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LA INTEGRACIÓN SENSORIAL SEGÚN JEAN AYRES

Con diferentes grados y según cada persona, tenemos todas las defensas sensoriales como resultado de una reacción
defensiva o de una sobre reacción de nuestro sentido de la protección. Por ejemplo, tocar terciopelo nos da escalofríos,
llevar una prenda de lana nos pica o mucho ruido aumenta nuestra agresividad.

Muchas veces, para algunas personas, sus medidas de protección y sus defensas sensoriales son tan importantes que
les impiden reaccionar bien a su entorno, pudiendo ir incluso al extremo de comprometer su propio desarrollo.
La terapia por integración sensorial intenta, a través de actividades de estimulación, organizar los mensajes recibidos
por el cerebro. Se dirige a niños que presentan síntomas como torpeza, dificultad para concentrarse, problemas de
equilibrio, etc. pero es aconsejable también para niños que presentan una deficiencia más marcada. 

¿Qué es la integración sensorial?


La teoría de la integración sensorial fue desarrollada en los años 60 en Estados Unidos por Jean Ayres, una
ergoterapeuta y doctora en psicología y por sus sucesores.

Según Jean Ayres, antes de aprender a leer, escribir y calcular, tenemos que dar un significado a lo que vemos o
escuchamos, debemos ser capaces de planificar nuestros movimientos y organizar nuestro comportamiento.
Esta capacidad depende de la eficacia con la que nuestro sistema nervioso organiza los mensajes que nos son
transmitidos. La integración sensorial es la capacidad del niño de sentir, de comprender u de organizar las informaciones
sensoriales provenientes de su cuerpo y de su entorno.
Estas informaciones se transmiten por los sistemas sensoriales como la visión, el tacto, el olor, el gusto, la audición como
los sistemas vestibulares y propioceptivos.
Una buena integración y organización de las informaciones sensoriales son necesarias para que un niño se desarrolle
armoniosamente.

Zoom sobre el sistema vestibular


Es el sentido de movimiento y de equilibrio

Nos permite saber dónde se sitúa nuestro cuerpo en el espacio, si nos movemos o si es nuestro entorno que se mueve.
Nos informa de la dirección del desplazamiento de nuestro cuerpo y su velocidad.
Los receptores están situados en el odio interno. Se graban todos nuestros movimientos, todos los cambios de posición
de nuestra cabeza por el movimiento y la gravedad.
El rol funcional del sistema vestibular es triple:

 Es el punto de salida de los reflejos vestibulares-espinales contribuyen a mantener el equilibrio postural


automático, tanto estático que dinámico.
 Regula la posición y el movimiento ocular, a través del reflejo vestíbulo-ocular para asegurar el mantenimiento de
la estabilidad ocular en el espacio.
 Contribuye la construcción de un modelo interno a nivel cortical con el aporte de las referencias en la posición y
el desplazamiento de la cabeza en el espacio.
Zoom sobre el sistema propioceptivo
Es el sentido de la posición
Informa a nuestro cerebro sobre el emplazamiento de las diferentes
partes de nuestro cuerpo y que están haciendo.
Además, nuestro cuerpo se adapta constantemente a nuestro
entorno sin que seamos plenamente conscientes. Los receptores se
sitúan en nuestros músculos, tendones, ligamentos…
Ciertos niños perciben mal su cuerpo. Esta falta de percepción
genera una molestia a nivel del control motor: de la planificación de
la motricidad global, gestos finos.
Estos niños están también obligados a mirar para ver que hace su
cuerpo para poder realizar ciertos gestos diarios: abrochar su abrigo,
salir de la cama en la oscuridad…
Cuando un niño tiene un sistema propioceptivo deficiente:

 Es torpe, se cae, se golpea.


 Se tropieza con sus pies al caminar
 Le cuesta subir o bajar los escalones.
 Le cuesta vestirse, desvestirse, lavarse “por todos lados”, no se pone bien en abrigo ya.
 Le cuesta dosificar los movimientos.

La estimulación sensorial todos los días: ¿qué acciones?


También puede realizar un programa de actividades para la estimulación sensorial repartidas en toda la jornada y donde
el objetivo es de alcanzar y mantener un nivel óptimo de confort sensorial y de disponibilidad de aprendizaje vía la
estimulación regulada y controlada.
Hay que potenciar las actividades táctiles, propioceptivas y vestibulares a lo largo del día e intentar integrarlas en la
rutina diaria.
Existen diferentes técnicas y modalidades: presión y masajes, actividades que inducen al movimiento, estimulaciones
orales, herramientas para morder, ropa, cubiertas, juegos propioceptivos.
De manera general, se trata de construir una rutina constante, de minimizar lo más posible las estimulaciones
indeseables y utilizar las estrategias relajantes antes de comenzar las tareas.
Puede volverse útil disponer de un sitio de retiro o de relajación para el niño ayudándole a “centrarse” después de las
actividades de estimulación.

Te aconsejamos:

Para los masajes y la estimulación por presión

Kit esponjas sensoriales Collar de masaje vibrante Serpiente vibrante Cojín con lastre
Para las actividades de movimiento, de balanceo

Nido hamaca Joki 


Planchas Twister equilibrio Peonza gigante Recorrido equilibrio

Para la estimulación oral

Cofre Z-vibe Kit de iniciación Z-vibe Estuche masaje five vibe  Sonajero abeja vibrante

Herramientas para morder

Los Chewy Tubes Collares de masticación Ark Los Ark Grabber P&Q
EL RECHAZO A LA COMIDA: ¿PROBLEMAS DE MOTRICIDAD ORAL O DE ORIGEN SENSORIAL?

Tener un niño con trastornos de la alimentación es a menudo difícil de gestionar por


los terapeutas y los padres, pero también suele ser estresante para el niño. Es
verdad que nuestros gustos cambian a lo largo de los años. Alimentarse es una
necesidad primordial para el crecimiento y el desarrollo del niño. Las comidas son
igualmente un momento social y familiar que da ritmo al día.

En un primer tiempo cuando un niño tiene un rechazo alimentario, conviene


descartar otros problemas medicales como reflujo, problemas gastro intestinales o
efectos secundarios de medicamentos.  Una vez descartado cualquier problema de
estas características, las dificultades alimentarias provienen normalmente de
problemas de motricidad oral o de trastornos sensoriales. En este artículo,
encontrará informaciones que pueden serles útiles, así como estrategias.

Los trastornos de la motricidad oral


Algunos niños vomitan, tienen arcadas, rechazan o escupen la comida ya que no tienen las capacidades motoras orales
para alimentarse. Comer es un automatismo para la mayoría de nosotros. pero en realidad el proceso es más
complicado. Para poder comer, la mandíbula se mueve en movimientos rotativos para masticar y descomponer la
comida. al mismo tiempo, la lengua manipula la comida de un lado y del otro, pero también de arriba a abajo para ayudar
a la descomposición y así deshacer la comida en partículas pequeñas que podemos tragar. Todo este proceso exige la
lateralización de la lengua, la elevación de la lengua, la fuerza de la mandíbula, de la coordinación…
Si un niño tiene un retraso sobre una habilidad de motricidad oral, comer puede volverse peligroso para él, ya que ciertos
alimentos pueden conllevar un riesgo de ahogo. Para evitarlo podemos utilizar “trituradores” que permiten evitar los
riesgos.
Muchos niños saben (incluso si no lo dicen) que no pueden masticar y tragar solos la comida por lo que rechazan comer:
es como un mecanismo de auto defensa. Con este rechazo, el niño comunica su miedo a los alimentos que no puede
masticar.
Habitualmente la pista que indica un retraso en la motricidad oral es la falta de lateralización de la lengua. Para saber si
su hijo tiene un retraso, hágase este tipo de preguntas:

 ¿Mi hijo pude mover la lengua de un lado a otro?


 ¿Mi hijo mastica? ¿La mandíbula se desplaza hacia arriba y hacia abajo o hace movimientos circulares o en
diagonal?
 ¿Mi hijo puede subir la punta de la lengua hasta la cresta alveolar?
 ¿Mi hijo mastica suficientemente la comida? Para saberlo, coja un trozo y vea cuantas veces lo mastica usted
antes que el bocado se descomponga y lo trague. Después de un trozo a su hijo y cuente cuantas veces mastica.

Los trastornos de motricidad oral pueden trabajarse con el z- vibe. Esta herramienta es un instrumento vibrante que
permite un trabajo preciso y competente de la zona oro facial.

Los trastornos de origen sensorial


El espectro sensorial es vasto y complejo, pero en general la aversión por la comida está presente en dos casos:

 La hipo-sensibilidad que significa tener miedo o no de la sensibilidad oral. Cuando no hay suficiente


sensibilidad oral, los niños tiene a veces tendencia a llenarse la boca para “sentir” mejor la comida. Pueden
igualmente no sentir cuando aún quedan partículas de alimentos en la lengua, labios, interior de las mejillas… La
falta de sensibilidad oral es un problema real ya que, si los niños no pueden sentir los alimentos en la boca, no
sabrá cuando hay que tragar, por ejemplo. En ciertos casos, el niño puede babear a causa de una falta de
sensación.
 La híper-sensibilidad, que significa tener demasiada sensibilidad oral. En este caso, el niño tiene arcadas o
vómitos, escupe la comida y por eso no quiere comer, llora, grita, da patadas. El niño que presenta una híper
sensibilidad oral tendrá diferentes problemas de comportamiento. Es recomendable para este trastorno realizar
masajes de encías con el fin de desensibilizar una zona oral. Para ello puede usar cepillos a dedo.
Cuando trabaja con un niño con este tipo de dificultades, no le pida comer comida al principio de las sesiones. Primero,
trabaje para que se sienta cómodo con la comida.  Para ello podemos utilizar el juego con el fin de introducir los
alimentos. Déjelos manipularlos para que pueda destruirlos, cortar, estirar…
Otra estrategia es hacerle jugar con bandejas de arroz y de hacerle encontrar objetos escondidos como objetos de
plástico, por ejemplo. La lista de juegos sensoriales es larga y no exhaustiva, cada uno puede maginar lo que quiera para
realizar sus propios juegos. Podemos por ejemplo hacer jugar al niño con la crema de afeitar, falsa nieve,  la arena
kinetic, plastilinas… Esto le permitirá habituarse al tocar toda clase de texturas. Las palmas de la mano son sensibles al
tacto y esto le permite enlazar esta sensación con las sensaciones orales. Es importante comenzar a tocar, sentir con las
palmas, y los dedos para trabajar después la aceptación de las diferentes sensaciones en la boca.
Es importante saber que a veces los problemas sensoriales esconden problemas de motricidad oral. Así una vez que
haya regulado los problemas sensoriales, es importante ver si su hijo no tiene problemas de motricidad oral. Lo más
normal es que los niños con una hipo sensibilidad tengan problemas de motricidad oral más que los que tienen híper
sensibilidad.

https://www.bloghoptoys.es/el-rechazo-a-la-comida-problemas-de-motricidad-oral-o-de-origen-sensorial-2/.

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