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PUNTO DE ENCUENTRO

Malu Kruk
Los sitios que se consideran puntos de encuentro son aquellos que tienen un campo abierto, en
lo posible despejado y se pueden considerar como área de refugio.
hoy mi jefa me preguntó
¿qué estás escribiendo?
sonreí
compensación y beneficios

 
construimos recuerdos con
las mismas herramientas
con las que construimos poemas
la poesía no es un privilegio
solo el olvido
 
Pedraza al 3900

adentro y afuera
del barrio
las primaveras
no traen flores
a mi no me dejaban jugar en la calle
y, sin embargo,
todas las esquinas
cornisas de humo 
tetra mordisqueado
perros sobrevivientes
bingos clandestinos
pasillos ajenos
la cumbia al palo
los vecinos que no conocí
el 9 
Warnes y Obon
mis amigas de Caraza, Ilaza o del tercero
aunque ya no viva ahí
aquel rancho de Pedraza
donde fui feliz
con mis hermanitos
con mis abuelos
con Teresa y Juan
aquel jardín de árboles inmensos
sigue sugiriéndome poemas
de madrugada
cuando no puedo dormir
hoy me toca viajar parada

miro a través de la ventana


reconozco
todos los rostros
contenidos en auriculares
el cansancio de las bocas
las rodillas y sus aureolas
las voces aún dormidas

dibujo nombres en los cuerpos


ahí está Juan tiene 5 pibes que alimentar
allá va Daniela de la facultad al estudio contable
miren a Ezequiel acaba de morir su abuelo
que además era su padre

coincido en los bostezos


un hilo tensando los sueños
mientras funambulistas
caen e intentan la hazaña
una y otra vez 

habitamos en el transporte público


las formas de la ausencia
y de la insistencia
también

 
mi hidalguía es simple

vestirme todos los días para ir a trabajar


la jornada completa
después de dos horas de bondi de ida
dos más de vuelta
y aún así
conservar las ganas
 
nueve horas en la oficina

fuera de mi casa entre extraños conocidos que ululan


pájaros fueras del nido
adentro del calendario los
lunes parecidos a los martes
parecidos a los miércoles parecidos
a los jueves parecidos a los viernes
un encabalgamiento donde el tiempo
se trenza en cuenta regresiva
con gente que apenas conozco
hace más de diez años
Abril habla de su deuda con la tarjeta de crédito
Franco inicia un romance con la piba nueva de atención al cliente
Mateo y Bruno se reúnen por cuarta vez en la máquina de café
sé que existe un trato implícito cierta
complicidad que nos hermana
creo que al ajedrez lo inventó un administrativo
el reloj es un fogón sobrepoblado
la suma de todas las horas que entregamos
para vivir dignamente
 
¿es posible nombrar
aquello que olvidamos?
hay cosas 
también personas
que no recuerdo del todo
vienen a mí
vertiginosamente
susurros amorfos
rostros familiares
esquirlas 
sí  pedazos
que lo desestabilizan todo
tiemblo y pierdo
el pulso  la ropa los escondites
la defensa
trinchera
 
con el dedo índice
y puntillosa delicadeza aplastaba
centenares de hormigas cada tarde
 
llegué a tirarles agua hirviendo
por ese agujerito del que salían enfiladas
cargando pedazos de hojas o de cuerpos de polillas
 
entonces aprendí
a observar las siluetas
y sus sombras desolladas
 
identifiqué sus mecanismos de defensa
la manera en que se movían en el caos
sus voces en la desesperación
 
desprevenida, a veces siento
el peso de una falange en mi cabeza
o la correntada escociendo mis pies
 
tenía 5 años
deslumbrarse era fácil
desligarse también
 
escribir un poema
no es levantar un puente
al contrario
un poema es el piquete
la manifestación
son los rostros
amontonándose
las voces
cortando el tránsito
las cacerolas vapuleadas
el reclamo
huir de mi mamá

de todo lo compartido
escarbar el lugar común
desfondarlo con una cuchara y mientras
estoy acá sentada, esta silla gira
una tómbola o un reloj o un planeta
en frente, mi jefa que no sabe
¿qué son estas sombras difuminadas?
mamá prende un cigarrillo
es joven
yo juego en la terraza
me asombra un monstruoso árbol del baldío
mi abuela me llama para tomar el té
crecí entre grandes relatos de mujeres
entre Chile y Tucumán
crecí sometiéndome
¿qué clase de curvas te deja eso en el cuerpo?
¿qué tipo de espalda?
tengo que terminar un trabajo para la oficina
contesto un mail y pienso
cuándo será viernes, cuánto falta
mamá prende otro cigarrillo
después de comer
a veces su juventud implacable y salvaje no me deja concentrar
¿quién acaso podrá escapar de aquello a lo que pertenece?
legajo 2623

seguirán muriendo por sobredosis


los cantantes famosos los artistas los viejos de un infarto
el estrés hará de las suyas en el siglo XXI
los ataques de pánico poblarán historias clínicas
serán evidente el caos, la ansiedad, la paranoia
leeremos sus nombres en las redes sociales
ciudadanos dignos de titulares 
conoceremos parte de sus historias
empatizaremos con cada pérdida
muertos por causas naturales, enfermedad o tragedia
sin embargo, nadie hablará jamás de los administrativos
que morimos cada día detrás de un escritorio
ni siquiera nosotros  mismos
conocemos nuestro rostro
pasamos desapercibidos
nadie nos nombra
algunas consideraciones sobre el trabajo

I
del trabajo me gusta que nadie me vigila y
puedo escribir poemas
y así, de a poco, con cada verso
planifico mi salida
también elaboro los informes para el profesorado
es decir, organizo mis clases
en la oficina, la revolución
un gesto de libertad detrás de un Word
 
II
que siempre hace diez años
el primer día hábil cobro mi sueldo
indefectiblemente
el trabajo es el único lugar seguro
un matrimonio estable y desenamorado
una pareja que funciona, como tantas
 
III
tuve rutinas alguna vez
vivían mis abuelos
sabía exactamente aquello que iba a pasar
si se cortaba la luz conocía
la ubicación de cada cosa
las latitudes y longitudes de cada hábito
los manteles los horarios los rituales de familia
las estaciones comenzaban puntuales
con sus temporadas de costa o nieve
incluso las catástrofes naturales
estaban dentro del plan de emergencia
me aferro al trabajo porque
alguna vez supe algo
un poquito 
del futuro
 
Juan

ese día 
cuando te besé
por última vez 
estabas muerto
vestido de blanco 
rosario en mano
supe de los cajones
que guardan cuerpos púrpura
conocí a tus hermanos y cuñadas  
entendí por qué 
no querías que te velen
te compré flores 
admití en silencio
el significado de la palabra
definitiva es decir
comprendí aquello de
para siempre
dónde se archiva el tiempo juntos dónde
la risa        el aire   la promesa del instante
o del futuro  dónde el cuerpo abandonado
de tiempo y gravedad y carne    dónde
cómo le llevo flores al recuerdo   cómo
se entierran estos muertos  me refiero a 
mi corazón las palabras  los caminos 
que aún te nombran
Irma 

caballito blanco
sácame de aquí
llévame a mi pueblo
donde yo nací

creo que dejé las manzanas verdes cuando te fuiste 


también abandoné los libros, por un rato
leer era hablar con vos y ya no estabas
dolía

guardo en mi corazón la forma de tus manos, tan lindas manos, redonditas


a tu mamá también le gustaban ¿cómo se llamaba? ah, sí, Melania
¿cómo era? dale,  contame otra vez 
¿por qué te viniste de Chile tan joven?
¿abuela realmente estabas enamorada? ¿realmente?
¿cuál era tu sueño? nunca te lo pregunté

sostengo la furia de quien encuentra una respuesta


la única
te extraño
nómina femenina

en la empresa
poco a poco
me fui enterando
de que era mujer
con 20 años desconocía 
las áreas que vinculaban las curvas
desde mis romances con compañeros
mi humor hasta la combinación de mi ropa
todo se reducía a la superficie
si garchaba o no
si iba bien vestida 
mi predisposición
mi linda sonrisa

una década después 


acá seguimos siendo muy pocas
y me cuestan las rutas
de las conversaciones
que escucho
cotidianamente
corséts en las cinturas 
las tetas los culos 
la inteligencia el sexo
después de todos los filtros
las personas
y aún después
las mujeres

¿cuántas veces me nombró 


mi propio machismo?
punto de encuentro

si el apocalipsis nos encuentra


en esta oficina
compañeros
que nos encuentre unidos
una vez sepamos
las tareas del sector contiguo
hagámonos
esas preguntas
entendamos por qué
Magdalena tiene complejos
con los negros 
Leonardo se la pasa hablando  
de los gatos
David pone excusas 
para no llegar a su casa
y yo, aún con todos los motivos,
no puedo renunciar
acerquémonos
si explotan los teléfonos
y las ansias
seamos sinceros
blanqueemos
porque estamos acá
descubramos
dónde está el punto de encuentro, ese que 
desde seguridad e higiene
indicaron en caso de incendio
si el fuego lo arrasa todo
la madera de estas mesas 
la cuna -digamóslo- de nuestras piernas
si no llegamos a leer la comunicación institucional 
con el instructivo que nunca recibimos
para evitar nuestra muerte
que no es precisamente esta lumbre,
compañeros
quizá esta sea
una buena oportunidad para conocernos
tuve un sueño

una zanja de agua dulce atravesaba


el barrio
mi papá me señalaba
a dos de mis hermanos
jugando, mientras
el río subía
me zambullí
sin pensarlo
y nadé

Nicolás era muy chico


Carolina tenía 17 años
cuando estaba por alcanzarlos
una ola me empujaba hacia atrás
ellos seguían jugando
ignoraban mis esfuerzos
mi papá frenético los señalaba
allá están, andá
yo obedecía y seguía el rastro
de sus ojos

aún hoy
distingo esa distancia
sostengo la mirada de mi viejo
no puedo alcanzarlos

y ya no estoy dormida
todo
a partir del lenguaje
es
un conjuro
o
una mentira
ahogarse

dije mamá
con la misma pena que amé mucho 
después empecé terapia 
aquella sensación de abandono un perro callejero 
con la lengua afuera y el corazón adentro ladrando    
debajo del agua se hinchan los placares de Doña Irma
el silencio la mesa grande del abuelo todas 
las habitaciones de esta casa se inundan pero
¿acaso el hueco no te sugiere todavía respirar?
no conozco a mi hermano

cuando éramos chicos hablábamos


lo recuerdo abrazado a la cintura de mi vieja
él hacía chistes en la mesa
pero ahora a penas
confirmo en él el gesto
un destello de aquella desfachatez
restos que a veces
son puentes otras espejos
el silencio y los años pueden
revelar anchas avenidas abandonadas
y, al mirarnos,
uno de cada lado de la calle
reconocemos las flores
que pisamos
Amazonia

la luz de todos mis muertos incendia la selva


atraviesa las lupas

los bomberos y el agua, insuficientes


las víctimas, demasiadas.

la memoria es la casa de otro que se quema


la ceniza del árbol dilatada

un mamífero huérfano
doblándose.
antigüedad 
12 años y me resisto
férreamente
a traer  el equipo de mate
o empapelar de fotos mi escritorio
no quiero que mi sobrina me vea
así, con todas estas máscaras sueltas
para camuflarme de los otros
me rehúso temo
dejar alguna huella un rastro
no voy a escribir mi nombre en la  pared
ni delataré mi plan de fuga
tipeando una presentación institucional
no puedo encariñarme con nada
paso de largo
 
sobre las distracciones cotidianas
“La muerte correcta está escrita”
Anne Sexton
 
la oficina las mismas personas la perforación de cada hora
escucho el tipeo de mi teclado y de otros también
mientras, saco un café de la máquina expendedora y otro y otro
y miro el monitor vomitando letras y números
expectorando de vez en vez alguna mariposa, me distraigo
Sylvia Plath está jugando con la espita de gas
es una niña traviesa y punzante deseando la lluvia
vuelvo, me digo a mi misma algo sobre pagar el alquiler y las expensas
algo respecto a sobrevivir y otras alternativas para llegar a fin de mes
entro a la reunión programada y, sin quererlo,
recuerdo que subirse a un avión es como subirse a un tipo
una vez arriba, no podes abrir las puertas
mi jefa me sonríe, gesticula sobre el contexto y
que todos tenemos problemas que resolver
la sigo pero, honestamente, no sé a dónde va
ahora doy vueltas en la calesita de caño de la plaza
con mi hermana al lado, de brillantes rulos, tendrá unos 5 años
giro con el viento, nos reímos desconsoladamente
todo pasa tan rápido el Excel abierto la gente trabajando
o perdiendo el tiempo o trabajando, es lo mismo
entonces la veo, cruza delante de mi escritorio
Anne Sexton tiene puesto el abrigo de su mamá
tenue determinada impávida se dirige al garaje
¿desde cuándo hay uno en el ala comercial?
me acerco y le sonrío
la mirada que me devuelve es de horror y primavera, empozada
son las 4 de la tarde
y no entiendo cómo se me pasó el día
 

estoy en la orilla
el viento me pega en la cara
los recuerdos son bofetadas
pero… ¿a quién se la devuelvo?
el tiempo no tiene mejillas
feedback loop 

muy pronto
voy a dejar mi trabajo
o tal vez no 
como dice mi psicólogo
todos hacemos cosas para vivir
la forma de mi duelo
serán mis poemas 
la carta de renuncia
la lluvia

la mesa tendida
el baldío
las galletitas en cajas de lata
el beso de las buenas noches
las meriendas con mi abuela
mis hermanos chicos, tan chicos

la lluvia es la institución de la melancolía


¿hay
muerte
después
de la
vida?

¿hay
muerte
después
del
amor?
armo mi cuerpo cada día

entre mate y mate


un soldado fuerte
adiestrado
que ve el hueso
y babea
quisiera tanto desaprenderlo todo
esta ciudad 
este trabajo 
este campo de batalla 
me visto con el excedente
de la madrugada
compro estrellas por dos pesos
me entrego
con la misma fragilidad
la misma fe
esa conmovedora incertidumbre
que cada mañana me despierta
y entonces 
mientras me lavo los dientes 
lo sé
creo en el futuro

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