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frijoles, hortalizas, para todos en gobierno liberal de Sacasa y entre- surgir del seno de los oprimidos
general; y la cosecha no la vendía- ga las armas. El nuevo presidente que son el alma y nervio de la ra-
mos, la aprovechábamos nosotros. había formado ya para entonces za... No soy político profesional,
Las mujeres trabajaban en algu- la Guardia Nacional con instruc- sino un humilde artesano. Mi ofi-
nas cosas para ayudar a sostener tores estadounidenses ..Su primera cio es mecánico y con el martillo
a los que estábamos. Ellas se man- tarea: asesinar al líder campesino. en la mano me he ganado el pan
tenían echando tortillas, cociendo La segunda: acabar con las coo- toda la vida. Y creo que el hombre
frijoles, cocinado pues. Otra se- perativas. La tercera: perseguir y que de su patria no exige ni un
mana les tocaba a otras y aquellas matar a todos los miembros del palmo de tierra para su sepultura,
quedaban descansando. Otras mu- Ejército Defensor. Bajo el mando merece ser oído, y no tan sola-
jeres trabajaban de lavanderas. En del general Somoza, se cumplie- mente ser oído, sino también ser
las noches estábamos siempre al ron los primeros dos objetivos, creído".
celo, formando la vigilancia, cus- pero no el tercero, quedó un pu- El libro Ahora sé que Sandino
todiando al general Sandino, por- ñado de hombres .en la montaña. manda, permite conocer la lucha
que él estaba ahí". Son la memoria de hoy. De eso de Nicaragua por su liberación en
Sandino, como Emiliano Zapa- habla el tercer capítulo. los años veinte, desde la voz de
ta y Francisco Villa, no pensaba Por último el texto incluye una mineros y campesinos. Demuestra
en ser presidente, quería simple- semblanza de cómo era Sandino la importancia de la historia oral
mente trabajar en paz y que los y cuáles eran sus objetivos. Escri- como una de las formas de re-
norteamericanos abandonaran el bió sobre sí mismo: "Soy artesano sistencia popular, la narración
país. Gran desafío. Una vez que pero mi idealismo campea en el de los recuerdos como mecanis-
las tropas estadounidenses aban- amplio horizonte del internacio- mo endógeno de conocimien-
donan Nicaragua, confía en el nalismo. . . Mi mayor honra es to.

Francisco l. Madero:
mistico o frío estratega
Leticia Gamboa Ojeda

David G. LaFrance, Madero y la Mi alusión al conocido libro de otros: San Marcos y San Mateo
revolución mexicana en Puebla. Krauze no es gratuita, pues de él en los Evangelios, y Antonio Caso
. Puebla, Ed. UAP, 1987, (col. His- me serviré, en principio, para de- que llamara al personaje "San
toria) 247 pp. limitar el carácter del de LaFran- Francisco Madero".
ce. Conforme iba leyendo al pri- La lectura del libro de LaFran-
mero me fui cerciorando de que ce brinda una visión diametral-
Alas manos de muchos amantes la visión de su autor sobre Made- mente opuesta. Palabras como
de la historia de México, sin duda ro, anunciada en el título con el "místico", "redentor", "espíriU¡l",
llegaría en 1987 el volumen dedi- calificativo de "Místico de la "amor", "fe", "caridad", "após-
cado a Madero, escrito por Enri- libertad" y que a mí me parecie- tol", "pálpito", "calvario", "fer-
que Krauze en su obra Biografía ra un ttlero recurso literario, voroso", "alma", "inmortalidad"
del poder. Pero sólo unos cuantos dominaba por completo en el y. hasta "medium" de las que
hemos tenidos ocasión de leer el texto. Krauze se vale convencido, están
valioso y documentado libro de Casi al final me decía que sólo del todo ausentes en la obra de
David G. LaFrance, motivo de este faltaba santificar a Madero para LaFrance. En ella se califica a
comentario y de la obtención del no dejar hilo suelto en esa visión ... Madero, por el contrario, de "as-
grado de doctor de su autor, por y en la última página encontré que tuto estratega político" para lle-
la Universidad de Indiana. Krauze lo pretende por boca de gar al poder, aunque no para

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mantenerlo; y si también se le ca- vimiento maderista nunca fue nos : la farsa de las elecciones
lifica de "persuasivo", "excéntri- homogéneo en Puebla; en tales presidenciales de 1910, el arresto
co" e "idealista", el tono es de circunstancias no existía un ma- de Madero y la brutal represión
reproche y no de exaltación. derismo sino muchos, propiamen- que el gobierno local ejerce contra
Se trata, pues, de dos visiones te hablando. Casi desde sus oríge- sus seguidores. Pero fieles a sus
de Madero totalmente distintas nes el movimiento estaba ya divi- posturas, los moderádosse escon-
pero válidas. Una es la del Madero dido; primero en dos corrientes den mientras los radicales partíc¡'"
íntimo, subjetivo, que piensa; la claramente perfiladas y luego en pan; su plan era tomar la ciudad;
otra es la del Madero público, ob- una diversidad de grupos difícil liberar a los prisioneros maderis-
jetivo, que actúa. La primera tien- de precisar. Estas corrientes gas- tas, nombrar un consejo de gobier-
de incluso a ser, más que una taron sus energías al enfrentarse no y marchar a la capital del país;.
biografía como las que conoce- entre sí, en una amarga y eterna Los serdanistas exhibían con ello
inos, una curiosa autobiografía; lucha que les impidió emprender -apunta LaFrance- su inexpe-
"curiosa" porque a fin de cuentas reformas significativas y planificar riencia como estrategas militares,
se ha escrito sin el concurso del su futuro. La mayor debilidad pues sus fuerzas no podían com-
personaje aun cuando se utilicen del maderismo en Puebla -dice pararse con las de las tropas fede-
sus textos en ciertos pasajes. La- LaFrance- fue su permanente rales y estatales grandemente
France no se encamina por el fraccionamiento. concentradas en la ciudad, donde
género biográfico ni por la historia Aquiles Serdán dirigió a la co- muchos de sus habitantes eran,
de Madero, sino por la historia rriente radical del movimiento. además, hostiles a la revolución.
del maderismo en Puebla. Sin Activo, resuelto, intransigente y Cuando ésta estalla, fracasa y
embargo, los· dos autores coinci- casi dictatorial -en palabras del muere Serdán, quedando desca-
den en algunas apreciaciones, co- autor-, Serdán y sus partidarios bezada su corriente.
mo el deseo o los esfuerzos de se proponían cambiar la estructu- Este fracaso condujo a un caJ.ll-
Madero para suscitar un cambio ra socio-económica del estado y bio de escenario. La lucha armada
pacífico y no violento, o su inca- del país; si era preciso, como de los radicales deja la ciudad y
pacidad política para sostenerse, siempre lo creyeron, hasta con la se va al campo, ahí donde la neu-
y con él su movimiento, en el po- lucha armada. Por su parte, los tralidad de sus moradores, las po-
der. moderados aspiraban solamente sibilidades de escondite y la me-
La obra de LaFrance se apoya a un cambio de la estructura po- nor presencia de tropas permiten
en más de una veintena de archi- lítica sin el uso de la violencia. "la supervivencia de una guerra
vos, en su mayor parte públicos. Tanto en una como en la otra, de guerrillas en pequeña escala".
Son archivos pertenecientes a di- los objetivos perseguidos tenían Desde el campo los rebeldes lo-
versas instituciones de México, en mucho que ver con las diferen- gran numerosos éxitos, que auna-
los EEUU e Inglaterra. El texto tes extracciones de clase de sus dos a los del movimiento entre
se divide en 7 capítulos que abar- componentes. Guardadas de prin- otros estados del país, provocan
can desde los prolegómenos de la cipio a fin, estas posturas impidie- la renuncia de Porfirio D{az. Pero .
revolución maderista en Puebla ron la unidad del movimiento, y también en el campo los revolu-
(mediados de 1909), hasta el co- si en algún fugaz momento ésta cionarios radicales se dividen en
lapso del movimiento con la im- se produjo, no fue porque las po- varios grupos, acaudillados en su
posición del gobernador huertista siciones cambiaran sino por otras mayoría por líderes o caciques
Joaquín Maas(mediadosde 1913). causas, como la represión guber- regionales. Estos grupos comien-
Es un corto pero particularmente namental indiscriminada, las visi- zan desde entonces a actuar de
intenso periodo de la vida nacio- tas de Madero a Puebla (donde manera independiente, tanto por- .
nal y local, donde en cuestión de había necesidad de "guardar las que estaban geográficamente dis-
meses y aun de días, las situacio- formas"), o debido a "los inge- persos como porque fueron crean-
nes con<!retas viraban con giros nuos llamados a la reconciliación" do o respondiendo a intereses
de ciento ochenta grados. que el líder máximo hiciera a sus propios, de carácter más local.
La división del maderismo en seguidores poblanos. La falta de coordinación de los
Puebla es un tema constante en el La transformación del movi- grupos radicales y el hecho de que
libro de LaFrance. El autor de- miento pacífico en armado se pre- entre sus éxitos Íluncase contara
muestra, en efecto, que el mo- cipita en Puebla por tres fenóme- la toma de la ciudad de Puebla,

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serían dos de los elementos decisi- La creciente desconfianza de los rar una apreciación de LaFrance,
vos en su permanente margina- radicales hacia él, su desagrado contenida en uno de sus ensayos
ción del poder. Así, los espacios hacia los personajes situados en ("Madero y el maderismo en Pue-
del aparato local de gobierno, con el gobierno, y su poca satisfacción bla". Puebla de la colon.ia a la
excepción de la cámara de dipu- por las tibias medidas adoptadas, revolución. Puebla, CIHS-ICUAP,
tados donde siempre dominaron causaron una brecha aún mayor 1987, p. 354).
los adictos del ex-gobernador en el movimiento. Se convirtió en
porfirista Mucio P. Martínez, fue- un abismo cuando los grupos ra-
ron ocupados por los elementos dicales fueron desconsiderada- Ciertamente Madero enfrenta-
conservadores del maderismo, pe- mente reprimidos, cUando las tro- ba muchos enemigos y proble-
se a que no fueran ellos quienes pas que formaban intentaron ser mas de ineptitud pero dudo que
llevaran al triunfo a la revolución. licenciadas con la anuencia de haya sido un demócrata since-
En esta situación, el .tercer ele- Madero y cuando, en cambio, las ro. Su apoyo al Club Central,
mento decisivo fue el apoyo ex- tropas federales y estatales plaga- el nombramiento y apoyo a
plícito y reiterado que Madero das de martinistas-porfiristas no Cañete y del Pozo, la imposi-
otorgó en favor de los moderados fueron tocadas y sí utilizadas para ción de Meléndez y Carrasco,
para ejercer el gobierno de Puebla. encarcelar, matar, perseguir y ha- el encarcelamiento de líderes
Esta actitud "lo separó gravemen- cer huir a los radicales. A los ojos rebeldes, su interferencia en
te de sus numerosos seguidores de éstos Madero y sus favoritos elecciones, su falta de compro-
radicales", en los que se había poblanos habían abandonado la miso para implementar refor-
apoyado, mientras los ahora ~­ causa y pasado a posiciones anti- mas significativas y su distor-
ciados se escondían o se quedaban rrevolucionarias. sión en el rumbo de la historia
inmovilizados por sus titubeos. Los problemas de bandidismo, de su propio movimiento en
A ,cada elección la zanja entre disputas electorales, crisis finan- Puebla indican una falta de
moderados y radicales se hacía más cieras, invasiones de tierras, huel- sinceridad democrática y aun
grande; la unificación de los ma- gas, violencia armada e interven- un cinismo malévolo.
deristas era imposible. Con la ción extranjera (que en dos casos
aprobación de Madero sus segui- tuvieron como motivos hechos
dores "oficialistas" manipulaban ocurridos en Puebla), no fueron No siendo especialista en Ma-
las elecciones para favorecer a los adecuadamente resueltos por Ma- dero, cuán düícil es opinar. Por
elegidos del Presidente e incluso dero ni por sus hombres en el go- ello me limito o no obstante me
para entrar en tratos con la oposi- bierno poblano. Cuando el Presi- atrevo a decir que a Madero ten-
ción católica; "antes que con el dente cae víctima de Huerta, su dría que vérsele con menos seve-
ala izquierda de su movimiento", movimiento en Puebla estaba del ridad. Desde luego, no me parece
Madero prefería tratar, así, con todo quebrado, siendo incapaz ni un místico de la libertad, ni
los viejos porfiristas. de brindarle por ello un apoyo un apóstol de la democracia ni un
Por otra parte, aunque Madero efectivo. La muerte de Madero santo, sino un hombre a cuyas
daba la impresión de desear sin- -dice LaFrance- sólo pudieron fuerzas se antepusieron..sus depi-
ceramente mejorar la condición vengarla sus seguidores radicales lidades, inmerso en sittiaciones
de los poblanos, sus proyectos cuando se unieron a movimientos que enfrentó con tino y con des-
"eran pobres en definición, sólo más fuertes, como los del consti- acierto. Un hombre como mu.chos
moderadamente reformistas y tucionalismo y zapatismo, aunque pero con la enorme diferencia de
claramente diseñados para que en la fusión perdieron su propia hallarse colocado en una posición
resultaran lo más inocuo posible identidad como maderistas. de la que dependía no sólo su
a los sectores privilegiados". Sus Como se ve, el Madero de este propia historia, sino hasta cierto
leves reformas a nadie dejaron libro es muy diferente al Madero punto la de una revolución, la de
contento en Puebla, recibiendo que nos muestra Krauze. Más millares de gentes y la del México
ataques desde todos los flancos. diferente aún resulta al conside- contemporáneo.

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