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PAPEL DE LA NEUROPSICOLOGÍA EN EL ESTUDIO Y

ABORDAJE DE LA ESQUIZOFRENIA

JORGE LUIS CHAPI MORI


Internista de Psicología del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio
Delgado – Hideyo Noguchi”
Universidad Nacional Mayor de San Marcos – Facultad de Psicología
jorgelchm@gmail.com / www.jorgechapimori.blogspot.com

CUESTIONES PREVIAS

a. Importancia de la neuropsicología y neurociencias en el estudio


de la esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno en el cual las capacidades cognitivas y
emocionales se traducen en un comportamiento fragmentado de ambas,
tienden a combinarse o a separarse; es por ello que en muchas
ocasiones se suele tener dificultad para comprender el pensamiento,
actitud y comportamiento en global de las personas que tienen dicho
trastorno. Existe una suerte de divagaciones acerca de esta enfermedad,
sin embargo Emil Kraepelin se propuso estudiar la llamada, por él y su
época, “Demencia precoz”, con la idea firme de desterrar científicamente
el vulgo conocimiento de la esquizofrenia que era vinculado a “locura” o
“anormalidad”. Es entonces que se inicia un gran avance del
conocimiento cabal de la esquizofrenia, su etiología, localización biológica
cerebral y sus funciones. El estudio de la esquizofrenia y la capacidad de
las personas que lo padecen, solía ser visto y estudiado desde la óptica
psicosocial y psiquiátrica, llegándose a delimitar su conocimiento, dejando
de lado las alteraciones cognitivas como cuando E. Bleuler y K. Schneider
sostenían que en la esquizofrenia las funciones intelectuales se
deterioraban mínimamente (Cuesta, M. J.; Peralta, V. y Zarzuela, A.,
2000). El mismo Kraepelin, interesado en obtener información de las
capacidades cognitivas de esquizofrénicos, basado en las investigaciones
del psicólogo alemán Herman Ebbinghaus, aplicó métodos de estudio de
la memoria y su proceso psicofisiólógico en pacientes con alteraciones
psíquicas (Luria, 1986).

Actualmente las ciencias que estudian el sistema nervioso, las


neurociencias, neurobiología, neuropsicología y la neuropsiquiatría se
han interesado en investigar las funciones cognitivas de los trastornos
mentales. El más estudiado por su mayor incidencia a nivel mundial es la
esquizofrenia.

Si bien es cierto la esquizofrenia tiene confluencia con la discapacidad


emocional (apatía, abulia, aislamiento social, etc.) y cognitiva (ideas
delirantes, alucinaciones, distorsión del pensamiento y lenguaje).
(Danielson, Ch. y Abrutyn, L, 1992), esta última función es la que
despierta el interés de las investigaciones actuales, cuyo fin es el uso de
manejar mejor información y llegar a tener nuevas formas de tratamiento,
todo ello contenido en la importancia de reconocer y comprender
adecuadamente la actividad mental (Luria, 1986).

b. Esquizofrenia
Trastorno mental cuyas manifestaciones básicas consisten en una mezcla
de signos y síntomas característicos. Estos síntomas afectan a múltiples
procesos psicológicos, como la percepción (alucinaciones), ideación,
comprobación de la realidad (delirios), procesos de pensamiento
(asociaciones laxas), sentimientos (afecto plano, afecto inapropiado),
conducta (catatonia, desorganización), atención, concentración,
motivación y juicio. No hay ningún síntoma que sea por sí solo
patognomónico de la esquizofrenia. Estas características psicológicas y
conductuales se asocian a diversos tipos de deterioro. Los síntomas
característicos de la esquizofrenia se han clasificado a menudo en dos
grandes categorías (síntomas positivos y negativos), a las que
recientemente se ha añadido una tercera, la de desorganización. No
todos los síntomas descritos están presentes en cada uno de los
pacientes diagnosticados de esquizofrenia. No son específicos, pues se
dan también en otras enfermedades. El trastorno se caracteriza por una
gran heterogeneidad entre los distintos individuos y una variabilidad en
cada uno de ellos a lo largo del tiempo.

Subtipos de esquizofrenia según el DSM-IV-TR (1994): se definen


según los síntomas predominantes en el momento de la evaluación más
reciente y pueden modificarse, por tanto, a lo largo del tiempo.
- Tipo paranoide, en el que la preocupación por los delirios o las
alucinaciones auditivas es una característica prominente.
- Tipo desorganizado, en el que destaca el habla y la conducta
desorganizada y el afecto plano o inapropiado.
- Tipo catatónico, en el que lo más destacado son los síntomas motores
característicos.
- Tipo indiferenciado, que es una categoría inespecífica que se utiliza
cuando ninguna de las demás características de subtipo se manifiesta de
manera predominante.
- Tipo residual, en el que hay una ausencia de síntomas positivos pero
existen signos persistentes de alteración (por ejemplo, síntomas
negativos o síntomas positivos en una forma atenuada).
Aunque el pronóstico y las implicaciones terapéuticas de estos subtipos
son variables, el tipo desorganizado tiende a ser el más grave y el tipo
paranoide el menos grave.

Criterios de clasificación de la esquizofrenia según la CIE-10 (1992)


Este sistema de clasificación plantea que no hay síntomas
patognomónicos, pero sí que ciertos fenómenos psicopatológicos tienen
una significación especial para el diagnóstico de esquizofrenia, que
suelen presentarse asociados entre sí. Estos son:
1) Eco, robo, inserción del pensamiento o difusión del mismo.
2) Ideas delirantes de ser controlado, de influencia o de pasividad,
claramente referidas al cuerpo, a los movimientos de los miembros o a
pensamientos, acciones o sensaciones concretos y percepción delirante.
3) Ideas delirantes persistentes de otro tipo que no son adecuadas a la
cultura del individuo o que son completamente imposibles, tales como la
identidad religiosa o política, la capacidad y los poderes sobrehumanos
(por ejemplo, ser capaz de controlar el clima, estar en comunicación con
seres de otros mundos).
4) Alucinaciones persistentes de cualquier modalidad cuando se
acompañan de ideas delirantes no estructuradas y fugaces sin contenido
afectivo claro, o ideas sobrevaloradas persistentes o cuando se presentan
a diario, durante semanas, meses o permanentemente.
5) Interpolaciones o bloqueos en el curso del pensamiento, que dan lugar
a un lenguaje divagatorio, disgregado, incoherente o lleno de
neologismos.
6) Manifestaciones catatónicas tales como excitación, posturas
características o flexibilidad cérea, negativismo, mutismo, estupor.
7) Síntomas “negativos” tales como apatía marcada, empobrecimiento del
lenguaje, bloqueo o incongruencia de la respuesta emocional (éstos
habitualmente conducen a retraimiento social y disminución de la
competencia social). Debe quedar claro que estos síntomas no se deban
a depresión o a medicación neuroléptica.
8) Un cambio consistente y significativo de la calidad general de algunos
aspectos de la conducta personal, que se manifiesta como pérdida de
interés, falta de objetivos, ociosidad, estar absorto y aislamiento social.
Para el diagnóstico es requisito habitual, por así decirlo, la presencia
como mínimo de un síntoma muy evidente, o dos o más si son menos
evidentes, de cualquiera de los grupos de uno a cuatro; o síntomas de por
lo menos dos de los grupos referidos entre el cinco y el ocho, que hayan
estado claramente presentes la mayor parte del tiempo durante un
período de un mes o más. La CIE-10 también al igual que el DSM IV
diferencia tipos de esquizofrenia: esquizofrenia paranoide, esquizofrenia
hebefrénica, esquizofrenia catatónica, esquizofrenia indiferenciada,
depresión post esquizofrénica, esquizofrenia residual, esquizofrenia
simple, otra esquizofrenia, esquizofrenia sin especificación. Sin embargo,
a pesar de las clasificaciones expuestas, la más usada es la clasificación
de tres categorías de síntomas: positivos (delirios y alucinaciones),
negativos (afecto aplanado, alogia, abolición/apatía y dificultades de
atención) y de “desorganización” (que incluye habla desorganizada,
trastorno del pensamiento; conducta desorganizada y falta de atención).
Los síntomas determinantes en las disfunciones sociales y ocupacionales
de los pacientes con esquizofrenia son los síntomas negativos y los
déficits cognitivos. Los síntomas negativos y los déficits cognitivos son
extremadamente importantes tanto clínicamente como en términos de
rehabilitación, pues afectan a la capacidad de trabajo, las relaciones con
los otros y los lazos emocionales, es decir, la capacidad del paciente para
llevar una vida normal.

TEORÍAS EXPLICATIVAS DEL DÉFICIT COGNITIVO EN LA


ESQUIZOFRENIA

Paralelo al acopio de datos que sobre alteraciones cognitivas en la


esquizofrenia ha generado la investigación han aparecido modelos
teóricos que han tratado de dar una cierta consistencia a la gran variedad
de conclusiones que se desprenden de los diferentes estudios y que en
ocasiones son contradictorios.
Se pueden distinguir dos grandes grupos de modelos explicativos:

Modelos de enfermedad que han dado una explicación al trastorno


esquizofrénico y han integrado de alguna manera los déficits cognitivos
en él y modelos de la función cognitiva que se han centrado en explicar
el funcionamiento cerebral y sus alteraciones fundamentalmente desde el
campo de la neuropsicología. Ampliaremos la más desarrollada, se
encuentran dos modelos de enfermedad:

Modelos de curso: apoyado directamente en la observación e


investigación. Encontramos la más antigua de encefalopatía progresiva
con las descripciones de Kraepelin, quien adujo la presencia de un
deterioro progresivo similar a la demencia precoz (Dementia Praecox). Su
estudio posterior dio como resultado el modelo de la encefalopatía
estática, que afirma que las alteraciones cognitivas están presentes al
inicio o incluso antes del primer brote esquizofrénico y que se mantiene
sin variaciones a lo largo de la vida del paciente a excepción de aquellas
debidas a la edad.

Modelos generales: modelo de vulnerabilidad – estrés. Este modelo


plantea que ciertos individuos son vulnerables o están predispuestos a la
aparición de una esquizofrenia y que diversos factores ambientales
estresantes influyen en la activación de esta predisposición. Favoreciendo
así la aparición del trastorno. Ninguno de estos dos factores por separado
son suficientes para desencadenar el primer episodio o una recaída.

NEUROPSICOLOGÍA Y PSIQUIATRÍA
Distinción entre síndromes neuropsicológicos y cuadros
psiquiátricos

Demencias – Depresión
Existe cierta similitud entre la sintomatología depresiva y de las
demencias, sin embargo el abordaje de ambas indica diferencias
funcionales que deben ser tomadas en cuenta al momento de una
evaluación y terapia. Un cuadro depresivo frecuentemente se manifiesta
como un aparente compromiso global de funciones intelectuales, que de
hecho tiene la apariencia de un severo cuadro demencial, fenómeno que
se denomina seudodemencias depresiva. Más aún, en los estadios
iniciales de un proceso demencial es usual encontrar un componente
depresivo, que hace que el paciente aparezca más afectado de lo que
realmente está; al suprimir la depresión, el cuadro demencial mejora, ya
que era la resultante de dos procesos simultáneos superpuestos.

Criterios comparativos de la depresión y la demencia (Ardila, 1996)


Sugiere depresión Sugiere demencia
• Las quejas subjetivas superan a los • Lo inverso
hallazgos objetivos.
• Depresión persistente • Afecto lábil.
• Minusvalía • Negación
• Exagera las fallas de memoria • Poco crítico o confabula.
• Instalación relativamente súbita • Instalación progresiva.
• Historia de Depresión / manía. • Historia negativa.
• Sabe cómo desempeñarse en su • Dificultades para desenvolverse en
ambiente y buscar ayuda. su ambiente.
• No intenta realizar las tareas. • Intenta realizar las tareas.
• Su conducta es incongruente con su • Su conducta es congruente con su
deficiencia cognitiva deficiencia cognoscitiva.

Afasia – Esquizofrenia
La neuropsicología y la psiquiatría se encargan de diferenciar entre un
trastorno y otro. La manera más directa de abordar el problema es
conocer cuáles son los mecanismos de transformación del lenguaje, tanto
en el paciente esquizofrénico como en el afásico, en relación con ciertas
jergas afásicas, que fácilmente suelen confundirse con un lenguaje
psicótico.

En la esquizofrenia no existe realmente un trastorno del lenguaje sino del


pensamiento, existen errores como: la sobreinclusión, la formación
equivocada de palabras y frases, tendencia al concretismo y
transformación de palabras que tienen similitud fonológica y semántica.

El paciente afásico presenta inadecuada utilización de palabras


(parafasias): parafasias literales y parafasias verbales. Cuando una
palabra se encuentra transformada respecto de su original de manera
irreconocible entonces estamos hablando de un neologismo afásico. Si
surgen gran cantidad de palabras irreconocibles entonces se trata de
jerga afásica o jergofasia. Es así que las jergas constituyen el cuadro
afásico que tiene mayores probabilidades de ser confundido con un
lenguaje esquizofrénico. Las afasias (tipo Broca, motoras o expresivas; o
por compromisos de los aspectos sintagmáticos del lenguaje), difícilmente
se confunden con trastornos psiquiátricos.

Síndrome frontal –Manía, depresión, psicopatía


Un examen psiquiátrico de rutina puede ser precipitante de un diagnóstico
erróneo si es que se llega a conjugar o confundir entre un síndrome
prefrontal con la psicopatía y la depresión. Al síndrome frontal derecho se
lo ha llamado cuadro de pseudopsicopatía, y al síndrome frontal
izquierdo, cuadro de pseudodepresión. En el primer caso el paciente se
muestra desinhibido, sin prospección de sus actos y poco atento a las
normas de conducta social; puede entonces parecer un tanto psicópata
en su conducta, puesto que realiza actos inmorales que nunca había
manifestado. En el segundo el paciente demuestra escaso interés por el
medio circundante, responde poco a los estímulos y su actividad motora
decrece notoriamente. En estas circunstancias, suele producir la
impresión de hallarse en un estado depresivo. En el caso de mostrarse
hiperactivo a todos los estímulos, con gran fuga de ideas y serios
problemas de atención, puede dar la impresión de que es un paciente
maníaco.

Características sobresalientes del daño prefrontal derecho e


izquierdo (Ardila, 1996)

Derecho Izquierdo

Desinhibición conductual Apatía, desinterés.


Hipomanía, hiperreactividad. Pseudodepresión
Pseudopsicopatía Hiporreactividad
Fuga de ideas y concrestismo Afasia dinámica, mutismo
Cambios de personalidad Ausencia de interés
Alteración en la conducta social Programación motora pobre
Puerilidad. confabulación Perseveración
Reducción de la espontaneidad
conductual
LA EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA Y LOS DÉFICITS
NEUROPSICOLÓGICOS EN LA ESQUIZOFRENIA

c. Déficits atencionales
La atención, constructo estudiado en constantes investigaciones y
abordados en las tareas de asistencia y tratamiento clínico, también ha
sido estudiada organizadamente a partir de los estudios de Kraepelin
quien adujo que los déficits atencionales es una característica
neuropsicológica importante a tomar en cuenta en esquizofrénicos.
(Navarro, 2004). A pesar de los inicios de estudio de este proceso
cognitivo, en la actualidad no se ha llegado a un total consenso en la
influencia y relación con el rendimiento cognitivo en personas con
esquizofrenia. A ello se agrega los estudios de Rund y Borg (Pardo, 2005)
quienes aducen que no ha surgido una clara caracterización acerca de la
precisa naturaleza de los déficits atencionales en la esquizofrenia.
Además la definición de atención se torna poco clarificado, dado que
según conclusiones de Pardo (2005) sostiene que algunos autores
refieren que la atención no es en sí misma una función cognitiva sino más
bien una “actividad direccional”, cuya función es la de facilitar el desarrollo
de los demás procesos cognitivos. Es por ello que en el trabajo con
dichos sujetos se proponen principalmente dos vertientes, una es la de
considerar el déficit de atención debido a un exceso de respuesta a los
estímulos atencionales, llamado hiperatención; y por otro lado
encontramos al fenómeno opuesto, es decir la débil respuesta atencional
a los estímulos externos e internos, llamada hipoatención. Sobre esta
distinción entre hipoatención e hiperatención según Sarter (1994),
Ganzelves y Haenen (1995) Mar, Smith y Sarter (1996) (citados en
Navarro, 2004) llegan a distinguir que éstas están regidas por una
hipoactividad e hiperactividad colinérgica cortical, respectivamente.

Lo estudios llevados a cabo, respecto a la función atencional


disfuncionales en la esquizofrenia, encontramos:

a) Atención sostenida (“vigilancia”), propia de la selección y codificación


del estímulo
b) Atención dividida (a más de un estímulo al mismo tiempo)
c) Procesamiento temprano de la información visual.

Green (citado en Pardo, 2005) que, según su criterio, la atención selectiva


(concentrarse en un estímulo desechando otros presentados
simultáneamente) es la más afectada.
Los pacientes esquizofrénicos también presentan déficits en las tareas
de tiempo de reacción simple, en las cuales deben apretar una tecla del
ordenador lo más rápidamente posible cuando ven u oyen un
determinado estímulo. Las pruebas de tiempo de reacción complejo les
resultan más difíciles que las de reacción simple dada la poca habilidad
de estos sujetos para beneficiarse de los intervalos interestímulo
predecibles.

d. Trastornos mnésicos
Este aspecto cognitivo ya había sido de interés del psiquiatra alemán
Emil Kraepelin, quien basado en las investigaciones del psicólogo alemán
Herman Ebbinghaus, aplicó métodos de estudio de la memoria y su
proceso psicofisiólógico en pacientes con alteraciones psíquicas (Luria,
1986). A ello se suma estudios orientados a la investigación del
funcionamiento del lóbulo temporal medial.

La memoria de trabajo es el área de mayor trabajo (working memory)


realizado en estudios, muchos investigadores consideran, por su
vinculación con la corteza prefrontal, como el núcleo central de los
trastornos cognitivos en la esquizofrenia. Este tipo de memoria se ha
relacionado con la mayor parte de las tareas cognitivas que
simultáneamente significan implican un almacenamiento y procesamiento
de la información. Existe una notable evidencia de que la esquizofrenia se
caracteriza por un deterioro de la memoria de trabajo tanto verbal como
visual, al margen de los efectos de la medicación (Javitt, 1995; Park,
Holzman y Goldman – Rakic, 1995, Carter, 1996; Gold, 1997, citados en
Navarro, 2004). Así se ha demostrado que una muestra significativa de
pacientes con esquizofrenia rindió notablemente peor que en los
controles de memoria visual y verbal, sin embargo no todos los pacientes
con esquizofrenia tienen problemas marcados de memoria, por lo que
futuras investigaciones deberían tener en cuenta a los distintos subgrupos
de pacientes, con la finalidad de relacionar los déficits de memoria y
psicopatología. Schroder, 1996 (citado en Navarro, 2004) refiere en
investigaciones relaciones en la cual halló que los pacientes con pero
rendimiento en memoria de trabajo podrían agruparse en el subgrupo
denominado “síndrome desorganizado”, caracterizado por altos niveles de
trastornos del pensamiento, desorganización conceptual, tensión y
nerviosismo. En cambio los pacientes pertenecientes al subgrupo
“ideación delirante”, caracterizado por la presencia de ideas delirantes y
alucinaciones, tendrían más problemas en la memoria de reconocimiento.

A pesar de que algunos autores se han referido a los trastornos de


memoria en este tipo de pacientes como un auténtico “síndrome
amnésico” o un “deterioro selectivo” relativamente más severo que otros
déficits neuropsicológicos, la mayor parte de los trabajos realizados
apoyan la idea de que los déficits mnésicos representan una
característica central del nivel de rendimiento neuropsicológico de la
esquizofrenia. Prácticamente todos los estudios sugieren que los
problemas de memoria se relacionan con una disfunción bilateral de los
sistemas neuronales ubicados en la corteza temporal medial.

e. Funciones ejecutivas
La neuropsiquiatría y la neuropsicología trabajaron paulatinamente para
lograr la distinción de trastornos que cubrían similares síntomas, claro
ejemplo representan los pacientes con síndrome frontal y esquizofrénicos
de mal pronóstico. Precisamente estudios como por ejemplo de Lizaker y
Bell, 1994 (citado en Navarro, 2004), considera que las características
comunes en amos grupos son las dificultades en planificación, pérdida del
juicio social, falta de iniciativa y aplanamiento afectivo.

f. Trastornos práxicos
A principios del siglo XX Bleuler (1911) mencionó la presencia de
trastornos del movimiento en un grupo de pacientes esquizofrénicos.
Dichos manierismos extraños ya habían sido apuntados por Kraepelin en
1904. Muchos años después, se han efectuado investigaciones
metodológicamente bien diseñados para intentar esclarecer la posible
presencia de trastornos práxicos en la esquizofrenia. En este sentido,
Manschreck, Maher y Rucklos (1982) han hallado que, junto a la torpeza
y dificultad en los movimientos espontáneos, existen importantes
alteraciones en la coordinación y secuenciaciones motoras. En esta
misma dirección, recientemente se ha profundizado en el estudio de las
praxias y otras tareas motoras realizadas por personas diagnosticadas de
esquizofrenia, en comparación con un grupo de control, sugiriéndose la
existencia de una posible disfunción corticoestriatal (Schwartz et al.,
1996, citado en Navarro, 2004). Los resultados obtenidos no indican un
claro patrón apráxico entre el grupo de esquizofrénicos, aunque la
ejecución suele ser peor en tareas motoras frontales (secuenciación
motora bucofacial y coordinación recíproca manual) entre las personas
con mayor cantidad de síntomas negativos, detectándose además un uso
más frecuentes de partes del cuerpo como si se tratara de objetos. A
pesar de estas evidencias dispráxicas, el déficit motor parece ser
independiente del cognitivo, y aunque en la esquizofrenia parece
observarse un déficit neuropsicológico generalizado, esta patología
debería considerarse a nivel funcional como una combinación múltiple de
déficits específicos sin un perfil definido.

g. Lenguaje
El lenguaje de los pacientes con esquizofrenia puede presentar diversas
formas de desorganización. El sujeto puede perder el hilo de la
conversación, saltando de un tema a otro (“pérdida de las asociaciones”);
las respuestas pueden tener una relación oblicua o no tener relación
alguna con las preguntas (“tangencialidad”), y, en raras ocasiones, el
lenguaje puede estar tan gravemente desorganizado que resulta casi
incomprensible y se asemeja a la afasia de Wernicke en su
desorganización lingüística. Puesto que la desorganización leve del habla
es frecuente e inespecífica, el síntoma debe ser suficientemente grave
como para deteriorar la efectividad de la comunicación. Durante los
periodos prodrómico y residual de la esquizofrenia puede presentarse una
desorganización del pensamiento o el lenguaje menos grave (APA, 2001)

TRATAMIENTO - REHABILITACIÓN COGNITIVA

La evaluación neuropsicológica no sólo nos sirve como cribaje o formas


de detección específica de alteraciones o deterioros neurocognitivos,
sino ésta es la base para futuras investigaciones y formas adecuadas
de tratamiento. Es importante poner en relieve el fundamento de Ortiz
(1997) respecto a la integración y formación de la personalidad, con
ello diríamos que los déficits cognitivos no son un grupo aislado que
tiene que ser resarcido o tratado independiente de los factores
psicosociales, sino que tiene que integrarse a ello como parte de la
actividad personal, es así que Pardo (2005) ha planteado que los déficit
en ciertas áreas neurocognitivas pueden limitar la capacidad del
paciente para adquirir, retener o reaprender ciertas habilidades. Con lo
cual daríamos énfasis a 3 áreas de intervención y estudio en la
esquizofrenia: funcionamiento social, funcionamiento ocupacional y
adquisición de habilidades para la vida cotidiana independiente.
Incluyendo medicación y psicoeducación.

La rehabilitación y el tratamiento de la esquizofrenia, en conjunto, han


ido progresando paulatinamente; actualmente encontramos programas,
instituciones y políticas ligadas a ello. La investigación neuropsicológica
no ha sido ajena a este contexto, existen diversos trabajos
fundamentados en la importancia de la rehabilitación de personas con
esquizofrenia, en un trabajo de Penadés (2002) comprobó a través de
contrastes biológicos la efectividad del tratamiento de rehabilitación
neuropsicológica en pacientes con esquizofrenia con déficits cognitivos
y sintomatología negativa. Se quería observar los efectos de la
rehabilitación. Se analizaron en tres ámbitos diferentes: funciones
cognitivas, funcionalismo cerebral y funcionamiento psicosocial, la
premisa es que éstas producen cambios en el flujo sanguíneo cerebral
frontal detectables mediante SPECT en condiciones de activación. Se
concluyó que la rehabilitación neuropsicológica posibilita un progreso en
el rendimiento cognitivo, disminución del patrón de hipofrontalidad,
desarrollo de la autonomía personal y una mejora de la actividad
psicosocial en los pacientes esquizofrénicos de mal pronóstico. Los
trabajos en esta temática están abarcando la intervención y trabajo
interdisciplinario, que es la determinante en estos últimos tiempos en
todo ámbito de la ciencia.

CONCLUSIONES

Ψ Los estudios de investigación de los déficits neuropsicológicos que


presentan los pacientes con esquizofrenia ha progresado
notablemente en los dos decenios últimos, sin embargo la creciente
neuropsicología en esta etapa actual no permite a cabalidad obtener
datos consistentes persé en este trastorno.
Ψ Algunos síndromes neurológicos y neuropsicológicos presentan
grandes similitudes con cuadros psiquiátricos y, por lo mismo, en
ocasiones el diagnóstico diferencial puede resultar difícil. Es de
suponer que esta similitud nos está indicando algo acerca de los
mecanismos del sistema nervioso implicados en diversos trastornos
psiquiátricos.
Ψ La evaluación conductual integral del paciente con esquizofrenia
debe incluir pruebas que exploren ampliamente los procesos
neuropsicológicos básicos que subyacen en la conducta. la
utilización de instrumentos y estrategias adecuadas para evaluar y
explorar la relación entre el cerebro y la conducta nos permitirá
conocer y comprender mejor la organización cerebral y su actividad
mediante conductas en el medio circundante.
Ψ La mejoría neuropsicológica se asocia a una mejora del
funcionamiento psicosocial, concretamente a un aumento de la
autonomía personal y del funcionamiento psicosocial general de las
personas con esquizofrenia.

REFERENCIAS

American Psychiatric Association (2001) Manual diagnóstico y estadístico de


los trastornos mentales DSM IV. Barcelona: Masson

Ardila, R. (1996). Diagnóstico del daño cerebral. México D. F.: Trillas.

Cuesta, M. J., Peralta, V. y Zarzuela, A. (2000). Neuropsicología y


esquizofrenia. Revista ANALES; Vol. (23), Suplemento 1; 51 – 62.
Danielson, Ch. y Abrutyn, L. (1992). CIE 10 trastornos mentales y del
comportamiento. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico. Madrid:
Forma.

Luria, A. R. (1986 3° ed.). Atención y memoria. Barcelona: Ediciones Martínez


Roca.

Luria, A. R. (1988). El cerebro en acción. Buenos Aires: Orbis.

Navarro, J. (2004). Bases biológicas de las psicopatologías. Madrid: Ediciones


Pirámide.

Ortiz, P. (1997). La formación de la personalidad. Lima: Dimaso.

Pardo, V. (2005). Trastornos cognitivos en la esquizofrenia. Estudios cognitivos


en pacientes esquizofrénicos: puesta al día. Rev Psiquiatr Urug 2005; Vol. (69);
71 – 83.

Penadés, R. (2004). La rehabilitación neuropsicológica del paciente


esquizofrénico. Rev Psiquiatría Fac Med Barna; Vol. 31(1); 42–45.

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