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Asignatura: Derecho Mercantil II

Unidad 1: Títulos Valores


Tema 6: El Aval

Sesión 8: El Aval. Naturaleza. Por quién se otorga el Aval. Formas de otorgar el Aval. El
Aval condicionado. Obligación solidaria del avalista. Sus diferencias con la fianza.

El Aval. Concepto

Sencillamente se define el aval como la típica garantía cambiaria. Para el Dr. Muci es
un negocio jurídico –y en cuanto tal-, un acto que tiene como elemento esencial una
manifestación de voluntad dirigida a producir efectos lícitos, en virtud del cual un
tercero o un signatario de la letra de cambio (distinto del aceptante), garantizan el
pago de la misma. El aval es una institución cambiaria no fundamental (como también
lo son la aceptación y el endoso). La eventualidad del aval la expresa claramente
nuestro legislador al utilizar (en su concepción) el verbo “puede” (art. 438). Así reza la
norma: el pago de una letra de cambio puede ser garantizado por medio de aval.
(María A. Pisani Ricci. Letra de Cambio. 1991. Pág. 111).

El aval es una forma de garantir típicamente cambiaria, porque es susceptible de


utilización tan sólo en el ámbito propio de los títulos de crédito; Es una garantía formal,
porque al avalista se le estima obligado sin tener en consideración la causa
intercedendi, es decir, el motivo por el cual se constituyó garante; Es una caución
literal, en el sentido de que las obligaciones del avalista resultan determinadas
únicamente por el tenor de su declaración (declaración cartular); Es una garantía
expresa, porque sólo resulta de una manifestación de voluntad del avalista
(declaración cartular); gráficamente consignada en el título, mediante su firma
autógrafa, la expresión de su propósito de garantía y la indicación del obligado
cambiario por cuya cuenta lo hace; Es una caución directa, porque su contenido es el
pago de la deuda cambiaria y no el cumplimiento de la obligación existente a cargo
del avalado. Es una obligación in rem y no in personam; y finalmente, es una garantía
materialmente autónoma, porque sólo un vicio formal de la obligación avalada
puede acarrear su nulidad. El aval es formalmente accesorio y materialmente

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autónomo. Nótese que la declaración de voluntad del avalista es no – recepticia,
como la del aceptante, en cuanto no está dirigida a un sujeto determinado y a
diferencia de la declaración cartular del librador, que está dirigida a librado, a quien
se le ordena pagar. (Alfredo Morles Hernández. Curso de Derecho Mercantil. Tomo III.
Pág. 1813).

El fundamento legal de la institución se encuentra consagrado en el artículo 438 del


Código de Comercio. “El pago de una letra de cambio puede ser garantizado por
medio de aval. Esta garantía se presta por un tercero o aun por un signatario de la
letra”. Resaltando de esta norma transcrita la posibilidad que tiene el portador de una
letra de cambio, de pedir a cualquier obligado cambiario que le garantice el pago de
la letra, lo cual en ningún momento es obligatorio. Al igual que ocurre con la institución
de la aceptación, o de la intervención, el título puede crearse y circular sin llegar al
participar en él la figura del aval. Sin embargo, a diferencia de los otros deudores
cambiarios, es decir, el librador, por su declaración cambiaria hacia el librado; y el
endosante, por su declaración cambiaria hacia el endosatario; y el aceptante con la
suya no-recepticia; el avalista no llega a ser un deudor cambiario sino que aparece
junto a ellos como deudor por aval con una declaración igualmente no-recepticia.
(Elianne Stecche de Fernández. La Letra de Cambio en el Ordenamiento Jurídico
Venezolano. Primera Edición. 2009. Pág. 158).

Naturaleza

La naturaleza jurídica del aval, de acuerdo con la doctrina, se encuentra consagrada


en el artículo 440 del Código de Comercio.

El avalista se obliga de la misma manera que aquel por el cual se ha


constituido garante. Su compromiso es válido aunque la obligación que haya
garantizado sea nula por cualquier causa menos por un vicio de forma. Tiene,
cuando ha pagado la letra, el derecho de proceder contra el garantizado y
contra los garantes del mismo.

En función de la norma, el aval es una garantía, es decir, “cualquier medida o modo


especial de asegurar la efectividad de un crédito, suponiendo un nuevo derecho
subjetivo o una nueva facultad concedidos al acreedor” (Diez Picaso). Materialmente
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autónoma, en razón, de que el avalista al otorgar su aval, va a garantizar el pago de
la letra, como un obligado cambiario más, aun cuando se le podría solicitar el pago
de la misma forma que su avalado. Y al no ser la misma obligación, como se dijo
anteriormente: “…es una caución directa porque su contenido es el pago de la
deuda cambiaria y no el cumplimiento de la obligación existente a cargo del
avalado” (Rodríguez). Por ello, el avalista no paga la obligación del avalado, paga la
obligación suya, asumida al convertirse en avalista. En este sentido, el avalista no
podrá oponer al portador, las excepciones que su avalado pudiese oponerle. “Por
tanto, el avalista, como demandado, puede invocar frente al tenedor de la letra las
excepciones basadas en sus relaciones personales con éste” (Anoberos Trías de Bes).
Como tampoco podrán oponérseles a él si ha reembolsado. La autonomía del aval se
fundamenta además de ser la obligación del avalista diferente de la del avalado, en
que su estructura y sobre todo sus efectos son distintos. (Elianne Stecche de Fernández.
La Letra de Cambio en el Ordenamiento Jurídico Venezolano. Primera Edición. 2009.
Pág. 159).

Por quién se otorga el Aval

El artículo 438 de Código de Comercio, señala que: “El pago de una letra de cambio
puede ser garantizado por medio del aval. Esta garantía se presta por un tercero o
aun por un signatario de la letra”.

Por su parte, el último aparte artículo 439 revela que: “El aval debe indicar por cuenta
de quien se hace. A falte de esta indicación se reputa hecho a favor del librador”.

De los artículos transcritos se evidencia respecto a los sujetos del aval lo siguiente:

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Sujeto pasivo, o sea la persona a quien se avala (avalado) es cualquiera de los
signatarios del título, sin distinción. Activo, es el avalista, que puede ser cualquier
persona fuera del nexo cambiario, o un obligado de la letra (art. 438, ap. u.), a
excepción del aceptante, que es en primer término responsable del pago de la letra.
Para Mármol es más ventajoso el aval del tercero, en virtud del cual se incorpora al
título un nuevo obligado, cuya presencia aumenta las expectativas de cobro. El aval
debe indicar por cuenta de quien se hace conforme el art. 439 ap. 3º; de modo que
es preciso señalar el nombre de la persona avalada. (María A. Pisani Ricci. Letra de
Cambio. 1991. Pág. 111).

Formas de otorgar el Aval

Los requisitos de FORMA del aval según el artículo 439 del Código de Comercio son:

El aval se escribe sobre la letra de cambio o sobre una hoja adicional.


Se expresa por medio de las palabras "bueno por aval" o por cualquier otra
fórmula equivalente y está firmado por el avalista.
Se reputa que el aval existe cuando resulta de la sola firma del avalista
estampada en el anverso de la letra, salvo cuando se trate de la firma del
librado o la del librador.
El aval debe indicar por cuenta de quién se hace. A falta de esta indicación
se reputa hecho a favor del librador.

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Requisitos de FORMA:

El aval se escribe sobre la letra de cambio o sobre una hoja adicional.


Se expresa por medio de las palabras "bueno por aval" o por cualquier otra fórmula
equivalente.
Debe estar firmado por el avalista.

Se reputa que el aval existe cuando resulta de la sola firma del avalista estampada en
el anverso de la letra, salvo cuando se trate de la firma del librado o la del librador.

Ejemplo gráfico de Aval en letra de cambio a favor del librado aceptante:

El Aval condicionado

Muci se pronuncia por declarar nulos los avales condicionados, en base a los
siguientes razonamientos: a) si bien es cierto que a nuestro Derecho Cambiario lo
preside el espíritu de evitar en lo posible la nulidad de los actos; cuando el legislador,
en algún caso concreto, se propone afirmar la validez de un acto cambiario frente a
cualquier circunstancia susceptible de comprometer aquélla, así lo dispone de modo
expreso: “En el derecho venezolano no existe ninguna disposición legal expresa que
afirme la validez de los avales sometidos a limitaciones o supeditados a condiciones”;
b) sólo el legislador puede, y ello no le es dable al intérprete, no sancionar con nulidad
el acto jurídico inconforme con la ley. En defecto de sanción expresa, un acto jurídico
realizado en forma contraria a la ley debe estimarse afecto de nulidad. Considerar
puros y simples los avales condicionados, por estimar no escrita la condición, es

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desvirtuar o modificar una manifestación de voluntad concreta y atribuirle efectos
distintos a los que su autor quiso darle; c) sería inexacto proclamar que al aval
condicionado debe dispensársele el mismo tratamiento que a las obligaciones
supeditadas a condición por el obligado natural, porque esos efectos son diversos,
dependiendo de quien sea el obligado natural. La tesis de la nulidad del aval
condicionado ha sido proclamada por la Corte Suprema de Justicia, en Sala de
Casación Civil y Mercantil, con fecha 20 de marzo de 1965. (Alfredo Morles Hernández.
Curso de Derecho Mercantil. Tomo III. Pág. 1832).

Obligación solidaria del avalista

El artículo 440 del Código de Comercio establece:

El avalista se obliga de la misma manera que aquel por el cual se ha


constituido garante.
Su compromiso es válido aunque la obligación que haya garantizado sea nula
por cualquier causa menos por un vicio de forma. Tiene, cuando ha pagado la
letra, el derecho de proceder contra el garantizado y contra los garantes del
mismo.

La declaración del encabezamiento del artículo 440, según la cual el avalista se obliga
de la misma manera que se obliga su avalado, ha llevado a la doctrina a puntualizar
que su obligación no es idéntica sino de la misma especie, del mismo rango de la de
su avalado (Cámara, Muci). En consecuencia, el avalista del aceptante ocupa el
lugar del obligado principal, y el avalista del librador o del endosante ocupa el sitio de
obligado de regreso. El avalista responde solidariamente –artículo 455 del Código de
Comercio- a favor del portador.

POSICIÓN DEL AVALISTA EN LA LETRA DE CAMBIO

OBLIGADOS Librado aceptante y AVALISTA del librado aceptante.


“PRINCIPALES”
OBLIGADOS DE
“REGRESO” Librador, endosantes y AVALISTA de éstos.

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Diferencias con la fianza

Muci recoge prácticamente la totalidad de las diferencias entre el aval y la fianza en


su profunda monografía sobre el aval. Escogemos las más resaltantes:
1. El aval es un acto jurídico cambiario por el cual se garantiza el pago de la letra
de cambio (artículo 438 del Código de Comercio). La fianza es un contrato por
el cual se garantiza el cumplimiento de cualquier obligación, civil o mercantil
(artículos 1.804 Código Civil y 544 Código de Comercio).
2. El avalista tiene una obligación directa y autónoma: pagar la letra de cambio. El
fiador se compromete con el acreedor a cumplir una obligación para el caso
de que el deudor no cumpla. En consecuencia, en la fianza hay una sola
obligación y dos deudores, en el aval hay dos obligaciones y dos deudores;
3. El aval se escribe, necesariamente sobre la letra de cambio o sobre una hoja
adicional (artículo 439 del Código de Comercio). La fianza puede no estar
documentada, salvo en materia mercantil (artículo 545) o puede constar en
cualquier instrumento y por separado de la obligación principal;
4. La fianza sólo puede constituirse sobre una obligación válida, tanto material
como formalmente (artículo 1.805 Código Civil). A diferencia de la fianza, el aval
es válido aunque la obligación garantizada sea nula por cualquier causa,
menos por un vicio de forma (artículo 440 del Código de Comercio);
5. La fianza no se presume (artículo 1.805 Código Civil). El aval se presume cuando
resulta de la sola firma del avalista estampada en el anverso de la letra, siempre
que tal firma no sea ni del librador ni del librado (artículo 439 Código de
Comercio);
6. Al fiador no puede exigírsele el pago sin previa excusión de los bienes del
deudor, salvo en el caso de fianza solidaria. El avalista es obligado directo y
autónomo, a quien puede exigírsele el pago en primer lugar;
7. La fianza es convencional, legal o judicial. El aval es cambiario.
8. La fianza puede ser civil o mercantil. El aval es siempre mercantil, pues es un
acto objetivo de comercio (numeral 13, artículo 2º del Código de Comercio);
9. El fiador puede oponer al acreedor las excepciones del deudor. El avalista no
puede oponer al portador las excepciones de su avalado, porque avalista y
avalado asumen obligaciones propias y autónomas.

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