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Vacas, cerdos, guerras y brujas

El libro “vacas, cerdos, guerras y brujas” está escrito por el antropólogo


estadotunidense Marvin Harris, principal representante del materialismo
cultural y cuyo término fue introducido por Harris en uno de sus libros.
Este concepto se sustenta prinicpalmente sobre el materialismo histórico de
Marx y la propuesta defiende la explicación de las semejanzas y diferencias
de los grupos humanos a través de las condiciones materiales de esos
grupos. Esta teoría antropológica influye en el libro, cuyo fin es tratar las
causas y las explicaciones de algunos de los estilos de vidas de grupos
humanos que podrían considerarse irracionales y absurdos a la vista de
otros, pero que en realidad pueden tener una causa totalmente definida y
justificada. Enigmas que para mucha gente sólo Dios conoce la explicación
de ellos ya que se piensa que no existe una explicación lógica que pueda
dar respuesta, mientras que Marvin Harris quiere mostrar que se puede dar
una explicación científica para todos estos enigmas. Cuenta con diferentes
capítulos en los aborda estos curiosos enigmas. La madre vaca, el primero
de ellos, trata sobre el carácter sagrado de las vacas en la cultura hindú y el
amor hacia estos animales, que representan el símbolo de lo que está vivo.
Este amor hacia las vacas afecta de manera directa a la vida de la
población, conviven con los animales como si de miembros de su familia se
tratara y estos gozan de una gran libertad y privilegios por ese carácter
sagrado que se le ha vinculado. Muchos expertos tratan este culto y
adoración hacia las vacas como un factor determinante en la situación de
pobreza, miseria y hambre en la que la población india tiene que vivir. Al
no poder ser sacrificadas estos animales sagrados, son considerados
“inútiles” productivamente ya que no aportan ni leche ni carne. Según
Harris, una de las razones por las que podría explicarse la importancia de
las vacas y la prohibición de su sacrificio es su función reproductiva, las
vacas aportan bueyes y estos son animales de tiro, pero hay una gran

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escasez de estos animales, y esto influye en la vida de muchos campesinos


hindúes, que hasta llegan a perder sus granjas si algún buey enferma. Por lo
tanto, esta necesidad de bueyes puede ser motivo para que muchos
campesinos no quieran sacrificar a las vacas. Además la vaca también
cumple otras funciones, su estiércol se utiliza como fertilizante y como
combustible para cocinar, y como material para el suelo de las casas.
En el siguiente capítulo trata dos conceptos, la porcofilia y la porcofobia,
los cuales definen a culturas totalmente distintas. Mientras que algunos
grupos humanos desprecian a los cerdos, otros los aman. Existen algunas
culturas en la que los cerdos son animales sagrados, pero en otras es
rechazado como por los judíos y musulmanes, que por motivos religiosos
se le considera un animal impuro, contaminado. Se ha dado diversas
explicaciones a ese rechazo del cerdo en estas culturas, pero que cuentan
con contradicciones, como que se considera un animal sucio o que es
fuente de enfermedades para los humanos, como la triquinosis. Sin
embargo, existen otros animales que son igual de sucios o que aportan
enfermedades y no son rechazados. Por lo tanto, Harris descarta estas dos
opciones y defiende la idea de que en muchas regiones donde se practica el
pastoreo nómada, los animales mejor adaptados son las vacas, ovejas y
cabras que pueden alimentarse con el pasto y además, proporcionan gran
cantidad de recursos para los grupos humanos como la carne, la leche, las
pieles. Al contrario que estos, el cerdo era un animal que proporcionaba
pocas ventajas, ya que no solo se alimentaba de pasto, sino de tubérculos,
granos o frutos, no se adapta bien al entorno en el que viven los grupos
humanos y además, solo se benefician de su carne. Por lo tanto, criar
cerdos en este hábitat es difícil y costoso.
También aborda la cuestión de la guerra, que no está motivada por el
carácter agresivo del ser humano o por su conducta irracional o
incontrolable y por motivos caprichosos, sino que según Harris es una

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estrategia adaptativa, un mecanismo que ayuda a los grupos humanos a


adaptarse a condiciones tecnológicas, demográficas y ecológicas.
En el siguiente capítulo, el macho salvaje, trata el tema de las jerarquías
sexuales, la supremacía masculina y el infanticidio femenino. Según el
autor, las diferencias biológicas no pueden explicar las jerarquías sexuales,
la subordinación de la mujer y la asignación de los roles de género, ya que
no se trata de que haya algo en la anatomía y la bilogía femenina que
indique que sea menos apta para poseer los mismos privilegios que los
varones. Por lo tanto, según Harris, nuestra forma de adaptación no es la
anatomía, sino la cultura. La supremacía del varón permite que este tenga
muchos más privilegios y dominen todos los aspectos de la vida, las
mujeres solo tienen una función reproductora, criar a muchos varones
feroces, que emprenden más guerras al aumentar su agresividad, y
asimismo, aumenta la explotación hacia las mujeres, la poliginia. Esta
situación llega a un punto de agresividad en el que se menospecian,
humillan y maltratan a las mujeres, llegando a practicar el infanticidio
femenino, lo que conlleva a la búsqueda de más mujeres en las guerras para
así críar más niños.
En el capítulo del Potlatch se trata el tema de la competitivadad por el
estatus y el prestigio entre diferentes pueblos. Existían ciertas tribus
primitivas en las que se competía por la aprobación social a través de
festines. Un ejemplo clave que aporta Harris es el caso de los amerindios,
en la que practicaban el Potlatch, que según el autor, “el objeto del
potlatch era donar o destruir más riqueza que el rival”. Era una forma de
demostrar la riqueza que uno tenía destruyéndola y compitiendo con los
demás, incluso llegaban a quemar su propia casa.
Los siguientes capítulos, “el cargo fantasma”, “el mesías” y “el secreto del
príncipe de la paz”, tratan de temas relgiosos. Entre algunas tribus se
extendió la idea del “cargo” y la espera de los antepasados que llegaban

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con grandes riquezas y bienes, que según la época cambiaban. Toda esta
teoría nativa se traduce en el deseo de mejorar su nivel de vida ya que para
ellos el “cargo” significaba el inicio del cielo en la tierra. Los colonizadores
eran considerados como “los grandes hombres blancos europeos” que
traían riquezas a los nativos, pero estos eran tratados como mano de obra
barata, explotados para buscar el propio beneficio y comenzaron a
comprender que estos “grandes hombres” extranjeros no compartían su
riqueza, por lo que llevaron a cabo intentos de expulsar a los europeos.
Intentos que demostraban la desventaja con la que contaban las tribus
primitivas, incapaces de luchar contra la gran fuerza exttranjeras, con
mayores armas y superándoles en número. A causa de esto, para obligarlos
a compartir esa riqueza, el nativo comenzó a aprender su lengua, abandonar
sus propias tradiciones y constumbres, y convertirse al cristianismo. Su
objetivo era luchar contra ese sistema explotador de colonialismo.
La idea del Mesías está ligada a la del Príncipe de la Paz pues se entienden
bajo la idea del Mesianismo judío en el que se llevaron a cabo intentos de
luchar contra el imperio romano y destruir su gobierno colonial. Se
produjeron guerras de liberación en donde había un mesias real, de carne y
hueso que lideraba y emprendía estas guerras, cuyos objetivos eran la
independencia del pueblo judío, eliminando así esas desigualdades
económicas y sociales que existían por el dominio extranjero. Estas guerras
estarían protagonizados por mesías militares judíos, es decir, la lucha social
estaría basado en el culto de un mesías vengativo, sin embargo, existieron
factores que dificultaron el intento de eliminar esas desigualdades y el
dominio del Imperio Romano.
Jesús continuaría con esas doctrinas mesiánicas, por lo que estamos
equivocados sobre el contenido de sus enseñanzas ya que no es tan pacífico
como se ha creído que es ni sus doctrinas rompían con el mesianismo
militar judío, al contrario, predicaba el enfrentamiento contra el Imperio

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Romano. Sin embargo, esta imagen de Jesús como mesías de la guerra fue
sustiída por una imagen de mesías pacífico, ocultando así esa tradición
militar mesiánica que se había desarrollado y marcando una diferencia
entre el mesías de los judíos y el mesías de los guerrilleros, peligrosos y
que amenazaban al imperio.
Por último, trata el tema de la brujería. Las brujas habían sido perseguidas,
torturadas y condenadas a muerte en la hoguera. Marvin Harris aporta una
explicación a la cuestión de la existencia de brujas, puesto que los
supuestos “aquelarres” en verdad eran experiencias alucinógenas en donde
las brujas “viajaban”, eran sueños producidos por ungüentos que permitían
tener estas experiencias. Esta persecusión por la brujería fue creada, según
el autor, por las clases dirigentes para eliminar o evitar ese mesianismo
cristiano que estaba desarrollando en Europa y que estaba en contra del
orden establecido, las injusticias sociales y económicas, y el monopolio de
riqueza y poder que poseían estas clases dirigentes. Así se culpaba a las
brujas y demonios, en vez de a la iglesia y al Estado, a quienes se les
consideraba los defensores del pueblo. Sin embargo, la situación llegó a ser
cada vez peor, con la lujuria de la Iglesia, la desigualdad económica, la
pobreza, la peste, las guerras, la expansión del islam. Todos estos factores
provocaron que la gente comenzara a creer de nuevo en un mesías que
castigaría toda esa situación.
En conclusión, Marvin Harris nos ofrece una perspectiva más objetiva
sobre diferentes estilos de vida y costumbres de diversos grupos humanos a
lo largo de la historia. Reliza un análisis socio-antropológico en el que
descrubrimos la complejidad de las necesidades humanas y las distintas
respuestas de las comunidades para satisfacer esas necesidades.

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