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El Fundamento De Las Sefirot

 Jaim Frim
 noviembre 12, 2018

“El Secreto de la Ley de la Atracción”


Harav Itzjak Ginsburgh
Esta semana en Los Ángeles hemos enseñado acerca de la Ley de Atracción, que se ha
convertido en un asunto muy popular. Cuando estábamos preparando y meditando
acerca de qué tópicos de la Toráh se relacionan con la Ley de Atracción, una cosa
que nos vino a la mente era un partzuf particular, un modelo basado en las diez
sefirot en el cual una de las facultades es llamada “El poder de atracción”. Ya
nos hemos detenido antes en este partzuf en particular, veamos ahora más
cuidadosamente los partzufim básicos en la Cabaláh y el Jasidismo y cómo se
originan.

El Modelo Cabalístico de las Sefirot


Todo conjunto completo de conceptos del mundo o de la mente humana, cualquiera que
sea debe corresponder y compararse en un análisis final al más básico de los
modelos en la Toráh, el de las diez sefirot que Hashem utiliza para crear el
mundo.

En este modelo primero se encuentra la sefiráh supra racional y supra conciente,


la corona o keter, flotando por encima y alrededor de las diez sefirot restantes,
de las que tenemos conciencia. Luego vienen los tres poderes intelectuales
llamados Jabad , el acrónimo de las palabras hebreas para sabiduría, entendimiento
y conocimiento. Finalmente, tenemos las siete facultades emotivas partiendo de
benevolencia hasta reinado.

Este es el partzuf más básico de todos en Cabaláh y que seguramente todos han
memorizado.
‫כתר‬
keter – corona

‫בינה‬ ‫חכמה‬
bináh – entendimiento jojmáh – sabiduría

‫דעת‬
daat – conocimiento

‫גבורה‬ ‫חסד‬
guevuráh – rigor jesed – benevolencia o bondad

‫תפארת‬
tiferet – belleza

‫הוד‬ ‫נצח‬
hod – agradecimiento netzaj – victoria

‫יסוד‬
iesod – fundamento

‫מלכות‬
maljut – reinado

Modelo Jasídico de la Experiencia Interior de las Sefirot


Tomando este partzuf básico, la primera correspondencia que enseña Jasidut es que
cada una de las sefirot tiene una experiencia interior o motivación psicológica.
Por ahora, vamos a describir la experiencia interior de cada sefiráh sin explicar
totalmente cómo se relaciona con la sefiráh propiamente dicha.

El nivel supra racional de la corona se subdivide en tres sub- niveles llamados


“cabezas” o “ rashim ”: la fe, el placer y la voluntad. Las tres experiencias
internas del intelecto son la autoanulación, alegría y unificación. Las
experiencias internas de las tres sefirot siguientes, las emociones primarias del
corazón son el amor, el temor y la compasión.

La siguiente tríada está compuesta por las emociones que se manifiestan cuando una
persona comienza a implementar las tres emociones primarias en la acción, cuyas
experiencias internas son: confianza (la certeza activa, la confianza de que
Hashem me está dando el poder de lograr mis objetivos en la vida), la sinceridad
(en lograr mis objetivos) y la devoción (en el sentido del impulso vital hacia el
cumplimiento de mis objetivos; la palabra en hebreo es emet , “veracidad”).

La experiencia interior de la última sefiráh es la del verdadero rey sagrado que


experimenta continuamente en su corazón que es bajo y modesto. Por mucho que sea
exaltado por su pueblo, el verdadero rey, como el rey David, se ve como alguien
inferior, humilde: “Y seré despreciable a mis ojos”. (1) Justamente esto lo hace
ser merecedor de ser el rey a los ojos de Hashem. Sentirse poca cosa o nada es
tener humildad.

Este partzuf completo resumido en el siguiente cuadro también debe ser aprendido
de memoria:

‫כתר‬
corona
fé – emunáh ( ‫) אמונה‬
placer – taanug ( ‫) תענוג‬
voluntad – ratzón ( ‫) רצון‬

‫בינה‬ ‫חכמה‬
entendimiento sabiduría
alegría – simjáh ( ‫) שמחה‬ autoanulación – bitul ( ‫) בטול‬

‫דעת‬
conocimiento
unificación – ijud ( ‫) יחוד‬

‫גבורה‬ ‫חסד‬
rigor benevolencia
temor – iráh ( ‫) יראה‬ amor – ahaváh ( ‫) אהבה‬

‫תפארת‬
belleza
misericordia – rajamim ( ‫) רחמים‬

‫הוד‬ ‫נצח‬
agradecimiento victoria
sinceridad – tmimut ( ‫) תמימות‬ confianza – bitajón ( ‫) בטחון‬

‫יסוד‬
fundamento
verdad – emet ( ‫) אמת‬

‫מלכות‬
reinado
humildad – shiflut ( ‫) שפלות‬

Similares a este partzuf, existen cientos de otros partzufim o mapas que toman el
modelo de las sefirot y las aplican a un tema o fenómeno determinado. Este es
posiblemente el aspecto más importante de la Cabaláh de hoy, como explicaremos.

Veremos hoy uno de los primeros y más importantes partzufim, el cual no recordamos
que lo hayamos estudiado en ningún lugar. Cuando se seleccionó el tema de la Ley
de Atracción para nuestra pr ó xima clase en Los Angeles (que pronto pondremos a
vuestra disposición) inmediatamente despertó en nuestra mente el recuerdo de
este partzuf en el cual aparece el poder de atracción. En este modelo o partzuf,
como veremos, el poder de atracción corresponde a la benevolencia.
Inter Inclusión en la Sefiráh Madura
Para entender este partzuf , debemos entender primero que por naturaleza,
las sefirot están incluidas unas en las otras. Una vez que es rectificada,
cada sefiráh pasa a incluir a todas las demás y se transforma en algo así como un
holograma donde cada parte refleja todo el conjunto. Esto se llama la cualidad de
inclusión mutua o hitcalelut , ‫ התכללות‬, en hebreo.

Podríamos pensar que como en su forma madura todas las sefirot incluyen a todas
las demás entonces las diferencias entre ellas desaparecen y se vuelven la misma
cosa, pero no es así. Incluso en esa situación de madurez, cada sefiráh conserva
su función y esencia particular, permaneciendo una característica predominante en
la sefiráh que continúa dando su nombre a toda la estructura.

En la terminología del Arizal, esto es llamado el estado maduro de la sefiráh ,


donde és ta se transforma un partzuf por propio derecho. El partzuf específico en
el cual nos vamos a concentrar en esta clase reúne el aspecto básico de cada
sefiráh madura.

El fundamento o iesod de cada sefiráh representa, como hemos dicho, el poder de


llevar a cabo nuestro objetivo sin componendas, el ímpetu de lograr lo que nos
hemos propuesto.

Está explicado a veces que el reinado representa la realidad exterior sobre la


cual estamos actuando, como la tela sobre la cual el artista está pintando. Lo que
aparece en el lienzo es lo que representa el reinado. Utilizando esta metáfora, el
fundamento representa el pincel que roza la tela.

En este preciso momento, mientras estamos hablando, las personas toman notas sobre
una hoja. Aquí se aplica la misma interpretación: el lápiz es el fundamento y el
papel el reinado. La conexión entre ambos es llamada ijud o unificación. Como un
novio y una novia (el lápiz es el novio y el papel la novia). Así, el fundamento
es el contacto y el canal para escribir lo que estás pensando, sintiendo e
inscribiendo sobre la realidad, incluso aquello que está en el nivel inconciente
del alma, aunque esto no significa que ya haya palabras involucradas porque la
expresión verbal se relaciona con el reinado.

El nexo entre tu interior y la realidad exterior, ese contacto es llamado


fundamento.
El propósito del ser humano es conectarse con la realidad exterior, no permanecer
autista. Debemos ser capaces de grabarnos a nosotros mismos de una manera positiva
en la realidad. El canal para dejar nuestra huella en la realidad es el
fundamento. El partzuf que vamos a estudiar ahora describe los fundamentos o los
poderes de contactar, inherentes en cada una de las sefirot. Cada sefiráh contiene
su propio fundamento, que es su propio estímulo y empuje para contactar,
conectarse y dejar su huella en la realidad.

El Origen de un Partzuf
Si vemos en los libros de Cabaláh y Jasidut que fueron escritos en las
generaciones pasadas, no encontramos muchos ejemplos de partzufim . Antes de
nuestra generación, había escasa integración y orden en el material de la Toráh en
partzufim, en modelos basados en las sefirot. Por supuesto, crear un partzuf
basado en las sefirot no es una idea nueva, ya que es una de las cuatro
innovaciones de la Cabaláh del Arizal. (2) En nuestra generación, el Rebe de
Lubavitch en uno de sus primeros discursos nos trae un extenso ejemplo de cómo
construir partzufim basándose en las cuatro letras del Nombre de Hashem, Havaiáh .
(3) Este es un discurso básico que toda persona que estudia Cabaláh hoy en día
debe leer cuidadosamente.

Usualmente, cuando creamos un cuadro que describe un partzuf , comenzamos con un


tópico que ya ha sido discutido en Cabaláh y Jasidut. Muy a menudo, dada la manera
en que ha sido presentado en el pasado, aún si estudia y trata de encontrar todos
los recursos que se relacionan con un tópico en particular, lo que resultará es
sólo un esquema parcial. En otras palabras, nunca encontrará las partes del
partzuf completo discutido en un lugar.

Las Experiencias Interiores de las Sefirot


Observemos el ejemplo de las experiencias interiores de las sefirot que revelan
las enseñanzas jasídicas. Encontramos que incluso en el Tania, el texto clásico de
Jasidut, existe sólo un lugar donde se apuntan algunas de las experiencias
interiores, pero no todas ellas. (4) En Cabaláh tenemos, por supuesto, una
descripción completa del partzuf de las diez sefirot, sus nombres y una
explicación aproximada de lo que significa cada una. La Cabaláh (en la
introducción de Tikunei Zohar) también nos cuenta cómo se corresponden las sefirot
con los órganos del cuerpo. Pero lo que significa esto realmente como experiencias
del alma, no fue revelado antes del Jasidut.
Entonces, explicaremos ahora qué son estas experiencias y qué representan en
relación a las sefirot. Explica Jasidut que las tres emociones primarias –
benevolencia, rigor y belleza, que en el cuerpo corresponden al brazo derecho, el
brazo izquierdo y el torso – tienen una experiencia interior que es su motivación
interna.

La palabra benevolencia (y por supuesto su origen hebreo jesed ) no denotan la


emoción del amor (como se siente en el corazón), sino más bien la expresión
exterior del amor, en particular la extensión del brazo derecho para dar (por esta
razón jesed se identifica con el brazo derecho y no con el corazón).

Ahora, obviamente una persona no va a extender su brazo derecho para dar si no


existe una motivación interior que provoque esa extensión. ¿Cuál es esa
motivación? ¡El amor mismo! Esta es la experiencia interna más fácil de entender:
el amor origina la benevolencia. ¿Quién nos enseñó que el amor es la motivación
interior de la benevolencia? ¡El Baal Shem Tov! Sin él, sólo con los textos de la
Cabaláh, jamás habríamos sabido esto. Sólo hubiéramos podido pensar que la bondad
es el poder inherente en el brazo derecho (sin darnos cuenta concientemente de su
origen en el corazón).

En inglés o en castellano es más fácil asociar las palabras bondad y amor,


(especialmente en inglés loving kidness y love) pero en hebreo son dos palabras
diferentes ahaváh y jesed . Hay un “acto de amor” y un “acto de bondad”, que se
unieron como conceptos luego de la llegada del Baal Shem Tov.

Cada sefiráh también corresponde a un alma arquetípica o modelo. Como todos


sabemos, la “bondad” corresponde a Abraham. (5) En la Biblia encontramos la frase:
“benevolencia a Abraham”. También encontramos que Abraham es descripto como
“Abraham que Me [Hashem] ama”. (6) Vemos que ambos aspectos interior y exterior
los encontramos en referencia explícita a Abraham. Esto no es tan claro respecto a
las demás sefirot .

Vayamos ahora al rigor. Que el temor es la experiencia interior del rigor o poder
es totalmente opuesto a la intuición, a menos que se medite realmente en ello. A
veces , cuando una persona está asustada, ese miedo la hace flexionar un músculo y
vence a lo que teme. Esta es la manera más simple de entender esta relación, pero
en todo caso no se presenta como algo obvio.

El alma arquetípica del temor es Itzjak, de quien encontramos un verso explícito:


“el Temor de Itzjak”, (7) que describe cómo Itzjak experimenta y sirve al
Todopoderoso. Pero sin embargo no encontramos un verso que establezca que Itzjak
es un guerrero poderoso. ¿Quién es la persona más poderosa de la Biblia, el más
grande guibor, en hebreo? Samsón el guibor . Por eso se dice en Cabaláh que su
alma deriva de la de Itzjak.

Que la misericordia o la compasión es el motivador interior de la belleza


significa que un alma que es compasiva es bella. Semejante ser humano es bello en
el sentido de admirable. En Iaacov se destacan su belleza (exterior e interior) y
misericordia.

Sabiduría y Entendimiento
Tomemos ahora estas tres emociones primarias. En Tania está dicho explícitamente
que la experiencia interna de estas tres son el amor, el temor y la compasión.
Esta es una revelación novedosa. Entonces, encontraremos por allí en Jasidut que
la experiencia interior o motivador de la sabiduría es la autoanulación, en otro
lugar que la alegría es la experiencia interior del entendimiento. Esto es
claramente menos intuitivo.

Que la autoanulación suscite destellos de una nueva idea, es de alguna manera más
lógico. Cuando uno se anula, se siente nada, es el momento más apropiado para
recibir una nueva idea. Pero, ¿por qué la alegría es el motivador interior de la
experiencia de entender? Esto es menos intuitivo que lo anterior. La explicación
es que entender algo plenamente significa comprenderlo totalmente, “¡ya lo capté!”
totalmente. Si hay alguien aquí sentado escuchando pero que no capta del todo, esa
persona no está feliz. Pueden querer ser felices, pero no están alegres todavía.
La sonrisa surge cuando se logra entender completamente.

Esta es la explicación ofrecida en Jasidut. Yendo un poco más profundo, podemos


ver que hacemos un esfuerzo para comprender porque sabemos conciente o
inconcientemente que cuando lo logremos surgirá una sonrisa de alegría. Por eso,
esa sonrisa latente que quiere brotar está motivando nuestra facultad de
entendimiento.

En las enseñanzas del Arizal el entendimiento también es llamado el “principio


madre” o partzuf Ima . ¿Cómo sabemos que la alegría tiene que ver con el principio
madre? Esto es un verso explícito de los Salmos: “La madre de los niños está
alegre”. (8) La interpretación simple es que una madre estéril, como las
matriarcas, cuando Hashem finalmente se ha compadecido de ella y da a luz (tiene
un niño), entonces se llena de alegría.
Pero, lo que agrega Jasidut a esto es que la alegría es la motivadora de la
maternidad. En otras palabras, si quieres ser una madre, debes tratar de
experimentar la alegría. La alegría pone de manifiesto tu capacidad de madre,
incluso si tienes dificultades para tenerlos. La alegría es el poder del alma que
ayuda a tener hijos. Entones, lo que en el verso parecería ser el efecto (en este
caso la alegría es el resultado de tener hijos) en el análisis jasídico se revela
como la motivación o la causa.

La Cabaláh en Nuestra Generación


Hemos visto pues que hay un lugar en Jasidut donde se explican las experiencias
interiores de las tres emociones primarias del alma. Las correspondientes a otras
sefirot están descriptas cada una en diferentes lugares de las enseñanzas
jasídicas. No hay un lugar donde se pueda encontrar todas las partes juntas del
partzuf que estamos tratando.

Por alguna misteriosa pero importante razón los tzadikim que enseñaron Jasidut
trataron de no pintar el cuadro completo. Dejaron esto para nuestra generación.
Que cada una de las sefirot tiene su experiencia interior se desprende del simple
razonamiento deductivo.

Ahora, lo mismo es verdad acerca del partzuf que vamos a estudiar a continuación.
Está un nivel más allá del entendimiento básico de que cada sefiráh posee una
experiencia interior o motivación.

La responsabilidad y el mérito de nuestra generación es encontrar el comienzo


explícito de un tópico discutido en Jasidut y seguir a partir de allí. A nuestra
generación se le han dado pistas sobre lo que meditar para completar el cuadro.
Esto es como cuando se le da a un chico un dibujo parcial que es sólo el contorno
para que lo rellene y lo complete. Esta es una afirmación universal acerca de la
naturaleza de la meditación en nuestra generación.

Procederemos ahora meditar sobre el fundamento en cada sefiráh , que es el impulso


que tiene cada una de realizarse. Como hemos dicho, el fundamento es el punto de
contacto entre la realidad interior de la sefiráh y la realidad externa que la
rodea. Es el impulso de realizarnos, de dejar nuestra impronta en el lienzo del
mundo.

¿Dónde encontramos tratado este tema? El Mittler Rebe (el segundo) de Jabad y su
gran jasid, Rebe Hillel de Paritsh, utilizan ambos una terminología especial para
referirse a las sefirot intelectuales sabiduría, entendimiento y comprensión:
‫ הכרה‬,‫ השגה‬,‫ השכלה‬, hascaláh , hasagáh y hacaráh , que traducimos como
“percepción”, “logro” (en el sentido intelectual, es decir comprensión) y
reconocimiento, respectivamente. Así como al Alter Rebe (el primero) dijo en el
Tania que la benevolencia, el poder y la misericordia son amor, temor y compasión,
tenemos aquí otra incorporación de una terminología nueva.

Ahora, el tema de la terminología utilizada en la Toráh es de tremenda


importancia. Para ponerlo en perspectiva recordemos que Hashem creó el mundo con
palabras hebreas. La elección de una palabra hebrea utilizada en la Toráh no es
estilística, como podría ser en otro idioma.

El sabio más grande de la Cabaláh posterior a Rashbi es el Arizal. Todo lo que se


conoce hoy en día como Cabaláh es el estudio de las revelaciones del Arizal, la
mayoría de las cuales fueron llevadas al papel por su discípulo Rav Jaim Vital. Al
describir los secretos de la creación, Rav Jaim Vital comienza con la contracción
primordial ( tzimtzum ) de la luz infinita de Hashem para crear un espacio, como
si fuera, dentro del cual crear el mundo. Comienza con esta imagen o metáfora.

La pregunta que surge es: ¿Ocurrió algo antes de la contracción? ¿Dónde tuvieron
lugar los procesos o cosas que sucedieron dentro de la luz infinita antes de que
se produzca la contracción?

En las escrituras tradicionales de Rav Jaim Vital, hay alusiones a cosas que
ocurrieron antes de la contracción, pero no están discutidas explícitamente,
implicando que son cosas más allá de nosotros, muy profundas para que las podamos
comprender. Lo que haya pasado en la luz Infinita antes de la contracción no es
para que nosotros lo contemplemos. Pero sin embargo hay otros discípulos del
Arizal (9) que no sólo aluden a esos sucesos, sino que escriben acerca de ellos
abiertamente. Pero de todas maneras, fue Rav Jaim Vital quien fue ordenado y
designado por el Arizal para ocuparse de escribir sus enseñanzas y especificó no
discutir lo que pasó antes de la contracción.

¿Qué “lado” tomaron los maestros jasídicos, la más tradicional (y conservadora)


lectura de Rav Jaim Vital o los escritos no oficiales de los otros estudiantes?
Encontramos que Jasidut ciertamente se refiere en detalle a esos procesos previos
a la contracción. Justamente inmersos profundamente en estos temas están las
escrituras del Mitler Rebe, el Rebe Hillel de Paritch y el Rebe Itzjak de Homil y
generaciones más tarde el Rebe Rashab. ¿Cómo es esto posible?
La respuesta que se dio es que el motivo de que los más tradicionales cabalistas
sefaradíes ocultaron estas enseñanzas es que aparecen en libros escritos por
discípulos que no fueron ordenados o designados por el Arizal para escribir sus
enseñanzas. Estos escritos están basados en cosas que los discípulos escucharon,
pero que el Arizal no quiso que escribieran. Por alguna razón el Arizal no quiso
que estos tópicos estén incluidos en la versión oficial de sus enseñanzas.

Entonces, los cabalistas previos al Jasidut sintieron que estos relatos


alternativos de las enseñanzas del Arizal –aunque aparentemente más completos- no
podían ser confiables en un cien por ciento. Pero, por supuesto, la discusión
jasídica de estos procesos sí es ciento por ciento confiable. ¿Qué sucedió? ¿Por
qué el Jasidut puede hablar acerca de cosas que el Arizal no podía revelar a
todos? La respuesta es que antes del Baal Shem Tov no había un vocabulario que
exprese estas cosas, no había una terminología apropiada.

Esto que parece tan simple de decir, debe ser entendido profundamente. Esto es
justamente dar una clave de lo importante que es la terminología. Se puede ser el
sabio más grande y tener toda la sabiduría en el mundo acerca de todo, como la
tenía el Arizal, pero si no tiene las palabras apropiadas para expresarlo, es
preferible no decirlo, es preferible mantenerlo en secreto. Las palabras son los
recipientes o instrumentos, lo que sabemos en nuestro interior es la luz. La
cuestión es si se tienen los recipientes adecuados para contener esa luz. Si
estamos hablando acerca de hacer una impresión de nuestro mundo interior, de
nuestra experiencia interna sobre la realidad exterior, que requiere en si misma
un vocabulario, se necesita uno apropiado.

Este lenguaje o vocabulario apropiado para dar una descripción verbal de los
procesos que ocurrieron antes de la contracción inicial es el del Jasidut. Por
definición, la terminología jasídica es el único lenguaje capaz de expresar cosas
que suceden dentro de la luz infinita antes de la contracción inicial.

Está claro que los sabios jasídicos no abandonan la terminología tradicional de


sabiduría, entendimiento y conocimiento para las tres sefirot, pero también les
agrada usar diferentes términos para describir las facultades intelectuales. Lo
que estamos explicando ahora es que no están hablando acerca de la experiencia
interna de las sefirot , porque sabemos que para esto la terminología es
diferente, aunque sí hablan de su aspecto externo. Pero como dijimos, se están
refiriendo al aspecto fundamento de ellas, en este caso las tres facultades
intelectuales.
Partzuf de los Fundamentos de las Sefirot
Antes de continuar daremos el partzuf completo del cual estuvimos hablando y
explicaremos sefiráh por sefiráh :

‫ – כתר‬keter
corona
poder de maravillarse

( ‫– הפלאה‬ haflaáh )
‫– בינה‬ bináh ‫– חכמה‬ jojmáh
entendimiento sabiduría
poder de lograr poder de percepción

( ‫– השגה‬ hasagáh ) ( ‫– השכלה‬ haskaláh )

‫– דעת‬ daat
conocimiento
poder de reconocer

( ‫– הכרה‬ hacaráh )

‫– גבורה‬ guevuráh ‫– חסד‬ jesed
poder benevolencia
poder de repulción poder de atracción

( ‫– דחיה‬ djiáh ) ( ‫– משיכה‬ meshijáh )

‫– תפארת‬ tiferet
belleza
poder de devoción

( ‫– התמסרות‬ hitmasrut )

‫– הוד‬ hod ‫– נצח‬ netzaj
agradecimiento victoria
poder de vigorizar
poder de perseverar
( ‫– התחזקות‬ hitjazkut )
( ‫– התמדה‬ hatmadáh )

‫– יסוד‬ iesod
fundamento
poder de conectar

( ‫– התקשרות‬ hitkashrut )

‫– מלכות‬ maljut
reinado
poder de expression

( ‫– הבעה‬ havaáh )
Ahora volvamos a este nuevo partzuf que describe el poder de fundamento en
cada sefiráh . Vemos en el cuadro el poder interno correspondiente a cada sefiráh.
De sabiduría, entendimiento y conocimiento hemos dicho que son tres términos que
están explícitos en los escritos de los Rebes de Jabad. Esto no sugiere
inmediatamente que si tenemos la idea de cómo funcionan estos términos, podremos
expandirlos esta terminología en particular al resto de las sefirot también.

Una vez más, la idea es que estamos hablando por ejemplo de sabiduría, y
descubriendo el contacto que tiene con la realidad; cómo la sabiduría se conecta y
deja su huella en la realidad.

Percepción
Cuando hace unos años escribimos este partzuf por supuesto lo hicimos en hebreo,
pero al traducirlo para esta clase, primero pensamos que el término para sabiduría
debería ser traducido como “intelecto”, pero luego decidimos que “percepción” es
una mejor traducción. Haskaláh significa literalmente “intelecto”, pero la
palabra sejel (de la cual proviene) también es afín con la raíz hebrea que
significa mirar u observar.

Por eso la sabiduría siempre se identifica con la vista, con la visión espiritual.
Incluso en castellano a veces traducimos sabiduría como una visión interior,
relacionado con la vista. La experiencia de una nueva visión que viene de lo
profundo es como un destello de luz. Si tomamos el concepto de visión y lo
expandimos, se comprende como una percepción general y abarcadora de la realidad.

Conocemos cinco sentidos físicos (en Cabaláh el alma posee 12 sentidos).


Claramente, un sentido es sobre todo el canal primario que conecta nuestra mente
con la realidad. Gran parte de la filosofía moderna desde Kant en adelante está
basada en esta idea: la única manera de saber que algo está ahí afuera es a través
de nuestros sentidos. Si no se tienen sentidos uno es un completo autista. La
sabiduría es percepción y a pesar de que es ante todo una experiencia de ver, es
un canal abarcador a través del cual la mente percibe la realidad.

Percibir la realidad es el principio de la relación entre tu y yo, entre yo y todo


lo que está fuera de mi. ¿Por qué la vista es la más importante? Porque si puedo
verte implica que estamos cara a cara; si sólo te puedo oír, puedes estar muy
lejos. Por eso cuando digo que estoy percibiendo, estoy hablando de la percepción
más directa posible que es ver cara a cara. Pero, por ejemplo, cuando se entregó
la Toráh, se cuenta en ella misma que oír se volvió algo así como ver: vimos los
sonidos. Se inter incluyeron de tal manera que todo devino en una experiencia de
percepción directa.

Percibiendo al Rey
Por eso hemos definido la palabra sabiduría como percepción. Hay una imagen en el
Zohar que describe el examen diferencial para distinguir entre las almas sagradas
y las no sagradas o entre la espiritualidad sagrada y la que no lo es, como un
decreto pronunciado en los Cielos: “quien quiera ver al Rey y nada más, que venga
ahora”. Esta es una oportunidad única en la vida, pero no vas a conseguir nada más
que la oportunidad de empaparte con la luz del Rey ( ‫לאסתכלא ביקרא דמלכא ותו לא‬
, leistacla biikara demalca vetú lo , “observar en la esencia del Rey, pero nada
más”). No recibirás nada para ti mismo.

O sea que esta declaración hace la distinción. Todo lo que es sagrado corre
espontáneamente para ver al Rey. Pero, lo que no lo es no hará el esfuerzo, porque
qué va a obtener fuera de eso!? Por eso lo sagrado es un sentido profundo de
sabiduría.

Sabemos que la experiencia interior de la sabiduría es la autoanulación,


considerarse nada. ¿Cómo funcionan estas dos cosas juntas? Si tienes la
autoanulación entonces lo único que quieres es simplemente estar frente a la
presencia del Rey. Una persona así no quiere obtener nada de esta experiencia,
sólo quiere estar en la presencia del Rey.

Encontrar a un Rey
Digamos algo más acerca de esto. Hoy en día, tenemos muchos problemas en la Tierra
de Israel. El más básico, del cual provienen todos los demás, es que el pueblo
judío (observante o no) no está conciente que la Toráh nos ordena que al entrar a
la Tierra de Israel tenemos tres mitzvot públicas que realizar. La primera es
designar a un rey, la segunda es derrotar a los enemigos del pueblo judío y la
tercera es construir un Templo en Ierushalaim, y deben ser cumplidas en ese orden.
Entonces, nombrar un rey es la clave para tener éxito en esta Tierra.

Lamentablemente, la razón de que nadie tome esto en serio es porque los conceptos
de monarquía y reinado se volvieron algo sin chance desde el renacimiento a esta
parte. Los reyes son considerados corruptos, etc. Claramente, este no es un
argumento cuando se trata de los mandamientos eternos de la Toráh, pero esto es lo
que está bloqueando la mente de la gente, que les impide pensar seriamente acerca
de lo que quiere decir la Toráh cuando nos dice que designemos un rey.
Entonces, la cosa más importante que hoy debe ser aclarada a nuestro pueblo es que
lo que significa un rey para la Toráh, cuáles son sus responsabilidades, etc. Este
es un aspecto muy importante para nuestro retorno a la Tierra de Israel y para el
proceso de la redención completa y definitiva que depende de ello. Por eso
Maimónides concluye su Código de Leyes con las Leyes de Reyes. Es muy importante
entender estas leyes y saber qué se supone que debería ser un rey judío,
especialmente si queremos cumplirlas. Este es el primer precepto que tiene la
intención de asegurar nuestra presencia en nuestra tierra, sin el cual nuestra
presencia no puede asegurarse.

Pero, de hecho, incluso no hay muchas ieshivot que estén a tono con el hecho de


que las leyes pertenecientes a la monarquía judía son el tópico más importante
para meditar, discutir y escribir acerca de la realidad presente. Para el pueblo
judío como un todo, este es el tópico más importante en que se debe profundizar.
Para las personas todas las leyes de la Toráh son importantes: kashrut , Shabat,
etc., pero para nosotros como pueblo, las Leyes de Reyes son el conjunto de leyes
más importantes que necesitan ser estudiadas e implementadas. Hasta donde sabemos,
la única ieshiváh que estudia seriamente este tópico es la nuestra que estaba
ubicada en Shejem y que ahora está en Itziar.

¿Cuál es punto de todo esto? Después de que todo fue dicho y hecho, cuando sabemos
todas las leyes del rey, qué derechos tiene, cuáles es su responsabilidad frente a
su pueblo, etc., entonces podemos ir un paso más adelante y preguntar cómo es su
carácter interior. La respuesta a esto está dada por la experiencia interior de la
sefiráh de reinado, que es la humildad. Esta fue la cualidad del rey David y su
vivencia íntima como persona adecuada para ser el rey de Israel.

Pero todavía puedes hacer una pregunta más profunda aun: ¿Cómo podemos saber quién
tiene una humildad verdadera? ¿Existe una manera sencilla de reconocer a la
persona que Hashem quiere que designemos como nuestro rey? La respuesta es –y esto
se conecta con lo que estamos describiendo aquí con este partzuf de los fundamento
de las sefirot- que el rey es la persona que se alegra simple y verdaderamente
mirando al pueblo y que todo el pueblo es verdaderamente feliz simplemente
mirándolo.

Hay una persona que ama a todos los rostros de todo el pueblo y todo el pueblo ama
su rostro. El verso que describe esto en la Biblia es “Tus ojos percibirán la
belleza de un rey”. (10) Esta es la manera de identificarlo. Este es un importante
ejemplo de lo que el Zohar trata de decir cuando dice que hay una oportunidad de
percibir a un rey, como se dijo antes.
Quien es un alma verdaderamente conectada corre a ver al rey (y al Rey) y no desea
nada más sino la oportunidad de verlo en toda su belleza. Lo mismo es verdad desde
el punto de vista del rey, quien no pide nada, sólo ser feliz contemplando a su
pueblo. Este es un principio de complementariedad psicológica expresada en el
verso: “Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja el de su
prójimo”. (11) El rey es el que ama mirar a cada uno.

En nuestra generación fuimos privilegiados con ver un ejemplo de tal persona. El


Rebe de Lubavitch entregaba dólares todas las semanas. Aun a edad avanzada
permanecía de pie por 6 o 7 horas firme para entregar los billetes a la cantidad
enorme de personas que hacían fila en 770. ¿Por qué hacía esto? Simplemente decía
que era feliz mirando las caras de la gente. Cierta vez, cuando se le preguntó
acerca de venir a la Tierra de Israel, dijo que ese es su deseo más grande, pero
tenía muchas razones por las cuales no podía y siempre esperó por un signo del
Cielo de que ya era el tiempo de venir. ¿Pero por qué quería venir? Puede haber
muchas razones verdaderamente buenas (desde razones halájicas hasta por pasión
personal). Pero la que manifestó abiertamente fue que realmente quería ir a la
Tierra de Israel porque podría ver muchos rostros nuevos, muchas caras nuevas de
judíos que nunca había visto.

Todo esto es la descripción de un punto de contacto entre la realidad interior y


la exterior. Esto es sabiduría y lo que queremos significar como poder de
percepción.

Comprensión
Vayamos a la próxima sefiráh : entendimiento. Hemos dicho antes que cuando una
persona “lo capta”, sonríe. La palabra elegida aquí es captar o lograr, que puede
ser un logró intelectual, como una persona que estudia todo un año y luego pasa un
examen. Pero también puede ser un logro físico. En general, lograr significa que
estás tras algo y lo consigues, alcanzas tu objetivo. La palabra utilizada en este
contexto está muy basada en la realidad. Es tomar un concepto espiritual como el
entendimiento y describir la manera que toca la realidad.

Lograr es exactamente lo opuesto de percibir. Para poder percibir sólo necesitamos


encarar al otro. Pero para lograr, tengo que ir a la búsqueda del otro y captarlo
(aferrarlo).

Reconocimiento
Luego tenemos la sefiráh de conocimiento. La palabra para esto es el punto de
contacto más poderoso con la realidad: reconocer. Sabiduría es percepción. ¿Por
qué soy feliz contemplando a los demás? Por que sé que cada judío tiene un alma
Divina y cada no judío tiene una chispa de Divinidad que lo creó! Al mirar a una
persona puedo deleitarme viendo su aspecto de Divinidad que se está revelando en
ella.

La otra noche alguien dijo que ama a los animales y preguntó si hay algo malo en
eso. Le contestamos que amar a los animales es algo grande porque se supone que
puedes aprender algo acerca de tu relación con Hashem de todos ellos. Pero, si tu
amas a tu perro a expensas de otra persona, puede ser un problema. Aunque amar
simplemente a los animales es algo bueno. Es algo bueno ver y amar a cada una de
las creaciones de Hashem.

Reconocer en hebreo se encuentra en el Libro de Rut. Luego que Rut se hubo


convertido, fue enviada a juntar alimento en el campo de Boaz, que era un príncipe
del pueblo judío. Por alguna razón, Boaz tuvo gran compasión por ella y se aseguró
de que pudiera recoger la parte de los pobre del campo sin interferencias. Rut se
sorprendió por el especial interés que Boaz tenía por ella, especialmente porque
era una nueva conversa del pueblo judío. Y entonces dijo el verso: “Por qué
encontré favor en ti, porque me has reconocido, siendo que soy una extranjera”.
(12) Dicen los sabios que fue inspirada Divinamente cuando dijo esto.

Por cierto aquí hay un juego de palabras: “reconocerme” ( ‫ להכירני‬, lehakireni ) y


“extranjera” ( ‫ נכריה‬, nojriáh ), que comparten la misma raíz hebrea. Pero esta
palabra “reconocer” era una profecía de que Boaz iba a casarse con ella. ¿Por qué
el reconocimiento está conectado con el matrimonio? Porque el reconocer es algo
más que el conocimiento, en el sentido bíblico! Es ser capaz de reconocer a
su beshert , a su pareja. Reconocer es algo que implica una relación personal
única y muy especial con lo que se está reconociendo.

Vayamos por un momento al ejemplo del Rebe repartiendo dólares los domingos.
Cuando la gente pasaba frente a él ¿por qué también les entregaba un dólar para
tzedakáh? Simplemente porque si no hubiera entregado nada la gente no hubiera
venido. Debes hacer algo para justificar todo el asunto. Pero esto es sólo la
razón externa.

La razón profunda es que hay dos etapas involucradas en cada uno de tales
encuentros entre el Rebe y los demás en los dólares. La primera es simplemente de
percepción, en la cual son todos iguales, todos son percibidos igualitariamente y
como uno. Pero la segunda etapa comprender el reconocimiento. Dar algo es como un
matrimonio espiritual. Cuando te daba un dólar te estaba dando una bendición
personal. Para hacer esto, tenía que reconocer a cada alma individualmente, lo que
es crear una unificación con cada persona como individuo.

Hasta ahora hemos visto el origen de este partzuf completo tal como aparece en la


profunda literatura jasídica del Mitler Rebe y sus discípulos. Ahora, hay un punto
muy importante que aun no hemos tratado. Usualmente, la esfera intelectual del
alma (las sefirot sabiduría, entendimiento y conocimiento) son descriptas como
“una luz que se auto ilumina”, implicando que no tiene un impacto natural en el
ambiente exterior. Esto es en contraste con las facultades emocionales del alma,
que son llamadas “una luz que ilumina a los demás”. O sea que por naturaleza, las
facultades emocionales están dirigidas a tener una impresión exterior. Pero aquí
el énfasis estamos poniendo el énfasis en el fundamento de cada sefiráh , que
representa su punto de contacto con la realidad; entonces, para analizar las
emociones del alma, ahora necesitamos ir según el Mitler Rebe y sus discípulos y
ampliar su terminología al resto de las sefirot .

Maravilla – Asombro
Comencemos entonces por la sefiráh de la corona, la facultad del alma sobrenatural
(es decir supra racional, para referirse a la realidad empírica o los fenómenos de
la naturaleza). ¿Qué tipo de experiencia puede ser similar respecto a lo
sobrenatural? ¿Cuál es la experiencia de la corona frente a la realidad? Está
explicado en jasidut que es una experiencia de asombro y maravilla, llamada ‫הפלאה‬
; haflaáh , en hebreo. Es una vivencia que está por encima del poder de mi mente
racional percibir o captar o reconocer.

Un verso de la Toráh afirma que uno puede y debe meditar sobre la maravilla:
“Párate y medita sobre las maravillas de Hashem”. (13) Aunque en la literatura de
Jabad la meditación se refiere a un ejercicio intelectual, puede ser también un
portal para la meditación acerca de algo que no es intelectual sino supra
racional. Como está claro en el contexto de este verso, el propósito de la
contemplación de las maravillas de la naturaleza no es con el propósito de
entender, sino de “tocar” la maravilla de la naturaleza. Esta es ciertamente una
experiencia que logra hacer contacto con la realidad, pero desde el punto de
referencia de la sefiráh de la corona.

El cultivo de las facultades intelectuales es una parte esencial de la educación,


pero enseñar a un niño cómo ser receptivo a experimentar la maravilla es una parte
más esencial de esa educación. Se le debe enseñar a un niño cómo experimentar la
maravilla. Este es el ejercicio de la parte supra racional del alma.
Maimónides habla acerca de esto cuando dice que la forma de llegar al amor y el
temor a Hashem es a través de la contemplación de las maravillas de Hashem en la
naturaleza. ¿Cómo se puede explicar esta afirmación de Maimónides en el lenguaje
del jasidut? Podríamos pensar que el amor y el temor, como aparecen debajo de las
facultades intelectuales en el esquema de las sefirot, emanan de ellos. Pero este
no es el caso. La verdadera fuente del amor y el temor está en la corona. Ellos
sólo pasan a través de la mente (14) pero provienen de la voluntad pura (el
aspecto inferior de la corona). Esta es la traducción al jasidut de la enseñanza
de Maimónides.

La habilidad del alma de experimentar la maravilla y el asombro es el primer y más


elevado contacto del alma con la realidad. A veces, podrías decir que al
maravillarte te sientes pasmado o con un temor reverencial, que es la otra forma
de decir “temor”, ‫ יראה‬, iráh , en hebreo, que te hace retroceder. Pero también
existe estar enamorado, o sea que eres atraído por el objeto que estás mirando con
maravilla y asombro.

El Rebe Solía decir que para traer la redención al mundo tenemos que traer la
letra alef ( ‫ ) א‬a la palabra en hebreo ‫ גולה‬, goláh , “exilio”, que entonces se
transforma en la palabra ‫ גאולה‬, gueuláh , “redención”. También explicó que esta
letra alef tiene tres significados diferentes. (15) Su significado más elevado es
maravilla ( ‫ פלא‬, pele ). Por eso al agregar la alef al exilio, a los aspectos de
la realidad aún no rectificados, estamos trayendo la maravilla al mundo y por lo
tanto redimiéndolo.

Atracción y Repulsión
Dirijámonos ahora al primer par de sefirot del área de las emociones: benevolencia
y poder. Hay un muy conocido dicho de los sabios advirtiéndonos que una persona
debe tener una relación equilibrada con la realidad: “la mano izquierda rechaza y
la derecha acerca”. (16) El orden es primero la izquierda y luego la derecha,
implicando que para poder atraer algo y acercarlo a nosotros, primero debemos
ejercer cierto grado de rechazo, específicamente debes primero separar y rechazar
lo que no es apropiado. Este es un clásico ejemplo del principio del Baal Shem Tov
donde la sumisión y la separación se consiguen a través de que la izquierda
rechaza y luego se dulcifica con la derecha que acerca.

Para que el acercamiento sea una experiencia rectificada y verdadera, tiene que
haber primero una separación de lo bueno y lo malo. Este es posiblemente el
balance más esencial del alma.
Claramente, las dos palabras que describen este balance son atracción ( ‫משיכה‬
, meshijáh ) y repulsión ( ‫ דחיה‬, dejiáh ). Estos son claramente los aspectos
básicos fundacionales de la benevolencia y el rigor, respectivamente. Si la mano
derecha está abrazando activamente al otro para acercarlo es el poder del
fundamento del brazo derecho. Cuando la mano izquierda está alejando a alguien,
eso es el fundamento del rigor.

Para rechazar uno necesita más inteligencia. Si sabes lo que hay que rechazar,
entonces todo lo demás está automáticamente allí para acercarlo. De forma innata
tu tratas de acercar a todo, pero tienes que estar percatado y atento de aquellas
cosas que pueden perjudicarte. Por eso, primero debes tener idea de lo que debes
rechazar y luego aplicar tu innato poder de atracción.

Devoción
Como dupla, la terminología correcta para la benevolencia y el rigor es más o
menos obvia, ya que está basada en el dicho de los sabios. El que sigue es algo
más sutil. En hebreo, el fundamento de la belleza es el poder de la devoción o
‫ התמסרות‬, hitmasrut .

Es dificultoso encontrar la palabra correcta para esto en castellano, pero en


idish es bien conocida: ibergueguebenkeit , que significa que te estás “entregarse
o brindarse a alguien”. Devoción tiene muchas connotaciones religiosas, que
nosotros no tenemos la intención de emplear. Sin embargo, queremos resaltar el
aspecto de empatía o compasión de la devoción, por ejemplo, uno puede ser devoto a
alguien porque siente empatía y compasión por él. O devoto a Hashem, no como un
estado místico, sino como un compromiso de hacer Su voluntad. En las religiones
creadas por los hombres, donde no existen preceptos de Hashem, ser religiosamente
devoto es algo sin significado. Pero si hay algo que hacer porque alguien nos
necesita (uno de los secretos de la contracción inicial de la luz Infinita de
Hashem es que la hizo, como si fuera, por necesitar nuestro servicio en el
cumplimiento de Sus mandamientos), nos permite consagrarnos a ellos.

[Obsérvese que antes utilizamos la palabra devoción para describir la experiencia


interior de la sefiráh de fundamento]. Aquí estamos utilizando la misma palabra
(por falta de una palabra mejor en castellano; en hebreo el término que expresa el
concepto de devoción es hitmasrut , allí también estaba la palabra emet ) para
describir el fundamento (el punto de contacto con la realidad) de la sefiráh de
belleza. Antes se refería al impulso inmediato y vital por la auto realización (el
ejemplo más importante de lo cual es el casamiento y dar a luz), aquí significa
entregarse al otro y ocuparse de sus necesidades (incluso al punto de olvidar o
descuidar las nuestras).

No es por coincidencia, sin embargo, que la misma palabra que se relaciona en


general con la sefiráh de fundamento también se asocie con el aspecto del
fundamento dentro de la sefiráh de tiferet . Esto refleja la conexión esencial
del brit (la señal del pacto, la circuncisión del órgano de la procreación en el
cuerpo) con el torso del cuerpo (por ser una extensión natural del torso, la
belleza, al punto de ser considerados como uno), de Iosef con Iaacov, como está
explicado en Cabaláh.]

Nuevamente, la experiencia interior de la belleza es la compasión, de proviene del


lugar de la pura empatía. Obviamente, si tengo compasión saldré de mi senda
rutinaria para hacer algo por el otro. La belleza está en el eje central, por eso
el sendero del medio es ser devoto, salir de mi rutina (no como una podría haber
pensado que significa estar en levemente involucrado porque es la “senda
intermedia”). La devoción significa salir de mi zona de comodidad!

La belleza también es descripta como el hijo esencial de


las sefirot intelectuales, la sabiduría y el entendimiento. Una parte muy
importante de la devoción de la belleza puede entonces aprenderse del precepto de
que un hijo tiene que respetar a su padre y a su madre, el quinto Mandamiento. La
devoción hacia los padres es el mejor ejemplo de ibergueguebenkeit , en los Diez
Mandamientos.

[El reinado es considerada la hija esencial de las sefirot intelectuales. A ella


también se le ordenó honrar y respetar a sus padres, pero cuando una mujer se casa
entonces halágicamente, primero debe dedicarse a su marido y luego a sus padres.
De todas maneras, si tiene un buen marido, será alentada por este a continuar
mostrando su devoción por sus padres.]

Este ejemplo también funciona en la otra dirección, mostrándonos que, de entre


todas las sefirot , la belleza (el hijo) es la que más está orientada hacia la
devoción. Entonces existe una devoción hacia arriba –una experiencia dirigida
hacia lo exterior, subiendo desde la belleza- hacia nuestros padres y otra
devoción fluyendo de forma descendente hacia todo aquel que se encuentra dentro
del ámbito de mi existencia. Por supuesto, primero y principal uno debe brindarse
al pueblo judío.
Como un ejemplo de esto, podemos traer una hermosa historia acerca de mi suegro,
Rabi Moshe Tzví Segal, quien inició la revolución contra el mandato británico en
la tierra de Israel. Antes de casarse le dijo a la que iba a ser su esposa que
tenía que aceptar tres condiciones (similar a los tnaim , la condiciones de
matrimonio que se realizan antes de la boda judía). Su condición era que (con la
completa aprobación y apoyo de su esposa) se pudiera consagrar totalmente a tres
cosas en el siguiente orden: el pueblo judío, sus padres y sólo luego a las
necesidades de ella. Ella aceptó y más tarde dijo que decidió casarse con él en
primer lugar por haber este puesto esas condiciones.

La esposa representa el portal del marido hacia todo otro individuo. Como se
explica en jasidut, la mitzváh de amar a cada judío comienza con nuestra propia
esposa.

Fortalecimiento
Ahora nos vamos a referir a victoria y agradecimiento. Las palabras hebreas que
describen el fundamento de estas sefirot son: el poder de fortalecer ( ‫התחזקות‬
, hitjazkut ) y el poder de perseverar ( ‫ התמדה‬, hatmadáh ). Estas fueron las dos
palabras hebreas más difíciles de traducir y debemos explicar lo que queremos
decir con ellas.

Junto con la sefiráh de fundamento son los poderes emotivos que juegan cuando una
persona está en acción. Claramente, va a estar de relieve su fundamento, o sea su
conexión con la realidad. La sefiráh de victoria en hebreo es llamada netzaj , ‫נצח‬
. Hitjazkut quiere decir que nunca me doy por vencido; junto fuerzas una y otra
vez para salir victorioso. Si caigo, tengo que levantarme. El pueblo judío debe
ganar. Yo soy un judío y entonces debo ser un ganador. Si parece que no estoy
triunfando entonces debo fortalecerme, tengo que sumar este poder vigorizante.

En todo caso, puedes ser capaz de encontrar una traducción mejor para esta palabra
que, nuevamente, significa que siempre puedes volver a levantarte, siempre puedes
fortalecerte para no caer de nuevo.

Para tener una idea más amplia de lo que pasa con victoria, agregaremos que la
experiencia interior de victoria es la confianza o certidumbre, pero a diferencia
de la confianza del agradecimiento, en victoria es algo activo, o sea que la
persona se está levantando y haciendo algo basado en su confianza de que Hashem
está siempre allí para ayudarlo a cumplir con sus metas.
Esta palabra hitjazkut , fortalecerse y levantarse constantemente es la palabra
alrededor de la cual gira toda la vida y las enseñanzas del Rebe Najman de
Breslov. Rebe Najman enseñó que nunca debes desesperarte, nunca te debes dar por
vencido, fortaleciéndote siempre. Lo que nos está mostrando es que debido a las
dificultades de la vida (especialmente para el pueblo judío en los tiempos de
exilio) uno está siempre al borde de la desesperación. Victoria es en Cabaláh el
pie derecho y ambos pies están siempre a punto de caer.

Entre paréntesis, debemos ser cuidadosos, porque no todo lo que parece vigorizante
en verdad lo es. Existen desafortunadamente algunos que quieren ser Baalei
teshuváh (retornantes) de Breslov en la Tierra de Israel en nuestros días que
actúan de una manera que es inapropiada para un baal teshuváh . Ellos pretenden
que para alcanzar su alto nivel de conciencia y que se mantenga “alto”, el Rebe
Najman utilizó drogas (particularmente algún tipo de mariguana). Justifican que
ellos mismos usan drogas con esta idea, porque sostienen que las drogas los ayuda
a evitar la desesperación. Mencionamos esto sólo para decir que Hashem lo prohíba
que una persona pueda imaginar que el Rebe Najmam usaba drogas de ninguna clase.

El Rebe de Najman está relacionado particularmente con la sefiráh de victoria,


como está dicho de él: He sido victorioso y seguiré siendo victorioso”. Podríamos
traducirlo como “Yo soy un ganador!” Su nombre, Najman ( ‫ ) נחמן‬tiene el mismo
valor numérico que netzaj , victoria: ‫ ! נצח‬Dice el Arizal que cada judío tiene un
día particular de la cuenta del omer con el que está particularmente relacionado.
Por ejemplo, el día Rabí Shimón bar Iojai es el de agradecimiento de
agradecimiento, hod shevehod (el día 33 del omer o lag baomer ). El día del cuarto
Rebe de Jabad, el Rebe Moharash, es belleza de belleza, (2 de Iar, tiferet
shevetiferet ). El del Rebe de Najman es por supuesto el que corresponde a
victoria de victoria, netzaj shevenetzaj , el día central de la cuenta del omer .

Recientemente se descubrió un nuevo manuscrito del Alter Rebe que se publicó en


Internet. En él dice que al final de las generaciones, muchas almas bajas,
sencillas, serán atraídas por Rabi Najman. Algunos Lubavitchers pensaron que esto
era un insulto, pero cuando oímos esto dijimos que en realidad era un aliento.

Todo esto es para explicar el significado del impulso interior y el poder de


victoria como algo vigorizante. Muchos refranes del Rebe de Najman se formularon
también en estilo Jabad. Rebe Najman solía alentar a la gente para que no se
desesperen diciendo: “No hay motivo para desesperarse en absoluto”. En otras
palabras, la desesperanza es algo ilusorio. En Jabad se dice: “Nada está perdido”.
Su dicho “he triunfado y triunfaré” se dice en Jabad “ Didan Notzaj ”, “la
victoria es nuestra”. Este es un dicho de los sabios que adoptó el Rebe de
Lubavitch.

Posiblemente “revitalizar sería una palabra mejor para traducir hitjazkut , por


eso, pueden usar cualquier palabra que ayude a comprender mejor el significado,
revitalización o fortalecimiento.

Perseverancia
Vamos ahora a ocuparnos de la sefiráh de agradecimiento. La persona que nunca para
de estudiar Toráh es llamada matmid , que persevera. Nada puede distraerlo y
siempre está pendiente de lograr su objetivo, utilizando todo momento posible para
estudiar más y más. Por cierto, este es su objetivo, porque en cuanto a la Toráh
propiamente dicha nunca hay un fin o un objetivo alcanzable ya que es infinita, y
todo lo que pueda llegar a saber es como nada. Esto es llamado en
hebreo hatmadáh ( hatmadáh ). Es una empresa constante, de la cual la persona
nunca para de ocuparse.

Por ejemplo, si alguien trata de traer al Mashíaj, piensa todo el día en eso,
habla de eso, actúa en aras de ese objetivo, nada puede distraerlo de la tarea que
tiene entre manos (esta meta, por supuesto sí es alcanzable). Para aclarar mejor
esto: victoria es como revitalizarse continuamente; cuando se siente caer se
levanta nuevamente. Es como disparos de energía que se da la persona a si mismo.
Pero el agradecimiento es simplemente estar siempre “en la huella”. La experiencia
interior es la simpleza o inocencia y la sinceridad, como una persona que oyó del
Rebe que nuestra tarea es traer Mashíaj, entonces desde ese momento en adelante
sólo piensa en eso y se ocupa de eso todo el tiempo. Otra forma de expresar el
significado de hatmadáh es que la persona está siempre comprometida y dedicada a
su tarea. Esto proviene de la cualidad de simpleza. También de la felicidad,
porque la fuente del agradecimiento es la alegría de entender.

Nuevamente, el ejemplo traído en la literatura clásica de la Toráh es del


estudiante que siempre estudia, un matmid .

Conectarse

Vayamos ahora a fundamento. La palabra hebrea utilizada aquí es hitkashrut (


‫) התקשרות‬, que significa “conectarse”. En Tania esta palabra está asociada con
la sefiráh de conocimiento en el sentido de conectar nuestras energías mentales,
concentrándolas y enfocándolas en lo que uno desea conocer. El conocimiento es el
poder de la mente que corresponde con la sefiráh de fundamento en el corazón y por
eso el término hitkashrut es utilizada en Cabaláh y Jasidut también respecto al
poder especial de la sefiráh de fundamento para conectar con (o “conocer”) la
realidad exterior. El término también es utilizado en particular en el sentido de
conectarse a un tzadik (una figura arquetípica de “fundamento”).

Dijimos que ibergueguenkeit , la devoción, se manifiesta en particular con


respecto a la relación de la persona con sus padres. Hitkashrut , conexión, se
manifiesta en particular con respecto a una persona que busca a un tzadik con
quien estar conectado. Las personas deben conectarse a un tzadik , al punto de
llegar a ser parte del grupo de colaboradores íntimos del tzadik . Como Moshéh
Rabeinu, quien tenía su gente que eran llamados anshei Moshéh , “Los hombres de
Moshéh”.

Entonces, la persona no debe desarrollar una relación afectuosa con los demás sólo
por simpatía, como en el caso de devoción, sino también establecer una conexión
esencial con la gente. ¿Cuál es la diferencia entre los dos? Si volvemos a la
relación de padres e hijos, dice el Arizal que aunque tenemos un precepto de
honrar y respetar a nuestros padres, esto no implica necesariamente que tengamos
una conexión sustancial con ellos. Dice que en nuestras generaciones, un niño no
está necesariamente relacionado espiritualmente con sus padres, en el sentido de
una conexión proveniente de otras vidas. Tener un parentesco biológico no
significa necesariamente que sea también espiritual, y el origen espiritual de los
hijos puede ser distinto del de sus padres.

Encontramos esto muy a menudo en nuestras generaciones donde no encontramos a


veces una conexión interior o un nexo espiritual con nuestros padres. Pero esto no
significa que no debes entregarte a ellos, porque de todas maneras te han traído,
cuerpo y alma, a este mundo. Son dos cosas completamente diferentes.

Hay que recordar que en referencia al conocimiento explicamos que el


reconocimiento es la habilidad de reconocer almas, en particular la de la propia
pareja. ¿Por qué le resulta tan difícil a la gente encontrar su pareja? Por haber
mancillado el pacto ( pgam havrit , el fundamento en el cuerpo) durante sus vidas.
Como se explicó en muchos libros, incluido el Tania, los diferentes tipos de
ofensas sexuales perjudican nuestra facultad de conocimiento.

Con respecto a las facultades emotivas, la sefiráh de fundamento tiene la misma


función que la sefiráh de conocimiento respecto al intelecto. Por ejemplo, en el
Tania está dicho que Iosef (el alma arquetípica de fundamento) fue un verdadero
ejemplo en su poder de conexión. Estuvo verdaderamente conectado a sus hermanos
incluso cuando lo odiaron. Obviamente, no es lo ideal estar conectado a alguien
que lo odia, pero, esto es lo que aprendemos de Iosef.

Gramáticamente, la palabra hitkashrut está conjugada en la forma reflexiva, como


en los casos anteriores de devoción ( hitmasrut ) y fortalecimiento ( hitjazkut )
en belleza y victoria.

Expresión
Finalmente arribamos a reinado. La palabra hebrea utilizada aquí es habaáh , (
‫) הבעה‬, que significa expresión. Puede ser una expresión verbal, visual, y en
general todo tipo de expresión con que estemos familiarizados. Al expresarnos al
exterior le da a la gente un sentido de quiénes somos y en dónde estamos. Una
expresión facial, por ejemplo, es a veces más sincera que una verbal, porque a
veces las palabras pueden mentir. A menos que sea un muy buen actor, es muy
difícil mentir con el lenguaje del cuerpo.

En Cabaláh, la sefiráh del reinado es también llamada “el mundo revelado” ( ‫עלמא‬


‫ דאתגליא‬, alma de itgalia ), porque allí es donde uno se está revelando.

Las sefirot se dividen en Poderes, y Atributos. Los primeros abarcan los procesos cognitivos -el intelecto- y los segundos a
los aspectos emocionales.

Keter
Estos atributos, los cuales el hombre debe esforzarse por imitar, son:
Tolerancia; 
Paciencia con los demás; 
Perdonar; 
Buscar el bien en los demás y para los demás; 
No guardar la ira; 
Realizar actos de bondad; 
Amar y buscar el bien para alguien que te ha hecho daño y ahora desea rectificar ese daño (perdonarlo no es suficiente); 
Recordar las buenas acciones de los demás y olvidar sus malas acciones; 
Sentir compasión por los demás, incluso por la gente malvada; 
Actuar con honestidad; 
Actuar con bondad e indulgencia hacia los demás (no insistir en aplicar “la letra de la ley” sobre los demás); 
Ayudar a los demás a arrepentirse y no guardarles rencor; 
Buscar maneras de mostrar misericordia y compasión a los demás, aunque uno no encuentre en ellos ningún factor
atenuante.
Otros atributos y acciones paralelos de Keter que se encuentran en la “imagen Divina” del cuerpo humano son:
La humildad; mantener la mente libre de todo pensamiento de mal; mostrarle siempre favor a los demás; mirar siempre
el bien y rechazar el mal; evitar mirar lo impropio o indecente; ayudar al indigente; no caer en la ira; ejercer la paciencia;
recibir a toda persona con alegría; nunca hablar mal, ni maldecir ni dedicarse a una charla vana; hablar siempre de cosas
buenas.
Para alcanzar el atributo de la humildad, se debe huir del honor y no buscarlo nunca. Es necesario reconocer los propios
errores, recordando constantemente nuestros pecados y buscando maneras para rectificarlos. Esto nos mantendrá en el
camino hacia la humildad. Además, tratar de honrar a todos y amar a los demás.
Jojmah
Debemos esperar que el Eterno le imparta Su conocimiento al hombre, para que el hombre pueda alcanzar percepciones
más claras de la Divinidad.
Más aún, la persona debe estar siempre deseosa de compartir su conocimiento con los demás.
Con este conocimiento, la persona debe centrar sus pensamientos en cómo beneficiar a los demás, buscando siempre
maneras de ayudarlos. Porque cada persona tiene la responsabilidad de ser compasiva hacia los demás, y debe cuidar el
medio ambiente dado que ello refleja al Eterno y a Su Sabiduría.

Binah
Para perfeccionar el atributo de Biná, debemos hacer Teshuva constantemente. 

Jesed
Debemos cultivar el amor por Dios y por la humanidad. Existen muchas maneras de cultivar este amor:
– Cuidar a nuestros hijos y atender sus necesidades.
– Visitar a los enfermos y atender sus necesidades; también cumplir con la mitzvá de enterrar a los muertos y de
confortar a los deudos.
– Dar caridad a los pobres.
– Ser hospitalario con las visitas y hacer la paz entre la gente.

Guevurah
Guevurah denota restricción. Debemos siempre ejercitar la restricción y andar por el Sendero del medio.

Tiferet
Debemos también utilizar nuestro conocimiento para alcanzar el consenso y no adentrarse en la disputa ni en
argumentos injustificables. Ni ser arrogantes.

Netzaj y Hod
Para alcanzar estos atributos es necesario aumentar la influencia de la espiritualidad en el mundo, es decir, respetando y
mantenimiento el estudio de la Torah, el cimiento del universo. El estudio del Jumash (Biblia) fortalece a Netzaj, el estudio
de la Mishná fortalece a Hod, y el estudio del Talmud fortalece a ambos.

Yesod
Para fortalecer Yesod uno debe cuidarse de todo pensamiento o palabra inmoral. Es necesario también guardar el Pacto
de todo acto inmoral.

Maljut
Esto incluye mantener un estilo de vida humilde, evitando la ostentación.
También es importante trabajar para alcanzar el temor al Cielo, dado que Maljut representa la aceptación del yugo del
Cielo.

Para poder alcanzar cual quién cual quién nivel de Maljut es necesario estar casado y comportarse de acuerdo con los
dictados de pureza familiar.

Las Cuatro Dimensiones De La Fé


 Jaim Frim
 julio 7, 2018

La Clave para la Salud Espiritual


1. Emuná: Fuerza, Fé, Creatividad y Nutrición
La fuerza de la emuná, “fé” o “creencia”, juega un rol esencial en nuestro
bienestar psicólogico. De hecho, cuando es considerado apropiadamente, sirve como
una base para comprender todo esfuerzo físico. Así como el cuerpo fisico vuelve a
la tierra de donde se formó, el alma se dirige a su re-unión definitiva con la
fuente Divina en donde ha sido concebida. En cualquier momento en particular, el
estado psicológico se puede considerar un reflejo del avance de este proceso.
En el Sefer HaShorashim (libro de las Raíces) del Radak, un trabajo clásico sobre
gramática Bíblica Hebrea, la raíz de la palabra emuná es descripta con 4
significados relacionados entre si:

1. “Fuerza”, como en Isaías 25:1: “Hashem, Tú eres mi Señor, te exaltaré,


alabaré Tu nombre, pues has escrito antiguos consejos maravillosos de
tremenda fuerza”. La “fuerza” a la que este versículo se referiere intenta
expresar la inalterable fidelidad de Di-s en cumplir sus antiguas promesas.
2. “Fe”, como está escrito en Deuteronomio 32:20: “… los hijos que no poseen
fé”. Rashi explica así este versículo: “el esfuerzo que invertí en criarlos
no es reconocible”, indicando que la fé sería la consecuencia de una
nutrición apropiada.

3. “Nutrición”, como en Meguilat Esther 2:7: “y él (Mordejai) se ocupó y crió a


Hadassa (Esther)”. El rol del que alimenta estriva en el uso de la propia fé
como la base para brindar al prójimo un sustento consistente y confiable.

4. “Creatividad”, como en el Cantar de los Cantares 7:2: “la artesanía de un


artista”. La calidad del resultado de la expresión “creatividad” se puede ver
como un indicador de nuestra emuná. Esto implica la utilización completa de
la actividad creativa como una herramienta para la rehabilitación de la fé
dañada.
Esta ultima dimensión de fé, el aspecto creativo que se deduce del versiculo ‘la
artesanía de un artista’, nos ayudará a entender la conección entre emuná, y la
adquisición de la salud.

2. Salud, Fé y Creatividad
La raíz de la palabra hebrea briut (salud) es b’ro, que significa “crear”. La
mejor forma de obtener y conservar la salud es a través del esfuerzo creativo,
siendo el producto de este esfuerzo una expresión de la fé que hay detrás de él.
Por medio de la Creación, la “artesanía de un artista”, el Santo bendito Sea
demuestra Su fé en la interdependencia y la compatibilidad que hay en las raíces
de los reinos físico y espiritual: ‘En el comienzo Di-s creó los cielos y la
tierra’, expresando así Su fé en la armonía que se puede lograr entre el alma (los
“cielos”) y el cuerpo (la “tierra”).

En su comentario de la Torá, el Rambán interpreta el termino bará como una


expresión especifíca de la creación ex-nihilo, la generación del ser desde la nada
absoluta, negando de esta manera la teoría de la eternidad de la materia. Aunque
las fuentes cabalísticas aceptan este principio, discrepan en su identificación
con el verbo bará, sugiriendo que el acto de la creación, referido en el primer
versículo de la Torá, describe lo que en realidad es la segunda etapa de la
Creación: la introducción del reino de la rectificacion.

De acuerdo con la cabalá, la creación necesitó de la verbalización de dos reinos


distintos y contrarios. El primero, que verdaderamente fue creado ex-nihilo, es
conocido como el no rectificado “reino del caos”. Por otro lado, como sinónimo del
“vacío” e “informidad” universal descripto en el segundo versículo de la Torá, el
reino del caos fue un preludio a la elaboración de un reino adicional, el “reino
de la rectificación”, que es responsable del significado y el orden que vemos en
el universo.

En el momento que fue introducido el reino de la rectificación en la Creación, el


universo ya estaba lejos de ser una “agenda vacía”. En todo caso era una agenda
que fue escrita en forma ilegible y que aguardaba la mano que pudiera escribir una
formulación que tenga significado.

El reino colateral de la rectificación surge con este propósito, para imponer


orden sobre la caótica y amorfa realidad que lo precede.

Consecuentemente, el témino bará utilizado al comienzo de la Torá para describir


el reino de la rectificación, no puede referirse sólo a las realidades ex-nihilo
como sugiere el Rambán.

La identificacion de B’riá con rectificación toma en consecuencia, en la Creacion,


el carácter de una intervención terapéutica.

Como un mecanismo que va a restaurar el orden en un área previa de caos y


fragmentacion, briá sirve explicitamente como un vehículo de rehabilitación y
avance de la briut, la salud, del universo.
En alguna parte, incluso dentro del reino primordial del caos que surgió de la
nada, existe un diseño inmutable, aunque oculto, del universo, que determinó que
ese caos preceda a la rectificación en el desarrollo del cosmos. Albergada en este
diseño está la imagen consumada de la Creación del ser y desde aquel entonces y
por siempre sirve como modelo al que aspira el reino de la rectificación.

Este diseño, La Voluntad creativa Divina, sólo puede ser afirmado por medio de
nuestra fé. Al cultivarla, la profunda raíz inconciente de nuestra alma puede
acceder a ese núcleo incorrupto de Sabiduría Divina y obtener de él la inspiracion
necesaria para sobreponerse al caos y la desesperación que a menudo impregna
nuestro mundo interior.

3. El Efecto Terapéutico de la Creencia en la Creación Ex-Nihilo


El Tania, la obra fundamental del Jasidismo Jabad, fue descripto como un “libro de
sugerencias para remediar las enfermedades del alma”. Su autor, Rabi Shneur Zalman
de Liadi, el primer rebe de Lubavitch, se refiere en la sección titulada Igueret
Hakodesh, capítulo 11, al efecto que tiene una emuná (fé) inadecuada o desubicada
sobre nuestro estado psicológico del ser. Específicamente en relación a aquel que
pone una fé excesiva en la seguridad y el bienestar material, y la desesperación
que proviene de no poder lograr estos objetivos, el Tania opina:

“Este asunto sólo puede ser remediado por medio de la fé verdadera en Aquel que
“formó el comienzo de todas las cosas”; a través de la creencia en que la creación
ex-nihilo (literalmente de la nada)… tiene lugar en cualquier período o momento,
que todas las cosas creadas vienen a la existencia desde Su bendita Sabiduría que
da vida a todo. Y cuando el hombre medite desde lo profundo de su entendimiento y
visualice en su mente la idea de que su propio ser emerge de la nada a cada
instante ¿cómo puede abrigar el pensamiento de que su vida es sufrida o está
atormentada con aflicciones, ya sea de hijos, salud, sustento o cualquier otro
tipo?

“Contemplar el reino de la Nada, comparable a Su bendita Sabiduría, es la fuente


de la vida, el bienestar y el regocijo, es el Eden que existe incluso más allá del
Mundo por Venir. Este reino aparece como de maldad y aflicción sólo porque no
puede ser comprendido. Pero la verdad es que el mal no desciende de lo Alto, todo
es realmente bondad, sólo que no se pecibe como tal debido a la enormidad y la
grandeza de Su bondad.

“Esta es la esencia de la fé para la cual el hombre fue creado, creer que no hay
ningún lugar vacío de El, que todos vivimos en la luz del semblante del Rey, y
conformes por la fortaleza y alegría que provienen de Su vigilia porque El es
bondad todo el día.

“Por eso, es de suma importancia que el hombre esté alegre y se regocije en cada
momento y hora, y que viva verdaderamente con su fé en Di-s, Quien le da vida y le
otorga bondad en todo momento. Y aquel que se entrega a la tristeza y la pena,
aquel que muestra poseer un poco de infortunio o aflicción y carece de cierta
bondad, es como si fuera un hereje, Di-s libre. Es por esto que la melancolía es
tan rechazada en la tradición esotérica.

“El creyente, sin embargo, no se desespera ante los aparentes sufrimientos


mundanos, recibe todos los asuntos de este mundo, buenos o malos, con absoluta
ecuanimidad. Aquel a quien no le resultan asi se muestra a si mismo como de los
“érev rav”, “la multitud mezclada”, que rinden culto sólo a si mismos… y hubiera
sido mejor para él no haber nacido.

“Pues el propósito de la creación del hombre en este mundo es esencialmente para


probarlo con estas tribulaciones y para descubrir lo que hay en su corazón: si se
vuelve a otros dioses, es decir las pasiones del cuerpo que derivan de la “sitra
ájara”, el “otro lado”, o si su verdadera voluntad y deseo es vivir la vida
auténtica que se deriva del “Di-s vi”…

“Y si cree que vive genuinamente por estas fuerzas Divinas y que todas sus
necesidades y asuntos emanan verdaderamente en todos sus detalles – no del “otro
lado” – sino “de Di-s que planea cada paso del hombre”; si es así, entiende que
cada cosa es esencialmente para bien, sólo que no siempre es captado de esa
manera.

“Y en virtud de esta creencia todo se torna bueno aún en un plano revelado, porque
reconociendo que el mal aparente deriva su existencia del Bien Supremo (que es Su
Sabiduría insondable, bendita sea, el Eden que trasciende el Mundo Venidero) se
ve, a través de tal fé, que el mal es vuelve verdaderamente elevado y absorbido en
el Supremo Bien oculto.”

En resumen, el Tania sugiere que la emuná que se logra por la contemplación de la


creación ex-nihilo, liga al hombre a su fuente en la “Nada Divina”. Antes de
alcanzar este nivel de emuná el hombre mora en la sombra de la “destrucción”
cósmica de la realidad, provocando que le atribuyamos autonomía al reino material
y a las fuerzas del mal que están asociadas a menudo con él. Pero perfeccionando
su emuná el ser humano puede comenzar a ver la ciega tiranía del mal y los
sufrimientos como una distorción de la conciencia producida por estar poco
infundido de la fé en los orígenes Divinos de la existencia física.

La emuná nos lleva a entender que la Nada Divina, que existe más allá de nuestra
realidad fragmentada, representa la fuente definitiva de absoluta bondad de todas
las cosas. Este punto de origen universal, conocido también como “origen de todos
los deleites”, es lo que el Baal HaTania nos refiere como el “Eden que trasciende
el Mundo Venidero”. Esta dimensión está tan por encima de nuestra presente
realidad, que la única forma en que puede ser descripta conceptualmente es como la
“Nada”. Sin embargo, cuando se experimenta la Nada Divina, refleja la existencia
en el universo de un standard de virtud completamente incalificable, una calidad
de bondad esencial y absoluta presente en el núcleo de todo ser.

4. La Interfase Oculta entre el Ser y la Nada


En el segundo capítulo de esta serie, atribuimos al Ramban lo que es aceptado
generalmente como el concepto simple de la creación ex-nihilo: el rechazo a la
noción de que el universo es eterno junto con la afirmación de que posee un punto
de origen Divino. Sin embargo, esta fórmula deja indeterminada la siguiente
cuestión: hasta que punto la creación fue un evento fijo y único que determinó las
condiciones del universo para siempre, o simplemente fue la iniciación de un
proceso continuo de renovación y renacimiento que tiene lugar en cada instante. La
contrbución de la cabalá y el jasidismo a la comprensión de la Creación ex-nihilo
es afirmar esta última aseveración.

Desde el punto de vista humano, según las palabras del Tania, “la idea de su
propio ser surgiendo de la nada a cada instante y en todo momento”, se vuelve
claro que todas las cosas están siendo perpetuamente recreadas a nuevo desde la
Nada Divina hasta aterrizar en la realidad. En su raíz, la vida es un continuo
momento presente que no está determinado por el que le precedió y al que no le
concierne el que le seguirá.

Conceptos que implican extensión, tales como “proceso” o relación”, tienen poca
relevancia en un universo donde cada instante en el tiempo es percibido como
completamente independiente y autosuficiente. El problema con semejante
argumentación es que no puede ser aferrada por la intuición humana; después de
todo, el ser humano está dotado con el sentido de poseción de un “pasado”, una
progresión de los pensamientos en el tiempo, sensaciones y experiencias que
contribuyen a una imagen integrada y perdurable de quién somos. La visión
“puntual” de la realidad propuesta arriba puede aparentar hacer añicos la premisa
de causalidad que sirve como una de las asunciones básicas de la experiencia. Más
aún ¿cómo se puede reconciliar la descripción de la Creación como un proceso de
rectificación con una visión de la existencia que preasume que cada momento es
generado nuevamente y está desconectado completamente del que le precedió?

Estas dificultades pueden ser resueltas apreciando cómo las visiones opuestas de
la Creación que se consideraron arriba en realidad se complementan una a la otra.
Aunque es verdad que la experiencia humana argumenta en favor de una visión de la
realidad como una entidad firme y autosuficiente, nuestra creencia en la
rectificación necesita reconocer la posibilidad introducir una fuerza de vida
enteramente nueva dentro del sistema homeostático. Sin la energía de la Nada
Divina disponible a nuevo en cada momento, cómo uno espera redimirse a si mismo,
sino al universo, de las imperfecciones que son innatas de la creación? Mientras
que el trabajo de rectificación tiene lugar dentro de la realidad fracturada que
es accesible a la conciencia, su inspiración proviene de la Sabiduría Divina de la
Nada Divina que llena la sinapsis invisible del tiempo.

A través de aferrar la superconciencia a nuestra emuná, se hace posible traer de


ese reservorio la energía que necesitamos para la salud de la Creación.
Sumergirnos en la dimensión atemporal de la Nada Divina trae alivio y reparo a un
mundo asolado por un sentido implacable de su propia temporalidad.

La delicada y oculta interface entre el Ser y la Nada, expresada por el concepto


de la Creación ex-nihilo, acentúa lo artístico de la Creación. La “artesanía
artística” del Todopoderoso se manifiesta en el principio de un universo en
continua regeneración. En virtud de nuestra fé en el constante potencial de
rectificación de la Creación, estamos brindando la oportunidad de colaborar con
Di-s en la restauración de la verdadera imagen Divina de la realidad.

5. El Reino Desconocido e Incognoscible de la Cabeza Incognoscible


El estado de emuná deriva de un reino celestial conocido en cabalá como la Cabeza
Incognoscible. Es la más alta de las tres “cabezas”, o regiones psíquicas, que
están incluidas en la sefirá fundamental de Keter, corona. En el lenguaje
simbólico del jasidismo, keter es utilizado para representar el estado
supraconciente del ser, cuyo nivel más profundo es identificado como la Cabeza
Incognoscible.

En el Zohar se referiere a este nivel como la “cabeza que no se puede conocer o


ser conocida”. Como alude a una mentalidad que escapa tanto al propio escrutinio
como al de los demás, la Cabeza Incognoscible provee un símbolo adecuado para el
estado totalmente suprarracional de emuná en el inescrutable Ser de Di-s.
A diferencia de otros estados espirituales que la conciencia puede representar de
alguna forma, la emuná resiste todo intento de ser “investida” tanto en el
pensamiento, el habla o la acción (las tres vestimentas del alma). No hay ningún
medio de expresar su esencia o poder abstractos, y por ende no hay ningún medio de
ser aprehendida por uno mismo o por los demás.

De todos los aspectos que componen el alma, sólo la Cabeza Incognoscible se


resiste a tomar alguna “vestimenta”, por lo que también es llamada “la cabeza
descubierta”, es decir, un estado superconciente que no puede ser verificado
externamente. Análogamente, Emuná también se resiste a investirse, rechaza ser
definida con las premisas de la experiencia conciente.

La verdadera emuná está basada en la “incertidumbre” de la Cabeza Incognoscible.


En el momento en que se trata de expresar la fé en términos de nuestra experiencia
intuitiva, ella deja de ser genuina. Un adagio jasídico expresa esto afirmando que
al descubrir a Di-s, uno deja de estar seguro de cualquier otra cosa, incluyendo
nuestra propia existencia. Uno es tan consumido por el conocimiento de la suprema
realidad de Di-s, que incluso la simple asunción de nuestro propio ser rehusa a
hechar raíces en la conciencia. Esta es la esencia del “principio de
incertidumbre” que tiene lugar en la Cabeza Incognoscible. Esta vivencia de la
experiencia conciente engendrada por la Cabeza Incognocible, persiste incluso
cuando la experiencia aparece apoyando y acaso verificando la emuná misma. La fé
verdadera debe permanecer absolutamente impermeable a las persuaciones de la
conciencia, ya que sólo cuando se logra una total incertidumbre en el reino de la
creación se puede verificar la realidad del Ser de Di-s.

Someterse a la incertidumbre como un camino para descubrir a Di-s representa un


legado que llega hasta nosotros desde nuestro padre Abraham, el primer creyente.
El fue llamado Abraham, que significa el que viene desde el “otro lado”. Todas las
creencias y suposiciones de este mundo existen en un lado del fluir de la
conciencia mientras que Abraham se planta firmemente en el otro. Elevándose por
sobre las certidumbres de lo terrenal (Génesis 15:5), descubre la fé y a Di-s.
‘Contemplando desde la cúspide del monte Amana’: este es Abraham, de quien está
escrito: ‘Y él creyó en Di-s’ (Shir HaShirim Rabba 4:3).

La determinación de Abraham de ir en pos de la fé en el Di-s único mientras estaba


rodeado de una civilización pagana, lo llevó a un estado de absoluta aislación.
Desde este estado de soledad devino en padre de la nación judía. El estado de
soledad existencial que impuso sobre si fue un reflejó del dominio que tenía el
reino de la Cabeza Incognosible sobre su conciencia. Descubrió ese punto absoluto
de soledad en el alma donde la fé en Di-s donde el ser adquiere una medida
incierta.

Afirma el Zohar: “cuando la cabeza de una nación está en una condición armónica,
toda la nación lo está también.” Esto puede ser entendido como referido a Abraham,
el primer lider del pueblo judío, pero igualmente se puede aplicar en un sentido
figurativo a la Cabeza Incognoscible, la “cabeza” suprema o mentalidad que define
nuestra identidad espiritual. Como generador de la emuná en nuestro alma, la
CaIncognoscible nos permite adquirir soberanía sobre nuestras vidas al conectarnos
con el sublime origen del ser. Cuando la emuná de la Cabeza Incognosible trabaja
en forma adecuada, así lo hacen los otros poderes del alma. En cambio, si lo hace
deficientemente los otros poderes se vuelven incapaces de asegurar el balance y la
productividad de nuestra vida espiritual.

6. Las Tres Almas del Hombre


En el primer capítulo del Tania, R. Shneur Zalman se explaya acerca de las dos
fuerzas que crean la dinámica espiritual que actúa en todo judío: El Alma Divina,
esa parte de la Esencia de Di-s que mora dentro nuestro y que nos impele a
trascender su naturaleza física, y el Alma Animal, la fuerza que está detrás de
las emociones e instintos de la criatura humana que lo liga a lo material (el Alma
Animal es llamada también “Alma Vital” o “Alma Natural”).

También se insinúa en el Tania, aunque elaborada más explícitamente en los últimos


escritos de jasidut, la existencia de una fuerza intermediaria llamada Alma
Racional, que busca motivar y elevar el Alma Animal filtrando la experiencia
natural a través del prisma de la razón humana (mientras que el Alma Divina es una
herencia exclusiva del pueblo judío, las otras dos almas son de naturaleza
universal, definiendo los parámetros psíquicos para toda la humanidad. De todas
maneras existen diferencias sutiles pero significativas respecto de la forma en
que se manifiesta el Alma Racional en el judío). De acuerdo con la doctrina
jasídica, Abraham comenzó su camino de fe refinando la emuná inherente dentro de
su Alma Animal y su Alma Racional. Una vez perfeccionadas, adquirió un conjunto
nuevo de poderes espirituales que conocemos como Alma Divina. Incorporó tan
completamente estos poderes en su ser, que el Alma Divina pasó a ser
inmediatamente una característica genética que heredó a las generaciones
subsiguientes de judíos.

Estas tres variedades de alma, aunque únicas y a menudo desparejas en cuanto a sus
características individuales, poseen de todas maneras una estructura interna
común. Esto refleja un principio general del jasidut (parafraseado de Kohelet
7:14): “Di-s obró de manera tal que dimensiones diferentes de las realidad de
hecho reflejan una a la otra”. Así se puede asumir que el Alma Animal posee un
nivel de emuná paralelo a los que se encuentran en el Alma Divina y en el Alma
Racional.

Cuando alcanzamos la verdadera emuná del Alma Divina, toda forma inferior de fe no
parece más que una mera superstición, pero sin embargo, incluso un nivel
deficiente de fe puede gobernar sobre un conjunto de fuerzas espirituales
relacionadas. Consecuentemente, los niveles de emuná nativas del Alma Animal y del
Alma Racional deben ser vistos como poseedores de una propia integridad, ya que
sirven para el progreso del alma hacia la verdadera emuná del Alma Divina.

Lo que sigue puede servir como un esquema de esta evolución de la fe:

a) El Alma Animal produce emuná en la fuerza del Ser.

Este es el nivel de emuná que se debe cultivar durante las etapas formativas en
que el hombre explora sus capacidades naturales. Su ausencia resulta en severos
disturbios de la identidad, dejando al individuo con un marcado sentido de su
propia impotencia y debilidad del Yo.

Aislada de una emuná elevada, la fe en el Yo puede llevar al engreimiento


paradigmático retratado íblicamente por la autoproclamación: “mi fuerza y el poder
de mi mano me llevaron al éxito” (Deuteronomio 8:17). Pero acompañada de la fe en
el origen Divino de nuestra alma, la seguridad en si mismo no necesita mucho
tiempo para ser suplantada por la confianza en Di-s. De hecho, puede proveer una
base legítima y esencial para el crecimiento espiritual, como se evidencia de la
continuación del versículo: “y recuerda a Di-s tu Señor, Quien es el que te
concede a ti el poder para prosperar”. Los logros siguen siendo tuyos, como así
también el poder de producirlos, simplemente reconoce la Fuente que te inviste con
esos poderes. [Esta idea se hace evidente de las palabras del Rey David: ‘Retorna
a El lo que es Suyo, porque tu y lo que es tuyo vienen de El’, y también dijo:
‘porque todo deriva de Ti, y de Tu propia mano proviene lo que ahora Te damos’
(Crónicas I 29:14)].

b) El Alma Racional produce emuná en la fuerza del Intelecto.

Este nivel de emuná comprende el origen de la fe humana en la Ciencia y la Razón.


Representa la creencia en que la mente, con su capacidad siempre en desarrolo de
comprender la complejidad de la existencia, nos permite en definitiva lidiar con
los desafíos más acosantes de la vida.

Hay un elemento de humildad y desinterés en la búsqueda genuina de la verdad y el


conocimiento que hace que esta variedad de fe sea más refinada y apreciada que la
que está asociada con el Alma Animal.

Su asociación con la negación de la creencia irracional puede servir incluso para


realzar nuestra comprensión de cuestiones Divinas, como la fe racionalista
propugnada por el Rambam. Pero nunca puede suplantar a la emuná del Alma Divina,
que permite al alma confirmar positivamente que su propia supraconciencia
desciende desde el reino de la Esencia Divina.

c) El Alma Divina genera verdadera emuná en Un Di-s.

Este es el nivel de emuná al que se puede llegar sólo a través de experimentar la


soledad desnuda de nuestro ser. Mientras que el cultivo de la emuná en el Yo y la
Razón fija su atención en los rasgos de carácter y la inteligencia que son comunes
a todos los hombres, alimentar la emuná nos guía hacia la misteriosa raíz de
nuestra alma singular y única. Desde esa raíz, la emuná en nuestros origenes
Divinos lleva a enriquecer las formas inferiores de fe que están asociadas a la
experiencia humana.

La Interinclusión de la Emuná

Jasidut nos enseña que dada cualquier estructura jerárquica conceptual, podemos
encontrar en cada elemento de ese conjunto un principio básico para identificarlo
con los otros elementos. Esto se denomina el principio de “interinclusión”
(hitkalelut). Esto implica que hay aspectos de nuestra emuná en el Yo, la Razón y
en Di-s que se reflejan entre si.

Exploremos el espectro completo de la emuná que deriva de la aceptación de este


principio:

La emuná del Alma Animal:

1. Su expresión primaria: la creencia en la capacidad del Yo de sobrellevar las


adversidades físicas y emocionales de la vida e incluso tener éxito y
prosperar.
2. Como reflejo del Alma Racional: confianza en los poderes de evaluación de la
realidad que tiene nuestro ser. La fe en la razón se manifiesta a este nivel
como la validación de la interpretación particular de la propia experiencia
inmediata de cada individuo.
3. Como reflejo del Alma Divina: creencia en los poderes trascendentes del Ser,
aquellos recursos internos que derivan claramente de un lugar ubicado más
allá del intelecto y las emociones y que expresa la influencia de nuestra
Alma Divina sobre las capas más externas de la personalidad. La expresión
posiblemente más significativa de esta dimensión de la fe es la capacidad de
autosacrificio.
La emuná del Alma Racional:

1. Expresión primaria: fe en la razón humana y en el poder de nuestro intelecto


para evaluar la realidad y determinar la verdad.
2. Como reflejo del Alma Animal: creencia en los axiomas de la vida civilizada
promulgados dentro del medio ambiente propio. Esto deriva de la experiencia
acumulada y la sabiduría de nuestra cultura nativa.
3. Como reflejo del Alma Divina: creencia en el intelecto Divino oculto que
concibió la naturaleza y toda la realidad creada. Este especto de la emuná
puede ser conectada con la creencia de Di-s como Elokim, una designación que
evoca el dominio de Di-s sobre la naturaleza. [Incluso el Faraón fue capaz de
alcanzar este nivel de emuná, como es evidente de su respuesta (Números 5:2)
al pedido de Moisés de liberar de la esclavitud a los hijos de “Di-s, el
Señor de Israel”: “Yo no conozco a Di-s (Havaiá, como está esccrito en la
Torá)”. Inferimos de esto que el Faraón sólo negó su conocimiento de Di-s en
su aspecto de Hashem (Havaia) pero no como Elokim, el poder inherente detrás
de la naturaleza].
Esta dimensión de emuná afirma que existen leyes de la naturaleza inspiradas
Divinamente que son inconcientes para el hombre, leyes que son responsables de la
forma en que nuestras mentes procesan la realidad. Concientemente, con su origen
en un intelecto Divino universal e inescrutable, este nivel de emuná es en si un
fenómeno cuya existencia sólo puede ser afirmada a través de la fe. [Algunas
interpretaciones de la física moderna también sugieren que las leyes fundamentales
del conocimiento conciente, por su propia naturaleza, son inaccesibles a la razón
humana y posiblemente están basadas en alguna Realidad Superior].

La emuná del Alma Divina:

1. Expresión primaria: Creencia en el Di-s único, fuera de cuya Escencia es


labrada el alma judía.
2. Como reflejo del Alma Animal: creencia en el carácter Divino del pueblo
judío, quien lleva colectivamente la marca de la Divinidad en sus almas. La
“fe en Israel” se expresa principalmente como una creencia persistente en la
pureza y bondad innatas del alma judía.
3. Como reflejo del Alma Racional: creencia en la Torá, vehículo del Intelecto
Divino, como declara el Zohar: “la á surge de la Sabiduría de Di-s”. Más que
de nuestra fe en el poder de la razón humana, esta creencia también surge de
apreciar el alcance ilimitado y en permanente evolución que proviene de la
sabiduría de la Tora. La comunidad de sabios de cada generación, por medio de
su perspectiva individual en su comprensión de la Torá, revela una dimensión
inexplorada de la sabiduría Divina que aguarda ser revelada, como se sugiere
de la introducción standard del Midrash: “Abrío rabi tal y tal…”. (Las tres
faces de la emuná manifestadas a través del Alma Divina reflejan la
aseveración del Zohar que “Israel, la Torá y Di-s son Uno”).
En resumen, cada una de estas tres almas que posee el judío está coronada por un
halo de emuná. Cada emuná del alma abriga elementos inspirados por los otros dos.
Juntos abarcan 9 dimensiones que constituyen el conjunto completo de la fe judía:

El Alma Animal emuná en: 1. los poderes trascendentes del ser


2. nuestra capacidad de evaluar la
realidad
3. nuestras capacidades físicas
emocionales

El Alma Racional emuná en: 1. la sabiduría Divina de la naturaleza


2. la razón humana
3. la moral social

El Alma Divina emuná en: 1. Di-s


2. La Torá
3. Israel

Parte 2: Autoconocimiento
 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Autoconocimiento – Conócete a Ti Mismo

En la antigua Delfos, estaba escrito en el altar del oráculo de Apolo las palabras
“Conócete a ti mismo”. Desde aquella época, la cultura secular occidental ha
considerado al autoconocimiento, como la gema de la corona del propósito humano.
La Torá, por el contrario, nos dice: “Conoce al Di-s de tu padre, sírvelo a El con
todo tu corazón y el deseo de tu alma”, y también “Sabe ante quién estás parado”.
Dentro del esquema de la Torá, el propósito del hombre es conocer a Di-s, o sea,
estar constantemente perceptivo a Su presencia, que es lo que da plenitud a la
conciencia del hombre.

Sin embargo, esto crea una paradoja. Para conocer a Di-s, el hombre debe conocerse
primero a si mismo, porque en cada judío hay un alma que debe ser considerada
parte de Di-s. Al conocer una parte, podemos conocer el todo. La tarea del hombre
es, entonces, descubrir la Divinidad oculta en su interior. Empresa nada simple,
pero sin duda invalorable. Una vez armonizada con su propia dimensión Divina, la
persona estará mejor posicionada para ver la Divinidad inherente en toda la
creación, y sentir exactamente cuál es su rol individual en el gran proyecto del
Creador.

Dice la Tora, que Di-s creó el mundo para tener un hogar en los mundos inferiores.
“Inferiores”, no implica humildad física, sino humildad en la escala de la
conciencia de Di-s. Nuestro mundo material, se encuentra en el peldaño más bajo de
una basta jerarquía de universos u órdenes de existencia, dotado cada uno, con un
grado diferente de percepción de qué y quién es Di-s. Nuestro mundo es el más bajo
en ese respecto, y por si mismo, no refleja en principio el hecho de que alguien
lo haya creado. La naturaleza es entonces, un disfraz perfecto para el poder
Divino, que constantemente crea el mundo, que le permite a la gente nacer, vivir
toda su vida, y morir sin que jamás se les pueda ocurrir que hay un Di-s. De
hecho, El está tan oculto, que hay mucha gente inteligente que está convencida de
que no existe.

Es este mundo, en donde la Divinidad está tan oculta, donde El pretende hacer su
hogar. Precisamente aquí, donde todo aparenta ser antitético de la percepción de
Di-s, El quiere que todos se percaten de su existencia, y establezcan una relación
con su Creador. Este es el motivo de que haya creado semejante mundo en primer
término, y de que cada alma individual, que es parte de Di-s, sea enviada aquí
abajo. Cada individuo tiene un rol único en el logro de este objetivo, y la única
manera de que una persona pueda tener idea de cuál es su propósito específico en
este esquema, es armonizándose con la Divinidad que hay dentro de él.

De acuerdo con el judaísmo, es con este sentido y para este fin, que la persona
debe conocerse a si misma. Conociendo la parte, o sea su alma Divina, puede tener
un atisbo del todo, la esencia de Di-s reflejada en ella.
Parte 3: La Salida
 Jaim Frim
 julio 9, 2018

La Salida

La psicología laica se basa, por definición, en los conocimientos que se obtienen


y verifican por medio de la experimentación científica. Di-s, por supuesto,
trasciende este estrecho marco. Así, la psicología secular no presume de conocer
nada acerca de la existencia o los asuntos de Di-s. A pesar de que no niega
categóricamente Su existencia, tiene que ignorarla como determinante activo de la
salud mental. Más todavía, tiene que ignorar la existencia del alma Divina como
entidad separada y que trasciende la conciencia básica humana, a la que la
psicología reconoce y con la cual trata.

Esto deja a la psicología secular en algo así como un dilema filosófico. Si una
persona se está hundiendo en arenas movedizas, se tiene que aferrar a algo o
alguien que esté afuera para que lo saque. En forma similar, una persona asediada
por problemas y ansiedades, necesita procurarse a si mismo de alguien o algo que
trascienda estos inconvenientes, para que lo libere de ellos. Pero lo máximo que
la psicología laica le puede ofrecer al alma sufriente, es la mano auxiliadora de
otro ser humano (o quizás una dimensión humana aún inexplorada del mismo
paciente). Esto puede proporcionar un respiro temporario, pero no puede aspirar a
servir como una solución definitiva, de momento que todos los seres humanos, están
sujetos a un mayor o menor grado de limitación y restricción psicológica.

Si estamos todos en el mismo barco, ¿quién está allí para arrojarnos una soga?
Cualquiera sea el éxito que la psicología secular pueda conseguir en liberar al
hombre de la maraña de problemas, es en el mejor de los casos sólo una ayuda
temporaria o superficial. Por más impresionante que su éxito pueda ser, por su
misma naturaleza, no puede encausar o resolver los enigmas fundamentales de la
existencia humana. Después de todo, se origina en la misma mente humana que está
tratando de comprender. En contraste, el reconocimiento conciente del alma Divina
que hay dentro de nosotros, es la clave para nuestra redención psicológica
personal, frente a las fuerzas que amenazan doblegarnos. No importa cuán bajo
podamos pensar que hemos caído, Di-s permanece con nosotros y está siempre ahí,
arrojándonos una cuerda de la cual agarrarnos, para que elaboremos nuestro camino
para subir y salir del pozo. Cuanto más podamos sensibilizarnos a nuestra esencia
Divina interna, más rápido podremos desembarazarnos de las tribulaciones que nos
tiran para abajo.
Conocer a Di-s, significa sentir Su misericordia, porque la Torá nos enseña que
ese es el atributo esencial de nuestro Creador. Cuando la persona está conciente
de la infinita misericordia de Di-s, que lo envuelve en todo momento, ella puede
evaluar segura y objetivamente su propia salud psicológica. Sabiendo que puede
recurrir a Su amor, no tiene miedo de reconocer la verdad sobre si mismo, no
siente la necesidad de esconder su comportamiento bajo toda clase excusas o
justificaciones. Es por esta razón, que hasta que una persona no ha logrado cierto
tipo de concientización de su alma Divina, es probablemente mejor que no afronte
los aspectos oscuros de su personalidad, que yacen enterrados profundamente en su
subconciente. Por cierto, es un acto de misericordia por parte de Di-s, que haya
algo como el subconciente, donde la maldad que está al acecho en el corazón del
hombre, se mantenga oculta hasta que estemos preparados para enfrentarla.

La psicología laica hizo, por supuesto, tremendos adelantos en ayudar al hombre a


conocer su propia mente y mejorar su bienestar psicológico y habilidad para
afrontar los desafíos de la vida. El judaísmo ve la ciencia y la investigación
positivamente, siempre y cuando tenga por objetivo complementar e incrementar la
sabiduría de la Torá, antes que suplantarla o atacarla. Inversamente, la sabiduría
de la Torá nos permite identificar qué es verdadero y qué no lo es, en las pruebas
de la investigación laica, y asociar cada verdad con su contexto apropiado en la
visión del mundo que tiene la Torá.

Haciendo esto, elevamos las chispas de divinidad, que son parte integrante de todo
el conocimiento de la ciencia, y las liberamos de su sumisión a la orientación
laica. Esta es en si misma, una fase importante en la rectificación de la
realidad, que a fin de cuentas nos conducirá al regocijo de la Redención final y
definitiva.

Parte 4: Técnicas Terapéuticas


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Técnicas Terapéuticas

En general, podemos afirmar que la mayor parte de los desórdenes psicológicos,


tienen su raíz en la ansiedad. En principio, la misma tensión y las presiones que
acompañan la angustia por los temas más básicos, como la salud y el dinero, causan
y exacerban muchos problemas psicológicos. A un nivel más profundo, un examen
íntimo revela que casi todos los desórdenes provienen, ya sea de algún miedo o
fobia conciente o subconciente, o de alguna frustración proveniente del inevitable
conflicto, entre las básicas urgencias animales del hombre, y sus aspiraciones
espirituales (en el caso del judío, debemos agregar también el conflicto entre
estos últimos y su tercer nivel de conciencia, la de su alma Divina, cuyo único
deseo es cumplir la voluntad de Di-s). En una persona que cree en Di-s y trata de
vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Torá, estos miedos y frustraciones
también pueden expresarse como miedo al pecado. La confrontación y el tratamiento
de la ansiedad, en cualquiera de las formas que pueda asumir, es la base de toda
terapia psicológica.

Las enseñanzas de la cabalá, como del judaísmo en general, están íntimamente


ligados a los matices del texto escrito de la Torá. Toda pesquiza dentro del
enfoque cabalístico de un tema en particular, debe comenzar con un análisis de
cómo es tratado por el texto sagrado. La ansiedad es mencionada varias veces en la
Torá escrita, pero la instancia seminal es el siguiente versículo del libro de
Proverbios, 12:25.

“Si hay ansiedad en el corazón del hombre, déjenlo que la suprima.


Y que la convierta en alegría con una buena palabra.”

El libro de Proverbios fue escrito por el rey Salomón, que fue el más sabio de
todos los hombres, particularmente en el campo de la psicología humana. En este
versículo, entonces, podemos esperar encontrar la clave para el bienestar
psicológico, y el apropiado enfoque para enfrentarse con los problemas de la salud
mental. La frase “déjenlo que la suprima”, es el sentido básico del verbo que
describe qué es lo que tenemos que hacer con la ansiedad. La tradición registra
otros dos significados auxiliares: “déjenlo que la ignore”, y “déjenlo que la
articule”. Tenemos entonces tres instrucciones distintas, que representan tres
técnicas terapéuticas diferentes y complementarias para enfrentar la ansiedad.
Cuando son implementadas correctamente, se puede esperar de estas técnicas en
conjunto, que impidan que la ansiedad devenga en una condición más seria, e
incluso hasta que curen completamente al paciente.

Parte 5: Suprimir La Ansiedad


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Suprimir la Ansiedad

La primera y más básica instrucción que formula el versículo de Proverbios: “Si


hay ansiedad en el corazón del hombre déjenlo que la anule, y la transforme en
alegría con una buena palabra”, es anular la ansiedad que mortifica el corazón, o
sea desinflarla o disminuir su envergadura.
Esto puede ser realizado de dos maneras: la primera es através de la auto
abnegación. Cuando una persona es afligida por algún motivo, su tendencia natural
es centrar su atención en él hasta que la ansiedad comienza a dominar todo su ser.
Su problema le preocupa día y noche, lo acosa incesantemente y, eventualmente,
comienza a definirse a si mismo en los términos de su miedo. En su imaginación el
pánico comienza a asumir proporciones apocalípticas, stá convencido que nadie
puede penetrar en la profundidad de sus problemas. De esta manera su ansiedad
sirve inflar su ego, que ahora se fundamenta e identifica con su miedo.

Sin embargo, si se detiene por un momento para contemplar la infinita grandeza de


Di-s y la insignificancia del hombre comparado con El, su ego se va a desinflar
inmediatamente. Entonces, cuando una persona renuncia a su ego, sus preocupaciones
sufren una pérdida de magnitud similar: si él no es nada, también sus problemas
serán seguramente nada. No estamos sugiriendo que una persona desinfle su ego
disminuyendo negativamente su autoimagen. Hacer incapié en faltas y defectos sólo
lleva a la depresión y la desesperanza. La humildad que una persona debe pretender
cultivar es la de naturaleza existencial, una conclusión natural que proviene de
su apreciación de la naturaleza de su existencia, y ver cómo son las cosas
exactamente sin culparse a si mismo. Di-s es infinito y el hombre finito, e
incluso el número finito más grande que se pueda imaginar, es nada comparado con
el infinito.

El segundo método para aplastar la ansiedad es con la plegaria sincera. Cuando


alguien está asediado por un problema, y seguramente por alguna clase de ansiedad,
debe implorar a Di-s para que se lo resuelva. Creer en la omnipotencia y
misericordia de Di-s implica que sólo El puede y va a proveer la solución efectiva
a todo problema. Tanto con las inspiradoras palabras de la liturgia o del libro de
los Salmos, o por la verbalización espontánea e informal de los anhelos del
corazón, una persona siempre puede beneficiarse con el benevolente interés que
tiene Di-s por su vida. No debe caer en la trampa de pensar que por cuanto que Di-
s es compasivo por naturaleza no tiene necesidad de rezar, o que si Di-s lo hace
sufrir a pesar de Su compasión significa que es por su propio bien. Aunque esto es
seguramente verdadero, es sólo parte del cuadro general. Di-s quiere que
reconozcamos nuestra impotencia ante El, y seamos concientes de que podemos y
debemos dirigirnos hacia El para todo.

Entonces, incluso si los padecimientos de la persona se deben a sus pecados o a la


rectificación de una encarnación previa, la sentencia siempre puede ser conmutada
con la plegaria. El acto de rezar sirve para desinflar el ego, ya que al invocar
la misericordia Divina, la persona está admitiendo que algunas cosas en la vida
son simplemente tan grandes que él no tiene necesariamente todas las llaves para
su salvación. Y como dijeramos, tan pronto como su ego se desinfla, sus ansiedades
se desvanecen junto con él. El viento los deja fuera de combate, y ya no plantean
la amenaza ominosa de antes.

Tanto si se logra con la contemplación o la plegaria, el resultado de anular la


ansiedad es ese sentimiento liberador de que no todo está perdido. El problema
posiblemente siga estando allí, pero ha sido reducido a su verdadera magnitud, y
ya no amenaza aplastar a la persona bajo su peso como lo hacía antes. Ahora que ha
sido liberado de esta opresión, puede proseguir con la fase siguiente de su
terapia.

Parte 6: Ignorar La Ansiedad


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Ignorar la Ansiedad
La segunda fase de la terapia es ignorar la ansiedad, como lo sugiere la segunda
interpretación del verbo en el versículo de Proverbios: “Si va a haber ansiedad en
el corazón de un hombre, déjenlo que la aplaste y la transforme en alegría con una
buena palabra”. Esto es mucho más fácil de realizar una vez que la inmensidad del
problema, según la percepción de la persona, ha sido reducida con la primera fase
de la terapia descripta en el artículo anterior

Para ignorar una preocupación hay que reemplazarla con un buen pensamiento.
Posiblemente no seremos capaces de detener el pensamiento, pero sí estamos en
libertad de elegir en qué pensamos. En vez de concentrarnos en lo que nos preocupa
de un tema en particular, podemos concentrarnos en algún aspecto de él que nos
haga sentir seguros y alegres. Esta es la intención subyacente en la segunda parte
del versículo antes citado: “… y la transforme en alegría con una buena palabra.
Por eso la Torá nos dice: “He puesto ante ti vida y muerte, bendición y maldición,
¡Elige la vida! Deuteronomio 30:19

Vemos que hay en cada situación algo positivo y algo negativo, ¡Elige ver lo
positivo! El poder del pensamiento positivo para traer el bien y el negativo para
lo contrario fue documentado una y otra vez. No hay razón para no utilizar esta
potente herramienta para mejorar la calidad de nuestra vida en general, y nuestro
bienestar mental en particular
Por su propia naturaleza, la mente tenderá a llenarse de pensamientos negativos
que provienen de su subconsciente no rectificado, por lo tanto es necesario ocupar
concientemente la mente con pensamientos completamente positivos. La fuente mas
segura y potente de tales pensamientos y actitudes es la Torá misma, como esta
escrito en Salmos 19:9: “Los preceptos de Di-s son eternos, regocijando el corazón

La imagen utilizada en la Tora para describir esta técnica es tomada de la


historia de Iosef y sus hermanos. Cuando delato a sus hermanos, ellos lo arrojaron
a un pozo mientras debatían como deshacerse de él. La Tora describe a este pozo
como “vacio”, no había agua en él. (Génesis 37:23). La Torá oral explica la
aparente redundancia en esta descripción: “por cierto que no había agua, pero
estaba lleno de víboras y serpientes. Sin embargo Di-s no permitió que las
serpientes atacaran a Iosef por de su rectitud

El agua es entendida frecuentemente en el léxico alegórico de la Torá como un


símbolo del flujo vitalizante y refrescante de la propia sabiduría de la Torá. El
pozo, en esta alegoría representa la mente humana, que es idealizada como el
recipiente para contener el agua de la Torá; las víboras y serpientes representan
los pensamientos negativos y destructivos que predominan en ausencia de los
pensamientos positivos y orientados por la Torá; Iosef simboliza la habilidad de
la mente de transformar los malos pensamientos en positivos. Su entrada al pozo
neutraliza el poder de las fuerzas negativas que lo llenan

Todos tienen su Iosef interior, la habilidad profunda de alterar la perspectiva de


los problemas y verlos bajo una luz optimista. Si una persona es capaz de sacar de
adentro esta habilidad y utilizarla, mucho mejor. Si no, deberá requerir la
inspiración que reoriente su perspectiva de aquellos que sí la tienen

Parte 7: Articular La Ansiedad


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Articular la Ansiedad

La fase final de la terapia es la articulación o verbalización de la ansiedad,


segun es insinuada por el tercer significado del verbo en el versículo de
Proverbios: “Si hay ansiedad en el corazón de un hombre, déjenlo que la suprima, y
la transforme en alegría con una buena palabra”. La Tora identifica el poder del
habla como la quintaesencial expresión humana del hombre. Aún cuando su habilidad
de pensar es superior a la de las otras formas de vida, lo que define al hombre es
la excepcional habilidad de expresarle verbalmente a otro ser humano sus
pensamientos y sentimientos. Esto es así porque el habla, más que el pensamiento,
tiene el poder de revelar las profundidades ocultas del alma.

Todos experimentamos cómo el exteriorizar verbalmente, incluso para nosotros


mismos, nos ayuda a ordenar y cristalizar nuestros pensamientos. En muchos casos,
articularlos nos permite descubrir profundos puntos de vista y nuevas percepciones
sobre el tema que tenemos entre manos. Cuando la persona desnuda sus intereses y
ansiedades a un amigo o mentor sensitivo e interesado, este puede ayudarlo a
resolver su problema. La dialéctica del diálogo es el instrumento con el que
juntos llegan a la resolución del conflicto, como dice la Tora: “Di-s ilumina los
ojos de ambos”, Proverbios 29:13. También es esto lo que significa la segunda
parte del versículo: “…y la transforme en alegría con una buena palabra”.

La verbalización y el diálogo con el amigo o mentor, contribuye al proceso


curativo de tres maneras.

La primera contribución que hace el amigo/mentor a la solución de la situación es


su “objetividad”. El simple hecho de que no sufre el mismo problema que su
confidente, le permite verlo desde un punto de vista diferente y más ventajoso.
Incluso, a veces el confidente no necesita siquiera expresar esta perspectiva, su
simple presencia basta para que la persona la perciba y la articule por sí misma.
Si el problema no es demasiado complejo, esta perspectiva objetiva puede ser todo
lo que se necesita para calmarlo y para que enfrente su problema en forma exitosa,
tanto con o sin el consejo del confidente.

En esta fase el confidente permanece en su propio mundo, y es imperativo que así


lo haga para que pueda aportar ese punto de vista ventajoso desde el que su
confiado pueda ver su ansiedad objetivamente.

En aquellos casos en que esto no es suficiente, la siguiente contribución que el


amigo/mentor puede hacer, es mostrar al que deposita su confianza que a pesar de
la gravedad de la situación, aún queda en lo profundo de él un rincón que aún no
ha sido afectado. Tan pronto como se le recuerda al sufriente la presencia de este
intachable punto de plenitud y optimismo que hay dentro suyo, puede utilizarlo
para reestructurar toda la situación de una manera más positiva. Antes de
apercibirse de esto la persona se consideraba a sí misma problemática, como
agobiada por un complejo o un desorden psicológico. Ahora puede comenzar a
identificarse gradualmente con este punto interior saludable dentro de él, y
entonces rehabilitarse a sí mismo con esta imagen.
En esta etapa el confidente ya entra en el mundo del otro. Ve el problema desde la
perspectiva de su amigo, y reconoce la existencia y seriedad del motivo de su
ansiedad. Aunque al suprimir e ignorar el problema se reduce su enormidad, no
obstante aun permanece allí y se debe encontrar un camino para tratarlo.

La contribución decisiva que el amigo/mentor le ofrece al que padece, es


posibilitarle ver la ansiedad misma en una luz positiva. Esto se hace posible
considerando el elemento de la Providencia Divina. En el judaísmo es axiomático
que Di-s supervisa y guía los acontecimientos de la creación. El fundador del
jasidismo, rabi Israel Baal Shem Tov, hasta llegó a afirmar que la Divina
Providencia se extiende incluso hasta una hoja que cae en el bosque, y determina
exactamente cuándo y en qué dirección caerá. Hoy podríamos decir que Di-s dirige
todo, desde la mas pequeña partícula subatómica hasta la más grande fuerza
existente.

En esta etapa uno debe eludir caer en la trampa del fatalismo. La Providencia
Divina es sólo una cara de la moneda, la otra es el libre albedrío. El hombre es
un agente libre y por eso debe asumir plena responsabilidad por sus acciones. Los
teólogos advirtieron a traves de los años la exclusión reciproca entre la
Providencia Divina y la libre elección, tratando de resolverla. Pero la solucion
definitiva es que no hay solución, ellas constituyen una paradoja teológica. De
todas maneras la forma en que superamos esta paradoja es clara: invocamos la
Divina Providencia para explicar el pasado y el libre albedrio para encarar el
futuro. Di-s aparta, como si fuera, Su supervisión al considerar la elecci´on que
hace el hombre, pero después que la hizo se vuelve retroactivamente revelado que
era una parte predestinada del gran plan Divino.

De esta manera, todo lo que le sucede a una persona es directamente atribuible a


la Providencia de Di-s, y como El es bueno y misericordioso por definición,
resulta que incluso si una persona se encuentra en un estado psicológico
depresivo, esto también debe ser en aras de su máximo bienestar. Ya sea que él
tenga la fortuna de percibirlo alguna vez o no, esta nube gris, como todas las
demás, contiene el bien en su interior.

Más todavía, el jasidismo nos enseña que el bien oculto en una situación
aparentemente mala, es en realidad de un nivel superior que el bien que es
reconocido inmediatamente como tal. La razón por la que Di-s elige a veces ser
bueno con nosotros a través de caminos que parecen desagradables, es que el bien
que desea otorgarnos en estos casos es tan grande e intenso, que no podemos
recibirlo o asimilarlo bajo circunstancias normales. Como aquellos objetos
preciosos que deben ser envueltos para su protección con un material rústico, las
formas más elevadas del bien deben ser ocultadas dentro de su opuesto aparente.

Asi en vez de sentir que Di-s lo está ignorando o abandonando, la persona que
sufre de ansiedad debe aprender a considerarlo como un regalo personal de Di-s,
con el que expresa Su consideración especial. Esto por cierto es un examen de fé,
y el cometido del amigo/mentor en esta etapa, es el de apuntalar y profundizar su
fé en Di-s, Su inagotable bondad, y Su Providencia en todas las facetas de la
vida. Cuando se llega al éxito, al que estaba afligido se le revelara una honda y
más profunda dimensión de su personalidad, que no hubiera tenido y ni hubiera sido
posible de otra manera. Más aún, habrá renovado, refrescado e incluso profundizado
su conección con Di-s, pero sin expresarla o limitarla con los parámetros del bien
y el mal como son percibidos por nosotros.

Una vez que el que sufre la ansiedad puede ver con cierta objetividad su problema,
que se ha identificado con su esencia interior de bondad más que con su fobia o
preocupación, y ha profundizado su fé hasta el punto en que puede experimentar su
ansiedad como un regalo amoroso de Di-s, no tiene que sentirse inhibido frente a
su confidente de exponer cualquier mal que tenga. Puede ahora revelar todos sus
malos pensamientos que lo acosan día y noche, y se inmiscuyen en su plegaria, su
estudio y su trabajo. Ya no hay cabida para la vacilación en afrontar los aspectos
oscuros de su subconciente, desde el momento que el trabajo de base se impuso para
enfocar esos aspectos en forma constructiva.

El simple hecho de admitir estos profundos miedos y ansiedades, debilitan su poder


de doblegar a la persona en el futuro. Al no tener miedo de discutirlos
abiertamente se destruye su imagen de dragones omnipotentes e invencibles que
nadan en las corrientes oscuras de la mente subconciente.

Parte 8: El Terapeuta Jasídico


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

El Terapeuta Jasídico
En esta etapa, el confidente debe identificarse profundamente con el confesante y
su situación, para poder tratar los más íntimos y secretos deslices y fallas de
este. ¿Cómo espera hacer esto? El terapeuta jasídico es alguien que se ha
esforzado en estudiar, internalizar y realizar las enseñanzas del jasidismo por sí
mismo, de manera conciente y afanosa en su vida diaria. Refinando persistentemente
su propio carácter, y especialmente practicando y adquiriendo el atributo de
humildad y autoabnegación a través del continuo autoanálisis, el jasid adquiere la
habilidad de entender y asistir a su camarada con sus propios problemas
psicológicos. Las enseñanzas del jasidismo imparten un entendimiento sutil y
sensible de la psicología humana, a aquellos que las estudian devotamente y siguen
su consejo.

Una de las trampas a que se enfrenta alguien que se ha dedicado a la vida


espiritual es la de la falsa modestia. A primera vista, podría parecer que una
persona realmente humilde debería esquivar el rol de confidente espiritual.
Despues de todo, ¿no es presuntuoso asumir que se ha absorbido e internalizado las
enseñanzas del jasidismo, lo suficiente como para ser capaz de dirigir y guiar a
otro que todavía no ha alcanzado su propio nivel de refinamiento? ¿No debería
temer, la persona que está siendo orientada espiritualmente, de los inevitables
sentimientos de autosatisfacción que provienen de solucionar con éxito los
problemas de otra persona?

Por supuesto, la verdad es exactamente lo contrario: la persona realmente humilde


se humillará frente a la verdad, y será entonces conciente tanto de su propia
experiencia, dones y talentos como de sus falencias y el largo camino que todavía
tiene por delante. Más aún, no tomará en cuenta sus propios intereses y el peligro
espiritual que implica ayudar a otra persona. Cuando sea convocado, va a asumir el
rol de consejero o asesor con afabilidad y convicción, y no evadirá su
responsabilidad por razones de falsa modestia.

Sea como sea, la resolución segura de los problemas del confesante nunca puede ser
atribuida únicamente a la sensibilidad y el buen consejo del confidente. Esto es
así, porque la persona misma que se confiesa juega un papel activo en la discusión
de sus problemas y en los esfuerzos para atravesarlos. Entonces, de hecho las
almas Divinas de ambos se unen en la lucha por disipar el mal dentro del
confesante. La relación de fuerzas se inclina en favor del bien, por lo que el mal
efectivamente no tiene chance. La doctrina jasídica confía en la habilidad del
hombre para desarraigar el mal de su interior (nuevamente, proveyendo las
condiciones requeridas que han sido descriptas), y atribuye tanta importancia a
este propósito, que lo considera el desafío central del verdadero
educador/consejero. De momento que el hombre nace como un asno salvaje (Job
11:12), equipado desde el nacimiento con conductas y tendencias predominantemente
animales, el primer objetivo que se debe fijar el educador/consejero dedicado y
sincero es desterrarlas. Más todavía, sabe que su responsabilidad a este respecto
es tan seria, que si no tiene éxito seguramente va a empeorar las cosas. El rol
bíblico modelo en el que todo terapeuta o educador jasídico debe fijarse, es
nuevamente Iosef. Como soñador e intérprete de sueños arquetípico de la Torá,
Iosef encarna la cualidad de ser capaz de reordenar el caótico divague de la
imaginación no rectificada o

Parte 9: Ignorar Versus Articular Las Ansiedades


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Ignorar versus Articular las Ansiedades.

Hemos establecido entonces, que es saludable y positivo para la persona mantener


una relación fluida con su mentor o amigo. Y así nos enseña el Talmud: “Hazte para
ti un rabino y adquiere para ti un amigo”. La persona debe sentirse a gusto
analizando con su consejero sus problemas e inseguridades, y en especial en lo que
se refiere a su relación con Di-s. Además es de gran ayuda analizar regularmente
con su amigo o mentor su mundo interior de pensamientos y emociones, incluso si no
sufre de ninguna ansiedad o problema en particular. Esto es así, porque en el
transcurso de la verbalización de sus pensamientos internos para poder compartilos
con el otro, la persona debe explorarlos quizás más seria y profundamente que si
lo hiciera de otra manera. Tiene que ordenarlos, organizarlos y hacer de ellos
algo comprensible para poder expresarlos.

Todo el mundo posee aspectos de su vida íntima que tiende a ignorar o a no darles
importancia. Debe enfrentarse a ellos e integrarlos dentro de la imagen general
que tiene de sí mismo, si quiere que la sesión con su confesor sea realmente
productiva.

Este proceso de dar la cara y enfrentar los aspectos menos positivos de su vida
interna implica varias etapas. La primera, que bastante a menudo no se ejecuta
concientemente, es una forma que tiene el ser humano de ignorar espontáneamente
muchos sino la mayoría de los pensamientos que afloran desde el subconciente. Esto
es una forma natural y saludable de supresión, con el simple fin de evitar cada
complejo o pequeño impulso negativo que viene a la mente, complicando y
descarrilando las funciones de vida normales. Con frecuencia, estos murmullos no
están enraizados muy profundamente en el subconciente y no justifican ningún
tratamiento importante que pueda requerir mucha atención.

Las dos etapas siguentes son caminos adicionales para ignorar el mal. Ambas están
justificadas al asumir que el alma Divina judío no es afectada por la debilidad
del alma animal, y por eso es posible para la persona rectificar su psicología
total, acentuando su lado Divino y facultándolo para asumir el pleno dominio de su
personalidad. De momento que la psicología secular no reconoce la existencia del
alma Divina en sí, es de esperar que muchas escuelas psicológicas desaprueben la
aparente evasiva en tratar directamente con las manifestaciones de los bajos
instintos que estamos por detallar.

Cuando una persona se da cuenta de que sus pensamientos oscuros no lo abandonan y


que no ayuda el ignorarlos, se dirige hacia lo alto e implora la ayuda de Di-s.
Clamando a Di-s, reconoce por fin la existencia del mal dentro de sí, y admite que
solo no puede combatirlo. En este punto no hay todavía ninguna confrontación
directa con el mal, tampoco hay ningún intento de su parte por convocar sus
propias fuerzas para luchar con él. Cuando el ruego tampoco es suficiente, la
persona comprende que Di-s desea en este punto que empiece a enfrentar su mal
interior por sus propios medios, en vez de aguardar que El venga en su rescate.

De todas maneras, antes de la confrontación directa con su lado negativo, la


persona debe seguir tratando de ignorarlo, reemplazando sus pensamientos por otros
positivos. A este respecto, es por supuesto particularmente eficaz meditar acerca
de ideas de la Tora, especialmente aquellas que generan sentimientos de santidad,
pureza, optimismo y alegría. De esta manera no quedará lugar en la mente para
pensamientos malos y confusos. ¿Qué hacer cuando fallan incluso estos recursos, y
los pensamientos perjudiciales continúan acechando la mente? Es tiempo entonces de
verbalizar, explorar, ahondar en los profundos recovecos de la personalidad, hasta
los más oscuros y menos placenteros, para descubrir la raíz de estos pensamientos
y ansiedades y enfrentarse concientemente con ellos.

La persona debe tratar primero de conducir este proceso de excavación verbal en


forma privada, explorando las cavernas oscuras de su alma con su Creador. Si esto
prueba ser realmente insuficiente, y la persona siente que necesita revelarse
frente a un oido humano que pueda escuchar sus problemas y aconsejarle como lidiar
con ellos, puede entonces dirigirse a su buen amigo, un mentor o un terapeuta
confiable.

Como acabamos de explicar, poner al desnudo y discutir el mal oculto de la persona


es el último resorte, al que sólo se debería recurrir si todas las opciones
previas para enfrentarse al mal han fallado. No obstante, se debe advertir al
mismo tiempo que cada etapa sucesiva en el proceso terapéutico es también un tipo
de progreso, un estado adicional de aptitud y audacia para desafiar el mal y
transformarlo en bien. Las técnicas iniciales de aplastar e ignorar la ansiedad
son ciertamente más seguras, por cuanto que eluden quitar el cerrojo del “closet”
y ver al monstruo cara a cara; pero son inferiores, de hecho, para examinar la
fortaleza de la bondad interior de la persona. Es menor la necesidad de despertar
el núcleo de bondad latente en lo íntimo del ser, y por eso permanece oculto al no
ser confrontado con las fuerzas oscuras que se le oponen.

Parecería ser que en nuestra generación, la conversación cotidiana acerca de los


conceptos de la psicología moderna, produjo que todos nosotros seamos o llegemos a
ser expertos en autopsicoanalizarnos. Y en cierto sentido así es como debería ser.
Nuestra generación es la que será testigo de la verdadera y definitiva Redención,
que señalará la aniquilación del mal y su trasnformación en bien. Puesto que este
proceso es un aspecto esencial de la Redención, somos llamados ahora, y por lo
tanto se nos da el poder para participar en este proceso. Debemos volvernos
expertos en la transformación del mal en bien, incluso de la clase de maldad que
en el pasado era mejor ignorar o suprimir.

Parte 10: Transformar El Mal En Bien


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Es axiomático en el judaísmo que con el progreso de los tiempos, cada generación


que se va alejando del momento de la entrega de la Torá, se encuentra en un nivel
espiritual inferior a la que le precedió. La inmensa revelación Divina que se
introdujo en la conciencia colectiva del pueblo judío en el monte Sinaí, se fue
diluyendo más y más con el transcurso del tiempo. Esto nos fue dejando
progresivamente menos perceptivos de la penetración de la maldad dentro de nuestra
mente subconciente, por un lado, y menos capaces de combatirla, especialmente en
sus formas más sutiles, por otro lado. Entonces, con el avance de la historia se
cambió gradualmente el énfasis en el proceso personal de autorefinamiento del
judío a través de desarraigar directamente su maldad interior (cosa que podía
lograr fácilmente porque había menos maldad en él y porque era sicológicamente más
fuerte para la tarea), por simplemente ignorarla (de momento que está atrincherada
en su interior y no es suficientemente sano para darle batalla directamente).

Así, por un lado nos encontramos en el fondo de un largo y prolongado descenso


desde las alturas espirituales que nuestra nación experimentó en el monte Sinaí,
asediados por una mayor oscuridad, males internos y ansiedades que cualquier
generación de judíos anterior a la nuestra. Por otro lado el inminente amanecer de
la redención ya nos está elevando hacia nuestra más encumbrada personalidad, y
entonces sentimos el poder del orden mesiánico corriendo por nuestras venas. Este
llamado a la acción, si bien temperado por una prudencia madura, nos envalentona
para enfrentar el mal de una manera que las generaciones previas estaban
acertadamente reticentes a encarar.
De momento que somos capaces de hacerlo, se transforma en nuestra responsabilidad,
porque el advenimiento del Mesías depende de la liberación de las chispas de bien
atrapadas dentro del mal. Entonces, la revelación del mal dentro nuestro para
transformarlo en bien se vuelve no solo algo de nuestro máximo interés, sino
también nuestro deber sagrado.

El poder que el mal tiene sobre nosotros, haciéndonos pecar, es el poder de la


ilusión. Ninguna persona inteligente hace adrede e intencionadamente cosas que lo
perjudican. La persona consiente pecar, sólo cuando se ha convencido (u otros lo
convencieron) de que ese pecado en particular no lo va a dañar, o que lo va a
hacer en forma temporaria, o que el perjuicio va a ser superado ampliamente por
los beneficios que brinda. Probablemente en la mayoría de los caso, el mal triunfa
porque convence a la persona de que es para su mayor beneficio, y aún su máximo
beneficio sucumbir a sus tentaciones. El placer ofrece tales promesas de éxtasis
sublime, que nos quedamos convencidos de que puede mejorar inconmensurablemente
nuestras vidas.

Posteriormente, sin embargo, la realidad nos golpea y admitimos para nuestra


desason que hemos sido embaucados. Esta tentación fue un embuste; el alza fue sólo
momentanea, y al despertar nos quedamos con sentimientos de bajeza y traición de
mal gusto. Hay dos caminos para reaccionar a semejante apercibimiento. A partir
del remordimiento por haber dado ese negligente paso en falso, la persona puede
resolver no cometer otra vez semejante error.El temor a traicionar a Di-s (y a la
Divinidad dentro de sí mismo) lo motiva a identificar y resistir la próxima vez
las tácticas del mal. Ahora que se ha elevado a un nivel de conciencia de Di-s en
que es claro que sus faltas previas fueron resultado de que ha sido engañado, ha
transformado efectivamente esos pecados intencionales anteriores en involuntarios.
De haber sabido entonces lo que sabe ahora, nunca hubiera pecado; por
consiguiente, la única razón por la cual pecó es porque actuó bajo el influjo de
una ilusión. Nunca tuvo la intención de causar el efecto que de hecho ocasionó el
pecado.

En un nivel más profundo, la persona puede mirar retrospectivamente el pecado que


ahora deplora y considerar cuál fue el motivo que lo hizo sucumbir. El modo en que
el mal lo indujo a cometer el pecado fue prometiéndole algún estímulo o emoción,
alguna ráfaga de exuberancia, penosamente ausente en su opaca vida. De momento que
Di-s es la fuente de toda vida verdadera, la maldad se disfrazó de santidad y
entonces fue tentado por sus tretas; la promesa de que Di-s estaba en el pecado
fue lo que lo llevo a cometerlo. El mal jugó con el deseo innato en cada judío de
conocer a Di-s de la manera más completa posible. El contexto de la estratagema
fue por cierto malo, pero su germen fue la chispa de divinidad en su interior.
Cuando una persona tiene éxito en aislar la sagrada semilla de su contexto
malvado, puede centrar su atención en ella y ver qué fascinación tiene para él.

Por ejemplo, digamos que una persona está acechada por un complejo sicólogico que
podríamos llamar “pasión por viajar”. Sueña constantemente en dejar a su esposa y
su familia y viajar alrededor del mundo explorando sitios pintorescos y
subyugantes. Constantemente lo obseciona el pensamiento de hacer esto, no
dejándolo concentrar en nada ni nadie más, forzándolo a gastar hasta su último
centavo en revistas de turismo, y desperdiciar hora tras hora viendo programas de
viaje.

Ahora, si observamos más de cerca la vida de este individuo, podemos ver que se
encorsetó a sí mismo en una existencia de ardua labor, dejando escaso, sino nada
de tiempo para el relax o la expansión. El primer paso debe ser entonces dejarlo
que salga de viaje una o dos veces al año si lo desea.

Sin embargo, aparte de esto podemos rescatar del fondo de este mal la necesidad
legítima de estímulo y entusiasmo que hace la vida desafiante e interesante. Di-s
quiere que nuestra relación con él sea tanto disciplinada como inspirada, regular
y espontánea. Acaso cuando esta persona se topa con una idea interesante en sus
estudios de Torá, la que le gustaría seguir o investigar, se deshace de su
pensamiento diciendo: “No tengo tiempo para esto, tengo que terminar primero las
obligaciones diarias de estudio que me fije, y luego tengo que procurar también
sustento para mi familia”. O quizás no se permite concentrar en la plegaria como
podría, por temor a perder trabajo (durante la semana) o por dejar esperando a su
familia (en shabat). Se niega la emoción de dejar que su imaginación lo lleve a
reinos inexplorados de su propia personalidad o de su relación con Di-s y el
mundo.

Tal persona ha ahogado un aspecto de su personalidad por razones nobles. Sin


embargo, estas facetas de su alma claman por su atención. Si no se le permite al
alma obtener lo que necesita en un contexto saludable y santo, generará urgencias
que conseguirá en otros contextos. Negándose una salida santa para sus urgencias
legítimas de estimulación, las ha forzado a aflorar en caminos destructivos. La
solución podría ser aquí asignar un tiempo para sí mismo, para seguir el sendero
por el que su alma Divina desea conducirlo de cuando en cuando.

Así, más allá de la primera reacción de nunca más, la respuesta profunda es aislar
el germen de bien dentro del mal, y reorientar la búsqueda desde su contexto
dañino hacia uno de santidad. El mal sirve entonces como motivación para buscar y
revelar a Di-s de una manera más intensa que lo que la persona pensaba antes de
haber pacado. Cuando una persona hace esto, ha efectivamente trasnformado sus
pecados intencionales en méritos. A causa del pecado, procura a Di-s y lo ama en
un nivel superior que como lo hacía antes.

Cuando alejarse del pecado está basado en el temor a sus concecuencias, vivimos en
una atmósfera de amargura y paranoia. Cuando está basado en la transformación del
mal, vivimos en un ambiente de alegría, amor y perdón.

Originalmente, describimos el proceso terapéutico como uno en el que cada etapa


era un incremento en el consentimiento renuente de la necesidad de enfrentar el
mal interno. El ingreso a la etapa siguiente se debía al fracaso de la etapa
anterior por deshacerse del problema. En cambio, en el contexto que acabamos de
describir cada paso nos acerca al objetivo final: dejar al descubierto el mal
oculto en todos sus significados y su transformación en bien. Así cada etapa
sucesiva es una fase preparatoria que nos conduce a la próxima, como vamos a
describir en el capitulo siguiente.

Parte 11: Luz Y Oscuridad


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Luz y Oscuridad
Como dijimos, hablar es el instrumento más efectivo que se puede usar para curar
las dolencias psicológicas de una persona. Por otro lado, también hemos observado
que hay situaciones que requieren del silencio. El acto de expresarse saca a la
luz de la mente conciente, sentimientos y emociones que de otra manera podrían
quedar ocultos en el subconciente. Sin embargo, hacer hablar al subconciente no es
un cuestión simple, y se debe tener un cuidado especial cuando se insita a revelar
sus secretos. Por otro lado, los efectos de hacer esto pueden ser perjudiciales
más que saludables.

En el simbolismo de la Tora, la mente subconciente es considerada oscuridad, y la


mente conciente luz. Así esta narrado que “en el comienzo la tierra era informe y
vacía, y la oscuridad se cernía sobre la faz del abismo, y el espiritu de Di-s
merodeaba sobre las aguas. Y Di-s dijo: sea la luz! y hubo luz. (Genesis 1:2-3.)”.
La tierra simboliza el alma del hombre que descendió para entrar y dar vida al
cuerpo (en su forma prístina y separada del cuerpo, es simbolizada por los
cielos). Las tres descripciones de la tierra primordial: informe, vacía y oscura,
simboliza los tres componentes de la mente subconciente: fe, placer y voluntad. El
espíritu de Di-s revoloteando sobre las aguas simboliza el nivel intermedio de
conciencia entre las mentes conciente y subconciente (preconciencia en terminos
psicologicos), que ronda entre la oscuridad del subconciente y la revelación de la
mente conciente.

La revelacion de los secretos de la mente subconciente se produce a través de la


palabra: “Y dijo Di-s: Sea la luz”. El propósito del servicio Divino en general y
en la terapia psicológica en particular es permitir que brille la luz de la
conciencia más y más sobre la oscuridad del subconciente. Cuanto más secretos
ocultos de las regiones oscuras de la mente se sacan a la luz, más se pueden
elevar al reino de la santidad. Cuando la persona tiene más éxito en exponer y
rectificar su lado oscuro, entonces estará menos mortificado por los pensamientos
invasivos y urgencias que afloran involuntariamente de allí. Este estado de estar
liberado verdaderamente del propio yo inferior y no rectificado, es el que se
persigue con las técnicas terapéuticas prescriptas por el pensamiento jasídico. Al
estar destrabado del mal, el bien creativo que se encuentra en el hombre ahora
podrá brillar, y su exclusiva expresión de Divinidad impactará con óptima
efectividad sobre la realidad.

En el simbolismo de la Torá, los deseos primarios de la mente subconciente que


influencian temporariamente sobre la psiquis están representados por las siete
naciones paganas canaanitas que ocuparon la tierra de Israel antes de que entre el
pueblo Judío. Entonces le es ordenado a la nación judía erradicar de la Tierra
Santa a estas naciones y su cultura idólatra; esto simboliza la erradicación del
mal de la psiquis a través de los medios terapéuticos que estamos describiendo.

En el conflicto entre la luz y la oscuridad, la luz triunfa por propia naturaleza.


Si una poca de luz discipa mucha oscuridad, cuánto más entonces, mucha luz la
dispersa completamente y toma su lugar como legítimo heredero de la mente de la
persona.

En la visión profética de la carroza Divina de la que dá testimonio el profeta


Ezequiel, se alude a la dualidad luz – oscuridad en la psiquis del hombre. Esta
visión, que se encuentra en el primer capítulo del libro escrito por este profeta,
es considerada el pasaje más oscuro y místico de la Biblia. En él, Ezequiel
describe cómo se abren los cielos: “y vi visiones de Di-s. Y vi, y presencie un
viento tormentoso aparecer del norte. Una gran nube, y un fuego relampagueante, y
un resplandor rodeándolo, y de en medio él, de en medio del fuego, había algo como
el jashmal” (Ezekiel 1:4.) La palabra jashmal aparece en la Biblia sólo en el
contexto de esta visión, y es interpretada por la tradición como un tipo de luz o
energía, que también es personificada como un tipo específico de ángel. Esta
palabra es tomada como compuesta de dos palabras: silencio (jash) y hablar (mal);
de aquí que se dice de estos angeles que a veces están en silencio y a veces
hablan.

De esta manera, la interacción dinámica entre silencio y habla es una parte


integral del proceso de revelación Divina, y el uso apropiado del habla es
esencial para la cura de las partes enfermas del alma.

Parte 12: Sumisión, Separación Y Dulzura


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Sumisión, Separación y Dulzura


Entre los dos extremos que hay desde el silencio hasta el habla, la Cabalá y el
Jasidismo identifican un tercer estado intermedio. En el sueño de Ezequiel
(Ezequiel 1:4), también se alude a este estado cuando se refiere a la luz
encandescente en la segunda sílaba de la palabra jashmal, esta vez en su
significado de separación. Así, tenemos de esta manera tres estadios: silencio,
separación y habla.

Como se mencionó anteriormente, la segunda ayuda que un confidente puede ofrecerle


a una persona que sufre un malestar sicológico es mostrarle que existe un lugar
dentro de suyo que no ha sido afectado por su problema. Una vez que se le hace
notar esta realidad, la persona puede utilizar ese punto intacto de buena salud y
optimismo para darle una nueva forma a su situación y con esto, también otorgarle
a su imagen personal una luz más positiva. Su individualidad ya no es más sinónimo
de su problema; ahora tiene una identidad y una personalidad independientes y
ajenas a su problema. Esta separación mental de la consciencia de la persona de sí
mismo es la separación a la cual se ha hecho mención anteriormente.

Sólo cuando la persona se libera de la identificación con sus problemas los puede
encarar con objetividad y transformarlos en bien. El mal dentro del hombre es
verdaderamente mal sólo cuando no hay ninguna posibilidad de atacarlo. Los tres
términos (silencio, separación y habla), describen los actos que el individuo
realiza en relación al fenómeno de su psiquis al cual está enfrentado.

El Baal Shem Tov introdujo un segundo terceto de términos, que describe el mismo
proceso psicológico interno que atraviesa el individuo cuando tiene contacto y
reacciona frente a los problemas que se le plantean. Este terceto es: sumisión,
separación y dulzura. Sumisión se refiere a la anulación del ego, a través de
silenciar la turbulencia interna del pensamiento. Es el proceso mediante el cual
se aisla al mal que posteriormente se elimina. Dulzura es la reevaluación de la
realidad en (la luz positiva de) la raíz del bien que estaba atrapado dentro del
mal.

Este proceso triple, enseña el Baal Shem Tov, es una faceta integral de cualquier
experiencia de crecimiento espiritual, y de hecho, la experiencia profunda de
cualquier faceta de la realidad. Sólo es de esperar que estos tres términos se
puedan asociar con una correspondencia de uno a uno con los tres estados de
terapia psicológica:

Reprimir la ansiedad, como ya fue descrito, es un proceso de auto anulación. Al


reducir la magnitud del ego en general los problemas del individuo van
desapareciendo en forma concomitante. Como ya se mencionó, esto se puede lograr de
dos formas: A través de la contemplación de la grandeza de Di-s y la humildad del
hombre o a través de pedirle a Di-s que acalle la agitación producida por el
propio ego. Este rechazo auto impuesto de involucrarse con el ego y con los
problemas que éste plantea es un acto claro de silenciar el ruido interno con el
cual el ego trata de monopolizar la atención del individuo. La abnegación del ego,
requisito para este proceso, constituye un acto de sumisión; la persona debe
anular su ser ante la realidad superior que es Di-s.

Ignorar la ansiedad (la segunda fase de la terapia que ya hemos mencionado), es la


capacidad de la persona de cortar los lazos emocionales y conceptuales vinculados
al mal que existe dentro de él. Como hemos notado, esto se logra eligiendo
deliberadamente llenar la mente con pensamientos positivos, idealmente de Torá,
pero también de cualquier naturaleza positiva. Este es el primer aspecto del Iosef
interior de cada individuo, como ya hemos dicho. Al elegir deliberadamente no
sumirse en su propio mal, la persona corta psicológicamente su relación con el mal
y deja de identificarse con él, lo que claramente constituye un acto de
separación.

Articular la ansiedad es la capacidad de la persona de descubrir y expresar el mal


escondido dentro suyo y con la ayuda de un confidente objetivo y preocupado,
analizar y curar los problemas que se suscitan. Este es claramente un proceso de
habla y dulcificación, donde el lado amargo y oscuro de la personalidad se hace
parte del lado normal y sano.
Parte 13: Inter-Inclusión
 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Inter-inclusión

En la cosmología de la Cabalá, el orden actual de la realidad es la versión


rectificada de diversos estados inmaduros (de la creación) que le precedieron (hay
que tomar la palabra precedieron en forma alegórica, ya que el tiempo como
nosotros lo conocemos, sólo comenzó con la creación del orden actual).

Los órdenes previos a la creación se caracterizaban por la falta de unión entre


las fuerzas creativas que los gobernaban; cada fuerza creativa seguía su propio
curso de acción, sin tomar en consideracin el efecto que esto podría tener en las
demás fuerzas paralelas ni el que éstas podrían ejercer sobre ella. El resultado
fue el caos, que llevó a la destrucción de esos universos. A diferencia de esto,
en el orden actual (al menos en su forma ideal), las fuerzas creativas que Di-s
utilizó y utiliza para crear y mantener el mundo, actúan en armonía cada una
tomando en consideración las características de todas las otras fuerzas. Esto es
posible ya que estas fuerzas poseen “inter-inclusión”, es decir, que cada fuerza
creativa posee dentro de su propia estructura algo de todas las demás. La
presencia de un elemento de otra fuerza dentro de sí misma le permite interactuar
con ella en forma constructiva.

De esta manera, la creación refleja la unidad subyacente que posee, en virtud de


ser la creación de un Unico Di-s. Esta maduración de la creación se puede
comparar, a grandes rasgos, al proceso de desarrollo de un niño hasta llegar a ser
adulto. El niño posee los mismos rasgos personales que un adulto, pero ellos están
en estado de caos, de desorden y falta de armonía. Sus deseos e impulsos son
poderosos pero no mitigados, y cuando quiere algo le resulta difícil, si no
imposible, tomar en consideración el impacto que puede tener la satisfacción del
deseo actual, sobre otros deseos que por ahora están subyugados.

El proceso de maduración para convertirse en adulto, es mayormente un proceso para


aprender a atemperar la naturaleza unilateral de sus deseos frente a su espectro
completo de motivaciones. Para llevar a cabo este proceso se debe anular el
egocentrismo del niño, a medida que se va dando cuenta gradualmente que debe
moderar la búsqueda de sus propios intereses efímeros, en favor de objetivos
superiores, más humanitarios y de largo plazo. El trauma que debe experimentar el
niño por este despertar y por la consecuente redefinición de su personalidad es
una característica muy importante en la adolescencia.
El sello del orden de la creación actual y rectificada, entonces es la inter-
inclusión. Todo proceso, modelo, sistema u organización exitoso debe evidenciar
esta cualidad. Y, por el contrario, cualquier proceso que no posee esta
característica se considera no rectificado, es decir, perteneciente al orden
anterior de la creación y antagónico al orden actual y a su progreso hacia la
perfección.

Esta es la definición del “mal” de acuerdo a la Cabalá. Así, el potencial que


tiene el modelo triple de crecimiento espiritual del Baal Shem Tov, como una senda
hacia la rectificación, se hace completamente evidente cuando cada etapa es vista
como una inter-inclusión de las tres. Por consiguiente, esto es válido tambien
para el proceso terapéutico que hemos estructurado de acuerdo con este modelo:
cada una de las tres técnicas de reprimir, ignorar y articular, están presentes
como sub-etapas dentro de cada una de las tres.

A continuación detallaremos todo el proceso terapéutico, de acuerdo con este


principio de inter-inclusión.

Parte 14: La Ansiedad Y El Ego


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

La Ansiedad y El Ego

La primera etapa de la terapia es suprimir la ansiedad, o sea disminuir su


significancia y reducir su importancia en la vida de la persona. A pesar de que
teóricamente esto puede ser realizado diréctamente minimizando el valor del
problema mismo y demostrando que las cosas no son tan terribles como parecen, esto
es contraproducente en la mayoría de los casos. En el momento en que un problema
toma proporciones y se vuelve causa de ansiedad, muchas veces la persona afectada
esta convencida de su extrema gravedad.

Tratar de argumentar en contra de esta convicción solo lo estimulará a probar cuan


grave es el problema. El camino seguro es el indirecto, desinflar el problema
desinflando el propio ego de la persona. Aunque al principio estemos tentados a
pensar que la persona acusiada por la ansiedad sufre por tener disminuida su
autoimagen, y que atacando su ego aumentaremos la gravedad de la herida, esto esta
lejos de ser el caso. Cuando la ansiedad esta fuera de control, esto mismo infla
el ego. La obsesión que tiene la persona por su problema exagera su autoconciencia
y lo fuerza a pensar y focalizarse en sí mismo, al extremo de hacerlo incapaz de
relacionarse con otras personas.

Su mundo se vuelve totalmente egocéntrico, más y más él y menos los otros. Más
todavía, cuanto más grande es el problema según la percepción de la persona, tanto
más grande se va a considerar a sí mismo, ya que sólo gente grandiosa puede sufrir
semejantes problemas.

Por debajo de todo complejo de inferioridad yace un profundo complejo de


superioridad. Pero lo opuesto también es cierto: cuanto más grande es el ego,
mayores serán los temores y problemas de la persona. Cuanto más experimenta la
persona su propio ser y llena su mente con sus propios sentimientos y autoimagen,
mas intimidatorio es todo aquello que represente una amenaza potencial a la
perfección de su auto percepción.

Más todavía, el ego genera deseos egoistas. Cuanto más grande se siente la
persona, tanto más siente que merece, por lo que más agraviado se va a sentir
frente a la falta de cualquier cosa a la que se siente merecedor. La dicotomía
entre lo que tiene y lo que siente que debería tener lo molesta contínuamente. El
ego entonces atrapa a la persona en un espiral de ansiedad que se autoperpetua y
aumenta. A medida que su ego crece así aumentan sus problemas, y cuanto más se
agravan su ego crece consecuentemente.

Entonces, la neutralización del ego es el paso obligado en el proceso de


rectificación; la etapa más básica y primaria en la salud de la psique es la
sumisión.

La pregunta es: Cómo podemos neutralizar el ego?

Tenemos aquí nuevamente un método directo y uno indirecto para elegir. Según las
palabras de nuestros sabios del Talmud, la forma directa es contemplar la pequeñez
del hombre, y la indirecta es contemplar la grandeza del Creador. Rabi Dover de
Mezeritch sucedió al Baal Shem Tov como líder del movimiento jasídico; una vez dos
discípulos suyos, Rabí Elimelej de Lizhensk y Rabí Zusha de Anípoli, le
preguntaron si comenzar el proceso de autorefinamiento contemplando la grandeza de
Di-s o la inferioridad del hombre.. Rabí Dovber les respondió que mientras que en
las generaciones anteriores era posible comenzar con la humildad del hombre, en
nuestra generación es mejor hacerlo a partir de la grandeza de Di-s.
En otras palabras, el metodo indirecto es nuevamente el de preferencia. Si una
persona empieza por considerar su propia pequeñez puede lograr convencerse de
ello, pero siempre va a estar centrado en sí mismo. Pero cuando ha contemplado
plenamente la vastedad de Di-s va a ver su propia condición a la luz de la
grandeza del Creador. Aun cuando va a enfrentar a su propio ego, seguirá
haciendolo en forma indirecta.

Así, la respuesta jasídica al egocentrismo es el teocentrismo. Autorefinamiento o


la anulación del ego significa reorientar las emociones hacia la Divinidad. Di-s
se vuelve el objeto de nuestro amor, el único al que tememos, y asi sucesivamente
con el resto de nuestras emociones. Esta es la esencia de la psicología judía, el
objetivo de vivir no es “conocerse a sí mismo” sino “conoce al Di-s de tu padre”.

Así y todo, una vez mas la persona puede tratar de cambiar la orientación de sus
emociones directa o indirectamente. El metodo directo es buscando experiencias que
inspiren amor y temor a Di-s. Por cierto que puede reorientar exitosamente sus
emociones en forma temporal con este sistema, pero su efecto será efímero. En
cuanto la experiencia termine, pasará con ella la emoción que engendro. El camino
más efectivo para reorientar las emociones es el indirecto, o sea, llevar a la
mente a contemplar verdades que provoquen una elevación espontanea hacia
reacciones emocionales correspondientes.

Parte 15: Contemplando La Grandeza De Di-S


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Contemplando la Grandeza de Di-s

Por supuesto, hay muchos aspectos en la grandeza de Di-s, ya que El es


infinitamente grande en un numero infinito de formas. De todas maneras, el aspecto
más comprensible de Su grandiosidad es la naturaleza absoluta de Su existencia.

El hecho de que Di-s creo y continúa creando el universo, coloca a la naturaleza


de Su existencia en contraste directo con la de todo aquello que existe. Por
cuanto que todo lo que existe le debe su existencia a Di-s, Su propia existencia
es intrínseca, o sea que no depende de nada. Esto significa que aunque otras cosas
sí existan, no existen por sí mismas, dependen de Di-s y están sujetas a Su deseo
de que existan.
De esta manera, en términos de la realidad absoluta, solo Di-s existe realmente,
como está escrito: “no hay nada fuera de El”. Todo lo demás es parte de una
realidad relativa o dependiente, y si cesara de desear que exista cierto aspecto
de la realidad, éste dejaría de existir instantáneamente. Toda otra cosa que no
sea Di-s es esencialmente nada, El es el verdadero algo.

La primera conclusión lógica de esta cadena de pensamientos es que nada más que
Di-s Mismo es objeto digno de nuestro temor; ¿por que temer a una criatura cuando
todo el poder que posee es debido a la energía Divina que está en su interior? Y
por cierto, una de las piedras basales de la filosofía jasídica es que una persona
no debe temer a nada más que a Di-s Mismo.

El Baal Shem Tov quedó huérfano de su padre Eliezer cuando era un niño pequeño;
las últimas palabras que le dijo fueron: “Israelik, no temas a nada ni a nadie
salvo a Di-s Mismo!”. La relación entre la percepción que tiene una persona de la
existencia absoluta de Di-s y su temor a las cosas del mundo es inversa por
naturaleza: cuanto más temor de Di-s llegue a tener, y menos autonomía le va a
otorgar a cualquiera de Sus criaturas o a los mecanismos de causa y consecuencia
de la naturaleza, por lo que en consecuencia les tendra menos miedo.

Sumado a ésto, nada más que Di-s es merecedor de nuestra estima, incluida la más
excelsa de Sus creaciones, el hombre. La naturaleza absoluta de Di-s implica por
comparación la insignificancia del ser humano. Si una persona hace suficiente
incapie en la absoluta infinitud del Creador, sentirá eventualmente disminuir
palpablemente el tamaño de su propia existencia a una nadería frente a la absoluta
realidad de Di-s. Al no concentrarse directamente en su ego, le asestará un golpe
mortal, y habiéndolo subyugado, sus temores sufrirán una pérdida de similar
magnitud: si el es nada, sus problemas serán seguramente nada.

El sentimiento de humildad engendrado por este tipo de pensamiento no involucra


ninguna disminución negativa de la auto imagen del individuo. Es contraproducente
atacar al ego basándose en las faltas o defectos, ya que en general lleva a la
depresión y la tristeza, que al final sirven solo para inflar el ego. Mas bien, la
persona debe buscar cultivar una humildad existencial, esto es, una conclusión
lógica que proviene de la percepción de la misma naturaleza de su existencia, que
es simplemente ver como son las cosas, y no su defecto o culpa. Di-s es infinito y
el hombre finito, e incluso el número finito mas grande que se pueda imaginar es
nada comparado con el infinito.
Parte 16: Contemplando La Humildad Del Hombre
 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Contemplando la Humildad del Hombre

La percepción de la absoluta realidad de Di-s y la tenue naturaleza de la


creación, hace que la persona desarrolle un saludable desdén por todo lo que se
oponga a este conocimiento. Todo lo que desafíe la existencia de Di-s, requiriendo
nuestra atencion o respeto por si mismo se vuelve, concientemente o no, un enemigo
de la verdad. Aquel que percibe la verdadera naturaleza de la realidad buscará
tanto elaborar cómo evitar tales entidades. Ciertamente, la maldad (y el pecado)
debe ser definida como todo aquello (o todo acto) que se opone a la percepción de
la existencia de Di-s y Su voluntad por parte del hombre.

Una persona que lleva grabada debidamente en si misma la perfección de la


existencia de Di-s, ha de valorar los elementos que integran su vida en términos
de hasta qué punto armonizan o no con esta verdad. Y el primer elemento de su vida
que deberá estar sujeto a este escrutinio es su propia conducta. ¿Vive su vida
amando, temiendo, respetando, etc. a Di-s, o a un panteón completo de pequeñas
deidades?

Cada uno sabe en cierta medida que posee un alma animal, un bagaje básico de
urgencias y conductas egoístas. Aunque generalmente nos guste identificanos a
nosotros mismos con causas más elevadas que ésta, la verdad es que la mayoría del
tiempo nos identificamos con este alma; consideramos como nuestras su perspectiva,
forma de pensamiento y aspiraciones.

Por consiguiente, contemplar la grandeza de Di-s luego de llevar a la persona a la


apreciación de su propia insignificancia, favorece que llegue al reconocimiento de
su propia imperfección y bajeza. Una vez que la persona comprendió esto, su
conclusión chocante pero lógica debe ser que, al contrario de su sentimiento
original de que es una víctima inocente de alguna circunstancia o fuerza malévola,
ya no es sorprendente que en realidad esté plagado de cualquier cantidad y clase
de problemas. A pesar de que pueda cubrirlo con una fachada de decoro, de hecho no
es menos animal que cualquiera, e incluso las chances son bastante elevadas de que
el sea más depravado que muchos. Entonces, ¿qué derecho tiene a merecer alguna
cosa?

Este entendimiento lleva a propinarle el primer golpe al ego, junto al espectro


completo de sus ansiedades. El individuo ya no siente que merece algo, por lo que
el tener menos de lo que amerita no le puede causar ningún problema. Ya nada podrá
pretender coercionar su inflada autoimagen ahora debilitada. Por el contrario, el
conocimiento de su propia bajeza le hace entender que debe estar propenso a todo
tipo de complejos y desórdenes psicológicos. Ahora comprende que el lado oscuro de
su personalidad domina su conciencia, y actúa naturalmente como un magneto para
todo malestar físico o psicológico imaginable.

Entonces, si hay algo positivo en su vida, sólo puede ser una bondad inmerecida
que Di-s tuvo para con él. Su respuesta a este acto de gracia Divina será una
inmensa alegría y un fluir de agradecimiento a Di-s. Mientras que una persona
egocéntrica siempre considera insuficiente lo bueno que tiene en su vida, lo que
en consecuencia es motivo de lamentación, la persona humilde considera que lo
bueno que recibió está por encima y más allá de lo que merece y por lo tanto es
causa de alegría y gratitud consumada. De hecho, cuanto más simple se siente la
persona, más indigno se va a sentir de merecer la benevolencia de Di-s, y más
feliz va a estar con lo que El le pueda dar. La felicidad de la persona es
proporcional a su sentimiento de no merecer. Incumbe pues a la persona examinar
sus propios errores a la luz de todo esto, bajo el mayor candor y detalle.

Bajo esta luz, la persona humilde va a ser capaz de considerar bueno lo que
pudiera sucederle, de momento que todo proviene de Di-s y todo lo que hace Di-s es
bueno, simplemente porque tal es su naturaleza.

Esta negativa a relacionarse con el ego y los problemas que presenta con todo el
respeto que presume demandar, es claramente un acto de silenciar el ruido interno
con el que trata de monopolizar la atención del individuo. La negación del ego
requerido por este proceso es un acto de sumisión, la persona debe humillarse ante
la suprema realidad de Di-s..

Parte 17: Contemplación Detallada


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Contemplación Detallada

El común denominador de los tres ejercicios de contemplación descriptos en los


capítulos previos, es que son de carácter general y sinóptico. El énfasis es en la
experiencia global de la mente acerca del tópico que se está escrutando, más que
en el significado de los detalles individuales que conforman la imagen. El
jasidismo se contrapone a este tipo general de contemplación a través de una
contemplación detallada y específica, que emplea en forma más completa los poderes
mentales del individuo y por lo tanto de un efecto de mucho más largo alcance.

La respuesta emocional evocada por la contemplación general, produce una impresión


más profunda en la conciencia de la persona que la que produce la experiencia
emocional directa, sin embargo no es algo verdaderamente duradero. Esto es porque
la falta de atención a los detalles deja sin tocar gran parte de la mente y por lo
tanto sin un cambio ni un convencimiento.

Las estructuras mentales con las cuales las personas se ha acostumbrado a crecer,
utilizando el proceso progresivo de interpretar y reaccionar a la vida, no son
afectadas por las amplias pinceladas bosquejadas por un escrutinio vago y general
de un aspecto particular de la vida.

En nuestro caso, la contemplación sinóptica ataca sólo los síntomas del ego, los
pensamientos egocéntricos que producen la ansiedad. La raíz inconciente del ego
mismo permanece totalmente atrincherado e inalterado.

En cambio, a través de la contemplación detallada y cabal de ciertas facetas de la


verdad, junto con todas sus implicancias, ramificaciones y aplicaciones, el
individuo trasciende su propia percepción y se torna totalmente absorbido en la
experiencia de la verdad. Un examen concienzudo de los distintos aspectos de una
verdad, trae al enfrentamiento individual con una clara y lúcida percepción de la
profunda verdad interna y su esencia. De esta manera, la contemplación detallada
realza e incluso ilumina radicalmente la percepción lograda con la contemplación
general.

Por otra parte, el efecto de ser absorbido en esta forma de contemplación, es que
la persona comienza a adoptar la perspectiva inherente en esta verdad como parte
de su psiquis. De esta manera, va renovando gradualmente los circuitos de su
mente, de acuerdo a su esclarecida percepción y forja nuevos caminos de
pensamiento, que con el tiempo también afectarán profundamente sus respuestas
emocionales y de conducta hacia la vida.

Específicamente, la contemplación detallada comienza con el estudio en profundidad


de la grandeza de Di-s por Su creación del universo y Su providencia sobre él. Los
textos clásicos de cabalá describen en gran detalle el espectro completo de etapas
del proceso creativo, desde la luz de Di-s primordial e infinita, hasta nuestros
mundos inferiores. El jasidismo acentúa la habilidad del hombre de aprehender
estos niveles relacionándolos con la experiencia y el servicio Divino del alma. En
virtud de experimentar la luz inherente a la percepción de la grandeza de Di-s, se
es capaz acto seguido de dirigirla hacia si, atestiguar en detalle su fluir y
conocer en forma infinitamente más profunda que antes su nulidad existencial.

En cuanto a la inherente imperfección individual, la contemplación general de esta


idea no es suficiente por si misma. La persona debe proceder a examinar todas sus
faltas y defectos, que se expresan como sus ansiedades y miedos. A medida que los
examina uno por uno, lo absoluto de su nulidad existencial se va reflejando más y
más gráficamente. El efecto acumulativo de enfrentar un ejemplo tras otro de la
propia humildad es un “agujero negro” psicológico que absorbe el ego de la
persona, aniquilándolo parte por parte.

Contemplando la infinita grandeza de Di-s y la nulidad de la creación en general,


se llega a conclusión de que la creación es insignificante y no posee en absoluto
existencia independiente. Sin embargo cuando se empieza a contemplar las propias
fallas dentro de su marco gráfico, se comprenderá que no sólo no posee la realidad
intrínseca que tiene Di-s, sino que su presente condición psicológica es de hecho
una antítesis de esa realidad. Su orientación material convierte su vida entera en
algo negativo y ofensivo hacia la omnipresencia de Di-s. No sólo es no
significativo, no real y no intrínseco, sino que es anti-significativo, anti-real
y anti-intrínseco; es verdaderamente un agujero negro de antimateria, una mancha
negativa en la perfección de la creación de Di-s.

En esta etapa, la persona está muy ocupada enfrentando su propia tosquedad y


vulgaridad para rectificar o sanar sus ansiedades. Todo lo que puede y debe hacer
en este momento, es sorprenderse por lo profundo de su perversión a medida que se
va desplegando frente suyo. Esto posibilita examinar las propias ansiedades sin
sentirse atrapado dentro de ellas.

Parte 18: Plegaria Sincera


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Plegaria Sincera:

Dulcificación dentro de la Sumision

Después de la contemplación intensiva de las propias falencias que se describió en


los capítulos previos, la persona se vuelve hacia Di-s en oración, llorando desde
lo profundo de su corazón. Le implora en busca de amparo y que, en Su infinita
misericordia, le tienda un puente sobre el abismo que lo separa de El. Cada faceta
del apercibimiento que tiene la persona de esa distancia, se vuelve la causa y el
motivo de otra plegaria, otro llanto dirigido hacia Di-s.

Este sollozo no está expresando depresión, sino más bien frustración y amargura, y
como dijimos antes, sólo es feliz aquel que está verdaderamente conciente de su
humildad. Aunque no está contento consigo mismo, más bien está amargado, esta
amargura lo mueve a la plegaria.

Cuando alguien esta acosado por un problema y seguramente por algún tipo de
ansiedad, debe suplicar a Di-s para que lo ayude a resolverlo. Creer en la
omnipotencia y misericordia de Di-s implica que sólo El puede proveer y
seguramente proveerá la solución cierta a cualquier cuestión. La persona siempre
se beneficiará con el interés bondadoso que Di-s tiene por su vida, tanto a través
de las palabras inspiradoras de la liturgia, como del libro de Salmos o de la
verbalización espontánea e informal de los deseos del corazón.

No debe caer en la trampa de pensar que por cuanto El es compasivo por naturaleza,
no es necesario rezar, o si lo hace padecer sufrimientos a pesar de Su infinita
compasión, significa que es por su propio bien. Aunque por cierto todo esto es
verdad, es sólo una parte del cuadro. Di-s quiere que reconozcamos ante El nuestra
impotencia y sepamos que podemos y debemos dirigirnos a El para todo. De esta
manera, incluso si los sufrimientos son para la expiación de los pecados o para la
rectificación de una encarnación previa, la sentencia siempre puede ser conmutada
con la plegaria.

Se explica por ejemplo, que la razón por la cual Di-s mantuvo estériles a nuestros
patriarcas por tanto tiempo, fue para inspirarlos a rezar por hijos. En forma
similar, se dice del Baal Shem Tov que cierta vez él y sus discípulos fueron a
visitar a un judío muy pobre y se proveyeron allí de casa y comida hasta acabar
con sus pertenencias. Cuando la esposa del pobre hombre llegó hasta la
desesperación ante tamaño desastre, estalló en llanto pidiendo salvación a Di-s.
Enseguida, su marido descubrió un tesoro de monedas de oro oculto en su patio
trasero. Cuando fue a relatarle la buena nueva al Baal Shem Tov, este le contó que
ya había vislumbrado que estaba destinado a heredar una gran riqueza, pero no la
recibía por no rezar por ella, a causa de su actitud indolente y su decidia. Así,
el Baal Shem Tov tuvo que hacer algo drástico para forzarlo a implorar por su
sustento, y el único camino fue llevarlo a una pobreza tan extrema que no le dejó
otra opción.
El acto de rezar sirve para aplastar el ego, porque cuando al persona invoca la
misericordia de Di-s, está admitiendo que hay ciertas cosas en la vida que son tan
grandes para él que no le es posible encontrar la clave para su salvación. Y como
en el cuento, en cuanto el ego es aplastado, las ansiedades se desvanecen con él,
el viento las pone fuera de combate y ya no presentan tan tremenda amenaza como
antes.

Sumario:

Hemos identificado entonces tres distintos subprocesos dentro del proceso general
de sumisión.

1. La supresión general del ego, que es la sumisión dentro de la sumisión.

2. La examinación detallada de las falencias y ansiedades, que es un acto de


separación dentro de la sumisión.

3. La plegaria sincera y humilde a Di-s, la conversación privada entre el


hombre y su Creador, que es similar a la etapa dulcificante de la confidencia
hacia un mentor confiable, y se puede identificar claramente con la etapa de
dulcificación dentro de la sumisión.

Parte 19: Separación


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Separación: Ignorar la Ansiedad

La fase de separación de la terapia es aquella en la que la persona ignora sus


ansiedades, problemas o malos pensamientos que lo asedian y los reemplaza por
pensamientos positivos. Esta etapa es necesaria para que ocurra la fase final, que
es la articulación y discusión del problema con lo cual este puede ser curado y
rectificado en su conjunto.

Para poder asociarlo a algo objetivamente y analizarlo en forma cabal, la persona


debe primero ser desvinculada de sus lazos subjetivos que lo atan al problema.
Cuando un judío se concentra en cierto concepto de la Torá, incluso temas
teológicos como la naturaleza de Di-s, etc., está creando un punto ventajoso
abstracto, desde donde puede asumir una relación imparcial con sus problemas y
complejos.
Es explicado en forma extensa en el pensamiento jasídico, que la habilidad judía
para rectificar el mundo y transformarlo en un hogar para Di-s, depende de su
habilidad de sentir que el mismo no está sujeto a las constricciones y
limitaciones inherentes al mundo. El desapego es el prerrequisito para
influenciar. Cuando la persona se siente despegada del mundo de esta manera, algo
así como un extranjero en una tierra extraña, puede mirar al mundo objetivamente,
ver qué necesita para arreglarse y, en mayor o menor medida, cómo arreglarlo. Sin
esta separación, él mismo es atrapado por las leyes naturales e impiadosas del
mundo. Entonces, antes de proceder a la etapa de endulzar, en la cual el
ocultamiento de la Divinidad que se transmite en este mundo será definitivamente
transformado en la revelación Divina que tuvo la intención de ser, debemos pasar
primero por la etapa de separación.

Es tentador pensar que esta fase de separación de la mente comienza sólo cuando
una persona empieza a estudiar Torá, entonces es instruido cómo distinguir entre
el bien y el mal. Sin embargo, la verdad es que la fase de separación comienza
mucho más temprano que esto, viertualmente desde el nacimiento.

La Torá ordena que cada varón judío sea circuncidado ritualmente ocho días después
de su nacimiento. La mujer es considerada circuncisa desde que nació, o sea que la
mujer judía posee ese cierto grado de perfeccionamiento espiritual que el varón
adquiere a través de la circunsición.

La circuncisión implica que el prepucio que se interpone entre el hombre y el


mundo exterior es un defecto espiritual que tiene que ser removido. Este defecto
es la elevada sensualidad de esa piel exterior por un lado, y por el otro su
innata insensibilidad. La presencia del prepucio hace las relaciónes sexuales más
titilante físicamente, pero también aisla al individuo de los sentimientos de su
pareja. Es entonces al mismo tiempo la manifestación física de ambos egoismos, el
deseo sensual y el innato egocentrismo. Si se deja en su lugar será la raíz de
todas los males que asedian a una persona en la vida. La circuncisión es el acto
de dessensibilizar a la persona de su lujuria por el placer y sensibilizarlo hacia
los otros sentimientos.

Por supuesto que esto no quiere decir que un hombre circuncidado o una mujer es
inmune al ego y la lujuria. Una persona puede por supuesto readquirir su
egocentrismo y concupiscencia, tanto por influencias externas o por su
identificación deliverada con su naturaleza animal. Esto es llamado mellar y dañar
el pacto de la circuncisión. Pero el hecho de que la persona fue circuncidada
siendo un infante (o nació circuncidado, en el caso de una mujer), le da la
capacidad de rectificar fundamentalmente y dulcificar su subconciente a través de
su vida, con sólo hacer el esfuerzo necesario. Su circuncisión es su poder de
revelar las oscuras y ocultas profundidades de su alma en la confesión sincera
hacia un confidente confiable. Esto es porque ya se deshizo en gran medida de la
cáscara de egocentrismo, haciéndole posible llegar a una visión objetiva de sus
propios problemas.

Parte 20: Descartar Los Malos Pensamientos


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Descartar los Malos Pensamientos:


Sumisión dentro de Separación

La primer etapa de ignorar la ansiedad, que a menudo no es realizada


concientemente, es la forma en que un persona deshecha muchos, sino la mayor parte
de los pensamientos que emergen del subconciente.

Este es una forma de sumisión o supresión natural y saludable, que simplemente


impide que toda pequeña necesidad o complejo que viene a la mente pueda complicar
o descarrilar las funciones normales de la vida. Bastante a menudo, estos
murmullos no están enraizados muy profundamente en el subconciente, y por lo tanto
no justifican ningún tratamiento fundamental que requiera prestarles mucha
atención. Si este es el caso, ignorar el problema es por cierto la mejor forma de
tratarlo. Una atención injustificada del problema sólo lo va a agravar, causando
que asuma dimensiones artificiales.

Por ejemplo, nuestros sabios nos enseñan que la mejor forma de luchar contra la
ira es premanecer en silencio y de contrarrestar los celos es ignorarlos. Cuando
una persona hace esto concientemente, su desatención a sus problemas, ansiedades,
neurosis e incluso psicosis, es una tácita admisión de que es impotente para
confrontar y desafiarlos por si misma. Concomitante con la comprensión de su
bajeza y degradación existencial, está su apercibimiento de que no está capacitado
para atacar directamente su mal interior. Su primer recurso es entonces
simplemente ignorarlo.

Cuando la persona se da cuenta de que sus pensamientos oscuros no se apartan de


él, e ignorarlos no ayuda, se vuelve hacia el cielo e implora la ayuda de Di-s.
Cuando la persona clama a Di-s, al mismo tiempo reconoce la existencia del mal
dentro de si y admite que no puede darle batalla por si mismo. Advierte que sus
plegarias anteriores no fueron intensas o suficientemente específicas para
librarlo del flagelo particular que está padeciendo.

En sus plegarias previas le pidió a Di-s el poder de superar las ansiedades, pero
ahora se da cuenta de que esta plegaria no fue del respondida del todo y ruega en
cambio para que Di-s mismo lo rescate de ellas.

Hasta este punto, no hay ninguna confrontación directa con el mal, ni tampoco
ningún intento de parte de la persona por juntar fuerzas para combatirlo. El
efecto conciente y subconciente de la circunsición sobre la psiquis de la persona
es que el sabe que es esencialmente bueno y separado existencialmente de los
problemas y ansiedades que acosan su mente. En cualquier momento puede
beneficiarse de la ayuda de Di-s, de momento que El está siempre a su lado, en
sentido figurado, listo para salvarlo de la agresión de los malos y oscuros
pensamientos que lo atacan constantemente. En este sentido, puede considerarse
siempre por encima de las miserias de este mundo.

Admitir no estar capacitado para desprenderse de los pensamientos negativos o


rogarle a Di-s para hacerlo es la subface de la sumisión dentro de la separación.

Parte 21: Plegaria Meditativa


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Plegaria Meditativa:

Separación dentro de Separación

Las dos etapas próximas de ignorar el mal, están basadas en la asunción de que el
alma Divina del judío no es afectada por la debilidad de su alma animal, lo que
hace posible que la persona rectifique su psicología en general enfatizando su
lado Divino y lo habilite a asumir un reinado completo sobre su personalidad. De
momento que la psicolog’ia secular no reconoce un alma Divina separada, es de
esperar que muchas escuelas psicológicas desaprueben la aparente evasión
consistente en tratar directamente con estas manifestaciones de los bajos deseos
que vamos a detallar.

El arte de la meditación es el medio poc el cual el alma adquiere las alas de


conciencia necesarias para elevarse por encima y más allá de los confines de
nuestro ser inferior, con su entorno de pensamientos negativos que plagan la
conciencia. Una de las formas básicas de meditación enseñadas por el Baal Shem
Tov, es visualizarse ascendiendo de mundo en mundo. Esto significa comprehender y
reconocer más y más elevados niveles bitul (“autonulificación”).

Primero debemos recordar el descenso inicial del alma en el nacimiento desde las
alturas celestiales hacia las profundidades de este mundo, y luego, con la fe
certera de que es con el objetivo de un ascenso aún mayor, comenzar a ascender la
escalera de la plegaria meditativa. La meditación judía no se satisface con meras
formas de visualización, más bien tiene que ser parte constitutiva de la plegaria
a Di-s, haciéndolo en Su presencia y pidiéndole que nos eleve.

Todo elemento de la creación posee su origen espiritual superior hacia el que es


capaz de ascender con la ayuda de la meditación. En la plegaria del Perek Shirá,
cada faceta de la creación canta su canción particular de alabanza a Di-s. El
judío tiene un canal judío, el no judío tiene su propio canal, y así a través de
toda la creación. Esto está basado en el reconocimiento innato de que el individuo
tiene una fuente espiritual superior.

Esta es nuestra innata separación. Cada uno es un extranjero en una tierra


extraña, y una de las funciones del alma judía es despertar esta realidad en la
creación.

Esta es la subfase de separación dentro de separación.

Parte 22: Pensamiento Positivo


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Pensamiento Positivo

Dulcificación dentro de Separación

Al descender de la plegaria meditativa, la persona debe ahora ignorar activamente


sus ansiedades reemplazando los malos pensamientos por otros positivos.

Por supuesto, es particularmente beneficiosa a este respecto la contemplación de


ideas de la Torá, especialmente aquellas que generan sentimientos de santidad,
pureza, optimismo y alegría, con lo que quedará espacio en la mente para
pensamientos malos y confusos.
No podremos detener nuestro pensamiento, pero estaremos en libertad de elegir lo
que queremos pensar. Ha sido documentado repetidamente el poder del pensamiento
positivo de producir el bien y el del negativo de llevar al mal, no hay ningún
motivo para no utilizar esta potente herramienta para mejorar la calidad de
nuestra vida en general y nuestro bienestar mental en particular.

Debido a su propia estructura, la mente tenderá en principio a llenarse de


pensamientos negativos que surgen de su subconciente no rectificado, por lo que es
necesario ocuparse concientemente de ocuparla con pensamiento sanos y positivos.
La fuente más segura y potente de tales pensamientos y actitudes es la Torá misma,
como está escrito (Salmos 19:9): “Los preceptos de Di-s son justos, alborozando el
corazón”.

Desviar la mente del problema sumergiéndola en el estudio de la Torá, puede


parecer una forma de escapismo, desde que el momento permanece sin resolver y la
persona sólo está posponiéndo el enfrentamiento con él. Sin embargo, la eficacia
de esta técnica recae en el hecho de que la Torá conecta con Di-s, el que entrega
la Torá, a la persona que la estudia, lo que le otorga el poder espiritual
necesario para enfrentar el problema de manera optimista.

Una persona puede reaccionar a cualquier situación dada de forma optimista o


pesimista, los hechos objetivos del problema son los mismos, pero el modo en que
responde a ellos es su elección. La Torá nos dice (Deuteronomio 30:19): “He puesto
ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición… ¡Por consiguiente,
elijan la vida!” Elijan ser optimistas.

La ilustración clásica de esto es la siguiente historia del Talmud, Berajot 60b,


acerca de rabi Akiva, el pilar de la Torá oral: Cierta vez, Rabi Akiva estaba de
viaje y llegó a cierto pueblo. Buscó un lugar donde estar pero fue rechazado en
todos lados. Dijo entonces: “Todo lo que Di-s hace es para bien”, y pasó la noche
en el campo abierto. Llevaba con el un gallo para que lo despierte, un burro y una
lámpara. Repentinamente el viento apagó la lámpara, vino una comadreja y se comió
el gallo, y apareció un león y se comió el burro. Nuevamente dijo: “Todo lo que
hace Di-s es para bien”. Esa misma noche una banda de ladrones llegó y arrazó el
pueblo, pero él quedó a salvo. Si la lámpara no hubiera sido apagada, los ladrones
lo hubieran visto y caido también sobre él, similarmente si hubieran oido al gallo
o al burro. Rabi Akiva dijo:”¿No les dije que todo lo que Di-s hace es para bien?”

La capacidad de rabi Akiva de visualizar de forma optimista todo lo que le pase


deriva en definitiva de su inmersión devota en el estudio de la Torá. Y por
cierto, el valor numérico su declaración, todo lo que hace Di-s es para bien, es
equivalente en hebreo a la palabra Torá.

La subfase de dulcificación dentro de separación es cuando la persona llena


activamente el espacio vacío de su mente con pensamientos positivos de Torá y/o
optimismo.

Parte 23: Las Tres Fases De La Sumisión


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Las Tres Fases de la Sumisión

La primera etapa de la rectificación de la psiquis es la sumisión. El agresivo yo


es la causa de todo mal físico y espiritual y su neutralización es la condición
sine qua non del proceso de rectificación. Cuanto más grande sea el ego de la
persona, más lo serán sus preocupaciones y problemas; cuanto más se empeña la
persona en la experiencia de si misma y ocupa su conciencia con sus propios
sentimientos y autoimagen, más intimidante va a ser cualquier cosa que entraé una
amenaza potencial a la perfección de su autopercepción. Merece todo y carece de
todo.

Por lo tanto, la etapa primaria y más básica para recobrar la salud de la psiquis
es la sumisión. La sumisión es la simple percepción y la experiencia existencial
natural de no ser perfecto. A cierto nivel, toda persona sabe que tiene un alma
animal, un depósito básico de deseos y conductas egoístas. Aunque generalmente
preferimos identificarnos con objetivos más elevados que este, en verdad la mayor
parte del tiempo nos identificamos con este alma, consideramos como propia su
perspectiva, forma de pensar y aspiraciones. Una vez que la persona se da cuenta
de esto, la lógica conclusión es que no merece nada! en contradicción con su
presunción inicial. En realidad no es mejor que nadie y es muy grande la
posibilidad de que sea peor que la mayoría de la gente.

Siendo este el caso, todas las ansiedades de la persona se desvanecen como una
bocanada de humo. Ya no merece nada, y ya nada es una amenaza para su propia
imagen nunca más. El conocimiento de su bajeza innata lo hace comprender que es
naturalmente propenso a adquirir toda clase de complejos y desórdenes
psicológicos. El lado oscuro de su personalidad, que ahora cae en la cuenta de que
domina su conciencia, actúa naturalmente como un magneto para todo malestar físico
y psicológico imaginable que exista.
Entonces, si hay algo positivo acerca de su vida, sólo puede ser una acción
benevolente inmerecida que Di-s le concede. Su respuesta a este acto de gracia
Divina será de una interminable alegría y agradecimiento a Di-s.

Alumbrado con esta nueva luz, la persona despojada de su ego podrá considerar
bueno todo lo que le suceda, de momento que todo proviene de DI-s y todo lo que El
hace es bueno, porque esa es su naturaleza.

El objetivo del auto refinamiento es reorientar nuestras emociones hacia la


Divinidad; Di-s debe ser el único objeto de nuestro amor, el único al que temamos,
y así sucesivamente. Sin embargo, para lograr esto la persona no debe intentar
cambiar la orientación de sus emociones directamente, buscando experiencias que lo
inspiren a amar y temer a Di-s, ya que por cierto puede tener un éxito temporario
en reorientar sus emociones de esta manera, pero el efecto será efímero. En cuanto
la experiencia llegue a su fin, se irá con ella la emoción así engendrada. El
camino más efectivo para lograr el cambio buscado es el indirecto, sujetando la
mente y forzándola a contemplar verdades que generen espontáneamente las
reacciones emocionales correspondientes.

La magnitud de la nulificación del ego que la persona puede alcanzar depende de


qué es lo que contempla y cómo elige contemplarlo. Primero debe considerar su
nulidad existencial como así también la del universo en general. De todas maneras
esto no es suficiente en y por sí mismo. Debe seguir examinado todas sus fallas y
defectos, que se expresan como sus ansiedades y temores. A medida que va reviendo
una por una, se va arrivando más y más graficamente a lo absoluto de su nulidad
existencial. El efecto acumulativo de encarar un ejemplo trás otro de la propia
insignificancia, es un “agujero negro” psicológico que succiona el ego de la
persona, aniquilándolo trozo por trozo.

En esta etapa, la persona está demasiado ocupada enfrentando su propia tosquedad y


vulgaridad como para rectificar o sanar sus ansiedades. Todo lo que puede y debe
hacer en este punto es sobrecogerse ante lo profundo de su depravación a medida
que se va desplegando ante si. Esta habilidad de examinar las propias ansiedades
sin sentirse atrapado dentro de ellas es un presagio de la segunda fase de la
sumisión, como se explicará.

En el curso de la contemplación de la infinidad de Di-s y la nulidad del a


creación en general, la realidad de esta verdad se va gravar tanto en la mente que
va a comenzar a considerar insignificante a la creación. Si continúa aún más con
la consideración de esta realidad, llegará a la conclusión de que la creación per
se no posee una existencia independiente en absoluto, como está escrito: no hay
nadie fuera de El.

No obstante, cuando comienza a contemplar esta verdad en todos sus detalles,


teniendo en cuenta sus falencias en todo su relieve gráfico, comprenderá que no
sólo no tiene la intrínseca realidad que posee Di-s, es una antítesis de esa
realidad. Su orientación material le da a su vida en general un cariz de negación
y afrenta a la omnipresencia de Di-s. No sólo es no significativo, no real y no
esencial, sino antisignificativo, antireal y antiesencial; no sólo no posee una
realidad intrínseca, sino que posee una realidad negativa. En verdad es un agujero
negro espiritual de anti materia, una mancha negativa en la perfección de la
creación de Di-s.

Después de esta contemplación intensiva de sus fallas, la persona se vuelve en


súplica hacia Di-s clamando desde las profundidades de su corazón, le suplica que
lo abrigue y, en Su infinita misericordia, le tienda un puente sobre el abismo que
lo separa de El. Cada detalle de la ahora desenmascarada depravación de la persona
deviene en causa y sujeto de una nueva plegaria, otro clamor dirigido hacia Di-s.

Hemos identificado entonces tres subprocesos distintos dentro del proceso general
de sumisión. De acuerdo con el principio de interinclusión, estos son los tres
subniveles de sumisión dentro de sumisión, separación dentro de sumisión y
dulcificación dentro de sumisión. La anulación general del ego es sumisión dentro
de sumisión; la examinación detallada de las falencias y ansiedades es un acto de
separación, porque separa a la persona de sus problemas y lo divorcia de su
identificación con ellos; la plegaria a Di-s sincera y humilde, la conversación
privada entre el hombre y su Creador, es similar a la etapa dulcificante de la
confidencia a un confidente, identificándose aquí claramente con la etapa de
dulcificación dentro de sumisión.

Parte 24: Las Tres Fases De La Separación


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Las Tres Fases de la Separación

La fase de la terapia denominada separación es aquella en la que la persona ignora


sus ansiedades, problemas y malos pensamientos que lo asedian y los reemplaza con
pensamientos positivos. Esta fase es necesaria para que ocurra la fase final, que
es la verbalización y discución del problema, con el fin de que este pueda ser
curado o rectificado completamente.

Para poder referirse al tema en cuestión objetivamente y analizarlo en forma


veraz, la persona debe deshacerse de las ataduras subjetivas que lo unen a él.
Cuando el judío se concentra en un concepto de la Torá, incluyendo temas
teológicos como la naturaleza de Di-s, etc., está creando un punto de ventaja
abstracto desde el que puede asumir una relación imparcial con sus problemas y
complejos.

En el pensamiento jasídico es explicado extensamente que la habilidad del judío de


rectificar el mundo y transformarlo en una morada para Di-s depende de su
habilidad de sentir que el mismo no está sujeto a las restricciones y limitaciones
inherentes del mundo. El desapego es un prerrequisito para influenciar. Cuando una
persona se siente distanciada de este mundo de esta forma, algo así como un
extranjero en una tierra extraña, puede ver el mundo objetivamente y ver qué
necesita ser arreglado y, en mayor o menor medida, cómo arreglarlo. Sin esta
separación, es atrapada por las leyes naturales e impiadosas de este mundo. Por lo
tanto, antes de ingresar a la etapa de endulzar, donde el ocultamiento de la
Divinidad que deforma este mundo se transforma definitivamente en la revelación de
Divinidad que debería ser, debemos pasar primero por la etapa de la separación.

Es tentador pensar que esta fase de separación en la psiquis se inicia sólo cuando
una persona comienza a estudiar Torá. Es entonces cuando llena el vacío de su
mente con aguas vivificantes como describimos anteriormente, y aprende cómo
distinguir entre el bien y el mal. Sin embargo, la verdad es que la fase de
separación se inicia mucho antes que esto, virtualmente desde el nacimiento.

La Torá ordena que cada varón judío sea circuncidado ritualmente ocho días después
de su nacimiento. La mujer es considerada circuncisa de nacimiento, o sea que
posee de entrada cierta perfección espiritual que el hombre sólo adquiere a través
de la circuncisión.

Este acto implica que el prepucio, que se interpone entre las terminaciones
nerviosas del hombre y el mundo exterior, es un defecto espiritual que debe ser
removido. Este engrosamiento de autoaislación frente a los sentimientos de los
demás es la manifestación física del egocentrismo innato que, si se deja en su
lugar, ser volverá la raíz de todos los males que pueden plagar a la persona en la
vida. La circuncisión es el acto de sensibilizar a la persona a los sentimientos
de los otros y neutralizar su ego.
Por supuesto, esto no quiere decir que un hombre circuncidado o una mujer es
inmune al ego y las afecciones que lo acompañan. La persona puede readquirir su
egocentrismo tanto a través de influencias externas o por identificarse con su
naturaleza animal. Esto se denomina mancillar o dañar el pacto de la circunsición
(pegam habrit). El hecho de que la persona fue circuncidada cuando niño (o de
nacimiento en el caso de la mujer) le da la capacidad a lo largo de su vida de
rectificar y dulcificar fundamentalmente su subconciente con sólo hacer el
esfuerzo necesario. Su circuncisión es su poder de revelar las profundidades
oscuras y ocultas de su alma en una confesión sincera a un confidente adecuado.
Eliminando la caparazón del egocentrismo se le hace posible adquirir una visión
objetiva de sus problemas.

Dentro de la fase de separación de la terapia, podemos identificar tres subfases


tal como lo hicimos en la fase de sumisión.

La primera etapa de la separación es cuando el individuo admite su incapacidad


para atacar directamente los múltiples problemas, ansiedades, neurosis y psicosis
que identificó dentro de si en la fase de sumisión. Simultáneamente a la
comprensión de su bajeza y degradación existencial, está la asumsión de la
imposibilidad de confrontar y desafiar la plétora de problemas por si mismo. Su
primer recurso es, entonces, ignorarlos. Esta admisión de inaptitud es la subfase
de sumisión dentro de separación.

La percepción y el efecto subconciente de la circuncisión en la psiquis de la


persona es que sabe que es esencialmente bueno, y existencialmente separado de los
problemas y ansiedades que asedian a su mente. En cualquier momento puede
beneficiarse con la ayuda de Di-s, de momento que El está siempre a su lado, como
si fuera, listo para salvarlo de la embestida de los pensamientos malos y oscuros
que lo atacan constantemente. En este sentido, siempre se puede considerar a si
mismo por encima de las miserias de este mundo. Esta es la subfase de separación
dentro de separación.

La subfase de endulzar dentro de separación es cuando la persona llena activamente


el espacio vacío de su mente con pensamientos positivos de Torá y/o optimismo.

Parte 25: Dulcificación Sin Separación


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Dulcificación sin Separación


Para ingresar a la etapa final de dulcificar es necesario anteponer las etapas
precedentes de sumisión y separación.

El mismo acto de discutir los problemas con una segunda parte y hacer un esfuerzo
conjunto para resolverlos, son técnicas terapéuticas positivas y necesarias
establecidas por la Torá, pero esta fase de dulcificar debe ser precedida por la
de separación.

La psicología secular no le da ningún valor apreciable a ignorar los problemas, a


sus ojos esto es represión, negarse voluntariamente a permitir que afloren los
pensamientos subconcientes a la mente conciente donde podrán ser tratados. Condo
se reprimen estos pensamientos, impulsos o deseos, sólo se enquistarán en el
subconciente, emergiendo eventualmente en una forma mucho más perjudicial, por lo
que la psicología laica alienta a la persona a enfrentarse con sus problemas
psicológicos tan pronto como se entera de ellos.

En verdad, ha desarrollado la progresión de sumisión – separación – endulzar todo


en uno, y sin duda esta progresión triple difiere fundamentalmente de la implícita
en las enseñanzas de la cabalá y el jasidismo, de momento que no toma en cuenta la
existencia de Di-s o el alma Divina dentro de la ecuación de la salud mental. No
obstante, sus muchos éxitos (con lo parciales que puedan ser) indican que hay
ciertos puntos de veracidad en su entendimiento básico de la psicología humana,
esto en referencia a la topología de la psique, el alma animal, que la psicología
moderna describe en forma bastante completa, como así también en cuanto a su
aproximación a la terapia en general.

La fase de sumisión de la psicología secular es la gran preocupación del terapeuta


y de la terapia con la cuestión de los límites y fronteras.

En el curso de la terapia se requiere del paciente que preste debida atención al


convenio que tiene con el psicólogo, de qué es permitido o prohibido dentro del
consultorio y fuera de él. La aceptación de las limitaciones que plantean estas
reglas de juego es una forma de sumisión, la humillación del deseo del paciente
(de otra manera irreprimible), de expresar y lograr sus aspiraciones de cualquier
manera posible.

La etapa de separación juega una de las partes cruciales del diálogo entre ambas
partes, en la que la distinción es trazada entre aquellas facetas de la psiquis
del paciente que le son intrínsecas y las que se originan fuera de si. En el
transcurso de tal discusión, muy a menudo el paciente cae en la cuenta de que los
elementos negativos que consideraba parte componente de su personalidad, son un
bagaje externo que se ha injertado en él y que no debe seguir cargando. La
separación se hace aquí entre el verdadero ser del paciente y la caparazón externa
y no esencial que lo circunda.

En la fase de dulcificación de la terapia psicológica secular según es descripta


gráficamente en las teorías más recientes, el terapeuta juega a menudo un rol de
madre que le refleja los puntos buenos a su hijo. Esto sirve para curar la psiquis
enferma del paciente en la medida en que estos buenos puntos se expanden en su
conciencia.

Esta psicilogía incluso pone sus propios reparos contra la dulcificación


prematura, particularmente en su discusión de la importancia del “timing” de parte
del terapeuta. Se le aconseja no hacer incapie problemas difíciles antes del
tiempo en que se esté maduro para afrontarlos. A este respecto, una mal manejo de
los tiempos es propenso a provocar una reacción terapéutica negativa que sólo va a
estropear el proceso y posiblemente dañe al paciente.

Todo esto sirve para ilustrar el hecho de que a pesar que a menudo surja una
afinidad entre la psicilogía judía y la secular, permanece una diferencia
esencial: la psicología laica está limitada por las fronteras del alma animal del
paciente y el intelecto del terapeuta, mientras que las prácticas judías derivan
su eficacia de la revelación de los poderes infinitos del alma Divina y su
conección con su Fuente, como también de la creencia profunda del terapeuta-mentor
en su existencia y potencia.

Separación a Través de la Torá

Sea como fuere, la psicolog’ia secular generalmente busca evitar lo que considera
ser la etapa perjudicial de separación e ignorar la ansiedad. Este es el ejemplo
clásico de lo que la doctrina jasídica identifica como la debilidad humana
habitual de procurar comenzar directamente con el proceso de endulzar sin
experimentar las etapas previas necesarias de sumisión y separación.

La etapa de separación es donde se pone en juego el elemento excepcionalmente


judío en el proceso de interpretar la vida: la Torá. En hebreo, la palabra Torá
denota instrucción, es la instrucción Divina para todo momento a través de las
generaciones que nos permite distinguir entre lo sagrado y lo profano y entre lo
puro y lo impuro. En la etapa de separación la persona define por si misma que es
lo que se considera permitido o prohibido. El propósito de hacer esto es moverse
enteramente dentro del reino de lo permitido y al mismo tiempo alejarse de lo
prohibido en el pensamiento, el habla y la acción. Cuando pasa por la mente un mal
pensamiento (y esto incluye todo pensamiento que distrae su atención de su
relación con Di-s) la reacción inmediata será entonces ignorarlo.

Sólo después que se ha establecido los límites entre el bien y el mal y se ha


vuelto práctico en el arte de ignorar el mal, es posible proceder a la etapa
siguiente de endulzar. Sólo entonces la persona puede comenzar a examinar,
identificar y exponer los recovecos de la mente subconciente para transformar en
luz este área oscura y no santa. Este es el significado místico del verso que
describe la creación de luz y oscuridad (Génesis 1:5): “Y Di-s llamó la luz día y
la oscuridad El la llamó Noche”. Le dió a cada una su lugar propio y definido: “y
fue la tarde y fue la mañana, un día”. Sólo entonces todo pudo ser endulzado y
volverse parte de la unicidad de la creación.

Parte 26: Permisividad Versus Simplificación


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Permisividad versus Simplificación

La psicología secular no posee la Torá, por consiguiente no cuenta con una


definición clara de lo que es permitido y lo que es prohibido, por lo que tiende
intrínsecamente a la permisibilidad, la actitud en que todo es esencialmente
permitido. Esto es especialmente evidente en cuanto a la sexualidad, cuya falta de
restricción es, en apariencia, no del todo dañino para la sociedad. De acuerdo con
el punto de vista secular, el mejor método para resolver problemas psicológicos es
ser lo más libre e irrestricto posible y permitir que los deseos naturales del ser
humano reinen libres para buscar su realización.

En contraste, la premisividad que se logra en la fase tercera de dulcificación de


la terapia guiada por la Torá, que es llevada a cabo sólo después de las fases
preliminares de sumisión y separación, no constituye una forma de liberarse de
ninguna de las prohibiciones legisladas en la Torá, esto a pesar del hecho de que
la persona entra en el reino de la oscuridad con el objetivo de transformarla en
luz.

(En verdad existen casos extremadamente excepcionales en los cuales la Torá misma
ordena al individuo realizar temporariamente un acto normalmente prohibido o
abstenerse de realizar un acto normalmente permitido. En las palabras de los
Salmos, 119:126): “Es el tiempo de actuar en haras de Di-s; profanaron la Torá!”
De todas maneras estos casos son muy raros y por lo tanto fuera del alcance de la
presente discusión.)

El cambio de rumbo que ocurre, entonces, entre las fases de separación y


dulcificación del proceso de la terapia psicológica definido por la Torá es como
se describe a continuación:

Durante el período en que una persona está atravesando la fase de separación de su


renovación espiritual, se debe refrenar de entregarse a cualquiera de los placeres
mundanos con propósitos personales. Es verdad que la Torá permite disfrutar de
estos placeres en la medida en que el hacerlo no involucre una transgresión
palpable de ninguna de sus prohibiciones; sin embargo, en esta etapa el individuo
no está aún suficientemente maduro espiritualmente para permitirse estos lujos.
Debe más bien seguir el consejo de nuestros sabios para la gente en este estado de
conciencia: “Santifícate [incluso] con lo que te es [por lo demás] permitido”. Se
debe abstener de cualquier placer sensual que este mundo le ofrece, a menos que
forme una parte esencial de la observancia de algún mandamiento Divino. Un ejemplo
podría ser comidas y bebidas finas en honor del Shabat. Pero incluso aquí, de
momento que no alcanzó madurez espiritual, se le aconseja ejercitar la máxima
restricción posible.

Por el contrario, cuando una persona ha alcanzado la etapa de endulzamiento y se


ha liberado de su orientación hacia el interes personal del ego no rectificado,
puede empezar por cierto a saborear las delicias que Di-s ha puesto en el mundo
para su regocijo. En este contexto, el ya mencionado consejo de nuestros sabios se
entenderá como “Infunde tu actitud sagrada hacia la vida en todos los placeres que
te son permitidos”. Esta es la interpretación del jasidismo de la directiva del
Rey Salomón (Proverbios 3:6: “Conócelo a El en todos tus caminos”, y también la
aserción de nuestros sabios que “eventualmente el hombre será llamado a rendir
cuenta por todos los placeres que pudo haber disfrutado en este mundo y se abstuvo
de ellos”. En este nivel, todos los actos de la persona son verdaderamente en
haras del cielo.

Esta dulcificación de la vida avalada por la Torá es descripta como que brinda
gran placer a Di-s, como si fuera, ya que El creó este mundo como un vehículo a
través del cual brindar placer a Sus criaturas. No obstante se debe tener en mente
que es imposible disfrutar el mundo de la manera en que Di-s pretende a menos que
mantengamos una conciencia y apercibimiento constantes de Su presencia en nuestras
vidas.
Parte 27: Separación – La Clave Para La Dulcificación
 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Separación – La Clave para la Dulcificación

La conciencia y percepción constante de Di-s, incluso mientras se disfruta de los


placeres de Su mundo, sólo se consigue una vez que se ha completado el trabajo de
separación. A través de su deseo de liberarse de las cadenas de este mundo y
aferrarse sólo a Di-s y del estricto apego a la Torá y los mandamientos de Di-s,
la persona se libera exitosamente de la esclavitud a la gratificación sensual.

Una vez que ha experimentado el bello sentimiento y el verdadero deleite de estar


cerca de Di-s ya no lo impresionan las tentaciones de este mundo, ya no se siente
compelido a esforzarse para conseguirlas y dejarse seducir por ellas. Cuando una
persona que ha llegado a este nivel de madurez espiritual se gratifica con algún
goce físico, lo hace de una manera esencialmente liberada. Experimenta el placer
como algo puro e inalterado en lugar de satisfacer alguna vanidad o necesidad
artificial. Y por sobre todo, de momento que no está cautivo en forma alguna del
placer que se permite, puede asociarlo y experimentarlo en el contexto de su
conección global a Di-s y la conciencia que tiene de El.

Durante la etapa de separación, el inividuo no le confía a nadie el mal que lleva


oculto en su interior, más bien trata de ignorarlo de la mejor manera que pueda y
no pensar para nada en él. Pero por el contrario, durante la etapa de
dulcificación, una vez que se divorció exitosamente de su anterior identificación
con sus neurosis y se liberó de la errónea idea de que son parte esencial de su
psiquis, la persona puede exteriorizar cosas con su confesor y revelarle todos sus
problemas mientras trata de ocuparse de ellos. Durante el tiempo que dura la etapa
de separación, hablar acerca del mal es malo en si mismo, de acuerdo con el dicho
de nuestros sabios que una persona no debe hacerse malvado a los ojos de los
demás; pero en la siguiente etapa la persona debe entrar dentro de su propia zona
malvada y debatir acerca de ella para dulcificarla. Aquí, la permisividad es la
licencia para discutir lo que antes constituía un tabú.

El deseo de endulzar la realidad inmediatamente sin primero separar (o subyugar),


recuerda el pecado de los judíos en el desierto que intentaron dirigirse hacia la
Tierra Prometida incluso luego de que Di-s les dijo que estaban sentenciados a
vagar allí por cuarenta años (Números 14:40-45). Moisés les advirtió que Di-s no
iba a estar con ellos, y por cierto fueron derrotados inmediatamente en la batalla
a manos de las naciones enemigas que se opusieron en su camino.
Esta impetuosidad es la raíz de la mayor parte de los pecados descriptos en la
Torá, incluso a veces aquellos de individuos grandes y justos. La conducta
psicológica de empujar incautamente hacia el fin se origina en la misma
inhabilidad para tratar con el mal que motiva a la persona a empujar (reprimir) su
maldad interior de vuelta a su subconciente. Cuando una persona se siente
amenazada por su maldad interior, se siente presionado tanto a reprimirla (y por
lo tanto evitar el proceso de separación) como a pretender que no existe (por lo
que procede prematuramente al proceso de dulcificación).

Parte 28: Endulzar El Subconciente


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Endulzar el Subconciente

La tercera etapa es la capacidad de endulzar la ansiedad verbalizandola y


debatiéndola con una segunda parte.

A esto se refiere alegóricamente la profecía de Ezequiel. Al bosquejar el Templo


que va a ser reconstruido en la era mesiánica como centro de Jerusalem, el profeta
describe un maravilloso manantial cuyas aguas fluirán hacia afuera desde la cámara
interna del Templo. El agua se convertirá en un poderoso río que endulzará (esto
es, hará potable) toda el agua salada del mundo. En las orillas de este río
crecerán árboles cuyos frutos serán para alimento, y sus hojas para descanso
curativo. (Ezequiel 47:12).

El descanso curativo es el relax que provee liberación de las tensiones y


presiones que acompañan los miedos y ansiedades. Cuando una persona se desahoga de
esta fricción, se restituye el flujo apropiado a los sistemas fisiológicos y
psicológicos de su cuerpo. La relajación es entonces la condición sine qua non de
las salud mental y física. Por supuesto, parte de este proceso de relajación es la
licencia que se le concede a la persona de expresarse libremente y exteriorizar
sus preocupaciones y temores. Este proceso conduce en definitiva a su curación
psicológica.

La fuente de este reposo reparador, en el simbolismo de la profecía de Ezequiel,


es la hoja. Una hoja es de secundaria importancia cuando se la compara con el
propio árbol o sus frutos, un detalle menor que a menudo no es apreciado, a pesar
de que realiza la función crucial de la fotosíntesis. Similarmente, generalmente
ignoramos nuestras mentes subconcientes y le damos escaso cuidado a la forma
crucial en que afecta nuestras vidas. Así, la hoja es una metáfora apropiada para
el subconciente.

La hoja, el inconciente, contiene la clave de la curación definitiva de la


psiquis. En el futuro, las hojas se tornarán comestibles como el fruto; con la
completa transformación del mal en bien el subconciente será capaz de expresarse
plenamente, todas las constricciones y cautelas que rodean a su verbalización se
relajarán.

El comienzo del libro de Salmos también hace uso de la metáfora de la hoja en el


contexto del árbol al que está adherida (Salmos 1:1-3):

“Feliz es el hombre que no siguió el consejo del malvado…

Sino más bien [sólo] los deseos de la Torá de Di-s…

El será como un árbol plantado a la orilla de la corriente de agua,

Que brindará su fruto en la estación apropiada,

cuyas hojas nunca se marchitarán,

“y todo lo que produzca prosperará”.

Vemos aquí que el individuo virtuoso es comparado con un árbol plantado junto al
agua vivificante. La hoja que no se marchitará es su subconciente, que ya ha sido
verbalizado y endulzado. Esto ha sido logrado después de las fases de sumisión (no
siguiendo el consejo del malvado, apartándose de lo negativo) y separación
(deseando y estudiando la Torá de Di-s). Se dice que el Baal Shem Tov, cuando aún
era un niño, reconoció la providencia de Di-s sobre todas sus criaturas observando
la forma en que una hoja era levantada desde el suelo por el viento. Prestando
atención y tomando nota de un factor aparentemente insignificante en el gran
esquema de la creación, discernió la verdad que iba a ser la piedra fundamental de
su sistema teológico, basado en la existencia, el desarrollo y el despertar
(evocar) de los lazos extraconcientes entre el hombre y Di-s.

En la misma vena, nuestros sabios usan la alegoría de la hoja para simbolizar la


conversación mundana de los estudiosos de la Torá. En contraste con la charla
mundanal de los iletrados, la conversación mundana de alguien que está lleno de la
sabiduría de la Torá es en si misma una lección de sagrado vivir y es siempre
considerada un tema digno de estudio. Las lecciones de vida que afloran en la
conversación mundana del sabio de la Torá, refleja la forma en que ha rectificado
su mente subconciente. Absorbiendo las actitudes expresadas en sus palabras, la
persona ordinaria puede adquirir algo de su perspectiva constructiva de la vida.
Como tal, su conversación sobre temas mundanos, sus hojas, pueden servir como una
fuente de optimismo y curación para la persona ordinaria.

Parte 29: Dulcificación Dentro De Dulcificación


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Dulcificación dentro de Dulcificación

El propósito de expresar verbalmente las ansiedades a otra persona, es


transformarlas en alegría con una buena palabra. Esta palabra que brinda el
confidente puede sonar como un consejo o puede ser alguna forma profunda de
comprender la raíz del problema. Alternativamente, puede ser incluso un nivel
superior de resolución del problema, tema que vamos a continuación.

Verbalizar la ansiedad o el mal que nos afecta dentro de la psiquis actua


dulcificando en tres niveles:

Primero, la simple articulación del problema en si mismo lo dulcifica en cierto


grado. Está explicado en el pensamiento jasídico que el poder del habla implica de
por si una sutil experiencia de placer, por lo que esa charla toca la fuente del
placer en el alma. Esto endulza o inyecta un elemento de placer en lo que sea que
la persona este hablando. Hablar revela el poder de la persona de exponer los
reinos secretos de su alma, y esta experiencia le demuestra a la persona que no
está sola, sino por el contrario, se encuentra envuelta por la misericordia de Di-
s. En virtud de esta gracia de Di-s, puede permanecer conectada a El a pesar de
las profundas deficiencias de su psiquis. Esta experiencia se logra principalmente
gracias al confidente interesado que juiciosamente evita saltar de horror cuando
escucha las confesiones, sino que más bien le da a entender que aunque descubra
ciertos asuntos difíciles, no constituyen un impedimento para su relación con Di-
s.

El buen consejo ofrecido por el confidente continúa con el proceso de dulcificar,


que prepara el camino hacia la rectificación del problema y separa al sufriente de
sus padecimientos. Una vez que se ha propuesto una solución, uno puede verse a si
mismo como por encima de su situación y considerar objetivamente sus opciones, en
cuanto a cómo rectificarla y redimirla.

Sin embargo, la dulcificación final ocurre cuando ambas partes aciertan con una
nueva e ingeniosa percepción de la realidad que la existencia del problema
requiere. Esta nueva comprensión les permite ahora entender el real proceso
interno que lleva a que se produzca el problema en primer lugar. Con este
conocimiento, el confesante puede ajustar su forma de vida, con lo que ya no caerá
presa de este encierro.

Esta nueva profundización en la naturaleza de la realidad, habiendo sido precedida


por la etapa de separación, de una completa sumisión a la autoridad de la Torá
respecto a decidir qué es bueno y qué es malo, es una revelación de una nueva
dimensión del entendimiento de la Torá, la que es llamada por nuestros sabios el
anteproyecto de la creación. Es Su plan, de acuerdo con el cual creó el mundo, el
sistema de circuitos internos fundamentales de la realidad. Por lo tanto toda
nueva comprensión de la realidad es en esencia una nueva penetración dentro de la
Torá.

La existencia del mal, ansiedad o temor dentro de la psiquis es sólo un síntoma de


una enfermedad más general: un cuadro o interpretación imperfecto de la realidad.
Nacimos en un mundo de una aparente disonancia, y la maduración es en gran parte
el proceso de ordenar las miríadas de contradicciones que nos presenta la realidad
y desarrollar una comprehensiva visión del mundo que pueda explicar cómo la
aparente desarmonía refleja de hecho la unidad subyacente dentro de la creación.
El éxito que una persona puede esperar tener en este proceso de aprendizaje está
en proporción directa con cuanta Torá ha estudiado, de momento que la Torá es la
enunciación inalterada y inadulterada del plan Divino de la creación.

Por el contrario, cuanto más alejada se encuentre y más tenga que recorrer para
adoptar el modo de pensar y las categorías conceptuales de la Torá, más lo van a
irritar las contradicciones y discrepancias de la vida.

Mientras que el buen consejo del confidente está dirigido en forma directa hacia
los problemas de la persona, el nuevo entendimiento no lo está. Esta nace de la
tensión creada por el problema, pero está focalizada en algo mucho más grande: la
raíz del problema; lo que permite la existencia y el desarrollo del problema es la
percepción inconsistente e inmadura de la realidad.
El desafío de transformar lo amargo en dulce es quizás el único llamamiento de
nuestra generación. Ninguna de las épocas anteriores estaba tan plagada de
neurosis profundamente arraigadas como estamos nosotros, o no eran capaces de
enfrentarse a ellas directamente y por lo tanto se ocupaban de ellas ignorando y
reprimiéndolas.

Hemos identificado entonces tres etapas en la terapia dentro de la fase de


dulcificación: sumisión dentro de dulcificación (articulación del problema),
separación dentro de dulcificación (el consejo para tratar directamente con el
mal) y dulcificación dentro de dulcificación (transformar [la raíz del] mal en
bien).

El tercero y consumado nivel de dulcificar, el fluir de nuevos y profundos


enfoques de la concepción de la realidad en general y de la Torá en particular por
parte de la persona, es una expresión del aspecto más profundo del alma Divina
judía. La cabalá enseña que Di-s, el pueblo judío y la Torá son en esencia una
sóla entidad. En virtud de la completa aniquilación de su ego, el judío puede
experimentarse a sí mismo como uno con Di-s y con la mentalidad con que creó el
mundo, la Torá. El resultado de esta identificación tripartita es el flujo
espontáneo de nuevas ideas y comprensiones del significado y relevancia de la
Torá. Conectado a la Torá y su origen, el alma Divina judía sirve como un canal
para la revelación de la Torá en la realidad, en el contexto de su personalidad
individual.

Parte 30: El Discurso Terapéutico


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

El Discurso Terapéutico

Se enseña en la cabalá y el jasidismo que además de la comprensión general de la


Torá que comparte con todos los judíos, cada judío en particular tiene una
conección especial [o ángulo a través del cual se conecta con] la Torá, distinta
de los demás. Por eso la obligación judía de estudiar Torá consiste no sólamente
en la exigencia de dominar ciertos tipos o cantidad de información, sino también
en la de revelar ideas o comprensiones nuevas que le ofrece su propia perspectiva
de la Torá. Identificándose con su fuente personal en la Divinidad, puede revelar
su conección especial con la Torá, y así revelar su porción de ella.
Cuando sucede esto, el individuo judío y su mentor participan en cierta medida de
la experiencia de Moisés, el conducto humano a través del cual la Torá fue
introducida en el mundo. La profecía de Moisés fue la más perfecta y transparente
de todos los profetas, y de acuerdo a la palabra de nuestros sabios: la Presencia
Divina hablaba por la garganta de Moisés.

Un aspecto central del futuro mesiánico es que toda la humanidad alcanzará este
nivel de unión con Di-s: “Yo derramaré Mi espíritu en toda carne, y tus hijos e
hijas profetizarán (Ioel 3:1). Incluso quien no haya alcanzado este nivel de
comunión con Di-s, se podrá beneficiar con la capacidad del habla de revelar la
esencia íntima e inexplotada de su alma Divina, y lo hará con un hablar cándido y
espontáneo.

El habla es visto según el método jasídico como la segunda de las tres vestimentas
o instrumentos que tiene el alma para expresarse. El pensamiento es la vestimenta
más refinada y abstracta, y la más externa y concreta es la acción. El camino
general que sigue una idea que nace en la mente es secuencialmente la de estas
tres etapas: pensamos acerca de la idea, hablamos de ella y finalmente actuamos en
consecuencia. Por eso, pensamos en el habla y la usamos como un modo de expresar
la ideas que ya hemos desarrollado y meditado en nuestra mente conciente, por lo
que podría parecer que el habla no puede revelar a otra persona más que nuestro
mundo interno de pensamiento. Sin embargo, el mundo del pensamiento conciente es
muy limitado en relación a los vastos reinos del pensamiento inconciente que
integran la mente subconciente, por lo que el habla podría aparecer restringida a
expresar las ideas limitadas de la mente conciente. Pero la verdad es que el habla
no está ligada a ninguna forma específica de pensamiento, es una vestimenta
independiente que funciona por si misma.

Así como a veces no hablamos acerca de nuestras ideas, sino que simplemente
pensamos y luego actuamos directamente sin expresarla verbalmente, también, a
veces, salteamos el pensamiento conciente y expresamos con el habla una idea
originada en los niveles preconcientes de la mente. Este tipo de expresión es
completamente espontáneo y improvisado, en contraste con el discurso bien razonado
y deliberado que expresa las ideas cuidadosamente editadas y censuradas por la
mente conciente a través de la facultad del pensamiento conciente. En tales casos
de habla espontánea, las ideas expresadas son profundos pensamientos subconcientes
que no han sido refinados por la mente conciente.

Como todos sabemos, estas expresiones involuntarias de la mente subconciente


ocacionalmente pueden escurrirse por entre el proceso de censura de la mente
conciente y surgir inintencionalmente, a veces para nuestra desazón, en el curso
de la conversación.

Para que la facultad del habla exprese los profundos recovecos de la mente de
manera más asidua, la persona debe ser persuadida, de alguna manera, a bajar la
guardia. Esto raramente se puede conseguir directamente y con su consentimiento
conciente, por lo que es usualmente el trabajo del terapeuta o confidente,
relajarlo y hacerlo sentir suficientemente confortable y confiado para permitir
que el centinela de su mente conciente sea arrullado en un estado de
adormecimiento temporario. Entonces, la conciencia del confesante cambia a un modo
más natural y espontáneo, al despojarse de la armadura sicológica afectada, que
viste normalmente para protejer la imagen que desea preservar para si mismo y los
demás.

Una vez hecho esto, la persona puede comenzar a verbalizar en mayor medida sus
percepciones de la Torá, así como aquel que ha alcanzado el nivel de comunión con
Di-s descripto en los capítulos previos.

Parte 31: “Sumisión, Separación Y Dulcificación En El Terapeuta”


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

“Sumisión, Separación y Dulcificación en el Terapeuta”

Hasta ahora, hemos descripto el proceso de sumisión, separación y dulcificación


padecido por el sufrimiento individual a partir de desórdenes sicológicos. El
confidente, mentor o terapista, debe experimentar su propia versión del mismo
triple proceso, a fin de que su atención y consejo sean verdaderamente
enfatizados. Describiremos este proceso:

La sumisión que el confidente debe manifestar, es enfocar de lleno su atención e


interes en el confesor. Esto involucra callar las “voces” que compiten para atraer
su atención dentro de su mente, y así corresponder al significado de la primer
sílaba de la palabra electricidad – “jashmal”, silencio.

Este enfoque es posible solamente cuando es motivado por el verdadero amor basado
en el encuentro fundamental entre dos almas judías como ocurre aquí. Este amor es
lo que marca la diferencia entre el verdadero interés de parte del terapista y la
simple curiosidad.
Esta relación que se basa en un verdadero amor, es posible sólo cuando el
confidente no alberga ninguna actitud condescendiente hacia el confesor.

Su actitud debe demostrar que es completamente antinatural e incómodo que el esté


representando el papel de terapista y el confesor sentado opuestamente a él actue
como paciente. Mas bien es sólo providencia Divina que ocurra de esta manera, y
los papeles podrían haber sido a la inversa. Después de todo “La carrera no es
ganada por el más veloz, ni la batalla por el más fuerte, ni el pan por el sabio
ni la riqueza por el hombre de entendimiento ni el beneficio por el hombre de
habilidad sino que el tiempo y la oportunidad acontecen a todos ellos”
(Ecclesiastes 9: 11). En las palabras de nuestos sabios la rueda de la fortuna
gira en el mundo, el que es rico hoy tal vez no lo sea mañana, y el que es pobre
hoy quisa deje de serlo mañana. Si esto es cierto sobre la riqueza fisica, es
ciertamente verdadero sobre el bienestar mental y toda cosa que fomente la
tranquilidad de la mente.

La separación que debe hacer evidente el confidente es el proceso de filtrado


interior que el debe experimentar cuando escucha a su paciente. Debe seleccionar a
través de diferentes situaciones que le acontecen, desarraigando en primer lugar
aquellas originadas y puestas de manifiesto en las regiones no rectificadas de su
propia psiquis, y en segundo lugar aquellas que se originaron en un buen sitio
pero son más relevantes a si mismo que a su amigo o paciente. Una vez que todo
esto es llevado a cabo, debe archivar las respuestas rechazadas por sus últimas
consideraciones y garantizar que ellas no afectarán su actitud o respuesta durante
la terapia.

Si elige ver esta indeseada e irrelevante respuesta desde una perspectiva


profunda, el confidente se dará cuenta que es una bendición disfrazada.

La Divina providencia le envió la persona que sufre para hacerlo consciente


indirectamente de las áreas de su propia psiquis que requieren un tratamiento
ulterior.

Dicen nuestros sabios : “¿Quién esta lleno de sabiduría? Aquel que aprende de
todas las personas”. El Baal Shem Tov enseña que el significado interior de esta
afirmación es que uno debería aprender aún del comportamiento o actitud de una
persona malvada. El hecho de que la Divina providencia haya dispuesto que
semejante persona se cruce en su camino, es para mostrarle que la misma maldad que
observa en esa persona existe de alguna manera en sí mismo. Podrá existir en él de
una manera mucho más abstracta o refinada, pero dado que la persona generalmente
no nota sus propios defectos, la forma que Di-s nos alerta sobre ellas es
mostrándonos estas faltas en otra gente.

Cuando la persona rectifica la falta en si mismo, concluye el Baal Shem Tov,


purifica también a la persona en quien observó la falta. Además esta enseñado en
el jasidismo que éste es el camino correcto para cumplimentar el mandamiento de
reprender a al semejante (Levítico 19:17). Cuando uno observa a otro pecando o
mostrando algún defecto, debe considerarse primero como si él mismo fuera culpable
de alguna manera de la misma falta, luego corregirla y sólo entonces proceder con
diplomacia a ayudar al otro a salir de esa situación. Esta metodología es por
supuesto relevante también al proceso terapeútico, como ya hemos visto.

Después que el Rebe Dov Ber de Lubavitch terminara de recibir gente en audiencia
privada, tenía que cambiar su camisa porque estaba impregnada en traspiración.
Cuando le preguntaron sobre ésto, el explicó que cuando alguien entraba en su
estudio para pedir su consejo, se tenía que quitar sus propias “vestimentas” y
ponerse las de esa persona para poder entender su problema completamente, luego
volver a sus propias “ropas” para ver el problema objetivamente y ofrecer consejo
desde su propia perspectiva. El esfuerzo de hacer ésto repetidamente le causaba
traspirar profusamente. Aquí vemos que el mentor o terapeuta se debe manejar con
mucho cuidado y cautela entre una identificación subjetiva con el mundo del
confesor y el mantenimiento de si en su propio mundo, guardando la distancia que
lo habilita a una perspectiva objetiva.

El estado de endulzamiento del confidente es el mismo que el del confesor. Es el


diálogo en el cual juntos encuentran la solución adecuada y el confidente brinda
el apoyo necesario para transformar lo malo en bueno.

Parte 32: La Ansiedad Positiva


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

La Ansiedad positiva

A lo largo de nuestro debate, hemos llegado a la conclusión de que si dejamos sin


tratamiento la ansiedad, puede y ciertamente dará lugar a consecuencias negativas
en la salud mental de la persona, mientras que una terapia apropiada puede llevar
a un nivel de salud mental superior al que se podría lograr de otra manera.
De este modo, indiréctamente, la ansiedad (y aún la existencia del mal dentro del
subconsciente) puede ser una ventaja para el desarrollo mental y espiritual de una
persona. La ansiedad no es algo negativo en si mismo; sólo que cuando se la deja
supurar sin tratamiento, se manifiesta como una visión negativa en la psiquis de
la persona.

Ahora pongamos nuestra atención en una forma de ansiedad que no solamente no es


negativa, sino que es realmente una contribución positiva para el bienestar
general de la persona, sirviendo como fuente de motivación para acciones
virtuosas.

Comencemos observando lo que nuestros sabios aseguran: “Di-s revela los secretos
de la Tora sólo a una persona ansiosa”. La ansiedad es entonces un requerimiento
para el estudio y el entendimiento de la Torá, lo que significa que hay cierto
valor redimible en la ansiedad que hace que la persona que sufre de ella logre
entender y relacionar aspectos de la Torá que alguien que no la padece no puede
vincular o entender.

La Torá es un vasto cuerpo de conocimientos, tanto en cuanto a la cantidad de


información que abarca como al tipo de conocimientos que comprende. Aparte del
texto mismo, el conocimiento mas básico que nos brinda la Torá, es un sistema
apropiado segun el cual la persona debería conducir su vida para realizar la
voluntad de Di-s. Este es el aspecto legal de la Torá, el cual incluye las leyes
en si mismas, sus derivaciones y contenido, y la metodología para obtener nuevas
leyes. En vista que las mismas leyes y reglas de conducta para cumplir la voluntad
de Di-s se aplican a todos, este cuerpo de conocimientos es también llamado el
aspecto revelado de la Torá. El deber de conocer y entender la ley otorga igualdad
en todo y no depende de ningún logro moral anterior o cualidades especiales.
Simplemente estipula que todos deben saber como conducir su vida de acuerdo con la
voluntad de Di-s, por lo tanto todos deben estudiar el aspecto revelado de la
Torá.

El éxito en el estudio de este aspecto de la Torá depende exclusívamente de la


cantidad y calidad del esfuerzo y dedicación que la persona aplica en ésto.
Cualquiera que se dedica apropiadamente a este cometido puede dar por hecho su
cumplimiento.

No obstante, el nivel interior de la Torá no trata con prototipos habituales de


comportamiento, sino con la vida emocional del individuo y la dinámica de su
relación personal con Di-s. Puesto que la personalidad de cada uno es diferente,
este aspecto de la Torá es mucho mas subjetivo y relativo que el aspecto revelado.
Por lo tanto es conocido como su aspecto oculto, dado que sus enseñanzas se
encargan del aspecto personal de la vida del individuo, el cual está generalmente
oculto al resto de la gente.

Esfuerzo y dedicación no son suficientes para asegurar el éxito en este estudio,


se requiere de ansiedad por parte del estudiante.

Esta es la razón por la cual los secretos de la Torá iluminan los problemas
existenciales del hombre y del mundo en general; ellos constituyen una respuesta
comprensiva a los problemas mas esenciales de la vida y el universo. Ahora, si no
hay preguntas no hay necesidad de respuestas. Así, sólo alguien que es importunado
por las incongruencias de la vida, cuyo corazón grita por una solución a todas las
cuestiones aparentemente insolubles de la vida actual, puede esperar vincularse
con este aspecto de la Torá. Si una persona no se preocupa de modo alguno por
cuestiones tales como por que he sido creado y porque existe la maldad o el
sufrimiento en el mundo, la dimensión interior de la Tora no le dira nada. De esta
manera, el sufrimiento de algun tipo de ansiedad revela un alto nivel de
sensibilidad, sentimiento y compasión. Una persona que no sufre de ansiedad no es
sensible a la patología que hay en su vida, por lo que es indiferente a los
interrogantes que se encuentran en los secretos la Torá.

Parte 35: Merecer Misericordia


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Merecer Misericordia

Hemos hecho mención varias veces de la necesidad que tiene el individuo en busca
de una terapia, de sentirse abarcado por la misericordia de Di-s. El secreto de
conseguir este sentimiento está descripto en el siguiente versículo del libro de
Proverbios (28:13): “El que oculta sus transgresiones no triunfará, pero al que
las admite y se abstiene de ellas le será mostrada misericordia”.

Sentir la misericordia de Di-s depende entonces de admitir los actos erróneos,


sentirse arrepentido de haberlos hecho y resolver no repetirlos más (las dos
últimas condiciones están incluidas en la idea de abstinencia). Este proceso
triple de cambio es conocido en el judaísmo como “teshuvá”, muy comunmente mal
traducido como arrepentimiento pero que en realidad significa retorno, tanto a Di-
s como a una más noble visión de uno mismo.
Por medio de la teshuvá la persona se libera y se redime de su estado actual, y se
libera de los patrones de comportamiento en los que previamente estubo encerrado.

De momento que la teshuvá es un proceso de crecimiento espiritual, podemos hacer


un paralelo con las tres etapas que tipifican este tipo de procesos: La confesión
es un claro acto de sumisión, humillando al propio ego. Abstenerse del pecado
mediante el arrepentimiento y la resolución de no repetirlo es un acto de
separación. Sentirse abarcado y apoyado por la misericordia de Di-s es la fase de
dulcificación del proceso. La teshuvá en si misma es un proceso triple que pasa
por las facetas intelectual, emocional y de comportamiento de la conciencia del
hombre.

La persona debe primero admitir la verdad, debe dejar de engañarse (o permitirse


ser engañado) pensando que el pecado no es un pecado; luego debe sentirse
emocionalmente agradecido a Di-s por la oportunidad de cambiar; y finalmente debe
reconocer el hecho de que ha hecho algo erróneo y resolver no repetirlo en el
futuro.

El cuadro general es como sigue:

* Admisión de la verdad / Confesión del acto erróneo – Sumisión

* Compromiso Intelectual en pos de la oportunidad de cambiar las Emociones


Resolviendo no repetir el pecado – Separación

* Conducta Receptora de la misericordia de Di-s – Dulcificación

Así como la misericordia es el atributo esencial de Di-s por excelencia, el


esquema psicológico triple de admisión, compromiso y resolución de no repetir el
pecado es la actitud más básica que caracteriza la psiquis judía. Por eso es
costumbre que las primeras palabras que dice el judío al despertar a la mañana, la
declaración que sirve de basamento a su conciencia para el resto de día es: “Doy
gracias a Ti, Rey viviente y eterno, pues Tú has restituido misericordiosamente mi
alma dentro de mi, Tu fe [en mi] es grande”. En esta frase el judío expresa los
tres sentimientos que hemos mencionado: admite la fé en cuanto al propósito de la
vida, que Di-s es el verdadero soberano del mundo y el único juez de lo que es
bueno o malo; da gracias a Di-s por el regalo de restaurar el alma dentro de él; y
confiesa su culpa de no vivir de acuerdo a su potencial, al reconocer la confianza
de Di-s en que hoy actuará mejor a pesar de las faltas de ayer.
Parte 36: La Bondad Y La Maldad
 Jaim Frim
 julio 9, 2018

La Bondad y La Maldad

La cabalá concibe el bien y el mal como polos opuestos del espectro continuo de la
moralidad. Esto significa que cualquier situación o entidad en la vida contiene
elementos de ambas partes. La habilidad del hombre de descender en forma segura
por el espectro de lo moral hasta el polo de la maldad para transformarla en bien,
es una función de la fuerza con que está aferrado a las regiones superiores, cerca
del extremo de la bondad. Cuando está firmemente anclado en el bien, esto es, se
siente cercano en su relación con Di-s, no teme descubrir algún mal dentro suyo o
en el mundo, y su descubrimiento no representa una amenaza a su confianza general
en el eventual triunfo del bien sobre el mal.

La naturaleza animal del hombre lo empuja implacablemente hacia el polo del mal,
alejándolo del reconocimiento de Di-s, mientras que su alma Divina lo empuja hacia
el polo del bien. El espíritu del hombre asciende hacia las alturas, mientras que
el espíritu animal tiende a descender cada vez más abajo, hacia la tierra. Por lo
tanto, su capacidad de permanecer aferrado a la bondad depende de su éxito en dar
preferencia a su alma Divina sobre su alma animal.

Cuenta el Talmud acerca de cuatro sabios, rabi Akiba y tres de sus discípulos, que
se ocuparon de ciertas técnicas místicas de meditación y ascendieron a los reinos
trascendentes de la percepción Divina.

Ben Azai miró [por sobre la Gloria Divina] y murió; dicen de él [proféticamente]
las sagradas escrituras: “Apreciada por Di-s es la muerte de Sus piadosos” (Salmos
116:15). Ben Zoma miró y perdió la cordura; de él dicen las escrituras: “Has
encontrado miel, come [no más que] tu medida, para que no te sientas lleno y la
vomites” (Proverbios 25:16). El tercero Elisha ben Avuia, miró y se convirtió en
hereje. Rabi Akiva entró en paz y salió en paz.

Está explicado en cabalá que cada uno de estos sabios trató de rectificar el
pecado de Adam y su efecto sobre el mundo. Antes del pecado, el bien y el mal
existían en dos reinos separados y no se mezclaban de ninguna manera. Cuando Adam
y Eva comieron del árbol del conocimiento del bien y el mal, estos se
entremezclaron y se creó el espectro continuo de moralidad antes mencionado.
El error de Elisha ben Avuia fue que trató de rectificar el pecado enfrentándose
directamente con la maldad y descuidó primeró aferrarse al bien. Focalizándose
enteramente en la maldad que hay en el mundo, perdió su habilidad de reconciliar
la existencia del mundo con un Di-s benevolente y compasivo. Las dudas que le
presentó el mal fueron demasiado grandes para él, llegando a la conclusión de que
no hay Di-s y se volvió hereje.

Se cuenta que vió a alguien que le pidió al hijo que suba a un árbol y le traiga
algunos pichones de un nido de palomas. El hijo, al complacerlo, cumplió dos
mandamientos de la Torá al mismo tiempo: honrrar a sus padres (Exodo 20:12) y
alejar a la madre de los pichones de su nido antes de tomar a sus hijos
(Deuteronomio 5:16). La recompensa prometida para ambos mandamientos es la de
larga vida, pero el niño calló accidentalmente del árbol y murió. Semejante
anomalía fue más de lo que Elisha ben Avuia pudo soportar.

Rabi Akiva, por el contrario, buscó rectificar el pecado de Adam enfatizando el


bien y venciendo al mal indirectamente. A pesar de que finalmente no tuvo éxito,
no obstante fue capaz de salir ileso del intento. De momento que se mantuvo
aferrado al sentido de benevolencia de Di-s, el mal en el mundo no constituyó una
contradicción para él.

Rabi Akiva mantuvo esta perspectiva hasta el final de su vida. Cuando fue atrapado
enseñando Tora durante las persecuciones de Adriano, fue sentenciado a muerte, y
mientras los romanos rastrillaron su carne con cepillos de hierro, él recitó el
Shemá, “Oye, Israel, Di-s es nuestro Di-s, Di-s es uno”, la declaración de unidad
de Di-s. Continuó pronunciando la palabra “uno” hasta que expiró. La existencia
del mal no presentó ninguna duda para su fé, por cierto su fé fue tan fuerte que
fue capaz de sentrise cercano a Di-s incluso cuando su carne era rastrillada con
cepillos de hierro.

Parte 37: La Terapia Y Las Sendas Jasídicas


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

La Terapia y las Sendas Jasídicas

Dentro del movimiento jasídico existen tres grandes corrientes de pensamiento y


enfoque del servicio a Di-s de las que el padre de todas fue el Baal Shem Tov.
Podemos asociar estas tres corrientes con los tres aspectos de la terapia,
basándonos en las tres interpretaciones del verbo del versículo de Proverbios,
alrededor del cual está centrada nuestra discusión de la terapia.

Tzadik, Beinoni, y Rasha

Suprimir la ansiedad por medio de la sumisión y la plegaria evoca el enfoque de


Rabi Najman de Breslov. El jasidismo de Breslov se centra en el aislamiento
meditativa, donde el jasid habla de sus problemas y ansiedades con Di-s, con
profusa recitación de salmos y oraciones de súplica, con un énfasis general en la
humildad simple y la sumisión ante el Creador. Claramente, el camino de Rabi
Najman de Breslov está dirigido hacia una persona que todavía se considera en las
garras de su inclinación al mal, un rashá. El consejo que ofrece y el tipo de
comportamiento que desarrolla intentan principalmente cuidar a la persona de la
desesperación ante su situación. Su método alienta al individuo a recordar que Di-
s está con él en todo momento y en cualquier profundidad que haya caído. No
importa cual sea el motivo, puede invocar a Di-s y conectarse a El a través de la
plegaria.

Ignorar la ansiedad trae a la mente el sistema ético del Tania, la obra seminal
del jasidismo Jabad fundado por el rabi Shneur Zalman de Liadi. En este libro,
rabi Shneur Zalman divide al pueblo judío en tres tipos, basado en el grado de
dominio de sus inclinaciones opuestas hacia el bien y el mal: el tzadik (justo) ha
vencido su deseo de hacer el mal, el rashá (malvado) ha sucumbido a ese deseo y
entre ellos dos se ubica el beinoní (persona intermedia), quien no ha vencido aún
su mal deseo pero acierta a mantenerlo controlado y nunca sucumbe a él. Es
virtualmente imposible volverse un tzadik por propios medios, a lo máximo que una
persona pueden aspirar es volverse un beinoní, y luego si Di-s desea agraciar al
beinoní y hacerlo un tzadik, entonces lo conseguirá. Por eso, la imagen del
beinoní es lo que la mayoría de la gente debe trabajar por conseguir. Por cierto
el Tania está subtitulado “El Libro de los Intermedios”.

El beinoní requiere y se le presenta un acercamiento psicológico a la vida en


general (y a su propia psiquis en particular) diferente que el tzadik o el rashá.
Por un lado tiene el valor de no ignorar el mal que todavía hay en él y no
considerarse un tzadik, mientras que por otro lado debe que evitar el miedo que
tiene el rashá de enfrentarse a ese mal. Antes bien, el principal objetivo de su
vida es hacer frente a su propia maldad interior, personificado en su ego, que lo
priva de desarrollar su relación con Di-s.
Rabi Shneur Zalmen aconseja al beinoní ignorar sus ansiedades. Debe más bien
concentrarse en llenar su pozo vacío con las aguas de la Torá; así puede
rectificar, aunque indirectamente, su subconciente.

Considerando que el beinoní no superó sus ansias de hacer el mal y no se liberó


del deseo de permitirse cosas prohibidas, todavía no está listo para enfrentar
abiertamente su lado oscuro. Nunca podrá alcanzar este nivel. Aún así, ignorando
sus ansiedades y ocupándose activamente en llenar su mente de pensamientos
positivos y saludables, eventualmente neutralizará los aspectos deletéreos de su
subconciente.

La rara excepción a esto es el individuo que Di-s llamó a ser un justo consumado
desde el día de su nacimiento. Una persona así no es obstaculizada porque no ha
caído jamás del estado de gracia. Puede experimentar el anhelo por la redención en
virtud de que su ser es un ente creado atado a las restricciones del tiempo y el
espacio, pero a pesar de eso, nunca experimentará el dolor y el terror de saber
cuánto puede agravar la situación irredimida de la realidad.

Por último, expresar verbalmente la ansiedad evoca el sendero en el servicio a Di-


s de rabi Elimelej de Lizhensk y sus discípulos. Rabi Elimelej enfatiza en sus
enseñanzas el rol del tzadik, especialmente cuando asume el liderazgo como rebe.
Esta focalización en la completa transformación del mal en bien a manos del
practicante jasídico consumado, es la máxima expresión de la visión mesiánica del
Baal Shem Tov. Por medio de este proceso, el mundo comienza a experimentar
efectivamente la metamorfosis que ocurrirá cuando venga el Mashiaj. Una vez que se
haya alcanzado una cierta masa crítica de esta conciencia, provocará que ocurra de
hecho la revelación del Mashiaj.

En la enseñanzas de este ala del jasidismo, cuanto más reconozca y aprecie el


pueblo en general la exaltada estatura espiritual del tzadik, más dovotos se
volveran de él. Esto les evita la necesidad de enfretarse solos a su propia
maldad, porque la santidad del tzadik los envuelve y neutraliza su lado oscuro,
capacitándolos a establecer una verdadera y profunda conección con Di-s. En
contraste con el Tania, podemos considerar a la literatura producida por estos
líderes (en particular el trabajo de rabi Elimelej “Noam Elimelej”) “el libro de
los justos”, libros guía para rebes y sus seguidores.

Parte 38: Los Libros Terapéuticos De La Biblia


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Los Libros Terapéuticos de la Biblia

El texto hebreo de la Biblia contiene signos diacríticos que indican cómo se debe
entonar su lectura. Estas señales, conocidas como signos melódicos, indican la
melodía que debe ser usada para cada palabra y la cadencia general del versículo.
Son signos musicales abreviados y también una pauta de la estructura gramatical
del texto.

En todos los libros de la Biblia se emplea el mismo sistema de signos melódicos,


con excepción de tres de ellos que utilizan un sistema propio: el libro de los
Salmos, el de Proverbios y el de Job. En ellos el sistema es más complejo e
intrincado y más dificil de cantar que en los otros. Muchas, si no la mayoría de
las comunidades judías, han perdido el conocimiento exacto de la interpretación de
esas melodías.

De momento que estos tres libros están compuestos y cantados de una manera
especial, más complicada y dificultosa y un tanto esotérica, se los agrupa aparte
de los otros libros de la Biblia, como reflejando un nivel más profundo y
penetrante de entender la vida. Esta apreciación está reforzada por su profundo
contenido filosófico y emocional, que los distingue de la otra literatura sabia y
narrativa que vemos en las Sagradas Escrituras. Por lo tanto, aunque por supuesto
toda la Biblia es rica en profundizaciones dentro de la naturaleza y psicología
del hombre, se puede considerar a estos tres como los libros quintaesenciales de
psicología bíblica. Efectivamente, luego de un examen detenido podemos trazar un
paralelo entre cada uno de ellos y cada uno de los tres métodos de terapia que
estamos discutiendo. Así, podemos verlos como una progresión secuencial de
conciencia correspondiente a estas tres facetas de la terapia. El orden en que
aparecen en la mayoría de las ediciones de la Biblia siguen la siguiente secuencia
evolutiva:

Job: verbalización / dulcificación

Proverbios: ignorar / separación

Salmos: supresión / sumisión

Salmos es el libro de plegaria y ruego a Di-s; es una antigua y reverenciada


costumbre judía derramar nuestro corazón a Di-s por medio del recitado de salmos
con el corazón quebrado, en momentos de dolor y sufrimiento. Fueron escritos por
el rey David, el dulce cantor de Israel (Samuel II 23:1). El rey David personifica
los atributos de carácter de humildad y sumisión, como es evidente de la réplica a
su esposa Mijal cuando lo recriminó por danzar deshinibidamente frente a sus
criadas (ibid, 6:22): “Siempre he sido bajo, en mi propia estimación”. En virtud
de su humildad frente a Di-s (y también ante las clases bajas), se le confirió la
fuerza y convicción que le permitió liderar a su pueblo temerariamente, con la
autoridad adecuada para un rey de Israel.

Proverbios es el libro de ética Divina escrito por el rey Salomón.

Rashi, el comentarista clásico, escribió en el comienzo de su comentario del libro


de Proverbios: “Todas las afirmaciones [del rey Salomón] son parábolas y
analogías. Comparó la Torá a una buena mujer y a la idolatría a una ramera… Uso
estas analogías para enseñar sabiduría y ética al hombre, que puede dedicar su
vida al estudio de la Torá, que es la verdadera sabiduría, ética y comprensión.”

Al final del libro, el padre sabio advierte a su hijo cómo escapar de su mala
inclinación y guardar distancia de ella. El consejo que brinda es reemplazar los
pensamientos que propone la mala inclinación con otros sobre lo atractivo de la
Torá, que es comparada con una buena mujer, una amorosa servatilla y una graciosa
cabra montañesa (Proverbios 5:19).

Este es el proceso terapéutico de separación, en donde la persona expulsa los


pensamientos extraños de su mente reemplazándolos por otros positivos y orientados
por la Torá. De esta manera rectifica su psiquis distorsionada y circuncida su
corazón, abriéndolo a la santidad y purificandolo de todas las formas de ansiedad
negativa.

Parte 39: Job: Verbalización Y Dulcificación


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Job: Verbalización y Dulcificación

El libro de Job es virtualmente un manual de psicología donde se describe en


detalle el proceso del psicoanálisis.

Job sufre de una ansiedad psicológica, un dolor existencial que no puede


sobrellevar. Cuando se lo enfrenta a él, en primera instancia se comporta como un
doliente desconsolado que ni siquiera puede expresar su sufrimiento. Incluso luego
de estar postrado por un período prolongado, permanece silencioso en presencia de
tres amigos que vinieron para visitarlo y reconfortarlo, y siendo incapaz de
deshacerse de su dolor comienza a hablar maldiciendo el día en que nació. Se
sucede un fructífero diálogo entre él y sus amigos acerca de sus opresiones y
quejas contra Di-s. Luego de esto aparece una nueva figura, Elihu ben Berajel,
quien habla con inquietud honesta y no comprometida, y finalmente Di-s mismo se le
dirige a Job y lo reprende. Job se recupera psicológica y físicamente y vuelve a
su estado anterior de salud y bienestar.

A pesar de que Job no blasfemó contra Di-s, de todas maneras no aceptó su


sufrimiento como algo justificado, por consiguiente no lo recibió con amor y
sumisión ante Di-s. Sus tres amigos trataron de administrarle una terapia, cada
uno utilizando una técnica psicológica diferente para convencerlo, sin éxito, de
que sus sufrimientos tenían una causa. Fue después de todo esto que el joven
Elihu, que se mantuvo silencioso durante el diálogo precedente en consideración a
sus mayores, le ofreció su sensitivo pero convincente reproche.

Elihu prologó sus observaciones diciendo: “Pensaba que la vejez puede hablar y el
paso de los años pueden impartir sabiduría”. Pero cuando vió que ellos no podían
contestar a ninguna de las quejas de Job, se desilucionó de los mayores y concluyó
que “más bien es el espiritu del hombre y el alma de Di-s (dentro de él) quien le
da entendimiento” (Job 32: 7-8). La fuente de la respuesta verdadera a Job está en
la inspiración Divina, que puede reposar en una persona joven tan fácilmente como
en un anciano. Sólo con la ayuda y la inspiración de Di-s un consejero o terapista
puede penetrar las profundidades del subconciente de una persona y así ayudarlo a
resolver sus problemas psicólogicos.

Elihu, que comienza el proceso de la verdadera curación, juega el rol del profeta
Elihau, el que preanuncia la redención mesiánica verdadera y definitiva.

Mashiaj es el psicólogo consumado que sabe desenredar las complejas pesadillas del
amargo exilio, revelando su núcleo interno de bondad. Mashiaj sabe como liberar a
cada uno y permitirle articular sus ansiedades sanamente, él recogerá todos los
fragmentos dispersos de cada alma destrozada y los traerá de regreso al punto
inmaculado que hay en lo más íntimo de sus corazones, que fue siempre fiel a Di-s
y Su Torá.

Como el Baal Shem Tov, puede hacer recordar al hombre su identidad olvidada, y de
esa manera resolver el dilema de su malestar psicólogico. Esta es la dimensión
psicológica de la tarea del Mashiaj, reunir a los dispersos de Israel de vuelta en
Zion, porque Zion (que significa literalmente punto, marca) simboliza en cabalá el
punto más íntimo del corazón. El exilio de los judíos de su tierra natal es una
metáfora de la conciencia dispersa de una persona que ha perdido contacto con su
ser interior.

Parte 40: Mashiaj: El Verdadero Psicólogo


 Jaim Frim
 julio 9, 2018

Mashiaj: El Verdadero Psicólogo

En el final del libro de Job, Di-s mismo le habla y despliega frente a él todos
los misterios de la creación. Por haber padecido ansiedad se hace meritorio de la
revelación de todos los secretos de la Torá; sus sufrimientos lo llevaron a un
estado de conciencia plena de la grandeza de Di-s y la insignificancia humana. El
final de este proceso se rememora en el libro de Eclesiastes (12:13): “Al final de
la cuestión, todo ha sido escuchado ya, temer a Di-s y cuidar sus preceptos,
porque para esto es todo hombre”.

Los cinco socios del diálogo de Job (sus tres amigos, Eliahu y Di-s) corresponden
y expresan los cinco niveles del alma descriptos en la cabalá y el jasidismo. Los
tres amigos corresponden a los tres niveles del alma que están investidos en el
cuerpo (y por lo tanto limitados por sus parámetros). Estos son el poder de vida
del alma (nefesh), las emociones (ruaj) y el intelecto (neshamá). Estos tres
niveles son incapaces por si mismos de resolver los problemas que afloran del
subconciente humano. Eliahu corresponde al cuarto nivel, la voluntad (jaia), que
aunque actúa sobre el cuerpo no está localizado dentro de él y por lo tanto es
relativamente libre de las restricciones que afectan a los niveles inferiores del
alma. La revelación de Di-s corresponde al quinto y más elevado nivel del alma, su
fuente como parte componente de Di-s Mismo, como ya se explicó anteriormente.

La odisea psicológica de Job desemboca entonces en la revelación de un aspecto


superior y más profundo del alma, que se logra a través de despojarse de las
sucesivas vestimentas de las limitaciones del cuerpo. En la literatura psicológica
está documentada en forma amplia la idea de que dialogando con un terapeuta la
persona puede enajenarse de sus problemas y dirigirse a los estratos íntimos de su
alma. El proceso de dialogar con uno mismo reflejándose en otra persona, ayuda en
el desarrollo del proceso terapéutico.

Pero la clave definitiva para desentrañar y curar el mundo estará a nuestro


alcance sólo cuando venga el Mashiaj. Hasta entonces, de acuerdo con las palabras
del Talmud, no podremos comprender “la tranquilidad del inicuo ni los sufrimientos
de los justos”. Por cierto no podemos esperar comprender las terribles tragedias
que cayeron sobre nuestro pueblo (y sobre todos los pueblos). Sólo cuando venga el
máximo psicólogo, el Mashiaj, podremos descubrir el bien oculto dentro de la
maldad aparente. Porque entonces la oscuridad se convertirá en luz y la amargura
en dulzura. La luz brillará de la misma oscuridad, así como aspectos nuevos de la
Torá que Di-s nos revelará. Entonces podremos decir verdaderamente: “Doy gracias a
Ti, o Di-s por haberte enojado conmigo, porque así nos revelas Tu bondad
interior”.

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