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REVELACIÓN DE LOS DOLORES DEL SAGRADO CORAZÓN

A NUESTRA MADRE ENCARNACIÓN ROSAL

Hora
ORACION INICIAL.
Santa Señor mío Jesucristo, ante tu afligido y herido corazón tienes a la
criatura más miserable e indigna de estar en tu soberana presencia.
Aquí tienes a quien tantas gracias has concedido y a las que tan mal a
correspondido, más tu tierno y compasivo corazón no se ha cansado de
esperar la vuelta de esta prodiga a las puertas de la casa de la misericordia. Ea, pues, Señor, me tienes a tus
pies cubierta de confusión y vergüenza, toda manchada por la culpa y llena de miseria pero rebosante de
confianza en tu corazón, esperando que, por el desamparo en el huerto de los olivos y de la cruz, tengas piedad
de todos nosotros, en reconocimiento de tus íntimos dolores. Amén.

Canto Penitencial.

EN LA HISTORIA!!!

NARRADOR 1: Hacia los años 1857 la historia del mundo se tejía en realidades que oscurecían el proyecto de
salvación de Dios para la humanidad, lesionando severamente las relaciones humanas. Se cometía
persecuciones injustas, se agravaban las guerras fratricidas, el olvido de Dios era pan de cada día y la religión
como ámbito acrisolado para dar sentido a la existencia humana también tambaleaba. El dolor de la
humanidad es el dolor del corazón de Dios; Dios mira con amor a todos sus ciervos y entre muchos se fija en
una humilde religiosa, la Madre Encarnación Rosal, a quien elige como su amiga y confidente y le hace conocer
los dolores de su corazón, dolores que necesitan ser reparados, sanados y así comienza ésta hermosa historia
que hoy en día se vuelve a repetir y que estamos en la obligación de repararla siguiendo las enseñanzas del
Sagrado Corazón de Jesús y de la Madre Encarnación:

NARRADOR 2: Los cargos, los padecimientos o “trabajos” le han acercado más a Dios.

MER: “Buscaré, Señor tu rostro”

NARRADOR 1: Está persuadida de la necesidad y fecundidad de la oración, unida al sufrimiento, para el éxito
de las empresas espirituales y apostólica. Y con más razón en esta semana santa.

NARRADOR 2: Incluso esta aprovechando las horas de la noche para dedicarse a orar. Noche del miércoles al
jueves santo de 1857, entre dos y tres de la madrugada. Es ella misma quien nos cuenta:

MER: “Entrando al coro cómo lo acostumbraba, al hincarme, me


halaron el velo que me cubría, no hice caso de ello y me hinqué. A ese
tiempo oí sonar una campanilla como de oro o de un metal muy fino
porque su voz era muy suave y delgada. No hice aprecio de esto y
comencé mi oración, tomando por puntos la traición de Judas, lo que el
Hora corazón de Jesús sentiría al ver y conocer la traición de este, su
discípulo. Estando ya en mi oración, oí una voz interior que me decía:
Santa
SCJ: “No celebran los olores de mi corazón”

MER: A esto se siguió el fijárseme, sin dejar de pensar en esto. Pasando unos días, acabando de comulgar,
teniéndole aún, oí la misma voz interior que me decía.

SCJ: “No celebran los olores de mi corazón”

MER: Viniéndome al pensamiento lo que yo era, le dije al Señor que si quería que se promoviera, por qué no se
valía para esto de otras monjas, que allí tenía, capuchinas, teresas, entonces él me contestó:

SCJ: “Porque no hay otra más baja que tú”

MER: Yo me estremecí en dulce llanto, pero sin saber que hacer.

NARRADOR 1: En julio de 1857, la epidemia del cólera se extendió rápidamente por toda la región occidental
de Guatemala. En el Beaterio la Madre vio morir a dos de las hermanas y otras gravemente enfermas.

MER: Una noche comencé con una amargura de corazón, como agonía de muerte, con espanto, miedo y terror
que me oprimía sin poder valerme, creciendo por momentos y en tales lances y agonía, me vino al
pensamiento promover y celebrar los dolores del corazón de Jesús y se lo ofrecí; al punto desapareció, y me
volvió la calma, pudiendo con tranquilidad dormir.

NARRADOR 2: Con su sencillez y claridad y para realizar cuanto antes lo que había prometido a Jesús, fue la
madre a referir punto por punto a su confesor y directores o guías todo lo que le estaba sucediendo. Y
Monseñor Piñol, le concedió la licencia para impartir la devoción a todos los fieles. Así respaldad empezó a
pedir limosnas para organizar una celebrar en honor de los dolores del corazón de Jesús en honor de los
Dolores del Corazón de Jesús.

NARRADOR 1: Observó la Madre que desde el 25 de agosto los estragos de la peste, fueron disminuyendo y
que en el mismo beaterio, donde había varias bastante graves, sólo una murió después y pudo comprobar
también que en un convento tan pobre abundaran para esa celebración de los 25 la cera y el aceite y varias
personas se disputaban un solo día.

Canto: Corazón Enamorado de Jesús

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