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1.

CONCEPTUALIZACIÓN

Para enfocar la cultura de autocuidado y la prevención de los riesgos


profesionales (Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales) en el ámbito
empresarial, es importante recorrer su sentido y aplicación.

El término “cultura” tiene sus raíces en el latín, cultivar, sembrar y cosechar, de


ahí las dimensiones en sus implicaciones significativas. La sociología, la antropología y
otras ciencias se han ocupado ampliamente en la discusión y análisis desde diferentes
ópticas de este concepto.
En estas discusiones y apreciaciones se encuentran coincidencias en que la
“cultura” es un proceso dinámico que permite al ser humano en todo su ciclo vital,
apropiar un cúmulo de conocimientos que vienen de innumerables generaciones, los
cuales incluyen el conocimiento, las creencias, tradiciones, el arte, la moral, valores,
actitudes, ideales, reglas para vivir, el derecho, las costumbres, capacidades, hábitos,
esquemas de comportamiento modelados, pautas de conducta, (mental, emocional y
práctica) permitiendo a una comunidad en particular, una vida colectiva en armonía.
Como toda sociedad, la cultura no es un fenómeno estático, por el contrario se
mueve en función del desarrollo que va teniendo la formación económica y social de la
comunidad y con la cual se produce una identidad en cada uno de sus integrantes.
En el contexto de trabajo, desarrollar una cultura empresarial como proceso
dinámico y progresivo, esta íntimamente relacionado con el desarrollo de una
organización eficaz.
La Conferencia Internacional del Trabajo, 93a reunión en 2005, respecto a la
«Cultura de prevención en materia de seguridad y salud a nivel nacional», concluyó
que la cultura nacional de prevención en materia de seguridad y salud en el trabajo
implica el respeto del derecho a gozar de un medio ambiente de trabajo seguro y
saludable a todos los niveles; de la participación activa de los gobiernos, los
empleadores y los trabajadores para asegurar un medio ambiente de trabajo seguro y
saludable a través de un sistema de derechos, responsabilidades y deberes definidos, y
la atribución de la máxima prioridad al principio de la prevención. Para instaurar y
mantener una cultura de prevención en materia de seguridad y salud, se han de
emplear todos los medios disponibles para aumentar la sensibilización, el conocimiento
y la comprensión general respecto de los conceptos de peligro y riesgo, siendo ésta la
manera eficaz de prevenirlos y controlarlos.

Tal cultura de la seguridad se compone, por lo tanto de diferentes elementos,


entre los cuales la prevención es el esencial. El grado de sensibilización o de conciencia
de los empleadores y los trabajadores con respecto a la seguridad y la salud es un
factor fundamental para garantizar la seguridad y la salud en el lugar de trabajo. De
allí, la importancia de crear y promover una cultura de la seguridad a través de una
cultura empresarial, una cultura familiar y una cultura comunitaria, aceptando cada vez
más que la seguridad y la salud en el trabajo están relacionadas con numerosos
aspectos de la vida laboral — que abarcan tanto el empleo y la formación profesional
como el comercio, la economía y la salud pública en general —. Ello lleva a pensar en
el auge que ha habido en una amplia gama de organizaciones, por evitar los
accidentes y las enfermedades relacionados con el trabajo.

El especial interés en la prevención en todas las acciones de desarrollo del ser


humano, hace recapacitar en el “autocuidado” que en su sentido amplio significa
cuidarse a sí mismo, convirtiéndose en un mecanismo innato de supervivencia e
indispensable para la vida de las personas y la sociedad. Cuidarse así mismo y a los
demás representa un conjunto de actos de vida que tiene por objetivo hacer que ésta
se mantenga, continúe y se desarrolle, de acuerdo con sus características culturales de
género, etnia, clase y ciclo vital.

El autocuidado necesariamente debe promoverse dentro del marco del


desarrollo humano, en el cual toda persona para ser, tener, hacer y estar, necesita la
satisfacción y potenciación en condiciones de equidad (entendida como el
reconocimiento de la igualdad en la diferencia) que le permitan la subsistencia, el
afecto, la protección, la participación, el entendimiento, el ocio, la creación, la libertad
y la identidad. Estos mecanismos de satisfacción y los atributos del ser dentro de un
marco de respeto mutuo y de relaciones creativas y complementarias favorecen la
organización interna y la interconexión del intelecto, el cuerpo y el espíritu llamada
vida.

2. MARCO NORMATIVO

Con el énfasis en de garantizar condiciones de seguridad y seguridad en el


trabajo, ha habido un desarrollo normativo que ha posibilitado a los empleadores
formular sus políticas en materia de salud ocupacional en torno a la promoción de la
salud y la prevención de los riesgos profesionales.

Según normatividad en CHILE.

3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Personas afiliadas a seguridad social en el pais y riesgos profesionales.

Ejemplo en Colombia:

Es valioso considerar que de 17.7 millones de trabajadores, sólo 5 millones se


encuentran afiliados al Sistema General de Riesgos Profesionales. Un análisis simple de
estas cifras descubre la alarmante realidad de la existencia de 12.7 millones de
trabajadores que no están cubiertos por los beneficios del Sistema.

Realidad que lleva a motivar la urgencia de realizar mayores esfuerzos en


capacitación y sensibilización a la población en general acerca de los beneficios del
Sistema, así como de la seguridad y la salud en el trabajo y lograr el compromiso de
empleadores en la afiliación al Sistema como fuente de desarrollo en su proceso
productivo y de crecimiento del bienestar de sus trabajadores.
AÑOS AFILIADOS
1994 3,622,402
1995 3,650,061
1996 3,907,113
1997 4,053,447
1998 3,800,187
1999 3,950,957
2000 3,788,856
2001 4,091,427
2002 4,164,975
2003 4,602,468
2004 4,829,098
ABRIL 4,945,998
2005

Gráfica N° 1. Fuente: Administradoras de Riesgos Profesionales

La accidentalidad en los lugares de trabajo también está íntimamente relacionada con


la observancia que se de a las condiciones de seguridad en el proceso productivo y del
cocimiento que tanto empleador como trabajador tengan de los riesgos inherentes a la
labor.

Vale la pena resaltar la conclusión de dicha Conferencia en el sentido de que se


reconoce que los peligros y los riesgos en el trabajo son más frecuentes en las PYME
(pequeñas y medianas empresas) que en las grandes empresas. En tanto tienen
limitaciones en materia de recursos y de capacidad técnica, y no siempre saben de la
existencia de normas sobre seguridad y salud en el trabajo, ni cómo cumplir con las
mismas sin afectar el rendimiento de la empresa. Son renuentes a buscar
asesoramiento, ya que esto se relaciona con la realización de inspecciones. En los
países en desarrollo, la mayoría de las PYME todavía no están debidamente amparadas
por la legislación sobre seguridad y salud, y un gran número de PYME son empresas
de la economía informal que están al margen de cualquier tipo de cobertura de los
servicios formales de seguridad y salud en el trabajo o de inspección.

El análisis de estos casos ha suministrado información valiosa respecto a las


consideraciones que deben tener en cuenta estas actividades económicas, como son:
La implementación de procesos de selección e inducción adecuados a los procesos
productivos, control de riesgos en la fuente, procesos continuos de capacitación,
observancia de los procedimientos y estándares de seguridad, fomento de medidas de
prevención y promoción de la cultura de autocuidado.

4.

Con el fin de promover una cultura de autocuidado ligada a la prevención de los


riesgos profesionales, se propone tener en consideración los siguientes principios:

1. El Autocuidado es un acto de vida que permite a las personas convertirse en sujetos


de sus propias acciones por tanto, es un proceso voluntario de la persona para consigo
misma.
2. Debe ser una filosofía de vida y una responsabilidad individual ligada a la
cotidianidad y a las experiencias vividas de las personas, pero a su vez debe estar
fundamentado en un sistema de apoyo formal e informal como es el sistema social y el
de salud.
3. Para que las personas asuman el autocuidado como una práctica cotidiana de vida y
salud, es necesario incluir en su promoción las siguientes estrategias:

 Desarrollar autoestima en las personas y generar niveles de fortalecimiento, que


favorezcan el sentido de control personal y desarrollen habilidades para cambiar las
condiciones personales y sociales en pro de la salud. Potenciar la autoestima
impulsa prácticas de autoafirmación, autovaloración, autorreconocimiento y
autoexpresión de los aspectos que favorecen el desarrollo integral.

Involucrar el diálogo que permite identificar, interpretar y comprender la lógica y la
dinámica del mundo de la vida para poder articularlo con la lógica científica y
recomponer una visión esclarecida de la enfermedad y de la salud que se traduzca
en comportamientos saludables.

Explorar y comprender las rupturas que existen entre conocimiento, actitudes y
prácticas y configurar propuestas de acción y capacitación que hagan viable la
armonía entre el pensamiento y los comportamientos.
 El personal de salud y de la seguridad en el trabajo, debe asumir el autocuidado
como una vivencia cotidiana, pues al vivir saludablemente, la promoción del
autocuidado sería el compartir de sus propias vivencias. Así mismo, en la medida
en que viva con bienestar, estará en condiciones de promocionar la salud de los
demás.
 La promoción del autocuidado debe incluir participación más activa e informada de
las personas en el cuidado de su propia salud, entendida la participación como el
proceso mediante el cual la comunidad asume como propio el cuidado de sí misma
y del ambiente que la rodea, dirigiendo la sensibilización a aumentar el grado de
control y compromiso mutuo sobre su propia salud de las personas que ofrecen los
servicios de salud y quienes lo reciben.
 El autocuidado significa aprender a participar de la sociedad, de su dinámica, de
sus características y condiciones específicas en un momento determinado, y a
tomar posiciones frente a las demandas sociales. Los conocimientos aprendidos a
través de la socialización sustentan el pensamiento cotidiano, la construcción de
alternativas, las motivaciones, las acciones y decisiones del diario vivir.
 El empleador a través de sus gestores de la seguridad y la salud en el trabajo debe
buscar espacios de reflexión y discusión acerca de lo que la gente sabe, vive y
siente de las diferentes situaciones de la vida y la salud. Con ello se identifican
prácticas de autocuidado favorables, desfavorables e inocuas, promoviendo un
proceso de reflexión – acción para transformar comportamientos.
Siguiendo los preceptos de la Organización Internacional del Trabajo 1, es valioso
considerar los siguientes requisitos esenciales de la cultura de seguridad en el trabajo:

1. Una dirección decidida y un claro compromiso para que se apliquen las


principales normas de seguridad y salud en el trabajo. Es necesario que
esta cuestión sea objeto de una verdadera prioridad — tanto práctica como

1
Conferencia Internacional del Trabajo, 93.a reunión, 2005
teórica —, de manera que esas normas no resulten debilitadas por expectativas
y exigencias opuestas.

2. Una preocupación generalizada por la seguridad. La responsabilidad


de la sensibilización y la toma de conciencia respecto a la seguridad y la salud
en el trabajo debe ser compartida o común.

3. Una actitud abierta a fin de aprovechar las enseñanzas que la


experiencia deja en la empresa cuando se producen accidentes. Además, se
debe

combinar la responsabilidad individual con la voluntad de tratar también cuestiones


más generales de responsabilidad.

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