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SANDOVAL RODRIGUEZ TABATA

WENDOLYN
E2102BALLDE0166
CHAPULTEPEC VIRTUAL
SEMINARIO DE INVESTIGACION
PROF. ROBERTO HERNANDEZ BLANCO
TRABAJO DE INVESTIGACION SOBRE
NIÑOS Y NIÑAS ADOLESCENTES Y
JOVENES EN CONFLICTOS CON LA LEY.
INTRODUCCION

En palabras simples, sostener que la delincuencia juvenil constituye un problema,


independiente de la reacción social formal o informal que la define y controla. Se
entiende por reacción social formal, el conjunto de instituciones y dispositivos
relativos, en este caso, al subsistema de la justicia penal juvenil. Este subsistema,
abarca desde las definiciones normativas hasta las prácticas de privación de
libertad, lo que incluye obviamente la acción de la policía, la justicia, el servicio
social, etc. Por reacción social informal se entiende, en cambio, la acción de los
medios masivos de comunicación, opinión pública, etc.

Si se entiende la realidad como un proceso socialmente construido, es posible


entender el delito y la delincuencia juvenil, no como entes naturales, sino como
acciones humanas a las cuales la reacción social formal e informal otorgan un
sentido determinado. Se deduce de aquí, el carácter co-constitutivo de los
diversos tipos de reacciones. En este sentido, una estilización del paradigma
constructivista permite afirmar que cada sistema de justicia produce, en cierta
medida, un tipo particular de infractor. Históricamente, han predominado y
predomina aún, dos tipos de posiciones igualmente equivocadas sobre el área de
problemas denominados "delincuencia juvenil".

En primer lugar, un retribucionismo hipócrita para el cual el derecho penal lo es


todo. Desde esta perspectiva, sólo un aumento permanente de las sanciones
penales, es el único instrumento capaz de resolver los problemas sociales
comprendidos en esta área. En este caso específico, esta posición se traduce en
propuestas, en general irreflexivas e inmediatistas, de baja de la edad de la
imputabilidad penal. Se argumenta generalmente, que la criminalidad adulta
reclutaría jóvenes de 16 y 17 años para actividades criminales justamente por su
carácter de inimputables. Esta posición, parte de un presupuesto objetiva y
parcialmente legitimado por el funcionamiento real de los sistemas de justicia
juveniles en el contexto de las leyes basadas en la doctrina de la "situación
irregular". Entregando las leyes de menores, basadas en esta última doctrina, un
poder discrecional al juez, la práctica demuestra que el funcionamiento real del
sistema oscila ente formas extremas de impunidad y arbitrariedad represiva, con la
paradoja que las más de las veces estos excesos y desviaciones se producen en
estricto cumplimiento de la ley. Estableciendo en general las leyes de menores,
que el juez (también y particularmente en los casos vinculados a la comisión de
actos antisociales o a la violación de los dispositivos penales) "podrá tomar la
medida que crea más conveniente", no resulta infrecuente la verificación en la
realidad, de alguna de las situaciones que a continuación se presentan.
Violaciones gravísimas a las normas penales (homicidios, robos amano armada,
etc.) cuando cometidos por adolescentes pertenecientes a sectores de clase
media y alta, pueden no provocar ninguna consecuencia negativa para sus
autores, justamente por el hecho de poseer un entorno familiar, concurrir a
instituciones educativas, etc. Por el contrario, suele suceder, que niños y jóvenes
pertenecientes a los estratos más bajos de la sociedad, sean "internados"
(conviene no olvidar que esta última palabra constituye un mero eufemismo para
designar a la privación de libertad), por la supuesta comisión (la más de las veces
no debidamente comprobada) de infracciones banales o incluso muchas veces
como una mera medida de "protección".

En términos estrictamente pragmáticos, la experiencia permite afirmar que la baja


de la edad de la imputabilidad o no produce ninguna consecuencia real en el
sentido de aumento de la seguridad ciudadana o en muchos casos, tiene efectos
contraproducentes provocando una entrada más precoz de los jóvenes en los
circuitos de la criminalidad adulta. Si el razonamiento de los propulsores de esta
medida fuera cierto, la baja de la edad de la imputabilidad a los 16 años, por
ejemplo, provocaría que la denomina criminalidad, años adulta 14 y reclute 15 de
jóvenes nación de hipócrita a esta posición, se refiere al hecho de que, sobre todo
aquellos que se autodenominan o son especialistas, no pueden desconocer el
carácter problemático de las respuestas del derecho penal que la mayor parte de
las veces crea más problemas de los que resuelve.

Como reacción, tal vez no deseada, al retribucionismo hipócrita se ha desarrollado


una segunda posición posible de ser denominada paternalismo ingenuo. Si para la
primera posición el derecho penal lo es todo, para esta última el derecho penal no
es nada. Se parte aquí además de la suposición, falsa y no demostrable, que
afirma que los menores de 18 años son incapaces de cometer violaciones graves
a las leyes penales. En el hipotético caso que éstas fueran cometidas, no deberían
ser objeto de ningún tipo de reproche jurídico, en la medida en que automática e
invariablemente estarían denotando tendencias patológicas (o lo que es peor aún
sociales inevitables) o trivialidades propias de la edad. En ambos casos, cualquier
respuesta jurídica firme, no sólo no sería apropiada, sino que además sería inútil.
Resulta interesante observar, el carácter solo aparentemente antagónico de las
posiciones aquí mencionadas. De hecho, subyace como elemento común en
ambas posiciones, un profundo desprecio por la infancia como verdadero sujeto
de derecho. El retribucionismo hipócrita y el paternalismo ingenuo, son pruebas
fehacientes de la consideración esquizofrénica del "menor", a veces como objeto
de la compasión y a veces como objeto de la represión.

INDICE DE DELINCUENCIA JUVENIL (estudio)

En México hay por lo menos 30 mil niños y menores de 18 años que cooperan
activamente con la delincuencia organizada en actividades que van desde la
extorsión y el tráfico de personas hasta la piratería y el trasiego de drogas, de
acuerdo con el organismo social Tejiendo Redes Infancia.

En el estudio Violencia armada y afectaciones a la niñez y la adolescencia, la


organización que cuenta con patrocinio de la Unión Europea expone que los
grupos delictivos que hacen presencia en las zonas más pobres representan un
riesgo para los niños y adolescentes, ya que por su condición son vulnerables a
ser reclutados y empleados para apoyar el trabajo criminal.

“Estas niñas, niños y adolescentes por su parte ven en estos grupos una
oportunidad para generar ingresos, reconocimiento y respeto; una vez vinculados,
pueden ser utilizados como vigilantes o para desempeñar acciones violentas como
el secuestro”, señala el documento.
Destaca que el reclutamiento de niños y adolescentes se ha convertido en una
práctica común en países con presencia de conflictos armados y organizaciones
criminales, y agrega que esta práctica se lleva a cabo generalmente en escuelas y
en trayectos desde y hacia las aulas.

Considera que los cárteles en México se disputan los territorios causando


violencia, por lo cual muchos pueblos han creado grupos de autodefensa.

“El reclutamiento es una práctica común tanto por parte de los cárteles como por
parte de grupos de autodefensa. En México, los derechos humanos son violados
constantemente aun cuando el país ha ratificado varios tratados internacionales de
derechos humanos y cuenta con una legislación interna garante”.

“Es importante señalar que existe una indiferencia de la sociedad frente al crimen,
por lo que en muchos casos se percibe a las víctimas de la violencia como los
responsables de su propia condición”.

En este sentido, el reporte sostiene que las prácticas de uso, vinculación y


reclutamiento de menores de 18 años por parte de grupos armados son otra forma
de violencia en la que está inmersa la población infantil de Latinoamérica. “Estas
prácticas son recurrentes en regiones donde el conflicto armado interno está
vigente y también es utilizada por las bandas criminales”.

Se dice que esos grupos generalmente se aprovechan de la situación de pobreza


y miseria en la que están los niños y adolescentes, a fin de ofrecerles dinero a
cambio de cooperación en sus actividades; posteriormente es frecuente su
vinculación a estos grupos, pues para ellos representa la oportunidad que no
encuentran en la esfera civil.

“Se debe aclarar que las niñas, niños y adolescentes no se vinculan a los grupos
armados por su propia voluntad, en ningún caso en el reclutamiento media la
voluntad de ellos. Es un acto de fuerza facilitado por la vulnerabilidad social y
económica de los afectados.

“Los grupos armados ven una ventaja en el reclutamiento de la población menor


de 18 años, ya que por su condición son fácilmente manipulables y así, alrededor
de 4% de las víctimas de homicidio en el mundo son adolescentes de 15 a 19
años que viven en esta región”, destaca.

La ONG explica que la tasa de homicidios en adolescentes varones de entre 10 y


19 años es casi ocho veces mayor que en el caso de las niñas, lo que significa
que por ocho varones asesinados hay una mujer.

Por su parte, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) señala que
el reclutamiento y la utilización de niños y adolescentes por grupos delictivos es un
problema público que debe atenderse y visibilizarse de manera urgente, pues éste
constituye una de las formas más graves de la violencia contras los menores del
país.

Indica que la crisis de seguridad ha afectado a la niñez y adolescencia de México,


ya sea porque han sido víctimas y/o perpetradores. Sin embargo, se desconoce
cómo y en qué medida se ha derivado la evolución de la violencia juvenil a raíz del
reclutamiento de los menores de 18 años.

Añade que, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos


(CIDH), en 2018 la cifra de menores reclutados por el crimen organizado se elevó
a 460 mil en la región.

“Esta estadística no es menor, pues detrás de cada uno de ellos hay una serie de
condiciones estructurales y sociales desatendidas por el Estado mexicano, que
son utilizadas por grupos familiares, pandillas y organizaciones delincuenciales en
su beneficio”, dice el organismo civil.

Refiere que la pandemia de Covid-19 pudo aumentar la tendencia para que los
grupos delictivos reclutaran a niñas, niños y adolescentes. “De acuerdo con datos
oficiales, la pobreza en México alcanzaría a 50.6% de la población, un repunte de
nueve puntos porcentuales respecto a los niveles de 2018, cuando se ubicó en
41.5%”.
CAUSAS

La educación, el empleo y la vida digna son derechos universales ineludibles que


todo gobierno debería proporcionar a sus gobernados puesto que también son los
pilares indiscutibles para el desarrollo del propio país. En México, al igual que en
la mayoría de países iberoamericanos no existe equidad en la impartición de tales
derechos. Así podemos ver que tan sólo en el CDMX y el Estado de México el
65.6%2 de chicos entre 15 y 25 años han visto truncado su futuro por no encontrar
las oportunidades para obtener estudios superiores y de calidad o al menos
capacitación para el trabajo (bachillerato tecnológico) proporcionado por el
gobierno en todos sus niveles (Federal, estatal, municipal). Asimismo, ven con
desesperanza la posibilidad de salir de la situación económico-social en la que se
encuentran.

En los informes del INEGI y del CONEVAL sobre el estado de la pobreza


patrimonial y alimentaria en México, se reporta, 50,5 millones de individuos, se
encuentran en una situación de pobreza patrimonial y, quizás más dramático aun,
que casi 20 millones de personas están en una situación de pobreza alimentaria
Por lo tanto, el bienestar individual se ha subordinado a un ilusorio bienestar
nacional, en donde lo que menos ha existido es la igualdad de oportunidad de
acceso a los mercados de bienes y servicios y, particularmente, a los mercados
educativo, de salud y laboral, en donde se ha privilegiado a unos cuantos.

En América Latina, la pobreza y la falta de educación son factores adversos que


cuando actúan unos sobre otros pueden llegar a ser precursores de delitos. Las
últimas encuestas confirman que la inseguridad es uno de los grandes problemas,
el índice de homicidios se ha duplicado desde 1980 hasta alcanzar niveles que
podrían calificarse de epidémicos. El propósito de este trabajo es mostrar una
semblanza de la situación en la que se encuentran los jóvenes mexicanos ante la
inequidad económica y social; principalmente en el área de educación y empleo,
así como la relación que existe entre este fenómeno y el incremento de la
delincuencia en el país.

“Y esto nos lleva nuevamente a las reformas estructurales, esas que nuestra
infame clase política considera que nunca son los tiempos políticos adecuados
para hacerlas, argumento que se utiliza para esconder el que en realidad no están
dispuestos a desmantelar todo el sistema de privilegios y de apropiación de rentas
que benefician a unos cuantos.”6 Una de las principales causas para que la
conducta de los jóvenes se incline hacia la delincuencia es la condición en la que
se encuentran respecto al grado de ingresos y la falta de oportunidades en las
instituciones educativas, un ambiente familiar inadecuado o violencia intrafamiliar.

¿QUÉ LEYES REGULAN LA JUSTICIA PARA ADOLESCENTES?

Convención Interamericana de Derechos Humanos, Organización de los Estados


Americanos. Convención sobre los derechos del niño, ACNUDH
(1990). Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes. Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para
Adolescente.

PROPUESTAS O SOLUCIONES

Las instituciones educativas, las empresas y la sociedad, deben trabajar con


criterios y exigencias similares, como mejorar el acceso a la educación y fortalecer
el entorno de aprendizaje Se propone asimismo que los gobiernos destinen
mayores recursos económicos al sector público principalmente para las siguientes
aéreas como también lo propone la CEPAL14

• Educación

• Empleo
• Salud

Mejoramiento de la eficacia en la marcha de las instituciones mediante


mecanismos de evaluación, acreditación, nuevas formas de gestión, cambios
legales, etc. Construcción de un escenario socialmente sustentable, entendiendo
como tal, no solamente una nueva relación del hombre con la naturaleza, sino
también una nueva relación del hombre con el hombre y con su sobrevivencia
económica, cultural y humana.

1. La prevención de la delincuencia juvenil es parte esencial de la prevención del


delito en la sociedad. Si los jóvenes se dedican a actividades lícitas y socialmente
útiles, se orientan hacia la sociedad y enfocan la vida con criterio humanista,
pueden adquirir actitudes no criminógenas.

2. Para poder prevenir eficazmente la delincuencia juvenil es necesario que toda la


sociedad procure un desarrollo armonioso de los adolescentes, y respete y cultive
su personalidad a partir de la primera infancia.

3. A los efectos de la interpretación de las presentes Directrices, se debe centrar la


atención en el niño. Los jóvenes deben desempeñar una función activa y
participativa en la sociedad y no deben ser considerados meros objetos de
socialización o control.

4. En la aplicación de las presentes Directrices y de conformidad con los


ordenamientos jurídicos nacionales, los programas preventivos deben centrarse
en el bienestar de los jóvenes desde su primera infancia.

5. Deberá reconocerse la necesidad y la importancia de aplicar una política


progresista de prevención de la delincuencia, así como de estudiar
sistemáticamente y elaborar medidas pertinentes que eviten criminalizar y
penalizar al niño por una conducta que no causa graves perjuicios a su desarrollo
ni perjudica a los demás. La política y las medidas de esa índole deberán incluir:
a) La creación de oportunidades, en particular educativas, para atender a las
diversas necesidades de los jóvenes y servir de marco de apoyo para velar por el
desarrollo personal de todos los jóvenes, en particular de aquellos que están
patentemente en peligro o en situación de riesgo social y necesitan cuidado y
protección especiales;

b) La formulación de doctrinas y criterios especializados para la prevención de la


delincuencia, basados en las leyes, los procesos, las instituciones, las
instalaciones y una red de servicios, cuya finalidad sea reducir los motivos, la
necesidad y las oportunidades de comisión de las infracciones o las condiciones
que las propicien;

c) Una intervención oficial que se guíe por la justicia y la equidad, y cuya finalidad
primordial sea velar por el interés general de los jóvenes;

d) La protección del bienestar, el desarrollo, los derechos y los intereses de todos


los jóvenes;

e) El reconocimiento del hecho de que el comportamiento o la conducta de los


jóvenes que no se ajustan a los valores y normas generales de la sociedad son
con frecuencia parte del proceso de maduración y crecimiento y tienden a
desaparecer espontáneamente en la mayoría de las personas cuando llegan a la
edad adulta;

f) La conciencia de que, según la opinión predominante de los expertos, calificar a


un joven de "extraviado", "delincuente" o "predelincuente" a menudo contribuye a
que los jóvenes desarrollen pautas permanentes de comportamiento indeseable.

6. Deben crearse servicios y programas con base en la comunidad para la


prevención de la delincuencia juvenil, sobre todo si no se han establecido todavía
organismos oficiales. Sólo en última instancia ha de recurrirse a organismos
oficiales de control social.
A CONTINUACION AGREGARE UNOS VIDEOS QUE DAN INFORMACION
SOBRE ESTOS JOVENES Y ADOLESCENTES

https://youtu.be/FcCwbbQoY7o

https://youtu.be/5OKfvbLByz0

https://youtu.be/g5NxheDPmis

https://youtu.be/7VVUnWHx0J0

https://youtu.be/OY62JFt88iU

EN CONCLUSION

El desempeño y el rendimiento escolar de los niños y jóvenes es deficiente debido


a la inequidad económica cuyos efectos son desempleo y la pobreza. Está en
peligro el crecimiento de la fuerza laboral del país y se pone en riesgo a la niñez
como futuro de la sociedad mexicana que puede caer en la delincuencia. Es claro
que en nuestro país el ciclo educación-empleo está desarticulado y que la
formación académica representa cada vez menos una garantía para el desarrollo
personal de la juventud mexicana y un medio de acceso a mejores condiciones de
vida y mientras no exista una educación básica de calidad, no es posible pensar
en una sociedad con equidad.

BIBLIOGRAFIA

CONSEJO DE LA JUDICATURA FEDERAL

EL UNIVERSAL (estudio)

YOU TUBE

E INVESTIGUE EN INTERNET DE EMILIO GARCIA MENDEZ

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