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Evolución histórica de las leyes de Divorcio en el Ecuador y su perjuicio a la Institución

y Unidad Matrimonial

Por: Andrés Vicente Cano Sotomayor

Resumen
La legislación del divorcio en el Ecuador es, a comparación del Código Civil,
considerablemente reciente. Es poco conocida la historia detrás de su aprobación y aplicación,
tomando en cuenta la cotidianidad que está tomando esta figura, y es igualmente desconocido
el proceso de reforma que hasta hoy ha tomado su cumplimiento. Ecuador es uno de los
primeros países a nivel regional en legalizarlo e implementarlo en su sistema jurídico sin
trabas significativas. Pero esto representa un debilitamiento de la institución familiar a nivel
social y la desvalorización del entorno familiar.
Son visibles los desencadenantes jurídicos de esta problemática, que este estudio propone
analizar en consonancia con la historia y la doctrina civilista tradicional.
Como trabajo teórico, se valdrá de referencias bibliográficas fiables que colaboren con el
desarrollo de esta investigación, tanto a nivel histórico como jurídico. Y buscará transmitir lo
más fielmente posible los procesos en los que se desencadenaron aquellos sucesos jurídicos y
sus verdaderas consecuencias.

Palabras clave: Divorcio, Legislación, Civil, Historia, Ley, Familia, Institución, Matrimonio.

Abstract
Divorce legislation in Ecuador is, compared to the Civil Code, considerably recent. The
history behind its approval and application is little known, taking into account the daily life
that this figure is taking, and it is equally unknown the reform process that until today has
taken its compliance. Ecuador is one of the first countries in the region to legalize and
implement it in its legal system without significant obstacles. But this represents a weakening
of the family institution at the social level and the devaluation of the family environment.
The legal triggers of this problem are visible, which this study proposes to analyze in line
with history and traditional civil doctrine.
As a theoretical work, it will make use of reliable bibliographical references that collaborate
with the development of this research, both at a historical and legal level. And it will seek to
transmit as faithfully as possible the processes in which those legal events were triggered and
their true consequences.

Keywords: Divorce, Legislation, Civil, History, Law, Family, Institution, Marriage

1.- Introducción
Es bien sabido en el mundo jurídico civilista que el Código Civil ecuatoriano es casi
tan antiguo como la República misma, pero pocos juristas de esta área saben con exactitud
desde hace cuanto existe la ley que regula la realización de divorcios en este país y sus
implicaciones jurídicas y sociales actuales.
Por lo que se tratara de mostrar de forma clara y completa la historia de la ley de
divorcio junto con el desarrollo anterior y posterior a la legalización de esta figura jurídica.
Trataremos la historia del derecho civil matrimonial desde la redacción y aprobación
de la legislación civil vigente, mostrando como la Iglesia Católica ecuatoriana poseía el
monopolio civil y canónico de las suscripciones matrimoniales hasta llegar a la Revolución
Liberal y su Ley del Matrimonio Civil del año 1902.
Es de resaltar que la historia del divorcio es antiquísima. El mismo existía en todo
Occidente reconocido durante los años del Imperio Romano y Griego y en el mundo judío y
árabe, por lo que esta figura tiene más de 2000 años de existencia histórica. Luego de la
cristianización de Roma y la construcción de la Cristiandad medieval, la Iglesia suplanto el
divorcio por la “nulidad matrimonial”, ya que para esta es claro que la intención de Dios era
que la unión matrimonial fuera perpetua1. Por lo que no reconoce el divorcio civil, ya que el
Estado no posee la potencia para disolver lo indisoluble.2
Grandes doctrinarios civilistas de tradición cristiana, como el reconocido Mons.
Larrea Holguín, Arzobispo de la ciudad de Guayaquil, desde la visión explicada mas arriba,
anunciaron las complicaciones mas que todo sociales de la existencia de las leyes de divorcio
y sus ampliaciones con respecto a los traumas que estas representaban para la unidad familiar
y, por lo tanto, moral de la Patria.
Este trabajo busca corresponder con tales pretensiones, tratando de demostrar cómo la
evolución histórica de estas leyes y causales presentes en el Código Civil son un perjuicio a la
Familia en general y a la Institución Matrimonial en particular.
Analizando los problemas presentes, esta investigación posee como máximo
enunciado el aportar a la comunidad jurídica reivindicando las rectas intenciones de Mons.
Larrea Holguín, ya que el mismo suele ser ampliamente leído y referido pero muy poco
estimado en cuanto a sus argumentos morales sobre los temas mas polémicos del Derecho
Civil Ecuatoriano, como el mismísimo problema del Divorcio.
Se tratara de ser lo mas fieles posibles a sus enunciados y sentencias, mostrando una
realidad argumentativa muy poco apuntada o estimada por los actuales teóricos y doctrinarios
del ámbito civil, ya que el problema que se busca explicar es la actual inestabilidad familiar
debido a la socialización y naturalización del divorcio debido a sus distintas facilidades y
causas presentes en nuestro actual Código Civil.3
Garantizando rigurosidad académica, cada una de las citas en notas al pie son referidas
según las reglas de citación Chicago y referidas en la bibliografía bajo las mismas normas.
Los artículos y documentos citados son, a la vez, estudiados y analizados bajo la visión del
problema que da origen a esta investigación.

1 Mateo 19:6
2Garay, M & Juarez, A. “El Divorcio y su Evolución en el Derecho Argentino” (Doctoral dissertation,
Universidad Nacional de Cuyo. Facultad de Ciencias Económicas).
3 Art. 110, Código Civil [CC 2005], Registro Oficial del año 2005.









2.- Contexto histórico previo a la expedición de estas leyes


Para comprender de mejor manera este tema en especifico, vale la pena considerar la
historia en dos pequeños contextos complementarios: el contexto histórico “lejano” y el
contexto histórico “cercano”. Se hace esta diferenciación contextual para permitir una visión
más integral de la historia de nuestra legislación civil en general, y las leyes de divorcio en
particular.
La República del Ecuador nace como Estado independiente el año de 1835, con la
expedición de su segunda Constitución bajo el mandato del guayaquileño Vicente Rocafuerte,
luego de un primer gobierno liderado por el venezolano Juan José Flores, durante el periodo
considerado de “dominación floreana”.
Rocafuerte establece su gobierno mediante un pacto con Flores, lo que le da cuatro
años de un mandato relativamente estable. Pero su proyecto de organización no surtió mayor
efecto ya que su enemigo logro asaltar por una segunda y tercera vez el poder. Pero este
periodo de dominación del General extranjero termino luego de una reacción de las
oligarquías costeñas tras la expedición de la infame “Carta de la Esclavitud” de 1843, que
resulto en el completo retiro eventual de Flores de la política mas su expulsión del país.4
Nuestra legislación civil surge algunos años después de estos sucesos. Ya en los
albores del garcianismo, figuras prominentes de la política y el derecho comprendieron la
urgente necesidad de regular las relaciones civiles llevadas a cabo en territorio nacional. Por
lo que, el año de 1860 se plantea la primera codificación de nuestro Código Civil inspirado en
el Código de Andrés Bello, recientemente aprobado en Chile, y un año después, se aprueba el
Código y es expedido a nivel nacional.
En materia matrimonial, la elaboración de actas y censos matrimoniales fue legada a la
Iglesia, atendiendo a la confesionalidad católica que caracterizaba aquellos periodos5,
cuestión que tomó más fuerza durante el segundo período presidencial de Gabriel García
Moreno, tras la anterior suscripción del Concordato con la Santa Sede, la redacción de la
Constitución de 1869 y la Consagración de la Patria al Sagrado Corazón de Jesus.
A esto le siguen una serie de gobiernos “progresistas” luego del tiempo de convulsión
social y política de la dictadura de Ignacio de Veintimilla y las Guerras de Restauración6. Es
entonces que se suscita un evento que represento un antes y un después en la historia política
y civil de nuestro país: en 1894 se da la infame “venta de la bandera” y explosiona en todo el
territorio nacional la Revolución Liberal comandada por el Gral. Eloy Alfaro y sus guerrillas
montoneras en Esmeraldas y Manabí.7

4 Ayala Mora, Resumen de Historia del Ecuador (Quito: Corporación Editora Nacional, 2008), 29
5 Art. 99, Código Civil [CC 1860], Registro Auténtico de 3 de diciembre 1860.
6Juan Leon Mera, La Dictadura y la Restauración en la República del Ecuador (Quito: Editorial
Ecuatoriana, 1932), 364
7 Ayala Mora (2008) nos explica que durante el ultimo gobierno del Periodo Progresista, el del
Presidente Luis Cordero Crespo, el gobernador del Guayas, Caamaño, realizó un negociado que se
tradujo en el escándalo mencionado de la venta de la bandera. Esto termino ocasionando la caída del
régimen e impulso la rebelión montonera de Eloy Alfaro, dando inicio a la mentada Revolución
Liberal. (31)






3.- Proceso Legislativo aprobatorio


Con la Revolución Alfarista de 1895 se implemento el laicismo de Estado en el
Ecuador. Con esta gran innovación político-jurídica se aprobó la creación de la Ley de
Matrimonio Civil que entró en vigencia en el año 1903. Esta trajo dos importantes novedades.
Primero, le otorgo al Estado la facultad de regular el matrimonio junto con la Iglesia.
Segundo, se instauró la figura del divorcio vincular.8
Con el tiempo se fueron ampliando las causales del mismo: en 1904 se definieron tres
nuevas causales principales de divorcio: adulterio de la mujer, concubinato (del marido) y que
alguno de los cónyuges atente contra la vida del otro. Y, finalmente, en 1910 se aprueba el
divorcio por consentimiento mutuo. También sucede que, como complemento a la legislación
original, se aprueba en 1958 la “separación conyugal mediante autorización judicial”. Esto
equivaldría a lo coloquialmente denominado como “separación de bienes”.9
Ahora, se procede a explicar cada uno de los puntos relatados mas arriba: las causales
son establecidas con el animo de tipificar en situaciones arquetípicas las motivaciones que
llevan a los cónyuges a dar por finalizada la sociedad conyugal.
No se puede decir mas sobre las distintas causas mas allá de lo establecido y de qué,
como motivadores, dan la condición idónea para apelar a este recurso.
Y el recurso reconocido como “separación judicial” comprende una disolución formal,
mas no material, de la sociedad de cónyuges, atentando contra su naturaleza originaria.
De todo esto, se puede inferir que las leyes aprobatorias del divorcio son relativamente
nuevas a comparación de la existencia de toda nuestra legislación civil, con 97 años de
diferencia contados desde la ultima aprobación en 1958.
Esto corresponde a las reformas mas importantes llevadas a cabo desde la aprobación
en 1903, innovaciones que se fueron ampliando incluso en las posteriores codificaciones del
Código Civil.
Como complemento de todo lo dicho, en la reforma constitucional del año 2019,
referente al conocido “matrimonio igualitario”, se cambio la redacción del articulo
correspondiente alegando que el contrato matrimonial era la union efectiva de dos personas
(anteriormente especificaba la union varón-mujer como condición elemental) para vivir juntos
y asistirse mutuamente, excluyendo la procreación.10

4.- Aseveraciones de Mons. Larrea Holguín respecto al problema del Divorcio


Mons. Larrea Holguín, insigne eclesiástico y doctrinario del Derecho Civil
Ecuatoriano reconoce, en el volumen 2 de su clásico Manual, dos configuraciones jurídicas
del “divorcio”: la separación de cuerpos o solamente “separación” que permite la disolución
no vincular de la relación matrimonial, separándose los cónyuges sin destruir el vinculo

8Sergio Nuñez, “Divorcio Incausado: Una Urgente Actualización Normativa”, USFQ Law Review 7,
No. 2 (Octubre 2021), 157-182, https://doi.org/10.18272/ulr.v8i2.2280
9Gil-Merino, Berta, “Régimen Jurídico de la Pensión Compensatoria en Razón de Separación o
Divorcio”, (2016), https://www.eumed.net/tesis-doctorales/2016/bgmr/ecuador.htm
10El artículo 81 del Código Civil previo a la reforma mantiene la configuración original de union
varón-mujer, y en sus finalidades no excluye el acto procreativo como elemento esencial del contrato
matrimonial.









propiamente dicho y el divorcio vincular, el cual se denominara común, que diluye el contrato
matrimonial en su totalidad, permitiéndole a ambos cónyuges el contraer nuevas nupcias.11
Desde su posición eclesiástica, el Mons. defiende en base al derecho canónico y al
mismísimo Derecho Natural, la primera configuración jurídica del “divorcio” que seria la
separación de cuerpos, alegando que esta respeta el principio de indisolubilidad, consagrado
por las disposiciones canónicas de la Iglesia.
Los argumentos expuestos por Mons. Larrea Holguín son, en su naturaleza, eruditos y
muy detallados, pero para una mejor comprensión de estos se clasificaran de la siguiente
manera: argumentos considerados generales y argumentos considerados específicos
(correspondientes a cada causal de divorcio existente hasta la fecha de redacción y
publicación de su obra). Desde una aseveración general, Larrea Holguín relata que la
legislación de divorcio se inaugura en Francia por ocasión de la Revolución Francesa y de
entonces regada por casi toda Europa, con inspiración de ideologías radicalmente
individualistas y románticas, menoscabando los legítimos intereses y derechos del cuerpo
social que exigen altísimos sacrificios a los ciudadanos en pos de su permanencia.12
También expone que la punta de lanza argumentativa de sus defensores han sido: los
posibles sufrimientos y desgracias causadas por un hogar mal avenido.13 Explicaciones vanas
para nuestro autor que insiste que la verdadera intención es presentar estos casos extremos,
incluso aislados agrega Mons., e impresionar la sensibilidad pública para justificar aquello
que no puede serlo, mas allá del hecho de ignorar la naturaleza intrínsecamente indisoluble
del vinculo matrimonial.14
Con respecto a los hijos en un matrimonio disuelto por divorcio, Mons. declara que
estos son también víctimas de la separación vincular de los padres.15 Y menciona que son
presa la mayor de las veces de resentimientos imborrables, absorben del ambiente odios y
rencores y que esto los lleva a desequilibrios mentales. También explica que su educación,
comprendida como formación integral y no solo como adquisición de conocimientos
prácticos, suele ser incompleta, ya que falta la vigilia amorosa de sus dos padres y el clima de
hogar que cimienta sólidamente tal educación.16 Otra de sus conclusiones es que, consagrado
el divorcio vincular en la ley civil, este se extiende socialmente con una gran virulencia,
representando un grave problema social y moral generalizado.17
Estos podrían entenderse como los argumentos que critican generalmente el divorcio
desde una perspectiva globalizada, comprendiendo con absoluta fineza las aristas que
intervienen.

Juan Larrea Holguín, Manual Elemental de Derecho Civil del Ecuador - Volumen II (Quito:
11
Corporación de Estudios y Publicaciones - CEP, 2008), 78
12 ibid., 79
13 ibid.
14 ibid.
15 ibid., 80
16 ibid.
17 ibid.





Correspondiendo al estudio de las distintas causales, el Mons. no escatima palabras


para criticar las lagunas y falencias en las que incurrieron los legisladores al configurarlas tal
como se presentaban en la época que escribía este autor.
Mons. Larrea Holguín conforma su critica específica separando las causales en
grandes grupos: 1.- adulterio y otro caso afín, 2.- varios casos de injurias, 3.- enfermedades y
4.- separación ilegal.18

a) Adulterio y otro caso afín

Mons. enuncia, en primer lugar, tres posibles soluciones correspondientes a la causal


de adulterio, presuponiendo que este acto sea un delito penado. Y aclara que de todas aquellas
opciones, la ley adopto la tercera (que la acción penal solo se pueda seguir después del
divorcio), sentenciándola como la más inconveniente de todas.19 Y dice posteriormente que
esto podría considerarse como una especie de recompensa para el criminal, ya que, suprimida
la causa penal por adulterio, como consecuencia lógica la causa civil para la suscripción del
divorcio también debía suprimirse, acción que el legislador no realizo, manteniendo la
causa.20
Lo siguiente abarcado por Mons. Larrea Holguín es lo que es explicitado en el
numeral 6 del artículo 110 del CC.
Aquí el Mons. explica que este caso no supone adulterio, sino mas bien, una falta de
fidelidad entre los contrayentes o falta de sinceridad por parte de la mujer, que no ha revelado
antes del matrimonio el hecho de estar embarazada.21
Mons. procede a dar a entender que lo previsto por el legislador al redactar esta causa
es fantástico e irreal en la vida corriente y, si bien posible, increíblemente raro y que el
objetivo de la ley es regular situaciones y casos corrientes y considerablemente posibles,
rechazando realizar juegos inútiles de lógica abstracta ya que desde su publicación, no han
existido demandas de este tipo.22

b) Varios casos de injurias

Mons. Larrea Holguín empieza la explicación de este grupo de causales hablando de la


Sevicia y empieza manifestando que se presenta esta causal de forma extremadamente
incompleta (sin desarrollo o explicación positiva) y que ademas no se encuentra tipificada en
alguna otra parte de nuestra legislación.23 En complemento con lo que se dice, el Mons. dice
que, a falta de alguna definición legal efectiva, lo mejor seria atenerse al significado

18Mons. dedica varias paginas a formular su explicación y critica a estos grupos de causales,
conformados por las semejanzas existentes entre algunas de las causas, agrupándolas en un bloque
amplio común.
Juan Larrea Holguín, Manual Elemental de Derecho Civil del Ecuador - Volumen II (Quito:
19
Corporación de Estudios y Publicaciones - CEP, 2008), 86
20 ibid.
21 ibid.
22 ibid.
23 ibid., 87









lingüístico y natural de esta palabra, detallada por el Diccionario de la Lengua castellana.24


Desde un análisis histórico, dice el autor que en los primeros años de la
implementación de la Ley de Matrimonio Civil, la jurisprudencia atenida a esta causa fue
extremadamente severa como manifiesta la sentencia de la entonces Corte Suprema que versa
sobre lo titulado como “sevicia atroz”, pero conforme se fue configurando esta misma, se
volvió, en palabras de Mons., “injustificadamente indulgente”.25
Mons. avanza a explicar sus argumentos en torno a la causal del numeral tres del
artículo 110, pero el paso del tiempo ha incidido de forma negativa en sus sentencias debido a
que la configuración de este numeral es completamente diferente a como estaba redactado.26
Amenazas graves de un cónyuge contra la vida del otro: Mons. Larrea Holguín solo
aclara a este respecto que, en la realidad, esta causal cuadraría con mayor especificación en la
causal de “injurias graves” según la vieja redacción del numeral tres.27 Hoy en día, bajo la
nueva configuración de este numeral, si podría ser considerada como una causal propia.
Con respecto a la tentativa contra la vida del otro cónyuge, Mons. Larrea Holguín
también nos dice que esta causa también se reduce a las injurias y que se conforma bajo casos
extremadamente raros, para su tiempo, y posiblemente basados en intereses personales o
intenciones de imitar legislaciones extrañas.28
Y para finalizar con este grupo, expone sobre la causal presente en el numeral 7, que
tipifica el intento de corromper al otro cónyuge o a alguno de los hijos. Su argumento gira
según estas explicaciones: 1.- Existen otras formas legales para castigar y prevenir estos actos
y 2.- Siendo innecesario el dejar sin hogar a los hijos, es probable que la intención corruptora
proceda de ambos padres, por lo que en esto, la ley no se atañe a la realidad social de aquel
momento.29

c) Enfermedades

Este grupo de causales tiene su génesis en el análisis que hace el Mons. Larrea
Holguín del numeral del artículo 110, que trata del hecho de adolecer alguno de los cónyuges
alguna enfermedad grave declarada por médicos designados por un Juez. Aquí Mons. con su
característica clarividencia resalta la inhumanidad del hecho de que se anule la condición de
asistencia mutua que forma parte del vínculo matrimonial creando una causal de divorcio por
enfermedad declarada atentando contra la lógica del carácter asistencial del contrato,
significando una grave discriminación contra el cónyuge enfermo.30 Aún así, Mons. Larrea
Holguín admite que pueden haber enfermedades que requieran de una debida separación de

24 ibid.
25 ibid.
26 ibid., 88
27 ibid., 90
28 ibid., 91
29 ibid., 91-92
30 ibid., 92







cuerpos.31 Mons. también muestra la incoherencia en la que cayó el legislador cuando,


declarando como causal la cuestión de las enfermedades, sentencio que si alguno de los
cónyuges fuera demente o incluso sordomudo sin poder darse a entender oralmente o por
escrito, el vinculo contraído si es indisoluble, y para sostenerlo sus defensores caen en
malabarismos mentales y jurídicos de todo tipo.32
Entonces, Mons. comienza su análisis sobre la causal concerniente a la toxicomanía o
embriaguez consuetudinaria da cualquiera de los cónyuges. Y Mons. Larrea Holguín explica
que el estado constante de embriaguez puede ser o una autentica enfermedad o provenir y
generarse por una.33 Desde el apartado moral, la embriaguez consuetudinaria puede ser
desencadenada circunstancialmente por los malos tratos e incomprensiones del otro cónyuge,
y asevera que la ley, como garante de la justicia, no se ha encaminado a comprender estas
posibles situaciones tan humanas obrando con suma injusticia procurando el divorcio sin
distinción alguna, favoreciendo incluso a quienes contraían el vínculo a sabiendas de la
embriaguez de su cónyuge.34 Incluso podría decirse lo mismo de los toxicómanos.35
Y finaliza este grupo de causales estudiando la que hace mención de la existencia de
alguna sentencia ejecutoriada a reclusión mayor. Aquí el Mons. discurre poco sobre esta causa
diciendo que para garantizar el tramite por esta causal, únicamente se requiere de la sentencia
ejecutoriada efectiva, más allá de los errores del Juez, la condenación injusta y la reforma que
instauro la Ley 256 que especifica de la necesidad de la reclusión mayor para hacer efectiva
esta causa.36 Y su crítica a las diversas causales existentes termina con:

d) La separación ilegal

Vale la aclaración que este grupo de “causales” comprende una sola de ellas, la del
numeral 11 del artículo 110 del Código Civil. Pero es la causal individual a la que Mons.
Larrea Holguín dedica mas texto a su análisis que a cualquiera de las otras causales
individuales.
Mons. empieza refiriendo a las diversas formas de cómo las diversas leyes nacionales
sancionan el acto de abandono ilegal del hogar desde un actuar preeminentemente penal,
como por ejemplo: multas (Francia), prisión (Argentina, España, etc.). También explica que
desde lo civil, este acto se puede sancionar con la perdida del derecho de alimentos, que aun
así es irrenunciable, de gananciales y de herencia, incluso se contempla la posibilidad de que
las donaciones previas al abandono puedan ser revocadas, y concluye que algunas de estas
disposiciones si existen en nuestro ordenamiento civil.37
Mons. explica que todas estas medidas influyen en los actos ciudadanos llevándolos al
cumplimiento de sus verdaderos deberes sociales. Pero que introducir la separación ilegal

31 ibid., 93
32 ibid.
33 ibid., 94
34 ibid.
35 ibid.
36 ibid.
37 ibid.






como causal que permita el divorcio, y aquí radica su critica, estimula un proceder inmoral, el
abandono premeditado del hogar o la consecución de actos que, al provocar el abandono, se
pueda poseer un pretexto para divorciarse, lo que la transforma en una causal irrazonable.38
Es de resaltar que conforme avanzaba la jurisprudencia que reformaba esta causal, la
misma facilitaba su apelación reduciendo el tiempo de abandono, problema que Mons. Larrea
Holguín noto con bastante sutileza.39 Mons. intuye que etas reformas poseen el animo
especifico de continuar con mayor virulencia el proceso de degradación de la familia.40
Mons. Larrea Holguín termina su argumentación doliéndose de que, eliminada la
figura de la separación legal, estas quedaran sin regulación comprendiendo dos graves
efectos: se facilita aun mas la producción de divorcios y los cónyuges que se separen junto
con sus hijos quedaran en la indefensión legal, favoreciendo las relaciones ilegitimas que si
constan de regulación y protección por medio de la ley, demostrando como el legislador
aprecia aun mas las relaciones concubinas que los matrimonios legal y legítimamente
instaurados.41

5.- Divorcio notarial y estado actual de las causales


Las distintas reformas por las que ha pasado el divorcio en nuestro ordenamiento
demuestra, como dejo establecido Mons. Larrea Holguín citado en el punto anterior, como ha
sido clarísima la intención del legislador de favorecer con especial ahínco la realización de
esta forma de terminación de la relación matrimonial. Desde el parecer de Mons., ya
expuesto, esto ha contribuido al avance en el proceso de decadencia de la familia natural,
acentuado últimamente por incorporaciones legales como el aborto y el “matrimonio”
llamado igualitario.
Toca tratar una modalidad muy especifica e independiente de divorcio, que es aquel
que se suscribe por mutuo consentimiento ante notario público. Ya se dejo expuesto en puntos
anteriores la existencia del divorcio mutuamente consensuado desde el año de 1910, dandole
mayor raigambre histórica debido a su tiempo de existencia legal como forma de divorcio
vincular. Vale la pena, para entrar en este tema, explicitar desde la misma ley, concretamente

38 ibid., 94-95
39 Mons. Larrea Holguín apunta para su tiempo una serie de reformas que fueron reduciendo el plazo
de separación desde su consideración original de diez años: reforma del año 1961, reforma del año
1967 y la Ley 256 del año 1989, que asesto dos golpes certeros en materia de divorcio y familia: la
eliminación de la separación judicialmente autorizada y la reducción del plazo de tres años a uno. Hoy
en día, esta causal esta configurada bajo un tiempo total de seis meses.
Juan Larrea Holguín, Manual Elemental de Derecho Civil del Ecuador - Volumen II (Quito:
40
Corporación de Estudios y Publicaciones - CEP, 2008), 97
41 ibid., 98




la Ley Notarial, algunas de las atribuciones del notario, anotadas en su articulo 18, sobre todo
las referentes a tramites de capitulación, liquidación o divorcio.42
Se lee en el inciso 22, el desarrollo que le da el legislador a a la facultad del Notario de
suscribir actos de divorcio por consentimiento mutuo y le concede al mismo este poder
únicamente en dos casos: que el matrimonio no posea hijos en minoría de edad o que estén
bajo su cuidado.

42 Art. 18 Ley Notarial:


Son atribuciones de los notarios, ademas de las constantes en otras leyes:
13.- Tramitar la solicitud de disolución de la sociedad de gananciales de consuno de los
cónyuges, previo reconocimiento de las firmas de los solicitantes ante el Notario, acompañando la
partida de matrimonio o sentencia de reconocimiento de la unión de hecho. Transcurridos diez días de
tal reconocimiento el Notario convocará a audiencia de conciliación en la cual los cónyuges,
personalmente o por medio de apoderados ratificarán su voluntad de declarar disuelta la sociedad de
gananciales formada por el matrimonio o unión de hecho. El acta respectiva se protocolizará en la
Notaría y su copia se subinscribirá en el Registro Civil correspondiente, particular del Cual se tomará
nota al margen del acta protocolizada;
17.- Protocolizar las capitulaciones matrimoniales, inventarios solemnes, poderes especiales,
revocatorias de poder que los comerciantes otorgan a sus factores y dependientes para administrar
negocios;
22.- Tramitar divorcios por mutuo consentimiento, únicamente en los casos en que los
cónyuges no tengan hijos menores de edad o bajo su dependencia. Para el efecto, los cónyuges
expresarán en el petitorio, bajo juramento, lo antes mencionado y su voluntad definitiva de disolver el
vínculo matrimonial, mismo que deberá ser patrocinado por un abogado en libre ejercicio, cumpliendo
adicionalmente en la petición, lo previsto en el artículo 107 del Código Civil. El notario mandará que
los comparecientes reconozcan sus respectivas firmas y rúbricas y fijará fecha y hora para que tenga
lugar la audiencia, dentro de un plazo no menor de sesenta días, en la cual los cónyuges deberán
ratificar de consuno y de viva voz su voluntad de divorciarse. El notario levantará un acta de la
diligencia en la que declarará disuelto el vínculo matrimonial, de la que debidamente protocolizada, se
entregará copias certificadas a las partes y se oficiará al Registro Civil para su marginación
respectiva; el Registro Civil a su vez, deberá sentar la razón correspondiente de la marginación en una
copia certificada de la diligencia, que deberá ser devuelta al notario e incorporada en el protocolo
respectivo. El sistema de correo electrónico podrá utilizarse para el trámite de marginación señalada
en esta disposición. Los cónyuges podrán comparecer directamente o a través de procuradores
especiales. De no realizarse la audiencia en la fecha designada por el notario, los cónyuges podrán
solicitar nueva fecha y hora para que tenga lugar la misma, debiendo cumplirse dentro del término de
10 días posteriores a la fecha en la cual debió celebrarse originalmente. De no darse la audiencia, el
notario archivará la petición;
23.- Proceder a la liquidación de sociedad de bienes o de la sociedad conyugal, para este
efecto, sin perjuicio de la facultad jurisdiccional de los jueces de lo civil, los cónyuges o ex-cónyuges,
o los convivientes vinculados bajo el régimen de la unión de hecho, según el caso, podrán convenir
mediante escritura pública, una vez disuelta la sociedad conyugal o la sociedad de bienes que se haya
formado como consecuencia de la unión de hecho, la liquidación de la sociedad de bienes. Este
convenio se inscribirá en el Registro de la Propiedad correspondiente cuando la liquidación
comprenda bienes inmuebles, y en el Registro Mercantil cuando existieren bienes sujetos a este
Registro. Previamente a la inscripción, el notario mediante aviso que se publicará por una sola vez en
uno de los periódicos de circulación nacional en la forma prevista en el artículo 82 del Código de
Procedimiento Civil, hará conocer la liquidación de la sociedad conyugal o de la sociedad de bienes de
la unión de hecho, para los efectos legales consiguientes. Transcurrido el término de veinte días desde
la publicación y de no existir oposición, el notario sentará la respectiva razón notarial y dispondrá su
inscripción en el registro o registros correspondientes de los lugares en los que se hallaren los
inmuebles y bienes objeto de esta liquidación. De presentarse oposición, el notario procederá a
protocolizar todo lo actuado y entregará copias a los interesados, para que éstos, de considerarlo
procedente, comparezcan a demandar sus pretensiones de derecho ante los jueces competentes.






En el mismo inciso, se desarrolla el procedimiento de ley que se necesita llevar a cabo


para consumar este acto jurídico, contemplando incluso la posibilidad de archivar la petición
si la audiencia no se concreta incluso pidiendo los solicitantes un cambio de fecha.
Su evolución histórica parte desde el año 2005, cuando el legislador determino
compartir esta atribución, originalmente perteneciente a los jueces de lo civil, junto con el
notariado, bajo la condicionante de que no existan hijos menores de edad o hijos dependientes
(entendiendo esta palabra como adultos en incapacidad).43 Luego, en una segunda etapa de
desarrollo, se menciona que en el año 2015 con la entrada en vigencia del COGEP, se cedió
esta responsabilidad exclusivamente a los notarios, manteniendo la condición de la falta de
hijos o dependientes y los plazos dictados para el procedimiento. Aunque, con la reforma a la
Ley Notarial del 30 de diciembre de 2016, se modifico el plazo en sede notarial en un mínimo
de entre 2 a 10 días, incluida la facultad de disolución de las uniones de hecho.44
Y finalmente, se determina en tercer estado en su progresión reformatoria en la cual, el
año 2019 se cambia la anterior condicionante y se permite este tipo de procedimientos incluso
cuando en un matrimonio a disolver existen hijos menores. Se establece ademas el hecho de la
regulación voluntaria y conciliatoria entre las partes o por resolución realizada por un Juez
sobre cuestiones de tenencia, visitas y alimentos en caso de existencia de hijos dependientes.45
Ahora, analizando propiamente esta facultad en su naturaleza mas esencial, si bien se
contemplan aquellos únicos dos casos para tramitar el divorcio notarial, esto presenta dos
fallas primordiales: 1.- No se presentan mayores problemas si el matrimonio aun no posee
hijos, mas allá del hecho de que, al no haber consumado el acto marital, se estaría incurriendo
en una falta grave obviando un constitutivo natural del vinculo matrimonial, que es la
generación de vástagos, aun cuando hoy en día la ley ya no reconozca explícitamente esta
condición. Y, 2.- Los cónyuges que desearen divorciarse de esta manera, aun teniendo hijos,
podrían ceder la tutoría legal sobre estos a parientes cercanos, rechazando sus
responsabilidades parentales aun pudiendo cumplirlas a cabalidad. Esto representaría un
comportamiento negligente encaminado a satisfacer el deseo de terminar con el vinculo sin
una causa o motivación debidamente justificada, afectando a su descendencia en estado de
dependencia.
Para finalizar con este punto, hay que hacer una referencia general a la configuración
mas actual de las causales de divorcio y comparar muy someramente las diferencias entre las
enunciadas por Mons. Larrea Holguín y las que hoy en día se posee:

Causas de divorcio:
1. El adulterio de uno de los cónyuges.
2. Los tratos crueles o violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar.
3. El estado habitual de falta de armonía de las dos voluntades en la vida matrimonial.
4. Las amenazas graves de un cónyuge contra la vida del otro.
5. La tentativa de uno de los cónyuges contra la vida del otro.

43Stalin Lucas & José Albert, “Evolución del divorcio en sede notarial en Ecuador y en el sistema
notarial latino”, Opuntia Brava Vol. 12, No. 1 (Febrero 2020): 448, https://opuntiabrava.ult.edu.cu/
index.php/opuntiabrava/article/view/990
44 Ibid.
45 Ibid., 450











6. Los actos ejecutados por uno de los cónyuges con el fin de involucrar al otro o a los
hijos en actividades ilícitas.
7. La condena ejecutoriada a pena privativa de la libertad mayor a diez años.
8. El que uno de los cónyuges sea ebrio consuetudinario o toxicómano.
9. El abandono injustificado de cualquiera de los cónyuges por más de seis meses
ininterrumpidos.46

Lo que salta a primera vista es la reducción de causales, siendo eliminadas dos de


ellas, concretamente las relativas a la falta de sinceridad de la mujer y la paternidad imputada
y el referente a la enfermedad del otro cónyuge. Aquí se vislumbra una ligera mejora con
respecto a la configuración anterior de las causales, eliminando causas que poca o nula
justificación poseían en cuanto a materia.
Algunas causas fueron redactadas de formas diferentes: por ejemplo, la causal de
sevicia se detallo de mejor manera explicitando la cuestión de los malos tratos o directamente
violencia contra la mujer o cualquier otro miembro del núcleo familiar (entiéndase esposo o
hijos).
La causal de falta de armonía es la que visiblemente representa mas problemas por su
total ambigüedad: no se especifica que se podría considerar como “falta de armonía entre las
voluntades” o que causa exactamente ese estado, permitiéndole a cualquiera de los cónyuges
que desee el divorcio alegar a cualquier causa fortuita como causante de la falta de armonía.
La causal de intento de corrupción es modificada para explicitar lo que el legislador ha
entendido sobre aquella corrupción: intento de involucrar a quienes menciona el numeral en
actividades de origen y fuente ilícita. Reclusión mayor es cambiada por pena privativa de
libertad mayor a diez años, representando un estadio semejante al anteriormente existente en
esa causal y finalmente, separación ilegal es redactado como abandono injustificado y se
reduce el plazo de un año a seis meses.
En esta causal existe un problema de mayor prominencia, que es el hecho de
indirectamente buscar justificar cierto tipo de abandono mencionando como únicamente
sancionable el que no se puede “justificar”, lo que no rompe el vinculo contraído en ese
abandono justificable, promoviendo de forma sutil el acto de abandonar el hogar sin la
posibilidad de consecuencia jurídica alguna.
Hecho este análisis, se puede inferir que las aseveraciones que Mons. Larrea Holguín
realizo en su tiempo tomaron diversas significaciones y caminos en base al hecho de las
reformas ultimas: las que se calificaron como generales podrían tener la misma validez que
antes o ser mucho mas validas y actuales hoy en día. En cambio, en las especificas muchas
resultarían hoy obsoletas, pero su sentido más esencial aun hoy tendría lógica y sentido.

6.- Conclusión
Durante el desarrollo de esta investigación, surgieron conclusiones definitorias a la
problemática planteada desde el inicio, que enriquecieron las visiones iniciales que se poseía
con respecto a cada uno de los tópicos surgidos en la redacción de este articulo.
Estas definiciones son, en primera instancia, de carácter jurídico y establecen un nexo
causal con la actual legislación y la perspectiva de critica que se ofrece. En segundo termino,
estas definiciones son de un marcado carácter moral por su anclaje en los perennes principios

46 Articulo 110, Numerales 1-9. Código Civil Ecuatoriano, 2019
















del iusnaturalismo que el referente de esta investigación, mencionado tantas veces, Mons.
Juan Larrea Holguín, defendía desde su perspicacia como jurista consumado y eclesiástico
entregado.
Primero, el proceso de evolución histórica de surgimiento, ampliación y reforma de las
causales de divorcio en nuestro ordenamiento civil, demuestra en los legisladores implicados
en este desarrollo una clara intención de no solo retirarle primacía a la institución matrimonial
en general y a la familia en particular, sino también disminuirla y rebajarla a un simple
contrato renunciable, atentando contra su posición originaria en el Derecho Natural, mediante
el divorcio. También es clara la preponderancia que se le ha dado a formas alternativas de
sociedades de convivencia entre un varón y una mujer, como la unión de hecho.
Segundo, la configuración de las causales, como han ido sido innovadas con el paso
del tiempo, confirma el primer punto enunciado mas arriba, con la particularidad de que, con
menores plazos y redacciones mas ambiguas, las facilidades para la consecución total de un
divorcio son cada vez mayores, representando mas causas de inestabilidad familiar y fracasos
maritales.
Tercero, Mons. Larrea Holguín hace mucho hincapié en cuestiones como el sentido
del deber social y la realidad practica en la que debe basarse la Ley, explicando que es tarea
del legislador ser garante del Orden mediante la expedición de leyes razonables. Pero
concluye que, la legislación del divorcio, al estar basada en una defensa de carácter romántico
e idealista, da rienda suelta a las bajas pasiones de los ciudadanos aniquilando su capacidad de
sacrificio, permitiendo su no correspondencia con los auténticos intereses de la sociedad, que
demandan de una férrea estabilidad familiar para su preservación a lo largo del tiempo.
Cuarto, al ser una institución de derecho natural, el matrimonio es constitutivamente
indisoluble. Y el divorcio, con particular ahínco el vincular, destruye esta cualidad mediante la
imposición de un derecho positivo arbitrario, causando una serie de males sociales cuya
virulencia solo puede continuar incubándose y afectando a los miembros más débiles del
núcleo familiar, o sea, los niños, generándoles afectaciones emocionales y psicológicas que
suelen ser perdurables en el tiempo, ya que es su entorno familiar lo que les permite un
autentico desarrollo personal, y su rompimiento trunca efectivamente ese desarrollo propio.
Y quinto, como posibilidad de mejora, las recomendaciones de Mons. Larrea Holguín
son especialmente clarividentes hoy en día: si hemos de salvaguardar a la familia, su
estabilidad y a sus miembros, hemos de buscar alternativas legales de solución de los
conflictos que suelen generar cierta inestabilidad. Uno de esos es, en consonancia con la
legislación canónica, derogar toda ley referente al divorcio vincular e implementar la poco
conocida separación de cuerpos o separación no vincular, que es más compatible con el
Derecho natural y representaría una solución mucho menos conflictiva a aquellos dolores
extremos que comprometen la unidad de una familia, ya que, al no destruir el vinculo, y
garantizando responsabilidades complementarias, se conseguiría a mediano plazo restaurar el
valor social de la familia tradicional y se lograría un cambio de mentalidad en las
generaciones que le sigan a esa reforma: de una mentalidad facilista y sentimentalista por una
nueva visión de sacrificio, entereza y abnegación.





Bibliografía

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Ley Notarial. 2022, Registro Oficial 3 del 16 de febrero de 2022.

Código Civil Ecuatoriano. 2005, Registro Oficial Suplemento 46 del 24 de junio de 2005.
Modificado el 8 de julio de 2019

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