Está en la página 1de 1353

L. TESTUT Y A.

LATARJET
PROFESORES DE ANATOMIA EN LA FACULTAD DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE LYON

TRATADO
DE
ANATOMIA HUMl\NA
OBRA LAUREADA POR LA ACADEMIA DE MEDICINA DE PARIS
(PREMIO SAINTOUR, 1902)

NOVENA EDICION, REVISADA, CORREGIDA Y AUMENTADA


CON LA COLABORACION DE

M. LATARJET
PROFESOR AGREGADO DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE LYON

TOMO CUARTO '°


APARATO DE LA DIGESTIÓN
PERITONEO - APARATO UROGENITAL
Ilustrado con 1.019 grabados, la mayor parte de ellos impresos a varios colores,
dibujados por G. Devy y S. Dupret


·.·

SALVAT
SALVAT EDITORES, S. A.
BARCEWNA - MADRID - BUENOS AIRES
BOGOTA - CARACAS - LIMA - MEXICO - QUITO - RIO DE JANEIRO
SANTIAGO DE CHILE - SAN JUAN DE PUERTO RICO
¿�'\"
INDICE DE MATERIAS
LIBRO XI

APARATO DE LA DIGESTION
PágG.

CAPITULO PRIMERO. -Tubo digestivo. 3


ARTÍCULO l'RIMERO. - Boca y sus dependencias 3
SECCIÓN PRIMERA. - Paredes de la boca 5
Pared anterior: labios . 5
Conformación exterior 6
Constitución anatómica 9
Vasos y nervios 13
Paredes laterales: mejillas . 14
Conformación exterior . 15
Constitución anatómica 16
Vasos y nervios 19
Pared superior: bóveda palatina 2l
Conformación exterior . .22
Constitución anatómica 23
Vasos y nervios 25
Pared inferior: suelo de la boca 27
Pa1ed posterior: velo del paladar 33
Conformación exterior 33
Constitución anatómica 37
Vasos y nervios 47
SECCIÓN II. - A nexos de la boca 49
Endas 49
Dientes 51
Consideraciones generales 51
Conformación exterior de los dientes 54
Caracteres comunes 55
Caracteres particulares de cada especie de dientes 56
Disposición sistemática de los dientes, arcos dentales 73
Conformación interíor y constitución anatómica 76
Vasos y nervios de los d{entes 84
Desarrollo de los dientes . 91
Variaciones y anomalías dentales 94
Amígdalas 97
ARTÍCULO u. - Faringe 108

Consideraciones generales 108


Constitución anatómica 110
Túnica fibrosa o aponeurosis faríngea . 110
Túnica muscular: músculo de la faringe 113
X.11 ÍNDICE DE MATERIAS

Págs.
Labios menores . 1287
Espacio interlabial 1289
Vestíbulo 1290
Meato urinario 1291
Orificio inferior de la vagina 1291
Himen 1291
órganos eréctiles 1295
Clítoris 1296
Bulbos vestibulares 1300

ARTÍCULO VI. - Glándulas anexas al aparato genital de la mujer 1303


Glándulas uretrales y periuretrales 1303
Glándulas vulvovaginales o glándulas de Bartholin . 1304

ARTÍCULO VII. - Músculos y aponeurosis del perineo en la mujer 1 307


.Músculos del perineo 1307
Aponeurosis del perineo . 1315
Vasos y nervios 1315
Estudio topográfico 1315

CAPITULO IV. - Mamas . 1321

ARTÍCULO PRIMERO. - La mama en la mujer 1321


Consideraciones generales 1321
Relaciones y planos constitutivos 1329
Constitución anatómica 1 335
Vasos y nervios 1345

ARTÍCULO 11. - La mama en el hombre 1352


LIBRO XI

APARATO DE LA DIGESTION

La máquina animal. como cualq uícra otra maquina 1 se desgasta a medida que
funciona. Para reparar las pérdidas incesantes que experimenta, y para mantenerse
constantemente en sus condiciones normales, necesita tomar del mundo exterjor
cierto número de sustancias llamadas alimenticias. Pero dichas sustancias no son
aptas para ser absorbidas tal como existen en la naturaleza� es decir, para pasar al
torrente circulatorio, que las distribuirá luego a todas las regiones del cuerpo. Para
ello necesitan sufrir una preparación previa, cuyo objeto y resultado es hacerlas absor­
bibles y asimilables� Estas transformaciones, a la vez fisicoquímicas y biológicas, cons�
tituyen lo que en fisiología se llama función digestiva, y en anatomía se designa con
el nombre de apa:rato de la digestión el conjunto de órganos en que aquéllas se veri­
fican.
El aparato digestivo. no existe en los protozoarios; en algunos de éstos, parási­
tos, los alimentos líquidos son absorbidos por endósmosis por todos los puntos del
cuerpo (gregarinas); en otros, las partículas alimenticias, en estado sólido, son inge+
ridas directamente en un punto cualquiera de esta superficie, como se observa en las
móneras y en las amebas,
En los celentéreos vemos aparecer una cavidad digestiva, pero es todavía muy
sencilla: consiste en una simple depresión en tubo ciego (fig. 1, A), cuyo orificio único
sirve a la yez para la in traducción de los alimentos y para la expulsión de sus residuos.
Poco a poco este fondo de saco se extiende en longitud. Su extremo cerrado se acerca
cada vez más a la su percie del cuerpo y, finalmente, se abre al exterior; lo que
antes era un tubo ciego se reemplaza ahora por otro abierto en sus dos extremos
(fig. 1 B). De estos dos orificios, uno, llamado boca, sirve para la recepción de las
7

sustancias a limen ti'cias; por el otro, denominado ano _, se expulsan los residuos
de los actos di ges tivos, las mate ria s fecales.
Este tubo digestivo, que encontramos por primera vez en los gusanos f persistirá
en lo �ucesivo hasta en los mamíferos superiores. Pero a medida que nos elevamos en
la escala zoológica, se complica y se perfecciona. Por de pronto, se dilata en su centro
para formar el estómago. La porción supragástrica del tubo, conservando su direcci6n
rectilínea y central, representa el esófago, la faringe y la cavidad bucal. La porción
subgástrica.. prolongándose y contorneándose más o menos sobre sí misma, constituye
el intestino. Este se dilata a su vez en su porción terminal y se diferenci:i así en dos
segmentos morfológicamente distintos: un primer segmento, más largo, pero más
estrecho, que se continúa inmediatamente con el estómago y toma el nombre de
intestino delgado� y un segundo segmento, más corto, pero mucho más ancho, que
constituye el intestino grueso y termina en el ano (fig. 1, C, D, E).
.2 APARATO DE LA DIGESTIÓN

Con estas diferenciaciones morfológicas se pone de manifiesto de un modo natural


la división del trabajo. La porción supragástrica del tubo digestivo sirve únicamenLe
para conducir los alimentos del medio exterior al interior del estómago: es la porción
ingestiva. El estómago y el intestino delgado, .mucho más diferenciados, constituyen
una especie de laboratorio en que los jugos digestivos ejercen su acción sobre los
alimentos y los transforman en una masa blanda, semilíquida, fácilmente absorbible:
es la porción digestiva. Finalmente, el intestino grueso o porción eyectiva recibe del
intestino delgado los residuos de la digestión, los conduce hacia el ano y, con el
nombre de materias fecales, los expulsa, por úl­
A timo, al exterior.
Embriológicamente, el conducto digestivo de­
3 riva casi por completo del endodermo. Unicamen­
te los extremos anterior y posterior son de origen
eétodérmico. El extremo anterior u oral, que cons·
e tituirá la boca, está representado primitivamente
por una invaginación del ectodermo, la fosita bu­
6 cal, que va al encuentro del ºfondo de saco farín­
geo, formación endodérmica. El extremo posterior
o aboral formará el ano. Este se establece por per­
foración de la membrana anal, que deriva a su
vez del segmento caudal de la línea primitiva.
Después de la abertura de esta membrana, el
FlG. 1 ectodermo se invagina ligeramente para unirse a
Desarrollo gradual del tubo digestivo. la porción terminal del recto formado por el en­
A, cavidad digestiva en tubO ciego. - B, tu­ dodermo.
bo digestivo de dos or!.Ocios. - C, tubo dlges­
tlvo con dllataclón estomacal. - D. tubo dl· A medida que el tubo digestivo va perfec­
gesttvo con dlterencta.clón de los dos JntesLinos.
E, a-parato dlgesttvo del hombre, con : 1, cionándose, vemos desarrollarse a su alrededor,
boca; 2, taringe; 3. esófago; 4, estómago;
s. 1ntest1no delgado: 6, Intestino grueso; 7. a título de anexos, cierto número de formaciones
glá.ndulas sallvales; 8, higado; 9, páncreas.
glandulares, que secretan y vierten en su cavidad
líquidos especiales, destinados a operar en los alimentos las transformaciones señaladas
anteriormente. Estas formaciones sobreañadidas, seguidas en sus complicaciones gra·
duales, no son primeramente más que simples células glandulares aisladas, situadas
aquí y allá en el epitelio. Más tarde se agrupan formando una capa continua de
depresiones en fondo de saco , constituyendo de este modo glándulas rudimentarias
más o menos incorporadas a la· pared misma del tubo digestivo. Por fin, en un
grado de desarrollo más completo, se convierten en verdaderos órganos autónomos
(glándulas salivales, hígado, páncreas), distantes de la cavidad digestiva y enlazados
a ésta por conductos excretorios.
El aparato de la digestión, considerado en su conjunto, se compone, por con­
siguiente:
1.º De un largo tubo, irregularmente cilíndrico, el tubo digestivo .
.2. 0 De una serie de formaciones glandulares, que se desarrollan a su alrededor
y que designaremos con el nombre colectivo de anexos del tubo digestivo.
El tubo digestivo y sus anexos serán estudiados en capítulos distintos.
ARTICULO Ill

ESOFAGO

El esófago (de ou,>, ourw, yo llevo, y cpo:yeiv, comer; alemán Speiserohre, inglés
CEsophagus) es un c9_p_d1!�to. ,....musculome;m_branoso, de dirección longitudinal, des­
tinado a conducir los alimentos desde la faringe,-· de la que es continuación, hasta
el estómago, que le subsigue. El tercer tiempo de la deglución se verifica en el con-
ducto esofágico.

l. Consideraciones generales

1.0 Límites. - El esófago tiene límites bastante precisos :


a) Poi_�-artiba, comienza a nivel de un plano horizontal rasante al borde in­
ferior del cartílago cricoig�s. Este plano, hallándose el sujeto de pie y con la cabeza
en posición normal, corresponde, en el hombre, al cuerpo de la �ext<;t o de la. �é_p­
tima ..Y.�n�l?rn_J:e_ryi.�'ªl (véasé Laringe). Si la cabeza está en extensión, pasa por la
parte inferior del cuerpo de la quinta cervical; si, por el contrario, la cabeza está
flexionada, pasa por la inferior de la séptima cervical. En la mujer el esófago sube
ordinariamente un poco más arriba que en el hombre. Exteriormente el límite está
representado por el borde inferior del fascículo cricoideo del músculo constrictor
inferior de la faringe. Recordemos que el nervio recurrente penetra debajo de este
borde. Es un excelente punto de referencia limítante.
f3) Por aba¡o, el conducto esofágico está limitado por___�l. orificio circular, llamado
ca-,:,�iq_s, por el cual comunica con el estómago. Exteriormente este límite está marcado
por la angulación entre el borde izquierdo del esófago y la tuberosidad gruesa del
estómago, llamada incisura de His. El cardias e$tá enfrente de) lado izquierdo de la
décima o de la undé<;Í�a q.ors?,l: proyectado hacia delante sobre la pared esternocos­
tal, corresponde al punto (o algo por ·fuera de este punto) en que el séptimo cartílago
costal izquierdo va a articularse con el esternón.

2.0 Situación y dirección. -Limitado así, el conducto esofágico ocupa al pnn­


dpio la parte inferior del cuello.
Después desciende en el tórax, hundido profundamente en el mediastino poste­
rior, a más de 1.2 centímetros del plano esternal, delante de la columna vertebral. Lo
recorre en toda su extensión y llega al diafragma. Atraviesa este músculo por el
anillo esofágico (véase Diafragma), desemboca en el abdomen y se introduce casi
inmediatamente en el estómago, a la altura de la décima o undécima vértebra dorsal.

:>
1
Desde el punto de vista topográfico pueden distinguirse en él cuatro por�i�.1!�s:
-�n_a_ .'P!?.�cj_ó_7!. :,...u_p�rior.. o . cerv�cal> que se extiende desde el cartílago cricoides hasta
un plano horizontal formado por la horquill� --��ternal; 2.a., _una porción media o
torácica, que desde este mismo plano se prolonga hasta él diafragma; 3-�, una porción
i:fiá{iagmática, que corresponde al anillo �sofágico ·ae1 diafragma; 4.a, una . .. porción m-
te_:_"!-_o!. 0 abdof!1,Ínal7 comprendida. ent�e 'el diafragma y el estómago.

3.0 Dirección. - En su largo trayecto descendente, el esófago está en relación


con la columna vertebral. Sigue algunas de sus inflexiones, y no podemos aceptar
la opinión, emitida por gran numero de anatomistas, de que el esófago lleva una
dirección casi rectilínea. Para convencerse de lo contrario, basta fijar la vista en
un corte verticomedio de un cadáver congelado; se ve en él con toda claridad como
el conducto esofágico desciende casi paralelamente a la columna cervicodorsal.
� --= sucede a una porción fija, sino una porción fija que sucede a una porción móvil.
� situación del polo inferior del mesenterio depende del grado de reunión de la
i::5ci.a mesocólica derecha. Esta fascia se enlaza de arriba abajo. En los casos normales
::-_ colon ascendente está completamente adherido y el mesenterio se detiene en el
�gulo ileoce.cal. En casos excepcionales el colon ascendente está libre (fig. 346); en
�:e caso el mesenterio se continúa en el ciego y el colon. Como se com prende, entre
�:as dos variedades existe una serie de tipos intermedios. Las fositas retrocecal y
:=::-ocólica son el testimonio de estas variaciones de enlace. Este puede ser, par el
_::::itrario, muy acentuado. En este caso la inserción del mesenterio es llevada al íleon,
: :2 izquierda del ángulo ileocecal (fig. 347). No insistiremos en las numerosas va­
_:;;dJ.des que puede ofrecer la inserción del polo inferior. Recordemos que al lado
:e estas variaciones de unión, las variaciones de origen de la arteria apendicular
?'..:ed.en tener una influencia sobre la posición de la porción terminal del mesenterio .
. :.SÍ5tiremos en ello al estudiar el cie ww.
w EL C 12 IRUJAN O.BLOGSPOT. OM C

4. Vasos y nervios del yeyunoíleon

A. Arteria mesentérica superior

La artería mesentérica superior irriga la porción del tubo digestivo que deriva
ce! asa intestinal primitiva , es decir, el duodeno y una parte del páncreas que deriva
::e él, el intestino delgado, el ciego, el apéndice y el colon derecho; é.ste . ..comprende
-:! colon ascendente y la parte derecha del tranwerso.

I. Generalidades

1. 0 Origen y dimensiones. - La arteria mesentérica superior nace en la cara


.:w:..erg)L.d,e .l�aorta abdoJDinal, a 2 centímetros por debajo del tronco celfaco; pero la
d:siancia entre estos dos troncos arteriales es muy variable.
El nivel de origen con relación a la columna vertebral es t�mbién susceptible
ce variaciones. Está situado en el disco que separa las II y III vértebras lumbares,
5-cgún ÜKJ.NCZYc; a la altura del que separa la XII vértebra dorsal de la I lumbar,
�ún LATARJET, GR:ÉGOIRE, CoRSY y AUBERT, HoVELACQUE.
La distancia que separa el tronco celiaco de la arteria mesentérica superior es
�a:·or en el feto que en el adulto. Desde el punto de vista segmentario, el tronco
::liaco es la arteria visceral del duodécimo segmento dorsal, mientras que la arteria
=esentérica superior -es la arteria visceral del primer segmento lumbar (FRANSE�,
LnARJET). El aumento de calibre aórtico aproxima los orígenes de estos dos vasos;
?()r esto se puede ver que la mesentérica nace del tronco celiaco, o, inversamente,
..ma
. rama del tronco celiaco nace de la mesentérica. Estas variaciones de origen se
explican pür variaciones en los fenómenos de crecimiento, pues el origen de un vaso
:-:-··:..1ede ser absorbido por el origen del vaso próximo.
La arteria mesentérica superior mide en el adulto 25 centímetros aproximada·
:::iente. Su calibre varía en su origen entre 6 y 1.2 milímetros. Disminuye por lo demás
� medida que se aproxima a su terminación.

2.0 Trayecto. -La arteria mesentérica superior desciende verticalmente hacia


�:::lajo y adelante. Está al prindpio situada detrás del páncreas, junto a la pared
:ilidominal posterior (fig. 348). Esta porción parietal retropancreática es profunda,
�,ilta a la vista. Se desprende en seguida del páncreas y pasa por delante de la
:.::.rcera porción del duodeno. Después de esta porción preduodenal, b arteria penetra
340 APARATO DE LA DJGESTlÓN

estos arcos están representados por seis a ocho pequeñas venas, venas yeyunales in­
feriores, dos a cuatro venas de calibre medio. venas yeyunales medias, y una - rara-

V cna porta y sus ramas de origen (esquemática).


A, h!gado. erinado hacia arriba y a la derecha. - B, ves!culo biliar. - C, bazo. - D. estómago, er1a.ado
hacla. arnba. - E, masa d<'l intestino delgado, erinaua hacia abajo y a la. derecha. - F, duodeno. - G, G', pá.n·
creas. - H, colon ascendente. - I, <'Olon d<'sccndente. - J, recto.
1, tronco de la vena porta. - 2, mesentéric:i. mayor, con (en su lado externo) las tres venas cólicas derechas:
superior, media e in!ertor. - 3. mesentérica menor, con (en su borde externo) las venas cóllcas Izquierdas. -
4. venas llemorroldales superiores. - 5, 5'. ve:1a5 hemorroidales media3 e Interiores. - 6, 6', vena gastroeplplolca
derecha. - 7, ven:i. ga.stroep,plolca lzqUi.e:da. - 8, vena esplénica.. -- 9, vena coronarla estomáqulca., que va del
pl!oro hacia, el cardias y de aqut al origen de ta vena porta. - 10, \'(Hl:l pilórica , que camina. en sentido Lnverso.
- ll, ..-ena. cfstica. .

mente dos - vena voluminosa, vena yeyunal superior (TURNEsco). Todas estas venas
desembocan separadamente en el borde izquierdo de la vena mesentérica superior.
TUBO DIGESTIVO 345
c) Nervios del ángulo ileocecal. -Transcurren por la vama que envuelve la
�neria ileoapendiculocólica. Se pueden aislar cuatro o cinco troncos principales. Cerca
cd ángul-0 los filetes se dividen, cons.tituyendo un plexo con engrosamientos nodu­
iares. Un ramo nervioso parte de este plexo y sube al íleon, para anastomosarse
con el último ramo del pedículo principal inferior. Este arco nervioso es paralelo al
::.reo vascular que limita por abajo el área de Treves.
La descripción que acabamos de dar es el resultado de nuestras primeras in­
-.-e:�tigaciones en colaboración con el doctor CH. CLAVEL Requiere ser completada.
\.'eremos más adelante la disposición nerviosa en las mismas paredes del intestino.

5. C.o.nstitucióp anatómica-·

Considerado desde el punto de vista anatómico, el intestino delgado se compo­


¡;¡e de cuatro túnicas o capas, superpuestas en el mismo orden que las del estómago.
Son de fuera adentro: 1.º, una túnica serosa; 2.0, una túnica muscular; 3.0• una
rúnica celulosa; 4. 0, una túnica mucosa.

A. Túnica serosa

Hemos estudiado ya en detalle la túnica serosa del intestino delgado, d�penden­


na del perito.n�Q, en el duodeno y en el yeyu�o_íleon. No vamos a insistir aquí.
Sin
tmbargo, hemos de afiadir que el-peritoneo'. del intestino delgado, en panicular del
:,·eyunoíleon, es resis.ten.t�. y. �exible, más elástico q�e el del intestino grueso, cuyo
2dosamiento con el peritoneo próximo se establece fácilmente, circunstancia feliz para
el cirujano. Está bien Yascularizado por una red subserosa que estudiaremos más
-adelante.

B. túnica ..muscular

La tumca muscular del intestino delgado se compone de dos planos de fibras


�sas, uno superficial y otro profundo. El plano superficial (fig. 366, 8), relativamente
muy delgado, comprende las fibras longitudinales, o sea dispuestas paralelamente a la
!ongitud del conducto alimentario. El plano profundo (fig. 366, 7), mucho más grueso,
está formado de ·fibras circulares, que cruzan perpendicularmente las .. fibras del plano
... ·
precedente.
Estas dos clases de fibras, longi tudínales y circulares, forman un plano conti­
nuo en toda la longitud del intestino, y también en toda su circunferencia. Sin em­
bargo, ese plano no es del wdo uniforme: hay que observar, en efecto, por una parte,
·.::p.�e es algo más grueso en el borde libre que en el borde mesentérico, y, por otra
parte, que va adelgazándose a medida que se acerca al ciego. Recordaremos, por
último, que el plano de las fibras longitudinales se encuentra reforzado, a nivel de
:a porción ascendente del duodeno, por un pequeño músculo epitelial que nace en la
proximidad del tronco celiaco y que hemos ya descrito: el músculo de Treitz.

C. Túnica celular

La túnica celular (fig. 366, 6), llamada también submucosa) es continuación de la


.:única celular del estómago, con la que presenta las mayores analogías. Difiere de ella,
no obstante, en que su resistencia es más considerable y que en su adherencia a la
:única muscular es más íntima. Por lo demás, tiene el mismo destino y la misma es­
tructura que la submucosa gástrica. Como esta última, está esencialmente constituida.
350 APARATO DE LA DIGESTIÓN

régimen vegetariano; al máximo, en los carnívoros, y un desarrollo medio en los animales in­
sectívoros, frugívoros u omnivoros. En resumen, las variaciones morfológicas de las vellosi­
dades están gradualmente influidas por el régimen alimenticio ,del animal, y puede pensarse,
con BUJARO, ,,que uno de los grandes factores determinantes de la morfología entérica ha sido
el régimen alimenticio a que han estado sometidas las diversas especies animales. En realidad,
en la rata albina, BuJARD, modificando la alimentación del animal, ha llegado a modificar
también el estado de sus apéndices entéricos: los apéndices ileales, por la influencia del régimen
de carne y leche, es estrechan y se prolongan, y, bajo la influencia del régimen vegetal y lacto­
cclulósico, se ensanchan y disminuyen.

C. FORMACIONE.S LINFOIDEAS. -La superficie libre de la mucosa intestinal pre·


,sen ta, entre las vellosidades, formacioues linfoideas. Se presentan en dos formas : los
folícu.los cerrados y las placas de Peyer. 1\,fás adelante las describiremos en su aspect0 ex­
terior y en su estructura, cnando conozcamos la estructura microscópica de la mucosa.

A B e
F1c. 370
Aspecto fotográfico de las vellosidades intestinales en el hombre: A, en la porción media del
duodeno; B, en la porción superior del íleon; C, en la porción media del íleon (según FUSAR!).

D. ORIFICIOS GLANDULARES. - La mucosa intestinal nos presenta todavía 1 en su


super.ficie libre y en toda su extensión, multitud de pequeños orificios, más o menos
diseminados en el fondo de los espacios que separan las vellosidades. Estos orificios
representan la desembocadura de las glá.ndulas de Brunner y de las glándulas de
Lieberkühn en el conducto intestinal. r-.Hs adelante los describiremos con las glán�
dulas de la mucosa.

2.0 Estru�tur�. 1?.�c�.o��,<:>J>ica. -La mucosa del intestino delgado se compone,


como la mucosa gástrica;· de dos capas superpuestas: 1. 0, una capa superficial, de na­
turaleza epitelial; 2.0, una capa profunda, que forma la dermis o canon.

A. EPIT��zo. - El epitelio forma, en la superficie libre de la mucosa, una capa


continua;"''d';··-�ñ espesor medio de 25 a 30 µ.. Está esencialmente constituido por
una sola hilera de . células .. cilín:rJ:ricas, a las que van a juntarse, a título de elementos
accesorios, un número mayor o menor de c4,,�1!.!.'::5 __c_qltciform 7s. y de células linfática_s.

a) Células cilíndricas. - Las células c.ilindricas, mucho más anchas en su extremidad


externa, tienen en realidad la forma de pirámides de cinco a seis lados, cuyo vértice corres­
ponde al corion y la base a la superficie libre del intestino. Por lo demás, a pesar de las
afirmaciones contrarias de gran número de autores, no poseen membrana cubierta (SCHA­
FER, HEmENHAIN, N1coLAs, RENAlIT). Entre las razonet. que figuran en favor de la no existencia
de una membrana de cubierta preformada, puede invocarse el hecho de que, en ciertos
puntos, las células están enlazadas entre sí por unos puentes protoplasmáticos (puentes inter­
celulares), que manifiestamente van de la una a la otra.
APARATO DE LA DIGESTIÓN

dirección ascendente. Estas son las ramas propias de la mucosa. Vistas de frente, se
nos presentan como una serie de radíos que nacen de un centro comün ( estrellas
de Heller).
e) Red mucosa. - Después de haber suministrado algunos finos ramos a la
muscularis mucos0s, las arterias de la mucosa se elevan verticalmente en el espesor
del corion mucoso hasta la superficie libre. Estas arterias se distribuyen por las gl�n·
dulas, por las vellosidades, por los folículos cerrados y por las placas de Peyer.
a.) Las arteriolas destinadas a las glándulas corren de abajo arriba por el inter­
valo de las mismas, se envían mutuamente anastomosis transversales u oblicuas y,

A B
fIG. 390
Modo de ramificación de las venas intestinales (inyección con la masa de Teichmann).
A, asa del lntestlno delgado, -vista 1>or su cara superior. - B, la mtsrna. asa vista por su borde Ubre, para
poner de manifiesto las anastomosis que contraen entre sf, a nivel de este borde llbre, las venas de la. cara suoe·
rlor con las de la cara inferior.

finalmente, forman alrededor de los cubos glandulares una red capilar análoga a la
que se encuentra alrededor de las glándulas del estómago.
f3) Las arterias de las vellosidades han sido ya descritas antes, al tratar de estas
formaciones.
-y) Los folículos cerrados reciben cierto número de arterias que, al llegar a la
superficie externa, se ramifican y anastomosan en ella de tal manera, que vienen a
formar una rica red, la red perifolicular. De esta red (fig. 389) parten numerosos
ramillos, muy finos y delicados, que se dirigen a modo de radios (en radios de rueda)
RENAUT) hacia el centro del folículo, y una vez allí terminan en forma de asas de
concavidad externa.
ó) En las placas de Pe)'er, las arterias penetran en los tabiques que separan los
folículos y van a formar, alrededor de cada uno de ellos, una red abundante de
mallas poligonales o redondeadas, de la cual parten, del mismo modo que hemos
dicho anteriormente, capilares que se dirigen a manera de radios hacia el centro del
folículo.
APARATO DE LA DlGESTIÓ�

poseen numerosos divertículos laterales y, sobre todo, ampliamente anastomosados


entre sí. Es de notar que la linfa que reciben proviene, a la par, de la cavidad in­
tes,tinal por el linfático central
de las vellosidades, y de los fo­
lículos cerra d o s (verdaderos
ganglios de la mucosa) por los
conductos eferentes de estos fo­
lículos.
De la red submucosa par­
ten dos órdenes de vasos: 1. 0,
vasos que van a formar una
tercera red, situada entre las
dos capas de la túnica muscu­
lar: la red intramuscular, cuyas
mallas irregulares forman una
trabazón más o menos intrinca­
da con las del plexo nervioso
Fic. 39!!
mesentérico (fig. 392 0; 2.0, va­
Plexo nervioso y red linfática en la túnica muscular sos que atraviesan de parte a
del intestino (según AUERBACH.). parte la túnica musculosa, paTa
n, plexo n.?f\'!Oso. - !, red lin!átlca (colorea.da de a.marllloi. unirse a una última red situada
_ en el tejido celular subperito-
neal, la red subserosa. Los eferentes de la red muscular (red mesentérica de ciertos
autores) van a parar, a su vez, a la red subserosa, la cual, por lo tanto, viene a resumir
toda la circulación linfática de las paredes intestinales.
Los linfáticos subserosos se condensan hacia el borde mesentérico del intestino,
y desde allí penetran en el mesenterio, don­
de constituyen los vasos lácteos o quilíferos.
En las paredes intestinales, los linfáticos
están también reducidos al estado de sim­
ples capilares. Al salir del intestino son ver­
daderos conductos linfáticos, revestidos de
una pared especial y provistos de válvulas.

8.0 Terminación de los nervios.-Los


nervios se dirigen hacia el borde mesenté­
rico del intestino, siguiendo unos el trayecto
de las arterias y otros los intervalos com­
prendidos entre los vasos. Al llegar al in­
testino, penetran en el mismo, para formar
en el espesor de su pared dos plexos funda­
mentales: uno, relativamente superficial, el
plexo de Auerbach; el otro, más profundo,
el plexo de Meissner_ FIG. 393
Plexo mientérico o plexo de Auerbach del in­
A. PLEXO DE AUERBACH. -El plexo de testino delgado de un recién nacido (según
KLEIN).
Auerbach, llamado también plexo mienté­
Los l)CQuefios círculos y óvalos indlcan
rico, está situado entre las dos capas de la las célu]a.s ganglion�res.
túnica muscular. Está constituido (fig. 393)
por filetes nerviosos ligeramente aplanados y ampliamente anastomosados entre sí de
modo que viene a formar en su conjunto una red de mallas irregularmente cuadrilá­
teras, que, conforme vimos ya antes, van a entremezclarse con las de la red linfática. ,..
394 APARATO DE LA D{GESTIÓN

de ella, sube a la reg10n lumbar, para describir en la parte superior de esta reg10n
Ul\ codo que la conduce hacia el ángulo duodenoyeyunal. Su adosamiento a la arte­
ria del ángulo izquierdo constituye el arco vascular de Treitz. Este arco es arterial en
la primera parte de su curva, es decir, en su mitad izquierda. Unicamente es venoso
en su mitad derecha. Se engruesa en el curso del camino por medio de venas sigmoi­
deas y cólicas izquierdas. Una vena particular del ángulo izquierdo alcanza a menudo
el vértice de su cayado. i\.Iás lejos desaparece detrás del ángulo duodenoyeyunal, para
alcanzar la región duodenopancreática, donde termina en la vena esplénica. Hemos
visto, al estudiar el duodeno, el papel que desempeñaba esta vena en la determina­
ción de ciertas fositas (véase Fositas duodenales).

C. Linfáticos del colon

La circulación linfática del colon ha sido objeto de estudios precisos durante


estos t'tltimos años (DESCOMPS y TuRNESCO, JAMIESON y DOPSON, RICHARD, etc.). Las
rydes de origen se disponen en dos Tedes valvuladas: una, profunda, en la capa
muscular; la otra, superficial, subperitoneal. De la red superficial nacen vasos efe­
rentes provistos de válvulas. Como en el intestino delgado, los vasos colectores, llega·
dos al borde hiliar · o mesocólico, se anastomosan entre sí y forman, por esta anasto·
mosis, un arco continuo, festoneado, que sigue el contorno inferior o interno del
marco cólico. A este nivel existen, aplicados junto a los colectores de origen, peque­
fios nódulos linfáticos, los ganglios epicólicos de Jamieson y Dopson. Así se encuen·
tra constituido un primer plano linfático, formado por la corriente marginal y el
primer relevo ganglionar. Se puede dar a este plano el nombre de plano peri/érico
o paraintestínal.
De esta corriente marginal parten vías de evacuación menos numerosas, que cons­
tituyen una corriente que condnce la linfa hacia un pfano de. ganglios intermedios.
De estos ganglios intermedios parten linfáticos que alcanzan los ganglios cen­
trales.
El trayecto de las corrientes linfáticas sigue en general el trayecto de los va­
sos. Se establecen de ordinario tres grandes corrientes cólicas: derecha, media e
izquierda, que terminan finalmente, después de los relevos de los ganglios periféricos
intermedios y centrales, en una masa ganglionar situada detrás del páncreas, la
misma que hemos estudiado al tratar del intestino delgado y del mesenterio y que
se denomina el confluente común retropancreático, o también confluente portal (fi·
gura 412). Este confluente está en relación con el origen de la arteria mesentérica su·
perior y la aorta a la izquierda, con la terminación de la esplénica engrosada con
la mesentérica inferior por arriba, la vena mesentérica inferior y el tronco porta a la
derecha. El odgen de la vena porta está, pues, en contacto con un inmenso con­
fluente linfático, que recoge, a la derecha, los colectores cólicos derechos, gástricos y
hepáticos, así como los del intestino delgado; por arriba desembocan el pedículo
medio y las corrientes duodenopancreáticas. En cuanto a la parte izquierda, menos
voluminosa, recibe la corriente de los cólones izquierdos, así como los colectores es­
plénicos y los troncos gástricos superiores. En este punto confluyen la corriente in­
testinal derecha y la corriente intestinal izquierda, de modo que forman una masa
única delante de la vena porta y debajo de esta vena, entre sus ramas de bifurcación.
Estudiaremos más detalladamente, al tratar de cada segmento del intestino, las
vías linfáticas que de él emanan.
TUBO DIGESTIVO 395

D. Nervios

La inervación del intestino grueso deriva de los plexos mesentéricos superior,


i=..ierior e hipogástrico. Los plexos contienen a la vez fibras simpáticas y parasíro­
"ir..ái:icas.
Recientes estudios se han propuest0 precisar la parte que corresponde al sistema
Bmpático, con el fin de ejercer quirúrgicamente una acción sobre la movilidad cólica
,cirugía del mega y del dolicocolon). Según MALLET-Guv y STAGNARA, cada segmento
colico dependería de un segmento preciso de la cadena simpática lumbar. CouRTY y
Gn:RRIER, por el contrario, oponen el colon derecho, que se halla bajo la dependen­
cia del plexo mesentérico superior, que no recibiría ninguna rama del simpático
:l;mbar, y el colon izquierdo, que es inervado por el plexo mesentérico inferior, en
d que las fibras de origen esplácnico están enriquecidas por un importante contin-
5eme salido de las cadenas simpáticas lumbares. Nuestras investigaciones (LATARJET y
:'.JE GROAT) confirman esta segunda concepción. Esquemáticamente hemos compro­
bado que la primera porción del intestino grueso, que se extiende del ángulo ileocecal
hasta el ángulo izquierdo, posee inervación simple. Por el contrario, la segunda por­
ción presenta una inervación más compleja a medida que se aproxima a su extremo
:enninal. Finalmente, el último segmento del tubo digestivo (recto) tiene una iner·
,.-ación comparable a la de la vejiga. En efecto, a las fibras del sistema autónomo se
2.6aden ías fibras del sistema cerebrospinal, fibras que le suministran los filetes anas­
tomótícos del segundo, tercero y cuarto pares sacros por mediación del ganglio, de
la lámina nerviosa, de la lámina hipogástrica (véase Nervios del recto).
Antes de terminar en el colon y la parte superior del recto, los nervios se agru­
p.3.n en cuatro pedículos principales: eLprimero. es. satélite ..d.e la_.arteria . ileoe,e<,oa-pen­
diculocólica y de sus ramas; provi·ene-clel -ple*o-mesentér:ieo· supei:ior. Hemos encon­
trado cerca del ángulo ileocecal, en los nervios que se anastomosan en este punto,
pequeñas masas del tamaño de una cabeza de alfiler, que probablemente son gan­
glios. Un filete nervioso, bastante voluminoso, bien individuado, acompaña a los
,·asos ascendentes para inervar el colon ascendente y anastomosarse con su ramo pro­
cedente del ángulo derecho.
El segundo pedículo comprende los nervios cólicos transv_e_rsos. Provienen del
plexo mesentérico superior y siguen la arteria cólica derecha superior y la cólica
media. Los estudiaremos más en detalle a propósito del colon transverso.
El tercer pedículo proviene del ganglio o plexo mesentérico inferior (fig. 406).
En el origen de la arteria mesentérica inferior existe un plexo, denso, apretado, que
ofrece pequeñas masas ganglionares, único o en pedazos. Este plexo está aumentado
por filetes procedentes del plexo mesentérico superior y hasta a veces del plexo
celiacos, filetes que siguen la vena mesentérica inferior. Este plexo se prolonga alre­
dedor del tronco de origen de las arterías sigmoideas. A partir de este punto se des­
prenden filetes independientes para penetrar en el mesosigmoide y anastomosarse aquí
en arcos antes -de terminar en el intestino. El asa nerviosa más inferior se anastomosa
con los filetes que han seguido la terminación de la arteria mesentérica inferior.
La dispersión terminal de las fibras nerviosas explica la tendencia de los ciru­
janos actuales a atacar al mismo nervio esplácnico (LERICHE) para obtener una acción
de conjunto sobre el colon.
El cuarto pedículo acompaña a la arteria hemorroidal inferior. Llegado al meso·
rrecto, ciertos filetes se anastomosan con los nervios si gmoideos y con los filetes que
provienen de los nervios hipogástricos,. ramas de división del nervio presacro. El gan·
glio hipogástrico mismo puede suministrar ramos recurrentes, que terminan en estos
nervios sigmoideos o rectales superiores.
Desde el punto de Yista nervioso, esta independencia del recto explica el fracaso
parcial de las operaciones nel"viosas sobre el megacolon asociado al megarrecto.
Todos estos filetes nerviosos terminan en las túnicas intestinales, formando dos
plexos: uno süuado en la túnica muscular, el plexo mesentérico o plexo de Auerbach;
el otro situado en la submucosa. el plexo de Meissner. Los estudiaremos más detalla-
da mente al tratar del cieg o.

ARTICULO VII

CIEGO Y APENDICE

El ciego (ciego, fondo de saco; en griego, n<1>Ao), de donde tifiitis, inflamación


del ciego) es la porción inicial del intestino grueso, aquella en la que se aboca el
intestino delgado. Este aboco.miento recíproco de los dos intestinos no se efectúa boca
a boca como el del duodeno y el yeyunoíleon. El intestino delgado se abre casi en
ángulo recto en la pared lateral del intestino grueso. El orificio, considerablemente
estrechado por la válvula ileocecal, forma el límite superior del ciego; podemos,
pues, definir el ciego: toda la porción del intestino grueso que se encuentra situada
debajo de un plano transversal que pasa por la luz de la válvula ileocecal. Exterior­
mente no existe ningún límite superior preciso, fijo. El plano horizontal, que pasa a
igual distancia del borde superior y del borde inferior de la válvula ileocecal, deter·
mina convencionalmente este límite.
La estructura y las funciones del ciego, particularmente netas en los herhívoros,
lo diferencian del resto del intestino grueso. La bolsa cecal da origen a una pro­
longación cilíndrica que se denomina indiferentemente apéndice cecal, apéndice ver­
micular del ciego o simplemente apéndice. Su estudio no puede hacerse aparte del
del ciego, en particular en lo que se refiere al peritoneo y a la vascularízación. Sin
embargo, desde el punto de vista de su situación y de sus relaciones generales, p0de­
mos diferenciar ambos órganos uno del otro. Estudiaremos, pues, sucesi\'amente:
1. 0, el ciego; 2. 0, el apéndice; 3. 0, la estructura del ciego y del apéndice con el peri­
toneo cecoa pendicular y su vascularización.

l. Ciego
Consideraremos su forma, su configuración exterior, su� dimensiones, sus medios
de fijación y sus relaciones.

A. Consideraciones generales

1.° Forma. Configuración exterior. - El ciego tiene la forma de una ampolla o


de un fondo de saco que se continúa por arriba con el colon y termina por abajo
por un fondo liso y uniforme, en el que se abre el apéndice vermicular. La bolsa cecal
es irregularmente abollada (fig. 413). Es posible distinguir en él cuatro paredes o
c�ras: anterior, posterior, externa o derecha e interna o izquierda. Las tres cintas
musculares que nacen en la raíz del apéndice dividen el ciego en tres segmentos, entre
los cuales se desarrollan las abolladuras o celdas cecales. Las abolladuras comprendi­
das entre la cinta anterior y la cinta posteroexterna son las más desarrolladas. En gene­
ral son en número de dos, separadas por un profundo surco. De estas dos abolladuras,
la inferior forma el fondo del ciego. Entre la cinta posterointerna y la cinta anterior
existen también dos abolladuras superpuestas, pero menores, que existei. asimismo
entre las dos cintas posteroexterna y posterointerna.
�-0r el sistema de fibras musculares lisas, que, irradiando del íleon terminal, se dirigen
2 la derecha sobre el ciego y el apéndice, arriba al mesenterio, abajo hacia el colon
:-igmoide (:6.g. 432). Parece que el plíeg1,1e ileoapendicular, que estudiaremos inmediata­
mente, está formado en su mayor parte por .estos elementos musculares. Antes de
emprender la descripción detallada de estos pliegues y fositas, describiremos el peri­
:oneo apendicular.

2.0 Peritoneo apendicular. - En el apéndice, el peritoneo se conduce abso­


lutamente como una asa de intestino delgado; lo rodea en casi todo su contorno y,

".,-
......... ..

FIG. 431
Diferentes grados de fijación cecal (según TURNE.Seo).
I, II, disposición normal: el ciego es llevado por el mesenterio. - III, cleg-o completa.mente fl,O. - IV, ciego
m6vll en su totalidad con la. esquem.atizaclón de una, foslta subcecal formándose a través de la aponeurosis lumbollta.ca.

adosándose a sí mismo en uno de sus bordes, forma un verdadero meso, el mesoapén­


dice, que ata el órgano en cuestión, por una parte, al ciego y, por otra parte, a
1a porción terminal del mesenterio.
El mesoapéndice tiene la forma de un triángulo o, más bien, de una hoz, con
una base, un vértice y dos bordes (fig. 433). Su base se implanta primero en el lado
interno del ciego, según una línea que se extiende de la base del apéndice al ángulo
ileocecal. Más arriba, más allá de este ángulo, el mesoapéndice se confunde, en una
extensión de 2 6 3 centímetros con la hoja inferior del mesenterio, de la que no es
más que una dependencia (fig. 433). Su vértice, en la mayoría de los casos, en todos
los casos según CLADO, corresponde al mismo vértice del apéndice. Sin embargo, en
ciertos sujetos el meso no se extiende hasta el extremo libre del apéndice; este ex·
tremo está entonces envuelto completamente por la serosa, y esto en una extensión
que varía de ordinario de 1 a 15 milímetros. El borde convexo del meso adhiere
al borde superior del apéndice. El borde cóncavo, libre y flotante en la cavidad ab­
dominal, corresponde a la arteria apendicular (fig. 433), y precisamente esta arteria
es la que, al llegar directamente al apéndice, es decir, yendo a él por el camino más
corto, levanta el peritoneo y determina la formación del pliegue que acabamos de
describir. Como todos los pliegues peritoneales, el mesoapéndice es a veces delgado
y transparente. Pero esta disposición es rara en el adulto. Generalmente es invadido
de adosamiento, es decir, pasando por detrás de él para respetar los vasos compren­
didos en el meso.

6' 6 1 3 ó 10

¡-:
o

-,
::,

ü
N

-'

FIG. 484
Parte izquierda de la cavidad abdominal, después de la extirpación del bazo,
la terminación del colon transverso y el ángulo izquierdo (según CoRNING).
1. diafragma. - 2, estómago. - 3', corte del epiplón mayor, que se inserta en la. curvatura del estómago. -
3', delanta.l epJplolco. - 4, riñón Izquierdo. - 5, epiplón pancreaticosp!énico. - 6, mesocolon transverso. - 6',
ligamento gastrocóllco. - 7, trascavidad de los epiplones. - 8, colon transverso. - 9, superficie que corresponde
al colon descendente. - 10, ligamento frcnicoc6l!co izquierdo. - 11, mesenterio. - 12, ángulo duodenoyeyunal. -
13, asa lleal. - 14, colon descendente. - 15, a.reo vascular de Treitz.

4.0 Vascularización. - Seremos breves sobre la vascularización del colon des­


cendente. Está irrigado por las ramas cólicas izquierdas de la arteria mesentérica in­
ferior, que hemos descrito precedentemente. No insistiremos. Lo mismo cabe decir
con respecto a su circulación linfática y a su inervación.
Ligamentos anexos al mesocolon pélvico. - Estos ligamentos son en número de
tres: el ligamento colopélvico, el ligamento infundibulocólico y el ligamento mesen­
teromesocólico.
a) El ligamento colopélvico es un pliegue peritoneal que aparece cuando se
reclinan fuertemente hacia arriba y atrás el colon pélvico y su meso. Prolonga la raíz
secundaria del mesocolon pélvico. Tiene la forma de un pliegue triangular, que

FIG, 491
Colon iliopélvico móvil y largo de tipo abdominal (según GRÉCOIRE).
(Corte !rontal de la pelvis; la parte lnt.er!or se ha reseca.do.)
l, oolon maco. - 2, colon sigmoideo. - 3, mesocolon sigmoideo. - 4, recto. - 5, aorta.
6, vena cava ln!erlor. - 7, vasos H!a�o¡¡ e.:tterno&.

parte de la hojilla posterior del mesocolon y del colon para insertarse en la pared
iliaca izquierda o en la pared pélvica.
b) El ligamento infundíbulocólico, denominado también ligamento tubocólico
no es constante. Cuando existe, se extiende de la hoja posterior del mesocolon pél·
vico hasta el cuerno superior izquierdo del ligamento ancho y hasta la trompa iz.
quierda. Este pliegue contiene los vasos uteroováricos. Ofrece: un borde anterior
o base, cóncavo hacia delante; un borde mesocólico, inserto en la hoja posterior del
mesocolon; un borde parietal, inserto en la pared pélvica lateral. Solidariza en cierto
modo el colon pélvko con el aparato tuboovárico izquierdo.
e) El ligamento mesenteromesocólico es excepcional. Se extiende de la hoja
anterior del mesocolon pélvico al mesenterio. Hemos hablado ya de él a propósito
de éste. Parece constituido por fibras musculares lisas. Tiene la forma de un pliegue
semilunar, cuyos extremos corresponden: uno, a la izquierda, al mesocolon pélvico;
TUBO DIGESTIVO 499
b) Relaciones con los fascículos internos de los elevadores. - Estas dos hojas
musculares superpuestas al borde interno del fascículo externo del mismo lado liroi­
:an las orillas del ojal del diafragma pélvíco.
Al llegar al recto, se pierden en la musculosa de éste, entremezclándose con las
fibras longitudinales, y terminan en la piel. Algunas de estas fibras lisas unen uno
con otro los dos fascículos por delante del recto. Este músculo, levator ani propius
de LESSHAFF, retrae el ano y tiende a entreabrirlo.

Ep. se.

O.ht.
6
ª--- �-S.P.
FIG. 508
Músculos ísquíococcígeo y elevador del ano en el hombre, vistos por su cara inferior o penneal.
C. cócct:,::. - s. P.. s!nfisls púbica. - Ep. se., espina ciática. - Pyr .• músculo p1ramtdaL - Obt., obturad<Jr
Interno. - N. g. s., nervio c1at1co mayor.
1, elevador. porción suvertkial. - 2, e)cv;idor, porción proft.md�. -- 3, isqutococc!�eo. - 4, es!!nter ex.terno
del ano. - 5, vasos y nervios puckados laternos.

Las relaciones del recto con el diafragma de los elevadores que atravie-sa son,
pues, muy íntimas. LAIMER, luego JoNNESCO, han descrito, además de las fibras que
recto y elevadores cambian, una capa de tejido fibroelástico que completa la adheren­
cia. El suelo pélvico es el principal elemento de sostén del recto.
En el momento en que va ª· franquear el hiato de los elévadores, el recto recibe
igualmente fibras de dos pequeños músculos, el músculo retrococcígeo de Treit:. y el
músculo rectouretral de Rou.x y Henle. El primero, pequeña lámina muscular sagital,
nacida por detrás en· los bordes laterales del cóccix y en el rafe coccianal, se pierde
delante en la musculosa rectal, algo por debajo del suelo pélvico. Es el retractar anz.
El segundo, el músculo rectouretral, bien descrito por César Roux, de Lausana,
se fija por detrás por sus dos fascículos al codo formado por la unión de las porciones
TUBO DIGESTIVO

numerosos vasos, dispuestos en dos sistemas: 1.0, u-n- -sistema: - a - seen-dente, fonnado
por---las· venas- -h€morroiea-les- supei:io:re...s.; .2. , .uIL..Sist.ema-..tra.nsversalr-constituido -por
0

+as -venas..-hem01=-roida!es--i-nferiores. L�s hemorroidales inferiores, que se originan en


la región de los esfínteres, van a parar a la vena pudenda interna y, de allí, a la
hipogástrica y a la vena cava inferior. Las hemorroidales superiores, que recogen
la sangre de todas las demás porciones del recto, van a la vena mesentérica inferior,

n
que, como es sabido, es uno de los principales
aferentes de la vena porta. . :· . ·.:��·�;.t,�
1 · 6

s t
o as:�:d!:� ::::::.:.":\:::r:.:: :1:r:::::::1('\· s"
Debemos añadir que los dos territorios de las f q
r · '-- �--::¡.-
venas hemorroidales superiores y de las venas
hemorroidales inferiores no se hallan aislados. Co- ª·. - · -
munican entre sí al nivel de la porción anal del
recto por_!1:!edio de u;;as anastomosis transversales
que, partiendo de la red submucósa, akanzañ
la red periesfinteriana ..Estas anastomosis, muy nu­
merosas, son de tres clases (.fig. 526): las unas,
anastomosis supraesfínteríanas, pasan por encima
del borde superior del esfínter externo; las otras,
anastomosis transes/interianas, pasan a través de
los esfínteres interno y externo, y las últimas,
anastomosis subesfinterianas rodean de dentro
afuera el borde inferior del esfínter externo y, sin
atravesar ningún fascículo muscular, van a des­
aguar en las hemorroidales inferiores o en sus
afluentes. QUÉNU hace notar con razón que todos
estos ramos anastomóticos no se inyectan bien sino
por la vena mesentérica inferior; en efecto, raras
veces se llega a poder llenar la red submucosa im­
peliendo una inyección por la vena dorsal del
pene o por cualquier otro afluente de las venas
pudendas internas. Este doble hecho nos autoriza
a deducir que las anastomosis en cuestión están 4
FIG.
con toda probabilidad provistas de aparatos val­
Figura esquemática que representa,
vulares, los cuales se hallan dispuestos de tal modo en un corte longitudinal, la circula­
que, permitiendo el libre paso de la sangre de las ción venosa de la porción anal del
hemorroidales inferiores, se oponen más o menos recto.
a la circulación en sentido inverso. a, mucosa. - b, submucosa. - e, fibras
muscuJare!l circulares. - d, fibras musculares
longitudinales. - e, orlflclo anal.
l, esfínter Interno. - 2, estínter externo.
- 3, músculo elevador del ano. - 4, plel del
c. Linfáticos perineo. - 5, ple:xo hemorroidal. - 6, vena
hemorroidal superior. - 7, vena hemorrotclal
media. - 8, vena hemorroidal Lnterior. - 9,
anastomosis supraesC!ntertanas. - 10, anasto·
1.0 Redes de origen. - Los linfáticos de la mosls transes!!nterlanas. - 11, anastomosis
subesflnterlanas.
porción ampollar están situados en la mucosa y
en la submucosá·. Los d'e la región perineal son igualmente mucosos y submucosos; hay
que añadir la red cutánea del ano.

2.0 Vasos eferentes. Ganlios. - Los linfáticos eferentes atraviesan la capa mus­
cular, reunidos con los vasos no bien conocidos de esta túnica, y se agrupan en
pedículos. La disposición de los pedículos linfáticos del recto está calcada en la de
los pedículos vasculares.
534 APARATO DE LA DIGESTIÓN

el intervalo comprendido entre la rama del maxilar y el esternocleidomastoideo. En


profundidad se extiende desde la aponeurosis superficial hasta los lados de la faringe.
El peso medio de la parótida es de .25 a 30 gramos.

A. Compartimiento y aponeurosis parotídeos

El compartimiento anfractuoso que encierra la parótida (figs. 539 y 540) está


circunscrito, en la mayor parte de su extensión, por una capa de tejido celular,
generalmente muy tenue, pero que en ciertos puntos adquiere todos los caracteres
de las láminas aponeuróticas: a esta capa celular, dispuesta alrededor de la gJán­
dula, se la designa en conjunto
con el nombre de aponeurosis
._3 parotídea

-10' 1.0 Aponeurosis parotí­


dea. -. La aponeurosis parotí-
.._1 O dea es, según la descripci6n
clásica (véase Aponeurosis del
cuello), una dependencia de la
aponeurosis cervical-superficial.
a) Concepción clásica an­
tigua. -Si tomamos esta apo­
neurosis cervical superficial en
su parte posterior en el momen­
11 to en que abandona el borde
anterior del esternocleidomas­
toideo y la seguimos des<le aquí
Frc. 541 hacia la cara, vemos que se des­
Las dos cápsulas parotídea y submaxilar, con la lámina dobla (figs. 539 y 540) y forma
fibrosa (aponeurosis interglandular) que Las separa. así dos hojas, una superficial
1, hu�so hioides. - 2, cste:-nocJe!domasto!deo cubJerto por su apooeu­
r osis. - 3, masetero. - 4, parót!da, cuya parte Jn.teriOT ha s!do e:i.:tlr­ y otra profunda. La hoja super­
Jl3d3. - S. eá:psu\3. paroUdea. - 6, d.psula submaxilar, vista <lespuei;
C:e la ablación de la glándula. - 7, lámina fibrosa (aponeurosis Jnter­ ficial (7), continuando la direc­
glandularl que separa las dos capsulas. - 8, vlentre anterior del dlgás­
trlco. - 9, músculos lntrahlotdeos. - 10, 10·, arteria y vena !aciales. ción de la aponeurosis que re­
- 11, yugular externa. - 12. anastomo,ils que "'ª de la yugular a. \e. viste la cara externa del ester­
facla l. - 13, a ¡:¡oneurosls cervical superflclal.
nocleidomastoideo, se dirig e
directamente hacia la cara, siguiendo la cara profunda de la piel. Una vez llegada
a la cara se inserta sucesivamente: 1.º, por su parte inferior, en el ángulo del maxilar
inferior; 2. 0, por su parte media, en parte en el borde posterior de este hueso y en
parte en la aponeurosis maseterina; 3. 0, por su parte superior, en el borde inferior del
arco cigomático. La hoja profunda (8), separándose de la precedente a nivel del borde
anterior del esternocleidomastoideo, se dirige primero hacia la faringe. En esta prime­
ra parte de su trayecto reviste sucesivamente: 1.°, el vientre posterior del digástrico;
.2.0, la apófisis estiloides y el ligamento ·estilohioideo, a los que se adhiere íntimamente;
3.0, los tres músculos que nacen de la apófisis estiloides (estilofaríngeo, estilogloso y
estilohiojdeo), y que, con el nombre de ramillete de Riolano> descienden de esta apófisis
hacia la faringe, la lengua y el hueso hioides. Replegándose luego hacia delante y
remontándose hacia las capas superficiales, esta hoja profunda cubre una parte de la
cata posterior del músculo pterigoideo interno y llega luego al borde posterior de la
rama del maxilar. En este punto vuelve a juntarse con la hoja superficial, ya directa-
mente, ya por mediación de la aponeurosis masetérica_.
Existen, pues, en realidad dos aponeurosis parotídeas: una superficial y regular­
mente plana (7), que se extiende, por debajo de la piel, desde el borde anterior
ANEXOS DEL TUBO DIGESTIVO 535
del esternocleidomastoideo a la región maseterina; otra profunda (8), curvada en
forma de canal, bastante parecida a un semicilindro, cuya concavidad mira hacia
L1 aponeurosis superficial y cuya convexidad confina con la faringe.
Acabamos de decir que las dos aponeurosis parotídeas se reúnen y se confunden
en dos puntos: por detrás, a nivel del estern-0cleidomastoídeo; por delante, a nivel
de la rama del maxilar. Veamos ahora, para completar sus descri pción, cómo se com­
portan abajo y arriba, a nivel de sus bordes superior e inferior. En la parte inferior
(fig. 541), la aponeurosis profunda se junta del mismo modo a la aponeurosis super-

_ _ 11
f)_ - -
'

7.

8_ - - -

10_ �- 12

_j
\

1
\
, 1

'
IJ
1 ;�

4 ó J 6 2
FIG. 542
Compartimiento parotídeo según la concepción clásica (esquema de TRUFFERT).
l, aponeurosis cervical superftclal. - 2, músculo d!gástrlco. - 3, vaina ca:otfdea !.nterna y nervio neumogá.s
trlco. - 4, ganglio cervical superior del simpático en la. aponeurosis prevertebral. - 5, nervio hipogloso mayor. -
6, nervio espinal (rama externa). - 7, arteria carótlda externa y vena yugular externa por tuera de ella. - 8, cor­
tina. cstnea y nervio gloso!ar!ngeo. ·- 9, vasos palatinos a�n.dentes. - 10, vasos !arfng-eos ascendentes. - 11,
músculo cutáneo. - 12, oomoartlm1ento parot1dco en la aponeurosis cervical superficial desdoblada.

ficial, a nivel del estrecho espacio que separa el esternocleidomastoideo del ángulo
de la mandíbula. De esta unión (7) resulta una aponeurosis única, que desciende
a la región suprahioidea y se desdoblará nuevamente, algo más abajo, para. envolver
la glándula submaxilar. A este nivel, la parte más inferior de la aponeurosis paro­
tídea profunda separa una de otra (fig. 541) las dos glándulas vecinas: el tabique
submaxiloparotideo, interglandular, o, mejor intermaxiloparotideo. Este tabique está
constituido, en realidad, no solamente por la aponeurosis parotídea profunda, sino
también por la cintilla maxilar tendida entre el borde posterior del maxilar y el
c5tcrnoclcidomastoideo y el ligamento estilomaxilar, arrastrando consigo una expan­
sión de la aponeurosis profunda de la parótida (RouvIERE y ÜLIVIER). Este tabique
intermaxiloparotídeo cierra bastante bien los dos compartimientos glandulares. Los
tumores desarrollados en uno de los compartimientos quedan por mucho tiempo
acantonados en él. En la parte superior (fig. 540), la aponeurosis parotídea superficial
CO�STlTV.CIÓN ANATÓ!\1ICA

limitémonos a recordar aquí que el peritoneo pélvico de la mujer está dividido


en fondo de saco vesicouterino, continuando por los canales laterovesicales, y fondo
de saco rectouterino (Douglas femenino), continuado por los canales laterorrectales.
Los repli egues de Douglas son particularmente manifiestos en la mujer y están levan­
tados por la eminencia de los ligamentos uterosacros: debajo de ellos se encuentra
el fondo de saco propiamente dicho, que desciende entre la cara anterior del recto,
por una parte, y por otra, la cara posterior del útero y del fondo de saco posterior
de la vagina. Encima de los repliegu.es de Douglas, el peritoneo forma en la pared
pélvica lateral la fosita ovárica.

ARTICULO VI

CONSTITUCION ANATOMICA

1.0 Estructura general.- El peritoneo está constituido por un epitelio y un


corion. El epitelio forma una capa única de células aplanadas, de tipo endotdial. El
corion, abundante en vasos sanguíneos y linfáticos, es unas veces denso y otras extre­
madamente laxo (mesos, zonas despegables). Sobre las vísceras, la hoja perhoneal
Yaría de espesor: delgada en el estómago y gruesa en el intestino, queda reducida a
una ligera capa endotelial en el hígado y el bazo.

2. 0 Estructura particular de algunas formaciones. -El mesenterio y los mesos


están formados por hojas conjuntivas gruesas que contienen numerosos vasos sanguí­
neos, linfáticos y nervios. El endotelio es semejante al revestimiento endotelial del
peritoneo parietal y visceral. Los epiplones están constituidos por tejido conjuntivo
fenestrado, tapizado por el endotelio peritoneal. El epiplón mayor se sobrecarga de
grasa. En el centro de cada lóbulo adiposo se encuentra un dispositivo vascular par­
ticular, la red capilar limbiforme (RENAUT). El epiplón mayor constituye una reserva
importante de grasa; su movilidad le permite captar los cuerpos extraños que pueden
hallarse en la gran cavidad peritoneal: desempeña el papel de una escoba; por otra
parte, se moviliza siempre para dirigirse hacia los puntos alterados (inflamación, per­
foración, etc.). Los epiplones, gracias a su riqueza vascular, pueden desempeñar el pa­
pel de reservorios sanguíneos.

3.0 Vasos y nervios. - a) Arterias. - Las arterias nutncias del peritone-0 no


pertenecen propiamente a esta membrana, sino que le son proporcionadas: 1.\ para la
hoja parietal, por las ramas de las paredes vecinas; 2.0, para la hoja visceral, por las
ramas viscerales subyacentes. Forman ante todo, en la capa conjuntiva situada _por
debajo de la serosa, una primera red visible a simple vista, o sea la red subserosa.
De esta red subserosa parten luego vasos muy finos, que penetran en la trama
misma de la serosa y forman en ella una segunda red, la red serosa propiamente dicha,
de mallas apretadas, poligonales, regularmente angulosas, que tienen triple o quíntu­
ple diámetro (ROBJN) que los capi lares limitantes. Debemos destacar que los capilares
sanguíneos no llegan nunca hasta la limitante hialina, y aun se aproximan menos
a ella que los capilares linfáticos.
En las partes del peritoneo en que se dcpcsitará más tarde la grasa, tales como
el mesenterio y el epiplón mayor, las arteriolas y las venülas correspondientes pre­
sentan una disposición algo especial, que se encuentra también en el tejido conjuntivo
laxo: emiten ramilletes de capilares, que revisten en su conjunto el aspecto de un
disco aplanado (redes límbiformes de RENAUT).
CONSTITUCIÓN ANATÓMICA 839

d) Nervios. -Los nervios del peritoneo, señalados de antiguo por HALLER, GLIS­
SON y MALPIGHI, han sido nuevamente descritos en una época más reciente por LuscHKA
y BouRGERY. CYON encontró en la membrana retroperitoneal de la rana nervios de
doble contorno que, después de haberse despojado de su mielina, formaban un plexo,
del que se desprendían fibrillas terminales excesivamente tenues. KLEIN, a quien per­
tenece esta última cita, señala igualmente la existencia de fibras nerviosas en el mesen­
terio y en el peritoneo diafragmático. RonIN, por su parte, ha encontrado corpúsculos
de Pacini en el mesenterio del gato.
L. JuLLIEN pudo seguir los nervios peritoneales hasta su terminación en el epiplón
mayor y en la hoja que cubre la cara anterior del estómago. Observó en la dermis de la serosa
la existencia de troncos nerviosos que stguen en general el trayecto de los vasos y se
anastomosan muy poco, pero se dividen frecuentemente. Cada rama experimenta en seguida
nuevas divisiones, de las cuales las más tenues son fibras pálidas de 2 ó 3 µ de diámetro. De
trecho en trecho estas fibras pálidas presentan dilataciones fusifor­mes, que miden de 5 a 6 µ
en su mayor anchura, más allá de las cuales reaparecen con su diámetro primitivo para
dilatarse de nuevo un poco más lejos, y así sucesivamente. Por último, se resuelven en cierto
número de fibrillas sumamente tenues, que terminan por una dilatación ovoidea o piriforme.
Este corpúsculo terminal da origen a su vez, en la extremidad opuesta a la que se halla en
continuidad con la frbrilla nerviosa. a uno o varios filetes muy delgados, terminados asimismo
por una pequeña dilatación. RANVIER describió en la membrana retro peri toneal de la rana
un rico plexo, a
cuya co�stitución concurren a la vez fibras con mielina y fibras sin ella. De este plexo parten
fibras de trayecto tortuoso, que terminan en su mayoría, ya por extremida- des redondeadas,
ya por extremidades dilatadas en forma de botón. Cierto número de ellas, en el momento de
terminar, se curvan en arco y se sueldan entre sí, formando una especie de asa continua, cuya
forma recuerda bastante bien la de un ojo de llave
(terminación en ojo de llave de RANVIER)..
CAPITULO PRIMERO

ORGANOS URINARIOS

El aparato urinario se compone esencialmente de dos partes: 1.º, un órgano se­


cretorio, el riñón, que preside la elaboración de la orina; .2. 0, un sistema de conductos
excretorios que recoge este líquido y lo expulsa al exterior.
Este aparato excretorio, muy largo, se divide en tres segmentos: 1.0, el uréter,
conducto excretorio que recoge la orina a la s.alida de la glándula y la conduce a la
vejiga; 2.0, la vejiga, receptáculo en el que se acumula la orina; 2. 0, la uretra, con­
ducto por el cual la orina sale al exterior.

ARTICULO PRIMERO

Rl&ONES

En número de dos, uno derecho y otro izquierdo, los riñones (inglés kidney; ale­
mán, Niere) son órganos glandulares, a los que incumbe la importante función de
elaborar la orina.

l. Consideraciones generales

1.° Forma. - El riñón se ha comparado a una judía. Ofrece dos caras, anterior
y posterior, un borde externo convexo, un borde interno, cóncavo en su centro, y dos
polos redondeados, superior e inferior. La cara posterior es casi plana, y la cara ante­
rior más abombada. El P.?!� s�erior es en general más ancho y el inferior más alar­
gado\El borde externo es regular y el borde .. in.terr.io está escotado por. el hiiio.. Este,
examinado de frente, tiene la forma de un rombo de eje mayor oblicuo hacia abajo y
atrás. En él se ven penet!ar los vasos y d� él sale el �1ré.t�r._ Este ocupa �L�ngulo .Poste-.
roinferior del rombo. E·i,__�ilio 'está l�mi!�d� por dos la�io�: el labio anteri?_!'_ �--9.Pli.C.!:19
h;icia �:t.��Jo y a.dentro, er·hloio posterior es oblicuo hacia abajo y aftiera. Este es más
saliente por arriba; el labio anterior es más saliente por abajo, de suerte que los dos
labios se cruzan en X. El hilio del riñón es una simple hendidura y nos conduce a una
cavidad profunda que le sigue inmediatamente y que se designa con el nombre de
seno del riñón.
A. SENO DEL RIÑÓN (fig. 878). - El seno del riñón contiene, rodeados por una
grasa blanda, que es una dependencia de la cápsula adiposa, las numerosas divisiones de
los vasos renales y los conductos de origen del aparato excre�oiio. Si resecamos todos
estos órganos, el seno, así vaciado, nos aparece en forma de 1:1n� c�v_ida9. r�crnngula,:r,
aplanada d!! delante atrás y circunscrita por todas partes, excepto a nivel del hilio, por
e) parénquima_�el_x!ñ<?J].· Para tener una noción exacta, conviene examinarlo en dos
cortes dei rifión, uno horizontal y otro frontal.
ÓRGANOS URINARIOS 931

2.0 Medios de fijación


La vejiga, situada entre el peritoneo y el suelo pélvico, está mantenida en su
posición normal por conexiones directas e indirectas con el suelo pélvico, y fijada en
esta situación por el peritoneo.

Frc. 983
Ligamentos pubiovesicales e inserciones anteriores del elevador del ano.
P, pubis. - Vel., veJ!ga.
1, Obturador Interno. - 2, elevador del ano (lado !zo,ulerdoJ. - 2', ele,ador deJ ano {lado derecho). - 3', at)O·
neurosis Inferior del obturador Interno. - 4, arco tenó.!;:ioso. - s. 5, Ugamenios pubto�c.:i.Jes. - e, ve.r1as s.nte·
rlores de la vejiga.

La conexión más importante con el suelo pélvico está constituida por el bloque
uretroprostático en el hombre y la uretra pélvica y membranosa en la mujer. Es uno
de los medios de fijación más sólidos de la vejiga.
En oposición a esta fijación de la vejiga . el vértice del órgano es mantenido por
el uraco, vestigio supravesical de la alantoides. Este órgano se vuelve fibroso y se
transforma en un ligamento tendido del vértice vesical a la cicatriz umbilical; se
sabe, por lo demás, que el uraco, conservando ciertas porciones no obliteradas, puede
originar formaciones quísticas o diverticulares. Por otra parte, la cubierta peritoneal
mantiene también la vejiga en su lugar. JABOULAY y PATEL han insistido sobre la adhe·
APARATO UROCENITAL

ARTICULO IV

URETRA

La uretra (ovpr¡Bpo., de ovpew, orinar; inglés, urethra.; alemán, Harnrohre) es


un conducto por el cual la orina, después de permanecer más o menos tiempo en la
vejiga, es expulsada al exterior. Este conducto, último segmento de las vías urina­
rias, difiere mucho según se estudie en el hombre o en la mujer. Lo estudiaremos por
separado en uno y otro sexo.

l. Uretra en el hombre

La uretra del hombre es un largo conducto, extendido desde el cuello de la


vejiga a la extremidad libre del pene. Por su porción más superior. por detrás del
veru montánum, pasa solamente la orina. Por delante del veru montánum pasa tam­
bién por la u:retra el producto de secreción de la glándula genital. Así, pues, en la
mayor parte de su extensión constituye una vía común para la orina y la esperma;
de aquí el nombre de conducto urogenital co� que la designan algunos autores.

A. Consideraciones generales

1. 0 Dirección. - El conducto de la uretra, a partir de la vejiga, se dirige obli­


cuamente hacia abajo y adelante (fig. 1018); al llegar debajo de la sínfisis, se dirige
hacia delante y arriba, hasta el sitio en que los cuerpos cavernosos del pene cambian de
dirección y, de ascendentes que eran, se hacen descendentes. Desde este punto, la
uretra, siguiendo exactamente la dirección de estos últimos, se dobla de nuevo sobre
sí misma para dirigirse verticalmente hacia abajo.
Así, pues, el conducto de la uretra, en el curso de su trayecto, describe dos cur·
vas: 1.ª, una curva posterior, con la concavidad dirigida hacia arriba y adelante:
2.ª, una curva anterior, con la concavidad dirigida hacia abajo y atrás. Estas dos
curvas están orientadas, por lo tanto, en sentido inverso, de manera que el conducto
en su conjunto, reviste la forma de una S itálica. Denominaremos ángulo infrapú­
bico al vértice de la primera curva; el vértice de la segunda, que está en relación
con la inserción inferior del ligamento suspensorio del pene, constituye el ángulo
prepúbico.
De las dos curvas antes citadas, la primera es permanente; la segunda desapare­
ce cuando el pene se halla en erección ·o cuando el cirujano lo levanta por delante
del abdomen para practicar el cateterismo. En una y otra de estas dos condiciones
(figura 1018), la uretra no describe más que una sola curva, cuya concavidad mira
hacia arriba y adelante cuando el sujeto está en pie, y hacia arriba y atrás si des­
cansa en decúbito supino. Es posible, sin embargo, tirando fuertemente del pene hacia
abajo, dar a la uretra una dirección rectilínea, lo que permite la introducción de
instrumentos ópticos (uretroscopios, cistoscopios) que no poseen ninguna curva (fi­
gura 1019).

2�º Divisiones. -El modo de división del conducto de la uretra varía segiín
el punto de \1 Ísta en que se considera: 1.0, según sus relaciones con la aponeurosis
perineal media; 2.°, según sus relaciones periféricas; 3. 0, según su movilidad.
CAPITULO 11

ORGANOS GENITALES DEL HOMBRE

El aparalo genital del hombre se compone esencialmente de dos partes; 1.a, de


un órgano glandular, el testículo, al cual incumbe la importante función de elaborar
el líquido fecundante o esperma; 2.a, de un largo conducto, destinado a transportar
este líquido a la bolsa copulatriz de la mujer, conducto que toma sucesivamente los
nombres de conduela deferente, vesícula seminal, conducto eyacul-ador, uretra o con­
ducto urogenita j. Hasta llegar a la uretra, el conducto por donde pasa la esperma
es par, como el órg·ano "fUe la elabora. La uretra, por el contrario, como hemos visto
en el capítulo anteriÓr, es impar y está situada en la línea media, y por este motivo
recibe el producto de los dos testículos.
La uretra, en su porción extrapélvica 1 está rodeada de formaciones eréctiles que,
haciéndose turgentes y rígidas en el mamen to de copulación, favorecen la intromi­
sión del conducto vector de la esperma en la vagina; el conjunto, revestido por los
tegumentos, constituye un órgano prolongado, de forma cilíndrica, llamado pene o
verga.
A los órganos citados, que constituyen las partes esenciales del aparato sexual del
hombre, se añaden a título de anexos: 1. 0, un sistema de cubiertas concéntricas que,
bajo el nombre de bolsas, ros:J...ean el testículo; 2.0, cierto número de glándulas, que se
desarrollan en el trayecto de'ia uretra, mezclando su producto con el de la glándula
gen ita]; 3.º, finalmente, formaciones. musculares y aponeuróticas que reuniremos en
un mismo artículo con el nombre de músculos y aponeurosis del perineo.

ARTICULO PRIMERO

TESTICULO

Los testículos ( testis, Si8v¡1.oc;; en inglés. testicle; en alemán, Hode), llamados


también glándulas seminales, son dos órganos de aspecto glandular, destinados a pro·
<lucir el elemento principal de la esperma, los espermatozoides. Su presencia caracteriza
esencialmente al aparato masculino, de igu al modo que los ovarios son los órganos
esenciales del aparato femenino.
Esta presencia es tanto más raTacterística cuaruo que el tesúculo no se limita a ser
el órgano de la espermatogénesis. Posee también los poderes de una glándula de
secreción interna cuyo producto desempeña un papel predominante en la determina­
ción de los caracteres sexuales secundarios.
En su parte posterosuperior, cada testículo sosti ene un cuerpo prolongado que,
por su situación., se llama epidídimo (de err, sobre, y SiSv¡.w<;;, testículo).
El epidídimo no es una parte del testículo; es, propiamente hablando, el primer
segmento de las vías espem1áticas, pero presenta con la glándula semi nal conexiones
a.) La� venas del grupo externo se dirigen hacia fuera y, siguiendo ca.si e! mi.smo
uayecto que las arterias pudendas externas, van a desaguar en la safena ímeru:i ?·
desde alli, en la femoral. De ordinario se ve como las venas más elevadas de este
grupo, más o menos anastomosadas con las venas del pene y de la región suprapühia.
desembocan directamente en la femoral atravesando uno de los orificios de la :fascia
cri briformis.
/3) .Las venas del grupo posterior acompañan a la arteria períneal superficial y
van a desembocar en el tronco de la vena�interna.

3.0 Linfáticos. - Los linfáticos se hallan extraordinariamente multiplicados en


el escroto. Después de una buena inyección, «se presentan en tan gTan número y toman
una parte tan considerable en la formación de la cu.bierta escrotal, que ésta parece
únicamente formada p0r linf�úcosll (SAPPEY). Esta elegante red, que se halla. siempre
en relación con la del pene y del perineo, da origen a 1 o ó 12 troncos, los cuales se
dirigen oblicuamente hacia arriba y afuera y van a parar, como los linfáticos del pene,
a los gang'lios superficiales de la ingle. En su mayoría se dirigen al grupo supero­
inlerno. Algunos, los más inferiores, procedentes de la cara posterior de las bolsas, van
a parar a los ganglios del grupo inferointerno.

4. 0 Nervios. - Los nervios de las bolsas, a la vez sensw.vos, motores y ,,ascula­


res, proceden de dos orígenes: 1. de la rama perineal inferior del nervio pudendo
0
,

interno (plexo sacro); 2. 0, de las ramas genitales de los tres n-ervios g�nhocrura!, .ab­
dominogenita.l mayor y ab.dominogenital menor (plexo lumbar). De e:Stas d.rvers;is
ramas, la primera, siguiendo el trayecto de la ariteria peúneal superficial, a.horda la
región de las bolsas por :su cara posterior. Las otras, primitiv2tmente conLenidas en
la cavidad abdominal, desembocan con los elementos del cordó_n por el orificio ex.ter­
no del conducto inguinal. De estas últimas ramas emana.o las ramillas motoñ!:S · desti-
n ada s al c.remáster y a la eritroideWWW.E 12
L IRU
C JANO.BLOGSPOT.COM

ARTICULO ID

VIAS ESPERMATICAS

La esperma elaborada por los testículos atraviesa sucesivamente, como hemos vis­
to ya al tratar de este órgano, los conductos rectos, los conos eferentes y el conducto
epididimario. Todos estos conductos, enteramente extraños a la producción de los
. zoospennos, no son para es.tos más que simples conductos excretoríos. Constituyen en
realidad los primeros segmentos de las vías espermaúcas, y, si los hemos ;·a estudia­
do a propósito del testículo, es porque están unidos a este de un modo tan íntimo.
que hemos creído conveniente no describirlos por separado. Al salir del conducto del
epidídimo la esperma corre por un largo conducco, el conducto deferente, que la de­
posita momentáneamente en un receptáculo, la vesicul.a sem1:nal. La vesícula seminal
y el conducto deferente se haUan continuados por el conducto eyaculador) el cual,
en el acto de la eyaculación, proyecta la esperma en el coodúa.o de la ureua y, desde
éste, al exte1·ior.

l. Conducto deferente

El conducto deferente (inglés, vas deferens; alemán, Samenleiler), que se designa


impropiamente con e1 nombre de conducto excretorio del testículo, se extiende desde
la <;:Qla del �.P-u:lldim0,-del�ual no es· más que la prolongación, hasta el cuello de· "la
vesícula seminal.
1166 APARATO UROCENlTAL

IV. Estudio topográfico del perineo en el hombre


Al reunir los diferentes elementos anatómicos musculares, aponeuróticos, vascu­
lares o nerviosos, se puede estudiar de un modo diferente el perineo. Se ve en primer
lugar que existen dos perineos: uno anterior y otro posterior, y por otra parte, qne
existen entre estas dos regiones un conjunto de formaciones cuyos nombres varían
según los anatomistas. Sirven de puntos de fijación y refuerz.an la unión íntima de estas
dos regiones, unión que ya hacía prever la prolongación de sus compartimientos y
la similitud de sus órganos vasculares y nerviosos.

1.0 Perineo posterior. - El perineo posterior, separado del anterior por la línea
biisquiática, está oculto en estado normal en el fondo del surco interg:lúteo. Ofrece

F1G. 1227
Fosa isquiorrectal y sus prolongacio_nes, vistas en un corte laterosagital de la pelvis
(cadáver congelado, segmento izquierdo del corte) (T.-J.).
l. rosa lsqulorre"t:i.l. - 2, su prolong.aci6n ¡1osterior. - 3, s11 prolc,curaC'!6n anterior. - 4, gltí�o mayor. - 5.
recto. - 6, ve11ga.. - 7, vestc11J:i seminal. - 8. próst:i.ta. - 9, Plc,·::dor del ano, - 10, pubis, y 10'. Isquion. -
11. cuerpo cave;noso y musculo lsnuloc.-ivernoso. - 12, transverso .c:np(';ficJ:il: - 13, transverso "()rotundo, con los
vasos y el nervio pudendos lnterno3 en su espesor. - 14, grasa. su.Jx:utinea.. - 15, c.i:vldad perttoneal.
a y b indlc-an en q11e sentido se e!ectllan la� migraciones purulentas oonsecutlrns a. los nemo11es lsqu!orrectales
? en Qué punto es D�l'�u10 órrnarlas.

un plano superficial y un p lano profundo constituido por la fosa isquiorrectal, atra­


vesando los dos planos el recto y el conducto anal. El plano superficial está constituido
por piel gruesa y dura. Comprobamos el orificio anal situado a igual distancia de
las dos tuberosidades isquiáticas, a 2,5 centímetros de la punta del cóccix. Encima
de la piel se encuentra el tejido celular, en continuidad con el tejido del comparti­
miento suprayacente y con los de las regiones próximas, muslo y región glútea. Por
este tejido circulan los órganos vasculares o nerviosos que hemos estudiado antes.
Quitado este plano, se encuentra el esfínter estriado. dispuesto alrededor del
ano, y entre éste y los bordes del perineo posterior, es decir, el transverso superficial
por delante, el isquion por fuera y, por detrás, el glúteo mayor cubierto de su apo­
neurosis, se encuentra grasa; quitándola se pueden percibir dos cavid_ades que la
contienen: las fosas isquiorrectales.
En un corte frontal estas fosas tienen la forma de un triángulo de vértice superior
(fig. u25). Su aspecto se ha comparado al de un casco de policía (PoIRIER), a un
alero cuyo techo es el elevador (FARABEUF), etc. En un corte horizontal tienen la misma
forma, pero su vértice es anterior.
En su parte anterior se encuentran alejadas una de otra, a consecuencia de
la presencia del recto y de la próstata. Por detrás, por el contrario, únicamente las
separa el rafe anococcígeo. Su longitud de delante atrás es de 5 centímetros y su
1188 APARATO UROGENITAL

vaso linfático ovárico que termina en un ganglio ilíaco externo; así recuerda el linfático
testicular descrito por ZEISSL y HoROWITZ, que terminaba también en un ganglio análogo.
Se ha creído encontrar en la disposición linfática la explicación de la propagación al
ovario de ciertos cánceres gástricos (tumores de Krukenberg). No parece que esta patogenia
sea aceptable. La propagación por vía peritonea1, a favor de las roturas foliculares men­
suales, parece mucho más plausible.

4.° Nervios. -Los nervios del ovario llegan a él exclusivamente por su pedículo
superior, el de la arteria ovárica (HovELACQU.E, MITcHELL). Su origen se confunde con
el de los nervios del rrñón, es decir, que se sitúa a la altura de los ganglios semilunares,
mesentéricos superiores y aorticon:enales (MATHmu). Los nervios destinados al ovario
constituyen un plexo periarterial denso, en el que los filetes nerviosos se anastomosan
en todos sentidos y presentan en su trayecto pequeñas masas ganglionares. Estos son
nervios vasomotores, pero también nervios sensitivos, que transmiten las sensaciones
dolorosas nacidas en el ovario.
Se sabe finalmente, según KuNTZ, que ese plexo, homólogo del plexo espermático,
tiene bajo su dependencia toda la gónada (se comprenden, en este término, todas las
formaciones del aparato genital dotadas de propiedades endocrinas) y que asegura la
,·asomotricidad de sus arterias y de sus venas.
Los nervios penetran en el ovario por el hilio, en compañia de los vasos. Se di­
viden en filetes vasculares, en filetes motores, que se pierden en los elementos muscu­
lares lisos del bulbo; finalmente, en filetes sensitivos, que comprenden nervios folicula·
res y nervios epiteliales, que llegan a las capas superficiales del órgano.

Los filetes foliculares, señalados ya por LuscHKA. han sido nuevamente encontrados
por EuscHER en el ovario de la coneja, de la oveja y de la vaca, y descritos en diversos
mamíferos por RIESE, RETZIUS, HERFF, MANDL, WlNTERHALTER y VALLART. Su modo de ter­
minación no está todavía del todo dilucidado: Rrf.SE y HERFF han podido seguir sus fibríllas
terminales hasta el espesor de la membrana granulosa, pero ni. RET.zrus ni MANDL han podido
encontrar estas terminaciones interepitelialcs. Su existencia no está todavía perfectamente es­
tablecida.
EusABETH \\'1N"(ER111,t.TF.R, utilizando el método de Golgi, ha encontrado en el ovario
de la mujer células nerviosas que. aquí como en otras partes, tienen la significación de pe­
quefros ganglios pcrikrícos. Estas células, que ocupan la capa medular, se disponen en su
mamrfa .a lo brgo de {as :i:-cerias. Tienen la mayor analogía con las celulas simpáticas que
han sido de..�rii2_s por CAJAL en la túnica muscular del intestino (véase Intestino). En su
conjnmo forman una espec.íe de ganglio difuso, el ganglio intraovárico de W.mrnrnALTER, cuya
función no es probabkmente otra que regular el aflujo de sangre al ovario. Pero esta opinión
es aún muy hipotética.

ARTJCULO II

TROMPA UTERINA U OVIDUCTO

Las trompas uterinas o trompas de Falopio (alemán, Eileiter; inglés, fallopian


tubes) son. dos conductos, uno derecho y otro izquierdo, que se extienden del extremo
del ovario al ángulo superior del útero. Recogen, en el momento de la puesta, el
óvulo de la superficie del ovario y lo transportan en seguida a la cavidad uterina,
donde se fija y se desarrolla si ha sido fecundado, y de donde es expulsado al exterior
en el caso contrario. La trompa se convierte así en un verdadero conducto excretorio
de la glándula genital: de ahí el nombre de oviducto (de ovum� huevo, y ducere,
conducir) que se 1e da siempre en anatomía comparada y cada vez con mayor fre­
cuencia en anatomía humana.
ÓRGA�'OS CENITALES DE LA MUJER 1189

l. Consideraciones generales

1. 0 Situación y medios de fijación. - La trompa uterina está situada en la


aleta superior del ligamento ancho, ent'Fe-e-1-olra.tio..,_q_ue e..s..tá_.por .detrás, ..y .el--lí g,amento
f
red.cnéf0;�He-está-p-6r delante. s·egún veremos más adelante, es la que constituye el
borde superior del ligamento ancho.
Mientras que su extremo interno se continúa con el útero, su extremo externo
da origen a un pequeñísimo cordón, mitad 'i'ñ.i.Istular. mitad conjuntivo; que la une
al ovario, y que hemos ya se­
ñalado a propósito de este úl·
timo órgano: es el ttga�n,e.nto
tub,Qováricg. (fig. 1254, g). La
trompa se halla, pues, rnante·
nida en su posición : 1. 0, por
.. 1 O
su continuidad con el útero;
.2.0, por su retención entre las
dos hojas del ligamento ancho; .. 2
3. 0, por su ligamento tubo- 6
ovárico. 8'
Así fijadas, las trompas
uterinas no' pueden, en condi­
ciones fisiológicas ordinarias,
abandonar la posición que ocu­
g
pan. Pero son muy movibles
en su sitio, sobre todo en su 4
porción externa : así sucede
que se dirigen hacia atrás cuan­
do el receptáculo Uleriuo se
dilata; que se deprimen cuan-
FIG.
do las asas intestinales reple­
tas de materias fecales gravi­ Li9amcnto ancho extendido, visto por su cara posterior
tan sobre ellas; que se trasla­ (T.-J.).
dan hacia delante cuando esas - 4, útei:o. - 5, recio. - 6, trompa, con 6 .. el Istmo; 6", la ampo­
l, ovario. - 2, llga.m!!nto tuboovárfco. - 3, • IJg:m;eoto uteroová.rlco.

mismas asas intestinales se acu­ lla: 6'". el pabellón: 6"", e:l 6s.t1um perlto;ieal. - 7, ligamento lum­
tv.>ovárlco. <'.On los \';tSOs OV?.r!cos en sn CHl':'sor. - 8, liga.mento nncno,
mulan en la excavación retro­ 11, ur��er. - 12. ven'l. lll;>OS-á'St!lca.
y S', meso5alpmx. - 9, arteria uterina. - 10, arteria lllpogástrlca. -.

uterina, etc. Añadiremos que,


en el embarazo, las ttompas, l-0 mismo que el ovario, se elevan con el fondo del útero
hacia la cavidad abdominal para volver a descender después del parto a la fosa iliaca
_primero y a la excavación pel•úan.1 después.

2.0 Dirección. - Seguidas desde su extremo interno a su extremo externo, las


trompas presentan ante todo una dirección transversal hasta el polo inferior del ova­
rio. Aquí se enderezan, subiendo verticalmente junt0 al borde anterior del ovario.
Llegada-s algo por debajo del polo superior de éste, se curvan hacia abajo y atrás,
cruzando la parte superior de la cara interna del ovario, para seguir a lo largo del
borde posterior del mismo, que rebasan por detrás.

3.0 Dimensiones. - Los oviductos, flexuosos en casi toda su extensión y dispues­


tos en forma de cayado en su extremo externo, presentan naturalmente dimensiones
longitudinales muy superiores al intervalo que separa en línea recta al ángulo superior
del útero de las paredes laterales de la pelvis.
ÓRGANOS GENITALES DE LA MUJER

ARTICULO IV

VAGINA

. La vagina (alemán, Scheide; inglés, vagina) es un ·conducto musculomembran oso,


muy largo, ancho y muy extensible a un tiempo. que va desde el útero a la vulva.
Como continuación de la cavidad uterina, por ella pasan el flujo menstrual, los
productos de secreción del útero, y el feto y. sus anexos en el momento del parto.
Sin embargo, el conducto vaginal desempeña esta función de un modo puramente
accesorio. Su principal objeto es recibir el pene durante el coíto, constituyendo .en
la mujer el órgano de la cópula.

l. Consideraciones generales
1.0 Situación y medios de fijación. - La vagina, órgano impar y medio, lo
misnw 1:n la especíe humana que en la mayor parte de los mamíferos, se halla situada
en parte en la e.xca vación de la pelvis y
en parte en el propio espesor del perineo, X
al que atraviesa de arriba abajo y de
atrás adelante para abrirse al exterior.
Delante de ella se encuentran la
vejiga y lá uretra, que la separan de la
sínfisis púbica; detrás está el recto, sepa­
rándola de la columna sacrococcigea.
Se mantiene en posición: 1. 0, en su
extremo superior, por su continuidad con
el cuello uterino¡ 2 . 0, en su ex.lremo
inferior, por sus conexiones con las par­
tes vecinas del perineo y de la vulva;
3. 0, por delante y por detrás, gracias
a las relaciones más o menos íntimas
que la unen al receptáculo urinario y al Direcci6n de la vagina en un corte sagital de un
segmento final del intestino grueso. cadáver congelado (virgen de veinticuatro años;
mitad del tamaño natural).
2.0 Dirección. - La vagina, lo mis­ ;r:r, plar,o del estrect.o su�rlor. - 1111, horizontal sub·

=
Püb!c3.. - zz, to:izoc1al ,¡ue pasa JJO, el or!ticlo tn!er'.or
mo que la uretra, se dirige oblicuamente e<? 13 ,3!?!0:'.. - ·:-r. \·é·,t'.>::al c¡'Je pasa po;- �-e orlf!c!o. -
c.;. e!,e d': !3 ,:i.gtr.a, qu¡, 10::r:� ángUlo d� 65 gu.dos
de arriba abajo y de atrás adelante. �:l l.?. ?:!.·:yr-u�nta!.
Forma con la horizontal que pasa por -1.(!. n.."'l!i&.s ;r.:w:-r.. - z. -:c'!.lo del 11tero. - 3. va¡toa.
era-a. - 3, s..c-3.
su extremidad inferior un ángulo, abier­
to hacia atrás, que mide por término medio de 65 a ¡5 grados (fig. 1325). Lleva, pues,
una dirección sensiblemente paralela a la del escrecbo superior. Estas cifras, derivadas
de las observaciones que hemos llevado a cabo por medio de eones en personas jóvenes
y bien conformadas, creemos que represantan la dirección normal del conducto va­
ginal. En ciertas mujeres, sin embargo, enderezándose sobre su eje, se aproxiP- 1 mu­
cho a la línea vertical, la alcanza y aun la rebasa, siguiendo en este caso iJna direc­
ción oblicua de arriba abajo y de delante atrás; estos casos son excepcionales.
Sea cual fuere la situación del eje de la vagina con respecto a la vertical, no es
exactamente rectilíneo, sino que forma una ligera curva d� concavidad posterior. Sin
embargo, esta concavidad no es constante, y cuando existe es poco acentuada. Si se
reúnen los dos extremos de la vagina por una línea recta, se observa que esta recta
ÓRGANOS GENITALES DE. LA MUJER

2. Aponeurosis del perineo

Las aponeurosis del perineo de la mujer presentan, como los músculos, una ho­
mología perfecta con las del hombre.
Aquí, como en el hombre, encontramos tres hojas aponeuróticas que se distin­
guen, por su situación, en superficial, media y profunda.

1.0 Aponeurosis perineal superficial. -La aponeuro�is perineal superficial ocu­


pa los mismos límites. Tiene la misma consútución, es decir, que es delgada, y se
puede indicar igualmente que «no existe como aponeurosis independiente de los
músculos superficiales». Su parte media ofrece un ancho orificio alargado de atrás
adelante y destinado a dar paso al conducto bulbovagína1. Los bordes de este orificio
situado por dentro de los dos músculos bulhocavernosos Se pierden en las paredes
de la vulva.

2.0 Aponeurosis perineal media. -La aponetrro!_i5 perineal media ha moliva·


do en la mujer las mismas discusiones que en el hombre. Se fil:.."tl"".a e11 las ramas ís­
quiopúbicas, en el borde posterior de esrns ram�. Es acra,.es2_da poT e!ementos vascu­
lares y ofrece relaciones análogas con los va.sos pudendos. im�; éiJ 12 Jne.a media
deja pasar la uretra y la vagina. En esta cnn·e:sfa las hojas nacidas a uno '! oao
lado se reúnen una con otra por delan�e de la uretra y enme la. Yat"� y el recco,
dejando un ancho ojal para el paso de la vagína y la uretra ( hiatus ge,iiiu;is

3.0 Aponeurosis perineal profunda. -La aponeurosis perineal profunda oEre­


ce exactamente la misma disposición que en el hombre, con la variante, sin em.ba.i.-go,
de que la próstata es reemplazada por la vagina. En los puntos en que entra en
. contacto con la vagina, la aponeur9sis perineZ1l profonda se adhiere íntimamente a la
túnica conjuntiva de este conducto.

3. Vasos y nervios

La arteria pudenda interna es en la mujer, como en el. hombre, la arteria del


perineo. Suministra igualmente la perineal sriperfi.cial, la perineal profunda o bul­
bosa, la arteria cavernosa y la arteria dorsal del clítoris, análoga a la dorsal del
pene (fig. 1371).
Las venas son homólogas de las del hombre; se ,·ieneo en las pudendas in ter·
nas. Ciertos afluentes terminan en las "'enas de !a pared abcominai; oL-os �,e dirigen
hacia el muslo, a la safena interna.
Los linfáticos, finalmente, siguen el aayec-:o de:- los vaso3 pudendos im:ernos;
terminan en los ganglios hipogástricos, o bien. proc.edie.ndo rle los: plzr.os cutáneos,
terminan en los ganglios inguinales.
Los nervios provienen igualmente del nen--io pudendo i..merno y se dividen de
un modo análogo a lo que ocurre en el hombre.

4. Estudio topográfico

El perineo de la mujer ofrece, al igual que el del hombre, el aspecto de un


rom.bo de eje mayor anteroposteríor que se extiende de la sínfisis del pubis al
cóccix y de un isquion al -Otro. La linea biisquiática lo divide en perineo posterior
y perineo anterior.
1320 APARATO UROGENITAL

que tiene aquí relaciones análogas a las del hombre: vaina hipogástrica, vasos hip.,
gástricos, uréteres, órganos ordenados en relación al útero y sus ligamentos an-cltm.
Para terminar, señalemos que existen formaciones aponeuróticas y musc:ulaza
que PROUST y GossET han descrito con el nombre de músculo rectovagina.l. Esta fm-­
mación, llave del perineo, solidariza el perineo anterior al perineo posterior. Hay �
incidirla para descubrir el espacio despegable que separa el conducto anorrectal del
conducto vulvovag inal .
CAPITULO IV

MAMAS

Las mamas (alemán, Milchdrüsen;. inglés, mammary glands), designadas también


con el nombre de senos, son órganos glandulares destinados a secretar la leche. Durante
todo el período de la lactancia aseguran la alimentación del recién nacido, y en este
concepto podemos considerarlas como verdaderos anexos del apasaco de la generación.
Carecen de mamas los animales ovíparos, pero se encuentran invariablemente en
todos los vivíparos, es decir, en todos los animales cuyos pequeñuelos. al nacer, no
solamente son .incapaces de procurarse por sí mismos el alimento, sino que además
no podrían ser alimentados con las sustancias que forman la base de la alimentaci6n
del adulto y necesitan realmente un líquido nutricio especial, elaborado y conducido
a su tubo digestivo por los generadores.
La existencia de las mamas constituye, en zoología, un carácter de serie suma­
mente importante; su presencia, como es sabido, caracteriza todos los animales que
forman la primera clase de los vertebrados, o sea los mamíferos.
Las mamas existen a la vez en el hombre v en la mujer, pero con dimensiones
y con una significación morfológica muy diferente-. Las estudiaremos por separado
en uno y otro sexo.

ARTTCULO PRIMERO

LA MAMA EN LA MU.TER

La mujer retiene en su útero el óvulo fecundado y le suministra, durante todo el


período de gestación, los materiales necesarios para su desarrollo. A la mujer, y sólo
a la mujer, incumbe también el cuidado de alimentar al recién nacido. Por esto el
aparato mamario, por razón de la función bien definida y esencialmente activa que
le está encomendada, adquiere en ella un estado de desarrollo perfecto. muy distinto
al del hombre, en quien, como veremos más adelante (pág. 1352), existe tan sólo en
estado rudimentario.

l. Consideraciones generales
1.0 Situación. - Las mamas están simadas, en la mujer, en la parte anterior y
superior del .pecho, a derecha e izquierda del esternón, delante de los músculos pecto­
rales mayor y menor, en el intervalo comprendido entre la tercera y la séptima costi­
llas. Situadas a la altura de los brazos, se hallan admirablemente dispuestas para que
el niño, llevado por su madre, pueda fácilmente tomar el pezón.

2.0 Número. - El número de mamas varía mucho según las especies, y es de


observar que existe casi siempre una concordancia entre este número y el de peque-
poco o nada ramificados, que se abren en el vercice del pezón por medio de orificios
minúsculos y terminan en su extremo opuesto por pequeñas dilataciones llenas. En
ninguna parte se encuentran ácinos bien caracterizados.

La presencia de mamas rudimentarias en el hombre es un becbo constante en toda la


se.rie de los mamíferos: Nos parece racional admitir. con DARWIN, que se trata aquí de un
caso de atavismo y que primilivamente los dos sexos, el macho y la hembra, ban contribui­
do a la lactancia de los recién nacidos. Esta hipócesis es muy natural. ¿ No vemos acaso todavia
en la actualidad algunos peces, batracios y aves, que empollan los huevos puestos por las
hembras? ¿No vemos también en el palomo (Hi:NTER), y acaso tamb'iéo en el ibis de Egipto
(Mu.NE-EowARDS), tanto el macho como la hembn, que secretan en su papo un producto
/ especial, bastante análogo a la lecbe� que depositan luego en el pico de sus pequeñuelos?
Hasta en la clase de los mamíferos, en los didelfos., encontramos algunas especies en que los
machos poseen hoy todavía rudimentos de bolsas, indicios manifiestos de que en otra época
hao tenido que llevar los pequeñuelos como los llevan actualmente las hembras.
Por último, es conveniente recordar que en al.ocrunos casos, bastante raros ciertamente,
pero bien comprobados. se ha visto el aparato mamario del macho p.resentar el mismo des­
arrollo que en la hembra y secretar leche, El hecho ha sido notado en el macho cabrío por
ARISTÓTELES, GEOFfllOY SAINT-HILAIRE y ouos observadoro. Se ha comprobado también en el
homhre, no solamente en sujetos que presentaban signos más o menos acentuados de her.
rnafroditismo, sino en sujetos perfectamente confornados. �{t.-tt..,T y PATISSIER, en su artículo
Mamas del Diccionario en sesenta volúmenes, refi�en el caso de un marino que, habiendo
perdido a su mujer y encontrándose en alta mar con su h.ijo que mamaba todavía, trató
de tranquilizarlo presentándole el pecho: al cabo de rres o cuatro dlas vi.o que sus mamas
se hinchabán y secretaban leche. HuMnOI..DT, en 5U viaje 21 r-;uevo Continente, encontró un
labrador cuyas mamas, en circunstancias parecidas, se puse:ron a ScCretar leche. Este hombre
u;n'ia un hijo que era criado por su mujer; habiendo ésta ca.ido enferma, por lo que tuvo
que interrmupir la Jactancia, tomó el niño y le dio el pecho. Poro a poco sus mamas aumen­
taron de volumen y secretaron leche en cantidad suficiente para permitirle lactar durante
cinco meses.
No podemos. de momento, indicar las condicio-:::ies en que los machos caaron de ayudar
a sus hembras en la lactancia de los p�ueños y por este hecho vieron arroii.arse sus mamas
como órganos hechos inútiles. Se ha creid9 que esro podia ser con..�d.a de una dismi­
nución en el número de los pequeñuelos. Be.a e.xplicacióo es. sín duda, puramente hipo­
tética, pero no es irracional y merece ser señalada.

,- •
L:,.¿<.,-vl,,·,
, ,,....;�

)9 ") ,,¿{:_,.
lo l 0/f ...'
S-1- -·Sii?

También podría gustarte