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UN ESTUDIO Y REFLEXIÓN SOBRE LA
VIDA DE UNA MUJER DISTINTA
LEYENDA DE TEXTOS BÍBLICOS UTILIZADOS
Las citas bíblicas señaladas como (RVR 1960) se tomaron de la Santa
Biblia Reina-Valera 1960. Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960.
Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.
PRÓLOGO
~2~
Esta es una reflexión bíblica basada en la vida registrada de Agar, una esclava
que termina siendo madre soltera. Nunca pensé en escribir una reflexión sobre
ella, ya que mi propósito era otro: hacer un estudio bíblico sobre los episodios de
la Biblia donde aparece el Ángel de Jehová, y demostrar su Divinidad. Entonces,
comencé con del libro de Génesis para estudiar cómo interviene el Ángel de
Jehová en la familia de Abraham, pero me di cuenta que había una maravillosa
enseñanza en base a una de sus esclavas. Así fue cómo el estudio bíblico cambió
de dirección.
Creo que la historia de Agar es poco mencionada. Se han escrito libros sobre
mujeres de la Biblia dónde se habla de Sara, Débora, Rut, Ester, Elísabet, María y
otras, pero de Agar nada. En las Biblias Infantiles pasa lo mismo. Agar queda
afuera, quizás por ser una persona que rompe con el estilo de vida de una mujer
que es esposa y madre, sumisa y devota. Agar rompe con ese ideal en una cultura
patriarcal: ella es una mujer independiente y madre divorciada. Sin embargo, es a
ella a quién Dios se le reveló en la persona de un ángel, para confrontarla y
consolarla.
En los encuentros que Dios tuvo con Agar, descubrí que hay un mensaje para
cada cristiano y cristiana. El proceder que Dios tuvo con ella, es el mismo
proceder que Él tiene con nosotros, y quiere que sea el mismo proceder que
tengamos con nuestros semejantes. Es hermoso pensar que el Señor usó la vida
de una mujer discriminada del pasado –quizás también en el presente- para
enseñarnos su amor incondicional.
INDICE TEMÁTICO
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CAPÍTULO I: ¿QUIÉN FUE AGAR?
BIBLIOGRAFÍA Y LINKOGRAFÍA.
I
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¿QUIÉN FUE AGAR?
Se estima que Agar vivió entre los siglos 1.800 y 1.600 antes de Cristo. Varios
pasajes bíblicos (como Génesis 16,1 ó 21, 9) nos dicen que ella era egipcia. Estos
datos sobre el rango de años en que vivió y de su nacionalidad insertan a Agar en
lo que los historiadores llaman el “Imperio Medio de Egipto”, el cual es una de las
tres épocas que componen el Antiguo Egipto. Esta época se caracterizó por ser un
periodo de gran prosperidad económica y de expansión externa.
La religión del Antiguo Egipto distó mucho de la del Pueblo de Israel. Los egipcios
fueron politeístas, es decir, adoraron a varios dioses y diosas. Durante el Imperio
Medio de Egipto, se impuso el culto a “Amón”, quién llegó a ser la deidad principal
de la época. Amón fue el dios de los pobres y de la piedad personal. Otros dioses
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destacados fueron “Ra”, dios del sol y de la vida, e “Isis” diosa de la maternidad y
el nacimiento.
Probablemente, Agar llegó a ser esclava por medio del obsequio. En aquellos
tiempos, hubo escasez de alimentos en varias regiones, menos en el Antiguo
Egipto. Abram junto a su familia y servidumbre, vivieron un tiempo en Egipto por
causa de la escasez que había en los demás pueblos. Fue allí que el “faraón trató
muy bien a Abram. Le regaló ovejas, vacas, esclavos, esclavas, asnos y camellos ”
(Génesis 12, 16 DHH. Nótese en este versículo que el rango de esclavos está en
el mismo nivel que el de los animales). Quizás, entre todos los regalos que el rey
de Egipto le dio a Abram, iba la esclava Agar como obsequio.
Ahora, no siempre significó lo mismo ser esclava mujer que ser esclavo hombre.
Muchas veces, en el caso de las mujeres, sus servicios podían ser de tipo sexual,
como veremos en la siguiente descripción.
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Como Sarai, la esposa de Abram, era anciana y estéril, Agar fue tomada como
concubina para que les concibiera un hijo a sus amos (véase Génesis 16, 1-4).
Finalmente, Agar fue tomada por Abram como mujer, quedando embarazada de
Ismael. Llegó a ser la madre del hijo del amo (ver Génesis 16, 15). Todo esto
despertó la vanagloria en Agar y los celos de Sarai, la esposa principal, quién dio
molestias y malos tratos a la esclava egipcia.
En la Antigüedad, ser madre era una bendición otorgada por la divinidad. Para el
Pueblo de Israel, la esposa fértil y los hijos eran considerados regalos de Dios
(véase Génesis 4, 1 y 33, 5 y Salmo 127, 3-4). Para las otras culturas, ser madre
era un regalo de los dioses o diosas de la vida, la fertilidad y la maternidad, como
de “Isis” para el Antiguo Egipto, “Astarté” para los pueblos cananeos, “Heras” para
la Antigua Grecia y la diosa “Juno” para la Antigua Roma.
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5) Agar como divorciada.
Véase Deuteronomio 24, 1-2 donde la Ley del Pueblo de Israel –una sociedad
patriarcal- dice que la divorciada debía ser “despedida de la casa” del esposo.
Cuando la mujer divorciada abandonaba la casa de su esposo, demostraba que ya
no pertenecía a ese hombre y, por lo tanto, éste ya no estaba obligado a darle
refugio y alimento. Además, significaba que ella quedaba en condición de “libre”,
en el sentido que otro hombre podía tomarla por esposa.
Una vez que Agar quedó libre de Abraham como esclava y concubina, la Biblia
dice que se fue a vivir al desierto de Parán, cerca de la Península del Sinaí, al
norte de Arabia, donde Ismael se convirtió en un gran cazador. Además, relata
que Agar casó a su hijo con una mujer egipcia (Génesis 21, 21). Al parecer, ella
no fue la mujer de ningún otro hombre, sino que pasó de ser una esclava
mantenida a ser una mujer independiente y auto sostenida.
Son sorprendentes los giros de la vida de Agar. Comenzó como esclava oriunda
de una nación donde las mujeres podían cumplir las mismas funciones que los
hombres en todos los niveles de la sociedad. Después fue la concubina de
Abraham, el principal patriarca de las religiones judía, cristiana e islámica. Y,
finalmente, se convirtió en madre soltera y en matriarca de los pueblos agarenos.
Ella no fue una joven virgen que se casó con su esposo, para ser sumisa y
mantenida hasta la muerte. No, Agar representa por un lado a la mujer sufrida y
despreciada. Por otro lado, representa a la mujer esforzada e independiente.
Ciertamente fue una persona distinta a las demás mujeres de la Biblia. Pero ella
igual tuvo la bendición de conocer a Dios en persona en más de una oportunidad,
como veremos en los siguientes capítulos,
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“Agar se convierte en la concubina de Abraham”
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II
EL ÁNGEL DE JEHOVÁ Y AGAR, CUANDO HUYE DE LA
CASA DE ABRAM.
Imaginémonos a Agar, quién por haber tenido como hombre a nada más ni menos
que a Abram, el varón más opulento y respetado de la localidad, se olvidó que
sólo era una esclava al servicio de la señora de la casa. Quizás pensó que su
rango no estaba al nivel de sierva, sino al rango de su ama Sarai, por el hecho de
haber sido la mujer de su esposo, y más encima estar esperando un hijo de él. De
modo que dejó de obedecer las instrucciones de su señora. Sin embargo, la
altanería y orgullo de esta sierva comenzaron a ser rasguñadas por las
humillaciones y malos tratos que empezó a recibir de Sarai.
Pero no todo fue reprensión, “porque su enojo dura un momento, pero su buena
voluntad, toda la vida” (Salmos 30, 5 DHH), sino que después de aquella
confrontación Agar recibió una animosa noticia:
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Al recibir estas palabras el espíritu de Agar se volvió a levantar, al menos, por tres
razones. Una de ellas es que el ángel le dice que multiplicará su descendencia, se
refiere a la descendencia de ella, no a la descendencia de su señora. Recordemos
que ella fue utilizada para concebir un hijo de Abram, con el propósito de dejar
descendencia a sus amos. Es decir, el niño que llevaba en su vientre no sería de
ella, sino que de sus señores. Tristemente ella no sería la madre, sino que lo sería
Sarai, su ama. Más, para su alegría, el ángel le dice: “Agar, el niño que has
concebido es tuyo, es tú descendencia, y tú le pondrás el nombre”.
Otra razón animosa es que ella escucha: “Aumentaré tanto tus descendientes, que
nadie los podrá contar” (Génesis 16, 10 DHH). Este es un gran mensaje para
Agar, una esclava que no tenía dónde ir y a nadie que le socorriera. Es un gran
mensaje para una mujer que estaba literalmente sola. Es como si el ángel le
dijera: “Agar, ya no estarás sola, tendrás un hijo, y de ese hijo tendrás tantos
descendientes que ni siquiera se podrán contar para saber cuántos son”.
Por último, y quizás la razón más potente, es que aquel ángel era nada más ni
menos que el mismo Dios que estaba frente a ella. Agar escuchó de los propios
labios de este personaje: “Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser
contada a causa de la multitud”, y ella sabía que nadie puede hacer eso, sino que
sólo Dios. Seguramente ella ya sabía que Jehová, el Dios de sus amos, había
prometido a Abram, en una ocasión, de darle un hijo y una descendencia que no
se podría contar (véase Génesis 15, 4-5). Es grande la emoción y asombro de
Agar, después que fue desestimada y nadie se preocupó de ella, el mismo Dios se
le presenta, y es como si le dijera: “Agar, nadie te quiere ahora, pero yo estoy
aquí, y haré que seas la madre de una multitud, porque he visto tu aflicción”.
¿Cómo reaccionó esta sierva?
Entonces llamó el nombre de Jehová con que ella hablaba: “tú eres Dios
que me ve”; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? Por lo
cual llamó al pozo: Poso del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades
y Bered. (Génesis 16, 13-14 RVR 1960)
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Agar había hablado con el Señor, le llamó ‹‹el Dios que me ve››, pues decía:
‹‹Dios me ha visto y todavía estoy viva››.” (Génesis 16, 13 DHH).
Ojala que en las buenas y en las malas nunca se nos olvide que hay alguien que
está pendiente de nosotros. Dios no se olvida de ninguno de sus hijos e hijas, por
eso el apóstol Pedro nos anima diciendo: “echando toda vuestra ansiedad sobre
él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5, 7 RVR 1960). Cabe mencionar
una alabanza que representa las expresiones de Agar, dice sí:
Finalmente, agradecida de haber visto a Dios y seguir viva, Agar obedeció a este
supuesto mensajero de Jehová. Volvió a la casa de Abram, y dio a luz un hijo, el
que se llamó Ismael, nombre que significa “Dios escucha”.
Existe un versículo que se relaciona bastante con el relato anterior y con nosotros.
Está en el libro del profeta Oseas, y dice así:
Estas son expresiones que Dios dijo a Oseas refiriéndose a su pueblo. Un desierto
se caracteriza por ausencia de humedad y la carencia de vida. Ningún ser humano
puede vivir por mucho tiempo en un lugar así. El desierto representa la soledad, la
aflicción y la desesperanza. De esta manera, Agar tuvo que encontrarse en el
desierto, para escuchar la voz del Señor.
En ocasiones, cuando todo va bien, la salud está bien, las relaciones están bien, el
trabajo va bien... el corazón, carente de angustias, se confía, se endurece y no se
acuerda tan seguido de Dios. Se descuida la oración, la asistencia a las reuniones
de la Iglesia, de leer la Palabra, de llorar con los que lloran y reír con los que ríen.
Otras veces, nos relajamos y descuidamos la santidad y nos hacemos amigos de
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los males del mundo. Es entonces que Dios ve a sus hijos e hijas desviadas del
camino de la humildad y dice: “Yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su
corazón”.
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“Agar y el ángel en el desierto”
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III
EL ÁNGEL DE JEHOVÁ Y AGAR, CUANDO ES
DESPEDIDA DE LA CASA DE ABRAHAM.
Otra vez nos encontramos con una narración que nos habla de Agar, la sierva de
Sarai. Desde el incidente de Agar cuando estaba embarazada hasta aquí han
pasado varias cosas y varios cambios. Dios había cambiado los nombres de sus
amos Abram y Sarai. Ahora se llaman Abraham (que significa “padre de muchos”)
y Sara (que quiere decir “princesa”). Jehová había visitado en más de una ocasión
a Abraham para comunicarle cosas, como por ejemplo, que le iba a dar un hijo por
medio de su esposa Sara, a pesar que ella era estéril y ambos eran ancianos.
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Y creció el niño, y fue detestado; e hizo Abraham gran banquete el día que
fue detestado Isaac. Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual esta le
había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. (Génesis 21, 8-9
RVR 1960)
Cuando el pequeñito Isaac dejó de amamantar, Abraham organizó una gran fiesta
con motivo de este mero acontecimiento. Este banquete representa el gran amor y
alegría que sentían Abraham y Sara por su hijo. Como la Biblia no dice nada,
quizás no se hizo algo similar con Ismael, el hijo de Agar.
El asunto es que esta fiesta no fue grata para la esclava de Sara y su hijo. Se
narra que en pleno banquete Ismael se mofaba de su hermanastro Isaac y,
posiblemente, Agar no hizo nada para impedirlo. ¿Por qué Ismael se burlaba de
Isaac? Se dice que los niños son muy perceptibles al entorno inmediato, del cual
aprenden maneras de sentir, pensar y actuar. Generalmente este entorno
inmediato es la familia del niño. Por eso, se dice que los niños son el reflejo de sus
padres, porque de ellos perciben sus primeros aprendizajes conductuales (de ahí
el dicho, “de tal palo, tal astilla”). En este caso, Ismael aprendería de su madre.
Seguramente Agar hablaba para mal acerca de su señora y del hijo de sus amos.
Ciertamente ella manifestaba en su cara actitudes negativas al saber que
Abraham haría una gran celebración solamente por el hecho que Isaac dejó de
mamar. Por consiguiente, las burlas de Ismael hacia el bebé no fueron más que
reproducir las actitudes de Agar, su madre.
Tampoco se narra que Agar hizo algo para impedir o parar las mofas de Ismael. Ni
menos la Biblia relata que Agar pidió disculpas, o al menos intentó justificar el
incidente para calmar los ánimos de su señora. La cuestión es que Sara quedó
muy enfadada con Ismael y su sierva Agar, de tal manera que...
Por lo tanto, dijo a Abraham: echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de
esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo (Génesis 21, 10 RVR 1960)
Sin embargo, en ese desierto de tristeza, Abraham escuchó la voz de Dios que le
dijo: “No te preocupes por el muchacho y por tu esclava. Has todo lo que Sara te
pida, porque tu descendencia vendrá por medio de Isaac. En cuanto al hijo de la
esclava, yo haré que también de él salga una gran nación, porque es hijo tuyo ”
(Génesis 21, 12-23 DHH). Abraham no sabía qué hacer, sin embargo, Dios ya
tenía el control de todas las cosas. Fue grande el alivio de este padre al escuchar
que Dios le expresa: “Abraham, no te apenes, estoy pendiente de lo que pasa y
tengo el control de todo. No temas de hacer lo que te pidió Sara, porque yo me
preocuparé de tus dos hijos”. Así que...
Por segunda vez Agar se vio deambulando por el árido desierto. La primera vez
estaba embarazada, pero esta vez su hijo era ya un niño adentrando a la
adolescencia. ¿Qué sentiría ella en esos momentos? ¿Cuáles serían sus
pensamientos mientras caminaban sin saber dónde ir? Imaginémonos a la madre
con el hijo, ambos tomados de la mano, caminando por la arena caliente,
respirando un aire sofocador, caminando sin saber coordenada alguna, con una
provisión de alimentos que se acabaría muy pronto y el poblado más cercano
quizás esté a cientos de kilómetros. ¿Cómo están sus corazones? ¿Con temor?
¿Incertidumbre? ¿Rabia? ¿Tristeza? Finalmente la narración bíblica dice que se
les acabó el agua...
Sin agua en el desierto la esperanza de seguir con vida es nula. Al parecer Ismael
era el más débil, ya que el texto bíblico dice que Agar tuvo que echarlo entre unos
arbusto, porque al parecer ya estaba en agonía y no lo quería ver morir. Si Agar
“echó” o “puso” al niño en el arbusto es porque, quizás, el muchacho ya no tenía
fuerzas para caminar y sentarse por su propia cuenta, de modo que su madre
cargaba con él. Después que lo dejó debajo de aquellas ramas, Agar se retiró y se
sentó a cierta distancia, esperando la muerte de su hijo y, probablemente, su
propia muerte.
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sufrimiento de su único hijo? Este es uno de los cuadros más lamentosos que
describe la Biblia, sin embargo, la historia aún no termina:
Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el
cielo, y le dijo: ¿Qué tienes Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del
muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu
mano, porque yo haré de él una gran nación. (Génesis 21, 17-18 RVR
1960)
Vemos que Dios interviene en el clímax de esta angustia. Cuando Agar e Ismael
pensaban que estaban destinados a morir en la soledad, el Señor aparece. En
realidad no estaban solos como creían, “Alguien” estaba muy cerca de ellos. Y
nuevamente vemos que entra en acción el ángel de Jehová. Su aparición es para
consolarle y reclamarle a Agar su falta de fe.
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ojos a los montes; ¿de donde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que
hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121, 1-2 RVR 1960).
Además, la primera vez que Agar huyó al desierto embarazada por motivo de su
señora, recordemos que el ángel de Jehová le prometió: “Aumentaré tanto tus
descendientes, que nadie los podrá contar. Estás en cinta y tendrás un hijo, y le
pondrás por nombre Ismael, porque el Señor escuchó tu aflicción. Será arisco
como un potro salvaje; luchará contra todos, y todos contra él; pero él afirmará su
casa aunque sus hermanos se opongan” (Génesis 16, 10-12 DHH). Si Agar había
recibido tal promesa de parte de Dios ¿por qué pensó que habrían de morir en el
desierto? ¿Acaso se olvido de la promesa recibida o simplemente pensó que el
Señor era un mentiroso?
Este reclamo es una enseñanza para todos los cristianos y cristianas. El Padre
nos ha dado grandes promesas de su amor y misericordia. Son cientos las
promesas que han quedado registradas en la Biblia para todos los creyentes. Una
de ellas dice: “Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo” (Mateo 28, 20 DHH). Entonces, ¿por qué habremos de pensar que el
Señor nos ha abandonado? Otra de sus promesas es: “Clama a mí, y yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces” (Jeremías
33, 3 RVR 1960). De modo que, ¿por qué habremos de pensar que Dios no nos
escucha? También hay un himno que nos recuerda de sus promesas, el que dice:
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Todas sus promesas, para el hombre fiel
El Señor, en sus bondades cumplirá,
Y confiando espero siempre que por él
Paz eterna mi alama gozará.
Volviendo a la historia que nos ocupa, no todo fue reclamo y reprensión para Agar.
El ángel del Jehová también le expresa palabras de consuelo, “porque su enojo
dura un momento, pero su buena voluntad, toda la vida” (Salmos 30, 5 DHH).
También le dice: “No temas”. Imaginémonos este cuadro. Agar estaba sentada a
cierta distancia de su hijo, quien lloraba y pensaba que pronto iba a morir. Aunque
gritara por ayuda, probablemente el pueblo más cercano estaba a cientos de
kilómetros. Y ahí estaba esta madre, embargada de pena, quizás con sus ojos
lagrimosos y los párpados cerrados, como tratando de pensar que nada era real,
que toda aquella angustia era solamente un sueño. Hasta que escucha la voz del
ángel del Señor que le dice desde el cielo: “¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo,
porque Dios ha oído el llanto del muchacho ahí donde está” (Génesis 21, 17
DHH).
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“Agar e Ismael en el desierto”
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IV
AGAR Y LA MUJER SAMARITANA.
Por último, las dos mujeres mencionadas fueron consideradas como medios
sexuales. Agar se convirtió en concubina y tuvo relaciones sexuales con el
esposo de su dueña (Génesis 16, 1-4). La mujer samaritana había tenido varios
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hombres en su vida, y tenía un amante que no era su marido (Juan 4, 17-18).
Quizás por ello, para evitar la discriminación social, iba a buscar el agua en una
hora que nadie lo hacía (Juan 4, 6).
A pesar de todas sus cualidades, ambas mujeres nunca fueron discriminadas por
el Señor. Agar fue visitada por el mismo Jehová para ser enseñada y consolada
por él en momentos de grandes angustias. A la mujer samaritana Jesús le ofreció
del “agua viva” y la invitó a ser una adoradora en el espíritu y la verdad. Entonces,
¿qué nos enseñan estos relatos en cuanto a nuestras relaciones humanas? Como
cristianos, ¿estamos llamados a criticar los errores de los demás? ¿Cómo
debemos ser con las personas que están alejadas del camino del Señor? La Biblia
nos declara: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados” (Efesios 5, 1
RVR)
Ahora, pudiera que alguien se sienta una persona discriminada por tener
características no bien aceptadas en su vida. Puede que alguien sienta que no
está siguiendo el verdadero camino del evangelio y su santidad. Si hubieran
personas así, que sientan que no valen mucho, o no valen nada, como se sintieron
Agar y la samaritana, Dios les dice: “Vengan, vamos a discutir este asunto.
Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la
nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la
lana” (Isaías 1, 18 DHH). Y el Señor agrega: “Sé fervoroso y arrepiéntete. Mira que
estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré
con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3, 19-20 NVI). El Señor hace una cariñosa
invitación ¿están dispuestos a aceptarla?
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PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
Respecto a la enseñanza que nos deja la vida de Agar con relación a nuestro
prójimo, estas son algunas preguntas que nos pueden ayudar a reflexionar.
1. Agar fue una mujer extranjera para el Pueblo de Israel, ya que era originaria de
Egipto. ¿Cómo estamos recibiendo a los inmigrantes que vienen a nuestro país
en busca de mejores condiciones de vida? ¿Qué estamos haciendo como
Iglesia para ayudarles? ¿Cuál es mi opinión sobre ellos?
2. Agar fue una esclava o sierva, es decir, una de las personas que ocupaban el
último rango de la jerarquía social. ¿Hacemos distinciones de tratos por clases
sociales? ¿Qué hacemos para ayudar a los desamparados? ¿Qué se puede
hacer ante una injusticia laboral?
4. Agar llegó a ser una madre soltera. ¿Hemos establecidos barreras a personas
que no viven según las tradiciones en cuanto matrimonio y familia?
¿Reconocemos que existe más de un tipo de familia? ¿Podemos ayudar a
personas que viven una forma de familia distinta al convencional?
6. En definitiva, Agar fue una mujer distinta a las demás mujeres de la Biblia.
¿Cómo me relaciono con las personas que piensan distinto a mí? ¿Cómo me
refiero de las personas que tienen convicciones políticas o religiosas distintas a
las mías? ¿Somos capaces de relacionarnos con personas que llevan un estilo
de vida diferente al convencional?
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BIBLIOGRAFÍA