la
enseñanza media (secundaria). En un compartir con un grupo de jóvenes
luego de la fiesta, pude conversar bastante con uno de ellos en particular,
cuando pasó un buen rato él me dice lo siguiente: “Todos estos años me
desagradaste, por lo que veía o escuchaba de ti, pero ahora que te estoy
conociendo me doy cuenta que eres diferente a lo que pensaba”.
En realidad mi historia no es nada relevante, pero ejemplifica para hablar
de una de las personas más malinterpretada y mal conocida de la historia,
Dios.

En el año 2014 mi papá en la fe predicó uno de los sermones más


desequilibrantes para el alma que hasta ese entonces había escuchado, se
llamaba “El abrazo del Padre”. En su prédica decía la manera en como Dios
fue tan malentendido al leer el Antiguo Testamento. Cómo un Dios de amor
fue visto principalmente como un Dios de juicio, altamente intolerante y
enojado, pero desconociendo totalmente su corazón y verdadera intención
en todas las cosas.

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TRABAJANDO PARA OTRO

La verdad, era un Dios Padre altamente “ansioso” por tener comunión con
su creación, con lo que se había perdido, con aquello que “le habían
arrebatado”, con aquello que no tuvo más remedio que expulsarlo de su
edén por causa de ya no ser compatibles con su naturaleza. Un Dios que una
y otra vez intentó hacer pacto con el hombre, acercarse a ellos, olerles,
abrazarles y amarles.
Ya en la ley de Moisés, un poco más “desesperado”, pone altas exigencias
de santidad y perfección para poder estar con ellos por lo menos una vez al
año, aunque sea con un sólo hombre, sin que su santidad les hiciera daño.
Un sumo sacerdote debía entrar en su presencia sin una pizca ni muestra de
contaminación e imperfección, para que la visita de este Dios lleno de amor,
pero a la vez Santo, fuera un disfrute y no una tragedia.
Por lástima, muchas de estas visitas anuales terminaron en tragedia, por
causa de que su santidad no podía evitar aniquilar la impureza humana.

Pero Dios tenía un plan, y finalmente, la única forma que Dios podía abrazar
al hombre nuevamente y el hombre a Dios, sería cuando su Hijo Jesucristo
con su sangre cubriera y lavara nuestra maldad, cuando por su gracia nos
justificara dándonos una naturaleza compatible para volver a tener
comunión.

Por fin este Padre lleno amor podía abrazar nuevamente a la humanidad sin
dañarla, podía tener comunión con ella sin ser alejado por sus errores, ya
que ahora había un abogado que con su propia sangre clamaba y mejor que
la sangre de Abel, porque en vez de clamar por justicia, lo hacía por perdón
(Hebreos 12:24)

Imagínese a este tierno Dios ahora presente entre los hombres por medio de
su Hijo, sanando a todos los oprimidos, dándole dignidad a los rechazados
47
TRABAJANDO PARA OTRO

por la religión, hablándole los misterios del reino a los “niños” que no tenían
acceso a una educación religiosa formal y pagada de sus tiempos.
Realmente la alegría había llegado a la tierra, el Hijo había traído
nuevamente al Padre a nosotros y al mismo tiempo llevó muchos hijos a la
Gloria.
¿Hermosa historia no?
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el
que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”( Juan 3:16)

Su deseo nunca fue ser conocido como un Dios de normas, como un Dios al
que siempre hay que estarlo complaciendo, Dios en cuya presencia no somos
bienvenidos a menos que paguemos algo.
Dios puso tantas reglas en el ayer, por causa de lo que nos separaba.
Entonces había sacrificio por el pecado, por la culpa, cumplimiento de todo
tipo de normas, etc. Porque no había paz entre Él y nosotros. Y aunque nos
amaba, su santidad y justicia debían ser suplidas.
Pero cuando vino Cristo como el cordero de Dios, como la ofrenda perfecta,
como el cumplimiento de la ley, ya no había cuentas entre Él y nosotros. La
deuda había sido pagada, su justicia completamente saciada por la
obediencia de Uno.

Gloria a Cristo por revelarnos al Padre, por mostrarnos lo amados que somos.

Esto dice el Señor: «No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría, o el


poderoso, de su poder, o el rico, de sus riquezas. Pero los que desean
jactarse que lo hagan solamente en esto: en conocerme verdaderamente y
entender que yo soy el Señor quien demuestra amor inagotable, y trae
justicia y rectitud a la tierra, y que me deleito en estas cosas.
¡Yo, el Señor, he hablado! (Jeremías 9:23-24)
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TRABAJANDO PARA OTRO

El deseo profundo de nuestro Padre es que le conozcamos, y aunque nadie


le vio jamás, su Hijo que está en el seno del Padre le ha dado conocer y nos
mostró su gloria, gloria como la del unigénito del Padre, lleno de gracia y
verdad.

Según esta palabra nadie debe jactarse en otra cosa, sino en “conocerlo y
entenderlo”, ¿pero que desea que conozcamos y entendamos? La respuesta
se encuentra ahí mismo:

Que yo soy el Señor, quien demuestra amor inagotable, y trae justicia y


rectitud a la tierra, y que me deleito en estas cosas.

Es hermoso ver el orden que da de manera deliberada acerca de cómo


debemos conocerle.
Lo primero que dice de Él mismo es “que demuestra amor inagotable”. Si se
da cuenta, no comienza con la justicia o con el juicio, sino con su amor. Él
se describe a sí mismo como alguien que antes que todo muestra amor
inagotable. Esto es realmente glorioso y sobre todo con respecto al Dios que
a muchos de nosotros nos predicaron por tantos años.
Nos decían “Dios está enojado con la humanidad, con los pecadores y hará
juicio”, “deben vivir en justicia y así podrán tener su amor.”
Aunque a muchos de nosotros no nos predicaron textualmente o literalmente
de esta manera, es el espíritu de la religión que por años escuchamos y en
el cual estuvimos inmersos. Un Dios enojado, intolerante, pronto a castigar
con enojo la más mínima ofensa o error.

O sea el orden que daría la religión a esta palabra sería:


Soy Dios que hago juicio, a menos que hagan justicia y así ganen mi amor.
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TRABAJANDO PARA OTRO

Pero Dios siempre quiso que le conociéramos bien, por esta razón el orden
de Dios es este:
Demuestro amor inagotable, hago juicio y justicia en la tierra, porque estas
cosas quiero.

Con esto no estamos diciendo que el amor anula el juicio y la justicia, en


ninguna manera, pero si equilibra y da el orden correcto.

Sino veamos el plan de salvación:


De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo, en quien trajo juicio a
la naturaleza caída y corrompida por medio de su muerte en la Cruz y con
su muerte justificarnos ante sus ojos, impartiendo su justicia cada día por
medio de Cristo para caminar en ella.

En otras palabras, el mismo Dios de amor, juicio y justicia, pero en el orden


correcto.

“Jamás podremos ser justos en nuestras fuerzas, para evitar el juicio y así
obtener su amor, esto es imposible. Dios nos mostró su amor inagotable, al
darnos a su hijo para salvarnos por medio de Él, trayendo su juicio sobre el
pecado y el príncipe de este mundo en la cruz, y al morir junto con Él, ser
justificados e impartidos de su vida para andar en sus buenas obras”.
¡Gloria a Dios! Hoy le amamos a Él porque Él nos amó primero, no teníamos
ni tenemos fuerza alguna para amarle, pero su amor como semilla produce
en nosotros el amor para amarle y caminar en su justicia. Su justicia se
imparte a nosotros por causa de su amor.

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TRABAJANDO PARA OTRO

PLENOS EN ÉL Y EN SU PATERNIDAD

El amor del Padre es todo lo que necesitamos para tener verdadera plenitud.
Experimentar su amor y su maravillosa presencia nos librará de buscar
plenitud en las posiciones, en la fama y el renombre. Saber lo valioso que
soy para É,l quitará de mí el egoísmo de levantar mi nombre o ministerio
para sentirme alguien importante. Saber que tengo un lugar especial en su
corazón, me llevará a no luchar como los fariseos por los primeros asientos
y lugares, sino estar dispuesto a trabajar para que Dios levante a otros.
Jim Goll, en su libro “La revolución profética que viene” dice que ser
profeta, o apóstol, o maestro, pastor, etc. NO ES LO QUE SOY, SINO LO QUE
HAGO. YO SOY HIJO.
Podrán quitarme el ministerio o nadie reconocer mi asignación, pero eso no
es lo que soy, y como no es eso lo que soy seguiré siendo alguien, seguiré
siendo hijo aceptado y amado por medio de Cristo y con eso basta. Nada se
compara a su presencia, es mejor un día en sus atrios o ser portero en su
casa, que disfrutar de los palacios de maldad.

En esta parte quiero contar una experiencia que cambió para siempre mi
identidad en Cristo, quebrantando el temor y el miedo de ser quien Dios ya
había dicho quién yo era.

Cuando recién conocí a Dios rápidamente se encendió un fuerte fuego por


la adoración y la oración, junto con la palabra. Pasar largos tiempos de
adoración con las cuatro notas que sabía en la guitarra de “palo” prestada
que tenía, era pan de cada día. Orar cada vez que era despertado en medio
de la noche era parte de mi nueva vida en Cristo.
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TRABAJANDO PARA OTRO

Pero más adelante, recuerdo que empecé a prestar oídos a ciertas voces e
incluso a algunas mofas con respecto a esto.
En ocasiones no estaba en un lugar y escuchaba a lo lejos algunas voces
diciendo “debe estar orando” en tono de burla.
Por no tener un fuerte fundamento en mi identidad en Dios, poco a poco
todo eso fue afectándome, mudando quien yo era, para encajar o ser como
alguien más.
Nunca percibí lo devastador que fue todo esto, porque corté la única línea
de comunión que conocía, donde escuchaba a Papá y era afirmado por él.
Querer tener comunión con Dios basado en los medios de otros, nunca
funcionó y me transformé en una copia insegura e insatisfecha.
Recuerdo en un seminario en la ciudad de Lautaro hace algunos años, cuando
en una oración de madrugada mi padre en la fe se dirigió hacia mí y me dice
que debía volver a orar como al comienzo. Estaba tan perdido de mi
asignación que aunque fue hermoso escucharlo, no pude liberarme
completamente de los temores. Ya no sabía quién era.

Pero fue más adelante, cuando estaba con mi esposa Sharon y mi hijo Daniel
en Pucón por causa del seminario llamado “la manifestación de los hijos”,
donde una mañana fui reconciliado con mi esencia y la paternidad de Dios.
Recuerdo haber despertado esa fría mañana en una cabaña escondida en la
montaña, con profundos deseos de orar, pero rápidamente vino el temor,
mis pensamientos acerca de que no era la forma, que sólo debía creer y
confesar que estaba en Cristo, pero algo fue más fuerte en mi interior.
Recuerdo que hablo con mi esposa y le digo “amor, oremos” quiero orar,
fue una mañana preciosa. Sentí como el Padre me reafirmaba en mi diseño
y entendí que mi identidad en Cristo no está en las manos de un ministerio
u hombre, sino en el Padre de las luces. Recuerdo esa mañana sentir que
abría mi corazón al Padre como la primera vez y fue realmente
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TRABAJANDO PARA OTRO

hermoso, sanador. Dios quitó todas las palabras de burlas del ayer, todas
las dudas y confusiones con respecto a quién era yo.
Recuerdo antes de eso, sentirme menos que otros o menospreciado,
dependiendo si me invitaban, si me consideraban, o haciendo todo lo posible
para hacer cosas para llamar la atención, cambiando mi esencia para
encajar.
Desde ese día, supe quien era, que fui diseñado por mi Padre, que soy
perfecto a sus ojos, que no me faltaba nada, que todo lo que era podía
usarlo para el propósito.
Esa mañana ya había recibido todo lo que creía necesitar. Me sentí pleno,
feliz.

Cuando eres pleno en Dios todo cambia, incluso tus relaciones con las
personas. Por esta razón digo que esto es vital entenderlo para edificar la
iglesia de manera saludable, ya que toda relación basada en insatisfacción
será viciosa o dañina, siempre pendiente de lo que hacen los demás, si el
pastor me considera, si los hermanos me aman. Me relacionaré siempre
desde el temor, pensando que incomodo, que mi presencia no es bienvenida,
pendiente de cada detalle, que hacen o no hacen por mí. Entonces actuaré,
gastaré e incluso fingiré para encajar y ser considerado. ¡Qué error más
grande!

La verdad muchas veces estos sentimientos vienen a mi nuevamente y


comienzo a preocuparme, a estar pendiente de otras cosas, a buscar
plenitud en lo humano. En esos momentos el Señor me recuerda que lo tengo
a Él, mi Padre me recibe y puedo decir como el salmista David “aunque mi
padre y mi madre me dejaren, con todo eso Jehová me recogerá”. Me
arrepiento y me doy cuenta que con Él lo tengo todo. Entonces cuando luego
voy a una junta o me relaciono con alguien, aún con mis hijos y esposa, ya
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TRABAJANDO PARA OTRO

no lo hago desde la miseria buscando plenitud y atención, sino desde la


plenitud en Dios, para llevar plenitud siendo original, siendo yo mismo, pero
feliz. (Cuando hablo de yo mismo me refiero a mi diseño en Cristo, no mi yo
viejo hombre).

Oro en mi corazón ahora que todo aquel que esté leyendo esto, despierte a
la Paternidad Celestial. Que sepa que no es hijo de Pedro el borracho, de
Julio el perezoso ni Francisco el golpeador, eres hijo del Padre más Cool que
existe; Arquitecto de toda la creación, Poeta de toda la historia, Artista de
todos los colores posibles. Amoroso como ninguno, Sabio, Perfecto, que da
todo por los suyos y que incluso hasta hoy trabaja por medio de su Espíritu
para concretar su plan en nosotros.
Nuestro Abba, nuestro Papito, aquel que nos desea y sus puertas nunca se
cierran, aquel que te prepara la mesa para que comas sus manjares.
Que la redención toque tu puerta y abrace tu corazón y que su voz en tu
espíritu acalle todas las voces de mentiras del ayer.

Eres su hijo amado y su expresión. Amén.

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