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Para el estudiante
Capítulo 2
P ara e l est u d ia n te
Por otro lado, desde sus inicios, en Japón las personas recurrían al líder espi-
ritual de los pobladores para dirimir disputas vecinales, lo que derivó en dis-
posiciones legales para que los tribunales de ese país sean encabezados por
estas personas, quienes tradicionalmente emplean la conciliación.
Al comenzar la Edad Media, poco tiempo después de la caída del Imperio Ro-
mano, ese monarca es sustituido por el señor feudal, quien ofrece protección
a sus feudatarios a cambio del tributo. Posteriormente, en Francia, el arbitraje
doméstico fue desplazado por la heterocomposición de los conflictos, a car-
go de los jueces señoriales; una función que luego se ve reordenada a partir
de la división de los poderes (legado de las revoluciones atlánticas) cuando
un órgano estatal, distinto a la Administración, adquirió facultades de admi-
nistrar justicia, lo que permitió el ejercicio de la juris-dicción (iuris-dictio).
Con las revoluciones atlánticas –a finales del siglo XVII y principios del siglo XIX,
tanto en Europa como en Norteamérica– se avizora nuevamente el arbitraje,
plasmado en textos escritos que fundan el derecho de los ciudadanos a resolver
sus conflictos mediante este método alternativo, siempre y cuando las partes
accedan de manera voluntaria.
Lo cierto es que del país nórdico surgen los antecedentes y modelos de me-
diación más conocidos, a finales de la década de los 60, a partir de los proce-
dimientos de resolución de desacuerdos laborales industriales. (2)
En este sentido, la autora advierte que el deber que tiene el Estado de tute-
lar los derechos amenazados de sus ciudadanos no se satisface con la sola
organización de un Poder Judicial eficiente, probo, transparente, sino que exi-
ge que se ofrezcan y se apoyen también otros mecanismos de solución de
controversias que pueden resultar, de acuerdo con la naturaleza del conflicto,
más efectivos y menos costosos en términos económicos, rápidos en relación
con el tiempo empleado en su solución, convenientes en cuanto impidan la
recurrencia del conflicto, y socialmente más valiosos si posibilitan y mejoran
la relación futura entre las partes.
Ahora bien, existen diferentes métodos propicios para resolver una dispu-
ta, y cada uno debe ser evaluado por las partes en relación a algunos as-
pectos como el tiempo, la información concreta, el costo final (del proceso
y de profesionales), las consecuencias en caso de no arribar al acuerdo
pretendido, por ejemplo.
a) Concepto
Podemos decir que tanto la mediación como la negociación son procesos que
se desarrollan a través de la comunicación humana, dependiendo de aquellos
relatos que cada una de las partes traen a la mesa, de acuerdo a sus propias
percepciones de la realidad. El mediador y el negociador deben conocer cuá-
les son las características de la comunicación humana, manejarse dentro del
procedimiento y ayudar a las partes a resolver sus conflictos.
c) Estructura de la comunicación
• verbal (palabras),
• para-verbal (tonos, volumen, etc.),
• no-verbal (gestos, posturas, distancia, etc.),
• contexto.
El canal verbal se refiere al lenguaje, a las palabras. Transmite el contenido de
la comunicación, es un “componente del proceso comunicacional, interviene
activamente en el desarrollo del proceso, o sea, el contenido nos permite con-
tinuar y avanzar sobre la información que transmite”.
Ahora bien, aquel que otorga significado en el primer momento es el que re-
cibe la información. Cuando asumimos la posición de negociadores y media-
dores, debemos chequear, comprobar si es correcto ese significado que quien
recibe información ha atribuido al significante.
g) Percepción
Características
Siguiendo a Eduardo Raúl Balbi y María Fabiana Crespo (1997), podemos de-
cir que la percepción cuyo estudio debemos encarar, no es aquella que se
establece en la relación sujeto-objeto, sino en aquellas relaciones de sujeto a
sujeto y dentro del campo de las relaciones sociales.
Los deseos, que son los intereses de los sujetos sobre aquello que consideran
importante, como por ejemplo, el prestigio, la imagen social, etcétera.
Los valores son convicciones profundas de los seres humanos que determi-
nan su manera de ser y orientan su conducta, por ejemplo, la honestidad, la
tolerancia y la libertad; esta tenencia de valores, según Balbi y Crespo (1997,
p. 69) hace que “el individuo adquiera un léxico, un lenguaje particular y que
concentre más su capacidad perceptual en aquellos aspectos coincidentes
con sus valores y con su lenguaje; es decir con lo que entiende y tiene sentido
e importancia para él”.
Los estados de ánimo como la euforia, el optimismo y la depresión, influyen
en nuestras percepciones porque predisponen positiva o negativamente al in-
dividuo haciéndolo más o menos perceptivo y en muchos casos provocando
respuestas o conjeturas equivocadas frente a situaciones de la realidad.
Se considera urgencia a la “necesidad de un actor de satisfacer su interés en
forma inmediata o en menor plazo respecto de lo otro actor,” podemos decir
que la urgencia influye en la negociación porque aquel que se ve afectado va
a tender a hacer concesiones para conseguir un resultado que satisfaga sus
intereses en el menor tiempo posible (Balbi & Crespo, 1997, p. 69).
El negociador debe tratar de determinar cuáles son las urgencias de su parte
y tratar de identificar las de la otra parte, sus causas y características, y tener
en cuenta que tales urgencias constituyen una debilidad, en el sentido que
afectan directamente a los intereses aun cuando la negociación se base en los
intereses de ambas partes. La urgencia puede ser una prioridad para quien la
detenta, que en muchos casos efectuará concesiones que estén más cercanas
(y a veces debajo) a sus expectativas mínimas.
¿Qué podemos decir acerca de la aplicación de estos conceptos al proceso
de mediación? Cuando nos encontramos en el proceso de mediación específi-
camente, el mediador deberá enfocar su accionar en los intereses, y tratar de
que todos aquellos factores que de alguna manera condicionan los intereses
de las partes, lleguen a la conciencia y sean dimensionados por aquel que los
detenta para que no se conviertan en una debilidad en la negociación.
a) Introducción
En esta unidad les proponemos abordar el concepto y origen del estudio
del conflicto, su caracterización y prevención. Asimismo, advertiremos las
diferentes actitudes a tomar frente a él. Comprenderemos su estructura:
partes, objetivos, poder y terceros intervinientes.
b) ¿Conflicto?
Deberemos acercarnos al conflicto como parte natural de nuestra vida,
como una cuestión inevitable que dice presente de manera constante en
c) Definiciones de conflicto
En sentido amplio, se refiere a controversia, batalla, lucha, extendido a des-
acuerdos agudos u oposición de intereses, ideas y preferencias. En sentido
estricto, resulta “una percibida divergencia de interés o una creencia de que
las aspiraciones corrientes de las partes no pueden lograrse simultáneamen-
te” (Highton & Álvarez, 1995, pp. 41, 42).
Remo Entelman (2014) precisa que: “Sin intentar definición alguna, debo
decir que la afirmación de que dos partes tienen una relación de tal tipo
en la que ambas procuran la obtención de objetivos que son, pueden ser o
parecen ser para alguna de ellas, incompatibles, es bastante parecida a una
definición de lo que en otras áreas de conocimiento se denomina conflicto”.
Con otra mirada, Marinés Suáres (1996) señala que el mismo es un proceso
interaccional que, como tal, nace, crece, se desarrolla y puede a veces trans-
formarse, desaparecer y/o disolverse; otras veces permanece estacionado,
construido entre dos o más partes donde predominan interacciones antagó-
nicas y quienes intervienen lo hacen como “seres totales” con sus acciones,
pensamientos, afectos y discursos.
Robbins (1996) lo define como “El proceso que comienza cuando una parte
percibe que otra parte la ha afectado en forma negativa, en algo que la pri-
mera parte estima” (p. 505).
En el siguiente cuadro observaremos cuáles son las causas que dan origen
al conflicto, según Fuquen Alvarado (2003). Independientemente de los
elementos en particular que cada uno pueda presentar, se pueden distinguir,
para esta autora, cuáles son los orígenes que dan lugar a la existencia de una
disputa.
• en contra de las necesidades del otro negociador a corto plazo, pero a fa-
vor a plazo intermedio o largo. (7)
El siguiente gráfico nos presenta la figura denominada por este autor como
“Triángulo del conflicto” y en él se representan tres tipos de conflictos:
a) Concepto
“La negociación es un proceso de comunicación directo o indirecto entre las
partes, según la existencia o no de representantes, es decir, si aquellas nego-
cian cara a cara o a través de otras personas debidamente apoderadas por
ellas” (Calcaterra, en Percy Calderón, 2009, p. 76).
b) Caracteres
Cada negociador tendrá su estilo, que puede ser compatible con la actitud
que asume para enfrentar los conflictos, o sea puede ser:
c) El modelo de Harvard
Encontramos en el Modelo de Harvard siete elementos fundamentales que
debemos tener en cuenta para el desarrollo de la negociación, ellos son:
• Opciones: Buscar una sola respuesta, generar muchas, mezclar e idear con el
decidir, separar el proceso de idear con el proceso de decidir, idear a solas,
generar conjuntamente, buscar beneficio mutuo, buscar beneficio propio.
Fases de la negociación
Teniendo en cuenta estos elementos y el hecho de que la negociación es un
proceso, vamos a definir cuáles son las fases que integran esos procesos:
1) Preparación.
2) Discusión.
3) Propuesta.
4) Acuerdo.
Preparación
Esta fase se cumple antes de iniciar la discusión, lo hace cada una de las
partes en forma individual, recabando información respecto de la mejor for-
ma de encarar sus propios intereses y respecto de cuestiones inherentes a
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Capítulo 2. Para el estudiante
la otra parte. Averiguando, por ejemplo, qué derechos tiene cada uno, qué
urgencias puede tener la otra parte y si puede inferir sus intereses. También
en esta fase se fijan los objetivos mínimos y máximos que posibilitarán un
acuerdo, se determina cuáles podrán ser las concesiones y se miden las me-
jores alternativas al acuerdo negociado (MANN). Las mejores alternativas
que deben tenerse en cuenta son aquellas que el sujeto puede realizar por sí
mismo con independencia de la otra parte. Es aquella que puede conseguir
la persona fuera de la mesa de negociación y es lo que va a determinar si
se concurre o no a la negociación para obtener, a través de ella, algo mejor
de lo que se obtendría sin negociar. Hay que tener en cuenta, además, al
planificar la negociación, que ni el mínimo ni el máximo pueden ser total-
mente inflexibles, que ellos pueden cambiar con las propuestas de la otra
parte y que de ninguna manera pueden limitar nuestra imaginación y crea-
tividad para soluciones que pueden surgir al escuchar las propuestas de la
otra parte, y que, si bien pueden estar debajo del mínimo que fijamos en
nuestra posición, satisfacen mejor nuestros intereses. La planificación es un
parámetro, una manera de concurrir a la negociación con datos e informa-
ción, conociendo el tema a negociar y estableciendo de antemano posibles
concesiones, pero de ninguna manera podrá ser inflexible porque en el en-
cuentro con la otra parte, en las fases de discusión y propuesta, los objetivos
a negociar pueden incluso ampliarse e ir más allá de lo que individualmente
se imaginaron.
Discusión
En la discusión con el encuentro de las partes, cara a cara, surgen las posicio-
nes y los intereses. La posición es lo que cada una de las partes quiere; sirve
para definir la base del conflicto, es lo que se dice que se quiere, lo que se
afirma.
a) “quiero una naranja”;
b) “yo también la quiero”.
El interés es aquello que sustenta a la posición, lo que justifica para qué quiero
algo, es lo que se desea.
a) “quiero la naranja para comerla”;
b) “quiero la naranja para hacer un dulce”.
Detectar los intereses amplía las posibilidades del acuerdo y muchas veces
el objeto. Siguiendo el caso del ejemplo, ambas partes han obtenido la tota-
lidad de lo que deseaban: existe en este caso, una multiplicación del objeto
del conflicto, porque si una sola de las partes de hubiese llevado la naranja, la
otra perdía y si la hubieran partido por la mitad, la satisfacción de ambas no
hubiese sido la misma.
Propuestas
Acuerdo
d) Otros modelos
Existen técnicas que dan preeminencia a las relaciones, tratando de circulari-
zar el conflicto para que cada una de las partes comprenda efectivamente los
intereses y las necesidades de la otra parte, teniendo en cuenta la narración de
a) Características
• Cuando las personas adviertan que recurrir a las vías judiciales tradicionales
les ocasionan gastos y pérdida de tiempo y esfuerzos.
• Siempre que las leyes los permitan, se podría mediar en cuestiones que co-
rrespondan a todos los fueros, no así en aquellos asuntos en los que esté
comprometido el orden público (como divorcios, procesos de capacidad,
adopción etc.).
c) Procedimiento de mediación
En principio cobra especial importancia, el lugar donde se desarrolla el
proceso de mediación, donde asistirán las partes, que puede variar si se
está en presencia de mediaciones privadas o en centros de mediación,
donde ya están organizadas las salas de audiencias. En todos los casos se
necesitan recintos donde la permanencia y el desarrollo del proceso sea
cómodo y agradable. El mediador debe preparar de antemano la media-
ción y uno de los aspectos esenciales, es contar con espacios que tengan
esas características. “El espacio otorga significados a los sucesos que en
él ocurren (…) necesitamos en mediación un espacio apto para analizar
problemas y tomar decisiones (…) recurso que facilita la conexión personal,
genera confianza y es herramienta del trabajo del mediador” (Diez-Tapia,
2000, pp. 35-39).
d) Presentación y discurso
El mediador que debe ser puntual, es el que recibe en la sala a las partes y a
las personas que están introducen abogados, técnicos etc, con anuencia de la
otra, para evitar futuros problemas, por lo que el mediador dispone las ubica-
ciones de las mismas alrededor de la mesa.
Debe señalar que su tarea consiste en escuchar a ambas partes por igual, que
se asegurará de haber entendido bien toda la problemática, dejando en claro
que interesa la opinión y decisión de las partes no la propia, no es juez, pues
él colabora con las partes en la posibilidad de explorar opciones.
Asegurar que han entendido todos los aspectos del conflicto que narren las
partes y que las mismas comprendieron la dinámica del procedimiento.
Todas las exposiciones tienen la misma importancia, por eso hay que atender
tanto lo que se está diciendo como a la forma de hacerlo. El mediador pue-
de interrumpir para efectuar preguntas, de manera que vaya quedando claro
cuáles son los puntos en conflicto. Si a partir del relato surgiesen agresiones
de parte del exponente hacia los otros o de la parte contraria hacia el expo-
nente, el mediador debe tratar de reducir la gravedad de las mismas para
permitir la comunicación eficaz. El mediador ya se legitimó al inicio y debe ser
respetado, manteniendo el control, no permitiendo excesos.
El mediador también toma notas y hace saber a las partes que pueden escri-
bir en las hojas dispuestas en la mesa. Apunta los temas relevantes sobre lo
que van exponiendo las partes.
En ese momento, cuando las partes terminan de hablar, se utiliza una técnica
eficaz, como es el parafraseo o recapitulación, en la que el mediador hace una
síntesis en forma objetiva y neutral de los hechos, remarcando los aspectos
sobresalientes de cada uno de los relatos e interrogando acerca de lo que
cada parte vertió en los mismos. El parafraseo o recapitulación evidencia que
el mediador escuchó a la partes con atención, confirma las posiciones, baja
la tensión a la que generalmente estas están sometidas y les da la posibilidad
de escuchar de alguien ajeno al conflicto los puntos más importantes de las
respectivas pretensiones.
El mediador debe contar con una personalidad que, sin ser autoritaria, ins-
pire respeto, firmeza suficiente para llevar adelante la audiencia. Además, es
fundamental el grado de confianza, no solo respecto de la neutralidad de su
posicionamiento, sino también de la solvencia profesional en el manejo del
método.
Estas consideraciones nos permiten delinear una serie de cualidades que do-
tarán al abogado del perfil mediador necesario para desenvolverse como tal.
Ellas son, a saber:
• aptitud de comunicación,
• capacidad para reducir tensiones,
• disposición a ser paciente,
• aceptar distintos estilos de vida,
• oyente activo,
• modelador de ideas,
• guía y dirección firme del proceso,
• manejo productivo del conflicto,
• dirigir su actuación hacia las necesidades de los implicados,
• compromiso hacia la resolución pacífica de controversias,
• capacidad de hacer sentir a las partes que es imparcial,
• creativo-hábil-enérgico-íntegro-empático-con sentido del humor-perseveran-
te-libre de prejuicios-honesto-sincero,
• sensibilidad frente a los valores arraigados de las partes,
• habilidad para separar sus propios valores y cuestiones personales,
• habilidad para lidiar con material fáctico complejo,
• habilidad para transformar las posiciones de las partes en intereses y nece-
sidades,
• conocimientos en general y observancia de normas éticas.
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Capítulo 2. Para el estudiante
Señala Antonio M. Prida Peón del Valle que “Cualquier ejercicio profesional
relacionado con la solución de controversias entre particulares debe ser rea-
lizado conforme a normas éticas y jurídicas basadas en principios morales,
pero fundamentalmente con base en el concepto del honor y de la dignidad
profesionales, así como en el sincero deseo de cooperar a la buena adminis-
tración de la justicia” (Prida Peón del Valle, 2017).
(9) Código Ética, en página web del Centro Empresarial de Mediación y Arbitraje
(CEMA). Recuperado el 12 de setiembre de: http://www.medyar.org.ar/codigo-etica.php
(10) Este cuadro ha sido extraído de: http://slideplayer.es/slide/3429829/
V o cab u l ari o ( 1 )
Acta final de mediación: documento firmado por las partes y las personas
mediadoras, en el que se asientan los acuerdos de la mediación o las causas
de la finalización de la misma.
Acuerdo: obligación adoptada por las partes, a la que se llega tras finalizar la
mediación. Contiene la identidad y el domicilio de las partes y del mediador, la
resolución del conflicto, que determinara las obligaciones de las partes. Este
documento tiene carácter vinculante y puede ser suscripto por un escribano
público a fin de otorgarle carácter ejecutivo.
Arbitraje: proceso que se dirime ante árbitros por convención de las partes.
Carácter autocompositivo: son las partes por sí mismas las que tratan de al-
canzar un acuerdo (si bien se hacen valer de los conocimientos, habilidades y
técnicas de un tercero) sin que ninguna de ellas imponga una solución.
(1) Algunos conceptos han sido elaborados, y otros fueron extraídos de http://www.
medyar.org.ar/glosario.php, y del Diccionario Jurídico (1ª ed. electrónica): https://www.
academia.edu/33486702/diccionario_de_ciencias_juridicas_politicas_y_sociales_ma-
nuel_osorio
Caucus: reunión en forma privada de un mediador con una de las partes, para
avanzar en la discusión de los asuntos que interesan a las partes.
Intereses: son el trasfondo de las posiciones tomadas por las partes. Es nece-
sario identificar cuáles son los intereses de las partes para poder llegar a una
solución satisfactoria.
cambiar los “roles” que asumen dentro de la historia del conflicto para que
puedan ir saliendo de las posturas de víctima-victimario.
Lenguaje Yo: con esta técnica comunicativa se intenta que las partes expre-
sen sus emociones en primera persona, evitando así que responsabilicen a los
demás de sus sentimientos.
Mediación: negociación asistida por un tercero ajeno a las partes que las ayu-
da a clarificar, consensuar y arreglar diferencias mediante un acuerdo por es-
crito. Ese acuerdo tiene la fuerza de una sentencia judicial cuando es celebra-
do ante un mediador matriculado ante el Ministerio de Justicia de la Nación.
Negociación: proceso de trato directo entre dos o más partes de una disputa,
sin la presencia de terceros.
Partes: son las personas físicas o jurídicas que piden asistencia en mediación
–requirente y requerido– por una disputa a resolver.
Posiciones: las llamadas posiciones son las perspectivas que tienen las partes
sobre el conflicto, es decir, a las soluciones que cada una de las personas in-
tervinientes proponen.