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LA ERA DE LA “DESELECCIÓN”
O B S T R U C C IÓ N Y V E T O
pía. Los electores ponderan así a su gusto y sin tener siquiera una
conciencia precisa, las marcas de adhesión, de sanción o de pre
vención. Los votos reducen mecánicamente estas expresiones com
plejas a datos simples y acumulativos. Su única significación tangi
ble es que se pueden contar y sumar. Y el rechazo es el elemento
más simple de agregar. Todos los rechazos son en efecto idénticos,
no importa qué motivos hayan conducido a su formulación. Por
ello las mayorías políticas de reacción se han vuelto cada vez más
fáciles de formar en un mundo que ya no está estructurado por
confrontaciones ideológicas;14 y están cada vez más alejadas de las
mayorías de acción. Se puede decir entonces que la negatividad
tiene de aquí en más una ventaja estructural. Por lo mismo, la legi
timidad y la gobernabilidad se encuentran fuertemente disociadas
en las democracias modernas. La alternancia de las mayorías polí
ticas constituye la válvula de seguridad periódica de esta tensión.
Pero no la resuelve, sino que vuelve a tensar, cada vez más brusca
mente, el resorte del desencanto.
Existen también factores prácticos que explican el desarrollo
de políticas negativas: éstas producen resultados inmediatamente
eficaces. La acción negativa cumple plenamente su objetivo, su
resultado es indiscutible porque se identifica con un hecho o una
decisión simple y legible. La movilización para exigir la retirada
de un proyecto gubernamental es, por ejemplo, directamente
mensurable, mientras que la acción para alcanzar un objetivo
positivo quedará siempre subordinada a una apreciación fluc-
tuante, en la medida que a menudo se aspira a objetivos indeter
minados y se alcanzan situaciones intermedias. Buscar suprimir
un impuesto inicuo es más fácil que perseguir el objetivo de una
reforma que realice la “justicia fiscal” . “Siempre me ha parecido
más difícil hacer respetar rigurosamente leyes buenas que elimi
nar las m alas”, señalará Diderot en la Enciclopedia a propósito
de esta asimetría.15 Las acciones de obstrucción tienen -de acuer
do con una expresión de H obbes- también “cualidades teatra
les” : impresionan sensiblemente la imaginación y corresponden
por ello a una expectativa de resultado legible. La acción negati
LA DEMOCRACIA DÉBIL
18. Véase el sugestivo artículo de Philippe Urfalino, “La decisión par consen-
sus apparent. Nature et propríétés”, que aparece a fines de 2 006 en Ja Kevue
européenne des sciences sociales.
19. Sobre la importancia de los lazos débiles véase el artículo fundacional de
Mark S. Granovetter, “The Strength of Weak Ties”, American Journal o f Socio-
logy, voi. 7 8 , n° 6 , mayo de 1 9 7 3 . Traducido en L e M arché autrement. Essais de
Mark Granovetter, París, Desclée de Brouwer, 2 0 0 0 .
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2 0 . Cf. Jean-Fran<jois Flauss, “ L ’éiection tacite. Retour sur une vraie fausse
curiosité du droit constitutionnel suisse”, Revue fran^aise de droit constitution-
nelt n° 6 1 , enero de 2 0 0 5 , presenta una síntesis sobre el tema que yo sigo en la
exposición de ios hechos.
2 1 . Lindante en numerosos casos con el mantenimiento de sistemas censita-
rios.
LA SOBERANIA DE O BSTRUCCIÓ N 187
22. Cf. por ejemplo el jurista julien Laferriére: “En Francia -escrib e- toda
elección amerita un escrutinio (...]. N o admitimos que alguien pueda ser declara
do electo sin que los electores hayan sido llamados a pronunciarse expresamente
sobre su nom bre”, M anuel de droit constitutionnel, 2da. ed., París, 19 4 7 , págs.
5 8 2-58 3 .
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3. Para una visión general dei problema, véanse Richard Mulgan, H olding
Pou/er to Account: Accountability in M odern Dem ocracies, Nueva York, Palgra-
ve, 2 0 0 3 , así como Robert D. Behn, Rethinking D em ocratic Accountability,
Washington, Brookings, 2 0 0 2 .
4 . Cf. A. Garapon y Denis Salas, La R épublique pénalisée, París, Hachette,
1996.
5. Sobre una primera aproxim ación, véase Michael H . Davis, “ A Govern
ment of Judges: An Historical Review”, T he Am erican Journal o f Comparative
Law, vol. 3 5 , n° 3 , verano de 1 9 8 7 (señala que las primeras ocurrencias de la
expresión datan de la década de 1 9 2 0 ), así como Séveríne Brondel, Norbert Foui-
quier y Luc Heuschling (com ps.), G ouvernem ent des juges et dém ocratie, París,
Publications de la Sorbonne, 2 0 0 2 .
6. Debería tenerse en cuenta aquí todo un conjunto de factores: ia existencia
de un sistema de elección de los jueces, las condiciones eventuales de formación
de una alta corte de justicia compuesta de parlamentarios, etcétera.
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EL IMPERATIVO DE JUSTIFICACIÓN
LA ECONOM ÍA IMPOLÍTICA
19. Se puede recordar que Sieyés tuvo desde 1 7 8 9 esta intuición, consideran
do que el sistema de la división del trabajo -asim ilado por él al principio repre
sentativo-, se extendería a todas las esferas de la vida social. “Tocio es represen
tación en el Estado social -su b ray ó - [...]. La separación de los trabajos alcanza a
los trabajos políticos, como a todos ios géneros del trabajo productivo” (citado
en La D ém ocratie ínachevée, op. cit., pág. 13).
2 0 . Fran^ois Bloch-Lainé, Pour une reform e de l’entreprise, París, Seuil,
1963.
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