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24/02/2023

Arequipa, febrero 2023


Cuando uno no escribe, no tiene forma de recordar y olvida.

Mi abuela se ha quedado en la puerta que da hacia al patio —inmóvil— y ha visto la


tierra mojarse, me he olvidado de sus palabras, y no sabes cuánto lo he lamentado; sobre
todo, en las noches cuando busco cualquier razón para llorar. ¡Trabajo ingrato!,
¿Tú también pierdes los recuerdos desde que comenzaste a trabajar?
Anoche soñé con las palabras de la abuela, ella encogía los labios y esbozaba una gran
“o”, entonces me despertaba, ella estaba a mi costado y me preguntaba si Vizcarra
seguía gobernando. Ella ya no tiene la edad para asimilar tantos cambios de presidentes,
ni tantas muertes. A veces le sobreviene la lucidez, breves instantes del azar, y
hablamos sobre las protestas. ¿Qué tal te va en el trabajo?, cariño.
Te he comprado un pasaje de regreso a Arequipa, pero no hay forma de llegar; he
separado un vuelto para ti, más cerraron los aeropuertos. Ojalá estuvieras conmigo para
soportarlo, todo lo que veo en las calles y escucho en las noticias. He discutido con mi
madre y papá está detenido en un pueblito de Abancay por participar en las marchas.
Entonces, doblaba mi cuerpo frente al computador y recordaba que compré tu pasaje de
regreso a Arequipa, no tiene sentido, tu carro se perderá en las marchas, la protestas
llegarán a ti antes que tú a mí. Te he comprado un pasaje en avión, pero cerraron los
aeropuertos. Ojalá estuvieras conmigo para soportarlo, todo lo que veo y escucho. He
discutido con mi madre y papá está mal del corazón, pero también está yendo a las
marchas, estoy cansada y quiero un poco de amor, amor.
En mi sueño, la abuela sujetaba el brazo de mi abuelo, en el mismo lugar real donde la
recordaba, en el umbral de la puerta metálica que abre al patio de tierra. Mi ex se besó
con tu ex en algún momento. Andrea del trabajo, me lo confesó, Arequipa es tan
pequeña que solo intercambiamos parejas cuando queremos renovar nuestros contratos
de afectos. Hay una fila de carros que no avanza y tengo tantas ganas de lanzarme al rio
Chili, los militares bloquearon la entrada a Tiabaya y a tu mamita no le llega el gas, se
ve tan viejita cuando pasa los dedos por sus nudillos torcidos. Verde, en la sierra la
abuela bordeaba caminos en la montaña, pero todo terminó cuando falleció el abuelo.
Qué difícil debe ser llegar a Lima con una bandera negra.
Que aquí llueve, y las marchas siguen. Que te escribo con afecto para no olvidarnos. Te
extraño.

Leda Mora.
25/02/2023
Arequipa, febrero 2023
Cuando uno no escribe, no tiene forma de recordar y olvida.

Mi abuela se ha quedado en la puerta que da hacia al patio —inmóvil— y ha visto la


tierra mojarse, me he olvidado de sus palabras, y no sabes cuánto lo he lamentado; sobre
todo, en las noches cuando busco cualquier razón para llorar. ¡Trabajo ingrato!,
¿Tú también empezaste a olvidar las cosas desde que trabajas?
Anoche soñé con las palabras de la abuela, ella encogía los labios y esbozaba una gran
“o”, entonces me despertaba con ella a mi costado, preguntándome si Vizcarra seguía
gobernando. Ella ya no tiene la edad para asimilar tantos cambios de presidentes, ni
tantas muertes. A veces le sobreviene la lucidez, breves instantes del azar, y hablamos
sobre las protestas. Y a ti ¿Cómo te va en el trabajo?, cariño. Te he comprado un pasaje
de regreso a Arequipa, pero no hay forma de llegar; he separado un vuelto para ti, más
cerraron el aeropuerto. Ojalá estuvieras aquí conmigo para soportar todo lo que veo en
las calles y escucho en las noticias. He discutido con mi madre y papá está detenido en
la comisaría de Antabamba por participar en las marchas.
En mi sueño, la abuela sujeta el brazo del abuelo, en el mismo lugar de siempre, en el
umbral de la puerta que da hacia el patio de tierra.
Mi ex se besó con tu ex en algún momento. Andrea del trabajo, me lo reveló, Arequipa
es tan pequeña que solo intercambiamos de parejas cuando queremos renovar nuestros
contratos de afecto ¿pero tú eres limeñaki a morir? ¿no? Estoy de camino a casa luego
de una larga rutina, hay una fila de carros que no avanza y tengo tantas ganas de
arrojarme al rio Chili, los enfrentamientos bloquearon la entrada de Tiabaya y a tu
mamita no le llega el gas, se ve tan viejita cuando pasa los dedos por sus nudillos
torcidos. ¿Llegaré a casa?
Tu cuarto está como lo dejaste, con todas tus fichas bibliográficas entre tus libros a
montones y los escritos que dedicabas a tu ex como separadores.

Verde, en la sierra la abuela bordeaba caminos en la montaña, pero todo terminó cuando
falleció el abuelo.
Qué difícil debe ser llegar a Lima con una bandera negra.
La lluvia que nace adentro.
Aquí llueve, y las marchas siguen. Te escribo con afecto para no olvidarnos.
Te extraño, Leda Mora.
25/02/2023
Arequipa, febrero 2023
Cuando uno no escribe, no tiene forma de recordar y olvida.

Mi ex se besó con tu ex en algún momento. Andrea del trabajo, me confió ese secreto,
Arequipa es tan pequeña que solo intercambiamos de parejas cuando queremos renovar
nuestros contratos de afecto ¿pero tú eres limeñaki a morir? ¿no? Estoy de camino a
casa luego de una larga rutina en el trabajo, hay una fila de carros que no avanza y tengo
tantas ganas de arrojarme al rio Chili, los enfrentamientos bloquearon la entrada a
Tiabaya y a tu mamita no le llega el gas, se ve tan viejita cuando pasa los dedos por sus
nudillos torcidos. ¿Cuándo llegaré a casa?
Tu cuarto está como lo dejaste, con todas tus fichas bibliográficas desordenadas, las
enciclopedias apiladas en la entrada, tus libros a montones y los escritos que dedicabas a
tu ex. Tus libros no se mojaron ni traspasó la humedad, solo que hace mucho tiempo no
iba y tu perro ahora me odia.
Ojalá estuvieras aquí conmigo para soportar todo lo que veo en las calles y escucho en
las noticias. He discutido con mi madre y papá está detenido en la comisaría de
Antabamba por participar en las marchas. Te he comprado un pasaje de regreso a
Arequipa, pero no hay forma de que llegues; he separado un vuelto para ti, más cerraron
el aeropuerto. ¿Cuándo podré verte?
La abuela me ha preguntado si Vizcarra sigue gobernando, Ella ya no tiene la edad para
asimilar tantos cambios de presidentes, ni tantas muertes. A veces le sobreviene la
lucidez, breves instantes del azar, y hablamos sobre la última de Otárola y su gabinete.
Y a ti ¿Cómo te va en el trabajo?, cariño. El otro día soñé con la abuela, estaba en el
umbral de la puerta que da hacia el patio de atrás —inmóvil— mientras veía la tierra
mojarse, yo la observaba desde el centro del patio y ella decía... no sabes cuánto
lamento olvidar lo que dijo; y con mayor razón, desde que inicié mi trabajo de tiempo
completo, comencé a olvidar tantas cosas. Además de perder la noción del tiempo y la
noción de vida, siento que perdí parte de mi memoria, eso que me humanizaba y me
recordaba que nos soy una máquina de producción. ¡Trabajo ingrato!,
¿Tú también empezaste a olvidar las cosas?
La fila de carros avanza y no siento que podamos llegar a nada juntos. Me olvido de las
cosas, cuando empezamos y cuando te fuiste. Nos va bien de lejos y con tantos muertos
encima… y estoy tan cansada, una hermana de carrera se fue a Lima, que difícil debe
ser llegar con una bandera negra. Aquí que hace tanta lluvia y mi abuela solo observa
desde la puerta. Ella me ha dicho que hay dos lluvias, la adentro y la de afuera. El
hombre no tiene poder sobre la lluvia de afuera, la lluvia güena que empapa los cultivos
en la altura. En cambio, sobre la lluvia que nace dentro del hombre, puede controlarla,
guiarla hacia cada parte de su cuerpo y luego hacia el exterior.

Aquí llueve tanto, y las marchas siguen. Te escribo con afecto para no olvidarnos.
Te extraño,
Leda Mora.

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