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Universidad Experimental

Francisco de Miranda
Área de Tecnología
Programa Ingeniería Química
Unidad Curricular Seminario III
Complejo Académico El Sabino

Blanchard Yamarte, Salomon


28.046.226
Las políticas macroeconómicas y sociales del estado venezolano en los
últimos años en Venezuela del siglo xxi
Programa de Ingeniería Química
Falcón, Venezuela

Las políticas macroeconómicas y sociales del estado


venezolano en los últimos años en Venezuela del siglo XXI

Salomon José Blanchard Yamarte


Introducción

La política macroeconómica se refiere a las acciones e intervenciones del

Estado para influenciar el desempeño de las variables macroeconómicas

(crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), tasa de inflación, nivel de

empleo, ingresos y gasto público, balanza de pagos, etc.) y alcanzar

objetivos previamente definidos.

Y La política social es una disciplina científica de la ciencia política y una

intervención política. Está dedicada a estudiar e intervenir públicamente, a

nivel estatal o comunitario en las consecuencias materiales y morales del

siempre desigual desarrollo de las sociedades modernas


La Desde el 2013, Venezuela ha ingresado en una fase de decrecimiento

económico. El PBI ha decrecido año tras año hasta el día de hoy, y no hay

cambios económicos sustanciales que den indicios que esta tendencia

pueda revertirse en el corto plazo, siendo más de siete años de

contracción. Para ponerlo en perspectiva: en el año 2013, el PBI de la

economía venezolana fue de USD 482 mil millones y la del Perú se

encontraba en 200 mil millones de dólares; es decir, un 40% del tamaño

del PBI de Venezuela. Perú, después de la baja en el 2014 a causa de la

caída del precio global de los minerales, mantuvo un crecimiento constante

entre el 2015 y 2019, consiguiendo un PBI para cierre de año de USD 226

mil millones. Venezuela, por el contrario, decreció a USD 76 458 para

finales de 2019.

La causa-efecto de la recesión económica que afronta Venezuela implica

un descenso de la inversión, aumento de desempleo, descenso de salario

derivado de la menor capacidad económica de las empresas y la de

amortizar puestos de trabajo por el descenso empresarial. Asimismo, con

menos personas ocupadas y con una capacidad económica menor, el nivel

de gastos disminuye.

El bolívar se ha caracterizado por ser una moneda inestable desde hace

varios años pero en noviembre de 2017 se comienza a categorizar como


hiperinflación cuando llega a una inflación mensual de 56.7% e interanual

de 1 370%. La política económica de Venezuela, acompañada con el

control de cambio monetario, llevó a una fuerte devaluación del bolívar y

eliminó la capacidad de ahorro que tenía la mayor parte de la población en

moneda local. El bolívar es cada vez menos relevante en el país. A la

fecha, 56.6% de las transacciones monetarias en Caracas se hacen en

dólares americanos, un 2.2% en euros y un 1.3% en otras monedas,

dejando solo un 39.9% de las transacciones con la moneda oficial. Esta

hiperinflación y la entrada de remesas del exterior en moneda extranjera,

mantienen la tendencia de mayor uso de dólares en Venezuela y cada vez

menos bolívares.

Según datos de la ENCOVI 2019-2020, un 96% de la población

venezolana es pobre en ingresos, un 68% pobre en nivel de consumo y un

41% de pobreza crónica. Los niveles de pobreza en Venezuela se

comparan con los países más pobres del mundo y que tienen mayor

inestabilidad política. Venezuela no solo se ha vuelto un país más pobre,

sino también más desigual. Se calcula que un 59% de los dólares se

encuentran en manos de solo un 2.3% de la población y el coeficiente Gini,

que mide desigualdad, es de 0.51, dejando a Venezuela como uno de los

países más desiguales del mundo


En nivel de participación económica de la población venezolana es el más

bajo de la región. La Población Económicamente Activa (PEA) es de solo

un 56%. Una cifra mucho menor a la de otros países de la región como

Perú que tiene una PEA de un 72%. Del 44% de la población inactiva, un

49% dice dedicarse a responsabilidades en el hogar, un 19% son

estudiantes, 15% jubilados o pensionados, 6% en discapacidad para

trabajar y el restante 15% en otra situación. Tomando en cuenta esta baja

participación económica, una fuente de ingresos esencial para la población

residente en Venezuela son las transferencias. Un 42% del ingreso total de

los hogares en Venezuela proviene de transferencias no laborales

Las sociedades y los seres humanos son adaptables a cualquier crisis y

circunstancia. La crisis venezolana parece demostrar que no existe un

fondo. La economía sigue en crisis y es dependiente de transferencias

extranjeras. Su capacidad productiva se ha visto mermada en gran parte y

sigue en caída. Sin cambios estructurales, la tendencia no se revertirá.

Como reflejado anteriormente, con indicadores para la medición de

desarrollo económico, el régimen venezolano ha demostrado querer

sistemáticamente mermar el aparato productivo, la propiedad privada y la

capacidad de desarrollo.
Sin embargo, es importante no perder las intenciones de fomentar la

economía desde el lado privado. Como dice el economista Asdrúbal

Oliveros, en Venezuela “el mayor acto de rebeldía de un empresario en las

condiciones actuales del país es mantenerse a flote”. Ante un Estado que

busca mantener el control desmantelando la capacidad productiva del país,

una gran arma para hacerle frente es seguir luchando por mantener la

capacidad productiva y la generación de valor.

En la última década del siglo XX, se pensó la estrategia de desarrollo en

exclusiva dependencia del mercado, de manera que se confió en un

crecimiento económico automático, que derramaría el bienestar -por efecto

goteohacia las capas más pobres de la población. Esta propuesta fracasó,

y los pueblos fueron más pobres que nunca, y se generó una deuda social

incalculable. Según CEPAL (2004), en este período en América Latina y el

Caribe, se acentuó la mala distribución del ingreso: 75% de los hogares

percibían ingresos inferiores al promedio, y aumentó la desigualdad.


En 2001, después de una década de políticas neoliberales, 214 millones de

personas, casi el 43% de la población latinoamericana, vivía en la pobreza

y de éstos, 92.8 millones (18.6%) en la indigencia, según el informe anual

Panorama Social de América Latina 2001-2002, publicado por CEPAL.

Durante la década de los años 90 del siglo XX, la desestructuración del

mundo del trabajo, arrojó a una gran masa de personas a la informalidad y

precariedad, su resultado concreto fue la fuerte polarización entre pobres y

ricos. Una delgada capa de la población latinoamericana vivía con las

comodidades del primer mundo, mientras se profundizaba la pobreza.

Durante los años 80 y 90, los Estados Latinoamericanos redujeron su rol

social, sus políticas se caracterizaron por la privatización de la provisión de

bienestar, promoviendo el aseguramiento individual. La desregulación

laboral generó la precarización de grandes masas. La privatización de la

educación y la salud profundizó las brechas, generó exclusión y eliminó

posibilidades de incorporación laboral y ciudadana. En Venezuela, según

datos de CEPAL (2001-2002), los hogares pobres aumentaron desde 34%

en 1990 a 44% en 1999, siendo 19,4% los hogares en indigencia.


El “cambio a la izquierda” en América Latina, a partir del siglo XXI, tuvo a

Hugo Chávez como principal precursor e impulsor con la Revolución

Bolivariana. Se propuso el pago de la deuda social acumulada, clausuró

para siempre la época de la aplicación dogmática del Consenso de

Washington y la fe incondicional en la autorregulación de los mercados.

Desde el principio, se trató de crear un nuevo contrato social para

potenciar la participación popular y superar modelo neoliberal.

Mientras que las posiciones políticas de derecha suponen que la mayoría

de las desigualdades son naturales y difíciles (o incluso inconvenientes) de

erradicar, la izquierda asume que la mayoría de las desigualdades son

construidas socialmente, y por ende las ve como producto de situaciones

que deben ser modificadas. Las izquierdas están convencidas de que es

necesario generar un nivel bastante parejo entre las personas para

favorecer la cohesión social y facilitar la construcción del bien común. Un

gobierno de derecha hablará de “igualdad ante la ley” y reivindicará las

“leyes del mercado” como “mecanismo rector de la vida social”. En los

hechos, es la ley del más fuerte y despiadado. Para ellos, el mecanismo

fundamental para distribuir la riqueza es el del “mercado salarial”, sin


reconocer que la desigualdad tiene un impacto negativo en el crecimiento

económico.

Bibliografía

https://journalusco.edu.co/index.php/entornos/article/view/1263/2489

https://equilibriumcende.com/politicas-economicas-venezuela/

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