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EL CAMINO

SINUOSO
DE LA
EDUCACIÓN
Fernando Cabrales
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Índice
5 – Introducción
7 – Capítulo I – Mis inicios, mi primera escuela
13 – Capítulo II – Se viene el golpe militar
15 – Capítulo III – Bendito eres entre todas las mujeres
21 – Capítulo IV – Salas, ¿Qué Salas?
23 – Capítulo V – El Curso de la Humildad
24 – Capítulo VI – El calculo de notas al ojímetro
26 – Capítulo VII – Las Salas Cómplices
27 – Capítulo VIII – Una familia de alumnos aplicados
28 – Capítulo IX – El Perra o el Mantequilla
30 – Capítulo X – ¡Usted me hará matemática!
32 – Capítulo XI – La manipuladora
35 – Capítulo XII – La crisis de la uva
36 – Capítulo XIII – El colegio modelo
37 – Capítulo XIV – La intimidación de los apoderados
38 – Capítulo XV – Se viene la caza de brujas
39 – Capítulo XVI – Las acusaciones e intimidades
40 – Capítulo XVII – Las acusaciones e intimidades se profundizan
43 – Capítulo XVIII – Inspectoría general y Orientación
45 – Capítulo XIX – El director progresista pero temeroso
48 – Capítulo XX – Una nueva dirección, una nueva ilusión

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Introducción
Con el relato que a continuación, haré de mi vida como docente, no
pre-tendo nada, como escritor, ya que siempre seré un profesor, un
docente, de lo cual me siento muy orgulloso. Si debo reconocer que
jamás me ima-giné que llegar a ser maestro.
Con este relato, busco que algunas o muchas personas se enteren o co-
nozcan algunas sabrosas anécdotas, verdades, realidades, comentarios,
de tantas situaciones que me imagino no solo se viven en esta profesión,
sino que estoy seguro que esto también lo deben vivir muchas personas
en otras o todas las profesiones. Quizás la motivación mas grande que
me llevo a escribir esto hayan sido mis propios alumnos, por supuesto
ellos no lo sa-ben, pero si espero que algún día pueda ser realidad mi
libro, y llegue a sus manos y disfruten con este relato al cual he tratado
de ser lo mas ob-jetivo posible. Y que se sientan parte del texto, que
alguno de ellos se vean en algún relato, comenten con su familia, o
amigos, que alguna vez de su vida escolar conocieron, y le enseño
muchas cosas, sobre todo de la vida, un profesor loco, que siempre ha
pensado que nació adelantado a su época.
Lo lamentable de este relato es que una de las personas que mas
hubiese querido que lo leyera, fuera mi madre, ya no esta conmigo, pero
tengo la plena convicción que en algún lugar estará viendo lo que hoy
me pasa, y no creo equivocarme, al pensar que desde el mas allá, ella ha
contribuido a la paz que hoy me acompaña, lo que me permite, hoy en
día desarrollar una vida mas plena, y en paz conmigo mismo.

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Capítulo I
Mis inicios, mi primera escuela
Corrían los fines de la década de los sesenta, me inquietaba de alguna
ma-nera, cual seria mi futuro laboral, la posibilidad de poder ingresar a la
universidad, en el fondo, y eso hoy no ha cambiado, era un alumno,
como tantos desorientado, sin saber que estudiar, o si mis doce años de
estudio me darían opciones de trabajo.
Egresé de enseñanza media a fines del año 1969, di la prueba de
aptitud académica, pero ni siquiera opte al ingreso a la universidad, ya
sea por que el puntaje no era muy alentador, y por otro lado, sentía que el
financia-miento desde el punto familiar de una u otra manera no podría
ser finan-ciado, (mi mamá, era el sostén económico de la familia, y
ganaba el sueldo que ganan los obreros de este país) el año siguiente fue
algo sabático, pero con alguna ambición de trabajo, me presente a
algunos llamados aparecido en los diarios, y otros por datos, en todo caso
aquellos puestos de trabajo, no eran de mucha importancia, sin embargo
me fueron útil, para darme cuenta que después de tanto años de estudio,
no sabia nada practico, eran un banco de teoría caminando, mi futuro se
veía poco auspicioso, en el ínter tanto hice algunos cursillos de carácter
técnico, que para la época me podían sacar de algún apuro, fue así como
hice un curso de perfoveri-ficador IBM, y de dactilografía al tacto, que
hoy me ha sido muy útil. Por ese tiempo ya habían empresas que
ocupaban computadores, y en su ma-yoría todos eran IBM, pero la
dificultad mayor que presentaban los gran-des espacios que ocupaban,
digo esto de los computadores, por que en el futuro este adelanto
tecnológico, será de gran importancia en mi vida pro-fesional y personal.
El tiempo en mi vida pasaba sin mayor sobresalto, hasta que una noche
de agosto del año 70, estando en la casa de un amigo, una profesora que
hacia sus primeras armas en el campo de la docencia, me plantea la si-
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guiente pregunta; -¿Te gustaría hacer clases? lo dude un poco, no por
que no me gustara la idea, sino que mas bien por que no estaba dentro de
mis planes, pero sabia que nada perdía, con intentar, y muy prontamente
le res-pondí ¡Sí!, por que no, a lo que agregue, ¿a dónde me debo
dirigir?, a lo que ella me respondió.... Mira dirígete a la Provincial de
Educación, yo le pregunte ¿y donde esta eso?, ella me respondió – En la
calle Tupper, detrás de la facultad de Ingeniería de la Universidad de
Chile – pero ella agrego, “No olvides de conseguirte una carta de
recomendación de tipo Política”, yo pensé pero ¿adonde puedo recurrir?,
y la misma persona me acoto – Acá a la vuelta tiene su residencia Luis
Pareto–. No lo pensé dos veces, y al otro día, con una seguridad que no
se de donde me salió, me dirigí a su secretaria política, afortunadamente
me la dio sin mayor tramite. Quie-ro aclarar que esta situación que
comento se originó, en gran parte porque los profesores (normalistas) no
deseaban ir a trabajar a las comunas ale-jadas del gran Santiago. El día
martes 5 de agosto de 1970, me presente a dicha Provincial de
Educación, allí había una cierta cantidad de personas, mucho menos de
las que me imaginaba, prontamente un funcionario me interrogo ¿Dónde
deseas ir a trabajar? – Tenemos plaza en Colina, El mon-te, Peñaflor,
Melipilla, Talagante.....etc. La verdad que esas localidades no las conocía
muy bien, solo tenía una remota ubicación geográfica de ellas, y opté por
una comuna camino a la costa.
Dos días después estaba frente a frente al Director del Sector Escolar
de aquella comuna, él era un señor maduro y muy bonachón, me trato
con afecto, y me hablo de términos legales, con respecto a mi
nombramiento, que yo en ese momento no comprendí, pero que en un
futuro no muy le-jano, lo entendería, mas que nada por las dificultades
que me traería, al momento de cobrar mi primer sueldo, para resumir la
historia, termine de-sempeñándome en Escuela Nº1 de esta comuna
camino a la costa central, hoy aquella escuela se cerro por falta de
matricula, producto de la munici-palización y la mala competencia de los
colegio particular subvencio-nados sin dejar de lado el arribismo de los
apoderados, expreso esto porque existe la creencia que en aquellos
colegios existe una educación de calidad (entenderán el significado de
este termino) Recuerdo que el primer día de clases, era jornada de tarde,
me preguntaba a mi mismo ¿en que lio te has metido?, y ahora ¿qué
hago?, afortunadamente el profesor que había en el curso, en ese
momento con licencia medica, estaba a punto de jubilar, por lo tanto yo
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de alguna manera presentaba el futuro, pero para mi interior bastante
incierto, y lo que nunca olvidare, como algo desagradable fue que hacia
clases en el comedor de los alumnos, y yo venia recién almorzado, mas
el olor a comida, los banco, incluyendo mi pupitre, muchas veces es-
taban con restos de comida, y para terminar este cuadro estaba presente
la manipuladora de la cocina. Pero bueno ya estaba ahí, la nomenclatura
del curso, era diversa, el grueso del curso provenía de la parte urbana
propia-mente tal, y algunos otros alumnos del sector rural, la verdad de
las cosas que en esa parte final del año no creo haber aportado nada al
curso, no te-nia idea de cómo hacer una prueba, de cómo poner notas,
incluso hoy no me explico, como lo hice para que los alumnos pasaran
de curso. Al año siguiente la cosa me pareció algo mas clara, sin
embargo vistas a la dis-tancia, todo fue una aberración educacional.
En este capítulo, sin embargo, creo que lo mas importante fue la
relación con los profesores, o mejor dicho compañeros de trabajo, me
veía en una situación bastante compleja, ya que por esos días Chile, vivía
momentos críticos desde el punto de vista político, y esto se notaba,
incluso en los consejos de profesores, ya que asumían posiciones
políticas bien marca-das, al momento de sentarse al interior de la sala de
reunion, el problema para mi era que yo no tenia velas en este entierro,
ya que lo único que yo quería era ganarme mi propia plata, y me había
costado tanto encontrar trabajo, era incluso hasta divertido, ya que como
yo no tenia diferencias con ningún bando, ninguno sabia a ciencia cierta,
cual era mi color polí-tico, y por tanto me dejaba querer por todos, no es
que me aprovechara de esta situación, sino que mas bien no quería estar
en posiciones antagó-nicas, ya que todo esto era nuevo para mi. Sin
embargo debo ser justo, nunca nadie me dio vuelta la espalda, todo lo
contrario, y de muestra dos situaciones puntuales:
Hago notar que en este libro no aparecerán nombres de personas, ni
reales ni ficticias, ya que el objetivo de esto no es ensalzar, ni perjudicar
a las personas. Bueno una de esta profesoras, al saber que yo debía
perma-necer en esta comuna lejana a mi casa, dos veces a la semana, por
todo el día y muchas veces sin tener que comer por que el sueldo no daba
para eso aun, me ofreció por iniciativa propia, que fuera a su casa a
almorzar, este gesto lo he guardado, por mucho tiempo, lamentablemente
esa buena mu-jer hoy no esta en este mundo. Y el otro gesto fue cuando
me toco desfilar por mi colegio, en mi primer diez y ocho de septiembre,

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la verdad es que estas fiestas se viven de otra forma fuera de Santiago,
por lo tanto había sido una grata experiencia, terminado este acto, se me
acercaron un grupo de compañeros de trabajo, y me invitaron a almorzar
en las fondas del lugar, yo acepte, sabiendo que en mis bolsillos tan solo
tenia la plata para la micro, pero cual seria mi sorpresa, que al momento
de pagar ellos me dijeron que no me preocupara, también ese gesto, al
igual que el anterior no lo olvidare jamás.
Sin embargo he dejado para el final un hecho que tendré en la retina,
por mucho tiempo, y está relacionado directamente con los alumnos de
aquella época. Como lo indico anteriormente mi curso lo conformaban
a-quellos que vivían en el área urbana, y otros en el área rural, varios de
mis alumnos no sabían leer, a pesar de haber tenido cuatro años de
escolaridad, por tanto tome la decisión de enseñarles la lectura en forma
individual, costara lo que me costara, y obviamente aplicando mis pobres
recursos académicos, no se cuanto logre, pero estoy seguro que dimos
varios pasos en el progreso de aquellos alumnos. El año había pasado en
gran parte, y el colegio ensayaba, en el recinto del estadio municipal
comunal, para un acto de tipo deportivo – cultural, había sido un día
arduo, ya terminaba el ensayo, cuando veo un apoderado de mi curso, era
una mujer sencilla, ves-tía en forma típica de la mujer campesina, sin
espectacularidad, pero de una mirada muy franca. Se me acerco lenta y
tímidamente, y a la estar frente a mí me dice..... –“Profesor, quiero darle
las gracias por haberle en-señado a leer a mi hijo” En ese momento
pensé, pero si no he hecho nada extraordinario, simplemente hice lo que
debía, a reglón seguido ella me extendió hacia mi un paquete, envuelto
en papel de diarios, y que trataba con gran delicadeza, a lo que a la par
ella agrego, “Profesor, somos pobres, hubiese querido regalarle algo mas
valioso, pero esto va con mucho ca-riño”, al tener el paquete en mis
manos, me di cuentas que eran huevos, seis huevos, era verdad lo que
decía aquella mujer, no era un gran obse-quio, ante los ojos de cualquier
persona, pero para mi tenia una significado enorme, y quizás fue una
señal, digo un significado, por que los huevos eran el producto que la
familia vendía para adquirir otros bienes, por tanto era lo que ellos con
tanto sacrificio lograban para poder vivir o quizás sobrevivir, y lo de la
señal, por que alguien externo al colegio, me hacia un reconocimiento,
mi primer reconocimiento, que me decía que si me dedicaba a la
pedagogía podría llegar a lograr cosas. Ha pasado el tiempo y mucho
tiempo, pero en mi retina sigue viva la imagen de aquel alumno, que hoy
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debe ser un hombre, un padre de familia, y de aquella mujer ex-
traordinaria, que a lo mejor la puso Dios en mi camino como una señal
del camino que debía seguir.
Finalmente como conclusión a este capitulo, relacionado a mis inicios,
lo único que lamento es que en aquella escuela que fue mi primera,
hayan estado tan divididos políticamente, siendo un grupo humano tan
valioso, al cual los miraba con admiración, se veía que dominaban el
campo de la educación, por supuesto cada uno con sus propias ideas,
como debe ser en esta actividad, tan rica para crear, para intentar nuevas
ideas, para debatir y no por eso vernos como enemigos, pero no era un
problema del esta-blecimiento, si no que una enfermedad de Chile.

Lamentablemente, y como era lógico, aquel colegio era, como un


estable-cimiento insignia dentro de la comuna, hoy es solo un recuerdo y
por tanto apenas se presento la oportunidad, el Director de la escuela se
deshizo de mi, era comprensible, yo no tenia titulo, además era el único
dentro del plantel profesional con aquella situación.

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Capítulo II
Se viene el golpe militar
A inicios del año 1972, fui enviado a otro colegio de la misma comuna
camino a la costa, por supuesto este no era tan central como el anterior, y
era mas chico, con menos alumnos, el director era un hombre de unos 45
años, de contextura gruesa, usaba unos lentes de cristales que denotaban
su poca visión, me recibió esa mañana, y la primera pregunta que me
dijo fue.... - ¿Cuál es tu color político, o cual es tu tendencia?, ni siquiera
le importó si yo poseyera o no titulo de profesor. Bueno, de una u otra
ma-nera maneje la situación, sin embargo, faltaba lo mas sorprendente,
esta escuela poseía una anexo, en donde supuestamente iría a trabajar,
esto se ubicaba a unas pocas cuadras de ahí, no me recuerdo bien pero al
parecer llegue allí por mis propios medios, quedaba en medio de un
campamento, que por sus características, daba a entender que había sido
un toma de sus moradores en el pasado, la sala, por que eso era el anexo,
estaba construida de dos media aguas, su cerco eran tres o cuatro
corridas de alambres de púa, por tanto toda persona que por allí pasara,
veía lo que sucedía dentro de la “escuela”. De nuevo jornada de tarde,
pero este director, hizo algo muy significativo para mi me dio horas en
un séptimo año, con lo cual a-fianzo mi confianza, y comencé a tomarle
el gusto a esta profesión. La re-lación entre los profesores hombres era
muy buena, tanto que opte por irme todos los días, en la mañana, llegaba
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a tomar desayuno, incluso al-morzaba, en algunos días, jugábamos baby
fútbol con los alumnos, por la tarde los que no éramos de la localidad,
nos juntábamos en el colegio, y viajábamos juntos hacia Santiago. Todo
para mi se desarrollaba, casi en un clima normal, digo casi, por que el
clima político del país, llegaba a ser muy difícil, tanto fue así, que la
locomoción colectiva, lentamente se fue plegando a un paro total de
actividades, que otras organizaciones del trans-porte ya vivían, llego un
momento en que solo se podía movilizar en em-presas de transporte
dependiente del estado, como eran la Empresa de Transporte Colectivo,
y el Ferrocarril, este ultimo era el que días antes del golpe militar, a mi y
muchos colegas, trabajadores, estudiantes y personas en general, no
llevaba a nuestro lugar de trabajo. Quiero relatar una anéc-dota que viví
días antes que los microbuses se plegaran al paro ya antes mencionado,
ese dia llegue como todos los dia bajando en el paradero acostumbrado,
y me encuentro con un un gran alboroto, por un lado gente que vivía en
un población que se consideraba como de clase media, y en el frente de
la calle unas personas que vivían en estos característicos cam-pamentos
de toma de la época, ambos bandos armados con objetos con-tundentes,
es decir palos y piedras, y en el medio de este campamento ha-bía un
camión fletado con artículos de primera necesidad, artículos muy escasos
o muy ocultos para la época, al parecer uno de los bando tubo la
intención de tomarlo o abordarlo por asalto, y el otro bando lo defendía,
me imagino que el conductor del camión se vio asustado y opto por huir
hacia el campamento, y dentro de todo este alboroto me aparezco yo, y
como si aquí nada pasara, enfile como todos los días hacia mi colegio,
pero antes debería pasar por el campamento en donde estaba esta trifulca
del camión, caminaba por entre las personas, cuando de repente una
mujer que jamás identifique grita en forma desesperada; ”PARA
DONDE CREE QUE VA ESE HUEVON”. Seguí caminando como si
nada, jamás me detuve, y casi en forma instantánea, otra voz de mujer le
responde... –DÉJENLO PASAR, ES PROFESOR-, hoy en el tiempo me
pregunto ¿Y que hubiera pasado si aquella mujer no me identifica?
Quizás no estaría escribiendo estas líneas.
Hoy a la distancia me parece un poco cómico todo aquello que viví.
En un principio, como residía cerca de la estación central de la capital,
abordaba un tren que salía repleto de gente, alrededor de las 14:00 hrs.,
en ese tiempo los profesores poseíamos pases libres, por trabajar en un
radio fuera de la capital, por lo tanto daba lo mismo si estaba dentro del
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coche, en la pisadera, o como me paso muchas veces viaje en la
maquina, de di-cho tren. El viaje era una aventura, a pesar del corto
trayecto, ya que el convoy se desplazaba muy lentamente, por temor a
algún sabotaje, y por otro lado, como no existía otro medio de
locomoción, la gente lo hacia parar como quien solicita la detención de
un vehículo de la locomoción colectiva, por tanto se demoraba una
enormidad de tiempo, en resumen llegaba alrededor de las 15:00, a 15:15
hrs., lo mas increíble era que el tren que me regresaría a mi casa, pasaba
por aquella comuna lejana a las 17:45, y no había mas, era ese, o me
quedaba a dormir en el colegio. Con el correr del tiempo me di cuenta
que no era lo correcto lo que estaba hacien-do, y aunque no era culpa
mía, todo lo que esta sucediendo en el país, pensé que lo mas justo era
irme en la mañana, en un tren que salía alre-dedor de las 09:45 hrs., ahí
por lo menos tomaba a mis alumnos a las 14:00 hrs., y por tanto les hacia
algo mas de clases.
Todo lo anterior se volvió cotidiano, y la gran mayoría lo vivía como
algo casi normal, aunque interiormente sabíamos que esto debía
terminar, el problema era que nadie se imaginaba cuando y como, tanto
fue así, que un día como cualquier otro, me levanto como de costumbre,
para ir a mi trabajo, mi madre salía antes que yo a su lugar de actividad,
me fui caminando, y como siempre lo hacia para ahorrarme distancia,
ingresaba al recinto estación por el lado de carga y descarga de vagones,
hoy ahí existe un terminal de buses, me llamo la atención que un grupo
de traba-jadores de ferrocarriles, estuvieran agrupados, escuchando muy
atenta-mente una radio portátil, pero no le di mayor énfasis a aquella
situación, llegue al anden en donde cotidianamente esperábamos el tren,
como siem-pre estaba llena de gente, el ambiente que se respiraba era
tenso, momen-tos después se sintió un gran estruendo, después sabría
que había sido una bomba puesta en la antena de la radio de una
Universidad cercana al re-cinto estación de ferrocarril, para entonces ya
muchas personas se dieron cuenta de lo que estaba pasando, ERA EL 11
DE SEPTIEMBRE DE 1973, rápidamente me dirigí a un teléfono
publico, para hacer una llamada a una persona, en ese momento, muy
importante para mi, hoy no tiene ningún significado en mi vida, como es
de suponer aquella llamada jamás se reali-zo, todo el mundo trataba de
comunicarse con sus casas, o familiares mas cercanos, el resto de la
historia muchas personas la conocen, pero como el objetivo de estas
letras no es realzar ese hecho de la historia de Chile, si no mas bien
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tocarlo tangencialmente, si así debiera hacerlo, quizás como un hecho
curioso, en ese entonces los profesores celebrábamos el día 11 de
septiembre, como “EL DIA DEL MAESTRO”.
Fueron días de mucha incertidumbre, no sabia que pasaría conmigo,
¿se-guiría trabajando?, no olvidemos que aun era un profesor sin titulo,
lo que en ese entonces se llamaba profesor interino, fueron unas
vacaciones obli-gadas, y muy tensas, hasta que al fin volvimos, después
de mucho tiempo, no se cuanto paso, y en mi colegio había ciertos
cambio, ya no estaba mi director, teníamos una directora subrogante, mi
ex jefe ocupaba un cargo que era una especie de asesor de la directora
del sector escolar. Al poco tiempo, me llamo mi ex jefe, sabiendo que
mi fuerte era la actividad física, para plantearme la idea de hacerme
cargo de la Coordinación de Educa-ción Extraescolar, mi reacción fue
inmediata, por ningún motivo, me parecía desleal e inmoral de mi parte
aceptar un cargo de tanta respon-sabilidad, sabiendo en primer termino
que ni siquiera poseía mi titulo pro-fesional, y además sabia que en la
zona existían profesores con mas expe-riencia y capacidad, además no
me parecía, y por supuesto hoy tampoco, que a las personas se les
discrimine por situaciones políticas, a lo que a-gregue, -“algún día me
iré de aquí, y espero volver a caminar por sus calles, y no quiero que
nadie me apunte con el dedo, si he de llegar a ocupar algún día un cargo
tan importante como el que hoy día me ofrece, lo debo ganar por merito,
por que me lo gane con sacrificio, y no por una supuesta condición
política”- Al final de la conversación, con mi ex direc-tor, le dije...- Si
quiere hacer algo por mi, por favor envíeme al colegio a cual venia
nombrado originalmente, vale decir Escuela 7 de una comuna más
cercana a mi hogar”, y así fue, pero eso constituye una historia para otro
capitulo.

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Capítulo III
Bendito eres entre todas las mujeres
Después de un segundo semestre del año 1973, en que las cosas, se veían
muy complicadas para muchas personas, sobre todo esto se veía
reflejado en la situación laboral, por fin pude llegar a mi escuela de
origen en donde inicialmente estaba nombrado, esta escuela se ubica en
una comuna en donde gran parte de su desarrollo, principalmente en lo
deportivo le perte-nece a una empresa líder mundial del calzado, y para
mi era singular, por que hasta ahí solamente me había desempeñado en
escuelas mixtas, y esta poseía una matricula aproximada de 1800
alumnas, y para agregar mas el plantel de profesores, en un 95 % lo
constituían profesoras, en un prin-cipio, habían 4 o cinco profesores, los
cuales con el correr del tiempo, y por mejores expectativas laborales,
dentro de la misma área, se fueron reti-rando del colegio, con lo que en
un momento determinado tan solo lle-gamos a trabajar en aquel colegio,
dos profesores hombre, Gabriel, y el que escribe, los cuales en ese
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momento no poseíamos mas de 24 o 23 años, sin embargo a pesar de
aquello, tanto mi colega, del cual nunca mas supe, y yo jamás nos vimos
en situaciones extrañas o dudosas con alumnas de cursos mayores,
quizás Gabriel, poseía una rectitud y disciplina en su vida laboral, y yo
estaba a punto de contraer matrimonio. Aquí la situación la-boral,
comparada con los colegios en donde antes trabaje, fue un poco más
distinta, pero existía un cierto divisionismo de tipo político, tanto fue así
que como llegue a inicio del año 1974, algunos pensaron que pertenecía
a la CNI, organismo perteneciente a la inteligencia de las fuerzas
armadas, tano era la desconfianza que reinaba en aquellos tiempos. Sin
embargo mis nuevas colegas eran de una calidez que jamás había sentido
aun en esta profesión. Quizás quien mas me llamo la atención, en
aquella época, fue mi directora, era una dama de tipo clásico, es lo que
uno se puede ima-ginar de una directora, muy apegada a los reglamentos,
instructivos, y esencialmente lo que era por aquellos días, el
ESTATUTO ADMINIS-TRATIVO, era la faz nítida de la profesora
formada en aquellos días por los institutos formadores de profesores,
como eran las NORMALES, de lo cual ella se sentía muy orgullosa, y de
mucho respeto y reconocimiento por colegas que provenían de aquella
formación, era muy profesional, or-denada, con un gran sentido de la
autoridad, con respecto a los profesores, y con un trato de autoridad
frente a las alumnas, pero jamás agresiva. Ja-más olvidare los días lunes,
cuando se inicia la semana, como es sabido el primer día de la semana,
se comienza con uno o varios profesores de turno, ella le daban una gran
solemnidad, para mi era muy difícil enfrentar aquel día, lo recuerdo
como si fuera ayer, la campana se tocaba a la hora justa, e
inmediatamente el libro de firma de los profesores era ingresado a su ofi-
cina, vale decir a partir de ese momento el que llegaba atrasado, debía
fir-mar bajo la línea roja, a continuación ella se dirigía al patio del
colegio, en donde estaban correctamente formado todo el plantel de
alumnas, y en un especie de pasillo detrás de las autoridades del colegio,
como eran la sub. directora y mi directora, se ubicaba el plantel de
profesores, a conti-nuación el profesor de turno, se dirigía a todo el
alumnado, dando indica-ciones que son casi un cliché, y que rara vez los
alumnos escuchan, y mas aun cuando jamás pudimos tener altavoces,
todo esto era a viva voz, pero la parte fuerte de ese día, era que el
profesor de turno y solo el profesor de turno debía dirigir el himno
nacional, por lo tanto era obligatorio apren-derlo a dirigir fuera como
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fuera, todo esto ante la atenta mirada de esta mujer de seño adusto y con
una apariencia de autoridad, como digo clásica de los docentes formados
por las ya mencionadas normales, el miedo era cosa viva, como decía mi
madre, por lo tanto en un curso rapidísimo, me contacte con una colega,
la cual curiosamente aun labora allí, que por fa-vor me enseñara a dirigir
nuestra canción nacional, y así contra el tiempo y con mucho temor pude
aprender, gracia a Dios y a mi colega.
Con respecto al curso, este era de una gran calidez, y afectividad,
quizás ahí comencé a sentir un verdadero aprecio tanto por los niños,
como por esta profesión.
De ese curso, que permaneció por aproximadamente por tres años,
bajo mi jefatura, recuerdo muy significativamente a tres de ellas, como
dije al inicio de este libro aquí no hay nombres, solo descripciones de las
per-sonas, y una de ella era una alumna de un rostro muy agraciado,
provenía de una familia de deportistas, su padre era arbitro, su madre aun
se man-tenía en actividad deportiva, una muy buena jugadora del club
deportivo amateur más grande de este país, y su hijo también practicaba
dicho de-porte. Ella, con respecto a sus estudios, era una alumna de un
rendimiento normal, sin embargo poseía un don innato para la practica
del básquetbol, fue así como lentamente esta muy significativa alumna se
fue modelando deportivamente en uno de los clubes amateurs más
grande de Chile, como es Thomas Bata, que no llego a instancias
superiores, solo por esas velei-dades tan típicas de este país,
lamentablemente mi alumna tampoco llego a ser lo que yo hubiera
soñado para ella, quizás por tantas situaciones y/o razones que la
rodearon no llego a ser una realidad deportiva, como ella así lo prometía,
sin embargo a mi parecer un hecho marco otro camino en su vida, como
fue la separación de sus padres, hecho que lamente pro-fundamente, sin
embargo recuerdo un segmento de nuestra relación esco-lar, que fue de
un tremendo impacto afectivo para mí. Era el 30 de mayo de ese año
(día de mi santo), llovía en forma copiosa, y ese día note que ella no
había asistido a clases, el resto de mis alumnas me habían prepa-rado una
sencilla celebración, por ser ese el día de mi onomástico, todos
estábamos a punto de iniciar dicha celebración, cuando en la puerta del
colegio, se detenía un inmenso camión, manejado por su padre, del cual
bajo mi alumna ausente, transportando en sus manos una torta. Jamás la
olvidaré, fue un hecho lleno de cariño, y afecto a su profesor. Pasaron

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los años, al poco tiempo, por razones económicas, solicite mi traslado
más cerca de mi domicilio, sin embargo nuestra relación se mantuvo por
mu-cho tiempo más.
Mi otra alumna, muy amiga de la anterior, también gustaba del bás-
quetbol, solo que ella tenia un pequeño problema para la practica de este
deporte, y era su poca estatura, sin embargo este problema jamás fue un
impedimento para que ella tesoneramente practicara y practicara, feliz-
mente ese tesón la llevo a ser hoy día una profesional, que curiosa-mente
lo ultimo que supe de ella, que se desempeñaba en el departamento de
contabilidad de la empresa Bata, ubicada en Cerrillos. Finalmente he de-
jado para el último a una alumna de extracción netamente rural, ella era
de una personalidad, más bien callada, lamentablemente a eso debo agre-
gar su poco interés, y dejación por los estudios. Esos hechos le traería
co-mo consecuencia que producto de su rendimiento escolar, y por
efecto de los reglamento de una de las tantas reformas educacionales,
que lo único que buscan es pasar a los alumnos sin importar si saben o
no, la actividad previamente planificada, para los alumnos que no tenían
los requisitos mí-nimos para ser promovidos, era desarrollar durante dos
semanas, bajo la tutoría de su profesor, contenidos considerados como
los mas significa-tivos, tanto para el alumno, como para futuras
conductas de entradas de este, me recuerdo que una de las asignaturas en
pugna para esta alumna, fue castellano, como era un cuarto año básico, y
conociendo en ella cual era su déficit, opte por comenzar con una simple
copia, con actividades anexas menores como vocabulario etc. Cual seria
mi sorpresa, cuando al día siguiente, al revisar las tareas dadas el día
anterior, me encuentro con que esta alumna no la había hecho, y al
interrogarla -¿Por qué no hiciste tu tarea?- Ella me respondió con un -
¡¡Se me olvido!!-
Mi impotencia se volvió en cólera, y rabia, al ver su desenfado y falta
de responsabilidad, hoy reconozco que me deje llevar mas por mis sentí-
mientos de frustración del momento, y acompañado por mi pensamiento,
que me decía “Si no es capaz de realizar una simple copia, el próximo
año no será capaz de cumplir con tareas de mayor complejidad”, y sin
contarle a nadie, le solicite su libreta de comunicaciones, en donde le
estampe una comunicación, a su apoderado, explicándole la situación de
la tarea en cuestión, y mi posterior resolución de dejarla repitiendo, en
ese momento, antes que terminara el periodo, llamado reforzamiento.

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Internamente sa-bia que me había echado el reglamento de evaluación de
la época al bol-sillo, y que además se me vendría encima como era
natural, su apoderado, y así fue, a los pocos días veo llegar al colegio a
su madre, quien a la vez era su apoderado, me prepare para todo, sin
embargo cuando ella se acercaba a mi veía un extraños semblante,
mezcla de conformismo y agra-decimiento, y observe que en sus manos
llevaba una caja de zapato, la cual presentaba unos orificios en su parte
superior, lo que daba a entender que dentro de ella había un animalito, se
me acercó por uno de los pasillos del colegio, en forma parsimoniosa, me
saludo, diciendo – Buenos días pro-fesor – a lo que le respondí – Buenos
días señora, en que la puedo servir, (a esa altura esperaba cualquier cosa
de esta humilde y sencilla mujer de campo), con su tremenda sencillez
me extendió la caja de zapato antes descrita, diciéndome “Profesor, le
vengo a dar las gracias, por que Ud. ha sido el único en esta escuela que
ha tenido la valentía de dejar repitiendo a mi hija, otros profesores le
aguantaron y aceptaron la flojera de mi hija, y ella se aprovechaba de
esto, pasando de curso, lamentablemente sin saber nada, por eso le vengo
a dar las gracias, y le hago entrega de este obsequio, (dentro de la caja
venia un pequeño conejo negro), como agra-decimiento a su resolución,
que yo tanto deseaba, muchas gracias pro-fesor”, después de extenderme
su mano en señal de despedida, se alejo por el mismo pasillo por donde
llego, nunca mas la volví a ver, ni saber de ella. Mi sorpresa fue
mayúscula, mi incredulidad no cabía en mi, jamás me lo hubiera
imaginado, que un apoderado me felicitara por que había tenido la osadía
de reprobar a su pupila, jamás me lo hubiera imaginado, sinceramente
creo que este hecho no se volverá a repetir, sin embargo hoy después de
tantos años, y viviendo tantas situaciones contrarias a la actitud de este
apoderado, su acción tiene un valor inmenso, a pesar de su aparente poca
educación, esta mujer de campo tenia el don de la objetividad, de darse
cuenta que no era bueno que su hija pasara de curso a todas costa, hecho
muy común en los apoderados de hoy en día, incluso lo podemos ver en
jóvenes que delinquen, y son reconocidos por testigos, a veces incluso
filmados por cámaras de seguridad, y aparecen sobre todo sus madres
defendiendo lo indefendibles, y haciendo poco menos que de abo-gados
del diablo, por eso pasara el tiempo y no olvidare la actitud de este
apoderado que bien se merece todas estas líneas, que las escribo, sin
saber si esta viva o si llegara a saber este libro, pero es mi sincero

20
homenaje para una gran mujer, que al parecer gustaba de la verdad y sin
saber ella prac-ticaba la objetividad, y dentro de esto la verdad.

Capítulo IV
Salas, ¿Qué Salas?
Mientras desarrolle mi trabajo en esta última comuna, la gratuidad del
pasaje, me permitía sacarle mas provecho a mi escuálido sueldo, este
pase liberado para profesores que trabajaban fuera del radio urbano de
21
San-tiago, jamás fue aceptado por la movilización particular de aquella
época, solo era respetado sin trabas por buses de transporte estatal, sin
embargo a poco de asumir el nuevo gobierno militar, esta valiosa
empresa fue di-suelta, lo que me obligo a pedir traslado rápidamente, no
sin antes pasar por el típico ping-pong burocrático de las oficinas
publicas, y luego de casi tres meses de visitar, prácticamente a diario las
oficinas de la Secretaria Regional Ministerial de Educación, fui enviado
a una escuela nominada como Escuela Básica 315 de la comuna cuna de
la patria, como no estaba lejos de mi casa, tome mi bicicleta y decidí
saber como era, por lo menos tener una visión general de su
infraestructura, por un momento pensé de-sistir de este traslado, no podio
creer lo que estaba viendo, era una escuela pequeña, de una
infraestructura, simple y básica, característica de las cons-trucciones tipo
panel, realizada por la hoy fenecida Sociedad Constructora de
Establecimientos Educacionales, pero aun no sabia lo peor. Llegue al
otro día, a presentarme con mi orden de trabajo, en una oficina, pequeña,
en donde se podía ver lo mínimo, para el trabajo de un director, el tipo
que me recibió, se definido como el sub. director, este profesor, era un
hombre muy alto, de una contextura delgada, lo que lo hacia verse mas
delgado de lo que era, en su rostro resaltaban sus dos gruesas cejas, y de
voz grave, con respecto a su tono, su ancha frente y su cabello peinado
hacia atrás, me dio la bienvenida, y me comunico que la directora titular,
en ese mo-mento no se encontraba, por problemas personales, a
continuación este se-ñor me pidió que volviera, en unos días mas, para
así cuando llegara, ella me designara curso y sala, uno o dos días después
estaba frente a la direc-tora, una señora muy anciana para el cargo, se
decía que tenia que tenia alrededor de 80 años, no me explico que
influencias poseía, para perma-necer en ese cargo a esa edad, será por
eso que dicen que es un país sin-gular, la verdad es que dada su
condición de octogenaria, poco o nada sa-bia ella de lo que pasaba en el
colegio, ante esto, posteriormente me di cuenta que el señor que me
recibió el primer día hacia las veces de sub. Director y a la vez impartía
docencia, una vez frente a ella, y a través de la breve conversación que
sostuvimos, me di cuenta que algo pasaba, al interior del
establecimiento, finalmente me asigno el curso (un cuarto bás-ico) que
era el que atendía este señor especie de director o sub. Director
subrogante, inmediatamente me di cuenta que la noticia no era de su
agra-do, y la Sra. Directora ante un esfuerzo sobre humano para ella me
22
condujo a mi futura sala de clases, digo sobre humano porque este
colegio tan sin-gular esta construido sobre niveles, lo cual cada nivel se
comunicaba solo a través de escalas. Bajamos hasta su ultimo nivel, y
cual seria mi sor-presa, al ver cuatro pocilgas, cuartuchos, en fin no se
como catalogarlas, de madera, se notaba que alguna vez habían dado
solución a un déficit de salas, ante una cierta demanda de matricula, pero
al parecer lo que en un momento pareció una emergencia, se había
pasado a constituir en algo de-finitivo, lo mas increíble de todo esto es
que el lugar geográfico en que es-taba ubicada la escuela, no era mas allá
de 10 kilómetros del palacio de gobierno, pasaran muchos años para que
esto se revierta, y será otra di-rectora que mas que por su entusiasmo e
impulso personal, que estas “salas de clase”, serán eliminadas, y
reemplazadas por unas de madera, pero algo decente y más acogedoras
que las anteriores.

Capítulo V
El curso de la humildad
23
Corría el mes de mayo de ese año, cuando asumí la jefatura de un cuarto
año, en esa escuela con salas tan singulares, el curso lo componían alum-
nos de ambos sexos, provenientes de una condición social precaria, y con
los problemas propios de estas clases sociales, pero ya a esta altura de mi
profesión, algún grado de experiencia me permitía ver en los alumnos
mas allá de su simple apariencia, y me permitía detectar a través de sus
miradas una dulzura, con un espíritu aun no contaminado, un tremenda
pureza de alma, además denotaban en su actuar que ellos y ellas solo
necesitaban un poco de afecto, y sentir que eran importantes para
alguien. Fue así como me fui encariñando con el grupo curso, y
lentamente los llega a conocer y comprender en su mundo interior
particular. Muchos de ellos muy buenos alumnos pero que su futuro
profesional era incierto, ya sea por el sin un-mero de situaciones y
dificultades que de alguna manera frenaban cual-quier expectativa de
poder lograr a concretar un buen devenir.

Capítulo VI
Cálculo de notas al ojímetro

24
Como parte de mi quehacer, comencé a reunir información general del
grupo curso; libros de clases, calificaciones, anotaciones etc. Saltaba a
primera vista las excelentes calificaciones que presentaban los alumnos,
pero el registro de las materias era difuso, y además no estaban al día,
por lo tanto me dije “borrón y cuenta nueva” y opte por realizar una
prueba diagnostica, la cual me entrego unos resultados catastróficos, y
con des-conocimientos, de parte de los alumnos, de conocimientos
elementales para el curso en que estaban ubicados, en ese momento
pensé que el ins-trumento aplicado no había sido el adecuado, por tanto
considere que en algún grado había cometido algún error técnico. Con el
termino del se-mestre, me avoque a confeccionar las libretas de notas, las
cuales como es de suponer fueron entregadas a los apoderados, en
reunión ordinaria de padres y apoderados, al otro día al llegar a la
escuela, en mi jornada de trabajo correspondiente, estaba en las puertas
del establecimiento edu-cacional, la madre de una de las alumnas del
curso, la cual a simple vista denotaba estar ofuscada, me acerco y la
saludo muy cordialmente, saludo que no fue correspondido de la misma
manera por la apoderada, observo que en su mano derecha sostiene la
libreta de notas que había sido recep-cionada la noche anterior, sus
primera palabras corroboraban su estado de animo antes mencionado, sus
primeras palabras fueron -¡Yo no puedo aceptar esta calificaciones, mi
hija jamás ha sacado de estas notas! A lo que yo respondí “Señora, lo
lamento mucho, pero estos son los resultados de evaluaciones aplicadas a
todos los alumnos del curso” a reglon seguido esta persona me expreso
“Tome, no puedo aceptar esta libreta” y a con-tinuación sin mas, se dio
media vuelta y se alejo. Sinceramente en ese momento cuestione todo
mi accionar, era posible que existiera algún grado de equivocación, pero
no podía existir mucha diferencia en los resultados de las calificaciones.
Días más tardes, estando en clases con mi curso, desarrolle una con-
versación que a medidas que esta se fue desarrollando, adquirió un clima
de confianza, que me permitió llegar a una verdad difícil de creer. En un
momento determinado de dialogo, note que había un clima tenso y que
algunos alumnos sentían la necesidad de confesar algo, les pedí que no
tuvieran miedo y que dijeran lo que dijeran, yo jamás lo comentaría y se
lo diría a el o los afectados, en ese instante dos alumnos, hermanos del
mismo curso, (un niño y un niña) alzan sus manos, y expresan “profesor
nosotros jamás no habíamos enfrentado a una prueba” me pareció sor-
prendente la respuesta, a lo que yo insistí, “Haber alumnos, me cuesta
25
en-tender que jamás Uds. hubieran desarrollado una prueba, ya que
llevan cuatro años en el colegio, por lo tanto en algún momento debieron
desa-rrollar una prueba” a lo que ellos insistieron “no profesor jamás” a
lo que yo agregué, “pero como lo hicieron cuando se debía determinar
quien pa-saba y quien no” -.”Bueno expreso uno de los alumnos, el
profesor nos miraba uno por uno y comentaba en voz alta, este alumno se
porta bien en clases se merece un 6,6. Esta otra alumna viene siempre a
clases se merece un 6,3, y así sucesivamente”. Paso algún tiempo, y esta
situación se la planteé al profesor en cuestión, quien al verse enfrentado
a tal situación, expreso, con mucha naturalidad; “SON NIÑOS POBRES,
PARA QUE LOS VAMOS A PERJUDICAR”, a lo que yo le respondí,
pero profesor – los alumnos deben saber, como también sus padres, que
en la educación existen dos posibilidades, y que son pasar o repetir de
curso, este profesor de una u otra manera les estaba distorsionando la
visión general de la vida y un tremendo mal a los educandos, aquel
profesor hoy fallecido, y con un funeral digo de un estadista.

Capítulo VII
Las Salas Cómplices

26
Como relate anteriormente, lo que mas llamo mi atención, fueron
aquellas salas, que no podían ser mas insalubres, pero a pesar de lo
anterior, notaba que un grupo de colegas (3 varones), nunca protestaban
por que año tras año, les tocaba las mismas salas, lo que respecta a mí,
rogaba no volver a ninguna de aquellas salas, pero donde estaba el
secreto de aquellos “pro-fesores”, simple y sencillo, en las paginas
anteriores relate que la directora era una persona de avanzada edad, y
para ella, así como para otras per-sonas no era fácil bajar hasta el ultimo
nivel del colegio, por tanto era fácil sacar la vuelta, y es así como estos
tres profesores, llenaban los pizarrones de tareas, para luego ponerse a
conversar prácticamente toda la mañana, curiosamente como en lo
personal no seguí aquel juego, muy pronto me convertí en persona non
grata. Sin embargo como existió hace poco un programa de televisión,
llamado “las vueltas de la vida”, uno de ellos años posteriores llego a ser
director de un colegio, llego a ocupar un alto cargo en el DAEM de esa
comuna, y para colocar la guinda a la torta se postuló a concejal de la
comuna, en las ultimas elecciones, y el otro colega, me entere que trabaja
para un proyecto especial para alumnos con capacidad, auspiciado por la
UNIVESIDAD CATOLICA ¿?.........

Capítulo VIII
Una familia de alumnos aplicados
27
En aquel curso, denominado anteriormente, como el curso de la
humildad, conocí a unos niños y niños maravillosos, de un corazón
generoso, y que hacían pensar que a pesar de sus grandes limitaciones,
llegarían a ser grandes personas y por que no también emprendedores.
Pero dentro de este grupo curso, se destacaba nítidamente ELLA, una
niña brillante en todo el sentido de la palabra, con un rendimiento pocas
veces visto en otros alumno en mis años de servicio, con una conducta
intachable, pero todo estaba en sus genes, ya que esta características
también la presentaban sus hermanos y hermanas, quienes varios de ellos
y ellas también fueron mis alumnos-as, pero mi sentimiento va más
cercano, hacia ELLA (QEPD). ya que fue mi alumna desde 4º a 8º
básico, y siempre saco el mejor prome-dio del curso (7,0), algo
sumamente difícil conmigo, ya que soy muy exi-gente con las
calificaciones. Su madre hasta este momento ha sido para mi la mejor
apoderada que he tenido, en mi carrera docente, a pesar de te-ner tantos
hijos/as, que conlleva mucho que hacer y preocupaciones, jamás dejo de
asistir a una reunión de padres y apoderados, es mas por varios años fue
la presidenta del curso, en conclusión un mujer que cumplió su rol de
madre y apoderada, con creces, quizás es difícil de entender pero E-LLA
(mi alumna) tenía una pureza tan grande que no debía permanecer en
este mundo y su rol estaba junto a Dios.

Capítulo IX
28
El Perra o el Mantequilla
Siempre mi fuerte, tanto cuando estudiaba, como luego como docente,
fue Ed. Física, eran los tiempos en que los directores de carrera, los que
lle-gaban por meritos, y no como hoy por política, tenían el criterio, el
tacto y tino, de conformar los horarios de clases con las fortalezas de los
do-centes. Fue así como por lógica, debía conformar la selección de
futbol del colegio, la verdad que era algo difícil, por la poca matricula
que poseía aquel colegio, por tanto no había tanto donde elegir. Como
jamás me gus-tado improvisar, fueran cual fueran las dificultades trataba
de conformar un plan de trabajo mínimo, y este consistía en seleccionar
los alumnos, todos sin excepción, luego entrenarlos, para finalmente
competir, estando en el desarrollo de un entrenamiento, se me acerco un
chico, y me dice –profesor, en el colegio existe un cabro súper bueno
para la pelota, y le dicen el perra–. Yo le dije, a que curso pertenece, me
dijo el alumno parece que esta en sexto, días después indague a que
curso pertenecía, pero su profesor jefe y sus compañeros, me expresaron
que faltaba casi siempre a clases, por tanto decidí ir a su casa, la cual se
ubicaba muy cerca del co-legio, en un recreo solicite permiso a mi
directora para ir al domicilio de este alumno, y conocer la situación real
de este alumno. Su casa era de material ligero, es mas estaba ubicada en
la parte posterior de otra casa, vale decir en el patio trasero. Llame la
atención varias veces, tratando de que alguien me pudiera atender, a
pesar de la hora, bastante avanzada de la mañana, salió un señora que a
toda luz se venía levantando, la salude y a continuación le pregunte por
el alumno en cuestión, a lo que me res-pondió que aun dormía, a
continuación le pregunte se estaba enfermo, a lo que me respondió que
no, conclusión es no asistía a clases porque él no quería y tampoco sus
padres se lo exigían. Le solicite amablemente que necesitaba que
asistiera a clases, a lo que me respondió en forma afirma-tivamente.
Pasaron algunos días el personaje en cuestión apareció, era un chico
muy descuidado en su presentación personal, hable con él y le exprese
que lo necesitaba en la selección de futbol del colegio. Por supuesto que
como no tenía el hábito de asistir a clases, tampoco no era muy adepto a
entrenar, a duras penas logre que volviera a ser un alumnos con una
asistencia re-gular, y a la vez que se presentara a entrenar, requisito que

29
en lo personal, sea cual sea la calidad futbolística del alumno, debe
cumplir con ciertas reglas o cánones disciplinarios. En lo medular era
cierto, era un alumno que tenía muchas condiciones, pero también con
muy poca disciplina, para con su vida en general, y eso me hace pensar
que en este país debe haber muchos niños como él, y que se pierden en la
nebulosa del entorno de sus vidas.
Tres hechos marcan en mi memoria, este alumno, que en el fondo
sentía que era un diamante en bruto. Con el tiempo llegue a ser su
profesor jefe, lamentablemente repitió curso, situación que no causo
cambios en su manera de actuar ni como alumno, ni como persona,
quizás lo más increí-ble, que su familia tampoco acuso el golpe, al año
siguiente, a pesar que no era su profesor jefe, tenía la responsabilidad de
hacer un par de asig-naturas, con el correr del año escolar, veía que el
alumno bueno para la pelota, otra vez repetiría curso, en un momentos,
estando en clases, lo en-care duramente, él lloro delante de sus
compañeros, pero sinceramente creo que esas palabras duras eran
necesarias para que tomara conciencia. Casi al finalizar el año le hablé
sobre su futuro y como era lógico no tenía ninguna claridad, ante lo cual
le propuse llevar a cabo un plan que podía cambiar su vida. Lo lleve a
uno de los clubes más prestigioso que existen en este país, con respecto a
la formación de futuros jugadores, no llego donde yo hubiese querido,
pero ese corto lapso en aquel club, le entrego otra visión de la vida, su
don que era el futbol lo llevo por un camino del cual estoy seguro no
debe estar arrepentido. En estos días mi alumno, o como yo lo siento mi
hijo, como tantos otros alumnos y alumnas, es un prospero pequeño
empresario, este capítulo deja como enseñanza lo im-portante que puede
llegar a ser un profesor en la vida de un alumno (a).

30
Capítulo X
¡Usted me hará matemática!
Aquel colegio, en el cual trabaje por casi 10 años, aquel tan cerca del
centro de Santiago, pero tan lejos de la mano de dios, ya no me
motivaba, es mas sentía que había cumplido un ciclo, por tanto debía
irme, pero exis-tía una razón de tipo administrativo, como era la división
de la comuna, considerando el sector en donde se ubicaba el colegio
como uno de los más pobres, y por lo tanto como los colegios pasaban a
ser responsabilidad municipal, se sentía que podía haber un deterioro de
los sueldos de los docentes. Ante lo cual, solicite mi traslado hacia los
colegios de mi actual comuna, la situación no era fácil, pero al fin lo
logre, llegue a un liceo, la directora era una mujer, la cual me recibió en
noviembre o diciembre de ese año, era una señora con una apariencia
física atípica para este país, ya que a pesar de sus años, aun quedaba en
su rostro las reminiscencias de una persona muy atractiva, con sus
atractivos ojos celestes. Su atención a primera vista fue muy agradable,
yo le exprese mis intenciones de querer llegar al liceo, en el próximo año
escolar, a lo cual ella me respondió que existía la posibilidad de una
vacante, pero me puso una exigencia taxativa, y me expreso ¡Ud. me
hará matemática!, trague saliva y en decimas de se-gundo pensé si
arrugo, tendría que quedarme en mi actual colegio, por tanto acepte
sabiendo que en mis estudio de media la asignatura de ma-temática, no
era mi mejor fuerte, todo lo contrario, fue mi mayor dolor de cabeza.
Llego marzo de ese año y me entregaron la jefatura del 7° año C el cual
era muy heterogéneo, al revés del 7° A y B, y en donde su profesora de
matemática tenía la mención en la asignatura, pasaron dos años, y
durante el año en que mi curso era 8vo, le toco rendir el famoso SIMCE,
el cual en esos tiempos no presentaba para las autoridad la caja de reso-
nancia que hoy tiene, y en cuanto a mí, esta evaluación de carácter na-
cional, no me interesa, y las razones las explicare más adelante, dentro
de otro capítulo. Me encontraba en el patio del liceo, ya mis ex alumnos,
a pesar de ser un liceo en su gran mayoría habían emigrado a otro
colegios de continuidad, en esos momentos los profesores de enseñanza
media sa-lían de una reunión, algunos, los menos, me felicitaban, yo no

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tenía la me-nor idea del porque, hasta que me dirigí a la oficina de la jefa
técnica, y le pregunte que sabia ella de todo esto, a lo cual me respondió,
-No no es na-da, lo que pasa que tu obtuvisteis un rendimiento destacado
en el SIMCE de matemática.- a lo que yo conteste ¿Y cuando me lo
comunicarían? A lo que ella respondió –No sé, ahí vamos a ver. Por
supuesto que ese re-conocimiento jamás llego, a lo sumo logre obtener
una copia del docu-mento, en donde salía el resultado de mi curso. Más
tarde me entere que los cursos 8° A y B, habían obtenido un resultado
deficiente, hoy después en el tiempo analizo la situación, y llego a la
conclusión que mi manera de ser me impide ser una persona de buena
llegada, ya sea porque la vida me ha demostrado que amigos en la vida
son muy pocos y por otro lado a ni-vel de docentes el sector femenino
son prácticamente una cofradía, ade-más a eso hay que agregar el
desprecio, la actitud suficiente, y engreída de las colegas de media, hacia
los colegas de básica, distancia medible en pe-sos, que no supera los
$1.000 a $1.500 la hora de clases en aquella época. Durante un control
diagnostico en el liceo, al año siguiente, de parte de un profesor de
media, a un curso en donde se encontraban algunos de mis ex alumnos
que decidieron continuar, los resultados fueron sorprendentes pa-ra el
profesor, ya que los puntajes más altos eran de aquellos alumnos que
habían pertenecido a mi ex curso. Sin embargo ese año la directora de
los ojos bellos, me dejo sin jefatura, a lo cual le plantee la interrogantes
¿Qué va a pasar conmigo?, a lo que me respondió…-No tengo nada para
Ud., ¿que significaba no tengo nada para Ud. que debía irme?, -¿que ya
no le servía?, ¿que mi presencia como persona no era grata?, nunca lo
supe, me preocupe, me asuste, y en una decisión tomada muy a la rápida,
decidí ir-me a un colegio recién inaugurado, que se ubicaba en las afuera
de la co-muna, con todo lo anterior hoy me pregunto ¿De qué me sirvió
el hecho que haya obtenido un resultado destacado en el Simce de ese
año?, si ja-más fue reconocido oficialmente, ni por la dirección, ni por
mi empresa, y por lo tanto no existió una recompensa económica, y
quizás si lo mas grave sería que aquellos alumnos que obtuvieron aquel
resultado destacado en una asignatura que yo en lo personal algo
dominaba, jamás se enteraron.

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Capítulo XI
La manipuladora
Como lo he dicho en aquel liceo di clases de matemática y además edu-
cación física, asignatura en la cual soy muy exigente, sobre todo con las
calificaciones, sabido es que no somos un país muy adepto a la actividad
física y deportiva, sobre todo a nivel de alumnos, y en general las
personas miran la asignatura como algo de poca importancia, pues bien
ese años, como es costumbre en los alumnos con los primeros fríos de
otoño los alumnos (as), buscan cualquier subterfugio para no participar
en la clase, todo lo anterior, con el apoyo de los padres o apoderados. El
problema llego a tal, que en una clase había 13 alumnos (as) sin equipo,
a todos se les llamo el apoderado, y tan solo una alumna no presento su
apoderado, yo en lo personal no deje de insistir en que debía venir a
conversar con-migo, como lo habían hechos los anteriores, además que
en su gran ma-yoría los apoderados le achacan a los profesores el fracaso
de sus pupilo, pocos son los que asumen su responsabilidad, tanto en lo
personal, como sus pupilos. Paso el tiempo, y un buen día llegaba al
liceo, como era mi costumbre, muy temprano, me sorprendí, por la hora,
ver tan temprano a un apoderado parado en la puerta del liceo, la salude
le dije en que la podía ayudar, a lo que me contesto… -Vengo a hablar
con la directora, porque tengo una acusación en contra del profesor de
educación física, sabedor que el otro profesor de educación física era una
mujer, no cavia dudas que la acusación era contra mi persona, por lo
tanto le exprese “Perdón Sra. Pero el profesor de educación física soy
yo”, el apoderado algo sorpren-dido y un poco fuera de sí como venía, se
negó a tratar el problema con-migo, y me respondió… -Voy a esperar a
la directora, porque la acusación es grave…(?). Como guste le respondí,
en lo personal me analice rá-pidamente con respecto a que error
impensado había cometido. Minutos más tarde llego mi jefa directa, y
por tanto fui llamado a la oficina, entre, tome asiento, la apoderada,

33
también se encontraba sentada, junto a la alumna que se había resistido a
llevar a su apoderado, mi directora me ex-presa que el reclamo de la
apoderada se basaba en que en lo personal le hacía insinuaciones poco
usuales de un profesor a su hija, y además que en las clases mismas le
miraba las piernas, además tenia conocimiento el apoderado que le
habría sacado fotos a su hija, todo lo anterior afirmado por su hijita, que
ahí sentada con un aspecto de inocencia inmaculada.
Toda la situación me parecía tan inverosímil, ya que era yo el que había
citado a la apoderada, era como el ladrón detrás del juez, a continuación
le solicite a la apoderada que fuera más concreta, en aquello que ella lla-
maba “insinuaciones”, y cuál era mi pecado, el hecho que por costumbre
o mala costumbre tenía el habito de saludar, tanto a alumnos como alum-
nas con un giño de ojo, con respecto a que le miraba las piernas, bueno
un profesor no mira las piernas a una alumna, sino que observa un todo,
y el hecho de que la mayoría de las alumnas anduviera en short, era
situación de tipo coyuntural, también podría alegar que le miraba el
trasero, en fin era una niña tonta, aparentemente regalona de su madre,
pero por sobre-todo muy manipuladora. Las acusaciones iban y venían,
hasta que la a-lumna dice que tiene un testigo, que es amigo de ella y que
el también está al tanto de la situación, la directora del liceo le pregunta
si él pertenece al establecimiento, a lo que ella responde en forma
afirmativa, como este a-lumno estaba presente se le manda a llamar,
después de varios minutos llega el alumno en cuestión, entra y saluda
muy respetuosamente, se le in-forma de la situación, en donde hasta ahí
el conocía los hechos, pero ig-noraba quien era el acusado, cuando mi
directora le expresa que la persona involucrada en la situación era yo,
este alumno gira su mirada a mi per-sona, con algo de sorpresa y dice…
-No puede ser, ya que este profesor no hizo clases en meses pasados y
jamás en lo personal, ni tampoco de parte del resto del curso lo vi en una
situación como mi amiga lo describe, todo lo contrario agrego, tengo un
alto concepto de este profesor, tanto como persona, como docente. A
continuación el alumno se retiro, las pruebas fueron suficientes, sin
embargo la alumna jamás se retracto de las acu-saciones, a continuación
su madre cambio de estrategia, al ver todas las mentiras de su hija,
realizo un contra ataque, expresando o mejor dicho solicitando que no se
tomaran represalias en contra de su hija, es decir que pudiera salir
reprobada en mi asignatura, por su actuar maliciosos. Como era lógico y
natural ese dia no pude realizar mi labor profesional, solicite irme a mi
34
casa, permiso que fue concedido. Durante ese mismo año, en un acto de
celebración del día del profesor, el centro de alumnos preparo un acto a
modo de homenaje a este día tan especial para los maestros, y ¡oh!
sorpresa dentro del acto estaba contemplado un regalo, que era un
significativo tazón, y aquí la sorpresa, esta niñita tan inocente, sin que
na-die se lo indicara se dirigió a mí en donde me encontraba en un rincón
del gimnasio, para entregarlo personalmente, como diría un pájaro tan
chileno y simpático ¡Exijo una explicación! (?), lamentablemente esta
misma si-tuación se repitió con mi hijo, y no tubo la misma suerte mía,
ya que esta desleal alumna hizo que me hijo saliera de la educación.

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Capítulo XII
La crisis de la uva
El país de nunca jamás, en esos años vivía el boom de las exportaciones,
sobre todo en materias primas y en otros productos, tales como vino, y
fruta en general, pero paradojalmente en un país del norte de este con-
tinente aparecen cinco gajos de uva contaminados con cianuro, esta si-
tuación repercute en el país más pequeño, ya que sus exportaciones se
vieron frenadas, ante lo cual los productores de la uva se vieron en la
necesidad de regalar dicho producto a destajo, partiendo especialmente
por los colegios. Yo en esa época me encontraba en un liceo de mi
comu-na. La dirección del colegio o el sostenedor determinan entregar
un cajo a cada alumno y dos a tres por profesor, sin embargo este modo
de entrega fue asignada, por la directora del colegio a tres personas, la
secretaria y dos paradocentes del colegio, las cuales por sus actitudes de
poca con-sideración y gentileza, no eran bien consideradas
especialmente por los profesores de aquel liceo. Como era de suponer,
sobre todo en este país en donde las matemáticas no son bien usadas,
sobraron cajones de uva, los cuales quedaron en una dependencia del
liceo. Paralelamente días antes en un acto organizado por el centro de
alumnos, son sorprendidos dos alumnos (hermanos) con una botella de
Ron, la cual fue incautada a modo de prueba de la falta cometida.
Pasaron algunos días hasta que finamente el tema fue llevado a consejo
de profesores, pero cuál sería la sorpresa en que la directora solicita la
evidencia de la falta cometida por los dos alumnos, en donde la botella
de licor al momento de ser retirada se en-contraba con su contenido casi
completo, pero al ser presentada al consejo de profesores el contenido de

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esta era casi nulo. El contenido aparen-temente había sido consumido
por estas tres personas antes mencionadas a cargo de la distribución de la
uva en cuestión, bajo qué condiciones se llevó a cabo el consumo casi
total del licor, nunca se sabrá, ya que las tres fueron removidas de sus
cargos, curiosamente la más soberbia de las tres, la secretaria del colegio,
no acepto la medida disciplinaria, y renuncio a la empresa, para felicidad
de muchos colegas.

Capítulo XIII
El colegio modelo
El liceo quedo atrás, y mi salida fue sin pena ni gloria, todo lo que logre
al momento de irme poco lo valoraron, y me fui ilusionado por qué ese
colegio, el primero construido por la empresa, había incorporado una
sala de computación, lamentablemente, este había sido un proyecto, al
cual al término del contrato, la empresa no se intereso. Este colegio
tenía varias singularidades, por ejemplo a nivel de profesoras, todas
usaban uniformes, (por supuesto pagados de su bolsillo, por que la
empresa jamás ha entregado ni una corbata a un profesor), dentro de sus
curiosidades, era que estaba enclavada en un parque muy lindo, parecía
el barrio alto, pero todo estaba lejos, como los bancos, oficinas públicas,
el recinto en si era muy frio, sobre todo en invierno, sus pasillos eran
muy obscuros. Aquí conocí al colega más descarado que jamás conocí,
ya que en todo el tiempo que trabaje allí (más o menos diez años), jamás
llego a hacer las dos primeras horas de clases, y para ponerle la guinda a
la torta, era dirigente sindical, y más aún hoy tengo entendido que es
director en el sur de este país, que ironía, seguramente a sus colegas les
dirá lo cumplidor que era el cuándo impartía docencia. En este mismo
colegio percibí algo raro, en el manejo del sindicato a nivel de
profesores, el cual era presidente un tipo muy joven y con una tremenda
labia, el cual a la vez tenía una persona, también profesor, muy cercana a
él, era profesor de música, y vestía como un dandi, burlesco y pesado de
sangre. En reiteradas ocasiones advertí que la persona que presidia el
sindicato, lo estaba usando de trampolín para catapultarse para algo

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mejor, y como el tiempo es el mejor juez, hoy dicho personaje es director
de un liceo de excelencia de la comuna (lo cual habría sido ilegal porque
para ser director de liceo, tenía que ser profesor de estado, con varios
cursos de perfeccionamiento por lo menos así fue hasta que llego la
MALDITA MUNICIPALIZACION, en donde pre-valece el carne
político o el concurso trucho) nadie me creyó, pero el tiem-po me dio la
razón.

Capítulo XIV
Las intimidaciones de los apoderados
Años posteriores llegue a un colegio que me quedaba muy cerca de mi
casa, venia de un cambio de faena, por la enfermedad de un brazo, por lo
tanto mi training estaba un poco fuera de forma, pero cuando uno ama su
profesión, esto es como andar en bicicleta, a poco de andar se logra el
do-minio, el director me dio un quinto año, en jornada de tarde (que
lata), en la primera reunión de apoderados no pasó nada, era como el
primer round de una pelea que sería dura, en la segunda reunión la cosa
se puso fea, aparentemente, según mi opinión venia preparadas para
crear problemas, confieso que me pillaron mal parado, sin embargo esa
misma noche note que una apoderada se fue quedando hasta el último, y
cuando ya no que-daba nadie, me acompaño hasta la puerta del colegio,
y me solicito que la llevara en mi auto, ya que andaba con una guagua,
en el camino me co-mento: “profesor los apoderados esta
acostumbrados a presionar a los profesores, para que sus hijos(as)
pasen de curso aunque no sepan nada, y como en la primera reunión
Ud. dijo que todos los alumnos tenía dos opciones; podían pasar de
curso o repetir, eso no les gusto, y como también se dieron cuenta
que no sería fácil comprarlo con regalos, pensaron entonces que
había que sacarlo a Ud.” Por supuesto que no lo lograron, y años más
tarde nació un afecto y un cariño con aquel curso, que hasta el día de hoy
perdura, más allá del colegio.

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Capítulo XV
Se viene la caza de brujas
En el colegio la crisis se veía venir, eran muchas las faltas que se estaban
acumulando, de índole administrativo y de orden domésticos, tanto es así
que muchas veces le comente a mi director, incluso yendo a su casa, del
problema que presentía que venía, como era de suponer me escucho pero
no hizo nada. Consecuencias, sumario producto del cual salió el
inspector general, una para docente, la profesora de religión, el sub
director y el orientador. Como este director no tenía la capacidad de
enfrentar los pro-blemas cotidianos, ya sea a nivel de apoderados,
alumnos o profesores, consiguió traer al colegio una persona del género
femenino, que había sido puesta a disposición del servicio en su liceo,
paradojalmente en el cargo de inspectora general, pero ella no venía sola,
puesto que traía bajo el bra-zo un tremendo serrucho, y unas ansias de
poder que se le notaban a la le-gua como dicen en el campo, al poco
tiempo su serrucho funciono, y el director paso a ser un elemento
decorativo, y más encima se aisló en su oficina, entregándole todo el
poder a esta mujer que jamás en su vida soñó con ser directora, a poco
andar como teníamos una nueva directora, tenía que llegar una
inspectora general, la cual para mayor curiosidad un tiempo atrás había
sido desvinculada del servicio, pero en forma casi fantástica ahora era
jefe (?), pero eso no era todo faltaba la guinda de la torta, y desde el ex
liceo de la actual seudo directora llego una orientadora, estos tres

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personajes siniestros hicieron la vida imposible a todas aquellas personas
que supuestamente habían sido cercanas al ex director, el cual fue desti-
tuido a través de un nuevo sumario creado y manipulado por la nueva
inspectora general, es mas a poco andar me di cuenta que su meta era eli-
minar a todas aquellas personas que estas tres súper poderosas, se le atra-
vesaran en su camino y más aún si eran profesores hombres, tanto es así
que cuando llegue al colegio los hombres eran en número entre 10 y 11
entre docentes y personal auxiliar, hoy quedan dos. Me pregunto ¿y esto
no es una discriminación?, y la tan cacareada igualdad de genero que
pre-dican un grupo de moda llamado feninistas hoy no dice nada.

Capítulo XVI
Las acusaciones e intimidaciones
Como relaté en el capítulo anterior, en mi colegio llego una mujer que al
igual que el viejo pascual que entro por la chimenea y se encontró con un
cargo que en situaciones normales (algo que en el país de nunca jamás
hace tiempo no se vive) jamás habría llegado a tener, porque para el
cargo se necesita inteligencia, creatividad, tacto, tino y criterio, lo cual
esta abo-minable mujer no tenía ni una sola de esas cualidades, y de
muestra un botón. En uno de los tanto años al mando del colegio, y como
era una dic-tadora, determino ella hacer los horarios, labor que le
corresponde en cual-quier colegio a la UTP, fue así como al cabo de un
tiempo nos hizo llegar nuestros horarios de clases, y expreso -Cualquier
topón de horas, me lo comunicaran para hacer los arreglos
correspondientes-. Varios colegas se dieron cuenta que habían números
errores, nadie se atrevía a decírselo por temor al reto, y la denostación
pero bueno había que arriesgarse, porque era consabido que si no se lo
decían también seria amonestado, y en un momento me cruzo con esta
mujer en el patio del colegio y le expreso que en lo personal tengo
topones de horas con otra colega, me miro con esa mirada mezcla de
inquisidora y dueña de fundo, no tengo claro cuánto tiempo paso y nos
volvimos a cruzar en el patio, y con su acostumbrado tino me expreso
–“Por culpa suya tendré que hacer los horarios de nuevo”- (?)

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Capítulo XVII
Las acusaciones e intimidaciones se
profundizan
Con el tiempo llego a ser de terror ir a trabajar, no sabía con qué sorpresa
me iría a encontrar, mejor dicho con qué encerrona, tanto es así que esta
directora de pacotilla una o dos veces a la semana me llamaba a su
oficina, aun estando en clases, para lanzarme acusaciones infundadas,
leyéndome cartas, como si yo no supiera leer, de supuestos apoderados
acusándome de varias situaciones, tales como maltrato a alumnos, en
otras ocasiones me acusaba de darle un trato especial a los alumnos,
dando a entender que mi persona tenia ciertas inclinaciones pedofilias,
afortunadamente a veces su ignorancia era una ventaja para los acusados,
ya que era claro que no conocía el estatuto docente. En otra oportunidad
para las fiestas patrias, se dio que los días festivos llegarían a ser cinco, y
el día 18 de ese mes re-caía justo al medio de estos cinco días, y el
problema era que hasta hace muy poco el día del desfile de los colegios
fue justamente el día 18, por lo tanto era muy complicado comprometer a
los alumnos que vinieran a des-filar, ya que era lógico, para una persona
con un dedo de frente, que no era el caso de ella, muchos alumnos
saldrían con sus padres a otras comunas o fuera de la región. Como era
de suponer muchos alumnos no pudieron desfilar en gran parte por lo
relatado anteriormente. Luego de las fiesta patrias volvimos a nuestro
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quehacer, y ¿Qué paso? temprano ese mismo día me llamo a su oficina
inquisidora, para inculparme a mí de la ausencia de los alumnos al
desfile, vale decir mi autoridad debía pasar por sobre la de los padres, ya
que no los había motivado lo suficiente, otra muestra más de su des
criterio y falta de lógica.
Otro pastelazo de este chiste de directora, fue cuando cito a una colega
a su oficina de las tortura psicológicas, para expresarle que los
apoderados habían reclamado por que la profesora les pasaba contenidos
satánicos, siendo que el programa de la asignatura LENGUAJE Y
COMUNICA-CIÓN, viene incluido el estudio y lectura de cuentos de
terror, es com-prensible la ignorancia de los apoderados, que entre
paréntesis a los únicos profesionales que ponen en tela de juicio son los
profesores, pero jamás a un médico o un abogado, pero una directora no
puede desconocer los pla-nes y programas, nuevamente demuestra su
nula competencia para el car-go.
Como expresé en capitulo anterior, en aquella escuela los hombre no
eran bienvenidos, por lo tanto la persecución era evidente y tanto era así,
que con toda propiedad puedo relatar hechos de otros colegas que yo vi,
y me refiero a un colega muy especial, digo especial, porque era una
persona buena del alma, su mirada irradiaba paz, y era lógico que con su
manera de ser impartiera la asignatura de religión, así como este colega
irradiaba buena vibras, esta chicas súper poderosas lo odiaban desde los
más profun-do de sus malditos seres, tanto era su odio que por ejemplo
en forma total-mente ilegal le quitaron 14 hrs de clases, que tiempo
después debieron res-tituir, le daban 15 minutos para almorzar, entre
clases, fue tanto que debió almorzar en alguna hora libre que le tocara,
siempre y cuando no faltara ningún colega, porque de lo contrario, y
sobre todo el que nunca protes-taba, estaba en la primera línea para
mandarlo a cuidar curso, por tanto a veces almorzaba a las 10:00 otras
veces a las 11:30, aparte que los alumnos le faltaban el respeto
continuamente, y por ende jamás un apoyo de esa dirección de pacotilla,
pero el corolario de oro, fue cuando esta mujer, estando en un acto para
semana santa y este colega se estaba dirigiendo al alumnado se paró de
su trono y lo dejo hablando solo, abandonando el acto, expresando todo
su resentimiento al colega, hoy gracias a Dios, y espero que así sea
descansa en paz junto a su jefe, Jesús, que le dará el buen trato que acá
no le dieron. Esta mujer en cuyo cuerpo al parecer ha-bitaba un ser

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maligno, expresó su molestia por que las colegas se emba-razaban y por
ende se ausentaban para dar a luz, ella tenía hijos, me pre-gunto: ¿y a sus
hijos los parió a través de un huevo o los plantó?
Suma y sigue, un día como cualquier otro una auxiliar de aseo solicita
permiso para asistir el velorio o funeral de un primo, a lo cual esta
persona que dirigía el colegio le expreso –“Para que va a ir a esa
ceremonia, si tan solo es su primo”, pero la guinda de la torta fue cuando
otra auxiliar de aseo también le solicito permiso, pero esta vez para ver a
su hija que se encontraba en el hospital, a la cual se le había
diagnosticado un tumor maligno en su cerebro, al momento de la
respuesta de este ser inhumano le respondió –“PARA QUE LA VA A IR
A VER SI IGUAL SE VA A MORIR”. Con lo anterior me cabe solicitar
a los jefes del área de la edu-cación, por favor mucho ojo a quien ponen
como jefes en un campo tan delicado como la educación, en donde se
necesita mucho tacto, tino y cri-terio y humanidad. Hoy jubilado y fuera
del sistema, me he enterado que la situacion no ha cambiado y es mas
esto se ha agudizado, el ambiente la-boral al interior de los colegios no
es de temor es de terror.

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Capítulo XVIII
Inspectoría general y Orientación
En un solo capitulo trato los casos tanto de inspectoría general como de
orientación ya que por decir lo menos son como dos gotas de agua, y no
me refiero a su aspecto físico, sino que más bien a su proceder, en el
caso de la inspectora general, la cual a poco de llegar al colegio, llegada
un po-co turbia hasta el día de hoy, se notaron dos aspectos, uno su
tremendo odio hacia los hombres, me figuro por ciertas trancas del
pasado o su in-fancia y o por otro lado su aspecto patológico de salud, en
donde era no-torio su bipolaridad. Los antecedentes de su proceder con
respecto a los hombres, los viví en forma personal y en otras a través de
observaciones directas, si faltaba un o una colega los colegas hombres
siempre estaban en primer orden para cubrir el curso en cuestión, en el
caso mío era más fuerte aun, ya que en compañía de la orientadora me
seguía a la sala y en-traba en forma intempestiva, e interrogaba a los
alumnos, sobre qué acti-vidades estaban desarrollando, en otra ocasión
me interrogaba constan-temente sobre mi horario de trabajo, en otra
ocasión me retuvo mi tarjeta de asistencia al trabajo, al momento de

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retirarme, quizás pensando que me iría antes de la hora. En los últimos
tiempos fui enviado a otro departa-mento de tipo tecnológico (enlaces),
pero al servicio de los alumnos, sin embargo aun así buscaba saber si
estaba o no estaba con alumnos, para mandarme a cuidar cursos, lo
increíble era que ella protegía a varios cole-gas, (mujeres) que solo
recurría a ellas solo en caso de extrema emergen-cia. Lamentablemente
los hombre no nos victimizamos en los medio de información por tanto
en muchos casos estas situación que claramente son una fuerte
discriminación quedan ahí en la anécdota personal, alguien dirá pero
existen instituciones que defienden estos atropellos, en los personal son
meras instituciones de fachada, nunca he logrado nada a través de estas
instituciones de gobierno. Estando en un consejo de profesores, broto el
problema del cubrir cursos, ante lo cual solicite que se transparentara el
horario, el director lo aprobó la idea, pero nunca se llevó a cabo la
acción.
Qué rol desempeña la orientadora en este capítulo, aparte de ser tan
arpía como la inspectora general, simplemente su papel era hablar mal y
denos-tar a los profesores, hacerse cómplice de toda la maldad de la
directora e inspectora general, pero su principal rol frente a los alumnos
(trabajo si-lencioso según ella), fue casi nulo, su quehacer o rutina diaria
consistía en tomar café y bajar información de internet, para luego hacer
creer que era de su creatividad, felizmente todo cae por su peso, y
después del término de la época del terror, que coincidió con la salida de
la peor directora que he conocido en mi años de servicio, espero que no
me cruce con otra peor, (en mis relatos más adelante tendré que
reconocer que me equivoqué) en una de las buenas acciones de mi
director, logro que esta seuda orientadora fuera sacada del servicio.

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Capítulo XVIX
Director progresista pero temeroso
La llegada de un nuevo director, fue para muchos aires de nuevos
tiempos, ojala de justicia y ecuanimidad, pero a poco andar nos dimos
cuenta que no era mucho lo que podíamos esperar, sin desconocer que
aporto mucho al desarrollo del colegio, sin embargo se dejó influenciar
por los poderes facticos que han manejado a los colegio por años, con lo
cual perjudico a algunos colegas, favoreciendo a otros, quizás si su peor
defecto, aparte de dejarse influenciar como lo dije anteriormente, fue el
tremendo temor que tenía a los apoderados sobre todo cuando los temas
presentaban algún grado de conflicto, en tal caso en lo personal viví una
situación que por parte de él pudo haberse manejado de mejor manera,
todo comenzó con una tremenda falta de respeto de parte de un curso
hacia una colega, posterior a la hora de almuerzo, hora en que la mayoría
de los colegas quedaban casi sin apoyo por parte de la dirección y la

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inspectoría general, como dentro de los insultos del curso hacia la colega
fui incluido, ella se comunica conmigo a través de una paradocente, al
presentarme frente al curso y mientras les llamaba la atención una
alumnas de espalda a mi comienza a remedar mi actuar, ante lo cual me
acerco a ella y la tomo de los hombros, la doy vuelta hacia mí y le digo:
-“A mí no me faltas el res-peto”, a reglón seguido me retire a mi sala de
clases, testigo de esto fue la colega agredida verbalmente, y la
paradocente. Pasado un rato y a la hora de salida, por parte de la
dirección fue citada la colega en cuestión, pos-teriormente la citación fue
para mí, ya frente al director relate los hechos tal como ocurrieron, a la
vez me entere que la alumna, apoyada por sus compañeras habían
narrado los hechos, en donde por supuesto ella habría exagerado la
situación con el fin de verse favorecida o en su defecto aparecer como
víctima (la manipulación de situaciones en el género feme-nino es casi
natural). Con el correr de los días esta situación se fue acen-túando, ya
que tanto la madre, como el padre de la alumna en cuestión, presionaron
a la dirección buscando un supuesto castigo tanto para mí o para la
profesora agredida verbalmente, lo curioso de todo esto fue que tanto la
profesora jefe del curso, opto por asumir la actitud de Poncio Pi-latos, o
sea lavarse las manos y declararse neutral, más aun cuando en reu-niones
de apoderados la madre de la alumna, según comentaban otros apo-
derados, hacia show, incluso con lágrimas en los sus ojos, diciendo “que
el profesor había arrastrado a su hija por toda la sala, tironeándola para
allá y para acá”, me recuerda este mismo show de parte de otra mujer
manipuladora que apareció en la TV insinuando una cierta situación de
tipo sexual de parte de un conocido conductor de TV, con el tiempo todo
se derrumbó, pero la mujer ni siquiera pido perdón. Estando al filo de
las vacaciones de invierno, en mi interna me imagine que todo este lio
llegaría hasta ahí, pero cual sería mi sorpresa que cuando regresamos de
nuestras vacaciones, el director me comunica que estábamos citados al
ministerio de educación, mas puntualmente a las oficinas de los
supervisores del sec-tor que nos corresponde, era un día muy asoleado, a
pesar de ser invierno, a mi colegio llego una camioneta blanca con el
logo de la empresa sos-tenedora, en ella venían dos personas; el chofer, y
otro varón que jamás había visto, a estas personas nos agregamos mi
director y yo, nos hacer-cábamos al medio día, dentro de la camioneta de
doble cabina, se apre-ciaba una cierta tensión, nadie hablaba, solamente
yo que silbaba una can-ción, llegamos a nuestro destino que era en el
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centro de ciudad gótica, de todas las personas que viajábamos, bajamos
tan solo tres, mi director, aquella persona que jamás había visto y yo, el
chofer se mantuvo en el vehículo, supuestamente buscando algún
estacionamiento. Subimos a pi-sos superiores de aquel organismo
público, en donde nos esperaban dos funcionarias, no hicieron pasar a un
módulo en donde había una mesa re-donda, nos sentamos y solo faltaba
el apoderado acusador, el cual llego pasado un rato, no recuerdo quien
hizo un breve relato de los hechos, que nos llevaron a aquella reunión, a
continuación tomo la palabra el apo-derado quien baso su exposición en
la supuesta falta de dominio de la pro-fesora, que curiosamente no se
encontraba presente, en un momento deter-minado una de las
supervisoras solicito antecedentes de la alumna, como sería su hoja de
vida, dirigiéndose a mi director en cual un poco con-trariado respondió
que no la tenía, pero más sabe el diablo por viejo que por diablo, le
respondí que yo si la tenía, y metiendo mi mano a mi bolsillo extraje la
citada fotocopia de la hoja de vida, la supervisora al leerla ex-preso,
-Pero esta niña no es de los trigos muy limpios- en un instante de la
reunión, una de las supervisora se paró se fue y jamás volvió a dicha
reunión. Esta reunión, que más que reunión parecía un juicio, al fin y al
cabo toda la supuesta acusación contra mi persona se fue diluyendo,
destaco dos situaciones; cuando el representante de la empresa sostene-
dora de mi colegio, expreso: “Cuando venía viajando hacia acá, pensé
¿Qué habrá hecho el profesor para que nos hayan citado al ministerio de
educación?, pero después de escuchar lo antes expuesto he llegado a la
conclusión que la situación me parece doméstica. Posteriormente ya en
el vehículo que nos trasladaba a nuestro lugar de origen, el funcionario
sen-tado en la parte del copiloto de la camioneta, se gira y le expreso a
mi di-rector; “Para otra vez, cuando se le presenten situaciones
parecidas, y no sepa cómo resolverlas, envié a las personas a mi oficina”.
Pasaron algunos días de este mal rato para mí y bochorno para mi
direc-tor, estando ambos en forma fortuita en la oficina de la secretaria,
mi direc-tor me dice: “Profesor ¿está más tranquilo?” Ante lo cual le
respondí ¿Y por qué debería estar intranquilo? A lo cual me responde
“Bueno por el problema con el apoderado, que terminamos en el
ministerio” yo conteste; “Director jamás me sentí nervioso, es más si la
situación se volviera a re-petir no cambiaría nada de mi accionar frente a
la alumna y el apoderado, mi rol es educar y formar por tanto si alguien
me falta el respeto tendré que llamarle la atención”.
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Capítulo XX
Una nueva dirección, una nueva ilusión
Quienes inventaron aquellos dichos que en pocas palabras nos dan a
enten-der algo muy significativo, y para este caso calza aquel que dice
“escoba nueva barre bien” toda dirección que asume la dirección de un
colegio, sea este de cualquier índole de financiamiento, inicia su labor
con aires reno-vados, llenos de ideas nuevas, muchos proyectos en
carpeta, y así fue esta administración trajo aires nuevos, cambio el feo
uniforme dejado por la antigua dirección (buzo para todo) por otro más
cargado al colegio parti-cular subvencionado, se recuperaron sitios llenos
de tierra, que casi se entregaron al olvido, la visión cambio el agrado

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visual del colegio era del gusto de toda comunidad escolar, sin
diferencias, sin embargo con el co-rrer del tiempo, me daría cuenta que
mis días estaban contados. Al re-bobinar el tiempo, recuerdo que ese día
de marzo, volvíamos después de unas placenteras vacaciones,
llegábamos con la curiosidad de conocer la nueva directora, como en lo
personal mantengo una relación sentimental con una de mis colegas, le
expreso a mi señora que ingrese primero y unos pasos más atrás ingrese,
tratando de evitar cualquier mal entendido de parte de esta nueva
administradora educacional, pero todo fue en vano ya que el ex director,
en una actitud de poca hombría para mí, a medida que los y las colegas
ingresaban él le relataba lo bueno y lo malo de cada uno de nosotros, por
tanto la nueva directora ya tenía una visión (buena o mala) de cada uno
de nosotros. Al poco tiempo la fuimos conociendo y su perfe-
ccionamiento enfermizo por cada una de las cosas, una falta de respeto
ha-cia el cumplimiento de los horarios, tanto a nivel del personal de
servicio como de sus pares que la acompañan como directivos docentes
(los días lunes reunión hasta un horario más allá del contrato estipulado)
en tres años, no sé si los corrió o los aburrió, ha cambiado tres veces a
sus ins-pectores generales, a la primera la hizo llorar en reiteradas
ocasiones, sin embargo incomprensiblemente esta colega, quiero creer
que a solicitud de esta mujer ha vuelto a este colegio lleno de ambiente
toxico. Usualmente los directores en la última reunión, al cierre del año
escolar, daban a co-nocer cargas horarias y jefaturas de cursos, pero ella
rompió este esquema y la transformo y en una estresante reunión
individual, que más que estar frente a una jefa, uno sentía estar frente al
juicio final, y para muchos lo fue ya que en esa inquisidora reunión se le
comunicaba que ya no contaba con sus servicios o lo enviaba a
disposición del servicio, usando ese mal-dito poder que le dieron los
políticos a estas personas (5% sacar a los pro-fesores del plantel),
lamentablemente debo decir con toda propiedad, y eso porque lo viví
muchas veces en las jefas prevalece lo sentimental por sobre lo
profesional, y más aun con esta directora con formación de escuela
particular subvencionada, la que exige o exigía el 110% o 150%.
Por tanto ella hacia presente, en aquella reunión-enjuiciamiento que el
colega a pesar que cumplía, le hacía ver que lo había faltado la chaucha
para el peso.

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Con respecto a mi persona, siempre sentí que sobre mi cabeza estaba
la espada de DAMOCLES, hoy miro hacia atrás y me doy cuenta que en
aquel marzo cuando llego esta mujer mis días estaban contados, solo es-
peraba un tropezón cualquiera para deshacerse de mi persona, me puso a
prueba en montones de exigencias, muchas de ellas no tenían nada que
ver con mi rol ni mi contrato, siempre cumplí, nunca llegue atrasado,
jamás sobre pase los permisos administrativos (6 días) anuales, es más
estando en enlaces, sin tener porque impartía docencia, cosas que otros
encargado de enlaces no hacen, busque, y registre sobre 30 sitios web,
que fueran útiles tanto a alumnos como a profesores, descargue muchos
video edu-cativos, tome el taller de futbol voluntariamente, y ese mismo
año dirigí la selección del colegio, que llego a los cuartos de final. En
otra ocasión me solicito que hiciera de fotógrafo, que editara videos, área
que no do-minaba, pero como jamás me doy por vencido lo hice y
aprendí solo como muchas cosas he llegado a dominar y conocer. Nada
le resultaba para sacarme del colegio, sin embargo la situación que tanto
busco le cayó del cielo, una tarde ya pasado la mitad del año, casi a la
hora de salida, un alumno claramente fuera de sus cabales (posiblemente
drogado, hoy muy comun en algunos alumnos), intenta salir de la clase
antes de la hora, la colega se vio sobre pasada ante lo cual solicito ayuda,
principalmente de inspectoría general como paradocentes, no lo logro,
ante esto me pide ayuda en forma telefónica, me dirijo a la sala en donde
se desarrollaban los hechos, el alumno en cuestión se encontraba fuera de
sí, tanto que trato de agredirme en reiteradas ocasiones, agregando
insultos tanto a mi per-sona como a la colega que solicito auxilio, esta
situación llego distor-sionada a los oídos de esta directora, llegando a
redactar un documento en el cual el alumno paso a ser víctima y los
agredidos como los victimarios, me hizo firmar al otro día dicho
documento, el cual tiempo después sería usado como mi certificado de
defunción, para sacarme del colegio, con la complicidad de la jefatura
mayor de mi empresa, en donde jamás se me pidió que expusiera mi
visión de la situación vivida, curiosamente las persona en tela de juicio
fuimos dos, pero solo salí yo, la otra persona que ocasiono todo este
embrollo no le paso nada, lógico es mujer hoy ese colegio más parece el
club de LULU, tanto es así que ni siquiera existen auxiliares hombres tan
útiles en un colegio a la hora de reparar algún des-perfecto, ahora me
pregunto ¿la tan mentada discriminación funciona solo para el género
femenino? al parecer así es. Finalmente quiero expresar que los filtros
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psicológicos, a nivel de la evaluación de los docentes admi-nistrativos
¿estarán fallando? Por qué no existe otra explicación, o a lo me-jor yo
estoy equivocado y este es el perfil que la empresa necesita con lo cual
los colegio son verdaderos feudos, así la educación no llegara jamás a
ningún puerto, este no es un problemas de una evaluación docente más o
menos, ni tampoco de “unos dólares más” acá claramente los directores
(y espero que no todos) no dan ni el ancho, ni el largo ni el alto. Y
puchas que tengo altura moral para decir esto, me respaldan mis 45 años
de ser-vicio EN AULA, y mis tres SIMCES logrados, pensándolo bien a
lo mejor poco importan ya que prevalecen otros intereses en nuestro
tiempo, como bien sabemos hoy los alumnos son clientes y los miran
como un producto. Hasta que en forma artera, en febrero de ese año me
informa que he sido trasladado a otro colegio, el cual no era muy
apetecido por los profesores, como lugar de trabajo, los primeros días
fueron terribles, pero soy creyente y si existe Dios, con el correr de los
días la situación no fue tan terrible, ya que todo esto coincidió con la
llegada de un director interino, el cual a nivel de alumnos le dio otro
cariz, mejorando enormemente el ambiente a nivel de educandos. Quiso
mi protector celestial que esos últimos años antes de jubilar fueron los
mejores que viví en aquella comuna, no sin antes hacer llegar una carta
al alcalde de la comuna de aquellos tiempos, denunciando a esta
demencial directora, (hoy como un chiste directora subrogante de otro
colegio), en los casi tres años que labore en aquel colegio menos
valorado por la empresa, el Sr. Gerente fue tan solo una vez y fue
después de la carta enviada, esta directora volvió a postular perdió el
concurso y me alegra de sobre manera que mi carta aportara a su fracaso.

Mi conclusión final es que mi amada educación y profesión sino


cambia de rumbo en un lapso de poco tiempo morirá.
Esta profesión base de cualquier sociedad, y menos preciada en los
tiem-po que vivimos, no saldrá a flote por mas dinero que se le ponga,
esta labor es única, no puede ser considerada “UN BIEN DE
CONSUMO”, ni tam-poco se puede medir a directores ni profesores con
metas como si esto fue-ran una empresa o tienda de mall, acá se forman
personas no se fabrican, ni se desarrollan en serie.

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