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Jaim Frim
noviembre 12, 2018
Este es el partzuf más básico de todos en Cabaláh y que seguramente todos han
memorizado.
כתר
keter – corona
בינה חכמה
bináh – entendimiento jojmáh – sabiduría
דעת
daat – conocimiento
גבורה חסד
guevuráh – rigor jesed – benevolencia o bondad
תפארת
tiferet – belleza
הוד נצח
hod – agradecimiento netzaj – victoria
יסוד
iesod – fundamento
מלכות
maljut – reinado
La siguiente tríada está compuesta por las emociones que se manifiestan cuando una
persona comienza a implementar las tres emociones primarias en la acción, cuyas
experiencias internas son: confianza (la certeza activa, la confianza de que
Hashem me está dando el poder de lograr mis objetivos en la vida), la sinceridad
(en lograr mis objetivos) y la devoción (en el sentido del impulso vital hacia el
cumplimiento de mis objetivos; la palabra en hebreo es emet , “veracidad”).
Este partzuf completo resumido en el siguiente cuadro también debe ser aprendido
de memoria:
כתר
corona
fé – emunáh ( ) אמונה
placer – taanug ( ) תענוג
voluntad – ratzón ( ) רצון
בינה חכמה
entendimiento sabiduría
alegría – simjáh ( ) שמחה autoanulación – bitul ( ) בטול
דעת
conocimiento
unificación – ijud ( ) יחוד
גבורה חסד
rigor benevolencia
temor – iráh ( ) יראה amor – ahaváh ( ) אהבה
תפארת
belleza
misericordia – rajamim ( ) רחמים
הוד נצח
agradecimiento victoria
sinceridad – tmimut ( ) תמימות confianza – bitajón ( ) בטחון
יסוד
fundamento
verdad – emet ( ) אמת
מלכות
reinado
humildad – shiflut ( ) שפלות
Similares a este partzuf, existen cientos de otros partzufim o mapas que toman el
modelo de las sefirot y las aplican a un tema o fenómeno determinado. Este es
posiblemente el aspecto más importante de la Cabaláh de hoy, como explicaremos.
Veremos hoy uno de los primeros y más importantes partzufim, el cual no recordamos
que lo hayamos estudiado en ningún lugar. Cuando se seleccionó el tema de la Ley
de Atracción para nuestra pr ó xima clase en Los Angeles (que pronto pondremos a
vuestra disposición) inmediatamente despertó en nuestra mente el recuerdo de
este partzuf en el cual aparece el poder de atracción. En este modelo o partzuf,
como veremos, el poder de atracción corresponde a la benevolencia.
Inter Inclusión en la Sefiráh Madura
Para entender este partzuf , debemos entender primero que por naturaleza,
las sefirot están incluidas unas en las otras. Una vez que es rectificada,
cada sefiráh pasa a incluir a todas las demás y se transforma en algo así como un
holograma donde cada parte refleja todo el conjunto. Esto se llama la cualidad de
inclusión mutua o hitcalelut , התכללות, en hebreo.
Podríamos pensar que como en su forma madura todas las sefirot incluyen a todas
las demás entonces las diferencias entre ellas desaparecen y se vuelven la misma
cosa, pero no es así. Incluso en esa situación de madurez, cada sefiráh conserva
su función y esencia particular, permaneciendo una característica predominante en
la sefiráh que continúa dando su nombre a toda la estructura.
En este preciso momento, mientras estamos hablando, las personas toman notas sobre
una hoja. Aquí se aplica la misma interpretación: el lápiz es el fundamento y el
papel el reinado. La conexión entre ambos es llamada ijud o unificación. Como un
novio y una novia (el lápiz es el novio y el papel la novia). Así, el fundamento
es el contacto y el canal para escribir lo que estás pensando, sintiendo e
inscribiendo sobre la realidad, incluso aquello que está en el nivel inconciente
del alma, aunque esto no significa que ya haya palabras involucradas porque la
expresión verbal se relaciona con el reinado.
El Origen de un Partzuf
Si vemos en los libros de Cabaláh y Jasidut que fueron escritos en las
generaciones pasadas, no encontramos muchos ejemplos de partzufim . Antes de
nuestra generación, había escasa integración y orden en el material de la Toráh en
partzufim, en modelos basados en las sefirot. Por supuesto, crear un partzuf
basado en las sefirot no es una idea nueva, ya que es una de las cuatro
innovaciones de la Cabaláh del Arizal. (2) En nuestra generación, el Rebe de
Lubavitch en uno de sus primeros discursos nos trae un extenso ejemplo de cómo
construir partzufim basándose en las cuatro letras del Nombre de Hashem, Havaiáh .
(3) Este es un discurso básico que toda persona que estudia Cabaláh hoy en día
debe leer cuidadosamente.
Vayamos ahora al rigor. Que el temor es la experiencia interior del rigor o poder
es totalmente opuesto a la intuición, a menos que se medite realmente en ello. A
veces , cuando una persona está asustada, ese miedo la hace flexionar un músculo y
vence a lo que teme. Esta es la manera más simple de entender esta relación, pero
en todo caso no se presenta como algo obvio.
Sabiduría y Entendimiento
Tomemos ahora estas tres emociones primarias. En Tania está dicho explícitamente
que la experiencia interna de estas tres son el amor, el temor y la compasión.
Esta es una revelación novedosa. Entonces, encontraremos por allí en Jasidut que
la experiencia interior o motivador de la sabiduría es la autoanulación, en otro
lugar que la alegría es la experiencia interior del entendimiento. Esto es
claramente menos intuitivo.
Que la autoanulación suscite destellos de una nueva idea, es de alguna manera más
lógico. Cuando uno se anula, se siente nada, es el momento más apropiado para
recibir una nueva idea. Pero, ¿por qué la alegría es el motivador interior de la
experiencia de entender? Esto es menos intuitivo que lo anterior. La explicación
es que entender algo plenamente significa comprenderlo totalmente, “¡ya lo capté!”
totalmente. Si hay alguien aquí sentado escuchando pero que no capta del todo, esa
persona no está feliz. Pueden querer ser felices, pero no están alegres todavía.
La sonrisa surge cuando se logra entender completamente.
Por alguna misteriosa pero importante razón los tzadikim que enseñaron Jasidut
trataron de no pintar el cuadro completo. Dejaron esto para nuestra generación.
Que cada una de las sefirot tiene su experiencia interior se desprende del simple
razonamiento deductivo.
Ahora, lo mismo es verdad acerca del partzuf que vamos a estudiar a continuación.
Está un nivel más allá del entendimiento básico de que cada sefiráh posee una
experiencia interior o motivación.
¿Dónde encontramos tratado este tema? El Mittler Rebe (el segundo) de Jabad y su
gran jasid, Rebe Hillel de Paritsh, utilizan ambos una terminología especial para
referirse a las sefirot intelectuales sabiduría, entendimiento y comprensión:
הכרה, השגה, השכלה, hascaláh , hasagáh y hacaráh , que traducimos como
“percepción”, “logro” (en el sentido intelectual, es decir comprensión) y
reconocimiento, respectivamente. Así como al Alter Rebe (el primero) dijo en el
Tania que la benevolencia, el poder y la misericordia son amor, temor y compasión,
tenemos aquí otra incorporación de una terminología nueva.
La pregunta que surge es: ¿Ocurrió algo antes de la contracción? ¿Dónde tuvieron
lugar los procesos o cosas que sucedieron dentro de la luz infinita antes de que
se produzca la contracción?
En las escrituras tradicionales de Rav Jaim Vital, hay alusiones a cosas que
ocurrieron antes de la contracción, pero no están discutidas explícitamente,
implicando que son cosas más allá de nosotros, muy profundas para que las podamos
comprender. Lo que haya pasado en la luz Infinita antes de la contracción no es
para que nosotros lo contemplemos. Pero sin embargo hay otros discípulos del
Arizal (9) que no sólo aluden a esos sucesos, sino que escriben acerca de ellos
abiertamente. Pero de todas maneras, fue Rav Jaim Vital quien fue ordenado y
designado por el Arizal para ocuparse de escribir sus enseñanzas y especificó no
discutir lo que pasó antes de la contracción.
Esto que parece tan simple de decir, debe ser entendido profundamente. Esto es
justamente dar una clave de lo importante que es la terminología. Se puede ser el
sabio más grande y tener toda la sabiduría en el mundo acerca de todo, como la
tenía el Arizal, pero si no tiene las palabras apropiadas para expresarlo, es
preferible no decirlo, es preferible mantenerlo en secreto. Las palabras son los
recipientes o instrumentos, lo que sabemos en nuestro interior es la luz. La
cuestión es si se tienen los recipientes adecuados para contener esa luz. Si
estamos hablando acerca de hacer una impresión de nuestro mundo interior, de
nuestra experiencia interna sobre la realidad exterior, que requiere en si misma
un vocabulario, se necesita uno apropiado.
Este lenguaje o vocabulario apropiado para dar una descripción verbal de los
procesos que ocurrieron antes de la contracción inicial es el del Jasidut. Por
definición, la terminología jasídica es el único lenguaje capaz de expresar cosas
que suceden dentro de la luz infinita antes de la contracción inicial.
– כתרketer
corona
poder de maravillarse
( – הפלאה haflaáh )
– בינה bináh – חכמה jojmáh
entendimiento sabiduría
poder de lograr poder de percepción
( – השגה hasagáh ) ( – השכלה haskaláh )
– דעת daat
conocimiento
poder de reconocer
( – הכרה hacaráh )
– גבורה guevuráh – חסד jesed
poder benevolencia
poder de repulción poder de atracción
( – דחיה djiáh ) ( – משיכה meshijáh )
– תפארת tiferet
belleza
poder de devoción
( – התמסרות hitmasrut )
– הוד hod – נצח netzaj
agradecimiento victoria
poder de vigorizar
poder de perseverar
( – התחזקות hitjazkut )
( – התמדה hatmadáh )
– יסוד iesod
fundamento
poder de conectar
( – התקשרות hitkashrut )
– מלכות maljut
reinado
poder de expression
( – הבעה havaáh )
Ahora volvamos a este nuevo partzuf que describe el poder de fundamento en
cada sefiráh . Vemos en el cuadro el poder interno correspondiente a cada sefiráh.
De sabiduría, entendimiento y conocimiento hemos dicho que son tres términos que
están explícitos en los escritos de los Rebes de Jabad. Esto no sugiere
inmediatamente que si tenemos la idea de cómo funcionan estos términos, podremos
expandirlos esta terminología en particular al resto de las sefirot también.
Una vez más, la idea es que estamos hablando por ejemplo de sabiduría, y
descubriendo el contacto que tiene con la realidad; cómo la sabiduría se conecta y
deja su huella en la realidad.
Percepción
Cuando hace unos años escribimos este partzuf por supuesto lo hicimos en hebreo,
pero al traducirlo para esta clase, primero pensamos que el término para sabiduría
debería ser traducido como “intelecto”, pero luego decidimos que “percepción” es
una mejor traducción. Haskaláh significa literalmente “intelecto”, pero la
palabra sejel (de la cual proviene) también es afín con la raíz hebrea que
significa mirar u observar.
Por eso la sabiduría siempre se identifica con la vista, con la visión espiritual.
Incluso en castellano a veces traducimos sabiduría como una visión interior,
relacionado con la vista. La experiencia de una nueva visión que viene de lo
profundo es como un destello de luz. Si tomamos el concepto de visión y lo
expandimos, se comprende como una percepción general y abarcadora de la realidad.
Percibiendo al Rey
Por eso hemos definido la palabra sabiduría como percepción. Hay una imagen en el
Zohar que describe el examen diferencial para distinguir entre las almas sagradas
y las no sagradas o entre la espiritualidad sagrada y la que no lo es, como un
decreto pronunciado en los Cielos: “quien quiera ver al Rey y nada más, que venga
ahora”. Esta es una oportunidad única en la vida, pero no vas a conseguir nada más
que la oportunidad de empaparte con la luz del Rey ( לאסתכלא ביקרא דמלכא ותו לא
, leistacla biikara demalca vetú lo , “observar en la esencia del Rey, pero nada
más”). No recibirás nada para ti mismo.
O sea que esta declaración hace la distinción. Todo lo que es sagrado corre
espontáneamente para ver al Rey. Pero, lo que no lo es no hará el esfuerzo, porque
qué va a obtener fuera de eso!? Por eso lo sagrado es un sentido profundo de
sabiduría.
Encontrar a un Rey
Digamos algo más acerca de esto. Hoy en día, tenemos muchos problemas en la Tierra
de Israel. El más básico, del cual provienen todos los demás, es que el pueblo
judío (observante o no) no está conciente que la Toráh nos ordena que al entrar a
la Tierra de Israel tenemos tres mitzvot públicas que realizar. La primera es
designar a un rey, la segunda es derrotar a los enemigos del pueblo judío y la
tercera es construir un Templo en Ierushalaim, y deben ser cumplidas en ese orden.
Entonces, nombrar un rey es la clave para tener éxito en esta Tierra.
Lamentablemente, la razón de que nadie tome esto en serio es porque los conceptos
de monarquía y reinado se volvieron algo sin chance desde el renacimiento a esta
parte. Los reyes son considerados corruptos, etc. Claramente, este no es un
argumento cuando se trata de los mandamientos eternos de la Toráh, pero esto es lo
que está bloqueando la mente de la gente, que les impide pensar seriamente acerca
de lo que quiere decir la Toráh cuando nos dice que designemos un rey.
Entonces, la cosa más importante que hoy debe ser aclarada a nuestro pueblo es que
lo que significa un rey para la Toráh, cuáles son sus responsabilidades, etc. Este
es un aspecto muy importante para nuestro retorno a la Tierra de Israel y para el
proceso de la redención completa y definitiva que depende de ello. Por eso
Maimónides concluye su Código de Leyes con las Leyes de Reyes. Es muy importante
entender estas leyes y saber qué se supone que debería ser un rey judío,
especialmente si queremos cumplirlas. Este es el primer precepto que tiene la
intención de asegurar nuestra presencia en nuestra tierra, sin el cual nuestra
presencia no puede asegurarse.
¿Cuál es punto de todo esto? Después de que todo fue dicho y hecho, cuando sabemos
todas las leyes del rey, qué derechos tiene, cuáles es su responsabilidad frente a
su pueblo, etc., entonces podemos ir un paso más adelante y preguntar cómo es su
carácter interior. La respuesta a esto está dada por la experiencia interior de la
sefiráh de reinado, que es la humildad. Esta fue la cualidad del rey David y su
vivencia íntima como persona adecuada para ser el rey de Israel.
Pero todavía puedes hacer una pregunta más profunda aun: ¿Cómo podemos saber quién
tiene una humildad verdadera? ¿Existe una manera sencilla de reconocer a la
persona que Hashem quiere que designemos como nuestro rey? La respuesta es –y esto
se conecta con lo que estamos describiendo aquí con este partzuf de los fundamento
de las sefirot- que el rey es la persona que se alegra simple y verdaderamente
mirando al pueblo y que todo el pueblo es verdaderamente feliz simplemente
mirándolo.
Hay una persona que ama a todos los rostros de todo el pueblo y todo el pueblo ama
su rostro. El verso que describe esto en la Biblia es “Tus ojos percibirán la
belleza de un rey”. (10) Esta es la manera de identificarlo. Este es un importante
ejemplo de lo que el Zohar trata de decir cuando dice que hay una oportunidad de
percibir a un rey, como se dijo antes.
Quien es un alma verdaderamente conectada corre a ver al rey (y al Rey) y no desea
nada más sino la oportunidad de verlo en toda su belleza. Lo mismo es verdad desde
el punto de vista del rey, quien no pide nada, sólo ser feliz contemplando a su
pueblo. Este es un principio de complementariedad psicológica expresada en el
verso: “Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja el de su
prójimo”. (11) El rey es el que ama mirar a cada uno.
Comprensión
Vayamos a la próxima sefiráh : entendimiento. Hemos dicho antes que cuando una
persona “lo capta”, sonríe. La palabra elegida aquí es captar o lograr, que puede
ser un logró intelectual, como una persona que estudia todo un año y luego pasa un
examen. Pero también puede ser un logro físico. En general, lograr significa que
estás tras algo y lo consigues, alcanzas tu objetivo. La palabra utilizada en este
contexto está muy basada en la realidad. Es tomar un concepto espiritual como el
entendimiento y describir la manera que toca la realidad.
Reconocimiento
Luego tenemos la sefiráh de conocimiento. La palabra para esto es el punto de
contacto más poderoso con la realidad: reconocer. Sabiduría es percepción. ¿Por
qué soy feliz contemplando a los demás? Por que sé que cada judío tiene un alma
Divina y cada no judío tiene una chispa de Divinidad que lo creó! Al mirar a una
persona puedo deleitarme viendo su aspecto de Divinidad que se está revelando en
ella.
La otra noche alguien dijo que ama a los animales y preguntó si hay algo malo en
eso. Le contestamos que amar a los animales es algo grande porque se supone que
puedes aprender algo acerca de tu relación con Hashem de todos ellos. Pero, si tu
amas a tu perro a expensas de otra persona, puede ser un problema. Aunque amar
simplemente a los animales es algo bueno. Es algo bueno ver y amar a cada una de
las creaciones de Hashem.
Vayamos por un momento al ejemplo del Rebe repartiendo dólares los domingos.
Cuando la gente pasaba frente a él ¿por qué también les entregaba un dólar para
tzedakáh? Simplemente porque si no hubiera entregado nada la gente no hubiera
venido. Debes hacer algo para justificar todo el asunto. Pero esto es sólo la
razón externa.
La razón profunda es que hay dos etapas involucradas en cada uno de tales
encuentros entre el Rebe y los demás en los dólares. La primera es simplemente de
percepción, en la cual son todos iguales, todos son percibidos igualitariamente y
como uno. Pero la segunda etapa comprender el reconocimiento. Dar algo es como un
matrimonio espiritual. Cuando te daba un dólar te estaba dando una bendición
personal. Para hacer esto, tenía que reconocer a cada alma individualmente, lo que
es crear una unificación con cada persona como individuo.
Maravilla – Asombro
Comencemos entonces por la sefiráh de la corona, la facultad del alma sobrenatural
(es decir supra racional, para referirse a la realidad empírica o los fenómenos de
la naturaleza). ¿Qué tipo de experiencia puede ser similar respecto a lo
sobrenatural? ¿Cuál es la experiencia de la corona frente a la realidad? Está
explicado en jasidut que es una experiencia de asombro y maravilla, llamada הפלאה
; haflaáh , en hebreo. Es una vivencia que está por encima del poder de mi mente
racional percibir o captar o reconocer.
Un verso de la Toráh afirma que uno puede y debe meditar sobre la maravilla:
“Párate y medita sobre las maravillas de Hashem”. (13) Aunque en la literatura de
Jabad la meditación se refiere a un ejercicio intelectual, puede ser también un
portal para la meditación acerca de algo que no es intelectual sino supra
racional. Como está claro en el contexto de este verso, el propósito de la
contemplación de las maravillas de la naturaleza no es con el propósito de
entender, sino de “tocar” la maravilla de la naturaleza. Esta es ciertamente una
experiencia que logra hacer contacto con la realidad, pero desde el punto de
referencia de la sefiráh de la corona.
El Rebe Solía decir que para traer la redención al mundo tenemos que traer la
letra alef ( ) אa la palabra en hebreo גולה, goláh , “exilio”, que entonces se
transforma en la palabra גאולה, gueuláh , “redención”. También explicó que esta
letra alef tiene tres significados diferentes. (15) Su significado más elevado es
maravilla ( פלא, pele ). Por eso al agregar la alef al exilio, a los aspectos de
la realidad aún no rectificados, estamos trayendo la maravilla al mundo y por lo
tanto redimiéndolo.
Atracción y Repulsión
Dirijámonos ahora al primer par de sefirot del área de las emociones: benevolencia
y poder. Hay un muy conocido dicho de los sabios advirtiéndonos que una persona
debe tener una relación equilibrada con la realidad: “la mano izquierda rechaza y
la derecha acerca”. (16) El orden es primero la izquierda y luego la derecha,
implicando que para poder atraer algo y acercarlo a nosotros, primero debemos
ejercer cierto grado de rechazo, específicamente debes primero separar y rechazar
lo que no es apropiado. Este es un clásico ejemplo del principio del Baal Shem Tov
donde la sumisión y la separación se consiguen a través de que la izquierda
rechaza y luego se dulcifica con la derecha que acerca.
Para que el acercamiento sea una experiencia rectificada y verdadera, tiene que
haber primero una separación de lo bueno y lo malo. Este es posiblemente el
balance más esencial del alma.
Claramente, las dos palabras que describen este balance son atracción ( משיכה
, meshijáh ) y repulsión ( דחיה, dejiáh ). Estos son claramente los aspectos
básicos fundacionales de la benevolencia y el rigor, respectivamente. Si la mano
derecha está abrazando activamente al otro para acercarlo es el poder del
fundamento del brazo derecho. Cuando la mano izquierda está alejando a alguien,
eso es el fundamento del rigor.
Para rechazar uno necesita más inteligencia. Si sabes lo que hay que rechazar,
entonces todo lo demás está automáticamente allí para acercarlo. De forma innata
tu tratas de acercar a todo, pero tienes que estar percatado y atento de aquellas
cosas que pueden perjudicarte. Por eso, primero debes tener idea de lo que debes
rechazar y luego aplicar tu innato poder de atracción.
Devoción
Como dupla, la terminología correcta para la benevolencia y el rigor es más o
menos obvia, ya que está basada en el dicho de los sabios. El que sigue es algo
más sutil. En hebreo, el fundamento de la belleza es el poder de la devoción o
התמסרות, hitmasrut .
La esposa representa el portal del marido hacia todo otro individuo. Como se
explica en jasidut, la mitzváh de amar a cada judío comienza con nuestra propia
esposa.
Fortalecimiento
Ahora nos vamos a referir a victoria y agradecimiento. Las palabras hebreas que
describen el fundamento de estas sefirot son: el poder de fortalecer ( התחזקות
, hitjazkut ) y el poder de perseverar ( התמדה, hatmadáh ). Estas fueron las dos
palabras hebreas más difíciles de traducir y debemos explicar lo que queremos
decir con ellas.
Junto con la sefiráh de fundamento son los poderes emotivos que juegan cuando una
persona está en acción. Claramente, va a estar de relieve su fundamento, o sea su
conexión con la realidad. La sefiráh de victoria en hebreo es llamada netzaj , נצח
. Hitjazkut quiere decir que nunca me doy por vencido; junto fuerzas una y otra
vez para salir victorioso. Si caigo, tengo que levantarme. El pueblo judío debe
ganar. Yo soy un judío y entonces debo ser un ganador. Si parece que no estoy
triunfando entonces debo fortalecerme, tengo que sumar este poder vigorizante.
En todo caso, puedes ser capaz de encontrar una traducción mejor para esta palabra
que, nuevamente, significa que siempre puedes volver a levantarte, siempre puedes
fortalecerte para no caer de nuevo.
Para tener una idea más amplia de lo que pasa con victoria, agregaremos que la
experiencia interior de victoria es la confianza o certidumbre, pero a diferencia
de la confianza del agradecimiento, en victoria es algo activo, o sea que la
persona se está levantando y haciendo algo basado en su confianza de que Hashem
está siempre allí para ayudarlo a cumplir con sus metas.
Esta palabra hitjazkut , fortalecerse y levantarse constantemente es la palabra
alrededor de la cual gira toda la vida y las enseñanzas del Rebe Najman de
Breslov. Rebe Najman enseñó que nunca debes desesperarte, nunca te debes dar por
vencido, fortaleciéndote siempre. Lo que nos está mostrando es que debido a las
dificultades de la vida (especialmente para el pueblo judío en los tiempos de
exilio) uno está siempre al borde de la desesperación. Victoria es en Cabaláh el
pie derecho y ambos pies están siempre a punto de caer.
Entre paréntesis, debemos ser cuidadosos, porque no todo lo que parece vigorizante
en verdad lo es. Existen desafortunadamente algunos que quieren ser Baalei
teshuváh (retornantes) de Breslov en la Tierra de Israel en nuestros días que
actúan de una manera que es inapropiada para un baal teshuváh . Ellos pretenden
que para alcanzar su alto nivel de conciencia y que se mantenga “alto”, el Rebe
Najman utilizó drogas (particularmente algún tipo de mariguana). Justifican que
ellos mismos usan drogas con esta idea, porque sostienen que las drogas los ayuda
a evitar la desesperación. Mencionamos esto sólo para decir que Hashem lo prohíba
que una persona pueda imaginar que el Rebe Najmam usaba drogas de ninguna clase.
Perseverancia
Vamos ahora a ocuparnos de la sefiráh de agradecimiento. La persona que nunca para
de estudiar Toráh es llamada matmid , que persevera. Nada puede distraerlo y
siempre está pendiente de lograr su objetivo, utilizando todo momento posible para
estudiar más y más. Por cierto, este es su objetivo, porque en cuanto a la Toráh
propiamente dicha nunca hay un fin o un objetivo alcanzable ya que es infinita, y
todo lo que pueda llegar a saber es como nada. Esto es llamado en
hebreo hatmadáh ( hatmadáh ). Es una empresa constante, de la cual la persona
nunca para de ocuparse.
Por ejemplo, si alguien trata de traer al Mashíaj, piensa todo el día en eso,
habla de eso, actúa en aras de ese objetivo, nada puede distraerlo de la tarea que
tiene entre manos (esta meta, por supuesto sí es alcanzable). Para aclarar mejor
esto: victoria es como revitalizarse continuamente; cuando se siente caer se
levanta nuevamente. Es como disparos de energía que se da la persona a si mismo.
Pero el agradecimiento es simplemente estar siempre “en la huella”. La experiencia
interior es la simpleza o inocencia y la sinceridad, como una persona que oyó del
Rebe que nuestra tarea es traer Mashíaj, entonces desde ese momento en adelante
sólo piensa en eso y se ocupa de eso todo el tiempo. Otra forma de expresar el
significado de hatmadáh es que la persona está siempre comprometida y dedicada a
su tarea. Esto proviene de la cualidad de simpleza. También de la felicidad,
porque la fuente del agradecimiento es la alegría de entender.
Conectarse
Entonces, la persona no debe desarrollar una relación afectuosa con los demás sólo
por simpatía, como en el caso de devoción, sino también establecer una conexión
esencial con la gente. ¿Cuál es la diferencia entre los dos? Si volvemos a la
relación de padres e hijos, dice el Arizal que aunque tenemos un precepto de
honrar y respetar a nuestros padres, esto no implica necesariamente que tengamos
una conexión sustancial con ellos. Dice que en nuestras generaciones, un niño no
está necesariamente relacionado espiritualmente con sus padres, en el sentido de
una conexión proveniente de otras vidas. Tener un parentesco biológico no
significa necesariamente que sea también espiritual, y el origen espiritual de los
hijos puede ser distinto del de sus padres.
Expresión
Finalmente arribamos a reinado. La palabra hebrea utilizada aquí es habaáh , (
) הבעה, que significa expresión. Puede ser una expresión verbal, visual, y en
general todo tipo de expresión con que estemos familiarizados. Al expresarnos al
exterior le da a la gente un sentido de quiénes somos y en dónde estamos. Una
expresión facial, por ejemplo, es a veces más sincera que una verbal, porque a
veces las palabras pueden mentir. A menos que sea un muy buen actor, es muy
difícil mentir con el lenguaje del cuerpo.
Las sefirot se dividen en Poderes, y Atributos. Los primeros abarcan los procesos cognitivos -el intelecto- y los segundos a
los aspectos emocionales.
Keter
Estos atributos, los cuales el hombre debe esforzarse por imitar, son:
Tolerancia;
Paciencia con los demás;
Perdonar;
Buscar el bien en los demás y para los demás;
No guardar la ira;
Realizar actos de bondad;
Amar y buscar el bien para alguien que te ha hecho daño y ahora desea rectificar ese daño (perdonarlo no es suficiente);
Recordar las buenas acciones de los demás y olvidar sus malas acciones;
Sentir compasión por los demás, incluso por la gente malvada;
Actuar con honestidad;
Actuar con bondad e indulgencia hacia los demás (no insistir en aplicar “la letra de la ley” sobre los demás);
Ayudar a los demás a arrepentirse y no guardarles rencor;
Buscar maneras de mostrar misericordia y compasión a los demás, aunque uno no encuentre en ellos ningún factor
atenuante.
Otros atributos y acciones paralelos de Keter que se encuentran en la “imagen Divina” del cuerpo humano son:
La humildad; mantener la mente libre de todo pensamiento de mal; mostrarle siempre favor a los demás; mirar siempre
el bien y rechazar el mal; evitar mirar lo impropio o indecente; ayudar al indigente; no caer en la ira; ejercer la paciencia;
recibir a toda persona con alegría; nunca hablar mal, ni maldecir ni dedicarse a una charla vana; hablar siempre de cosas
buenas.
Para alcanzar el atributo de la humildad, se debe huir del honor y no buscarlo nunca. Es necesario reconocer los propios
errores, recordando constantemente nuestros pecados y buscando maneras para rectificarlos. Esto nos mantendrá en el
camino hacia la humildad. Además, tratar de honrar a todos y amar a los demás.
Jojmah
Debemos esperar que el Eterno le imparta Su conocimiento al hombre, para que el hombre pueda alcanzar percepciones
más claras de la Divinidad.
Más aún, la persona debe estar siempre deseosa de compartir su conocimiento con los demás.
Con este conocimiento, la persona debe centrar sus pensamientos en cómo beneficiar a los demás, buscando siempre
maneras de ayudarlos. Porque cada persona tiene la responsabilidad de ser compasiva hacia los demás, y debe cuidar el
medio ambiente dado que ello refleja al Eterno y a Su Sabiduría.
Binah
Para perfeccionar el atributo de Biná, debemos hacer Teshuva constantemente.
Jesed
Debemos cultivar el amor por Dios y por la humanidad. Existen muchas maneras de cultivar este amor:
– Cuidar a nuestros hijos y atender sus necesidades.
– Visitar a los enfermos y atender sus necesidades; también cumplir con la mitzvá de enterrar a los muertos y de
confortar a los deudos.
– Dar caridad a los pobres.
– Ser hospitalario con las visitas y hacer la paz entre la gente.
Guevurah
Guevurah denota restricción. Debemos siempre ejercitar la restricción y andar por el Sendero del medio.
Tiferet
Debemos también utilizar nuestro conocimiento para alcanzar el consenso y no adentrarse en la disputa ni en
argumentos injustificables. Ni ser arrogantes.
Netzaj y Hod
Para alcanzar estos atributos es necesario aumentar la influencia de la espiritualidad en el mundo, es decir, respetando y
mantenimiento el estudio de la Torah, el cimiento del universo. El estudio del Jumash (Biblia) fortalece a Netzaj, el estudio
de la Mishná fortalece a Hod, y el estudio del Talmud fortalece a ambos.
Yesod
Para fortalecer Yesod uno debe cuidarse de todo pensamiento o palabra inmoral. Es necesario también guardar el Pacto
de todo acto inmoral.
Maljut
Esto incluye mantener un estilo de vida humilde, evitando la ostentación.
También es importante trabajar para alcanzar el temor al Cielo, dado que Maljut representa la aceptación del yugo del
Cielo.
Para poder alcanzar cual quién cual quién nivel de Maljut es necesario estar casado y comportarse de acuerdo con los
dictados de pureza familiar.
2. Salud, Fé y Creatividad
La raíz de la palabra hebrea briut (salud) es b’ro, que significa “crear”. La
mejor forma de obtener y conservar la salud es a través del esfuerzo creativo,
siendo el producto de este esfuerzo una expresión de la fé que hay detrás de él.
Por medio de la Creación, la “artesanía de un artista”, el Santo bendito Sea
demuestra Su fé en la interdependencia y la compatibilidad que hay en las raíces
de los reinos físico y espiritual: ‘En el comienzo Di-s creó los cielos y la
tierra’, expresando así Su fé en la armonía que se puede lograr entre el alma (los
“cielos”) y el cuerpo (la “tierra”).
Este diseño, La Voluntad creativa Divina, sólo puede ser afirmado por medio de
nuestra fé. Al cultivarla, la profunda raíz inconciente de nuestra alma puede
acceder a ese núcleo incorrupto de Sabiduría Divina y obtener de él la inspiracion
necesaria para sobreponerse al caos y la desesperación que a menudo impregna
nuestro mundo interior.
“Este asunto sólo puede ser remediado por medio de la fé verdadera en Aquel que
“formó el comienzo de todas las cosas”; a través de la creencia en que la creación
ex-nihilo (literalmente de la nada)… tiene lugar en cualquier período o momento,
que todas las cosas creadas vienen a la existencia desde Su bendita Sabiduría que
da vida a todo. Y cuando el hombre medite desde lo profundo de su entendimiento y
visualice en su mente la idea de que su propio ser emerge de la nada a cada
instante ¿cómo puede abrigar el pensamiento de que su vida es sufrida o está
atormentada con aflicciones, ya sea de hijos, salud, sustento o cualquier otro
tipo?
“Esta es la esencia de la fé para la cual el hombre fue creado, creer que no hay
ningún lugar vacío de El, que todos vivimos en la luz del semblante del Rey, y
conformes por la fortaleza y alegría que provienen de Su vigilia porque El es
bondad todo el día.
“Por eso, es de suma importancia que el hombre esté alegre y se regocije en cada
momento y hora, y que viva verdaderamente con su fé en Di-s, Quien le da vida y le
otorga bondad en todo momento. Y aquel que se entrega a la tristeza y la pena,
aquel que muestra poseer un poco de infortunio o aflicción y carece de cierta
bondad, es como si fuera un hereje, Di-s libre. Es por esto que la melancolía es
tan rechazada en la tradición esotérica.
“Y si cree que vive genuinamente por estas fuerzas Divinas y que todas sus
necesidades y asuntos emanan verdaderamente en todos sus detalles – no del “otro
lado” – sino “de Di-s que planea cada paso del hombre”; si es así, entiende que
cada cosa es esencialmente para bien, sólo que no siempre es captado de esa
manera.
“Y en virtud de esta creencia todo se torna bueno aún en un plano revelado, porque
reconociendo que el mal aparente deriva su existencia del Bien Supremo (que es Su
Sabiduría insondable, bendita sea, el Eden que trasciende el Mundo Venidero) se
ve, a través de tal fé, que el mal es vuelve verdaderamente elevado y absorbido en
el Supremo Bien oculto.”
La emuná nos lleva a entender que la Nada Divina, que existe más allá de nuestra
realidad fragmentada, representa la fuente definitiva de absoluta bondad de todas
las cosas. Este punto de origen universal, conocido también como “origen de todos
los deleites”, es lo que el Baal HaTania nos refiere como el “Eden que trasciende
el Mundo Venidero”. Esta dimensión está tan por encima de nuestra presente
realidad, que la única forma en que puede ser descripta conceptualmente es como la
“Nada”. Sin embargo, cuando se experimenta la Nada Divina, refleja la existencia
en el universo de un standard de virtud completamente incalificable, una calidad
de bondad esencial y absoluta presente en el núcleo de todo ser.
Desde el punto de vista humano, según las palabras del Tania, “la idea de su
propio ser surgiendo de la nada a cada instante y en todo momento”, se vuelve
claro que todas las cosas están siendo perpetuamente recreadas a nuevo desde la
Nada Divina hasta aterrizar en la realidad. En su raíz, la vida es un continuo
momento presente que no está determinado por el que le precedió y al que no le
concierne el que le seguirá.
Conceptos que implican extensión, tales como “proceso” o relación”, tienen poca
relevancia en un universo donde cada instante en el tiempo es percibido como
completamente independiente y autosuficiente. El problema con semejante
argumentación es que no puede ser aferrada por la intuición humana; después de
todo, el ser humano está dotado con el sentido de poseción de un “pasado”, una
progresión de los pensamientos en el tiempo, sensaciones y experiencias que
contribuyen a una imagen integrada y perdurable de quién somos. La visión
“puntual” de la realidad propuesta arriba puede aparentar hacer añicos la premisa
de causalidad que sirve como una de las asunciones básicas de la experiencia. Más
aún ¿cómo se puede reconciliar la descripción de la Creación como un proceso de
rectificación con una visión de la existencia que preasume que cada momento es
generado nuevamente y está desconectado completamente del que le precedió?
Estas dificultades pueden ser resueltas apreciando cómo las visiones opuestas de
la Creación que se consideraron arriba en realidad se complementan una a la otra.
Aunque es verdad que la experiencia humana argumenta en favor de una visión de la
realidad como una entidad firme y autosuficiente, nuestra creencia en la
rectificación necesita reconocer la posibilidad introducir una fuerza de vida
enteramente nueva dentro del sistema homeostático. Sin la energía de la Nada
Divina disponible a nuevo en cada momento, cómo uno espera redimirse a si mismo,
sino al universo, de las imperfecciones que son innatas de la creación? Mientras
que el trabajo de rectificación tiene lugar dentro de la realidad fracturada que
es accesible a la conciencia, su inspiración proviene de la Sabiduría Divina de la
Nada Divina que llena la sinapsis invisible del tiempo.
Afirma el Zohar: “cuando la cabeza de una nación está en una condición armónica,
toda la nación lo está también.” Esto puede ser entendido como referido a Abraham,
el primer lider del pueblo judío, pero igualmente se puede aplicar en un sentido
figurativo a la Cabeza Incognoscible, la “cabeza” suprema o mentalidad que define
nuestra identidad espiritual. Como generador de la emuná en nuestro alma, la
CaIncognoscible nos permite adquirir soberanía sobre nuestras vidas al conectarnos
con el sublime origen del ser. Cuando la emuná de la Cabeza Incognosible trabaja
en forma adecuada, así lo hacen los otros poderes del alma. En cambio, si lo hace
deficientemente los otros poderes se vuelven incapaces de asegurar el balance y la
productividad de nuestra vida espiritual.
Estas tres variedades de alma, aunque únicas y a menudo desparejas en cuanto a sus
características individuales, poseen de todas maneras una estructura interna
común. Esto refleja un principio general del jasidut (parafraseado de Kohelet
7:14): “Di-s obró de manera tal que dimensiones diferentes de las realidad de
hecho reflejan una a la otra”. Así se puede asumir que el Alma Animal posee un
nivel de emuná paralelo a los que se encuentran en el Alma Divina y en el Alma
Racional.
Cuando alcanzamos la verdadera emuná del Alma Divina, toda forma inferior de fe no
parece más que una mera superstición, pero sin embargo, incluso un nivel
deficiente de fe puede gobernar sobre un conjunto de fuerzas espirituales
relacionadas. Consecuentemente, los niveles de emuná nativas del Alma Animal y del
Alma Racional deben ser vistos como poseedores de una propia integridad, ya que
sirven para el progreso del alma hacia la verdadera emuná del Alma Divina.
Este es el nivel de emuná que se debe cultivar durante las etapas formativas en
que el hombre explora sus capacidades naturales. Su ausencia resulta en severos
disturbios de la identidad, dejando al individuo con un marcado sentido de su
propia impotencia y debilidad del Yo.
La Interinclusión de la Emuná
Jasidut nos enseña que dada cualquier estructura jerárquica conceptual, podemos
encontrar en cada elemento de ese conjunto un principio básico para identificarlo
con los otros elementos. Esto se denomina el principio de “interinclusión”
(hitkalelut). Esto implica que hay aspectos de nuestra emuná en el Yo, la Razón y
en Di-s que se reflejan entre si.
Parte 2: Autoconocimiento
Jaim Frim
julio 9, 2018
En la antigua Delfos, estaba escrito en el altar del oráculo de Apolo las palabras
“Conócete a ti mismo”. Desde aquella época, la cultura secular occidental ha
considerado al autoconocimiento, como la gema de la corona del propósito humano.
La Torá, por el contrario, nos dice: “Conoce al Di-s de tu padre, sírvelo a El con
todo tu corazón y el deseo de tu alma”, y también “Sabe ante quién estás parado”.
Dentro del esquema de la Torá, el propósito del hombre es conocer a Di-s, o sea,
estar constantemente perceptivo a Su presencia, que es lo que da plenitud a la
conciencia del hombre.
Sin embargo, esto crea una paradoja. Para conocer a Di-s, el hombre debe conocerse
primero a si mismo, porque en cada judío hay un alma que debe ser considerada
parte de Di-s. Al conocer una parte, podemos conocer el todo. La tarea del hombre
es, entonces, descubrir la Divinidad oculta en su interior. Empresa nada simple,
pero sin duda invalorable. Una vez armonizada con su propia dimensión Divina, la
persona estará mejor posicionada para ver la Divinidad inherente en toda la
creación, y sentir exactamente cuál es su rol individual en el gran proyecto del
Creador.
Dice la Tora, que Di-s creó el mundo para tener un hogar en los mundos inferiores.
“Inferiores”, no implica humildad física, sino humildad en la escala de la
conciencia de Di-s. Nuestro mundo material, se encuentra en el peldaño más bajo de
una basta jerarquía de universos u órdenes de existencia, dotado cada uno, con un
grado diferente de percepción de qué y quién es Di-s. Nuestro mundo es el más bajo
en ese respecto, y por si mismo, no refleja en principio el hecho de que alguien
lo haya creado. La naturaleza es entonces, un disfraz perfecto para el poder
Divino, que constantemente crea el mundo, que le permite a la gente nacer, vivir
toda su vida, y morir sin que jamás se les pueda ocurrir que hay un Di-s. De
hecho, El está tan oculto, que hay mucha gente inteligente que está convencida de
que no existe.
Es este mundo, en donde la Divinidad está tan oculta, donde El pretende hacer su
hogar. Precisamente aquí, donde todo aparenta ser antitético de la percepción de
Di-s, El quiere que todos se percaten de su existencia, y establezcan una relación
con su Creador. Este es el motivo de que haya creado semejante mundo en primer
término, y de que cada alma individual, que es parte de Di-s, sea enviada aquí
abajo. Cada individuo tiene un rol único en el logro de este objetivo, y la única
manera de que una persona pueda tener idea de cuál es su propósito específico en
este esquema, es armonizándose con la Divinidad que hay dentro de él.
De acuerdo con el judaísmo, es con este sentido y para este fin, que la persona
debe conocerse a si misma. Conociendo la parte, o sea su alma Divina, puede tener
un atisbo del todo, la esencia de Di-s reflejada en ella.
Parte 3: La Salida
Jaim Frim
julio 9, 2018
La Salida
Esto deja a la psicología secular en algo así como un dilema filosófico. Si una
persona se está hundiendo en arenas movedizas, se tiene que aferrar a algo o
alguien que esté afuera para que lo saque. En forma similar, una persona asediada
por problemas y ansiedades, necesita procurarse a si mismo de alguien o algo que
trascienda estos inconvenientes, para que lo libere de ellos. Pero lo máximo que
la psicología laica le puede ofrecer al alma sufriente, es la mano auxiliadora de
otro ser humano (o quizás una dimensión humana aún inexplorada del mismo
paciente). Esto puede proporcionar un respiro temporario, pero no puede aspirar a
servir como una solución definitiva, de momento que todos los seres humanos, están
sujetos a un mayor o menor grado de limitación y restricción psicológica.
Si estamos todos en el mismo barco, ¿quién está allí para arrojarnos una soga?
Cualquiera sea el éxito que la psicología secular pueda conseguir en liberar al
hombre de la maraña de problemas, es en el mejor de los casos sólo una ayuda
temporaria o superficial. Por más impresionante que su éxito pueda ser, por su
misma naturaleza, no puede encausar o resolver los enigmas fundamentales de la
existencia humana. Después de todo, se origina en la misma mente humana que está
tratando de comprender. En contraste, el reconocimiento conciente del alma Divina
que hay dentro de nosotros, es la clave para nuestra redención psicológica
personal, frente a las fuerzas que amenazan doblegarnos. No importa cuán bajo
podamos pensar que hemos caído, Di-s permanece con nosotros y está siempre ahí,
arrojándonos una cuerda de la cual agarrarnos, para que elaboremos nuestro camino
para subir y salir del pozo. Cuanto más podamos sensibilizarnos a nuestra esencia
Divina interna, más rápido podremos desembarazarnos de las tribulaciones que nos
tiran para abajo.
Conocer a Di-s, significa sentir Su misericordia, porque la Torá nos enseña que
ese es el atributo esencial de nuestro Creador. Cuando la persona está conciente
de la infinita misericordia de Di-s, que lo envuelve en todo momento, ella puede
evaluar segura y objetivamente su propia salud psicológica. Sabiendo que puede
recurrir a Su amor, no tiene miedo de reconocer la verdad sobre si mismo, no
siente la necesidad de esconder su comportamiento bajo toda clase excusas o
justificaciones. Es por esta razón, que hasta que una persona no ha logrado cierto
tipo de concientización de su alma Divina, es probablemente mejor que no afronte
los aspectos oscuros de su personalidad, que yacen enterrados profundamente en su
subconciente. Por cierto, es un acto de misericordia por parte de Di-s, que haya
algo como el subconciente, donde la maldad que está al acecho en el corazón del
hombre, se mantenga oculta hasta que estemos preparados para enfrentarla.
Haciendo esto, elevamos las chispas de divinidad, que son parte integrante de todo
el conocimiento de la ciencia, y las liberamos de su sumisión a la orientación
laica. Esta es en si misma, una fase importante en la rectificación de la
realidad, que a fin de cuentas nos conducirá al regocijo de la Redención final y
definitiva.
Técnicas Terapéuticas
El libro de Proverbios fue escrito por el rey Salomón, que fue el más sabio de
todos los hombres, particularmente en el campo de la psicología humana. En este
versículo, entonces, podemos esperar encontrar la clave para el bienestar
psicológico, y el apropiado enfoque para enfrentarse con los problemas de la salud
mental. La frase “déjenlo que la suprima”, es el sentido básico del verbo que
describe qué es lo que tenemos que hacer con la ansiedad. La tradición registra
otros dos significados auxiliares: “déjenlo que la ignore”, y “déjenlo que la
articule”. Tenemos entonces tres instrucciones distintas, que representan tres
técnicas terapéuticas diferentes y complementarias para enfrentar la ansiedad.
Cuando son implementadas correctamente, se puede esperar de estas técnicas en
conjunto, que impidan que la ansiedad devenga en una condición más seria, e
incluso hasta que curen completamente al paciente.
Suprimir la Ansiedad
Ignorar la Ansiedad
La segunda fase de la terapia es ignorar la ansiedad, como lo sugiere la segunda
interpretación del verbo en el versículo de Proverbios: “Si va a haber ansiedad en
el corazón de un hombre, déjenlo que la aplaste y la transforme en alegría con una
buena palabra”. Esto es mucho más fácil de realizar una vez que la inmensidad del
problema, según la percepción de la persona, ha sido reducida con la primera fase
de la terapia descripta en el artículo anterior
Para ignorar una preocupación hay que reemplazarla con un buen pensamiento.
Posiblemente no seremos capaces de detener el pensamiento, pero sí estamos en
libertad de elegir en qué pensamos. En vez de concentrarnos en lo que nos preocupa
de un tema en particular, podemos concentrarnos en algún aspecto de él que nos
haga sentir seguros y alegres. Esta es la intención subyacente en la segunda parte
del versículo antes citado: “… y la transforme en alegría con una buena palabra.
Por eso la Torá nos dice: “He puesto ante ti vida y muerte, bendición y maldición,
¡Elige la vida! Deuteronomio 30:19
Vemos que hay en cada situación algo positivo y algo negativo, ¡Elige ver lo
positivo! El poder del pensamiento positivo para traer el bien y el negativo para
lo contrario fue documentado una y otra vez. No hay razón para no utilizar esta
potente herramienta para mejorar la calidad de nuestra vida en general, y nuestro
bienestar mental en particular
Por su propia naturaleza, la mente tenderá a llenarse de pensamientos negativos
que provienen de su subconsciente no rectificado, por lo tanto es necesario ocupar
concientemente la mente con pensamientos completamente positivos. La fuente mas
segura y potente de tales pensamientos y actitudes es la Torá misma, como esta
escrito en Salmos 19:9: “Los preceptos de Di-s son eternos, regocijando el corazón
Articular la Ansiedad
En esta etapa uno debe eludir caer en la trampa del fatalismo. La Providencia
Divina es sólo una cara de la moneda, la otra es el libre albedrío. El hombre es
un agente libre y por eso debe asumir plena responsabilidad por sus acciones. Los
teólogos advirtieron a traves de los años la exclusión reciproca entre la
Providencia Divina y la libre elección, tratando de resolverla. Pero la solucion
definitiva es que no hay solución, ellas constituyen una paradoja teológica. De
todas maneras la forma en que superamos esta paradoja es clara: invocamos la
Divina Providencia para explicar el pasado y el libre albedrio para encarar el
futuro. Di-s aparta, como si fuera, Su supervisión al considerar la elecci´on que
hace el hombre, pero después que la hizo se vuelve retroactivamente revelado que
era una parte predestinada del gran plan Divino.
Más todavía, el jasidismo nos enseña que el bien oculto en una situación
aparentemente mala, es en realidad de un nivel superior que el bien que es
reconocido inmediatamente como tal. La razón por la que Di-s elige a veces ser
bueno con nosotros a través de caminos que parecen desagradables, es que el bien
que desea otorgarnos en estos casos es tan grande e intenso, que no podemos
recibirlo o asimilarlo bajo circunstancias normales. Como aquellos objetos
preciosos que deben ser envueltos para su protección con un material rústico, las
formas más elevadas del bien deben ser ocultadas dentro de su opuesto aparente.
Asi en vez de sentir que Di-s lo está ignorando o abandonando, la persona que
sufre de ansiedad debe aprender a considerarlo como un regalo personal de Di-s,
con el que expresa Su consideración especial. Esto por cierto es un examen de fé,
y el cometido del amigo/mentor en esta etapa, es el de apuntalar y profundizar su
fé en Di-s, Su inagotable bondad, y Su Providencia en todas las facetas de la
vida. Cuando se llega al éxito, al que estaba afligido se le revelara una honda y
más profunda dimensión de su personalidad, que no hubiera tenido y ni hubiera sido
posible de otra manera. Más aún, habrá renovado, refrescado e incluso profundizado
su conección con Di-s, pero sin expresarla o limitarla con los parámetros del bien
y el mal como son percibidos por nosotros.
Una vez que el que sufre la ansiedad puede ver con cierta objetividad su problema,
que se ha identificado con su esencia interior de bondad más que con su fobia o
preocupación, y ha profundizado su fé hasta el punto en que puede experimentar su
ansiedad como un regalo amoroso de Di-s, no tiene que sentirse inhibido frente a
su confidente de exponer cualquier mal que tenga. Puede ahora revelar todos sus
malos pensamientos que lo acosan día y noche, y se inmiscuyen en su plegaria, su
estudio y su trabajo. Ya no hay cabida para la vacilación en afrontar los aspectos
oscuros de su subconciente, desde el momento que el trabajo de base se impuso para
enfocar esos aspectos en forma constructiva.
El Terapeuta Jasídico
En esta etapa, el confidente debe identificarse profundamente con el confesante y
su situación, para poder tratar los más íntimos y secretos deslices y fallas de
este. ¿Cómo espera hacer esto? El terapeuta jasídico es alguien que se ha
esforzado en estudiar, internalizar y realizar las enseñanzas del jasidismo por sí
mismo, de manera conciente y afanosa en su vida diaria. Refinando persistentemente
su propio carácter, y especialmente practicando y adquiriendo el atributo de
humildad y autoabnegación a través del continuo autoanálisis, el jasid adquiere la
habilidad de entender y asistir a su camarada con sus propios problemas
psicológicos. Las enseñanzas del jasidismo imparten un entendimiento sutil y
sensible de la psicología humana, a aquellos que las estudian devotamente y siguen
su consejo.
Sea como sea, la resolución segura de los problemas del confesante nunca puede ser
atribuida únicamente a la sensibilidad y el buen consejo del confidente. Esto es
así, porque la persona misma que se confiesa juega un papel activo en la discusión
de sus problemas y en los esfuerzos para atravesarlos. Entonces, de hecho las
almas Divinas de ambos se unen en la lucha por disipar el mal dentro del
confesante. La relación de fuerzas se inclina en favor del bien, por lo que el mal
efectivamente no tiene chance. La doctrina jasídica confía en la habilidad del
hombre para desarraigar el mal de su interior (nuevamente, proveyendo las
condiciones requeridas que han sido descriptas), y atribuye tanta importancia a
este propósito, que lo considera el desafío central del verdadero
educador/consejero. De momento que el hombre nace como un asno salvaje (Job
11:12), equipado desde el nacimiento con conductas y tendencias predominantemente
animales, el primer objetivo que se debe fijar el educador/consejero dedicado y
sincero es desterrarlas. Más todavía, sabe que su responsabilidad a este respecto
es tan seria, que si no tiene éxito seguramente va a empeorar las cosas. El rol
bíblico modelo en el que todo terapeuta o educador jasídico debe fijarse, es
nuevamente Iosef. Como soñador e intérprete de sueños arquetípico de la Torá,
Iosef encarna la cualidad de ser capaz de reordenar el caótico divague de la
imaginación no rectificada o
Todo el mundo posee aspectos de su vida íntima que tiende a ignorar o a no darles
importancia. Debe enfrentarse a ellos e integrarlos dentro de la imagen general
que tiene de sí mismo, si quiere que la sesión con su confesor sea realmente
productiva.
Este proceso de dar la cara y enfrentar los aspectos menos positivos de su vida
interna implica varias etapas. La primera, que bastante a menudo no se ejecuta
concientemente, es una forma que tiene el ser humano de ignorar espontáneamente
muchos sino la mayoría de los pensamientos que afloran desde el subconciente. Esto
es una forma natural y saludable de supresión, con el simple fin de evitar cada
complejo o pequeño impulso negativo que viene a la mente, complicando y
descarrilando las funciones de vida normales. Con frecuencia, estos murmullos no
están enraizados muy profundamente en el subconciente y no justifican ningún
tratamiento importante que pueda requerir mucha atención.
Las dos etapas siguentes son caminos adicionales para ignorar el mal. Ambas están
justificadas al asumir que el alma Divina judío no es afectada por la debilidad
del alma animal, y por eso es posible para la persona rectificar su psicología
total, acentuando su lado Divino y facultándolo para asumir el pleno dominio de su
personalidad. De momento que la psicología secular no reconoce la existencia del
alma Divina en sí, es de esperar que muchas escuelas psicológicas desaprueben la
aparente evasiva en tratar directamente con las manifestaciones de los bajos
instintos que estamos por detallar.
Por ejemplo, digamos que una persona está acechada por un complejo sicólogico que
podríamos llamar “pasión por viajar”. Sueña constantemente en dejar a su esposa y
su familia y viajar alrededor del mundo explorando sitios pintorescos y
subyugantes. Constantemente lo obseciona el pensamiento de hacer esto, no
dejándolo concentrar en nada ni nadie más, forzándolo a gastar hasta su último
centavo en revistas de turismo, y desperdiciar hora tras hora viendo programas de
viaje.
Ahora, si observamos más de cerca la vida de este individuo, podemos ver que se
encorsetó a sí mismo en una existencia de ardua labor, dejando escaso, sino nada
de tiempo para el relax o la expansión. El primer paso debe ser entonces dejarlo
que salga de viaje una o dos veces al año si lo desea.
Sin embargo, aparte de esto podemos rescatar del fondo de este mal la necesidad
legítima de estímulo y entusiasmo que hace la vida desafiante e interesante. Di-s
quiere que nuestra relación con él sea tanto disciplinada como inspirada, regular
y espontánea. Acaso cuando esta persona se topa con una idea interesante en sus
estudios de Torá, la que le gustaría seguir o investigar, se deshace de su
pensamiento diciendo: “No tengo tiempo para esto, tengo que terminar primero las
obligaciones diarias de estudio que me fije, y luego tengo que procurar también
sustento para mi familia”. O quizás no se permite concentrar en la plegaria como
podría, por temor a perder trabajo (durante la semana) o por dejar esperando a su
familia (en shabat). Se niega la emoción de dejar que su imaginación lo lleve a
reinos inexplorados de su propia personalidad o de su relación con Di-s y el
mundo.
Así, más allá de la primera reacción de nunca más, la respuesta profunda es aislar
el germen de bien dentro del mal, y reorientar la búsqueda desde su contexto
dañino hacia uno de santidad. El mal sirve entonces como motivación para buscar y
revelar a Di-s de una manera más intensa que lo que la persona pensaba antes de
haber pacado. Cuando una persona hace esto, ha efectivamente trasnformado sus
pecados intencionales en méritos. A causa del pecado, procura a Di-s y lo ama en
un nivel superior que como lo hacía antes.
Cuando alejarse del pecado está basado en el temor a sus concecuencias, vivimos en
una atmósfera de amargura y paranoia. Cuando está basado en la transformación del
mal, vivimos en un ambiente de alegría, amor y perdón.
Luz y Oscuridad
Como dijimos, hablar es el instrumento más efectivo que se puede usar para curar
las dolencias psicológicas de una persona. Por otro lado, también hemos observado
que hay situaciones que requieren del silencio. El acto de expresarse saca a la
luz de la mente conciente, sentimientos y emociones que de otra manera podrían
quedar ocultos en el subconciente. Sin embargo, hacer hablar al subconciente no es
un cuestión simple, y se debe tener un cuidado especial cuando se insita a revelar
sus secretos. Por otro lado, los efectos de hacer esto pueden ser perjudiciales
más que saludables.
Sólo cuando la persona se libera de la identificación con sus problemas los puede
encarar con objetividad y transformarlos en bien. El mal dentro del hombre es
verdaderamente mal sólo cuando no hay ninguna posibilidad de atacarlo. Los tres
términos (silencio, separación y habla), describen los actos que el individuo
realiza en relación al fenómeno de su psiquis al cual está enfrentado.
El Baal Shem Tov introdujo un segundo terceto de términos, que describe el mismo
proceso psicológico interno que atraviesa el individuo cuando tiene contacto y
reacciona frente a los problemas que se le plantean. Este terceto es: sumisión,
separación y dulzura. Sumisión se refiere a la anulación del ego, a través de
silenciar la turbulencia interna del pensamiento. Es el proceso mediante el cual
se aisla al mal que posteriormente se elimina. Dulzura es la reevaluación de la
realidad en (la luz positiva de) la raíz del bien que estaba atrapado dentro del
mal.
Este proceso triple, enseña el Baal Shem Tov, es una faceta integral de cualquier
experiencia de crecimiento espiritual, y de hecho, la experiencia profunda de
cualquier faceta de la realidad. Sólo es de esperar que estos tres términos se
puedan asociar con una correspondencia de uno a uno con los tres estados de
terapia psicológica:
Inter-inclusión
La Ansiedad y El Ego
Su mundo se vuelve totalmente egocéntrico, más y más él y menos los otros. Más
todavía, cuanto más grande es el problema según la percepción de la persona, tanto
más grande se va a considerar a sí mismo, ya que sólo gente grandiosa puede sufrir
semejantes problemas.
Más todavía, el ego genera deseos egoistas. Cuanto más grande se siente la
persona, tanto más siente que merece, por lo que más agraviado se va a sentir
frente a la falta de cualquier cosa a la que se siente merecedor. La dicotomía
entre lo que tiene y lo que siente que debería tener lo molesta contínuamente. El
ego entonces atrapa a la persona en un espiral de ansiedad que se autoperpetua y
aumenta. A medida que su ego crece así aumentan sus problemas, y cuanto más se
agravan su ego crece consecuentemente.
Tenemos aquí nuevamente un método directo y uno indirecto para elegir. Según las
palabras de nuestros sabios del Talmud, la forma directa es contemplar la pequeñez
del hombre, y la indirecta es contemplar la grandeza del Creador. Rabi Dover de
Mezeritch sucedió al Baal Shem Tov como líder del movimiento jasídico; una vez dos
discípulos suyos, Rabí Elimelej de Lizhensk y Rabí Zusha de Anípoli, le
preguntaron si comenzar el proceso de autorefinamiento contemplando la grandeza de
Di-s o la inferioridad del hombre.. Rabí Dovber les respondió que mientras que en
las generaciones anteriores era posible comenzar con la humildad del hombre, en
nuestra generación es mejor hacerlo a partir de la grandeza de Di-s.
En otras palabras, el metodo indirecto es nuevamente el de preferencia. Si una
persona empieza por considerar su propia pequeñez puede lograr convencerse de
ello, pero siempre va a estar centrado en sí mismo. Pero cuando ha contemplado
plenamente la vastedad de Di-s va a ver su propia condición a la luz de la
grandeza del Creador. Aun cuando va a enfrentar a su propio ego, seguirá
haciendolo en forma indirecta.
Así y todo, una vez mas la persona puede tratar de cambiar la orientación de sus
emociones directa o indirectamente. El metodo directo es buscando experiencias que
inspiren amor y temor a Di-s. Por cierto que puede reorientar exitosamente sus
emociones en forma temporal con este sistema, pero su efecto será efímero. En
cuanto la experiencia termine, pasará con ella la emoción que engendro. El camino
más efectivo para reorientar las emociones es el indirecto, o sea, llevar a la
mente a contemplar verdades que provoquen una elevación espontanea hacia
reacciones emocionales correspondientes.
La primera conclusión lógica de esta cadena de pensamientos es que nada más que
Di-s Mismo es objeto digno de nuestro temor; ¿por que temer a una criatura cuando
todo el poder que posee es debido a la energía Divina que está en su interior? Y
por cierto, una de las piedras basales de la filosofía jasídica es que una persona
no debe temer a nada más que a Di-s Mismo.
El Baal Shem Tov quedó huérfano de su padre Eliezer cuando era un niño pequeño;
las últimas palabras que le dijo fueron: “Israelik, no temas a nada ni a nadie
salvo a Di-s Mismo!”. La relación entre la percepción que tiene una persona de la
existencia absoluta de Di-s y su temor a las cosas del mundo es inversa por
naturaleza: cuanto más temor de Di-s llegue a tener, y menos autonomía le va a
otorgar a cualquiera de Sus criaturas o a los mecanismos de causa y consecuencia
de la naturaleza, por lo que en consecuencia les tendra menos miedo.
Sumado a ésto, nada más que Di-s es merecedor de nuestra estima, incluida la más
excelsa de Sus creaciones, el hombre. La naturaleza absoluta de Di-s implica por
comparación la insignificancia del ser humano. Si una persona hace suficiente
incapie en la absoluta infinitud del Creador, sentirá eventualmente disminuir
palpablemente el tamaño de su propia existencia a una nadería frente a la absoluta
realidad de Di-s. Al no concentrarse directamente en su ego, le asestará un golpe
mortal, y habiéndolo subyugado, sus temores sufrirán una pérdida de similar
magnitud: si el es nada, sus problemas serán seguramente nada.
Cada uno sabe en cierta medida que posee un alma animal, un bagaje básico de
urgencias y conductas egoístas. Aunque generalmente nos guste identificanos a
nosotros mismos con causas más elevadas que ésta, la verdad es que la mayoría del
tiempo nos identificamos con este alma; consideramos como nuestras su perspectiva,
forma de pensamiento y aspiraciones.
Entonces, si hay algo positivo en su vida, sólo puede ser una bondad inmerecida
que Di-s tuvo para con él. Su respuesta a este acto de gracia Divina será una
inmensa alegría y un fluir de agradecimiento a Di-s. Mientras que una persona
egocéntrica siempre considera insuficiente lo bueno que tiene en su vida, lo que
en consecuencia es motivo de lamentación, la persona humilde considera que lo
bueno que recibió está por encima y más allá de lo que merece y por lo tanto es
causa de alegría y gratitud consumada. De hecho, cuanto más simple se siente la
persona, más indigno se va a sentir de merecer la benevolencia de Di-s, y más
feliz va a estar con lo que El le pueda dar. La felicidad de la persona es
proporcional a su sentimiento de no merecer. Incumbe pues a la persona examinar
sus propios errores a la luz de todo esto, bajo el mayor candor y detalle.
Bajo esta luz, la persona humilde va a ser capaz de considerar bueno lo que
pudiera sucederle, de momento que todo proviene de Di-s y todo lo que hace Di-s es
bueno, simplemente porque tal es su naturaleza.
Esta negativa a relacionarse con el ego y los problemas que presenta con todo el
respeto que presume demandar, es claramente un acto de silenciar el ruido interno
con el que trata de monopolizar la atención del individuo. La negación del ego
requerido por este proceso es un acto de sumisión, la persona debe humillarse ante
la suprema realidad de Di-s..
Contemplación Detallada
Las estructuras mentales con las cuales las personas se ha acostumbrado a crecer,
utilizando el proceso progresivo de interpretar y reaccionar a la vida, no son
afectadas por las amplias pinceladas bosquejadas por un escrutinio vago y general
de un aspecto particular de la vida.
En nuestro caso, la contemplación sinóptica ataca sólo los síntomas del ego, los
pensamientos egocéntricos que producen la ansiedad. La raíz inconciente del ego
mismo permanece totalmente atrincherado e inalterado.
Por otra parte, el efecto de ser absorbido en esta forma de contemplación, es que
la persona comienza a adoptar la perspectiva inherente en esta verdad como parte
de su psiquis. De esta manera, va renovando gradualmente los circuitos de su
mente, de acuerdo a su esclarecida percepción y forja nuevos caminos de
pensamiento, que con el tiempo también afectarán profundamente sus respuestas
emocionales y de conducta hacia la vida.
Plegaria Sincera:
Este sollozo no está expresando depresión, sino más bien frustración y amargura, y
como dijimos antes, sólo es feliz aquel que está verdaderamente conciente de su
humildad. Aunque no está contento consigo mismo, más bien está amargado, esta
amargura lo mueve a la plegaria.
Cuando alguien esta acosado por un problema y seguramente por algún tipo de
ansiedad, debe suplicar a Di-s para que lo ayude a resolverlo. Creer en la
omnipotencia y misericordia de Di-s implica que sólo El puede proveer y
seguramente proveerá la solución cierta a cualquier cuestión. La persona siempre
se beneficiará con el interés bondadoso que Di-s tiene por su vida, tanto a través
de las palabras inspiradoras de la liturgia, como del libro de Salmos o de la
verbalización espontánea e informal de los deseos del corazón.
No debe caer en la trampa de pensar que por cuanto El es compasivo por naturaleza,
no es necesario rezar, o si lo hace padecer sufrimientos a pesar de Su infinita
compasión, significa que es por su propio bien. Aunque por cierto todo esto es
verdad, es sólo una parte del cuadro. Di-s quiere que reconozcamos ante El nuestra
impotencia y sepamos que podemos y debemos dirigirnos a El para todo. De esta
manera, incluso si los sufrimientos son para la expiación de los pecados o para la
rectificación de una encarnación previa, la sentencia siempre puede ser conmutada
con la plegaria.
Se explica por ejemplo, que la razón por la cual Di-s mantuvo estériles a nuestros
patriarcas por tanto tiempo, fue para inspirarlos a rezar por hijos. En forma
similar, se dice del Baal Shem Tov que cierta vez él y sus discípulos fueron a
visitar a un judío muy pobre y se proveyeron allí de casa y comida hasta acabar
con sus pertenencias. Cuando la esposa del pobre hombre llegó hasta la
desesperación ante tamaño desastre, estalló en llanto pidiendo salvación a Di-s.
Enseguida, su marido descubrió un tesoro de monedas de oro oculto en su patio
trasero. Cuando fue a relatarle la buena nueva al Baal Shem Tov, este le contó que
ya había vislumbrado que estaba destinado a heredar una gran riqueza, pero no la
recibía por no rezar por ella, a causa de su actitud indolente y su decidia. Así,
el Baal Shem Tov tuvo que hacer algo drástico para forzarlo a implorar por su
sustento, y el único camino fue llevarlo a una pobreza tan extrema que no le dejó
otra opción.
El acto de rezar sirve para aplastar el ego, porque cuando al persona invoca la
misericordia de Di-s, está admitiendo que hay ciertas cosas en la vida que son tan
grandes para él que no le es posible encontrar la clave para su salvación. Y como
en el cuento, en cuanto el ego es aplastado, las ansiedades se desvanecen con él,
el viento las pone fuera de combate y ya no presentan tan tremenda amenaza como
antes.
Sumario:
Hemos identificado entonces tres distintos subprocesos dentro del proceso general
de sumisión.
Es tentador pensar que esta fase de separación de la mente comienza sólo cuando
una persona empieza a estudiar Torá, entonces es instruido cómo distinguir entre
el bien y el mal. Sin embargo, la verdad es que la fase de separación comienza
mucho más temprano que esto, viertualmente desde el nacimiento.
La Torá ordena que cada varón judío sea circuncidado ritualmente ocho días después
de su nacimiento. La mujer es considerada circuncisa desde que nació, o sea que la
mujer judía posee ese cierto grado de perfeccionamiento espiritual que el varón
adquiere a través de la circunsición.
Por supuesto que esto no quiere decir que un hombre circuncidado o una mujer es
inmune al ego y la lujuria. Una persona puede por supuesto readquirir su
egocentrismo y concupiscencia, tanto por influencias externas o por su
identificación deliverada con su naturaleza animal. Esto es llamado mellar y dañar
el pacto de la circuncisión. Pero el hecho de que la persona fue circuncidada
siendo un infante (o nació circuncidado, en el caso de una mujer), le da la
capacidad de rectificar fundamentalmente y dulcificar su subconciente a través de
su vida, con sólo hacer el esfuerzo necesario. Su circuncisión es su poder de
revelar las oscuras y ocultas profundidades de su alma en la confesión sincera
hacia un confidente confiable. Esto es porque ya se deshizo en gran medida de la
cáscara de egocentrismo, haciéndole posible llegar a una visión objetiva de sus
propios problemas.
Por ejemplo, nuestros sabios nos enseñan que la mejor forma de luchar contra la
ira es premanecer en silencio y de contrarrestar los celos es ignorarlos. Cuando
una persona hace esto concientemente, su desatención a sus problemas, ansiedades,
neurosis e incluso psicosis, es una tácita admisión de que es impotente para
confrontar y desafiarlos por si misma. Concomitante con la comprensión de su
bajeza y degradación existencial, está su apercibimiento de que no está capacitado
para atacar directamente su mal interior. Su primer recurso es entonces
simplemente ignorarlo.
En sus plegarias previas le pidió a Di-s el poder de superar las ansiedades, pero
ahora se da cuenta de que esta plegaria no fue del respondida del todo y ruega en
cambio para que Di-s mismo lo rescate de ellas.
Hasta este punto, no hay ninguna confrontación directa con el mal, ni tampoco
ningún intento de parte de la persona por juntar fuerzas para combatirlo. El
efecto conciente y subconciente de la circunsición sobre la psiquis de la persona
es que el sabe que es esencialmente bueno y separado existencialmente de los
problemas y ansiedades que acosan su mente. En cualquier momento puede
beneficiarse de la ayuda de Di-s, de momento que El está siempre a su lado, en
sentido figurado, listo para salvarlo de la agresión de los malos y oscuros
pensamientos que lo atacan constantemente. En este sentido, puede considerarse
siempre por encima de las miserias de este mundo.
Plegaria Meditativa:
Las dos etapas próximas de ignorar el mal, están basadas en la asunción de que el
alma Divina del judío no es afectada por la debilidad de su alma animal, lo que
hace posible que la persona rectifique su psicología en general enfatizando su
lado Divino y lo habilite a asumir un reinado completo sobre su personalidad. De
momento que la psicolog’ia secular no reconoce un alma Divina separada, es de
esperar que muchas escuelas psicológicas desaprueben la aparente evasión
consistente en tratar directamente con estas manifestaciones de los bajos deseos
que vamos a detallar.
Primero debemos recordar el descenso inicial del alma en el nacimiento desde las
alturas celestiales hacia las profundidades de este mundo, y luego, con la fe
certera de que es con el objetivo de un ascenso aún mayor, comenzar a ascender la
escalera de la plegaria meditativa. La meditación judía no se satisface con meras
formas de visualización, más bien tiene que ser parte constitutiva de la plegaria
a Di-s, haciéndolo en Su presencia y pidiéndole que nos eleve.
Pensamiento Positivo
Por lo tanto, la etapa primaria y más básica para recobrar la salud de la psiquis
es la sumisión. La sumisión es la simple percepción y la experiencia existencial
natural de no ser perfecto. A cierto nivel, toda persona sabe que tiene un alma
animal, un depósito básico de deseos y conductas egoístas. Aunque generalmente
preferimos identificarnos con objetivos más elevados que este, en verdad la mayor
parte del tiempo nos identificamos con este alma, consideramos como propia su
perspectiva, forma de pensar y aspiraciones. Una vez que la persona se da cuenta
de esto, la lógica conclusión es que no merece nada! en contradicción con su
presunción inicial. En realidad no es mejor que nadie y es muy grande la
posibilidad de que sea peor que la mayoría de la gente.
Siendo este el caso, todas las ansiedades de la persona se desvanecen como una
bocanada de humo. Ya no merece nada, y ya nada es una amenaza para su propia
imagen nunca más. El conocimiento de su bajeza innata lo hace comprender que es
naturalmente propenso a adquirir toda clase de complejos y desórdenes
psicológicos. El lado oscuro de su personalidad, que ahora cae en la cuenta de que
domina su conciencia, actúa naturalmente como un magneto para todo malestar físico
y psicológico imaginable que exista.
Entonces, si hay algo positivo acerca de su vida, sólo puede ser una acción
benevolente inmerecida que Di-s le concede. Su respuesta a este acto de gracia
Divina será de una interminable alegría y agradecimiento a Di-s.
Alumbrado con esta nueva luz, la persona despojada de su ego podrá considerar
bueno todo lo que le suceda, de momento que todo proviene de DI-s y todo lo que El
hace es bueno, porque esa es su naturaleza.
Hemos identificado entonces tres subprocesos distintos dentro del proceso general
de sumisión. De acuerdo con el principio de interinclusión, estos son los tres
subniveles de sumisión dentro de sumisión, separación dentro de sumisión y
dulcificación dentro de sumisión. La anulación general del ego es sumisión dentro
de sumisión; la examinación detallada de las falencias y ansiedades es un acto de
separación, porque separa a la persona de sus problemas y lo divorcia de su
identificación con ellos; la plegaria a Di-s sincera y humilde, la conversación
privada entre el hombre y su Creador, es similar a la etapa dulcificante de la
confidencia a un confidente, identificándose aquí claramente con la etapa de
dulcificación dentro de sumisión.
Es tentador pensar que esta fase de separación en la psiquis se inicia sólo cuando
una persona comienza a estudiar Torá. Es entonces cuando llena el vacío de su
mente con aguas vivificantes como describimos anteriormente, y aprende cómo
distinguir entre el bien y el mal. Sin embargo, la verdad es que la fase de
separación se inicia mucho antes que esto, virtualmente desde el nacimiento.
La Torá ordena que cada varón judío sea circuncidado ritualmente ocho días después
de su nacimiento. La mujer es considerada circuncisa de nacimiento, o sea que
posee de entrada cierta perfección espiritual que el hombre sólo adquiere a través
de la circuncisión.
Este acto implica que el prepucio, que se interpone entre las terminaciones
nerviosas del hombre y el mundo exterior, es un defecto espiritual que debe ser
removido. Este engrosamiento de autoaislación frente a los sentimientos de los
demás es la manifestación física del egocentrismo innato que, si se deja en su
lugar, ser volverá la raíz de todos los males que pueden plagar a la persona en la
vida. La circuncisión es el acto de sensibilizar a la persona a los sentimientos
de los otros y neutralizar su ego.
Por supuesto, esto no quiere decir que un hombre circuncidado o una mujer es
inmune al ego y las afecciones que lo acompañan. La persona puede readquirir su
egocentrismo tanto a través de influencias externas o por identificarse con su
naturaleza animal. Esto se denomina mancillar o dañar el pacto de la circunsición
(pegam habrit). El hecho de que la persona fue circuncidada cuando niño (o de
nacimiento en el caso de la mujer) le da la capacidad a lo largo de su vida de
rectificar y dulcificar fundamentalmente su subconciente con sólo hacer el
esfuerzo necesario. Su circuncisión es su poder de revelar las profundidades
oscuras y ocultas de su alma en una confesión sincera a un confidente adecuado.
Eliminando la caparazón del egocentrismo se le hace posible adquirir una visión
objetiva de sus problemas.
El mismo acto de discutir los problemas con una segunda parte y hacer un esfuerzo
conjunto para resolverlos, son técnicas terapéuticas positivas y necesarias
establecidas por la Torá, pero esta fase de dulcificar debe ser precedida por la
de separación.
La etapa de separación juega una de las partes cruciales del diálogo entre ambas
partes, en la que la distinción es trazada entre aquellas facetas de la psiquis
del paciente que le son intrínsecas y las que se originan fuera de si. En el
transcurso de tal discusión, muy a menudo el paciente cae en la cuenta de que los
elementos negativos que consideraba parte componente de su personalidad, son un
bagaje externo que se ha injertado en él y que no debe seguir cargando. La
separación se hace aquí entre el verdadero ser del paciente y la caparazón externa
y no esencial que lo circunda.
Todo esto sirve para ilustrar el hecho de que a pesar que a menudo surja una
afinidad entre la psicilogía judía y la secular, permanece una diferencia
esencial: la psicología laica está limitada por las fronteras del alma animal del
paciente y el intelecto del terapeuta, mientras que las prácticas judías derivan
su eficacia de la revelación de los poderes infinitos del alma Divina y su
conección con su Fuente, como también de la creencia profunda del terapeuta-mentor
en su existencia y potencia.
Sea como fuere, la psicolog’ia secular generalmente busca evitar lo que considera
ser la etapa perjudicial de separación e ignorar la ansiedad. Este es el ejemplo
clásico de lo que la doctrina jasídica identifica como la debilidad humana
habitual de procurar comenzar directamente con el proceso de endulzar sin
experimentar las etapas previas necesarias de sumisión y separación.
(En verdad existen casos extremadamente excepcionales en los cuales la Torá misma
ordena al individuo realizar temporariamente un acto normalmente prohibido o
abstenerse de realizar un acto normalmente permitido. En las palabras de los
Salmos, 119:126): “Es el tiempo de actuar en haras de Di-s; profanaron la Torá!”
De todas maneras estos casos son muy raros y por lo tanto fuera del alcance de la
presente discusión.)
Esta dulcificación de la vida avalada por la Torá es descripta como que brinda
gran placer a Di-s, como si fuera, ya que El creó este mundo como un vehículo a
través del cual brindar placer a Sus criaturas. No obstante se debe tener en mente
que es imposible disfrutar el mundo de la manera en que Di-s pretende a menos que
mantengamos una conciencia y apercibimiento constantes de Su presencia en nuestras
vidas.
Parte 27: Separación – La Clave Para La Dulcificación
Jaim Frim
julio 9, 2018
Endulzar el Subconciente
Vemos aquí que el individuo virtuoso es comparado con un árbol plantado junto al
agua vivificante. La hoja que no se marchitará es su subconciente, que ya ha sido
verbalizado y endulzado. Esto ha sido logrado después de las fases de sumisión (no
siguiendo el consejo del malvado, apartándose de lo negativo) y separación
(deseando y estudiando la Torá de Di-s). Se dice que el Baal Shem Tov, cuando aún
era un niño, reconoció la providencia de Di-s sobre todas sus criaturas observando
la forma en que una hoja era levantada desde el suelo por el viento. Prestando
atención y tomando nota de un factor aparentemente insignificante en el gran
esquema de la creación, discernió la verdad que iba a ser la piedra fundamental de
su sistema teológico, basado en la existencia, el desarrollo y el despertar
(evocar) de los lazos extraconcientes entre el hombre y Di-s.
Sin embargo, la dulcificación final ocurre cuando ambas partes aciertan con una
nueva e ingeniosa percepción de la realidad que la existencia del problema
requiere. Esta nueva comprensión les permite ahora entender el real proceso
interno que lleva a que se produzca el problema en primer lugar. Con este
conocimiento, el confesante puede ajustar su forma de vida, con lo que ya no caerá
presa de este encierro.
Por el contrario, cuanto más alejada se encuentre y más tenga que recorrer para
adoptar el modo de pensar y las categorías conceptuales de la Torá, más lo van a
irritar las contradicciones y discrepancias de la vida.
Mientras que el buen consejo del confidente está dirigido en forma directa hacia
los problemas de la persona, el nuevo entendimiento no lo está. Esta nace de la
tensión creada por el problema, pero está focalizada en algo mucho más grande: la
raíz del problema; lo que permite la existencia y el desarrollo del problema es la
percepción inconsistente e inmadura de la realidad.
El desafío de transformar lo amargo en dulce es quizás el único llamamiento de
nuestra generación. Ninguna de las épocas anteriores estaba tan plagada de
neurosis profundamente arraigadas como estamos nosotros, o no eran capaces de
enfrentarse a ellas directamente y por lo tanto se ocupaban de ellas ignorando y
reprimiéndolas.
El Discurso Terapéutico
Un aspecto central del futuro mesiánico es que toda la humanidad alcanzará este
nivel de unión con Di-s: “Yo derramaré Mi espíritu en toda carne, y tus hijos e
hijas profetizarán (Ioel 3:1). Incluso quien no haya alcanzado este nivel de
comunión con Di-s, se podrá beneficiar con la capacidad del habla de revelar la
esencia íntima e inexplotada de su alma Divina, y lo hará con un hablar cándido y
espontáneo.
El habla es visto según el método jasídico como la segunda de las tres vestimentas
o instrumentos que tiene el alma para expresarse. El pensamiento es la vestimenta
más refinada y abstracta, y la más externa y concreta es la acción. El camino
general que sigue una idea que nace en la mente es secuencialmente la de estas
tres etapas: pensamos acerca de la idea, hablamos de ella y finalmente actuamos en
consecuencia. Por eso, pensamos en el habla y la usamos como un modo de expresar
la ideas que ya hemos desarrollado y meditado en nuestra mente conciente, por lo
que podría parecer que el habla no puede revelar a otra persona más que nuestro
mundo interno de pensamiento. Sin embargo, el mundo del pensamiento conciente es
muy limitado en relación a los vastos reinos del pensamiento inconciente que
integran la mente subconciente, por lo que el habla podría aparecer restringida a
expresar las ideas limitadas de la mente conciente. Pero la verdad es que el habla
no está ligada a ninguna forma específica de pensamiento, es una vestimenta
independiente que funciona por si misma.
Así como a veces no hablamos acerca de nuestras ideas, sino que simplemente
pensamos y luego actuamos directamente sin expresarla verbalmente, también, a
veces, salteamos el pensamiento conciente y expresamos con el habla una idea
originada en los niveles preconcientes de la mente. Este tipo de expresión es
completamente espontáneo y improvisado, en contraste con el discurso bien razonado
y deliberado que expresa las ideas cuidadosamente editadas y censuradas por la
mente conciente a través de la facultad del pensamiento conciente. En tales casos
de habla espontánea, las ideas expresadas son profundos pensamientos subconcientes
que no han sido refinados por la mente conciente.
Para que la facultad del habla exprese los profundos recovecos de la mente de
manera más asidua, la persona debe ser persuadida, de alguna manera, a bajar la
guardia. Esto raramente se puede conseguir directamente y con su consentimiento
conciente, por lo que es usualmente el trabajo del terapeuta o confidente,
relajarlo y hacerlo sentir suficientemente confortable y confiado para permitir
que el centinela de su mente conciente sea arrullado en un estado de
adormecimiento temporario. Entonces, la conciencia del confesante cambia a un modo
más natural y espontáneo, al despojarse de la armadura sicológica afectada, que
viste normalmente para protejer la imagen que desea preservar para si mismo y los
demás.
Una vez hecho esto, la persona puede comenzar a verbalizar en mayor medida sus
percepciones de la Torá, así como aquel que ha alcanzado el nivel de comunión con
Di-s descripto en los capítulos previos.
Este enfoque es posible solamente cuando es motivado por el verdadero amor basado
en el encuentro fundamental entre dos almas judías como ocurre aquí. Este amor es
lo que marca la diferencia entre el verdadero interés de parte del terapista y la
simple curiosidad.
Esta relación que se basa en un verdadero amor, es posible sólo cuando el
confidente no alberga ninguna actitud condescendiente hacia el confesor.
Dicen nuestros sabios : “¿Quién esta lleno de sabiduría? Aquel que aprende de
todas las personas”. El Baal Shem Tov enseña que el significado interior de esta
afirmación es que uno debería aprender aún del comportamiento o actitud de una
persona malvada. El hecho de que la Divina providencia haya dispuesto que
semejante persona se cruce en su camino, es para mostrarle que la misma maldad que
observa en esa persona existe de alguna manera en sí mismo. Podrá existir en él de
una manera mucho más abstracta o refinada, pero dado que la persona generalmente
no nota sus propios defectos, la forma que Di-s nos alerta sobre ellas es
mostrándonos estas faltas en otra gente.
Después que el Rebe Dov Ber de Lubavitch terminara de recibir gente en audiencia
privada, tenía que cambiar su camisa porque estaba impregnada en traspiración.
Cuando le preguntaron sobre ésto, el explicó que cuando alguien entraba en su
estudio para pedir su consejo, se tenía que quitar sus propias “vestimentas” y
ponerse las de esa persona para poder entender su problema completamente, luego
volver a sus propias “ropas” para ver el problema objetivamente y ofrecer consejo
desde su propia perspectiva. El esfuerzo de hacer ésto repetidamente le causaba
traspirar profusamente. Aquí vemos que el mentor o terapeuta se debe manejar con
mucho cuidado y cautela entre una identificación subjetiva con el mundo del
confesor y el mantenimiento de si en su propio mundo, guardando la distancia que
lo habilita a una perspectiva objetiva.
La Ansiedad positiva
Comencemos observando lo que nuestros sabios aseguran: “Di-s revela los secretos
de la Tora sólo a una persona ansiosa”. La ansiedad es entonces un requerimiento
para el estudio y el entendimiento de la Torá, lo que significa que hay cierto
valor redimible en la ansiedad que hace que la persona que sufre de ella logre
entender y relacionar aspectos de la Torá que alguien que no la padece no puede
vincular o entender.
Esta es la razón por la cual los secretos de la Torá iluminan los problemas
existenciales del hombre y del mundo en general; ellos constituyen una respuesta
comprensiva a los problemas mas esenciales de la vida y el universo. Ahora, si no
hay preguntas no hay necesidad de respuestas. Así, sólo alguien que es importunado
por las incongruencias de la vida, cuyo corazón grita por una solución a todas las
cuestiones aparentemente insolubles de la vida actual, puede esperar vincularse
con este aspecto de la Torá. Si una persona no se preocupa de modo alguno por
cuestiones tales como por que he sido creado y porque existe la maldad o el
sufrimiento en el mundo, la dimensión interior de la Tora no le dira nada. De esta
manera, el sufrimiento de algun tipo de ansiedad revela un alto nivel de
sensibilidad, sentimiento y compasión. Una persona que no sufre de ansiedad no es
sensible a la patología que hay en su vida, por lo que es indiferente a los
interrogantes que se encuentran en los secretos la Torá.
Merecer Misericordia
Hemos hecho mención varias veces de la necesidad que tiene el individuo en busca
de una terapia, de sentirse abarcado por la misericordia de Di-s. El secreto de
conseguir este sentimiento está descripto en el siguiente versículo del libro de
Proverbios (28:13): “El que oculta sus transgresiones no triunfará, pero al que
las admite y se abstiene de ellas le será mostrada misericordia”.
La Bondad y La Maldad
La cabalá concibe el bien y el mal como polos opuestos del espectro continuo de la
moralidad. Esto significa que cualquier situación o entidad en la vida contiene
elementos de ambas partes. La habilidad del hombre de descender en forma segura
por el espectro de lo moral hasta el polo de la maldad para transformarla en bien,
es una función de la fuerza con que está aferrado a las regiones superiores, cerca
del extremo de la bondad. Cuando está firmemente anclado en el bien, esto es, se
siente cercano en su relación con Di-s, no teme descubrir algún mal dentro suyo o
en el mundo, y su descubrimiento no representa una amenaza a su confianza general
en el eventual triunfo del bien sobre el mal.
La naturaleza animal del hombre lo empuja implacablemente hacia el polo del mal,
alejándolo del reconocimiento de Di-s, mientras que su alma Divina lo empuja hacia
el polo del bien. El espíritu del hombre asciende hacia las alturas, mientras que
el espíritu animal tiende a descender cada vez más abajo, hacia la tierra. Por lo
tanto, su capacidad de permanecer aferrado a la bondad depende de su éxito en dar
preferencia a su alma Divina sobre su alma animal.
Cuenta el Talmud acerca de cuatro sabios, rabi Akiba y tres de sus discípulos, que
se ocuparon de ciertas técnicas místicas de meditación y ascendieron a los reinos
trascendentes de la percepción Divina.
Ben Azai miró [por sobre la Gloria Divina] y murió; dicen de él [proféticamente]
las sagradas escrituras: “Apreciada por Di-s es la muerte de Sus piadosos” (Salmos
116:15). Ben Zoma miró y perdió la cordura; de él dicen las escrituras: “Has
encontrado miel, come [no más que] tu medida, para que no te sientas lleno y la
vomites” (Proverbios 25:16). El tercero Elisha ben Avuia, miró y se convirtió en
hereje. Rabi Akiva entró en paz y salió en paz.
Está explicado en cabalá que cada uno de estos sabios trató de rectificar el
pecado de Adam y su efecto sobre el mundo. Antes del pecado, el bien y el mal
existían en dos reinos separados y no se mezclaban de ninguna manera. Cuando Adam
y Eva comieron del árbol del conocimiento del bien y el mal, estos se
entremezclaron y se creó el espectro continuo de moralidad antes mencionado.
El error de Elisha ben Avuia fue que trató de rectificar el pecado enfrentándose
directamente con la maldad y descuidó primeró aferrarse al bien. Focalizándose
enteramente en la maldad que hay en el mundo, perdió su habilidad de reconciliar
la existencia del mundo con un Di-s benevolente y compasivo. Las dudas que le
presentó el mal fueron demasiado grandes para él, llegando a la conclusión de que
no hay Di-s y se volvió hereje.
Se cuenta que vió a alguien que le pidió al hijo que suba a un árbol y le traiga
algunos pichones de un nido de palomas. El hijo, al complacerlo, cumplió dos
mandamientos de la Torá al mismo tiempo: honrrar a sus padres (Exodo 20:12) y
alejar a la madre de los pichones de su nido antes de tomar a sus hijos
(Deuteronomio 5:16). La recompensa prometida para ambos mandamientos es la de
larga vida, pero el niño calló accidentalmente del árbol y murió. Semejante
anomalía fue más de lo que Elisha ben Avuia pudo soportar.
Rabi Akiva mantuvo esta perspectiva hasta el final de su vida. Cuando fue atrapado
enseñando Tora durante las persecuciones de Adriano, fue sentenciado a muerte, y
mientras los romanos rastrillaron su carne con cepillos de hierro, él recitó el
Shemá, “Oye, Israel, Di-s es nuestro Di-s, Di-s es uno”, la declaración de unidad
de Di-s. Continuó pronunciando la palabra “uno” hasta que expiró. La existencia
del mal no presentó ninguna duda para su fé, por cierto su fé fue tan fuerte que
fue capaz de sentrise cercano a Di-s incluso cuando su carne era rastrillada con
cepillos de hierro.
Ignorar la ansiedad trae a la mente el sistema ético del Tania, la obra seminal
del jasidismo Jabad fundado por el rabi Shneur Zalman de Liadi. En este libro,
rabi Shneur Zalman divide al pueblo judío en tres tipos, basado en el grado de
dominio de sus inclinaciones opuestas hacia el bien y el mal: el tzadik (justo) ha
vencido su deseo de hacer el mal, el rashá (malvado) ha sucumbido a ese deseo y
entre ellos dos se ubica el beinoní (persona intermedia), quien no ha vencido aún
su mal deseo pero acierta a mantenerlo controlado y nunca sucumbe a él. Es
virtualmente imposible volverse un tzadik por propios medios, a lo máximo que una
persona pueden aspirar es volverse un beinoní, y luego si Di-s desea agraciar al
beinoní y hacerlo un tzadik, entonces lo conseguirá. Por eso, la imagen del
beinoní es lo que la mayoría de la gente debe trabajar por conseguir. Por cierto
el Tania está subtitulado “El Libro de los Intermedios”.
La rara excepción a esto es el individuo que Di-s llamó a ser un justo consumado
desde el día de su nacimiento. Una persona así no es obstaculizada porque no ha
caído jamás del estado de gracia. Puede experimentar el anhelo por la redención en
virtud de que su ser es un ente creado atado a las restricciones del tiempo y el
espacio, pero a pesar de eso, nunca experimentará el dolor y el terror de saber
cuánto puede agravar la situación irredimida de la realidad.
El texto hebreo de la Biblia contiene signos diacríticos que indican cómo se debe
entonar su lectura. Estas señales, conocidas como signos melódicos, indican la
melodía que debe ser usada para cada palabra y la cadencia general del versículo.
Son signos musicales abreviados y también una pauta de la estructura gramatical
del texto.
De momento que estos tres libros están compuestos y cantados de una manera
especial, más complicada y dificultosa y un tanto esotérica, se los agrupa aparte
de los otros libros de la Biblia, como reflejando un nivel más profundo y
penetrante de entender la vida. Esta apreciación está reforzada por su profundo
contenido filosófico y emocional, que los distingue de la otra literatura sabia y
narrativa que vemos en las Sagradas Escrituras. Por lo tanto, aunque por supuesto
toda la Biblia es rica en profundizaciones dentro de la naturaleza y psicología
del hombre, se puede considerar a estos tres como los libros quintaesenciales de
psicología bíblica. Efectivamente, luego de un examen detenido podemos trazar un
paralelo entre cada uno de ellos y cada uno de los tres métodos de terapia que
estamos discutiendo. Así, podemos verlos como una progresión secuencial de
conciencia correspondiente a estas tres facetas de la terapia. El orden en que
aparecen en la mayoría de las ediciones de la Biblia siguen la siguiente secuencia
evolutiva:
Al final del libro, el padre sabio advierte a su hijo cómo escapar de su mala
inclinación y guardar distancia de ella. El consejo que brinda es reemplazar los
pensamientos que propone la mala inclinación con otros sobre lo atractivo de la
Torá, que es comparada con una buena mujer, una amorosa servatilla y una graciosa
cabra montañesa (Proverbios 5:19).
Elihu prologó sus observaciones diciendo: “Pensaba que la vejez puede hablar y el
paso de los años pueden impartir sabiduría”. Pero cuando vió que ellos no podían
contestar a ninguna de las quejas de Job, se desilucionó de los mayores y concluyó
que “más bien es el espiritu del hombre y el alma de Di-s (dentro de él) quien le
da entendimiento” (Job 32: 7-8). La fuente de la respuesta verdadera a Job está en
la inspiración Divina, que puede reposar en una persona joven tan fácilmente como
en un anciano. Sólo con la ayuda y la inspiración de Di-s un consejero o terapista
puede penetrar las profundidades del subconciente de una persona y así ayudarlo a
resolver sus problemas psicólogicos.
Elihu, que comienza el proceso de la verdadera curación, juega el rol del profeta
Elihau, el que preanuncia la redención mesiánica verdadera y definitiva.
Mashiaj es el psicólogo consumado que sabe desenredar las complejas pesadillas del
amargo exilio, revelando su núcleo interno de bondad. Mashiaj sabe como liberar a
cada uno y permitirle articular sus ansiedades sanamente, él recogerá todos los
fragmentos dispersos de cada alma destrozada y los traerá de regreso al punto
inmaculado que hay en lo más íntimo de sus corazones, que fue siempre fiel a Di-s
y Su Torá.
Como el Baal Shem Tov, puede hacer recordar al hombre su identidad olvidada, y de
esa manera resolver el dilema de su malestar psicólogico. Esta es la dimensión
psicológica de la tarea del Mashiaj, reunir a los dispersos de Israel de vuelta en
Zion, porque Zion (que significa literalmente punto, marca) simboliza en cabalá el
punto más íntimo del corazón. El exilio de los judíos de su tierra natal es una
metáfora de la conciencia dispersa de una persona que ha perdido contacto con su
ser interior.
En el final del libro de Job, Di-s mismo le habla y despliega frente a él todos
los misterios de la creación. Por haber padecido ansiedad se hace meritorio de la
revelación de todos los secretos de la Torá; sus sufrimientos lo llevaron a un
estado de conciencia plena de la grandeza de Di-s y la insignificancia humana. El
final de este proceso se rememora en el libro de Eclesiastes (12:13): “Al final de
la cuestión, todo ha sido escuchado ya, temer a Di-s y cuidar sus preceptos,
porque para esto es todo hombre”.
Los cinco socios del diálogo de Job (sus tres amigos, Eliahu y Di-s) corresponden
y expresan los cinco niveles del alma descriptos en la cabalá y el jasidismo. Los
tres amigos corresponden a los tres niveles del alma que están investidos en el
cuerpo (y por lo tanto limitados por sus parámetros). Estos son el poder de vida
del alma (nefesh), las emociones (ruaj) y el intelecto (neshamá). Estos tres
niveles son incapaces por si mismos de resolver los problemas que afloran del
subconciente humano. Eliahu corresponde al cuarto nivel, la voluntad (jaia), que
aunque actúa sobre el cuerpo no está localizado dentro de él y por lo tanto es
relativamente libre de las restricciones que afectan a los niveles inferiores del
alma. La revelación de Di-s corresponde al quinto y más elevado nivel del alma, su
fuente como parte componente de Di-s Mismo, como ya se explicó anteriormente.