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Aciertos y desafíos de la educación

en Chile tras la implementación


de la Ley General de Educación.

Yaraset Dominik Baeza Sandoval


La educación, a lo largo de los años, ha sido entendida, analizada, propuesta y puesta
en marcha de diversas formas en nuestro país y en el extranjero. Un vuelco importante
surge a este respecto a partir de la llamada revolución pingüina de 2006. Esta gran
movilización de estudiante segundarios que, durante el primer gobierno de Michel
Bachelet, lograron posicionar en la esfera pública la idea de «crisis en la educación» (Ruiz,
2015). Aquel fue uno de los hitos más importantes de la educación chilena tras el retorno a
la democracia, en donde se originó un estallido social provocado por las fuertes
desigualdades educativas, que consiguió que las voces de los estudiantes impactaran en la
discusión y diseño de las políticas públicas en educación, logrando la revisión de las bases
institucionales del sistema educacional.

Los estudiantes entendieron este movimiento como la única vía posible para generar
un cambio en las políticas educacionales. Esta era la forma de ser ciudadanos activos sin
serlo, ya que, por no tener edad para inscribirse en los registros electorales, estaban
impedidos de ejercer todo derecho democrático. Hay que recordar que lo fundamental de
esta lucha social fue la de derogar los acuerdos elitarios cocinados a la espalda del pueblo
en dictadura. Derogar la Ley Orgánica constitucional de enseñanza (LOCE) promulgada el
10 de marzo de 1990, horas antes del fin de la dictadura y reivindicar el derecho social a
una educación pública, laica e igualitaria en cuanto a calidad, siendo en rigor una batalla
contra los privilegios de las elites que reproducen las grandes desigualdades y la
segregación social, la principal causa de la deplorable situación en la que se encontraba la
educación pública en Chile. Es decir, apuntan las primeras señales de una educación como
derecho y no como bien de consumo.

Una de las principales críticas que se le hacía en ese entonces a la Ley Orgánica
constitucional de enseñanza (LOCE) es que ésta, permitía y fomentaba la creación de
colegios particulares subvencionados y privados, y descentralizaba la educación a través de
la municipalización con lo cual se inicia oficialmente el desmantelamiento del sistema
educativo, aumentando crecientemente el gasto privado en educación y provocando una
migración importante de alumnos de la educación pública hacia los nuevos
establecimientos educacionales.
“Su incidencia fundamental recae en el progresivo desentendimiento del Estado de
su rol de educador en favor a los empresarios privados, a quienes se les ha dado
todas las facilidades para que instalen colegios en desiguales condiciones y
muchas veces con el único objetivo de lucro, lo que indefectiblemente repercutió
en desmedro de la calidad de la educación”. (Ramos y Gerter, 2008: 06).

Este hito establece una diferencia importante entre el nivel de educación privada, la
privada subvencionada y la educación municipal en donde se confiaba en aumentar la
calidad de la educación a través de la competencia entre los sostenedores motivados por el
lucro. Es entonces cuando el estado se desliga de su responsabilidad administrativa y la
traspasa a los diferentes municipios y sostenedores particulares. Debiendo el Ministerio de
Educación tener como única responsabilidad el de velar por los temas curriculares y el
cumplimiento de la asistencia de los estudiantes. Es decir, el rol del Estado en educación
consiste en; ...fomentar la iniciativa de las organizaciones privadas para que intervengan
progresivamente en la gestión educacional, bajo orientación y apoyo de los órganos
técnicos del Ministerio de Educación (MINEDUC, 1975-1976, citado por OLIVA, 2010, p.
218).

Hasta el momento, todo lo descrito parece aberrante, ya que, si bien el estado


garantiza y asegura el derecho a una educación para todos a través de una educación
segmentada, una para ricos y otra para pobres “…en un sistema educativo en el que
escuelas privadas y municipales compiten por el mismo alumnado”. (Moreno Doña, A. y
Gamboa Jiménez, R. 2014:61) no asegura que esta sea de calidad. De esta manera la
Educación pasa a ser una utopía cuando nos referimos a nuestro sistema escolar, en donde
la realidad es muy distinta a la plasmada en el papel, ya que, quienes más recursos
económicos tienen, son quienes recibirán una mejor formación académica.

A este respecto, y volviendo a uno de los hitos más importantes de la educación


chilena es que referiré a la actual Ley General de Educación (LGE) promulgada el 2009
tras el estallido social nombrado anteriormente, en donde los actores principales fueron los
propios estudiantes segundarios y universitarios motivados por las grandes desigualdades
ya nombradas y quienes consiguieron impactar en la discusión y diseño de las políticas
públicas en educación.

Esta Ley fue modificada en el año 2010 con el objetivo de tener un sistema educativo
caracterizado por la equidad y calidad de sus servicios. Este sistema se construye sobre la
base de los tratados internacionales que se encuentren vigentes, de los derechos
garantizados en nuestra constitución y se inspiran, además, en 15 principios como lo son
algunos, la universalidad y educación permanente, la gratuidad, la calidad de la educación,
la equidad del sistema educativo, diversidad, trasparencia, integración e inclusión, etcétera.
(Ley N° 20.370, 2009:01)

La Ley General de Educación propone un sinnúmero de avances y cambios


estructurales en el sistema educativo, estos cambios no estuvieron exentos de crítica por
parte de la población en general, pero sin lugar a duda ha plantado el cimiento para futuros
cambios en esta temática. La LGE plantea un mejoramiento en la calidad de la educación a
través del cumplimiento de sus principios como lo expresa el artículo 3°. El sistema
propenderá a asegurar que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades de recibir
una educación de calidad, con especial atención en aquellas personas o grupos que
requieran apoyo especial. (Ley N° 20.370, 2009:03) A demás, esta implanta un sistema
progresivo de enseñanza gratuita en los establecimientos particulares subvencionados o que
reciben aportes permanentes del estado e implementa un nuevo sistema de admisión
escolar.

El Sistema de Admisión Escolar es un sistema centralizado de postulación que se


realiza a través de una plataforma en internet en la que las familias encuentran
información de todos los colegios que les interesan: proyecto educativo,
reglamento interno, actividades extracurriculares, entre otros. Con esa
información, los apoderados postulan a través de la plataforma web, en orden de
preferencia, los establecimientos de su elección. (MINEDUC, 2015:06)
Finalmente, y en el mismo orden de idea, otros avances logrados por la Ley
General de Educación fueron, la reformulación de la Jornada escolar completa, la gratuidad
en la prueba de selección universitaria, la creación de un pase gratuito y unificado entre
otros avances para que sea más igualitaria, de mejor calidad con el objetivo de tener un
sistema educativo caracterizado por la equidad y la calidad de sus servicios.

Hasta aquí todos los antecedentes plasmados hacen plantear las siguientes
interrogantes. ¿Los cambios realizados tras la implementación de la Ley General de
Educación han sido grandes aciertos educacionales o han destapado nuevas problemáticas
jamás vistas o no resueltas por los gobiernos de turno? Si bien, el estado garantiza y entrega
recursos para asegurar una educación igualitaria para todos ¿Existirá realmente equidad,
calidad y un ambiente propicio de aprendizaje en todas nuestras escuelas?

Antes de responder esta interrogante debemos recordar que la educación es un


derecho esencial y que ningún ciudadano debería pagar por acceder a derechos y que el
estado es el responsable de garantizar los derechos vigentes en una sociedad democrática.
En cuanto a lo referido con el nuevo sistema de admisión diré que es un valioso intento por
poner fin a la selección de estudiantes por parte de los establecimientos cuya finalidad con
la que fue implantada esta normativa fue la de impedir cualquier tipo de discriminación, en
tanto los colegios con copago tendrán que disminuir el cobro que el estado le hace a las
familias y este aumentarlo gradualmente. Este sistema está lejos de cumplir su objetivo.
Esto queda en evidencia en las largas filas que se hacen en algunos establecimientos para
lograr un cupo, buscando una mejora en la calidad de la enseñanza pese a la existencia de
un sitio web que no cumple con las expectativas de los apoderados.

En cuanto a las interrogantes planteadas la respuesta es negativa, en el sentido de


que la mayoría de las escuelas no cumplen con prerrogativas tan fundamentales. Esto se
evidencia en la alta concentración de alumnos por sala (llegando incluso a 45 estudiantes),
las deficiencias en infraestructura de muchos establecimientos, la dudosa calidad de los
profesores, la obsesión por evaluaciones sumativas por sobre las formativas que son las que
muestran las competencias con las que se cuentan para el pleno desenvolvimiento de la vida
diaria, la enseñanza de los alumnos centrada en la consecución de resultados en pruebas
estandarizadas como el SIMCE y la PSU, en desmedro de la educación centrada en el
alumno, y a todo esto, se le suman las grandes desigualdades de toda índole, como la
económica, religiosa, social, cultural, etcétera. Por lo tanto, y en base a la experiencia
(como profesora) es que estoy segura de que si bien, tras la implementación de la LGE
mejoraron ciertos aspectos, no hay duda alguna que surgieron nuevas problemáticas. Por
ejemplo, en cuanto a la implementación de la jornada escolar completa.

El discurso de los maestros expresa una valoración positiva hacia la implantación


de la Jornada Escolar Completa (J.E.C) pero, no como condición para el
mejoramiento de la calidad de los aprendizajes de los alumnos o para el
enriquecimiento de sus experiencias escolares. Sino más bien, como una buena
alternativa para evitar que los alumnos puedan caer en cualquiera de los múltiples
males sociales que se encuentran en los extramuros de la escuela, es decir, la
consideran como un mecanismo para retener a los alumnos minimizando, de esta
manera, problemas como la vagancia, las drogas, el alcohol, etc. que se supone,
están presentes en sectores de pobreza o urbano-marginales que constituyen el
entorno de la escuela. (Blanco, 2011:221)

De acuerdo a lo planteado por los profesores respecto la Jornada Escolar Completa,


queda en manifiesto que esto no sigue la línea de lo establecido por el MINEDUC, por
cuanto no ven a la JEC como un mecanismo en que el proceso de enseñanza- aprendizaje
sea mejor, y al no verla de esta manera proyectan la practica pedagógica de forma errónea.
Esta situación se puede constatar incluso en los resultados del SIMCE de los últimos años
los que prácticamente se encuentran estancados en todo tipo de establecimiento. Tomando
en cuenta que esta iniciativa nació con una intencionalidad evaluativa de mejora, pero
pareciera que no ha cumplido con su objetivo y haberse convertido en un sistema a partir
del cual detectar a las escuelas con bajo rendimiento y estigmatizarlas. El criterio de
competitividad propio de las políticas neoconservadoras del gobierno militar aún en la
actualidad hace presencia en nuestro sistema educativo. (Moreno Doña, A. y Gamboa
Jiménez, R. 2014:60)

Por otro lado, y en el mismo orden de ideas , vemos que la mejora en infraestructura
y materiales en las escuelas municipales y colegios particulares subvencionados, se
encuentra supeditada a la asistencia de los alumnos, puesto que el Estado otorga recursos a
estos establecimientos conforme a la cantidad de matriculados y su respectiva asistencia a
clases, lo que provoca que los establecimientos de educación vuelquen tiempo y recursos
para obtener más estudiantes, aumentando el número de éstos en el aula, lo que se traduce
en un perjuicio para la existencia de un ambiente propicio para el aprendizaje, es decir,
“calidad”.

Ahora, en el caso de que estos establecimientos no tengan un número de matrícula


muy considerable, los recursos serán escasos, por lo tanto, no podrán brindar un ambiente
educativo propicio para el aprendizaje, puesto que cosas tan básicas como calefacción,
artículos deportivos en buen estado, verdaderas giras de estudios, áreas verdes bien
mantenidas, insumos de laboratorio, y un gran etcétera, necesitan de recursos económicos
para su existencia.

En cuanto a las profundas desigualdades de nuestra sociedad, diremos que éste es


nuestro talón de Aquiles, son éstas las que impiden día a día que el proceso enseñanza-
aprendizaje no se cumpla o no se realice de la forma correcta. Esta discordancia se debe a
diferentes causas, las que fueron explicitadas con anterioridad y que se arrastran desde hace
décadas por la inoperancia de las personas que nos rigen y la miopía de nosotros mismos al
no ver de forma correcta a la educación y su tratamiento para la formación de futuras
personas.

Los presupuestos de la Ley General de Educación orientan el quehacer pedagógico


poniendo en el centro de la actividad educativa a los alumnos, pero se olvida de los
problemas de la puesta en marcha de sus planteamientos en sistemas tan paupérrimos como
el nuestro, quizás es culpa de nosotros mismos al no elaborar propuestas ad hoc a nuestra
realidad.

Finalmente, cualquier planteamiento que se quiera seguir, tendiente a la mejora del


sistema educativos, no debe enmarcarse solo en lo escrito o quedarse en el plano de las
ideas, es la práctica de lo teorizado lo que hace la diferencia. Gracias a esta revisión es que
queda en evidencia la importancia de una discusión permanente de variados actores en el
diseño y puesta en marcha de las políticas públicas en educación y de la revisión
permanente de las bases institucionales del sistema educacional, y es de esperar que los
futuros legisladores también lo entiendan así.

Referencias:

Blanco, E. (2011). La escuela como reproductora de exclusión socio-cultural: El caso de


12 comunidades educativas vulnerables de la ciudad de Chillán-Chile. (Tesis doctoral).
Universidad de Valladolid. Valladolid, España.

Gerter Rojas, D. O. y Ramos Serón, C. J. (2008) Revolución Pingüina: Caracterización del


caso y descripción de los usos dados a las Tecnologías de la Información y Comunicación.
(Tesis doctoral inédita). Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile.

Ley N°20.370. Ley General de Enseñanza. Diario Oficial de la República de Chile,


Santiago, 16 de septiembre 2009.

Ley N° 18.962, Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza. Junta de Gobierno de la


República de Chile, Santiago, 10 de marzo 1990.

MINEDUC (2015, 29 de mayo). Sistema de admisión escolar. Educrea. Recuperado de


https://www.ayudamineduc.cl/ficha/descripcion-general-sistema-de-admision-
escolar#:~:text=El%20Sistema%20de%20Admisi%C3%B3n%20Escolar%20es%20un
%20sistema%20centralizado%20de,%2C%20actividades%20extracurriculares%2C
%20entre%20otros.

Moreno Doña, A. y Gamboa Jiménez, R. (2014) Dictadura Chilena y Sistema Escolar: “a


otro dieron la verdad esa cosa llamada educación” Educar em Revista, Curitiba, Brasil, n.
51, p. 51-66, jan./mar. 2014. Editora UFPR

OLIVA, M. Política educativa chilena 1965-2009. ¿Qué oculta esa trama? Revista
Brasileira de Educação, Rio de Janeiro, v. 15, n. 44, p. 311-328, May-ago. 2010.

Ruiz, C. (2015). De nuevo la sociedad. Santiago: LOM.

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