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La crisis del proyecto moderno desde el capital fetiche y la crítica

travestida 

Javiera Ortiz Quezada


Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile
Enfoques Críticos en Trabajo Social
Teresa Matus
11 de enero de 2021
I. Introducción

El desarrollo del sistema capitalista ha traído diversas consecuencias a nivel mundial,


siendo una de estas: la crisis del proyecto de la modernidad. Según afirma Matus (2017)
los ideales de la igualdad, fraternidad y libertad se han transformado en desigualdad,
individualización y dominación por consecuencia del modelo económico neoliberal. En
este sentido, Matus tiene un pensamiento más metafísico y frankfurtiano acerca del
problema de la modernidad y en “Una crítica travestida para enfrentar al capital” declara la
importancia del concepto de crítica travestida para desafiar al capitalismo y así superar la
crisis del proyecto de la modernidad. 

Por otro lado, la trabajadora social Marilda Iamamoto manifiesta que no hay post
modernidad y ve la crítica del pensamiento moderno desde la teoría de la alienación en
Marx. En “Trabajo social en tiempos de capital fetiche” (2008) se explica qué es el
concepto de capital fetiche, el cual se ha insertado y normalizado en la sociedad actual y
ha permitido el desarrollo y gran evolución de este sistema desigual y segregador en el
que vivimos, pues ha logrado esconder e ignorar todas las relaciones y problemas
sociales que trae detrás, siendo uno de los más revolucionarios: la cuestión social.

En este terreno, el siguiente trabajo tiene como objetivo comparar las visiones que tienen
estos dos enfoques -tanto marxista como frankfurtiano- y así responder a la siguiente
interrogante: ¿Cómo entender la crisis del proyecto de la modernidad desde el concepto
de crítica travestida y capital fetiche?

II. Desarrollo

En primer lugar, desde la mirada de Marilda Iamamoto, el enfoque mediante el cual ella
desarrolla el texto “Servicio Social en tiempos de Capital Fetiche”, es desde diferentes
teorías vinculadas con el hegelianismo y las diversas posturas de autores marxistas,
como lo son: Marx, Lukács y Gramsci (Matus, 2017. p. 257). La autora presenta al capital
fetiche como un concepto que ha facilitado el desarrollo de la crisis del proyecto moderno,
puesto que es un fenómeno que proviene del capitalismo. Iamamoto afirma que es un
concepto que se ha insertado y normalizado en la sociedad actual, debido a que se puede
ver a diario en el tipo de mercancía que compramos hoy en día. En este sentido, la
mundialización de la economía toma relevancia, pues los grupos industriales
transnacionales dirigen la economía mundial y son los causantes de que con el tiempo se
haya desarrollado una dominación social y política del capitalismo (Iamamoto, 2008, p.3).

Un claro ejemplo de esto es la sobrevaloración que se le da a ciertas empresas como:


Zara, H&M, Samsung, Apple, entre otras, las cuales han tomado un poder y han inculcado
una necesidad hacia el usuario a comprar sus productos de forma regular, pues son las
marcas las que han generado en las personas una dependencia al consumo y siempre
comprar “lo mejor”, “lo último”, “lo que demuestre que soy parte de la sociedad”.

Asimismo, Iamamoto declara que el capital fetiche esconde algo que la sociedad no
quiere ver, debido a que reconocer aquellas fallas le traería remordimiento por seguir
aquel modelo de consumismo. En otras palabras, Iamamoto (2008) afirma que a lo largo
de los años y gracias al desarrollo de la normalización de la producción capitalista e
industrial, el capital fetiche ha logrado esconder e ignorar todas las relaciones y
problemas sociales que trae detrás. En este sentido, la autora afirma que:
El capital aparece como si fuese capaz de crear “huevos de oro”, esto es, como si
el capital-dinero tuviese el poder de generar más dinero en el circuito cerrado de
las finanzas, independiente de la retención que hace de los lucros y de los salarios
creados en la producción. (p.4)

Mediante esta cita Iamamoto explica que el capital fetiche ha logrado que las personas
crean que la mercancía se hace por sí sola, y no reconoce lo que hay detrás de aquel
proceso de fabricación, exportación y venta. Al respecto, la autora explica que es por
causa del capital fetiche que surge la cuestión social, y por lo tanto “conduce a la
banalización de lo humano, a la descartabilidad e indiferencia frente al otro” (Iamamoto,
2008, p.18). En síntesis, plantea que la cuestión social es la expresión máxima del
capitalismo y el fetichismo capital, y por lo tanto, es la causa de los problemas que hasta
hoy en día siguen vigentes. Es por esta razón, que es importante que el trabajo social
tenga una formación bajo esta mirada, debido a que la profesión trabaja con quienes se
encuentran detrás del capital fetiche, y reclaman las deficiencias e injusticias de este.

El trabajo social nace como respuesta a todo lo que es la miseria, explotación, el


hacinamiento, etc., y por consiguiente a la cuestión social. Como bien afirma Iamamoto
(2008):

Los asistentes sociales trabajan con las múltiples dimensiones de la cuestión


social tal como se expresan en la vida de los individuos sociales, a partir de las
políticas sociales y de las formas de organización de la sociedad civil en la lucha
por los derechos. (p. 26)

La cita anterior permite confirmar que la fundación del trabajo social proviene de la lucha,
las injusticias y demandas de clases. Además, manifiesta que la cuestión social ha
adquirido nuevas configuraciones a lo largo del tiempo, y el trabajo social también va
respondiendo a aquellos cambios. Entonces, dependiendo de la postura desde la que
actúen los trabajadores sociales, es como se va a entender la cuestión social, ya que es
esta última finalmente la que ha formado a la profesión.

En segundo lugar, se encuentra la crítica travestida, la cual surge del deseo de


destrucción al capitalismo, por lo tanto, juzga al capitalismo, pero lo hace encubierto,
porque entra a él e impone sus críticas estando dentro (Matus, 2017). Además, la crítica
viene acompañada de una lógica negativa que le permite tomar una postura y opinión
ante la crisis. En relación a lo anterior, Matus (2017) manifiesta que es la negación la que
permite que la profesión del trabajo social tome fuerzas, se enriquezca y se reconstruya
ante las demandas sociales por causa del capitalismo (p. 207). En este sentido, la crítica
negativa trae un mensaje que está exhausto de las injusticias y desigualdades que genera
el sistema capitalista. Siendo un ejemplo de esto: las demandas en contra de las AFP, la
educación sexista, la brecha salarial entre hombres y mujeres, entre otros. 

Sin embargo, la crítica travestida es algo contradictorio porque el capitalismo la va a


utilizar para defenderse, es decir, que el propio sistema capitalista fagocita la crítica y por
lo tanto se fortalece. Como bien afirma Matus (2017): 

El hecho de que el capitalismo tenga en cuenta a la crítica no significa que


responda concretamente cambiando sus modos de acción. La primera reacción
puede consistir en establecer argumentos cuyo objetivo sea rechazar la crítica en
vez de estudiar medidas destinadas a enmendar los procedimientos que ésta pone
en tela de juicio. (p.3)

Esto quiere decir, que el capitalismo modifica ciertas “fallas” que le son criticadas y las
cambia desde su propio beneficio. En este sentido, Matus (2017) declara que “si el
capitalismo captura a la crítica y la transforma en su propio rostro, la crítica tiene que
asumir travestidamente los rostros del capitalismo para poder impactarlo sorpresivamente,
indirectamente, explosivamente” (pág. 4). En otras palabras, el capitalismo se vuelve
reflexivo y por esta razón construye dispositivos que respondan a aquellas críticas. 

En síntesis, la crítica travestida se disfraza y enmascara para criticar travestidamente y


apropiarse de las lógicas con las que opera el capitalismo y las instituciones. En este
marco, la crítica toma aquella frase que dice: “si no puedes contra ellos úneteles”, y le
hace creer al capitalismo que está con él para transformarlo desde adentro. Asimismo,
tiene pluralidad, es revestida, enfrenta al capital y produce un cambio de enfoque en
trabajo social.

Por último, la crítica travestida tiene la virtud de no ser totalizante, por lo que la noción de
crítica toma diversas posiciones sin necesariamente cristalizar una única crítica correcta.
Es por esta razón, que se ha configurado como una constelación, ya que todas las críticas
son diferentes, vistas desde distintos enfoques, diferentes perspectivas, pero con la tarea
de entregar el mismo mensaje (Matus, 2017).

III. Conclusión 

En conclusión, para entender la crisis del proyecto de la modernidad, es importante


reconocer los efectos que el capital ha traído para el desarrollo de esta problemática. De
este modo, es que se explica el fenómeno de capital fetiche como un concepto que ha
permitido el progreso del sistema capitalista y ha conseguido ocultar todas las fallas que
este trae detrás. Asimismo, se analizó el principal resultado de este sistema: la cuestión
social, siendo este último una influencia importante en el origen de la profesión del
Trabajo Social. Finalmente, se presentó el concepto de crítica travestida con la finalidad
de dar respuesta a esta crisis del proyecto moderno, desde un deseo de destrucción al
capitalismo. De este modo, la crítica travestida lo juzga, pero travestidamente y así poder
transformarlo desde adentro. Sin duda que esta es una nueva visión y mirada que
ayudará al Trabajo Social a enfrentar esta crisis del proyecto moderno. 
Referencias

Iamamoto, M. (2008). Serviço Social no tempo do capital fetiche (págs.1 a 75). Editora
Cortez. 

Matus, T. (2017). Una crítica travestida para enfrentar al capital. En: Las caras del Trabajo
Social en el mundo. (Págs.95 a 118). Coordinadora: Paula Vidal. Ediciones RIL
Santiago. 

Matus T. (2018). Las críticas marxianas en Trabajo Social. En: Punto de Fuga.  Imágenes
dialécticas del concepto de crítica en el Trabajo Social Contemporáneo. (Págs 204
a 296) Editorial Espacio Tomo II  Buenos Aires.

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