LA ENSEÑANZA DE LA GEOPOLÍTICA (III)
FRAGA J.
LA FRONTERA
CONTENIDO
1. Introducción.
2. El Doctor Federico Ratzel.
3. La región fronteriza: zona de tensión política.
4. El límite internacional: su clasificación
5. La frontera: su clasificación.
6. La frontera en el conjunto territorial.
7. La frontera en las relaciones internacionales.
8. La conciencia fronteriza.
9. La frontera en la vecindad internacional armo-
nizada.
10. La política de fronteras.
11. La frontera marítima.
12. Soberanía, patrimonio geográfico y cultura.
(De la misma manera que los artículos I y II de esta
serie, incluidos en las Revistas GEOPOLÍTICA N°
42 y 43, respectivamente, éste también está desti-
nado a auxiliar a los docentes que enseñan esta
disciplina).
LA FRONTERA (CONCEPTOS BÁSICOS)
1. INTRODUCCIÓN
Sean las primeras palabras para definir el sig-
nificado de dos términos, significados que son
indispensables y previos al desarrollo de este te-
ma.
Primero: ¿qué es el límite internacional? Es el
recorrido de una línea divisoria que dos países
contiguos han convenido en definir, para estable-
cer con precisión hasta dónde llega el patrimonio
geográfico de cada uno. Los límites internaciona-
les están incluidos en los mapas geográficos. Allí
donde este límite no estuviere aún definido, los
mapas así lo aclaran incluyendo los territorios
reclamados por cada país.
Segundo: ¿qué es la frontera, en cambio? Es el
espacio geográfico que se encuentra a ambos la-
dos de un límite internacional. ¿Hasta dónde llega
la frontera en cada país, desde el límite interna-
cional hacia el interior? La pregunta no tiene una
sola respuesta. Algunos países establecen un lími-
1
te interior preciso hasta donde llega el ancho de su
frontera. En unos casos, hacen coincidir ese límite
interno con límites de jurisdicciones territoriales
(departamentos, partidos, municipios) y en otros
casos, le dan un ancho fijo a partir del límite in-
ternacional: 50, 100, 150 kilómetros, por ejemplo.
La faja o franja de frontera definida con uno u
otro método, suele tener una legislación diferente
a la del resto del territorio, cuya aplicación le pro-
porciona una fisonomía propia y distintiva, pero
respetando la identidad nacional.
En realidad, la profundidad de la frontera es
variable y llega hasta donde las influencias de
cada país penetran en el otro, aspecto que no per-
mite un ancho preciso. Esto significa que la fron-
tera, al margen de que cada país la determine con
precisión por razones prácticas, es un ambiente
geográfico marginal donde se interpenetran las
actividades e irradiaciones de dos países vecinos.
El conocimiento previo significa sobre el signi-
ficado de estos dos términos, es indispensable
para definir un lenguaje común. Algunos textos
utilizan la palabra ‘‘frontera’’ para designar al
límite como a sus espacios fronterizos. Ello puede
dar lugar a confusiones, razón por la cual el lector
debe quedar advertido.
2. EL DOCTOR FEDERICO RATZEL
(1844-1904).
Se considera al Doctor Ratzel como el verda-
dero iniciador del análisis de la frontera, pues en
su libro ‘‘Geografía política’’ de 1882 le dedicó
varios capítulos (en esa época, la palabra ‘‘geopo-
lítica’’ aún no existía). Debe entenderse que este
pensador alemán incorporó la frontera y el límite
internacional a la cultura geopolítica, porque tan-
to límite y frontera crean una realidad en los he-
chos desde siglos atrás. Y fue esa realidad del
pasado histórico en los hechos mismos, donde el
Doctor Ratzel apoyó su análisis inductivo y sus
síntesis. A tal punto fue importante la atención
que este pensador y profesor alemán dedicó al
tema, que ciertos autores sostienen que el análisis
de la frontera y del límite internacional, que re-
presentó el verdadero comienzo de lo que progre-
sivamente se constituyó en la cultural geopolítica.
El tratamiento ratzeliano de la frontera fue prácti-
camente tomado como base por todos los estudio-
sos del tema.
Ratzel escribió en una época de grandes y du-
ras rivalidades europeas, en momentos en que
tuvieron gran difusión las teorías de Darwin sobre
la lucha de las especies para sobrevivir y sobre la
sobrevivencia del más fuerte. Estas teorías fueron
extendidas a la lucha entre las naciones: rivaliza-
ban ‘‘para sobrevivir’’ y aspiraban a aumentar su
‘‘espacio vital’’ en los territorios metropolitanos y
en colonias. Y la guerra comenzaba normalmente
desde las fronteras.
El Doctor Ratzel estableció que los países, en
esa lucha por sobrevivir en una dura competencia,
se asemejaban a los ‘‘organismos vivos’’. No eran
iguales: sólo se asemejaban (de aquí ha derivado
hasta nuestros días lo que algunos autores llaman
la ‘‘teoría organicista de los estados’’). Como un
aspecto parcial de esa semejanza, la frontera, co-
mo periferia territorial, era comparable a la epi-
dermis de un organismo vivo, que lo protege y a
la vez lo vincula con el mundo exterior. Esa vin-
culación la convierte en una zona de transición.
Además, advertía Ratzel cómo los países podero-
sos daban una gran importancia a sus fronteras,
impidiendo su aislamiento y fortaleciéndolas con
intenciones expansionistas o defensivas.
Hoy, un siglo después, sabemos que estos con-
ceptos deben ser actualizados y enriquecidos. Ello
no desmerece el aporte del Doctor Ratzel, verda-
dero precursor en el análisis sistemático y mo-
derno de la frontera y su límite.
3. LA REGIÓN FRONTERIZA:
ZONA DE TENSIÓN POLÍTICA.
En aquellos tiempos del siglo XIX, existía casi
una obsesión para analizar el límite internacional
desde el punto de vista militar. Las guerras que
había padecido Europa provocaban la modifica-
ción de los mapas políticos, porque ciertos territo-
rios del o de los vencidos, pasaban a formar parte
del patrimonio geográfico del o de los vencedores.
La pérdida territorial era uno de los precios que
debía pagar el derrotado. Por lo tanto, los límites
internacionales se modificaban frecuentemente
con motivo de las guerras. De allí que se pensaba
que ningún límite era definitivo: un agresor podía
expandirse y aumentar su territorio, o un derrota-
do podía aspirar a recuperar lo perdido. Por eso, lo
conveniente era ubicar el límite internacional so-
bre un terreno fuerte desde el punto de vista mili-
tar. Este concepto alcanzó sus manifestaciones
extremas cuando Francia construyó este siglo,
después de la primera guerra mundial (1914-18),
la famosa ‘‘línea Marginot’’, costosísimo sistema
de fortificaciones a lo largo de su región fronteriza
con Alemania. (El docente puede ilustrar este
tema utilizando los sucesivos mapas políticos de
Europa).
La rivalidad política entre los países europeos
originó frecuentes guerras y por eso, las regiones
fronterizas, por donde comenzaban las operacio-
nes militares de invasión o defensa, eran zonas de
tensión política, minuciosamente estudiadas por
los militares, a veces fortificadas, intensamente
vigiladas. Pero la tensión de las fronteras era tam-
bién el resultado de las modificaciones de los
límites internacionales, provocando que poblacio-
nes de un país vecino y vencedor, originándose
actos de hostilidad y resistencia en los que no
lograron emigrar a su país de origen.
Esta concepción de la frontera como zona de
tensión política se generalizó. Es cierto que los
ejemplos eran abundantes incluso en el siglo XX y
en todos los continentes. Pero ese concepto de
región con perspectivas bélicas que atrapó la aten-
ción de los estudiosos, dejó pasar poco percibido
el caso de las regiones fronterizas donde reinaba
la tranquilidad y la armonía entre países vecinos.
Las fronteras se pacificaban donde cada vecino se
desenvolvía en paz, sin objetivos de agresión, de
expansión territorial ni de penetración demográfi-
ca. El ejemplo posiblemente más claro —y lo
sigue siendo— es el de las extensas regiones fron-
terizas entre los Estados Unidos de América y
Canadá, desde 1846.
Hoy, si bien existen fronteras en tensión políti-
ca y aun en tensión prebélica, los ejemplos de
pacificación fronterizas son numerosos. La armo-
nía entre países vecinos ha llegado a materializar-
se en grandes túneles internacionales, las represas
binacionales —entre otros—, regiones donde la
belicidad ha disminuido su probabilidad y donde
2
los conflictos han quedado reducidos al campo
comercial, cultural, demográfico y otros no béli-
cos.
4. EL LÍMITE INTERNCAIONAL:
SU CLASIFICACIÓN.
Normalmente, el límite internacional ha sido
clasificado según su trazado geográfico. Se lo
llamaba límite geográfico cuando su trazado se-
guía un accidente de la superficie terrestre (un
curso de agua, la cresta de una sierra, etc.); se lo
llamaba límite geodésico cuando estaba trazado a
lo largo de un paralelo o de un meridiano; y lími-
te geométrico cuando seguía una línea recta
uniendo dos puntos geográficos o siendo equidis-
tante entre ellos. Empero, esta clasificación no nos
resulta útil, pues no va más allá de una descrip-
ción del límite. Estamos obligados en Geopolítica
a hacer un enfoque político sobre el límite inter-
nacional. Veamos algunos casos.
4.1. La historia del límite internacional: es
importante conocerla detalladamente porque
cuando se define un límite por medio de un trata-
do internacional, ese tratado ha surgido de un
enfrentamiento diplomático —o bélico— entre
dos países vecinos. Es decir, el tratado limítrofe es
el resultado de una puja política, de dos volunta-
des que han chocado en oposición, enfrentamiento
en el cual cada vecino ha aportado antecedentes
históricos, argumentos, hechos consumados de
ocupación y uso del territorio, cartografías, y todo
elemento juzgado útil para apoyar la posición de
cada país (o bien utilizado la fuerza).
Con frecuencia, cuando dos países vecinos no
han llegado a un acuerdo, han acudido a un árbitro
o a un mediador. El árbitro, luego de atender las
razones de uno y del otro, falla como un juez, es
decir, determina la solución limítrofe. En cambio,
el mediador, luego de atender las razones de cada
país, no determina sino propone a ambos una so-
lución limítrofe.
El resultado de un pleito limítrofe sirve para
evaluar la habilidad política negociadora de cada
país o su fuerza. De allí que la historia de un lími-
te internacional proporciona el conocimiento so-
bre la conducta política de cada país (exitosa,
vencida o equilibrada),
4.2. La aceptación del límite internacional:
dado un límite internacional ya definido, es impor-
tante conocer si es aceptado en los dos países.
3
Para saberlo se requiere atender las declaraciones,
conferencias, artículos, libros, y toda manifesta-
ción importante que se refiera al límite en cues-
tión: ¿existe conformidad con ese límite interna-
cional? Los dirigentes, escritores, periódicos,
‘‘expresan la injusticia de ese límite y el deseo de
modificarlo’’. ¿Se conocen hechos —no sólo pa-
labras— que pongan de relieve la disconformidad
con él? A veces, esa disconformidad puede adver-
tirse en hechos como los siguientes: retirar de
circulación los mapas que contenían ese límite;
destruir o retirar —o desplazar— los hitos limítro-
fes; demorar los acuerdos para concurrir a la insta-
lación de los hitos; transponer los límites sin auto-
rización; provocar incidentes en sus inmediacio-
nes; exacerbar los sentimientos nacionales de
población emigrada que vive en la frontera del
país vecino; desplegar más fuerzas de las habitua-
les en las cercanías del límite internacional; etc.
La pregunta necesaria es ésta: ¿para qué averi-
guar si un límite es aceptado, si ya existe un trata-
do bilateral que lo ha definido? Y respondemos:
es necesario averiguarlo porque se conocen casos
en que algunos países han convenido tratados
limítrofes en situaciones de debilidad o compro-
miso, conservando el objetivo de modificarlo en el
futuro. Un ejemplo muy claro es el tratado de
límites de 1858 entre Rusia y China, por el cual
China cedió vastos territorios hasta el río Amur e
incluso el litoral del río Ussuri hasta el Mar (don-
de hoy se encuentra la ciudad de Vladivostock que
los rusos fundaron al año siguiente). Actualmente,
los dirigentes chinos sostienen que ese tratado es
injusto, pues fue firmado en un momento de debi-
lidad, cuando China sufría la agresión de los paí-
ses europeos, tema que los gobernantes y diplo-
máticos chinos mantienen vivo en todos los con-
tactos con sus similares soviéticos. Además,
cuando se produjo la reunión del presidente de los
Estados Unidos de América, Gerald Ford, con el
primer secretario soviético, Leonid Brezhnev, en
la ciudad de Vladivostock para firmar un tratado,
el gobierno chino protestó y recordó que se esta-
ban reuniendo en territorio chino. Otro ejemplo lo
tenemos en Sudamérica: es el de Bolivia, cuando
perdió en 1879 su litoral marítimo de Atacama a
manos de Chile. El tratado de límites firmado
años después, no es óbice para que Bolivia aspire
a obtener su modificación parcial, para lograr un
corredor que le proporcione salida directa al
Océano Pacífico, no por medios bélicos sino por
acuerdos diplomáticos.
Estos ejemplos son suficientes para agregar un
segundo enfoque político sobre el límite interna-
cional, tratando de inducir en cada caso si su de-
marcación puede tener un futuro políticamente
estable o inestable.
5. LA FRONTERA:
SU CLASIFICACIÓN
Se acostumbra a clasificar el espacio fronterizo
en principal o secundario, según el movimiento
internacional que se produce entre ambos países.
Una frontera que contiene una ciudad a cada lado
del límite internacional, es generadora de intensos
desplazamientos y contactos entre ellas. Serpa por
ello, una frontera principal. En cambio, regiones
fronterizas semidesérticas, donde el movimiento a
través del límite es escaso, son consideradas fron-
teras secundarias. Ahora bien: existen otros crite-
rios para clasificar la frontera, criterios que son
muy interesantes desde el punto de vista geopolí-
tico. Veremos a continuación sólo algunas clasifi-
caciones tomadas de distintos autores.
5.1. Frontera en regresión, frontera de acumu-
lación: Esta clasificación se refiere a las modifi-
caciones que sufre un espacio fronterizo en la
medida en que, a su vez, se modifica su límite
internacional. Cuando para un país, su límite in-
ternacional retrocede, su frontera también retroce-
de (frontera en regresión), y simultáneamente, ese
retroceso significa un avance territorial del país
vecino, cuya frontera entonces avanzará (frontera
de acumulación).
5.2. Frontera replegada, frontera rebasada:
Esta clasificación no corresponde a la modifica-
ción del límite internacional, sino a las manifesta-
ciones de la actividad humana que se comprueban
en cada una de las fronteras vecinas.
Debemos señalar previamente que las fronteras
que están interconectadas la una con la otra, pre-
sentan la coexistencia de manifestaciones de am-
bas nacionalidades. Si los idiomas nacionales son
diferentes, se entienden o se hablan y escriben
ambos en las dos fronteras, o bien aparece un
lenguaje local surgido de utilizar palabras mezcla-
das de los dos idiomas. Esta, puede ser una de las
características primeras de esa coexistencia, pero
no es la única. Es frecuente comprobar que las
poblaciones vecinas están emparentadas entre sí
4
en los escaparates; así como circulan vehículos
patentados en ambos países. Algo semejante ocu-
rre al explorar las emisiones de radio y televisión,
y al comprobar que circula moneda de los dos
países.
El conjunto de estas manifestaciones permite
entender que las fronteras vecinas e interconecta-
das, tienen una vida internacional propia, donde
las características de cada país conviven o se con-
funden con las del otro. Dicho de otra manera, las
peculiaridades que identifican la vida de un país,
pierden pureza en su frontera al mezclarse con las
del vecino. El Doctor Ratzel afirmó con acierto
que la frontera es una zona de transición.
Lo que interesa a la clasificación que deseamos
explicar —frontera replegada, frontera rebasada—
es el caso en el que ocurre un desequilibrio entre
una frontera y la otra, porque una de ellas está
más poblada desarrollada que la otra, de modo
que sus manifestaciones pesan mucho más que las
de la vecina más débil, que se ve fuertemente
influenciada al absorber las irradiaciones de la
frontera más sólida y poderosa.
En este desequilibrio, la frontera más fuerte en
población, en economía, en emisiones culturales,
es escasamente influida desde la frontera más
débil, y en cambio es ésta, la más débil, la que
pierde identidad nacional al teñirse claramente
con la del vecino. He aquí entonces la clasifica-
ción: la frontera débil, absorbida —diríamos ‘‘sa-
telizada’’ demográfica, económica, y culturalmen-
te— es una frontera replegada (aunque su límite
internacional no se hubiese modificado). La otra,
la más poblada y desarrollada que irradia y absor-
be —y ‘‘sateliza’’ a la más débil— es la frontera
rebasada.
Un ejemplo muy claro hemos encontrado en el
libro del escritor boliviano Mariano Baptista Gu-
mucio: ‘‘Bolivia y el conflicto peruano-chileno’’
(1974). En uno de sus párrafos leemos lo siguien-
te: ‘‘La prensa destaca ya, como cosa de rutina, la
invasión pacífica de colonos brasileños a regiones
de Santa Cruz, Beni, Pando. En el Alto Abuná, se
dice que hay alrededor de 50.000 brasileños asen-
tados. Mientras tanto, nadie sabe qué providencias
toma el estado boliviano para afirmar un mínimo
de soberanía en inmensas extensiones (de Bolivia)
donde sólo circulan cruceiros y se habla portu-
gués’’.
5
Este escritor indica crudamente la realidad de
una frontera extensa de Bolivia, donde la superio-
ridad demográfica —o mayoría de población— no
es de Bolivia sino del país vecino. Los bolivianos
estarían allí en minoría, en su propio territorio.
Por eso, la vida allí se parece a la de Brasil y no a
la de Bolivia. Más aún: un visitante creería encon-
trarse en territorio brasileño. La consecuencia
provocada por la mayoría de pobladores del ve-
cino país, es lógica: circula mucho más el cruceiro
que el peso boliviano, y se habla más el portugués
que el castellano. En suma, Baptista Gumucio
denuncia sin eufemismos que en esas regiones
fronterizas, Bolivia ha perdido soberanía y que
debe restaurarla en esa ‘‘frontera replegada’’
(donde el límite internacional no ha sido modifi-
cado), vulnerada por la ‘‘frontera rebasada’’ del
Brasil mediante la penetración pacífica de sus
pobladores.
5.3. Zona franca: Cuando una frontera es de-
clarada ‘‘zona franca’’ por la autoridad política,
significa que en ese país se ha hecho retroceder el
límite fiscal y el límite aduanero. Por ello, en la
zona franca se comprueba una libertad financiera
y económica llamativa, en la cual prevalecen los
fenómenos internacionales.
Cuando un país sacrifica la aplicación de sus
leyes y reglamentaciones fiscales y aduaneras en
una parte de su propio territorio, parciamente lo
está desnacionalizando, seguramente para obtener
una ventaja compensatoria en el desarrollo de la
zona franca, hacia donde espera que lleguen in-
versiones atraídas por el ‘‘paraíso fiscal y aduane-
ro’’, creando fuentes de trabajo y estructuras físi-
cas que mejorarán el nivel de vida y la potencia
económica local.
En una zona franca existen riesgos: el de la es-
peculación y el aumento de los delitos, razón por
la cual las libertades allí son limitadas y se ejerce
un control adecuado, no solamente por los impac-
tos perjudiciales a la moral, sino porque la desna-
cionalización podría ser riesgosa.
5.4. Frontera viva: Vamos a incluir dos con-
ceptos de esta clasificación. El primero de ellos ha
sido tomado de la escuela geopolítica francesa
que, a principios de este siglo, estableció que
‘‘frontera viva’’ es aquella cuyo límite internacio-
nal no parece definitivo, al advertirse en esa re-
gión energías (en declaraciones oficiales, en co-
mentarios privados, en hechos comprobados) que
hacen probable una futura modificación de ese
límite. Este concepto francés identifica a una fron-
tera según la estabilidad precaria de su límite in-
ternacional.
En el pensamiento brasileño, en cambio, la
‘‘frontera viva’’ es aquella bien poblada y desa-
rrollada, cuyas irradiaciones se proyectan sobre la
frontera vecina. En otras palabras, es la que en
este subcapítulo denominamos ‘‘frontera rebasa-
da’’.
La diferencia consiste en que para aquella es-
cuela francesa, la frontera viva amenaza aumentar
o disminuir el patrimonio geográfico, puesto que
su límite internacional no parece estabilizado
(Donde es probable una inminente ‘‘frontera de
acumulación’’ en perjuicio de una también proba-
ble ‘‘frontera de regresión’’). Para la concepción
brasileña, no interesa en este caso la modificación
limítrofe de la frontera viva, sino la intensidad de
la presencia humana y de sus influencias sobre la
frontera vecina. Esa propagación de la influencia
irradia desde una ‘‘frontera viva’’ brasileña, ha
sido también denominada como el espacio que
cubre la ‘‘marea alta’’ del poder nacional.
5.5 Frontera en tensión, frontera pacífica:
Hemos proporcionado anteriormente en el subpá-
rrafo 3, ejemplos de frontera en tensión y de fron-
tera pacífica. Podemos aquí agregar que una fron-
tera tensionada no lo es solamente por decisiones
políticas. También puede serlo por incidentes
locales (violaciones del territorio, choques entre
fuerzas de seguridad, emisiones agresivas por
radio y televisión, pleitos entre instituciones y
personas de ambas fronteras, etc.) En casos así, la
conducción política debe intervenir y someter a
control la actividad fronteriza que perturba el es-
tado de las relaciones diplomáticas. (No obstante,
es necesario saber que han existido casos en que
los incidentes locales fueron instigados desde la
autoridad política).
Por el contrario, una frontera pacificada es
aquella entre países que conviven pacíficamente,
cuyas relaciones fronterizas son tranquilas, y don-
de los conflictos que pudieran ocurrir reciben un
tratamiento que no eleva la tensión.
6. LA FRONTERA EN LAS RELACIONES
INTERNACIONALES.
La vida interrelacionada de dos fronteras veci-
nas, implica una relación internacional en un nivel
inferior al de los ministerios correspondientes.
Esas relaciones interfronterizas no requieren insti-
tuciones específicas. Son las autoridades naciona-
les las que deben coordinar y regular esas relacio-
nes que comúnmente ocurren —por ejemplo—
entre aduanas, entre fuerzas de seguridad, entre
autoridades provinciales y municipales, entre
guarniciones militares, etc., de fronteras vecinas.
7. LA FRONTERA EN EL
CONJUNTO TERRITORIAL.
Ciertos autores han clasificado al patrimonio
geográfico de los países, dividiéndolos en tres
tipos de regiones interiores; núcleos vitales, hin-
terland y frontera. El núcleo vital es la región de
mayor potencialidad porque en ella se concentra
numerosa población, fuerte actividad económica y
financiera, y centros de gran irradiación cultural.
A veces, el centro de decisiones políticas está
ubicado en el núcleo vital. Por supuesto, un país
puede tener más de un núcleo vital. A continua-
ción, el hinterland representa el espacio que rodea
a los núcleos vitales, donde no existen regiones de
potencialidad comparable a la de los núcleos vita-
les, y donde residen las fuentes agropecuarias,
minerales e industriales no concentradas. Y por
último, aparece la frontera que ya hemos definido
como el espacio marginal del país junto a sus lí-
mites internacionales. La suma aritmética de la
superficie de estos tres tipos de espacios, debe dar
por resultado la superficie territorial de cada país
(continental e isleña).
Estas claras diferencias entre los tres tipos de
espacios surgen una claridad en países de baja y
media densidad de habitantes por km² (como los
de América, África y algunos asiáticos); pero son
menos claras en países fuertemente poblados (co-
mo los europeos).
La finalidad perseguida por los autores de esta
clasificación, reside en establecer el equilibrio o el
desequilibrio humano, económico y cultural que
pueda existir entre los tres tipos de regiones. Ellos
entienden como situación equilibrada, la de un
país donde los núcleos vitales no son absorbentes
y monopolizadores de la vitalidad del país, porque
su mayor potencialidad es aprovechada, tanto para
transferir recursos al hinterland del país, porque su
6
mayor potencialidad es aprovechada, tanto para
transferir al hinterland creando las bases de nue-
vos núcleos vitales, como para transferirlo tam-
bién a las fronteras, vivificándolas y conectándo-
las con el resto del territorio. En el extremo opues-
to, una situación de desequilibrio se comprueba
donde los núcleos vitales son absorbentes de la
riqueza del país, atraen pobladores que abandonan
el hinterland y las fronteras, completamente mar-
ginada (y hasta casi excluida) de la atención y
sostén.
8. LA CONCIENCIA FRONTERIZA.
Es la parte de la conciencia territorial que con-
siste en el valor que gobernantes y gobernados le
asignan a sus espacios fronterizos. De la elevación
o pobreza de ese valor, se desprenderá el desarro-
llo o la anemia de la frontera. En ciertos casos, se
llega a pensar que el país comienza en la frontera
y se actúa en consecuencia. En otros casos, se cree
que la frontera es el fondo del país, región alejada,
olvidada, siempre postergada, y también se actúa
en consecuencia con esta creencia.
No debe quedar duda alguna en el estudiantado
sobre la necesidad de dar a la frontera el valor que
merece. Su marginalidad territorial no debe ex-
tenderse a la marginación en las prioridades. La
frontera es una región donde la soberanía es deli-
cada: toda falta de atención a su cuidado puede
ser causa de desertización, pauperización o desna-
cionalización, muy en particular en casos de fron-
tera débil (replegada).
La solución reside en el desarrollo de la fronte-
ra, creando allí fuentes de trabajo, de cultura, de
apoyo social, conexiones con el resto del territo-
rio, que impliquen la radiación de pobladores en
condiciones tales de vida, que se sientan parte de
su país, que no los olvida, que atiendan sus nece-
sidades, y que se sienten representantes de la so-
beranía nacional en los extremos territoriales.
9. LA FRONTERA EN LA VECINDAD
INTERNACIONAL ARMONIZADA.
En la medida en que los países vecinos man-
tengan en vigencia una política de entendimiento,
cooperación y apoyo recíproco —asociación co-
mercial, frente diplomático solidario, mercado
binacional, integración, y otros—, el espacio geo-
7
gráfico juega en esa política un papel ineludible y,
dentro de él, también lo juega la frontera.
Las regiones fronterizas son las que contienen
y seguirán conteniendo las obras físicas producto
del entendimiento entre países vecinos: ferrocarri-
les y carreteras, puentes, transbordadores, túneles,
oleoductos y gaseoductos, represas, todos ellos
binacionales, que sirven de vínculo permanente
entre países limítrofes, y que continuarán con su
presencia útil aunque los lazos políticos se aflojen.
Escribe el Doctor Nicolás Boscovich: ‘‘Los em-
prendimientos binacionales o multinacionales, las
vías navegables de usos compartidos, como los
ferrocarriles y carreteras que vinculan a los distin-
tos países, los oleoductos y gasoductos, afianzan
la integración entre naciones y resisten incólumes
los embates de políticas cambiantes’’ (Revista
Geopolítica N° 43, pág. 23, columna izq.).
Más allá de esas interrogaciones físicas fronte-
rizas, la integración económica —en la que los
países interesados buscan un complemento recí-
proco aunque no autárquico—, no debe ser inter-
pretada como una disminución de la soberanía
territorial en las fronteras, como si éstas fueran a
convertirse en un territorio internacionalizado.
Hemos escrito, ya, que la soberanía en las fronte-
ras es delicada. El país cuya frontera es débil
(‘‘replegada’’), no puede descuidarla en una inte-
gración, so pena de ser intensamente penetrada
(demográfica, económica, culturalmente, y aun
adquirida inmobiliariamente) por la frontera que
la ‘‘rebasa’’. Ninguna integración implica debili-
tar la soberanía territorial de lo que ocurre hasta el
límite internacional.
10. LA POLÍTICA DE FRONTERAS.
En la que un país ha concebido y llevado a la
práctica, para atender y resolver los problemas de
sus fronteras. Puede estar apoyada en preceptos
constitucionales, pero por lo común está regulada
por leyes y decretos con sus respectivas reglamen-
taciones, e incorporada a los planes y programas
de gobierno.
La política de fronteras establece ante todo
como objetivo principal, el rol que se le asigna a
la frontera en su función periférica. A continua-
ción, determina los lineamientos generales para
alcanzar ese objetivo. Por sobre todo los objetivos
que puedan ser fijados, existe una meta superior
inevitable que consiste en la preservación de la
soberanía territorial.
La política de fronteras puede desenvolverse
en tres grandes áreas:
- La delimitación territorial de la frontera y sus
subdivisiones internas.
- Las disposiciones que regulan las actividades
internas e internacionales de las fronteras.
- Y el planeamiento a largo, mediano y corto
plazo, estableciendo las prioridades o por medio
de etapas en las que se resolverán sus necesidades.
Una política de fronteras correctamente conce-
bida y llevada a la práctica en una acción ininte-
rrumpida a través del tiempo, es el mejor indicio
de una excelente conciencia fronteriza.
11. LA FRONTERA MARÍTIMA.
Algunos autores la incluyen como una frontera
más. Es la región costera del país. Su vida no se
caracteriza por la transición respecto a una fronte-
ra vecina, sino por la presencia de las actividades
marítimas: puertos, astilleros, instalaciones para el
transbordo de productos a granel (combustibles,
cereales, minerales), talleres para reparar embar-
caciones, diques flotantes y diques secos, flotas
pesqueras, industrialización y comercialización de
productos del mar y para las actividades maríti-
mas, instalaciones de circulación y de comunica-
ciones que vinculan la frontera marítima con el
resto del territorio, aduanas marítimas, oficinas
consulares, instalaciones y fuerzas de vigilancia
costera y policía marítima, bases navales, institu-
ciones de cultura y de investigación marítima,
sedes de empresas navieras y sus flotas, y todo lo
que fuere complementario de este conjunto de
actividades.
La vida en esta frontera es una transición hacia
el mar, pues son las actividades marítimas las que
le proporcionan su sello característico. No es una
zona tensión política. La frontera marítima no
posee límite internacional con otro país, pues en la
misma costa el país continúa en el mar, según las
jurisdicciones que le otorga la Convención del
Derecho del Mar que explicaremos próximamen-
te.
12. SOBERANÍA, PÁTRIMONIO
GEOGRÁFICO Y CULTURA.
Hemos utilizado las palabras ‘‘soberanía terri-
torial’’. ¿Cómo compatibilizarlas con la ‘‘propie-
dad geográfica’’? En principio, no son sinónimos.
El patrimonio geográfico que ya definimos en una
lección anterior (Revista Geopolítica N° 42), es la
propiedad territorial y marítima de cada país. En-
cierra el concepto de propiedad política: pertenen-
cia a la sociedad política. En toda su extensión
geográfica tiene vigencia la soberanía nacional, es
decir, rigen en ella las instituciones establecidas
por el país ‘‘propietario’’ para regular las activi-
dades humanas.
Esta condición permite que en el territorio de
cada país, todo lo que allí ocurre lo identifica, lo
distingue de otros, pues al desenvolvimiento de
sus instituciones se agregan las manifestaciones
humanas de su población, con las peculiaridades
de sus usos, costumbres, idioma, artes, conjunto
de características de una amplia cultura propia. Y
la vigencia de esa cultura es uno de los frutos de
la soberanía, es el resultado de la creatividad hu-
mana dentro del marco de sus instituciones.
La frontera, como zona de transición, está te-
ñida de dos culturas vecinas que se interpretan con
sus irradiaciones; pero la soberanía termina en el
límite internacional. Si la soberanía tiene un límite
geográfico preciso, no lo tienen las culturas, van
más allá del territorio nacional (o propiedad geo-
gráfica), en tanto la llevan y transmiten los seres
humanos y en tanto las irradia el poder de difun-
dirla en libros, diarios, radios y televisoras.
La soberanía incluye cuidar los frutos cultura-
les en el propio territorio, además de garantizar la
vigencia de las instituciones. Hoy, cuando las
irradiaciones cruzan el mundo entero, se han pues-
to en juego medidas para proteger y rescatar la
cultura propia y distinta, lo cual indica que si se
desatienden las manifestaciones culturales, las
poblaciones pueden desnacionalizarse y engendrar
una inclinación a desmerecer lo propio, a reem-
plazarlo, a perder luego la adhesión que cohesiona
a un país, fenómeno que, creciendo, puede lesio-
nar la base misma la nacionalidad, y por ende, de
su capacidad para ejercer la soberanía.
Por ello se afirma que cuando en una frontera
sus pobladores han reemplazado su propio idioma
y prefieren otro, se ha debilitado excesivamente la
cultura nacional y también la efectividad de la
soberanía. Cuando en cambio esos pobladores
8
fronterizos entienden y hablan su idioma y el del
vecino, existe allí la transición característica de
toda frontera.
No debe entenderse que esos párrafos preten-
den despreciar culturas ajenas ni cimentar un pa-
triotismo exagerado. El país que por un lado, ejer-
ce soberanía en todo su territorio, comenzando
desde sus límites internacionales, y por todo, pro-
tege las manifestaciones culturales que lo identifi-
can, comenzando en sus fronteras, está en su
pleno derecho y necesidad, tanto más si sus fron-
teras están culturalmente ‘‘replegadas’’.

(Advertencia: Como ha ocurrido con el primero y

segundo de estos trabajos, este tercero ha sido
reducido debido al espacio disponible en esta Re-
vista. Queda para el docente la tarea de buscar
ejemplos y mapas para dar mayor objetividad al
conocimiento. Continuará con el espacio maríti-
mo).