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(El Laberinto)

Ésta es la historia de una jovencita de 16 años de nombre Sarah, quien


poseía una imaginación única desde pequeña. Ya que éste era su refugio
desde que su madre había fallecido.
Sarah solía leer libros de fantasía, ésto la había llevado a crear un mundo
mágico y fantástico, rodeado por un impenetrable laberinto, el lugar
perfecto para sus sueños y fantasías.

Nuestra historia comienza en la habitación de Sarah, que lucía un


hermoso vestido medieval, pretendiendo jugar a ser una doncella en
apuros, en la soledad de su habitación, intentaba recitar un pequeño
verso, dejándose llevar por su núbil e inocente fantasía, empeza a
pronunciar con un tono de suplicante y dulce aquellas palabras
aprendidas del texto, suplicando por la vida de la criatura que vino a
rescatar…
Sarah: “Dadme al niño”.
“Atravesando peligros indescriptibles y un sinfín de dificultades…
He luchado por llegar hasta el castillo, más allá de la Ciudad de
los Duendes… Para recuperar a la criatura que me habéis robado.
“Pues mi voluntad es tan fuerte como la vuestra… Y mi reino es
tan grande…

** Duda e intenta recordar las palabras de su monólogo.


Sarah: “Pues mi voluntad es tan fuerte como la vuestra… Y mi
reino es tan grande…”
Rayos! Nunca me acuerdo de esa frase…
** Busca entre sus cosas y saca un pequeño libro de cuentos, buscando
entre sus líneas la frase olvidada y así poder terminar de recitar su
monólogo.
Sarah: “…No tenéis ningún poder sobre mí”.

** En eso se escucha la voz de Irene, la madrastra de Sarah, apurándole


para cuidar a su pequeño hermano Toby, ya que ellos estaban por salir.
Irene: Sarah!
Sarah: No es justo!
Irene: Sarah! Ya vamos tarde!
Sarah: Ya voy! Lo siento!
Irene: Sarah, no escuchas cuando te hablo?
Sarah: Ya te dije que los siento!...
Irene: Por favor, déjame terminar!... Tu padre y yo nunca salimos.
Sarah: Salen todos los fines de semana.
Irene: Te pedí que cuidaras a Toby sólo si no interfería con tus planes.
Sarah: No sabes cuáles son mis planes. Ya ni me lo preguntas!
Irene: Asumí que si tuvieras una cita, me lo dirías. Me gustaría que
tuvieras una cita. Deberías salir con chicos a tu edad.
Sarah: Nunca hago nada bien, verdad?

** Frustrada y enojada Sarah se sienta a la orilla de su cama, Irene sale


de la habitación. Instantes después se oye la voz de Christopher, el
padre de Sarah. Hablándole del otro lado de la puerta.
Christopher: Sarah, hija. Puedo hablar contigo un momento?
Sarah: No tenemos nada de qué hablar! Apúrense, llegarán tarde.
Christopher: Escucha, Ya le dimos de comer a Toby y lo acostamos. Tenemos
que irnos pero, estaremos de vuelta alrededor de la medianoche.
Sarah: *(Sarcástica) En serio que querías hablar conmigo. Verdad?

** De repente se oye un trueno que provoca el llanto de Toby, a quien


recién habían dormido. Sarah corre al cuarto de su hermano, cuyo llanto
era desesperante.
Sarah: Ash!, odio cuando esto pasa! Te odio, te odio!

** Pero Toby en vez de calmarse, seguía llorando, asustado.


Sarah tratando de mantener el control de la situación toma al bebé en
sus brazos para tratar de calmarlo pero comienza a sentir la frustración
en sus intentos.
Sarah: Basta, Toby! Ya deja de llorar, por favor!
Qué alguien me ayude, sáquenme de éste lugar tan horrible!

** Malhumorada, Sarah coloca al bebé en su cuna y en un tono retador,


le dice.
Sarah: Qué quieres? Quieres oír un cuento, eh?
De acuerdo.

“Érase una vez, una chica joven y hermosa cuya madrastra


siempre la obligaba a quedarse en casa cuidando al bebé.
El bebé era un niño muy consentido y lo quería tener todo… Y la
jovencita era prácticamente una esclava.
Pero lo que nadie sabía… Era que el Rey de los duendes se había
enamorado de la chica y le había otorgado ciertos poderes.
Así que una noche, cuando el bebé había sido especialmente
cruel con ella, acudió a los duendes para pedir ayuda…

** Al fondo de la habitación, escondidos en un rincón dentro del closet,


un grupo de duendes se encontraban dormidos, entre ellos estaba
Grüempy quién se despertó al escuchar las palabras de la malhumorada y
desesperada jovencita.
Grüempy: Escuchen!
Sarah: (Haciendo voz de duende) “Di las palabras correctas”, le dijeron
los duendes… “Y nos llevaremos al bebé a la Ciudad De Los
Duendes… Y serás libre!”.
Duendes: Aaaaah!!! *(Asombrados todos).
Sarah: Pero la chica sabía que el Rey de los duendes tendría al bebé
prisionero en su castillo para siempre y lo convertiría en un
duende.
Así que la chica sufrió en silencio… Hasta que una noche,
agotada tras un día entero de tareas domésticas y herida por las
duras palabras de su madrastra, no pudo soportarlo más.

** El bebé sin entender ni una sola palabra de aquel extraño cuento,


sigue llorando buscando la atención y el consuelo de su hermana mayor,
Sarah lo levanta de la cuna, tratando de que el pequeño Toby se calme y
deje de llorar.
Sarah: De acuerdo, está bien! Ya basta. Vamos.
Basta! Basta o diré las palabras. *(Amenzante).
No, No debo. No debo decirlas.

** Los duendes jalaron el aire dentro de aquel reducido espacio, estaban


asombrados, esperando el efecto de las palabras mágicas.
Sarah: Ojalá… Ojalá…
Grüempy: Va a decirlo
Roem Baaba: Decir qué?
Todos: Shhhhh! Cállate!
Roem Baaba: Perdón.
Grüempy: Escuchen, va decir las palabras.

*Sosteniendo a Toby en sus brazos.


Sarah: No aguanto más! Rey de los duendes, Rey de los duendes,
dondequiera que estés… llévate a ésta criatura muy lejos de mí!
Duendes: *(Decepcionados) AAAh, No! No es así.
Spürgüs: Dónde aprendió a decir esa basura? Eso no empieza con “Ojalá”
sino con “Desearía…”.

** Toby no dejaba de llorar y Sarah se siente ya muy abrumada y


frustrada al tratar de calmarlo.
Sarah: Toby, ya basta! Ojalá supiera lo que tengo que decir para que los
duendes vengan por ti.
Spürgüs: “Desearía que vinieran los duendes por ti, ahora mismo”.
No es tan difícil, verdad?

** Sarah reacciona como si mágicamente le hubieran dicho al oído, las


palabras que debía conjurar.
Sarah: Desearía… Desearía…
Roem Baaba: Lo dijo?
Todos: Shhh! Cállate!

** Sarah coloca a Toby en la cuna, se dirije a la puerta pero antes…


Sarah: “Desearía que vinieran los duendes por ti… Ahora mismo”.

** Al darse la media vuelta, el llanto del bebé hebia cesado súbitamente


al igual que la luz.

Sarah: Toby? Toby, estas bien?

**Los duendes, al haber escuchado las palabras mágicas, salieron de su


escondite, tan pronto la luz se apagó y las palabras mágicas surtieron su
efecto, unos se llevaron al niño y otros hacían travesuras en la oscuridad
de la habitación.
Sarah, intentó encender la luz sin éxito, cuando oyó un ruido proveniente
de la cuna, al acercarse no había nada ni nadie adentro, pero se seguían
escuchando ruidos aquí y allá, por toda la habitación, eso la asustaba
aún más que la angustia de lo que pudiera haberle pasado a su pequeño
hermano.

En la ventana una lechuza revoloteaba contra el cristal de la ventada,


rasguñando los vidrios con sus garras, intentando entrar a la habitación,
aquel sonido era espeluznante.

Entre los truenos, las risas burlonas de los duendes, el ruido del ave en
la ventana, hicieron que Sarah entrara en pánico, cuando de repente, la
ventana cedió ante una fuerte ventisca abriéndola de par en par, dando
paso al ave rapaz que surcaba el cieloraso de la habitación como
anunciando la llegada de una imponente figura de un hombre vestido de
blanco y una enorme capa blanca, era Jareth, el Rey de la tierra de
Laberinto, quien hacía su aparición.
Sarah: Es usted, verdad?, Usted es el Rey de los duendes. Quiero
que me devuelva a mi hermano, por favor, si no le importa.
Jareth: Lo dicho, dicho está.
Sarah: Pero no lo dije en serio.
Jareth: Oh, no lo dijiste en serio?
Sarah: Por favor, dónde está?
Jareth: Sabes muy bien donde está.
Sarah: Por favor, tráigalo de vuelta. Por favor!
Jareth: Sarah… Quédate en tu cuarto... juega con tus juguetes y tus
disfraces... Olvídate del bebé.
Sarah: No puedo.
Jareth: Te he traído un regalo.
Sarah: Qué es?
Jareth: Es una bola de cristal... Sólo eso. Pero si tú la giras así y miras
adentro de ella… Te enseñará tus sueños.
Pero no es un regalo para una chica ordinaria que cuida a un
bebé llorón. La quieres?

** Sarah no dice nada de aquel obsequio, sólo lo mira a él con una


mirada suplicante.
Jareth: Entonces olvídate del bebé.
Sarah: No puedo. Le agradezco lo que intenta hacer por mí pero quiero
a mi hermano de vuelta. Debe estar muy asustado.
Jareth: Sarah…! Shhh!.. (suavemente) No me desafíes!
** En eso los duendes se asoman desde distintas partes de la habitación
y comienzan a reírse burlonamente de la reacción de la chica, quién al
voltearse, se callan y vuelven a esconderse.
Jareth: No eres rival para mí.
Sarah: Pero debo recuperar a mi hermano.
Jareth: Él está ahí, en mi castillo.

** Haciéndose a un lado, Jareth le muestra a la joven un paisaje


conocido, el reino de Laberinto. Al salir al balcon, él le señala el
impresionante castillo en el centro del mismo. Sarah se percató de que
en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban en las afueras del reino.
Jareth: Sigues queriendo ir por él?
Sarah: Es ese el castillo que está más allá de la Ciudad de Los Duendes?
Jareth: Da la vuelta, Sarah. Da la vuelta antes de que sea muy tarde.
Sarah: No puedo. No comprende que no puedo?
Jareth: Oh, qué pena!
Sarah: *(Suspira) No parece muy lejos.
Jareth: Es más lejos de lo que crees. Tendrás muy poco tiempo.

** Con un movimimento de su muñeca, Jareth hace aparecer un enorme


rejoj labrado con la peculiaridad de que marcaba 13 hora y no 12, en el
cual Jareth se dispone a manejar el tiempo a su conveniencia.
Jareth: Tienes 13 horas para resolver el laberinto… Antes de que tu
pequeño hermano se convierta en uno de nosotros…
Para siempre!
Qué lástima!

** Y la imagen se Jareth se desvanece en el aire. Luego de unos


instantes, Sarah se decide a dirigir sus pasos hacia el laberinto.

Sarah: El Laberinto, desde aquí no parece tan difícil. Bien, vamos, pies
míos!

**Sarah se dispone a avanzar con rumbo hacia el laberinto para rescatar


a su hermano.

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SARAH ENCUENTRA A HOGGLE EN LA ENTRADA AL LABERINTO.
** Al llegar al pie de la muralla, la joven se topa con una escena un tanto
incómoda: Había un enano orinando en el brocal de una fuente cercana al
muro, ella lo interrumpiendo a éste singular personaje de sus asuntos
personales...
Sarah: Disculpe?
Hoggle: Ay, discúlpame!?... Oh, eres tú!
Sarah: disculpe, pero necesito atravesar éste laberinto. Puede
ayudarme?

** Luego de acomodarse los pantalones, el enano continuó con la tarea


en la que estaba ocupado mucho antes de que las ganas le avisaran de su
necesidad, y simplemente la ignoró.
Sarah: Disculpe!
Oiga, es usted horrible!

Hoggle: No lo soy... Soy Hoggle. Tú quién eres?


Sarah: Sarah.
Hoggle: Ah, Eso pensé.
Sarah: Sabe dónde está la puerta del laberinto?
Hoggle: Quizá.
Sarah: Dónde Está? *(Hoggle la seguía ignorando) He dicho en que
dónde está?
Hoggle: En dónde está qué?
Sarah: La puerta. *(Insistente y desesperada).
Hoggle: Qué puerta?
Sarah: *(En tono de frustración) Es inútil preguntarle lo que sea.
Hoggle: No, si haces las preguntas correctas.
Sarah: Cómo entro en el laberinto?

** Hoggle se detiene súbitamente de sus labores.

Hoggle: Aaaah, eso está mejor!

** Hoggle camina hacia Sarah, haciéndola retroceder.


Hoggle: Se entra por ahí.
** Sarah queda asombrada de la entrada con aquellas enormes y
pesadas puertas que estaban justo delante de ella y que acababa de
pasar. Éstas se abrieron con un estruendo de sus bizagras oxidadas por
la falta de uso.
Hoggle: De veras vas a entrar ahí, verdad?
Sarah: Sí. Me temo que debo hacerlo.

** Sarah camina hacia el interior con cierto temor a lo desconocido.


Hoggle: Encantador, verdad? Ja, ja, ja…

** Sarah se asusta ante el comentario de Hoggle, quien se ríe


burlonamente cuando la chica brincó por lo mismo.
Hoggle: Bien, para dónde te vas a ir? A la izquierda o a la derecha?
Sarah: Ambas direcciones se ven igual.
Hoggle: Pues no llegarás muy lejos.
Sarah: En qué dirección iría?
Hoggle: Yo? Yo no iría a ninguna dirección.
Sarah: (Enojada)Si así es como me va a ayuda, puede marcharse.
Hoggle: Sabes cuál es tu problema? Das muchas cosas por asentadas.
Éste laberinto por ejemplo, aunque consigas llegar al centro,
jamás saldrás de él.
Sarah: Esa es su opinión.
Hoggle: Pues es mucho mejor que la tuya.
Sarah: Gracias por nada, Hogwart.
Hoggle: Grrr, Es Hoggle! Y no digas que no te avisé.
** Hoggle se retira de la escena muy disgustado, cerrando de un mágico
manotazo aquellas las pesadas puertas.
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SARAH RECORRE EL LABERINTO

**Sarah comienza su recorrido por el laberinto intentando hallar una


puerta entrada que la conduzca hacia otro corredor pero el camino sigue
y sigue y empieza a sentir la frustración de que es un solo corredor, le da
miedo y grita de frustración, dejándose caer contra la pared para
recobrar el aliento.
Sin quererlo se sentó justo donde un pequeño gusano estaba tomando el
fresco.
Gusano: Aló!
** Sarah estaba sumamente sorprendida al ver de dónde venía la
vocecita que la estaba saludado.
Sarah: Usted dijo “Hola”?
Gusano: No, dije “Aló”, pero supongo que es lo mismo.
Sarah: Eres un gusano, verdad?
Gusano: Sí, exacto.
Sarah: No sabrías de casualidad el camino por éste laberinto?
Gusano: Quién? Yo? No, sólo soy un gusano.
Sarah: Oh.
Gusano: Entra a conocer a mi esposa.
Sarah: No, gracias, pero debo resolver éste laberinto. Pero no hay giros,
aperturas, ni nada, sólo sigue y sigue!
Gusano: No te estás fijando bien. Está lleno de aperturas, pero no las ves.
Sarah: Dónde están?
Gusano: Hay una ahí mismo. Está justo delante de ti.
Sarah: No, no hay.
Gusano: *(Insistente) Ven adentro a tomarte una taza de té.
Sarah: P-pero no hay una apertura.
Gusano: Claro que sí! Intenta atravesarla. Comprenderás lo que quiero
decir. Adelante!
Sarah: Es una pared. Es imposible atravesarla.
Gusano: Las cosas no son siempre lo que parecen en éste lugar. Así que
no puedes dar nada por hecho.
** Sarah con algo de desconfianza intenta pasar por la pared tratando de
tocarla pero al ir avanzando se va dando cuenta de que ahí estaba un
pasillo perfectamente camuflado entre unas plantas y al ver que existía
éste pasaje, sintió un gra alivio.

Sarah: Gracias! Eso ha sido de gran ayuda.


Gusano: Oye, espera! No vayas por ahí.
Sarah: Como?
Gusano: He dicho que no te vayas por ahí. Nunca vayas por ahí.
Sarah: Ah, gracias! *(Y se va por la derecha).
Gusano: Si llega a seguir por ahí, hubiese llegado derechito al castillo.

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JARETH Y SUS DUENDES EN EL CASTILLO
**Jareth y su séquito de duendes se hallan en el salón del trono, Todos
hablando, parloteando, haciendo travesuras y tonterías, unos bebiendo y
comiendo y otros tratando de calmar el llanto de Toby.
Cuando de repente, un impaciente Jareth se levanta de su trono y camina
hacia donde está el bebé.

Jareth: Silencio!... Es un bebé duende… ja, ja, ja…

** los duendes parecen no entender lo que dijo, quedan atónitos.

Jareth: …Y bien? *(Todos ríen).

** Sintiéndose muy seguro de sí mismo, Jareth camina hacia el reloj con


el bebé en brazos, lo levanta como un preciado trofeo y sonriendo le
dice...

Jareth: En 9 horas y 23 minutos… tú serás mío!

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LAS PUERTAS DE LA VERDAD Y LA MENTIRA

**Sarah llevaba mucho rato caminando, tratando de encontrar un


camino que la lleve hacia el centro del laberinto, pero siendo una chica
muy inteligente, iba marcando los mosaicos del piso o de alguna pared
para no perderse.

Sarah: Llevo mucho tiempo caminando y no encuentro la salida y lo


peor es que alguien ha estado cambiando mis marcas, éste lugar
es horrible. No es justo!
Puerta Roja: Exacto. No es justo.
*(Ríen ambas puertas burlonamente).

** Responde una de las peculiares puertas que dicen La Verdad o La


Mentira, lo cual sorprende a Sarah ya que hacía unos instantes no se
encontraban ahí.
Puerta roja: Pero aún no has visto nada.
Sarah: Ésto era una pared hace un momento.
Puerta Azul: No, y la pared está detrás de ti, tampoco.
*(Ríen burlonamente).
** Sarah se da la vuelta y comprueba que había una pared donde antes
no estaba y eso la asusta.
Sarah: No hace más que cambiar. Qué puedo hacer?
Puerta Roja: La única forma de salir es a través de una de éstas puertas.
Puerta Azul: Una de ellas te lleva al castillo, en el centro del laberinto y la
otra te lleva a… *(REDOBLE VOCAL)
…Una muerte segura.
Sarah: Cuál es cuál?
Puerta Roja: No podemos decirte.
Sarah: Por qué no?

**(Ambas puertas se miran y responden).


Puerta Roja: No lo sabemos. Pero ellos sí.
Sarah: Entonces le preguntaré a ellos.
Puerta Azul: No puedes preguntarnos a los dos. Sólo a uno de nosotros. Son
las reglas y debo advertirte de que uno de nosotros siempre dice
la verdad y el otro siempre miente. Eso también es una regla. Él
siempre miente.
Puerta Roja: No es cierto, Yo digo la verdad.
Puerta Azul: Oh, qué mentira! *(Ambos se ríen). Él es el mentiroso.

** Sarah se acerca a la Puerta Roja.

Sarah: De acuerdo, Conteste Sí o No.


Él me diría que esta puerta lleva al castillo?

** La puerta Roja lo piensa por un momento antes de responder, estaba


algo confundido ante la conclusión de la jóven.
Finalmente contesta...
Puerta Roja: Sí.
Sarah: Entonces la otra puerta lleva al castillo y ésta puerta lleva a una
muerta segura.
Ambas puertas: OOOOH!
Puerta Roja: Cómo lo sabes? Él Podría estar diciendo la verdad...
Sarah: …Pero entonces usted, no. Así que si me dice que él dijo que sí,
sé que la respuesta es “no”.
Puerta Roja: Pero, y si digo la verdad?
Sarah: Entonces, él estaría mintiendo. Si me dice que éll dijo que sí, sé
que la respuesta seguiría siendo “no”.
Puerta Roja: Espera un momento. Acaso tiene razón? *(Le pregunta a la
Puerta Azul).
Puerta Azul: No lo sé. Nunca lo he comprendido. *(Ambas puertas ríen
apenadamente).
Sarah: No, Yo tengo la razón. Lo he solucionado. Antes no hubiese sido
capaz. Creo que me estoy volviendo más lista. Esto es muy fácil!

** La puerta se cierra detrás de Sarah e inmediatamente se escucha su


grito cayendo hacia las mazmorras.

Justo en ese momento, Jareth se sonríe complacido del fracaso de la


chica, pues estaba espiándola con una esfera que todo lo ve.
Jareth: Está en el Oubliette. (mazmorra).
* Los duendes se ríen burlonamente.
Jareth: Cállense! Ella no debería haber llegado hasta ahí. Ya debería
haberse rendido.
Spürgüs: Nunca se rendirá.
Jareth: No? El enano está a punto de llevarla de nuevo hasta el principio.
Se rendirá cuando vea que tiene que empezar todo de nuevo.
*(se ríe pero los duendes, no).
Bueno, ríanse.
* Los duendes vuelven a reírse burlonamente.
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EN LAS MAZMORRAS
** Mientras tanto, en las mazmorras, se escucha a Sarah caer al final del
túnel, estaba en una oscur o y reducido e intenta ponerse de pie para
buscar una salida, cuando de repente, escuchó un ruido que la puso en
alerta.
Sarah: Quién está ahí?
Hoggle: Yo.
Sarah: Oh, es usted…
Hoggle: Oh, bueno, sí… Sabía que te meterías en problemas en cuanto te
conocí… Así que he venido a darte una mano.

** Hoggle nota que Sarah estaba mirando a su alrededor, tratando de


averiguar dónde se hallaba la salida.
Hoggle: Ah, estás mirando alrededor tuyo, verdad? Supongo que
habrás notado que no hay puertas. Sólo es un agujero. Ésto
es el Oubliette, es una mazmorra. El laberinto está lleno de
ellas.
Sarah: De veras? No lo sabía. *(con sarcasmo).
Hoggle: No te hagas la lista. Ni sabes lo que es una mazmorra.
Sarah: Y usted?
Hoggle: Sí, es un lugar donde encierras a las personas para olvidarte de
ellas.
Ahora lo que tienes que hacer es salir de aquí y da la casualidad
de que conozco un atajo para salir del laberinto desde aquí
mismo.
Sarah: No, no me voy a rendir ahora, he llegado demasiado lejos. *(Con
desánimo) No, lo estoy haciendo bien.
Hoggle: Oh, claro que sí, pero a partir de ahora será mucho peor.
Sarah: Por qué se preocupa tanto por mí?
Hoggle: Yo?... bueno, me preocupo, es todo. Eres una chica linda y joven
atrapada en una mazmorra negra y horrible
Sarah: Le gusta la joyería, verdad?
Hoggle: *(agarra su bolsita de joyas) P-por qué?
Sarah: Si me ayuda a solucionar el laberinto, le daré esto.

** Se saca una pequeña pulsera de plástico de la muñeca y se la enseña


a Hoggle, a quién al parecer le atraían sus brillantes colores...

Sarah: Le gusta, verdad?


Hoggle: Mmmh, no esta mal.
Sarah: Ah, de acuerdo.

** Se guarda la pulsera en su bolsillo, Hoggle ansioso no quiere perder


tan fina alhaja.
Hoggle: Sabes qué? Dame la pulsera y te enseñaré a salir del laberinto.
Sarah: Eso iba a hacer de todas formas.
Hoggle: Sí, bueno, por eso sería un gesto muy lindo de tu parte.
Sarah: Sabe qué? Si no me lleva hasta el centro, lléveme lo más lejos
que pueda y después seguiré sola, hecho?
Hoggle: Qué es eso de todas formas?
Sarah: Plástico.
Hoggle: Wow! No prometo nada pero te llevaré lo más lejos que pueda,
después seguirás sola, de acuerdo?
Sarah: De acuerdo.
** Y le pone la pieza de plástico en la muñeca a Hoggle, quien mira su
nueva adquisición con mucha fascinación.

Hoggle conduce a Sarah por la salida de la mazmorra, ambos logran salir


pero apenas han alcanzado la salida cuando se topan con un mendigo
con un extraño sombrero y que tenía sobre sus hombros un harapiento y
sucio trapo, éste les pregunta de manera muy peculiar.
Mendigo: Aaah, pero qué tenemos aquí?
Hoggle: *(Asustado) N-nada.
Mendigo: Nada? Nada? NADA?

** Se levanta mientras se despoja de su camuflado atuendo,


cuestionando al enano y revelando su identidad, era Jareth.
Hoggle: Su Majestad, qué agradable sorpresa!
Jareth: (Sereno) Hola, Hedgewart.
Sarah: Hogwart. *(Corrigiendo).
Hoggle: Hoggle!
Jareth: Hoggle, es posible que estés ayudando a ésta muchacha?
Hoggle: Aaaaaayudando? En qué sentido?
Jareth: En el sentido de que la estás llevando hacia el castillo.
Hoggle: No, no, la estaba llevando de regreso al principio, Su Majestad.
Sarah: Qué?
Hoggle: Le dije que iba a ayudarla a resolver el laberinto, un pequeño
engaño de mi parte, pero en realidad…

** Mientras Hoggle intentaba explicar el motivo de su extraño


comportamiento y por qué Sarah estaba con él recorriendo los pasillos de
las mazmorras, Jareth pudo notar una peculiar alhaja en la muñeca de
éste.
Jareth: Qué es esa cosa de plástico que llevas en la muñeca? *(irónico).
Hoggle: *(Escondiendo su muñeca) Ah, esto!
*(Señalando, comienza a balbucear palabras incoherentes).
Cielos, de dónde salió esto?
Jareth: Higgle…
Hoggle: Hoggle. *(Corrigiendo).
Jareth: Si pensara por un momento que me estás traicionando, me vería
obligado a suspenderte boca abajo en la Ciénega que Apesta.
Hoggle: No, Majestad! No en la Ciénega que apesta! *(Llora suplicante,
abrazando la pierna de Jareth).
Jareth: Oh, si Hoggle! *(Lo patea). Y tú, Sarah? Te está gustando mi
laberinto?
Sarah: Es muy fácil. *(Retadora y segura de sí misma).
Jareth: De veras? Entonces, qué tal si subimos la apuesta?

** Con un mágico movimiento de muñeca, Jareth hace aparecer el


enorme reloj , al cual lo hacer moverse varias horas, restándole tiempo a
la chica.
Sarah: No es justo!
Jareth: Dices eso tan a menudo. Me pregunto con base a qué lo dices?
Así que dices que el laberinto es muy fácil, verdad? Bien, veamos
cómo te las arreglas con esto.

** Lanzando un conjuro, los lleva hacia otra parte del laberinto, Sarah y
Hoggle se dieron cuenta que estaban en un camino totalmente
desconocido.

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LUDO
** Luego de estruendoso destello que los deslumbró, Sara y Hoggle se
encontraban caminando por uno de los corredores del laberinto.
Hoggle: Ah! Conozco éste pasillo, sígueme!
Sarah: Cómo puedo fiarme de usted ahora que sé que me llevaba de
regreso al principio?
Hoggle: No hacía eso. Le dije que te llevaba de regreso para despistarlo.
Sarah: Hoggle, cómo puedo creer cualquier cosa que me diga?
Hoggle: Bueno, déjame decírtelo de ésta manera: Qué otra elección
tienes tú?
Sarah: *(Luego de pensarlo por un momento). Tiene razón.
Hoggle: Verás, tienes que comprender mi posición, soy un cobarde y
Jareth me da miedo.
Sarah: Qué clase de posición es esa?
Hoggle: Ninguna. Es lo que quiero decirte. No serías tan valiente si
hubieras olido alguna vez la Ciénega que Apesta. Es… Es… agh!
Sarah: Es lo único que hace? Oler mal?
Hoggle: Créeme, es suficiente pero lo peor de todo, es que con sólo
meter un pie en la Ciénega apestarás el resto de tu vida. El olor
nunca desaparece.
Ah, hemos llegado, desde aquí, seguirás sola. Se acabó.
Sarah: Espere un momento, creía que eras mi amigo.
Hoggle: No te prometí nada. Te dije que te llevaría lo más lejos posible…
Por qué dijiste que era tu amigo?
Sarah: Porque lo eres. No serás un gran amigo, pero eres el único que
tengo aquí.
Hoggle: Espera, no oyes algo?
Sarah: No, nada.
Hoggle: Tu amigo… Me agrada. Nunca había sido amigo de nadie.

** En eso se oye un rugido que los hizo petrificarse del susto.


Hoggle: Adiós!!!
Sarah: Oye, espera. Eres mi amigo o no?
Hoggle: No! Hoggle no es amigo de nadie. Se preocupa por sí mismo,
como todo el mundo. Hoggle es amigo de Hoggle. *(Y se va).
Sarah: Hoggle, eres un cobarde!
Pues yo no tengo miedo. Las cosas no son siempre lo que
parecen en éste lugar.

** Sarah camina por el pasillo esperando tomar el coraje necesario


según sus propias palabras.

Al ir avanzando, las rodillas le temblaban más de lo debido pero la


determinación de llegar al centro del laberinto y rescatar a su pequeño
hermano, era aún más grande que el miedo que le daba el escuchar esos
escalofriantes rugidos.

Al final de un corredor se encontró con un enorme troll nocturno de


grueso pelaje rojizo, atorado en la trampa que algún travieso goblin
había puesto y que al parecer había olvidado, estaba colgado de cabeza,
intentando por todos los medios de zafarse de ésta, cuando se percató de
la presencia de Sarah.
Sarah: Ya basta! *(Ludo se calló).
Es ésa la forma de tratar a alguien que intenta ayudarte? No
quieres que te ayude?
Ludo: Ludo salir.
Sarah: Ludo? Es ese tu nombre?
Ludo: *(Ludo asintió con la cabeza). Ludo. *(Confirmó
lastimeramente).
Sarah: Me pareces una bestia tan simpática.
Bueno, espero que seas lo que pareces ser.
Aguanta. te soltaré. Sólo un momento.
** Sarah intenta deshacer el nudo de la trampa, hasta que lo logra, la
enorme criatura cae aparatosamente de la trampa, trata de sentarse y
cae de bruces a los pies de la joven.
Sarah: Lo siento *(Lo ayuda a pararse). Ludo, estas lastimado?
Ludo: Amiga?
Sarah: Así es, Ludo. Soy Sarah.

** Ludo se levanta, se estira y del gusto intenta darle un abrazo a su


nueva amiga.
Sarah: Espera, quiero preguntarte algo, ludo.
Ludo: Qué?
Sarah: Necesito llegar al castillo en el centro del laberinto. Sabes el
camino?

** Ludo se toma un pequeño tiempo para pensar y se voltea con


entusiasmo para dar su respuesta.
Ludo: No.
Sarah: Tú tampoco lo sabes, eh?. Bueno, caminemos y es posible que
hallemos el camino juntos.

** Sin embargo Ludo tenía miedo de andar por esos parajes.

Sarah: Ludo, qué pasa? Tienes miedo? Ven, Dame tu mano. No


puedo creer que una criatura tan grande como tú tenga miedo
de andar por aquí.

** Tan sólo por un momento, Sarah le suelta la mano a Ludo y es


entonces que en un abrir y cerrar de ojos, el suelo se aabrió, tragándose
a Ludo, había caído en otra trampa.

Sarah: *(Angustiada) Ludo? Ludo, Dónde estás? Ludo? Hoggle,


ayúdame!

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EL DURAZNO ENVENENADO Y LOS FIREY GANG
** Lejos de ahí, un malhumorado Hoggle oye la voz de Sarah a lo lejos.

Hoggle: Muchachita necia, se perderá!

** Otra vez se oye su voz a lo lejos, angustiado intenta regresar pero al


darse la vuelta...
Hoggle: Ya voy, Sarah.
Jareth: Vas a alguna parte?
Hoggle: B-b-bueno, la chica logró zafarse de mí pero acabo de oírla ahora
mismo, así que estaba a punto de llevarla de nuevo al principio,
como me dijo.
Jareth: Ya veo. Por un momento creí que ibas corriendo a ayudarla. Pero
no, No después de mis advertencias.
Hoggle: Eso sería una estupidez! Ayudarla yo??? Después de sus
advertencias? *(Se ríe fingidamente). Upps!
Jareth: Cielos, pobre Hoghead.
Hoggle: Hoggle.
Jareth: Tengo un mejor plan! *(Saca algo de su traje y lo lanza a las
manos de Hoggle). Dale esto.
Hoggle: Qué… es esto? Un durazno?.
Jareth: Es un regalo.
Hoggle: No lastimará a la chica, verdad?
Jareth: Por qué te preocupas por eso?
Hoggle: No haré nada para lastimarla.
Jareth: Vamos, vamos, Hogbrain. Me sorprende que pierdas la cabeza
por una chica. No creerás que una jovencita podría gustarle un
enano sarnoso y repulsivo como tú, verdad?
Hoggle: Bueno, dijo que éramos…
Jareth: Compañeros del alma? Amigos? *(Con desdén).
Tú le darás eso o te envío derechito a la Ciénega que Apesta
antes de que puedas decir muuu!
Hoggle: Está bien, de acuerdo.
Jareth: Y, hoggle si alguna vez ella te besa, te convertiré en príncipe…
Hoggle: Me… me.. de verdad?
Jareth: Sí, en el príncipe de la Ciénega que Apesta! *(Se ríe burlándose
de la desdicha del enano).

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LA PANDILLA DE LOS FIREY
** Mientras tanto, en otra parte del laberinto, Sarah se encuentraba
caminando sola por un oscuro paraje de bosque, buscando a su recién
desaparecido amigo, Ludo.
En un sendero apena visible en la arboleda, se empiezan a escuchar
ruidos extraños, risitas de seres traviesos que estan al acecho.

Sarah: Ludo? *(Oye un ruido muy extraño). Qué es lo que sucede?

** De atras de un gran roble, salta una de éstas criaturas, se trataba de


los Firey, una pandilla de peludos diablillos rojos. Éstos tienen una
habilidad retorcida dejugar con las extremidades de sus cuerpos, así
como de compartir cabezas, sin importar si son suyas o la de alguien
más. Comienzan a danzar y a brincorrotear alrededor de la chica,
incomodándola con su inquieto jugueteo.
Sarah: Déjenme ir!
FIREY 1: Oigan, vamos a sacarle la cabeza para que juegue igual que
nosotros!
FIREY 2: Sí, igual que nosotros!

** Sarah reacciona y comienza a sacarles la cabeza aventándolas hacia


diferentes direcciones para que se entretengan buscandoleas y así poder
huir.
FIREY 3: Oye, esa es su cabeza, sólo puedes jugar con la tuya!
FIREY 4: Deténganla!

** Cuando los Firey la intentan atrapar, aparece Hoggle quién toma a


Sarah de la mano para esconderse en un agujero cercano al muro del
laberinto, los Firey pasan de largo si verlos siquiera.

Sarah: Hoggle, viniste a ayudarme!

** Sarah corre a abrazarlo para darle un beso y agradecerle por su


ayuda.

Hoggle: No me beses! No me beses! No meeeeee…..

** Pero ya es tarde, Sarah le planta un beso en la mejilla y es entonces


cuando las cosas se vuelven “terriblemente apestosas”.
El suelo se abre y ambos deslizan por un tobogán hasta aterrizar en un
llano donde todo, absolutamente todo apestaba
Sarah: Por todos los cielos! AAgh! Qué esa peste?
Hoggle: Es… Es… Es la Ciénega que Apesta!
Sarah: Nunca he olido nada parecido. Huele como …
Hoggle: No importa a qué huele *(Le interrumpe). Es la Ciénega que
Apesta. Ayúdame!
Por qué tuviste que hacer eso?
Sarah: Qué cosa? Qué quieres decir?
Hoggle: Me besaste!
Sarah: No pretendas hacerte al duro, sé que regresaste para ayudarme
y sé que eres mi amigo.
Hoggle: No volví y no soy tu amigo. Sólo regresé… porque sí. Ah! Y para
darte…
Sarah: Darme qué?

** En ese instante, Hoggle tropieza y antes de caer en la Ciénega, Sarah


lo toma de la mano para evitar una terrible calamidad cuando en ese
momento, otra mano la sujeta a ella, era Ludo.
Ludo da un tremento tirón y los 3 caen de bruses al suelo.
Sarah: Ludo!
Ludo: Oler mal! *(Quejándose).
Sarah: Dónde está Hoggle?

** Con el ajetreo y el intento de rescate, no se había percatado de que


Hoggle yacía justo debajo de las posaderas de Ludo.

Hoggle: Quítenmelo de encima!

** Sarah ayuda a Ludo a pararse a la vez que intenta calmarlo, Hoggle


logra liberarse y tomar aire.
Sarah: Oh, no, está bien. Él es Ludo. También es amigo mío.
Hoggle: Es tu… amigo también???
Ludo: Oler mal! *(Tapándose la nariz por la peste).
Sarah: Tienes razón! Oh, miren! Ahí hay un puente. Vamos!

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SIR DIDYMUS
** Sarah, Hoggle y Ludo se encaminan hacia el puente.
Hoggle: Cuidado, si pisas esa porquería, apestarás para siempre!
Sir Didymus: Hey!, Alto! *(Interponiéndose en su camino) Alto he dicho!
Sarah: Por favor, necesitamos cruzar.
Sir Didymus: Nadie puede cruzar sin permiso mío.
Sarah: Por favor, me queda muy poco tiempo!
Hoggle: Tenemos que salir de ésta pestilencia!
Ludo: Oler mal! *(Quejándose).
Sir Didymus: Peste??? De qué Habláis??? *( sonido de oler con la nariz).
No huelo nada.
Hoggle: Debe estar bromeando.
Sir Didymus: No, mi señor. Vivo por mi sentido del olfato. *(Respira hondo)
Aaah! El aire es dulce y aromático y nadie puede pasar sin
permiso mío!!!
Ludo: Oler maaaaaaaal!!!!! *(Quejándose).
Hoggle: Apártese de mi camino!
Sir Didymus: Os lo advierto, he jurado cumplir con mi deber!

** Ludo al ver la acción beligerante de Sir Didymus, se le deja ir encima,


situación que Hoggle aprovecha para cruzar corriendo por el puente.

Sir Didymus: Escuchad, no quiero lastimaros! Soltad mi bastón!

** Ludo y Sir Didymus se enfrascan en una desigual lucha para obtener


el poder de cruzar el puente. Por su tamaño, Sir Didymus podía pasar
entre las piernas de Ludo pero éste, daba unos manazos que fácilmente
podían derribar un árbol.
Hasta que en cierto momento, Sir Didymus se esconde en una raíz hueca,
a la vez que Ludo golpea el mismo sitio donde se escondió el intrépido
paladín, creyendo que lo había acabado.
Sir Didymus: Suficiente!. Antes de hoy, jamás había encontrado a mi igual en
un combate. Sin embargo, éste noble caballero ha conseguido
dejarme paralizado.
Sarah: Estás bien, Ludo?
Ludo: Oler maaaaal!!! *(Quejándose).
Sir Didymus: Sir Ludo, si ése es vuestro nombre, Yo, Sir Didymus, me rindo
ante vos. Vamos, seamos hermanos de ahora en adelante y
luchemos por la justicia como uno solo!
** Se dan la mano.
Ludo: Ludo tener hermano.
Sir Didymus: Bien dicho, Sir Ludo.
Sarah: Muy bien, Vámonos.
Sir Didymus: Un momento! *(Interponiéndose otra vez en su camino).
Olvidáis mi juramento sagrado, mi señora. No puedo dejarle
pasar.
Sarah: Pero si dijo que Ludo era su hermano.
Sir Didymus: He prestado juramento y debo defenderlo hasta la muerte.
Ludo: Oler maaal!!!
Sarah: Ok, seamos lógicos: Qué ha jurado exactamente?
Sir Didymus: He jurado por mi vida que nadie pasará por aquí sin permiso
mío.
Sarah: Bueno… Nos da su permiso?
Sir Didymus: Bueno, Yo… *(Lo piensa por un instante) …SÍ!
Sarah: Gracias, noble caballero.
Sir Didymus: Encantado, mi señora.

** Sir Didymus hace una reverencia cediédoles el paso.


Ahora Sara, Ludo y Sir Didymus comienzan su recorrido cuando Hoggle
los alcanzó a medio camino.
Sarah: Hoggle, dónde estabas? Creí que nos habías abandonado.
Hoggle: No, Es que… Es que me desesperó que el guardia no nos dejase
pasar y quise… adelantarme y creí que ustedes venían detrás de
mí.
(Se escucha el sonido de rugir de un estomago).
Sir Didymus: Ludo, ese fue tu estómago o fue el mío?
Ludo: Hambre.
Sarah: Sí, pero ahora no podemos detenernos. Quizá podamos
encontrar unas moras o algo así.

** Hoggle saca el durazno envenenado que Jareth le dió y que debe


entregar a la chica, duda en hacerlo.
Hoggle: Em,… Sarah.
Sarah: Si?
Hoggle: Ten éste durazno, es para tí.
Sarah: Oh, Hoggle. Gracias! Me has salvado la vida.
** Sarah le da un gran mordisco al durazno, pues el hambre era mucha y
no podía esperar más, al ver la escena, Hoggle cambia la mirada a otra
parte, pues la vergüenza del crimen que acababa de cometer era grande.
La chica, al morder la fruta nota algo raro en su sabor, eso la hace
también sentirse rara, mareada.
Sarah: Esto sabe muy raro... Qué has hecho?... Todo me da... vueltas.
Hoggle: Maldito seas, Jareth… y maldito yo también.

** Hoggle huye asustado por lo que acaba de hacer. Sarah comienza a


caminar tambaleante, sintiendo que una alucinación comienza a tener
forma delante suyo y se volviese real.

Todo gira en torno a un gran baile de salón, todo estaba finamente


decorado y era hermoso pero ésto no le quitaba lo alucinante, Sarah
reacciona en el ensueño y rompe con el hechizo, volviendo todo a la
normalidad, apareciendo ella tirada en un lote baldío, sobre un montón
de basura en el Gran vertedero en las afueras de la Ciudad de los
Duendes.
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LA CIUDAD DE LOS DUENDES
** Sarah despierta del encantamiento, tratando de ubicar dónde se
hallaba.
Sarah: Qué hacía...?

** Comienza a incorporarse y trata de levantarse apoyándose de una pila


de cosas acumuladas cercana a ella.
Agnes: Aaaah! Quítate de encima mío! Por qué no miras por dónde vas,
jovencita? Mmmh?
Sarah: Sí estaba mirando. *(Respondió tratando de recordar a dónde
iba).

** Sarah se sorprendió al ver de donde venía la voz que le estaba


reclamando. Era Agnes, la vieja acumuladora de de desperdicios así como
de recuerdos y cosas inútiles que los otros deshechaban.
Agnes: Y adónde ibas?
Sarah: No lo recuerdo.
Agnes: No puedes ver por dónde vas si no sabes adónde vas!
Sarah: Buscaba algo.
Agnes: Pues ten algo. Es tu osito de peluche, lo recuerdas?
Sarah: Lancelot?... Muchas gracias.
Agnes: Eso es lo que buscabas. Verdad, querida?
Sarah: Sí, lo olvidé.
Agnes: Ahora, por qué no entras aquí y miras si hay algo más que
quieras? Mmmh?

** Agnes la conduce hacia un lugar cuartucho decorado exactamente


como su habitación, haciéndole creer que ella por fin, había vuelto a
casa. Sara queda sorprendida.
Sarah: Sólo era un sueño... Lo soñé todo, Lancelot.
Pero era tan real. Vayamos a ver si ya regresó papá, ok?

** Se levanta, va hacia la puerta y al abrir el paisaje era distinto, Agnes


con su montón de basura y recuerdos acumulados le cierra el paso.
Agnes: Será mejor que te quedes ahí adentro, querida. Sí! No hay nada
que quieras ahí afuera. No! (cambia la conversación). Vaya! Qué
tenemos aquí?
Sarah: Lancelot!? (asustada)
Agnes: Tu conejito de peluche. Te gusta tu conejito de peluche, verdad?
Sí! Aquí tienes. Ah! Ahí está Betsy Boo. Te acuerdas de Betsy
Boo, verdad?

** Agnes revisa y revuelve las pertenencias que Sarah tiene en la


habitación, entre más busca, más se las va entregando y acumulando
encima, intentando volverla como ella, una pila de objetos y recuerdos
acumulados.
Agnes: Bien, qué tenemos aquí? Qué es esto? Veamos. Oh, es un
estuche de lápices. Y tienes muchos de ellos. Aquí tienes
unas pantuflas. Ya sabes cómo te gustan.

** Justo en ese momento, Sarah se sienta frente al espejo mientras


Agnes le sigue acumulando cosas encima.
Agnes: Nunca quisiste que las tiraran. Ahí están. Muy bien! Bien, qué
más? Aaah, es caballito! Te encanta caballito, verdad, querida? Y
mira esto! Es un estuche de impresión. Esto sí que es un tesoro.
Quieres éste labial, verdad querida? Sí, sí adelante, póntelo.
Maquíllate.
Aquí está la querida Fofita. Seguro la querrás. Aquí tienes. Oh,
sí! Sí! Charlie el oso. Claro. Aquí lo tienes...
Sarah: Hay algo que estaba buscando…
** Sarah toma un libro de su tocador. Comienza a buscar entre sus líneas
aquello por lo cuál ella estaba en el laberinto y comienza a leer. Agnes
seguía en lo suyo.
Agnes: No digas tonterías. Todo está aquí. Todo lo que siempre te gustó
está aquí. Mira, aquí está tu tiendita de gomitas.
Sarah: “Atravesando peligros indescriptibles…
un sinfín de dificultades… He luchado por llegar hasta aquí, al
castillo… Más allá de la Ciudad de los Duendes…
Para recuperar a la criatura que me habéis robado.
Agnes: Aaah, Q-Qué ocurre, querida? No te gustan tus juguetes?
Sarah: Todo esto es basura.
Agnes: Qué tal, éste? Este no es basura, eh?
Sarah: Sí lo es! Debo salvar a Toby!

** Sarah se despoja de toda esa basura que agnes le acumuló encima y


que le impedía avanzar, y justo en ese instante entran al rescate Ludo y
Sir Didymus, entran en tropel al lugar, Agnes huye del lugar.
Sir Didymus: Mi señora! Estáis bien? Mi señora, gracias al cielo que por fin
estáis a salvo.
Sarah: Dónde estamos?
Ludo: Sarah regresar!!!
Sir Didymus: Mi señora, mirad! Ya casi hemos llegado! Esas son las puertas de
La Ciudad de los Duendes.
Sarah: Apurémonos. No tenemos mucho tiempo.
Sir Didymus: Sí, de acuerdo. *(Ludo asintió con la cabeza).

** Hoggle los había estado siguiendo, escondido estuvo entonces. Desde


su escondite se sintió aliviado de que nada malo le pasó a Sarah y a los
demás, pero a la vez se preocupó por lo que están por enfrentar en La
Ciudad De los Duendes.
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LA BATALLA EN LA CIUDAD DE LOS DUENDES

** Nuestros amigos ya estaban más cerca de la ciudad, cuando uno de


los guardias vigía se percató de que el pequeño grupo ya se encontraba
en las puertas de la ciudad y que ya estaban a punto de cruzarlas, así
que decidió avisarle al Rey Jareth.
Guardia: Su Majestad! Su Majestad!
Jareth: Qué?
Guardia: La muchacha… *(Trata de recuperar el aliento)
La muchacha que se comió el durazno y olvidó todo…
Jareth: Qué le ocurre?
Guardia: Ya está aquí con el monstruo, sir Didymus y el enano que trabaja
para usted.

** Jareth impactado por la noticia, se para de un salto de su trono.


Jareth: QUÉ??? *(Vocifera).
Guardia: Se dirigen hacia el castillo!
Jareth: Detenganla! Llama a los guardias, agarren al bebé y escóndanlo.
Deben detenerla. Hagan algo! Vamos, muévanse, muévanse!

** Todos en el castillo entran en un estado de alerta y comienzan a


dirigirse hacia la entada del castillo para defenderla de los invasores,
mientras Jareth les sigue gritando ordenes.

** Antes de entrar a la ciudad, Hoggle estuvo siguiendo al grupo, quería


advertirles de tener cuidado cuando estuvieran dentro.
Hoggle: Sarah! Espera! *(Tropieza y cae estrepitosamente).
Sarah: Hoggle! Volviste! Estás bien?

** Hoggle intenta incorporarse y sin mirar a Sarah a los ojos, le dice.


Hoggle: No te pido que me perdones. No me arrepiento de nada de lo
que hice. Jareth me obligó a darte ese durazno. No me importa
lo que pienses de mí. Ya te dije que era un cobarde y no me
interesa que seamos amigos.
Sarah: Pero volviste! Y por eso… Te Perdono, Hoggle.
Hoggle: Me… Me… De veras?
Sir Didymus: Y yo os elogio. Rara vez he visto tanto valor. Sois un enano muy
valiente,… Sir Hoggle.
Hoggle: Lo soy?
Los tres: Sí.
Ludo: Hoggle y Ludo amigos.
Hoggle: Lo somos. *(Se levanta). Bueno, qué estamos esperando?
Acabemos con esa rata que se llama a sí misma Jareth.
Todos: Sí, vamos! *(y se ponen en marcha al interior de la ciudad).

** Al entrar, todo estaba en silencio, ni un alma rondaba por las calles de


la ciudad.
Sarah: Bueno, creo que lo logramos.
Hoggle: Oh, dalo por hecho!

** Hoggle había hablado muy pronto, pues al sonido de un clarí de


batalla toda la infantería, caballería, artillería y demás ías, se estaban
apostando cerca del camino que conduce al castillo para impedir el paso
al valiente grupo.

Todo sucedió tan rápido en cuanto un comandante gritó: “ABRAN


FUEGO!”, La locura se desató por las calles y callejuelas de la Ciudad de
los Duendes. Sarah, Hoggle y Ludo quedaron separados de Sir Didymus,
quién por su propia naturaleza guerrera decidió enfrentar al enemigo.

Había gritos, cañonazos, estallidos, disparos, golpes, todo era demasiada


confusión, era difícil saber quién peleaba contra quién.

Sarah, Hoggle y Ludo se escondieron en una pequeña cabaña, donde los


duendes intentaban entrar a cualquier costo.

Ludo, temiendo por sus vidas, comenzó a aullar al viento. Un aullido tan
estremecedor que hizo cimbrar a la tierra.

Sir Didymus, estaba rodeado de un pequeño grupo de duendes de la


caballería, cuando el suelo comenzó a retumbar… Ludo había llamado a
las rocas, cosa que muy pocos sabían, Ludo es amigo de las rocas y las
rocas sus amigas, por eso él podía convocarlas.

Rocas de todos lo tamaños y formas irrumpieron en las callejuelas de la


ciudad, poniendo la contienda al parejo, cosa que aprovecharon Sarah y
sus amigos para avanzar hacia las puertas del castillo y ya en el camino,
Sir Didymus se les unió. Todos juntos ya eran una fuerza invencible.
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SARAH ENFRENTA A JARETH
** Ya en el castillo, el grupo se encontraba en el salón del trono y justo
encima del gran sillón, se hallaba un reloj colgando y marcaba tan sólo
unos pocos minutos antes de marcar las 13 horas del reto que Jareth
impuso.
Sarah: No! *(Mirando a su alrededor halló un pasillo) Sólo pudo ir por
ahí.
Hoggle: Entonces, adelante.

** Hoggle, Ludo y Sir Didymus quisieron acompañar a Sarah.


Sarah: No! Debo enfrentarme a él yo sola.
Sir Didymus: P-pero, Por qué?
Sarah: Porque así es como debe ser.
Sir Didymus: Bueno, pues si así es como debe ser, así es como debéis
hacerlo... Pero… Si nos necesitáis…
Hoggle: Sí. Por si nos necesitas…
Sarah: Los llamaré. Gracias, a todos.

** Sarah llega a un gran salón donde habían escaleras por doquier,


muchas de ellas no conducían a todos lados y a ninguna parte, al final
del salón se encontraba Jareth con Toby en sus brazos, Sarah corre hacía
ellos pero las escaleras intervienen, all subir a una ellos aparecían en
otra parte, al bajar todo había cambiado, así estuvo un momento hasta
que al final de una cornisa, Sarah decide alcanzarlos con un gran salto y
cerrando los ojos, lo hace.

Al abrirlos, descubre que sólo estaban ella y Jareth en espacio donde


todo parecía haberse detenido. Toby no estaba, sólo ellos dos para la
confrontación final.

Jareth tenía un semblante amenazador, lo que motiva a Sarah a


enfrentarlo con mayor firmeza y cautela.
Sarah: Dame al niño. *(Ordenándole).
Jareth: Sarah, te lo advierto. He sido generoso hasta ahora, pero puedo
ser cruel.
Sarah: Generoso? Qué has hecho que sea generoso?
Jareth: T o d o !!! Todo lo que has querido, lo he hecho.
Pediste que se llevaran al bebé. Me lo llevé…
Te acobardaste ante mí, te metí miedo…
Cambié el tiempo… He puesto al mundo de cabeza…
Y todo lo hice por tí. Estoy cansado de intentar satisfacer las
expectativas que tienes de mí. Eso no es ser generoso?

** Sarah lo mira fijamente y comienza a recitar las líneas del libro de


fantasía que solía leer, como conjurando un encantamiento.
Sarah: “Atravesando peligros indescriptibles y un sinfín de dificultades…
He luchado por llegar hasta el castillo, más allá de la Ciudad de
los Duendes… Pues mi voluntad es tan fuerte como la vuestra…
Y mi…
*(Jareth la interrumpe).
Jareth: Alto! Espera!
Mira, Sarah... Mira lo que te ofrezco... Tus sueños.

**Saca una esfera de cristal de entre sus ropas.


Sarah: “Y mi reino es tan grande…”
*(Continúa, Jareth la interrumpe otra vez).
Jareth: Pido tan poco. Sólo cae en mi engaño… Y podrás tener todo lo
que quieras.
Sarah: *(Intentando recordar sus líneas). “Mi reino es tan grande…?”.
Rayos! Nunca recuerdo esa frase.

** Jareth le sigue ofrciendo insistentemente la esfera.


Jareth: Sólo tienes que temerme, amarme, obedecerme… y seré tu
esclavo… *(Tratando de convencerla).
Sarah: “Y mi reino es tan grande…”
*(Se esfuerza por recordar y de pronto).
Sarah: “…Que no tenéis ningún poder sobre mí”.
“…No tenéis ningún poder sobre mí”.

** Al decir esto se rompe por completo el hechizo del tiempo que los
condujo hasta ese momento. Jareth, al igual que todos lo duendes
comienzan a perderse en un torbellino que hace que todo vuelva a ser
como era antes mientras retumban las 13 campanadas de reloj.

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EN CASA

** Ya en casa, todo había vuelto a la normalidad, Sarah estaba de pie


ante la cuna de Toby, quien yacía dormido, ella se sintió muy aliviada,
salió despacio y sin hacer ruido, se encaminó a su habitación cuando
escuchó el sonido de las llaves al abrir la puerta principal, los padres de
Sarah habían llegado a casa.
Christopher: Ya llegamos!...
Sarah, estás en casa?
Sarah: Sí, aquí estoy.

** Al darse la vuelta, Ludo y Sir Didymus se encuentran detrás de ella en


el reflejo de su espejo.
Ludo: Adiós, Sarah!
Sir Didymus: Recordad, mi bella señora, estaremos cerca si nos necesitáis…

** Replica Sir Didymus, apareciendo inmediatamente detrás de Ludo y


finalmente del otro lado, aparece Hoggle para despedirse.
Hoggle: Sí. Si nos necesitas… Por la razón que sea…
Sarah: …Y los necesito, Hoggle.
Hoggle: De veras?
Sarah: No sé por qué… Pero de vez en cuando, Por ninguna razón en
particular, los necesito. Los necesito a todos ustedes. Ya son una
parte en mi vida, aprendí cosas que nunca me hubiese podido
aprender de otro modo.
Hoggle: En serio!? Y…….y por qué no lo dijiste antes?

** En eso entra un desfile con los personajes que tomaron parte de ésta
extraordinaria aventura y todos juntos celebran, cantaban y bailaban, no
había travesuras, sólo alegria y celebración, era un festejo a la gran y
fabulosa idea de vivir la vida.

FIN

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