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Es el año 2327.

Tierra, una vez fuerte, ahora trata de


recuperarse de la devastación de la gran guerra. Durante la
batalla, se perdieron millones de vidas y ciudades fueron
destruidas. Con la necesidad de reconstruir, el gobierno
recurrió a otros planetas. Un día, una nave espacial llegó desde
el planeta Glecerus. Los alienígenas intercambiaron tecnología
y medicina para los seres humanos dispuestos a ser
compañeros de su gente.
Georgie Larson creció en un orfanato en la Tierra, esperando 2
y rezando por una familia. Se ofrece voluntario para ir a
Glecerus en busca de un compañero entre la raza
alienígena. Pero los sueños de Georgie son aplastados cuando
se entera de que ninguno de los machos Glecerian pujan por él
durante la subasta.
El embajador Rett T'Rul y su hermano Lund están
interesados en convertirse en el compañero de Georgie. Pelean
sucio para reclamar al ser humano, pero pronto se dan cuent
que ellos no sólo están perjudicándose entre sí, sino que están
perjudicando a Georgie también. Al final, la elección es dada a
Georgie. ¿Qué macho elegirá? Rett, el Embajador de Sweshan,
o Lund, el propietario de un Club de placer?
3
PLANETA GLECERUS 02:
La Elección

OLIVIA BLACK
Capítulo Uno

Georgie Larson se quedó en la barra dentro del club de


placeres Glecerian, ahogando sus penas en una botella de
alcohol de colores brillantes. Él hizo girar el líquido de color 4
púrpura-azul en el interior del cilindro de vidrio antes de tomar
otro trago. El licor dulce salpicaba contra su lengua, pero el
sabor cambiaba, quemando un sendero de lava por su
garganta. Georgie se encogió. Tosió y farfulló, pero Georgie
no sería disuadido. Él tomo otro trago.
El quería olvidar. Él quería fingir que la subasta nunca había
sucedido. La realización de que ninguno de los machos
Glecerian quería estar acoplado a él, rompió el corazón de
Georgie, rompiendo el órgano en un millón de pequeñas piezas
dentro de su pecho. El dolor era tan abrumador, que Georgie
pensó que nunca volvería a recuperarse.
Él todavía no podía recordar las palabras exactas del
embajador Glecerian.
Lo único que podía recordar claramente, era al macho
diciéndole que él iba a los dormitorios individuales. A partir de
ese punto, el sonido de un zumbido terrible llenó sus oídos,
ahogando a todo lo demás. Él fue catapultado de nuevo a su
infancia, en el orfanato en la Tierra, y recordó una vez más,
que nadie lo quería.
Georgie negó con la cabeza, cambiando rápidamente su línea
de pensamiento. Él no quería pensar en la Tierra o en su
situación actual.
La nave llegaría mañana. Y él sería llevado a otro
planeta. Uno llamado Sweshan. A pesar de que Georgie sabía
lo que esperar del planeta de agua y los alienígenas que vivían
allí, él todavía no quería dejar Glecerus. Y él no quería dejar a
sus nuevos amigos tampoco, ambos habían encontrado 5
compañeros entre los machos Glecerian. Georgie soltó un
lamentable pequeño gemido y tomó otro trago.
―¿Qué estás haciendo, pequeño humano?
―Georgie― Él farfulló al camarero. ―Mi nombre es
Georgie.
―Bien― El macho Glecerian gruñó. ―¿Qué haces,
Georgie?
―Estoy bebiendo―Dijo él, como si no fuera obvio.
―¿Sabes que esas cosas queman tus entrañas?
―Eso es lo que estoy esperando.
El macho suspiró.
―Tu vida no puede ser tan mala.
―Tú no tienes ni idea.
El macho se apoyó en la barra.
―Pruébame.
Georgie miró el macho. El Glecerian, como el resto de su
especie, era hermoso. Tenía el pelo largo hasta los hombros,
blanco como la nieve, piel blanca, y ojos negros.
El también tenía líneas negras que se arremolinaban en un
patrón hasta los dos brazos musculosos y a través de su
elegante pecho, desnudo, significando su nombre y rango
dentro de la comunidad Glecerian.
―Me ofrecí voluntariamente para venir aquí a Glecerus. Yo
quería un compañero. Yo quería una familia, pero nadie... ―
Detuvo las lágrimas llenando sus ojos. ―Nadie... ― Georgie 6
se aclaró su garganta, negándose a llorar frente al
desconocido. ―Ninguno de los Glecerians me eligió.
El macho frunció el ceño.
―A pesar de que somos una raza avanzada, parece que hay
hombres estúpidos entre nosotros. No sé cómo alguien pudo no
mirarte. Eres un joven hombre hermoso.
Georgie se burló.
―Sí, correcto.
No era hermoso como Sebastian o Aaron, los dos seres
humanos con quienes él había hecho amistad en el interior de
los dormitorios. Georgie era normal.
Trató de demostrar su valía una y otra vez, pero por alguna
razón, siempre se llevaba el palo corto. A diferencia de los
demás seres humanos, Georgie había leído el manual que le
fue dado cuando él se ofreció voluntariamente, del principio a
fin. Él tenía una actitud positiva y llevaba una sonrisa, sin
importar cuán grave parecía la situación. Pero la subasta había
cambiado su punto de vista sobre el futuro. Había sido una
bofetada en la cara. Demostró una vez más, que no era lo
suficientemente bueno.
―Es cierto― El macho insistió. ―Eres hermoso.
―¿Tienes una pareja?
Él negó con la cabeza.
―No.
Georgie disparó al macho una mirada contrariada.
―Entonces ¿por qué no haces una oferta en mí?
―Yo no estoy en busca de un compañero, ya no más. 7
―Por qué no? ― Pregunto Georgie.
―Porque el humano que yo quería, fue comprado por otro.
―Oh. ―Los hombros de Georgie cayeron. ―Lo siento.
―No había nada que pudiera hacer. El hombre que ganó la
subasta fue un embajador. Se les dan privilegios especiales,
debido a que pasan la mayor parte de su tiempo fuera del
planeta.
―Eso no me parece justo.
―No es, pero es la ley.
―Entonces, ¿quieres una pareja? ― El macho asintió.
―Sí, pero mi compañero tendría que aceptar el hecho de que
soy dueño de este club y no voy a renunciar a él.
―No deberías tener que hacerlo― Georgie le dijo. ―No
hay nada malo con el club de placer.
―No crees que un compañero humano podría tener celos de
que estoy rodeado de sexo sobre una base diaria?
―Supongo que esto dependerá de su nivel de actividad en el
club. Tú participas en el... uh... ― Georgie dio un vistazo a la
habitación, contemplando a los hedonistas a su alrededor.
―¿Tú participas en las actividades de aquí, en el club?
―He sido conocido por jugar un poco, pero si tuviera un
compañero, no habría ninguna razón para buscar en otra parte.
―Bueno, entonces ―Georgie se encogió de hombros ― No
creo que habría un problema.
―¿Deseas permanecer en Glecerus, Georgie?
Georgie asintió con la cabeza rápidamente. 8
―Sí, quiero vivir aquí.
El macho apretó los antebrazos contra la barra y se inclinó
hacia delante. Él bajó la voz y dijo:
―Creo que yo sé cómo resolver ambos de nuestros
problemas.
―Realmente? ―Georgie se inclinó hacia adelante,
presionando su pecho contra el borde de la barra. ―Cómo?
El macho le hizo un guiño.
―Tú podrías convertirte en mi compañero.
Una lenta sonrisa se dibujó en los labios de Georgie. No se
oponía a la idea. De hecho, le gustaba mucho la sugerencia de
aquel macho. Podía quedarse en Glecerus con sus amigos. Él
no tendría que ir a Sweshan.
―¿Estás hablando en serio?
―Sí. ― Asintió. ―De hecho, podría llevarte hasta el centro
de tratamiento en este momento y poner mi marca en ti.
―Tu marca― Murmuró Georgie.
Georgie bajó los ojos hacia abajo en el pecho del macho e
inspeccionó su marca de cerca. Se preguntó cómo la tinta
negra y espesa se vería garabateada en su propia carne. ―Y yo
sería capaz de quedarme?
El macho asintió.
―Podrías quedarte.
―Y tú quieres que yo sea tu pareja? ―Georgie cuestionó,
con ansiedad esperando escuchar lo que el macho tenía que
decir.
―Quiero que seas mi compañero― Confirmó. 9
Georgie colocó la botella de alcohol en la barra superior.
Sonrió.
―Sí. ― El sonrió hacia el macho y asintió. ―Voy a ser tu
compañero.
El macho extendió su mano.
―Lund T'Rul.
Él tomo la mano extendida de Lund.
―Georgie Larson.
―Deberíamos dirigirnos hacia el centro de tratamiento?
Georgie asintió. El quería ir antes de que Lund cambie de
opinión.
―Está bien, déjame hacer una llamada rápida. Nos veremos
en la puerta.
Georgie se deslizó del taburete y se puso de
pie. Rápidamente ajustó su ropa, enderezando la camiseta
negra sin mangas y los pantalones de cuero antes de caminar
hacia la entrada del club. Georgie se trasladó a través de la
multitud, tejiendo su camino alrededor de los machos
Glecerian y unos pocos humanos. Cuando llegó a la puerta de
cristal opaco, la abrió, y salió al exterior.
Georgie tomó una respiración profunda. El mercado, que
estaba normalmente lleno de gente durante las horas diurnas,
se había vaciado un poco, aunque todavía había algunas
personas en la zona. Algunos estaban sentados en el interior de
los restaurantes, mientras que otros pasaron junto a Georgie,
en dirección a la entrada y salida del club de placeres.
El estaba de pie, a un lado, a la espera de Lund unirse a 10
él. Ahora que estaba solo, Georgie se sentía tímido. Él no tenía
miedo de convertirse en el compañero del macho, pero estaba
preocupado de que Lund podría decidir que no quería estar con
él.
La energía nerviosa corrió a través de su sistema, y en poco
tiempo, Georgie comenzó a sentirse enfermo del
estómago. Está bien. Todo va a estar bien. Él charló un poco
con sí mismo, con la esperanza de que las palabras pudieran
aliviar su malestar.
Georgie mantuvo un ojo en la puerta, observando y
esperando. Después de varios minutos, Lund cruzó el
umbral. Él hizo contacto visual con Georgie y sonrió. La
sensación de malestar en la boca del estómago de Georgie al
instante desapareció, y sus músculos se relajaron.
Lund extendió su mano, y Georgie la tomó, entrelazando sus
dedos juntos. Se quedó mirando sus manos, los dedos fuertes y
blancos de Lund se envolvieron alrededor de su mano más
pequeña, bronceada. Lund dio al brazo de Georgie un suave
tirón, y los dos comenzaron a caminar hacia la cinta de
transporte.
Georgie se subió a la vía en movimiento y se agarró a la
barandilla con su mano derecha. La cinta se movía a un ritmo
rápido. Ellos se trasladaron de una cinta a la otra, dirigiéndose
a la planta superior donde estaba el centro de tratamiento y el
dormitorio.
Cuando llegaron al centro de tratamiento, Lund empujó la
pesada puerta, y entraron. 11
En su mayor parte, el lugar estaba a oscuras, a excepción de
una fuente de luz. En la esquina, Georgie pudo ver una sola luz
por encima del cilindro de vidrio. Era similar a los que él había
visto en el mercado, salvo que ésta era más amplia.
Georgie había leído sobre esta máquina en particular en el
manual, y sabía a lo que esperarse. Su cuerpo iba a ser medido
y, a continuación, una réplica exacta de la marca de Lund
sería quemada bajo varias capas de la carne de
Georgie. Después de eso, ellos serían oficialmente
compañeros.
―Así que, es esto― Dijo Georgie.
―Venga. ― Lund llevó a Georgie a la parte posterior de la
habitación.
A medida que se acercaban, Georgie se dio cuenta que no
estaban solos. Un macho Glecerian, que llevaba un uniforme
azul, estaba de pie junto a la máquina.
―Me lo debes― Dijo.
―Y yo siempre pago mis deudas―Respondió Lund.
El macho dio un sutil movimiento de cabeza antes de volver
su atención a Georgie y preguntando,
―¿Tienes alguna pregunta antes de empezar?
Sólo tenía una pregunta.
―¿Me dolerá?
―Puede haber una pequeña molestia, pero te voy a dar algo
para el dolor. ― El macho sacó una jeringuilla del bolsillo.
Georgie asintió.
―Ok. 12
―Necesito que te quites la ropa y entres en el interior del
cilindro. Esto no llevará mucho tiempo.
Georgie se quitó la ropa y entregó el material a Lund. El
macho lo cogió, colgando la ropa de Georgie sobre su
antebrazo musculoso. Una vez desnudo, Georgie dio un paso
dentro del cilindro. Se dio la vuelta y miró hacia delante.
Georgie echó un vistazo hacia Lund y vio una mirada
intensa en los ojos del macho. En todos sus años, Georgie
nunca había estado en el extremo receptor de una mirada así.
El deseo inundó su sistema, y se estremeció
involuntariamente.
En ese momento, el macho Glecerian pinchó la jeringa en el
muslo de Georgie. Él dejó escapar un grito.
―Ay. ― Antes de que pudiera decir nada más, una
sensación de entumecimiento se abrió camino a través de su
cuerpo, dejándolo un poco mareado.
El macho deslizó la jeringa en el bolsillo.
―No deberías sentir ningún dolor.
Él salió y cerró la puerta del cilindro, Georgie fue bloqueado
en el interior. Un brazo metálico, sosteniendo un plato
redondo, se acercó a él. El objeto se movía alrededor de su
cuerpo, tomando las medidas necesarias para el tatuaje. Le
tomó varios minutos, pero cuando su trabajo fue completado,
el brazo se movió de nuevo a su posición original.
―La banda va a caer hacia abajo, así que no te muevas.
Una gruesa pieza de material bajó, rodeando a Georgie por
completo. La cortina bloqueó su visión, dejando fuera a 13
Lund. Una serie de luces brillantes se encendieron, y Georgie
cerró los ojos, apretando los párpados. Se quedó congelado en
el interior del cilindro, esperando pacientemente a que la
máquina hiciera su trabajo. Su piel se erizó cuando las luces
quemaron en su carne el diseño, pero no era un dolor real.
―Estás haciéndolo muy bien― Lund le dijo, alentándolo
con su voz.
Cuando las luces brillantes se apagaron, Georgie abrió los
ojos. La cortina, revelando lentamente a Lund. La puerta se
abrió y Georgie dio un paso fuera del cilindro. Se miró las
gruesas marcas negras en su piel, inspeccionando su nueva
tinta. Las marcas eran increíbles. Ellas corrieron hasta sus
brazos y sobre los hombros. Hubo incluso unos pocos
remolinos en el pecho de Georgie.
Lund extendió el brazo, y Georgie sonrió.
―Gracias. ―Agarró los pantalones y tiró de ellos,
cubriendo su desnudez. El material de mantequilla suave se
sentó bajo en sus caderas. Georgie cogió la camiseta negra sin
mangas y sostuvo con fuerza su puño alrededor del
material. No quería cubrir sus marcas. Él quería que todo el
planeta Glecerus vea que estaba acoplado a Lund.
―Felicidades. ― El macho se volvió hacia la máquina y
propulsó hacia abajo.
―Gracias, mi amigo― Dijo Lund.
―No lo menciones. ― El macho los desechó.
Lund cogió la mano de Georgie, presionando sus palmas
juntas. Él tomo la iniciativa, guiando a Georgie fuera del 14
centro de tratamiento.
―¿Estás listo para ir a casa?
Casa. Esa sola palabra llenó el corazón de Georgie, pegando
el destrozado órgano de nuevo junto. Tenía una casa. Él tenía
un compañero, y pronto, tendría una familia.
Capítulo Dos

―¿Estás listo para ir a casa?


Georgie lo miró con sus ojos multicolores -de oro mezclado
con verde- y sonrió. 15
―Sí.
Se inclinó y apretó sus labios contra la frente de Georgie en
un beso rápido. Enderezándose en toda su altura, Lund dio en
el brazo de Georgie un suave tirón. Él llevó a Georgie a la
cinta transportadora y por el pasillo, hacia su hogar en la
región de Nviia 'Pladur.
Lund T'Rul sabía que estaba rompiendo una media docena
de leyes Glecerian, pero eso no le impidió reclamar al ser
humano. El aceptaría de buen grado cualquier castigo,
mientras Georgie fuera su compañero. Con sus marcas de
forma permanente grabadas a fuego en la piel del ser humano,
nadie sería capaz de llevar a Georgie de él. Ahora, sólo
necesitaba reclamar el cuerpo de su compañero.
Ser el propietario de uno de los clubes de placer más
populares del planeta, dio a Lund el acceso a personas
poderosas. El tenía amigos en lugares altos, y como tal, Lund
había sido capaz de ver los documentos del humano antes de
que alguna vez haya puesto un pie en Glecerus. Georgie
Larson se destacaba entre los otros voluntarios humanos.
La imagen adjunta a su expediente atrajo a Lund, capturando
su atención. Fueron los ojos del humano. Parecía triste y
emocionalmente roto, a pesar de que llevaba una sonrisa. Era
una clara contradicción.
A partir de ese punto, la curiosidad de Lund creció. Él no
podía quitarse a Georgie de su cabeza. Su obsesión aumentó
mientras esperó tres largos meses para que la nave espacial
llegara de vuelta a Glecerus. Lund planeó hacer una oferta en 16
los documentos de Georgie en la subasta, pero nunca se le dio
la oportunidad. Otra persona se abalanzó y compró a Georgie
antes de que la subasta se abriera al público.
Enojado por la pérdida, Lund intentó hacer una oferta en otro
ser humano, pero no pudo conseguir olvidar a Georgie.
Lund pensó que sus posibilidades de tener a la pareja que
realmente deseaba se acabaron, hasta que Georgie entró en su
club. El ser humano estaba evidentemente con malestar. Él no
sabía que un embajador había comprado sus documentos antes
de que la subasta incluso comenzase. Georgie suponía que él
no era deseado, pero Lund sabía la verdad, y había tomado
ventaja de la situación. A pesar de que le hizo sentir algo de
culpa, nunca se arrepentiría de reclamar a Georgie.
Cuando llegaron a su destino, Lund colocó su palma contra
el escáner de la puerta situada en la pared interior del
pasillo. La puerta de cristal silbó y se abrió. Cuando pasaron
por encima del umbral, las luces se encendieron de forma
automática. Cuando la puerta se cerró, Lund apretó la mano en
el control de seguro.
Su casa, su hogar, era cálida y acogedora. Era similar a las
otras casas Glecerian, con altos techos de piedra, una sala de
estar abierta con muebles cómodos, y una amplia
cocina. Abajo por el pasillo había tres dormitorios. La suite
principal, una sala de ejercicios, y, con suerte, un día, un
cuarto para niños.
―Es hermoso― Murmuró Georgie en agradecimiento.
El pecho de Lund se hinchó de orgullo. 17
―Me alegro de que te gusta. ― Él asintió con la cabeza.
―Lo hago. Realmente me gusta mucho.
―¿Te gustaría mirar alrededor?
Georgie a regañadientes soltó la mano de Lund y comenzó a
mirar alrededor.
Sus ojos rebotaron alrededor del gran espacio, tomando
todo. Cuando Georgie caminó por el pasillo, Lund fue a la
cocina. Él esperó, dando a Georgie algún tiempo para
investigar su nuevo hogar. Después de un rato, la curiosidad de
Lund sacó lo mejor de él, y comenzó a buscar a Georgie.
Lund llegó a una brusca parada en el umbral de la habitación
principal. Él aspiró en un aliento agudo mientras miraba a su
compañero. Georgie estaba tumbado desnudo en la cama,
completamente expuesto. La mirada de Lund vagó por la
forma del joven hombre, tratando de memorizar cada pulgada
cuadrada. Georgie era impresionante. Era la criatura más bella
que Lund había visto en toda su vida.
El pene de Lund se endureció dentro de los confines de sus
pantalones, presionando contra los lazos de cuero. Entró en la
habitación y se paró a los pies de la cama. Lund comenzó a
quitarse la ropa, ni una sola vez quitó los ojos de su nuevo
compañero.
Los ojos de Georgie se ampliaron cuando él miro la polla
dura de Lund. Se quedó de pie, congelado, dando a su
compañero tiempo para inspeccionar a su cuerpo.
La polla de Lund era diferente de los seres humanos, no sólo
en tamaño, sino también debido a la crestas y protuberancias 18
que corrían a lo largo de la longitud y los pequeños adornos a
lo largo de la punta en forma de proliferado pronunciada. Lund
mismo fue alrededor de diez pulgadas de largo y dos de
diámetro. El lubricante natural que todos los Glecerians poseen
se filtraba a lo largo de su longitud, recubriendo su eje,
preparando su cuerpo para que pudiera golpear a Georgie, sin
causar al hombre ninguna molestia.
Georgie se levantó sobre sus codos.
―Quiero que me reclames.
Lund tomó una respiración lenta, tratando desesperadamente
de aferrarse a su autocontrol cuando todo lo que realmente
quería hacer era atacar. Él quería enterrar su longitud
profundamente en el culo de Georgie y marcar al hombre con
su semilla. Pero tenía que ir lento y tomarse su
tiempo. Subiendo a la cama, Lund se arrastró hasta el cuerpo
de Georgie, cubriendo al hombre con su forma más grande. La
piel desnuda tocó la piel desnuda, y él gimió.
―Eres tan suave― Murmuró Lund.
Nunca había tocado a un ser humano antes. La piel de
Georgie no era como la de él. Él era suave y resbaladizo, a
diferencia del Glecerian. Los machos de su especie tenían la
textura de la piel similar al material llamado terciopelo. Lund
frotó su cuerpo contra el de Georgie como un animal en celo,
incapaz de resistir a la sensación de la carne de Georgie en
contra de la suya propia.
Georgie envolvió sus brazos alrededor del cuello de Lund,
tirando de él hacia abajo. 19
Lund no pudo ignorar la invitación. Él capturó la boca de
Georgie en un apasionado beso, y su dulce compañero
gimió. La boca de Georgie se abrió. Su cuerpo cambió
mientras él movía sus caderas hacia arriba y hacia abajo, en
silencio pidiendo por más.
Sus lenguas bailaban, girando juntas. El sabor de Georgie,
mezclado con un ligero rastro de alcohol dulce explotó en su
lengua, y Lund gimió.
Este momento parecía un sueño. Había estado fantaseando
con Georgie hace tanto tiempo, y ahora, el ser humano estaba
en su cama, pegado contra su cuerpo.
Lund quería tocar y probar a su nuevo compañero. Había
tantas cosas que quería hacer, que no estaba seguro de por
dónde empezar siquiera. Lund quería hacer que su primera vez
sea perfecta. Poco a poco se movió hacia abajo por el cuerpo
de Georgie, colocando un rastro de besos a lo largo del pecho
del hombre. Él movió su lengua contra el pezón del joven,
moviéndose hacia atrás y adelante, antes de, con suavidad
mordisqueó los picos duros.
Georgie se retorció debajo de él, en silencio gimiendo,
sonidos suaves deslizándose a través de sus labios gruesos.
Lund se movió hacia abajo, usando sus labios, la lengua y
los dientes. Pasó la lengua, besando, y suavemente mordió la
carne de Georgie.
―Oh, Dios... ― Susurró. ―Tu boca... tan bueno...
Lund envolvió su mano derecha alrededor de la base del
pene de Georgie. Él miro la punta, viendo el sendero del pre- 20
semen saliendo fuera de la cabeza. Le pegó con su lengua,
lamiendo la gruesa humedad.
―Mmm... que sabor tan dulce.
Lund cubrió su boca alrededor del eje de Georgie,
succionando la tapa mientras más pre-semen burbujeaba para
fuera.
―Joder! ― Gritó Georgie.
Lund sonrió. Comenzó moviendo la cabeza, lentamente. Él
se tomó su tiempo, mapeando el eje de Georgie con la
boca. Devoró el pene del hombre y lamió su camino hacia
arriba y hacia abajo por la longitud de Georgie, chasqueando la
lengua, amarrando la dura polla de Georgie.
―Lund... ―Él se quejó.
Georgie abrió más las piernas, dando la bienvenida a Lund
aún más cerca. Él se agarró con fuerza a las mantas, sus
nudillos poniéndose blancos. Su cabeza se movió de lado a
lado contra el montón de almohadas.
Tirando hacia atrás, Lund dejó el pene de Georgie. Él inclinó
la cabeza y aplanó con su lengua, lamiendo las bolas de
Georgie. Chupó un orbe redondo, tirando de él hacia su boca
antes de dar la misma atención al otro.
―Voy a venirme... ― Georgie jadeó. ―Lund! ―Gritó.
Su pene se sacudió cuando él se vino, chorros calientes de
semen rodaron en la boca de Lund. El tragó varias veces,
bebiendo de su compañero. Cuando el pene de Georgie se
gastó, suavizándose en la boca de Lund, él se retiró. Se quedó
mirando la cara de Georgie. El humano estaba jadeando 21
pesadamente. Cuando Georgie abrió sus ojos, Lund notó que
su pupilas eran mucho más grandes que antes. Había sólo un
delgado borde de verde que rodeaba su pupila negra.
Una lenta sonrisa se dibujó en los labios de Georgie.
―Gracias.
Lund rió ligeramente.
―No hemos terminado, amor. Quiero que te des la vuelta.
Georgie asintió. Empezó a darse la vuelta, y Lund le ayudó a
levantarse en las manos y rodillas. Georgie se tensó,
flexionando sus músculos.
―Relájate― Lund le dijo. ―No te haré daño.
―Lo sé.
Lund masajeó la espalda y los hombros de Georgie, con la
esperanza de tranquilizar a su compañero. Cuando Georgie se
relajó, Lund movió sus manos hacia abajo en el culo de
Georgie, amasando la carne. Lund extendió las mejillas de
Georgie. Se inclinó hacia abajo, abrió la boca, y lamió el
orificio fruncido de Georgie. Lund apretó la cara en el pliegue
del culo de Georgie. Pasó la lengua arriba y abajo, cubriendo
un poco la roseta apretada.
―Oh Dios... ― Georgie gritó todo su cuerpo temblando.
Lund rodeó el orificio de Georgie, chasqueando la lengua
repetidamente. Él alternó velocidades, y Georgie empujó sus
caderas hacia atrás. Lund empujó su lengua en el orificio de
Georgie, follándolo.
―Ah... ah... ah...
Ruiditos atractivos llenaron los oídos de Lund, haciendo eco 22
en las paredes de piedra, empujándolo en el placer de su
compañero. Él cambió el ritmo, adicionando más estimulación.
Cuando Georgie empezó a cantar su nombre, Lund sabía que
estaba listo para más. Lund acarició la mano por su eje duro,
recogiendo el natural lubricante sobre su mano. Se limpió el
líquido en el hoyo de Georgie. Lund cubrió sus dedos en una
gruesa capa de la sustancia resbaladiza antes de penetrar
lentamente con un dedo en el culo de Georgie. Con la mano
libre, Lund masajeó la cadera del hombre mientras miraba
como el dedo desaparecía en el calor del culo de Georgie.
―Eres tan hermoso.
Georgie echó un vistazo por encima del hombro y sonrió.
―Tú también.
Lund añadió un segundo dedo. Observó a su dedo
desaparecer con el primero, y su pene se sacudió en
respuesta. Georgie se quejó, moviendo sus caderas,
contrarrestando con los movimientos de Lund, empalando su
culo en los dedos de Lund. Lund observó a Georgie, fascinado
cómo el otro hombre se retorcía. Pasando sus dedos, Lund
presionó los dedos contra la glándula del tamaño de una nuez
de Georgie.
―Oh, Dios! ― Georgie se sacudió. ―Por favor― Él
jadeó. –Te necesito.
Lund sacó sus dedos libres. El dio la vuelta a Georgie sobre
su espalda.
Plantó una mano en cada lado de la cabeza de Georgie, se
inclinó y presionó sus labios. Georgie abrió los labios, dando 23
la bienvenida con entusiasmo a la lengua de Lund en su
boca. Sus lenguas se movían juntas, girando. Lund enganchó
sus brazos bajo las rodillas de Georgie, empujando sus piernas
hasta el pecho.
―¿Puedes sostener tus piernas?
Georgie se apoderó de sus rodillas, tirando de su pierna
hacia el pecho, exponiendo su agujero apretado.
Lund mantuvo la base de su eje, alineando la punta en forma
de proliferado con el agujero apretado de Georgie. Frotó la
cabeza de su pene arriba y abajo, corriendo más de su
lubricante natural sobre el orificio de Georgie. Lund añadió
presión, aliviando lentamente su camino más allá del estrecho
anillo de músculo. Lund se detuvo por un momento para dar
tiempo al hombre a adaptarse a su tamaño antes de enterrar su
longitud.
―Oh― Georgie se quedó sin aliento.―Eres tan grande.
Lund se quejó. Se quedó mirando a la cara de Georgie,
observándolo de cerca, en busca de cualquier signo de
malestar, pero no vio nada. El placer era la única expresión
que vio. Georgie levantó sus piernas hacia arriba más alto para
una penetración más profunda.
Lund gruñó cuando se deslizó en él más profundo, otro par
de pulgadas. Su cuerpo apretado en el exquisito placer de
envolver firmemente alrededor de su erección.
―Eres mío. ― Le dijo Lund cuando estaba enterrado hasta
la empuñadura. 24
―Sí.
Lund se retiró y empujó hacia adelante, enterrándose
profundamente una vez más.
Él flexionó sus músculos y comenzó un ritmo lento.
―Más― Georgie rogó.
Lund obedeció a la petición del hombre. Él empujó más
rápido, más duro, conduciendo su polla dentro y fuera del culo
de Georgie.
Los gemidos de placer de Georgie se hicieron más
fuertes. Los sonidos que se desbordaban de los labios del
hombre le dijeron a Lund todo lo que necesitaba
saber. Georgie estaba acercándose a su orgasmo. Lund
aumentó la velocidad y la presión. Perdió el control.
Cuando Georgie gritó su nombre, Lund no frenó sus
movimientos. Siguió adelante. Chorros calientes de esperma
salieron disparados de la cabeza de la polla de Georgie,
marcando el pecho y el abdomen de Lund. El cuerpo entero de
Georgie se sacudió cuando él llegó.
Lund se empujó más profundamente en el cuerpo de
Georgie, llenando al hombre con su esperma, marcando su
territorio. Pero no fue suficiente. Su eje no mostró signos de
ablandamiento. Lund sacó su pene libre. El dio la vuelta a
Georgie una vez más y entró en él de nuevo.
―Oh, sí, – Georgie se quejó. –Otra vez.
Lund no pudo detenerse. Un solo sabor no era lo
suficientemente. Necesitaba más. 25
Lund inmovilizó a Georgie en la cama, sosteniéndolo en un
férreo control. Él bombeó sus caderas, golpeando duro y
rápido.
―Sí! Sí! ―Gritó Georgie. El se retorció y se retorció debajo
de Lund.
Las caderas de Lund rompieron hacia adelante. Él cogió a su
compañero como un animal, desesperado y salvaje. Su pene se
presionaba contra la próstata de Georgie en cada carrera
descendente. Georgie se llevó todo lo que Lund tenía que dar y
suplicaba por más. Los sonidos de piel abofeteando piel,
gemidos desesperados y gruñidos salvajes llenaron la cabeza
de Lund.
La liberación de Lund se estrelló contra él. Su cuerpo se
convulsionó, y su pene se sacudió, pulsando. Gruesas ráfagas
de semilla se dispararon de la cabeza de su pene, llenando el
culo de Georgie. Se dejó caer en la parte superior de Georgie,
sosteniéndolo en la cama.
Le tomó un poco de tiempo, pero pronto, Lund fue capaz de
respirar un poco más fácil. Él rodó a su lado, manteniendo la
espalda de Georgie pegada contra su pecho. Lund dio un beso
en la parte superior de la cabeza de su compañero.
Georgie dejó escapar un suspiro de satisfacción. Eso fue
asombroso.
Lund rió. Fue más que increíble, pero no tenía las palabras
adecuadas para describir cómo se sentía, ya que, por primera
vez en su vida, el corazón de Lund se sentía completo. Él era
verdaderamente feliz. 26
Georgie bostezó. Él levantó sus pequeños puños y se frotó
los ojos.
―Ve a dormir, amor. Estaré aquí cuando despiertes.
―Vaale― Murmuró Georgie.
Lund supo el momento exacto cuando Georgie se durmió. Su
respiración cambió, y su cuerpo quedó inerte.
Lund metió su brazo derecho debajo del cuello de Georgie,
almohadillando su cabeza. Con la otra mano, Lund acarició
pasando las puntas de sus dedos por el cuello de Georgie,
sobre el pecho, y a través de su abdomen plano y acarició su
piel suave.
Lund se tomó su tiempo, dejando sus dedos memorizar cada
línea y curva.
―Te quiero― Lund susurró en silencio.
No sabía cómo era posible ya que sólo recién había conocido
a Georgie, pero eran los sentimientos reales. No era sólo un
flechazo o un capricho. Se sentía como si él ya conocía al
humano. La lectura de los documentos de Georgie, el médico,
informes psicológicos y sexuales de su aplicación, habían dado
a Lund una gran cantidad de perspicacia. Ahora, sólo
necesitaba llegar a conocer a Georgie, la persona.

27
Capítulo Tres

Cuando Georgie se despertó, estaba calentito y cómodo,


escondido firmemente contra el pecho de su
compañero. Sonriendo, él abrió los ojos y suspiró.
Georgie pasó sus manos sobre la piel de Lund, explorando 28
los músculos del macho, trazando su carne. La textura era
diferente de la de Georgie, una interesante combinación de
gamuza y terciopelo. Después de varios minutos, Georgie
lentamente retrocedió, saliendo con cuidado del asimiento de
Lund.
Se quedó mirando la forma del macho todavía durmiendo
antes de rodar fuera de la cama. Georgie se puso de pie y se
dirigió al cuarto de baño, arrastrando sus pies descalzos contra
el frío suelo de piedra.
Georgie entró en la cabina de ducha. Se puso de pie debajo
de la boquilla, y el agua se activó automáticamente,
vertiéndose sobre su cabeza. Georgie cerró los ojos e inclinó la
cabeza hacia atrás. La presión del agua caliente relajó sus
músculos, y sonrió. Georgie no era capaz de borrar la sonrisa
tonta de su rostro. Tenía un compañero, y se alojaba en
Glecerus. Por primera vez desde su llegada al planeta, Georgie
estaba lleno de esperanza, una vez más.
Después de un par de minutos, Georgie se acercó. Mantuvo
su mano debajo del metal del tubo, y una gran masa del jabón
se disparó, llenando su palma. Georgie trabajó el jabón en
espuma antes de lavarse el pelo y el cuerpo con el líquido
fragante. Se enjuagó el jabón antes de salir de la ducha.
El agua se apagó. Georgie cogió una toalla de un estante
cercano y se secó, eliminando la humedad de la piel.
Georgie se acercó al dormitorio. Él recogió su ropa fuera del
suelo y se vistió. Cuando él miró a su alrededor, Georgie se dio
cuenta de que necesitaba volver al dormitorio de solteros para 29
recoger sus escasas pertenencias –el collar que Sebastian le dio
y ropa limpia. No le tomaría mucho tiempo para correr de
nuevo al dormitorio. Miró hacia la cama, y sus ojos se posaron
en Lund.
El macho se encontraba profundamente dormido.
Georgie contempló su siguiente movimiento y decidió hacer
un viaje de regreso al dormitorio. Se apresuró por el pasillo
corto y salió de la morada. La puerta se cerró detrás de él, y
Georgie se movió rápidamente. Él quería volver antes de que
Lund se despertase.
Cuando llegó a los dormitorios individuales, Georgie entró
en su antigua habitación. Él agarró su collar de la mesita de
noche y pasó el pulgar por la piedra verde antes de fijarlo
alrededor de su cuello. Georgie se dirigió a través de la
habitación, tarareando en voz baja para sí mismo, mientras
recogía su ropa.
La puerta se abrió de repente con un silbido, capturando su
atención. Georgie se dio la vuelta y vio a tres machos
Glecerian entrando en la habitación. Ellos crearon una pared
de músculo, grande e intimidante. Georgie tomó un
involuntario paso hacia atrás, necesitando un poco de espacio.
―Uh... hola... ― Él agitó torpemente la mano.
El macho en el centro dio un paso adelante, separándose de
los otros. Se quedó mirando a Georgie, las piscinas negras de
sus ojos con remolinos de ira.
Su labio se curvó con disgusto, y gruñó. Dedos helados de 30
miedo se cerraron alrededor del corazón de Georgie. Él dejó
escapar un chillido y tomó otro paso hacia atrás.
―George Larson?
Georgie se aclaró la garganta, esperando que no se viera el
miedo que él sentía.
―¿Qué pasa?
―¿Eres George Larson?
―Eh... sí...
–Atrápalo y enciérralo en la nave.
Georgie comenzó a sacudir la cabeza, alejándose cada vez
más de los hombres.
―No, No. No voy a Sweshan. Tengo un compañero. ―
Necesitaba escapar. Tenía que huir, pero estaban bloqueando
su única salida. ―Mira mis marcas.
Georgie señaló las marcas que se mostraban claramente en
sus brazos.
―Ves, tengo un compañero.
Uno de los machos vaciló. Volvió la cabeza hacia el líder y
dijo,
―Embajador, señor?
―Él es mío! ― Gritó el embajador. ―Tómalo. ― Señaló a
Georgie. ―Ahora.
Preso del pánico, Georgie miró a su alrededor
frenéticamente, tratando de encontrar una salida de la
habitación, pero era inútil. Los dos machos se acercaron a él.
Ellos lo agarraron, envolviendo sus grandes manos alrededor
de su bíceps. Georgie empezó a dar patadas y gritó, luchando 31
por soltarse. Se giró y giró su cuerpo, tratando
desesperadamente de romper su asimiento, pero era imposible.
―Déjenme ir! ―Georgie demandó.
―Tengan cuidado. No quiero hacerle daño― La voz del
embajador estaba en calma.
Se acercó y se paró frente a Georgie. Él levantó una especie
de dispositivo alienígeno y pulsó el cañón frío contra el lado
del cuello de Georgie.
―Lo siento― Murmuró. ―Esto no debería haber sucedido.
Hubo un pinchazo agudo. Georgie abrió la boca para
protestar, pero cualquiera que sea lo que el macho le inyectó,
cursó a través de su sistema rápidamente.
El cuerpo de Georgie se relajó, sus músculos relajándose. Su
visión se volvió borrosa, y todo se volvió negro.

****
El embajador Rett T'Rul observó cómo los ojos de George se
deshicieron dentro de su cabeza y su cuerpo se inclinó,
quedando blando entre los guerreros. Los machos lo
manejaron con cuidado. Incluso cuando George había estado
luchando y gritando, los dos machos nunca habían tratado de
silenciarlo. Se limitaron a quedar al lado de George,
abrazándolo, sus grandes manos envueltas firmemente
alrededor del bíceps del humano.
―Llévenlo a la nave y enciérrenlo dentro de la suite más 32
pequeña al lado de mis aposentos.
―Sí, señor― Thrudr Urak, el comandante de armas, dijo sin
cuestionar.
El segundo oficial B'hann Kurak envió a Rett una mirada de
contrariedad.
―Odio ser la voz de la razón, señor. Pero no podemos
llevarlo a bordo de la nave sin la autorización especial del
Alto Rey. Ya está marcado. Él tiene un compañero. ― Rett
apretó los puños y apretó la mandíbula. Él conocía las reglas, y
él tenía previsto reunirse con el Alto Rey, antes de regresar al
planeta Sweshan. Sólo necesitaba asegurarse de que George
estaba seguro a bordo de la nave espacial antes de que Lund
hiciera su aparición. Los tatuajes. Las marcas en la piel de
Georgie le dijo a Rett todo lo que necesitaba saber. El hermano
de Rett, su propia carne y sangre, había robado a su
compañero. Pero eso podría cambiar pronto. El no iba a
renunciar a sus derechos.
―Planeo hablar con el Alto Rey― Le dijo a ellos. ―Me
uniré a ustedes en la nave en poco tiempo.
Él salió del dormitorio, sin mirar por encima del hombro.
Él sabía que los otros machos seguirían sus órdenes.
Rett caminó por la plaza del mercado, en dirección hacia el
palacio real.
Hizo caso omiso de toda actividad en torno a él, centrándose
en cambio en su próxima reunión con el Alto Rey. Esperaba
que el macho estuviera en un buen estado de ánimo, ya que era
el único que tenía el poder de anular el apareamiento. En todos 33
sus años, los cuales eran abundantes, Rett nunca había oído
hablar de un caso en que el Alto Rey había hecho tal
cosa. Pero esto era diferente. Rett ya había comprado los
documentos de George. El humano pertenecía a él.
Rett se detuvo frente a dos guardias reales. Él inclinó la
cabeza en reconocimiento, antes de anunciarse a sí mismo.
―Embajador Rett T'Rul. Necesito hablar con el Alto Rey de
un asunto urgente.
Uno de los guardias sacó un comunicador. Apretó un botón y
levantó el dispositivo a la oreja.
―Embajador Rett T'Rul está aquí para hablar con usted, Su
Majestad. Dice que es urgente. ― El macho asintió una sola
vez antes de finalizar la conversación. Colocó el comunicador
en una bolsa en el cinturón de cuero antes de decir: ―Le
acompañaré a la oficina del Alto Rey.
―Gracias.
Rett siguió al guardia real por un largo pasillo. Cuando
llegaron a su destino, el guardia puso su mano en la pared. La
puerta de cristal se abrió, revelando la oficina personal del
Alto Rey. Rett pasó por encima del umbral, y la puerta se cerró
detrás de él. Él tomó asiento, pero la energía corría a través de
su sistema, obligando a Rett a ponerse de pie.
Él caminó de un lado a otro. Su corazón golpeaba
frenéticamente mientras su sangre se precipitaba por sus
venas. Rett no podía recordarse de alguna vez estar tan
ansioso, pero él sabía que tenía que mantener la cabeza 34
tranquila al hablar con el Alto Rey.
Cuando el Alto Rey Rett Q'Tal entró, Rett se detuvo en
seco. Él se volvió hacia el rey y se inclinó por la cintura,
mostrando al macho el respeto del estatus que merecía.
―Su Majestad― Dijo.
―Embajador― El macho respondió. Se dirigió hacia su
escritorio y tomó asiento. ―¿Qué noticias tienes de Sweshan?
Rett se levantó en toda su estatura. Se puso de pie frente al
escritorio del macho y puso las manos detrás de la espalda,
relajando su postura.
―Esto, no es sobre Sweshan, Su Majestad. Es un asunto
personal.
―Bueno, espero que esto sea importante. Usted me sacó de
la cama, lejos de mi compañero, Embajador.
―Felicitaciones por su apareamiento señor.
―Gracias.
―Me disculpo por interrumpir, pero creo que esto es un
asunto importante. ― Rett se aclaró la garganta. ―Como sabe,
he comprado a George Larson como mi compañero antes de
que la subasta fuera pública. ― El Alto Rey asintió, y Rett
continuó. ―Fui a recogerlo en los dormitorios
individuales. Tenía la esperanza de presentarme yo mismo y
llevarlo hasta el centro de tratamiento. Cuando llegué allí, vi
que otro había reclamado a mi compañero. Su piel está
marcada.
―Otro hombre reivindicó a su pareja? 35
Rett asintió.
―Sí, Sir.
El Rey Q'Tal negó con la cabeza. Se echó hacia atrás en su
silla, en silencio. El rey se frotó la barbilla, pensativo. Él dejó a
Rett pensando, preguntándose cómo el macho iba a responder.
―Qué macho reclamó a George Larson?
Rett gruñó. Cuando el rey levantó una ceja, Rett tomó
control de sus instintos. El necesitaba manejar esta situación
con cuidado.
―Mi hermano, Lund.
―¿George Larson eligió a Lund por su propia voluntad?
Rett recordaba claramente la respuesta de George. El
humano mostró sus marcas con orgullo, alegando a Lund como
su compañero.
―Sí, Sir.
―Esta es una situación única.
Hubo otro largo momento de silencio, pero esta vez, Rett no
pudo mantener la compostura y ser paciente.
―Tenía la esperanza de que usted consideraría la disolución
de su apareamiento.
―Lo siento, Embajador― Dijo el Rey Q'Tal. ― Yo tendría
que hablar primero con George Larson y Lund T'Rul antes de
tomar una decisión. La piel de George ha sido ya marcada, y si
consumaron su apareamiento, el humano ya podría estar
embarazado. No puedo simplemente anular su
apareamiento. Se eligieron uno al otro. 36
Su apareamiento consumado. Rett había estado tan centrado
en las marcas en la piel de George que ni siquiera había
considerado que el ser humano podría estar ya embarazado con
el hijo de su hermano. El dolor en el pecho se doblo. Sólo de
pensar en su hermano haciendo el amor con Georgie llevó a
Rett al borde de la locura.
―El humano es mío. He comprado sus documentos.
―Entiendo. ―Rey Q'Tal asintió. ―Pero la única cosa que
puedo hacer en este momento, es reembolsarle el agorot que
gastó para adquirir los documentos de Georgie. Lund le debe
el dinero.
―No me importa el agorot. Yo sólo quiero a mi compañero.
―Su compañero eligió a otro.
―Esta es mi culpa― Rett confesó. ―Yo no estaba aquí para
reclamar a Georgie. Yo confié en que mi compañero sería
llevado a los dormitorios individuales y mantenido a salvo. Yo
supuse que estaría esperando por mí cuando volviera de
Sweshan. No permití a ninguno de los otros machos de decir a
Georgie que sus documentos habían sido comprados, porque
quería ser yo el que lo haga. Por favor... ―Su voz
flaqueó. ―Por favor, no me lo quite.
Antes de que el Alto Rey pudiera responder, su comunicador
emitió una señal sonora. El sonido estridente resonó en el
espacio varias veces, hasta que el rey puso el dispositivo a la
oreja. Rett se dio la vuelta, dándole un poco de privacidad.
―Tengo que ir― El rey anunció de repente, poniéndose de
pie. ―Algo está mal con mi pareja. Vamos a tener que 37
terminar esta conversación en otro momento. ― Rett se quedó
solo una vez más. Si regresara a su nave, él podría ser capaz de
salir de Glecerus sin que nadie se diera cuenta que había
tomado a George.
Aunque, a decir la verdad, Rett sabía que no sería capaz de
salirse con la suya. Y al final, él probablemente perdería su
posición como embajador y al humano.
Cuando la puerta se abrió, el Príncipe Tyak Q'Tal, el hijo
mayor del Alto Rey, entró en la oficina. Sonrió a modo de
saludo.
―Hola, amigo mío.
―Tyak. ― Rett se dirigió hacia el otro hombre y le dio la
mano. –Cómo estás, mi príncipe?
―Yo, bien. ― Asintió. ―He oído que tenías un asunto
urgente que era necesario discutir con mi padre. ¿Está todo
bien en Sweshan?
Rett sopló una respiración agitada.
―Sí. Este es un asunto personal. Tenía la esperanza de que
su padre sería capaz de ayudarme, pero yo no creo que él
pueda.
―¿Cuál es el problema?
Rett se fue por encima de todos los detalles que había
compartido con el Alto Rey. Habló de Georgie y Lund,
compartió la información personal con su amigo.
―Mi padre tiene razón. Él no puede simplemente anular el
apareamiento.
―Lund robó a mi compañero. 38
A Rett no debería sorprenderlo, pero era. Él tenía una
relación turbulenta con su hermano menor. Los dos, nunca se
habían llevado bien. Ellos no se pusieron de acuerdo con
ningún asunto.
Tyak le dio una mirada significativa.
―Creo que Lund me dijo algo parecido no hace mucho
tiempo.― Cuando Rett no respondió, el príncipe
continuó―¿Dónde está George Larson?
―Le había acompañado a mi nave con el resto de los seres
humanos.
―¿Cuánto tiempo vas a estar fuera?
―Este es un viaje corto. Dos días de viaje a Sweshan y dos
días de regreso. Estoy entregando a los seres humanos, y
entonces yo pienso volver a Glecerus. Necesito un descanso de
todo el viaje.
Tyak se detuvo por un momento. Se quedó mirando a Rett,
estudiándolo de cerca antes de decir:
―Tú tienes mi permiso para mantener a Georgie contigo por
los próximos cuatro días. Cuando regresa, George decidirá qué
macho quiere. Y si elige a tu hermano, le darás su bendición y
olvidarás el asunto entero.
―Pero, su padre...
―Voy a hablar con él.
Rett quiso objetar. Cuatro días no era suficiente. Y no estaba
seguro de que era lo suficientemente fuerte para entregar a su
hermano a Georgie, pero parecía como si no tuviera otra
opción. 39
―Son los términos agradables?
―Sí, Señor― Dijo Rett.
Capítulo Cuatro

Georgie regresó a la conciencia dentro de una habitación con


poca luz. Él gruñó cuando rodó sobre su espalda. Georgie hizo
una mueca al incorporarse. Con las cejas fruncidas, Georgie 40
miró alrededor de la habitación. En el espacio había una cama,
un armario, y un escritorio vacío. Empujando una mano por el
pelo, Georgie se frotó la parte superior de la cabeza,
masajeando el cráneo del que trató de despejar la espesa niebla
de confusión.
¿Dónde estoy? ¿Qué diablos pasó?
Tomó un momento, pero pronto, los recuerdos regresaron de
golpe.
Los machos Glecerian...
El embajador...
El dispositivo alienígena...
El pinchazo en el costado de su cuello...
―Oh, no― murmuró Georgie.
Él estaba en la nave espacial. Georgie se bajó de la cama y
saltó de pie. Él corrió a la puerta y cerró los puños contra el
cristal opaco, golpeando tan duro como pudo.
―Déjenme salir de aquí!
Golpeó la palma de su mano contra el sensor en la pared, una
y otra vez, pero la puerta no se podía abrir. Parecía que
realmente estaba encerrado en el interior.
―¡Ayúdame! Alguien que me ayude!
No hubo respuesta. Tomó un poco de tiempo, pero la
realidad, finalmente, se estableció.
Nadie iba a venir a su rescate. Nadie iba a ayudarlo. Estaba
atrapado en la nave espacial.
―Maldita sea―Georgie se quejó.
Se apartó de la puerta y se puso a andar a lo largo de la 41
habitación. Él estaba enojado, pero más que eso, Georgie
estaba frustrado. Las lágrimas ardían detrás de sus ojos,
amenazando con derramarse por sus mejillas. Se frotó los ojos
con rabia, negándose a ceder. Georgie sabía que tenía que
encontrar una manera de salir de la habitación y fuera de la
nave. De lo contrario, lo más probable es que iba a terminar en
Sweshan.
Se dirigió hacia la puerta y comenzó a golpear el cristal,
esperando y rezando para que alguien le escuchase.
―Déjenme salir!
Cuando la puerta se abrió, Georgie dio un salto hacia atrás,
sorprendido.
―George―Dijo el macho. ―Lo siento que estás
molesto. Esto no era como yo quería que nuestra primera
reunión fuera. ― Entró en la habitación. ―Mi nombre es Rett
T'Rul, y yo soy un Embajador Glecerian.
Georgie no se molestó en presentarse a sí mismo. El vio una
oportunidad y la tomó. Actuando sin pensar Georgie pasó
junto al macho, deslizándose alrededor de su cuerpo mucho
más grande. Pasó por encima del umbral, echó un rápido
vistazo alrededor, y corrió por el pasillo. Georgie jadeó,
jadeando en busca de aire mientras corría tan rápido como
podía. Decidido a escapar, ignoró al macho detrás de él
llamando su nombre.
La bilis subió a la garganta, el miedo se apoderó de él, pero
se la tragó abajo, negándose a vacilar. Se volvió, moviéndose 42
por el laberinto de pasillos, cada uno igual que el último.
Había una gran ventana al final del pasillo, lo que daba a la
vista perfecta del espacio. El corazón de Georgie se estrelló
contra su pecho, el órgano bombeando frenéticamente. Se
detuvo en seco en el ojo de buey y se asomó. La nave estaba a
millas por encima de Glecerus. Desde esta distancia, Georgie
no podía saber cómo la helada montaña del paisaje de abajo le
ayudaría a escapar. No era más que un planeta redondo con
una áspera textura. Con la mandíbula floja, Georgie contempló
con horror.
―Lund― Susurró, poniendo sus manos sobre el cristal.
Cuando las lágrimas vinieron, Georgie no las desterró. Dejó
las lágrimas fluir libremente por sus mejillas y dejó escapar un
sollozo. Sus piernas temblando, Georgie se hundió en el
suelo. Sus rodillas se hundieron en la rejilla de metal, pero él
ignoró el malestar.
Georgie se cubrió el rostro con las manos y lloró. El tenía un
compañero. Él tuvo la oportunidad de formar una familia, y
ahora, se había ido. Lund se había ido, para siempre. Estaba
atrapado en la nave Glecerian muy por encima del planeta que
una vez había llamado hogar. Los zarcillos de la esperanza que
él había estado conteniendo se alejaron, flotando.
―George. ―El macho habló en voz baja. Se acercó
lentamente, con las botas golpeando la reja de metal. Se
arrodilló junto a Georgie y puso una mano cálida en su
hombro, dándole un suave apretón. ― Va a estar bien. 43
Georgie negó con la cabeza.
―No― Él sorbió la nariz. ―No.
―Por favor, vuelve a la habitación. Necesitamos hablar.
―Yo n-no te quiero ― Se las arregló para decir mientras
estaba llorando.
―George... ― Él comenzó.
―Es Georgie― Dejó caer las manos y miró hacia arriba,
mirando al macho Glecerian. ―Mi nombre... me llaman
Georgie.
―Mis disculpas, Georgie.
―No quiero tus disculpas― Georgie le dijo, su voz
levantada. ― Quiero que me lleves de vuelta a Glecerus ahora
mismo.
Rett negó con la cabeza.
―No puedo.
―Por qué no?
―Tú eres mi compañero― Rett afirmó.
―No. ― Georgie rechazó sus palabras. ―Tengo un
compañero. Su nombre es Lund. Lund T'Rul. Él es el macho
que quiero.

****

Las palabras de Georgie cortaron en Rett. El dolor en sus dos


corazones era tan grande que apenas podía respirar. Su
compañero, el ser humano que había estado esperando, lo
estaba rechazando. Los ojos de Georgie brillaban con lágrimas 44
y algunas más gotearon por sus mejillas, cayendo sobre su
camisa.
Georgie miró a Rett. Sus cejas se juntaron, y murmuró,
―T'Rul.
―Lund es mi hermano― confirmó.
Los ojos de Georgie se abrieron, y su boca se abrió. Por la
expresión de su rostro, era obvio que no sabía.
―Eres el embajador― Él susurró. Se secó las lágrimas de
sus mejillas con el dorso de su mano. ―Tú eres el único con
privilegios especiales.
Rett inclinó la cabeza hacia un lado. Estudió el rostro de
Georgie de cerca, preguntándose en qué estaba pensando el
joven.
―Tenemos mucho de qué hablar― Le dijo Rett. Se puso de
pie y extendió su mano en la oferta. ―Te lo ruego.
Georgie se quedó mirando su mano. Él tiro de su labio
inferior en la boca, mordiendo hacia abajo en la carne
carnosa. En ese momento, parecía aún más frágil y
vulnerable. Rett no se movió. Él simplemente se paró frente a
Georgie, a la espera de que el joven se decida. Después de un
minuto o dos, Georgie se estiró y tomó la mano extendida de
Rett.
Rett sacó al joven hasta sus pies. Mantuvo sus manos
conectadas mientras dirigió a Georgie por el pasillo, hacia su
habitación. Rett colocó su mano en la pared exterior de su
habitación, y la puerta se abrió con un siseo. Él cruzó el
umbral, y Georgie le siguió. Georgie dejó caer su mano y tomó 45
asiento en el borde de la cama. Puso sus dos manos en su
regazo, frotándose los dedos juntos con ansiedad mientras
miraba a Rett, esperando.
―He comprado tus documentos antes de la subasta, incluso
antes de abrirse.
La tensión en los hombros de Georgie se derritió. Se dejó
caer hacia adelante y negó con la cabeza.
―No entiendo nada de esto. ¿Por qué me mandaron a los
dormitorios individuales? Si lo que estás diciendo es verdad, y
tú eres mi compañero, ¿por qué nadie me lo dijo? ¿Por qué no
pusiste tu marca en mi piel en el día que se cerró la subasta?
―Después que he comprado tus documentos, volví a
Sweshan. Como embajador, paso mucho tiempo de viaje de
ida y vuelta. Prácticamente vivo en esta nave. ― Rett negó con
la cabeza. Necesitaba permanecer en el tema y responder a
todas las preguntas de Georgie. Entonces, tal vez, tendría la
oportunidad de ganar el corazón de su compañero. ―Quería
conocerte. Quería llevarte al centro de tratamiento yo
mismo. Los machos en el cargo simplemente seguían mis
órdenes.
―Yo no creo... ― Georgie se pasó una mano por el pelo,
desordenando los cortos mechones castaños. ―No puedo
creer... ― Él negó con la cabeza, evidentemente
confundido. ―¿Y Lund lo sabía? Sabía él que has adquirido
mis documentos? Sabía él que ibas a ser mi compañero?
―Sí, él lo sabía.
Georgie apartó la mirada, evitando sus ojos. Se quedó 46
mirando a la pared, con una expresión en blanco en su
rostro. Rett se puso ante él en silencio, dando al humano
tiempo para pensar. Después de varios minutos, Rett se sentó
en la cama junto a Georgie.
Él quería alcanzar y tocar al joven, ofreciéndole una cierta
comodidad, pero mantuvo sus manos para sí mismo. Esta
situación era delicada, y tenía que tener cuidado.
―¿Qué va a pasar conmigo? ― Preguntó, su voz era un
susurro.
―Nos dirigimos a Sweshan. Vamos a estar allí en dos días.
Después de dejar a los otros seres humanos, vamos a regresar a
Glecerus. Y la elección será tuya.
Georgie se volvió hacia él.
―Será mi elección?
―Tú tienes que decidir quién es tu compañero.
―¿Qué acerca de las marcas en mi piel?
―No entiendo la pregunta.
Georgie dejó escapar un profundo suspiro.
―Las marcas en mi piel son permanentes. No pueden ser
removidas o borradas. En el manual que yo recibí cuando me
ofrecí, decía que, una vez que el ser humano está marcado, no
hay otros machos Glecerian que lo quisieran.
―Es cierto, en su mayor parte. Si el ser humano está
marcado, y el apareamiento es disuelto, la mayoría de los seres
humanos eligen dejar Glecerus. Los machos de nuestro planeta
son territoriales, y no quieren que un ser humano esté llevando
la marca de otro. Pero nuestra situación es diferente. La marca 47
en tu piel es mi apellido, T'Rul.
Rett se estiró y tocó el hombro derecho de Georgie,
pasándose la yema del dedo por el brazo del humano. Él no fue
capaz de ayudarse a sí mismo. No tuvo la fuerza para
detenerse. Fue el instinto. Rett necesitaba sentir la piel de
Georgie bajo sus dedos.
―Y el rango de mi hermano dentro de la comunidad. ―
Rett tocó el otro hombro del ser humano. ―Este se puede
cubrir fácilmente con mi propia marca. O no― Añadió. ― No
me molesta.
―¿Y si Lund no fuera tu hermano? Entonces, ¿qué?
―Todavía te querría, independientemente de las marcas en
tu cuerpo. ―Georgie se burló.
―Por qué?
―Porque eres mío― Dijo simplemente, incapaz de expresar
plenamente sus emociones.
Georgie bajó la mirada hacia sus manos, rompiendo el
contacto visual con Rett.
―Yo pensaba que nadie me quería.
Al oír la confesión de Georgie le dolía peor que ser
rechazado. Él ahora comprendía lo vulnerable que Georgie
había sido cuando Lund se abalanzó, y lo robo de él. No fue
culpa de Georgie. El humano sólo quería un compañero. Él
quería ser aceptado y amado. Y Lund había estado allí cuando
Rett no estuvo.
La responsabilidad descansaba pesadamente sobre sus 48
hombros. Si sólo hubiera manejado la situación de manera
diferente.
―Lo siento.
La mirada acuosa de Georgie se encontró con la de Rett una
vez más. El humano parecía como si él podría romperse en
cualquier momento. Era una mirada que Rett esperaba que
nunca tuviera que volver a verla. Cuando el estómago de
Georgie gruñó, Rett dio al joven una sonrisa temblorosa.
―Voy a ir al comedor y obtener algo de comida, a menos
que desees unirte a mí? ― Rett contuvo la respiración,
esperando que Georgie pudiera estar de acuerdo en
acompañarlo al comedor y compartir una comida. Si lo hacía,
Rett sabía que sería un paso en la dirección correcta. Y
entonces, él podría ser capaz de ganarse a Georgie.
―No estoy realmente con hambre.
Las esperanzas de Rett se hicieron añicos, pero él preguntó,
―¿Estás seguro?
Georgie asintió.
―Si no te importa, creo que sólo voy a descansar por un
poco de tiempo.
―Ok.
Rett se puso de pie y salió de su camarote. Cuando estaba en
el corredor, Rett se apoyó en la pared por sostén. Él tomó un
par de respiraciones profundas. No sabía qué hacer.
Así que hizo lo único que podía. Rett se apartó de la pared y
marchó hacia el ascensor. Se fue hasta la cubierta superior,
donde el centro de comando se encontraba. Necesitaba el 49
dispositivo de comunicación de modo que él pudiera hablar
con su hermano.
Se metió dentro de una pequeña cabina y cerró la puerta para
mayor privacidad. Rett pulsó el botón en el teclado, y la
pantalla oscura se iluminó. Marcó el número de Lund, y en
poco tiempo, la cara de su hermano más joven apareció con
claridad.
―¿Dónde está Georgie?
Rett se quedó mirando la imagen de su hermano menor en la
pantalla. Era obvio que el otro macho estaba angustiado. Sus
músculos estaban tensos, la nariz encendida, y había una
mueca en sus labios.
―Él está a salvo.
Lund gruñó, el sonido vibrando a través del dispositivo de
comunicación.
―Tráelo de vuelta ahora― Ordenó, su voz llena de odio.
―Lo haré. En cuatro días, estaremos de vuelta en Glecerus.
―No puedo creer que me lo robaste.
Rett escupió.
―Lund, tú me lo robaste.
Lund señaló la pantalla.
―Tú sabías que yo lo quería. Utilizaste tu rango y condición
para comprar sus documentos. Me lo robaste primero. Yo
estaba solo reclamando lo que legítimamente era mío. ― La
cara de Lund se hizo más grande a medida que él se acercaba.
― Él es mío.
Rett cerró los ojos y negó con la cabeza. 50
―No sabía que lo querías. Te lo juro.
―Mentiroso.
―Lund― Él comenzó.
―Georgie vino a mi club. Él me encontró. Cuando lo vi en
el bar, él estaba llorando. Tú tuviste tu oportunidad y la
arruinaste. Por suerte, yo estaba allí para recoger los pedazos
rotos de su corazón.
―Él estaba llorando?
―¿Qué pensabas que iba a pasar? ― Lund chasqueó la
lengua. ―Tú compraste sus documentos, y luego lo
abandonaste. Pero ¿por qué debería ser una sorpresa? Eso es lo
que haces. Tu trabajo siempre ha sido más importante que
cualquier otra cosa.
―Lund-
Lund cortó a Rett una vez más.
―Quiero hablar con mi compañero. Quiero ver con mis
propios ojos que él está a salvo.
―El está tomando una siesta.
―Es lo conveniente―Se burló.
―No quiero pelear contigo.
―Entonces ¿por qué llamaste? No fue suficiente que lo
tomaste. Ahora quieres restregármelo en la cara?
Rett no estaba seguro de por qué había hecho la
llamada. Había estado esperando de pudiera ser capaz de tener
una conversación racional, como dos machos adultos, pero no
parecía como si estaría sucediendo.
―Como estás en la parte baja de la clasificación masculina, 51
tú podrías presentar una petición para convertirte en el
segundo compañero de Georgie. De esa manera, Georgie no se
verá obligado a elegir entre nosotros.
Hace mucho tiempo, la gente de Glecerus había vivido sobre
el planeta dentro de las cuevas. En esos días, había unidades
familiares, que constaban de un compañero primario y un
compañero secundario. Juntos, los machos tomaban cuidado
del portador del niño y los niños. Era necesario, ya que las
condiciones de vida eran tan duras.
La ley dentro de la sección Glecerian todavía existía hasta la
fecha. El macho de menor rango tenía el derecho de petición
ante el macho de rango superior para convertirse en un
compañero secundario dentro de la unidad familiar. Desde que
Rett fue de rango superior, no podía acercarse a Lund, pero
Lund podía presentar una petición.
Lund negó con la cabeza.
―Yo no compartiré a mi compañero contigo.
―Es la única decisión lógica― Insistió Rett.
―Absolutamente no― Dijo Lund. ―Como el compañero
principal, tú serías capaz de tomar todas las decisiones, en lo
que a Georgie se refiere. Yo no tendría ningún derecho más
que el título. Yo no te daré ese poder.
―Lund.
―Nos vemos en cuatro días. ― Lund rompió su conexión
poniendo fin a la llamada.
Rett se quedó mirando la pantalla en blanco, sacudiendo la
cabeza. Si tan sólo se pudiera conseguir más allá de la 52
animosidad, entonces podrían tener la oportunidad de
convertirse en una unidad familiar.
Rett suspiró profundamente cuando se puso de pie.
Abrió la puerta de la cabina privada y salió. Él tomó las
escaleras a la cubierta de abajo y se dirigió hacia el gran
comedor. Algunos miembros de la tripulación estaban
sentados en las mesas, disfrutando de una comida rápida,
mientras que otros esperaban en la cola, esperando a ser
servidos.
Rett agarró una bandeja y se puso en la fila. Su mente estaba
llena de pensamientos de Georgie.
Sonó una alarma, las luces rojas intermitentes en todo el
comedor. Dejando caer su bandeja, Rett empezó a correr de
nuevo hacia el centro de comando. No sabía lo que estaba
ocurriendo, pero sabía lo que significaba la alarma. Era una
señal de peligro.
Capítulo Cinco

Georgie se sentó en la cama, sin moverse. Corrió los


acontecimientos de los últimos dos días por su mente― el
dormitorio individual, el club de placer, la reunión con Lund, 53
convirtiéndose en el compañero del macho, su introducción a
Rett... todo. Era una montaña rusa emocional. Arriba y abajo...
arriba y abajo. De deprimido y triste, eufórico y feliz, de miedo
a incertidumbre. El había experimentado una amplia gama de
emociones, y aún así, no tenía idea de lo que el futuro le
deparaba.
Su estómago gorgoteó, pero Georgie hizo caso omiso de la
necesidad de alimentos. Estaba emocionalmente aniquilado. Y
todo lo que hubiera estado en esa inyección lo derribó,
manteniendo su mente borrosa.
Obligándose a ponerse de pie, Georgie caminó por la
habitación, investigando su nuevo entorno. Esta habitación era
diferente a la que él había despertado. La cama era más
grande, cubierta con mantas suaves. El estante estaba lleno de
uniformes oficiales Glecerian y algunas otras prendas de
vestir.
Y sobre la mesa estaba un bloc de mano rectangular. Cogió
el dispositivo y pulsó con los dedos sobre la superficie. No
sabía cómo usarlo, pero experimentó durante varios minutos,
tratando de averiguar antes de que, finalmente se diera por
vencido. Lo colocó sobre el escritorio y se dirigió hacia la
puerta de cristal opaco.
Georgie presionó su mano contra la pared, y la puerta se
abrió sin ningún problema. Inclinó la cabeza y bajó la mirada
hacia el pasillo. Estaba vacío. Al salir, Georgie comenzó a
caminar por el largo pasillo arqueado. 54
Se quedó cerca de la pared, dando pasos pequeños,
medidos. No sabía dónde iba, pero una cosa era cierta. No
sería un prisionero en esta nave por más tiempo.
Cuando se encontró con un conjunto de escaleras, Georgie
descendió. Él bajó a la cubierta más baja, en la parte más
vulnerable de la nave. Georgie dio la vuelta y pronto
descubrió las vainas. Parecían ataúdes, excepto que estas
tenían tapas de cristal, y fueron hechas para un solo
pasajero. Georgie se acercó. Pasó la mano sobre la parte
superior de la vaina, y se abrió con un siseo, dándole la
bienvenida en su interior. Él miró sobre su hombro para ver si
alguien estaba a su alrededor, pero estaba solo. Después de un
momento de vacilación, Georgie se subió dentro de la vaina. El
se sentó allí por un momento, contemplando su siguiente
movimiento. Durante los siguientes cuatro días, Georgie
estaría en la nave con Rett. Y aunque Georgie creía al
embajador, en realidad quería hablar con Lund. Tenía tantas
preguntas.
¿Por qué Lund le pidió que fuera su compañero? ¿Por qué el
macho lo reclamó?
Pero sobre todo, quería saber por qué Lund no le había dicho
la verdad. Su héroe, el hombre que lo había rescatado de ir a
Sweshan, en realidad lo había manipulado. La traición picó a
Georgie profundamente.
Acostado, Georgie tomó una respiración profunda, tratando
de aclarar su mente. La tapa de cristal se cerró, sellando dentro 55
a Georgie. Apretó ambas manos contra el vidrio, tratando de
salir, pero estaba cerrada. Sin previo aviso, la vaina disparó
lejos de la nave espacial. La fuerza de la explosión presionó a
Georgie contra el suave material. Él contuvo el aliento
conmocionado y cerró los ojos. El motor tarareaba en voz alta,
lanzando la cápsula de vidrio volando en el espacio, volando
lejos de la nave Glecerian.
Cuando Georgie por fin abrió los ojos, estaba rodeado de
pura oscuridad. Después de un rato, el motor se desaceleró, el
sonido muriendo hacia abajo, Georgie finalmente pudo pensar
con claridad. Un silencio ensordecedor al instante lo rodeó. Si
fuera posible que el silencio tenga un sonido, sería ligeramente
aterrador.
La voz computarizada habló de repente, sorprendiendo a
Georgie.
―Emergencia de vida de la cápsula activada. La señal de
socorro ha sido enviada. Actualmente estoy triangulando
nuestra locación.
―Oh, mierda― murmuró Georgie.
―Alerta de proximidad― Dijo la vaina.
―¿Qué significa eso? ¿Qué demonios es una alerta de
proximidad?
―El buque ha sido identificado como el Tiberius, del
planeta Noglion. Ellos están contactando la cápsula de la vida.
Georgie levantó la cabeza y miró a su alrededor. Se quedó 56
mirando al espacio, mirando a su alrededor. Había una
nave. Estaba muy lejos, pero estaba dentro del alcance, y
parecía estar viajando más cerca, moviéndose hacia él a un
ritmo más rápido.
―Nos están contactando ― La voz informó a Georgie una
vez más.
―¿Qué debo hacer? ― Georgie cuestionó en voz alta.
―Abre la comunicación.
―Este es el comandante Gru Poez'iq del planeta Noglion. ―
Un hombre de profunda voz llenó los altavoces. ―Nosotros
recibimos su señal de socorro, y estamos aquí para
ayudar. ¿Quién es usted? ¿Qué nave usted navegaba?
― Um... ― murmuró, sorprendido de que una persona que
no sea de la tripulación Glecerian le estaba rescatando. ―Soy
Georgie Larson. Soy humano.
Hubo un largo momento de silencio.
―Humano.
―Sí― Georgie confirmó―De la Tierra.
―Dónde está tu nave, humano?
―Estaba en el buque Glecerian. Yo... uh... ― Georgie se
aclaró la garganta. Él no estaba seguro de qué decir. ―Fue un
accidente. He cometido un error. Necesito volver a la nave.
―Las abrazaderas han sido activadas― Anunció la voz del
ordenador.
―Espera! ―Gritó Georgie. ―¿Qué está pasando?
―Estamos rescatándote, pequeño humano.
―No! ― Gritó, preso del pánico dentro de los confines de la 57
vaina. ―Necesito volver a la nave Glecerian.
La vaina comenzó a moverse hacia atrás, casi como si el
vacío estaba chupándolo. Georgie se cubrió la cara con las
manos y suspiró pesadamente. ¿Por qué él entró en la
cápsula? ¿Por qué demonios había dejado los cuartos del
embajador?
Parecía que estaba haciendo un montón de malas decisiones
últimamente. Georgie no debería haber dejado la morada de
Lund. Si al menos se hubiera quedado dentro de la casa, él
estaría a salvo en este momento. Georgie se quejó, sacudiendo
la cabeza.
―Lo siento― Susurró a nadie en particular.
La vaina se precipitó hacia la nave alienígena Noglion
rápidamente. Había oído del planeta desierto. Los machos de
Noglion mantenían a sus mascotas humanas desnudas en todo
momento. Exigían que sus mascotas lleven un collar y una
correa para mostrar su propiedad. Georgie no quería vivir en
Noglion. Él quería estar de vuelta en Glecerus.
La velocidad en la que viajaba la vaina desaceleró. Georgie
miró hacia arriba, viendo como la cápsula gigante se movía
más allá, tentáculos con textura de metal desplegaron,
bloqueando el cielo nocturno. Georgie se sacudió con el
miedo, la sangre bombeando a través de sus venas tan rápido
que se mareó. Le tomó un tiempo, pero la vaina finalmente
entró en el vientre de la nave alienígena y llegó a una parada
brusca. 58
Por el momento, Georgie se quedó mirando las gruesas
columnas de metal de color negro. Tubos y cables corrían a lo
largo del techo. No pasó mucho tiempo antes de que la vaina
fuera rodeada de alienígenas de aspecto humanoide.
Los machos eran enormes, similar en estatura a la gente
Glecerian, casi de siete pies de altura. Cada uno de ellos
llevaba un par de sandalias de cuero marrón que los cordones
estaban atados a sus gruesas pantorrillas, taparrabos coloridos,
y gigantescas bandas de bronce envueltos firmemente
alrededor de sus bíceps. Su piel parecía como si fuera cubierta
de escamas, desde la parte superior de sus cabezas calvas hasta
los pies.
Las escamas en cada macho eran diferentes, las marcas en
forma de diamante en varios colores, gris verdoso, verde oliva
y tonos de marrón. Sus gruesos músculos estaban expuestos,
enormes e intimidantes. Pero fueron sus ojos que llamaron la
atención de Georgie a causa de las pupilas delgadas, en forma
elíptica y cejas huesudas. Los machos Noglion parecían
compartir rasgos similares con reptiles.
Una mano con garras se extendió, tocando la vaina.
Las afiladas uñas del macho clicaron contra la cubierta de
cristal. La puerta se abrió, silbando mientras se movía hacia
arriba, abriéndose.
Georgie se echó hacia atrás, pero no había ningún lugar para
él ocultarse. Levantando sus manos, con las palmas hacia
arriba, Georgie mostró el signo universal de entrega. No estaba
incluso tratando de luchar contra estos machos. 59
―Tomen un paso atrás. Den al niño algún espacio.
Georgie se incorporó lentamente. Cruzó las piernas,
permaneciendo dentro de la seguridad de la vaina. Sus
hombros curvados hacia delante de manera protectora. Georgie
echó un vistazo a los machos, su mirada rebotando alrededor
del espacio, tratando de asimilarlo todo. Los hombres no se le
acercaron. Se quedaron a varios pies, como si ellos tenían
miedo de espantarlo. Todos los ojos estaban fijos en Georgie,
observándolo de cerca.
―Soy el Comandante Poez'iq. ―El gran macho que había
hablado antes dio un paso adelante. ―Estás seguro aquí.
―Yo... ―Georgie se detuvo, mordiéndose el labio inferior
antes de decir― Yo necesito volver a la nave Glecerian.
Poez'iq lo ignoró diciendo:
―Nosotros no conseguimos muchos seres humanos en
Noglion.
―¿Es porque los gastos de viaje son tan caros? ― Preguntó
Georgie. El fue tentado de preguntar acerca de las costumbres
del planeta en lo que respecta a sus compañeros humanos, pero
decidió no hacerlo. Estaba a su merced, y no quería ofender a
nadie.
―Nuestro planeta no es bendecido con la riqueza― Dijo.
―Comandante Poez'iq― La voz interrumpió. ―Tenemos
una comunicación que viene del Embajador Glecerian Rett
T'Rul. Dice que el ser humano, Georgie Larson, pertenece a él.
Las cejas huesudas del comandante se levantaron. 60
―Tú tienes un compañero.
Georgie asintió.
―Sí.
―Estabas huyendo, pequeño humano? Buscas refugio?
―No, quiero regresar.
―Vamos a averiguar cuánto vales.
¿Cuánto estoy valiendo? Georgie negó con la cabeza. No
mucho.
Poez'iq tendió su mano. Georgie se quedó mirando la mano
por sólo un momento antes de llegar y tomar su mano. Su
palma estaba resbaladiza, la escamas más suaves de lo que
Georgie había imaginado. Poez'iq ayudó a Georgie a salir
fuera de la vaina. Una vez que él estaba de pie al lado del
comandante, Georgie dejó caer la mano del macho.
―Sígueme.
Él dócilmente siguió al comandante desde la bahía, hacia
abajo, por el pasillo oscuro. Varias manos llegaron a tocar los
brazos de Georgie mientras pasaba por la fila de machos
Noglion. Los toques no eran de naturaleza sexual. Ellos no
eran nada más que curiosos en lo que su piel se sentía.
Cuando llegaron al puente, Georgie vio la cara de Rett en
una enorme pantalla. El macho se mantuvo de pie, vestido con
un uniforme oficial Glecerian, evidentemente mostrando su
rango.
―Lo siento― Georgie soltó.
Rett no respondió. En cambio, su atención se centró en el
comandante Poez'iq. 61
―Aprecio por cuidar de mi compañero.
―Vamos a ir al grano, Embajador. Ya sabes lo que
quiero. Tú sabes lo que mi gente quiere.
―He hablado ya con el Alto Rey Q'Tal, comandante. Él
estuvo de acuerdo para ofrecer un mayor grupo de seres
humanos a Noglion después de nuestro próximo viaje a la
Tierra. Y como muestra de buena fe, para demostrar la
importancia de nuestra alianza con Noglion, estoy dispuesto a
ofrecerle dos humanos por rescatar a mi compañero.
Poez'iq sonrió. Parecía bastante satisfecho.
―Tenemos un trato.
―Voy a pilotar a través de una pequeña nave y hacer el
trato.
―Rett... ― Georgie comenzó, pero la imagen de la pantalla
se quedó en blanco, Rett desapareciendo. Georgie dejó escapar
un profundo suspiro y dejó caer los hombros en decepción.
―No te preocupes, pequeño humano. ― Poez'iq palmeó la
espalda de Georgie. ―Tu compañero está preocupado por ti,
pero no puede mostrar ninguna debilidad, incluso si somos
aliados.
―Él no está preocupado― Le dijo Georgie. ―Él está
enojado.
Poez'iq rió. Era un sonido áspero y seco.
―Para darte una lección, él te va a golpear, y entonces todo
será olvidado.
Georgie levantó la cabeza y se quedó mirando el comandante 62
Noglion, un pequeño jadeo escapando de sus labios.
Poez'iq se quejó como si le doliera y murmuró,
―Bastardo con suerte.
El comandante se dio la vuelta y se dirigió por el pasillo.
Georgie lo siguió, moviéndose rápidamente con el fin de
mantenerse al día con su larga zancada.
Georgie estaba detrás de la línea de guerreros Noglion, su
cuerpo temblando. Él no podía deshacerse de las palabras del
comandante. Rett realmente le pegaría?
Georgie casi odiaba la emoción que corrió a través de su
sistema.
Cuando la barrera espesa se levantó, Georgie inclinó la
cabeza hacia un lado, asomándose entre dos brazos
musculosos. Una pequeña nave Glecerian se encontraba dentro
de la bahía abierta. La puerta se bajó, y Rett marchó por el
pasillo, sus botas golpeando la rejilla. Rett fue seguido por un
pequeño grupo de guerreros Glecerian y dos seres humanos.
Georgie reconoció a los seres humanos, Dennis Osborne y
Eric Wilson.
Se habían encontrado en los dormitorios individuales. Los
seres humanos parecían asustados. Sus cabezas inclinadas
hacia delante, la barbilla tocando el pecho y los ojos fijos en el
piso enfrente de ellos. La culpa, a diferencia de todo lo que
Georgie había sentido antes, se levantó y lo ahogó. Rett estaba
negociándolo por dos seres humanos. El embajador pensaba
que la vida de Georgie era de alguna manera más importante
que la de Dennis y Eric. 63
―Yo no soy digno de él. ― Las palabras se derramaron de
sus labios.
Los guerreros Noglion se separaron, exponiéndolo. Rett
contempló a Georgie, el negro profundo de sus ojos ardiendo
en su alma.
―Lo siento― Georgie le dijo. ―Yo cometí un error, un
tremendo error, pero no puedes negociarlos por mí. No está
bien. Llévalos de vuelta a la nave. Voy a ir a Noglion.
―Es demasiado tarde para eso, pequeño humano― Dijo el
comandante Poez'iq. Él colocó una mano en la espalda de
Georgie y aplicó un poco de presión, obligando a Georgie
caminar hacia adelante. ―Tú tienes un compañero, y él quiere
que vuelvas. No necesitas preocuparte por los seres
humanos. Ellos serán atendidos bien.
Georgie se burló en voz baja. Ellos serían atendidos
bien. Ambos seres humanos terminarían desnudos, llevando un
collar y una correa, llevados alrededor por sus amos.
―Ve a su pareja― Poez'iq ordenó.
Georgie tomo un paso vacilante hacia adelante. Se movió
lentamente, caminando hacia Rett. El macho se puso de pie
alto, los musculosos brazos cruzados sobre el pecho ancho.
Cuando Georgie llegó al lado del Glecerian, los dos
humanos, Dennis y Eric, fueron llevados por el Noglion.
―Ve a la nave ― Rett le dijo, con la voz más dura que
Georgie había alguna vez escuchado.
―Sí, señor― Respondió de forma automática.
64
Capítulo Seis

Cuando llegaron a la gran nave espacial, fueron recibidos por


un grupo de machos Glecerian.
―Él debe ser castigado. 65
―Tiene que haber consecuencias por sus acciones.
―Podría haber creado un incidente universal, con este
pequeño truco.
―Nosotros perdimos dos seres humanos para Noglion. Sólo
estamos entregando diez a la gente de Sweshan. Ellos no van a
ser felices, sobre todo porque se pagó por doce. ¿Cómo vamos
a hacer esto bien? ¿Por qué quedó dentro de una cápsula de
emergencia? ¿Qué diablos estaba en la mente del humano?
Había tantos machos Glecerian hablando, que Georgie no
podía seguir cuél macho dijo qué.
Rett se movió para estar frente a Georgie, bloqueando a los
otros machos de la vista. Georgie tomó un paso, plantándose
firmemente contra la espalda de Rett.
Llegando a él se agarró de la chaqueta del embajador con las
dos manos, sosteniéndolo en un férreo control.
―El humano es mi responsabilidad― Anunció Rett. ―Él es
mi compañero. Ahora, vuelvan al trabajo. Tenemos que
permanecer según lo planeado.
Rett tomó un paso adelante, y Georgie tropezó. Él no había
estado esperando a Rett moverse. Georgie logró enderezarse
antes de seguir después del embajador. Mantuvo la cabeza
hacia abajo, con la mirada en los talones de Rett. El viaje a los
cuartos de Rett tardó muchísimo, ya que ninguno de los dos
habló una sola palabra.
Tan pronto como entraron en los cuartos privados de Rett, el 66
macho se volvió, de frente a Georgie.
―¿En qué estabas pensando? ― Preguntó, en voz baja y
controlada.
―Lo siento. Fue honestamente un error.
―Por qué estabas en el piso inferior? Estabas tratando de
escapar? Fuiste con la esperanza de que la vaina se volviera a
Glecerus?
―No. Juro que no estaba tratando de huir. Estaba mirando
alrededor, explorando. No sabía que la vaina se activaría. No
tenía ni idea de que esto iba a suceder. Te lo juro.
Rett se mostró satisfecho con la respuesta de Georgie. Sus
hombros cayeron, y su postura se hizo menos rígida.
―Tus acciones nos han costado mucho. Tendremos que
hacer las paces con Sweshan, ya que estamos entregando
solamente diez seres humanos en lugar de doce. Y para
mantener nuestra alianza con Noglion, tendremos que tomar
un gran grupo de seres humanos para ellos, lo que significa
que mi gente tendrá que esperar más tiempo para encontrar a
sus compañeros.
El corazón de Georgie cayó.
―Lo siento.
―Quítate la ropa― Dijo Rett.
Los ojos de Georgie se abrieron.
―¿Qué?
―Es necesario aprender que hay consecuencias para tus
acciones. ― Rett se sentó en el borde de la cama. ―En esta
nave, tú eres mi responsabilidad, y por lo tanto, debo ser yo el 67
que administre el castigo. Quítate la ropa y colócala sobre la
mesa. Cuando hayas terminado, ven aquí y acuéstate en mi
regazo.
―No puedes ser serio.
Rett no respondió. Solo se sentó en el borde de la cama,
esperando.
Georgie contempló los gruesos muslos del macho sólo por
un momento. Él sabía lo que venía, la zurra.
Él tomo una respiración profunda para calmar los nervios
antes de alcanzar el dobladillo de su camiseta sin mangas. Tiró
de la tela de color negro sobre la cabeza con las manos
temblorosas, y la dobló, colocándola sobre la mesa. Georgie se
quitó las holgadas botas, pateándola lejos. A continuación,
sacó libre los lazos de cuero de los pantalones. Él empujó el
material por sus piernas, tirando de ellas. Lo dobló antes de
colocarlo en la parte superior de la camisa.
Cuando estaba desnudo, Georgie transfirió su peso de un pie
al otro, antes de a regañadientes dirigirse hacia Rett.
Él torpemente se tendió sobre el regazo del macho Glecerian,
cambiando hasta que él estaba en la posición correcta. Rett
envolvió su brazo izquierdo sobre la espalda de Georgie,
manteniéndolo en su lugar. Con la mano derecha, frotó las
nalgas de Georgie, masajeando suavemente su carne durante
varios minutos. Georgie tembló. Esta no era la posición en que
estaba acostumbrado. Nunca había recibido una paliza en el
culo. 68
Sin previo aviso, Rett llevó su mano hacia abajo en la mejilla
derecha del culo de Georgie. Georgie gritó, pero era más de
sorpresa que de dolor. Rett comenzó el ritmo lento, moviendo
la mano de una mejilla a la otra, nalgueándolo.
La respiración de Georgie se volvió superficial y rápida. El
calor vino gradualmente y con él, un inusual tipo de
deseo. Pronto, Georgie se encontró a sí mismo balanceando
sus caderas hacia atrás, en silencio pidiendo más. Cuando se
dio cuenta de lo que él estaba haciendo, se detuvo. No debería
ser así. Él no debería querer la mano de Rett en su culo,
castigándolo, pero en algún lugar en el fondo, Georgie
encontró placer en esto.
Su aliento se precipitó mientras Rett golpeó su culo con la
mano abierta. Era más duro que los azotes anteriores. Las
nalgadas llegaban más rápidas y más duras. Él jadeó cuando
todo a su alrededor se desvaneció. Georgie cerró los ojos,
concentrándose en el momento. Sus dedos se cerraron y se
agarraron a la pantorrilla de Rett. Después de una docena de
golpes, sus nalgas temblaban, su cuerpo se sacudió, y su pene
se endureció, pre-semen rezumando de la punta.
Un buen par de duros azotes aterrizaron en el culo de
Georgie en rápida sucesión.
Todo su cuerpo se sacudió cuando llegó. No tuvo ninguna
advertencia cuando su orgasmo disparó a través de su
sistema. Se retorció contra los muslos de Rett, frotándose en el
regazo del hombre, su grito se hizo eco por toda la habitación,
rebotando en las paredes. 69
―Muy bien― Rett dijo mientras acariciaba su culo. ―Buen
chico.
Le tomó un poco de tiempo para bajar de su orgasmo. Rett lo
sostuvo firmemente, frotando la parte inferior en trazos
suaves. Cuando Georgie dejó de temblar y su respiración se
hizo normal, Rett le ayudó a salir de su regazo.
―Ponte de rodillas― Ordenó Rett.
Georgie obedeció sin dudar, bajándose a sí mismo, de modo
que él estaba arrodillado a los pies de Rett. Rett se situó con un
movimiento suave. Abrió su pantalón de cuero, y su eje duro
se derramó fuera apuntando a Georgie.
―Tócalo. ― Sin pensarlo alargó la mano, con las dos manos
tocó el pene de Rett. El exploró la longitud del macho,
pasando los dedos a lo largo de los cantos llenos de baches y
protuberancias. Él trazó la forma de proliferado, en forma de
cabeza con un dedo, sintiendo los volantes irregulares.
―Ponlo en la boca.
Georgie sacó la lengua y lamió la tapa. Dejó que su lengua
explorara las crestas del eje de Rett antes de succionar la
cabeza. Cerró los ojos y abrió la boca, envolviendo la
circunferencia del macho.
―Chúpame, Georgie.
No necesitó decirlo dos veces. Ahuecando las mejillas,
Georgie aplicó presión a medida que tomó más de la gruesa
longitud de Rett en la boca. Lentamente, él movió la cabeza,
tragándolo. Envolvió con su mano derecha alrededor de la base
del eje de Rett, y con la izquierda, acariciaba los testículos del 70
macho. Georgie se quejó cuando el pre-semen de Rett salpicó
contra su lengua.
Rett tomó la cabeza de Georgie, empujando los dedos por las
hebras cortas. Mantuvo a Georgie mientras movía sus caderas,
follando a su boca con golpes profundos. Gruñidos de placer
se derramaron de la boca de Rett cuando Georgie torció la
lengua alrededor de su eje con cada movimiento hacia
adelante, mientras él balanceaba la cabeza más y más rápido.
―Traga! ― El agarre de Rett se apretó en el cráneo de
Georgie cuando lo agarró con sus manos grandes.
La garganta de Georgie se cerró sobre la cabeza del pene de
Rett. Él selló sus labios alrededor de la carne mientras
espasmos salían entre los labios, y tragó. El hombre llegó,
llenando su boca con chorros calientes de esperma. Chupó
ansiosamente, bebiendo de Rett. El intentó tomar todo en la
boca, pero el esperma del macho goteaba entre sus labios,
corriendo por su barbilla. Georgie chupó la corona del pene de
Rett, hasta que no quedó nada.
Georgie se echó hacia atrás, liberando el eje todavía duro de
Rett. El se limpió la parte de atrás de la mano en la
boca. Tomando una profunda bocanada de aire, él levantó la
vista hacia Rett.
El macho estaba mirándolo, las negras profundidades de sus
ojos con remolinos de deseo. Rett se agachó. Él envolvió sus
brazos alrededor de los bíceps de Georgie, tirando de él a sus
pies. Georgie se balanceó ligeramente, tratando de conseguir el 71
equilibrio.
Rett envolvió sus brazos alrededor de la cintura de
Georgie. Él bajó la cabeza y sus labios se conectaron en un
beso apasionado. Georgie abrió la boca, y una lengua caliente
se deslizó contra la suya.

****

Rett sostuvo a Georgie en sus brazos. Movió sus manos por


la espalda de Georgie, y acarició su piel suave. Con su lengua,
Rett exploró suavemente la boca de Georgie. Podía saborear su
propio esperma en la lengua de Georgie, pero no era un
impedimento. Rett nunca había estado tan encendido. La
respuesta de Georgie y la reacción honesta a la zurra, empujó
todos los botones de Rett. Él quería más.
Estaba desesperado por reclamar a su compañero.
Rett levantó a Georgie fuera de sus pies y le dio la vuelta. Él
puso a Georgie en la cama y cubrió al joven con su
cuerpo. Rett mantuvo sus labios en contra de Georgie, besando
a su compañero frenéticamente. Sus bocas se movían juntas,
amortiguando los sonidos de su placer combinado. Rett se
quitó las botas, arrancado su uniforme, rasgando su ropa en un
intento desesperado de conseguirse desnudo.
―Espera― Georgie se quedó sin aliento, inclinando la
cabeza hacia atrás, desconectando sus labios. ―Necesito
recuperar el aliento. Yo solo... necesito un minuto para pensar. 72
Rett gruñó.
―Eres mío. ― No quería parar, no ahora que Georgie estaba
en su cama, exactamente donde pertenecía.
Era cierto. Lund puede haber marcado la carne de Georgie,
pero Rett tenía en posesión los documentos del humano. Los
había comprado antes de que Lund hubiera reclamado a
Georgie.
Rett puso su mano derecha por debajo de la cabeza de
Georgie. Él sostuvo firmemente por el cuello al humano,
negándose a permitir que Georgie se alejase. Inclinándose
hacia abajo, Rett reclamó los labios de Georgie en un beso
exigente. Georgie no se opuso. El humano abandonó el
control, su cuerpo relajándose debajo de Rett. Siguió a Rett,
dándole exactamente lo que quería, en silencio su permiso para
continuar.
Rett colocó un camino de besos por el cuello de Georgie. Él
exploró el cuerpo del hombre joven con los labios y la
lengua. Rett arrancó suavemente los pezones de Georgie
mientras colocaba pequeños mordiscos de amor a través del
pecho de su compañero y vientre plano, dejando su propia
marca atrás. Rett bromeó y jugó con el cuerpo de Georgie,
prestando atención a cada pulgada de la piel, haciendo caso
omiso a propósito de la llorosa polla de Georgie.
Georgie se retorció en la cama, sonidos atractivos se
derramaban entre sus labios.
―Por favor... ― Georgie gimió, su cabeza de lado a lado en
movimiento. 73
Rett sonrió. Se echó hacia atrás y terminó de desnudarse,
arrojando el resto de la ropa al suelo.
―Date la vuelta― Dijo Rett. Georgie se volvió, rodando
sobre su estómago. Rett agarró una de las
almohadas. ―Levanta las caderas para mí. ― Deslizó la
almohada debajo de su compañero, posicionando a Georgie de
tal manera, que su culo firme estaba a la altura perfecta para el
uso de Rett.
Rett pasó una mano por su erección, recogiendo el fluido que
salía de los poros a lo largo de su eje. Con el líquido
resbaladizo, Rett recubrió el culo de Georgie, lubricando la
roseta fruncida del joven. Trabajó un dedo en el agujero de
Georgie antes de añadir un segundo dedo. Rett bombeó sus
dedos dentro y fuera del orificio de Georgie. Retorció la mano,
estirando y burlándose de su compañero, preparando al ser
humano para su miembro hinchado. Georgie se quejó. Él
comenzó a moverse, empujando sus caderas hacia atrás en los
dedos de Rett. Rett sacó sus dedos libres.
Alineó la cabeza de su pene con el agujero de Georgie y
empujó lentamente hacia adelante, la punta entrando en el culo
de Georgie. Su agujero se extendía alrededor de la
circunferencia de Rett, aceptando a su eje. A pesar de que Rett
tenía la intención de ir lento, parecía que Georgie tenía otros
planes. Echó las caderas hacia atrás, tomando más de la
longitud de Rett. Húmedo calor y presión dio la bienvenida a
Rett y él se deslizó profundamente dentro de su compañero. 74
―Ahhh. ― Georgie dejó escapar un largo gemido.
Georgie aplanó el pecho contra la cama y empujó su culo
más arriba.
Él agarró la manta, arrugando el material.
Rett miró hacia abajo donde sus cuerpos estaban
conectados. Él sostuvo las caderas de Georgie en un estricto
control mientras retiró sus caderas hacia atrás, mirando a su
polla salir, antes de empujar lentamente hacia adelante,
enterrando su longitud una vez más. Empezó el ritmo lento,
poco a poco ganando velocidad, empujando dentro y fuera de
su compañero, en el apretado calor, con deslizamientos largos
y poderosos. Cada embestida era más profunda, más dura. Con
cada chasquido de sus caderas, Rett tocaba la próstata de
Georgie con la cabeza de su pene.
―Rett! ―Gritó Georgie. ―Por favor... ― Él rogó. ―No
pares.
Rett gruñó, perdiendo el control. No había manera de que
pudiera detenerse. Él se movió más rápido, follando a Georgie
con movimientos largos y profundos. Su ritmo castigador, un
ritmo furioso. Los sonidos de la piel abofeteando piel, susurros
entrecortados, y gemidos llenaban la sala.
―Oh Dios... ― Georgie gimió. ―Voy a... ― Soltó un fuerte
grito.
Sus músculos se contrajeron, y su cuerpo se estremeció
cuando él llego.
Rett se estrelló contra Georgie. Su ritmo vaciló cuando su 75
liberación tiró a través de él.
―Georgie! ― Todo su cuerpo se convulsionó, y su pene se
hinchó, pulsando. Calientes, gruesas ráfagas de esperma
tiraron profundo dentro del cuerpo de Georgie, llenando al
compañero de Rett.
Rett cubrió la espalda de Georgie, manteniendo su peso
completo para no aplastar al humano. Él tomó algunas
respiraciones inestables, calmando sus corazones latiendo
rápidamente.
Rett acarició a Georgie, colocando besos con la boca abierta
a lo largo del joven, en el hombro del hombre. Después de un
rato, él se retiró, sacando a su eje de los cálidos confines del
cuerpo de Georgie, y se trasladó para acostarse al lado de su
compañero.
Rápidamente envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo y
situó a Georgie de tal manera que el humano yacía encima de
él.
Capítulo Siete

Georgie terminó en la parte superior de Rett. Él se quedó


blando, relajándose contra el cuerpo del macho Glecerian. Rett
lo ajustó de modo que su ancho pecho quedaba como una 76
almohada para la cabeza de Georgie. Agarró la manta delgada
y tiró hacia arriba, cubriéndolos a ambos. Rett envolvió sus
brazos grandes y musculosos alrededor de Georgie,
manteniéndolo en un apretado abrazo. Estaba caliente, el calor
de su cuerpo rodeaba por completo a Georgie.
―¿Estás cómodo? ― Preguntó.
―Sí. ― Georgie levantó la cabeza y se inclinó hacia
arriba. Él dio un beso en los labios de Rett antes de acostarse.
Él presionó su cabeza contra el pecho de Rett y se limitó a
escuchar el latido del corazón del macho. Él podía oír distintos
sonidos, el ritmo constante de un fuerte latido del corazón
mezclado con un golpe más lento en el fondo. Pum―pum,
pum―pum, pum, pum―pum, pum―pum, pum. El sonido le
arrulló, y pronto, Georgie cerró los ojos, hundiéndose más en
el calor de Rett.
―Gracias―Susurró.
―Por qué me agradeces?
―Tú viniste por mí.
―Siempre voy a venir por ti, Georgie.
Rett acarició su espalda, sus grandes manos suavemente
masajeando la curva de la espalda de Georgie antes de pasar a
su culo. Cálido y confortable, Georgie sumió y se durmió.
Georgie se despertó con una sonrisa en su rostro. Estiró su
cuerpo.
Llegando a través de la cama, él buscó a ciegas a Rett, pero
la cama estaba vacía. Él frunció el ceño y abrió los
ojos. Estaba solo. 77
Poco a poco llegando a una posición sentada, Georgie se
frotó el sueño de sus ojos lejos. Su mirada recorrió el cuarto de
Rett, pero el macho no estaba dentro de su habitación.
Georgie echó las mantas hacia atrás y salió de la cama. Él
recogió su ropa de la mesa y se vistió, tirando de la blusa negra
y pantalones de cuero. Se metió los pies en las botas sueltas y
se alisó la mano por el pecho, estirando las
arrugas. Necesitaba una ducha y ropa limpia, pero tendría que
esperar.
Georgie se dirigió hacia la puerta. Él presionó su mano
contra la pared, y el bloqueo se retiró. La puerta de cristal se
abrió con un siseo. Saliendo al pasillo, Georgie tomó un
vistazo alrededor.
―¿Dónde crees que vas, pequeño humano?
Georgie miró hacia arriba, arriba del todo. El macho que
estaba delante de él era enorme.
El mayor Glecerian que Georgie había visto nunca. Era más
de siete pies de altura y cubierto de músculos. Infierno, sus
músculos tenían músculos.
―Estoy buscando a Rett T'Rul. ¿Sabes dónde está el?
―Él está en el comedor― Dijo el macho. ― Toma la
escalera hasta la próxima cubierta. Lo encontrarás allí.
―Gracias.
Georgie siguió las indicaciones del macho. Caminó por el
pasillo y corrió por las escaleras, tomando dos escalones a la
vez. Cuando llegó al comedor, Georgie se detuvo. Se puso de 78
puntillas y miró a su alrededor, buscando a Rett entre la gran
multitud de machos Glecerian, todos juntos presionados dentro
del espacio.
―Hey, Georgie.
Cuando escuchó su nombre, Georgie echó la cabeza hacia un
lado. Sentados, en una de las mesas cercanas, fueron Grant
Byers, Howard Turner, Bryson Garrett, y algunos otros seres
humanos que no conocía por su nombre.
―Hola. ― Él agitó torpemente.
―¿Por qué no vienes y te unes a nosotros? ― Preguntó
Grant.
―Uh... ― Georgie miró a su alrededor, con la esperanza de
detectar a Rett, pero no pudo encontrar al otro
macho. ―Seguro, supongo.
Georgie se acercó. Él tomó el asiento vacío cerca de Grant.
―Aquí― Grant empujó su bandeja hacia Georgie. ―Me
agarré un plato extra de comida, así que no tendría que hacer
un segundo viaje a través de la línea de buffet. Sírvete tú
mismo.
―Oh, uh, gracias.
Georgie cogió un utensilio limpio del recipiente en el centro
de la mesa. No pensó dos veces en palear la comida en la
boca. Él no podía recordar la última vez que había comido. Su
estómago gruñó y gorgoteó, batiendo con cada bocado.
―Parece que has encontrado un compañero― Dijo Grant.
―Sí. ― Asintió.
Grant sonrió. 79
―Eso es genial. Supongo que eso significa que no vas a
permanecer en Sweshan con el resto de
nosotros. Felicitaciones.
―Gracias.
Grand se detuvo un momento para estudiar a Georgie de más
cerca, antes de preguntar:
―¿Estás bien?
―Lo siento acerca de Eric y Dennis. Sé que eran tus amigos.
―No te preocupes acerca de esto. ― Él hizo caso omiso de
la preocupación de Georgie. ―Ellos van a estar bien en
Noglion.
―¿Cómo puedes decir eso? ― Preguntó Georgie, sus cejas
dibujándose juntas en confusión. ―Estarían aquí ahora si no
fuera por mí.
Él esperaba que Grant y los demás le echaran la
culpa. Después de todo, era su culpa que Dennis y Eric no
viajaban a Sweshan con el resto del grupo.
―Todos fuimos voluntarios― Dijo Grant. ―Cuando firmé,
yo sabía que existía la posibilidad de que no iba a estar en
Glecerus. Mientras mi familia es cuidada en la Tierra, no tengo
ninguna queja.
―Todos hicieron sacrificios para estar aquí― Añadió
Howard.
―La vida sigue― Murmuró Bryson.
Cayeron en un silencio incómodo, y Georgie siguió
comiendo.
Miró a su alrededor a cada par de minutos en busca de Rett, 80
pero no podía localizar al macho Glecerian desde su posición
sentada. Cuando hubo terminado, Georgie cogió su plato vacío
y comenzó a levantarse.
―¿Puedo tener su atención? ― Una voz fuerte resonó. El
macho se detuvo un momento, y las conversaciones dentro de
la sala del comedor se detuvieron. ―Para aquellos que no me
conocieron, soy el comandante de armas Thrudr
Urak. Dejamos el espacio aéreo Glecerian hace unas horas, lo
que significa también que hemos abandonado la seguridad de
nuestro planeta. Nuestra nave está siendo escoltada por un
destructor Glecerian. El destructor permanecerá cerca hasta
llegar a espacio aéreo de Sweshan. No anticipamos ningún
problema, pero no queremos estar sin ser preparados si nos
encontramos con una nave enemiga.
Nadie habló, pero Georgie podía sentir la tensión crecer a su
alrededor.
Los otros seres humanos miraron a su alrededor. Cada uno
parecía asustado.
―Vamos a tener un simulacro de evacuación dentro de un
rato, supervisado por mí y otros miembros de la
tripulación. Dado que sólo tenemos diez seres humanos en este
viaje, cada uno será emparejado con un macho Glecerian y
aprenderá qué hacer si esta nave es atacada, y se le dará las
instrucciones sobre el uso de las vainas de escape.
―Ya me he encargado de esto― Georgie se dijo a sí mismo.
―¿Cuáles son las posibilidades de que vamos a ser 81
atacados? ― Preguntó alguien.
El Comandante Thruk Urak negó con la cabeza.
―Nunca hemos tenido ningún problema durante nuestros
viajes a Sweshan. No tenemos muchos enemigos. Los
simulacros de evacuación en cada viaje son por precaución.
Georgie asintió. Tenía sentido especialmente desde que
había activado una cápsula de emergencia sin darse cuenta de
lo que estaba haciendo.
―Sonará una alarma dentro de poco. Cuando esto suceda,
ustedes serán acompañados a la cubierta inferior. Escuchen lo
que su escolta tiene que decir y sigan sus indicaciones.
Cuando terminó de hablar, Georgie se puso de pie.
―Nos vemos más tarde.
Él cogió su plato y lo dejó caer en un cercano cubo de
reciclaje.
Georgie se dirigió a través de la sala del comedor con un
propósito, en busca de Rett.
Terminó su camino a través de la multitud y pronto se
encontró con el macho. Rett estaba llevando una cara seria
mientras hablaba en voz baja a un pequeño grupo de
Glecerians. Cuando vio a Georgie, su expresión cambió, y él
sonrió.
―¿Comiste? ― Preguntó.
Georgie asintió.
―Sí.
Rett extendió la mano, y Georgie la tomó sin pensar.
―Si nos disculpan― Murmuró para los otros machos antes 82
de guiar a Georgie lejos del grupo y fuera de la sala de
comedor.
―¿Qué está pasando? ― Georgie miró a Rett buscando en
el rostro del macho, tratando de averiguar lo que estaba
sucediendo. ―¿Estamos en peligro? Vamos a ser atacados?
―Hay una nave enemiga en la zona.
―Entonces, el ejercicio de práctica... ― Georgie comenzó.
―Es sólo una precaución. No creemos que los Slion
atacarán, pero tenemos un destructor Glecerian pegado cerca
por si acaso.
―Alguna vez ellos han atacado durante uno de estos viajes?
Rett negó con la cabeza.
―No. Ellos saben que nuestras fuerzas son más fuertes que
la de ellos. Pero con los seres humanos a bordo, tenemos que
ser cuidadosos.
El miedo a lo desconocido heló el corazón de Georgie. El
órgano golpeó contra su pecho, dejando a Georgie sentirse
mareado. Él no sabía nada acerca de Slion o su gente. Esa
información no había sido proporcionada en el manual que
había recibido cuando se ofreció.
―No quiero que estés asustado. ― Rett soltó la mano de
Georgie y envolvió su brazo alrededor de su cintura,
sosteniéndolo cerca. ―Nada va a pasarte. Te lo prometo.
Georgie quería creerle. Él quería confiar en las palabras de
Rett, pero el miedo en el interior no se iría. Era la misma
sensación terrible que había tenido antes. De repente, sin
previo aviso, Georgie fue catapultado de nuevo a su tiempo en 83
la Tierra.
La Gran Guerra había sido devastadora. Naciones atacaron
brutalmente a cada uno de los otros, usando todas las piezas de
armamento en sus arsenales para causar el máximo número de
destrucción. Millones de personas perdieron la vida. Desde
entonces, cada día era una lucha. Alimentos, agua y otras
necesidades básicas eran escasos.
Georgie no había sido testigo de la guerra, pero había visto
los efectos. La única razón por la que Georgie había vivido era
porque él fue encontrado y llevado a un orfanato.
Un par de fuertes brazos musculosos fueron envueltos
alrededor de la cintura de Georgie, y él fue envuelto en el
calor.
―Georgie. ― La voz familiar le apartó de sus recuerdos.
Era Rett. ―Está todo bien. ― Balanceó suavemente a
Georgie, balanceándolo de ida y vuelta.
Georgie abrió los ojos. Todo era borroso. Levantando una
mano, se limpió la cara. Ni siquiera se dio cuenta de que había
estado llorando.
―Nadie te va a hacer daño
Georgie tomó una respiración profunda, lentamente soplando
hacia fuera a través de su boca. Él estaba dentro de los fuertes
brazos de Rett, aceptando la comodidad. Después de un par de
minutos, dio un paso atrás, sintiéndose más como él.
Rett dejó caer los brazos a regañadientes.
―¿Estás bien? 84
Georgie asintió.
―Sí, estoy bien.
Sonó una alarma, a todo volumen, y la luz roja
brilló. Georgie abrió mucho los ojos, y su boca se abrió por la
sorpresa.
―Esto es un simulacro. ― Una voz sonó a través de varios
altavoces. ―Esto es un simulacro.
Rett tomó la mano de Georgie y le dio un suave tirón,
tirando a Georgie hacia las escaleras. La mayoría de los
Glecerians pasaron, quedando atrás contra las paredes del
corredor. El único moviéndose, fueron los machos que guiaban
a los seres humanos por las escaleras hacia el piso
inferior. Cuando llegaron a su destino, las alarmas dejaron de
sonar.
―Como sabes, es una emergencia de escape. ― Rett le dio
una mirada severa y Georgie selló su boca, negándose a
reír. Rett se pasó la mano por la longitud de la vaina, y por la
parte superior abierta. ―Puedes entrar dentro. Ha sido
desactivado para este ejercicio.
Georgie se subió y se sentó en la cama blanda.
―Si oyes la alarma, harás tu camino hasta aquí. Entonces,
entrarás en el interior de la vaina y te acostarás. En este punto,
se activará la vaina. La parte superior se cerrará y te bloqueará
de forma segura en el interior. Cuando salga de la nave, una
señal de emergencia va a salir a todos los buques Glecerian
disponibles y nuestros aliados. Hay un faro en cada vaina por
lo que te encontrarán sin ningún problema. La vaina interna de 85
la computadora establecerá automáticamente un rumbo hacia
Glecerius.
Georgie movió la cabeza en la comprensión, siguiendo cada
palabra.
―Si estás dentro de un período de tiempo prolongado, hay
agua― Rett abrió un compartimiento lateral y sacó una pajita
de plástico. ― Todo lo que necesitas es poner esto en tu boca
y beber. ― Cerró el compartimiento. ―Hay también raciones
de comida y barras de nutrientes a bordo de cada vaina. ―
Abrió diferentes compartimentos, mostrando a Georgie dónde
se encuentra cada una. ―Y un kit de primeros auxilios.
―Si me quedo bloqueado dentro de la vaina, cuánto aire
tendré?
―Si tú te relajas y respiras normalmente, vas a estar bien. Si
te asustas, el ordenador a bordo lo más probable ajustará el
nivel de oxígeno para conservar el aire respirable. Podría hacer
que te sientas mareado, pero no te sofocará. En el peor de los
casos, vas a desmayarte. Pero como he dicho antes, no creo
que vayamos a tener ningún problema.
―Ok.
―¿Tienes alguna pregunta?
―El faro... ¿es así como hayan podido encontrarme tan
rápido?
Rett asintió.
―Sabíamos exactamente dónde estabas todo el tiempo y
seguimos el faro de seguimiento de la nave Noglion.
Georgie exhaló, empujando el aire de sus 86
pulmones. Sabiendo que Rett fue capaz de localizar
rápidamente la vaina, dio a Georgie una sensación de paz. Él
no terminaría en el espacio asustado y solo por mucho
tiempo. Si ocurriría lo peor, estaría preparado.
―¿Quieres preguntarme algo más?
―¿Podemos volver a tus cuartos? Me gustaría tomar una
ducha y conseguir algo de ropa limpia.
Rett sonrió.
―Seguro. Vamos.
Rett extendió la mano, y Georgie se apoderó de ella. El
macho le ayudó a salir de la vaina. Cuando sus pies estaban
ambos plantados en el suelo, una vez más, caminaron de
regreso subiendo por las escaleras hacia la parte privada de
Rett.
Capítulo Ocho

Cuando llegó al cuarto de baño dentro de los cuartos


privados de Rett, Georgie se quitó la ropa, dejando caer los
artículos al suelo. Ahora que su vientre estaba lleno y el 87
ejercicio de práctica había terminado, Georgie tenía una
urgente necesidad de una ducha de agua caliente. Entró en la
cabina, moviéndose hacia el centro del recinto. El agua se
activó automáticamente, la lluvia fuerte del aguacero cayendo
por encima de su cabeza, salpicando su piel. Georgie
suspiro. Cerró los ojos y levantó su rostro.
―¿Te importa si me uno a ti?
Georgie miró por encima del hombro y miro la forma
desnuda de Rett, de pie, fuera de la cabina. Sintió una onda de
excitación, y su corazón se sacudió, golpeando
rápidamente. La mirada de Georgie deambulaba arriba y hacia
abajo por el cuerpo del macho y se encontró asintiendo su
consentimiento.
Los labios de Rett se torcieron, una sonrisa burlona
apareciendo en la comisura de la boca. Dio un paso en la
ducha, su gran cuerpo ocupando la mayor parte de la cabina,
apretando a Georgie.
Él ahuecó la cara de Georgie con sus manos, sujetándolo
como si fuera delicado.
Rett se inclinó hacia abajo. Se movió lentamente, dando a
Georgie un montón de tiempo para alejarse.
Georgie se levantó de puntillas y conectó sus labios. El beso
comenzó lento, sus lenguas explorando, girando y tocando,
pero pronto el beso se volvió salvaje y crudo. Con sus cuerpos
presionados juntos, Georgie se aferró a Rett, dejando al macho
el control del beso.
Cuando Rett se retiró, Georgie estaba jadeando. 88
―Por qué― Susurró. ―¿Por qué has parado?
Rett dio la vuelta a Georgie de manera que se enfrentaba a la
pared de piedra. Antes de poder decir otra palabra, Rett agarró
las manos de Georgie y las levantó, colocándolas en la pared.
―No te muevas― Ordenó.
Georgie abrió la boca para responder, pero las palabras se
quedaron atrapadas en la garganta cuando Rett limpió la
gruesa capa de lubricante sobre su agujero. Georgie separó las
piernas y empujó sus caderas hacia atrás, en silencio dando su
aprobación. Rett presionó el pecho contra la espalda de
Georgie cuando empujó un grueso dedo en el agujero de
Georgie.
―Ah. ― Georgie se quejó.
En este ángulo, en el interior de la cabina de ducha, Georgie
podría ver en el espejo por encima del fregadero. Su mirada
fue al instante atraída por Rett. Observó al macho de cerca,
mirándolo fijamente a la cara. Rett inclinó la cabeza hacia
abajo y colocó un rastro de besos con la boca abierta a lo largo
del hombro de Georgie. Georgie se quejó. Él volvió la cabeza,
extrañando los labios de Rett contra los suyos. Rett sonrió,
pareciendo comprender el deseo de Georgie, y reclamó los
labios de Georgie en otro abrasador beso.
Rett añadió otro dedo. Movió sus dedos dentro y fuera,
preparando el orificio de Georgie. Cuando dos dedos se
volvieron en tres, Georgie comenzó a mover sus caderas,
empalándose a sí mismo. Necesitaba más, mucho más. Los
dedos de repente desaparecieron. Rett mantuvo la conexión 89
con la boca mientras la cabeza de su eje duro se deslizó en el
culo de Georgie.
La entrada de Rett fue dura. Empujó su longitud profundo en
el interior del cuerpo de Georgie, enterrando su polla dura. Era
exactamente lo que necesitaba Georgie. Más que nada, quería
sentirse poseído y deseado. No sentía ningún dolor, sólo la
ligera quemadura de su cuerpo estirándose para acomodar la
circunferencia de Rett. Las manos de Rett se agarraron
firmemente sobre las caderas de Georgie, hundiendo sus dedos
en la carne de Georgie.
Él dio un par de empujes superficiales, moviéndose
lentamente, antes de coger el ritmo.
Él no se contuvo. Rett chocó contra Georgie, sus
movimientos convirtiéndose contundentes. Georgie gimió con
cada embestida.
―Mmm― Gimió Rett. ―Te sientes tan bien.
Georgie se quedó sin aliento. Quería decirle a Rett lo
maravilloso que se sentía, pero él no podía formar las
palabras. Se sentía demasiado.
Rett le presionó contra la fría plana pared de piedra, mientras
propulsaba en él. Sus dientes rasparon contra el hombro de
Georgie, suavemente mordiéndolo como para marcar su
territorio. Rett era salvaje y animal, obligando a Georgie a
rendirse.
Con su control ido, Georgie soltó todo. Se concentró en el
sonido de la respiración de Rett, la sensación del peso de su 90
cuerpo, la sensación de placer corriendo a través de su sistema,
y el orgasmo más profundo dentro de sus bolas.
Cuando el brazo de Rett se envolvió alrededor de su cintura
para mantenerlo de golpearse contra la pared de roca, el cuerpo
de Georgie fue laxo. Dejó a Rett sostenerlo cerca.
Cuando Rett le ordenó venirse, el cuerpo de Georgie
respondió al instante. Él gritó de placer, gritando el nombre
del macho, la semilla explotando de su cuerpo.
Georgie sabía el momento exacto en que Rett encontró su
propia liberación. El cuerpo del macho se puso rígido justo
antes de que él bramase,
―Georgie! ― Podía sentir la liberación de Rett cuando los
fuertes chorros de esperma lo llenaron. Las yemas de los dedos
de Rett se clavaron en las caderas de Georgie. Se condujo en el
cuerpo de Georgie una y otra vez. Georgie abrió los ojos y vio
el reflejo de Rett en el espejo. En medio de la pasión, Rett
parecía increíblemente hermoso, los ojos cerrados, la boca
abierta, el rostro contraído.
El macho envolvió ambos brazos alrededor de la cintura de
Georgie y se mantuvo bajo el agua que corría por encima de
ellos. Después de varios minutos, él liberó a Georgie y
retrocedió lo suficiente para tirar de su longitud libre.
―Eres increíble.
Georgie se dio la vuelta para hacer frente a Rett. Miró al
gran macho y sonrió. En este momento, quería devolver el
cumplido. El quería decirle a Rett lo maravilloso que era. Pero 91
no pudo. Su mente se preguntaba, tirando hacia arriba una
imagen de Lund. Toda esta situación era confusa. Rett y Lund,
hermanos, que ambos lo reclamaron.
―Gracias.
Rett hizo una mueca.
―¿Estás bien?
Georgie asintió, a pesar de que no era del todo cierto. Quería
permanecer enojado con Rett. Él quería aferrarse a esos
sentimientos. Rett lo llevó lejos de Glecerus y Lund. El macho
le había noqueado y obligado a Georgie a subir a bordo de la
nave espacial. Pero no pudo encontrar la ira. Su corazón ya no
contenía ninguna animosidad hacia Rett. Esos sentimientos se
habían ido, lo que puso las cosas difíciles, porque todavía
sentía algo por Lund.
¿Qué demonios voy a hacer?
Rett no parecía muy convencido.
―¿Estás seguro?
―Sí― Dijo Georgie. ― Estoy bien.
Rett puso su mano debajo del tubo de metal de jabón, y una
gran porción de espuma llenó su mano. Él juntó las manos
antes de tocar a Georgie. Frotó sus manos sobre el pecho de
Georgie y abajo por su abdomen. Las manos de Rett
masajearon suavemente la piel de Georgie, lavándolo a
fondo. Se llenó las manos con más jabón antes de caer de
rodillas delante de Georgie. Él comenzó con los pies de
Georgie y movió sus fuertes, capaces manos para arriba. Rett
se tomó su tiempo, cubriendo cada pulgada de la piel de 92
Georgie.
Georgie no se movió. Se quedó congelado, con los pies
plantados en el suelo, mientras observaba a Rett. El macho
Glecerian se trasladó a su alrededor, cuidando de Georgie con
toques y besos suaves.
Rett se puso de pie.
―Eres todo limpio.
Georgie sonrió.
―Gracias.
―Espero que tuvieras una ducha placentera.
Él rió entre dientes ligeramente.
―Esta fue la mejor ducha que he tenido.
Rett parecía muy satisfecho con las palabras de
Georgie. Sonrió ampliamente a Georgie y disparó un guiño
torpe cuando él salió de la ducha. Georgie comenzó a
reírse. No podía evitarlo. Al ver a Rett guiñando, era casi
demasiado. Se veía ligeramente demente con el lado de la cara
arrugando.
Rett agarró un par de toallas de un estante cercano. Georgie
dio un paso de debajo de la pulverización, y el agua se paró
automáticamente. Rett le extendió una toalla, y Georgie la
tomó. Comenzó a secarse, eliminando toda la humedad de su
piel.
Cuando se giró para tirar la toalla sobre su espalda, un
violento calambre rasgó a través del estómago de Georgie,
desgarrando sus entrañas. Él se dobló de dolor y presionó la 93
palma de su mano contra su vientre. Georgie tomó algunas
respiraciones profundas a través de su boca, esperando que los
calambres pudieran disminuir. La bilis subió a su garganta, y
su boca se llenó de una cantidad excesiva de saliva. Él sabía lo
que venía.
Georgie pasó corriendo al baño de Rett. Se dejó caer sobre
sus rodillas y vomitó, vaciando el contenido de su
estómago. Se quedó arrodillado allí, sin aliento.
―¿Estás bien? ―Preguntó Rett, la preocupación atando su
voz.
Georgie negó con la cabeza,
―No me siento bien.
Rett se arrodilló junto a él. Puso una mano en la espalda de
Georgie y la movió en un círculo, aliviando un poco el dolor y
calmando los nervios de punta de Georgie.
Georgie levantó la toalla y se secó la cara. Después de unos
minutos, Georgie se obligó a ponerse de pie. Él tiró de la
cadena y se volvió hacia el fregadero.
Georgie abrió el grifo. Se inclinó hacia delante y puso su
boca debajo del grifo. Georgie se enjuagó la boca, desesperado
por eliminar la quemadura ácida.
―¿Hay algo que pueda hacer?
Georgie se aclaró la garganta tierna.
―No, voy a estar bien. Probablemente debería simplemente
tumbarme y conseguir algo de dormir. 94
―Te duele el estómago?
Georgie apretó contra su vientre y aulló. Le dolía como el
demonio.
El calambre corrió a través de su estómago, y él se
encogió. Después de un minuto, el dolor disminuyó lo
suficiente para que pudiera respirar de nuevo.
―Deberíamos ir al médico.
Georgie quería oponerse. No quería ir al médico. Quería
subir de nuevo en la cama y tirar de las mantas sobre su
cabeza. Pero la preocupación en el rostro de Rett lo convenció
de ir.
―Está bien― Dijo Georgie.
Rett pasó un brazo por la cintura de Georgie y lo llevó de
vuelta a la habitación. Georgie se apoyó contra Rett,
sintiéndose repentinamente débil y un poco mareado.
Permitió al otro macho mantener la mayor parte de su
peso. Rett acercó a Georgie a la cama y lo sentó en el borde,
manteniendo la toalla sobre él.
―Espera aquí― Rett le dijo. ―Te voy a conseguir algo de
ropa.
Rett se acercó a la unidad de pared. Se mantuvo de espaldas
a Georgie mientras revolvió a través de él. Cuando Rett se
volvió y se acercó a Georgie, tenía un pijama de aspecto suave.
Una vez que ambos estaban vestidos, la mano de Rett tomó
la de Georgie y lo condujo por el pasillo. Georgie usó su mano 95
libre para pasar los dedos a través de su pelo, peinando las
hebras cortas.
Georgie se sentía como si él estuviera caminando en un
sueño, mientras Rett tiraba de él a lo largo. Él no sabía lo que
estaba pasando o por qué sentía náuseas. Le dolía el estómago,
su vientre con calambres a cada paso. Georgie ahora sabía que
algo estaba mal, pero no tenía idea de lo que era. Podría ser
grave? ¿Y si esto era mal del espacio?
Había oído de los seres humanos que sufrieron en el
pasado. Esa fue la razón por la que los seres humanos estaban
puestos en criosueño cuando viajaban desde la Tierra a
Glecerus.
Sus cuerpos carecían de la cantidad adecuada de la densidad
ósea y la masa muscular para los viajes espaciales de larga
distancia. Tal vez él era sensible a los viajes espaciales.
Cuando Rett detuvo a Georgie, Georgie levantó la cabeza y
miró alrededor. Rápidamente se dio cuenta de que estaban
cerca del médico. Había un doctor esperando por ellos. Estaba
parado en el umbral con una amable sonrisa en su rostro.
―Georgie, este es el doctor Flov'iq. ― Rett hizo la
introducción.
―Hola. ― Georgie sonrió.
―Hola, Georgie. Es un placer conocerte.
―Voy a dejarte aquí en la atención del médico. Tengo que
cuidar de un par de cosas. Pero regresaré.
―Ok.
Rett se inclinó y besó a Georgie antes de despedirse. Él entró 96
en el ascensor y desapareció de la vista.
―Tengo una habitación lista para ti, si sólo me sigues. ― El
médico se volvió sobre sus talones y se dirigió hacia la sala del
médico.
Georgie le siguió. Entraron en una habitación privada, y el
médico cerró la puerta. La habitación estaba vacía. Sólo tenía
una cama individual, una silla, y una especie de máquina
extraterrestre. Él ayudó a Georgie a subir a la plataforma
cuadrada en el centro de la habitación.
―Este dispositivo llevará a cabo un análisis de tu cuerpo.
Georgie hizo un gesto de comprensión.
El doctor Flov'iq dio un paso atrás. Él agarró un pequeño
portátil con pantalla y comenzó a escribir. En cuestión de
segundos, el rayo de luz se encendió, moviéndose arriba y
abajo por el cuerpo de Georgie, escaneándolo desde la cabeza
a los pies. Pronto, una imagen tridimensional apareció entre
Georgie y el médico, mostrando sus entrañas.
―Wow― Susurró, impresionado con la tecnología
Glecerian.
―Y ahí está.
El médico señaló algo en la zona abdominal de Georgie. Era
pequeño, en forma similar a una judía. Georgie intentó
imaginar lo que podría ser.
¿Era un tumor? No tenía idea de lo que estaba viendo.
Inclinándose hacia adelante, Georgie entrecerró los ojos y le
preguntó:
―¿Qué es eso? 97
―Es un bebé― Dijo Flov'iq. ―Eres embarazado.
Georgie se balanceó. Apenas podía creer lo que estaba
oyendo, pero la prueba estaba allí mismo, en la pantalla. Él
puso sus manos sobre su estómago, cubriendo su vientre
plano. Estoy embarazado. Embarazado.
Una gran mano se extendió, agarrando a Georgie antes de
que pudiera caer.
―Tómalo con calma. ― El médico le llevó a una silla y
ayudó a Georgie a bajar en el asiento. ―Siéntate.
―Un bebé― Murmuró Georgie.
―Sé que esto es probablemente un shock para
ti. Simplemente tómate unos minutos para absorber esto, y
luego voy a responder a tus preguntas.
Georgie levantó la vista.
―Yo sabía que podría pasar cuando llegué a las vacunas,
pero no me esperaba que sucediera tan rápido.
―Los compañeros humanos se quedan embarazados
rápidamente. Las inoculaciones son mezcladas con nuestro
ADN Glecerian agresivo― Le dijo el médico Flov'iq.
―¿Puedes decirme exactamente cuando me quedé
embarazado? ― Georgie necesitaba saber si el bebé pertenecía
a Rett o Lund.
―No tengo ese tipo de equipo aquí en esta nave. Pero
incluso si lo hiciera, el desarrollo del feto varía con los
embarazos humanos. Algunos humanos tuvieron una cesárea a
los cuatro meses, mientras que otros llevan a sus bebés para 98
ocho. Es imposible saber con certeza cuándo el bebé fue
concebido.
Georgie se quejó en la decepción.
―Entonces, no voy a ser capaz de averiguar quién es el
padre.
―Eres el padre.
Se burló.
―No me refería a eso.
―Sé a lo que te referías. ― Flov'iq sonrió con
indulgencia. ―Pero el ADN Glecerian no importa. El niño va
a pertenecer a cualquiera que se aparea contigo.
―A cualquier compañero que elija― Murmuró Georgie.
¿Cómo se suponía que elegir entre Rett y Lund? ¿Cómo
podría esperar elegir uno sobre el otro macho?
―Tengo algunas pastillas de vitaminas para ti. ― El médico
le tendió un contenedor. ―Es necesario tomar dos cada
mañana. Deben ayudar con los calambres y los mareos de
mañana.
―Gracias. ― Georgie se puso de pie, teniendo el recipiente
del médico. ―Si Rett viene a buscarme, dile que regresé a mis
aposentos para acostarme.
―Por supuesto. ― El doctor Flov'iq asintió. ―Y si tienes
alguna pregunta, voy a estar aquí.
―Gracias. ― Intentó sonreír, pero fracasó rotundamente.
Georgie dejó la enfermería en un estado de shock. Estoy
embarazado. Repasó aquellas palabras dentro de su mente, 99
tratando de llegar a un acuerdo con su nueva realidad.
Georgie no estaba seguro de si se le permitió ser
feliz. ¿Cómo iba a celebrar cuando él no sabía quién era el
padre de su hijo? Después de crecer en un orfanato, no deseado
y sólo, Georgie soñaba con tener una familia.
Pero entre Rett y Lund, Georgie no estaba seguro de si
estaba listo para agregar más caos a su vida. Fue de ida y
vuelta, pero al final, decidió que era probablemente mejor si él
esperaría hasta que estuviera de nuevo en Glecerus antes de
compartir la noticia con los otros machos.
Capítulo Nueve

Cuando llegó al pasillo donde se encontraban los aposentos


de Rett, la alarma del buque disparando, sacudió a Georgie de
sus pensamientos. El sonido resonó, haciendo eco a lo largo de 100
toda la nave. Una voz llamó por encima del zumbido,
exigiendo que todos los seres humanos vayan a la cubierta
inferior para evacuar. Estaban bajo ataque.
Georgie se quedó sin aliento. Él se dio la vuelta y empezó a
correr de nuevo hacia las escaleras. Antes de que pudiera
llegar a su destino, una explosión rasgó a través del pasillo,
sacudiendo toda la nave. Georgie tropezó y cayó hacia
atrás. Él extendió la mano y agarró un tubo que sobresalía a lo
largo de la pared, evitándose caer al suelo.
Hubo un destello brillante, casi cegador, cuando el fuego
explotó de la pared, seguido de una fuerte explosión. Georgie
gritó. Retorciendo su cuerpo a su alrededor, se dejó caer en el
suelo, tratando de escapar de la explosión. El calor quemó un
sendero a través de su columna vertebral. Georgie avanzó
hacia adelante sobre su vientre, arrastrándose bajo, tratando de
escapar, pero fue atrapado.
El pánico le anuló todo el pensamiento lógico. Creía que no
iba a salir con vida de esta situación. El miedo se apoderó del
corazón de Georgie, torciendo el órgano. Él trató de empujarse
a sí mismo en el suelo, pero sus brazos no lo dejaban
cooperar. No podía moverse. Todo su cuerpo se sentía
paralizado. El corredor pronto se sumió en la oscuridad. Las
luces de emergencia y las alarmas se apagaron. Poco después,
el suelo debajo de él se movió y flaqueó.
Georgie se obligó a ponerse de pie. Necesitaba encontrar una
manera de salir antes de que la nave se desintegrase. 101
Fuertes estampidos sonaban en la distancia. La nave entera
se estremeció, haciendo a Georgie perder el equilibrio. Él cayó
al suelo, y su cabeza golpeó contra la reja de metal. Georgie se
quejó. Parpadeó varias veces, tratando de despejar hacia fuera
la neblina de confusión. Después de unos momentos, Georgie
se incorporó en sus manos y rodillas y empezó a gatear. Hubo
otra fuerte explosión.
Algo golpeó la parte posterior de su cabeza, y cayó hacia
adelante.
La oscuridad nubló su mente, sus ojos se cerraron, y perdió
el conocimiento.
―Georgie. ― Alguien dijo su nombre, pero sonaba como un
eco lejano en el largo túnel. ―Georgie. ― Una mano le tocó,
dándole una suave sacudida. ―Georgie.
Gimiendo, Georgie abrió los ojos. Se dio la vuelta sobre su
espalda y miró fijamente hacia la silueta oscura que se cernía
sobre él. Le tomó un minuto para concentrarse, pero Georgie
pronto fue capaz de reconocer al hombre. Era Grant Byers. Se
arrodilló al lado de Georgie, la mirada de preocupación
estropeando su frente. Dentro, las luces del pasillo se habían
oscurecido.
Georgie miró a su alrededor, tratando de entender lo que
estaba viendo. La nave fue destrozada. Había escombros por
todas partes.
―¿Estás bien?― Preguntó Grant.
Su cabeza latía, el dolor agudo rasgando a través de su
cráneo. Georgie gimió. Se sentía como el demonio. Georgie no 102
estaba seguro de cuánto tiempo había pasado.
¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?
―Yo-yo... ―Se aclaró la garganta. ―No lo sé.
―Estás cubierto de sangre.
Georgie se pasó las manos sobre el estómago y el
pecho. Todo se sentía normal. Cuando tocó la cabeza, Georgie
sintió un nudo enorme y una gran cantidad de exceso de
humedad. Tirando de sus manos lejos, Georgie vio la
sangre. Y había también marcas de cortes por todos sus
brazos. La camiseta que llevaba puesta no le había
proporcionado ningún tipo de protección. Georgie cogió un par
de piezas irregulares de metal fuera de su piel y las tiró lejos.
Ahora que el choque inicial fue desapareciendo, Georgie
estaba empezando a sentir dolor. La espalda y las piernas
estaban empezando a palpitar. Estaba seguro de que debería
haber contusiones por todo el cuerpo. A pesar de todo, Georgie
no creía que hubiera cualquier daño que amenazaba su vida.
¿Dónde está todo el mundo? Georgie comenzó a pensar
acerca de Rett. ¿Estaba bien? Estaba todavía vivo? ¿Qué pasa
con el resto de la tripulación? ¿Qué pasa con los otros seres
humanos? ¿Y si él y Grant fueron los dos últimos vivos? Con
estas preguntas corriendo a través de su mente, Georgie se
obligó a sentarse, y, finalmente, él se levantó.
Trozos rotos de los paneles del pasillo yacían por todas
partes, exponiendo las paredes internas que mantenían paneles
informáticos, tuberías y cables. Georgie se volvió en un círculo
lento, tratando de asimilarlo todo. Todo fue destruido. 103
―Georgie. ― Grant dijo su nombre, consiguiendo su
atención.
―Eh? ― Miró a Grant.
―¿Estás bien?
Georgie asintió lentamente.
―Sí, estoy seguro, estoy bien. ― No era del todo cierto,
pero no sabía qué más decir.
―¿Tienes alguna idea de lo que pasó?
―Creo que fuimos atacados por el planeta de Slion.
Las cejas de Grant se fruncieron.
―¿De qué estás hablando?
―Rett, es mi uh... ― Georgie negó con la cabeza. Él no iba
a tratar de explicar su relación con Grant. ―El Embajador me
dijo que había una nave enemiga cerca, pero no creo que él
realmente creía que nos atacarían.
Sus cejas se levantaron.
―¿Estás hablando en serio? Fuimos atacados?
Georgie asintió.
―Sí.
Grant se quedó en silencio durante un rato, como si estuviera
tratando de digerir esta información antes de decir:
―Yo estaba en la ducha cuando sonó la alarma. Me vestí tan
rápido como pude, pero había un ruido fuerte, y la nave
comenzó a temblar. Quedé atrapado en el interior de mi
habitación. No podía salir. Terminé de reventar la cerradura
electrónica y forcé la puerta para abrirse.
―¿Dónde están los demás? 104
Grant miró alrededor, como si los buscara.
―No lo sé.
―Si podemos mover los trozos rotos de los paneles, tal vez
vamos a ser capaces de despejar el camino y salir de aquí.
―Es una buena idea. Vamos a hacerlo. Vamos a obtener el
infierno fuera de aquí.
Georgie se inclinó y comenzó a empujar las piezas del
corredor arrancándolas fuera del camino. Los bordes afilados
de metal cortaron sus manos. La sangre corrió por los dedos, a
través de sus palmas, deslizándose por sus brazos. Georgie
intentó ignorar el dolor, pero no pudo. Se levantó y arrancó la
parte superior del pijama, envolviendo el material alrededor de
sus manos, apretando con fuerza para detener el sangrado.
―Mierda― Georgie sopló―No puedo creer que esto está
sucediendo.
―Tampoco yo. ― Grant se puso de pie. Inspeccionó sus
manos antes de imitar las acciones de Georgie. Se arrancó la
camisa y la envolvió alrededor de sus manos, improvisando
guantes para protegerse. ―¿Qué crees que pasó al destructor
Glecerian? ¿No se suponía que nos mantendría a salvo de
nuestros enemigos?
―No tengo ni idea. ― Georgie deseó tener algunas
respuestas.
Después de un momento de silencio, Grant preguntó,
―¿Y si somos los únicos vivos?
Georgie tragó saliva. Esa fue una de las preguntas que se
había preguntándose, pero tenía demasiado miedo para 105
expresarlo en voz alta.
―No. ― Él negó con la cabeza, negándose a creer. ―Todos
están vivos.
Grant apretó los labios. Miró como si él podría objetar, pero
mantuvo la boca cerrada.
―Vamos a seguir trabajando― Dijo Georgie.

****

Grant Byers trabajó junto a Georgie, empujando los pesados


desechos fuera del camino. Su objetivo final era llegar a las
escaleras al final del pasillo, pero en este momento, no pensaba
que iba a suceder. Todo el pasillo estaba bloqueado. La débil
luz los ayudó a ver la destrucción, pero fue un desastre total,
con trozos de metal, vidrio, y otras cosas que él no podía
identificar.
―Tenemos que tomar un descanso― Dijo Grant, rompiendo
el silencio.
Miró a Georgie de arriba y abajo, preguntándose, no por
primera vez, cómo el chico seguía en pie. El podía ver más
sangre que piel real recubriendo a Georgie en la cara, cabeza y
brazos.
―Vamos a ir a mis aposentos. Creo que podría haber allí un
botiquín de primeros auxilios.
Georgie dejó caer un pedazo grande de metal. Cayó al suelo
con un sonoro estruendo. Se inclinó hacia atrás contra la pared, 106
sacando profundas bocanadas de aire.
―Venga. ― Grant se acercó y envolvió su brazo alrededor
de la cintura del hombre, sosteniéndolo en posición
vertical. ―Hay un pequeño refrigerador en mi
habitación. Creo que tengo un poco de agua allí.
Georgie asintió.
―Sí. Esa es una buena idea. Gracias.
Grant llevó a Georgie por el pasillo. Ellos caminaron por el
pasillo como si se tratara de una carrera de obstáculos, pasando
por encima de grandes trozos del techo y alrededor de los
bordes afilados de metal que sobresalían de las paredes. Grant
tomaba pasos cautelosos, con cuidado en cada movimiento que
hacía. Le tomó un tiempo, pero finalmente, llegaron a los
cuartos temporales de Grant.
―Aquí... Uh... ― Grant condujo a Georgie a la cama. Quitó
la manta, eliminando toda la cola de escombros que había
caído del techo. ―Siéntate aquí. Voy a buscar el botiquín de
primeros auxilios.
Georgie hizo lo que se le dijo. Se sentó en el borde de la
cama y puso las manos en el regazo. Georgie no dijo nada. Él
se limitó a mirar hacia abajo en su regazo. Georgie comenzó la
eliminación del material envuelto en forma de cruz alrededor
de sus manos empapado de sangre. Cuando dejó caer la tela
para el suelo, Grant se encogió. Las manos de Georgie eran un
desastre.
Grant comenzó a buscar a través de la habitación, buscando 107
el kit de primeros auxilios.
Él terminó encontrándolo dentro de la unidad de pared. Tiró
de la bolsa en el suelo de la parte superior del estante. Tirando
de la correa por encima del hombro, Grant se dirigió de nuevo
a Georgie.
Se arrodilló en el suelo, dejó caer la bolsa, y la abrió. Él
abrió el envase de plástico y sacó una cuantas toallitas
húmedas antibióticas. Tomó la mano de Georgie en la suya
propia, y Grant limpió los dedos de Georgie, uno a la vez.
―Ouch.
Grand se detuvo. Miró a la cara de Georgie. Sus rasgos eran
torcidos en una mueca, y Grant se sintió culpable al instante.
―Lo siento.
―Realmente, no duele tanto― Le dijo Georgie. ―Es el
resto de mi cuerpo. Tengo dolor. Sigue adelante.
―Ok.
Grant pasó un tiempo con la limpieza de las manos de
Georgie. Cuando hubo terminado, él saco más toallitas y
limpió la cola de sangre que cubría la cara de Georgie, cabeza
y brazos. Algunas de las laceraciones eran profundas, todavía
filtrándose la sangre, pero la mayoría eran cortes y raspaduras.
Grant dejó caer las toallitas usadas en una pila en el
suelo. Metió la mano en el botiquín y sacó un puñado de gasas
estériles y un rollo de gasa. Él hizo todo lo posible para
envolver todas las heridas de Georgie.
―Gracias― Murmuró Georgie. 108
―De nada. ― Grant buscó en el interior del botiquín de
primeros auxilios y encontró un pequeño frasco de pastillas. ―
He encontrado algunas pastillas para el dolor.
Georgie suspiró de alivio.
―Oh, gracias a Dios.
Grant abrió la tapa y vertió unas cuantas cápsulas. Él dio a
Georgie dos antes de ponerse en pie. Se acercó al refrigerador
y lo abrió.
Grant tomó dos botellas de agua y una se la dio a Georgie.
―No estoy seguro de cuánto tiempo vamos a estar aquí, así
que probablemente debemos racionar nuestros suministros.
―Sí― Él estuvo de acuerdo. Él tiró las pastillas en la boca y
tomó un trago de agua. ―Ahora, debemos volver a trabajar. ―
Georgie comenzó a levantarse, pero Grant puso una mano en
su hombro.
―Necesitas descansar.
―Tenemos que salir de aquí. Tenemos que encontrar a los
otros.
―Escucha ― Grant le dio una mirada mordaz ― Nos van a
encontrar. Ahora mismo, necesitas acostarte y descansar un
poco. ―Estaba seguro de que Georgie no se podría quedar
más de pie. Si lo hiciera, Grant estaba seguro de que el otro
hombre se desmayaría de puro agotamiento.
Georgie asintió y se tumbó en la cama. Su cabeza tocó la
almohada, y los ojos de Georgie se cerraron. Su respiración
cambió pronto, y se quedó dormido. Grant veló por él durante 109
unos minutos, observando su pecho subiendo y bajando de
manera uniforme.
Grant agarró el montón de trapos manchados del suelo y lo
dejó caer en un contenedor de basura cercano.
Él tomo dos pastillas para el dolor y bebió una botella entera
de agua, tomando el contenido en tragos gigantes. Cuando
hubo terminado, tiró la botella a un lado y comenzó a dar
vueltas por la habitación, adelante y atrás, tratando de
averiguar su próximo movimiento. No estaba seguro de sí
debería volver a retirar los escombros o si debería permanecer
con Georgie.
―Oh, gracias a Dios― Dijo una voz aliviada.
Grant se dio la vuelta y se enfrentó a la puerta. De pie, justo
fuera de su habitación estaba Bryson Garrett. La sangre
goteaba por sus mejillas como lágrimas carmesí de un corte
profundo a lo largo de su línea del cabello, y su brazo
izquierdo colgaba en un incómodo ángulo. Parecía como si el
hombro había sido arrancado de su zócalo.
―No sabía si estaban vivos― Dijo Bryson. ― Traté de
mantener a Howard vivo, pero no tengo ninguna experiencia
médica. No pude ayudarlo. ― Él hizo una pausa antes de
añadir ―Él murió.
―Joder― Exhaló.
―Aplastado―Se burló Bryson, como si él no podía creer.
―Fue aplastado. Sus piernas y el pecho. Fue jodidamente
horrible. La única cosa que podía hacer fue sentarme a su lado 110
hasta que murió.
―Ven aquí― Grant ordenó. ― Tengo un kit de primeros
auxilios.
Bryson cruzó el umbral. Sus ojos se posaron en la cama
donde Georgie dormía, y se detuvo en seco.
―Está muerto?
Grant negó con la cabeza.
―No. Está vivo.
―Bien. ― El tomó una respiración inestable. ―Eso es
bueno. No creo que pueda manejar más cuerpos muertos.
―Tu hombro...
―Duele como el infierno. Tengo que colocar el hueso.
Grant se acercó. Él puso su mano derecha sobre el hombro
de Bryson y sintió la dislocación.
―Espera! Espera... espera... espera... ― Bryson tomó
algunas respiraciones profundas, inhalando por la nariz y
exhalando por la boca. Después de un minuto, se pellizcó con
los ojos cerrados, y asintió ―Está bien. Hazlo.
Con la mano izquierda, Grant agarró el brazo de Bryson y
torció tan duro como pudo. Hubo un crujido sordo de su
hombro cuando se deslizó de nuevo en su zócalo. Bryson gritó,
gritando de dolor. Sus ojos se abrieron, derramando lágrimas
por sus mejillas. Bryson bajó la cabeza como si fuera
avergonzado por la muestra de emoción.
―Mantén su antebrazo. Voy a hacer un cabestrillo.
Bryson estaba jadeando, con la mandíbula tensa. Pero se las 111
arregló para asentir, sus pies bien plantados en el suelo.
Grant encontró un trozo cuadrado de tela e hizo un
cabestrillo, inmovilizando el brazo de Bryson. Apretó las cosas
alrededor del cuello de Bryson y la ató. Grant retrocedió y
echó un vistazo para su obra. No era grande, pero el cabestrillo
tendrá que funcionar por ahora, incluso si era una solución
temporal.
―¿Quieres un par de pastillas para el dolor?
―Sí, por favor.
Grant agarró la botella de píldoras. Abrió la tapa y entregó
dos a Bryson. Mirando el contenido del contenedor, Grant
suspiró. Ellos no tienen lo suficiente como para durar mucho
tiempo.
―Hay una botella de agua en el refrigerador.
―Gracias, Grant. ― Bryson colocó su buena mano en el
hombro de Grant y le dio un pequeño apretón. ―Me alegro de
que estés vivo, hombre.
―Toma un poco de agua. Toma tus píldoras. Y descansa un
poco.
Bryson asintió.
―Ok.
Grant fue a través de la unidad de pared y comprobó los
estantes en el interior del cuarto de baño. Recogió todos los
paños y toallas. Cuando sus brazos estaban llenos, Grant dejó
caer la pila en el suelo. Hizo una cama de dormir para Bryson,
añadiendo un cojín para amortiguar tanto como le fue posible
para que el otro hombre no tuviera que acostarse en el suelo. 112
―Ven aquí y acuéstate.
Bryson se quitó las botas. Grant le entregó una botella medio
vacía de agua y se acostó sobre su espalda. Sonrió, pero fue
forzado. Sus ojos se llenaron con la humedad, sus globos
verdes brillando.
―Estaba preocupado por ti.
Grant tomó la mano buena de Bryson. Ellos no se conocían
de mucho tiempo, pero durante la última semana, los dos se
habían convertido en buenos amigos.
―Estaba preocupado por ti también.
―¿Crees que alguien más está vivo? ¿Crees que alguien
vendrá por nosotros? ―Bryson cuestionó.
―Nos encontrarán.
Capítulo Diez

Georgie lentamente abrió sus ojos. Parpadeó varias veces y


miró hacia el techo dañado, tratando de dar sentido a todos los
cables expuestos y tubos. Se tomó un minuto, pero pronto, 113
todo llegó corriendo de vuelta. Georgie cerró los ojos,
bloqueando hacia fuera, tratando de olvidar, pero era
imposible.
Su cabeza comenzó a golpear, peor que antes. Y el cuerpo le
dolía. Parecía que las pastillas para el dolor que había tomado
habían desaparecido.
¿Cuánto tiempo había estado dormido? ¿Dónde estaban los
demás? ¿Por qué no habían sido rescatados todavía?
Un gemido lastimero sorprendió a Georgie, acercándolo a la
realidad. Se obligó a sí mismo a sentarse y se encogió con el
simple movimiento cuando el dolor corrió por su columna
vertebral. Georgie miró a su alrededor. Vio a Grant y Bryson
tendidos en el suelo.
Ambos parecían mal, casi tan mal como se sentía
Georgie. Otro gemido se deslizó de entre los labios de Grant,
pero no abrió los ojos.
Deslizándose fuera de la cama, Georgie se abrió paso a
Grant. Él se arrodilló al lado del hombre. Su coloración estaba
apagada. Estaba pálido con un tinte grisáceo. Georgie sabía
que estaba vivo, pero su respiración no era correcta. Era poco
profunda y áspera. Y hubo un gran hematoma azul-púrpura
que cubría todo su pecho.
―Mierda― Murmuró Georgie.
―¿Qué es? ― Preguntó Bryson cuando se levantó a una
posición sentada. ―¿Qué está pasando?
―Creo que Grant podría tener algunas lesiones internas. 114
Bryson bajó la mirada hacia Grant.
―Tenemos que salir de aquí― Dijo.
―Tenemos que encontrar ayuda. Necesita un doctor.
―Lo sé.
Sería agradable alojarse en los cuartos de Grant y esperar a
ser rescatados, pero no podía. Si ellos no encontraran ayuda,
Grant podría morir, y Georgie no quería que eso ocurra.
Hubo otra fuerte explosión. Sonaba como si viniera justo de
sobre sus cabezas. Georgie se arrojó sobre Grant, cubriéndolo
para protegerlo desde cualquier caída de escombros. Estaba
preocupado de que el techo podía venirse hacia abajo sobre
ellos. La nave se estremeció.
Georgie estaba seguro de que la nave se estaba cayendo a
pedazos. ¿Cuánto más abuso podría este trozo de metal tomar?
―¿Qué demonios fue eso? ― Bryson miró a su alrededor,
con los ojos frenéticos.
―No lo sé. ― Georgie se incorporó. Se trasladó a sus
rodillas y alcanzó la cama.
Agarró la manta y cubrió el cuerpo de Grant, metiéndola
alrededor de él.
―Quizás estamos todavía bajo ataque.
Bryson se las arregló para ponerse de pie. Tropezó con la
cama improvisada de toallas y ropa, pero logró mantenerse en
pie. ―Tenemos que llevarlo a un medico.
―No debemos moverlo. Podría haber una gran cantidad de
lesiones internas, y yo no quiero empeorar las cosas. 115
―No podemos dejarlo aquí.
―No tienes que hacerlo. ― Georgie se puso de pie. ―Yo
voy a ir. Voy a encontrar ayuda.
―Vas a ir por ahí solo?
―¿Qué otra opción tengo?
Bryson tomó una respiración inestable. Se agachó y agarró
el envase de pastillas para el dolor.
―Toma dos de estas, una botella de agua, y la barra de
nutrientes. Si no encuentras ayuda dentro de un par de horas,
vuelve. No te quiero deambulando por ahí sólo.
Georgie asintió. Aceptó las pastillas de Bryson, con la
esperanza de aliviar el dolor que estaba sintiendo, y las metió
en la boca. Se acercó al refrigerador y tomó una botella de
agua. Georgie se tragó la mitad de su contenido junto con las
pastillas.
Se inclinó, cogió una chaqueta del suelo y se la puso,
cuidadosamente tirando de las mangas sobre las vendas en sus
brazos. Necesitaba el extra de protección y no quería causarse
más lesiones. A continuación, cogió una blusa y arrancó el
material. Georgie envolvió la tela sobre sus manos y alrededor
de cada dedo.
Georgie tomó una respiración profunda, tratando de
construir todo su valor. Caminó hacia la puerta. Cuando llegó
al umbral, Georgie miró por encima de hombro.
―Cuida de él.
Bryson asintió.
―Lo haré. 116
―Estaré de vuelta pronto― Georgie prometió.
―Ten cuidado.
Georgie salió al pasillo. Se movió lentamente, con cautela
navegando su camino por el pasillo. Georgie pasó por encima
de montones de escombros, alrededor de los trozos de metal, y
se arrastró por debajo de trozos del techo. Parecía que algunos
de los restos de la nave se habían desplazado cuando la última
explosión golpeó.
Georgie estaba asustado, pero él empujó su temor lejos y
siguió su camino. Él necesitaba obtener ayuda. Si pudiera
encontrar a alguien, cualquier persona, entonces tal vez iban a
sobrevivir. Georgie no quería morir en esta nave. No quería
dejar este mundo. No estaba listo. Él no sólo estaba pensando
en él o sus amigos.
Él estaba pensando en su hijo no nacido, Lund, Rett, y la
posibilidad de un futuro.
Ya tenía sentimientos por los machos Glecerian. Parecía
irreal. Pero después de una vida de esperar a que alguien le
amase y le mostrase afecto, Georgie había agarrado la
oportunidad con ambas manos, y no estaba dispuesto a dejarla
ir.
Cuando encontró la escalera, la escalera había desaparecido
completamente. Había sólo unas pocas escaleras a la izquierda,
pero fue lo suficiente para ir hasta el nivel siguiente. Georgie
caminó hacia atrás unos diez pies. Midió la distancia y
esperaba lo mejor. Corriendo hacia las escaleras, Georgie 117
saltó.
Él extendió la mano y se agarró del escalón más
bajo. Usando toda su fuerza, Georgie intentó ponerse en
pie. Pateó sus piernas tratando de encontrar un equilibrio. Sus
músculos de los brazos quemaban. Georgie gruñó y
gimió. Después de varios minutos, finalmente logró llegar a la
escalera. Su corazón latía rápidamente y los brazos le dolían.
Llegar a la cubierta siguiente fue una victoria, pero fue de
corta duración. Lo que él vio lo detuvo en seco. En un primer
momento, vio una sombra, y creyó que podría haber
encontrado a su salvador. Pero en cambio, estaba mirando a un
alienígena que no reconoció. Esa cosa tenía pelo marrón corto
en todo su cuerpo redondo. Tenía cuatro delgados brazos que
sobresalían de su grueso cuerpo, y la criatura se apoyaba en
sus piernas rechonchas.
Georgie se dejó caer al suelo. Se arrastró detrás de un tramo
de escombros caídos y se escondió. Georgie envolvió sus
brazos alrededor de sus espinillas y agachó la cabeza,
manteniendo su cuerpo en una bola apretada. Dijo una oración
en silencio, esperando que la criatura se fuera. En lugar de
escuchar la retirada de los pasos como Georgie esperaba, el
alienígena se dirigió hacia su posición. Él podía oír la cosa
oler, casi como si la criatura fuera una especie de sabueso.
El corazón de Georgie latía frenéticamente, la sangre
bombeando por sus venas tan rápidamente que la cabeza le
giraba.
Hubo una risa, seguida de las palabras más aterradoras que 118
Georgie alguna vez escuchó.
gPuedo olerlo, humano. Mmm... Sabroso.
Ahora sabía, sin lugar a dudas, que esta criatura era una
amenaza real.
Georgie buscó en su área inmediata, buscando cualquier cosa
que se podría utilizar como un arma. Él necesitaba
defenderse. Él no era una víctima. Él no iba a morir hoy.
Georgie encontró un objeto afilado y lo recogió. Se quedó
mirando el metal rasgado en la mano y lo sostuvo como una
daga, agarrándolo en el puño. Necesitaba actuar. Sin pensarlo
mucho, Georgie se puso de pie. En lugar de correr lejos del
peligro, como lo haría normalmente, Georgie corrió hacia
él. El miedo mezclado con una potente dosis de adrenalina,
empujó a Georgie en acción.
Gritó, gritando cuando se lanzó en el alienígena. Antes de
que la hoja afilada se hundiera en la carne, Georgie volvió la
cabeza y cerró los ojos. Él oyó el rugido espantoso del metal
alcanzando su objetivo, hundiéndose en la criatura.
Georgie abrió los ojos a tiempo para ver la caída del
alienígena al suelo. Se quedó de pie varios minutos, mirando
fijamente a la criatura que murió, el metal sobresaliendo de su
garganta.
Georgie esperó a que la culpa llegase, pero nunca lo
hizo. Estaba luchando para sobrevivir. Él haría lo que sea para
vivir.
Pasos. Botas golpeando metal. Ese sonido sacó a Georgie de 119
su estado de shock. Se agachó y agarró la hoja improvisada,
sacándola fuera de la criatura. Sosteniéndola en la mano,
mentalmente se preparó para la batalla.
Cuando vio al macho Glecerian, Georgie relajó su postura y
dejó caer la hoja. Alivio corrió a través del sistema de
Georgie. Era tan potente que sus rodillas se debilitaron. Él
hubiera caído al suelo, pero el macho lo atrapó. Giró a
Georgie en sus brazos, sujetándolo como si fuera un niño
pequeño.
―Necesito ayuda― Dijo Georgie.
―Vas a estar bien.
―Mis amigos, Grant y Bryson, están heridos.
―Vamos a encontrarlos, pero en primer lugar, tengo que
llevarte fuera de esta nave. Estamos en el modo de búsqueda y
rescate. La nave está siendo evacuada.
―No me iré sin mis amigos― Georgie dijo con
firmeza. ―Están en la Cubierta 3 en los aposentos de Grant
El macho no parecía feliz con la demanda de Georgie, pero
asintió.
Con una mano, cogió el comunicador de su cinturón y habló
rápidamente.
―Tengo dos seres humanos lesionados en la cubierta 3.
Necesitan inmediatamente atención médica.
―Recibido― La voz en el otro extremo respondió.
―Gracias.
―De nada.
El macho se volvió sobre sus talones y se dirigió en la 120
dirección por donde había venido. Se dirigió con rapidez, sus
largas piernas comiendo el espacio, mientras se movía a través
de la nave.
―Fuimos atacados. ― Era una afirmación, no una pregunta.
―Sí― Él confirmó. ―Slion. Nos pegaron duro y
rápido. Esta nave se llevó la peor parte del ataque.
Georgie tenía un montón de preguntas, pero podrían esperar
para otro momento.
En este momento, quería asegurarse de que Rett estaba vivo
y bien.
―Has visto el embajador?
Se detuvo a media zancada y le preguntó:
―Eres Georgie Larson?
―Sí.
El empezó a moverse de nuevo.
―El embajador T'Rul dijo que estabas done el médico
cuando fuimos atacados. Nosotros hemos estado buscándote.
Georgie tomó una respiración inestable.
―Entonces, él está bien?
―Él está bien.
Cuando el macho se detuvo de nuevo, lo hizo delante de un
túnel en el pasillo.
En realidad se parecía más a un gran tubo que se extiende
entre la nave rota y el destructor.
―Uh... ― Georgie comenzó.
―Es estable.
Entró en el tubo, y Georgie cerró los ojos. Con cada paso, el 121
túnel se movió, balanceándose ligeramente. Georgie contuvo
el aliento. Él extendió la mano y se agarró a la camisa del
uniforme del macho.
No abrió los ojos de nuevo hasta que el macho se paró en el
destructor.
―Aquí. ― Georgie fue entregado a otro macho. ―Este es
Georgie Larson. Llévalo al médico, y notifica al Embajador
T'Rul. Voy a volver a buscar a los otros.
―Sí, Sir. ― Él tomó a Georgie.
El destructor era enorme. Parecía una ciudad pequeña en
comparación a la nave que había estado viajando
sucesivamente. Georgie miró a su alrededor, tratando de tomar
todo cuando el macho se dirigió con él a través de una serie de
pasillos anchos.
―Georgie! ―Gritó Rett.
Al oír su nombre Georgie se animó. Se sentó recto como un
palo y volvió la cabeza, mirando para el dueño de la
voz. Observó cómo Rett corrió hacia adelante. Rett lo sacó de
los brazos del macho. Cuando los pies de Georgie golpearon el
piso, Rett envolvió a Georgie en un fuerte abrazo. Envuelto
por el calor de Rett, Georgie exhaló un profundo suspiro.
Por primera vez desde que la nave fue atacada, Georgie
sintió una verdadera sensación de paz. Estaban a
salvo. Estaban vivos.
Rett dio un beso en la cabeza de Georgie.
―Te quiero― Dijo, su voz baja. ―Te quiero tanto.
122
Capítulo Once

Rett colocó a Georgie sobre una cama médica antes de tomar


un paso atrás para dar al médico sitio para trabajar. Georgie se
sentó allí, con los ojos firmemente plantados en Rett, mientras 123
el médico comenzó a quitarle la ropa. El material alrededor de
sus manos fue sacado primero, seguido rápidamente por la
chaqueta y los vendajes cubriendo sus brazos. El médico
inspeccionó sus heridas. Aplicó una crema en los cortes de
menor importancia antes de colocar vendajes limpios sobre
ellos. Para las laceraciones profundas, el médico selló la piel
con algún tipo de láser de alta tecnología.
―¿Eres alérgico a algo? ― Preguntó el médico.
Georgie negó con la cabeza.
―No lo sé.
―Nuestros escáneres de cuerpo completo se están utilizando
en este momento. Hay una gran cantidad de personas heridas
de gravedad. De lo que puedo decir, tus lesiones son de menor
importancia. Por lo tanto, ¿hay algo que deba tener en cuenta
antes de darte una dosis de antibióticos y medicamentos para el
dolor?
―Estoy embarazado.
Rett se acercó, y el médico salió de su camino. Alcanzó y
tomó la mano de Georgie, entrelazando sus dedos. Rett cayó
de rodillas junto a la cama. Tocó el abdomen de Georgie con
su mano libre, ahuecando su vientre. Los ojos de Georgie se
llenaron de humedad con la mirada de asombro en el rostro de
Rett.
―Estás embarazado― Rett respiró.
Georgie asintió. Él abrió la boca para responder, pero una
gruesa bola de emoción obstruyó su garganta, impidiéndole
hablar. 124
―Felicitaciones― Dijo el médico.
Georgie se aclaró la garganta.
―Gracias.
―Voy a darte una pastilla para el dolor y el antibiótico
suave. Tan pronto como el escáner esté disponible, voy a
volver. Trata de descansar un poco.
―¿Puedes comprobar a mis amigos? Necesito saber si están
bien. Grant tuvo un gran hematoma en el pecho. Estaba
inconsciente cuando salí de la habitación. Y Bryson, su brazo
estaba en un cabestrillo.
―Hay un grupo de médicos a bordo de Sweshan. Ellos
comprueban a los otros seres humanos. Tan pronto como tus
amigos estén estables, serán transferidos a la nave Sweshan. Y
estaremos de vuelta a casa. Lo siento. Me tengo que ir.
El médico hizo una salida rápida, dejando la sala de examen.
Georgie miraba hacia Rett.
―No vamos a Sweshan?
Rett negó con la cabeza.
―No podemos. Demasiadas de nuestras personas resultaron
heridas. Tenemos que volver a Glecerus.
―Necesito que puedas verificar el estado de Grant y Bryson
para mí. Tengo que saber si lo hicieron de forma segura fuera
de esa nave antes de que salgan para Sweshan. Por favor.
―Por supuesto. ― Rett asintió. Se puso de pie y se inclinó
hacia delante, dándole un beso a los labios de Georgie. ― No
estoy seguro si te dije esto, pero estoy muy feliz por el
bebé. No puedo esperar a ser padre. Estoy deseando que llegue 125
el futuro y nuestras vidas juntas.
La sonrisa de Georgie era tensa.
―Hablaremos cuando regreses.
Observó la salida de Rett. Una vez que el macho se perdió de
vista, la sonrisa de Georgie desapareció y suspiró
pesadamente. Sus músculos se relajaron, y él se relajó contra
la cama. No podía discutir el futuro con Rett, no cuando tenía
que considerar a Lund.
¿Cómo reaccionaría Lund cuando supiera que Georgie se
había acostado con Rett? El hecho de que no se apartó de
Rett? Que en realidad había rogado al macho para tocarlo,
joderlo? Dios, Georgie negó con la cabeza. ¿Qué pasa con el
bebé?
Había muchas preguntas sin respuesta. Necesitaba hablar con
Lund. Él tendría que decir todo al otro macho.
Los ojos de Georgie se llenaron de lágrimas. Alzando sus
manos, se cubrió la cara y se permitió llorar. Necesitaba la
liberación emocional. El estrés del ataque, el hecho de que
había matado a un ser vivo y el futuro de su hijo.
El lado de la cama crujió. Georgie se limpió. Observó a Rett
subir en la cama. Se acostó y tiró de Georgie en sus
brazos. Georgie colocó su cabeza sobre el pecho de Rett.
―¿Estás con dolor? ¿Estás lastimado?
Georgie negó con la cabeza.
―Dime lo que está mal.
Georgie se sorbió la nariz. No estaba seguro de si estaba listo
para expresar sus preocupaciones. 126
No sabía cómo iba a reaccionar Rett.
―Dime lo que está mal― Dijo Rett, una vez más, con voz
firme.
―Yo... ― Georgie se aclaró la garganta. ―¿Qué va a pasar
una vez que regresemos para Glecerus?
―¿A qué te refieres?
―El bebé... ― Se detuvo, incapaz de terminar.
―Estás preocupado por Lund― afirmó.
Georgie cerró los ojos.
―Yo... uh... dormimos juntos la noche antes de llegar al
dormitorio. Lund y yo... nosotros...
―Va a estar bien― Rett le dijo. ―Él es tu compañero.
Georgie levantó la cabeza y miró a Rett. Sus cejas se
fruncieron mientras reproducía las palabras de Rett en su
mente. Rett levantó una mano y ahuecó la mejilla de Georgie.
―Tú me perteneces también.
La mente de Georgie se quedó en blanco, y dijo:
―No entiendo.
―Lo entenderás. Prometo― Prometió Rett. ―Pero ahora,
quiero que te acuestes y descanses un poco.
Georgie se tumbó.
―¿Qué acerca de Grant y Bryant?
―Bryant tenía un hombro dislocado, pero fueron capaces de
repararlo. Y Grant tuvo algún problema con su corazón. Según
me informaron que, después de que sea sometido a la cirugía,
estará bien. El médico de Sweshan les autorizó a transportar a
ambos a su nave. 127
―Ellos van a vivir.
―Sí― Él confirmó. ―Van a estar bien.
Georgie asintió.
―Bueno. Eso es bueno.

****

Rett escuchó la respiración de Georgie cambiar cuando él se


quedó dormido.
Su cuerpo se relajó contra el cuerpo de Rett. Rett apretó sus
brazos alrededor de Georgie, con miedo de dejarlo ir. Nunca
había estado tan asustado en su vida. El pensamiento de que su
compañero podría estar tendido en el suelo, muriendo,
mientras que Rett estaba con seguridad al bordo del destructor
había sido su peor pesadilla. Pero todos sus miedos se
derritieron lejos con el anuncio de Georgie. Rett miró a su
compañero y sonrió. Él iba a ser padre. Ellos estaban teniendo
un bebé.
―Embajador.
Rett desprendió lentamente sus brazos de alrededor de su
compañero y se sentó, con cuidado de no despertar a Georgie o
empujarlo de la cama.
―Sí― Dijo, manteniendo la voz baja.
―El Príncipe Tyak necesita hablar con usted. Está
esperando en una línea de comunicación privada en la parte
superior de la cubierta. 128
Rett asintió.
―Voy a estar allí en un momento.
―Sí, señor. ― El macho salió de la habitación sin decir
nada más.
Rett lanzó sus piernas por un lado de la cama y se
levantó. Agarró la manta a los pies de la cama y cubrió a
Georgie, metiendo la parte blanda a su alrededor. Rett se tomó
un minuto para ver el sueño de Georgie. Parecía tranquilo.
Rett acarició suavemente la cara del joven hombre y Georgie
gimió suavemente, frotando su palma. El gesto derritió los
corazones de Rett.
Él no quería separarse de su compañero, pero como un
embajador, Rett no tenía una opción. De mala gana, retiró su
mano y dio un paso atrás. Girando sobre sus talones, Rett salió
de la habitación. Cada paso era difícil, pero él se obligó a
seguir adelante. De hecho, él apretó el paso para que pudiera
volver al lado de Georgie antes de que el joven se despertase.
Rett se dirigió a la cubierta superior donde estaba el centro
de mando ubicado. Entró en una de las cabinas de
comunicación y cerró la puerta detrás de él para
privacidad. Rett se sentó en el banco y tecleó en su código de
seguridad en la pantalla grande enfrente de él. La pantalla se
iluminó, y la cara del Príncipe Tyak apareció. El macho estaba
sentado detrás de su escritorio. Estaba vestido con atuendo
real, con una expresión seria en su rostro.
―Sé que estás ocupado, Rett. No quiero molestarte, pero me
gustaría recibir una actualización de la situación antes de 129
reunirme con el Consejo. Ya he hablado con el Oficial B'hann
y el comandante Þrúðr. Según me informaron la nave fue
registrada de arriba abajo y se han encontrado a todos los
sobrevivientes y fueron transportados al destructor. También
me enteré de que unos cuantos Slion lograron subir a bordo de
la nave. He ordenado al comandante Þrúðr para destruir la
nave. No queremos que cualquiera de nuestra tecnología
termine en las manos de nuestro enemigo.
Rett asintió con la cabeza.
―Es una buena idea, Sir.
―¿Tienes algo que añadir?
―No creo que tenga alguna nueva información para
compartir. Excepto para decir que el equipo de Sweshan se
aseguró de que los seres humanos eran lo suficientemente
estables como para viajar. Todos ellos estaban lesionados.
Algunos necesitarán cirugía. Y un humano, Howard Turner,
murió durante el ataque.
―Tengo que llegar a mi encuentro. ― Tyak se levantó de la
silla. Se detuvo un momento, dando una mirada aguda a Rett
antes de decir: ―Tu hermano está aquí. Él necesita hablar
contigo.
Rett asintió.
―Sí, Sir.
―Te veré pronto, Rett.
Tyak dio un paso fuera del camino, y Lund tomó su
lugar. Rett se incorporó un poco más y se preparó para otra
batalla con su hermano. Lund tomó asiento. Sus fosas nasales 130
se abrieron, y su mandíbula se tensó.
Se quedó mirando a Rett por un momento antes de
preguntar,
― Georgie está bien?
―Tiene lesiones menores, cortes y laceraciones, en las
manos y los brazos. El médico le dio a Georgie algunos
medicamentos para el dolor, y está dormido. De lo contrario,
no estaría aquí. Él quiere hablar contigo, Lund.
―¿Por qué no se pone en contacto conmigo? ¿Por qué no
me dijiste lo que estaba pasando? He tenido que enterarme
sobre el ataque por Tyak. Ni siquiera sabía si Georgie estaba
vivo. Yo no sabía si alguna vez lo volvería a ver. Tú tomaste a
mi compañero. Le llevaste lejos de la seguridad de Glecerus y
lo pusiste en peligro.
―Tenía la intención de ponerme en contacto contigo. Yo no
quería que escuchases acerca del ataque de cualquier otra
persona, pero tenía que cuidar de Georgie. Es nuestra primera
prioridad.
―¿Qué sobre la cosa con Noglion? Georgie se metió en una
vaina de emergencia, y se expulsó al espacio. Me enteré del
incidente leyendo el informe oficial.
―Lo siento, Lund.
―Esto no va a funcionar.
―¿De qué estás hablando? ―Preguntó Rett.
―Yo estaba considerando tu oferta de petición para
convertirme en el compañero secundario de Georgie. Incluso 131
hablé con Regin sobre su relación con el Gran Rey y
Sebastian. Pero la idea de Georgie viajando contigo... ― Él
negó con la cabeza. ―No quiero que estuviera en peligro, y
eso es exactamente lo que sucedería si fueras su compañero
primario.
―Lund... ― Él comenzó.
―Vamos a ser honestos, Rett. Sabemos ambos que ser un
embajador es más importante para ti que cualquier otra cosa.
Rett odiaba admitirlo, pero las palabras de Lund tenían algo
de verdad. El había puesto sus deberes por encima de todos y
todo, incluyendo su propio hermano. Cuando Lund lo necesitó,
Rett no había estado allí. Estaba fuera del planeta. Y cuando le
había sido dada la opción de permanecer en Glecerus, Rett se
negó. No quería estar atado. No quería renunciar a su título o
los privilegios que llegaban junto con ser un embajador.
―Tienes razón― Rett le dijo. ―Mi carrera siempre ha sido
mi prioridad. En el pasado, he hecho un montón de malas
decisiones, pero las cosas han cambiado. He cambiado. Estoy
enamorado de él. Y si se me dieran la posibilidad de elegir
entre Georgie y mi trabajo, yo lo elegiría a él.
―Tú lo darías todo? ―Lund preguntó como si no estuviera
seguro de si creer a Rett.
―Haría cualquier cosa por él. ― Rett sonrió, de repente con
ganas de compartir la noticia. ―Él está embarazado,
Lund. Georgie está embarazado.
Los rasgos faciales de Lund al instante cambiaron. La firme,
expresión de enojo, que por lo general llevaba cuando hablaba 132
con Rett, desapareció. Sus ojos se suavizaron, los labios se
torcieron, y sus músculos se relajaron. Una vez que la máscara
se había ido, Rett fue capaz de ver al macho que conocía. Este
fue su hermano menor. El macho que recordó, el joven que
solía seguirle alrededor cuando eran niños.
―Embarazado― Lund susurró. Se quedó en silencio por un
momento, perdido en sus pensamientos. Después de un
minuto, levantó la cabeza. ―Tráelo de vuelta a mí.
―Ya estamos en nuestro camino a casa.
―Gracias por cuidar de Georgie. Si algo le hubiera pasado a
él... ― Lund se mordió los labios, hiriéndose a sí mismo.
―Tú me conoces― Le dijo Rett. ―Ya sabes que yo nunca
haría nada para poner a Georgie en peligro.
―Sí― Él aceptó de mala gana. –Lo sé.
―He cometido errores, Lund. No soy perfecto, pero espero
que podamos trabajar más allá de nuestras diferencias. Quiero
a mi hermano de vuelta. Te echo de menos. ― Rett tomó una
respiración profunda antes de continuar. ―Y creo que
podemos hacer que esto funcione. Georgie no tiene que
elegir. Él puede tener a los dos. Sé que tienes algunas
preocupaciones. Ser el compañero primario en la unidad
familiar me da más poder, pero te prometo que nunca voy a
llevar a Georgie lejos de ti.
―Tú no vas a llevar a Georgie contigo cuando te vayas a
Sweshan? Entonces, lo dejarás conmigo en Glecerus mientras
estás fuera durante períodos prolongados de tiempo? Y el
bebé? Vas a dejarlo crecer sin ti? 133
Rett ya sabía las respuestas a esas preguntas. Había estado
pensando sobre el futuro desde el momento en que puso sus
ojos en Georgie. Rett lo quería todo, la relación con su
hermano y Georgie, lo que significaba que era hora de hacer
algunos cambios. Rett estaba listo. Estaba a la espera de
establecerse y convertirse en padre.
―Cuando volvamos, voy a renunciar como embajador.
―No hablas en serio.
―Es algo que he estado pensando durante un tiempo. Estoy
listo para sentar la cabeza. Georgie es mi compañero. Es
nuestro compañero.
Lund se detuvo. Se quedó mirando, evaluando a Rett, antes
de preguntar,
―Aceptas mi petición de ser el compañero secundario de
Georgie?
―Acepto oficialmente tu petición.
―No le digas a Georgie, no todavía. Tenemos que decirle
juntos.
Rett no quería mantener ningún tipo de secretos o retener
ninguna información de Georgie. Su compañero había tenido
suficiente ya. Pero, en este caso, Rett comprendió la necesidad
de Lund para estar presente durante esta conversación en
particular.
―Por supuesto― Acordó Rett.

134
Capítulo Doce

Georgie se puso de pie al lado de Rett, sosteniendo su mano,


cuando el destructor aterrizó en la cubierta de vuelo. El
zumbido de los motores y las suaves vibraciones se apagaron
al poco tiempo. La cerradura de la puerta principal se 135
desconectó y se levantó lentamente, dejando al descubierto la
cubierta de vuelo. Ahora que estaban de vuelta en Glecerus,
Georgie sintió un peso pesado asentarse sobre sus hombros.
Él sabía lo que venía. Era el momento de tomar una
decisión. El no sabía lo que estaba pasando, pero suponía que
su primera parada sería ver a Lund.
El viaje de regreso a Glecerus había ido demasiado
rápido. Con toda la conmoción, Georgie apenas tuvo tiempo
suficiente para pensar. Se fue de ida y vuelta, tratando de
averiguar su próximo movimiento. Georgie aún no sabía cuál
sería su compañero, Rett o Lund.
Georgie había pasado una noche con Lund, y había sido
inolvidable.
Había llegado en el momento perfecto y dejó su huella no
sólo en la piel de Georgie, sino también en su corazón, pero
Lund no había sido completamente honesto con él. Y luego
estaba Rett. Su primer encuentro fue memorable, pero por
todas las razones equivocadas. El macho lo había drogado y
secuestrado para conseguirlo al bordo de la nave espacial.
Georgie no estaba seguro de si estaba loco por tener
sentimientos para los dos machos o no. Pero después de pasar
tiempo con Rett, Georgie sabía que no podía alejarse. Y
Lund. Georgie suspiró. No quería dejar de lado al otro macho
tampoco. Sólo había una cosa que podía hacer
Georgie. Necesitaba hacer un arreglo.
Miró a Rett.
―Yo no voy a elegir. 136
Rett sonrió.
―No tiene que hacerlo.
Las cejas de Georgie se juntaron en confusión.
―Eso fue el trato que hemos hecho, recuerdas? Tan pronto
como llegáramos a Glecerus, tendría que elegir entre ti y
Lund. Tengo que escoger a un compañero. Bueno, he
decidido. No voy a elegir.
―No tienes que hacerlo.― Repitió.
―¿Qué significa eso?
―Ven. ― Rett le dio a su brazo un suave tirón. ― Vamos a
casa― Vamos a casa. Georgie comenzó a moverse, entrando
en la línea al lado de Rett pero su mente estaba a miles de
kilómetros. Él trató de descifrar las palabras de Rett. Tú no
tienes que elegir. Qué significa eso? ¿Qué fue exactamente lo
que Rett estaba tratando de decirle?
Rett parecía tranquilo. Sonrió, saludando a todos los que le
hablaba mientras asentía en reconocimiento a otros.
La única cosa que tenía sentido, la única conclusión que
puede extraerse de esta situación, era que Lund había
cambiado de opinión. Tal vez no quería más a Georgie. ¿Lund
estaba renunciando? Él había renunciado a todo su
apareamiento por los derechos de Rett?
Él debería ser feliz que no se vería obligado a elegir. Georgie
debería estar contento de que la elección había sido hecha por
él. Él sentía algo por Rett, pero su corazón todavía le dolía. Se
sentía como si el órgano dentro de su pecho era aplastado por
la mano grande del Glecerian. La parte posterior de los ojos 137
quemó y la humedad se agrupó en el borde de las pestañas,
borrando su visión, y su labio inferior tembló. Georgie
parpadeó rápidamente, tratando de disipar las lágrimas,
negándose a dejarlas caer, pero fue inútil. Un sonido lleno de
dolor se deslizó de sus labios, y Rett paró a Georgie en un alto.
Rett levantó una mano y limpió las mejillas de Georgie,
eliminando las lágrimas.
―¿Qué está mal?
―Dime la verdad― Dijo Georgie con voz temblorosa.
Sonaba débil, incluso a sus propios oídos. No quería
llorar. Él no quería hacer una escena delante de un montón de
extraños, pero no pudo detenerse. Georgie intentó culpar a su
estado emocional del embarazo, hormonas en ebullición a
través de su sistema, pero de nuevo, eso no era la verdad
completa.
No quería perder a Lund.
―Lund no me quiere más. Él no quiere ser mi compañero.
Él no me ama. Sólo dilo. Sólo dímelo. Puedo tomarlo.
―No. ― Rett negó con la cabeza. ― No es verdad.
―¿Cuál es la verdad?
―Lo verás.
Georgie gruñó.
―Maldición, Rett.
―Georgie. ― Rett se inclinó y dio un beso en los labios de
Georgie. – Confía en mí. Por favor.
Georgie suspiró pesadamente. Quería empujar a Rett en 138
busca de respuestas, pero en cambio, Georgie asintió. Él
confiaba en Rett. Sabía que el macho no haría algo para
dañarle. Rett tomó la mano de Georgie, y salieron de la
cubierta de vuelo. Georgie no sabía a dónde iban, pero parecía
que estaba a lo largo del paseo.
Pasarelas corrían a lo largo de las cavernas abiertas, de
múltiples capas dentro del Glecerus. Había puentes que
conectaban en varios puntos, que conducían a otras pasarelas y
túneles tan lejos como el ojo podía ver. Algunas de las
pasarelas se movían por su cuenta, al igual que las cintas
transportadoras, transportando a las personas a un ritmo más
rápido.
Se dirigieron a la región metropolitana de Nviia 'Pladur
donde la zona residencial se encuentra. Georgie reconoció el
lugar inmediatamente. Él había estado aquí antes, con
Lund. Esa realidad desaceleró los pasos de Georgie. Él no
creía que Rett le obligaría a elegir, pero ahora, no estaba
seguro.
Cuando llegaron a la casa de Lund, Rett pulsó el botón de la
pared del pasillo. La puerta se abrió, concediéndole el
acceso. Georgie vio a Lund sentado en el sofá. Sus ojos se
encontraron, y Lund se puso de pie con un movimiento
suave. La respiración de Georgie se quedó atrapada en la
garganta al contemplar al otro macho. Su corazón lleno,
expandiéndose dentro de su pecho, y el dolor
desapareció. Georgie no podía creer lo mucho que había 139
echado de menos a Lund.
Se soltó de la mano de Rett y cruzó el umbral. Caminaron
uno hacia el otro y se reunieron en el centro de la
habitación. Georgie levantó la vista hacia su compañero, y una
lenta sonrisa apareció en sus labios.
―Hola― Georgie susurró.
Lund se estiró y corrió a los aterciopelados y suaves dedos a
lo largo de la mandíbula de Georgie.
―Hola.
―Te he echado de menos― Admitió.
―Yo también.
―No puedo elegir entre ti y Rett― Georgie le dijo.
―No tienes que hacerlo― Dijo Lund.
Era la misma respuesta que Rett le había dado. Georgie dio
unos pasos hacia atrás. Necesitaba un poco de distancia que los
separe para que pudiera pensar con más claridad. Miró a Rett
antes de mirar a Lund.
―¿Qué ocurre? ―Preguntó Georgie, su corazón golpeando
salvajemente. ―¿Qué está pasando? Qué no me estás
diciendo?
―He solicitado a Rett para convertirme en tu compañero
secundario.
―Mi compañero secundario? ― Georgie murmuró, tratando
de procesar este nuevo dato de información.
Había oído el término antes. Hubo un breve pasaje en el
manual.
Fue una lección de historia. Mucho tiempo atrás, Glecerus 140
no había sido un planeta próspero.
La gente vivía en cuevas por encima del suelo. Dado que las
condiciones de vida eran tan ásperas y la caza para la
alimentación era extremadamente peligrosa, las personas
vivían en unidades familiares que consistían en un compañero
primario y un compañero secundario. Juntos, se encargaban
del portador y de los niños. A partir del entendimiento de
Georgie, el compañero primario fue el líder de la unidad
familiar. Tomaba todas las decisiones. El compañero
secundario no tenía ningún poder. El macho tenía que aplazar
todas las cosas al primario.
Alivio inundó las venas de Georgie. La elección fue quitada
de él. Él sería capaz de mantener a ambos machos. Tendría dos
compañeros.
Georgie intentó aferrarse a la alegría que sentía, pero fue de
repente eclipsada por la sospecha.
¿Cómo iba a funcionar esto? ¿Cómo podrán los tres tener la
oportunidad de una relación exitosa? Era obvio que Lund y
Rett tenían algunos asuntos personales. Ellos no se llevaban
bien, en realidad no. Georgie estaba seguro de que si no fuera a
resolver sus diferencias, se produciría una lucha de poder.
―Ambos me van a compartir? ― Preguntó Georgie con
escepticismo.
―Te amamos― Le dijo Lund.
―Nosotros no queríamos que te vieras obligado a elegir―
Dijo Rett. ―De este modo, ambos te tenemos. ―Georgie ni 141
siquiera oyó lo que dijo Rett. Él se centró en la admisión de
Lund. Te amamos. Ellos me aman a mí. El único problema en
este punto era que Georgie no estaba totalmente
convencido. Todavía recordaba su primera conversación con
Lund en el Club de placer. El macho se había enfadado porque
al embajador le habían sido dado privilegios especiales debido
a su título.
―Estoy sorprendido de la solicitud. ― Georgie se centró en
Lund. ―Por estar de acuerdo en convertirte en mi compañero
secundario, estás dando a Rett todo el poder en esta
relación. Vas a tener que ceder ante él en lo que a mí se
refiere. Y ya que él es un embajador, siempre obtendrá un
tratamiento especial, y que va a ser capaz de llevarme fuera del
planeta.
―No voy a llevarte fuera del planeta, Georgie―
Interrumpió Rett. ―Yo prometo que nunca te alejaré de
Lund. Mi hermano puede ser su compañero secundario, pero
es igual en todas las cosas. No llevo el poder en esta
relación. Tú lo haces.
Las cejas de Georgie se fruncieron en confusión,
―Yo?
Rett asintió.
―Sí, tú.
―Qué pasó entre ustedes dos? ¿Cuál es la historia? ―
Georgie miraba de Rett y Lund, esperando una
explicación. Hubo una larga pausa, mientras los machos se
enfrentaron entre sí y un concurso de miradas se 142
produjo. ―No necesito todos los detalles.
Lund suspiró. Se volvió hacia Georgie, y aunque el macho
parecía no estar interesado en algoritmos, él todavía hablaba.
―Rett tomó el cuidado de mí después de que nuestros
padres murieron. Nos cuidamos entre sí. Pero fue
demasiado. Éramos jóvenes y estábamos los dos en un montón
de dolor. Rett quería correr lejos. Él quería distanciarse de
Glecerus. Así que cuando la oportunidad se le presentó, Rett se
convirtió en un embajador. Le rogué que me dejara ir con él,
pero me dejó atrás. Con los años, la ira y el resentimiento que
estaba sintiendo creció hasta que me consumió.
―Debería haberme quedado― Añadió Rett. ―Pero no lo
hice. Me gustaría tener una buena excusa para darte, pero Lund
tiene razón. Yo no podía manejar la responsabilidad. Yo no
podía cuidar de él, no de la manera que se merecía.
Georgie se acercó al sofá y se dejó caer. El inclinó su cabeza
hacia atrás y se quedó mirando hacia el techo. Realmente
podrían superar todo esto? Lund obviamente estaba aún
afectado. Georgie oyó un movimiento y sintió el sofá
sumergiéndose cuando Rett y Lund se unieron a él, tomando
asiento a cada lado de él.
Georgie levantó la cabeza.
―¿Realmente vamos a ser capaz de hacer que esto
funcione? Si los dos no pueden superar el pasado, no creo que
vayamos a estar capaces de seguir adelante y tener un futuro.
―El último par de días han sido muy difíciles para mí―
Admitió Lund. ―He estado tratando de averiguar qué 143
hacer. Yo estaba listo para luchar por ti, Georgie. Pero luego
me di cuenta de que, luchando con mi hermano, me iba a
perder para siempre. Y yo te haría daño en el proceso. La única
decisión lógica era la petición para convertirme en tu
compañero secundario.
―¿Por qué no pediste ser mi compañero secundario cuando
te enteraste de que Rett había comprado mis documentos?
―Porque pensé que Rett te mantendría lejos de mí.
―Pero ¿no crees que vaya a hacer eso nunca más?
―Él me dijo que se retiraba de ser el embajador en
Sweshan. Él me prometió que nunca te llevaría lejos de mí de
nuevo. ― Lund se detuvo un momento, antes de añadir―Y
creo en él.
Georgie echó la cabeza hacia un lado y se quedó mirando a
Rett. No podía creer lo que estaba oyendo. Rett estaba
dispuesto a renunciar a su posición, su título.
Fue sorprendente.
―Es cierto?
―Estoy listo para instalarme.
―Es lo que realmente quieres? ― Preguntó Georgie, la
preocupación atando sus palabras. Él no quería que Rett
terminase de resentirse con ellos. ― Tú quieres quedarte aquí
en Glecerus con nosotros?
Rett asintió.
―Tú y Lund significan para mí más que el título.
―Entonces― Georgie miró hacia atrás y adelante entre los
dos machos― Qué pasa ahora? 144
―Ahora, creo que es hora de que nosotros reclamemos a
nuestra pareja. Qué piensas, Rett? ¿Hay que hacer de este
apareamiento oficial?
Rett sonrió.
―Tienes razón. Es el tiempo.
Antes de que Georgie pudiera responder, ambos hombres se
pusieron de pie. Lund extendió la mano y agarró la mano de
Georgie, tirando de él hacia arriba. Se inclinó hacia adelante y
presionó su hombro contra el abdomen de Georgie antes de
ponerse de pie en toda su altura una vez más. Se movió con
rapidez, caminando por el pasillo hacia la habitación
principal. Georgie sonrió cuando la anticipación cantó a través
de sus venas.
Capítulo trece

Lund arrojó a Georgie sobre la cama. No pasó mucho tiempo


antes de que dos conjuntos de manos estuvieran sobre él,
tirando de su ropa. La camiseta de Georgie fue eliminada 145
rápidamente, seguida por sus botas y pantalones. Los machos
se situaron en ambos lados de la cama. La mirada de Georgie
rebotó hacia atrás y adelante. No estaba seguro de dónde
descansar sus ojos. Cuando empezaron la eliminación de su
propia ropa, Georgie se lamió los labios.
Gloriosamente desnudos, los machos se subieron a la cama,
rodeándolo, sus cuerpos calientes presionándose contra
Georgie. No podía creer que esto estaba sucediendo. Fue
abrumador.
Lund se cernía sobre él por un momento antes de capturar
los labios de Georgie en un beso apasionado. Sus lenguas se
arremolinaron juntas lentamente. El beso en sí era dulce y
suave, recordando a Georgie lo mucho que se perdió del
macho, a pesar de que ellos habían estado separados por sólo
un corto período de tiempo. Lund comenzó a tirar para atrás,
pero Georgie se negó a permitir que pusiera fin al beso.
Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Lund y rodó a su
lado. Lund pareció darse cuenta de la desesperación de
Georgie y mantuvo sus bocas selladas juntas.
Rett se movió detrás de Georgie. Él gimió y arqueó su
espalda cuando el cuerpo del macho lo tocó. Rett besó la parte
de atrás del cuello de Georgie. Pasó la lengua por la línea de la
espalda de Georgie hasta su culo. Rett abrió las mejillas de
Georgie y apretó la cara en el pliegue de su culo.
Georgie desconectó los labios de Lund y gritó,
―Rett!
Lund tomó su cara, ganando su atención, y le preguntó: 146
―¿Qué está haciendo?
―Él está lamiendo mi culo― Las palabras de Georgie
fueron interrumpidas por un jadeo. Rett empujó su lengua en el
orificio de Georgie, follando su culo.
―Él está consiguiendo tu culo listo para mí.
―Y-tú... ― Él tartamudeó, sus ojos retrocediendo. Apenas
podía creer lo que estaba oyendo. Rett lo estaba preparando
para Lund.
Rett azotó el orificio de Georgie con su lengua, revistiendo
la roseta con una gruesa capa de saliva. Los músculos de
Georgie se flexionaron, y su culo se agitó. Estaba desesperado
por ser llenado.
―Joder. ― Georgie giró sus caderas, presionando su
erección contra el estómago de Lund, necesitando la fricción.
Rett agarró la cadera de Georgie, sosteniéndolo en su
lugar. Georgie intentó moverse, pero no pudo. Su pene estaba
duro, dolorido, pero no había alivio a la vista. El deseo de
tener una polla en su culo bloqueó todos los demás
pensamientos.
Estaba ardiendo, retorciéndose, transformándose en una cosa
de deseo.
Rett rodeó el orificio de Georgie con su lengua. Alternó
velocidades, añadiendo más estimulación, conduciendo a
Georgie salvaje. Rett colocó un dedo húmedo en contra del
agujero de Georgie y lo penetró lentamente. El movió su dedo
en la entrada, estirándolo, antes de añadir otro dedo y luego
otro. 147
―Por favor... ― Georgie declaró. En este punto, él estaba
dispuesto a decir cualquier cosa. ―Necesito-
―Date la vuelta― dijo Rett. ―De cara a mí.
Georgie hizo lo que se le dijo. Se dio la vuelta, frente a Rett.
Lund levantó la pierna derecha de Georgie, colocándola
sobre su grueso muslo. Su dura polla se deslizó entre las
mejillas de Georgie, recubriendo su agujero resbaladizo con
su polla. Georgie sacudió sus caderas, moviéndose hacia atrás.
Cuando Lund no se movió, Georgie jadeó,
―Fóllame.
Lund presionó la cabeza de seta de su eje contra el culo de
Georgie.
Se frotó la punta hacia arriba y abajo, corriendo más de su
lubricante natural a lo largo del agujero fruncido de
Georgie. Lund bromeó con Georgie, aplicando lentamente un
poco de presión antes de retroceder.
―Maldición― Gruñó Georgie. No fue suficiente. No era
suficiente. ―Te he echado de menos. Por favor. Tómame
ahora.
No estaba de humor para más juegos, y Lund no le haría
mendigar. El macho presionó la cabeza de su pene contra el
culo de Georgie, lentamente entrando en su agujero. El ancho
de la corona se deslizó más allá del estrecho anillo de músculo,
hundiéndose hasta que estaba enterrado profundamente dentro
del culo de Georgie.
Georgie echó la cabeza hacia atrás y gimió, 148
―Aaahhh.
Rett alternó con los pezones de Georgie, jugando con los
capullos apretados.
―¿Cómo se siente, amor? ¿Te gusta tener a Lund profundo
dentro de ti?
―Oh Dios― Georgie aspiró. El hablar sucio era casi
suficiente para mandarlo por encima del borde.
Rett colocó un beso con la boca abierta en la garganta de
Georgie. Se abrió camino por el pecho de Georgie hasta su
estómago, dejando tras de sí una línea de besos y mordiscos de
amor.
Rett envolvió su mano alrededor de la polla dura de
Georgie. Georgie sintió el cálido aliento de Rett en contra de la
cabeza de su eje antes de que la lengua del macho lamiera su
punta. Georgie gritó, llorando del placer cuando todo su
cuerpo se estremeció.
―No te muevas― Dijo Lund. ― Vamos a cuidar de ti.
Georgie asintió. Él hizo todo lo posible para permanecer
inmóvil, pero cuando Lund empujó sus caderas hacia adelante,
las propias caderas de Georgie se movieron, empujando su
pene profundamente en los confines húmedos de la boca de
Rett.
―Joder!
Las caderas de Lund se empujaron hacia delante de
nuevo. Georgie sintió el grueso pene del macho llenar su
culo. Al mismo tiempo, su polla estaba empujando hacia abajo
en la garganta de Rett. No tardó mucho tiempo para Lund y 149
Rett establecer un ritmo suave. Georgie seguía siendo débil,
permitiendo a sus amantes controlarlo. Se movieron en
Georgie de ida y vuelta. Pronto sin embargo, no fue suficiente.
―Más duro― Ordenó Georgie. ―Más rápido.
Lund se retiró y se hundió de nuevo. Él repitió el
movimiento una y otra vez de vuelta. En cada carrera
descendente, el pene de Lund se presionaba contra la próstata
de Georgie, enviando chispas de placer a través de todo su
cuerpo. Las crestas de las protuberancias que corrían a lo largo
de la verga de Lund se arrastraban a través de las
terminaciones nerviosas.
Tener dos amantes colmándolo de amor y atención fue
intenso. Su cuerpo estaba en llamas. Y su mente al parecer no
podía procesar todo el placer. Él no podía pensar, sólo
sentir. Lund condujo su pene dentro y fuera del culo de
Georgie, mientras Rett continuó chupando la polla de Georgie,
moviendo la cabeza de arriba abajo rápidamente.
Sin previo aviso, la liberación de Georgie disparó a través de
su sistema. Sus músculos se flexionaron, su cuerpo
volviéndose rígido.
―Voy a... ― Sus caderas se sacudieron hacia adelante... una
vez... dos veces... antes de que sus músculos se
tensaran. Georgie disparó en el interior de la boca de Rett.
Rett succionó suavemente el pene de Georgie mientras el
cuerpo de Georgie se torció con el explosivo clímax.
―Rett. ― Georgie alargó una mano temblorosa y cogió un
puñado de pelo corto de Rett, obligando al macho a mirar 150
hacia arriba. ―Ven aquí. Quiero chupar tu pene. Se puso de
rodillas y se acercó un poco más. Rett envolvió una mano
alrededor de la base de su eje y apuntó con la cabeza de su
pene en la boca de Georgie. Georgie agarró el pene de Rett con
las dos manos. El fluido de recubrimiento resbaladizo del eje
de Rett peinó hacia sus manos, haciendo más fácil la erección
del macho. Georgie envolvió sus labios alrededor de la cabeza
ancha antes de tomar el proliferado en su boca. Él movió su
lengua alrededor de la punta, y una ráfaga de líquido pre-
seminal disparó en la boca de Georgie. Georgie gemía de
placer.
Rett se quejó.
―Estoy cerca. ―Sonaba casi decepcionado.
Georgie chupó más duro. Él asintió con la cabeza mientras
acariciaba la longitud de Rett. Movió las manos y la boca,
creando un ritmo más rápido. Los sonidos que se deslizaron de
los labios de Rett dieron poder a Georgie. Él siguió su camino,
queriendo traer a su compañero placer.
Rett bramó.
―Georgie!
Su pene palpitaba en la boca de Georgie. Las caderas de Rett
se resistieron, y Georgie tragó el esperma de su pareja. Él trató
de tomarlo todo, pero no pudo, y la mayor parte se derramó
por la barbilla, goteando sobre el pecho. Cuando pasó, Rett se
dejó caer hacia abajo sobre la cama junto a Georgie. Limpió la
barbilla de Georgie antes de colocar un beso en los labios de 151
Georgie.
Lund envolvió sus brazos alrededor de Georgie, sujetándolo
con fuerza. Él condujo su eje dentro y fuera del cuerpo de
Georgie, empujando con fuerza.
Georgie sintió el cosquilleo comenzar en la base de la
columna, abriéndose camino alrededor de sus bolas. No sabía
cómo era posible. Estaba seguro de que Rett había sacado
hasta la última gota de su pene, pero se había equivocado. Su
liberación se apoderó de él una vez más, y Georgie voló sobre
el borde. Su clímax se desgarró a través de él.
El eje de Georgie se torció cuando él llegó.
―Lund!
El pene de Lund se hinchó cuando llegó. Georgie podía
sentir el pulso del pene de Lund con su liberación, la cálida
semilla disparando en el culo en fuertes chorros. Lund
envolvió sus brazos alrededor de Georgie, manteniendo su eje
enterrado en su culo.
Rett pasó una mano por la parte superior de la cabeza de
Georgie, acariciándolo. Se inclinó hacia adelante y presionó
sus labios contra los de Georgie. Georgie abrió la boca.
Sus lenguas se retorcieron juntas, bailando lentamente. El
beso terminó demasiado pronto.
Georgie abrió los ojos y bloqueó su mirada con Rett.
―Wow― Georgie respiró. Sus labios se retorcieron, las
esquinas de su boca se engancharon hacia arriba. Intentó
formar otra palabra, pero con en el resplandor de dos orgasmos
increíbles, no podía pensar con claridad. ―Wow. 152
Rett rió ligeramente.
―Ya lo dijiste.
―Creo que nuestra pareja está feliz, Rett. ― Lund pasó una
mano por el pecho de Georgie, apoyando la palma de la mano
contra el estómago de Georgie.
―Sí― Murmuró Georgie. ― Definitivamente estoy feliz.

****

Lund estrechó a Georgie cerca, con el pecho pegado contra


la espalda del hombre.
Sus cuerpos permanecieron conectados entre sí, su miembro
firmemente plantado en el interior del culo de
Georgie. Necesitaba la conexión. Se borraron todos sus
miedos. Él no iba a perder a Georgie. No iba a tener que luchar
contra su hermano.
Ellos iban a estar bien. Los tres iban a hacerlo. Georgie era
su compañero, y Rett estaba de nuevo en Glecerus para
siempre.
Miró a Rett. El macho sonrió. Parecía una eternidad desde
que había visto a su hermano tan feliz. Después de la pérdida
de sus padres, Lund no pensó que volvería a ver la sonrisa en
los labios de Rett de nuevo. Fue Georgie. Él los llevó
juntos. El humano ayudó a reparar su relación rota y curar sus
corazones. Y pronto, tendrían un bebé.
Lund pasó las manos arriba y abajo por el pecho de Georgie, 153
acariciándolo suavemente.
―Te amo.
Georgie volvió la cabeza hacia un lado y miró hacia
Lund. Sus ojos se conectaron y sostuvieron.
―Yo también te amo.
―¿Vas a decirme la noticia?
Las cejas de Georgie se fruncieron.
―¿A qué te refieres?
Lund puso su mano sobre el vientre de Georgie.
―El bebé.
Georgie sonrió. Todo su rostro se transformó cuando él dijo,
―Tengo todo lo que siempre deseé.
Su primera conversación en el interior del club de placer
llegó a su mente.
Georgie le había dicho que se había ofrecido a venir a
Glecerus porque quería una pareja y una familia.
―Yo también― Le dijo Lund.
Miró a su hermano, aliviado que el pasado estaba finalmente
detrás de ellos. Y ahora él estaba mirando hacia el futuro.

FIN

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155

PLANETA SWESHAN 03

OLIVIA BLACK
ACERCA DEL AUTOR

Hace años me enamoré de las novelas románticas y leí todo


lo que pude conseguir, desde lo alternativo al menage y todo lo
de en medio. Miles de libros después, sigo siendo una ávida
lectora en busca de un buen libro.
Hace unos pocos años comencé a escribir romance menage
con Siren Publishing bajo el nombre de Alicia White. 156
Recientemente, decidí que quería diversificarme, y con el
apoyo del equipo de Siren, comencé a escribir ManLove bajo
el nombre de Olivia Black. SilverBullet (Bala de Plata) es mi
primer serie ManLove y estoy esperando haya muchas más en
el futuro.
Me encanta despertarme en la mañana, hacer mi café helado
y sentarme frente a mi laptop. Ir de aventuras con mis
personajes hace de escribir el mejor trabajo del planeta. Mi
esperanza es que los lectores hallen algo positivo en cada libro
que escribo y que disfruten del viaje a lo largo del camino.

Feliz Lectura!

http://oliviablackbooks.blogspot.com

Para los títulos escritos como Alicia White, por favor visite
www.bookstrand.com/alicia-white
Traducción y Corrección
ANDREEA

Edición y Diseño
IPHI

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NO
FACEBOOK
ni ninguna
red social

Si lo ponen para descargar en su blog, agradezcan y


conserven el formato. Y Gracias por ponerlo
Es de fans para fans y no recibimos ninguna compensación
económica por las traducciones que realizamos.
Espero que les guste.
Y no olviden comprar a los autores, sin ellos no podríamos
disfrutar de estas maravillosas historias

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