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El rol de preceptores y preceptoras en el acompañamiento de trayectorias educativas:

perspectivas y criterios de intervención desde la Pedagogía del Cuidado

Presentación del curso


¡Bienvenidos y bienvenidas al curso! El objetivo del curso es reflexionar sobre los cuidados en la
escuela desde la posición y rol de preceptores y preceptoras. Para ello, comenzaremos
caracterizando qué es cuidar en las escuelas desde la perspectiva de la Pedagogía del cuidado, con
algunas especificidades en relación con la posición y rol de preceptores y preceptores. Luego
proponemos una reflexión sobre situaciones problemáticas que pueden presentarse en la vida
escolar que producen padecimientos en NNyA y que requieren -por parte de las personas que
integran la escuela- de cuidados particulares. Se hará foco en:

- Las condiciones necesarias para los cuidados en la escuela


- Las representaciones sobre las adolescencias
- Los consumos problemáticos
- Las situaciones relativas al suicidio

Los contenidos del curso se organizan en cuatro clases. En cada una de ellas, deberán realizar una
actividad que será insumo para la actividad final del curso -necesaria para su aprobación-.

Los requisitos de aprobación son:

● realizar las actividades parciales que figuran al terminar cada una de las clases.

● realizar y aprobar la actividad final del curso.

Clase 1. Los cuidados en la escuela: una aproximación


desde la Pedagogía del cuidado
Los objetivos de esta primera clase son:

● Realizar un acercamiento a la temática de los cuidados en la escuela.

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● Reflexionar sobre la posición de preceptores y preceptoras en la construcción
colectiva de una cultura de cuidados.

¿A qué nos referimos con cuidar en las escuelas? ¿Cuál es la relación entre cuidar y
educar? ¿Se puede educar sin cuidar? ¿Qué acciones hacen al cuidado en la cotidianidad
de la vida escolar?

En esta primera clase nos interesa trabajar sobre estos interrogantes, entendiendo que
desde el marco normativo que regula los cuidados en el ámbito educativo, educar es
cuidar y -en tal sentido- es un acto político tendiente a garantizar los Derechos de NNyA
por parte del Estado.

El cuidado sucede en los vínculos, en el acompañamiento que realizan los diferentes


actores y actrices de las instituciones educativas a los y las estudiantes. Ese trabajo de
acompañamiento, que realizan los equipos docentes en general y preceptores y
preceptoras en particular, nunca es una tarea solitaria.

A modo de introducción

Asimismo, ese cuidado del que hablamos sucede bajo ciertas condiciones institucionales de
posibilidad: requiere de un trabajo colectivo y sostenido en el tiempo entre actores y actrices
institucionales, en el que preceptores y preceptoras cumplen un rol relevante.

Los preceptores y las preceptoras son figuras muy cercanas a los y las estudiantes en la cotidianidad
de la vida escolar. Son quienes los y las reciben y acompañan durante toda la jornada escolar,
durante cada semana, cada año lectivo. Y son, frecuentemente, a quienes acuden cuando surgen
dificultades y/o conflictos. En esas ocasiones, los preceptores y las preceptoras suelen resolver
desde sus saberes, desde sus experiencias, desde el marco normativo y/o desde orientaciones
construidas y/o formuladas institucionalmente.

En el transcurso de esta clase les acercaremos algunos conceptos teóricos para realizar aportes
sobre el rol que tienen preceptores y preceptoras en el acompañamiento a las trayectorias escolares
y en la construcción de una cultura de cuidados. Tendremos en cuenta que el rol deviene de la
posición que cada institución le otorga. En efecto, preceptoras y preceptores pueden desempeñarse

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en diferentes instituciones en las que algunos aspectos del desempeño del rol son muy semejantes
y otros responden a la cultura de cada institución en un momento determinado.

Educar es cuidar (y cuidar es educar)

Les proponemos ahora el ejercicio de visualizar una jornada cualquiera en la escuela:

¿Cuáles de las tareas que desarrollan tus colegas considerás que podrían ser prácticas de
cuidado?

“Los cuidados son formas sublimadas de ternura por las que las
diferentes sociedades crean, manifiestan y enfatizan su amor hacia los otros”.

(Chardon, 2008, pp 11)

Nos interesa ahora reflexionar sobre cuáles son algunas de las condiciones que posibilitan que el
acto educativo se constituya como un acto de cuidado en sí mismo: para que nuestras acciones
cotidianas en la escuela se constituyan como prácticas de cuidado debe existir un marco de
acuerdos construido colectivamente a partir de discusiones, debates y decisiones institucionales
que prescriban y/u orienten las intervenciones de los diferentes actores y actrices institucionales .
Entonces:

“La intervención institucional se define por su potencial de transformación en los sentidos y


modos de la organización escolar (espacios, tiempos, posiciones, tareas y trabajos, modos de
circulación de la palabra y de asunción de responsabilidades en la escuela)” (Ministerio de
Educación , 2014, pp. 9)

Las personas adultas en la escuela tienen la responsabilidad de asegurar el derecho a la educación y


al cuidado. En tal sentido, la construcción de una autoridad democrática que aloja, mira, acompaña
y habilita espacios para el despliegue de las formas singulares en las que cada estudiante y cada

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grupo se expresa, aprende, se vincula y se desarrolla; es condición para sostener prácticas de
cuidado en la escuela (Ministerio de Educación, 2021). Cuando hablamos de autoridad democrática,
no nos referimos a una posición jerárquica dentro de la institución escolar, sino al modo en que los
y las adultas que forman parte de la escuela se vinculan con los y las estudiantes. Para incluirse en
el mundo, los y las adolescentes precisan de personas adultas que confíen en ellos y ellas, que los y
las desafíen, y que establezcan límites humanizantes. Solo así, y a sabiendas de que la construcción
de vínculos de confianza no es sin el conflicto intergeneracional, podremos resultar referentes
significativos.

En esa autoridad que da lugar al despliegue de lo singular, es en la que es posible reconocer algunas
características vinculares que también son condición del cuidado como acto educativo: la ternura,
el miramiento por el otro/a y la hospitalidad.

Fernando Ulloa (1995) plantea que la ternura cumple un papel fundamental en los primeros
tiempos de vida, en los vínculos primarios de cuidado y por ende en el desarrollo de la persona
humana. Esta función de la ternura es extensible a los vínculos en el ámbito educativo, forma parte
de la dimensión ética de los cuidados y de la responsabilidad que tiene la escuela en la garantía de
los Derechos de NNyA. Un vínculo mediado por la ternura necesita de adultos y adultas con empatía
y disponibilidad para el miramiento por el otro y la otra.

“Tener miramiento es mirar con amoroso interés a quien se reconoce como sujeto ajeno
y distinto de uno mismo. Es el germen inicial y garantía de la autonomía futura” (Ulloa,
1995, pp. 122).

Por otra parte, el concepto de hospitalidad ha sido trabajado por autores como Emmanuel Levinas,
René Spitz y Jacques Derrida, como una característica vincular esencial para la supervivencia, en
tanto la satisfacción del cuidado de lo humano al nacer está sostenida en un vínculo con otro/a.
Hospitalidad es la actitud de acogida frente a la alteridad, frente a aquello que en los otros y las

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otras se me presenta como extraño, como extranjero. Para pensar esto mismo desde el campo
educativo, podemos retomar a Carlos Skliar cuando dice:

“Se trata de la hospitalidad, de ese gesto antiguo pero muchas veces olvidado que significa
recibir al otro sin imponer condiciones, dejándolo venir con sus dones y sus carencias,
aceptándolo en su especificidad” (Skliar, 2008).

Los cuidados en la escuela pueden estar presentes en cada acción, en cada clase, en cada vínculo
entre los distintos actores y actrices de la comunidad educativa. Hacer de la escuela un espacio de
cuidados requiere de la construcción institucional de una cultura en la que a través de las relaciones
interpersonales, se pone en juego, como ya habíamos mencionado, la garantía de los Derechos de
NNyA. Leamos lo que Pedro Cahn, médico infectólogo, escribió al respecto:

“Educar es cuidar a las nuevas generaciones y proteger sus derechos, es cuidar lo que
tenemos en común a través de la transmisión de la cultura, es cuidar y proteger el
presente y el futuro del mundo que habitamos colectivamente”.
Seguimos educando. Acompañar. Cuidar. Enseñar, 2020, pp 20.

Fuente:
https://www.huesped.org.ar/noticias/exposicion-del-dr-pedro-cahn-en-el-debate-por-el-
aborto-legal/

Por otra parte Dora Niedwiecki, psicopedagoga, magíster y doctora en Ciencias Sociales escribió:

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“[Los cuidados] son acciones destinadas a garantizar el bienestar físico y emocional
cotidiano de las personas con algún nivel de dependencia. En el terreno educativo, esto
implica la responsabilidad de quienes trabajamos en el sistema, de sostener cada
trayectoria escolar. Esta responsabilidad es política. Esto significa, por ejemplo, que el
modo de vincularse con cada chico, chica o familia hace a la diferencia.... Toda acción
adulta que respete el derecho a la educación y a la salud de cada estudiante se enmarca
dentro de las políticas de cuidado, se ajusta a derecho”.

Seguimos educando. Acompañar. Cuidar. Enseñar, 2020, pp 24

Fuente de la imagen
https://www.unidiversidad.com.ar/mas-alla-de-la-pedagogia-para-educar-es-necesario-a
plicar-politicas-de-cuidado

El cuidar es una práctica que tiende a construir simultáneamente el bienestar propio y el de las
personas que nos rodean. Lo singular y lo colectivo al mismo tiempo.

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A ello se refiere Carlos Skliar en el siguiente fragmento de la ponencia La educación
como cuidado, compañía y conversación (2021).

https://www.youtube.com/watch?v=KIeFpi9bqjc

Es claro que todos y todas, de alguna u otra manera, cuidamos y somos cuidados y
cuidadas. El cuidado es algo esencialmente humano, o, dicho de otra forma, el cuidado
es un aspecto fundamental de la condición humana.

Los cuidados en la escuela

Cuidar en el marco de las instituciones educativas supone no sólo atender a los emergentes y
problemáticas que puedan surgir, sino, fundamentalmente ofrecer la posibilidad de imaginar
escenarios diferentes a los conocidos —a través de las ciencias, las artes, la tecnología—, generar
espacios de participación y protagonismo de NNyA, y brindar simultáneamente la posibilidad de
afianzar la propia identidad, trazar proyectos personales y colectivos.

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En el nivel secundario, las tareas de los preceptores y las preceptoras, originariamente, se
restringían a la organización escolar, el orden y la disciplina. En la actualidad, abarcan, también, un
conjunto de acciones más ligadas al acompañamiento de grupos, estudiantes y familias. Los y las
preceptoras, entre otros y otras, son figuras que a nivel institucional estan comprometidas a asumir
una posición de autoridad. Particularmente tienen una presencia muy cotidiana y cercana en la
vida escolar de los y las estudiantes. Son quienes realizan una tarea de tutores/as naturales que
acompañan afectivamente y promueven los vínculos entre compañeros/as de curso, entre
estudiantes y profesores/as, con directivos/as, profesores/as y familias. En ese sentido, Dora
Niedwiecki sostiene que las tareas de los preceptores y preceptoras en los últimos años…

“...toman un perfil ligado al cuidado personalizado, el acompañamiento permanente, la


contención afectiva, la construcción de lazos; en síntesis, con la creación de condiciones
necesarias para facilitar el ingreso y la permanencia de los alumnos dentro de la escuela,
ayudándolos a construir su perfil de estudiante” (Niedwiecki , 2010, pp 127 y 128).

Ahora bien, pensar este rol como una figura clave en el acompañamiento de trayectorias
estudiantiles supone la construcción y revisión permanente de acuerdos institucionales. Son esos
acuerdos, que se dan a partir de la construcción de un marco conceptual de referencia, los que
constituyen el encuadre sobre el cual se formulan propuestas de trabajo colectivo en el que las
intervenciones de un preceptor o preceptora se consideran en contacto con otras intervenciones y
acciones: las de los y las colegas, las de profesores/as, tutores/as, equipos de orientación escolar,
equipo directivo, y otros y otras integrantes de de la escuela.

Cuidar en las instituciones educativas nunca es una tarea en solitario. Por el contrario,
es una tarea que se apoya en acuerdos construidos colectivamente, e
institucionalizados en diversos grados; que no son rígidos ni estáticos, sino que forman
parte de la tarea cotidiana.

Sin embargo, muchas veces las condiciones de trabajo no favorecen la construcción de acuerdos y la
tarea de preceptores y preceptoras, como la de otros actores y actrices, es una tarea que se realiza

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en soledad o con el acompañamiento de otras personas adultas de la escuela. Es posible que la
necesidad de cuidado a estudiantes en una situación particular constituya el punto de partida para
la formulación de acuerdos más o menos estables.

Los y las invitamos a una reflexión sobre cómo pensar los cuidados en la escuela a partir
un fragmento del texto El cuidado del otro escrito por Carlos Skliar :
“... Lo que queremos decir al marcar una distinción entre “alteridad” y “relaciones de
alteridad” es que una cosa consiste en hacer del otro simplemente un tema, una
temática (por ejemplo: la adolescencia, la drogadicción, la pobreza, la discapacidad), que
otra cosa es particularizar en un sujeto las marcas de una identidad específica (por
ejemplo: el/la adolescente, el/la drogadicto/a, el/la pobre, el/la discapacitado/a) y otra
cosa muy diferente es comprender que nada es, por sí mismo, en sí mismo, sino en
relación con algo, con alguien (por ejemplo: la adolescencia y el/la adolescente en
relación a otras edades y a otras generaciones, etc.). Cabe aquí la pregunta, entonces, de
si por cuidado del otro entendemos el cuidado hacia una temática puntual y a la vez
escolarizada y/o escolarizable, o si entendemos por cuidado del otro el cuidado que
nosotros dirigimos hacia un sujeto concreto, o si entendemos por cuidado del otro el
cuidado como un sinónimo de atención, de responsabilidad en torno de las relaciones de
alteridad. ” (Skliar, año, pp. 21).
Fuente: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL000780.pdf

“¿Qué es lo que se pone en juego al pensar y sentir la cuestión del cuidado del otro? (...)
¿Se trataría, entonces, de una cuestión de orden moralizante y moralizadora, o bien de
una cuestión de naturaleza jurídica y de establecimiento de derechos o bien, finalmente,
de una cuestión de orden ético, de responsabilidad, de acogida y de atención al otro?”

(Ministerio de Educación, Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente,


2008, pp. 15)

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Para pensarnos desde el rol de preceptores y preceptoras a partir del fragmento de Skliar, podemos
preguntarnos:

¿Me reconozco en situaciones en las que pienso y/o actuó desde una mirada moralizante
o moralizadora de los y las estudiantes? ¿Cómo describirías una situación en la que eso
sucede? ¿Sería posible acompañar atendiendo y respetando lo que el otro o la otra es
sin querer que se encuadre en esas miradas moralizantes? ¿Qué se necesita para
conseguirlo?

Cuidar no es intentar convertir a los otros y las otras en lo que pensamos que deben ser a partir de
las imágenes que muchas veces construimos para clasificarlos/as, para convencerlos/as, para
completarlos/as. Cuidar es abrir espacios para la conversación y enfrentar la experiencia de
volverse extraño/a respecto a los otros y a las otras. Es en esa extrañeza donde aparece la
posibilidad de escucha y de diálogo, del reconocimiento de los otros y las otras; y la certeza de que
son nuestras diferencias las que nos vinculan.

Marco normativo de los cuidados en la escuela en la Argentina


Los cuidados en el ámbito educativo se encuadran en el marco normativo que regula las prácticas
del Sistema educativo argentino. Entre otras normas regulatorias destacamos:

● Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de NNyA.


● Ley 26. 206 de Educación Nacional.
● Núcleos de Aprendizaje Prioritarios o NAPs.

En nuestro país se encuentra suficientemente consagrado el sistema de protección integral de


niños, niñas y adolescentes (Ley N°26.061). Este paradigma concibe a los y las NNyA como sujetos
de derecho, es decir en una posición activa respecto al ejercicio de un conjunto de derechos en
nombre propio como: informarse, opinar y participar, decidir sobre sus vidas, etc.
Se trata de superar el tradicional paradigma tutelar que, asociando inmadurez con capacidad legal,
los y las consideraba como objetos de protección del Estado, sólo capaces de ejercer sus derechos

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en nombre propio una vez cumplida la mayoría de edad. Aún hoy en algunas prácticas, discursos,
y/o acciones tiene vigencia este modo de tutelar a los NNyA. Es por eso que resulta importante
destacar que:

Toda práctica de cuidado en el ámbito educativo debe sustentarse en el marco del


Paradigma de Protección Integral.

Por otra parte, la Ley de Educación Nacional regula el ejercicio del derecho de enseñar y aprender
con los objetivos, entre otros, de construir una sociedad justa, profundizar el ejercicio de la
ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el
desarrollo económico – social de la Nación. Entre otros objetivos, establece:

● Asegurar a los pueblos indígenas el respeto a su lengua y a su identidad cultural,


promoviendo la valoración de la multiculturalidad en la formación de todos/as los/as
educandos/as.
● Brindar conocimientos y promover valores que fortalezcan la formación integral de una
sexualidad responsable.
● Promover el aprendizaje de saberes científicos fundamentales para comprender y participar
reflexivamente en la sociedad contemporánea.

Los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP) plasman los saberes que, como sociedad,
consideramos relevantes para los y las NNyA de todo el país. En lo que respecta a los NAP del nivel
secundario algunas áreas curriculares muestran aparentemente mayor afinidad al tema de
cuidados: Formación ética y ciudadana, Ciencias Naturales, Educación Física, y Educación Sexual
Integral. Ello habilita el trabajo sobre el cuidado desde los contenidos curriculares, aunque
fundamentalmente el cuidado es algo transversal a toda práctica e intervención en la cotidianidad
de la vida escolar.

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La escuela no está sola: el sistema de protección integral y las
instituciones en red
Ahora bien, respecto a los cuidados, la escuela no está sola. Las escuelas forman parte de
un territorio en el que instituciones estatales, organizaciones de la sociedad civil, barriales y
comunitarias desarrollan diferentes prácticas de cuidado.

Además la escuela forma parte del Sistema de Protección Integral de NNyA, según el cual las
instituciones de los distintos sectores del estado que lo componen, cada una desde su competencia,
son corresponsables de la promoción, protección y restitución de los derechos de NNyA, tal como
lo establece el marco normativo señalado anteriormente.

El trabajo articulado entre instituciones activa el potencial de protección y cuidados que cada
comunidad tiene. Estas articulaciones no surgen espontáneamente, requieren recorrer caminos de
conocimiento mutuo, construir vínculos de confianza entre las personas que integran las diferentes
instituciones, comprometerse con el sostenimiento de las redes y la continuidad de los cuidados, y
construir acuerdos para intervenir coordinadamente ante determinadas situaciones. Ello implica
reconocer que se transitan caminos no lineales, en los que se presentan conflictos y desacuerdos
con los que es necesario trabajar. 

Desde las escuelas, y en la acción cotidiana, el armado de las redes con otras instituciones se
concreta a través de proyectos, acciones, estrategias de intervención realizadas de manera
articulada por integrantes de las diversas instituciones, ya sean del área de la educación como de
otras áreas sociales (salud, desarrollo social, etc.), y también con organizaciones de la sociedad civil,
barriales y comunitarias.  

Es desde la corresponsabilidad y el trabajo entre instituciones sostenido en el tiempo que es posible


que ante determinadas situaciones o padecimientos que vivencian nuestras y nuestros estudiantes,
como vulneraciones de derechos o acontecimientos o experiencias que comprometen su integridad,
la escuela pueda cuidar.

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El sistema de protección integral y su principio de corresponsabilidad activa este
potencial de protección y cuidados que cada comunidad puede construir a través de las
tramas y redes comunes, vinculando a NNyA, sus familias, el Estado y la comunidad.

La posición y rol del preceptor en la construcción de una cultura de


cuidados
A continuación y a modo de recapitulación de los contenidos de esta primera clase, les presentamos
algunas sugerencias e ideas de acciones que desde la posición y rol de preceptores y preceptoras
podrían aportar a la construcción de una pedagogía de los cuidados en la escuela.

- Desarrollar una mirada y escucha atenta para distinguir situaciones colectivas y/o singulares
que ameriten intervenciones de cuidado.

- Manifestar disponibilidad para la escucha.

- Conversar con otros/as adultos/as de la escuela sobre situaciones que requieran de un


acompañamiento particular.

- Acompañar las trayectorias escolares y la cotidianeidad de NNyA en la escuela desde una


actitud de alojar y escuchar, asumiendo la posición de una autoridad democrática.

- Participar activamente de reuniones institucionales en las que se discuta sobre las formas de
cuidado.

- Sostener y ayudar a sostener los acuerdos institucionales que se establecen en el marco de


esas reuniones.

- Participar en el diseño colectivo de estrategias de cuidado frente a determinadas situaciones


(por ej.: formas de acompañar situaciones cuando un/a estudiante maltrata a otro/a). En
estos casos, es importante rescatar lo que ya se ha hecho para enriquecerlo, modificarlo o
desestimarlo.

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- Comunicar a los equipos de conducción, de orientación escolar, tutores/as y/o profesores/as
los procesos que se llevan a cabo a partir de las intervenciones que se realizan.

- Compartir con colegas las experiencias de cuidado que se van implementando.

- Evaluar con colegas, tutores/as, profesores/as de curso, equipos de orientación escolar y


directivos los procesos y resultados de acciones de cuidado.

- Tener presente que el cuidado es algo que se construye con el otro o la otra —y no sobre el
otro u otra—, en el marco de un vínculo de confianza y respeto mutuo.

Actividades
Grabá un video de no más de cuatro (4) minutos con una presentación en la que compartas tu
nombre, dónde vivís y dónde trabajas, y la respuestas a algunas de estas preguntas que figuran a
continuación. Compártelo en el foro.
¿Qué prácticas de cuidado (acciones o intervenciones) realizan cotidianamente los preceptores y las
preceptoras de la escuela en la que trabajás? ¿Por qué? ¿Qué características tienen?¿Algunas de
estas prácticas fueron acordadas colectivamente? ¿Qué otras acciones de cuidado crees que
podrían desarrollarse?

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Material de lectura
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación
Docente (2008) Equipo multimedia de apoyo a la formación inicial y continua de docentes. El
cuidado del otro. http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/handle/123456789/89916

Bibliografía de referencia
Chardón, M. (2008). Representaciones sociales del cuidado: entre las prácticas y la noción de
alteridad. Arquivos Brasileiros de Psicología, 60(2), 2008, pp. 10-19. Universidade Federal do Rio de
Janeiro. Rio de Janeiro, Brasil

Dubet, F. (2009). El trabajo de las sociedades. Madrid: Amorrortu editores.

Heller, A. (2011). On the concept of care. En: Pinheiro R, Gomes da Silva A. Cidadania no cuidado. O
Universal e o común na integralidades das acções de saude. Rio de Janeiro: CEPESC.

Michalewicz, A., Pierri, C.; Ardila Gómez, S. (2014). Del Proceso de salud/enfermedad/atención al
proceso de salud /enfermedad /cuidado: elementos para su conceptualización. Anuario de
Investigaciones, vol. XXI, 2014, pp. 217-224. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.

Ministerio de Educación de la Nación (2021). Autoridades que habilitan:


https://www.educ.ar/recursos/157475/autoridades-que-habilitan

Ministerio de Educación (2020). Seguimos educando en las escuelas. Acompañar. Cuidar. Enseñar:
https://backend.educ.ar/refactor_resource/get-attachment/33452

Ministerio de Educación de la Nación (2014). Guía federal de orientaciones para la intervención


educativa en situaciones complejas relacionadas con la vida escolar. Parte 1:
http://bit.ly/guiafederal1

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Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación
Docente (2008) Equipo multimedia de apoyo a la formación inicial y continua de docentes. El
cuidado del otro: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL000780.pdf

Niedzwiecki, D. (2010). Preceptores. De la reproducción normativa a la construcción artesanal de


vínculos, por, Propuesta Educativa Número 34 – Año 19 – Nov. 2010 – Vol 2 – Págs. 127 a 129.
https://www.redalyc.org/pdf/4030/403041705015.pdf

Pautassi, L. (2019). El cuidado como derecho. Revista de la Facultad de Derecho de México. LXVIII,
Número 272. http://dx.doi.org/10.22201/fder.24488933e.2018.272-2.67588

Ulloa, F. (1995). La novela clínica psicoanalítica. Historial de una práctica. Buenos Aires: Paidós.

Créditos

Autor/es: Sanchis, Viviana. Quercetti, Florencia.

Cómo citar este texto:

Sanchis, V., Quercetti, F. (2022). Clase 1. Los cuidados en la escuela: una aproximación desde la
Pedagogía del cuidado. Módulo 1. El rol de preceptores y preceptoras en el acompañamiento de
trayectorias educativas: perspectivas y criterios de intervención desde la Pedagogía del Cuidado.
Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.

 
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