Está en la página 1de 15

TU PODER INVISIBLE.

- GENEVIEVE BEHREND

Capítulo I
El orden de la visualización
El ejercicio de la facultad de visualizar mantiene a tu mente en orden y atrae hacia ti las
cosas que necesitas para hacerte la vida más agradable de una forma ordenada. Si te
entrenas en la práctica de imaginar deliberadamente tu deseo y examinarlo
detenidamente, pronto descubrirás que tus pensamientos y deseos llegan y se desarrollan
de una forma más ordenada que antes. Cuando has alcanzado un estado de mentalidad
ordenada, ya no estás en un continuo estado de prisa mental. La prisa es miedo y, en
consecuencia, es destructiva.
En otras palabras, cuando tu entendimiento comprende el poder que hay en el acto de
visualizar lo que tu corazón desea y retenerlo con tu voluntad, entonces atrae hacia ti
todas las cosas necesarias para la realización de esa imagen mediante las vibraciones
armoniosas de la ley de atracción. Te das cuenta de que, puesto que el orden es la
primera ley del cielo, y la visualización coloca las cosas en su elemento natural,
entonces visualizar debe de ser algo celestial.
Todo el mundo visualiza, tanto si sabe que lo hace como si no lo sabe. Visualizar es el
gran secreto del éxito. El uso consciente de este gran poder atrae hacia ti recursos
enormemente multiplicados, intensifica tu sabiduría y te permite hacer uso de ventajas
que antes eras incapaz de reconocer.
Ahora podemos volar por el aire, no porque alguien haya sido capaz de cambiar las
leyes de la naturaleza, sino porque el inventor de la máquina que vuela aprendió a
aplicar las leyes de la naturaleza y, haciendo un uso ordenado de ellas, produjo el
resultado deseado. Hasta ahora, en lo que a las fuerzas naturales se refiere, nada ha
cambiado desde el principio. En el «año uno» no había aviones, porque los de esa
generación no podían concebir esa idea como una posibilidad práctica factible.
«Todavía no se ha hecho», era el argumento, «y no puede hacerse». Sin embargo, las
leyes y los materiales para las máquinas voladoras prácticas existían antes igual que
existen ahora.
Troward nos dice que la gran lección que aprendió del avión y la telegrafía inalámbrica
es el triunfo del principio sobre el precedente, y el trabajar una idea hasta su conclusión
lógica a pesar de los testimonios acumulados de todas las experiencias anteriores.
Teniendo ante ti tal ejemplo, ¿no te das cuenta de que secretos aún más grandes pueden
ser revelados? ¿Y que, además, tienes en tu interior la llave que abre la cámara secreta
que contiene lo que más deseas? Lo único necesario para que puedas usar esa llave y
hacer que tu vida sea exactamente como tú quieres que sea es una cuidadosa
investigación de las causas invisibles que están detrás de todos los estados externos y
visibles. Luego debes llevar esas causas invisibles a la armonía con tus ideas y
descubrirás que puedes convertir las posibilidades que actualmente te parecen sólo
sueños fantásticos en realidades prácticas que funcionan.
Todos sabemos que el globo fue el antecesor del avión. En 1766, Henry Cavendish, un
noble inglés, demostró que el gas hidrógeno era siete veces más ligero que el aire de la
atmósfera. A partir de ese descubrimiento se creó el globo, y a partir del globo corriente
se desarrolló el dirigible, un aeróstato con forma de puro. El estudio de la aeronáutica y
de las leyes de la locomoción aérea de las aves y los proyectiles llevó a la creencia de
que se podía desarrollar un mecanismo con el cual se podía conseguir que máquinas
más pesadas que el aire viajaran de un lugar a otro y se mantuvieran en el aire a una
velocidad que superase la ley de la gravedad mediante una fuerza propulsora.
Muchos se mofaron del profesor Langley, de Washington, quien desarrolló gran parte
de una teoría que luego otros mejorarían, cuando éste consiguió que un modelo de avión
levantara vuelo sólo para acabar hundiendo su nariz en las fangosas aguas del Potomac.
Pero los hermanos Wright, que realizaron experimentos a finales del siglo XIX,
percibieron la posibilidad de viajar por el aire en una máquina que no tuviera ninguna
bolsa de gas. Se vieron disfrutando de esta forma de transporte con gran facilidad. Dicen
que uno de los hermanos le decía al otro (cuando sus variados experimentos no salían
como ellos esperaban): «No pasa nada, hermano. Puedo verme montado en esa
máquina, que viaja fácilmente y con estabilidad». Esos hermanos Wright sabían lo que
querían y mantenían sus imágenes constantemente ante ellos.
Al visualizar, o crear una imagen mental, no estás procurando cambiar las leyes de la
naturaleza. Estás cumpliendo con ellas. Tu objetivo al visualizar es llevar las cosas a un
orden normal, tanto mental como físicamente. Cuando te das cuenta de que este método
para emplear tu poder creador comporta la realización material práctica las cosas que
deseas, una tras otra, tu confianza en la misteriosa pero infalible ley de la atracción, que
tiene su estación central de poder en el corazón mismo de tu palabra/imagen, se vuelve
suprema. Nada puede hacerla flaquear. Nunca sientes que es necesario quitarle nada a
nadie. Has aprendido que el pedir y el buscar tienen como correlativos el recibir y el
hallar. Sabes que lo único que tienes que hacer es conseguir que la sustancia plástica del
universo empiece a fluir hacia los moldes de pensamiento que tu imagen-deseo ofrece.

Capítulo 2
Como atraer las cosas que deseas
El poder que está dentro de ti, que te permite formar una imagen mental, es el punto de
partida de todo lo que existe. En su estado original, es la sustancia indiferenciada e
informe de la vida. Tu imagen mental forma el molde (por así decirlo) en el que esta
sustancia informe tomará forma. Visualizar o ver mentalmente las cosas y las
condiciones tal como quieres que sean es el poder condensador, especializador, que está
en ti y que podría ilustrarse como la lente de un proyector. El proyector es uno de los
mejores símbolos de esta facultad de imaginar. Ilustra el funcionamiento del espíritu
creador en el plano de la iniciativa y la selección (o en su forma concentrada
especializadora) de una forma sumamente clara.
Esta diapositiva de una imagen ilustra tu propia imagen mental —invisible en el
proyector de tu mente hasta que enciendes la luz de tu voluntad—. Es decir, enciendes
tu deseo con la fe absoluta de que el espíritu creador de la vida, en ti, está haciendo el
trabajo. Mediante el fluir continuo de la luz de la voluntad en el espíritu, la imagen
deseada es proyectada en la pantalla del mundo físico: una reproducción exacta de la
diapositiva que está en tu mente.
Visualizar sin una voluntad suficientemente estable para inhibir todos los pensamientos
y sentimientos contrarios a tu imagen sería tan inútil como utilizar un proyector que no
tiene una luz. Por otro lado, si tu voluntad está lo suficientemente desarrollada como
para mantener tu imagen en el pensamiento y el sentimiento, sin ningún « ¿y si...?», sino
simplemente dándose cuenta de que tu pensamiento es el gran poder atractriz, entonces
tu imagen mental se proyectará en la pantalla de tu mundo físico con la misma
seguridad que cualquier diapositiva colocada en el mejor proyector que se haya
fabricado jamás. Prueba proyectar una imagen en un proyector que tenga una luz que se
mueve continuamente de un lado al otro, y tendrás el efecto de una voluntad vacilante.
Es tan necesario que te mantengas siempre detrás de tu imagen con una voluntad fuerte
y estable, como lo es tener una luz fuerte y estable en un proyector. La alegre seguridad
con la que creas tu imagen es el imán sumamente poderoso de la fe, y nada puede
destruirlo. Estás más feliz que nunca porque ahora sabes dónde está tu fuente de
suministro, y confías en su respuesta segura a tus indicaciones. Lo importante que debe
recordarse es que lo que todo ser humano desea es la felicidad, y el estudio de la
visualización te permite obtener más de la vida de lo que has tenido jamás. Cada vez se
presentan más posibilidades para ti.
Un hombre de negocios me dijo en una ocasión que desde que practicaba la
visualización y había adquirido el hábito de dedicar unos minutos cada día a pensar en
su trabajo tal como deseaba que fuese, de una forma grande y amplia, su negocio había
crecido más del doble en seis meses. Su método consistía en entrar cada mañana en una
habitación antes de desayunar y hacer un inventario mental de su negocio tal como lo
había
dejado la noche anterior, y luego extenderse sobre ello. Dijo que se expandía y expandía
de esta manera hasta que sus asuntos se encontraban en un estado extraordinariamente
exitoso.
Se imaginaba en su oficina haciendo todo lo que quería que se hiciera. Su ocupación le
exigía reunirse con muchos desconocidos cada día. En su imagen mental se veía
encontrándose con esas personas, comprendiendo sus necesidades y proporcionándoles
exactamente lo que deseaban. Este hábito, decía, había fortalecido y dado firmeza a su
voluntad de una forma casi inconcebible. Además, al ver mentalmente las cosas tal
como deseaba que fueran, había adquirido la sensación confiada de que se estaba
ejercitando cierto poder creador, para él y a través de él, con la finalidad de mejorar su
pequeño mundo.
Cuando empieces a visualizar en serio, es posible que sientas, como muchas otras
personas, que otra persona podría estar haciendo la misma imagen que tú y,
naturalmente, eso no sería adecuado para tu finalidad. No te preocupes, si no es
necesario, por esto. Simplemente intenta darte cuenta de que tu imagen es un ejercicio
ordenado del poder creador universal aplicado de forma específica. Entonces puedes
estar seguro de que nadie puede trabajar en oposición a ti. La ley universal de la
armonía lo impide. Procura tener presente que tu imagen mental es la Mente Universal
que está ejerciendo sus poderes inherentes de iniciativa y selección específicamente.
Dios, o la Mente Universal, creó al hombre con la finalidad especial de diferenciarse a
través de él. Todo lo que existe, nació de la misma manera, mediante esta misma ley de
autodiferenciación, y con la misma finalidad. Primero existió la idea, la imagen mental
o el prototipo de la cosa, que es la cosa misma en su forma incipiente o plástica.
El Gran Arquitecto del Universo se contempló a sí mismo manifestándose a través de su
opuesto polar, la materia, y la idea se expandió y se proyectó hasta que tuvimos un
mundo, muchos mundos.
Mucha gente pregunta: «Pero, ¿por qué debemos tener un mundo físico?». La respuesta
es: Porque está en la naturaleza de la sustancia creadora solidificarse, bajo directrices
más que actividad, del mismo modo que está en la naturaleza de la cera endurecerse
cuando se enfría, o del yeso volverse firme y sólido cuando se expone al aire. Tu
imagen en esta misma sustancia divina en su estado fluido toma forma a través del
centro individualizado de operación divina, tu mente; y no hay ningún poder que impida
que esta combinación de sustancia espiritual se convierta en forma física. Está en la
naturaleza del espíritu realizar su trabajo, y una idea no está realizada hasta que no ha
creado para sí un vehículo.
Nada puede impedir que tu imagen adquiera una forma concreta, excepto el mismo
poder que le dio vida: tú. Supongamos que quieres tener una habitación más ordenada.
Observas tu dormitorio y la idea de orden te sugiere cajas, armarios, estanterías,
perchas, etcétera. La caja, el armario, las perchas, todo eso son ideas concretas de orden.
Son vehículos a través de los cuales se sugieren el orden y la armonía.

Capítulo 3
La relación entre la forma mental y la forma física
Algunas personas sienten que no es del todo correcto visualizar cosas. «Es algo
demasiado material», dicen. Pero la forma material es necesaria para el
autoreconocimiento del espíritu desde el punto de vista individual. Y éste es el medio
por el cual se lleva a cabo el proceso creativo. Por lo tanto, la materia, lejos de ser una
ilusión y algo que no debería existir (como enseñan algunos maestros metafísicos), es el
canal necesario para la autodiferenciación del espíritu. Pero no tengo intención de
llevarte a un razonamiento científico largo y cansino para eliminar el misterio de la
visualización y ponerla sobre una base lógica. Naturalmente, cada persona hará esto a su
manera. Mi único deseo es indicarte el camino más fácil que conozco, que es el sendero
por el que Troward me guía. Estoy segura de que llegarás a la conclusión, como lo he
hecho yo, de que el único misterio en la conexión con la visualización es el misterio de
la vida que toma forma, gobernada por unas leyes inalterables y fácilmente
comprensibles.
Todos poseemos más poder y mayores posibilidades de lo que creemos. Visualizar es
uno de los más grandes poderes y nos hace ver otras posibilidades. Cuando nos paramos
a pensar un momento, nos damos cuenta de que para que el cosmos pueda existir, debe
de ser el resultado de una mente cósmica, que une «a todas las mentes individuales a
ciertas unidades de acción genéricas, produciendo así todas las cosas como realidades y
ninguna como ilusiones». Si tomas este pensamiento de Troward y meditas sobre él sin
prejuicios, sin duda te darás cuenta de que la forma material concreta es una absoluta
necesidad del proceso creativo y, además, de que «la materia no es una ilusión, sino un
canal necesario por el cual la vida se diferencia».
Si consideras la materia en su orden correcto como el opuesto polar del espíritu, no
encontrarás ningún antagonismo entre ellos. Por el contrario, juntos constituyen un todo
armonioso. Y, cuando te das cuenta de esto, sientes que en tu práctica de visualizar estás
trabajando desde causa y efecto, desde el principio hasta el final. En realidad, tu imagen
mental es la obra especializada del espíritu creador.
Uno podría hablar durante horas basándose en hechos puramente científicos, mostrando,
como dice Troward, «que la materia prima para la formación de los sistemas solares
está distribuida universalmente por todo el espacio». Sin embargo, las investigaciones
muestran que, aunque los cielos están tachonados con millones de soles, hay espacios
que no dan ninguna señal de actividad cósmica. Si esto es verdad, debe de haber algo
que inició la actividad cósmica en ciertos lugares, mientras que pasó de largo por otros
en los que también había materia prima disponible. Sin pensarlo mucho, uno podría
atribuir el desarrollo de la energía cósmica a un medio que está distribuido
uniformemente por todo el espacio, porque todas sus partículas están en equilibrio y,
por lo tanto, ninguna partícula posee en sí misma un mayor poder para originar
movimiento que las demás.
Así pues, encontramos que el movimiento inicial, aunque trabaja en las partículas de la
sustancia original, y a través de ellas, no parte de las propias partículas. Es ese algo al
que nos referimos cuando hablamos del espíritu. El mismo poder que trajo a la sustancia
universal a la existencia traerá tu pensamiento individual, o tu imagen mental, a la
forma física. No hay ninguna diferencia en el tipo de poder. La única diferencia es una
diferencia de escala. El poder y la sustancia son iguales. Sólo que al desarrollar tu
imagen mental, ésta transfiere su energía creativa de lo universal a la escala de lo
particular, y funciona de la misma manera infalible desde su centro específico: tu mente.

Capítulo 4
El funcionamiento de tu imagen mental
Podríamos usar el funcionamiento de un gran sistema telefónico como un símil. La
central principal se subdivide en muchos ramales; cada ramal está en conexión directa
con su fuente, y cada rama individual, que reconoce la fuente de su existencia, informa
de todo a la central. Por lo tanto, cuando se requiere ayuda de cualquier tipo (nuevos
suministros, reparaciones difíciles, o un sinfín de otras cosas), la rama necesitada acude
inmediatamente a su central. No se le ocurriría remitir sus dificultades, o sus éxitos, a la
central principal de un sistema de telégrafo (aunque pertenezcan a la misma
organización). Estas diferentes centrales de ramales saben que la única solución para
cualquier dificultad debe provenir de la central desde la que fueron proyectadas.
Si nosotros, como ramas individuales de la Mente Universal, remitiéramos nuestras
dificultades con esta misma confianza a la fuente desde la cual fuimos proyectados, y
usáramos las soluciones que nos proporcionaran, nos daríamos cuenta de lo que quiso
decir Jesús cuando dijo: «Pedid y recibiréis». Todos recibiríamos nuestros
equipamientos. Sin duda, el Padre debe abastecer a su hijo. El tronco del árbol no puede
dejar de proporcionar los medios de vida a sus ramas.
Todas las cosas animadas e inanimadas están llamadas a existir o a destacar por un
poder que no destaca por sí mismo. El poder que crea la imagen mental, la sustancia del
espíritu creador de tu deseo imaginado, no destaca. Proyecta la sustancia de sí mismo,
que es un equivalente solidificado de sí mismo, mientras que él se mantiene invisible
para el ojo físico. Solamente apreciarán el valor de visualizar aquellas personas que sean
capaces de comprender lo que Pablo quiso decir cuando dijo: «Los mundos fueron
creados por la palabra de Dios. Las cosas que se ven no están hechas de cosas que
aparecen». No hay nada extraño o misterioso en la idea de que tu deseo imaginado se
convierta en una evidencia material. Ése es el funcionamiento de una ley natural
universal. El mundo fue proyectado por la contemplación de sí misma de la Mente
Universal, y esta misma acción está teniendo lugar en su rama individualizada, que es la
mente del hombre. Todo lo que hay en el mundo entero se inicia en la mente y llega a la
existencia exactamente de la misma manera, desde el sombrero que tienes en la cabeza
hasta las botas que tienes en los pies. Todas esas cosas son pensamientos proyectados,
solidificados.

Tu avance personal en la evolución depende de que uses correctamente el poder de


visualizar, y el uso que hagas de él depende de si reconoces que tú, tú mismo, eres un
centro particular por el cual, y en el cual, el espíritu creador está hallando una nueva
expresión para las potencialidades que ya existen dentro de él. Esto es evolución; este
continuo despliegue de pensamientos existentes a través de cosas externamente
invisibles.
Tu imagen mental es la fuerza de atracción que evoluciona y mezcla la sustancia
original dándole una forma específica. Tu imagen es la central eléctrica que mezcla y
evoluciona, por así decirlo, a través de la cual el espíritu creador se expresa. Su acción
creadora es ilimitada; no tiene principio y no tiene final, y siempre es progresiva y
ordenada. «Se desarrolla etapa a etapa, siendo cada etapa una preparación necesaria para
la que viene después.»
Ahora, veamos si podemos hacernos una idea de las diferentes etapas a través de las
cuales llegan a la existencia las cosas en el mundo. Troward dice: «Si logramos
averiguar cuál es el principio en funcionamiento que está produciendo esos resul-tados,
podemos darle, muy rápida y fácilmente, una aplicación personal. Primero, vemos que
el pensamiento de la vida o el espíritu creador sobre sí mismo es su simple conciencia
de su propio ser, y esto produjo un primer éter, una sustancia universal a partir de la
cual crece todo en el mundo».
Troward nos dice también que «aunque esta conciencia de ser es una base necesaria
para cualquier otra posibilidad, no hay mucho que decir sobre ella». Lo mismo ocurre
con el espíritu individualizado, que eres tú. Antes de que consideres la idea de crear una
imagen mental de tu deseo como algo práctico, debes tener alguna idea de tu ser, de tu
«yo soy». En cuanto tomas conciencia de tu cualidad de «ser», empiezas a disfrutar de
la libertad que esta conciencia te sugiere. Quieres hacer más y más, y mientras realizas
tu deseo en tu interior, el espíritu localizado inicia actividades conscientes en ti.
Lo que más te interesa es la acción específica del espíritu creador de la vida, la mente
universal especializada. El germen de Dios localizado en ti es tu personalidad, tu
individualidad, y puesto que la dicha de la libertad absoluta es la naturaleza inherente de
este germen de Dios, es natural que se proponga disfrutar a través de su centro
específico. Y cuando crece tu comprensión de que tu ser, tu individualidad, es Dios
particularizándose, desarrollas tendencias divinas de una forma natural.
Quieres disfrutar de la vida y de la libertad. Quieres libertad en tus asuntos, así como en
tu conciencia, y es natural que así sea. Con este deseo progresivo, siempre hay una
imagen-pensamiento borrosa. A medida que tu deseo y tu reconocimiento van
convirtiéndose en un deseo intenso, ese deseo se convierte en una imagen mental clara.
Por ejemplo, una muchacha que estudia música quiere tener un piano para poder
practicar en casa. Desea el piano con tanta fuerza que puede verlo mentalmente en una
de las habitaciones. Mantiene la imagen del piano y se dedica a reflexionar mentalmente
sobre el placer y las ventajas de tener un piano en un rincón de la sala de estar. Un día,
lo encuentra ahí, tal como lo había imaginado.

A medida que vaya creciendo tu comprensión de quién eres, del lugar de donde vienes,
de cuál es la finalidad de tu ser y de cómo vas a realizar la finalidad para la que existes,
te permitirás cada vez más tener un centro a través del cual el espíritu creador de la vida
puede disfrutar. Y te darás cuenta de que sólo puede haber un proceso creativo que llena
todo el espacio, que es el mismo en su potencialidad, tanto si es universal como si es
individual. Además, todo lo que existe, tanto en el plano visible como en el invisible,
tuvo su origen en la acción localizada del pensamiento o en una imagen mental, y eso te
incluye a ti, porque tú eres espíritu universal localizado, y la misma acción creativa está
teniendo lugar a través de ti.
Ahora, sin duda, te estarás preguntando por qué hay tantas enfermedades y miseria en el
mundo. Si el mismo poder y la inteligencia que creó el mundo está en funcionamiento
en la mente del hombre, ¿por qué no se manifiesta como fuerza, alegría, salud y
abundancia? Si uno puede hacer que sus deseos se hagan realidad simplemente creando
una imagen mental del deseo, agarrándose a él con la voluntad y haciéndolo sin
ansiedad en el plano externo, o haciendo lo que haga falta para llevar ese deseo a su
realización, entonces aparentemente no hay ningún motivo para la existencia de la
enfermedad y la pobreza. Sin duda, nadie desea ninguna de esas cosas.
El primer motivo es porque pocas personas se toman la molestia de averiguar cuáles son
los principios prácticos de las leyes de la vida. Si lo hicieran, pronto se convencerían de
que no hay ninguna necesidad de que existan las enfermedades y la pobreza que vemos
a nuestro alrededor. Se darían cuenta de que visualizar es un principio y no una falacia.
Hay algunas personas que han descubierto que vale la pena estudiar esta ley simple,
pero absolutamente infalible, que las liberará de la esclavitud. Sin embargo, la raza
humana en general no está dispuesta a dedicar a esos estudios el tiempo requerido. Es
demasiado sencillo o demasiado difícil. Las personas crean una imagen de su deseo, con
una ligera comprensión de la visualización, y la mantienen durante un día o dos, aunque
con frecuencia lo hacen durante una hora, aproximadamente. Pero si insistes en verte
mentalmente rodeado de las cosas y las condiciones como tú quieres que sean,
comprenderás que la energía creativa envía su sustancia plástica en la dirección indicada
por la tendencia de tus pensamientos. Ahí reside la ventaja de mantener tu pensamiento
en la forma de una imagen mental.
Cuanto más entusiasmo y fe puedas poner en tu imagen, más rápidamente adoptará una
forma visible, y tu entusiasmo crecerá si mantienes en secreto tu deseo. En cuanto se lo
cuentas a cualquier alma viviente, en ese momento tu poder se debilita. Tu poder, tu
atracción magnética, ya no es tan fuerte y, en consecuencia, no puedes llegar tan lejos.
Cuanto más perfectamente guardado esté el secreto entre tu mente y tu ser exterior, más
vitalidad le darás a tu poder de atracción. Uno cuenta sus problemas para debilitarlos,
para quitárselos de la mente y, cuando un pensamiento es revelado, su poder se disipa.
Háblalo contigo mismo, e incluso escríbelo, y luego destruye inmediatamente el papel.
Sin embargo, esto no quiere decir que debas esforzarte enérgicamente en obligar al
poder a desarrollar tu imagen de la forma especial en que tú crees que debería hacerlo.
Ese método pronto te agotará e impedirá la realización de tu fin. Un pariente rico no
tiene que morirse necesariamente, ni tiene alguien que perder su fortuna en la calle, para
que se materialicen los 10.000 dólares que te estás imaginando mentalmente.
Uno de los porteros del edificio en el que vivo oyó a unos visitantes que salían de mi
piso hablar sobre el acto imaginar deseos mentalmente. El deseo promedio era de 550
dólares. Él consideró que cinco dólares eran lo más adecuado para él y empezó a
visualizarlo, sin tener ni idea de dónde o cómo los iba a conseguir. Entre tanto, mi loro
se escapó volando por la ventana, de modo que llamé por teléfono a los hombres que
estaban en el patio para que lo atraparan para mí. Uno de ellos lo consiguió, pero el loro
le mordió el dedo. El portero, que tenía los guantes puestos y no temía que el animal le
hiciera una herida similar, lo agarró y subió a traérmelo. Le di cinco billetes de un dólar
por el servicio. Su repentina recompensa lo sorprendió. Me contó con entusiasmo que
había estado visualizando exactamente cinco dólares, simplemente porque había oído
decir que otras personas visualizaban. Estaba encantado ante la inesperada realización
de su imagen mental.
Lo único que tienes que hacer es crear una imagen mental así de lo que más deseas y
mantenerla alegremente en su sitio con tu voluntad, siempre consciente de que el mismo
poder infinito que creó el universo te trajo a la forma con el propósito de divertirse en ti
y a través de ti. Y puesto que es todo vida, amor, luz, poder, paz, belleza y alegría, y es
el único poder creador que existe, la forma que adopte en ti y a través de ti depende de
la dirección que tu pensamiento le haya dado. En ti está indiferenciado, esperando a
tomar cualquier dirección que se le dé cuando pase por el instrumento que él ha creado
con el propósito de distribuirse.
Este poder es el que te permite transferir tus pensamientos de una forma a otra. El poder
de cambiar de idea es el poder individualizado que toma la iniciativa, dando dirección a
la sustancia fluida que está contenida en cada pensamiento. Darle a esa sustancia
plástica altamente sensible cualquier forma que desees mediante la visualización es lo
más sencillo del mundo. Cualquiera puede hacerlo con una pequeña dosis de esfuerzo.
Cuando realmente estás convencido de que tu mente es un centro a través del cual toma
forma involuntariamente la sustancia plástica de todo lo que existe en tu mundo, la
única razón por la que tu imagen no siempre se materializa es porque has introducido
algo que es antagónico al principio fundamental. Con mucha frecuencia, este elemento
destructivo es causado por la frecuencia con que cambias tus imágenes. Después de
muchos de esos cambios, decides que, después de todo, lo que quieres es tu deseo
original. Al llegar a esta conclusión, empiezas a preguntarte por qué, «siendo la primera
imagen», no se ha materializado. La sustancia plástica con la que estás tratando
mentalmente es más sensible que la película fotográfica más sensible. Si, al tomar una
fotografía, recuerdas súbitamente que ya habías tomado otra fotografía en esa misma
placa, no puedes esperar un resultado perfecto en ninguna de las dos imágenes.
Por otro lado, es posible que hayas tomado dos fotografías en la misma placa sin darte
cuenta. Cuando la placa es revelada y aparece la imagen, tú no condenas al principio de
la fotografía, ni te quedas perplejo, pues comprendes por qué tu fotografía ha salido de
una forma tan insatisfactoria. No sientes que es imposible que puedas obtener una
imagen buena, clara, del sujeto en cuestión. Sabes que puedes hacerlo simplemente
empezando de nuevo desde el principio, poniendo una nueva placa y decidiendo ser más
cuidadoso al tomar la fotografía la próxima vez. Cuando sigues estas pautas, estás
seguro de obtener un resultado satisfactorio. Si actúas de la misma manera con tu
imagen mental, cumpliendo con tu parte con un estado mental igualmente confiado, el
resultado será igual de perfecto.
Las leyes de la visualización son tan infalibles como las leyes que gobiernan la
fotografía. De hecho, la fotografía es el resultado de visualizar. Una vez más, tus
resultados al visualizar y tus deseos pueden ser imperfectos o retrasarse a causa de un
mal uso de este poder, debido al pensamiento de que la realización de tu deseo depende
de ciertas personas o condiciones. El principio creador no depende, en modo alguno, de
ninguna persona, lugar o cosa. No tiene pasado y no conoce ningún futuro.
La ley dice que el principio creador de la vida es «el aquí universal y el ahora eterno».
Crea sus propios vehículos a través de los cuales opera. Por lo tanto, las experiencias del
pasado no tienen nada que ver con tu imagen actual. Así que no intentes obtener tu
deseo a través de un canal que puede no ser natural para él, aunque te parezca razonable.
Tu sentimiento debería ser que la cosa, o la conciencia, que tanto deseas es normal y
natural, una parte de ti, una forma de tu evolución. Si puedes hacer esto, no hay ningún
poder que pueda impedirte disfrutar de la realización de la imagen con la que estás
trabajando, o de cualquier otra.

Capítulo 6
Sugerencias para crear tu imagen mental
Quizás desees sentir que has vivido con alguna finalidad. Quieres estar satisfecho y feliz
y sientes que con una buena salud y un negocio exitoso podrías disfrutar de ese estado
de ánimo. Cuando finalmente has decidido, de una vez por todas, qué es lo que quieres,
entonces empiezas a imaginarte sano, y que tu negocio es un éxito tan grande como
puedes llegar a concebir naturalmente.
El mejor momento para crear y definir tu imagen es justo antes de desayunar y antes de
retirarte a dormir por la noche. Puesto que es necesario que te concedas una gran
cantidad de tiempo, podría ser necesario que te levantases más temprano que de
costumbre. Entra en una habitación en la que nadie te moleste, medita durante unos
minutos sobre el funcionamiento práctico de la ley de la visualización y pregúntate:
«¿Cómo llegaron a existir las cosas que me rodean?», « ¿En qué me puede ayudar entrar
en contacto más rápidamente con el suministro invisible?».
Alguien pensó que la comodidad se expresaría y se experimentaría mejor si la persona
estuviera sentada en una silla, y no en el suelo. En el comienzo de la meditación, la silla
representaba el deseo de estar cómodo. Con ello llegó la imagen de una especie de silla.
Este mismo principio se aplica al sombrero y a la ropa que vistes. Entra detenidamente
en esta idea del principio que está detrás de la cosa. Establécela como una experiencia
personal; conviértela en una realidad para tu conciencia.
Si eres concienzudo al hacerlo, te encontrarás en la profunda conciencia que está debajo
de la superficie de tu propio poder de pensamiento. Entonces, abre una ventana, respira
profundamente unas diez veces y, durante ese tiempo, dibuja un gran círculo imaginario
de luz a tu alrededor. Mientras inspiras (manteniéndote en el centro de este círculo de
luz) visualiza grandes rayos de luz provenientes del círculo penetrando en tu cuerpo en
todos los puntos, centralizándose en tu plexo solar.
Contén la respiración unos momentos en esta luz central tu cuerpo (el plexo solar) y
luego espira lentamente. Mientras haces esto mentalmente, debes ver rayos imaginarios,
o chorros de luz, que suben por el cuerpo, y luego bajan y salen por los pies.
Mentalmente, rocía todo tu cuerpo con esta luz imaginaria. Cuando hayas terminado el
ejercicio de respiración siéntate en una silla recta y cómoda y hazte saber mentalmente
que sólo hay una vida, una sustancia, y que esa sustancia de vida del universo está
encontrando placer al reconocerse en ti. Repite algunas afirmaciones de este tipo hasta
que sientas la verdad y la realidad de las palabras que estás pronunciando. A
continuación, empieza a crear tu imagen.
Tanto si tu deseo es tener un estado de conciencia como poseer algo, pequeño o grande,
empieza desde el principio. Si quieres una casa, empieza viéndote en el tipo de casa que
deseas. Recórrela toda, fijándote detenidamente en las habitaciones, en dónde están las
ventanas y en otros detalles de ese tipo, ya que te ayudarán a sentir la realidad de tu
concepto.
Podrías cambiar algunos muebles y mirarte en algunos de los espejos simplemente para
comprobar lo sano, rico y feliz que te ves. Vuelve a repasar ni imagen una y otra vez
hasta que sientas que es real. Luego, ponlo todo por escrito, exactamente como lo has
visto, con la sensación de que «Lo mejor de lo mejor es mío. No hay ningún límite para
mí, porque mi mente es un centro de operación divina», y tu imagen se hará realidad
con la misma certeza con que, en tu mundo físico, el sol brillará.

Capítulo 7
Cosas que hay que recordar
Al usar el poder de tu pensamiento para la producción de nuevas circunstancias,
considera los siguientes puntos:
1. Asegúrate de saber qué circunstancias deseas producir. Luego sopesa cuidadosamente
a qué otros resultados te llevará la realización de tu deseo.
2. Al dejar que tu pensamiento se recree en una imagen mental, estás concentrando el
espíritu creador en ese centro, donde todas sus fuerzas están igualmente equilibradas.
3. Visualizar lleva tu mente objetiva a un estado de equilibrio que te permite dirigir
conscientemente el fluir del espíritu hacia un fin claramente reconocido y guiar con
cuidado tu forma de pensamiento para que no fluya en la dirección opuesta.
4. Siempre debes tener presente que estás tratando con una maravillosa energía
potencial —que todavía no está diferenciada en ningún molde particular, y que por la
acción de tu mente puede diferenciarse encajando en cualquier molde que tú desees—.
Tu imagen te ayuda a mantener tu mente fija en el hecho de que está teniendo lugar la
afluencia de esta energía creativa. Además, con tu imagen mental estás determinando la
dirección que quieres que tome el poder creador sensible, y al hacerlo la exteriorización
de tu imagen se convierte en una certeza.
5. Recuerda que cuando estás visualizando correctamente no hay ningún esfuerzo
enérgico en tus pensamientos para mantener tus formas de pensamiento en su sitio. El
esfuerzo enérgico acaba con tu finalidad y sugiere la conciencia de una fuerza adversa
contra la que hay que luchar, y esto crea condiciones adversas para tu imagen.
6. Al mantener tu imagen con un estado de ánimo alegre, dejas fuera a todos los
pensamientos que dispersarían el núcleo espiritual de la misma. Puesto que la ley es
creativa en su acción, tu deseo imaginado se realizará con certeza.
7. La séptima e importante cuestión que debes recordar al visualizar es que estás
creando una imagen mental con la finalidad de determinar la cualidad que le estás dando
a la sustancia y la energía anteriormente indiferenciadas, y no organizando
las circunstancias específicas para su manifestación. Ésa es tarea del propio poder
creador. Él construirá sus propias formas de expresión con bastante naturalidad, si tú se
lo permites, y te ahorrará un montón de ansiedad innecesaria. Lo que realmente quieres
es una expansión en cierta dirección, ya sea de salud, riqueza o cualquier otra cosa, y
mientras la consigas (como, sin duda, lo harás, si mantienes tu imagen con confianza)
qué importa si te llega a través de un canal con el que creías que podías contar o a través
de algún otro canal cuya existencia desconocías del todo. Estás concentrando energía de
un determinado tipo para una finalidad particular. Ten esto en mente y deja que los
detalles específicos se ocupen de sí mismos, y jamás menciones tu intención a nadie.
Recuerda siempre que la naturaleza, desde su superficie claramente visible hasta sus
más misteriosas profundidades, es un inmenso almacén de luz y de bien totalmente
dedicados a tu uso individual. Tu unidad consciente con el gran todo es el secreto del
éxito, y cuando hayas comprendido esto podrán disfrutar de la posesión de la totalidad o
de una parte de ella a voluntad, porque mediante tu reconocimiento la has hecho tuya y
puedes hacerlo cada vez más.
Jamás olvides que todas las cosas físicas, tanto si están a tu favor como si están en tu
contra, fueron un pensamiento sostenido antes de convertirse en cosas.
El pensamiento como pensamiento no es ni bueno ni malo; es acción creativa, y siempre
adopta una forma física.
Por lo tanto, los pensamientos en los que insistes se convierten en cosas que posees o no
posees.

Capítulo 11
Cómo llevar el poder de tu palabra a la acción
En todas tus palabras está el germen del poder que se expande y se proyecta en la
dirección que tu palabra indica, y finalmente se desarrolla convirtiéndose en una
expresión física. Por ejemplo, si deseas establecer la alegría en tu conciencia,
simplemente repite la palabra «alegría» de forma secreta, persistente y enfáticamente. El
germen de la alegría se empezará a expandir y a proyectar hasta que todo tu ser estará
lleno de alegría. Esto no es una mera quimera, sino una verdad. Una vez que
experimentas este poder, «demostrarás a diario que estos hechos no han sido fabricados
para encajar en una teoría, sino que la teoría ha sido creada mediante una cuidadosa
observación de la realidad». Todo el mundo sabe que la alegría proviene del interior.
Otra persona puede causarte alegría, pero nadie puede estar alegre por ti. La alegría es
un estado de conciencia, y la conciencia, dice Troward, es «mental».
Las facultades mentales siempre funcionan por algo que las estimula, y ese estímulo
puede venir del exterior, a través de los sentidos externos, o del interior, mediante la
conciencia de algo no perceptible en el plano físico. El reconocimiento de esta fuente
interior de estímulo te permite traer a tu conciencia cualquier estado que «desees». Una
vez que algo te parece normal, es tuyo con toda seguridad, por la ley del crecimiento y
la atracción, del mismo modo que es tuyo conocer la suma una vez que tienes el uso
consciente de los números.
Este método de repetir la palabra hace que la palabra en todo su significado ilimitado
sea tuya, porque las palabras son la personificación de los pensamientos, y el
pensamiento es creador: no es ni bueno ni malo, simplemente es creador. Éste es el
motivo por el cual la fe construye y el miedo destruye. «Sólo con creer, todas las cosas
son posibles para ti.» Es la fe la que te da el dominio sobre todas las circunstancias o
condiciones adversas. Es tu palabra de fe la que la que te libera, no la fe en una cosa o
un acto específicos, sino la simple fe en tu mejor yo en todos los sentidos. Es este poder
creador siempre presente dentro del corazón de la palabra el que hace que tu salud, tu
serenidad de ánimo y tu situación económica sean una reproducción de tus
pensamientos más habituales. Intenta creer y comprender esto, y descubrirás que eres el
maestro, o la maestra, de toda circunstancias o condición adversa, un príncipe de poder.

Capítulo 12
Cómo incrementar tu fe
Pero tú preguntas: «¿Cómo puedo hablar de la palabra fe cuando tengo poca o ninguna
fe?». Todo ser vivo tiene fe en algo o en alguien. Es la cualidad de la energía creativa en
el pensamiento positivo de fe lo que le confiere vitalidad, no la forma que adopta.
Incluso el miedo intenso está vivo por la fe. Tienes miedo a la viruela porque crees que
es posible que la contraigas. Temes la pobreza y la soledad porque crees que son
posibles para ti
Es tu tendencia de pensamiento habitual que reaparece en tu mente, tu cuerpo y tus
asuntos, no el pensamiento ocasional en alguna dirección o deseo específicos. Es la fe
que comprende que cada creación ha nacido en el vientre de las palabras y el
pensamiento la que te da el dominio sobre todas las cosas, incluido tu yo inferior, y este
sentimiento de fe aumenta y se intensifica cuando observamos lo que hace.
Esta observación es la observación de tu estado de conciencia cuando lo hiciste, no
cuando tuviste la esperanza de hacerlo, pero temiste que fuera demasiado bueno para ser
verdad. ¿Cómo te sentiste en esa ocasión en la que simplemente tuviste que entrar en un
mejor estado de ánimo y lo hiciste, o quisiste tener una determinada cosa y la
conseguiste? Vuelve a vivir esas experiencias una y otra vez (mentalmente) hasta que
realmente sientas que estás en contacto con el yo que conoce y sabe, y lo mejor de lo
mejor es tuyo.

Capítulo 13
La recompensa de la fe creciente
Puesto que has expandido tu fe en la fe y las leyes del universo que no conocen el
fracaso, tu fe en lo mejor de ti (el principio de vida ti) te ha llevado a darte cuenta
conscientemente de que no eres una víctima del universo, sino parte de él. En
consecuencia, dentro de ti está aquello que es capaz de establecer un contacto
consciente con el principio universal de la ley y el poder, y te permite presionar a todas
las leyes particulares de la naturaleza, ya sean visibles o invisibles, para que sirvan a tu
exigencia o deseo particulares y, por lo tanto descubres que eres un maestro, no un
esclavo, en cualquier situación.
Troward nos dice que este dominio debe «conseguirse mediante el conocimiento, y el
único conocimiento que proporcionará este fin en toda su inmensidad inconmensurable
es el conocimiento del elemento personal en el espíritu universal» v su reciprocidad en
nuestra propia personalidad. En otras palabras, las palabras que piensas, la personalidad
que sientes que eres, son todas reproducciones en miniatura, o Dios especializado, o
«espíritu universal». Todas tus palabras-pensamientos fueron palabras-formas de Dios
antes de ser tuyas.
Las palabras que utilizas son los instrumentos, los canales por los cuales la energía
creativa toma forma. Naturalmente, este poder creador sensible sólo puede reproducirse
de acuerdo con el instrumento por el que pasa. Todas las decepciones y los fracasos son
el resultado de intentar pensar una cosa y producir otra. Eso es tan imposible como lo
sería utilizar un ventilador eléctrico con la finalidad de iluminar, o hacer que el agua
fluya en línea recta por una tubería doblada.
El agua debe tomar la forma de la tubería por la que fluye. De una forma incluso más
fiel, esta sustancia sensible, invisible y fluida debe reproducir externamente la forma del
pensamiento-palabra por el que pasa. Ésta es la ley de su naturaleza; por lo tanto, se
sigue lógicamente que «como un hombre piensa, así es él». De ahí que cuando tu
pensamiento o forma-palabra está en correspondencia con el movimiento eterno
constructivo, que avanza, de la ley universal, entonces tu mente es el espejo en el que el
poder y la inteligencia infinitos del universo se ven reproducidos, y tu vida individual se
convierte en una vida de armonía.

Capítulo 14
Cómo hacer que la naturaleza te responda
Se debería tener continuamente presente que hay una inteligencia y un poder en toda la
naturaleza y en todo el espacio que es siempre creativa e infinitamente sensible, y que
responde. La capacidad de respuesta de su naturaleza es doble: es creativa y sensible a
la sugestión. Una vez que el entendimiento humano ha comprendido este dato tan
importante, se da cuenta de la simplicidad de la ley de la vida.
Lo único necesario es que te des cuenta de que tu mente es un centro de operación
divina y, en consecuencia, tiene en su interior aquello que acepta sugestiones. Espera
que la vida responda a tu llamada y encontrarás sugerencias que tienden a que la
realización de tu deseo llegue a ti, no sólo proveniente de otras personas, sino también
de las flores, el césped, los árboles y las rocas, y que te permitirán realizar tu más
ansiado deseo si actúas en consecuencia con confianza en este plano físico. «La fe sin
palabras está muerta», pero la fe con obras te libera completamente.

Capítulo 16
Sugerencias sobre cómo rezar o pedir creyendo que ya has recibido
Pensar científico. Pensamiento positivo
Sugerencias para la aplicación práctica:
Intenta, mediante un pensamiento cuidadoso, positivo y entusiasta (pero no agotador),
darte cuenta de que la sustancia indescriptible, invisible, de la vida llena todo el espacio,
y de que su naturaleza es una sustancia inteligente, plástica y subjetiva. Las cinco de la
mañana es la mejor hora para entrar en este tipo de meditación. Si te acuestas temprano
todas las noches durante un mes, antes de quedarte dormido, graba firmemente en tu
mente subjetiva la afirmación, «Mi Padre es el gobernante de todo el mundo y está
expresando su poder de mando a través de mí», descubrirás que la sustancia de la vida
toma forma en los moldes de tus pensamientos.
No aceptes la sugerencia de arriba simplemente porque te ha sido dada. Vuelve a pensar
en ella detenidamente hasta que quede grabada en tu mente subconsciente de una forma
comprensible. Levántate cada mañana a las cinco, tal como se sugirió antes; siéntate en
una silla de respaldo recto, en una habitación silenciosa, y piensa la afirmación de la
noche anterior. Tomarás conciencia de tu poder magnífico y lo podrás poner en práctica,
dándote cuenta, al menos en cierta medida, de que tu mente es realmente el centro a
través del cual toda la energía creadora y el poder están tomando forma.

Oración científica
El principio que subyace a la oración científica
Al rezar para cambiar una condición, física, mental o económica para ti o para otra
persona, ten presente que la necesidad fundamental para que la oración sea respondida
es comprender la siguiente afirmación científica: «Pedid creyendo que ya habéis
recibido y recibiréis».
Esto no es tan difícil como parece en la superficie, una vez que te das cuenta de que
todo tiene su origen en la mente y de que ya posees aquello que buscas en el exterior.
Nadie puede pensar un pensamiento en el futuro. Tu pensamiento de algo constituye su
origen.
Por lo tanto: La forma-pensamiento de la cosa ya es tuya en cuanto piensas. Tu
continuo reconocimiento de esta posesión de pensamiento hace que el pensamiento se
concentre, se condense para proyectarse y adoptar una forma física.

Hacerse rico a través de la creación


El reconocimiento o la idea de nuevas fuerzas de riqueza es la aspiración más elevada
que puedes llevar a tu corazón, ya que supone e implica el fomento de todos los
objetivos nobles.
Elementos a recordar acerca de la oración para ti o para otra persona: recuerda que
aquello a lo que llamas tratamiento u oración no es, en ningún sentido, hipnotismo.
Jamás deberás procurar tomar posesión de la mente de otra persona. Recuerda que
nunca deberías tener la intención de hacerte creer algo que sabes que no es verdad.
Simplemente estás pensando hacia el interior de Dios o la primera causa, con la
comprensión de que: «Si algo es verdad, hay una manera en que es verdad en todo el
universo». Recuerda que el poder del pensamiento funciona por unos principios
absolutamente científicos. Estos principios se expresan en el lenguaje de la afirmación:
«Como un hombre piensa en su corazón, así es él». Esta afirmación contiene una gran
sabiduría, pero es necesario el reconocimiento y la cuidadosa aplicación de la misma
por parte de la persona para poder darle un uso práctico.
Recuerda que tu libertad para elegir lo que vas a pensar, exactamente qué posesión de
pensamiento vas a afirmar y a declarar constituye un regalo que Dios te hace.
Muestra... que la Primera Causa ha dotado a cada persona con el poder y la habilidad
para traer a su entorno personal cualquier cosa que elija. Causa y efecto en lo referente a
conseguir:
Si plantas una bellota, obtienes un roble. Si plantas un grano de maíz, cosechas un tallo
y muchos granos de maíz. Siempre obtienes la manifestación de aquello que afirmas y
declaras consciente o inconscientemente, lo que habitualmente dices y esperas, en otras
palabras «lo que siembras».
Por lo tanto, siembra semillas de yo soy... yo debo... yo puedo... yo me daré cuenta de
que porque tú eres, tú debes, porque tú debes, tú puedes, porque tú puedes, tú lo haces.
La manifestación de esta verdad, incluso en un pequeño grado, te proporciona la
comprensión indiscutible de que el dominio es tu derecho, eres un heredero de la
Primera Causa, dotado de todo el poder que ella tiene. Dios te lo ha dado todo. Todo es
tuyo, y sabes que lo único que tienes que hacer es alargar tu mano mental y tomarlo.
Esta fórmula puede servir como un diseño para dar forma a tu propia oración o
afirmación a Dios para el beneficio de otra persona, o el tuyo.
Si es para una persona a la que quieres ayudar, di su nombre de pila y luego aparta
totalmente su personalidad de tu conciencia.
Intensifica tu pensamiento meditando sobre el hecho de que hay algo en ti que encuentra
el camino, que es la verdad y la vida.
Estás afirmando este hecho, convencido de que, puesto que estás pensando esto, ya es
tuyo. Habiendo elevado tu sentimiento a la idea central de esta meditación, examina tu
propia conciencia para ver si hay alguna cosa distinta de Dios. Si hay algún sentimiento
de miedo, preocupación, malicia, envidia, odio o celos, vuelve a tu meditación para
limpiar tus pensamientos mediante la afirmación de que el amor y la pureza de Dios
llenan todo el espacio, incluidos a tu corazón y tu alma.
Reconcilia tus pensamientos con el amor de Dios, siempre recordando que estás hecho a
imagen y semejanza del amor.
Mantén este pensamiento limpiador en tu mente hasta que sientas que has liberado
totalmente a tu conciencia de todos los pensamientos y sentimientos que no sean de
amor y unidad con toda la humanidad.
Luego, si las negaciones no te molestan, niega todo lo que sea distinto de tu
manifestación deseada. Una vez conseguido esto, prácticamente cubres tu negación con
el pensamiento afirmativo de que estás hecho a imagen y semejanza de Dios y que tu
deseo ya se ha realizado en su primera forma espiritual o de pensamiento.

Elegir la oración
La oración como método de pensamiento es un uso deliberado de la ley que te
proporciona el poder del dominio de todas las cosas que tienden a impedir, de alguna
manera, tu perfecta libertad. Se te ha dado la vida para que puedas disfrutarla de una
forma cada vez más plena. El continuo reconocimiento de esta verdad hace que te
declares un príncipe de poder.
Reconoces, aceptas y usas este poder como el hijo de un rey y, por lo tanto, el dominio
es tu derecho de nacimiento. Entonces, cuando sientas que la luz de esta gran verdad
inunda tu conciencia, abre las compuertas de tu alma alabando sinceramente
el hecho de comprender que... el creador y su creación son uno.
También, que el creador está creando continuamente a través de su creación.
Termina tu tratamiento con la feliz seguridad de que la oración que se ha realizado no es
una forma de súplica, sino una afirmación continua habitual de que el Creador de toda
creación está actuando específicamente a través de ti. Por lo tanto, el trabajo debe
hacerse a la perfección; tu mente es un centro de operación divina.

Consejos para la aplicación y la práctica


Por cada cinco minutos dedicados a la lectura y el estudio de las teorías de la ciencia
mental, dedica quince minutos al uso y la aplicación de los conocimientos adquiridos.
1. Pasa un minuto cada veinticuatro horas pensando conscientemente en la
especificación que debe ser observada para que tus plegarias sean atendidas.
2. Practica el firme reconocimiento de la posesión de pensamientos deseables durante
dos períodos de quince minutos cada día. No sólo debes medir el tiempo de cada
período, para ver cuánto tiempo puedes mantener una idea dada en tu visión mental,
sino que también debes llevar un registro escrito de lo vívidas que son las imágenes
mentales que experimentas. Recuerda que tus sentidos mentales son tan variados como
tus sentidos físicos y que se pueden entrenar.
3. Dedica cinco minutos todos los días, entre las doce del mediodía y la una de la tarde,
a la búsqueda mental de fuentes de riqueza.

Capítulo 17
Cosas que debes recordar
Recuerda que el más grande científico mental que el mundo ha conocido jamás
(Jesucristo, el Hombre) dijo que todas las cosas son posibles para ti.
Además dijo que «Las cosas que yo hago tu las puedes hacer». ¿Dijo la verdad?
Jesús no afirmó ser más divino que tú. El declaró que toda la raza humana era hija de
Dios. Por nacimiento, el no era una «excepción» a esta regla. El poder que poseía fue
desarrollado mediante Su esfuerzo personal. Él dijo que tú podías hacer lo mismo, sólo
con creer en ti. Una gran idea carece de valor si no está acompañada de una acción
física. Dios da la idea; el ser humano la desarrolla en el plano físico.
Lo único que realmente vale la pena es la satisfacción. El dominio de uno mismo, por sí
solo, puede producirlo. El alma y el cuerpo son uno. La alegría de la mente es la alegría
del alma, y la alegría del alma significa la alegría del cuerpo.
Si deseas tener salud, observa tus pensamientos, no sólo sobre tu ser físico, sino también
tus pensamientos sobre todas las cosas y todas las personas. Con tu voluntad, haz que
estén de acuerdo con tu deseo y actúa externamente de acuerdo con tus pensamientos.
Pronto te darás cuenta de que se te ha dado todo el poder sobre tus pensamientos y tus
circunstancias. Tú crees en Dios. Cree en ti mismo como el instrumento físico a través
del cual Dios actúa. El dominio absoluto es tuyo cuando tienes el suficiente dominio de
ti mismo para conquistar las tendencias negativas de los pensamientos y los actos.
Pregúntate a diario: «¿Cuál es la finalidad del poder que me trajo aquí?», «¿Cómo
puedo trabajar con propósito por la vida y la libertad en mí?».
Habiendo decidido estas cuestiones, dedícate a realizarlas a cada hora. Eres una ley para
ti mismo.

Si tienes la tendencia a excederte en algo, comiendo, bebiendo o culpando a las


circunstancias de tus desgracias, conquista esa tendencia con la convicción interior de
que todo el poder es tuyo en el exterior. Come menos, bebe menos, culpa menos a las
circunstancias y, gradualmente, lo mejor de lo mejor irá ocupando el lugar que parecía
ocupar lo peor.
Recuerda siempre que todas las cosas son tuyas para que las uses como tú desees.
Puedes hacerlo si quieres, y si quieres lo haces.
Dios el Padre te bendice con todo lo que El tiene para dar.
Haz un buen uso de ello.
El motivo por el cual tuviste un mayor éxito cuando empezaste tus estudios y
demostraciones en la ciencia mental es que tu alegría y tu entusiasmo ante el simple
descubrimiento del poder interior fue mayor del que pudiste poner en tu comprensión
posteriormente. Con una comprensión cada vez mayor, pon cada vez más alegría y
entusiasmo, y los resultados serán los que corresponden.

También podría gustarte